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Por: . | Fuente: CaminoCatolico.org

Laica

Martirologio Romano: En Sassello (Italia), Beata Chiara Badano, laica, miembro del movimiento de los focolares u Obra de María. ( 1990)

Fecha de beatificación: 25 de septiembre de 2010, siendo Papa Benedicto XVI.

Chiara Badano nace en Sassello (Savona), el 29 de octubre de 1971, después de 11 años de espera de parte de sus padres. En el ‘81, con su papá y su mamá, participa en Roma en el Family Fest – una manifestación mundial del Movimiento de los Focolares: es el inicio, para los tres, de una vida nueva. En su pequeño pueblo, Chiara se lanza a amar a sus compañeras de escuela, a quien pasa a su lado, decidida a vivir con radicalidad el Evangelio que la ha fascinado. Se compromete en seguida y con pasión en el Movimiento, entre las muchachas de su edad.

Pocos meses después, un fuerte dolor en la espalda que notó durante un partido de tenis, hizo sospechar a los médicos. Comienzan exámenes médicos de todo tipo para definir el origen del mal. Muy pronto se descubre el origen del grave mal que la afecta: tumor óseo. Prosiguen los controles médicos y exámenes, y a finales de febrero de 1989 Chiara enfrenta la primera operación: las esperanzas son pocas. En el hospital las muchachas que comparten su mismo ideal se alternan con otros amigos del Movimiento para apoyarla, a ella y a su familia, con la unidad y ayudas concretas. Las hospitalizaciones se vuelven cada vez más frecuentes y con éstas los tratamientos bastante dolorosos que Chiara enfrenta con gran valentía. En cada nueva y dolorosa “sorpresa”, su ofrecimiento es decisivo: “¡Por ti, Jesús, si lo quieres tú, lo quiero también yo!”.

A pesar de lo grave de su condición, Chiara, apenas se lo permite su salud, participa personalmente, con alegría y entusiasmo, a cuanto se vive en el Movimiento de los Focolares.

Pronto llega otra gran prueba: Chiara pierde el uso de las piernas. Una nueva operación resulta inútil. Para ella significa un sufrimiento enorme: se encuentra como en un túnel oscuro, pero encuentra la fuerza para lanzarse de nuevo a amar, y la luz vuelve. "No tengo piernas pero el Señor me ha dado alas... Si tuviera que escoger entre caminar o ir al Paraíso – le confiesa a alguien – escogería sin titubear: ir al Paraíso. Ahora me interesa sólo eso".

Desde pequeña se había comprometido a vivir el Evangelio al 100%, aún con los altos y bajos propios de la adolescencia. Escribe en su agenda, dirigiéndose a sus amigos:

“Salí de sus vidas por un instante. ¡Cómo hubiera querido detener el tren en marcha que me alejaba cada vez más! Pero en ese entonces no lo comprendía. Me encontraba todavía absorbida por tantas ambiciones, proyectos y quién sabe qué otras cosas (que ahora me parecen tan insignificantes, frívolas y pasajeras). Otro mundo me esperaba y no me quedaba más que abandonarme. Pero ahora me siento envuelta en un espléndido designo que poco a poco se me va revelando”.

El médico que la asiste, no creyente, y muy crítico frente a la Iglesia, queda cada vez más profundamente impresionado por su testimonio y el de su familia: “Desde que conocí a Chiara, algo ha cambiado dentro de mí. En ella hay coherencia, en ella todo el cristianismo me encaja”.

Su relación con Chiara Lubich (fundadora de los focolares) es estrechísima: la mantiene continuamente al día acerca de su estado de salud y de sus conquistas y descubrimientos. El 30 de diciembre del ‘89 Chiara le responde: “…Te siento toda dispuesta a corresponder el amor de Dios y a darle tu sí continuo. Yo te sigo constantemente con la oración y con todo mi amor. He escogido la Palabra de Vida que deseabas: ‘El que permanece en mí y yo en él, éste da muchos frutos’. ¡Hasta luego, Chiara! Le pido al Espíritu Santo el don de la fortaleza para ti, para que tu alma, por el amor a Jesús Abandonado, pueda siempre ‘cantar’. …”

Aun habiendo quedado inmóvil, Chiara es activísima: sigue por teléfono el grupo naciente de Jóvenes por un Mundo Unido de Savona; se hace presente en los Congresos y actividades varias a través de mensajes, tarjetas, carteles; hace locuras para que sus amigos y compañeros conozcan a los gen y a las gen … Invita a muchos de ellos al Genfest ’90 (manifestación internacional de los Jóvenes por un Mundo Unido, en Roma, en mayo del ’90), el cual por fortuna puede seguir en directo gracias a la antena parabólica instalada en el techo de su casa.

Al inicio del verano, los médicos deciden interrumpir las terapias: el mal se presenta ya incontenible. En seguida la joven informa a Chiara Lubich de su situación. Es el 19 de julio del ’90: “La medicina ha depuesto sus armas. Al interrumpir el tratamiento médico, han aumentado los dolores en la espalda, y ya no puedo prácticamente girarme hacia los lados. Me siento tan pequeña, y el camino por recorrer es tan arduo…, con frecuencia me siento sofocada por el dolor. Pero es el Esposo que viene a visitarme, ¿verdad? Sí, yo también repito contigo: “Si lo quieres tú, lo quiero también yo”… ¡Estoy contigo, convencida de que, junto a Él, venceremos al mundo!”

Chiara Lubich en seguida le responde: “No tengas miedo, Chiara, de decirle a Él tu sí, momento por momento. Él te dará la fuerza, ¡tenlo por seguro! Yo también rezo por esto y estoy siempre allí contigo. Dios te ama inmensamente y quiere penetrar en lo íntimo de tu alma y hacerte experimentar gotas de cielo. “Chiara Luce” es el nombre que he pensado para ti; ¿te gusta? Es la luz del Ideal que vence al mundo. Te lo mando con todo mi afecto…”

Al agravarse la enfermedad se necesita intensificar el suministro de morfina, pero Chiara Luce lo rechaza: “Me quita la lucidez, y yo, a Jesús, le puedo sólo ofrecer el dolor”.

Durante un momento de sufrimiento físico particular, le confiesa a su mamá que en su corazón está cantando: “Heme aquí, Jesús, también hoy delante de Ti…” Para ella está claro que dentro de poco podrá encontrarse con Él y se prepara. Una mañana, después de una difícil madrugada, le viene espontáneo repetir a intervalos breves: “Ven, Señor, Jesús”. Son las 11 cuando inesperadamente viene a visitarla un sacerdote del Movimiento. Chiara Luce está contentísima: desde que se había despertado deseaba, de hecho, recibir a Jesús Eucaristía. Se vuelve su viático.

Chiara Luce parte para el Cielo el 7 de octubre de 1990. Había pensado en todo: los cantos para su funeral, las flores, el peinado, el vestido, que había deseado de color blanco, de novia… Con una recomendación: “Mamá, mientras me preparas deberás repetir siempre: ahora Chiara Luce ve a Jesús…. Sean felices, porque yo lo soy”. El papá le había preguntado si estaba dispuesta a donar las córneas: había respondido con una sonrisa luminosísima. Enseguida después de la partida de Chiara Luce para el Cielo llega un telegrama de Chiara para sus padres: “Agradecemos a Dios por esta luminosa obra maestra suya”.

El 19 de diciembre de 2009 S.S. Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión de la Sierva de Dios Chiara Badano, fue proclamada beata el día 25 de septiembre de 2010 en el santuario de la Virgen del «Divino Amore» (Roma-Castel di Leva).

La fiesta en la Iglesia para recordar a la nueva beata, Chiara "Luce" Badano, ha sido fijada para el 29 de octubre.

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Por: . | Fuente: giuseppetoniolo.net

Laico

Martirologio Romano: En Pisa, Italia, Beato Giuseppe Toniolo, laico y padre de familia ( 1918)

7 de marzo 1845 Treviso - 7 de octubre 1918 Pisa

Graduado en Derecho en Padua en 1867, permanece en la misma Universidad en calidad de profesor auxiliar hasta el 1872, trasladándose sucesivamente en Venecia, Módena y, finalmente, en Pisa, donde permanece como profesor hasta su muerte.

En 1878, se casa con María Schiratti, con quien tiene siete hijos. Su familia es una experiencia de rica de ternura y oración, una familia donde la Palabra de Dios está en casa.

Comienza a interesarse activamente a la Ópera de los Congresos. En el clima cultural de la época, se compromete para que los católicos estén presentes en la sociedad civil. En ese momento ellos comienzan a formar asociaciones para este fin.

El 29 de junio de 1867, nace la Sociedad de la Juventud Católica Italiana, primer núcleo de la Acción Católica Italiana, y después del paréntesis por la toma de Roma del 1870, se llega a septiembre de 1875, cuando, durante el Segundo Congreso general de los católicos italianos, se funda la Ópera de los Congresos y de los Comités católicos, cuyo primer Presidente es Giovanni Acquaderni, fundador, con el conte Mario Fani, de la Acción Católica.

Siguiendo el rastro de esta Organización, el 29 de diciembre de 1889 en Padua, se constituye la Unión Católica para los estudios sociales, cuyo presidente y fundador es propio Giuseppe Toniolo, quien, en 1893, da vida a la "Revista internacional de ciencias sociales y disciplinas auxiliares". Toniolo elabora una teoría sociológica, que afirma el predominio de la ética y del espíritu cristiano sobre las duras leyes de la economía. En sus numerosos escritos, propone una variedad innovaciones: el descanso dominical, el límite de las horas de trabajo, la defensa de las pequeña propiedad, la tutela del trabajo de las mujeres y de los jóvenes. Desde el punto de vista religioso, es un defensor de una acción más incisiva de los católicos en campo social. Desde 1894 en adelante, se convierte en uno de los líderes del movimiento de la "democracia cristiana". Defiende el valor económico-social de la religión, conciliando así fe y ciencia. En 1908, publica el Tratado de economía social. Lleva adelante su profesión y su familia con fidelidad a la Iglesia, estimado por los pontífices de su tiempo. Preocupado por la guerra en curso, prepara un estatuto de derecho internacional de la paz que confia al Papa. Muere en el día dedicado a Nuestra Señora del Rosario, que él acostumbraba a invocar todos los días. Sus restos mortales reposan en la Iglesia de S. María de la Asunción en la Pieve de Soligo.

En Pisa su casa lleva aún intactos los signos de su vida santa y laboriosa. Vivió entre el Véneto y Toscana, pero de él se puede decir, como de pocos otros que no pertenece sólo a ésta o aquella diócesis, sino a la entera Italia católica.

Fue declarado Venerable el 14 de junio de 1971 y beatificado el 29 de abril de 2012.

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Mártires en Siria

Martirologio Romano: En Betsaloe, de la provincia de Augusta Eufratesia, en Siria, santos Sergio y Baco, mártires (s. III/IV).

Etimología: Sergio = aquel que es el guardián, viene del latín; y
Baco = aquel que grita estrepitosamente, viene del griego.

San Sergio y san Baco fueron durante principios del siglo IV importantes militares del emperador Maximiano, quien les tenía en gran estima por la valentía militar desempeñada en sus cargos: Sergio como primicerius (jefe-comandante de la escuela de los gentiles) y Baco como secundarius.

Probablemente debido al alto cargo desempeñado y a la confianza personal con el emperador, se desató una fuerte envidia entre sus subalternos, quienes descubrieron su cristianismo ante él. Maximiano se negó a creerlo y los llamó para preguntárselo personalmente, puesto que el cristianismo era condenado con tortura y la muerte. Ante la declaración de fe cristiana de Sergio y Baco, el emperador les dio una última oportunidad: si hacían una ofrenda a los ídolos, no sólo serían perdonados sino además serían restituidos en sus cargos con aún más privilegios. Sergio y Baco se negaron.

Cuando llegaron al palacio, Maximiano los llamó y dijo ´Sois los más malvados de los hombres, pues a cambio de la amistad que os he dispensado, convencido que observabais el debido respeto a los dioses, desvergonzadamente me habéis ofrecido lo que se opone a la ley de obediencia y sujeción. Pero ¿por qué habríais de blasfemar también a los dioses, a través de los cuales la especie goza de tan abundante paz? ¿No os percatáis de que el Cristo que adoráis era el hijo de un carpintero, nacido de madre adúltera, a quienes los denominados judíos ejecutaron mediante crucifixión, porque, conduciéndolos a error mediante la magia y proclamándose dios, se había convertido en causa de disenciones y múltiples problemas entre ellos? La gran raza de nuestros dioses nació toda ella de matrimonio legal, el del altísimo Zeus, el más santo, que a través de su matrimonio y unión con la bendita Hera les dio nacimiento. Imagino que también habréis oído hablar de los heroicos y doce principales trabajos del divino dios Hércules, nacido de Zeus´.

Baco fue golpeado hasta la muerte. A Sergio se le obligó a correr 18 millas con calzados que tenían clavos hacia adentro, atravesando los pies del santo. Luego fue decapitado (año 303).

Posteriormente fueron construidas iglesias en Constantinopla (ahora mezquita), Acre y Roma. Su fiesta se celebra el 7 de octubre y se pueden ver en varias representaciones artísticas siempre juntos, algunas veces cabalgando como soldados o en pinturas con su uniforme militar y Jesús tras ellos.

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Por: . | Fuente: Santiebeati.it

Monje y Obispo

Martirologio Romano: En la Cartuja de Arvières, en la Borgoña, fundada por él mismo, san Artaldo, obispo de Belley, que tenía cerca de noventa años cuando, a pesar suyo, fue elegido obispo, pero a los dos años renunció, volviendo a la vida monástica, y falleció a la edad de ciento seis años (1206).

Fecha de canonización: Culto confirmado el 2 de junio 1834 por el Papa Gregorio XVI

Breve Biografía


El "Martyrologium Romanum" lo recuerda al 6 de octubre con el nombre de Artaldo, en Francia se lo conoce como Arthaud o Arthold. Nació hacia el 1101 en el castillo de Sothonod, parroquia de Songieu, en Valromey (Departamento francés de Ain cuya capital es Bourg-en-Bresse).

Artaldo transcurrió su juventud en la corte de Amadeo III de Saboya, 1095 -1148, quien murió en Chipre durante la segunda Cruzada. Con casi veinte años, en el 1120, entró en la Cartuja de Portes (Lione) y cuando tuvo 31 años fue enviado a la diócesis de Ginebra, para fundar allí un monasterio de la orden cartuja, fundado en el 1084 por San Bruno.

Pero la primera casa, levantada cerca de Mont Colombier, fue destruida un año después por un incendio; entonces Artaldo se desplazó a la meseta de Arvièrs donde fundó una nueva cartuja convirtiéndose en su prior.

En aquellos días debía ya de tener una reputación de santidad, dado que el papa Alejandro III (1159 -1181) le hacía confidencias en epístolas escritas después de sus confrontaciones con el emperador Federico Barbirrojo.

Muy a su a pesar, Artaldo fue elegido obispo de Belley, ciudad francesa y capital de un condado en la Edad Media, siendo el sucesor del obispo Reginaldo; para evitar asumir el cargo se escondió, pero por poco tiempo, en 1188 se vio obligado a aceptar el nombramiento.

Tan sólo estuvo a cargo de la diócesis por dos años, porque en el 1190 consiguió que el Papa Clemente III (1187 -1191) aceptara su renuncia y por lo tanto pudo regresar a su cartuja en Arvières, dónde vivió santamente hasta los 105 años, su muerte ocurrió el 6 de octubre 1206.
Sus reliquias, reconocidas oficialmente en 1640, durante la Revolución francesa, fueron confiadas a la parroquia de Lochieu, y luego de algunos entierros y exhumaciones, el 13 de abril de 1830 regresaron de nuevo a la susodicha iglesia parroquial.

Su fiesta celebrada por los cartujos el 6 de octubre, fue extendida a toda la diócesis de Belley y luego a toda Europa, de papa Gregorio XVI, mediante decreto confirmó su culto el 2 de junio 1834.
 

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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San Román, obispo

En Auxerre, de Neustria, san Román, obispo (c. 564).

San Ywio, monje

En Bretaña Menor, san Ywio, diácono y monje, discípulo de san Cutberto, obispo de Lindisfarne, que pasó de Inglaterra a esta región, donde vivió entregado a las vigilias y ayunos (c. 704).

San Juan Xenos, monje

En Azogyrea, en la isla de Creta, san Juan, apellidado Xenos, que propagó en la isla la vida monástica (s. XI).

San Pardulfo, abad

En Guéret, en la región de Limoges, en Aquitania, san Pardulfo, abad, del cual, ilustre por su santidad de vida, se cuenta que hizo huir de su iglesia a los sarracenos que retrocedían ante Carlos Martel (737).

SAN ABALDERÓN DE WÜRZBURGSan Adalberón, monje y obispo

En el monasterio de Lambach, en Baviera, muerte de san Adalberón, obispo de Würzburg, que, por defender la Sede Apostólica, tuvo que sufrir mucho por parte de los cismáticos y, expulsado varias veces de su sede, pasó en paz sus últimos años en dicho monasterio de Lambach, que él mismo había fundado (1090).

Beato Francisco Hunot, presbítero y mártir

Frente a Rochefort, en el litoral de Francia, beato Francisco Hunot, presbítero y mártir, que, por su condición de sacerdote, durante la persecución contra la Iglesia fue encarcelado en una vieja nave anclada, muriendo víctima de las fiebres (1794).

San Francisco Tran Van Trung, mártir

En la ciudad de An-Hoa, en Annam, san Francisco Tran Van Trung, mártir, que, siendo soldado, resistió enérgicamente las propuestas de apostatar de la fe cristiana, por lo cual el emperador Tu Duc le hizo degollar (1858).

San Ságar, obispo y mártir

En Laodicea, de Frigia, san Ságar, obispo y mártir, que padeció en tiempo de Servilio Paulo, procónsul de Asia, (c. 170).

SAN RENATOSan Renato, obispo

En la ciudad de Sorrento, en la Campania, san Renato, obispo (c. s. V).

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Por: . | Fuente: ACI Prensa

María Francisca de Nápoles

Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, santa María Francisca de las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo (Ana María) Gallo, virgen de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que fue admirable por soportar muchas y continuas pruebas, mostrando una gran paciencia, penitencia y amor a Dios y a las almas (1791).

Fecha de canonización: Fue beatificada el 12 noviembre de 1843 por el Papa Gregorio XVI e canonizada el 29 junio de 1867 por el Sumo Pontefice Pio IX, primera santa napolitana de la Iglesia.

Nació en Nápoles, Italia en 1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio, y la madre era una mujer extraordinariamente piadosa. Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas horas cada día en su taller de hilados, pero la mamá aprovechaba todo rato libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco, admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a varios niños.

Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica. Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse soltera y virgen para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas. El padre montó en cólera y la castigó serveramente; sin embargo, gracias a las influencias y mediación de un padre franciscano, el papa de la santa aceptó dejarla en libertad para que ella siguiese su vocación religiosa. El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de religiosa.

Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis. La Virgen se le aparecía y le traía mensajes. Tras la muerte de su madre, la santa decidió abandonar su hogar y mudarse a una casa cural donde permaneció los últimos 38 años de su vida, siempre en constante oración, penitencia y sufrimiento que los ofrecía por las almas del purgatorio y la conversión de los pecadores.

Poco después, le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo. Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente. El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y el 29 de Junio de 1867 el Sumo Pontífice Pío IX la declaró santa.

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Presbítero y Martir

Martirologio Romano: En el lugar de Tepatitlán, en México, san Tranquilino Ubiarco, presbítero y mártir, que en la persecución contra la Iglesia no dejó de cumplir con sus funciones ministeriales, por lo cual fue colgado de un árbol, terminando así su glorioso martirio (1928).

Fecha de beatificación: 22 de noviembre de 1992 por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía


Nació en Zapotlán el Grande, Jal. (Diócesis de Ciudad Guzmán), el 8 de julio de 1899. Vicario con funciones de párroco en Tepatitlán, Jal. (Diócesis de San Juan de los Lagos). Fue uno de los infatigables y abnegados misioneros en los tiempos difíciles de la persecución. Nada le detenía para ir, lleno de caridad, a administrar los sacramentos y a sostener la vida cristiana de los fieles celebrando la Eucaristía en casas particulares. A principios del mes de octubre de 1928 fue a Guadalajara a comprar lo necesario para el Sacrificio Eucarístico. Alguien le hizo ver que su campo pastoral estaba enclavado en la zona de mayor peligro: «Ya me voy a mi parroquia; a ver qué puedo hacer y si me toca morir por Dios, ¡Bendito sea!». Cuando una noche preparada la celebración de la Eucaristía y la bendición de un matrimonio, fue hecho prisionero y condenado a morir ahorcado en un árbol de la alameda, a las afueras de la ciudad. Con entereza cristiana bendijo la soga, instrumento de su martirio, y a un soldado que se negó a participar en el crimen, le dijo, repitiendo las palabras del Maestro. «Hoy estarás conmigo en el paraíso».

Era la madrugada del día 5 de octubre de 1928.

Fueron muchos los fieles que sufrieron el martirio por defender su fe, de entre ellos presentamos ahora a veinticinco que fueron proclamados santos de la Iglesia por Juan Pablo II.

Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:

Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galvan Bermudez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote

Para ver las biografías de los Mártires Mexicanos del siglo XX
Haz Click AQUI

Reproducido con autorización de Vatican.va

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Presbítero

Martirologio Romano: En Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan Francisco) Carreri, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador de la Palabra de Dios en su tiempo (1470).

Fecha de beatificación: El Papa Benedicto XIV confirmó su culto el 23 de septiembre de 1742.

Breve Biografía


Juan Francesco Carreri, de la noble familia Carreri, debe ser contado entre los religiosos que en el siglo XV más infatigablemente trabajaron por la salud de las almas y por la reforma de la Orden. Cambió su nombre de pila al de Mateo. De niño parecía un ángel por la belleza del cuerpo y por la bondad del corazón. No le faltaron insidias y tentaciones pero él, con la gracia de Dios las superó todas, reportando una completa victoria. Deseoso de abrazar la vida religiosa le pidió a Dios hacerle conocer su voluntad y un día, entrando en la iglesia de Santo Domingo de Mantua, quedó tan suavemente golpeado por la devota salmodia de los frailes, que enseguida decidió entrar en la Orden de los Predicadores. Su noviciado fue uno de los más fervientes, y a menudo el Padre Maestro tuvo que moderar en él su excesivo ardor. La oración, el estudio, la penitencia fueron los medios seguros con que se preparó para su portentosa oratoria. Lombardía y Toscana fueron sacudidas por su ardiente palabra y los prodigios que lo acompañaron. Combatió sin descanso la profanación de los días festivos y las diversiones ilícitas. Llevó un espíritu nuevo a varios conventos, especialmente en aquel de Soncino, en el que introdujo una completa reforma. Cuido mucho de la Tercera Orden haciendo brotar aquella admirable flor de santidad, que fue Luchina de Soncino. Deseaba poder degustar, antes de morir, alguna gota de la Pasión del Salvador, y lo consiguió: La Cruz del Gólgota se le apareció y su corazón fue traspasado por una aguda flecha. Su muerte, ocurrida el 5 de octubre de 1470 en Vigevano, fue seguida por muchos milagros. Su cuerpo es venerado en la iglesia de San Pedro Mártir. Los vigevanenses en el 1482 consiguieron del Papa Sixto IV la autorización de celebrar la memoria litúrgica y, en el 1518, fue proclamado Co-patrono de la ciudad.

responsable de la traducción: Xavier Villalta


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Por: Quintín Aldea Baquero, S. I. | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Eremita y Obispo

Martirologio Romano: En León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagando la vida monástica y distinguiéndose por su beneficencia hacia los pobres (905).

Etimología: Froilán = el señor de las tierras, viene del germánico

Breve Biografía


San Froilán fue uno de los hombres que forjaron la España medieval en las difíciles horas del siglo IX. Dos grandes tareas se imponían a los hombres de aquella época para librarse del angustioso aniquilamiento que les amenazaba: la reconquista del suelo patrio de manos de los árabes y la inmensa obra de colonización que a la Reconquista seguía. Era preciso entonces hacerlo todo. Al recobrarse la yerma y asolada geografía hispánica había que imprimir sobre ella, como sobre tabla rasa, el espíritu, el carácter, la cultura y la pasión de la España cristiana, que re nacía con sello nuevo tras los Montes Cántabros. La acción fe cunda de Froilán, su vida y su espíritu, lleno de afanes de supe ración, quedaron tejidos en la trama de la historia de aquella España.

¿Quién era San Froilán y cuál fue la trayectoria de su vida? Por fortuna, se conserva una corta biografía del ortodoxo varón Froilán, obispo legionense, copiada en elegante minúscula visigótica por el diácono Juan, contemporáneo suyo. Esa copia es del año 920, quince años después de la muerte del santo obispo (905). Ignoramos quién fue su autor. A pesar de su estilo lacónico y de sus adherencias legendarias, podemos reconstruir los rasgos fundamentales de su vida y carácter.

Nace el año 833 en los arrabales de Lugo. Allí recibe durante sus primeros años la enseñanza que los concilios exigían a los candidatos para el sacerdocio. Al llegar a los dieciocho años su vida interior entró en crisis. Dudó entre la vida retirada del desierto o la actividad apostólica. El futuro fundador de cenobios y gran predicador de muchedumbres opta por la soledad de los montes. Los espíritus superiores toman personalmente la iniciativa de su vida y Froilán quiso consagrarla totalmente a la familiaridad íntima con Dios. Buscaba a Dios en aquellos montes y lo encontraba en todas las criaturas, que le hablaban de una belleza arcana y superior. El podía cantar dulcemente aquellos versos de Berceo :
 

Yaciendo a la sombra perdí todos cuidados;
odí sones de aves dulces e modulados.
Nunca udieron omnes órganos más temprados,
nin que formar pudiesen sones más acordados.


Mientras él gozaba de los encantos de la soledad, estallaba en la España musulmana una violenta persecución contra los cristianos. El año 850 comenzó a florecer de nuevo con el rito solemne de la sangre el martirologio cordobés. Rosas purpúreas de esta larga primavera martirial fueron, entre otros, el sacerdote Perfecto, degollado el día de la Pascua mora; el erudito monje Isaac, decapitado y colgado de un palo; el joven Sancho, crucificado; las dos vírgenes Columba y Pomposa, y el más famoso de todos, el bienaventurado Eulogio, aquel hacedor anhelante de mártires, cuya cabeza cortó el alfanje de un solo golpe, a las tres de la tarde del sábado 11 de marzo del año 859.

Tal vez la voz poderosa de esta sangre inocente retumbó entre los montes donde Froilán se escondía y le empujó a organizar una cruzada. Tal vez en el diálogo familiar con Dios sintió la invitación a la vida activa. Nos cuenta su biógrafo, con la ingenuidad de nuestros cantares de gesta y, sin duda, imitando los inicios de la predicación de Isaías, que al joven eremita le acuciaba la duda de si debía permanecer por más tiempo en aquellas soledades. Para liberarse de ella se sometió a la prueba del fuego. Si Dios suspendía las leyes, era señal evidente de su voluntad divina. Froilán introdujo unas brasas encendidas en su boca. El fuego no le causó la más mínima quemadura. Dios había hablado. De los montes se lanzó a los poblados a propagar entre los hombres otro fuego que le ardía dentro. Su vida nos dice escuetamente que recorría las ciudades predicando sin cesar la palabra divina con gran aplauso de todos.

En sus triunfos pastorales sentía irresistiblemente el atractivo de la soledad para reponer sus energías. Acompañado del sacerdote Atilano torna a su retiro. Ambos se escondieron en los montes de Curueño (León). Pero los pueblos en masa le seguían a su celda solitaria. Con las muchedumbres iban magnates y obispos que anhelaban oír su palabra. Entre sus oyentes se despertaron numerosos seguidores cautivados por sus ejemplos. Ante los ruegos insistentes se ve forzado a bajar a la ciudad de Veseo. Allí erige su primer monasterio, que llenará pronto con 300 monjes. Es el comienzo de una nueva etapa: fundador de cenobios. Su fama salta los montes de León y llega a oídos de Alfonso III en Oviedo. El rey le envía mensajeros ordenándole venir a su corte. Honda impresión causó en Alfonso la presencia de aquel monje. Se fija en él para la gigantesca obra de repoblación que había comenzado su padre, Ordoño I. Las fronteras del reino astur-leonés llegaban por el sur hasta la línea del Duero. De Castilla se podía decir lo del poeta: «Harto era Castilla menguado rincón cuando Amaya era corte, Hitero el moyón". Zamora, Toro y Simancas eran fortalezas que espiaban posibles asaltos árabes al reino cristiano. Las zonas fronterizas a ambos lados del río estaban despobladas y devastadas por los reyes asturianos. Lo exigía así la táctica militar. Pero había que ir empujando la frontera más abajo. Para eso, en la zona norte del Duero era necesario levantar los poblados destruidos y poner en explotación las tierras abandonadas. Ninguna fuerza más cohesiva para dar vida a estas preocupaciones regias que la acción colonizadora de los monasterios. Esto lo comprendió cabalmente Alfonso III y concedió al Santo amplias facultades para visitar todos sus dominios y levantar cenobios a cuyo amparo se acogiesen los nuevos poblados. Estas agrupaciones humanas, así formadas, constituían una unidad política cuyo jefe era el abad, y sus agentes y maestros los monjes, que enseñaban las artes de la paz e infundían el espíritu de cruzada en la guerra de reconquista. Froilán puso en juego de nuevo su capacidad de iniciativa y se dio a recorrer las tierras del reino alfonsino. Su beligerante actitud le llevó a fundar dos grandes monasterios cerca de la frontera, a pocos kilómetros de Zamora. El primero fue el de San Salvador de Tábara. En él se congrega con 600 monjes de ambos sexos. Era uno de esos monasterios llamados dúplices, donde las monjas, aunque rigurosamente separadas, tenían la ventaja de la asistencia sacerdotal y de la defensa en caso de invasión.

Fue éste, en el siglo x, uno de los más famosos monasterios por el arte refinado de su escritorio. La pesadumbre del tiempo, insensible a los afanes del hombre, no nos ha permitido ver en su realidad de piedra la arquitectura de esta fundación. Pero, afortunadamente, un códice de su escritorio nos la conserva parcial mente. En el último folio aparece la torre del monasterio, "alta y lapídea", de sillería policroma, con ventanales de arcos de herradura. Sobre el tejado, dos airosas torrecillas con sendas campanas. A los lados de los últimos ventanales, dos balcones voladizos se asoman al horizonte. Tres hombres suben a la torre por unas es caleras de mano y otro hace sonar las campanas tirando de una cuerda. Adosado a la torre está el escritorio. Un pergaminero aparece sentado en un taburete cortando el pergamino con grandes tijeras. En un aposento inmediato están el monje Senior, copista, y Emeterio, escriba y pintor, discípulo predilecto de Magio. Fue Mágio la gloria cultural más notable del monasterio tabarense. Contemporáneo en su niñez de Froilán, elevó a alturas maravillosas el arte de la miniatura, ese arte casto, espiritual y apacible a los ojos, y que mueve el ánima a altas consideraciones". Son todos los datos que poseemos de esta espléndida fundación. Del segundo monasterio tenemos aún menos noticias. Según el citado biógrafo, lo levantó en un emplazamiento alto y ameno junto a las aguas del Esla, al parecer cerca de Moreruela (Zamora). Sólo una frase añade a este laconismo: ..se reunieron allí 200 monjes consagrados a la ascesis de la vida regular". Aquellos cronistas medievales, avaros del tiempo, no nos cuentan nada de los métodos de dirección espiritual del Santo cenobiarca ni del ambiente de perfección que, sin duda, reinaba en estos monasterios. Pero se siente palpitar en estas breves páginas biográficas la dinámica incontenible de Froilán, su temperamento emprendedor, su espíritu sobrenatural lleno de ardorosa elocuencia, su recia personalidad de caudillo espiritual. Esa era la fama que corría de pueblo en pueblo y de comarca en comarca y que cada día ganaba más admiradores. Por eso no es extraño que, al quedar vacante la sede de León, se alzase unánime la voz del clero y del pueblo, reclamando por obispo al abad Froilán. El rey, que no había lo grado convencerle para que aceptase el oficio pastoral, se alegró sobremanera. Vencida su resistencia, fue consagrado obispo de León el día de Pentecostés, 19 de mayo del 900. Ese mismo día recibía también la consagración episcopal para la sede de Zamora su inseparable y santo amigo Atilano. Estas dos lumbreras, dice emocionado el autor anónimo, puestas sobre el candelero, iluminaron con la claridad de su luz eterna todos los confines de España. La Iglesia de León, que estaba dedicada, según una donación de la época, "a los señores, santos, gloriosos y, después de Dios, fortísimos patronos Santa María Virgen, Reina celeste, y San Cipriano, obispo y mártir", recibía ahora clamorosamente por obispo al que había de ser su Patrono hasta el día de hoy. Sólo la gobernó cinco años, pero el heroísmo de sus virtudes y el triunfo de su santidad la aureolaron para siempre.

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 SANTA MARÍA FAUSTINA KOWALSKA


RELIGIOSA 




Apóstol de la Divina Misericordia


PALABRA DE DIOS DIARIA

Sor María Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.

Nació el 25 de agosto de 1905 como la tercera hija entre diez hermanos en la familia de Mariana y Estanislao Kowalski, campesinos de la aldea de Głogowiec. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Świnice Warckie, se le impuso el nombre de Elena. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, la laboriosidad, la obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana. A los 9 años recibió la Primera Comunión. La vivió muy profundamente, consciente de la presencia del Huésped Divino en su alma. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajando de empleada doméstica en casas de familias acomodadas de Aleksandrów, Łódź y Ostrówek, mantenerse a sí misma y ayudar a los padres.

Ya desde los 7 años sentía en su alma la llamada a la vida religiosa, pero ante la negativa de los padres para su entrada en el convento, intentó apagar dentro de sí la voz de la vocación divina. Sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente fue a Varsovia y allí, el 1 de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde, como sor María Faustina, vivió trece años. Trabajó en distintas casas de la Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Płock y Vilna cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera.

Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su singular intensa vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.

Su espiritualidad se basa en el misterio de la Divina Misericordia, que ella meditaba en la Palabra de Dios y contemplaba en lo cotidiano de su vida. El conocimiento y la contemplación del misterio de la Divina Misericordia desarrollaban en ella una actitud de confianza de niño hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. Oh Jesús mío —escribió— cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. (Diario 1242). Sor Faustina era una fiel hija de la Iglesia a la que amaba como a Madre y como el Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia, colaboró con la Divina Misericordia en la obra de salvar a las almas perdidas. Con este propósito se ofreció como víctima cumpliendo el deseo del Señor Jesús y siguiendo su ejemplo. Su vida espiritual se caracterizó por el amor a la Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia.

Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, los dones de leer en las almas humanas, de profecía y de desposorios místicos. Un contacto vivo con Dios, con la Santísima Madre, con ángeles, santos y almas del purgatorio: todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el mundo que percibía a través de los sentidos. Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas las que determinan la santidad. En el Diario escribió:Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios (Diario 1107).

El Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria y apóstolde su misericordia para, a través de ella, transmitir al mundo sugran mensaje. En el Antiguo Testamento —le dijo— enviaba alos profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a todala humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con mi Corazón misericordioso (Diario 1588).

La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:

– Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.

– Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.

– La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.

Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio —dijo el Señor Jesús a sor María Faustina— tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.

Sor María Faustina extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos que ofrecía como sacrificio voluntario por los pecadores, plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, con apenas 33 años. La fama de la santidad de su vida iba creciendo junto con la propagación de la devoción a la Divina Misericordia y a medida de las gracias alcanzadas por su intercesión. Entre los años 1965-67 en Cracovia fue llevado a cabo el proceso informativo sobre su vida y sus virtudes y en 1968 se abrió en Roma el proceso de beatificación, concluido en diciembre de 1992. El 18 de abril de 1993, en la Plaza de San Pedro de Roma, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Sor María Faustina. Sus reliquias yacen en el santuario de la Divina Misericordia de Cracovia-Łagiewniki. Fue canonizada por el Santo Padre Juan Pablo II el 30 de abril de 2000.


(Fuente: vatican.va)

11:49 p.m.

Por: . | Fuente: diocesisdecartagena.org

Sacerdote y Mártir

En diversos lugares de Murcia, España, Beato Antonio (en el siglo Miguel Faúndez López), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores y tres compañeros, asesinados por odio a la fe ( 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Nació en Ribera de Molina el 14 de agosto de 1911, bautizado el 15, Asunción de la Virgen, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Confirmado el 31 de enero de 1919 por el Sr. Obispo de Cartagena D. Vicente Alonso Salgado.

Sus padres, Fulgencio y Emérita, tuvieron además del primogénito Fulgencio diez hijos más. En un ambiente familiar muy cristiano se desenvolvió su niñez recibiendo la Primera Comunión a los siete años. A los 12 años, ingresó en el Seminario de San José. Sus buenas notas y mejor comportamiento ganaron la confianza de sus superiores. En vacaciones publicaba un semanario, “El Ideal” que dirigía, y confeccionaba a multicopista con otros seminaristas. A los 22 años, tuvo que ir al servicio militar y dialogaba con sus compañeros sobre temas religiosos o rompiendo papeles inmorales indemnizándoles con lo que les había costado.

El 15 de junio de 1935 fue ordenado sacerdote, habiéndose preparado fervorosamente lo recibió con mucha humildad y agradecimiento, celebrando su Primera Misa Solemne el día del Corpus Christi en Ribera de Molina con gran fervor como lo había siempre deseado.

Fue párroco de La Paca y Don Gonzalo, donde trató de conocer a todos sus feligreses animándoles a ir a Misa los domingos y festivos y a comulgar. Preparaba muy bien la homilía, visitaba las casas, consiguió atraer a la iglesia a los niños con cine y un belén con movimiento que él mismo fabricó, atendía a los pobres con lo suyo propio y pidiendo a los que más tenían.

El 19 de julio de 1936 fue llevado preso a Lorca acusado de maquinar contra el régimen del gobierno, junto con otros vecinos de La Paca. El Juez tras tomar declaración lo dejó en libertad pero lo retuvieron en la cárcel para enviarlo al Tribunal Popular de Murcia, sabedores de que allí le matarían. Lo llevaron a la iglesia de San Juan, convertida entonces en cárcel, y fue trasladado después a la cárcel provincial para ser juzgado. Su abogado defensor no compareció porque sabía que estaba condenado de antemano. No se pudo demostrar nada de lo que le acusaban. Fue condenado a muerte por ser sacerdote. Cuando su familia hizo intentos de liberarle les decían: “Si es sacerdote, nada se puede hacer por él”.

Confesó sacramentalmente y demostró una gran serenidad. Escribió dos cartas, una a sus padres, familiares y conocidos de La Ribera y otra a su hermano queridísimo Vicente, jesuita. Les decía que ofrecía su vida por el Reinado del Corazón de Jesús, la regeneración cristiana de la patria y por la salvación de La Paca. Murió contento, perdonando a los firmantes de su sentencia y a los demás que le acusaron pidiendo a Dios que los perdonase, despidiéndose de los suyos hasta el cielo.

En la madrugada del día 4 de octubre de 1936, fiesta de San Francisco de Asís, a cuya Orden Tercera pertenecía desde seminarista, no permitiendo que le vendaran los ojos, murió exclamando: ¡Viva Cristo Rey y Viva España Católica! Fue enterrado la misma tarde del 4 de octubre de 1936.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. ANTONIO (MIGUEL FAÚNDEZ LÓPEZ), sacerdote profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 23 Julio 1907, en La Hiniesta, Zamora (España)
martirio: 19 Septiembre 1936 en Bullas, Murcia (España)

2. BUENAVENTURA (BALTASAR MARIANO MUÑOZ MARTÍNEZ), clérigo profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 7 Diciembre 1912 en Santa Cruz, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuello de Tinaja, Murcia (España)

3. PEDRO SÁNCHEZ BARBA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 1 Junio 1895 en Llano de Brujas, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuelo de Tinaja, Murcia (España)

4. FULGENCIO MARTÍNEZ GARCÍA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 14 Agosto 1911 en Ribera de Molina, Murcia (España)
martirio: 4 Octubre de 1936 en Espinardo, Murcia (España)

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11:49 p.m.

Por: Pedro Gómez, C.M. | Fuente: Somos.Vicencianos.org

Religiosa y Mártir

En la Comunidad Valenciana, España, Beatas Josefa Martínez Pérez y 11 religiosas profesas de la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes junto a Dolores Broseta Bonet, laica, fueron asesinadas por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Nació en Cuellar (Segovia) el 30 de enero de 1865 en el seno de una familia numerosa. Sus padres Zacarías y Antonia eran pasteleros y dueños de fincas dedicadas a la agricultura. La casa familiar estaba muy cerca de la parroquia y vecina a la plaza mayor del pueblo. La familia tenía hondas raíces cristianas, por eso los padres educaron cristianamente a sus ocho hijos.

Sor Martina, desde muy niña, se mostró inteligente, audaz y de carácter simpático y muy abierto. Su madre murió pronto y ella se vio obligada a ayudar a su padre en la pastelería. En el desarrollo del oficio y en el mostrador era muy responsable y jovial. Afirman los testigos que la conocieron que en su juventud tuvo relaciones de noviazgo con un joven de Toro (Zamora), pero, aconsejada por el párroco, le dejó porque no le parecía conveniente para ella. A la vez, su padre experimentó una caída del caballo y fue llevado bastante grave al Hospital General de Valladolid, regido por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Allí conoció por primera vez a las Hermanas. En contacto con el dolor, y viendo la labor desarrollada por las Hermanas, surgió en ella la vocación. Es entonces cuando decidió romper su proyecto matrimonial y ser fiel a la llamada de Dios, si su padre se curaba.

En la curación de su padre vio Martina la señal de que Dios la quería para Él. Su padre, que estaba ya viudo, no podía entender que su hija mayor le dejase solo con el negocio y los otros cinco hijos, dos chicos y tres chicas. Los otros dos habían muerto de pequeños. Martina seguirá rezando y esperando. Prepara a sus hermanas para tomar las riendas del negocio de la pastelería y ella decide ingresar en la Compañía. Además, otra hermana había ingresado como religiosa contemplativa en el Convento de las Concepcionistas de Cuellar. ¿Por qué ella no?… Ayudada por el párroco y las hermanas del Hospital de Valladolid, vence la oposición de su padre e inicia su postulantado, que realizó en el Hospital General de Valladolid. Corría el mes de septiembre de 1895 y tenía ya 30 años cumplidos.

Decisión incondicional y valiente

Realizado el postulantado y prueba, ingresa en el Seminario de la calle Jesús, de Madrid, el 26 de febrero de 1896, a los 31 años. A Sor Martina no la fue fácil seguir el camino de la vocación… Ella misma lo comentó con una sobrina suya. Se dudó de la veracidad de su vocación y fue sometida a pruebas fuertes que la llevaron a dudar interiormente. Pasó por momentos muy difíciles y llegó hasta querer abandonar el camino emprendido, pero reflexionó y dijo: “Tengo que poder con el demonio”. Y con la gracia de Dios logró terminar bien el período de formación inicial. Concluido el tiempo de Seminario, recibió su primer destino al Hospicio de Zamora, donde le encargaron los oficios del lavadero y la cocina, cosa que nunca había hecho, pero por amor a los pobres los realizó con abnegación durante 12 años.

Después pasó como Superiora al recién fundado Colegio de la Milagrosa, en la misma ciudad. Era el año 1908. Se enteró de que había gente que no quería mandar sus hijos a este nuevo colegio porque le consideraban de poca categoría. Ella, muy decidida, se hizo presente en el casino y en conversación con los señores que allí estaban trató de persuadirles para que enviaran a sus hijos e hijas al colegio. Estos señores estaban jugando al villar y uno de ellos en broma le dijo: «Si usted hace una carambola yo enviaré a mi hijo». Sor Martina cogió el taco, tiró y consiguió la carambola y también que se llenará el Colegio. A partir de este hecho, Sor Martina se hizo muy popular y la fama del Colegio de la Milagrosa comenzó a crecer.

En 1914 la enviaron de Superiora al Hospital y Escuelas de Segorbe (Castellón), donde había muchas necesidades materiales y también muchas deudas. Ella empezó con la ilusión de mejorar las condiciones de aquella fundación benéfica. Comenzó por procurar la alimentación adecuada de los enfermos, arreglar los dormitorios, clases y demás departamentos del edificio, aportando sus bienes familiares y, solicitando ayudas a personas ricas, pudo renovar materialmente la casa.

Ante la situación de hambre que por entonces asolaba a muchos pueblos, funda un Comedor de Caridad, la “Gota de Leche” para niños mal nutridos y un pequeño consultorio para madres lactantes. También logró abrir un departamento para pobres transeúntes a los que visitaba cada día después de las Eucaristía. Además de ayudarles en sus necesidades materiales trataba de buscarles trabajo.

Más tarde, en relación con el Alcalde, crea la Junta Segorbina de Caridad, que fue el sostén del Asilo y Hospital de ancianos. Su caridad contagiaba y más de una vez consiguió que los señores ricos salieran a pedir por el mercado y comercios para remediar las desgracias de tantos necesitados que acudían a Sor Martina en busca de ayuda. A pesar de tanto trabajo, no olvidaba el aspecto cultural y de promoción. Dio un gran impulso a las clases en las Escuelas, sirviéndose de alguna maestra seglar. Ella daba las clases de corte, cultura y doctrina cristiana para chicas necesitadas.

Nuevo servicio en Madrid y Melilla

Entre los años 1918 al 1923 ocupó el cargo de asistenta en el Consejo Provincial, razón por la que estuvo destinada en la Casa Central de Jesús, 3, en Madrid. En el año 1923 se produce el descalabro de las tropas españolas en el desastre de Annual. Los soldados heridos son numerosos y se necesitaban enfermeras en el norte de África. Ante el requerimiento del Rey que pide ayuda, Sor Josefa Bengoechea, Visitadora, le contesta: “Majestad, no 24 Hermanas sino 42 Hijas de la Caridad saldrán mañana mismo y, al frente de este batallón de bálsamo y paz, marchará Sor Martina”. Efectivamente ella fue la responsable de los hospitales militares en este tiempo, desde su puesto de superiora en el de “Doker”, de Melilla (1923-1926).

Todo cabía en su corazón maternal: limpiar pisos, atender y escuchar a los soldados heridos y dar órdenes a los militares, cuando la situación lo requería. Estaba convencida de que así continuaba la misión de Jesucristo. Por eso repetía con alguna frecuencia: “A mí los soldados y los pobres son los que me tienen que llevar al cielo”. Cierto día llegó al Hospital de “Doker” un camión con soldados heridos y muertos, mezclados unos con otros. Ella se puso a descargar y reanimó a unos cuantos de los que habían dado por muertos. Los soldados conductores del camión decían: «Usted es nuestra verdadera madre». Al ver que no había sitio donde colocar tantos heridos pensó en que los jefes tenían en Melilla un Casino propio para ellos. Con aquel local se podría solucionar el problema. Sor Martina se dirigió a los jefes y les dijo: “Yo necesito esos salones para hospital de enfermos”. Un jefe se opuso con aires autosuficientes. Entonces ella cogió el teléfono y llamó a Don Juan de la Cierva, ministro de la Guerra, y le dijo: “No me quieren ceder el casino y no tengo dónde poner tanto herido, Vuecencia dirá lo que hago”. El Sr. Ministro mandó inmediatamente un telegrama a Sor Martina Vázquez nombrándola Capitán General para que hiciera cuanto deseaba. Los jefes militares del casino, al tener noticia de este nombramiento, se pusieron a sus órdenes y le ayudaron a poner en el casino las camas necesarias para los heridos y enfermos.

Llegó poco después Queipo de Llano a este casino y dijo: ¿Qué ha pasado aquí? Los jefes le contaron la hazaña de Sor Martina. Entonces el Sr Queipo de Llano dijo: voy a conocerla. Al entrar al Hospital se encontró con ella y le preguntó dónde podía encontrar a Sor Martina, ella le dijo: “Pero ¿no la conoce?, pues pregunte que no está muy lejos”. Al encontrarse con otra hermana le hace la misma pregunta y ella le responde: “Acaba usted de hablar con ella”. Sor Martina se volvió y le sonrió a Sr. Queipo de Llano. Él, sorprendido, le dijo: “La admiro hija, la admiro”

Sería largo de narrar tantos momentos verdaderamente emotivos en esta guerra. Una vez terminada, Sor Martina contaba que había ido al monte Gurugú, donde los moros tenían emplazados los cañones y tiró un puñado de medallas de la Milagrosa y, al tirarlas, dijo: “Si algún día yo puedo, vendré a poner en este monte una estatua de la Milagrosa”. Hasta uno de los jefes musulmanes le regaló una tela de seda preciosa para hacer un manto a la Virgen del Henar, patrona de Cuellar, su pueblo natal. Se conserva en el Museo del santuario.

Nuevo reencuentro

En 1926 regresa de nuevo al Hospital y Escuelas de Segorbe, con ilusión y renovadas energías, continuará su atención a todos. Ya conoce a las personas, sabe de sus necesidades y trata de consolidar lo establecido anteriormente y ampliarlo a ser posible. Comenta un testigo de aquellos tiempos: “Tenía la manía de favorecer a los más pobres”.

Sor Martina era mujer de fe firme, carácter abierto, valiente, creativa y con gran sentido del humor. Sabía superar las dificultades con optimismo y esperanza, sin arredrarse ante los problemas. Con humildad sabía pedir perdón cuando pensaba que había ofendido a alguien. En 1933 le relevaron del cargo de superiora y siguió en Segorbe, entregada al servicio de los más necesitados.

Pasado un tiempo empieza el camino de subida hacia el martirio. Ella percibía que las cosas y el ambiente se iba poniendo cada día peor y más en contra de la Iglesia. Al llegar el 25 de julio del 1936, Sor Martina, temerosa de una profanación anunciada, llama a las Hermanas a la capilla para consumir todas las formas. Al día siguiente, 26 de julio, los milicianos invadieron el Hospital y armados despacharon a las Hermanas, las dijeron que a las cuatro de la tarde tenían que estar fuera y, si no, la emprenderían con tiros y bombas contra el edificio. Salieron flanqueadas por cuatro milicianos hasta llegar a una casa deshabitada de una de las antiguas alumnas. Allí las metieron, las cerraron y se llevaron la llave. Los milicianos pasaban de vez en cuando para ver si se había escapado alguna. A pesar de que vivían en calidad de presas, los conocidos y la gente que las quería les hacían llegar comida por las ventanas. Sor Martina presentía lo que iba a pasar y les decía: “Yo moriré mártir”. A la vez animaba a sus compañeras y les decía: «Tenemos que ser fuertes, el Señor no nos va a fallar. Recemos y pidamos fortaleza al Señor».

Así estuvieron viviendo desde el 26 de julio hasta el 3 de octubre, después de tanto bien como habían hecho a todos los necesitados de la ciudad. El día anterior a su martirio, 3 de octubre de 1936, se confesaron por escrito con un sacerdote que vivía en clandestinidad, justo enfrente de ellas. Se comunicaban con signos a través del cristal de su ventana y así les impartió la absolución.

Ratifica su entrega

A las nueve de la noche del día 4 de octubre de 1936 vinieron a por ella. Estaba recostada porque no se encontraba bien. Las hermanas se lo dijeron a los milicianos, pero ellos contestaron que se la llevaban. Se puso el hábito, emocionada abrazó a cada hermana y les dijo: “Hasta el cielo”. Algunas quisieron acompañarla, pero no se lo permitieron. La metieron en el camión de los famosos “paseos” y se dirigieron por la carretera de Algar de Palancia (Valencia). Ella, viendo sus intenciones, les dijo: «Me vais a matar, no hace falta que me llevéis más lejos». La hicieron bajar del camión y ella, sin oponer resistencia alguna, les pidió que, por favor, esperaran un momento. La pidieron que se volviese de espalda. Pero ella se opuso diciendo: “Morir de espaldas es de cobardes. Yo la quiero recibir de frente como Cristo y perdonar como Él perdonó”. Se puso de rodillas, oró con fervor, y sacó del bolsillo una pilita de agua bendita, se santiguo, besó el crucifijo y reconfortada les dijo: “Si os he ofendido en alguna cosa os pido perdón y si me matáis yo os perdono… ¡Cuando queráis podéis disparar!” Con los brazos abiertos, el crucifijo entre los dedos de la mano derecha, antes de recibir los disparos, confesó su fe así: «Creo en las Palabras de Jesucristo: “Quien me confesare delante de los hombres, también yo le reconoceré delante de mi Padre”» Y recibió el primer disparo de perdigones en la cara y cuello… Viva aún, pudo exclamar “Ay Dios mío, ten misericordia de mí”, y seguidamente cayó en la cuneta donde quedó empapada en su sangre. Estos milicianos que la dispararon habían sido alimentados por ella en el Comedor de Caridad que ella había fundado.

Así entregó su vida a los 68 años de edad y más de treinta como Hija de la Caridad. Su cadáver fue llevado a la mañana siguiente al cementerio del Algar. Al acabar la guerra, sus restos fueron exhumados, reconocidos por las Hermanas y llevados a Segorbe, junto con otros 45 féretros. Fueron velados en el claustro del Hospital toda la noche. Se celebró una Misa de funeral y fue emocionante ver entre todos el ataúd blanco de Sor Martina, portado a hombros por la guardia civil hasta el cementerio.

En junio de 1959 se trasladaron sus restos de Segorbe a Cuellar (Segovia), a petición de la familia. Una sobrina suya asegura que ella le dijo que iba a morir mártir y quería, si fuese posible, que sus restos estuviesen a los pies de la Virgen del Henar, sirviéndole de alfombra. Y así quedaron depositados como ofrenda de amor, en el camarín del Santuario de Ntra. Sra. del Henar, custodiado por los religiosos carmelitas.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. JOSEFA MARTÍNEZ PÉREZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Agosto 1897 in Alberique, Valencia (España)
martirio: 15 Octubre 1936 in Llosa de Ranes, Valencia (España)

2. MICAELA HERNÁN MARTÍNEZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Mayo 1881 en Burgos (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

3. MARÍA LUISA BERMÚDEZ RUIZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 10 Octubre 1893 in Subugueira, Coruña (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

4. MARTINA VÁZQUEZ GORDO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 30 Enero 1865 en Cuéllar, Segovia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en Algar de Palancia, Castellón (España)

5. ROSARIO CIÉRCOLES GASCÓN, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Octubre 1873 en Zaragoza (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

6. JOAQUINA REY AGUIRRE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 23 Diciembre 1895 en Bilbao, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

7. VICTORIA ARREGUI GUINEA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 19 Diciembre 1894 en Begoña, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

8. JOSEFA LABORRA GOYENECHE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Febrero 1864 en Sangüesa, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

9. CARMEN RODRÍGUEZ BANAZAL, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Marzo 1876 en Cea, Orense (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

10. ESTEFANÍA IRISARRI IRIGARAY, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Diciembre 1878 en Peralta, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

11. MARÍA PILAR NALDA FRANCO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 24 Mayo 1871 en Algodonales, Cádiz (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

12. ISIDORA IZQUIERDO GARCÍA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 02 Enero 1885 en Páramo del Arroyo, Burgos (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

13. DOLORES BROSETA BONET, laica de la arquidiócesis de Valencia
nacimiento: 1892 en Bétera, Valencia (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)


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11:49 p.m.

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En la aldea de Xaraco, en la región de Valencia, en España, beato Enrique Morant Pellicer, presbítero y mártir, que llevó a término su combate por la fe en tiempos de persecución religiosa († 1936).

Fecha de beatificación: 11 de marzo de 2001 por S.S. Juan Pablo II, junto a otros 232 mártires de España

Breve Biografía


Nació en Bellreguart, provincia Valencia, el 10 de abril de 1914, y lo bautizaron el día 14, imponiéndole el nombre de Jaime. Aprendió las primeras letras en las escuelas nacionales de su pueblo, hasta que, a los once años, ingresó en el Seminario menor franciscano de Benissa (Alicante), donde cursó los estudios del bachillerato.

A los 16 años marchó al monasterio de Santo Espíritu del Monte (Gilet-Valencia), donde tomó el hábito franciscano el 25 de agosto de 1930, cambiando el nombre de pila por el de Alfredo. Pasó luego al convento-colegio de Onteniente, también casa de formación franciscana, y allí estudió la filosofía y un curso de teología, haciendo la Profesión solemne en la fecha ya crítica del 5 de julio de 1936.

Dada su corta edad (22 años en el momento de dar la vida) y su condición de estudiante, fray Alfredo no pudo ser conocido sino por sus familiares y sus hermanos en religión, particularmente sus condiscípulos. Estos testigos recuerdan que era de carácter alegre, simpático, cordial y festivo, optimista y buen compañero, respetuoso con los demás. Se distinguió por la firmeza en la fe y en su vocación franciscana.

Cuando estalló la guerra civil española y se agravó la persecución religiosa el 18 de julio de 1936, fray Alfredo Pellicer se encontraba en el convento-colegio de Onteniente. Tres días después los religiosos de esta comunidad se vieron forzados a dispersarse. Fray Alfredo, estudiante de teología, que acababa de hacer la profesión solemne, se refugió en casa de sus padres en Bellreguart, donde vivió algún tiempo con relativa tranquilidad. Los suyos le propusieron estudiar magisterio, pero Fr. Alfredo rechazó esta propuesta, porque deseaba perseverar en su vocación franciscana.

El día 4 de octubre de ese año de 1936 fue detenido y asesinado. Fue conducido, después de la detención, al Comité; allí le hicieron halagüeñas proposiciones si renegaba de la fe, lo que fray Alfredo rechazó siempre con firmeza.

La consumación del martirio tuvo lugar el mismo día 4 de octubre de 1936, hacia las tres de la tarde, en el lugar llamado «La Pedrera», a unos tres kilómetros de Gandía, en dirección a Valencia, cuando tenía 22 años de edad, 6 de hábito franciscano y tan sólo tres meses de profesión solemne.

Es uno de los 232 mártires de españa beatificados por Su Santidad Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.

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5:10 p.m.

 SAN FRANCISCO DE ASÍS


RELIGIOSO FUNDADOR





Fundador de la Orden de los Frailes Menores (OFM), conocidos como los franciscanos


San Francisco fue un santo que vivió tiempos difíciles de la Iglesia y la ayudó mucho. Renunció a su herencia dándole más importancia en su vida a los bienes espirituales que a los materiales. 

Francisco nació en Asís, Italia en 1181 o 1182. Su padre era comerciante y su madre pertenecía a una familia noble. Tenían una situación económica muy desahogada. Su padre comerciaba mucho con Francia y cuando nació su hijo estaba fuera del país. Las gentes apodaron al niño “francesco” (el francés) aunque éste había recibido en su bautismo el nombre de “Juan.” 

En su juventud no se interesó ni por los negocios de su padre ni por los estudios. Se dedicó a gozar de la vida sanamente, sin malas costumbres ni vicios. Gastaba mucho dinero pero siempre daba limosnas a los pobres. Le gustaban las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. 

Cuando Francisco tenía como unos veinte años, hubo pleitos y discordia entre las ciudades de Perugia y Asís. Francisco fue prisionero un año y lo soportó con alegría. Cuando recobró la libertad cayó gravemente enfermo. La enfermedad fortaleció y maduró su espíritu. Cuando se recuperó, decidió ir a combatir en el ejército. Se compró una costosa armadura y un manto que regaló a un caballero mal vestido y pobre. Dejó de combatir y volvió a su antigua vida pero sin tomarla tan a la ligera. Se dedicó a la oración y después de un tiempo tuvo la inspiración de vender todos sus bienes y comprar la perla preciosa de la que habla el Evangelio. Se dio cuenta que la batalla espiritual empieza por la mortificación y la victoria sobre los instintos. Un día se encontró con un leproso que le pedía una limosna y le dio un beso.

Visitaba y servía a los enfermos en los hospitales. Siempre, regalaba a los pobres sus vestidos, o el dinero que llevaba. Un día, una imagen de Jesucristo crucificado le habló y le pidió que reparara su Iglesia que estaba en ruinas. Decidió ir y vender su caballo y unas ropas de la tienda de su padre para tener dinero para arreglar la Iglesia de San Damián. Llegó ahí y le ofreció al padre su dinero y le pidió permiso para quedarse a vivir con él. El sacerdote le dijo que sí se podía quedar ahí, pero que no podía aceptar su dinero. El papá de San Francisco, al enterarse de lo sucedido, fue a la Iglesia de San Damián pero su hijo se escondió. Pasó algunos días en oración y ayuno. Regresó a su pueblo y estaba tan desfigurado y mal vestido que las gentes se burlaban de él como si fuese un loco. Su padre lo llevó a su casa y lo golpeó furiosamente, le puso grilletes en los pies y lo encerró en una habitación (Francisco tenía entonces 25 años). Su madre se encargó de ponerle en libertad y él se fue a San Damián. Su padre fue a buscarlo ahí y lo golpeó y le dijo que volviera a su casa o que renunciara a su herencia y le pagara el precio de los vestidos que había vendido de su tienda. San Francisco no tuvo problema en renunciar a la herencia y del dinero de los vestidos pero dijo que pertenecía a Dios y a los pobres. Su padre le obligó a ir con el obispo de Asís quien le sugirió devolver el dinero y tener confianza en Dios. San Francisco devolvió en ese momento la ropa que traía puesta para dársela a su padre ya que a él le pertenecía. El padre se fue muy lastimado y el obispo regaló a San Francisco un viejo vestido de labrador que tenía al que San Francisco le puso una cruz con un trozo de tiza y se lo puso.

San Francisco partió buscando un lugar para establecerse. En un monasterio obtuvo limosna y trabajo como si fuera un mendigo. Unas personas le regalaron una túnica, un cinturón y unas sandalias que usó durante dos años.

Luego regresó a San Damián y fue a Asís para pedir limosna para reparar la Iglesia. Ahí soportó las burlas y el desprecio. Una vez hechas las reparaciones de San Damián hizo lo mismo con la antigua Iglesia de San Pedro. Después se trasladó a una capillita llamada Porciúncula, de los benedictinos, que estaba en una llanura cerca de Asís. Era un sitio muy tranquilo que gustó mucho a San Francisco. Al oír las palabras del Evangelio “...No lleven oro....ni dos túnicas, ni sandalias, ni báculo..”, regaló sus sandalias, su báculo y su cinturón y se quedó solamente con su túnica sujetada con un cordón. Comenzó a hablar a sus oyentes acerca de la penitencia. Sus palabras llegaban a los corazones de sus oyentes. Al saludar a alguien, le decía “La paz del Señor sea contigo”. Dios le había concedido ya el don de profecía y el don de milagros. 

San Francisco tuvo muchos seguidores y algunos querían hacerse discípulos suyos. Su primer discípulo fue Bernardo de Quintavalle que era un rico comerciante de Asís que vendió todo lo que tenía para darlo a los pobres. Su segundo discípulo fue Pedro de Cattaneo. San Francisco les concedió hábitos a los dos en abril de 1209.

Cuando ya eran doce discípulos, San Francisco redactó una regla breve e informal que eran principalmente consejos evangélicos para alcanzar la perfección. Después de varios años se autorizó por el Papa Inocencio III la regla y les dio por misión predicar la penitencia. 

San Francisco y sus compañeros se trasladaron a una cabaña que luego tuvieron que desalojar. En 1212, el abad regaló a San Francisco la capilla de Porciúncula con la condición de que la conservase siempre como la iglesia principal de la nueva orden. Él la aceptó pero sólo prestada sabiendo que pertenecía a los benedictinos. Alrededor de la Porciúncula construyeron cabañas muy sencillas. La pobreza era el fundamento de su orden. San Francisco sólo llegó a recibir el diaconado porque se consideraba indigno del sacerdocio. Los primeros años de la orden fueron un período de entrenamiento en la pobreza y en la caridad fraterna. Los frailes trabajaban en sus oficios y en los campos vecinos para ganarse el pan de cada día. Cuando no había trabajo suficiente, solían pedir limosna de puerta en puerta. El fundador les había prohibido aceptar dinero. Se distinguían por su gran capacidad de servicio a los demás, especialmente a los leprosos a quienes llamaban “hermanos cristianos”. Debían siempre obedecer al obispo del lugar donde se encontraran. El número de compañeros del santo iba en aumento.

Santa Clara oyó predicar a San Francisco y decidió seguirlo en 1212. San Francisco consiguió que Santa Clara y sus compañeras se establecieran en San Damián. La oración de éstas hacía fecundo el trabajo de los franciscanos.

San Francisco dio a su orden el nombre de “Frailes Menores” ya que quería que fueran humildes. La orden creció tanto que necesitaba de una organización sistemática y de disciplina común. La orden se dividió en provincias y al frente de cada una se puso a un ministro encargado “del bien espiritual de los hermanos”. El orden de fraile creció más allá de los Alpes y tenían misiones en España, Hungría y Alemania. En la orden habían quienes querían hacer unas reformas a las reglas, pero su fundador no estuvo de acuerdo con éstas. Surgieron algunos problemas por esto porque algunos frailes decían que no era posible el no poseer ningún bien. San Francisco decía que éste era precisamente el espíritu y modo de vida de su orden. 

San Francisco conoció en Roma a Santo Domingo que había predicado la fe y la penitencia en el sur de Francia. 

En la Navidad de 1223 San Francisco construyó una especie de cueva en la que se representó el nacimiento de Cristo y se celebró Misa. 

En 1224 se retiró al Monte Alvernia y se construyó ahí una pequeña celda. La única persona que lo acompañó fue el hermano León y no quiso tener visitas. Es aquí donde sucedió el milagro de las estigmas en el cual quedaron impresas las señales de la pasión de Cristo en el cuerpo de Francisco. A partir de entonces llevaba las manos dentro de las mangas del hábito y llevaba medias y zapatos. Dijo que le habían sido reveladas cosas que jamás diría a hombre alguno. Un tiempo después bajo del Monte y curó a muchos enfermos.

San Francisco no quería que el estudio quitara el espíritu de su orden. Decía que sí podían estudiar si el estudio no les quitaba tiempo de su oración y si no lo hacían por vanidad. Temía que la ciencia se convirtiera en enemiga de la pobreza. 

La salud de San Francisco se fue deteriorando, los estigmas le hacían sufrir y le debilitaron y ya casi había perdido la vista. En el verano de 1225 lo llevaron con varios doctores porque ya estaba muy enfermo. Poco antes de morir dictó un testamento en el que les recomendaba a los hermanos observar la regla y trabajar manualmente para evitar la ociosidad y dar buen ejemplo. Al enterarse que le quedaban pocas semanas de vida, dijo “¡Bienvenida, hermana muerte!”y pidió que lo llevaran a Porciúncula. Murió el 3 de octubre de 1226 después de escuchar la pasión de Cristo según San Juan. Tenía 44 años de edad. Lo sepultaron en la Iglesia de San Jorge en Asís.

Son famosas las anécdotas de los pajarillos que venían a escucharle cuando cantaba las grandezas del Señor, del conejillo que no quería separarse de él y del lobo amansado por el santo. Algunos dicen que estas son leyenda, otros no.

San Francisco contribuyó mucho a la renovación de la Iglesia de la decadencia y el desorden en que había caído durante la Edad Media. El ayudó a la Iglesia que vivía momentos difíciles.

¿Qué nos enseña la vida de San Francisco?

Nos enseña a vivir la virtud de la humildad. San Francisco tuvo un corazón alegre y humilde. Supo dejar no sólo el dinero de su padre sino que también supo aceptar la voluntad de Dios en su vida. Fue capaz de ver la grandeza de Dios y la pequeñez del hombre. Veía la grandeza de Dios en la naturaleza.

Nos enseña a saber contagiar ese entusiasmo por Cristo a los demás. Predicar a Dios con el ejemplo y con la palabra. San Francisco lo hizo con Santa Clara y con sus seguidores dando buen ejemplo de la libertad que da la pobreza. 

Nos enseña el valor del sacrificio. San Francisco vivió su vida ofreciendo sacrificios a Dios.

Nos enseña a vivir con sencillez y con mucho amor a Dios. Lo más importante para él era estar cerca de Dios. Su vida de oración fue muy profunda y era lo primordial en su vida.
Fue fiel a la Iglesia y al Papa. Fundó la orden de los franciscanos de acuerdo con los requisitos de la Iglesia y les pedía a los frailes obedecer a los obispos.

Nos enseña a vivir cerca de Dios y no de las cosas materiales. Saber encontrar en la pobreza la alegría, ya que para amar a Dios no se necesita nada material. 


Nos enseña lo importante que es sentirnos parte de la Iglesia y ayudarla siempre pero especialmente en momentos de dificultad.

Hermanos Franciscanos

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