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11:28 p.m.

Por: . | Fuente: ACI Prensa

Periodista, Padre de Familia y Mártir

Martirologio Romano: En Berlín, en Alemania, beato Nicolás Gross, padre de familia y mártir, que, dedicado a las cuestiones sociales, se enfrentó con un régimen contrario a la dignidad humana y a la religión y, por no querer actuar en contra de los preceptos de Dios, fue encarcelado y ahorcado, obteniendo así la participación en la victoria de Cristo (1945).

Etimología: Nicolás = Aquel que es vencedor del pueblo o de la multitud, es de origen griego.

Fecha de beatificación: 7 de octubre de 2001 por el Papa Juan Pablo II.

Nikolaus Gross, incansable periodista cristiano que batalló contra el nacional-socialismo de la Alemania nazi, fue elevado a los altares el 7 de octubre del año 2001 por el Papa Juan Pablo II, en una solemne ceremonia en la plaza de San Pedro.

Gross, nacido en Niederwenigern, cerca de Essen en 1898, tuvo una vida que combinó el trabajo duro de las minas y el trabajo intelectual del periodismo, herramienta ésta última que utilizaría para convertirse en un opositor no violento del régimen de Adolf Hitler.

Así, cuando contaba con 19 años y ya dentro del trabajo minero, ingresó al sindicato cristiano. Un año después entró al partido cristiano del Zentrum, convirtiéndose a los 22 en secretario de los jóvenes mineros.

Por ese tiempo Gross siente inquietud por el periodismo, lo que lo impulsa a colaborar en el diario del Movimiento Católico de los Trabajadores (KAB), el Westdeutschen Arbeiterzeitung. Rápidamente comienza a destacar por su talento, hasta convertirse dos años después en el director del diario.

Afincado en Colonia, Gross percibe el peligro que para Alemania significaba que el nazismo tomara el poder; por ello no duda, respaldado en su fe, en informar a sus lectores sobre las verdaderas consecuencias que un régimen de este tipo traería sobre el país.

En una de las tantas ocasiones afirmaría, "nosotros trabajadores católicos rechazamos con fuerza y con claridad el Nacionalsocialismo, no sólo por motivos políticos o económicos, sino decididamente también por nuestra postura religiosa y cultural".
Al tomar Hitler el poder en Alemania, la comunidad cristiana empieza a ser perseguida.

Sin embargo, esto no fue impedimento para que Gross continuara su labor, complementada con el apoyo mutuo que se prestó con las más influyentes e importantes inteligencias católicas contrarias al nazismo. Entre ellas destacó el sacerdote jesuita Alfred Delp y el laico Emil Letterhaus. Ambos también serían ejecutados.

Poco a poco el diario se fue convirtiendo en un obstáculo para el gobierno, siendo declarado enemigo del Estado y clausurado en 1938. Nikolaus Gross no se dejó amilanar y continuó con su tarea de anunciar a Cristo sacando ediciones clandestinas.

Esta constante oposición al nacional-socialismo, hizo que fuera encarcelado y condenado (el 15 de enero de 1945) a morir en la horca, la ejecución se realizó apenas ocho días después el 23 de enero. Para tener una referencia en la línea de tiempo podemos resaltar el hecho de que su ejecución se llevó a cabo tres semanas después del fracaso del atentado contra Adolf Hitler. Su cuerpo fue quemado y sus cenizas esparcidas por el campo.

Este hombre, que se inició como obrero, sindicalista y posteriormente periodista, tuvo muy en claro el compromiso que como católico debía asumir en la defensa de la verdad, la justicia, la paz y la solidaridad; incluso, entregando su propia vida.

Además, fue testimonio de padre y esposo, muestra de ello es la carta que desde la cárcel de Berlín-Plötzensee, enviara a su esposa e hijos dos días antes de su ejecución. En ella mostró una completa serenidad ante la muerte y una fe inquebrantable en Cristo.

Su beatificación

El domingo 7 de octubre del año 2001, en la plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II presidió la ceremonia que elevó a los altares a Nikolaus Gross, periodista que se opuso con la fe y la razón al régimen Nazi de Hitler.

Fue beatificado junto a otras seis personas. Aquel día el Papa dijo: "Con inteligencia comprendía que la ideología nacional-socialista era incompatible con la fe cristiana. Con valentía, tomó la pluma para escribir a favor de la dignidad humana y por esta convicción fue llevado al patíbulo, pero esto le abrió el cielo".

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11:28 p.m.

Por: . | Fuente: Dominicos.org

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Fu’an, en la provincia de Fujian, en China, san Francisco Fernández de Capillas, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual anunció el nombre de Cristo primero en las Islas Filipinas y después en Fujian, donde, bajo la persecución de los tártaros, fue encarcelado por largo tiempo y finalmente degollado (1648).

Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa Juan Pablo II.

Nace el 15 de agosto de 1607 en Baquerín de Campos, (Palencia-España). El menor de cinco hermanos estudió, desde niño,en Palencia donde conoció a los dominicos y descubrió un primer germen de vocación. Fue en el convento de San Pablo de Valladolid donde ingresa en la Orden y profesa al tiempo que hace los estudios institucionales.

Por estos años, el ardor misionero se proyecta hacia el Nuevo Mundo y hacia los países del Extremo Oriente. Todavía siendo diácono, en 1631, con otros treinta jóvenes dominicos, embarca rumbo a México, primera etapa del viaje. Casi un año tardarán en llegar a Manila con la recia experiencia de una travesía llena de padecimientos. En la capital filipina, Fray Francisco recibe la ordenación sacerdotal a los 25 años de edad.

En Manila ejerce su vocación sacerdotal y misionera durante nueve largos años, en ansiosa espera de ser enviado a China. Otra escala en Formosa hasta que los cristianos chinos les faciliten la entrada en Fujián el año 1642. La persecución más o menos declarada a los cristianos es el ambiente en el que desarrolla su acción evangelizadora.

Fiebres cuartanas y privaciones de todo orden debilitan extraordinariamente su salud. Pero nada le detiene en su misión. La integridad de su vida, la bondad de su corazón y la entrega a su vocación hacen que los cristianos hablen de él como del “santo Capillas”. Arrestado cuando regresaba a su refugio después de atender a los enfermos, es juzgado y condenado por defender su fe y su amor a Jesucristo. Dos meses de tormentos en la cárcel desembocan en su degollación el 5 de enero de 1648.

Beatificado por san Pío Xel año 1909 y canonizado por Juan Pablo II el 2000, juntamente con 120 mártires de China. La reliquia de su cabeza se conserva en el convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid.

Perfil espiritual.

Una carta sencilla del santo a uno de sus hermanos revela, mejor que cualquier descripción, su fisonomía espiritual. Aparece su fe como elemento envolvente de toda su vida. De ella deriva la visión providencialista: “...es Dios nuestro Señor el que aquí me ha traído...” Esta convicción se ha ido consolidando con oración y reflexión,contemplándose a sí mismo ante el Dios que le ha elegido para colaborar en la extensión del reino. Todo ello le otorga una fortaleza inamovible para estar allí donde el Señor le ha enviado; de tal manera que “no bastan trazas humanas para sacarme de aquí hasta que se llegue la hora en que tiene determinado nuestro Señor Jesucristo sacarme.”

La firmeza de su fe se trasfunde a su entereza humana, a su manera de afrontar templadamente las hostilidades y provocaciones: “...viéndome todos padecer con igualdad de ánimo...”

La Voluntad de Dios es la norma de su vida. Esta actitud filial imitada de Jesús de Nazaretse manifiesta auténtica ante la adversidad , la persecución, la cárcel y la misma muerte. Su condición humana, no obstante, le hace sentirla flaqueza natural como un riesgo que él quiere superar en la ayuda de Dios: “Hace que rueguen por mí todos para que me dé Dios nuestro Señor valor, si acaso se ofrece el volver a padecer por él mayores tormentos de los padecidos y glorificarlo por la muerte, que para todo estoy dispuesto en la voluntad de nuestro Señor.”

El amor al prójimo, reverso del amora Dios, le salta a cualquier hora y momento: “... yo reparto con ellos (los encarcelados) de lo que me dan y les sirvo en lo que me mandan y me tengo por muy dichoso en eso.”

El martirio esdon de Dios que Francisco viene tejiendo día a día desde su primeriza vocación y que él mismo curte en la persecución, en las privaciones y en las enfermedades. Su preocupación por la salvación de las almas ha marcado sus pasos y señalado los caminos que él pisará a fondo por más que sean pedregosos y escarpados.

Testigo de Jesucristo y de su evangelio en palabras, acciones y vida entregada.

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11:28 p.m.

Presbítero y Fundador

Martirlogio Romano: En la aldea de Steyl, en los Países Bajos, San Arnoldo Janssen, presbítero, que, para difundir la fe en las misiones, fundó la Sociedad del Verbo Divino (1909).

Etimología: Arnoldo = Protector desde las alturas, es de origen germánico.

Fecha de beatificación: 19 de octubre de 1975 por el Papa Pablo VI
Fecha de canonización: Fue canonizado por Juan Pablo II el 5 de octubre de 2003.

Breve Biografía


Arnoldo Janssen nació el 5 de noviembre de 1837 en Goch, una pequeña ciudad de la Baja Renania (Alemania). Segundo entre diez hermanos, aprendió de sus padres la dedicación al trabajo y una profunda religiosidad.

El 15 de agosto de 1861 fue ordenado sacerdote para la diócesis de Münster y fue asignado a enseñar ciencias naturales y matemáticas en la escuela secundaria de Bocholt, donde adquirió fama de maestro estricto pero justo. Por su profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue nombrado director diocesano del Apostolado de la Oración. Desde este apostolado, Arnoldo buscó abrirse también a cristianos de otras denominaciones.

Poco a poco creció su conciencia de las necesidades espirituales de la gente aún más allá de los límites de su propia diócesis, hasta convertirse en preocupación por la misión universal de la Iglesia. Decidió dedicar su vida a despertar en la iglesia alemana la conciencia de su responsabilidad misionera. Con este objetivo en mente, en 1873 renunció a su cargo docente y fundó «El pequeño mensajero del Corazón de Jesús». En esta revista mensual ofrecía noticias misionales y animaba a los católicos de lengua alemana a hacer más por las misiones.

Eran tiempos difíciles para la iglesia en Alemania. Bismark había desatado el «Kulturkampf» («batalla por la cultura»), que implicaba una serie de leyes anti-católicas, la expulsión de sacerdotes y religiosos y aún el encarcelamiento de varios obispos.

En esa situación caótica, Arnoldo Janssen sugirió que tal vez algunos de los sacerdotes expulsados podrían ser enviados a las misiones o ayudar en la preparación de misioneros. Poco a poco, y animado por el vicario apostólico de Hong Kong, Arnoldo fue descubriendo que era a él a quien Dios llamaba para esta difícil tarea. Muchos opinaban que no era el hombre indicado, o que los tiempos no estaban maduros. «El Señor desafía nuestra fe a realizar algo nuevo, precisamente cuando tantas cosas se están derrumbando en la Iglesia», fue la respuesta de Arnoldo.

Con el apoyo de varios obispos, Arnoldo inauguró la casa misional en Steyl (Holanda) y dio comienzo a la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino. Ya el dos de marzo de 1879 partieron los dos primeros misioneros hacia China. Uno de ellos era José Freinademetz.

Consciente de la importancia de las publicaciones para atraer vocaciones y fondos, Arnoldo estableció la propia imprenta sólo cuatro meses después de inaugurada la casa. Miles de laicos generosos dedicaron tiempo y esfuerzos a la animación misional en los países de habla alemana distribuyendo las revistas de Steyl. De esta manera, la nueva congregación se desarrolló ya desde su inicio como comunidad de sacerdotes y hermanos.

Los voluntarios que ayudaron en la casa misional no sólo fueron hombres. Prácticamente desde el comienzo, un grupo de mujeres se puso al servicio de la comunidad. Su deseo era servir a la misión como religiosas. Este deseo, los años de fiel servicio, y la conciencia de la importancia de las mujeres en las misiones, llevaron a Arnoldo a fundar la congregación de las «Siervas del Espíritu Santo» el 8 de diciembre de 1889. Las primeras Hermanas partieron hacia Argentina en 1895.

En 1896, el P. Arnoldo eligió a algunas de las Hermanas para formar una rama de clausura, las «Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua». Su servicio a la misión sería la de rezar día y noche por la Iglesia y especialmente por las otras dos congregaciones misioneras, manteniendo un servicio ininterrumpido de adoración al Santísimo Sacramento.

Arnoldo murió el 15 de enero de 1909. Su vida fue una permanente búsqueda de la voluntad de Dios, de confianza en la providencia divina y de duro trabajo. Testimonio de la bendición divina sobre su obra es el ulterior desarrollo de la misma: más de 6.000 misioneros del Verbo Divino trabajan hoy en 63 países. Las misioneras Siervas del Espíritu Santo son más de 3.800 hermanas y más de 400 las Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua.

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5:28 p.m.
SAN MAURO

ABAD





En Glanfeuil, junto al río Loire, en el territorio de Anjou, de la Galia (hoy Francia), san Mauro, abad (s. VI/VII).

Etimología: Aquel que procede de Mauritania, es de origen latino.

Nació en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su adolescencia bajo la dirección de S. Benito, llegando a ingresar en su orden donde llega a ser Abad y fundador de muchos monasterios en Francia.

Taumaturgo por el episodio del estanque con el niño Plácido, la curación de los menesterosos y sus relaciones con el conde Gaidulfo, enemigo funesto de los monjes franceses. Su gran espíritu de penitencia le impulsa a retirarse a bien morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del 583.

Al no constar el tiempo en que llegaron sus reliquias a Extremadura, sólo se puede afirmar ser muy antigua su veneración. El Sínodo diocesano de 1501 se expresa en estos términos: "Y así mismo, mandamos que en el lugar de Almendral se denuncie por fiesta de guardar el día de santo Mauro, por cuanto allí está el cuerpo". El Arcipreste de Santa Justa en Toledo, Julián Pérez llega a firmar que en 1130 ya se celebraba su memoria en Almendral según costumbres de muchos años antes, que en opinión de Solano de Figueroa sería a final de la monarquía goda, opinión no compartida hoy.

Cuando él es visitador general del Obispado en 1658 indaga sobre el asunto y recoge la tradición de que los benedictinos fueron sus portadores, aunque no hay papeles de bulas pontificias que lo acrediten debido a la desaparición de documentos por un incendio.

Fueron trasladadas dichas reliquias a la Catedral por el Obispo benedictino de Badajoz D. Fray José de la Zerda el 1643, continuando parte en Almendral, como lo fuera en Fosano, Montecasino y Marsella. La guerra con Portugal, que comenzó el 1640, obligó a dicho traslado por los motivos de seguridad. El 8 de Abril de 1668 ordena al cabildo entregar el cuerpo de San Mauro a la villa de Almendral. La entrega la hacen el 29 del mismo mes, los capitulares Juan Rebolero y Pedro Lepe. Quedó una reliquia en la Seo de la catedral, encargándosele a Solano de Figueroa la depositara en el relicario.

La Iglesia y obispado de Badajoz celebraba el 15 de Enero al Santo Abad.

11:31 p.m.

Por: . | Fuente: SanFrancescoPatronoDitalia.it

Mártir Laico

Martirologio Romano: En Aral Kurusady, India, Beato Devasahayam (Lázaro) Pillai, asesinado por convertirse del hinduismo al catolicismo. ( 1752)

Fecha de beatificación: 2 de diciembre de 2012, bajo el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Nació el 23 de abril de 1712, hijo de padre brahmán y de madre de una casta guerrera. Sus padres lo llamaron Neelakanta y con el tiempo llegó a ser funcionario oficial en el palacio real.

Su conversión, en el año 1745, fue fruto de la amistad que mantuvo con el capitán Eustachius De Lannoy, un comandante naval holandés, que terminó siendo hombre de confianza en el palacio real.

Neelakanta recibió el bautismo bajo el rito latino de la Iglesia Católica en Vadakkankulam (en el actual distrito de Tirunelveli de Tamil Nadu) en un templo de la misión jesuita, allí tomó el nombre cristiano de Lázaro, aunque es más conocido por la traducción de su nuevo nombre a la lengua tamil: Devasahayam, aquellos eran los tiempos de la persecución en contra de los cristianos en el reino hindú de Travancore

Luego de abandonar el hinduismo, Lázaro emprendió una intensa obra de evangelización: por ello fue asesinado (fusilado) el 14 de enero de 1752, antes de cumplir los 40 años, después de haber soportado tres años de cárcel y de torturas. Sus restos se conservan en la actual Catedral de la diócesis de Kottar. La causa de beatificiación comenzó en 2004 y ocho años después, Benedicto XVI reconoció el martirio de este padre de familia hindú.

«El testimonio del Beato Lázaro Pillai -declaró a la Radio Vaticana el cardenal Amato- es una página gloriosa de la Iglesia en la India. Su conversión fue para él el comienzo de una nueva vida, llena de entusiasmo y alegría. Se convirtió en un cristiano, sin tener en cuenta la diferencia de castas, abrazando a todos como hermanos amados. Su martirio, no borró su memoria, sino que más bien la entregó a la admiración de todos, cristianos y no cristianos. Su nombre es uno de los más populares entre los cristianos de Tamil Nadu».

El Beato Lázaro Pillai vivió su martirio anunciando a Jesús, dijo el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos: «La historia de su conversión recuerda mucho a los mártires de la Iglesia primitiva. Conquistado por la palabra y la figura de Jesús –explicó–, su bautismo fue un verdadero renacimiento para él, pero también una prueba dolorosa. De hecho, sólo cuatro años después de recibir el bautismo, fue acusado falsamente, encarcelado y maltratado. A pesar de todo, la prisión se convirtió en su territorio de misión. Edificaba con su buen ejemplo y con la palabra, narrando la vida de Jesús y la pasión, muerte y resurrección de nuestro Redentor».

Justamente en esta época, el mártir hindú, «en primer lugar, es un modelo de firmeza en la fe y de perseverancia en el testimonio. En segundo lugar, nuestro Beato, como laico y padre de familia, es también un modelo extraordinario de la participación de los laicos en el ministerio de la evangelización y de la caridad cristiana. Y para terminar –concluyó el cardenal Amato– el Beato Lázaro Pillai es asimismo modelo de fraternidad humana sin fronteras de cultura, de casta, de distinción alguna, según las palabras del apóstol y mártir san Pablo, él también convertido, que escribió a los Gálatas: "Ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús "(3, 28)».

El Papa, durante los saludos después del Ángelus del 2 de diciembre, recordó que en Kottar había sido proclamado beato Devasahayam Pillai, «un fiel laico que vivió en el siglo XVIII y que murió mártir. Unámonos –dijo– a la alegría de la Iglesia de la India y recemos para que el nuevo beato sostenga la fe de los cristianos de ese gran y noble país».

responsable de la traducción: Xavier Villalta


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Religiosa

Martirologio Romano: En Vercelli, en el Piamonte (Italia), beata Alfonsa Clerici, virgen del instituto de las Hermanas de la Precisísima sangre de Monza, que desarrolló su apostolado como maestra de jóvenes. ( 1930)

Fecha de beatificación: 23 de octubre de 2010, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

El compromiso de la hermana Alfonsa Clerici con sus alumnos iba más allá de una "asistencia piadosa". El amor y la entrega a cada uno de ellos se tradujo en "propuestas e iniciativas de todo tipo, en el plano religioso, espiritual y cultural para su auténtica y más completa posible promoción humana y cristiana", así testimonió una de sus alumnas durante el proceso para su beatificación.

Religiosa y educadora

Alfonsa nació en Linate el 14 de febrero de 1860. A los 15 años entró al colegio de las Hermanas de la preciosísima Sangre en Monza. En 1879 consiguió el diploma de maestra en grado superior y comenzó a enseñar en la escuela pública de Linate.

A los 23 años ingresó en la comunidad del colegio donde había estudiado: "Yo que tengo el honor de llevar el nombre de Hermana de la Preciosísima Sangre", escribió la religiosa cuando emitió sus votos temporales, "estaré contenta donde haya más sacrificio, estaré contenta de derramar la sangre de la voluntad, del amor propio", dijo.

La congregación a la que perteneció la hermana Alfonsa tiene el carisma de la vida comunitaria intensa, así como la educación en la que resaltan a sus alumnos la dignidad como hijos de Dios. También se dedican a la asistencia a los enfermos y a la promoción de la mujer. Actualmente se encuentran en Italia, Brasil, Kenya, Timor Oriental y Myanmar.

Luego de emitir sus votos, la hermana Alfonsa enseñó en el colegio donde había estudiado. Allí fue también la directora de 1898 a 1907. El principal desafío que enfrentó fue la solución de una gran crisis económica que sufrió su instituto. Ella misma admitió que se trataba de "una comunidad que reordenar, que reformar pero no que deshacer".

Misión

La hermana Alfonsa fue llamada en 1911 a dirigir el colegio Retiro de la providencia, ubicado en Vercelli. Se trataba de un instituto de acogida de personas huérfanas o que vivían en una situación familiar difícil.

"Era el consejo de administración el que guiaba y seguía este colegio, pero tenían pocos recursos", dijo a ZENIT su postuladora la hermana Santina Dino.

"Encontraron estos chicos, algunos pequeños que no lograban tener una educación completa porque faltaba el dinero. Ella buscaba mejorar la situación", comentó la religiosa.

Su santidad se fue forjando en pequeñas acciones de caridad que tenía con sus alumnos y con las personas más necesitadas que llegaban a este instituto.

"Muchos pobres y atribulados iban diariamente al Instituto para obtener un pedazo de pan o un vestido y, sobre todo un poco de amor, que la hermana Alfonsa sabía dan con alegría. Ninguno se iba desilusionado, todos recibían algo de ella, sea material o espiritual", asegura su postuladora.

Una caridad que se fundaba en una vida espiritual muy profunda y particular. Por ello su biografía se titula Con la fronte per terra, (Con la frente por tierra n.d.t), "Oraba de rodillas y ponía su frente en la tierra", indicó su postuladora.

Confianza en la providencia

La hermana Santina cuenta que un día, durante la Primera Guerra Mundial, un soldado fue a pedirle dinero. La hermana Alfonsa sólo tenía la cantidad exacta para comprar una lámpara para el Santísimo. Ella le dijo que no lo podía ayudar económicamente. En la noche no pudo dormir y decidió darle ese dinero al soldado.

Al día siguiente fue una condesa a visitarla y a darle una ofrenda. "Era la misma cantidad que le había dado al soldado. ¡El Señor se lo había devuelto!", cuenta su postuladora.

Entre el 12 y el 13 de enero de 1930, la hermana Alfonsa sufrió una fuerte hemorragia cerebral mientras que oraba con su habitual posición de la cabeza en el suelo. Así fue encontrada. Murió al día siguiente.

Durante su proceso de beatificación, cinco de sus alumnas, cuyas edades oscilaban entre 85 y 87 años, dieron su testimonio sobre los actos de caridad de esta religiosa: "Lo más bello es que todas las interrogadas decían lo mismo: eran bien tratadas, ella sabía estar cercana a todas y buscar para cada una la mejor solución, sea llevarlas de vacaciones, ayudar a resolver su situación familiar. Ella vivió en el silencio y en la pobreza en este instituto", concluyó su postuladora.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Alfonsa, por favor escribir a:
Sr. Santina Dino, SPS
Suore del Preziosissimo Sangue di Monza
Via Lecco, 6
20052 Monza, ITALIA

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11:31 p.m.

Obispo

Martirologio Romano: En la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética (hoy España), san Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó su tratado De los oficios eclesiásticos (c. 632).

Breve Biografía


Hijo de Severiano y Túrtura. Su padre fue un noble visigodo, San Fulgencio fue el segundo de los cinco hermanos, cuatro de los cuales fueron considerados santos por la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Católica Ortodoxa. Sus otros hermanos canonizados son San Isidoro, San Leandro y Santa Florentina. Todos ellos son conocidos como los Cuatro Santos de Cartagena.

San Fulgencio nació en Cartagena en torno al año 540 y pronto su familia se traslada a Sevilla. En dicha ciudad serían arzobispos sus hermanos San Leandro y San Isidoro.

San Fulgencio fue Obispo, ocupando la sede de Écija y, en dos ocasiones, la de Cartagena. Hombre elocuente y un gran orador, Recaredo le encomendó diversas misiones para su reino. Fue considerado un hombre sabio, siendo elevado al rango de Doctor de la Iglesia en 1880 por Pío IX.

San Fulgencio es Patrón de las Diócesis de Plasencia y Cartagena y desde el siglo XVI da nombre al seminario diocesano. También es el patrón de la ciudad de Plasencia.
 

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5:12 p.m.
SAN FÉLIX DE NOLA

SACERDOTE CONFESOR





Confesor de la fe


En la ciudad de Nola, en la Campania (hoy Italia), san Félix, presbítero, el cual, según cuenta san Paulino, mientras arreciaba la persecución fue encarcelado y sometido a crueles sevicias. Restablecida la paz, pudo volver entre los suyos y vivió en la pobreza hasta una venerable ancianidad, como invicto confesor de la fe (s. III/IV).

Natural de Nola, abrazó el servicio apostólico desde muy joven. 

Al morir su padre, Félix distribuyó su herencia entre los pobres y fue ordenado sacerdote por San Máximo, Obispo de Nola. 

Al iniciarse una cruel persecución contra la Iglesia, Máximo huyó al desierto para continuar al servicio de su rebaño. 

Al no ser encontrado por los soldados romanos, Felix, quien lo sustituía en sus deberes pastorales, fue tomado preso, azotado, cargado de cadenas y encerrado en el calabozo cuyo piso estaba lleno de vidrios. 

Sin embargo, el Ángel del Señor se le apareció y le ordenó ir en ayuda de su Obispo, quien yacía medio muerto de hambre y de frío. 

Ante su incapacidad de hacerlo volverlo en sí, el Santo acudió a la oración y al punto apareció un racimo de uvas, cuyas gotas derramó sobre los labios del maestro, el cual recuperó el conocimiento siendo conducido luego a su Iglesia. 

Felix permaneció escondido orando permanente por la Iglesia hasta la muerte de Decio; sin embargo, continuó siendo perseguido hasta que se estableció la paz de la Iglesia. 

Murió en medio de la pobreza y el servicio de los más necesitados, a pesar de que fue elegido como Obispo de Nola.

11:31 p.m.

Por: . | Fuente: ReligiosasMartiresEnLaGuerra.blogspot.com

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En Casillas de Martos, Jaén, España, Beata Victoria de Jesús, en el siglo Francisca Valverde González, religiosa del Pío Instituto Calasanzio de la Divina Pastora, asesinada por odio a la fe ( 1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Francisca Inés Valverde González nació el 20 de abril de 1888 en Vicálvaro, Madrid (España).

Era una mujer de vida sencilla, muy delicada de salud, cuya preocupación constante era servir a con diligencia y caridad a quien de su ayuda necesitase. De ella se dice que nunca tuvo enemigos dada su suavidad de trato, su dulzura y caridad con todos; su vida era sencilla y sin ruidos.

Ya como religiosa del Pío Instituto Calasanzio de la Divina Pastora llega a Martos (Jaén) en 1917 con el fin de realizar una fundación. En 1922 es nombrada Superiora de la casa, siendo trasladada poco después a Sanlúcar para regresar a Martos como Superiora en 1931.

Iniciada la Guerra, las Religiosas abandonan el colegio y se esconden en casas de amigos en el mismo Martos. La preocupación de la M. Victoria son sus Hermanas y no piensa abandonar Martos hasta que la última de las Religiosas Calasancias lo haga.

Obligada, junto con las últimas Hermanas que quedaban en el convento, a abandonarlo fueron testigos de como los milicianos invadieron la casa entera y profanando los objetos religiosos que encontraban a su paso: arrojaron un hermoso crucifijo que hicieron pedazos y sacaron otras imágenes para destruirlas, por ejemplo a la de la Divina Pastora después de romperla en varias partes la tiraron a un pilón que había en la fuente de la Plaza Fuente Nueva (que era la del convento) y a la imagen del Niño Jesús la ataron por el cuello y la llevaron arrastrando por varias calles hasta que se hizo pedazos. Previamente las hermanas habían ya consumido las formas sacramentales que había en la capilla evitando así el sacrilegio.

Así permanecerá hasta el 12 de enero de 1937, a altas horas de la noche, es capturada por los milicianos republicanos. Interrogada por el paradero de sus Hermanas, responde: “Mis hijas no han hecho nada, soy yo la responsable de todas y la que debo sufrir lo que a ellas les quieran hacer”.

Pasa esa noche en oración junto a las Superioras de los monasterios de Trinitarias (Beata Francisca de la Encarnación) y Clarisas (Isabel de San Rafael). En la madrugada del 13 de enero son conducidas junto a cincuenta detenidos a las cercanías de Las Casillas. Fusilado aquel grupo, mandan a las Religiosas que entren en el cementerio. Temiendo intenten forzarlas para abusar de ellas, Madre Victoria se aferra a la verja de la puerta del cementerio. Allí comienzan a dispararla, entregando su vida a su amado Jesús.

Uno de sus verdugos quiso quitarle el anillo de profesión perpetua que tenía puesto y no pudiendo hacerlo porque el cadáver tenía las manos hinchadas por lo que para llevar a cabo aquel robo le cortaron el dedo. El anillo luego fue recuperado y es una de las reliquias guardadas por el Instituto.

S.S. Benedicto XVI firmó el 28 de junio de 2012 el decreto con el cual se reconoce el martirio de la Sierva de Dios Victoria de Jesús, lo cual permitió su beatificación que se realizó el 13 de octubre de 2013 en Tarragona, Cataluña, España.

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11:31 p.m.

Por: . | Fuente: EWTN

Obispo

Martirologio Romano: En la ciudad de Reims, en la Galia Bélgica (hoy Francia), muerte de san Remigio, obispo, que después de iniciar al rey Clodoveo en la fuente bautismal y en los sacramentos de la fe, convirtió a Cristo a todo el pueblo franco y, después de más de sesenta años en el episcopado, falleció célebre por su vida y su santidad (c. 530).

Etimología: Remigio = aquel que rema, es de origen latino.

San Remigio fue el gran apóstol de los franceses. Se hizo célebre por su sabiduría, su admirable santidad y sus muchos milagros. Duró de obispo 70 años y llegó a ser famoso en toda la Iglesia.
Recién ordenado sacerdote ya era considerado como uno de los mejores oradores de su época, y cuando tenía sólo 22 años, fue elegido obispo.

El rey de los franceses, Clodoveo, era pagano y no aceptaba convertirse al cristianismo. Su esposa santa Clotilde rezaba mucho por él y le recomendaba la conversión. Y sucedió que los germanos o alemanes atacaron con fuerte ejército a los francos y Clodoveo salió con sus soldados a defender la patria. Al despedir a su esposo que se iba a la guerra, Clotilde le dijo: "Si quiere obtener la victoria, invoque al Dios de los cristianos. Si tiene confianza en Él, nadie será capaz de derrotarlo".

Clodoveo prometió convertirse si conseguía la victoria. En plena batalla, cuando el triunfo le parecía imposible, recordando las palabras de su esposa gritó hacia el cielo: "Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Te pido que me ayudes. Creo en Ti. Si me salvas de mis enemigos recibiré el bautismo y entraré a tu religión". Enseguida los franceses atacaron a los alemanes con extraordinario valor y obtuvieron una gran victoria.

Santa Clotilde mandó entonces llamar a San Remigio, que tenía fama de santo y de sabio, y le pidió que se dedicara a enseñar a Clodoveo la doctrina cristiana. El rey al volver victorioso, saludó a su esposa con estas palabras: "Clodoveo venció a los alemanes, y tú venciste a Clodoveo". Pero ella le respondió: "Esas dos victorias son obra de uno solo: Nuestro Señor Jesucristo". Desde entones el terrible pagano empezó a estudiar la religión para hacerse bautizar.

Tenía temor de que el pueblo se revolucionara por quererles quitar la religión de sus antiguos dioses, pero el ejército y la multitud, al saber que su rey tan estimado se iba a hacer cristiano, le gritaron al unísono: "Desde hoy nos separamos de los dioses mortales, y nos declaramos seguidores del Dios inmortal del cual nos habla Remigio".

Nuestro santo y sus sacerdotes se dedicaron con todo empeño a enseñar la religión a Clodoveo y a todos los que se iban a hacer bautizar junto con él. La Reina Clotilde, para impresionar la imaginación de aquel pueblo bárbaro, mandó que adornaran con palmas y flores las calles que llevaban desde el palacio del rey hasta el templo donde iba a ser el bautismo. Y que todo el trayecto y también el templo se iluminara con gran cantidad de antorchas y que fueran quemando incienso que llenara el aire de agradables aromas.

Los que iban a ser bautizados se dirigieron hacia la Casa de Dios cantando las letanías de los santos y llevando cada uno su cruz. San Remigio conducía de la mano al rey, seguido por la reina y todo el pueblo. Antes de echarle el agua del bautismo el santo obispo le dijo: "Orgulloso guerrero: tienes que quemar lo que has adorado, y adorar lo que has quemado". Con esto quería decirle que en adelante debía abandonar sus antiguas malas costumbres paganas y observar la santa religión de Cristo Jesús.

En seguida San Remigio, ayudado por otros tres obispos y por muchos otros sacerdotes, bautizó a dos hermanas del rey y a tres mil de sus soldados con sus mujeres y niños. Ese fue un día grande en el que la nación francesa empezó a pertenecer a nuestra santa religión.

El resto de su vida la empleó Remigio en instruir al pueblo y en ayudar a los necesitados, y combatir a los herejes que enseñaban doctrinas equivocadas. Dios le concedió el don de hacer curaciones y anunciar lo que iba a suceder en lo futuro. Murió en el 530.

Cuando ya era un anciano de más de noventa años, algunos se burlaron de él diciéndole que era demasiado viejo, y les respondió: "En vez de reírse porque he llegado a esta edad, más bien lo que deberían hacer sería darle gracias a Nuestro Señor, porque en todo este tiempo no he dado mal ejemplo a nadie". Ojalá pudiéramos repetir también nosotros semejante afirmación tan consoladora.

Los franceses han tenido siempre una gran admiración y veneración por San Remigio y nosotros damos gracias a Dios porque nunca dejará de enviar a su Iglesia apóstoles que conviertan a los pecadores.


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11:31 p.m.

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Virgen

Martirologio Romano: En Milán, de Lombardía (hoy Italia), beata Verónica de Binasco Negroni, virgen, que entró en el monasterio de santa Marta, donde se seguía la Regla de san Agustín, alcanzando una profunda contemplación (1497).

Verónica nació en Binasco, cerca de Milán, en 1445, era hija de humildes campesinos. A los veintidós años entró al convento agustino de Santa María en Milán, y en él pasó treinta años de vida religiosa en el humilde oficio de Hermana mendicante.

Murió el 13 de enero de 1497, y a los diez años de la muerte, León X le concedió el culto privado. Mientras vivió en familia sólo aprendió el duro trabajo campesino; no fue a la escuela, así que cuando entró en eI convento tuvo que luchar bastante para aprender a leer y escribir, pero los resultados fueron escasos. Sin embargo, aprendió la más importante lección de vida ascética, cuando la Virgen le reveló en una visión cuál era el camino a seguir para aprender la ciencia divina que lleva a Dios:

1) La pureza del corazón.
2) La paciencia para con el prójimo, que no nos hace escandalizar de las culpas, sino que nos lleva a orar por los que las cometen.
3) La meditación diaria sobre la Pasión de Jesús.

Para que se le grabaran en la memoria estas sencillas pero preciosas nociones, la Virgen se las tradujo no en letras del alfabeto, sino con poético simbolismo de colores: el blanco de la pureza y del amor de Dios, el negro de la paciencia y el rojo de la Pasión.

Así, esta humilde monja analfabeta aprendió la sabiduría directamente de la fuente divina. Sin haber abierto ningún libro de teología, y mucho menos un tratado de psicología. Sor Verónica maravillaba a cuantos se le acercaban por la audacia de su doctrina. También tenía una clara intuición de las aflicciones de los demás. Sor Verónica, estaba en contacto permanente con la gente por el oficio que tenía de pedir limosna de puerta en puerta, pero ella daba más de lo que recibía dando a cuantos se le acercaban el pan que alimenta el alma.

Por invitación de la Virgen, viajó a Roma a llevarle un mensaje al Papa, Alejandro Vl. El Papa (un gran devoto de la Virgen) la recibió amablemente y la escuchó con atención porque comprendió que se encontraba ante un alma privilegiada.

La beata Verónica gozó del don de la profecía
y lo usó para preanunciar el día y la hora de su muerte. La profecía se cumplió puntualmente, y sor Verónica expiró serenamente, el 13 de enero de 1497.

El Papa León X confirmó su culto en 1517.

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5:12 p.m.
SAN HILARIO DE POITIERS

OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA





San Agustín dice de él: "es un ilustre Doctor de nuestra Santa Iglesia". Y San Jerónimo lo llama: "Hombre de gran elocuencia; trompeta de Dios para alertar a la verdadera religión contra la herejía" y añade "San Cipriano y San Hilario son dos inmensos cedros que Dios trasplantó del mundo hacia su Iglesia".

Nació en Poitiers (Francia) en el año 315, de familia pagana que le proporcionó una esmerada educación. Hizo sus estudios en su ciudad y en Roma y Grecia durante diez años. Se ejercitó en la poesía, aprendió elocuencia y estudió mucho la filosofía de Platón.


Durante sus años de estudio supo librarse del ambiente de corrupción que había entre los estudiantes y el llevar una vida honesta y virtuosa le sirvió muchísimo para mantener su cerebro despejado para aprender mucho y retener lo aprendido.

Los paganos decían que había muchos dioses, y esto le fastidiaba a él. Por eso cuando leyó la Biblia se entusiasmó al encontrar allí la idea de que no hay sino un solo Dios, eterno, inmutable, Todopoderoso, Principio y fin de todas las cosas.

El libro que lo convirtió fue el Evangelio de San Juan, pero él mismo cuenta en su autobiografía que el libro que lo acompañó toda su vida y que le sirvió de meditación cada día fue el evangelio de San Mateo.

A los 30 años vivía atormentado con la idea de cuál sería el destino que nos espera en la eternidad, cuando encontró el evangelio de San Juan y allí al leer que "El Hijo del Dios se hizo hombre, para salvarnos", en esa noticia encontró la respuesta a sus dudas. A él le sucedió lo que le ha pasado a muchísimos santos: que una buena lectura ha cambiado toda su vida.

Era casado y tenía una hija. En el año 345 se hizo bautizar junto con su esposa y su hija.

Desde entonces se dedicó con toda su alma a leer y estudiar la Sagrada Escritura y dejó toda lectura simplemente mundana.

Venancio Fortunato, que escribió su biografía, cuenta que la vida de este hombre era tan virtuosa y tan de buen ejemplo, que la gente decía que más parecía un santo sacerdote que un hombre casado.

El año 350 murió el obispo de Poitiers y el pueblo aclamó como obispo a Hilario. Su esposa y su hija, que se habían vuelto muy santas, se retiraron a vivir como fervorosas religiosas, y nuestro santo fue nombrado obispo.

Desde entonces Hilario se dedica a la ocupación que va a ser el oficio principal del resto de su vida: combatir a los herejes arrianos que decían que Jesucristo no era Dios. Arrio fue un hereje que se dedicó a enseñar que Jesucristo no es Dios sino un simple hombre. Los obispos de todo el mundo se reunieron en el Concilio de Nicea (año 325) y proclamaron que Jesucristo sí es Dios, y que el que niegue esta verdad queda fuera de la Iglesia Católica. Pero el emperador Constancio se dedicó a apoyar a los arrianos y a perseguir a los verdaderos cristianos. Nombraba obispos arrianos en las ciudades principales y desterraba a los obispos que proclamaran la divinidad de Jesús.

Hilario organizó la resistencia de todos los obispos católicos de Francia, contra los obispos arrianos. En Paría reunió a los obispos católicos y éstos condenaron a los que seguían a Arrio.

Pero los arrianos lo acusaron ante el Emperador, y Constancio decretó el destierro de Hilario hasta Frigia, más allá del Mar Negro. Allá estuvo desterrado por cuatro años. Pero este destierro que le hizo sufrir mucho, le fue también muy provechoso porque allá aprendió el idioma griego y pudo leer los libros de los más grandes sabios cristianos de la antigüedad en oriente, y aprendió también la costumbre de entonar muchos cantos durante las ceremonias religiosas. Durante su estadía en Oriente adquirió una importantísima documentación para los famosos libros que luego iba a publicar en favor de la religión. Jamás despreció una ocasión para aumentar sus conocimientos religiosos.

Pero en Constantinopla fue invitado a un Concilio de los arrianos, y allá habló tan maravillosamente explicando la divinidad de Jesucristo, que los herejes pidieron al emperador que lo expulsara otra vez hacia occidente, porque podía convencer a toda esa gente de que Jesucristo sí es Dios. Y el gobernante dio el decreto de que quedaba expulsado hacia Francia. Y así pudo volver a su país. La gente decía: "Hilario fue expulsado hacia oriente por hablar muy bien de Jesucristo en occidente. Y fue expulsado hacia occidente por hablar muy bien de Jesucristo en oriente".

En el año 360 Hilario entraba otra vez triunfante a su diócesis de Poitiers, en medio del júbilo más indescriptible. San Jerónimo dice que Francia entera se volcó a los caminos a recibirlo como a un héroe que volvía victorioso después de luchar sin descanso contra los que decían que Jesucristo no era Dios. Y Nuestro Señor para demostrar la santidad del gran obispo le concedió hacer varios milagros. El más sonado fue la resurrección de un joven que ya llevaban a enterrar.

Llegado otra vez a su ciudad, el santo se dedicó sin descanso a defender la verdadera religión y a combatir la herejía de los arrianos. En uno de sus escritos pone a Dios por testigo de que el fin principal de toda su vida es emplear todas sus fuerzas en hacer conocer más a Jesucristo y hacerlo amar por el mayor número de personas que sea posible.

A las personas que iban a consultarle les recomendaba que todas sus acciones las empezaran y terminaran con alguna oración.

Y redactó luego su libro más famoso llamado "La Trinidad". Es lo mejor que se escribió en toda la antigüedad acerca de la Santísima Trinidad. También publicó un Comentario al Evangelio de San Mateo y un Comentario a los Salmos.

Otra gran obra de San Hilario fue reunir un grupo de personas fervorosas y enseñarles a vivir en comunidad, lejos de lo mundano, dedicándose a la oración, a la penitencia, al trabajo y a la lectura de la Sagrada Biblia. Entre las religiosas estaban su esposa y su hija. Entre los religiosos el más ilustre fue San Gregorio de Tours, que fundó después el primer monasterio de su país, Francia.

En oriente había aprendido que los arrianos y los gnósticos, para atraer gentes a sus cultos entonaban muchos cantos. Y él, que era poeta, se dedicó a componer cantos y a ensayarlos y hacerlos cantar en las ceremonias religiosas de los católicos. San Isidoro dice que el primero que introdujo en Europa la costumbre de entonar himnos cantados durante las ceremonias religiosas fue San Hilario. Años más tarde San Ambrosio introduciría esa costumbre en su catedral de Milán y los herejes lo acusarán ante el gobierno diciendo que por los cantos tan hermosos que entona en su iglesia les quita a ellos sus clientes que se van a donde los católicos porque allá cantan más y mejor.

Una gran cualidad tenía este santo: era extremadamente cortés y bondadoso. Cuando defendía la verdad cristiana contra los errores de la herejía era un retumbante polemista, pero cuando trataba de convencer a los otros para que amaran a Jesucristo, era un bondadoso padre y un dad tenía este santo: era extremadamente cortés y bondadoso. Cuando defendía la verdad cristiana contra los errores de la herejía era un retumbante polemista, pero cuando trataba de convencer a los otros para que amaran a Jesucristo, era un bondadoso padre y un buen pastor. La gente decía: en sus discursos es un león aterrador. En sus charlas personales es un manso cordero. En la lucha era muy humano, pero en la victoria era extremadamente bondadoso y muy comprensivo. Cuando un arriano dejaba sus errores, y volvía a creer como los católicos, ni siquiera permitía que le quitaran el cargo que antes tenía. No quería humillar a nadie sino salvar a todos.

Los últimos años de su vida los empleó en defender de palabra y por escrito la divinidad de Cristo y la verdadera religión en Francia e Italia. Y logró que a la muerte del emperador Constancio, la Iglesia, que estaba siendo tan perseguida, volviera a resurgir con admirable rapidez en los países de occidente.

En 1851, el Papa Pío Nono declaró a San Hilario "Doctor de la Iglesia", por la defensa heroica y llena de sabiduría que hizo de la divinidad de Jesucristo.

El año 368, cuando estaba para morir, los presentes vieron que la habitación se llenaba de una extraordinaria luz que rodeaba el lecho del moribundo. Quedaron deslumbrados, pero apenas el santo entregó su espíritu, la luz desapareció misteriosamente.


(Fuente: churchforum.org)

11:31 p.m.

Segundo Fundador del Instituto de
Hijas del Buen Pastor

Martirologio Romano:En la ciudad de Caen, en Francia, beato Pedro Francisco Jamet, presbítero, que se distinguió por su ayuda a la religiosas Hijas del Buen Pastor y por su trabajo para la restitución de la paz a la Iglesia, después de un tiempo de inestabilidad (1845).

Se lo consideró y se lo llamó el "Segundo Fundador" del Instituto de las Hijas del Buen Pastor. Pedro Francisco Jamet, nació el 12 de septiembre de 1762 en Fresnes, Francia, sus padres, ricos agricultores, tuvieron ocho hijos, de los que dos fueron sacerdotes y una fue religiosa.

Pedro Francisco Jamet Estudió en el Colegio de Vire y a los 20 años se sintió llamado al sacerdocio, por lo que se matriculó en la renombrada Universidad de Caen, en la que siguió los cinco años de estudio en filosofía y teología.

En 1784 entró en el seminario y 22 de septiembre de 1787 fue ordenado sacerdote, obtuvo el título de licenciado en teología y el título de "Master of Arts", pero no pudo continuar su especialización por el estallido de la Revolución Francesa.

Existía en Caen una comunidad de las Hijas del Buen Pastor, instituto fundado en 1720 por la Madre de Anna Leroy, en 1790 el P. Jamet fue nombrado capellán y confesor del Instituto, del que llegó a ser superior religioso en 1819.

En 1798 se negó realizar el juramento impuesto por las autoridades de la Revolución Francesa, por lo que fue detenido y recibió amenazas de muerte. Milagrosamente recuperó la libertad y se dedicó con todos los medios a ayudar a las Hijas del Buen Pastor, celebrando la Misa en secreto, apoyanbdo a los hermanos vacilantes y alentando a los fieles perseguidos.

Después de la Revolución, pudo dedicarse abiertamente a la restauración y al crecimiento de la Congregación del Buen Pastor. Inició la asistencia educativa a los sordomudos, para lo cual realizó estudios específicos sobre su educación, introduciendo nuevos métodos de enseñanza específica.

Durante ocho años, desde 1822 a 1830, fue rector de la Universidad de Caen, logrando entre los docentes y los estudiantes una nueva atmósfera de fe cristiana, posterior a la gran tormenta de la Revolución y la propagación de ideas "ilustradas y racionalistas".

Todo lo hacía para la gloria de Dios, porque interiormente era todo de Dios. A los 83 años, a consecuencia del agotamiento y la edad, Pedro Francisco Jamet murió el 12 de enero de 1845.

Los acontecimientos políticos hicieron, que pese al reconocimiento público de su fama de santidad, el necesario proceso canónico se iniciara recién en 1930, completado con la aprobación del milagro atribuido a su intercesión, el 11 de diciembre de 1985.

El Papa Juan Pablo II lo beatificó el 10 de mayo de 1987.

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11:31 p.m.

Por: . | Fuente: ACI Prensa

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Rievaulx, también en Northumbria (hoy Inglaterra), san Elredo, abad, el cual, educado en la corte del rey de Escocia, ingresó en la Orden Cisterciense, siendo maestro eximio de la vida monástica y promoviendo constante y suavemente, con su ejemplo y sus escritos, la vida espiritual y la amistad en Cristo (c. 1166).

Abad de Rievaulx, escritor de homilías e historiador (1109-66).

San Elredo, cuyo nombre también ha sido escrito como Aelred, Ailred, Æthelred y Ethelred, fue hijo de uno de aquellos sacerdotes casados de los cuales muchos se pueden encontrar en Inglaterra en los siglos once y doce.

Nació en Hexham, pero a temprana edad conoció a David, el hijo menor de Santa Margarita, quien poco después fue Rey de Escocia, en cuya corte aparentemente actuó por algunos años como un tipo de paje, o acompañante para el joven Príncipe Enrique.

El Rey David amaba al pío joven inglés, le promovió a su hogar, y deseaba hacerle obispo, pero Elredo decidió convertirse en monje cisterciense, en la recientemente fundada abadía de Rievaulx en Yorkshire.

Pronto fue nombrado maestro de novicios, y por mucho tiempo fue recordado por su extraordinaria paciencia y ternura hacia aquellos a su cargo.

En 1143 mientras Guillermo, Earl de Lincoln, fundó una nueva abadía cisterciense en sus tierras en Revesby en Lincolnshire, San Elredo fue enviado con doce monjes a tomar posesión de la nueva fundación.

Su estadía en Revesby, donde parece haber conocido a San Gilberto de Sempringham, no fue larga, pues en 1146 fue elegido abad de Rievaulx.

En este puesto el santo no sólo fue superior de una comunidad de 300 monjes, sino que estuvo a la cabeza de todos los abades cistercienses en Inglaterra.

Las causas le eran referidas, y con frecuencia tenía que hacer largos viajes para visitar los monasterios de su orden.

Un viaje tal le llevó en 1153 a Escocia, donde se encontró con el Rey David por última vez y a su regreso a Rievaulx poco después le llegó la noticia de la muerte de David, por lo que trazó un bosquejo sobre el personaje del fallecido rey, a manera de pésame.

Parece haber ejercido influencia considerable sobre Enrique II en los primeros años de su reinado, y haberle persuadido de unirse a Luis VII de Francia para encontrarse con el Papa Alejandro III, en Touci en 1162.

Aunque sufría de una complicación de males muy dolorosos, viajó a Francia para asistir a la reunión general de su Orden.

Estuvo presente en la Abadía de Westminster, en la traslación de San Eduardo el Confesor, en 1163, y en vista de este evento, escribió la biografía del santo rey y dio una homilía dedicada a él.

Al año siguiente Elredo efectuó una misión a las tribus bárbaras Pictish de Galloway, donde se dice que su jefe se conmovió tan profundamente por sus exhortaciones que se convirtió en monje. A través de sus últimos años Elredo dio extraordinario ejemplo de paciencia heroica al sufrir una serie de enfermedades.

Lo que es más, era tan abstemio que se le describía “más como un fantasma que como un hombre.” Se supone en general que su muerte ocurrió el 12 de enero de 1166, aunque hay razones para pensar que el año realmente fue 1167.

San Elredo dejó una considerable colección de sermones, cuya elocuencia le ha ganado el título de “el San Bernardo Inglés”. Fue autor de varios tratados ascéticos, de los cuales sobresale “Speculum Charitatis,” también un compendio del mismo (realmente un borrador a partir del cual se desarrolló el trabajo completo), un tratado “De Spirituali Amicitiâ” y una cierta carta a una ermitaña.

Todo esto, junto con un fragmento de su obra histórica, fue coleccionado y publicado por Richard Gibbons, S.J., en Douai, en 1631. Una edición más completa y mejor está contenida en el quinto volumen de la “Biblioteca Cisterciensis” de Tissier, 1662, de la cual ha sido impresa en P.L., vol. CXCV. Las obras históricas incluyen una “Vida de San Eduardo,” un recuento importante de la “Batalla del Estándar”, (1138), obra incompleta sobre la genealogía de los reyes de Inglaterra, un tratado “De Sanctimoniali de Watton” (sobre la Monja de Watton), una “Vida de Santa Ninian”, una obra sobre los “Milagros de la Iglesia de Hexham”, un recuento de las fundaciones de la Abadía de Santa María de York y Fuentes, así como otras que están perdidas. Nunca se ha publicado una edición completa de la opuscula histórica de Aelred. Unas pocas fueron impresas por Twysden en su “Decem Scriptores”, otros deben ser buscados en la Serie Rolls o en “Prior de Hexham” de Raine (Surtees Society, Durham, 1864).

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11:31 p.m.

Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Presbítero Servita

Martirologio Romano: En Viareggio, ciudad de Italia, san Antonio María Pucci, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, párroco durante casi cincuenta años, se dedicó sobre todo a atender a los niños pobres y enfermos (1892).

San Antonio María Pucci, aunque miembro de la Congregación de los Siervos de María (Servita), pasó casi toda su vida y se santificó como sacerdote de una parroquia. Nació en Poggiole, cerca de Pistoia, en 1810. Fue uno de los siete hermanos de la humilde familia de Agustín y María Pucci.

No obstante la heroicidad de sus virtudes, los trazos elementales de su biografía traen al recuerdo tantas vidas paralelas de seminaristas y sacerdotes, compañeros de estudios unos, conocidos otros tal vez en la propia parroquia. Ya durante su vida el padre Pucci se hizo tan familiar e intimo a sus feligreses, que cariñosamente le llamaban, "el Curatino". Una de estas figuras de párroco, que ha visto nacer y morir casi toda una generación y ahonda en el corazón del pueblo, como una institución patriarcal.

Su nombre bautismal era Eustaquio. Monaguillo servicial y piados, ganó la confianza de don Luigí, su párroco. En cambio de los servicios prestados recibía clase de latín y cultura general. No conoció el Liceo del Renacimiento italiano. Y no lo echaría de menos después; su vida sacerdotal transcurrió ajena a la lucha de políticas y de culturas; y eso que su tiempo fue el de la unidad italiana y en parte pertenecía al de la "Kulturkampf". En último término, su padre no pretendía hacer de Eustaquio más que un buen labrador; y se opuso cuando el párroco de Poggiole fue a hablarle de que Eustaquio, joven ya de dieciocho años, aspiraba a "hacerse cura". Considerando su piedad mariana, don Luigi le había propuesto ingresar en la Orden de los Siervos de la Madre de Dios, de Florencia, con quienes cultivaba una sincera amistad y estima.

Al fin, el hombre del arado y de la esteva cedió al hombre de iglesia, y consintió; el padre de Eustaquio no era de los peores parroquianos de don Luigi. Y el "curato" se hace respetar mucho también en Italia, hoy todavía, entre las buenas familias de las parroquias rurales.

Conseguido el permiso paterno, Eustaquio ingresaba el 10 de julio de 1837 en el convento de la Anunciación. La primera etapa de su vida aldeana se cierra con un certificado protocolario de buena conducta, presentado por el párroco al superior de Florencia. ¡Habría hecho tantos otros para sus feligreses! Y, sin embargo, aquel del hijo de la familia Pucci sería un eslabón más del proceso de canonización de un santo.

Su inclinación al sacerdocio, observada por don Luigi y alguno de sus familiares que le habían visto jugar "a decir misa", se convirtió en realidad. Eustaquio, ahora fray Antonio María, fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1843.

Fue destinado a ejercer su ministerio en Viareggío, pequeña ciudad junto al Tirreno, hoy famosa playa internacional. Tres años de coadjutor y después... siempre párroco de San Andrés. Sus feligreses eran casi todos pescadores, que se fueron encariñando poco a poco con el párroco de pequeña estatura y ojos serenos. Los más íntimos se sentirían orgullosos de tener un párroco apreciado en la curia de Lucca, de la que había sido nombrado, tan joven como era todavía, examinador prosinodal. Los primeros años de actividad pastoral no le habían impedido preparar el examen de "maestro en Sagrada Teología", título que concedía el capitulo de la Orden. En otro ambiente, el padre Pucci hubiera sido tal vez un hombre de estudios; pero si la Orden ha perdido un científico, ha ganado, en cambio, un santo.

Los que le conocieron, confiesan que no era simpático; su voz nasal y de tono monótono, la cabeza siempre inclinada, sus ligeros gestos nerviosos, no hacían de su persona una figura estética. Se diría que era un hombre con complejo de inferioridad. Algunos contemporáneos, al saber que se introducía su proceso de canonización, desconfiaban del éxito, porque consideraban que era una personalidad ordinaria. No es un caso aislado. También el alcalde de Viareggio, de aquella época liberal, respondía al superior de San Andrés, que solicitaba la dedicación de una calle en recuerdo del padre Pucci, minimizando su actuación y justificando su negativa. "Al fin y al cabo, es un cura que no ha hecho más que cumplir con su deber."

Es bella esta heroicidad humilde de un párroco que cumple durante cuarenta y cinco años con su deber. Heroicidad perseverante y desapercibida en su actividad apostólica y en su vida de religioso. Como el cardenal Laurenti, prefecto de la Congregación de Ritos, decía, de broma y de veras, al padre Ferrini, postulador general de la Orden: "Si el padre Pucci ha sido siempre buen párroco y buen religioso a la vez, es sin duda un santo de verdad."

Objetivo central de sus preocupaciones pastorales fue la organización parroquial: la enseñanza del catecismo y la beneficencia, grupos de seglares y fundación de religiosas, acción social y apostolado del mar.

Para desarrollar más eficazmente sus tareas de catequista, organizó la Congregación de la Doctrina Cristiana. Con sorprendente espíritu de dinamismo apostólico utilizaba todos los resortes para atraer los niños a la parroquia; ayudado de sus fieles militantes de la congregación, daba especial relieve, religioso y espectacular a la vez, a las fiestas de las primeras comuniones, del reparto de premios, de la "Befana" (o "´hada - buena"), manifestación italiana de la tradición española de los Reyes Magos, llevando él mismo los juguetes a casa de los niños.

Con una concepción orgánica de las obras parroquiales, instituyó para la formación integral de los jóvenes y en función también de la enseñanza del catecismo, la "Compañía de San Luis". Sin conocerse, el padre Pucci realizaba con los jóvenes una labor paralela a la que contemporáneamente San Juan Bosco lleva a cabo en Turín. Humano y perspicaz psicólogo, no olvidaba prescribir a sus muchachos en el reglamento de la asociación que "buscaran un buen amigo y huyeran de los tristes". Posteriormente, esta asociación fue la base en Viareggio de uno de los primeros centros interparroquiales de la Acción Católica, promovida poco después de la muerte del padre Pucci con las directrices pontificias.

Incrementó la devoción eucarística con la Cofradía del Santísimo Sacramento y organizó los grupos apostólicos femeninos, cuya dirección encomendó a una joven piadosa, Giuliana Luccí; más tarde, con otro grupo de jóvenes de la parroquia, ingresó en las Siervas de María de Viareggio, cuyo fundación se atribuye fundidamente al Beato Pucci.pa, en frase de Chateaubriand, "León de la libertad italiana".

Contra tal previsión ilusionada, la unidad de Italia, sin intervención pontificia, fue proclamada por Cavour en Turín, en 1861. En 1870 las tropas italianas eran saludadas en Roma, como libertadoras y Pío IX se refugiaba en el Vaticano. Cairoli, Crispí, Zanardellí, De Pretiis son nombres de notables republicanos, antipontificios, conmemorados ahora como gloria nacional en las calles de la que en otros tiempos fue la Roma papal. Cavour resumía su ideología política en pocas palabras: "La Iglesia libre en Estado libre". El espíritu laico tomó auge en Italia después de la constitución del Reino; en 1873 era abolida la Facultad de Teología de las Universidades y suprimida la enseñanza religiosa en las escuelas.

El ambiente cargado de incertidumbre religiosa se hacia sentir también en Viareggio. Para el párroco de San Andrés la 8ituación ofrecía un aspecto eminentemente pastoral. Frente al problema de la descristianización pública que se planteaba en Viareggio, cuyas autoridades civiles eran todas republicanas y hacían profesión de incredulidad, el "Curatino" pensó en una asociación de hombres católicos; así organizó "La Pía Unión de los hijos de San José para mantener incólume la fe católica en la familia y en la sociedad cristiana".

Podría pensarse con motivo, que el párroco de Viareggio habría sido criticado de "hacer política"; sobre todo, cuando los biógrafos aseguran que "defendía con todas las armas de la ciencia y de la historia los sacrosantos derechos de la Iglesia, incluido el poder temporal de los Papas". Pero el "Curatino" no fue tildado de clericalismo político, campaña preferida de los grupos de oposición desde que en Italia comenzó a desarrollarse la democracia cristiana. Ni siquiera los republicanos de Viareggio quisieron mezclar el recuerdo del padre Pucci con la política; porque el "Curatino" ¡había sido tan bueno! Había socorrido heroicamente a los enfermos en los días de la epidemia. 1854-55; había dado tantas veces su manteo y su colchón a los pobres ateridos de frío, no excluidos los anticlericales; había instituido para la beneficencia la Cofradía de la Misericordia y la Conferencia de San Vicente; su vida había sido una cadena de heroica caridad.

La venerable figura del párroco. recorriendo las calles a socorrer a los pobres o a asistir a los enfermos, se había grabado hondamente en los miembros del Consejo Comunal y en atención a su obra asistencial, declaraban en sesión plenaria, después de su muerte: "Que el padre Pucci, no ocupándose nunca de política, dejó esta misión a quien pertenecía, siendo así ejemplo de cómo se debería comportar el clero en la convivencia social".

El "Curatino" había conquistado de veras el amor de su pueblo. Los hechos de celo y de caridad se sucedían día a día. De sus obras asistenciales merece destacarse la Colonia Marina, que organizó para hijos de obreros, la primera en Italia, superando así con su acción su ideología social, enmarcada en el "paternalismo" propio de la época y paralela al título que el pueblo le dio de "Padre de los pobres".

Su temple de santo se acendraba en la vida religiosa. Elegido superior de la casa de Viareggio en 1859, fue reelegido, contra toda costumbre, continuamente, llegando a ser en 1883 Superior Provincial en toda la Toscana. Pero su personalidad de párroco modelo absorbe la de religioso observante.

San Antonio Pucci murió el 14 de enero de 1892, a los setenta y tres años de edad. Su muerte causó gran consternación den Viareggio. Su tumba fue honrada por Dios con algunas curaciones. Fue beatificado sesenta años después de su muerte por Pío XII, en 1952 y canonizado el 9 de Diciembre de 1962 por Juan XXIII.

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5:13 p.m.
SAN ARCADIO DE MAURITANIA

MÁRTIR





En Cesarea de Mauritania (hoy Argelia), san Arcadio, mártir, que se escondió en tiempo de persecución, pero, al ser detenido un familiar suyo se presentó espontáneamente al juez y, por negarse a sacrificar a los dioses, sufrió dolorosos tormentos hasta consumar su martirio (c. 304).


Etimología: Arcadio = Aquel que es venturoso, es de origen griego.

Se desconoce la fecha exacta de su martirio, pero parece que tuvo lugar en alguna ciudad de Mauritania, probablemente en Cesarea, la capital. 

Las persecuciones estaban en todo su furor y miles de cristianos eran torturados por los soldados romanos sin esperar la sentencia del juez. 

En tan terribles circunstancias, San Arcadio se retiró a la soledad. 

Sin embargo, el gobernador de la ciudad al saber que no se había presentado a los sacrificios públicos, capturó a un pariente y lo mantuvo como rehén hasta que el prófugo se presentara. Al saberlo, el mártir volvió a la ciudad y se entregó al juez quien lo obligó a que se sacrificase a los dioses. 

Ante su negativa, el juez lo condenó a muerte, cortando cada uno de sus miembros de manera lenta. 

Al encontrarse totalmente mutilado, el mártir se dirigió a la comunidad pagana, exhortándolos a abandonar a sus dioses falsos y a adorar al único Dios verdadero, el Señor Jesús. 


Los paganos se quedaron maravillados de tanto valor y los cristianos recogieron su cadaver y empezaron a honrarlo como a un gran santo.

11:43 p.m.

Por: P. Joan Antoni Mateo Garcia | Fuente: InfoCatolica.com

Religiosa y Fundadora
del Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell

Martirologio Romano: En Talarn, Lleida, España, beata Ana María Janer Anglarill, virgen, fundadora del Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell, que se distinguió por su insigne caridad para con los heridos de las guerras carlistas. ( 1885)

Fecha de beatificación: 8 de octubre de 2011, durante el pontificado de Benedicto XVI

El día 11 de enero de 1885, en Talarn, histórica Villa situada junto a la Ciudad de Tremp, Ana María Janer Anglarill, poco antes de entregar su alma a Dios, expresó su último deseo de morir sobre el desnudo suelo como penitente por amor a Cristo. Culminaba así una trayectoria vital de probada santidad: de correspondencia fiel al Amor de Dios.

Ana María, había nacido el 18 de diciembre de 1800 en Cervera (Lérida). Entró como Hermana de la Caridad en el hospital de Cervera donde se entregó al cuidado de los enfermos y a la educación de las niñas, en momentos especialmente difíciles marcados por las llamadas guerras carlistas y civiles que ensangrentaron la historia de España en el siglo XIX. En 1836 el gobierno liberal decretó la supresión de las órdenes religiosas, la confiscación de los bienes eclesiásticos y la expulsión de las comunidades religiosas de las obras sociales y educativas que hasta entonces sostenían. Nuestra historia es rica en tropelías de éste género.

Acabada la guerra Ana María conoció el exilio en Francia hasta 1844. En 1849 Ana María se ofrece como voluntaria para trabajar como Hermana en la institución de caridad en la casa de Misericordia de Cervera. Durante diez años atendió amorosamente a los huérfanos de aquella casa, a los niños de familias muy pobres, a los jóvenes discapacitados sin esperanza y a los ancianos. En su entrega hacía realidad esta presencia constante de la Iglesia de Jesucristo en la vida de los más pobres.

El gran obispo de Urgell que fue Josep Caixal llamó a Ana María en 1858 para hacerse cargo de la dirección del hospital de la Seu d’Urgell. Allí fundará un año más tarde su propio Instituto y en 1860 recibe la aprobación diocesana del nuevo Instituto dedicado a la asistencia de pobres y enfermos y a la enseñanza de la infancia y de la juventud marginada. Ana María, en una actividad incansable, fundó colegios, hospitales y casa de caridad en las diócesis de Urgell, Solsona y Barcelona.

El período revolucionario comprendido entre 1868 y 1875 representó un duro golpe para las obras de Ana María. Entre 1874 y 1880 afrontó también Ana María otro tipo de luchas y pruebas en las que manifestó su gran sentido de Iglesia, su silencio y obediencia. En 1879, Mons. Casañas, nuevo Obispo de Urgell y posteriormente creado Cardenal, reorganizó la vida del Instituto de Ana María y ésta, a sus ochenta años, en merecido reconocimiento, es nombrada primera superiora general. Pasa sus últimos años en la casa de Talarn siendo ejemplo de luminosa caridad.

La madre Janer tenía un amor especial por la cruz. Mirar a Cristo crucificado se convirtió para ella en un aliciente que le permitía ser signo y testimonio claro de aquel que nos amó primero, de aquél que nos ama hasta dar la vida. Ana María murió el 11 de enero de 1885 y pidió morir en el suelo como penitente por amor a Cristo "que por mí expiró clavado en la cruz", dijo la beata.

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