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11:49 p.m.

Por: Alvaro Huerga, O.P. | Fuente: Mercaba.org

Presbítero

Martirologio Romano: En Córdoba, en España, beato Francisco de Posadas, presbítero de la Orden de Predicadores, que durante cuarenta años predicó a Cristo en su región, sobresaliendo por su humildad y caridad (1713).

Fecha de beatificación: Pío VII lo beatificó solemnemente el 20 de septiembre de 1818.

Breve Biografía


Del padre Posadas se ha dicho que tenía la pobreza de San Francisco de Asís, la austeridad y poder taumatúrgico de San Francisco de Paula, la dulzura y sabiduría de San Francisco de Sales, el celo por la fe de San Francisco de Regis, la obediencia y temple de San Francisco Javier.

El padre presentado, fray Francisco de Posadas, es un personaje relativamente moderno: dejó esta vida cuando el siglo XVIII iba a cumplir tres lustros. Su biografía es simple, casi esquemática, aunque colmada de peripecias vocacionales y éxitos apostólicos. Por fortuna, su mismo confesor, el padre maestro fray Pedro de Alcalá, más tarde provincial de los dominicos de Andalucía, escribió al detalle la vida y milagros del nuevo "San Vicente Ferrer" —como le llamaba la gente— en un libro de tomo, lomo y más de 800 páginas; ésa es la fuente auténtica y gozosa de todos los biógrafos posteriores. Y en ella se ha inspirado directamente la semblanza que aquí pergeñamos.

Oriundos de Galicia, estirpe hidalga de sangre y de casa solariega con renombre —capitanes (un bisabuelo suyo conquistó Cheves y Monforte, rindiendo a fuerza de coraje las dos villas lusas), canónigos e inquisidores, eran honra y prez de la familia—, Esteban Martín Losada y María Fernández-Pardo y Posadas, tuvieron una luna de miel amarga: los vasallos de Juan de Braganza arrasaron Lama de Arcos y, como desquite, cebaron el deseo de venganza contra viejas derrotas en la casa infanzona del joven matrimonio, que huyó, en busca de clima y economía más propicios, a Córdoba. Allí montaron una tienda de panería. Ni les fue bien en el negocio ni en el matrimonio; aquél se arruinó; éste vio malograrse reiteradamente las esperanzas de sucesión. Don Esteban Martín abre una nueva tienda de naranjas y limones y especiería en la plaza del Salvador, en una casa contigua a la puerta principal del convento de San Pablo, según se sale a mano derecha; María Fernández-Pardo y Posadas acude a la Virgen de la Fuensanta implorando fecundidad y ofreciendo de antemano el primer fruto de sus entrañas a la celestial Señora. Y el día 25 de noviembre de 1644 nace, en la casatienda, un niño a quien, el 4 de diciembre, en la parroquial de San Andrés, pusieron por nombre Francisco.

Cinco años más tarde, otra vez la desgracia vino a rondar el humilde hogar. Falleció don Esteban Martín Losada. Francisco saboreó el pan de la temprana orfandad. La pobreza había obscurecido totalmente el esplendor de la sangre hidalga; pero empezaba a florecer, en la tierra árida de la miseria, la hidalguía de la gracia. Madre e hijo forman un bloque natural y sobrenaturalmente irrompible; ella, fiel al voto; él, piadoso, bien dispuesto siempre a la obediencia y al amor. La viuda casó en segundas nupcias con Juan Pérez Cerezo; fue un padrastro con Francisco. No consintió que el niño fuese al colegio de la Compañía de Jesús; era un gran sacrificio, y el egoísmo del nuevo jefe de familia triunfó sobre el ideal —sangre y promesa— de la madre; cuatro años de oficial aprendiz de cordonero pasó el joven en un taller sito en las Casillas, en el campo de San Antón; cuatro años de galeras bajo el rigor de un hombre de "indigesta condición" que más parecía un cómitre que un maestro artesano. Francisco aprendió lo que es ganar el pan con el sudor de la frente y del alma. Impávido y fervoroso aguantó el rudo noviciado de la vida pobre, acrisolándosele el espíritu. Su madre seguía soñando. El maestro o cómitre se convenció que el camino vocacional del aprendiz no iba por allí; era un hombre de Dios. Lo había demostrado hasta el heroísmo. Pero el padrastro no cede. Dios vino en ayuda de la madre y del hijo. El padre maestro fray Miguel de Villalón le buscó acomodo en San Pablo y le dio clases de latín. El "hijo de la vendedera", con dieciséis años al hombro, empezó a rumiar declinaciones y conjugaciones,

En este tiempo muere el padrastro, fracasa la tienda y Francisco retorna al hogar. La madre se dedica a recovera, es decir, a revender huevos por las calles; sacar el hijo adelante, ofrecérselo a la Virgen. No piensa en otra cosa. Francisco siente también la ineludible llamada de la gracia. Pide el hábito; pero el convento dominicano de San Pablo de Córdoba es nido de águilas, fragua de sabios y crisol de sangre. La flor y nata de las familias cordobesas se glorían de tener allí hijos que son ya obispos o maestros en teología. Los estatutos de limpieza de sangre y el orgullo aristocrático velan por la ejecutoria del convento. No le faltaban a Francisco nobleza de sangre y nobleza de alma, pero era notoria su calidad de hijo de la "vendedera". Estaban cerradas las puertas de San Pablo para él; la madre apuró el contratiempo; buscó otro monasterio y fue admitido. Estaba todo a punto para la toma de hábito; Francisco acudió a despedirse de la Virgen del Rosario, en su capilla de San Pablo, como quien se ve obligado a decir adiós a una Madre celestial; rompió en llanto y regresó al lado de la madre terrena que le había preparado ya el modesto hatillo para su nueva vida. Francisco estaba inconsolable; a pesar de todo, quería ser "fraile de la Virgen". El protector, padre Villalón, lo envió a Escalaceli, extramuros de la ciudad, convento dominicano pobre, donde San Alvaro de Córdoba empezó la reforma de la Orden a raíz de la Claustra, donde se santificó y escribió fray Luis de Granada; Escalaceli era una cuna de santos, mientras San Pablo era forja de sabios. Para Dios no hay racismos; fray Andrés Mellado, prior a la sazón, lo recibió de buen grado. Y el 23 de noviembre de 1672 le dio el hábito. Se enfureció el prior de San Pablo; ya era tarde: el novicio había salido muy de madrugada hacia Jaén, donde haría el noviciado. En el ínterin vacó el provincialato y el cargo recayó, por derecho, en el prior de San Pablo; dio órdenes de expulsión del novicio, pero los frailes de Jaén se opusieron con razones y con ruegos. Por prudencia tuvo que acceder a que el novicio profesase, pero le prohibió que, de regreso a Escalaceli, entrase en Córdoba, ni siquiera a dar un abrazo a su madre, "Ia vendedora"...

El nuevo provincial lo destinó a San Pablo para hacer los cursos de artes, filosofía y teología. Ante la oposición del padre prior, enconado enemigo de fray Francisco, optó por enviarlo a Sanlúcar de Barrameda. Allí se granjeó una no común estima por su talento y virtud. El padre Tirso González, andando el tiempo prepósito general de la Compañía de Jesús, conoció y admiró al joven dominico, cuando aquél estuvo en Sanlúcar predicando. Fray Francisco era su más entusiasta oyente, Por fin, a finales de 1678, se fue a Guadix; el obispo, fray Diego de Silva y Pacheco, le ordenó de sacerdote el 22 de diciembre. Pocos días después cantó su primera misa en el altar de la Virgen de la Fuensanta, apadrinado por el padre Villalón y don Andrés Fernández de Córdoba, señor de Zuheros.

Retornó a Sanlúcar y empezó a predicar, Santidad y sabiduría brillaban en el joven predicador tanto que el padre Enrique de Guzmán, nombrado regente de la Minerva de Roma y luego vicario general de la Orden, quiso llevárselo consigo. No accedió al honor; era impiedad dejar para siempre a su anciana y bendita madre; era infidelidad a la vocación buscar cátedra en lugar de púlpito. La fama pregonaba maravillas de sus sermones; el prior de San Pablo, que no era ya el que le persiguió con tan malévola constancia, le invitó a predicar en la iglesia del convento; pero los aristócratas maestros en teología amenazaron con quemar el púlpito si ponía en él los pies el hijo de la "vendedora". Pero la gracia acabó por vencer al pecado; la humildad, a la obstinación. El padre Posadas fue destinado al hospicio u hospedería. que en Córdoba tenía el convento de Escalaceli; un ángel lo recibió al llegar, diciéndole: "Esta será tu cruz". Se dedicó a predicar con gran fruto. Una calumnia fue motivo para que le quitasen de allí y lo mandasen reintegrarse al convento de la sierra; falló, por grave enfermedad, un maestro de San Pablo encargado de dar unas misiones cuaresmales en Almadén y Chillón; el padre Posadas lo reemplazó en última instancia, pero con ventaja. Al regresar, el calumniador estaba arrepentido. Y el prior de Escalaceli pidió perdón al padre Posadas y volvió a encomendarle el hospicio, que en adelante será conocido con el nombre de "Hospitalico del padre Posadas".

Y aquí empieza la "vida pública", la vida del profeta en su patria, la vida del milagro y del sacrificio total. La hora de la acción apostólica. El mensaje misionero y espiritual del padre Posadas tiene dos facetas entrelazadas por un fin común: la del predicador y la del escritor.

1. Predicador. Predicaba en las iglesias, en las calles y en las plazas. En plan de misionero infatigable. Cantaba el pueblo con él coplas devotas; recitaban la doctrina cristiana; rezaban en alta voz el rosario. Un crucifijo presidía siempre la procesión. Entraba en las cárceles, en los monasterios. "Poníase sobre una pequeña mesa, donde la piedad del que pasa a vista de la cárcel pone la limosna a los presos, y como no podía sobresalir para dominar a tanto auditorio, sacaron el púlpito de la inmediata iglesia de Nuestra Señora del Socorro"; oíanle muchedumbres; también los maestros en teología, incluso el anciano prior que tanto le persiguió, se había rendido, y no faltaba nunca a sus sermones, mezclándose entre la gente; "aseguraban muchos el lugar desde por la mañana... sin cuidar del alimento del cuerpo"; inquisidores, obispos y cardenales lo escuchaban atónitos lo mismo que las masas enfervorizadas. Treinta años pasó predicando en Córdoba, salvo algunas temporadas breves en que misionaba por la provincia. Realmente, era un caso excepcional, extraordinario. Nadie se acordaba ya de su humilde origen; él, sí; lo repetía con exquisita humildad para acallar los elogios, para ahuyentar la tentación de los honores: prioratos y mitras, ambición de tantos humanos, fueron quedándose a sus pies. Renunciaba a todo lo que no fuese humildad: santidad. Ningún predicador había arrastrado las muchedumbres así desde tiempos de San Vicente Ferrer. Como ejemplo de la eficacia de su predicación, hay uno muy significativo: se empeñó en desterrar las comedias y cerrar el teatro y lo consiguió. Como es lógico, era una tarea difícil. Pero ahí está, después de una lucha de resistencias y tiras y aflojas, el decreto del ayuntamiento de Córdoba que decide suprimir y demoler el teatro público a 11 de octubre de 1694. Córdoba vio y vivió los mejores tiempos de su cristianismo con el padre Posadas.

El 20 de septiembre de 1713 celebró misa muy tempranico; se sentó luego en el confesonario; se despidió de sus confesandos; a las diez treinta se retiró diciendo adiós a todos; a las once treinta le dio un ataque de apoplejía, que muchos confundieron con uno de sus frecuentes raptos; a las siete treinta de la tarde expiró. Tenía sesenta y nueve años; lo trasladaron aquella misma noche al convento de San Pablo; no lo habían querido recibir vivo y lo recibieron —y con grandes honores—muerto. Repicaron todas las campanas de la ciudad; el pueblo acudió en masa a venerarlo y se retrasó dos días el entierro; el Ayuntamiento le costeó una lujosa sepultura en el capítulo, revestida de seda, teniendo que sacar los restos de los dos padres maestros que más le habían perseguido para depositar en su lugar los restos mortales del padre Posadas; sobre su tumba se grabó un epitafio historiado.

Sobre su tumba siguen los cordobeses desgranando súplicas y lágrimas. Y el padre Posadas los escucha con la bondad de siempre. Desde el cielo.

2. Escritor. El padre Posadas, extraordinario representante de la oratoria sagrada española en los últimos tiempos, fue también un gran maestro y escritor espiritual. Su biógrafo, padre Alcalá, se admiraba cómo podía tener tiempo para escribir un hombre que pasaba todo el día predicando, confesando y orando. Pero ahí están sus obras, que revelan un digno continuador de la gran escuela mística del siglo XVI. Cultivó el género biográfico, dejándonos tres biografías: una de Santo Domingo, muy alabada y reeditada; y otra del extremeño padre Cristóbal de Santa Catalina, presbítero y fundador del Hospital de Jesús Nazareno, dirigido espiritual suyo; y una tercera de la madre Leonor María de Cristo, monja dominica de Santa María de los Angeles, de Jaén; cultivó, además, el género didáctico, escribiendo un bello libro contra Molinos, el maestro espiritual condenado; también ensayó el género poético en más de una ocasión, aunque sin insistencia; sólo algunos versos suyos vieron la luz, quedando inéditos otros muchos, como el que empieza:

En las aras de mi amor
peno y gozo a un mismo tiempo...

Pero, sobre todo, escribió muchos tratados espirituales en forma de sermones; cinco tomos de estos escritos publicó su confesor con el título de Obras póstumas.

"Crióle Dios naturalmente retórico." El alcance de este juicio, hecho por quien lo trató tantos años, puede descentrarse si se prescinde de la época en que actúa, de la constante dedicación a la predicación y de las dotes psicofísicas de que estaba adornado. Cuerpo robusto, carácter sanguíneo, incendiado en el amor de Dios y de la Virgen, incendiador de almas. Su estilo literario es barroco, viril, vital; pese a las metáforas —siempre apropiadas, rebuscadas en las fuentes bíblicas las más de las veces, finas a lo Góngora siempre—, su estilo logra un contacto directo con la realidad cotidiana; es plástico, como conviene a un misionero; florido, para rendir tributo al gusto del tiempo; docto, como convenía a un ingenio doblemente feliz: por don de naturaleza y del arte. En el Llanto de las virtudes —sus tratados llevan siempre epígrafes metafóricos: Silbos, Ladridos, Voces, La mano que abre la puerta del cielo, La mejor Rosa de Jericó, Místicas espigas de la mejor Ruth, Las casas del olvido, Horas de un reloj cristiano que despierta al alma del pecador dormido, Caminos para la conversión del alma, Devoto peregrino del cielo, Colirio, El sueño de la culpa, Las tradiciones del Alcorán del mundo, etcétera— finge que encuentra "unas doncellas ricamente vestidas y con honestidad adornadas": "Estaba la una hincada de rodillas, el semblante devoto, y los ojos en el cielo; la otra tenía un compás en la mano, con que parece que medía o ajustaba; otra sustentaba un peso, con que repartía las cosas que pesaba a los circunstantes; otra estaba de pie en una columna, sin ladearse..." A todas les va preguntando por los motivos de su llanto; y ellas responden que son las virtudes y que los motivos del llanto puede preguntárselos al profeta Jeremías... El diálogo, cabalgando en la metáfora, es encantador; los sermones sobre el pozo y la fuente de Samaria rezuman una frescura y un gracejo humanísimos, pero al mismo tiempo revelar ansias espirituales de la mejor ley. Análogos ejemplos nos ofrecen los Silbos o llamadas de Cristo a las ovejas, o la descripción de "las tradiciones" del Alcorán del mundo, donde analiza los principios o decires falsos por los que se rigen los hombres.

Escritor espiritual de talla, amén de predicador infatigable, docto y digno, enamorado de la Virgen, el padre Posadas dejó tras sí una estela de luz y de verdad que no se eclipsan.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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Virgen y Fundadora

Martirologio Romano: En Sittard, Paises Bajos, beata María Teresa de San José (Ana Maria) Tauscher, virgen y fundadora de las Hermanas Carmelitas del Divino Corazón de Jesús ( 1938).

Fecha de beatificación: 13 de mayo de 2006, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Breve Biografía


Nació en Sandow (Brandenburgo, hoy Polonia), el 19 de junio de 1855. Su padre era pastor luterano, y su madre, aunque era luterana, sentía un gran amor por la santísima Virgen, por lo cual, el 24 de julio, cuando su hija fue bautizada, le puso el nombre de Ana María. Administró el bautismo su abuelo paterno, también él pastor luterano.

Su infancia transcurrió de modo feliz y despreocupado, con su madre, a quien amaba tiernamente, y con su padre, que le dedicaba los ratos libres de su ministerio.

En mayo de 1862 su padre fue nombrado superintendente en Arnswalde, a donde se mudó con la familia, que mientras tanto había aumentado con el nacimiento de otras dos niñas: Lisa y Magdalena.

En aquel ambiente tan diverso, Ana María comenzó una vida nueva, ya no en la soledad del campo, sino en el movimiento de una gran casa parroquial, donde su padre y su madre se dedicaban con gran empeño a las diversas actividades pastorales y caritativas. En efecto, su madre, acompañada por ella, reunía a los niños para el catecismo y visitaba a los pobres y a los enfermos. Así se suscitó en Ana María un gran amor al prójimo, especialmente a los más necesitados.

En 1865 su padre fue trasladado a Berlín. Allí Ana María comenzó a sentirse mal, por lo cual tuvo que dejar la escuela, a la que volvió después con mucho esfuerzo. A causa de su delicada salud y con vistas a los estudios, en 1870 sus padres decidieron enviarla, con su hermana Lisa, a un colegio para niñas de los Hermanos Moravos, situado en el campo. Entre ellos había personas muy devotas y en Ana María surgió el deseo de hacerse "monja".

El aire sano la ayudó a restablecerse pronto, y en contacto con la naturaleza su temperamento tímido fue abriéndose más. Sin embargo, se opuso a todo tipo de lisonjas y vanidades, manteniendo su estilo de vida serio, leal y lleno de bondad, siempre dispuesta a intervenir con generosidad ante cualquier necesidad o petición.

Durante la Pascua de 1872 su padre la hizo volver a casa para que recibiera la Confirmación. Fue para ella una gran prueba, porque se sentía cada vez más alejada del luteranismo. En algunas ocasiones, incluso en el colegio para niñas, no había querido decir a qué religión pertenecía, declarando que seguía una suya propia. En discusiones con pastores protestantes que frecuentaban a su familia, se comentó que su manera de razonar era más católica que protestante.

Pasó el verano de 1873 en casa de sus abuelos. En esa circunstancia recibió una propuesta de matrimonio, que rechazó inmediatamente, afrontando con firmeza la ira de su abuelo, al que, por lo demás, amaba mucho.

En 1874 murió su madre, que sólo tenía 45 años de edad, y Ana María, quebrantada por el dolor, tuvo que hacerse cargo de la familia. Cinco años después, su padre volvió a casarse, y la eximió de esa responsabilidad. Así, pudo finalmente realizar el deseo que cultivaba desde hacía mucho tiempo: constituir una asociación de señoritas que se dedicaran a diversas labores manuales, para después venderlas y así ayudar a las misiones.

Para ofrecer a Dios un gran sacrificio, aceptó en Colonia el cargo de directora del manicomio de la ciudad. En medio de las duras pruebas derivadas del contacto con los enfermos mentales, recibió la gracia de Dios de adherirse a la fe católica. Fue acogida oficialmente en la Iglesia católica el 30 de octubre de 1888.

Cada vez sentía más intensamente el deseo de consagrarse completamente a Dios. Después de leer el libro de la autobiografía de santa Teresa de Jesús, se orientó hacia el Carmelo, pero su confesor le dijo que no era ese su camino. Con el tiempo vio claramente que Dios la llamaba a fundar una congregación que, impregnada del espíritu carmelitano de oración y reparación, se dedicara a la asistencia a los niños huérfanos, pobres y abandonados: las Carmelitas del Divino Corazón de Jesús.

En su autobiografía narra los grandes sufrimientos que afrontó al inicio de la Congregación.
Expulsada de la casa paterna, así como de Alemania, donde el cardenal Kopp le negó la autorización de llevar el hábito religioso, anduvo errante de un país a otro, hasta que llegó a Rocca di Papa, cerca de Roma, donde en junio de 1904 el cardenal Satolli le dio permiso de conseguir una vieja casa, que llamó: el Carmelo del Divino Corazón de Jesús. Allí, el 3 de enero de 1906, la madre y sus primeras compañeras emitieron los primeros votos religiosos válidos según el derecho canónico.

Pasada la tribulación, le fue permitido volver a Alemania, donde se habían multiplicado sus obras, llamadas "Casas de San José". En 1912 partió para América para fundar allí el Carmelo del Divino Corazón de Jesús. Mientras se ocupaba de las nuevas fundaciones, estalló en Europa la primera guerra mundial y la casa madre de Rocca di Papa fue expropiada por el Gobierno italiano por ser "propiedad alemana".

Cuando volvió de América, en 1920, tuvo que buscar una nueva casa madre. La encontró en Sittard, Holanda. Allí pasó los últimos años de su vida. A causa de su deteriorada salud ya no podía viajar. Se dedicaba a la formación espiritual de sus religiosas y a la consolidación de la Congregación, elaborando las Constituciones.

Murió santamente el 20 de septiembre de 1938.

Fue beatificada el 13 de mayo de 2006, en Roermond (Países Bajos).

Reproducido con autorización de Vatican.va


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11:49 p.m.

Mártir Laico

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Eustaquio mártir, cuyo nombre es venerado en una antigua iglesia diaconal de la Urbe.

Etimológicamente: Eustaquio = “cargado de bellas espigas”. Viene de la lengua griega.

Breve Biografía


San Eustaquio figura entre los mártires más famosos de la Iglesia, venerado desde hace siglos, tanto en oriente como occidente. Se le cuenta entre los Catorce Santos Auxiliadores, es patrono de cazadores y, por lo menos desde el siglo octavo, dio su nombre a la iglesia titular de un diácono-cardenal de Roma. Sin embargo, sobre él no se puede decir nada con certeza. Sus leyendas sin valor histórico, relatan que Eustaquio vivió entre los años 98-117, era un general romano en los ejércitos del emperador Trajano, se llamaba Plácido y era muy aficionado a la cacería. Sin duda alguna, al estudiar su personalidad, uno cae en la cuenta de que era el general más joven y apreciado en todo el imperio romano.

Precisamente se hallaba cierta vez en persecución de alguna valiosa pieza en la soledad de los montes, cuando vio venir hacia él un gran ciervo en cuyos cuernos aparecía la figura de Jesucristo en la cruz (la misma historia se cuenta en la leyenda de san Huberto y en las de otros santos) y una voz que surgía de la aparición, le llamaba por su nombre. Se afirma que aquel prodigio ocurrió en la región italiana de Guadagnolo, entre Tivoli y Palestrina. La extraordinaria visión tuvo el efecto de convertir instantáneamente a Plácido al cristianismo. El general y toda su familia recibieron el bautismo y él tomó el nombre de Eustaquio, su esposa se llamó Teopistis y sus hijos, Agapito y Teopisto.

Poco después de su conversión, Eustaquio perdió todos sus bienes y, tras una serie de infortunios, se vio obligado a separarse de su familia. tienen que salir de Roma, los esposos se ven separados en dramáticas circunstancias y da por muertos a sus hijos que le fueron arrebatados por animales salvajes.

Tras aceptar la voluntad de Dios, vive dedicado a humildes quehaceres en un pequeño pueblo durante 15 años, hasta que tiempo después el emperador Trajano le reclama para ponerle al frente de su ejército con lo cual consigue una gran victoria, acompañado por el reencuentro con toda su familia, que estaba a salvo. Reconoce a sus hijos entre los legionarios, y a su mujer entre las que acompañaban a la tropa. Roma le recibe en apoteosis, pero, muere Trajano, y Adriano le sucede y cuando se entera que es cristiano y al negarse a ofrecer sacrificios a los dioses durante la ceremonia que se celebró en Roma por su victoria al frente de las armas imperiales. Como consecuencia de aquella negativa, Eustaquio, su mujer y sus hijos, fueron encadenados sobre un enorme toro de bronce bajo el cual se encendió una hoguera a fin de que todos los miembros de la familia perecieran asados.

No obstante la enorme popularidad de la leyenda de san Eustaquio -como lo prueba la gran cantidad de versiones tanto en prosa como en verso-, hasta la existencia histórica del mártir es una cuestión dudosa. El culto no es antiguo ni es posible localizar su origen con precisión. Es posible que llegara del Oriente, pero ya desde la primera mitad del siglo octavo, había sido adoptado en Roma. El nuevo Martirologio, en su determinación de evitar las referencias puramente legendarias, aunque recoge el culto del santo, sólo lo refiere a la titularidad de una iglesia.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Fuentes:
Vidas de los santos de A. Butler
hagiopedia.blogspot.com
P. Felipe Santos

 

 

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5:10 p.m.
SANTO ANDRÉS KIM TAE-GON Y PABLO CHONG HA-SANG Y COMPAÑEROS .

MÁRTIRES COREANOS





Memoria de los santos Andrés Kim Taegön, presbítero, Pablo Chöng Hasang y compañeros, mártires en Corea. Se veneran este día en común celebración todos los ciento tres mártires que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros. Todos estos atletas de Cristo —tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños—, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea (1839-1867).

Fecha de canonización: Los 103 mártires fueron canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.

Integran el grupo: santos Simeón Berneux, Antonio Daveluy, Lorenzo Imbert, obispos; Justo Ranfer de Bretenières, Ludovico Beaulieu, Pedro Enrique Dorie, Padro Maubant, Jacobo Chastan, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros; Juan Yi Yunil, Andrés Chong Hwa-gyong, Esteban Min Kuk-ka, Pablo Ho Hyob, Agustín Pak Chong-won, Pedro Hong Pyong-ju, Pablo Hong Yong-ju, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son, Lucas Hwang Sok-tu, Damián Nam Myong-hyog, Francisco Ch’oe Kyong-hwan, Carlos Hyon Song-mun, Lorenzo Han I-hyong, Pedro Nam Kyong-mun, Agustín Yu Chin-gil, Pedro Yi Ho-yong, Pedro Son Son-ji, Benedicta Hyon Kyongnyon, Pedro Ch’oe Ch’ang-hub, catequistas; Agueda Yi, María Yi In-dog, Bárbara Yi, María Won Kwi-im, Teresa Kim Im-i, Columba Kim Hyo-im, Magdalena Cho, Isabel Chong Chong-hye, vírgenes; Teresa Kim, Bárbara Kim, Susana U Sur-im, Agueda Yi Kan-nan, Magdalena Pak Pong-son, Perpetua Hong Kum-ju, Catalina Yi, Cecilia Yu Sosa, Bárbara Cho Chung-i, Magdalena Han Yong-i, viudas; Magdalena Son So-byog, Agueda Yi Kyong-i, Agueda Kwon Chin-i, Juan Yi Mun-u, Bárbara Ch’oe Yong-i, Pedro Yu Chong-nyul, Juan Bautista Nam Chong-sam, Juan Bautista Chon Chang-un, Pedro Ch’oe Hyong, Marcos Chong Ui-bae, Alejo U Se-yong, Antonio Kim Song-u, Protasio Chong Kuk-bo, Agustín Yi Kwang-hon, Agueda Kim A-gi, Magdalena Kim O-bi, Bárbara Han Agi, Ana Pak Ag-i, Agueda Yi So-sa, Lucía Pak Hui-sun, Pedro Kwon Tu-gin, José Chang Song-jib, Magdalena Yi Yong-hui, Teresa Yi Mae-im, Marta Kim Song-im, Lucía Kim, Rosa Kim, Ana Kim Chang-gum, Juan Bautista Yi Kwang-nyol, Juan Pak Hu-jae, María Pak Kuna- gi Hui-sun, Bárbara Kwon-hui, Bárbara Yi Chong-hui, María Yi Yon-hui, Inés Kim Hyo-ju, Catalina Chong Ch’or-yom, José Im Ch’i-baeg, Sebastián Nam I-gwan, Ignacio Kim Che-jun, Carlos Cho Shin-ch’ol, Julita Kim, Águeda Chong Kyong-hyob, Magdalena Ho Kye-im, Lucía Kim, Pedro Yu Taech’ol, Pedro Cho Hwa-so, Pedro Yi Myong-so, Bartolomé Chong Mun-ho, José Pedro Han Chae-kwon, Pedro Chong Won-ji, José Cho Yun-ho, Bárbara Ko Sun-i y Magdalena Yi Yong-dog.

Andrés Kim Tae-Gon, nació el 21 de agosto de 1821 en Solmoe (Corea). Sus padres eran Ignacio Kim Chejun y Ursula Ko. Era niño cuando la familia se trasladó a Kolbaemasil para huir de las persecuciones. Su padre murió mártir el 26 de septiembre de 1839. También su bisabuelo Pío Kim Chunhu había muerto mártir en el año 1814, después de diez años de prisión. Tenía quince años de edad cuando el padre Maubant lo invitó a ingresar al seminario. 

Fue enviado al seminario de Macao. Hacia el año 1843 intentó regresar a Corea con el obispo Ferréol, pero en la frontera fueron rechazados. 

Se ordenó diácono en China en el año 1844. Volvió a Corea el 15 de enero de 1845. Por su seguridad sólo saludó unos cuantos catequistas; ni siquiera vio a su madre quien, pobre y sola, tenía que mendigar la comida. En una pequeña embarcación de madera guió, a los misioneros franceses hasta Shangai, a la que arribaron soportanto peligrosas tormentas.

En Shangai recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ferréol el 17 de agosto de 1845, convirtiéndose en el primer sacerdote coreano. Hacia fines del mismo mes emprendió el regreso a Corea con el obispo y el padre Daveluy. Llegaron a la Isla Cheju y, en octubre del mismo año, arribaron a Kanggyong donde pudo ver a su madre. 

El 5 de junio de 1846 fue arrestado en la isla Yonpyong mientras trataba con los pescadores la forma de llevar a Corea a los misioneros franceses que estaban en China. Inmediatamente fue enviado a la prisión central de Seúl. El rey y algunos de ministros no lo querían condenar por sus vastos conocimientos y dominar varios idiomas. Otros ministros insistieron en que se le aplicara la pena de muerte. Después de tres meses de cárcel fue decapitado en Saenamt´õ el 16 de septiembre de 1846, a la edad de veintiséis años. 

Antes de morir dijo: ¡Ahora comienza la eternidad! y con serenidad y valentía se acercó al martirio.

Pablo Chong Ha-Sang nació en el año 1795 en Mahyon (Corea) siendo miembro de una noble familia tradicional. Después del martirio de su padre, Agustín Chong Yakjong, y de su hermano mayor Carlos, ocurridos en el año 1801, la familia sufrió mucho. Pablo tenía siete años. Su madre, Cecilia Yu So-sa, vio cómo confiscaban sus bienes y les dejaban en extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.

A los veinte años dejó su familia para reorganizar la iglesia católica en Seúl y pensó en traer misioneros. En el año 1816 viajó a Pekín para solicitar al obispo algunos misioneros; se le concedió uno que falleció antes de llegar a Corea. Él y sus compañeros escribieron al papa para que enviara misioneros. Finalmente gracias a los ruegos de los católicos, el 9 de septiembre de 1831 se estableció el vicariato apostólico de Corea y se nombró su primer obispo encargando a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París la evangelización de Corea. 

Pablo introdujo al obispo Ímbert en Corea, lo recibió en su casa y lo ayudó durante su ministerio. Monseñor Ímbert pensó que Pablo podía ser sacerdote y comenzó a enseñarle teología... Mientras tanto brotó una nueva persecución. El obispo pudo escapar a Suwon. Pablo, su mamá y su hermana Isabel fueron arrestados en el año 1839.

Aguantó las torturas hasta que fue decapitado a las afueras de Seúl el 22 de septiembre. Poco después también su madre y su hermana sufrieron el martirio.

Los dos forman parte de 103 mártires canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.

11:49 p.m.

Sacerdote y Mártir

En diversos lugares de Murcia, España, Beato Antonio (en el siglo Miguel Faúndez López), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores y tres compañeros, asesinados por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, integrando el grupo de 522 mártires de España, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Fr. Antonio (Miguel Faúndez López) Sacerdote profeso de la Orden de Frailes Menores. Nació en el pueblo de La Hiniesta, diócesis de Zamora, el 23 de julio de 1907 y fue bautizado a los dos días con el nombre de Miguel.

Emitió la profesión perpetua en la Orden de Frailes Menores en 1928 y fue ordenado sacerdote el 8 de febrero de 1931.

El 11 de marzo de 1936, los milicianos asaltaron el Convento de Cehegín, obligando al Siervo de Dios a buscar su salvación en varios pueblos. La tarde del 11 de septiembre, mientras estaba hospedado benignamente en una casa fue sacado de ella por los milicianos con un pretexto. Una vez en la calle, se dio cuenta que era conducido a otro lugar para ser asesinado y comenzó a gritar: “¡Viva la Virgen del Rosario”! “¡Viva Cristo Rey”!. Alcanzado por los tiros de los milicianos, el Siervo de Dios enrojeció con su sangre las calles de Bullas.

S.S. Benedicto XVI firmó el 10 de diciembre de 2010 el decreto con el cual se reconoce el martirio de este grupo de mártires, lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013

Este grupo de mártires está integrado por:

1. ANTONIO (MIGUEL FAÚNDEZ LÓPEZ), sacerdote profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 23 Julio 1907, en La Hiniesta, Zamora (España)
martirio: 19 Septiembre 1936 en Bullas, Murcia (España)

2. BUENAVENTURA (BALTASAR MARIANO MUÑOZ MARTÍNEZ), clérigo profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 7 Diciembre 1912 en Santa Cruz, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuello de Tinaja, Murcia (España)

3. PEDRO SÁNCHEZ BARBA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 1 Junio 1895 en Llano de Brujas, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuelo de Tinaja, Murcia (España)

4. FULGENCIO MARTÍNEZ GARCÍA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 14 Agosto 1911 en Ribera de Molina, Murcia (España)
martirio: 4 Octubre de 1936 en Espinardo, Murcia (España)

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Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Eremita

Martirologio Romano. En el territorio de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), san Mariano, eremita, que sólo se alimentaba de manzanas agrestes y a veces de miel, si la encontraba (s. VI).

Etimologia: Mariano = iluminador, espejo. Viene de la lengua hebrea.

Breve Biografía


Mariano vivió en Bourges, Francia, y no se sabe mucho de su vida y de sus andanzas.

Se sabe que era de una familia rica y noble. Su juventud prometía para todos los suyos un casamiento original y feliz.

Pero Mariano, en contra de la opinión de los padres y de mucha gente que le halagaba, decidió entregarse enteramente a Dios.

Y con la mayor tranquilidad de lo que se podía esperar de sus años, les dijo a todos unas palabras que les hicieron pensar:"Si quieres ser perfecto, anda, deja cuanto tienes, dalo a los pobres y sígueme".

Siguió al pie de la letra el Evangelio de Jesús de Nazaret.

Vendió cuanto le correspondía por herencia y, sin la menor vacilación, se los entregó a los pobres.

Se fue a un bosque solitario a hacer penitencia y oración.

Su fama de santidad llegó a conocerla mucha gente que acudía a su cueva para que los curara o para que los animara en sus dudas y malos ratos.

Un día fue exagerada la gente que se acercó a verle. Cuál no fue su sorpresa al encontrarlo muerto debajo de un manzano.

Su devoción es grande en Francia, y Pío VII ordenó su fiesta para el día de hoy.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!


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Religiosa Mercedaria

Martirologio Romano: En Barcelona, en la región española de Cataluña, santa María de Cervelló, virgen de la Orden de Santa María de la Merced, llamada popularmente «María del Socorro» por la ayuda prestada a sus devotos (1290).

Fecha de beatificación: Su culto fue confirmado por el Papa León X el 13 de febrero de 1692.

Breve Biografía


La primera religiosa mercedaria, nació en Barcelona, en la calle de Moncada, el 1 de diciembre de 1230.

Fue bautizada el 8 del mismo mes, en el sarcófago antiguo de la mártir barcelonesa Santa Eulalia, que servía de pila bautismal en la parroquia de Santa María del Mar.

La joven María, inmersa en el clima de caridad creado en su ciudad natal por los frailes redentores de cautivos, se sintió atraída por el empeño liberador, y se convirtió en el consuelo de los pobres, de los enfermos y de los cautivos, en el Hospital de Santa Eulalia. Allí conoció a las grandes primeras figuras de la Orden Mercedaria agrupados en torno a fray Pedro Nolasco.

Pidió, decidida, el hábito blanco de la Merced, y el 25 de mayo de 1265, emitió su profesión religiosa como hermana de la Orden de la Merced, prometiendo trabajar por la redención de cautivos. Con ella formaron comunidad las jóvenes sor Eulalia Pinós, sor Isabel Berti y sor María de Requesens, a las que muy pronto se agregó sor Colagia.

A Santa María de Cervelló también se le denomina Socós o Socorro. Esto se debe a los relatos que dicen que fue vista, en vida y después de muerta, ir sobre las alas del viento en ayuda de las naves de la redención combatidas por el mar embravecido.

Murió el 19 de septiembre de 1290. Sus restos mortales fueron sepultados en la iglesia de los frailes mercedarios de Barcelona, hoy Basílica de la Merced. En un altar, el primero de la derecha, reposa su cuerpo, que se conserva incorrupto. Desde el siglo XIII fue tenida como santa.

Ha sido invocada como patrona de los navegantes y tiene su templo parroquial en la Barceloneta, puerto de la ciudad Condal.

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Por: . | Fuente: Vatican.va

Catequistas y Mártires

Martirologio Romano: En la aldea Paimol, cerca de la misión de Kalongi, en Uganda, beatos David Okelo y Gildo Irwa, catequistas y mártires, que habiéndose ofrecido espontáneamente para anunciar el Evangelio al pueblo, fueron atravesados por lanzas, manifestando así en el martirio la fuerza de Cristo (1918).
Dos jóvenes catequistas ugandeses, David Okelo, de entre 16 y 18 años, y Gildo Irwa, de entre 12 y 14, fueron martirizados a golpes de lanza y cuchilladas en Palamuku, cerca de Paimol, aldea situada al norte de Uganda, en la cuenca del alto Nilo. Era el año 1918.

El ejemplo dado por estos dos jóvenes, unidos por una profunda amistad y por el entusiasmo de enseñar la religión cristiana a sus compatriotas, permanece como signo de coherencia de vida cristiana, fidelidad a Cristo y compromiso en el servicio misionero entre su pueblo.

La fecha de nacimiento de David y Gildo no se conoce con exactitud. Fueron bautizados el 1 de junio de 1916 y confirmados el 15 de octubre del mismo año. Pertenecían a la tribu Acholi, una rama del gran grupo Lwo, cuyos miembros viven aún en su mayor parte en el norte de Uganda, aunque también están presentes en el sur de Sudán, Kenia, Tanzania y Congo.

Los misioneros combonianos habían llegado en 1915 a la región de Kitgum, donde comenzaron su labor evangelizadora con la ayuda de algunos catequistas. Existían entonces muchas dificultades, algunas creadas por la primera guerra mundial, otras por la peste, la viruela y la situación de carestía. Para los brujos de la zona la llegada de la nueva religión era la causa de todas las desgracias. Por ello, surgieron movimientos anticristianos y anticolonialistas (los Adwi y los Abas) promovidos por los brujos y apoyados por los traficantes de marfil y de esclavos, que veían en el cristianismo un obstáculo para sus negocios. Además eran frecuentes las luchas tribales.

En este contexto de hostilidad y desconfianza se sitúa el testimonio heroico de los dos jóvenes catequistas, que no dudaron en trasladarse a Paimol para cubrir el vacío dejado en la obra de evangelización por la muerte de Antonio, el hermano de David. Cuando este pidió al padre Cesare Gambaretto sustituir a su hermano, juntamente con su amigo Gildo, el misionero intentó disuadirles, no sólo por su juventud, sino también por el peligro que corrían en aquella violenta zona. "¿Y si os matan?", preguntó entonces el misionero. "¡Iremos al paraíso!", fue la respuesta inmediata. "Ya está allí Antonio -añadió David-, no temo la muerte. ¿No murió Jesús por nosotros?".

Llegaron a su destino en noviembre de 1917 y once meses más tarde fueron asesinados por odio a la fe. Su martirio fue documentado por los habitantes de Paimol y ocho testigos oculares, entre los que se encontraba uno de los que les dieron muerte.

En Paimol, David y Gildo se dedicaban sin descanso a su misión de evangelización y ganaban su sustento trabajando duramente en los campos. Un catequista que enseñaba en una aldea dejó este testimonio: "Toda la gente del pueblo sin excepción les amaba por el bien que hacían (...). Murieron en el cumplimiento exacto de su enseñanza".

Al amanecer, David tocaba el tambor para llamar a sus catecúmenos a las oraciones de la mañana. Juntamente con Gildo, rezaba también el rosario. Enseñaba a los catecúmenos a memorizar las oraciones y las preguntas y respuestas del catecismo; durante las clases, para facilitarles el aprendizaje de las verdades fundamentales, les hacía repetir los textos también con la ayuda de cantos. Además, visitaba las aldeas vecinas, desde donde acudían sus catecúmenos, que durante el día ayudaban a sus padres en los campos o con el ganado. Cuando se ponía el sol, David llamaba a la oración en común y a rezar el rosario, concluyendo siempre con una canción a la Virgen. Los domingos, celebraba un servicio de oración, animado a menudo por la presencia de catecúmenos y catequistas de la zona.

Se recuerda a David como un joven de carácter pacífico y tímido, diligente en sus tareas como catequista y querido por todos. Nunca se vio involucrado en disputas tribales o políticas.
El padre Cesare Gambaretto, que había administrado los sacramentos a los dos jóvenes mártires, describía a Gildo como un joven de carácter dulce y alegre, muy inteligente. "Era de gran ayuda para David, y reunía a los niños para recibir la instrucción con su dulzura e insistencia infantil (...).
Había recibido el bautismo recientemente, cuya gracia preservó en su corazón y dejó traslucir con su comportamiento encantador".

Gildo estuvo siempre disponible y fue ejemplar en sus tareas como catequista-asistente. Espontáneamente, se mostró deseoso de ir con David a enseñar la palabra de Dios a Paimol.
Murieron atravesados por las lanzas de Okidi y Opio, dos Adwi (revolucionarios que se habían alzado en armas contra los jefes impuestos por las autoridades coloniales). Antes de matarles, los Adwi intentaron convencer a David y a Gildo para que abandonaran la región y la enseñanza del catecismo. Podrían haber salvado la vida, pero ellos rechazaron la oferta.

A Gildo se le dio la oportunidad de huir, pero él respondió: "Hemos trabajado en la misma obra; si es necesario morir, tendremos que morir juntos". Cuando les sacaron del pueblo para matarles, David lloraba. Fue entonces consolado por el pequeño Gildo: "¿Por qué lloras? Mueres sin motivo; no has hecho mal a nadie". Era poco antes del amanecer del 19 de octubre de 1918.

Los cristianos del lugar, acabada la furia homicida, no olvidaron a sus heroicos catequistas. El lugar del martirio, Palamuku, fue llamado desde entonces Wi-Polo ("En el cielo") para recordar el premio concedido por Dios a los dos adolescentes.

Fueron beatificados el 20 de octubre de 2002 por S.S. Juan Pablo II.

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Por: P. Felipe Santos |

Mártir

Martirologio Romano: En Prymnesso, de Frigia, santa Ariadna, mártir (s. inc.).

Etimología: Adriana = Ariana = Ariadna = castísima o santísima, viene del griego

Se sabe que esta joven fue una mártir del siglo I.

Se cuenta que fue una bella mártir por amor a Cristo en el siglo I. Se ve que asimiló muy pronto la profundidad de la vida encerrada en el Evangelio y, sin la menor duda, no tuvo reparos en entregar la propia existencia por una causa tan clave para toda su vida.

La historia dorada que hay alrededor de ella dice que era una esclava preferida del rey de Frigia. El hecho es que se convirtió al cristianismo y, por esta razón fue procesada.

Los jueces, antes de dictar el juicio premeditado, le permitieron que se fuera a pensar lo bien a solas a la montaña.

Cuando volvió, le preguntaron acerca de su última decisión. Era la misma. Entonces mandaron ejecutarla.

¡Felicidades a quien lleve este bello nombre!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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Por: P. Felipe Santos |

Emperatriz

Martirologio Romano: En Andlau, de la Baja Lotaringia (Alsacia), santa Ricarda, quien, siendo reina, despreció el poder terreno por servir a Dios en el monasterio fundado por ella misma (c. 895).

Etimología: Ricarda = fuerte en la riqueza. Viene de la lengua alemana.

Nació y murió en Alsacia, Francia, en el año 900. Era hija de Echanger, conde de esta ciudad.

Se casó con el conde Carlos el Grueso en el año 862. Era biznieto de Carlomagno, y en aquel tiempo, rey de los Francos de Ranania.

Carlos En el 881, con el apoyo del Papa Juan VIII, llegó a emperador de Occidente y, al mismo tiempo de Alemania, Francia, dueño de una parte de Italia y protector de Papado.

Pese a ello, abandonó al Papa cuando éste le llamó para que le ayudara. Al no acudir, el Papa fue masacrado a martillazos en el palacio de san Juan de Letrán.

Tras veinte años de matrimonio, Ricarda fue acusada de adulterio y repudiada, ella rechazó la acusación y fue sometida a la prueba del fuego para demostrar su inocencia, Dios demostró con un patente milagro su inocencia.

Y así acabó el inmenso imperio carlovingio. Sus siete hijos se repartieron cuanto quedaba.

Su padre murió al año siguiente . Y Ricarda no estaba a su lado en esos momentos cruciales para la vida de una persona.

Como no había seguido la vida Cristo en su estricto cumplimiento, nunca se sintió feliz a pesar de sus riquezas.

Se fue a la abadía de Alsacia, Andlau, para pasar allí sus últimos años.

En 1049, el Papa León IX vino a venerar sus restos y los colocó en el altar.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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Sacerdote y Fundador

Martirologio Romano: En Gora Kalwaria, Polonia, San Estanislao de Jesús y María Papczynski, presbítero y fundador de los Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María ( 1701)

Etimológicamente: Estanislao = Aquel que es gloria y honor de su pueblo, es de origen polaco y eslavo.

Fecha de beatificación: 16 de septiembre de 2007, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI
Fecha de canonización: 5 de junio de 2016, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Biografía


Estanislao de Jesús y María (nombre de pila Juan) Papczynski, sacerdote y fundador de los Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, primera congregación masculina polaca, fue beatificado el domingo 16 de septiembre en Polonia, en el santuario mariano de Lichen, por el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, s.d.b.

El crecimiento en las virtudes y en la educación

"Son dos los adornos que dan mucho brillo a las santas instituciones religiosas: la virtud y la educación", así escribía el padre Papczynski en el ocaso de su vida (1690), en una de sus cartas, mencionando asimismo los atributos que caracterizaron también su propia vida. Nació en Podegrodzie, en el seno de una familia numerosa, cerca de Stary Sacz, el 18 de mayo de 1631.

Corrían los tiempos en que Polonia, uno de los mayores Estados de Europa, con un territorio de casi un millón de kilómetros cuadrados, gozaba con orgullo de su poderío y esplendor. En aquellos días no se prestaba gran atención a los acontecimientos que hoy consideramos signos que auguraban las tragedias nacionales, cuyas tristes consecuencias, en corto tiempo, también el padre Papczynski tendría que sufrir.

Su padre, Tomás, que era un sencillo y apreciado herrero, durante algunos años fue alcalde y encargado de la iglesia en Podegrodzie. Su madre era una mujer piadosa y diligente. Eran relativamente pudientes por la posición social que tenían, y no ahorraron esfuerzos ni medios para la sólida educación y formación de su hijo, quien, no sin considerables dificultades, estudió en colegios de escolapios y jesuitas. Tuvo que interrumpir en varias ocasiones sus estudios, al principio a causa de dificultades en el aprendizaje, y más tarde como resultado de las guerras y epidemias que se difundían por el país. Así, en 1648, como consecuencia de la epidemia que se extendía en Lvov, enfermó gravemente; con la ayuda de personas desconocidas, se salvó de forma verdaderamente milagrosa.

En 1650 interrumpió sus estudios en Podoliniec (hoy Eslovaquia) porque la epidemia que se aproximaba del lado de Hungría obligó a las autoridades a cerrar el colegio escolapio. Más tarde, en 1651, tuvo que escapar de Lvov, junto con otros estudiantes del colegio jesuita, porque después de la derrota de los ejércitos reales se aproximaba a la ciudad el ejército cosaco.

De igual manera, tuvo que interrumpir sus estudios teológicos cuando, en mayo de 1656, a causa de la guerra con Suecia, estalló un combate por la ocupación de la ciudad. Durante estos intervalos en sus estudios realizaba trabajos físicos en el campo. Más adelante, en Secreta conscientiae, confesaría: "Le doy gracias a Dios porque, por voluntad suya, fui entonces obligado por mis padres a apacentar rebaños, porque (me atrevo a declararlo con conciencia tranquila), al pasar el tiempo en los pastizales, en medio de los rebaños, conservé una conciencia pura y santa. ¡Señor mío! Lo que te suplico humildemente es que este género de providencia de tu majestad —el cual espero para el futuro y en el cual creo— me conduzca hasta el final de mi vida, para que tú seas glorificado en todos mis actos, pensamientos y palabras".

Las dificultades en la consecución de su propia educación y su solicitud personal por ser fiel a Dios, le exigieron magnanimidad y firmeza de espíritu. Su valoración del estudio y la educación fue el fruto de aquellas virtudes; el padre Estanislao llegó a ser un buen maestro y educador de la juventud.

Primera vocación

Después de terminar la retórica y el curso de dos años de filosofía en el colegio jesuita en Rawa Mazowiecka, a la edad de 23 años, ingresó en la Orden de las Escuelas Pías (escolapios), oponiéndose a los insistentes esfuerzos de su madre y de su familia por casarlo. Los escolapios habían iniciado su actividad en Polonia en 1642 y gozaban ya de un considerable reconocimiento. Juan los conocía, con anterioridad a su ingreso, porque en los años 1649-1650 había estudiado en sus colegios de Podoliniec. La decisión había sido discernida con detenimiento y brotaba de la fe. No se excluye que esta decisión haya sido fortalecida, además, por la necesidad de oponerse a sus parientes, que veían su futuro de modo diferente.

Después de muchos años confesaba: "Es muy difícil expresar lo mucho que aprecié mi vocación, la cual era promovida sólo por Dios mismo". Esperó algunos años para poder ingresar, ya que en 1646 los escolapios fueron reconocidos como congregación, pero sin derecho a la profesión de votos, y este estado se prolongó hasta el año 1656. Como Orden de carácter mariano, le parecía muy adecuada para él por su amor a María, en el que se había formado desde la infancia. Además, su dedicación a la formación de la juventud descuidada y pobre de origen campesino, y la idea de "suprema pobreza" contenida en aquella espiritualidad, hicieron que Juan se identificara con esta comunidad y se adhiriese a ella de corazón. Llamaba a su Orden: "La más santa congregación", "más valiosa que la vida", "la más amada".

En el noviciado recibió el nombre religioso de Estanislao de Jesús y María. En el primer año del noviciado hizo tales progresos en la vida religiosa, que al inicio del segundo año fue enviado a realizar estudios teológicos en Varsovia. Allí, el 22 de julio de 1656, profesó los tres votos simples de castidad, pobreza y obediencia e hizo el juramento de permanecer en la Orden hasta el final de su vida. Al recibir las órdenes menores y el subdiaconado algunos días después, tuvo que abandonar el claustro junto con otros escolapios, porque cerca de los muros de Varsovia se desencadenó una batalla contra los ejércitos suecos. Los religiosos huyeron a Rzeszów y después se refugiaron en Podoliniec, donde, a comienzos de 1658, le fue encomendada al hermano Estanislao la enseñanza de retórica en el colegio local. El 12 de marzo de 1661 recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo de Przemysl, Estanislao Sarnowski. Después de tres años de trabajo como profesor de retórica en Rzeszów, fue trasladado a Varsovia.

En búsqueda de la perfección evangélica

Con todo el celo y la pasión propios de su carácter, el padre Estanislao se involucra en el trabajo pastoral. Había comenzado a enseñar retórica ya desde antes de su ordenación. Con el tiempo, para las necesidades de sus estudiantes, elaboró y entregó a la imprenta el Prodromus reginae artium, un manual de retórica que después sería varias veces renovado. Consideraba la enseñanza, que lo ponía en contacto con la juventud, como el medio perfecto para formar una nueva generación de ciudadanos de Polonia.

Procuraba transmitir no sólo la manera de "pronunciar bellas palabras", sino también consejos "para una buena y noble vida", para que los alumnos "con el paso de los años, mediante la adquisición de sabiduría y todo género de virtudes, se convirtieran en la verdadera gloria de su familia, en la verdadera gloria de Polonia". Tenía consciencia de la trágica situación de su país: guerras incesantes y agotadoras que abarcaban todo el territorio, el ahondamiento de la miseria social, el vaciamiento del tesoro real, el descuido en el área de la fe y la moral, los irreprimibles privilegios de la nobleza, las luchas de partidos, la parálisis del parlamento. Por lo tanto, incluyó en su enseñanza elementos de crítica a la desigualdad y a las degeneraciones sociales, y publicó sus opiniones en dos manuales impresos.

El padre Papczynski, ya desde 1663, se había hecho famoso en Varsovia no sólo como profesor de retórica, sino también como maestro de vida espiritual, predicador y confesor. Imprimió algunos de sus sermones, entre otros, Orator crucifixus (1670), que contiene consideraciones sobre las últimas siete palabras de Cristo. Fue también un incansable propagador del culto a la Inmaculada Concepción de María, dirigiendo, entre otras obras, la cofradía establecida en su honor en la iglesia de los escolapios en Varsovia.

En la Orden, se le encomendó la tarea de prefecto del colegio, el encargo de recolectar las cartas de solicitud en el proceso de beatificación del padre José de Calasanz, y fue también elegido como delegado para el capítulo provincial. Sin embargo, al mismo tiempo, las controversias aumentaban. El padre Estanislao, inspirado por el espíritu del fundador, defendió celosamente la observancia primitiva de la Orden de las Escuelas Pías y el derecho de elección de los superiores provinciales en las provincias.

Sin embargo, comenzaron a aparecer contra él, por parte de otros hermanos, acusaciones de instigación y rebeldía. A este período de su vida lo denominó "martirio de larga duración". Buscó fuerza y apoyo en la cruz de Cristo. De estas experiencias nació el libro Christus patiens, que contiene consideraciones acerca de la pasión del Señor basadas en fragmentos del Evangelio.

Finalmente, movido por un verdadero amor, y deseando el restablecimiento de la paz en la provincia dividida a causa de las controversias, solicitó en 1669 el permiso de abandonar la Orden de las Escuelas Pías y lo obtuvo mediante un breve apostólico del día 11 de diciembre de 1670.

Fundador de los Clérigos Marianos

Mientras aguardaba que llegara la autorización para su partida, en la residencia escolapia de Kazimierz, cerca de Cracovia, el padre Estanislao, de manera inesperada, y ante todos los allí congregados, leyó su Oblatio, un acto —previamente preparado— de consagración total a Dios uno y trino y a la Madre de Dios María Inmaculada, y anunció su propósito de fundar la "Asociación de sacerdotes marianos de la Inmaculada Concepción".

Al mismo tiempo, confesó su fe en la Inmaculada Concepción y profesó el llamado "voto de sangre", es decir, la disposición de defender esta verdad incluso hasta dar la vida por ella. En los planes de la Providencia divina, la Orden de los Escolapios fue para el padre Estanislao una escuela de vida religiosa, un lugar de preparación para entrar en una nueva vocación. Más tarde confesó que aquel acto de consagración lo hizo por inspiración divina, y que la "visión" de la nueva congregación fue formada en su mente por el Espíritu Santo. Inmediatamente después de abandonar la Orden de los Escolapios, comenzó a buscar formas de realización de esos propósitos y, por esa razón, no aceptó las invitaciones de otras congregaciones que le ofrecieron el ingreso en sus comunidades. También rechazó varios beneficios que le fueron ofrecidos por algunos obispos.

Con el apoyo del obispo de Poznan, Esteban Wierzbowski, se instaló en un terreno de su diócesis, y en 1671 vistió allí un hábito blanco para honrar a la Inmaculada Concepción. Entre tanto, preparó para la futura congregación una nueva regla y la llamó Norma vitae. Para dar inicio a su instituto se encaminó a una pequeña comunidad de ermitaños en Puszcza Korabiewska (hoy Puszcza Marianska) y les expuso su visión de la vida religiosa. Los "Ermitaños Marianos" obtuvieron la aprobación eclesial el 24 de octubre de 1673 mediante el decreto del obispo Estanislao Swiecicki. En 1677, el obispo Esteban Wierzbowski donó a los marianos la iglesia de la Última Cena en Nowa Jerozolima (hoy Gora Kalwaria), junto a la cual surgió la nueva casa religiosa. El 21 de abril de 1679, ese mismo obispo erigió canónicamente la congregación de los Marianos en el territorio de su diócesis. El padre Estanislao no cesó en sus esfuerzos por conferirle una forma de vida que no fuera ermitaña —con la que había surgido la primera casa religiosa—, sino apostólica, según el modelo escolapio que conocía y apreciaba en gran manera.

El carisma y desarrollo de la Congregación

Antes que Estanislao Papczynski fundara la Orden de los Marianos, cuyo primer objetivo era la difusión del culto a la Inmaculada Concepción de la santísima Virgen María, la espiritualidad mariana había impregnado ya completamente medio siglo XVII. Esta espiritualidad estaba vinculada a variadas y bastante originales formas de piedad, entre las cuales la más significativa era la esclavitud mariana. Elaborada teológicamente y siendo bastante popular entre la sociedad, con seguridad tuvo influencia en los votos del rey Jan Kazimierz y la consagración de Polonia como esclava de María.

Aunque la espiritualidad de la congregación de los Marianos refleja, de algún modo, la espiritualidad y la mentalidad de la Iglesia en Polonia, al mismo tiempo se puede advertir que su fundador no quería ser un simple continuador de esa devoción mariana. Concentró su atención, sobre todo, en el misterio de la Inmaculada Concepción, hallando en él, de alguna manera, el corazón del cristianismo: el don gratuito del infinito amor de Dios por los hombres, obtenido por Cristo, es acogido por María como la primera entre los creyentes, en total amor y docilidad a Dios, durante toda su vida.

También, por esa razón puso en este misterio una gran esperanza de alcanzar los bienes celestiales, orando con frecuencia: "Que la Inmaculada Concepción de la Virgen María sea nuestra salvación y protección". Vio en la imitación evangélica de la vida de María la forma fundamental del culto a la Inmaculada Concepción.

Su sensibilidad a la actuación del Espíritu Santo y a los signos de los tiempos, en especial a las vicisitudes de los más pobres, hicieron que en 1676 añadiera al objetivo original de la Congregación la oración por los difuntos, sobre todo por los soldados caídos y por las víctimas de las epidemias. Los primeros biógrafos del padre Estanislao citan que él mismo frecuentaba los campos de batalla, curaba las heridas de los soldados, enterraba a los muertos y oraba por ellos. Son aquí significativas las reminiscencias de su servicio durante la batalla contra los turcos en territorio ucraniano, en los años 1675-1676.

El padre Estanislao tuvo muchas experiencias místicas vinculadas con el purgatorio, durante las cuales hubo de experimentar los sufrimientos de los difuntos sometidos a la purificación. Además de orar más por ellos en forma personal y de asumir diferentes actos de penitencia por esa intención, exhortó a sus hermanos a hacer lo mismo.

El fundador de los Marianos también deseaba ayudar a los párrocos en su trabajo pastoral y se dedicó con celo a esta actividad apostólica. La crisis de Polonia, sentida por todos en aquel tiempo, afectó también a la Iglesia y se manifestó no sólo en la falta de formación religiosa —en especial entre las capas sociales más bajas— sino también, en la carencia de sacerdotes. En su celo por la santificación del pueblo, el padre Estanislao escribió y editó en 1675, en Cracovia, el libro titulado Templum Dei mysticum. En él expone a los fieles laicos la manera de aspirar a la santidad, apoyándose en las palabras de san Pablo referentes a que el cristiano es "templo de Dios" (1 Co 3, 16). El padre Estanislao también se dedicó con celo a las obras de misericordia, tanto espirituales como materiales.

Con el objeto de obtener la aprobación pontificia, en 1690 se dirigió a Roma, pero desafortunadamente se encontró con la muerte del Papa Alejandro VII. Mientras esperaba la elección del nuevo Papa, cayó enfermo y tuvo que regresar a su país. Solamente alcanzó a obtener el consentimiento de los franciscanos observantes para poner bajo su cuidado la congregación de los Marianos. Esta anexión a los franciscanos había sido solicitada por él en 1691 a fin de asegurar un desarrollo estable para la nueva comunidad. Después de regresar a Polonia, convencido de la proximidad de su muerte, escribió su testamento. No obstante, recobró la salud y continuó dirigiendo el desarrollo de la comunidad.

En la primavera de 1698, como no se sentía con suficientes fuerzas para hacerlo él mismo, envió a Roma al procurador general Kozlowski con la tarea de obtener la aprobación pontificia, y en el otoño de ese mismo año emprendió la fundación en Gozlin, Mazovia. Kozlowski obtuvo la aprobación pontificia para los Marianos en el año de 1699, después de recibir la Regula decem beneplacitorum. El 24 de noviembre de 1699, Inocencio XII aprobó canónicamente a los Marianos, la última Orden de clero regular en la historia de la Iglesia. El Papa encomendó al nuncio de Varsovia que recibiera la profesión de votos solemnes de los religiosos Marianos.

Estanislao Papczynski fue superior general hasta el final de su vida. Murió el 17 de septiembre de 1701 en la casa religiosa de Gora Kalwaria, pronunciando las palabras: "En tus manos Señor, encomiendo mi espíritu", bendiciendo antes a quienes lo acompañaban, animándolos a conservar la Regla y las Constituciones, y expresando su ardiente deseo de unirse a Cristo.

La Orden fundada por él fue desarrollándose, aunque no sin considerables dificultades. Al poco tiempo de la muerte de su fundador, atravesó una crisis que por poco no acabó con su existencia. Después de superar las dificultades, la comunidad salió fortalecida y comenzó el dinámico desarrollo de los Marianos en Polonia, en Portugal y en Roma. El siglo XIX trajo un tiempo de encarnizadas persecuciones por parte de las autoridades seculares y la clausura de las casas religiosas en todos los países en los que se encontraba la Orden de los Marianos.

A comienzos del siglo XX, quedaba un solo sacerdote Mariano, en Mariámpole, Lituania. No obstante, Dios salvó su obra sirviéndose del beato Jorge Matulaitis Matulewicz quien, con el consentimiento de la Santa Sede y en cooperación con el superior general, ingresó en secreto en la Orden y, a escondidas de las autoridades seculares, llevó a cabo una reforma. El rápido desarrollo que siguió a la reforma hizo que los Marianos emprendieran sucesivas obras en nuevos países. Al presente, la Congregación cuenta con más de 500 miembros en 18 países, en todos los continentes.

Historia del proceso de beatificación

Estanislao Papczynski murió en olor de santidad. Esta fama de santidad era conocida ya durante su vida terrena. Sin embargo, como resultado de las dificultades que atravesó la Orden de los Marianos después de su muerte, no se emprendieron entonces las gestiones para su beatificación. La actividad intensa en esa dirección fue iniciada por el siervo de Dios Kazimierz Wyszynski, sacerdote Mariano, a mediados del siglo XVIII. El proceso informativo, iniciado en la diócesis de Poznan, duró desde 1767 a 1769.

A principios del siglo XX, inmediatamente después del renacimiento de la Congregación, durante el capítulo general presidido por el beato Jorge Matulaitis Matulewicz en 1923, se tomó la decisión de reanudar las gestiones del proceso de beatificación. Sin embargo, el proceso sólo se inició formalmente en 1953. La Congregación para las causas de los santos emitió en 1992 el decreto sobre la heroicidad de las virtudes del padre Estanislao, y el 16 de diciembre del 2006, emitió el decreto que reconocía el milagro realizado por su intercesión.

¿Cuál fue ese milagro?

Zbigniew Chojnowski con una foto de Sebastián, el niño salvado por un milagroOcurrió a finales de marzo en 2001, una mujer estaba embarazada y la estaba pasando muy mal, estaba en el hospital, tenía apenas dos meses de embarazo. Todo el mundo tenía motivo de preocupación. El año anterior había perdido un hijo por un aborto involuntario.

Tras los exámenes, su médico descubrió que el saco fetal se había reducido debido a la falta de flujo de sangre a través del cordón umbilical. Además, la mujer tenía un desgarro en su saco amniótico por el que se había drenado prácticamente todo el líquido amniótico. Pruebas realizadas al bebé dentro del útero confirmaron que el corazón del bebé había dejado de latir. El médico declaró que el bebé muerto. Al día siguiente, una segunda prueba confirma que el feto no tenía latido del corazón.

Pero la familia de ella, en especial su primo Zbigniew Chojnowski, no dejaron de rezar pidiendo la intercesión del Siervo de Dios Estanislao.

Pasaron dos días, la madre desconsolada aún no había abortado, por lo que su médico preparó todo para llevar a cabo la cirugía para quitar el bebé muerto del vientre de su madre.

Sin embargo, justo antes de la cirugía, mediante una ecografía el médico descubrió un latido del corazón. Otras pruebas confirmaron que el bebé estaba vivo y que la sangre fluía a través del cordón umbilical. La presencia de líquido amniótico también indicó que el desgarro se había reparado.

"Este fue el octavo día de mi novena", relató Zbigniew. Sebastián nació en octubre de 2001.

fuente de este relato: varios sitios en Internet

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El segundo milagro, el de la canonización

Fue la curación de una joven polaca de 20 años y que sucedió poco después de la beatificación del sacerdote en 2007. La mujer sufría de un problema respiratorio que se asemejaba a un resfriado común, sin embargo todos los tratamientos antibióticos fallaron.

Su condición se deterioraba hasta que perdió la conciencia y su cuerpo comenzó a apagarse. El doctor informó a la familia que sus pulmones estaban destruidos y que su muerte era inminente.

Luego de consultar con la familia, los médicos decidieron remover el soporte que la mantenía con vida. Esto fue el miércoles de Semana Santa. La madre, llena de dolor, fue a la iglesia a rezar. Ahí se le acercó una catequista que la vio llorando, y le entregó un folleto que contenía instrucciones para rezar una novena para pedir la intercesión del Beato Estanislao.

La mujer animó a la madre a recitar la novena y confiar en la gracia de Dios a través del beato polaco. La mamá, junto a su esposo y otros familiares comenzaron a rezar.

Por su parte, aunque le habían quitado el soporte vital, la joven no había muerto. Por el contrario recuperó la conciencia y durante los días que se rezó la novena se recuperó totalmente.

Esto hizo que los médicos –el último día de la novena–, hicieran una nueva prueba de rayos x a los pulmones. Desconcertados, vieron que los pulmones de la joven estaban curados, como si fueran los pulmones de un bebé.

La joven fue dada de alta del hospital durante la semana de Pascua con una curación médicamente inexplicable. Su boda, previamente programada, tuvo lugar poco después. Se casó con el joven que, aunque débil en la fe, se mantuvo a su lado todo el tiempo de la hospitalización. Ahora tienen dos niños y está en perfecto estado de salud.

Un equipo médico de la Santa Sede revisó el caso y el 17 de septiembre de 2015 (en el 314° aniversario de la muerte del beato), afirmó por unanimidad que la curación de la mujer no tiene una explicación científica o natural.

El 10 de noviembre el equipo de teólogos declaró que la curación ocurrió por intercesión del Beato Estanislao; y el 13 de enero de 2016 la Congregación para la Causa de los Santos aprobó el milagro. Ocho días después el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto.

El relato sobre este milagro fue publicado originalmente en ACI Prensa

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Mensaje para el siglo XXI

Podría parecer que las circunstancias de la vida de Estanislao Papczynski, quien vivió hace más de 300 años, no tienen mucho que decirle al hombre contemporáneo. Sin embargo, la divina Providencia, en la que él confió toda su vida sin límites y con perseverancia, quiere que los ojos del hombre de hoy se vuelvan hacia la persona de un religioso que persiguió un fin: que el hombre, redimido por la sangre de Cristo, acoja plenamente la verdad del Evangelio y la gracia de Dios, y que responda a ella con la totalidad de su vida. Con estos objetivos fundó la Congregación; esta es la verdad que procuró llevar a los hombres. Encontró la inspiración para sus convicciones en el misterio de la Inmaculada Concepción, en el que descubrió la inmensidad del amor de Dios por cada hombre, desde el inicio de su existencia y sin mérito alguno de su parte.

La hagiografía fue publicada originalmente en Vatican.va y es reproducida con su autorización

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Presbítero

Martirologio Romano: En Avigliana, en el territorio de Turín, en el Piamonte, beato Querubín Testa, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, devotísimo de la pasión del Señor (1478).

Fecha de beatificación: Culto confirmado por S.S. Pío IX el 21 de noviembre de 1865

Breve Biografía


Perteneciente a la noble familia Prueba, Querubín nació en Avigliana, provincia de Turín (Italia), el año 1451. Abrazó en edad temprana la vida religiosa y vistió el hábito de los Ermitaños de S. Agustín en el convento local de la Orden, fundado por el beato Adriano Berzetti de Buronzo. Allí llevó, hasta al final de su breve existencia, una austera vida de mortificación y santidad, marcada siempre por un profundo espíritu de obediencia y una inmensa piedad. Se distinguió, además, por su pureza y por una particular profunda devoción a la Pasión de Cristo, hasta el extremo de pasar gran parte del día llorando, en extática contemplación de Jesús crucificado.

Querubín murió, con sólo veintinueve años, el 17 de septiembre de 1479, en el convento de Avigliana. Se cuenta que, en el momento mismo en que exhaló el último aliento, las campanas del lugar comenzaron a tocar por sí solas, como para anunciar a los cuatro vientos el feliz tránsito de su alma al paraíso.

En una pintura existente tiempo atrás en el claustro del antiguo convento agustino de Tolentino, en las Marcas, el beato Querubín estaba representado con la aureola del santo, una azucena florecida sobre el corazón y un crucifijo en la mano derecha. Bajo la imagen se podía leer la siguiente inscripción: Beatus Cherubinus de Aviliana, conventus S. Augustini Avilianae magnus splendor. La razón por la que fue representado con la azucena floreciente que salía del corazón, es explicada por algunos antiguos escritores agustinos, como, por ejemplo, Torelli y Elsen, con el hecho de que advirtiendo algunos religiosos que surgía una suave fragancia de su sepulcro cada vez que pasaban delante del mismo para ir al coro, se decidió exhumar el cuerpo del beato para trasladarlo a una sepultura más digna; y al abrir el sepulcro todos pudieron ver que una azucena perfumada había brotado milagrosamente del corazón de Querubín.

Tales prodigios, ocurridos después de su muerte, favorecieron la inmediata afirmación del culto en su honor, conservado siempre vivo, e hicieron posible conseguir la solemne confirmación por parte de Pío IX, el 21 de septiembre de 1865

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Obispo y Fundador

Martirologio Romano: En Cracovia, ciudad de Polonia, beato Segismundo Félix Felinski, obispo de Varsovia, que en medio de grandes dificultades trabajó por la libertad y la instauración de la Iglesia, y, para atender a las necesidades del pueblo, fundó el Instituto de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María ( 1895).

Fecha de beatificación: 18 de agosto de 2002, durante el pontificado de S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 11 de octubre de 2009, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Etimológicamente: Segismundo = Aquel que defiende la victoria

Breve Biografía


Segismundo Félix Felinski (1822-1895) arzobispo de Varsovia y fundador de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María, nació el 1 de noviembre de 1822 del matrimonio formado por Gerard Felinski y Eva Wendorff, en Wojutyn en Volinia (actualmente Ucrania), en lo que entonces era territorio ruso. Fue arzobispo de Varsovia por 16 meses, pasó 20 años en el exilio en Siberia, pasó 12 años en el semiexilio como tit. Arzobispo de Tarso y párroco en el país. Murió en Cracovia que entonces pertenecía a Austria, el 17 de septiembre de 1895. De hecho, pasó 58 de sus 73 años en un territorio que pertenecía al imperio ruso.

Figura nacional y espiritual

Él es venerado como Pastor en el exilio, un apóstol de la armonía nacional y la unidad en el espíritu del Evangelio, un modelo de dedicación sacerdotal. Como arzobispo de Varsovia y fundador de una congregación religiosa, ejerció sus funciones y obligaciones como un "Buen Pastor" con gran fortaleza, amor y coraje, manteniendo siempre una cuidadosa vigilancia sobre sí mismo. Escribió: "estoy convencido de que al mantener mi corazón incontaminado, que vive en la fe y de amor fraterno hacia mi prójimo, no estoy fuera del camino. Tan sólo ese es mi tesoro y él no tiene precio".

Familia

El tercero de seis hijos, dos de los cuales murieron a temprana edad, fue criado con la fe y la confianza en la Divina Providencia, el amor a la Iglesia y a la cultura polaca. Cuando Segismundo tenía 11 años su padre murió. Cinco años más tarde, en 1838, su madre fue detenida por los rusos y enviada al exilio en Siberia por su participación en actividades patrióticas. Aquella actividad patriótica consistía en trabajos para mejorar las condiciones sociales y económicas de los agricultores.

Educación y antecedentes

Segismundo tuvo una buena educación. Después de completar la escuela secundaria, estudió matemáticas en la Universidad de Moscú de 1840-1844. En 1847 se trasladó a París, donde estudió Literatura Francesa en la Sorbona y el Collège de France. Conocía a todas las figuras importantes de la emigración polaca, por ejemplo: Adam Mickiewicz. Fue amigo del poeta nacionalista Juliusz Slowacki quien murió después de la revuelta de Poznan. En 1848, participó en la revuelta de Poznan, misma que fracasó. Desde 1848-50 fue tutor de los hijos de Eliza y Zenon Brzozowski en Munich y París. En 1851 regresó a Polonia y entró en el seminario diocesano de Zytomierz. Estudió en la Academia Católica de San Petersburgo. El 8 de septiembre de 1855 el Arzobispo Ignacy Holowinski, Arzobispo de Mohilev lo ordenado. Fue asignado a la Parroquia de los Padres Dominicos de Santa Catalina de Siena en San Petersburgo hasta 1857, año en el que el obispo lo nombró director espiritual y profesor de filosofía de la Ecclesiastical Academy. En 1856 fundó la organización benéfica llamada "Rescate de los Pobres" y en 1857 fundó la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María.

Arzobispo de Varsovia

El 6 de enero de 1862, el Papa Pius IX designó a Segismundo Felinski Arzobispo de Varsovia. El 26 de enero de 1862 el Arzobispo Zylínski lo consagró en San Petersburgo. El 31 de enero partió hacia Varsovia ciudad a la que llegó el 9 de febrero de 1862. Los rusos, aniquilaron brutalmente el levantamiento Polaco contra Rusia que tuvo lugar en Varsovia el año 1861, dando lugar a un estado de sitio. Como respuesta a las bruscas medidas de los rusos, las autoridades eclesiásticas cerraron todas las iglesias durante cuatro meses. El 13 de febrero de 1862, el nuevo Arzobispo consagró nuevamente la catedral de Varsovia; el Ejército ruso lo había profanado el 15 de octubre de 1861. El 16 de febrero ordeno que se abrieran nuevamente todas las iglesias de la ciudad con la celebración solemne de la Exposición de Cuarenta Horas del Santísimo Sacramento.

Segismundo Felinski fue Arzobispo de Varsovia durante 16 meses, del 9 de febrero de 1862 al 14 de junio de 1863. Fueron tiempos difíciles dado los enfrentamientos diarios entre los usurpadores rusos que tenían el poder y el Partido Nacionalista. Desafortunadamente, él encontró una atmósfera de desconfianza de parte de algunos ciudadanos e incluso de una parte del clero, todo debido a que el gobierno ruso, mediante engaños, les hizo pensar que el Arzobispo Felinski colaboraba secretamente con el gobierno. El Arzobispo siempre dejó en claro que tan sólo estaba al servicio de la Iglesia. También trabajó por la supresión sistemática de toda interferencia gubernamental en los asuntos internos de la iglesia. Reformó la diócesis para lo cual hacía visitas regulares a las parroquias y a las organizaciones caritativas dentro de la diócesis de modo de poder entender y conocer sus necesidades. Modificó los programas de estudio de la Ecclesiastical Academy de Varsovia y de los seminarios diocesanos, dando un nuevo ímpetu al desarrollo espiritual e intelectual del clero. Hizo todos los esfuerzos posibles para liberar a los sacerdotes encarcelados. Los animó a proclamar el Evangelio abiertamente, a catequizar a sus feligreses, a iniciar escuelas parroquiales para así lograr que las nuevas generaciones sean más serias, devotas y honestas. Cuidó de los pobres y huérfanos, comenzando un orfanato en Varsovia que confió a las Hermanas de la Familia de María.

En la gestión política trató de impedir que su nación se lanzase precipitadamente en una visión imprudente y desconsiderada. Como una muestra de su protesta contra la sangrienta represión ejecutada por los rusos a la “Rebelión de enero” de 1863, el Arzobispo Felinski dimitió al Consejo de Estado y el 15 de marzo de 1863 escribió una carta al Emperador Alexander II, impulsándolo a acabar con la violencia. De la misma manera protestó contra el ahorcamiento del frayle capuchino Agrypin Konarski, “capellán de los rebeldes”. Su intrepidez e intervenciones rápidamente ocasionaron que Alexander II lo enviara al exilio.

Exiliado a Siberia durante 20 años

De hecho, el 14 de junio de 1863, él fue deportado de Varsovia a Jaroslavl, en Siberia, donde él pasó, por ordenes directas del Zar, los siguientes 20 años totalmente incomunicado de Varsovia. Encontró un modo de organizar los trabajos de caridad para ayudar a sus compañeros de prisión y sobre todo a los sacerdotes. A pesar de las restricciones de la policía rusa, logró recaudar fondos para construir una Iglesia católica que más tarde se convirtió en parroquia. La gente se sorprendía de su actitud espiritual y tarde o temprano comenzaron a llamarle “el santo obispo polaco”.

Semiexilio en la región de Cracovia

En 1883, después de negociaciones entre la Santa Sede y Rusia, el Arzobispo Felinski fue liberado y el 15 de marzo de 1883, el Papa Leo XIII lo transfirió de la Sede de Varsovia a ser Arsobispo titular en Tarso. Como clérigo de la capilla pública de la casa señorial de los Condes Keszycki y Koziebrodzki, proyectó una intensa actividad pastoral. De su propio peculio, estableció en el pueblo la primera escuela y un jardín de infancia. Construyó una iglesia y el convento para las Hermanas Franciscanas de la Familia de María.

Murió en Cracovia el 17 de septiembre de 1895 y donde fue enterrado el 20 de septiembre. Más tarde sus restos fueron trasladados a Dzwiniacza (el 10 de octubre de 1895). Finalmente en 1920 sus restos fueron llevados a Varsovia donde, el 14 de abril de 1921, fueron solemnemente enterrados en la cripta de la Catedral de San Juan donde actualmente son venerados.

Su Santidad Juan Pablo II lo beatificó el 18 de agosto de 2002.
 

Reproducido con autorización de Vatican.va

traducido por Xavier Villalta

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