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Por: . | Fuente: santiebeati.it

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Thusis, Suiza, Beato Nicolás Rusca, sacerdote de la diócesis de Como, a quien enemigos de la fe lo torturarab hasta la muerte. ( 1618)

Fecha de beatificación: 21 de abril de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco

Nacido en la tesinence comuna de Bedano (Suiza), que en aquel entonces estaba bajo dominio milanés. Sus padres fueron Giovanni Antonio Rusca y Daria Quadrio, ambos pertenecientes a nobles familias de Lariano (Italia) y Tesino (Suiza).

Estudió en Pavía, luego en Roma y finalmente se traslado al Colegio helvético de Milán bajo la protección de Carlo Borromeo. Se dice que Borromeo, impresionado por el joven seminarista, le dijo: "Hijo mío, hay que pelear la buena batalla, compite tu carrera. Por ti ha sido repuesta la corona de justicia, corona que te entregará aquel día el justo Juez".

Ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1587, el obispo de Como Gianantonio Volpi lo coloca por primera vez en la ciudad de Sessa (Suiza) y luego fue electo arcipreste de Sondrio (Italia).

Estamos en el año 1590, son tiempos muy difíciles, tanto por el contraste entre católicos y protestantes -como resultado de la propagación de las reformas zuingliana1 y calvinista entre los Grisones a la que estaban sujetos Valtelina, Chiavenna y Bormio-, como por la fuerte decadencia de las propias instituciones eclesiásticas tradicionales.

Rusca era un sacerdote de la cultura profunda y generosa entrega pastoral, guió con gran equilibrio y moderación a la comunidad católica de Sondrio, influyendo en toda la Valtellina.

Esto no le impidió, sin embargo, ser víctima inocente de los conflictos, cada vez mayores, (sobre todo en la República de Tres Ligas2) entre las diversas facciones políticas y religiosas.

Nicolás Rusca fue detenido en 1618 y encarcelado en Thusis, donde terminaban normalmente todos los católicos acusados de algún supuesto delito político. Fue juzgado por un tribunal parcializado, representante de un determinado grupo político-religioso.

El proceso incluía, en esos tiempos, una dosis considerable de torturas, que Rusca sufrió con una constancia superior a las fuerzas humanas hasta que el 4 de septiembre de 1618, al repetirse el martirio del potro expiró, al no poder ya resistir tal tormento.

S.S. Benedicto XVI firmó el 19 de diciembre de 2011 el decreto con el cual se reconoce el martirio de este Siervo de Dios, lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 21 de abril de 2013.

responsable de la traducción: Xavier Villalta

NOTAS:
1 Reforma protestante iniciada por Ulrico Zuinglio y que dio inicio a la Iglesia Reformada Suiza.

2 República de las Tres Ligas, o sencillamente Tres Ligas, fue una alianza acordada en 1471 entre la Liga de la Casa de Dios (formada por los representantes de 6 valles y de la ciudad de Coria), la Liga de las Diez Jurisdicciones (integrada por diversas comunidades alpinas) y la Liga Gris (formada en el Rin anterior, región de Raetia). Al fundarse la República Helvética en 1803, pasó a ser conocido como el cantón de los Grisones.

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Por: . | Fuente: diocesisdecartagena.org

Clérigo y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de Murcia, España, Beato Antonio (en el siglo Miguel Faúndez López), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores y tres compañeros, asesinados por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Fr. Buenaventura (Baltasar Mariano Muñoz Martínez) Clérigo profeso de la Orden de Frailes Menores. Nació el 7 de diciembre de 1912 en Santa Cruz en la provincia de Murcia, siendo bautizado con el nombre de Baltasar Mariano.

En 1930 ingresó en el noviciado de los Frailes Menores, adoptando el nombre de Buenaventura, y en el año 1935 profesó los votos solemnes o perpetuos.

El 24 de julio de 1936, a causa de la incipiente persecución religiosa, se refugió en la casa de su familia. En las primeras horas del día 4 de septiembre fue arrestado en casa de sus padres y conducido al lugar del martirio, junto con el sacerdote diocesano D. Pedro Sánchez Barba. Su cuerpo ensangrentado y con la sonrisa en el rostro, fue encontrado por sus hermanos algunas horas después en el lugar conocido por "Cuello de la Tinaja"

Este grupo de mártires está integrado por:

1. ANTONIO (MIGUEL FAÚNDEZ LÓPEZ), sacerdote profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 23 Julio 1907, en La Hiniesta, Zamora (España)
martirio: 19 Septiembre 1936 en Bullas, Murcia (España)

2. BUENAVENTURA (BALTASAR MARIANO MUÑOZ MARTÍNEZ), clérigo profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 7 Diciembre 1912 en Santa Cruz, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuello de Tinaja, Murcia (España)

3. PEDRO SÁNCHEZ BARBA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 1 Junio 1895 en Llano de Brujas, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuelo de Tinaja, Murcia (España)

4. FULGENCIO MARTÍNEZ GARCÍA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 14 Agosto 1911 en Ribera de Molina, Murcia (España)
martirio: 4 Octubre de 1936 en Espinardo, Murcia (España)


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Por: . | Fuente: diocesisdecartagena.org

Sacerdote Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de Murcia, España, Beato Antonio (en el siglo Miguel Faúndez López), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores y tres compañeros, asesinados por odio a la fe ( 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Nació en Llano de Brujas el 1 de Julio de 1895, segundo de siete hermanos. Sus padres José y Encarnación educaron a sus hijos en la piedad y vida cristiana dando ejemplo de Amor a Dios y al prójimo. Bautizado el día 2, Visitación de la Virgen, en la Iglesia de Nuestra Señora de Las Lágrimas. Confirmado por el Sr. Obispo de Cartagena Tomás Bryan y Livermore.

Estudió en el Seminario de Murcia, ordenado sacerdote el 14 de Junio de 1919 fue nombrado Administrador del Seminario San José, de “La Verdad” y Consiliario de la Confederación Católica Agraria, fundada en Murcia secundando los deseos de la Iglesia en el campo social.

Ecónomo de San Bartolomé desde el año 1931. Su celo sacerdotal por la instrucción religiosa de sus feligreses le llevó a cuidar la homilía y los Círculos de Estudio con jóvenes siendo su Parroquia de las primeras donde se implantó y organizó la incipiente Acción Católica.

Socorría a los pobres al igual que procuraba que las mujeres de mala vida volvieran a la honradez y vida cristiana. Muy penitente de seminarista y de sacerdote usaba cilicios para mortificar su cuerpo. Sacerdote de gran vida interior, en unos Ejercicios Espirituales, pidió a Dios la gracia del martirio. Llevado de este anhelo de perfección, ingresó muy joven en la Tercera Orden de San Francisco, cuyo cordón llevaba siempre ceñido interiormente a la cintura. Pulcro y cuidadoso de presentarse de un modo decoroso y digno del sacerdote.

Cuando fueron a incendiar el edificio de “La Verdad”, se mostró fiel a su deber no queriendo abandonar su puesto. Al ser quemada la puerta de San Lorenzo, temió por la de San Bartolomé y se quedó en vela toda la noche con algunos jóvenes de Acción Católica. Decía: “Lo que sea de la Iglesia será de mi”.

La noche del 3 al 4 de Septiembre, hombres armados fueron a casa de sus padres, en Llano de Brujas y, habiéndose llevado previamente a dos de sus hermanos,-José y Fulgencio-, volvieron por él. Al proponerle que renegara de su condición de sacerdote dijo: “Eso jamás. Mi Fe y mi vocación valen más que mi vida”. Entre blasfemias e injurias le llevaron a la muerte según la orden dada de matarle a él y al religioso franciscano Fray Buenaventura Muñoz Martínez O.F.M. Soltaron a José pero a Fulgencio no.

Instigados a que dijeran que eran fascistas, D. Pedro contestó: “Nosotros de fascistas nada; a mí si me queréis matar como sacerdote… pero a este hermano mío os pido que lo dejéis para que cuide de mi madre anciana, que necesita de él”. Dispararon contra los tres pero Fulgencio no murió siendo testigo de excepción de todo lo que aconteció.

A D. Pedro lo mataron por ser sacerdote. Aceptó la muerte como un testimonio de amor a Cristo y de perseverancia en su fe como lo había pedido en los Ejercicios Espirituales. Había dicho a sus amigos: “Buscar yo la muerte no; pero si nos la dan, ¡Qué mejor dicha!”

Este grupo de mártires está integrado por:

1. ANTONIO (MIGUEL FAÚNDEZ LÓPEZ), sacerdote profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 23 Julio 1907, en La Hiniesta, Zamora (España)
martirio: 19 Septiembre 1936 en Bullas, Murcia (España)

2. BUENAVENTURA (BALTASAR MARIANO MUÑOZ MARTÍNEZ), clérigo profeso, Orden Frailes Menores
nacimiento: 7 Diciembre 1912 en Santa Cruz, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuello de Tinaja, Murcia (España)

3. PEDRO SÁNCHEZ BARBA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 1 Junio 1895 en Llano de Brujas, Murcia (España)
martirio: 4 Septiembre 1936 en Cuelo de Tinaja, Murcia (España)

4. FULGENCIO MARTÍNEZ GARCÍA, sacerdote diocesano y terciario franciscano
nacimiento: 14 Agosto 1911 en Ribera de Molina, Murcia (España)
martirio: 4 Octubre de 1936 en Espinardo, Murcia (España)

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Por: . | Fuente: www.bisbatlleida.org

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En España, Beatos Crisanto, Aquilino, Cipriano, José y 63 compañeros del Instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas (Pequeños Hermanos de María), además de dos laicos. ( 1936-39)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Baldomero nació en el Antiguo Tiurana, provincia de Lleida, diócesis d´Urgell, el 29 de septiembre de 1903. Sus padres José Baró y María Riera, ejemplar matrimonio cristiano, formaron una familia numerosa y feliz, pero de forma inesperada ambos murieron muy jóvenes, acontecimiento que marcó a Baldomero para toda su vida. En la iglesia parroquial dedicada a San Pedro dependiente del arciprestazgo de Ponts es donde Baldomero recibió las aguas bautismales el 30 de septiembre de 1903.

Perfil de su espiritualidad

Espiritualidad sobrenatural

"La confianza en la Providencia la manifestaba frecuentemente de palabra y de obra, especialmente en los tristes acontecimientos y en las dificultades y adversidades "

"La simpatía por lo sobrenatural la manifestaba ante el Dios Eucaristía con las manifestación de reverencia, respeto y veneración que mantenía en la exposición del Santísimo sacramento; en la liturgia y la música y en las explicaciones que como catequista impartía sus formandos".

Espiritualidad religiosa

"El Siervo de Dios se había entregado su vida al servicio de Dios sin ninguna reserva, sus palabras, sus gestos era tan expresivos de esta entrega religiosa que los que lo trataban lo apreciaban así lo experimentaban, y por ello lo consideraban como un religioso ".

"Las privaciones que como actos de virtud se imponía eran muy frecuentes. La cuaresma la vivía con tal intensidad que el ayuno era normal. El dominio en no satisfacer el gusto en los alimentos era sabido y conocido hasta por los formandos que estaban bajo su responsabilidad ".

Espiritualidad marista

Las virtudes de humildad, sencillez y modestia deben constituir el carácter propio del religioso marista (Reglas comunes del Instituto marista).

Reproducimos las palabras que dejan escritas algunos testimonios que recogen las aptitudes del Siervo de Dios en el ejercicio de las virtudes que se citan el las Reglas del Instituto marista:

"El H. Aquilino las practicaba en grado heroico, con actos que a diario realizaba. A pesar de ser el subdirector de formandos, y en épocas, director, era frecuente verle realizando actividades en los oficios más bajos. Predicaba con el ejemplo en vez aconsejarlo de palabra y de exigirlo. Ocasión hubo en que, arrodillado ante sus discípulos, con verdadero asombro de sus subordinados hizo el Capítulo de faltas y pidió humilde y sinceramente que se le recordara lo que hubiese podido olvidar. Este testigo añade jamás habían presenciado cosa semejante, ante quien gozaba de un prestigio extraordinario por su saber y por su santidad ".

"Era muy diligente en avisar con sencillez y tan buena gracia a sus subordinados, cuando en ellos veía negligencias en la observancia que le quedaban agradecidos ".
Fama de santidad del Siervo de Dios H. Aquilino y sus devociones.

La fama de santidad y su heroica entrega son reconocidas por testimonios y puesta de manifiesto por los superiores, iguales e inferiores.

El escrito de n testigo así lo confirma:
«En los acontecimientos que se vivieron en la Casa de Noviciado en el mes de julio de 1936, solíamos a pasar las mañanas en las Fontanellas y las tardes en el Privat, donde recibíamos algunas lecciones... El querido H. Aquilino era el alma de todo aquello, bien secundado por los demás profesores del Noviciado. Frecuentemente interrumpía el trabajo o entretenimiento para elevar al cielo alguna oración, y pedir al Señor y su Madre, la Virgen María, que se apiadara de nosotros»

Algunos de los testimonios conocedores de la infancia del H. Aquilino, y fielmente guardados, dejan constancia de su acendrada devoción a las almas del Purgatorio. Los acontecimientos familiares vividos en su infancia seguro que influyeron en esa devoción.

El 3 de septiembre de 1936 es asesinado en los frontones de Las Avellanas. (Lleida)

Integran este grupo de mártires:

1. Crisanto (Casimiro González García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

2. Aquilino (Baldomero Baró Riera),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

3. Cipriano José (Julián Iglesias Bañuelos),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

4. Fabián (Juan Pastor Marco),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

5. Ligorio Pedro (Hilario de Santiago Paredes),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

6. Félix Lorenzo (Lorenzo Gutiérrez Rojo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

7. Abdón (Luis Iglesias Bañuelos),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

8. Anacleto Luis (Emiliano Busto Pérez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

9. Bruno José (Ángel Ayape Remón),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

10. Eduardo María (Francisco Alonso Fontaneda),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

11. Evencio (Florencio Pérez Moral),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

12. Félix Amancio (Amancio Noriega Núñez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

13. Javier Benito (Jerónimo Alonso Fernández),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

14. Jean Marie (Félix Célestin Gombert Olympe),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

15. Jorge Luis (Lorenzo Lizasoáin Lizaso),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

16. Julio Fermín (Julio Múzquiz Erdozáin),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

17. Luis Damián (José Sobraqués Glory),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

18. Benedicto José (Luis Galerón Parte),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

19. Berardo José (José Pampliega Santiago),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

20. José Ceferino (Elías Garet Ventejo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


21. José de Arimatea (Restituto Santiago Allende),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

22. José Teófilo (José Mulet Velilla),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

23. Severino (Severino Ruiz Hidalgo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

24. Aureliano (Pedro Ortigosa Oraá),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

25. Justo Pastor (Máximo Aranda Modrego),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

26. Alipio José (Maximiano Dronda Leoz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

27. Guzmán (Perfecto Becerril Merino),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

28. Fernando María (Celedonio Martínez Infantes),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

29. Teógenes (Pedro Valls Piernau),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

30. Luciano (Mauro Álvarez Renedo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

31. Pedro Jerónimo (José Félix Serret Anglés),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

32. Roque (Abilio Villarreal Abaza),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

33. Benigno José (José Valencia Janices),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

34. Adrián (Manuel Llop Plana),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

35. Euquerio (Euquerio Llanillo García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

36. Gaspar (Pablo Martínez Esteban),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

37. Camerino (Braulio Álvarez Palacín),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

38. Luis Alfonso (Luis Moreno Aliende),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

39. León Argimiro (Argimiro García Sandoval),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

40. Luis Daniel (Juan Viñuela Flecha),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


41. Ángel Hipólito (Aniceto Pablos Carvajal),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

42. Julián Marcelino (Marcelino Rebollar Campo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

43. Domingo Ciriaco (Dionisio Domínguez Martínez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

44. Jorge Camilo (Vidal García García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

45. Feliciano (Severino Ruiz Báscones),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

46. Felipe Neri (Fermín Zabaleta Armendáriz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

47. Herminio Pascual (Saturnino Jaunsarás Zabaleta),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

48. Victorico María (Eugenio Artola Sorolla),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

49. Jerónimo (Trifón Tobar Calzada),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

50. Marino (Pedro Alonso Ortega),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

51. Julián José (Nemesio Cabria Andrés),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

52. Pedro (Jaime Cortasa Monclús),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

53. Narciso (Baldomero Arribas Arnaiz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

54. Columbanus Paul (Henri Oza Motinot),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

55. Néstor Eugenio (Tesifonte Ortega Villamudrio),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

56. Egberto (Leonardo Arce Ruiz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

57. Teófilo Martín (Martín Erro Ripa),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

58. Benedicto Andrés (Enrique Andrés Monfort),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

59. Valente José (Jesús Delgado de la Fuente),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

60. Eloy José (Eloy Rodríguez Gutiérrez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


61. Millán (Esteban Llover Torrent),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

62. Luis Fermín (Luis Huerta Lara),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

63. Emiliano José (Marcos Leyún Goñi),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

64. Timoteo José (Julián Lisbona Royo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

65. Andrés José (Francisco Donázar Goñi),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

66. Pablo Daniel (Daniel Altabella Gracia),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

67. Ramón Emiliano Hortelano Gómez, Laico

68. Julián Aguilar Martín, Laico

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Diácono

Martirologio Romano: En el monte Titano, cerca de Rímini, en la Flaminia, san Marino, diácono y anacoreta, portador al pueblo gentil del Evangelio y de la libertad de Cristo (s. IV/V)
Nacido en una familia cristiana, era albañil, nativo de Dalmacia, y uno de los numerosos trabajadores que en el año 257 fueron movilizados, por orden de Diocleciano y de Maximiano, para la reconstrucción de las murallas de Rímini.

Tras haber trabajado un tiempo en Rímini, donde se distinguió por su grandísima caridad cristiana. Fue enviado a otras canteras en el monte Titano para trabajar las piedras. Pasados tres años, Marino regresó a Rímini. En esta ciudad predicó el evangelio por doce años.

Para evitar ser capturado cuando las autoridades descubrieron su acción cristiana, huyó de la ciudad y con la ayuda de Dios se refugió en una gruta del monte Titano, donde vivió en solitario durante un año sin temer las insidias del demonio, que continuamente intentaba asustarlo. Marino, para no ser molestado por los visitantes, se retiró a la cima del mismo monte, y allí construyo una pequeña celda y una iglesia que dedicó a San Pedro. Tales obras suscitaron la ira de Verissimo, hijo de una noble viuda de nombre Felicísima, propietaria de aquellas tierras. Este, presentándose delante de Marino con intenciones nada pacíficas, cayó por tierra paralizado y mudo, tras la oración del santo. La madre, al saber la desgracia de su hijo, se acercó a Marino y dijo estar dispuesta a concederle todo lo que pidiese. En aquel mismo instante su hijo se curó y se postró delante del santo convirtiéndose al cristianismo junto a su madre y familiares.

San Gaudencio, Obispo de Rímini, conociendo las virtudes de Marino, los llamó y le ordenó diacono para que pudiera bautizar a los muchos conversos que lograba hacer. Después, Marino regresó a su morada. El santo continuó viviendo en la misma celda, dedicado a la oración y al trabajo, hasta el día de su muerte, el 3 de septiembre.

Fue sepultado en la iglesia edificada por él. La población que se construyó en aquel sitio llegó a ser la ciudad de San Marino, capital de la república de ese nombre, y que es independiente desde el siglo XI.

Bibliografía: Dicccionario de los Santos
C. Leonoardi, A. Riccardi y G. Zarri
Volumen II
Editorial San Pablo
ISBN: 84-285-2259-6

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Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Nagasaki, en Japón, beatos Bartolomé Gutiérrez, presbítero, de la Orden de Ermitaños de San Agustín, y cinco compañeros, mártires, quienes, por odio a la fe cristiana, fueron sumergidos todos ellos en aguas sulfúreas hirviendo y después arrojados al fuego (1632).

Fecha de beatificación: Fueron beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867.

Son sus compañeros: beatos presbíteros Vicente Carvalho y Francisco Terrero, de la Orden de Ermitaños de San Agustín; Antonio Ishida, de la Compañía de Jesús; Jerónimo Jo; y Gabriel de la Magdalena, religioso de la Orden de los Hermanos Menores.

Nació en México en 1580. Fue bautizado el 4 de septiembre de 1580 en la Parroquia del Sagrario Metropolitano. Muy joven entró en la Orden de San Agustín. Hizo su profesión religiosa el 1° de junio de 1596. Siguió sus estudios sacerdotales en el convento de Yuriria, centro de estudios floreciente y alejado del bullicio de la capital. Una vez ordenado sacerdote fue trasladado al convento de Puebla. Pidió a sus superiores ser enviado a las misiones de Filipinas. Sus compañeros, en broma, le decían que no podría soportar las penalidades de las misiones, pues era muy obeso. "Tanto mejor -respondía con gracia- así habrá más reliquias para repartir cuando muera mártir; porque algún día iré a Filipinas y de allí a Japón, a morir por la fe de Cristo".

Con Fray Pedro Solís, viajó en 1605 a Manila donde ocupó el puesto de maestro de novicios durante seis años. Por fin, en 1612, se embarcó para Japón. Allí ejerció su ministerio hasta que el emperador Taicosama expulsó a los misioneros. Bartolomé regresó a Manila, pero a petición de sus fieles, al cabo de cinco años pudo volver disfrazado a Japón, donde trabajó quince años. Al fin, traicionado, lo aprehendieron, y después de muy crueles suplicios. Lo hicieron morir a fuego lento en Omura, el 3 de septiembre de 1632. Escribió una narración sobre los mártires de Japón en 1622.

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Madrid, España, beato Teófilo Fernández de Legaria Goñi y cuatro compañeros, sacerdotes profesos de la Congregación de los Sagrados Corazones, asesinados por odio a la fe ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Mártir en Madrid el 2 de septiembre de 1936. Era natural de Ollauri (Logroño). Nacido el 20 de octubre de 1899. Profesó el 5 de agosto de 1917. Ordenado sacerdote el 17 de marzo de 1923. (Reinado Social 1939, n. 186, hace un cálculo de sermones predicados por él en los 13 años de sacerdocio de más de 15.000???!!!). Aunque nos parezca exage-rado, todas las noticias hablan de que su ardiente celo le daba tiempo y fuerzas para todo.

Ha sido el apóstol de la Entronización del Sagrado Corazón y de la Adoración Nocturna en el Hogar en España. Llegó a reunir 40.000 adoradores nocturnos. La guerra le sorprendió en Madrid en su domicilio habitual.

Era muy conocido en Madrid a causa de su predicación en el Cerro de los Angeles (Madrid), y fue muy buscado, por lo que cambiaba de lugar de vez en cuando. No soportaba estar encerrado sabiendo que había tantos que sufrían o necesitaban de la ayuda espiritual. Por esto salió de la Legación de Honduras, donde estuvo algún tiempo y se fue a una familia conocida.

En una de sus salidas de la casa le fueron siguiendo por la calle hasta que lo rodearon y detuvieron. Era el 1 de septiembre 1936. Le hicieron un simulacro de juicio, en el que declaró, según un testigo amigo suyo, que era sacerdote y que había predicado varias veces en el Cerro de los Angeles, pues esa era su misión. Al día siguiente apareció fusilado en los altos del Hipódromo, en las afueras de Madrid. Tenía 37 años de edad.

El 3 de julio de 2009 S.S. Benedicto XVI firmó el decreto reconociemdo el martirio de este grupo de mártires lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. ELADIO LÓPEZ RAMOS (LEONCIO), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 16 Noviembre 1904 en Laroco, Orense (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Madrid (España)

2. TEÓFILO FERNÁNDEZ DE LEGARIA GOÑI (BENJAMÍN), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 05 Julio 1898 en Torralba de Río, Navarra (España)
martirio: 11 Agosto 1936 en El Escorial, Madrid (España)

3. MARIO ROS EZCURRA (LUIS), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 30 Abril 1910 en Lezáun, Navarra (España)
martirio: 15 Agosto 1936 en Madrid (España)

4. GONZALO BARRÓN NANCLARES (FORTUNATO), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 20 Octubre 1899 en Ollauri, Logroño (España)
martirio: 02 Septiembre 1936 en Madrid (España)

5. ISIDRO IÑIGUEZ DE CIRIANO ABECHUCO (JUAN), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 08 Marzo 1901 en Legarda, Álava (España)
martirio: 02 Octubre 1936 en Madrid (España)

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Por: . | Fuente: patria-nazarena.blogspot.com

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de España, Beatos Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, además de Sebastián Lorens Telarroja, laico, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Juan Franquesa, hijo de Manuel y Antonia, era natural de Santa fe de la Segarra (Lleida). Tenía ya 20 años cuando conoció al padre Manyanet o a la congregación y pidió su ingreso en la misma. Lo hizo el 21 de abril de 1888 en el colegio de Jesús, María y José de San Andreu de Palomar en calidad de aspirante a la vida religiosa y sacerdotal. Aquí estudió los cuatro cursos de humanidades, tres de filosofía y los correspondientes de teología dogmática y moral. Vistió el hábito religioso e inició el noviciado el día 24 de junio de 1889.

Es probable que a partir de 1896 el padre Juan Franquesa viviese en la residencia de la curia general de la calle Elisabets, 19 de Barcelona, formando comunidad con el padre Manyanet y otros religiosos. El padre Juan Franquesa es, probablemente, el publicista más notable del Instituto. Sus numerosos escritos, tanto en prosa como en verso, casi todos dedicados a la Sagrada Familia, formarían una inapreciable antología nazarena.

En 1908 residía en el colegio nazareno de Blanes y desde allí participó del capítulo general celebrado aquel mismo año. Allí conoció los cambios introducidos por la fusión con los teatinos y, desde un principio entendió que no había procedido bien, de acuerdo con la naturaleza del Instituto. Por ello, durante estos años, residió en las casas de Blanes, de Tremp y de Reus, que eran las menos afectadas a la restauración teatina.

La revolución de 1936 le sorprendió. En los primeros días fue albergado en el piso del sastre Gibert, en la calle Girona. Eran ya los últimos días del mes de agosto, cuando la persecución religiosa fue más encarnizada en Cervera. Disfrazado de payés y acompañado por el sobrino Jaime Franquesa, se dirigieron hacia Sant Guim para tomar el tren, pero el control del comité ocasiono su detención. Dejaron en libertad a Jaime y, a los dos días, probablemente el 2 de septiembre, fusilaron al padre Franquesa. Contaba con 69 años de edad y 43 de profesión religiosa.

Integran el grupo:
(Nombre, Lugar y fecha del martirio)


01.- Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Sacerdote- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
02.- Sebastián Llorens Telarroja, Apóstol Laico- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
03.- Narciso Sitjà Basté, Sacerdote- Barcelona el 9 VIII 1936;
04.- Juan Cuscó Oliver, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
05.- Pedro Sadurní Raventós, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
06.- Fermín Martorell Víes, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
07.- Francisco Llach Candell, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
08.- Eduardo Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
09.- Ramón Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
10.- Juan Franquesa Costa, Sacerdote- Cerveza, Lleida, 2 IX 1936;
11.- Segismundo Sagalés Vilà, Religioso Coadjutor- Múnter, Barcelona, 8 IX 1936;
12.- José Vila Barri, Sacerdote- Gurb de la Plana, Barcelona, 21 IX 1936;
13.- Pedro Verdaguer Saurina, Sacerdote- Barcelona, 15 X 1936;
14.- Roberto Montserrat Beliart, Sacerdote- Barcelona, 13 XI 1936;
15.- Antonio Mascaró Colomina, Religioso Escolar- Barcelona, 27 I 1937;
16.- Pedro Ruiz Ortega, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
17.- Pedro Roca Toscas, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
18.- Ramón Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
19.- Jaime Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
20.- Ramón Oromí Sullà, Sacerdote- Barcelona, 26 IV 1937.

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Prelado Ordinario de Santa Lucia del Mela

Martirologio Romano: En Lucía de Mela, Mesina, Italia, Beati Antonio Franco Prelado Ordinario de Santa Lucia del Mela ( 1626)

Fecha de beatificación: 2 de septiembre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Mons. Antonio Franco nació el 26 de septiembre de 1585 en Nápoles, Italia, en una familia noble de origen francés, fue el tercero de los seis hijos que tuvieron Orlando Franco y Francesca Pisana di Antonio.

A la temprana edad de 17 años obtuvo el Doctorado en Derecho Civil y Canónico el 23 de septiembre de 1602, sin tener aún la edad canónica para la ordenación sacerdotal. Su padre lo envió a Roma para continuar sus estudios eclesiásticos, sin embargo, menos de un año después, a pedido de sus padres, se trasladó a Madrid para servir en la corte real.

Fue ordenado sacerdote en 1610, Antonio solicitó al Rey Felipe III servir como miembro de la Capilla Real. El 14 de enero de 1611, fue nombrado Capellán Real por el rey después de que éste hubiese estudiado sus antecedentes y conducta. El Rey admiraba profundamente las virtudes santas de su capellán, por lo que el 12 de noviembre de 1616 lo nombró Capellán Mayor del Reino de Sicilia, a este cargo le correspondía también los títulos de Abad y Prelado de la Prelatura Ordinaria de Santa Lucia del Mela, territorio dependiente directamente a la Santa Sede por lo que el cargo debía ser ratificado por el Papa. El nombramiento fue confirmado por el Papa Pablo V, a quien visitó en Roma. Por lo que el 18 de mayo de 1617 pudo tomar posesión de su Prelatura.

Franco fue un hombre santo que vivió en profunda penitencia y privaciones, comía poco (tan sólo pan y agua) y dormía en el suelo desnudo, con una piedra en lugar de almohada y llevaba dos pesadas cadenas dondequiera que iba. De las dos cadenas una todavía existe, y se encuentra en un relicario en la Catedral Basílica de Santa Lucia del Mela.

Se distinguió por su caridad hacia los pobres y los enfermos. Fue grande su compromiso con las víctimas de los usureros. Durante una sequía persistente, la gente de la cercana aldea de San Filippo del Mela, fue a verle para pedirle oraciones. El santo prelado, profundamente conmovido, les pidió confiar en Dios. Cuando regresaron a su región, con gran sorpresa, lo encontraron delante de ellos mostrándoles una abundante fuente de agua mientras los llamaba “Bienaventurados”, a la misteriosa "bilocación" se añadía la gracia de tener un bien tan necesario, en ese lugar más tarde se construyó un altar con su imagen.

Monseñor Franco falleció el 2 de septiembre de 1626, a la temprana edad de 41 años, en parte debido su incansable apostolado, a las penitencias y las continuas abstinencias. Sus restos incorruptos son venerados en la Basílica Catedral de Santa Lucia del Mela.

El Papa Benedicto XVI lo declaró Venerable el 14 de enero de 2011.

S.S. Benedicto XVI firmó el 20 de diciembre de 2012 el decreto con el cual se reconoce un milagro gracias a la intercesión del entonces Venerable Antonio Franco.

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Por: . | Fuente: www.bisbatlleida.org

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de la diócesis de Lleida (Lérida), España, Beatos Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen de las Mercedes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-37)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Pedro Esteban Hernández nació en Híjar, Teruel, el 27 de junio de 1869, de Isidro y María, familia de los Sidricos, que lo bautizaron al día siguiente.

Ingresó de veinte años en El Olivar para clérigo, pero, porque le costaban los estudios y se le hacían cuesta arriba los latines, declinó a hermano laico, vistiendo el hábito el 19 de abril de 1890, de manos del padre Pedro José Ferrada, ante el padre Florencio Nualart. Profesó los votos temporales el 27 de abril de 1891, ante los padres Ferrada, Ramón Prat y Luís Caputo; y los solemnes, el 27 de abril de 1894, ante los padres Luís Prat, Mariano Flores y Domingo Aymeric. Fue testigo de la profesión de fray Manuel Gargallo Sancho el 6 de enero de 1905.

Se dice de fray Pedro que era observante, humilde, obediente, trabajador, puntual en el coro y los actos comunitarios, gustoso de lecturas espirituales, amante de las cosas de la comunidad; que componía gravedad con jovialidad, afabilidad y respeto; que contagiaba alegría a cuantos le trataban.

Grande es el elogio. Y merecido por lo que yo, niño, aún percibí de su aura.

Pero la grandeza de fray Pedro se cifra en que supo conjugar lo humano y lo divino, conllevar el ser patrón y amigo, hallar a Dios en los rastrojos y en coro. Porque el suyo fue en un ministerio harto dificultoso, cuarenta y cinco años al frente de la explotación agrícola de El Olivar. Requiere harta sabiduría; cuándo labrar, qué sembrar, cómo coger la sazón; hallar el momento de podar, de segar, de sulfatar, de llevar la oliva a la almazara.

De su incumbencia eran las caballerías, su adquisición, su reproducción, su rendimiento; experimentando lo que era estar en trance de muerte hasta tres veces en un solo año, 1924. Pues el 2 de mayo le atizó un par de coces un mulo guito; el 27 de agosto se cayó del carro por delante, yendo agarrado a las varas más de cien metros; el 23 de septiembre un auto le espantó la mula, que le pasó por encima sin hacerle daño. Cada suceso era celebrado por la comunidad con himnos de gratitud al Señor y a la Virgen, que tan milagrosamente tutelaban la vida de fray Pedro.

Tenía particular destreza con los mostos, para elaborar buenos tintos o claretes, esmerar caldos generosos, sacar el mejor vino de celebrar para todas las parroquias de la contornada, mimar la madre de las cubas seculares. Además era hábil levantando paredes, remendando muros, adaptando cuadras.

Era muy servicial con todos los religiosos, que gustosamente escuchaban sus jugosos coloquios y sus reflexiones espirituales. Su vida íntegra le daba mucha autoridad sobre los jóvenes de la comunidad, que oían con atención sus exhortaciones sobre la santísima Virgen y sobre el cultivo de la pureza.

Era sumiso a los superiores, que le hallaban imprescindible para el manejo de las fincas, por eso estuvo toda su vida religiosa en El Olivar, saliendo una sola vez, que yo sepa, a Barcelona; mandado por el provincial el 17 de agosto de 1934 para sustituir a fray Benjamín Arnáiz, enfermo, y supongo, para que conociera la ciudad.

Se manejaba divinamente a criados, braceros, segadores, vendimiadores. Claro que siempre era el primero en emprender la labor, y el último en buscar la sombra. Ponía humanidad, recompensaba con generosidad, se prodigaba con los que pasaban estrecheces y les instruía en las verdades de la fe cristiana. Sabía obsequiar un trago de buen vino.

Feliz venía realizando su trabajo al servicio de una comunidad que en aquel momento contaba con setenta miembros, cuando se desencadenó la locura de julio de 1936. Si alguno se merecía el martirio -asevera el padre Bienvenido Lahoz- era él; dedicó toda su juventud a Dios, fue muy laborioso, edificante para los seglares que se le acercaban, muy buen fraile; pudo salvarse de la muerte, pero no quiso dejar a fray Antonio Lahoz.
 

Martirio de
Fray Pedro Esteban Hernández y de Fray Antonio Lahoz Gan

Fray Pedro y fray Antonio fueron de los últimos en abandonar El Olivar, saliendo con el grupo del padre Francisco Gargallo. Estando emboscados en la Codoñera, el padre Comendador les autorizó para irse para su pueblo, Híjar, el 5 de agosto. Pasando por el Tormagal, comieron algo, obsequiados por los molineros; a media tarde pasaron por Crivillén declinando la merienda que les ofrecieron, porque iban deprisa, pasaron por la era de Manuela Estopañán para despedirse, fray Antonio le regaló un rosario hecho de huesos de oliva. Iban tristes y se despidieron llorando. A primera hora de la noche llegaron a los Mases de Crivillén encontrándose con el grupo del padre Gargallo, pero tomaron otro rumbo. Tras algunas jornadas de andar por los montes, llegaron al mas de Burillo, dándose a conocer; pidieron comida y rogaron que avisaran a sus familias. Dijeron que habían salido del convento porque los querían matar.

Enterados los familiares de fray Pedro, vino su resobrino Pascual Lázaro Esteban para trasladarlos al mas familiar, La Chumilla, aposentándose en una caseta de campo. La familia les traía víveres; ellos leían sus libritos de devoción, rezaban el rosario, y sin recatarse conversaban con los campesinos y aún les ayudaban en las tareas del campo. Lo tenían claro: Venimos a cumplir la voluntad de Dios, y a venga lo que Dios quiera. Estamos dispuestos a recibir el martirio.

La familia y otros vecinos, mirando por su salvación, intentaron organizar su huída a la zona nacional y hasta anduvieron un trecho los dos frailes, pero se volvieron porque era de cobardes huir de la muerte, y porque es muy grande y muy glorioso ser mártires. La verdad es que fray Antonio andaba muy mal, por anciano y desmejorado, y fray Pedro desistió de dejarlo solo.

Una noche de primeros de septiembre, sobre las cero horas, llegaron Luís Pina y cuatro milicianos, conducidos por el chofer José Beltrán, que se mantuvo al margen. Uno de los asesinos abrió la puerta y vio delante a fray Pedro que le ofreció el pecho, diciendo no tengo miedo, ¡viva Cristo rey! Fray Antonio estaba a su lado. Sacaron a los dos hermanos fuera de la choza –especifica el atestado- les hicieron una descarga y dejando a la víctima allí regresaron al pueblo. Luís Pina se jactaría luego ante sus compinches: Chicos, ayer matamos a dos frailes, y al primer tiro que le tiré a uno se le saltaron todas las tripas.

Antonio Montañés y El Alpargatero, traídos por Beltrán, al día siguiente los enterraron. Pasó luego un vecino, vio la tierra reciente del hoyo en que fueron sepultados y un charco de sangre aún fresca, con la que escribió en el dintel del mas: Aquí han caído dos mártires.

El 25 de noviembre de 1938 fueron exhumados los cadáveres y, por Alloza y Crivillén, los llevaron a El Olivar, donde el 28, al medio día, fueron sepultados. Unas cien personas vieron los esqueletos que se conservaban enteros con la piel pegada a los huesos y las ropas mostrando los agujeros de las balas.

Ahí están, al pie de su Virgen, retando, invitando.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. MARIANO ALCALÁ PÉREZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 11 Mayo 1867 en Andorra, Teruel (España)
martirio: 15 Septiembre 1936 en Andorra, Teruel (España)

2. TOMÁS CARBONELL MIQUEL, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 20 Diciembre 1888 en Jijona, Alicante (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

3. FRANCISCO GARGALLO GASCÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Febrero 1872 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

4. MANUEL SANCHO AGUILAR, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero 1874 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

5. MARIANO PINA TURÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 13 Atril 1867 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

6. PEDRO ESTEBAN HERNÁNDEZ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 27 Julo 1869 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

7. ANTONIO LAHOZ GAN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 22 Octubre 1858 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

8. JOSÉ TRALLERO LOU, religioso mercedario profeso
nacimiento: 28 Diciembre 1903 en Oliete, Teruel (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

9. JAIME CODINA CASELLAS, religioso mercedario profeso
nacimiento: 03 Mayo 1901 en Aguilar de Segarra, Barcelona (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

10. JOSEP REÑÉ PRENAFETA, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 15 June 1903 en Lleida (España)
martirio: 16 Agosto 1936 en Barcelona (España)

11. ANTONIO GONZÁLEZ PENÍN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Marzo 1864 en San Salvador de Rabal, Celanova, Orense (España)
martirio: 10 Agosto 1936 en Barcelona (España)

12. TOMÁS CAMPO MARÍN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Enero 1879 en Mahamud, Burgos (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

13. FRANCESC LLAGOSTERA BONET, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 30 Agosto 1883 en Valls, Tarragona (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

14. SERAPIO SANZ IRANZO, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Octubre 1879 en Muniesa, Teruel (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

15. ENRIC MORANTE CHIC, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Septiembre 1896 en Lleida (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

16. JESÚS EDUARD MASSANET FLAQUER, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero1899 en Capdepera, Islas Baleares (España)
martirio: 25 Julo 1936 en Lleida (España)

17. AMANCIO MARÍN MÍNGUEZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 26 Marzo 1908 en Celada del Camino, Burgos (España)
martirio: 26 Julo 1936 en Binéfar, Huesca (España)

18. LORENZO MORENO NICOLÁS, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Marzo 1899 en Lorca, Murcia (España)
martirio: 03 Noviembre 1936 en Lorca, Murcia (España)

19. FRANCESC MITJÁ i MITJÁ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 26 June 1864 en Arbucias, Girona (España)
martirio: Enero 1937 en Ivorra, Lleida (España)

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Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de la diócesis de Lleida (Lérida), España, Beatos Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen de las Mercedes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-37)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Nació en Híjar el 22 de octubre de 1858, de Antonio y Rafaela, en la casa de los Espinagueros, de buena posición económica. Fue llevado a la fuente bautismal al día siguiente de nacido. Un sobrino cuenta que ningún domingo faltaba al rosario de la Aurora, frecuentaba los sacramentos, cantaba en el coro parroquial, llevaba una vida muy retirada y recogida, no gustaba de las fiestas. Buena base para un santo.

Ingresó cuarentón en El Olivar, previa la dispensa de edad, vistiendo el hábito el 14 de abril de 1903 de manos del padre Nicolás Paracuellos, ante el padre Felipe Magrazo, y profesando los votos simples el 27 de abril de 1904, ante los padres Mariano Pina y José Gómez. Desde el principio vivió gozosamente su entrega a Dios. Ya venía piadoso, ahora aspiraba a la perfección; por más que no le resultara fácil, teniendo que hacer un esfuerzo supremo para adaptarse a la vida regular. Se acomodó, pues desde el primer día resultó edificante por ser laborioso, penitente, prudente, mesurado, devoto. Tenía claro a qué venía.

Y así ni en él ni en la comunidad hubo titubeos al cumplirse el plazo de la profesión solemne, que emitió el 28 de julio de 1907, ante los padres Manuel Martín, Mariano Pina y Felipe Magrazo. La víspera había hecho su renuncia de bienes: tenía prestadas 555 pesetas al 1% y un hermano le debía otras 80; repartió a sus dos hermanos una casa, un mas, una era y 160 pesetas, dejando al Convento el resto del capital, así como la yegua y otras cosas que trajera al enclaustrarse. Era como quemar las naves.

Recalará en El Olivar, y aquí vivió siempre, llevando una existencia sin ninguna notabilidad, sólo se cuenta de él que en 1931 le cayó encima la puerta del huerto que da a la chopera. Mi padre Vicente comenta que era muy retirado y estaba siempre trabajando en el huerto.

Su ministerio fue el huerto, el gallinero, la portería. Y ponía toda su fe, su ilusión y su rancio saber de campesino en sacar buenos tomates, ofrecer óptimos prescos; obtener sabrosos huevos y hermosos conejos… Cavaba, plantaba, regaba, podaba, de sol a sol, con generosidad. Cuando se le invitaba a descansar en la sombra, respondía afectuosamente: Descansar, en el cielo. Aprovechaba el tiempo al máximo, nunca se hallaba ocioso. Eso sí, tenía asediada a la Virgencica de El Olivar: Madrecica, que llueva; Morenica, esos nubarrones… ten en cuenta que hay muchas bocas en casa…esos estudiantes son jóvenes y han de comer.

Rezaba, rezaba a todas horas, en el campo, en los corrales, en la celda. Si sonaba el ángelus, se hincaba de rodillas donde estuviera, aunque el suelo fuera un pedregal, y con quien estuviera; se recogía profundamente; luego se secaba el sudor, y al tajo. Cuando tenía las manos libres, indefectiblemente sus dedos estaban acariciando las cuentas del rosario. Si no podía estar en el agro, si tenía arreglados los animales, se ponía a leer libros piadosos; se iba al coro, al camarín de la Virgen, a la iglesia, siempre arrodillado aún cuando envejeció. Cuánto gozaba con la misa, qué arrobos ante el sagrario, qué confidencias con la Madre.

Su meticulosidad, su observancia regular, la eximia puntualidad a los actos comunitarios… imponderables. Con los superiores se pasaba de reverente, tan respetuoso que ante ellos no hablaba si no era preguntado. ¿Su mortificación? extrema, no se permitía tocar un fruto del huerto, con lo tentadoras que eran las cerezas primerizas, las higas septembrinas, los pepinos que él cultivaba; si alguien lo tentaba, respondía terminante: La Regla, la Regla. Pero es que además, si alguien le solicitaba algún fruto, aunque fuera la Molinerica, aún siendo sumamente amoroso y humilde, decía que lo pidiesen al padre comendador, pues él no podía disponer de nada por su voto de pobreza. Eso es casta.

Siempre alegre, feliz, rebosando paz y felicidad. Dirá de él un sacerdote, que era el perfume de la santidad del Convento, que ciertamente fuera canonizable aunque no hubiera muerto mártir, pues acumulaba todas las virtudes. Y el padre Manuel Sancho aseveraba que fray Antonio a sus ochenta años conservaba la inocencia bautismal.
 

Martirio de
Fray Pedro Esteban Hernández y de Fray Antonio Lahoz Gan

Fray Pedro y fray Antonio fueron de los últimos en abandonar El Olivar, saliendo con el grupo del padre Francisco Gargallo. Estando emboscados en la Codoñera, el padre Comendador les autorizó para irse para su pueblo, Híjar, el 5 de agosto. Pasando por el Tormagal, comieron algo, obsequiados por los molineros; a media tarde pasaron por Crivillén declinando la merienda que les ofrecieron, porque iban deprisa, pasaron por la era de Manuela Estopañán para despedirse, fray Antonio le regaló un rosario hecho de huesos de oliva. Iban tristes y se despidieron llorando. A primera hora de la noche llegaron a los Mases de Crivillén encontrándose con el grupo del padre Gargallo, pero tomaron otro rumbo. Tras algunas jornadas de andar por los montes, llegaron al mas de Burillo, dándose a conocer; pidieron comida y rogaron que avisaran a sus familias. Dijeron que habían salido del convento porque los querían matar.

Enterados los familiares de fray Pedro, vino su resobrino Pascual Lázaro Esteban para trasladarlos al mas familiar, La Chumilla, aposentándose en una caseta de campo. La familia les traía víveres; ellos leían sus libritos de devoción, rezaban el rosario, y sin recatarse conversaban con los campesinos y aún les ayudaban en las tareas del campo. Lo tenían claro: Venimos a cumplir la voluntad de Dios, y a venga lo que Dios quiera. Estamos dispuestos a recibir el martirio.

La familia y otros vecinos, mirando por su salvación, intentaron organizar su huída a la zona nacional y hasta anduvieron un trecho los dos frailes, pero se volvieron porque era de cobardes huir de la muerte, y porque es muy grande y muy glorioso ser mártires. La verdad es que fray Antonio andaba muy mal, por anciano y desmejorado, y fray Pedro desistió de dejarlo solo.

Una noche de primeros de septiembre, sobre las cero horas, llegaron Luís Pina y cuatro milicianos, conducidos por el chofer José Beltrán, que se mantuvo al margen. Uno de los asesinos abrió la puerta y vio delante a fray Pedro que le ofreció el pecho, diciendo no tengo miedo, ¡viva Cristo rey! Fray Antonio estaba a su lado. Sacaron a los dos hermanos fuera de la choza –especifica el atestado- les hicieron una descarga y dejando a la víctima allí regresaron al pueblo. Luís Pina se jactaría luego ante sus compinches: Chicos, ayer matamos a dos frailes, y al primer tiro que le tiré a uno se le saltaron todas las tripas.

Antonio Montañés y El Alpargatero, traídos por Beltrán, al día siguiente los enterraron. Pasó luego un vecino, vio la tierra reciente del hoyo en que fueron sepultados y un charco de sangre aún fresca, con la que escribió en el dintel del mas: Aquí han caído dos mártires.

El 25 de noviembre de 1938 fueron exhumados los cadáveres y, por Alloza y Crivillén, los llevaron a El Olivar, donde el 28, al medio día, fueron sepultados. Unas cien personas vieron los esqueletos que se conservaban enteros con la piel pegada a los huesos y las ropas mostrando los agujeros de las balas.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. MARIANO ALCALÁ PÉREZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 11 Mayo 1867 en Andorra, Teruel (España)
martirio: 15 Septiembre 1936 en Andorra, Teruel (España)

2. TOMÁS CARBONELL MIQUEL, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 20 Diciembre 1888 en Jijona, Alicante (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

3. FRANCISCO GARGALLO GASCÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Febrero 1872 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

4. MANUEL SANCHO AGUILAR, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero 1874 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

5. MARIANO PINA TURÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 13 Atril 1867 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

6. PEDRO ESTEBAN HERNÁNDEZ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 27 Julo 1869 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

7. ANTONIO LAHOZ GAN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 22 Octubre 1858 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

8. JOSÉ TRALLERO LOU, religioso mercedario profeso
nacimiento: 28 Diciembre 1903 en Oliete, Teruel (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

9. JAIME CODINA CASELLAS, religioso mercedario profeso
nacimiento: 03 Mayo 1901 en Aguilar de Segarra, Barcelona (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

10. JOSEP REÑÉ PRENAFETA, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 15 June 1903 en Lleida (España)
martirio: 16 Agosto 1936 en Barcelona (España)

11. ANTONIO GONZÁLEZ PENÍN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Marzo 1864 en San Salvador de Rabal, Celanova, Orense (España)
martirio: 10 Agosto 1936 en Barcelona (España)

12. TOMÁS CAMPO MARÍN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Enero 1879 en Mahamud, Burgos (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

13. FRANCESC LLAGOSTERA BONET, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 30 Agosto 1883 en Valls, Tarragona (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

14. SERAPIO SANZ IRANZO, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Octubre 1879 en Muniesa, Teruel (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

15. ENRIC MORANTE CHIC, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Septiembre 1896 en Lleida (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

16. JESÚS EDUARD MASSANET FLAQUER, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero1899 en Capdepera, Islas Baleares (España)
martirio: 25 Julo 1936 en Lleida (España)

17. AMANCIO MARÍN MÍNGUEZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 26 Marzo 1908 en Celada del Camino, Burgos (España)
martirio: 26 Julo 1936 en Binéfar, Huesca (España)

18. LORENZO MORENO NICOLÁS, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Marzo 1899 en Lorca, Murcia (España)
martirio: 03 Noviembre 1936 en Lorca, Murcia (España)

19. FRANCESC MITJÁ i MITJÁ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 26 June 1864 en Arbucias, Girona (España)
martirio: Enero 1937 en Ivorra, Lleida (España)

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Mataró, Cataluña, España, Beato José Samsó i Elías, sacerdote y mártir durante la persecución religiosa en España. ( 1936)

Fecha de beatificación: 23 de enero de 2010, en la basílica de Santa María de Santa María de la ciudad barcelonesa de Mataró –de la que fue párroco–, la ceremonia fue oficiada por el Cardenal Arzobispo de la Archidiócesis de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, en representación de S.S. Benedicto XVI.

Breve Biografía


José Samsó Elías nació en Castellbisbal el 17 de enero de 1887. Cursó la carrera sacerdotal en el Seminario Conciliar de Barcelona, distinguiéndose en todos los cursos por su talento privilegiado y piedad ejemplar, todo lo cual le hacía acreedor de las mejores calificaciones. En los últimos años de su carrera sacerdotal, habiendo fijado en él su atención el Obispo José Laguarda, lo distinguió como su secretario particular, cargo en el cual estuvo hasta que fue consagrado Presbítero el 12 de marzo de 1910, celebrando su primera misa el día de San José, en la Capilla del Centro Obrero de la Sagrada Familia de la calle Calabria de Barcelona.

El 23 de julio de 1910 fue nombrado Coadjutor de la parroquia de San Julián de Argentona. Allí permaneció durante 7 años. El 11 de enero de 1917 fue nombrado párroco de la parroquia de Sant Joan de Mediona. A la muerte del párroco de Santa María de Mataró, Dr. Roig, José Samsó quedó nombrado Ecónomo-Arcipreste de la ciudad de Mataró y titular de dicha parroquia.

Fue un modelo de sacerdote entregado totalmente al ministerio de párroco. Severo consigo mismo, por temperamento y por virtud, pero comprensivo con los demás y dotado de las cualidades de gobierno para regir las comunidades que le fueron encomendadas.

Destacó en el ministerio de la caridad y de la catequesis. Su obra más conocida en este sentido es la Guía para catequistas, preparada ya en marzo de 1936, pero que no fue publicada hasta 1940.

Su dirección espiritual animó a muchas personas a seguir su vocación sacerdotal o religiosa, implantó la puntualidad en el horario de las misas, buscaba la perfección en los actos litúrgicos para alcanzar su máximo esplendor del culto, y trabajó intensamente en la decoración interior de la iglesia de Santa María, que en 1928 fue distinguida con el título de Basílica Menor.

En octubre de 1934, un grupo de hombres armados entró en la rectoría de Santa María, amenazando al rector y a la gente que estaba con él, les obligaron a ir a la nave central y apilar sillas, y le ordenaron al rector que las prendiera. Samsó se negó, a pesar de las amenazas.

Aquellos hombres incendiaron un altar y algunos utensilios. Cuando pudieron llegar algunos feligreses el fuego se pudo apagar. El párroco perdonó a aquellos hombres y no quiso revelar su identidad cuando fue invitado a hacerlo por la autoridad judicial.

Desde ese día y hasta su detención en 1936, el sacerdote manifestó varias veces que se acercaba una persecución de sangre. El peligro para él y su condición de sacerdote y rector le llevó a aceptar generosamente la posibilidad del martirio, con una actitud de esperanza.

Al iniciarse la Guerra Civil, se refugió en casa de unos feligreses, hasta que, en la madrugada del 28 de julio de 1936, intentando abandonar la ciudad por razones de prudencia, fue detenido y encarcelado por su condición de sacerdote. Después de un mes de cautiverio en la prisión de Mataró, se puso precio a su vida, y atado de manos, emprendió su Vía Crucis hacia el cementerio de Mataró, donde fue asesinado el 1 de septiembre de 1936. “Murió perdonando a sus ejecutores y con una gran ejemplaridad cristiana”, han indicado.

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11:29 p.m.

Por: . | Fuente: ACI Prensa / Encuentra.com

Santos del Nuevo Testamento

Martirologio Romano: En Jerusalén, conmemoración de los santos José de Arimatea y Nicodemo, que recogieron el cuerpo de Jesús bajo la cruz, lo envolvieron en una sábana y lo depositaron en el sepulcro. José, noble decurión y discípulo del Señor, esperaba el reino de Dios, y Nicodemo, fariseo y principal entre los judíos, que había ido de noche a ver a Jesús para interrogarle acerca de su misión, defendió luego su causa ante los sumos sacerdotes y los fariseos que buscaban la detención del Señor. ( s.I)

Breves Semblanzas


José de Arimatea

Los cuatro evangelistas le mencionan, aunque muy brevemente, y todos coinciden en señalar su intervención en el mismo episodio, el único por el cual este notable de Jerusalén, miembro del Sanedrín, «hombre rico» según Mateo, «ilustre» según Marcos, aparece de un modo fugaz en la historia de Cristo.

José pide permiso a Pilatos para sepultar a Jesús, y una vez concedido, con la ayuda de Nicodemo desclava el cuerpo de la cruz y lo lleva a un nuevo sepulcro excavado en la roca (por eso la tradición cristiana le hace patrón de embalsamadores y sepultureros). Es cuanto se nos dice de él.

¿Quién fue este piadoso personaje? «Persona buena y honrada», le describe san Lucas, «que aguardaba el reino de Dios», o sea «que era también discípulo de Jesús» (Mateo), «pero clandestino, por miedo a las autoridades judías» (Juan). Un discípulo vergonzante que ahora, «armándose de valor», precisa Marcos, reclama el cuerpo del Maestro.

Jesús acababa de morir ignominiosamente, Pedro ha renegado de Él por tres veces en público, los apóstoles, acobardados y vencidos por el desaliento, se esconden o se dispersan, y en la prueba el único que da la cara, el único que se arma de valor, es un discípulo secreto que hasta ahora no se atrevía a declarar su condición.

José de Arimatea inspira un gran respeto, y la leyenda (que le hace recoger en el Gólgota, con el santo Graal, la sangre de Cristo) subraya esa dignidad del que sale de la sombra en el peor momento con una valentía que no tuvieron los más fieles. Él, quizá mal visto por los apóstoles, que podían reprocharle que no se comprometiera, tiene el incontenible arrojo de los tímidos, la impensada serenidad de los nerviosos, la brusca decisión de los titubeantes, y por eso se le venera, por haber hecho valientemente misericordia con el Señor.

Nicodemo

Autor: Pbro. Dr. Enrique Cases

No todos los fariseos fueron una “raza de víboras”, el mismo San Pablo recuerda con gozo sus orígenes. Nicodemo es un claro ejemplo de un fariseo de buena fe, maestro de Israel, sincero, tímido y desasosegado, sin saber a que carta quedarse. No está dispuesto echar por la borda todo lo que ha aprendido, la Ley y su cumplimiento, su posición, lo que es, pero la presencia de Jesús le desconcierta, por ello acude a Él, aunque con reservas[288].

Juan habla tres veces de Nicodemo, señalándole como el que vino de noche a Jesús[289]. La hora de la visita impresionó al Apóstol. ¿Fue temor o prudencia la visita a escondidas?. El temor de acudir de día para hablar sinceramente con Jesús no era infundado, los hechos confirmarán los temores, y sus compañeros no pararán hasta matar a Cristo. Por otra parte, conviene no precipitarse en una decisión tan importante como aceptar que Jesús es verdaderamente el Mesías esperado, ¿y si era un farsante?. Y al temor se une la prudencia. Los diálogos de Nicodemo con Cristo revelan las dudas de este buen hombre, y la luz que comenzaba a alumbrar en su corazón, pero que encontraba dificultades para establecerse. Pudo más el amor a la verdad que el temor y acudió a ver al Señor, pero de noche.

Así cuenta Juan el primer encuentro: había entre los fariseos un hombre, llamado Nicodemo, judío influyente. Este vino a él de noche y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como Maestro, pues nadie hace los prodigios que tú haces si Dios no está con él[290].

El clima de la conversación es afable y respetuoso, pero al mismo tiempo exigente. Sus compañeros fariseos se declararon pronto contrarios a Jesús, a pesar de hechos patentes como los milagros y la autoridad con que hablaba Jesús. Se imponía la necesidad de una conversación totalmente sincera, sin discusiones apasionadas, con buena voluntad, y llegando al fondo, para aclarar la cuestión.

El dilema era clave y no admitía dilación ¿era Jesús realmente el Mesías, o no? Admite que es Maestro, pues lo ha oído; tambien acepta que ha venido de parte de Dios, pues ha visto los milagros; pero, ¿es posible llegar más lejos? Ahí radica su duda y su búsqueda cautelosa.

Entre los discípulos debió darse una cierta agitación cuando ven llegar a Nicodemo. Jesús era aceptado por la gente sencilla, también por algunos importantes como Jairo, que era arquisinagogo en Cafarnaúm; pero la mayoría de la gente importante y las autoridades, sobre todo de Jerusalén, no se pronunciaban en público sobre la mesianidad de Jesús, y en privado muchos le contradecían más o menos declaradamente. Los discípulos pensarían que por fin se abría paso entre los importantes el mensaje y la persona de Jesús. Un rayo de luz y alegría iluminaría sus corazones. Conocían ya algo lo difícil que sería la aceptación de Jesús por parte del alto estamento de la sociedad judía, pero no lo conocían todo, Jesús se lo desvelará.

Pertenecía Nicodemo al Sanedrín y a la secta de los fariseos. En tiempos del Señor el Sanedrín tenía una gran importancia, era como el Tribunal Supremo. Es cierto que la autoridad suprema pertenecía a los romanos, y que el rey Herodes tenía unos determinados poderes, pero la autoridad religiosa, que también era jurídica en muchas cuestiones pertenecía al Sanedrín. Nicodemo tendría una información de primera mano en las más importantes cuestiones y habría decidido cosas de transcendencia en muchas ocasiones. Por otra parte era fariseo, es decir, pertenecía al grupo de personas más estrictamente cumplidores de la ley y más espirituales; no como los saduceos que eran más materialistas y oportunistas en cuestiones políticas, o como los herodianos que defendían el poder del rey vasallo de Roma que era Herodes; pero tampoco eran extremistas políticos como los celotes, o extremistas religiosos como los esenios. Sabía bien lo que preguntaba, y sabía bien lo que se jugaba acercándose a Jesús.

Los fariseos en su conjunto se oponían a Jesús porque les enfrentaba con su conciencia ante Dios. Eso les molestaba de una manera especial, porque se atribuían la exclusividad en interpretación de la ley y querían ser considerados como el prototipo de la fidelidad a la ley de Dios, y, por otra parte los defectos de muchos de ellos eran manifiestos. Nicodemo, sin embargo, conocería bien sus pecados ocultos y quizá se daba cuenta de lo falso de muchas de sus actitudes. Si era sincero, como así parece por su conducta posterior, aprobaría las críticas del Señor al fariseísmo.

Estas críticas se pueden resumir en la hipocresía , pero se pueden concretar más. Jesús dice a los que le escuchan que si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos no entraréis en el reino de los cielos [291], eso equivale a acusar a los fariseos de incumplimiento de la ley de Dios, lo cual es muy fuerte para los que alardeaban de ser los más fieles cumplidores de ella. La avaricia parece ser otro de los defectos comunes entre ellos, ya que cuando Jesús enseñaba que no podéis servir a Dios y a las riquezas, oían estas cosas los fariseos, que son avaros y se mofaban de él[292]. Su hipocresía queda gráficamente descrita por Jesús cuando les dice vosotros los fariseos limpiáis la copa y el plato por fuera, pero vuestro interior está lleno de rapiña y maldad[293], palabras que se completan con el llamarles sepulcros blanqueados. Jesús podría sacar a la luz pública en cualquier momento sus defectos. La raíz mala corruptora de la doctrina de los fariseos era que su corazón está lejos de Dios (…) enseñando preceptos humanos[294] y que son guías ciegos[295], por ello oran de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para ser vistos de los hombres[296], y cosas semejantes. Un ejemplo claro se advierte cuando con cinismo le presentaron a la mujer adúltera para que la condenase o quedase mal ante el pueblo, Jesús contesta diciendo que el que no tenga pecado tire la primera piedra, y se fueron todos temiendo la mirada y la palabra del Señor que podía descubrir en público sus pecados.

Con este contexto, se entiende mejor la conversación de Nicodemo con Jesús. La introducción está llena de respeto y delicadeza, pero Jesús supera de inmediato las amabilidades corteses y va a lo hondo; necesita golpear con fortaleza para ver si sus palabras son sinceras, o son suaves por fuera, pero falsas por dentro. De hecho en otras ocasiones le preguntaron con suavidad similar escondiendo malicia, como cuando le hacen la capciosa pregunta sobre el tributo al Cesar pregunta que parecía imposible resolver sin caer en alguna contradicción. Jesús contestará a Nicodemo en dos niveles: primero hablando de una vida nueva, luego, cuando ve que no entiende, eleva su mirada haciéndole ver que su ciencia era muy poca y que necesita humildad para entender las verdades divinas.

Así fue la respuesta del Señor: En verdad, en verdad te digo que si uno no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios[297]. Jesús centra su respuesta en la salvación que ha venido a traer. La nueva vida es una victoria sobre el pecado. San Juan de la Cruz comentando esa superación de las apetencias egoístas y las inclinaciones de la soberbia para poder ir entendiendo a Dios dice por eso se ha de desnudar el alma (…) de su entender, gustar y sentir, para que echando todo lo que es disímil y disconforme con Dios, venga a recibir semejanza de Dios (…); y así se tranforma en Dios [298].

Nicodemo no entiende la respuesta del Señor pues responde ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?[299]. Es patente en esta respuesta la dificultad de Nicodemo para entender las palabras espirituales de Jesús. Su interpretación es humana. Quizá pensaba en las objeciones a la reencarnación defendida por los hindúes en el lejano Oriente y por los órficos y los pitagóricos y casi todos los grandes filosófos griegos en Occidente. La respuesta parece la típica de un intelectual acostumbrado a la discusión defensor de la unidad del ser humano. Lo seguro es que no entiende que se pueda dar un nuevo nacimiento eterno y espiritual.

Jesús se lo aclara más a través de ejemplos. En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es. No te sorprendas de que te he dicho que os he dicho que es preciso nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va, así es todo nacido del Espíritu[300]. Jesús habla de algo conocido por Nicodemo: el bautismo con agua de Juan. Este bautismo era un símbolo a través del cual movía a penitencia a los que se acercaban a él; les movía a arrepentirse de sus pecados. Pero al añadir que el nacimiento es del agua y del espíritu le dice que se va añadir algo nuevo: la acción de Espíritu. Dios concederá con el nuevo bautismo el perdón pedido, y lo hace al modo divino, ya que no sólo perdona el pecado, sino que además eleva al hombre a la vida divina. La respuesta va precisando lo que quiere decir Jesús con la imagen del nuevo nacimiento.

Nicodemo manifiesta a Jesús que no le entiende ¿Cómo puede ser esto?. San Agustín explica esta incomprensión diciendo Nicodemo no saboreaba todavía ni este espíritu ni esta vida (…). No conoce otro nacimiento que el de Adán y Eva, e ignora el que se origina de Cristo y de la Iglesia. Sólo entiende la paternidad que engendra para la vida. Existen dos nacimientos; más él sólo tiene noticia de uno. Uno es de la tierra y otro es del Cielo; uno de la carne y otro del Cielo; uno de la carne y otro del Espíritu; uno de la mortalidad, otro de la eternidad; uno de hombre y mujer, y otro de Cristo y la Iglesia. Los dos son únicos. Ni uno ni otro se pueden repetir [301].

Los judíos no tenían el concepto de gracia, ya que se elaboró después en la Iglesia para poder entender mejor lo que Jesús anunciaba; pero sí empleaban la noción de soplo o de viento para explicar la acción de Dios que es Espíritu. Esa acción espiritual produciría un cambio interior en el hombre. Pero Nicodemo no entendió las palabras de Jesús ni cuando utiliza términos que están a su alcance.

Existía un muro en Nicodemo para que entendiera las palabras del Señor y las aceptase. Era el muro de los prejuicios farisaicos, llenos de autosuficiencia. Era el muro de la visión humana poco abierta a lo sobrenatural. No en vano se dice que la soberbia intelectual es la más difícil de vencer. Era preciso destruir ese muro. Entonces Jesús emplea unas palabras aparentemente duras. Le dice ¿Tú eres maestro de Israel y lo ignoras?. Es como decirle: no basta toda tu ciencia de maestro de Israel, ni siquiera tu buena voluntad, es necesario superar una barrera nueva. Jesús está llamando ignorante a uno de los más sabios del momento. Estas palabras podían ser recibidas mal por Nicodemo y decirle con arrogancia que él era sabio oficial, mientras que Jesús era un artesano sin estudios pues no ha frecuentado ninguna de las grandes escuelas de Israel: sería la reacción del orgullo. Pero no incurre en ella Nicodemo, porque busca sinceramente la verdad, le pesa demasiado el fardo de las interpretaciones sin vida, muy eruditas quizás, pero muertas o poco espirituales, sabe que ese modo de pensar le frena para poder entender.

Para recibir la palabra de Dios es necesaria la humildad de los sencillos. Eso es lo que pretende Jesús:la busqueda con humildad de la luz de Dios. Todo el que es de la verdad oye mi voz, dirá en sus discusiones en el Templo. No basta la inteligencia para creer y comprender el mensaje divino, es necesaria la humildad de la voluntad y el deseo de la verdad completa. Convenía superar el muro de la hipocresía, del legalismo, de la utilización de lo religioso con fines temporales, de la avaricia, de la impureza, es decir, es necesario convertirse y estar dispuesto a amar a Dios sobre todas las cosas de verdad. Quizá estos defectos influían sólo indirectamente en Nicodemo, pero estaban ahí, e impedían el paso a la luz sobrenatural y verdaderamente espiritual.

Jesús le aclarará que ahí está la raíz del rechazo de sus amigos fariseos y del conjunto del Sanedrín. Necesitan convertirse con humildad y rechazar el pecado: En verdad, en verdad te digo que hablamos de lo que sabemos, y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuesto testimonio. Si os he hablado de cosas terrenas y no creéis, ¿cómo ibais a creer si os hablara de cosas celestiales? Pues nadie ha subido al Cielo, sino el que bajó del Cielo, el Hijo del Hombre. Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es preciso que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga vida eterna en él [302] .

Creer no es una consecuencia de la lógica o un fruto exclusivo del entendimiento humano. Creer es un acto del hombre entero que asiente a la palabra y a la luz de Dios, de ahí lo difícil que resulta a los soberbios y lo sencillo que es para los humildes. San Agustín decía que creer es pensar con asentimiento, con esta expresión resumía que en el acto de fe actúa tanto la inteligencia como la voluntad, es más, el último momento psicológico de la fe está en la voluntad pues decide el asentimiento del entendimiento en un juicio. Santo Tomas de Aquino dice que la fe es un acto del entendimiento, que asiente a una verdad divina por el imperio de la voluntad movida por la gracia divina [303], y añade la acción de la gracia como necesario para creer.

El concilio Vaticano II recoge esta doctrina diciendo que para profesar la fe es necesaria la gracia de Dios que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, que mueve el corazón y le convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad [304]. La gracia no le faltó a Nicodemo, pero era necesaria su respuesta, y para ello necesitaba un asentimiento que reuniese humildad y mente abierta.

¿Creyó entonces Nicodemo? Parece que sí, pues su conducta posterior en el Sanedrín y en la crucifixión lo revelan como discípulo de Cristo. Jesús utilizó argumentos que le eran muy familiares. Le dice que el Hijo del Hombre será elevado como la serpiente en el desierto (cfr. Num 21,8-9). ¿Qué ocurrió en el desierto? que el pueblo elegido se rebeló murmurando contra Dios porque desconfiaba de su poder, y fue castigado con las picaduras de serpientes, pero la misericordia divina concedió a Moisés que al colocar una serpiente de metal en el campamento el que la mirase quedase curado. Con estas palabras le hablaba de un signo similar que sería la Cruz. Antes le habla de la humildad de Dios que baja del Cielo para que el hombre pueda superar el estado de pecado y de postración. Ahora le habla de un nuevo acto de humillación semejante al de la serpiente, ya que tendrá frutos de curación y de misericordia, pero sólo para los que quieran mirar, y eso sólo es posible por la humildad.

Es admirable contemplar la actitud del Señor en esta conversación. Jesús dialoga con todos, se pone a su nivel. Habla al pueblo sencillo con parábolas pues los ejemplos son más comprensibles; el uso de la imaginación les era más accesible que la utilización de la mente abstracta. Con los discípulos profundiza más según van progresando en su entendimiento de las realidades sobrenaturales. Con los intelectuales como Nicodemo utiliza un lenguaje más elaborado. Cuando le ponen cuestiones difíciles las resuelve con una lucidez que a todos sorprende. Jesús está abierto siempre al diálogo, pero con autoridad, no buscando un punto medio donde confluyan opiniones diversas, sino dando la Verdad.

La mayoría de los discípulos no seguían a Jesús físicamente -como es natural-, le seguían en el corazón por la fe. Este debió ser el caso de Nicodemo, que entraría pronto en contacto con José de Arimatea miembro también del Sanedrín. No sabemos si existían más seguidores silenciosos de Jesús en el Sanedrín, quizá sí los hubo, pero los evangelios sólo nos hablan de estos dos.

A veces se ha interpretado la visita de Nicodemo a Jesús de noche como si fuese un acto de miedo a sus compañeros fariseos; pero no me parece que sea así. Aunque el interior de las personas suele ser muy complejo,y no es improbable un cierto temor, es más probable que predominase la prudencia. Nicodemo pensaría que si llegaba a la conclusión de que no debía creer en Jesús ¿para qué exponerse a críticas innecesarias?. Y si creía en Jesús le podía ayudar más permaneciendo dentro del Sanedrín, que marchando y manifestando su disconformidad con la mayoría desde fuera.

Así sucedió en la fiesta de los Tabernáculos después de haber pasado un buen tiempo del encuentro con Jesús aquella bendita noche. La multitud estaba fuertemente dividida ante Jesús unos decían: Este es verdaderamente el Profeta. Otros: Este es el Cristo. En cambio otros replicaban: ¿Acaso el Cristo viene de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David y de la ciudad de Belén de donde viene David?[305]. No costaba mucho hacer una averiguación sobre María y José, e incluso investigar lo sucedido en Belén, pero el apasionamiento no admite estudios serios de la verdad.

En el Sanedrín se reprodujo la discusión que se desarrollaba entre la multitud.La mayoría decía ¿Acaso alguien de las autoridades o de los fariseos ha creído en él? Pero esta gente que desconoce la ley, son unos malditos[306]. No se molestan en mirar si algún fariseo cree en él sin presiones ni coacciones, y como Jesús demuestra una y otra vez, tampoco conocen la ley. Pero en este caso es Nicodemo el que sale en defensa del Señor pues les dijo ¿Es que nuestra ley juzga a un hombre sin haber oído antes y conocer lo que ha hecho? Le respondieron: ¿También tú eres de Galilea? investiga y te dará cuenta que ningún profeta surge de Galilea[307].

Y se volvió cada uno a su casa. Es fácil imaginar el estado de ánimo de los que se separaban para acudir a sus casas. Nicodemo iría apesadumbrado de la dureza de corazón de sus compañeros. Los demás murmurarían de él, aunque el argumento que les da no cayó en saco roto, ya que el jueves Santo hicieron un simulacro de juicio para poder decir que se cumplía la ley, aunque estuviesen ofendiendo a Dios claramente y actuando contra la misma letra de la ley.

En aquellos momentos tan agitados de la Semana Santa hay un aspecto que permite vislumbrar el alma de Nicodemo: sus argumentos son serenos y muy pensados. No ofende a nadie con insultos o con recriminaciones más o menos verdaderas. Se da en él la fortaleza de la verdad, pero no hay fanatismo, y mucho menos odio. Jesús insistía que toda la ley de Dios se reduce en amarle con todo el corazón, y que este amor debía extenderse a los demás, también a los que se manifestaban como enemigos. ¿Se había dado ya este paso en Nicodemo? Así lo parece, pues se ve en sus palabras más un ánimo de convencer que de vencer o destruir. Nicodemo, posiblemente respaldado por José de Arimatea, da la cara en público según su condición de conocedor de la ley y con la responsabilidad de pertenecer a las autoridades del pueblo elegido. No sería fácil esta defensa porque le comprometía. Muchos pensarían que se habría dejado convencer por el galileo, y el fantasma de la duda rondaría alrededor suyo a partir de entonces. ¿Será Nicodemo discípulo del galileo se dirían muchos? ¿Cree un fariseo del Sanedrín en Jesús? Es lógico pensar que algunos se sentirían animados a enterarse mejor sobre la persona de Jesús y quizá creer en El; pero otros tratarían a Nicodemo con el odio que ya tenían a Jesús, y que cada vez se manifestaba más violento.

Si observamos la conspiración para detener a Jesús, -juzgarle de un modo sumario y conseguir del Procurador romano su muerte-, vemos como Nicodemo tiene algo que ver en el modo de la intriga.

La conjura consistía en enterarse a través de un traidor pagado de un lugar donde se le pudiese detener sin que el pueblo pudiese salir en su defensa. Tras reunirse de madrugada unos cuantos del Sanedrín en casa de uno de ellos, no en el lugar legal, buscan testigos falsos y amañados para condenarle. Después, antes de que el pueblo se entere, lo llevan al Procurador romano con argumentos capciosos para engañarle y conseguir que firmase su pena de muerte. En pocas horas estaba arreglado el enojoso asunto del galileo. No les convenía que Nicodemo estuviese presente en cada uno de los pasos de la conspiración, o al menos en los más importantes. Ni les interesaba que supiese quien era el traidor, pudiendo así avisar a Jesús sobre el momento de la detención, tampoco convenía que estuviese en la parodia de juicio, aunque esto era menos importante, pues con una mayoría bien preparada se conseguía igual el efecto de condenar al inocente.

Los hechos sucedieron como había sido premeditados, quizá con la sorpresa de que Jesús no hiciese un milagro, ni que los suyos no defendiesen casi a su Maestro. Entre la detención y la condena transcurrieron menos de doce horas. Se consumó la sentencia hacia las doce del mediodía, cuando se realizaba en el Templo en sacrificio oficial del Cordero Pascual. Hacia las tres de la tarde muere Jesús en la Cruz. Aquí aparece de nuevo Nicodemo junto a José de Arimatea, éste rogó a Pilato que le dejara retirar el cuerpo de Jesús. Y Pilato se lo permitió. Vino, pues, y retiró su cuerpo. Nicodemo, el que había ido antes a Jesús de noche, vino trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras. tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos, con los aromas, como es costumbre dar sepultura entre los judíos. En el lugar donde le crucificaron había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que no había sido sepultado nadie, como era la Parasceve de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús [308].

La actuación de Nicodemo y de José de Arimatea es valiente. El estado de tensión y de enfrentamiento era total- lleno de mentiras y de violencia, hasta la muerte del Jefe- hace comprensible que si los subordinados dan la cara se les haga seguir la misma suerte que Jesús, o peor. Nicodemo y José se estaban jugando la vida con el acto piadoso de enterrar el cuerpo muerto del Señor con el fin de evitar que se corrompa en la cruz, o lo tiren a la fosa común. Lucas aclara que José de Arimatea no ha consentido en la condena, ni en lo que os otros han ejecutado[309], es decir ha sido también valiente durante el simulacro de juicio.

Hubiera sido muy fácil lamentarse y quedarse en casa para evitarse complicaciones. Nicodemo y José de Arimatea -discípulos ocultos de Cristo- interceden por El desde los altos cargos que ocupan. En la hora de la soledad, del abandono total y del desprecio…, entonces dan la cara audacter (Mc 15,43) …, ¡valentía heroica! [310] .

La valentía heroica de Nicodemo y José contrasta con la actitud temerosa del primer encuentro con Jesús, cuando el primero acude de noche a hablar con el Señor. La fe ha crecido en ese tiempo, y con ella desaparecen los temores; ¿qué puede temer el que sabe en el bando del Salvador del mundo?. Pero los temores no eran infundados. Era fácil que los matasen, más aún por los cargos que detentaban pues les convertían a los ojos de los conspiradores en presuntos cabecillas de una revuelta en favor del nazareno. Su fe fue más audaz que la de los mismos Apóstoles.

Los hechos debieron suceder del siguiente modo: Jesús muere hacia las tres de la tarde. Un poco antes, o un poco después, Nicodemo y José acuden a Pilato. Es entonces cuando se hace aquella extraña noche sin sol al mediodía, tembló la tierra y se abrieron los sepulcros. Muchos de los que se burlaban y escarnecían a Jesús huyen despavoridos. Permanecerían allí María, Juan, las santas mujeres rezando, y los soldados muy a pesar suyo. Entonces irían Nicodemo y José de Arimatea a realizar aquel acto de caridad con el difunto.

La fe de Nicodemo y de José de Arimatea es audaz, pero con una audacia que ya ha sido formada por Cristo. Su audacia es superación del temor a la muerte, pero también del deseo de venganza. No les hubiera sido difícil organizar un grupo de hombres armados y tomarse la justicia por su mano. Esto se ha dado muchas veces en la historia. Nicodemo y José actúan de otro modo, no se erigen en jueces de los asesinos. Saben que Jesús ha dejado que se consumara su muerte convirtiendo el asesinato en un sacrificio redentor. Jesús podía haberse defendido o permitir que los ángeles le defendiesen, pero no lo hizo. ¿Debían ellos seguir otro camino que el escogido por el Maestro? Ellos se unen a ese sacrificio protegiendo el cuerpo de Jesús que es la Víctima del Sacrificio. Desclavan el cuerpo de la cruz, lo limpian, lo ungen con mirra y áloes, aunque no llegan a embalsamarlo por la premura del tiempo, lo envuelven en una sábana, rodean la cabeza con un sudario y lo llevan a un sepulcro nuevo abierto en la roca.

Es significativa la cantidad de perfumes para ungir el Cuerpo del Señor, unas cien libras, es decir, varios kilogramos. ¿Por qué tanto?, porque le quieren y la pobreza debe ser magnánima, no miseria. El pobre de espíritu debe ser sobrio en sus cosas personales y desprendido de las que usa; pero conviene que sea magnánimo cuando lo manda el amor, y, sobre todo el amor a Dios. En este caso se trata de un amor que, además, es desagravio por la crueldad y el odio con que había sido tratado el divino Cuerpo de Nuestro Señor. Nicodemo y José de Arimatea demuestran una vez más que han entendido a Jesús.

Es bueno para el cristiano subir a la cruz con Nicodemo, José de Arimatea y Juan, para ayudar a desclavar el cuerpo de Jesús y descenderlo. Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor…, lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones…, lo envolveré con el lienzo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad! [311]. Estas palabras del Beato Josemaría marcan un buen sendero para imitar audazmente los pasos de aquellos discípulos del Señor en cualquier momento de la vida. Vale la pena hacer actos de desagravio y de penitencia para limpiar el cuerpo de Cristo manchado por los pecados de los hombres, los nuestros también.

Antes del entierro, y quizá antes de la limpieza, entregan el Cuerpo de Jesús a su Madre. Ella le ha visto morir, estuvo mirando el Cuerpo exangüe de su Hijo, contemplaría con dolor como le quitan los clavos, aunque lo hiciesen con toda la delicadeza posible. Después se abraza al Cuerpo de su divino Hijo. La lágrimas de la Madre se derraman sobre la sangre del Hijo. Sangre y lágrimas unidas como lo estaban sus corazones. ¿Quién no se conmoverá al ver su dolor?. María besaría sus llagas, heridas hondas y mortales, le arreglaría los cabellos, le limpiaría quizá como cuando era un Niño en sus brazos. Es fácil imaginar la fuerza de sus palabras cuando dijese: ¡Jesús! ¡Hijo mío!, aunque no se quejase diciendo ¿por qué?, pues bien sabía Ella el por qué.

Con esfuerzo separarían a María del Cuerpo de Jesús, eran las seis o las siete de la tarde, anochecía. Debían cumplir el descánso de sábado. Lo llevan al sepulcro y lo cierran con aquella gran piedra. Sólo los que han visto tapar la sepultura de un ser querido pueden comprender el sentimiento de todos, especialmente el de María. Tienen fe, pero duele la separación. Tienen caridad, pero el pecado que ha causado tanto mal hiere; tienen esperanza, pero la voluntad debe levantar el ánimo que llora.

Y se van. Nada más sabemos de Nicodemo y de José de Arimatea. Pero hemos contemplado el cambio interior de dos buscadores de la Verdad, que se han encontrado con Jesús.

Han renacido a una vida nueva y han mirado al que sido levantado a lo alto y han recibido la salvación de Jesús. Sólo nos cabe imaginar el gozo con que vivirían la Resurrección de Jesús y la venida del Espíritu Santo, pero para ellos lo difícil estaba hecho.

Imagen: Cofradía del Santo Entierro de Escacena del Campo, Huelva, España


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