Ártículos Más Recientes

11:41 p.m.

Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Martirologio Romano: En la ciudad de Cenomanum (hoy Le Mans), en el reino de los francos, san Alderico (Aldric), obispo, que se esforzó en promover el culto a Dios y a los santos (856).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

El Santo nació de una noble familia, de ascendencia en parte sajona y en parte bávara, hacia el año 800. A los doce años su padre le envió a la corte de Carlomagno, donde formó parte de la servidumbre de Luis el Piadoso y se ganó la estima de todos. Hacia el año 821 pasó de Aquisgrán a Metz, para ingresar en la escuela episcopal y recibió la tonsura clerical. Después de su ordenación, el emperador Luis le llamó de nuevo a la corte y le nombró capellán y confesor suyo. El año 832, san Alderico fue elegido obispo de Le Mans. Empleó toda su fortuna y sus fuerzas en socorrer a los pobres, mejorar los servicios públicos, construir iglesias y monasterios y promover la religión. Su fidelidad a Luis el Piadoso y a Carlos el Calvo permaneció inalterable durante las guerras civiles que dividieron el Imperio. Una facción le expulsó de su sede durante casi un año, por haber declarado a los monjes de Saint-Calais que estaban sujetos a su jurisdicción. Tal pretensión del santo obispo no estaba en realidad justificada, pues se apoyaba en documentos falsificados, aunque no nos consta que el prelado haya sido personalmente responsable de tal falsificación.

Han llegado hasta nosotros algunos fragmentos del reglamento que san Alderico redactó para su catedral. En él ordena que se enciendan diez cirios y noventa lámparas en todas las grandes fiestas. También nos son conocidos tres testamentos del santo prelado. El último de ellos es un edificante testimonio de su piedad. En los dos primeros cede tierras y posesiones a muchas iglesias de su diócesis, y da prudentes consejos y reglas para mantener el orden y el espíritu de caridad. Alderico quedó paralítico dos años antes de su muerte. Confinado al lecho, redobló su fervor y su asiduidad a la oración. Murió el 7 de enero del año 856, y fue sepultado en la iglesia de San Vicente, de la que había sido un gran bienhechor.

Let's block ads! (Why?)

11:41 p.m.

Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Mártir Laico

Martirologio Romano: En Melitene, ciudad de Armenia, san Polieucto (Polyeuktos), mártir, que, siendo soldado, a raíz del decreto del emperador Decio que obligaba a sacrificar a los dioses, rompió los ídolos, por lo cual fue cruelmente martirizado hasta ser degollado, recibiendo así el bautismo con su propia sangre (c. 250).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

La ciudad de Melitene en Armenia [hoy Turquía], que era una ciudad militar romana, es ilustre por el gran número de sus mártires. Entre ellos, el mártir de mayor alcurnia fue Polieucto, un oficial romano de padres griegos. Siendo aún pagano, se hizo amigo de un celoso cristiano llamado Neraco, quien, cuando llegaron a Armenia noticias de la persecución contra los cristianos, se preparó para entregar su vida por la fe. Su única pena era que Polieucto todavía fuese gentil, pero tuvo la alegría de atraerlo a la verdad y de inspirarle un ardiente deseo de morir por la religión cristiana. Polieucto abiertamente se declaró cristiano, y pronto fue aprehendido y condenado a crueles tormentos. Cuando los verdugos se cansaron de atormentarlo, comenzaron a tratar de persuadirlo para que renunciase a Cristo. Las lágrimas y súplicas de su esposa Paulina, de sus hijos y de su suegro hubieran sido suficientes para hacer flaquear a un hombre menos resuelto. Polieucto, sin embargo, fortalecido por Dios se mantuvo más firme en la fe y recibió con alegría la sentencia de muerte. De camino a la ejecución, exhortó a los circunstantes a que renunciaran a sus ídolos y habló con tanto fervor, que muchos se convirtieron. Fue decapitado durante la persecución de Decio o Valeriano.

Tenemos pruebas convincentes del martirio de San Polieucto en Melitene: se sabe de una iglesia que le fue dedicada antes de 377. Su nombre aparece el 7 de enero, en el martirologio siríaco del siglo cuarto, como el de un mártir muerto en Melitene. El mismo asiento se encuentra en el Hieronymianum.

Let's block ads! (Why?)

11:41 p.m.

Por: . | Fuente: Franciscanos.org

Obispo

Martirologio Romano: En Palermo, ciudad de Sicilia, tránsito del beato Mateo Guimerá, obispo de Agrigento, de la Orden de los Hermanos Menores, propagador devoto del Santísimo Nombre de Jesús (1451)

Fecha de beatificación: La confirmación oficial de su culto inmemorial o beatificación equivalente, con aprobación del culto, misa y oficio del Beato, la concedió el papa Clemente XIII el 22 de febrero de 1767.

Mateo, a quien se le han dado muchos y variados apelativos, nació el año 1376 ó 1377 en Girgenti, hoy Agrigento, en el reino de Sicilia, que entonces pertenecía a la corona de Aragón; más tarde, en su vida de apostolado, gozaría Mateo de la amistad, admiración y protección de sus reyes, D. Alfonso V el Magnánimo y su esposa Dña. María de Castilla.

Sus padres eran, según algunos autores, oriundos de Valencia (España), y ciertamente le dieron una buena educación cristiana. Muy joven, en 1391-92, vistió el hábito de los franciscanos Conventuales en el convento de San Francisco de Agrigento, donde hizo la profesión religiosa en 1394. Prendados de sus cualidades espirituales e intelectuales, los superiores lo enviaron a estudiar al famoso centro de estudios que la Orden tenía en Bolonia. Luego lo mandaron para completar sus estudios a Barcelona, donde los Conventuales tenían otro centro de estudios importante; allí consiguió probablemente el título de maestro, y recibió la ordenación sacerdotal en 1400. Aquel mismo año empezó el apostolado de la predicación en Tarragona y en otras poblaciones.

En los años 1405-1416, lo encontramos en Padua, en el convento de San Antonio de los Conventuales, como maestro de novicios o de recién profesos, lo que, una vez más, muestra el aprecio en que le tenían los superiores. Después volvió a España, donde permaneció hasta finales de 1417; así lo dice una carta del rey Alfonso el Magnánimo, de fecha 28 de noviembre de 1417, que explica además la razón por la que Mateo regresaba tan pronto a Italia: su deseo de encontrarse con san Bernardino de Siena, de conocer el movimiento de la Observancia y de incorporarse al mismo.

El movimiento franciscano de la Observancia, que trataba de llevar a la Orden de Hermanos Menores a una más fiel y estricta observancia de la Regla de San Francisco, sin dispensas ni atenuaciones, surgió en el siglo XIV y se fue organizando y difundiendo en el siglo siguiente, bajo la guía e impulso de san Bernardino de Siena, que tuvo como principales colaboradores a san Juan de Capistrano, Alberto de Sarteano, san Jaime de la Marca y el beato Mateo de Agrigento. Éste se encontró con san Bernardino en 1418, tal vez en el Capítulo general de Mantua, y, con los debidos permisos, se pasó en seguida a los Observantes. Hay que tener en cuenta que la Orden de Hermanos Menores, fundada por san Francisco de Asís, fue una sola Orden hasta que, en 1517, León X la dividió jurídicamente en dos: Conventuales y Observantes; con anterioridad, ya existían en su seno esas diversas tendencias, ramas o grupos, pero seguían siendo una misma familia religiosa.

El encuentro y la amistad con san Bernardino marcaron profundamente la vida del beato Mateo. El gran santo lo tomó como compañero al descubrir en él afanes y sentimientos muy similares a los suyos. Y junto a él en muchas ocasiones y a veces, por indicación suya, en otros lugares predicó Mateo sin descanso; su vida austera y llena de espiritualidad acreditaba por todas partes sus sermones. También se cuentan milagros que Dios obró por medio de su siervo. Al mismo tiempo, se había hecho paladín del Nombre de Jesús, como San Bernardino, pero quería que al de Jesús fuera unido el de María, la Madre del Señor. Y por ello, a muchos de los conventos que fundó en Italia y en España les puso el nombre de Santa María de Jesús.

En época reciente se han encontrado, y los comenzó a editar el P. Agustín Amore en 1960, casi un centenar de sermones del beato Mateo, escritos en lengua vulgar o en latín y que suelen comentar un texto bíblico. En ellos se pone de manifiesto la sólida formación teológica de su autor, la lógica con que argumentaba y el celo apostólico y hasta los sentimientos íntimos que embargaban su espíritu.

A la vez que a la predicación, se dedicó con ardor a la expansión y organización de la Observancia, lo que le valió la estima del rey Alfonso V y la confianza del papa Eugenio IV que le encomendó delicadas misiones para la renovación de los religiosos y del clero, particularmente en Sicilia. En 1425 el papa Martín V concedió al beato Mateo la facultad de fundar conventos de la Observancia, y fueron numerosos los que fundó o reformó tanto en Italia como en España, a la mayoría de los cuales, como queda dicho, aunque no a todos, dio el nombre de Santa María de Jesús: Mesina, Palermo, Agrigento, Siracusa, Barcelona, Valencia, etc. Además ejerció cargos de gobierno en Sicilia: fue Vicario provincial de 1425 a 1430, y Comisario general de la Provincia de Sicilia de 1432 a 1440.

El beato Mateo pasó en España al menos cuatro temporadas, dos cuando estaba con los Conventuales y otras dos estando con los Observantes. A las dos primeras ya nos hemos referido. La tercera tuvo lugar en 1427-28, cuando por invitación de los soberanos aragoneses estuvo predicando en Valencia, Barcelona, Vich y otras ciudades. De nuevo, la primera mitad del año 1430, por invitación insistente de la reina Dña. María, esposa del rey Alfonso V, el Beato la pasó por tierras de Valencia y Barcelona predicando y, como ya había hecho antes, cumpliendo misiones reales de pacificación y de beneficencia, difundiendo la devoción al Santísimo Nombre de Jesús, impulsando la implantación de la Observancia y fundando o reformando conventos.

Dedicado de lleno a un apostolado intenso y fecundo se hallaba el beato Mateo, cuando su diócesis natal lo eligió y reclamó como obispo; él se resistió cuanto pudo a lo que consideraba una dignidad y puesto para el que no estaba preparado. Pero el rey Alfonso insistió ante el papa Eugenio IV, quien lo nombró obispo de Agrigento el 17 de septiembre de 1442. El 30 de junio de 1443 recibió la consagración episcopal y, por obediencia, hubo de tomar el báculo pastoral de la diócesis.

No era un secreto para nadie qué tipo de obispo iba a ser fray Mateo: un obispo reformador, un hombre celoso de la disciplina eclesiástica, impulsor de la renovación, con criterio y actitudes evangélicas, así en el clero como en el pueblo confiado a su cuidado. Ello le enfrentó con quienes se negaban a cualquier reforma que supusiera pérdida de posiciones poco edificantes o de intereses bastardos, y ante la firmeza de Mateo no dudaron en acudir con calumnias a la Santa Sede, que lo llamó y le pidió explicaciones de su conducta. En efecto, por su generosidad hacia los pobres fue acusado por los clérigos que le eran contrarios, de dilapidar los bienes de la Iglesia; lo cierto es que había renunciado a todos sus ingresos en favor de los pobres, reservándose lo estrictamente necesario para sí mismo y para sus más inmediatos colaboradores. Además, lo acusaron falsamente de relaciones ilícitas con una mujer. En el proceso, que se desarrolló en la corte pontificia, se demostró la total inocencia del Beato, por lo que el Papa lo absolvió de todas las acusaciones, le confirmó su confianza y lo devolvió a su sede episcopal.

El beato Mateo se sintió confortado por el esclarecimiento de la verdad y por la bendición que mereció del Papa su conducta y forma de proceder, y continuó en su misma labor reformadora. Pero sus adversarios no se aquietaron y muy pronto le crearon nuevos problemas y conflictos. El santo obispo llegó a pensar que las dificultades se debían a su incapacidad para el episcopado, y rogó y suplicó a la Santa Sede, después de madura reflexión e incluso de consultar el caso con san Bernardino de Siena, que le aceptara la renuncia a su cargo, y tanto insistió que al fin le fue aceptada. Había permanecido tres escasos años al frente de su diócesis. Entonces, con la mayor humildad, se reintegró a su comunidad religiosa en Palermo, en la que vivió como un fraile más, sin admitir que se le dieran honores o privilegios. Y allí falleció santamente el 7 de enero de 1450. El pueblo cristiano lo tuvo por santo desde entonces y su culto continuó a lo largo de los siglos. En 1759 se inició el proceso diocesano de beatificación.

Let's block ads! (Why?)

5:13 p.m.
SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT

PRESBÍTERO





San Raimundo de Peñafort, presbítero de la Orden de Predicadores, eximio maestro en derecho canónico, que escribió de modo muy acertado sobre el sacramento de la penitencia. Elegido maestro general de la Orden, preparó la redacción de las nuevas Constituciones y, llegado a edad muy avanzada, se durmió en el Señor en la ciudad de Barcelona, en España.


Nació hacia el año 1175, en Peñafort, cerca de Barcelona, España. Pronto demuestra tener una extraordinaria inteligencia, y a los 20 años es profesor de filosofía en Barcelona. Hacia los 30 años, fue a la prestigiosa Universidad de Bolognia, Italia para perfeccionar su derecho civil y canónico. Allí se doctoró y fue profesor. En 1219, fue nombrado archidiácono de la diócesis de Barcelona. Se destacó por su amor a los pobres.

En 1222, a los 40 años de edad, ingresó en la Orden de Predicadores (Dominicos) a penas 8 meses después de la muerte del fundador, Santo Domingo de Guzmán.

Raimundo consideraba que el orgullo era un peligro para su alma. Convencido de la importancia de hacer penitencia por la complacencia con que había enseñado, pidió que le impusieran severas penitencias y oficios humillantes. Pero sus superiores le encargaron investigar como responder a preguntas difíciles de moral que los fieles presentan. El llamó a estas "casos de conciencia". El resultado de su trabajo fue su famoso libro, "Summa de casibus paenitentialibus", la primera obra de su género. Esta ha sido de gran provecho para confesores y moralistas.

Tenía gran celo por la evangelización, trabajando incesantemente en la predicación, la instrucción y la confesión. Insigne predicador dotado con la "eficacia de la palabra", recorrió las provincias españolas de Aragón, Castilla y Cataluña. Sus acompañantes comentaban que parecía casi imposible que un predicador lograra tantas conversiones con sus sermones.

Según una tradición muy discutida, San Raimundo colaboró con San Pedro Nolasco en la fundación de la orden de los Mercedarios los Padres Mercedarios, dedicada principalmente a rescatar a los secuestrados por los mahometanos.

En 1230 el Papa Gregorio IX llamó a Raimundo a Roma y le dio varios encargos:

1- Lo nombró su confesor. En una ocasión le impuso al Papa de penitencia atender siempre muy bien las peticiones que le hicieran los pobres.

2- Le encomendó reunir el corpus canónico de los decretos de los Pontífices y concilios que no se encontrasen ya en la colección que Graciano había hecho en 1150. Después de tres años de trabajo publicó su famosísimo libro en 5 volúmenes titulado "Decretales", compuesto el cual fue confirmado por el Papa. Hasta la compilación del Codex Juris Canonici, en 1917, la compilación de San Raimundo era considerada como la mejor colección de derecho canónico a la que los canonistas hacían referencia.

3- En 1235 lo nombró obispo de Tarragona, a pesar de las súplicas del santo. Pero poco después el santo contrajo una grave enfermedad y el Papa le liberó del cargo a condición de que Raimundo propusiera un candidato apto.

Para recuperarse de su enfermedad, Raimundo volvió a Barcelona, su tierra natal. Allí fue recibido con gran gozo y se dedicó a la contemplación, la predicación y la confesión. Tanto la Santa Sede como el rey confiaron en Raimundo importantes trabajos.

San RaimundoGeneral de la orden Dominica

En 1238 llegaron a Barcelona los diputados del capítulo general de la orden dominica, que había tenido lugar en Bolonia, para anunciar a Raimundo que había sido elegido superior general, como sucesor de Jordano de Sajonia. Raimundo quiso resistir pero al fin aceptó por obediencia. Visitó a pie todas las casas de la orden sin disminuir en nada sus austeridades y prácticas. Inculcó a sus hijos el amor de la vida entregada en regularidad, del estudio, y de los misterios espirituales. Hizo una síntesis de las constituciones de su orden, anotando los pasajes dudosos. Tres capítulos generales aprobaron el nuevo código. En uno de dichos capítulos, tenido en Paris en 1239, Raimundo obtuvo que se aprobara la medida de aceptar la dimisión voluntaria de su superior, cuando ésta se fundara en razones justas. Al año siguiente, habiendo sido superior solo dos años, renunció al cargo. Su razón fue que había cumplido 65 años de edad. 

Vivió 34 años mas, los cuales empleó en la evangelización. Esclarecía la doctrina ante las herejías y buscaba la conversión de todos, tanto cristianos pecadores como judíos y musulmanes. Con este objeto, consiguió que Santo Tomás (dominico también) escribiera su Summa contra Gentes y obtuvo que se enseñara el árabe y el hebreo en varios conventos de su orden. Fundó un convento en Túnez y otro en Murcia, sur de España, que en aquella época estaba dominada por los musulmanes. En una carta al superior general en 1256 le informa que 10,000 sarracenos habían recibido el bautismo. Esto es cosa extraordinaria ya que este tipo de conversiones son muy escasas. Introdujo la inquisición en Barcelona y mostraba una gran caridad a todos. Sin embargo no le faltaron adversidades. En una ocasión fue acusado de comprometer fraudulentamente a un rabino judío. 

La "barca" milagrosa

Uno de los incidentes más famosos en la vida de San Raimundo ocurrió durante un viaje en el que acompañaba al rey Jaime a Mayorca. El soberano que era mujeriego, había prometido enmendarse, pero no había cumplido su promesa. En vista de ello, Raimundo le pidió licencia para partir a Barcelona; el rey no solo le negó, sino que amenazó de muerte a quien se atreviera a sacar al santo de la isla. Confiando en Dios, Raimundo dijo a su compañero: "Los reyes de la tierra pueden impedirnos la huida, pero el Rey del cielo nos dará los medios para ello". Acto seguido se dirigió al mar, extendió su túnica sobre las olas, ató un extremo de ella a un palo para que sirviera de vela y, haciendo la señal de la cruz, montó sin temor en aquella improvisada "barca". Su compañero quedó temblando en la playa. La milagrosa barca hizo en seis horas el trayecto hasta Barcelona, a sesenta leguas de distancia. Las gentes que vieron llegar al santo le recibieron con aclamaciones. Sin inmutarse por ello, Raimundo recogió su túnica, que estaba perfectamente seca, se la echó sobe los hombros y se dirigió a su monasterio. Una capilla y una torre fueron construidas en el sitio en que desembarcó.

Muerte y canonización

Los reyes Alfonso de Castilla y Jaime de Aragón visitaron a San Raimundo durante su última enfermedad. San Raimundo murió en Barcelona el 6 de enero de 1275, a los 100 años de edad. Ante su sepulcro se obraron milagros. La bula de canonización, publicada en 1601, cita algunos de esos milagros, entre estos el que se narra arriba.

Sus restos mortales están en la Catedral de Barcelona, España

Fuente: "Vida de los Santos" de Butler, vol. I y otras.

11:41 p.m.

Por: . | Fuente: Santiebeati.it

Abad

Martirologio Romano: En Würzburg, ciudad de Franconia (hoy Alemania), beato Macario, abad, que fue el primer superior del monasterio de los Escoceses de esta ciudad (1153)
Benedictino desde muy joven, viajó desde Escocia a Alemania, junto con sus compañeros Cristiano y Eugenio, por el año 1138 aproximadamente. Según Zimmermann, fue prior del monasterio de Santiago en Ratisbona y de allí el abad Dermizio (Dermitius) lo envió a Würzburg junto con once monjes. Está registrado que el obispo Embrico (1125-46) consagró en 1139 a Macario como primer abad del monasterio escosés de San Santiago, fundado recientemente en Würzburg. Las fuentes resaltan su erudición, vida ascética y describen milagros realizados por él. Murió en 1153: el aniversario de su muerte de acuerdo a Zimmermann es el 6 de enero, aunque se conoce que en algunos lugares de la diócesis de Würzburg es celebrado en otras fechas (23 o 24 de enero y 19 de diciembre).

Durante la Edad Media, por mucho tiempo, la tumba del beato estaba olvidada; en 1614 se descubrieron sus reliquias y solemnemente fueron depositadas en una urna, al año siguiente, Macario resultó objeto de gran devoción popular: se lo invocaba especialmente para las enfermedades con fiebres altas. Se dice que en junto a su tumba han ocurrido veintiocho curaciones milagrosas. En 1731 se fundó en su honor la «Hermandad de Macario», enriquecida con indulgencias, que dejó de existir después de la Segunda Guerra Mundial. En 1823 se realizó el traslado de las reliquias, desde el monasterio, secularizado en 1803, a la capilla de la Virgen, misma que en 1945 fue destruida y que actualmente se encuentra ya reconstruida.

En el Breve Apostólico de 1734 a la Hermandad y en otros testimonios, a Macario se lo llama "santo".

responsable de la traducción: Xavier Villalta


Let's block ads! (Why?)

11:41 p.m.

Por: José Ma. Pou y Martí | Fuente: Franciscanos.org

Religiioso Franciscano

Martirologio Romano: En Roma, san Carlos de Sezze, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, el cual desde la infancia se vio obligado a ganar el pan cotidiano, e invitaba a sus compañeros a imitar a Cristo y a los santos. Vestido con el sayal franciscano, se entregaba largamente a la adoración del santísimo Sacramento del Altar (1670).

Fecha de canonización: 12 de abril de 1959 por el Papa Juan XXIII.

Algunos escritores modernos han llamado la atención de los teólogos místicos hacia este lego franciscano, antes casi desconocido a causa de quedar todavía inéditos en su mayor parte sus numerosos escritos, que son cuarenta entre tratados y cartas; solamente seis, y no ciertamente los más importantes, merecieron el honor de la imprenta.

Nació este santo varón en Sezze, hermosa villa de la provincia romana, el 22 de octubre de 1613, de padres muy pobres de bienes temporales pero muy ricos de virtudes, los cuales le procuraron únicamente la instrucción elemental, que bien pronto tuvo que interrumpir para dedicarse a la guarda de las ovejas, lo cual empero sirvióle admirablemente, como a otro Pascual Bailón, para el ejercicio de la oración y la lectura de libritos piadosos. Visitaba con frecuencia la iglesia de los Frailes Menores, no muy lejana de su casa, y al contemplar en ella los toscos cuadros de los beatos (hoy canonizados) Salvador de Horta y Pascual Bailón, legos españoles de la expresada Orden, sentía tal entusiasmo que, como escribió después, exclamaba: «Si yo llego a entrar en esta religión imitaré a estos santos: pasaré las noches en la iglesia y haré asperísima penitencia».

Cayó luego en muy grave enfermedad, la cual fue causa decisiva de su vocación religiosa, de modo que a los diecisiete años de edad pidió licencia para entrar entre los religiosos franciscanos de la provincia de Roma en el estado laical, lo cual consiguió después de larga y dura prueba, siendo enviado al convento de Nazzaro, donde vistió el pobre sayal de San Francisco el día 18 de mayo de 1635, empezando luego el noviciado. Pasado el año de probación entre rigurosos ejercicios de penitencia y grandes tribulaciones espirituales, algunos religiosos profesos estaban perplejos en permitirle o negarle la licencia para pronunciar los tres votos perpetuos, dudando que pudiese sostener el peso de la vida regular. En esta lamentable situación acudió el devoto joven a la Virgen Santísima, de quien había recibido ya tantísimos favores; esta clementísima Madre vino sin tardar en su auxilio, de modo que, desapareciendo aquellos temores, pudo el día 19 de mayo de 1636 consagrarse por siempre al Señor, cambiando el nombre de Juan Carlos por el de Carlos de Sezze.

La vida del fervoroso lego después de su profesión fue bastante sencilla, residiendo sucesivamente en los conventos de Morlupo, Ponticelli, Palestrina, Carpineto (patria del futuro papa León XIII), San Pedro in Montorio de Roma (en gran parte edificado por los Reyes Católicos Fernando e Isabel) y San Francisco a Ripa, que conserva el recuerdo de la habitación de San Francisco y donde Carlos de Sezze falleció santamente el día 6 de enero de 1670. Morando en Morlupo tuvo una tremenda visión que lo alentó en el progreso de la vida contemplativa; en Ponticelli dióse enteramente al ejercicio que llamaba «la confianza en Dios» o la pequeñez espiritual, a guisa de un niño descansando en el regazo de su madre y que tanto recomienda el Santo en sus escritos. Bien pronto le cautivó otro ejercicio saludable: rogar todos los días por la propagación de la fe en los países paganos, deseando además derramar en ellos la sangre por Cristo, y al efecto pidió y obtuvo partir como misionero para las Indias de patronato portugués; pero al ir para allá le sobrevino una grave enfermedad, por lo cual fue trasladado a la enfermería de San Francisco a Ripa, llorando amargamente porque no podía acompañar a los que salían destinados a aquellas misiones.

En aquel tiempo la provincia romana abrió un convento de retiro en Castelgandolfo, donde los religiosos vivían con extraordinaria austeridad, muy semejante a la de los antiguos anacoretas; allí acudió nuestro Carlos con permiso de los superiores; pero por lo visto el sitio no era muy sano, así es que poco después, esto es, en 1643, hubo que cerrar aquel convento a causa de las enfermedades contraídas por algunos religiosos; por lo cual el siervo de Dios fue trasladado a Carpineto, donde pudo dar pruebas de su heroica caridad durante la terrible epidemia que devastó aquella región. Viósele muchas veces asistiendo a los pobres apestados más peligrosos, sin cuidarse de su propia salud y también cargando sobre sus espaldas a los muertos para darles cristiana sepultura. Dios permitió que, en vez de premio por tanta abnegación y sacrificio, recibiese una pública reprensión y fuese trasladado al convento romano de San Pedro in Montorio para encargarse del oficio de sacristán y, más tarde, del de cuestor de limosnas en la misma capital. Ejercitando este último humilde servicio recibió de Jesús Sacramentado el más estupendo prodigio de su vida, que le mereció el título de «Serafín de la Eucaristía», pues que entrando una mañana en la iglesia de San José «de Capo de Case», situada cerca de la actual plaza de España, y oyendo allí en compañía de algunos fieles y todo absorto en el amor de Jesús el santo sacrificio de la misa, al llegar el acto de la elevación un rayo luminoso partió de la hostia sagrada hiriendo el costado del Santo hasta penetrar su corazón –cuya señal se observa todavía actualmente–, con lo cual cayó el extático lego en un admirable deliquio de amor y dolor, como él mismo refiere en su autobiografía. Desde este momento la vida de fray Carlos fue eminentemente eucarística, de modo que frecuentemente, después de la santa comunión, experimentaba largos coloquios e íntimas comunicaciones con Jesús, a quien tanto recreaba el fervor y sencillez columbina de su siervo.

Este fidelísimo hijo del «Pobrecillo de Asís» fue decorado con el don de milagros: numerosísimos enfermos recobraron la salud mediante las oraciones que por ellos elevaba al Señor, a la Virgen Santísima y al entonces Beato Salvador de Horta, taumaturgo catalán, cuya devoción habían propagado por Italia los franciscanos de Cerdeña, en cuya capital había fallecido en 1567, y en este mismo tiempo trabajaba en Roma para su canonización el Beato Buenaventura de Barcelona, lego también fallecido igualmente como su compatriota en tierras italianas. El mismo Carlos de Sezze refiere difusamente unos veinte milagros obrados por él mediante una reliquia del prodigioso franciscano de Horta, que llevaba siempre consigo. Estos milagros, lo mismo que sus excelsas virtudes y maravillosas profecías, hicieron popular en el Lacio el nombre de fray Carlos, de modo que hasta algunos cardenales y papas lo colmaron de obsequios. Predijo el honor del Papado a los purpurados Chigi (Alejandro VII), Rospigliosi (Clemente IX), Alfieri (Clemente X) y Albani (Clemente XI); otros pontífices lo invitaron no pocas veces a su corte para aprovecharse de sus sobrenaturales consejos y espiritual doctrina.

Maravilla causa ver en Carlos de Sezze, que solamente había aprendido a leer y escribir, una doctrina mística tan sublime, que algunos escritores modernos la comparan a la de Santa Teresa o de San Juan de la Cruz, proclamándolo uno de los mejores autores de la misma disciplina en el siglo XVII, dotado ciertamente de ciencia infusa. Es verdaderamente un escritor fecundo. No se han conservado todas sus obras, pues sabemos que estando en Carpineto su confesor le mandó quemar un libro de meditaciones, lo cual ejecutó sin resistencia alguna, y otro confesor suyo, el padre Antonio de Aquila, el cual nos ha dado la primera lista de los mismos escritos, asegura que había otros ya entonces perdidos. De todos modos, los que existen actualmente dan derecho a proclamar a San Carlos autor espiritual de grande fecundidad y seguro magisterio.

Entre sus obras, estudiadas recientemente con utilísimos detalles por el docto padre Jaime Heerinckz, descuellan por su importancia: Le tre Vie, tratado sobre la vía purgativa, iluminativa y unitiva; Cammino interno dell´anima; Discorsi sopra la vita di N. Signor Gesù Cristo; Sacro Settenario, que, según dice el mismo autor, la seráfica madre Santa Teresa de Jesús se lo dictó textualmente; finalmente la obra más extensa y de mayores vuelos: Le grandezze della misericordia di Dio in un anima diulata dalla grazia divina, que es su autobiografía, compuesta por inspiración divina y por mandato de su confesor. El Santo trabajó en esta última obra desde 1661 hasta 1665, mientras residía en el convento romano de San Pedro in Montorio. Describe en ella su propia vida y sobre todo las gracias que había recibido del Altísimo desde su infancia a la edad de cincuenta y dos años. El libro está dividido en siete partes y en ciento doce capítulos, su materia está saturada de preciosas ideas y descripciones importantes no solamente por lo que se refiere a la vida del autor, sino también y principalmente por la multitud de fenómenos místicos y muy extraordinarios, en esta voluminosa obra descritos, y que pueden ser utilísimos a los cultivadores de la ciencia mística.

La doctrina espiritual de este siervo de Dios es siempre sólida y sustancial; y a pesar de que su autor no pudo dedicarse a estudios de alta teología, trata de ella de una manera maravillosa, describiendo sapientemente los grados más elevados de la mística católica, de modo que en este sujeto verificóse de nuevo la verdad de la sentencia evangélica según la cual el Señor esconde los misterios divinos a los sabios del mundo y los revela a los párvulos de espíritu.

Murió el Santo en el convento romano de San Francisco a Ripa en la fiesta de los Reyes de 1760, después de pocos días de enfermedad, durante la cual recibió, arrodillado en el suelo, el divino Viático, confortado con una celestial visión del Salvador, de la Virgen Santísima y de muchos ángeles. El papa León XIII lo elevó a los primeros honores de los altares en 1882 y Juan XXIII lo canonizó en el año 1959 juntamente con la barcelonesa Joaquina Vedruna de Más, fundadora de las Carmelitas de la Caridad.

Su sepulcro se venera en la iglesia franciscana de San Francisco a Ripa, pero el corazón incorrupto, con la señal de la cruz impresa en el acto del prodigio eucarístico referido, se conserva en la capilla del convento llamada de San Francisco.

Let's block ads! (Why?)

11:41 p.m.

Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Mártires

Martirologio Romano: En Antinoe, de la Tebaida (hoy Egipto), santos Julián y Basilisa, mártires (s. IV).

Etimología: Julián = Aquel que pertenece a la familia Julia, es de origen latino.

Basilisa = aquella que reina, es de origen griego.

Nació san Julián en Antioquía, de padres cristianos, a fines del siglo tercero.

Habiéndose desposado con una honestísima doncella llamada Basilisa, guardaron los dos, de común acuerdo, perfectísima continencia. Porque el mismo día de la boda, a la que había concurrido la nobleza de la ciudad, estando los desposados en su tálamo, se sintió en el aposento un olor suavísimo de rosas y azucenas. Quedó maravillada Basilisa de aquella extraordinaria fragancia y preguntó a su esposo, qué olor era aquel que sentía y de dónde venía, porque no era tiempo de flores. Respondió Julián: El olor suavísimo que sientes es de Cristo, amador de la castidad, la cual yo de su parte te prometo, como le he prometido a Jesucristo, si tú consintieres conmigo y le ofrecieres también tu virginidad. Respondió Basilisa que ninguna cosa le era más agradable que imitar su ejemplo.

Poco después llevó el Señor para sí a los padres de Julián y Basilisa, dejándolos herederos de sus haciendas riquísimas; y ellos comenzaron luego a gastarlas con larga mano en socorrer a los pobres.

Consagróse él a instruir en la religión cristiana a los hombres y ella a las mujeres en diversa casa. Arreciaban por este tiempo las persecuciones de Diocleciano y Maximiano, pero Basilisa pudo librarse de ellas, y acabó su vida santa y preciosa de muerte natural.

Su marido Julián fue quien alcanzó la palma de un glorioso martirio.

El bárbaro gobernador Marciano mandó prender al santo y abrasar su casa y a Julián le pasearon por la ciudad cargado de cadenas, y precedido de un pregonero que decía: Así se han de tratar a los enemigos de los dioses y despreciadores de las leyes imperiales. Encerráronle después en oscuro y hediondo calabozo, a donde fueron a visitarle siete caballeros cristianos, que, con un sacerdote llamado Antonio, lograron ser compañeros de su martirio.

Llegado el día de la ejecución, mientras el gobernador, sentado en público tribunal, interrogaba a Julián, acertaron a pasar por allí unos gentiles, que llevaban a enterrar a un difunto.

En tono de mofa le dijeron que resucitase al muerto. Entonces Julián, en nombre de Jesucristo, le resucitó lo cual llenó a todos de grande espanto, y más, cuando oyeron que aquel. hombre resucitado, públicamente confesaba a Jesucristo.

Atribuyó el gobernador tan estupendo suceso a la poderosa magia de Julián, y condenó al resucitado a los mismos suplicios. Encerráronles a todos en unas cubas encendidas, mas los condenados salieron de ellas sin la menor lesión; arrojáronles después a las fieras del anfiteatro, y las fieras no osaron hacerles daño alguno. Finalmente, avergonzado el cruel tirano, les hizo degollar, y así entregaron en este día sus almas purísimas al Creador.

Let's block ads! (Why?)

5:13 p.m.
MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR


MAGOS DE ORIENTE





Estás ante la fiesta más antigua, incluso antes que la misma Navidad.

El inicio de su celebración data del siglo III en el Oriente y en el Occidente se adoptó en el siglo IV.

En este día tiene lugar la celebración de tres hechos memorables en la historia de la salvación: adoración de los Reyes Magos, el Bautismo de Jesús y el primer milagro de Jesucristo en la bodas de Caná, gracias al cual los discípulos creyeron en el Maestro.

Los Occidentales aceptaron la fiesta el año 400. Aunque habla de los Magos, el rey principal es el Niño Jesús. Lo dice el inicio de la Misa:" Ya viene el Señor del universo, en sus manos está la realeza, el poder y el imperio. El verdadero rey al que debemos contemplar es al pequeño Jesús".

El misterio de la Epifanía lo subraya Mateo diciendo que los Magos vinieron para destacar las profecías que hablaban de su nacimiento, y el ofrecimiento de oro, incienso y mirra es el reconocimiento implícito de su realeza mesiánica.

Los Magos para los orientales son gente docta; en lengua persa, mago significa “sacerdote”. Pero la Biblia, en general, llama a estos Magos Reyes extranjeros.

Es la fiesta de la santa Epifanía de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo lo que, de una forma sencilla y admirable, se le da a conocer a los Magos llegados de Oriente. Su adoración es la clave de este día.

Desea la Iglesia que la luz de hoy, sea el tema central del creyente. Están bien los regalos que se hacen a niños y mayores.

Pero lo fundamental no debe dejarse aparcado para dar paso a lo más festivo, alegre y superficial.

¡Felicidades a los Reyes Magos y a los que lleven los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar!

11:36 p.m.

Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Virgen

Martirologio Romano: En Alejandría de Egipto, santa Sinclética, virgen, de quien se cuenta que llevó vida eremítica (s. IV).
Santa Sincletica nació en Alejandría de Egipto, de una rica familia de Macedonia. Su gran fortuna y belleza le atrajeron numerosos pretendientes, pero Sinclética había consagrado su corazón al Esposo celestial y para librarse de aquellos recurría a la fuga. Sin embargo consideraba a su propio cuerpo como a su peor enemigo y se dedicó a domarlo con ayunos y otras asperezas. Su mayor sufrimiento era verse obligada a comer más frecuentemente de lo que deseaba. Sus padres la constituyeron heredera de toda su fortuna, pues sus dos hermanos habían muerto y su única hermana era ciega y estaba confiada a su custodia. Habiendo distribuido su fortuna entre los pobres. Sinclética se retiró con su hermana a una cámara sepulcral abandonada, que formaba parte de las posesiones de sus parientes. Ahí se cortó los cabellos, en presencia de un sacerdote, para mostrar su absoluto despego del mundo, y renovó su consagración a Dios. A partir de ese instante, la oración y las buenas obras constituyeron su principal ocupación; pero su total retiro, que la ocultó a los ojos del mundo, nos ha dejado también a nosotros sin noticias.

Numerosas mujeres acudían a ella en busca de consejo. Si su humildad le hacía difícil instruir a otros, su caridad la impulsaba a hacerlo. Sus palabras tenían un acento tan profundo de humildad y de convencimiento, que impresionaban profundamente a sus oyentes. «¡Oh —exclamaba Sinclética—, cuan felices seríamos si trabajáramos por ganar el cielo y servir a Dios, como los mundanos trabajan por acumular riquezas y bienes perecederos! En tierra arrostran a los bandidos y salteadores; en el mar se exponen a los vientos y a las olas y sufren naufragios y calamidades; todo lo intentan y a todo se atreven; en cambio nosotros, que servimos a un Señor tan grande y esperamos un premio inefable, tenemos miedo de la menor contradicción». Frecuentemente predicaba la humildad: «Un tesoro sólo está seguro cuando está escondido; descubrirlo equivale a exponerlo a la codicia del primero que venga y a perderlo; igualmente, la virtud sólo está segura cuando permanece secreta, y quien la ostenta la verá disiparse como el humo». Con estos y otros discursos exhortaba nuestra santa a la caridad, a la vigilancia y a todas las virtudes.

A los ochenta años de edad, Sinclética contrajo una intensa fiebre que le atacó los pulmones, al mismo tiempo que una violenta gangrena le consumía los labios y las mandíbulas. Llevó su enfermedad con increíble paciencia y resignación, a pesar de que en los últimos tres meses el dolor no le dejaba reposo. Aunque la gangrena la había privado del uso de la palabra, su paciencia era un sermón más eficaz que cualquier predicación. Tres días antes de su muerte, Sinclética tuvo una visión en la que le fue revelada la hora en que su alma abandonaría el cuerpo. Al llegar el momento previsto, aureolada de una luz celestial y consolada con divinas visiones, Sinclética entregó su alma a Dios, a los ochenta y cuatro años de edad.

Let's block ads! (Why?)

11:36 p.m.

Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Sacerdote Franciscano

Martirologio Romano: En la ciudad de Todi, en la Umbría (Italia), beato Rogerio, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, discípulo de san Francisco y ferviente imitador suyo (1237).

Fecha de beatificación: Benedicto XIV el 24 de abril de 1751 aprobó la invocación como beato.

La primera clarisa honrada con culto público no fue Santa Clara, sino la Beata Felipa Mareri, muerta en 1236, cuando santa Clara todavía vivía en San Damián de Asís. Al nombre y a la vida de la Beata Felipa está ligada la vida y la figura del Beato Rogelio, umbro también, de Todi, que conoció personalmente a San Francisco y fue uno de sus primerísimos seguidores junto con Bernardo de Quintaval, Gil, León, Silvestre. San Francisco solía decir: verdadero hermano menor es el que tiene la fe de Fray Bernardo, la simplicidad y la pureza de Fr. León, la benignidad de Fr. Angel, la presencia agradable de Fr. Maseo, la paciencia de Fr. Junípero, la solicitud de Fr. Lúcido y la caridad de Fr. Rogelio.

Por su equilibrio, unido al más ferviente celo misionero, fue enviado por San Francisco a España para fundar allí la Orden Franciscana. Erigió conventos, acogió religiosos que supo formar en el espíritu seráfico y los organizó como Provincia religiosa. Cuando hubo cumplido su oficio de organizador, regresó a Italia. San Francisco entonces le confió la dirección espiritual del monasterio de las Clarisas fundado por la beata Felipa Mareri, después que esta mujer de vida excepcional y casi desconcertante hubo templado en la soledad de un eremitorio rural su vocación de penitente y de guía de otras mujeres penitentes.

Con los sabios consejos del franciscano Rogelio, la comunidad de Felipa Mareri, que al principio había tenido carácter un poco irregular, o mejor, no bien definido, se enmarcó ejemplarmente en la Regla de la Segunda Orden, la misma que San Francisco había dictado para Santa Clara y sus damas y que ya producía copiosos frutos espirituales. Felipa Mareri se ligó con afectuosa devoción al franciscano de Todi, bajo cuya dirección la comunidad por ella querida, progresaba tan claramente en la perfección. Cuando la Beata de Rieti estuvo cercana a la muerte, pidió ser confortada por el Beato de Todi. En el elogio fúnebre él la invocó como se invoca a los santos.

Rogelio sobrevivió poco a su hija espiritual. Volvió a Todi, donde su vida dio nuevos fulgores de santidad. Meditaba a menudo en el nacimiento de Jesús, que muchas veces se le apareció en forma de niño y tuvo el gozo de apretarlo amorosamente en sus brazos. Una mujer paralítica volvió a caminar después de haber recibido su bendición. Otra mujer afectada de locura, que se descontrolaba con gritos y acciones descompuestas, al contacto de su mano curó perfectamente. El 5 de enero de 1237 fue llamado por Dios al premio eterno el siervo fiel y bueno. Gregorio IX, que lo conoció personalmente, aprobó su culto locla, y Benedicto XIV el 24 de abril de 1751 aprobó la invocación como beato.

Let's block ads! (Why?)

11:36 p.m.

Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Obispo

Martirologio Romano: En Cartago, ciudad del norte de África (hoy Túnez), san Deogratias (Diosgracias), obispo, que redimió a muchos cautivos capturados por los vándalos, ofreciéndoles cobijo en dos grandes basílicas dotadas de camas y lechos (457/458)..

Con el rey de los vándalos Genserico, hijo ilegítimo de Godegiselo al frente, los bárbaros pasan Hispania y llegan hasta África. Son arrianos y frecuentemente calificados como gente cruel, dura, inclemente y devastadora.

Cartago fue invadida en el año 439 y allí es el lugar geográfico en donde tiene lugar nuestro relato hodierno. Los nuevos dueños hacen según costumbre una limpieza general entre la gente más influyente en el pueblo; a los nobles que no matan los destierran; los obispos son considerados igualmente como un poder digno de tener en cuenta a la hora de asentar los territorios conquistados y se les pone más allá de las fronteras por lo poco; los bienes materiales de unos y otros son incautados y pasan a otras manos, porque para algo son las guerras. Ya el obispo Quodvultdeus fue metido con otros en una nave a la deriva y colocados en algún punto del amplio mar para morir sin remedio. De este modo, estuvieron los fieles de Cartago sin pastor por catorce años.

A ruegos del emperador Valentiniano III permitió Genserico que fuera mandado a aquellos cristianos romanos un obispo; se llamaba Deogracias y recibió la consagración en el año 453. Un hombre probo, limpio, sabio y santo.

Roma era un fruto sumamente apetecido para los bárbaros. Genserico le puso sitio con su ejército y la toma en el año 455. Cada rincón de la Ciudad Santa muestra en los catorce días de saqueo las consecuencias de la invasión bárbara; se ven incendios y hay destrucción por todas partes. Los tesoros cambian de mano porque son el botín y una parte de la población es llevada cautiva a África. Los prisioneros se distribuyen entre los vándalos y los mauritanos naturales del país produciéndose en cada caso un drama personal: las familias han quedado rotas, los padres son separados de sus hijos y las esposas están sin sus maridos.

El obispo Deogracias realiza una labor humanitaria de primer orden que es obra de misericordia en esta coyuntura de emergencia. Vende los vasos sagrados de oro y plata que están al servicio del altar para rescatar a los cautivos pagando su precio; habilita los templos de san Fausto y san Severo para que sirvan de hospital, asilo y residencia donde se pueda prestar un socorro inmediato a los enfermos y a los más débiles; él mismo no se dispensa de atender personalmente a los que están cerca con el peso de la cruz a sus espaldas dándoles el apoyo y consuelo que necesitan. Reza y hace; es lo que manda la caridad.

En Cartago se palpa lo evidente. Todos miran en Deogracias a un adelantado de los derechos humanos que aún no se habían inventado. Lo hizo tan bien al susurro de la caridad que los envidiosos aún quisieron quitarlo de en medio sin que el buen Dios les diera esa oportunidad porque se lo llevó antes, justo en el año 456.

Let's block ads! (Why?)

5:43 p.m.
SAN JUAN NEPOMUCENO NEUMANN

OBISPO





Juan Nepomuceno Neumann nació en 1811 en Prachatitz, entonces parte del Imperio Austro-Húngaro, hoy población checa. Juan fue el tercero de una familia de seis hijos. Durante los estudios de filosofía, realizados con los cistercienses, su afición eran las ciencias naturales tanto que pensó en estudiar medicina, pero, motivado por su madre, ingresó al seminario.

En el año 1831, mientras estudiaba teología en el seminario de Budweis se interesó vivamente por las misiones y decidió dedicarse a la evangelización en América.

Habiéndole llegado la hora de la ordenación sacerdotal, su obispo la defirió por tiempo indefinido. En esas circunstancias decidió partir para Estados Unidos, invitado por el obispo de Filadelfia. Desde Budweis escribió a sus padres: “Mi inalterable resolución, hace ya tres años acariciada y ahora próxima a cumplirse, de ir en auxilio de las almas abandonadas, me persuade de que es Dios el que me exige este sacrificio... Yo os ruego, queridos padres, que llevéis con paciencia esta cruz que Dios ha puesto sobre vuestros hombros y los míos.”

Llegó a Nueva York en 1836, siendo ordenado sacerdote ese mismo año en la catedral de San Patricio. Inmediatamente se le destinó a la región de las cataratas del Niágara. Movido por un deseo de mayor entrega a Dios e impresionado por la eficacia del apostolado realizado por los misioneros redentoristas, quienes intentaban establecerse en aquellas tierras, pidió ser admitido en la congregación. Como redentorista ejerció el ministerio sagrado en Baltimore. Fue nombrado sucesivamente vicario del provincial, consejero, y finalmente superior de comunidad, en Filadelfia.

Estando esta ciudad, fue nombrado obispo de Filadelfia. En su labor pastoral, ideó un plan llamado sistema de escuelas parroquiales para dotar a cada parroquia con una escuela católica; en sus ocho años de episcopado se abrieron setenta escuelas. En el centenario de su muerte, celebrado en Pennsylvania en el año 1960, fue reconocido por el Senado como hombre insigne, pionero y promotor del sistema escolar católico de Estados Unidos.

Entre 1854 y 1855 se ausentó de su diócesis para ir a Roma en visita “ad límina”. El 8 de diciembre recibió la gracia de estar presente en la basílica de San Pedro cuando el papa Pío IX proclamó solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción. A él correspondió sostener el libro en el que el Papa leyó las palabras de la proclamación del dogma.

De regreso a su diócesis llevó a cabo un permiso recibido del papa Pío IX: recibió los votos religiosos de tres mujeres que pertenecían a la tercera orden de San Francisco y convirtió su asociación en congregación religiosa: las Hermanas Terciarias Franciscanas, para quienes redactó unas constituciones. Murió en 1860. Fue beatificado en 1963 y canonizado en 1977 por el papa Pablo VI.

11:36 p.m.

Por: . | Fuente: ACI Prensa

Obispo

Martirologio Romano: En Dijon, ahora en Borgoña (Francia), san Gregorio, que, después de haber regido la región de Autun, fue ordenado obispo de Langres. ( c.539)
Noble de nacimiento, Gregorio gobernó durante cuarenta años el distrito de Autun, con el cargo de "conde" y se distinguió por su sentido de justicia. Era ya entrado en años, cuando murió su esposa Armentaria y él decidió realizar su deseo de abandonar el mundo y entregar su vida a Dios.

Elegido obispo de Langrés por el pueblo y el clero, San Gregorio fue un ejemplo de fidelidad a sus deberes pastorales. Hacía grandes penitencias en lo referente a la bebida y la comida. Con frecuencia pasaba una parte de la noche en oración, sobre todo en el bautisterio de Dijon, donde habitaba. San Gregorio, murió en Langrés, en 539. Según su deseo, sus restos fueron trasladados al santuario de San Benigno. Aun en los milagros que realizó después de su muerte, parece haber tenido predilección por los prisioneros de la justicia humana.

Let's block ads! (Why?)

11:36 p.m.

Obispo

Martirologio Romano:En la ciudad de Reims, en Neustria (hoy Francia), san Rigoberto, obispo, que habiendo sido expulsado de su sede por Carlos Martel, en contra de lo dispuesto por los cánones, llevó una vida humilde (743).

Etimológicamente: Rigoberto = Aquel que es atractivo por su poder

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

San Rigoberto fue un monje benedictino, y más tarde abad del monasterio de San Pedro de Orbais. En el año 698 sucedió a san Rieul como obispo de Reims.

Los padres de san Rigoberto se llamaban Constantino y Francine. Desde muy joven se dio a la disciplina y oración. Fue un gran amante de la castidad, que alcanzó con trabajos, oraciones, y la asidua meditación de la Palabra de Dios. Muy joven fue elegido abad del monasterio benedictino de San Pedro de Orbais. Por su humildad, sabiduría, justicia y prudencia fue elegido arzobispo de Reims en el 698. En sus sermones hablaba insistentemente de la importancia de la penitencia y las buenas obras. Escribió varias obras por las que muchos se convirtieron y, alentados por sus ejemplos, se congregaban junto a él para alcanzar la santidad, como un maestro.

Durante su obispado, san Rigoberto facilitó los materiales para que se pudiera construir la catedral de Reims, una de las mejores de la época, muchas de cuyas piedras provenían de la muralla de la antigua ciudad. Asimismo restableció la vida canónica entre sus sacerdotes (antiguamente se llamaba canónico a la iglesia o la casa donde residían los canónigos reglares), facilitándoles viandas y acomodamiento, así como un fondo común para la diócesis.

San Rigoberto vivió los tiempos difíciles del paso de la dinastía merovingia a la carolingia, de Dagoberto II y Childerico III a Carlos Martel, el padre de Pipino el Breve, tiempo en el que San Rigoberto se ciñió estrictamente a su labor espiritual, trabajando con su clero y su pueblo por la fidelidad al Evangelio y al Papa de Roma, el griego San Zacarías y sus predecesores. Bautizó al mayordomo de palacio del reino de Austrasia Carlos Martel, pero hacia 717, parece ser que San Rigoberto ofendió a Carlos Martel porque no se alió con él contra Raganfredo, mayordomo de Neustria. Debido a ello, Carlos Martel le desterró a Gascuña y entregó su archidiócesis a su favorito, el sacerdote militar Milón (o Milo) de Trèves, que disfrutaba ya de las rentas de la sede de Tréves.

Carlos Martel le rehabilitó más tarde, pero Rigoberto no quiso volver a su puesto para evitar el escándalo entre los fieles, por lo que Martel le regaló una residencia en Gernicourt (en la diócesis de Soissons, en el departamento de Aisne), donde Rigoberto se retiró y murió por causas naturales en 743 (o c. 750).

Su cuerpo se encuentra enterrado en la iglesia San Thierry (en Reims). En 864, el arzobispo Hincmar de Reims trasladó sus restos a la iglesia en donde actualmente se le venera. Su primera “vitae” ensanzando sus virtudes fue escrita en el año 890 por un canónigo de Reims.

Let's block ads! (Why?)

11:36 p.m.

MIS RECUERDOS DE DON MANUEL

Era yo muy jovencito cuando conocí a Don Manuel. Os cuento: De los 36 niños que habíamos ingresado en el seminario en el curso 1932-33, regresamos al seminario 2, al terminar la guerra civil de España. La biblioteca del seminario se había salvado por haberla trasladado al Colegio del Patriarca, que fue totalmente respetado. Me encargaron la organización de aquel enorme volumen de libros. Y allí me encontré una pila de revistas de EL GRANITO DE ARENA. Me encantó. Devoraba cada número. La facilidad y encanto con que escribía Don Manuel, el ARCIPRESTE DE HUELVA, me enganchó. Y me suscribí a esa revista mensual. Y fui siguiendo sus andanzas.

LO QUE PUEDE UN CURA HOY

Su libro LO QUE PUEDE UN CURA HOY, resultó un punto de referencia para los sacerdotes de la primera mitad del siglo XX. Ya sacerdote, lo leí de cabo a rabo y muchas de mis actuaciones primerizas venían inspiradas en dicho libro. Aquel consejo de que la iglesia parroquial abriera sus puertas antes que las otras casas de la parroquia, lo cumplía con el consiguiente madrugón y el asombro de los feligreses.

FIGURA SEÑERA

Don Manuel nació en Sevilla en 1877, en una familia humilde y profundamente religiosa. Su padre, Martín González Lara, era carpintero, su madre, Antonia, se ocupaba del hogar. En este ambiente Manuel creció serenamente. Dejó huella en su corazón haber formado parte de los famosos «seises» de la catedral de Sevilla, que bailaban y cantaban en las solemnidades del Corpus y de la Inmaculada. Como seise consolidó su amor a la Eucaristía y a la Virgen.

AL SEMINARIO

Sin avisar a sus padres se presentó al examen de ingreso al seminario. Sus buenos padres acogieron la sorpresa considerando como manifestación de los caminos de Dios y aceptándolos como tales. Costeó sus estudios trabajando como fámulo. El 21 de septiembre de 1901, le confirió el sagrado presbiterado el hoy beato cardenal Marcelo Spínola.

PALOMARES DEL RIO, SU PRIMER DESTINO

En 1902 fue enviado a dar una misión en Palomares del Río. Él mismo nos describe esta experiencia. Escuchó las desalentadoras perspectivas que le presentó el sacristán, y dice: «Fuime derecho al Sagrario... y ¡qué Sagrario, Dios mío! ¡Qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no salir corriendo para mi casa! Pero, no huí. Allí de rodillas... mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, tan bueno, que me miraba... que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio... La mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca. Vino a ser para mí como punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal». Esta gracia irá madurando en su corazón.

LA OBEDIENCIA, MOTOR DE LA COSECHA

El arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola y Maestre, había vivido en sus años jóvenes en Huelva, ejerciendo de abogado, y seguía, como arzobispo, con gran preocupación, su vida eclesial, que ofrecía, en sus pastores y en sus fieles, un panorama poco esperanzador. Y tomó una decisión arriesgada. D. Manuel González, recién ordenado, había ya dado muestras de extraordinarias dotes intelectuales y apostólicas, pero todavía no había cumplido 28 años. El sacerdote, que consideraba como fundamental la virtud de la obediencia, nos relata la entrevista: «Llamado una mañana- cuenta - por mi santo Arzobispo, Pastor a lo Buen Pastor y, a fue de tal, de una delicadeza suma en todos sus procederes, me dice sonriente: -¿Quiere Vd. ir a Huelva? - Yo voy volando a donde me mande mi prelado. - No; yo no le mando ir a Huelva; aquello está tan mal, y, lo que es peor, tan dividido entre los pocos buenos... Estoy tan harto de probar procedimientos para mejorarlo sin obtenerlo, que me he acordado de Vd. como última tentativa; al fin y al cabo Vd. es joven y, si se estrella en Huelva, como lo temo, el mismo que lo lleva lo puede traer. Pero, repito, esto no es un mandato sino un deseo. -Señor, los deseos de mi prelado son para mí órdenes, ¿cuando quiere que me vaya? -No, no; ahora se va Vd. a su casa y, durante tres días y con completa reserva de esta conversación, madure este deseo mío delante de su Sagrario y vuelva después con su decisión. -Espero, con la gracia de Dios, que dentro de tres días vendré aquí a decir a V. E. lo mismo que ahora le digo. Me despedí y ¡qué tres días pasé! ¡Sin apenas dormir ni comer y con esfuerzos sobrehumanos para conservar la buena cara y el buen humor! ¡Había oído hablar en todos los años de mis estudios tan mal de la situación religiosa en Huelva...! Llegado el tercer día, me presenté de nuevo al señor Arzobispo. -Sr., aquí me tiene para repetirle lo que le dije el otro día; ¿Cuando quiere que me vaya a Huelva? -Pero, ¿así? ¿tan decidido? -Sí, señor; completamente decidido. Ahora, que, como a mi Prelado debo hablar como al Jesús de mí Sagrario, debo decirle que me voy a Huelva tan decidido en mi voluntad como contrariado en mi gusto. -Me lo explico y no me extraña; espero que ese desprecio de su gusto, para abrazarse a la voluntad del Prelado le ayudará mucho en su misión en Huelva. Sé que es Vd. muy joven para un Arciprestazgo tan importante y para lo malo que está aquello; yo he vivido allí y lo conozco, pero ¡no importa! Vaya, pruebe y si no le va bien, se viene. La puertas de este palacio siempre estarán abiertas para Vd.; y en mí siempre tiene un Padre a quien le puede contar todo, que lo recibirá con los brazos abiertos ».

ARCIPRESTE DE HUELVA

«El 1 de marzo de 1905, fui nombrado Cura Ecónomo de san Pedro de Huelva; tomé posesión el día 9. El 16 de junio fui nombrado arcipreste». Fue nombrado Cura ecónomo o regente porque el Cura propio, D. Manuel García Viejo, vivía aún, aunque ya muy anciano y achacoso. Al dar cuenta el Arzobispo a unos católicos onubenses del nombramiento que acababa de hacer, les dijo: «Envío a Vds. una alhajita».

SU PROGRAMA

Lo decisivo para él, al llegar a Huelva no era hacerse presente en la sociedad onubense de cualquier manera, sino hacerse presente con la fuerza salvadora de Jesús, que brota de la Eucaristía. ¿Por dónde empezar? Se propuso hacer de la Eucaristía celebrada y adorada, la cumbre y la fuente de toda su actividad. Así se anticipó al Concilio Vaticano II: «La sagrada liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la conversión... No obstante, la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se reúnan, alaben a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Señor.

FAMILIAS Y ESCUELAS

Se preocupó también de la situación de las familias necesitadas y de los niños, para los que fundó escuelas. Tanto la biología como la experiencia nos demuestran la existencia de gemelos biológicos lo que podemos comprobar en la vida, en la sociedad familiar y en la relación de cada día. También la historia nos demuestra la existencia de personas gemelas no biológicas, unas veces de carácter y trayectoria, ya sean estadistas, como Kennedy y Lincoln; educadores, como D. Manuel González García, Arcipreste de Huelva y Obispo de Málaga y D. Manuel Siurot, a quien don Manuel llamaba su alter ego y que colaboró en la educación creando y dirigiendo escuelas, tanto en Huelva como en Málaga.

MARIAS DE LOS SAGRARIOS ABANDONADOS

El 4 de marzo de 1910, ante un grupo de colaboradoras, derramó el gran anhelo de su corazón. Así nos lo narra: «Permitidme que, yo que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado... os pido por el amor de María Inmaculada y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías de esos Sagrarios abandonados». Así nació la «Obra para los Sagrarios-Calvarios». Obra para dar una respuesta de amor reparador al amor de Cristo en la Eucaristía, a ejemplo de María Inmaculada, el apóstol san Juan y las Marías, fieles en el Calvario. La Unión Eucarística Reparadora, iniciada con las Marías de los Sagrarios y Discípulos de san Juan, se extendió rápidamente y abrió camino a la Reparación Infantil Eucarística en el mismo año;

MISIONEROS EUCARISTICOS

Funda los sacerdotes Misioneros Eucarísticos en 1918; la congregación religiosa de Misioneras Eucarísticas de Nazaret en 1921, en colaboración con su hermana María Antonia, la institución de Misioneras Auxiliares Nazarenas en 1932, y la Juventud Eucarística Reparadora en 1939.

RÁPIDA PROPAGACIÓN

La rápida propagación de la Obra en otras diócesis de España y América, a través de la revista «El Granito de Arena», le impulsó a solicitar la aprobación del Papa. Don Manuel llegó a Roma en 1912, y el 28 de noviembre fue recibido por el Papa San Pío X, a quien fue presentado como «el apóstol de la Eucaristía». San Pío X se interesó por toda su actividad apostólica y bendijo la Obra.

OBISPO AUXILIAR DE MALAGA

El Papa Benedicto XV le nombra obispo auxiliar de Málaga y recibe la ordenación episcopal en 1916 y en 1920 fue nombrado obispo residencial, acontecimiento que decidió celebrar dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; que, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a los tres mil niños. COMO EN HUELVA Como pastor de la diócesis malagueña, inició su misión tomando contacto con su grey para conocer sus necesidades. Como en Huelva, potenció las escuelas y catequesis parroquiales, practicó la predicación callejera conversando con todo el que se encontraba de camino... y descubrió que la necesidad más urgente era la de sacerdotes. Este problema debía afrontarse desde la situación del seminario, la cual era lamentable.

UN NUEVO SEMINARIO

Con una confianza sin límites en la mano providente del Corazón de Jesús, emprendió la construcción de un nuevo seminario que reuniese las condiciones necesarias para formar sacerdotes sanos humanos, espiritual, pastoral e intelectualmente. Sueña y proyecta «un seminario sustancialmente eucarístico. En el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular».

SACERDOTE HOSTIA

A sus sacerdotes, y a los miembros de las diversas fundaciones que realizó, les propondrá como camino de santidad «llegar a ser hostia en unión de la Hostia consagrada», que significa «dar y darse a Dios y en favor del prójimo del modo más absoluto e irrevocable». Manuel González no escatima esfuerzos para mejorar la situación humana y espiritual de su diócesis. Su ingente actividad hace que no pase desapercibido, y con la llegada de la República a España su situación se hace delicada.

LLAMAS EN EL PALACIO EPISCOPAL

El 11 de mayo de 1931 el ataque es directo, le incendian el palacio episcopal y ha de trasladarse a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogen. Al salir de su palacio incendiado, le preguntarán los milicianos, a dónde quiere que lo lleven y contestó. ¿Ustedes creen que me dedico por las noches a dormir fuera de mi casa? Y cuando ya encuentra refugio les dice a las monjitas que con él habían sumido las hostias consagradas del sagrario: “Hermanas, ya tienes ustedes cosas que contar para cuando sean viejas”. Desde 1932 rige su diócesis desde Madrid, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombra obispo de Palencia. En el discurso de entrada se emocionó mucho y dijo: “Necesitaba llorar de alegría después de haber llorado tantos años de amargura”. “Me duele el corazón de tanto amar”.

LA FECUNDIDAD DE SU PLUMA

Con estilo ágil, lleno de gracia andaluza y de unción, transmitió el amor a la Eucaristía, introdujo en la oración, formó catequistas, guió a los sacerdotes. Entre sus libros, destacamos: "El abandono de los Sagrarios acompañados", "Oremos en el Sagrario como se oraba en el Evangelio", "Artes para ser apóstol", "La gracia en la educación", "Arte y liturgia", etc. Escritos que por su gran difusión se han recopilado en la edición de sus Obras Completas.

ENFERMO

Los últimos años su salud empeora notablemente, prueba que vive de modo heroico, sin perder la sonrisa de su rostro siempre amable y acogedor, y la aceptación de los designios del Padre. Al salir de Palencia para Madrid, desde la camilla ante el sagrario de su capilla, le dijo al Señor: "Si quieres que vuelva, bendito seas, si no quieres que vuelva, bendito seas". En la clínica pide que le situen cerca de la ventana para ver la luz: "Hermana, le dice a la religiosa enfermera, soy andaluz". El 4 de enero de 1940 entregó su alma al Señor. Fue enterrado en la catedral de Palencia, donde podemos leer el epitafio que él mismo escribió: «Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!». He tenido el regalo de poder orar en esa capilla de la Catedral de Palencia ante su lápida a los pies del sagrario. Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas el 6 de abril de 1998, y aprobó el milagro atribuido a su intercesión el 20 de diciembre de 1999. Manuel González García, obispo de Málaga y de Palencia, fue una figura significativa y relevante de la Iglesia española durante la primera mitad del siglo XX.

PALABRAS DE JUAN PABLO II EN LA BEATIFICACION

“Esa fue la gran pasión del nuevo beato Manuel González García, obispo de Málaga y después de Palencia. La experiencia vivida en Palomares del Río ante un sagrario abandonado le marcó para toda su vida, dedicándose desde entonces a propagar la devoción a la Eucaristía, y proclamando la frase que después quiso que fuera su epitafio: “¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!". Fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, el beato Manuel González es un modelo de fe eucarística, cuyo ejemplo sigue hablando a la Iglesia de hoy”.

JESUS MARTI BALLESTER
www.jmarti.ciberia.es
jmarti@ciberia.es

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
www.caminando-con-jesus.org
p.s.donoso@vtr.net

Let's block ads! (Why?)

5:28 p.m.
SAN RIGOBERTO DE REIMS

OBISPO





En la ciudad de Reims, en Neustria (hoy Francia), san Rigoberto, obispo, que habiendo sido expulsado de su sede por Carlos Martel, en contra de lo dispuesto por los cánones, llevó una vida humilde (743).

Etimológicamente: Rigoberto = Aquel que es atractivo por su poder

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.San Rigoberto fue un monje benedictino, y más tarde abad del monasterio de San Pedro de Orbais. En el año 698 sucedió a san Rieul como obispo de Reims.

Los padres de san Rigoberto se llamaban Constantino y Francine. Desde muy joven se dio a la disciplina y oración. Fue un gran amante de la castidad, que alcanzó con trabajos, oraciones, y la asidua meditación de la Palabra de Dios. Muy joven fue elegido abad del monasterio benedictino de San Pedro de Orbais. Por su humildad, sabiduría, justicia y prudencia fue elegido arzobispo de Reims en el 698. En sus sermones hablaba insistentemente de la importancia de la penitencia y las buenas obras. Escribió varias obras por las que muchos se convirtieron y, alentados por sus ejemplos, se congregaban junto a él para alcanzar la santidad, como un maestro.

Durante su obispado, san Rigoberto facilitó los materiales para que se pudiera construir la catedral de Reims, una de las mejores de la época, muchas de cuyas piedras provenían de la muralla de la antigua ciudad. Asimismo restableció la vida canónica entre sus sacerdotes (antiguamente se llamaba canónico a la iglesia o la casa donde residían los canónigos reglares), facilitándoles viandas y acomodamiento, así como un fondo común para la diócesis.

San Rigoberto vivió los tiempos difíciles del paso de la dinastía merovingia a la carolingia, de Dagoberto II y Childerico III a Carlos Martel, el padre de Pipino el Breve, tiempo en el que San Rigoberto se ciñió estrictamente a su labor espiritual, trabajando con su clero y su pueblo por la fidelidad al Evangelio y al Papa de Roma, el griego San Zacarías y sus predecesores. Bautizó al mayordomo de palacio del reino de Austrasia Carlos Martel, pero hacia 717, parece ser que San Rigoberto ofendió a Carlos Martel porque no se alió con él contra Raganfredo, mayordomo de Neustria. Debido a ello, Carlos Martel le desterró a Gascuña y entregó su archidiócesis a su favorito, el sacerdote militar Milón (o Milo) de Trèves, que disfrutaba ya de las rentas de la sede de Tréves.

Carlos Martel le rehabilitó más tarde, pero Rigoberto no quiso volver a su puesto para evitar el escándalo entre los fieles, por lo que Martel le regaló una residencia en Gernicourt (en la diócesis de Soissons, en el departamento de Aisne), donde Rigoberto se retiró y murió por causas naturales en 743 (o c. 750).

Su cuerpo se encuentra enterrado en la iglesia San Thierry (en Reims). En 864, el arzobispo Hincmar de Reims trasladó sus restos a la iglesia en donde actualmente se le venera. Su primera “vitae” ensalzando sus virtudes fue escrita en el año 890 por un canónigo de Reims.

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.