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Por: . | Fuente: Vatican.va

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En la Dehesa de la Villa, Madrid, España, beata María de los Ángeles Ginard Martí, virgen y mártir (1936)

Fecha de beatificación: 29 de octubre de 2005, siento pontífice S.S. Benedicto XVI.

Religiosa de las Hermanas Celadoras de Culto Eucarístico, nació en Llucmajor, Mallorca, España, el 3 de abril de 1894. A los dos días, siguiendo la costumbre cristiana de la época de bautizar a los niños al poco de nacer, la llevaron a la pila bautismal de la parroquia de San Miguel de Llucmajor, imponiéndole el nombre Ángela Benita Sebastiana Margarita, pero usaba en el siglo el de Ángela y al entrar en religión el de María de los Ángeles.

Fueron sus padres don Sebastián Ginard García, que pertenecía al cuerpo de la Guardia Civil y en el que alcanzó el grado de capitán, y su madre doña Margarita Martí Canals. Ambos procedían de familias mallorquinas muy católicas y en ese ambiente religiosos formaron su hogar y educaron a los nueve hijos, de los que María de los Ángeles ocupaba el tercer lugar.

La niñez de María de los Ángeles transcurrió entre Llucmajor, Palma y Binisalem. En este último pueblo hizo su primera comunión el día 14 de abril de 1905. En torno a este acontecimiento empezó a sentirse inclinada a una piedad cristiana con tendencia hacia la vida religiosa, la cual estaba motivada por las visitas que con su madre hacía a dos tías monjas, sobre todo a la que estaba en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca.

La juventud la pasó en Palma de Mallorca, donde se trasladó la familia buscando trabajo para mejorar la situación económica que era escasa para sacar adelante una familia tan numerosa. María de los Ángeles y sus dos hermanas mayores se dedicaros a bordar y a confeccionar sombreros de señoras. Con estas labores que realizaban en el hogar por encargo y cuando estos le faltaban para vender después, conseguían unos ingresos económicos muy necesarios para un digno bienestar de la familiar. Esta ocupación no la liberaban de los trabajos propios del hogar y de la atención a los hermanaos pequeños. Hacia éstos María de los Ángeles se volcó en la atención y en la formación religiosa: les enseñaba a rezar, el catecismo; le leía la historia Sagrada y la de los primeros mártires cristianos.

Se levantaba temprano para oír misa y comulgar en la iglesia del Socorro o en la vecina parroquia de la Santísima Trinidad, donde estaba su director espiritual, el padre Sebastián Matas. Durante el día hacía la visita al Santísimo Sacramento expuesto en el Centro Eucarístico, rezaba el santo Rosario, hacía oración particular y se daba a otras devociones particulares.

El plan de vida espiritual que llevaba María de los Ángeles la apartaba de las diversiones propias de su edad y la iba centrando en la vocación que sentía desde su niñez. Así cuando contaba unos veinte años de edad pidió permiso a sus padres para ingresar en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca. Éstos le aconsejaron que era muy joven, que lo pensara bien y dejara la decisión para más tarde. Con estos consejos no trataban de oponerse a su hija, sino retenerla por un tiempo en el hogar pues la necesitaban, pues el dinero ganado de su trabajo les era necesario para sacar adelante con dignidad a los hermanos menores. María de los Ángeles comprendió a sus padres y, sin perder la ilusión de entregarse a Dios en una vida consagrada, supo esperar.

Transcurridos unos años, y viendo que las circunstancias familiares anteriores había cambiado, volvió a pedir permiso a los padres, quienes se lo dieron gustosos.

Obtenido el consentimiento de los padres, ingresó en el postulantado de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de Palma de Mallorca el 26 de noviembre de 1921. Muy pronto se adaptó a la nueva vida. La adoración al Santísimo Sacramento, que es fin primordial del instituto en el que había ingresado, le llenaba, era su vida de donde sacaba fuerzas para los trabajos comunitarios de masar el pan para la misa, confeccionar y bordar ornamentos sagrados, preparar los niños para la primera comunión y para lograr una convivencia comunitaria volcándose en caridad a sus hermanas religiosas, la cuales la tenían por religiosa muy ejemplar, abierta y cordial, que se caracterizaba por su sencillez, piedad y, sobre todo, por la obediencia y docilidad en aceptar los cargos y traslados que sus superioras disponían.

Después del año de noviciado y de los tres primeros años de profesión temporal fue destinada a Madrid, luego a Barcelona y nuevamente a Madrid, desempeñando en esta última casa siempre el oficio de procuradora o administradora del convento.

Al estallar la Guerra Civil Española de 1936, sor María de los Ángeles se encontraba en Madrid. Los acontecimientos previos a la guerra eran alarmantes para la Iglesia y sus miembros. La persecución religiosa se manifestó abiertamente con quema de iglesias y conventos y con amenazas a los sacerdotes, religiosos y fieles católicos. En estas circunstancias, a sor María de los Ángeles le apenaba la destrucción y amenazas que habían emprendido los perseguidores “por odio a la fe”, por todo lo relacionado con Dios y con la Iglesia. En la adoración a Jesús Sacramentado pedía por una solución a estos problemas y, firme en la fe, ofrecía, si esa era la voluntad de Dios, su vida en martirio por el triunfo de Cristo.

Cuando las religiosas vieron la necesidad de salir del convento vestidas de seglares se encontraban con el nerviosismo típico del momento, sor María de los Ángeles con serenidad las tranquilizaba a la vez que les decía: «Todo lo que nos pueden hacer a nosotras es matarnos, pero esto...» Es decir, lamentaba más la persecución y destrucción de lo religioso que el que la matasen.

El día 20 de julio de 1936 las religiosas salieron vestidas de seglares del convento. A sor María de los Ángeles le tocó refugiarse en la vivienda de una familia en la calle Monte Esquinza número 24. Desde allí, por la proximidad, vio el saqueo de la iglesia y del convento, y la destrucción de imágenes objetos de culto. En este refugio permaneció hasta el día 25 de agosto por la tarde, en que los milicianos anárquicos, por acusación del portero, que era de ellos, fueron a detenerla.

En el momento de la detención, apresaron a doña Amparo, hermana de la dueña de la casa que le acogía, y sor María de los Ángeles llevada por caridad y bondad, dijo a los milicianos: “esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo”. Con estas palabras confesó su condición de religiosa y salvó la vida a esta señora.

Detenida la llevaron a la checa de Bellas Artes y el día 26 de agosto de 1936, al anochecer, según acostumbraban los perseguidores en los primeros meses de la guerra, le dieron el “paseillo” a la Dehesa de la Villa donde la fusilaron, pues a la mañana del día siguiente el Poder Judicial levantó el cadáver.

Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de la Almudena y después de la guerra, el 20 de mayo de 1941, fueron exhumados y trasladados al panteón de las Hermanas del Culto Eucarístico del mismo cementerio, de donde el 19 de diciembre de 1985 fueron trasladados al convento de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de la calle Blanca de Navarra, número 9, de Madrid. Y recientemente, el 3 de febrero de 2005, han sido colocados en la iglesia capilla de este convento.

El proceso de canonización por martirio en su fase diocesana fue abierto en Madrid el 28 de abril de 1987, y clausurado, también en Madrid, el 23 de marzo de 1990. El 19 de abril de 2004, su Santidad Juan Pablo II aprobó la publicación del decreto sobre el martirio para su beatificación.

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Por: . | Fuente: ACI Prensa || Catholic.net

Esposa y Madre

Martirologio Romano: En Roma, beata María Beltrame Quattrocchi, que, siendo madre de familia, ilustró de modo conspicuo a la familia de Cristo y a la sociedad, viviendo ejemplarmente su vida matrimonial y mostrando su comunión de fe y amor hacia el prójimo ( 1965).

Fecha de beatificación: Fue beatificada, junto a su esposo Luis Beltrame, el 21 de octubre de 2001 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía


María Corsini nació en Florencia el 24 de junio en 1881, criada en el seno de una familia católica y desde pequeña practicó fervientemente su fe, asistiendo todos los domingos a Misa y participando de los sacramentos. Fue profesora y escritora de temas de educación, comprometida en varias asociaciones (Acción Católica, Scout, etc.).

Conoció a quien sería su esposo, Luis Beltrame Quattrocchi, en Roma cuando era adolescente; se casaron en la basílica Santa María la Mayor el 25 de noviembre de 1905.

En 1913, la joven familia atravesó un momento doloroso y bastante incierto cuando el embarazo de María tuvo serias complicaciones y los médicos pronosticaban que no sobreviviría al parto, ni tampoco el no nacido. Aunque los doctores manifestaron que un aborto podría salvar la vida de María, ésta consultando con su esposo, decidió confiar en la protección divina de Dios. Y, si bien es cierto el embarazo fue duro, tanto madre e hijo milagrosamente sobrevivieron. Esta experiencia llevó a toda la familia a consolidar su vida de fe y trabajar duro por sus anhelos de santidad.

Tuvieron en total cuatro hijos:
Filippo (hoy Mons. Tarcisio de la diócesis de Roma), nacido en 1906;
Stefania (sor Maria Cecilia), nacida en 1908 y fallecida en 1993;
Cesare (hoy padre Paolino), nacido en 1909; y
Enrichetta, la menor (la del difícil embarazo), que nació en 1914.

Sus dos hijos varones se encontraban entre los sacerdotes que concelebraron la Misa de beatificación con el Papa Juan Pablo II.

La familia Beltrame Quattrochi fue conocida por todos por su activa participación en muchas organizaciones católicas. Luigi fue un respetado abogado, quien ocupó un cargo importante dentro de la política italiana. María trabajó como voluntaria asistiendo a los etíopes en dicho país durante la segunda guerra mundial.

El ahora beato Luigi fue llamado a la Casa del Padre en 1951, y María, su fiel esposa, lo hacía posteriormente en 1965.

Para leer más sobre ellos: Luis Beltrame Quattrocchi y María Corsini, Beatos

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Por: . | Fuente: www.multimedios.org

Mártir

Martirologio Romano: En Bérgamo, de Traspadana, san Alejandro, mártir (s. III/IV).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

Perteneciente a la legión tebana, murió en un 26 de agosto, por no querer acceder a la orden del emperador Maximiano, de sacrificar a los dioses. La villa de Bérgamo se atribuye la posesión de sus reliquias auténticas. — Fiesta: 26 de agosto.

Si cada persona es objeto de una providencia especial por parte de Dios, y tiene un designio determinado que cumplir en este mundo, más aún los Santos, amados de Él de un modo particular, son objeto de una determinación concreta. O dicho de otra manera: Cada persona, en los planes divinos, viene al mundo para hacer algo que Dios ha determinado de antemano. Según su adaptación a los divinos planes, así sus méritos; la gracia necesaria no le faltará en ningún momento. Pues bien, en esa ordenación especial de cada uno —y, por tanto, de cada Santo—, están las diferencias personales que hacen a éste el Santo de la pobreza, a aquél el de la obediencia; y a todos, los Santos del amor a Dios y al prójimo.

Si hubiéramos de poner un sobrenombre a Alejandro, seguramente le aplicaríamos el de «Santo del primer mandamiento», o el de «mártir de la confesión de Dios». Dios, que promulgó su Ley en el Sinaí, Nuestro Señor Jesucristo, que la revalorizó con su predicación y vida, nos la han transmitido e interpretado por medio de su Iglesia: «Yo soy el Señor, tu Dios»; «no tendrás otro Dios más que a Mí». Y toda la vida de Alejandro, especialmente su martirio, no vienen más que a dar cumplimiento a este mandato. Y su negativa de sacrificar a los dioses es una afirmación del supremo respeto al Dios uno y verdadero.

Poco sabemos de la vida de Alejandro. Únicamente, que era portaestandarte y oficial de la legión africana de Tebas, que luchó en Europa. Aprisionado por motivos que ignoramos —seguramente por su confesión cristiana—, en Milán, es presentado al emperador, que le obliga a sacrificar a los dioses. A su negativa, sigue la amenaza del martirio, y a nuevas negativas, su ejecución.

Y aquí prácticamente termina nuestro trabajo de presentación. Vale la pena ahora que dejemos hablar a las actas del martirio, un documento hermosísimo y de especial valor. El emperador dice a Alejandro:

—Si yo te he hecho comparecer delante de mí, es únicamente para que sacrifiques a los dioses inmortales, que tú has abandonado. Sé, en efecto, que has renunciado al culto de los dioses y que te has hecho cristiano.

Y, haciendo traer el altar sagrado, cubierto con sus ricos paños propios, añade:

—Aproxímate y sacrifica a los dioses, si quieres escapar al castigo terrible reservado a los que los desprecian.

Alejandro le responde:

—Es proponerme un crimen abominable, ¡oh emperador!; yo bien quiero respetarte y honrarte como príncipe, pero no adorarte como a un dios.

Maximiano dice

—Si no sacrificas pronunciaré contra ti sentencia de muerte.

Alejandro responde:

—Esta muerte, con la que me amenazas, será para mí la vida en el seno de mi Dios. Porque apenas haya abandonado este mundo, iré a gozar de la vida verdadera y de la posesión de este Rey lleno de justicia, que es mi Creador y el tuyo.

La respuesta parece haber impresionado a Maximiano, que hace al intrépido confesor de Cristo esta propuesta:

—No pretendo obligarte a sacrificar por tu propia mano. Asóciate, al menos, a los sacrificios ofrecidos por los demás, y serás libre.

Entonces el emperador manda aproximar el altar y preparar el sacrificio. Pero el prisionero, elevando los ojos a Dios, exclama:

—¡Si pudiese llevarte al conocimiento del Dios verdadero y arrancar de tu espíritu los pensamientos vanos! Tus amenazas, ¡oh César!, son para mí más agradables que las promesas más seductoras, y los tormentos que tu cólera me tiene reservados me darán la corona inmortal...

Maximiano se irrita. Manda a sus esbirros drogarle y obligarle a participar en el sacrificio. Alejandro es arrastrado por la fuerza, pero una vez delante de aquel altar, lo derriba de un puntapié. El emperador, exasperado por tal audacia, ordena que sea ejecutado al momento el cristiano sacrílego. Antes de ser decapitado, Alejandro, elevando los ojos al cielo, rezará a Dios diciendo:

—Bendito seais, Creador todopoderoso, que otorgáis los bienes eternos a aquellos que os sirven dignamente. Bienaventurado seáis, Dios de la gloria, que anonadándoos tomando la forma de esclavo, habéis querido, por nosotros, obedecer a vuestro Padre hasta la muerte, y muerte de Cruz; por la que después de haber destruido el imperio de la muerte, habéis subido glorioso al cielo y allí nos habéis preparado un lugar. Bendito seais, oh indulgente, que dais el arrepentimiento a aquellos que abandonan el pecado, y que os habéis dignado conceder una recompensa plena a los obreros de la hora undécima. ¡Bendito seais, oh Señor, que en vuestra sabiduría habéis apartado de mí la ignorancia de la impiedad, arrancándome del culto a los ídolos, y me habéis admitido misericordiosamente en el culto de los que os veneran!

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de España, Beatos Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, además de Sebastián Lorens Telarroja, laico, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Era natural de Margalef (Tarragona) nace el 3 de noviembre de 1879. Fue bautizado en la parroquia de San Miguel, con el nombre de Fermín Juan. En su familia podemos ver que el Padre Fermín era el menor de otros 3 hermanos, nacidos también en la misma ciudad.

Vistió el hábito religioso el 1 de septiembre de 1895. El 21 de septiembre de 1900, en el colegio Jesús, María y José de Sant Andreu, hizo sus primeros votos.

Su ordenación sacerdotal fue el día 23 de setiembre de 1905, en la ciudad de Vic, en la capilla del palacio episcopal por el obispo José Torras y Bages.

Fue justamente, el Padre Fermín, un gran ejemplo de religioso para la congregación de los Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José. Y la referencia más clara en su historia es que era “un buen religioso de cualquier manera que sea”.

El padre Fermín estuvo dedicado a la enseñanza de primaria, en que tenía el cuidado de los alumnos internos, vemos que el religioso siempre se encontraba feliz, excelente y eficaz, esta labor educativa le llenaba el espíritu de fortaleza y entrega a su vocación religiosa.

En la noche del día 27 de julio en el puerto de Tarragona, después de afirmar a los soldados que era sacerdote, fue llevado a la prisión del barco, Río Segre. En esta cruda realidad podemos imaginar cuantas fueron las torturas y sufrimientos pasados.

El 25 de agosto, el padre Fermín fue sacado del barco, por vuelta de las 09:30 de la mañana, en que fue llevado a la pujada de Vilardida, en la carreta de Alcover a Santa Creu de Calafell, en el municipio de Vila-rodona. Cerca de las 10:00 de la mañana del mismo día fue probablemente asesinado, contaba con 57 años de edad y 36 de profesión religiosa. Dentro de su fama de fiel religioso de Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José, podemos destacar la importancia de que el Padre colocaba en vivir cada vez más fiel siendo un buen y santo religioso.

Integran el grupo:
(Nombre, Lugar y fecha del martirio)


01.- Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Sacerdote- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
02.- Sebastián Llorens Telarroja, Apóstol Laico- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
03.- Narciso Sitjà Basté, Sacerdote- Barcelona el 9 VIII 1936;
04.- Juan Cuscó Oliver, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
05.- Pedro Sadurní Raventós, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
06.- Fermín Martorell Víes, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
07.- Francisco Llach Candell, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
08.- Eduardo Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
09.- Ramón Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
10.- Juan Franquesa Costa, Sacerdote- Cerveza, Lleida, 2 IX 1936;
11.- Segismundo Sagalés Vilà, Religioso Coadjutor- Múnter, Barcelona, 8 IX 1936;
12.- José Vila Barri, Sacerdote- Gurb de la Plana, Barcelona, 21 IX 1936;
13.- Pedro Verdaguer Saurina, Sacerdote- Barcelona, 15 X 1936;
14.- Roberto Montserrat Beliart, Sacerdote- Barcelona, 13 XI 1936;
15.- Antonio Mascaró Colomina, Religioso Escolar- Barcelona, 27 I 1937;
16.- Pedro Ruiz Ortega, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
17.- Pedro Roca Toscas, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
18.- Ramón Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
19.- Jaime Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
20.- Ramón Oromí Sullà, Sacerdote- Barcelona, 26 IV 1937.

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de España, Beatos Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, además de Sebastián Lorens Telarroja, laico, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Era natural de Margalef (Tarragona) nace el 3 de noviembre de 1879. Fue bautizado en la parroquia de San Miguel, con el nombre de Fermín Juan. En su familia podemos ver que el Padre Fermín era el menor de otros 3 hermanos, nacidos también en la misma ciudad.

Vistió el hábito religioso el 1 de septiembre de 1895. El 21 de septiembre de 1900, en el colegio Jesús, María y José de Sant Andreu, hizo sus primeros votos.

Su ordenación sacerdotal fue el día 23 de setiembre de 1905, en la ciudad de Vic, en la capilla del palacio episcopal por el obispo José Torras y Bages.

Fue justamente, el Padre Fermín, un gran ejemplo de religioso para la congregación de los Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José. Y la referencia más clara en su historia es que era “un buen religioso de cualquier manera que sea”.

El padre Fermín estuvo dedicado a la enseñanza de primaria, en que tenía el cuidado de los alumnos internos, vemos que el religioso siempre se encontraba feliz, excelente y eficaz, esta labor educativa le llenaba el espíritu de fortaleza y entrega a su vocación religiosa.

En la noche del día 27 de julio en el puerto de Tarragona, después de afirmar a los soldados que era sacerdote, fue llevado a la prisión del barco, Río Segre. En esta cruda realidad podemos imaginar cuantas fueron las torturas y sufrimientos pasados.

El 25 de agosto, el padre Fermín fue sacado del barco, por vuelta de las 09:30 de la mañana, en que fue llevado a la pujada de Vilardida, en la carreta de Alcover a Santa Creu de Calafell, en el municipio de Vila-rodona. Cerca de las 10:00 de la mañana del mismo día fue probablemente asesinado, contaba con 57 años de edad y 36 de profesión religiosa. Dentro de su fama de fiel religioso de Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José, podemos destacar la importancia de que el Padre colocaba en vivir cada vez más fiel siendo un buen y santo religioso.

Integran el grupo:
(Nombre, Lugar y fecha del martirio)


01.- Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Sacerdote- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
02.- Sebastián Llorens Telarroja, Apóstol Laico- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
03.- Narciso Sitjà Basté, Sacerdote- Barcelona el 9 VIII 1936;
04.- Juan Cuscó Oliver, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
05.- Pedro Sadurní Raventós, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
06.- Fermín Martorell Víes, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
07.- Francisco Llach Candell, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
08.- Eduardo Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
09.- Ramón Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
10.- Juan Franquesa Costa, Sacerdote- Cerveza, Lleida, 2 IX 1936;
11.- Segismundo Sagalés Vilà, Religioso Coadjutor- Múnter, Barcelona, 8 IX 1936;
12.- José Vila Barri, Sacerdote- Gurb de la Plana, Barcelona, 21 IX 1936;
13.- Pedro Verdaguer Saurina, Sacerdote- Barcelona, 15 X 1936;
14.- Roberto Montserrat Beliart, Sacerdote- Barcelona, 13 XI 1936;
15.- Antonio Mascaró Colomina, Religioso Escolar- Barcelona, 27 I 1937;
16.- Pedro Ruiz Ortega, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
17.- Pedro Roca Toscas, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
18.- Ramón Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
19.- Jaime Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
20.- Ramón Oromí Sullà, Sacerdote- Barcelona, 26 IV 1937.

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de España, Beatos Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, además de Sebastián Lorens Telarroja, laico, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Era natural de Bellmunt, Tarragona, nació el 31 de diciembre de 1908 y el 6 de enero de 1909 fue bautizado en la Iglesia parroquial de Santa Lucia imponiéndosele los nombres de Eduardo, Juan y Tomás. Ingresó al colegio San Miguel de Molins de Rei en 1923 donde era un modelo en el estudio, en su comportamiento y en su piedad. Allí hizo parte de la congregación escolar de la Inmaculada y la Sagrada Familia, y también de la junta misional. En ese ambiente sintió la llamada de Dios a la vida religiosa y sacerdotal. Ingresando así en el colegio nazareno de Blanes en 1924 donde progresaba en ciencia y virtud. En la revista nazarena del aspirantado de Blanes se conservan algunos dibujos de él.

El 24 de septiembre de 1924 vistió el habito y comenzó el noviciado en el colegio Sagrada Familia de Les Corts. Hizo su primera profesión el 26 de septiembre de 1926, en ese día se propuso tener como modelo en sus estudios además de la Sagrada Familia a san Juan Berchmans. Realizo sus estudios de filosofía y teología con mucho provecho y admiración de sus superiores y compañeros, de los que fue nombrado vice-prefecto en Les Corts y luego en Mosqueroles en 1935. En esta función se hacía querer y respetar de todos por su buen hacer con suavidad, amabilidad y buen humor.

Hizo su profesión perpetua el 8 de agosto de 1933, y el 1 de noviembre del mismo año fue ordenado sacerdote en la Iglesia del seminario conciliar de Tortosa, juntamente con el padre Magín Morera, y celebró su primera misa en el colegio Jesús, María y José de Barcelona el 5 de noviembre. Luego fue destinado en 1934 al Colegio de huérfanos de Sant Julià de Vilatorta. Allí tenía sus ocupaciones cotidianas como religioso, sacerdote y maestro. Era el subdirector de la Congregación mariana. Tanto él cómo su hermano el padre Ramón Cabanach trabajaban por el fomento de las vocaciones, con este propósito donó todos sus bienes para fundar una beca por las vocaciones nazarenas.

Luego fue destinado al colegio san Pedro Apóstol de Reus, donde era el director del grupo post-escolar de la congregación mariana. Estando en este colegio en 1936 le sorprendió la guerra civil española; al ser detenido llevaba consigo el breviario y el rosario, que les sirvió para orar en la cárcel de Reus, luego en la prisión de Tarragona y poco después en el traslado al Rio Segre; el 25 de agosto fue sacado del barco y más tarde ya había sido asesinado en la Pujada de Vilardida. Él contaba con 27 años de edad, 10 de profesión religiosa. Su amor a la castidad, su devoción mariana, su fervor eucarístico y su piedad personal eran notables y fueron la base que le dio fortaleza en los momentos de angustia y persecución.

Integran el grupo:
(Nombre, Lugar y fecha del martirio)


01.- Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Sacerdote- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
02.- Sebastián Llorens Telarroja, Apóstol Laico- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
03.- Narciso Sitjà Basté, Sacerdote- Barcelona el 9 VIII 1936;
04.- Juan Cuscó Oliver, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
05.- Pedro Sadurní Raventós, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
06.- Fermín Martorell Víes, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
07.- Francisco Llach Candell, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
08.- Eduardo Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
09.- Ramón Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
10.- Juan Franquesa Costa, Sacerdote- Cerveza, Lleida, 2 IX 1936;
11.- Segismundo Sagalés Vilà, Religioso Coadjutor- Múnter, Barcelona, 8 IX 1936;
12.- José Vila Barri, Sacerdote- Gurb de la Plana, Barcelona, 21 IX 1936;
13.- Pedro Verdaguer Saurina, Sacerdote- Barcelona, 15 X 1936;
14.- Roberto Montserrat Beliart, Sacerdote- Barcelona, 13 XI 1936;
15.- Antonio Mascaró Colomina, Religioso Escolar- Barcelona, 27 I 1937;
16.- Pedro Ruiz Ortega, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
17.- Pedro Roca Toscas, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
18.- Ramón Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
19.- Jaime Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
20.- Ramón Oromí Sullà, Sacerdote- Barcelona, 26 IV 1937.

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Por: . | Fuente: Somos.Vicencianos.org

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En distintos lugares de España, Beatos Fortunato Velasco Tobar y 13 compañeros, de la Congregación de la Misión;asesinados por odio a la fe ( 1934-1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

He aquí un misionero joven voluntario para la muerte. Siem­pre así de generoso y sacrificado. Buen compañero, sin egoísmos, era el hombre en todo instante dispuesto a prestarse a lo que fuere menester. Y como quien no hace más que cumplir una obligación.

¿Qué cómo fue aquello de ofrecerse a morir?

En Alcorisa, diócesis de Zaragoza y provincia de Teruel, la Guardia Civil y algunos paisanos de orden mantuvieron a raya a los zurdos; mas la ola roja se corría, se corría desde Alcañiz, y las fuerzas de Alcorisa se replegaron a Zaragoza, diciendo: ¡Sálvese quien pueda!

Y entre los que tiraron a salvarse por el camino que al Pilar lleva, los PP. Paúles de aquella residencia, antes Colegio de Segunda Enseñanza para externos e internos y ahora Escue­la Apostólica para futuros Misioneros, mas sin muchachos; que previsoramente habían sido enviados a sus respectivas casas, días antes.

Y el P. Velasco (siempre adoleció de exagerada simplici­dad) dijo que se quedaba en su casa y que si llegaban los rojos, él mantendría los derechos, mas que no le hicieran caso, y no se quedarían, sin protesta por el atropello. Así.

Corno en tales casos la decisión personal es la que determina, otorgó su anuencia el Superior.

A media tarde del día 29 de julio de 1936, ante el fundado rumor de que se aproximaban los rojos, el P. Velasco proveyó que uno de los vecinos, el bueno del Sr. Manuel, se llevara a su casa al único apostólico que quedaba en el colegio, Manolo Herranz.

Y llegaron, sí, los marxistas. Harto lo publicaban, a eso de las seis de la misma tarde, el clamoreo estruendoso del popu­lacho y los incendios con sus humaredas y llamaradas.

Las hordas, adueñadas, sin resistencia, del pueblo, al Co­legio se fueron.

Empezaron, como es de rúbrica, a golpear las puertas, ha­ciéndoseles horas los segundos. Los de dentro, el P. Velasco y el H. Aguirre, fuera por el miedo, que natural y espontánea­mente nace, o por estar en el lado opuesto de la casa, tardaron un poco en abrir, lo que interpretaron los rojos a oposición, desde luego.

Abrió, al fin, la puerta el P. Velasco, y, al decirles, sereno y con la mayor naturalidad del mundo:

-¿Qué se les ofrece?

-¡Manos arriba!- gritaron.

Y con las manos arriba, prosiguió el diálogo:

-¿Dónde está el Superior?

-Ha tomado un, coche y ha huido a Zaragoza.

-Y tú, ¿por qué no has huido también?

-Porque he creído conveniente entregarles a ustedes la casa.

-Ninguna falta hacía; la casa es nuestra, es del pueblo. Abre las puertas, las luces, todo.

El registro revistió carácter de pillaje general. Y, al llegar a la iglesia, las sagradas imágenes fueron saludadas con nutri­do tiroteo.

Eran las seriales del traspaso de dominio.

Condujeron a los dos infelices al Ayuntamiento, convertido en cárcel. Allí estaban detenidos muchos del pueblo, entre ellos dos sacerdotes, el Coadjutor de Alcorisa y el Párroco de Más de las Matas. La noche del 29, hubo un bautismo de sangre, el del Hermano Aguirre, como en su lugar se detalla.

Para todos los detenidos, fueron estas lloras de angustia mortal.

A las dos de la tarde del día siguiente, 30, empezó un jui­cio público, espectacular. Un juicio pilatesco. Uno a uno los sacaban al balcón del Ayuntamiento y un tal Sebastián Vicen­te, hijo del alguacil, gritaba al populacho, ebrio de furor y sediento de sangre:

-Aquí tenéis a… (nombre y apellido). No se trata de ex­terminar una planta, un árbol, un animal; es un semejante a nosotros el que vamos a sentenciar; no es un ser cualquiera, que se mata y nada se trastorna; es un hombre, cuya vida, una vez quitada, no se le puede volver… Decid, pues, vosotros si se le debe sentenciar a muerte.

Si la respuesta era afirmativa, volvía a hacer las mismas reflexiones hasta tres veces.

Cuando tocó el turno al P. Velasco -escribe el joven Ma­nolo Herranz, el apostólico- y les propuso si debía sentenciár­sele a muerte, todos respondieron:

-Sí. Que no se le dé libertad, porque es fraile.

Entonces, el pregonero les hizo la siguiente reflexión: -No porque sea fraile hay que fusilarle; hay que probar que haya hecho armas contra nosotros.

Con esto quedaron confundidos, y pidieron, su libertad…

Terminado el solemne juicio, a todos los perdonados los pusieron en libertad, diciéndoles: “Bien, camaradas, ahora a trabajar por la prosperidad de la República”.

Mosén Paco, el Coadjutor del pueblo, acogió con amor y cariño en su casa al P. Velasco.

Y pasaron los días, no libres de temor, pues raro era el día o la noche en que no se inmolaba a algún vecino, incluso de los perdonados.

Mientras tanto, varias personas le visitaban, pidiendo con­fesión. Quien no faltaba ninguna tarde era el apostoliquillo. “Aquí le visitaba, dice él mismo, todos los días, alegrándose mucho de verme y pasando un buen rato por las tardes con él entretenidos hasta el anochecer, que yo’ me marchaba a casa del Sr. Manuel.”

El día 17 de agosto corrió por el pueblo el rumor de que por la carretera de Andorra (pueblo) venían camionetas de fascistas, y como tenían por norma vengar con el fusilamiento de derechistas las bajas habidas en cualquier parte, a mediano­che se llevaron al P. Velasco, para que con su vida pagara las que de ellos se perdieran en aquel trance. Mas el rumor resul­tó infundado, y al Padre le perdonaron la vida, una vez más, con harto sentimiento suyo. Oigamos de nuevo al simpático testigo, Manolo Herranz:

“En una de las visitas que le hice (cinco días antes de su muerte), me dijo con pena: “¡Que la Santísima Virgen no quiera que yo sea mártir; pues pude haber sido fusilado ano­che, cuando me llamaron a las doce!”

Mas su ardiente anhelo de morir por Cristo le engañaba en su noble impaciencia. No había llegado la hora de su in­molación; mas se aproximaba. Dios había aceptado su gene­rosa ofrenda.

Continuamos transcribiendo:
“Seguí visitándole; pero llegó un día que, al ir a verlo, ya no estaba. Regresaba del campo, adonde me llevaban a trabajar para la colectividad, al anochecer del día 23, cuando supe que la noche anterior había sido de nuevo encarcelado el P. Velasco; apenas llegué a casa del Sr. Manuel, me dirigí a la del Sr. Coadjutor. Allí encontré a su casera, Margarita Sánchez, que tenía ya la cena preparada, para llevársela al P. Velasco, esperando que fuera yo, para acompañarla, pues no se atrevía a ir sola.

“Cogió la cena y nos dirigimos hacia las Escuelas Públi­cas, habilitadas para cárcel. Entramos por la parte de arriba y, después ‘de haber recorrido dos pequeños pasillos, acom­pañados del carcelero, entramos en la habitación.

“Al ruido de la puerta se despertó el preso, que era enton­ces el único que en ella había, y levantándose de la cama, que era un, colchón sobre unas tablas, se acercó a nosotros des­pués de saludarnos.

“Le preguntó la casera del Sr. Coadjutor cómo había pa­sado la tarde, a lo que él respondió que bastante bien. Esta­ba algo indispuesto, efecto de que los alimentos que había to­mado por la mañana los había devuelto a mediodía; por eso, durante la tarde se había acostado.

“La cena no era muy exquisita, que digamos, pues consis­tía en dos huevos duros, un tazón de sopa y unos bocadillos del mediodía, que guardaba en una cesta. A sus repetidos rue­gos, acepté el cenar con él.Echó en otro tazón la mitad de las sopas y me las dio; lo que yo recibí con sumo agrado. Ël tomó los huevos y a mí me dio uno de los bocados que había dejado del mediodía.

“Al verlo tan animado, durante la cena, y pensando yo lo poco que duraría tal vez su encarcelamiento, me eché a llo­rar; mas él me consoló con estas palabras:

-”No importa que yo muera; tú ten ánimo y valor.”

“Al despedirnos, sacó del bolsillo de la chaqueta unos len­tes con su estuche y una cadena del reloj (éste se lo quitaron, al encarcelarlo, con el poco dinero que llevaba encima), diciéndome: “Toma esto; guárdalo corno recuerdo; no me han dejado nada más.”

“… cerró el carcelero la puerta con llave y dirigimos nues­tros pasos hacia la calle, con, el presentimiento de que no le podríamos visitar otra vez, como, desgraciadamente, sucedió, pues aquella noche, a las doce, fue conducido, entre cuatro milicianos, al cementerio, donde consumó su sacrificio aquel digno ministro del Señor.”

Hasta aquí la relación de Manolo.’

Su Superior, el P. Dionisio Santamaría, que volvió a Al­corisa, en cuanto este pueblo fue liberado, e indagó diligen­temente cuanto se relaciona con el martirio de sus súbditos, escribe así acerca de los últimos momentos del P. Velasco:
“El 24, día de San Bartolomé, le sacaron a media noche, en un camión, a no se sabe dónde; pero para fusilarle. ¿Cuál es su paradero?

“Se han apurado los medios y no se ha podido averiguar adónde lo llevaron, porque los que lo saben se han fugado con los rojos.

“Al día siguiente, su muerte fue objeto de varios comen­tarios interesantes. Sor Concepción Gutiérrez, Hija de la Ca­ridad, de la Comunidad de Alcorisa, estando trabajando en el taller de una granja, adonde los rojos la llevaron, sorprendió esta conversación a varias mujeres, entre ellas María Rosa Zurita, Concha Barrachina y Luisa “la Francesa”:

-”¡Hay que ver ese frailucho, qué valiente. No tenía mie­do a nada ni a nadie, con estar solo; diciendo, al morir: “¡Viva Cristo, Rey! La Religión no muere. A mí me podéis matar, pero a Dios no. ¡Algún día seréis juzgados por ese Dios mis­mo, en cuya mano caeréis!”

El muchacho Manolo, tantas veces aludido y citado, trans­cribe así las últimas frases:
-”Yo voy a morir; pero la Religión no morirá. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! Perdono a mis enemigos.”
Como digno colofón de esta preciosa acta de martirio, co­piamos íntegra la emocionante carta que el P. Velasco escri­bió, con lápiz, en un cuadernito (se conserva), la primera vez que fue encarcelado, y que retrata al mártir de cuerpo entero; carta que bien podía haber suscrito, según se puede apreciar por lo dicho arriba, momentos antes de su muerte. Dice así:
“30 de julio de 1936.

“Querido Herranz: Te escribo desde la prisión para comu­nicarte alguna cosilla. Ayer tarde, después de llegar las mili­cias, huyeron todos menos Aguirre y yo. Llegaron las mili­cias, nos entregamos, hicieron mil destrozos. Al salir, se co­noce que lo mataron (se refiere al Hermano), según me he enterado hoy. Yo he estado toda la noche en la cárcel y esta mañana he ido a declarar. A nosotros nos echan la culpa de todo el Movimiento; por tanto, estoy esperando me fusilen de un momento a otro. Ruega por mí.

“Ya escribirás a Zaragoza, Germanías, 45, contando todo lo que ha pasado. Procura enterarte de los que mueren y matan y lo dices; en fin, ya sabes.

“Ahí te mando el dinero que tengo, para que la tía Simo­na te cuide y te mande después al pueblo o a otra casa.

“Recuerdos a la tía Simona, a todos y que rueguen por mí; moriré mártir en defensa de la fe.

“Si algo se me olvida, procura recordar lo qué.

“Di también al P. López (el P. López Toribio, Superior de Zaragoza, que había vivido varios años en su pueblo de Tar­dajos) que avise a mi familia. Esto no lo escribas hasta que haya correspondencia y sepas de cierto que he muerto.

“Yo ya me he ofrecido a Dios, para que se haga su santa voluntad.

Fortunato Velasco.

Adiós.”

Sin comentarios. Que los hagan los corazones de los lec­tores.

Y terminamos estos apuntes, los que con más emoción he­mos trazado, por tratarse de un condiscípulo, con los siguien­tes datos biográficos:

El P. Fortunato Velasco Tobar era natural de Tardajos (Burgos). Nació, el 31 de mayo de 1906. Pertenecía a familia numerosísima (19 hijos de un solo padre) y cristianísima (seis son Paúles: Julián, Andrés, Esteban, Luis, nuestro Fortunato y Maximiano, más una Hija de la Caridad, Sor Sabiniana).

Sus padres, Francisco y Felisa.

Entró de Apostólico, juntamente con su hermano menor, Maximiano, en Tardajos, a mediados de septiembre de 1919. Al empezar el curso 19204921 se trasladó con todos los niños sus condiscípulos y los del curso anterior, a Guadalajara, don­de aquel año comenzaba. a funcionar la Escuela Apostólica como central de todas las de España.

En los estudios, tanto humanísticos como filosóficos y teo­lógicos, se señaló como medianía algo deficiente, excepto en las matemáticas, que eran su fuerte; tenía, más entendimiento que memoria. Tenía cualidades oratorias no comunes, que espe­ranzaban, con tiempo para prepararse y dado que era traba­jador y humilde, un buen predicador, especialmente como mi­sionero.

Empezó el noviciado para Paúl, en Madrid, el 18 de septiembre de 1923; lo continuó en Hortaleza, adonde se trasladó aquél el 17 de febrero de 1925, y pronunció los santos votos
en Villafranca del Bierzo (León), el 19 de septiembre de 1925. Cursó la Filosofía en Villafranca, y la Teología, tres cursos en Cuenca y uno en Potters Bar (Inglaterra). Corrían los días difíciles del alumbramiento atropellado de la terrible Niña, la segunda República Española. En vísperas de las elecciones generales para diputados, los Superiores, previsores y prudentes, por si se imponía la expatriación, dispusieron que todos los estudiantes teólogos se trasladaran a Murguía (Ala- va). Allí estuvieron pasando el verano de 1931, y entre ellos el entonces Hermano Velasco. Para mayor abundamiento, dis­pusieron asimismo que los del último curso, previa la orde­nación sacerdotal, se trasladaran a Inglaterra.

Recibió, pues, el H. Velasco, con sus condiscípulos, y por especial privilegio pontificio, las órdenes sagradas de mano de otro excelente mártir, el Excmo. y Rvmo. Sr. Obispo de Cuen­ca, Dr. Cruz la Plana, y en dicha ciudad, con arreglo a las si­guientes fechas del año 1931: 16 y 17 de septiembre, Meno­res; 18 de septiembre, Subdiaconado; 4 de octubre, Diacona­do, y 11 de octubre, Sacerdocio.

Celebró el P. Velasco su Primera Misa en la Basílica de la Virgen de la Medalla Milagrosa y de San Vicente de Paúl, en Madrid, el 12 de octubre.

El 14 de diciembre llegó a Inglaterra. Volvió de allá, ter­minada la carrera, en junio de 1932.

Sus destinos fueron: cinco meses en Murguía (Álava); des­de 1933 a 1935, en Teruel, y desde el segundo semestre de este año, en Alcorisa. Siempre dedicado a la formación de los fu­turos miembros de la Congregación de la Misión.

¡Mártir dichoso de Cristo, ruega por nosotros!

BIOGRAFÍAS DE MISIONEROS PAULES Edición 1942
Autor: Elías Fuente

Este grupo de mártires está integrado por:

1. TOMÁS PALLARÉS IBÁÑEZ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 06 Marzo1890 en Iglesuela del Cid, Teruel (España)
martirio: 13 Octubre 1934 en Oviedo, Asturias (España)

2. SALUSTIANO GONZÁLEZ CRESPO
hermano de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 01 Mayo 1871 en Tapia de la Ribera, León (España)
martirio: 13 Octubre 1934 en Oviedo, Asturias (España)

3. LUIS AGUIRRE BILBAO
hermano de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 13 Septiembre 1914 en Murguía, Vizcaya (España)
martirio: 30 Julio 1936 en Alcorisa, Teruel (España)

4. LEONCIO PÉREZ NEBREDA
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 18 Marzo1895 en Villarmentero, Burgos (España)
martirio: 02 Agosto 1936 en Las Planas de Oliete, Teruel (España)

5. ANDRÉS AVELINO GUTIÉRREZ MORAL
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 11 Noviembre 1886 en Salazar de Amaya, Burgos (España)
martirio: 03 Agosto 1936 en Gijón, Asturias (España)

6. ANTONIO CARMANIÚ MERCADER
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 17 Agosto 1860 en Rialp, Lérida (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Llavorsi, Lérida (España)

7. FORTUNATO VELASCO TOBAR
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 31 Mayo 1906 en Tardajos, Burgos (España)
martirio: 24 Agosto 1936 en Alcorisa, Teruel (España)

8. RICARDO ATANES CASTRO
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 05 Agosto 1875 en Cualedro, Orense (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Gijón, Asturias (España)

9. PELAYO JOSÉ GRANADO PRIETO
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 30 Julio 1895 en Santa María de los Llanos, Cuenca (España)
martirio: 27 Agosto 1936 en Gijón, Asturias (España)

10. AMADO GARCÍA SÁNCHEZ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 29 Abril 1903 en Moscardón, Teruel (España)
martirio: 24 Octubre 1936 en Gijón, Asturias (España)

11. IRENEO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 10 Febrero 1879 en Los Balbases, Burgos (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

12. GREGORIO CERMEÑO BARCELÓ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 09 Mayo 1874 en Sitios, Zaragoza (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

13. VICENTE VILUMBRALES FUENTE
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 05 Abril 1909 en Reinoso de Bureba, Burgos (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

14. NARCISO PASCUAL y PASCUAL
hermano de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 11 Agosto 1917 en Sarreaus de Tioira, Orense (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

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Fundadora de la Congregación
de Hermanas Bethlemitas

Martirologio Romano: En Tulcan, lugar de Ecuador, beata María de la Encarnación (María Vicenta) Rosal, virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas Betlehemitas, con el fin principal de reivindicar la dignidad de la mujer y formar cristianamente a las niñas. ( 1820)

Fecha de beatificación: 4 de mayo de 1977, por el Papa Juan Pablo II.

Vicenta Rosal nació el 26 de octubre de 1820 en Quetzaltenango, Guatemala. Coincide su nacimiento con la fecha de supresión de la Orden de Belén. Dios regalaba a la Iglesia con una hija que con el tiempo prolongaría el espíritu de la Orden, revitalizando la Congregación Bethlemita y orientándola para un servicio evangelizador.

Sus padres, Manuel Encarnación Rosal y Gertrudis Leocadia Vásquez, se esmeraron en darle una formación y cultura que respondían a las inquietudes de su hogar cristiano y a la sociedad guatemalteca que les correspondió vivir. Vicenta recibió de sus padres y hermanos una educación integral. En el aspecto religioso aprendió de sus padres y hermanos mayores “la fe como vivencia, es decir la piedad filial con Dios, la orientación amorosa a Cristo en el misterio de la Eucaristía”, una profunda devoción a Nuestra Señora y gran caridad para con los pobres y menesterosos a quienes ayudaba con generosidad.

Gozaba de un temperamento alegre, jovial, un trato muy agradable que encantaba a cuantos la conocían. También como toda joven de su edad, gozaba de “galas y vanidad”, razón por la cual de vez en cuando recibía amonestaciones de su hermana mayor, quien le recordaba que las promesas del Bautismo, debía cumplirlas lo mejor posible. Observación que Vicenta aceptaba con modales corteses pero manifestaba con cierta gracia que sí cambiaría de proceder pero después de los 20 años.

Vicenta entabló amistad con una joven hondureña, Manuela Arbizú, quien movida sobrenaturalmente habló a Vicenta con gran entusiasmo sobre el ideal de servir a Dios en la vida consagrada, y de manera inesperada hizo alusión a las monjas de Belén. El nombre de Belén llamó mucho la atención a la joven. Recibidas las respuestas a sus interrogantes sobre la vida que llevaban las monjas, consulta con sus padres y director espiritual, y realiza el viaje a Guatemala con el fin de dar cumplimiento a sus deseos de consagrarse a Dios. Llega al Beaterio de Belén el 1 de enero de 1838.

Al llegar al convento, la joven inicia su entrega y donación a Dios, pero desafortunadamente a los pocos días de su ingreso, se va dando cuenta de que el ambiente no era propicio para sus ideales: vida de oración intensa, silencio, penitencias y austeridad. Recibe el hábito de la comunidad el 16 de julio de 1838, con la particularidad de que este hábito fue impuesto por el último Bethlemita que allí vivía: Fray Martín de San José. Hecho muy significativo para la Congregación: el último Bethlemita, entregando el hábito a quien por designios de Dios, más tarde daría nuevo vigor y vida a la espiritualidad de Belén. En el día de la toma de hábito, Vicenta cambió su nombre por el de Encarnación. Hace sus votos el día de la Maternidad Divina, 26 de enero de 1840 y en que la Orden celebraba a Nuestra Señora de Belén.

Dios que la lleva por los caminos de lucha interior, permite que se le conceda la autorización para pasarse al Convento de las Catalinas, donde disfruta de la paz, el silencio y la austeridad anheladas por su espíritu. Dios le hace ver que esa misma vida que llevan en el convento a donde acaba de llegar, podrían tenerla en Belén y llevar la comunidad por ella abandonada, a las alturas de una gran unión con Dios y servicio apostólico. Después de unos fervorosos ejercicios espirituales, toma la decisión de volverse a Belén.

Ya de nuevo en el Beaterio, se le confía inmediatamente la obra del Colegio y es allí donde inicia su labor de cambiar, plantar y fortificar. Las cosas marchaban muy bien; las gentes que disfrutaban del servicio apostólico del Beaterio manifestaban alegría y las mismas hermanas de comunidad veían la transformación que se iba logrando. Aunque la comunidad valora la labor apostólica de la Madre Encarnación, no todas las Hermanas comparten sus criterios, pero respetan su dedicación y organización.

Luego fue nombrada Vicaria de la Comunidad, e inició la transformación interna del convento. En 1855 fue elegida Priora del convento. Consciente de la misión que Dios le confía, se entregó más de lleno a la oración, para pedir la sabiduría y prudencia necesarias para su desempeño. Emprende la elaboración de las Constituciones que debían regir su convento.

En medio de las dificultades se dedica más a la oración, y el Señor, pródigo en bondad, responde generosamente a la fidelidad de su sierva, manifestándosele de manera confidencial. “Un día, la vigilia del Jueves Santo de 1857, próxima ya la hora del amanecer, fue al coro de la Iglesia y comenzó a meditar sobre la traición de Judas y el dolor que Cristo experimentó en la agonía de Getsemaní”. Estando en oración –narra la misma Madre- “oí una voz interior que me decía: No celebran los Dolores de mi Corazón.” Palabras que fueron para la Madre una llamada particular a honrar y desagraviar el Corazón de Cristo por la maldad, ingratitud y pecados de los hombres.

Después, funda un Colegio en Quetzaltenango, pero debido a la persecución religiosa, tuvieron que ir a Costa Rica, donde fundan dos colegios, uno en Cartago y otro en Heredia. Todo era bienestar y gozo en el servicio del Señor hasta que también a éste país llega la persecución religiosa. De Costa Rica se dirigieron a Pasto, Colombia.

La Madre Encarnación muere en Tulcán, Ecuador, el 24 de agosto de 1886. Su cuerpo incorrupto se encuentra en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, Bethlemitas de Pasto.

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Lanišće, Croacia, Beato Miroslav Bulešić, sacerdote diocesano asesinado por odio a la fe ( 1947)

Fecha de beatificación: 28 de septiembre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco

Miroslav Bulešić naciò en Čabruniči, Croacia, el 13 de mayo de 1920, aldea incluida en la parroquia de Svetvinčenat. Sus padres fueron Mihe y Lucije (Lucía). Adquirió su educación primaria en Jursici y la secundaria en los seminarios de Gorica y Koper. Estudió filosofía y teología en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana. El 11 de abril de 1943 fue ordenado sacerdote por el Beato Aloysius Stepinac.

Fue administrador parroquial en Baderna hasta 1945. Eran los tiempos terribles de la II Guerra Mundial cuando en Istria se enfrentaban tres ejércitos -partisanos, alemán e italiano-. El Padre Miroslav daba especial atención a la educación de niños y jóvenes, y ayudaba a todos los que estaban en necesidad. Él decía: "Soy un sacerdote católico y voy a compartir los santos sacramentos a todos los que lo soliciten, sea croatas, alemanes o italianos", por ello recibió amenazas por todas partes; en su diario, escribió: "Por ti daré mi vida en todos mis ovejas... moriré por la gloria de Dios y la salvación de las almas de los fieles". A pesar de la presencia del ejército italiano y alemán, realizaba los registros (bautismos, defunciones y matrimonios) en idioma croata.

En el otoño de 1945 . fue nombrado párroco de Kanfanar. Enseñó religión en la escuela, los jóvenes lo seguían, introdujo la devoción al Corazón de Jesús y María, organizó misiones populares y actividades caritativas. Estaba siendo atacado por quienes se oponen a la religión, pero no quería huir a Italia : "Si me matan, me van a matar por Dios, y su religión".

En el otoño de 1946, pasó a ser profesor en el Seminario y Colegio en Pazin, dedicándose a la educación de los seminaristas. Fue nombrado secretario de la "Asociación Sacerdotal San Pablo" que agrupaba sacerdotes croatas que luchaban por la libertad religiosa y el buen funcionamiento de la Iglesia, también contribuyó al reconocimiento internacional de la anexión de Istria como territorio croata de Yugoslavia.

En la primavera de 1947 el gobierno comunista presentó el "Plan Quinquenal", que instituía trabajar los domingos, la prohibición de la educación religiosa en las escuelas y la eliminación de la Iglesia de la vida pública. Miroslav Bulešić, junto con otros sacerdotes de ela Asociación Sacerdotal San Pablo, se opone firmemente.

En agosto del 1947, fue enviado como acompañante oficial a Buzet, el delegado de la Santa Sede era el Obispo Jacob Ukmar, quien administraría allí el sacramento de la confirmación, los comunistas trataron de impedir la misa y la ceremonia de confirmación pero no tuvieron éxito. Al día siguiente, 24 de agosto, debían celebrar la confirmación de Lanišće, allí los comunistas atacaron a Miroslav en la casa parroquial y lo apuñalaron en la garganta por lo que su sangre corrió por los pasillos de la oficina parroquial y murió. El Obispo Jakob Ukmar fue golpeado gravemente.

El gobierno no dio permiso para enterrar el cadáver en su parroquia natal en Svetvinčenat, por lo que fue enterrado en Lanišće. Recién en 1958 sus restos fueron trasladados a la iglesia de . Su cuerpo va a estar en la iglesia de Svetvinčenat.

Los mentalizadores y ejecutores del asesinato fueron juzgados y recibieron como castigo el pagar unas ridículas multas... en cambio una persona que trató de impedir el crimen fue condenado a varios años de prisión.

S.S. Benedicto XVI firmó el 20 de diciembre de 2012 el decreto con el cual se reconoce el martirio del Siervo de Dios Miroslav Bulešić, lo cual permitirá su próxima beatificación.

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11:21 p.m.

Por: . | Fuente: ACI Prensa

Religioso Capuchino y Mártir

Martirologio Romano: En España, Andrés de Palazuelo (en el siglo: Miguel Francisco González González), Sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y 31 Compañeros; asesinados por odio a la Fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

El Hermano Gabriel nació el 10 de agosto de 1880, en Aróstegui (Navarra). Tenía cuatro hermanos, Sus padres lo bautizaron como Lorenzo, pero eligió Gabriel para ingresar en el convento de los Hermanos Capuchinos de Monte Hano (Santander), donde el 31 de diciembre de 1910, vistió el hábito, y dos años más tarde hizo la profesión de fe.Luego fue destinado al convento de El Pardo (Madrid), donde, después de vivir grandes tormentos a causa de su fe, fue asesinado.

El 21 de julio de 1936, los milicianos asaltaron el convento. La excusa era acusar a los religiosos de posesión de armas. Los religiosos intentaron huir, entre ellos el H. Gabriel, quien saltó por las tapias de la huerta para huir, pero, apenas puso los pies en tierra, fue detenido por los milicianos.

Después de insultarlo y maltratarlo, bajo amenaza de muerte, le exigieron blasfemar, “si no lo hacía le matarían allí mismo”.El religioso fiel a su fe dio un no por respuesta: “Hagan de mí lo que quieran; mátenme, pero yo no blasfemo”.

“Aquí comenzó su martirio y aquí también su clara y valiente confesión de fe”, explica el postulador.

Unos días más tarde, el 25 de julio, fue puesto en libertad y se escondió en casa de unos amigos.

Diez días después, los milicianos lo encontraron y fue juzgado por un comité en el pueblo que lo sentenció a la muerte. Sin embargo, un guardia decidió que no se procediese a la ejecución y lo liberaron por segunda vez.

Gabriel volvió a su trabajo en el colegio del convento, siempre vigilado por milicianos con fusil. El 23 de agosto de ese mismo año, 1936, después de sus faenas, un miliciano lo invitó a salir. Apenas atravesó la puerta, tres milicianos del pueblo, dispararon contra él. Murió desangrado y su cuerpo fue enterrado en una fosa común que aún no ha sido localizada.

El 28 de marzo de 2013 S.S. Francisco firmó el decreto reconociemdo el martirio de este grupo de mártires lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. ANDRÉS DE PALAZUELO, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: MIGUEL FRANCISCO GONZÁLEZ-DÍEZ GONZÁLEZ-NÚÑEZ
nacimiento: 08 Mayo 1883 en Palazuelo de Torío, León (España)
martirio: 31 Julio 1936 en Pradera San Isidro, Madrid (España)

2. FERNANDO DE SANTIAGO, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: FERNANDO OLMEDO REGUERA
nacimiento: 10 Enero 1873 en Santiago de Compostela, La Coruña (España)
martirio: 02 Agosto 1936 en Cuartel de la Montaña, Madrid (España)

3. LUIS DE VALENCINA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: GERONIMO LIMÓN MÁRQUEZ
nacimiento: 27 Marzo 1885 en Valencina del Alcor (ahora Valencina de la Concepción), Sevilla (España)
martirio: 03 Agosto 1936 en Antequera, Málaga (España)

4. ÁNGEL DE CAÑETE LA REAL, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: JOSÉ GONZÁLEZ RAMOS CAMPOS
nacimiento: 24 Febrero 1879 en Cañete la Real, Málaga (España)
martirio: 06 Agosto 1936 en Antequera, Málaga (España)

5. GIL DE PUERTO DE SANTA MARÍA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: ANDRÉS SOTO CARRERA
nacimiento: 29 June 1883 en Puerto de Santa María, Sevilla (España)
martirio: 06 Agosto 1936 en Antequera, Málaga (España)

6. IGNACIO DE GALDÁCANO, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: JOSÉ MARÍA RECALDE MAGÚREGUI
nacimiento: 07 Febrero 1912 en Galdácano, Vitoria (España)
martirio: 06 Agosto 1936 en Antequera, Málaga (España)

7. JOSÉ DE CHAUCHINA, diacono profeso, Capuchino
en el siglo: ALEJANDRO CASARE MENÉNDEZ
nacimiento: 24 Febrero 1897 en Chauchina, Granada (España)
martirio: 06 Agosto 1936 en Antequera, Málaga (España)

8. CRISPÍN DE CUEVAS DE SAN MARCOS, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: JUAN SILVERIO PÉREZ RUANO
nacimiento: 27 Diciembre 1875 en Cuevas de San Marcos, Málaga (España)
martirio: 06 Agosto 1936 en Antequera, Málaga (España)

9. PACIFICO DE RONDA, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: RAFAÉL SEVERIANO RODRÍGUEZ NAVARRO
nacimiento: 08 Noviembre 1882 en Ronda, Málaga (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Antequera, Málaga (España)

10. BERARDO DE VISANTOÑA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: JOAQUÍN FRADE EIRAS
nacimiento: 05 Abril 1878 en Visantoña, Lugo (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Jove, Asturias (España)

11. ILDEFONSO DE ARMELLADA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: SEGUNDO PÉREZ ARIAS
nacimiento: 02 Mayo 1874 en Armellada, León (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Jove, Asturias (España)

12. ARCÁNGEL DE VALDAVIDA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: ÁNGEL DE LA RED PÉREZ
nacimiento: 26 Febrero 1882 en Valdavida, León (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Jove, Asturias (España)

13. ALEJO DE TERRADILLOS, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: BASILIO GONZÁLEZ HERRERO
nacimiento: 14 June 1874 en Terradillos, León (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Jove, Asturias (España)

14. EUSEBIO DE SALUDES, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: EZEQUIEL PRIETO OTERO
nacimiento: 19 Febrero 1885 en Saludes, León (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Jove, Asturias (España)

15. ALEJANDRO DE SOBRADILLO, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: JUAN FRANCISCO BARAHONA MARTÍN
nacimiento: 10 Enero 1902 en Sobradillo, Salamanca (España)
martirio: 15 Agosto 1936 en Madrid (España)

16. AURELIO DE OCEJO, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: FACUNDO ESCANCIANO TEJERINA
nacimiento: 04 Febrero 1881 en Ocejo, León (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Madrid (España)

17. JOSÉ MARÍA DE MANILA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: EUGENIO SANZ-OROZCO MORTERA
nacimiento: 05 Septiembre 1880 en Manila (Filipinas)
martirio: 17 Agosto 1936 en Cuartel de la Montaña, Madrid (España)

18. GABRIEL DE ARÓSTEGUI, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: LORENZO ILARREGUI GOÑI
nacimiento: 10 Agosto 1880 en Aróstegui, Pamplona (España)
martirio: 23 Agosto 1936 en El Pardo, Madrid (España)

19. GREGORIO DE LA MATA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: QUIRINO DÍEZ DEL BLANCO
nacimiento: 25 Marzo 1889 en La Mata de Monteagudo, León (España)
martirio: 27 Agosto 1936 en Madrid (España)

20. SATURNINO DE BILBAO, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: EMILIO SERRANO LIZARRALDE
nacimiento: 25 Mayo 1910 en Bilbao, Vizcaya (España)
martirio: 26 Agosto 1936 en Madrid (España)

21. EUSTAQUIO DE VILLAQUITE, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: BERNARDO CEMBRANOS NISTAL
nacimiento: 20 Agosto 1903 en Villaquite, León (España)
martirio: 31 Agosto 1936 en Gijón, Asturias (España)

22. DOMITILO DE AYOÓ, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: FELIPE LLAMAS BARRERO
nacimiento: 03 Septiembre 1907 en Ayoó de Vidriales, Zamora (España)
martirio: 06 Septiembre 1936 en Peón cemeterio, Gijón, Asturias (España)

23. NORBERTO CEMBRANOS DE LA VERDURA, oblato Capuchino
nacimiento: 06 June 1891 en Villalquite, León (España)
martirio: 23 Septiembre 1936 en Madrid (España)

24. ELOY DE ORIHUELA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: ANDRÉS FRANCISCO SIMÓN GÓMEZ
nacimiento: 30 Noviembre 1876 en Orihuela, Alicante (España)
martirio: 07 Noviembre 1936 en Crevillente, Alicante (España)

25. RAMIRO DE SOBRADILLO, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: JOSÉ PÉREZ GONZÁLEZ
nacimiento: 05 Enero 1907 en Sobradillo, Salamanca (España)
martirio: 27 Noviembre 1936 en Paracuellos de Jarama, Madrid (España)

26. HONORIO DE ORIHUELA, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: RAMÓN JUAN COSTA
nacimiento: 23 Noviembre 1888 en Orihuela, Alicante (España)
martirio: 30 Noviembre 1936 en Elche, Alicante (España)

27. JUAN CRISÓSTOMO DE GATA DE GORGOS, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: IGNACIO CASELLES GARCÍA
nacimiento: 18 Noviembre 1874 en Gata de Gorgos, Alicante (España)
martirio: 24 Diciembre 1936 en Orihuela, Alicante (España)

28. AMBROSIO DE SANTIBÁÑEZ, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: ALEJO PAN LÓPEZ
nacimiento: 24 Octubre 1888 en Santibáñez de la Isla, León (España)
martirio: 27 Diciembre 1936 en Santander, Cantabria (España)

29. MIGUEL DE GRAJAL, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: APRONIANO DE FELIPE GONZÁLEZ
nacimiento: 02 Febrero 1898 en Grajal de Campos, León (España)

30. DIEGO DE GUADILLA, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: JACINTO GUTIÉRREZ TERCIADO
nacimiento: 03 Julio 1909 en Guadilla, Burgos (España)
martirio: 29 Diciembre 1936 en el cruce Santoña-Escalante, Cantabria (España)

31. CARLOS DE ALCUBILLA DE NOGALES, sacerdote profeso, Capuchino
en el siglo: PABLO MERILLAS FERNÁNDEZ
nacimiento: 17 Julio 1902 en Alcubilla de Nogales, Zaragoza (España)
martirio: 14 Enero 1937 en El Escorial, Madrid (España)

32. PRIMITIVO DE VILLAMIZAR, religioso profeso, Capuchino
en el siglo: LUCINIO FONTANIL MEDINA
nacimiento: 12 Febrero 1884 en Villamizar, León (España)
martirio: 19 Mayo 1937 en Madrid (España)

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Por: . | Fuente: www.bisbatlleida.org

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En España, Beatos Crisanto, Aquilino, Cipriano, José y 63 compañeros del Instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas (Pequeños Hermanos de María), además de dos laicos. ( 1936-39)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Julián nació el 26 de febrero de 1893, en Los Valcárceres, provincia y diócesis de Burgos. Sus padres, Martín y Eustaquia, eran fervorosos cristianos; dos días después, bautizaron a su hijo en la parroquia de san Miguel Arcángel y le pusieron el nombre de Julián. En la misma parroquia, el 31 de mayo de 1895, recibió el sacramento de la confirmación y en ella hizo su primera comunión, en 1903.

Su familia y primeras enseñanzas

Su personalidad se fue forjando en el ambiente familiar, con las costumbres del pueblo y las enseñanzas recibidas de los maestros. Destacó muy pronto por su inteligencia y por su constancia en el trabajo, cualidades que lo acompañaron durante toda su vida.

Julián ingresa en el seminario marista. Formación. Vida marista

El 14 de abril de 1905, ingresó en el seminario marista de Burgos, donde permanece duran- te tres años. El 15 de enero de 1908, pasa al novi- ciado de San Andrés de Palomar (Barcelona). Allí reflexionará sobre su futura vida, dedicada a la educación de la juventud. El 8 de septiembre de 1908, viste el hábito marista, recibiendo el nombre de H. Cipriano José. Después de un año de acompañamiento y de estudio sobre la vida religiosa, emite sus votos temporales el 21 de septiembre de 1909. Hace la profesión perpetua el1 de agosto de 1915 y emite el voto de estabilidad el 15 de agosto de 1934.

Antes de comenzar su vida docente, se prepara con estudios pedagógicos, graduándose en Manresa en 1910.

Itinerario docente del H. Cipriano José. Martirio

Comienza su ministerio, como profesor adjunto, en el colegio marista de Logroño; allí permanece hasta 1913. A partir esta fecha, ejerce como profesor en los colegios maristas de Calatayud, Mataró (colegio ValIdemía), Sabadell y Madrid. En Barcelona, obtiene el título de licenciado en Filosofía y Letras. En 1932, es destinado a dirigir el colegio internado de Toledo, donde lo sorprenderá la persecución religiosa de 1936 a 1939. Allí dará su vida, con diez hermanos más de su comunidad, por su condición de religioso.

Perfil religioso y celo apostólico

Sus cualidades intelectuales, a las que añadía una prudencia y una habilidad extraordinarias, favorecían el espíritu de unión y de mutua cari- dad en la comunidad y eran muy apreciadas por sus hermanos. Él supo conservarlas hasta el final, en la cárcel y en el martirio.

Su piedad era en él fruto de una convicción íntima, forjada en la asidua lectura espiritual que alimentaba a diario con los ejercicios propios de su estado, seguidos con gran fidelidad. Rezaba con verdadera unción y piedad, con pausada expresión, y visitaba con frecuencia al Santísimo, práctica que aconsejaba a sus profesores y a sus alumnos.

Su celo en la enseñanza religiosa, así como en el trabajo que diariamente desempeñaba en el colegio como director, se podría considerar de humilde e inteligente. Fue martirizado, al Iado de la puerta del Cambrón, el día 23 de agosto de 1936.

Integran este grupo de mártires:

1. Crisanto (Casimiro González García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

2. Aquilino (Baldomero Baró Riera),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

3. Cipriano José (Julián Iglesias Bañuelos),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

4. Fabián (Juan Pastor Marco),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

5. Ligorio Pedro (Hilario de Santiago Paredes),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

6. Félix Lorenzo (Lorenzo Gutiérrez Rojo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

7. Abdón (Luis Iglesias Bañuelos),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

8. Anacleto Luis (Emiliano Busto Pérez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

9. Bruno José (Ángel Ayape Remón),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

10. Eduardo María (Francisco Alonso Fontaneda),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

11. Evencio (Florencio Pérez Moral),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

12. Félix Amancio (Amancio Noriega Núñez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

13. Javier Benito (Jerónimo Alonso Fernández),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

14. Jean Marie (Félix Célestin Gombert Olympe),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

15. Jorge Luis (Lorenzo Lizasoáin Lizaso),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

16. Julio Fermín (Julio Múzquiz Erdozáin),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

17. Luis Damián (José Sobraqués Glory),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

18. Benedicto José (Luis Galerón Parte),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

19. Berardo José (José Pampliega Santiago),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

20. José Ceferino (Elías Garet Ventejo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


21. José de Arimatea (Restituto Santiago Allende),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

22. José Teófilo (José Mulet Velilla),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

23. Severino (Severino Ruiz Hidalgo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

24. Aureliano (Pedro Ortigosa Oraá),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

25. Justo Pastor (Máximo Aranda Modrego),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

26. Alipio José (Maximiano Dronda Leoz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

27. Guzmán (Perfecto Becerril Merino),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

28. Fernando María (Celedonio Martínez Infantes),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

29. Teógenes (Pedro Valls Piernau),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

30. Luciano (Mauro Álvarez Renedo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

31. Pedro Jerónimo (José Félix Serret Anglés),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

32. Roque (Abilio Villarreal Abaza),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

33. Benigno José (José Valencia Janices),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

34. Adrián (Manuel Llop Plana),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

35. Euquerio (Euquerio Llanillo García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

36. Gaspar (Pablo Martínez Esteban),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

37. Camerino (Braulio Álvarez Palacín),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

38. Luis Alfonso (Luis Moreno Aliende),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

39. León Argimiro (Argimiro García Sandoval),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

40. Luis Daniel (Juan Viñuela Flecha),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


41. Ángel Hipólito (Aniceto Pablos Carvajal),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

42. Julián Marcelino (Marcelino Rebollar Campo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

43. Domingo Ciriaco (Dionisio Domínguez Martínez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

44. Jorge Camilo (Vidal García García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

45. Feliciano (Severino Ruiz Báscones),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

46. Felipe Neri (Fermín Zabaleta Armendáriz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

47. Herminio Pascual (Saturnino Jaunsarás Zabaleta),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

48. Victorico María (Eugenio Artola Sorolla),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

49. Jerónimo (Trifón Tobar Calzada),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

50. Marino (Pedro Alonso Ortega),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

51. Julián José (Nemesio Cabria Andrés),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

52. Pedro (Jaime Cortasa Monclús),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

53. Narciso (Baldomero Arribas Arnaiz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

54. Columbanus Paul (Henri Oza Motinot),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

55. Néstor Eugenio (Tesifonte Ortega Villamudrio),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

56. Egberto (Leonardo Arce Ruiz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

57. Teófilo Martín (Martín Erro Ripa),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

58. Benedicto Andrés (Enrique Andrés Monfort),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

59. Valente José (Jesús Delgado de la Fuente),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

60. Eloy José (Eloy Rodríguez Gutiérrez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


61. Millán (Esteban Llover Torrent),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

62. Luis Fermín (Luis Huerta Lara),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

63. Emiliano José (Marcos Leyún Goñi),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

64. Timoteo José (Julián Lisbona Royo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

65. Andrés José (Francisco Donázar Goñi),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

66. Pablo Daniel (Daniel Altabella Gracia),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

67. Ramón Emiliano Hortelano Gómez, Laico

68. Julián Aguilar Martín, Laico

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Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Mártir

Martirologio Romano: En la localidad de Puzol, cerca de Valencia, beatas Rosario (Petra María Victoria) Quintana Argos y Serafina (Manuela Justa) Fernández Íbero, vírgenes del Instituto de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y mártires, que en el furor de la citada persecución alcanzaron la gracia del martirio. ( 1936)

Fecha de beatificación: 11 de marzo de 2001, junto a otros 232 mártires, por el Papa Juan Pablo II.

Nació el 13 de mayo de 1866, en Soano (Santander), hija de Antonio Quintana y Luisa Argos, de familia piadosa, creció ayudando a la familia en los trabajos del hogar y del campo. A los 14 años murió su madre y ella hubo de hacerse cargo de la casa, educar a sus hermanos y hermanas menores y ayudar a su padre. Se hizo terciaria franciscana y frecuentaba el convento capuchino de Montehano, donde, escuchando un sermón del P. Luis Amigó, decidió hacerse religiosa.

El 8 de mayo de 1889, venciendo la oposición de su familia, ingresó en la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia en el Santuario de Montiel (España). Hizo su primera profesión en 1891. Adquirió los conocimientos que no había podido adquirir en su pueblo. Fue maestra de novicias, consejera y de 1914 a 1926, Superiora General. Jovial, afable, de fácil relación, austera en su vida, muy sensible a las necesidades de los pobres, a quienes acogía y servía siempre con simplicidad y humildad. Se preocupó grandemente por la formación y el progreso espiritual de las religiosas. Como Vicaria general acompañó a las hermanas durante la guerra civil española, les buscó refugio y las animó a la perseverancia. Se distinguió en la práctica de la caridad, la fidelidad a Dios y al prójimo y su profunda devoción a la Eucaristía.

Su último gesto fue un testimonio de fe: quitándose el anillo, signo de alianza perpetua con el Señor, lo entregó a su verdugo y le dijo: “Tómalo en señal de mi perdón”.

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Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Dominico

Martirologio Romano: En Mevania (hoy Bevagna), en la Umbría (Italia), beato Giacomo Bianconi, presbítero de la Orden de Predicadores, que fundó allí un convento y rebatió los errores de los nicolaítas (1301).

El nacimiento de Santiago Bianconi fue precedido y acompañado de signos milagrosos. El más asombroso fue la aparición de fúlgidos astros en el cielo, algunos de los cuales llevaba la figura de un dominico y no sólo brillaron toda la noche, sino también durante la mañana siguiente, día de su nacimiento. Ante estas apariciones, algunos comenzaron a gritar: "¡A la escuela, a la escuela, porque ya han nacido los maestros!"

En efecto, en aquélla misma época nacieron tres santos Dominicos: Santiago de Brevagna, Ambrosio Sansedoni y Tomás de Aquino.

Santiago, todavía joven, a los dieciseis años, vistió el hábito dominico en el convento de Spoleto. Sus pasos hacia la santidad y la doctrina, fueron de gigante. La penitencia y la adoración fueron las fuentes genuinas a que atizaban el foco de caridad que hizo de él uno de los más grandes apóstoles y predicadores de su tiempo.

Fundó el Convento de Bevagna, y lo gobernó más con su ejemplo que con autoridad. Al extenderse en la Umbría la secta de los Nicolaiti, que esparcía innumerables errores, obtiene con su santa palabra la abjuración de su jefe. Escribió dos obras: “Espejo de la Humanidad de Jesús" y "Espejo de los pecadores o último juicio universal”.

Próximo a morir, se hizo llevar agua fresca para edificar a sus cofrades con un último milagro. Al bendecirla, el agua se convirtió en vino generoso y, cuando todos hubieron bebido, expiró dulcemente. Era el 15 de agosto agosto de 1301.

Su cuerpo reposa en la iglesia San Jorge de la ciudad. Nuestro Señor le había garantizado su eterna salvación mediante una milagrosa aspersión de su preciosísima sangre.

El Papa Clemente X, el 18 de mayo de 1672 confirmó su culto culto.

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Capuchino del siglo XVII

Martirologio Romano:En Ofida, en el Piceno, de Italia, beato Bernardo (Domingo) Peroni, religioso de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos, célebre por su sencillez de corazón, inocencia de vida y su admirable caridad para con los pobres (1694).

Hermano profeso capuchino, admirable ejemplo de caridad evangélica y de atrayente simplicidad, gran devoto de la Virgen. Ya de joven, cuando trabajaba en el campo y pastoreaba, era notable su espíritu de oración y de penitencia. En el convento ejerció diversos oficios: enfermero, portero, limosnero..., en los que realizó a la vez un eficaz apostolado popular con el ejemplo y la palabra, por la bondad y espiritual unción que lo animaban.

En los claustros de casi todos los conventos capuchinos nos hemos detenido muchas veces ante un cuadro imponente y severo: un fraile decrépito, malhumorado, con unas barbas enormes que le caen hasta la cintura, sosteniendo una calavera en la mano izquierda y apoyando en la otra la majestuosa cabeza calva; los ojos semicerrados, el color pálido, los dedos como manojos de sarmientos secos, el hábito de mil colores descoloridos; al frente, un crucifijo de fiera mirada, y sobre una mesa, disciplinas y cilicios de alambres puntiagudos. Las únicas notas simpáticas de ese cuadro son una vara de azucenas frescas y el pedacito de cielo azulino que se recorta en la ventana.

Tal es la estampa tradicional y terrorífica del más amable y candoroso de los hombres, del Beato Bernardo de Offida. Nos parece que los pintores de esos cuadros han manejado unos pinceles demasiado tétricos, que no corresponden a la realidad encantadora del modelo. El Beato Bernardo no es un fantasma para espantar a los espíritus tímidos, sino un admirable ejemplo de caridad evangélica y de atrayente simplicidad, que debiera tener entusiastas devotos entre los niños, los pobres y los enfermos.

Todo es poético en la vida de este capuchino: su infancia graciosa en el campo, su austeridad monástica aureolada de amor, su vejez risueña con noventa años a la espalda.

* * *

Su pueblo natal es Offida, en la Marca de Ancona (Italia), cuna de la Reforma Capuchina. Nace en 1604, el mismo año en que muere su coterráneo San Serafín de Montegranario, lego capuchino, cuya vida será para el Beato Bernardo un modelo que tratará de copiar con absoluta exactitud.

La infancia del Beato Bernardo es parecida a la de muchos santos: cuidar las ovejas, rezar entre los árboles, dibujar anagramas de Jesús y María, pensar en el cielo más que en la tierra, ayunar y disciplinarse.

Se llama Domingo Peroni y es hijo de padres labradores y cristianos. La familia posee una pequeña grey de veinte o treinta ovejas, un pedazo de terreno y una casita pobrísima, donde se cuelan libremente los vientos, la lluvia o el sol, según lo disponga la divida Providencia.

Nuestro santo creció en este hogar pacífico, respirando una atmósfera sana de piedad y de pureza. Se dice que las primeras palabras que balbucieron sus labios fueron los nombres de Jesús y de María, dichos espontáneamente, sin esfuerzo, como los primeros gorjeos de un pajarillo en su nido.

Se adivinaba en su rostro vivaz una inteligencia ágil y una memoria feliz; pero todas estas aptitudes se consagrarán solamente al servicio de la virtud, porque Domingo Peroni no cursará estudios, ni recorrerá universidades, ni leerá gruesos infolios en todos los días de su vida. Sólo las breves páginas del catecismo le bastarán para aprender la ciencia de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo; y en estas virtudes llegará a ser maestro y modelo incomparable.

El niño Domingo es de naturaleza robusta, no tiene miedo a los trabajos más fuertes, y va creciendo rápidamente, gracias a su buen apetito y al constante ejercicio corporal. A los doce años, ya parece un hombre; y sus padres están orgullosos, tanto de su férrea salud como de su piedad extraordinaria. El muchacho, al frente de su rebaño, sale por los campos y no vuelve a casa hasta la noche; en las fértiles praderas, teniendo por testigos a los ángeles, reza sin descanso, medita en la Pasión de Cristo, llora la ingratitud de los pecadores, habla con una estampa de la Virgen; y más de una vez se le ha visto en actitud extática, rodeado de las ovejas que le acompañan con sus balidos, hablando misteriosas palabras con la Reina de su corazón que, invisible para los demás, parece se deja ver del pastorcillo y de su pequeño y blanco rebaño.

Poco a poco, Domingo fue adelantando en la virtud y en la destreza para el trabajo; y su padre le confió una tarea difícil y peligrosa: el cuidado de unos novillos furiosos que arremetían a todo el que se ponía por delante. Nuestro amigo salió al campo con los indómitos animales, y a los pocos momentos, los novillos, amansados por la virtud y por la voz dulcísima de su dueño, triscaban juguetones a sus pies y pacían tranquilamente entre las ovejas.

Este hecho extraordinario enseñó al joven una lección que había de practicar durante toda su larga vida: el dominio de las pasiones bajo el imperio de una voluntad enérgica, sostenida por la gracia de Dios. En el mismo día, con santa decisión, se declaró una guerra tenaz, refrenó su amor propio y, según la expresión de San Pablo, «castigó su cuerpo y lo redujo a servidumbre».

La virtud de Domingo Peroni, madura y varonil, conocía también todos los encantos de la amistad y de la dulzura. Los jóvenes del pueblo veían en él un compañero excelente, de paciencia ilimitada, y sabían que su ingenio y su caridad estaban siempre al servicio de todos los pobres de la comarca. Domingo sabía dar los consejos más oportunos y delicados, las limosnas más abundantes y el ejemplo más acabado de todas las virtudes.

Pero no todo es poesía en esta vida de caridad; también hay rayos y truenos cuando es necesario. La murmuración, los chistes procaces, la blasfemia y las riñas tienen en Domingo Peroni un terrible enemigo que no vacila en hacer uso de sus pesados puños cuando la ocasión lo pide; y los jóvenes de Offida saben que, por cualquiera de estos desmanes, se exponen a recibir una bofetada, o por lo menos una reprimenda, que no dejan ganas de repetir la hazaña.

Nuestro robusto y simpático jayán, de tan temible bravura ante el desenfreno, es respetado y querido unánimemente en la ciudad; sus ejemplos se imitan, sus palabras se reciben como dichas por un santo, y hasta sus cóleras y rabietas tienen el prestigio de una voluntad de oro. Domingo es, además, un modelo de piedad cristiana, sin alardes sin hipocresías: comulga todos los días de fiesta en la iglesia de los capuchinos, aunque para ello tenga que permanecer en ayunas hasta la tarde; hace diariamente un buen rato de meditación, vive de continuo con el pensamiento elevado en Dios, y apenas habla sino cosas espirituales y divinas.

Los capuchinos de Offida, silenciosos y recogidos, se llenan de alborozo cuando Domingo entra en los claustros para charlar unos minutos sobre la vida espiritual. Se le quedan pasmados cuando le oyen decir que su sueño dorado sería vivir y morir en un convento como aquél, y que pide todos los días a la Virgen esta gracia singular. Los buenos frailes le explican la regla de San Francisco, su vida, su amable y poética santidad; le hablan de los famosos capuchinos que se han distinguido por su virtud; le entusiasman contándole anécdotas de fray Serafín de Montegranario, a quien casi todos han conocido, y de fray Félix de Cantalicio, el primer santo de la Orden, que había sido beatificado por aquellos días; traen a colación las aventuras del padre José de Leonisa, del padre Lorenzo de Brindis y del mártir alemán Fidel de Sigmaringa, todos los cuales acaban de morir hace unos pocos años; y poco a poco el joven queda cautivo en las redes de la admiración y en una especie de santa envidia.

No, él no será sabio, ni predicador, ni misionero, ni literato, como ese padre Brindis que iluminó a toda Europa con su talento; ni recorrerá los campos y ciudades arrastrando multitudes frenéticas con la fuerza de la oratoria; pero santificarse calladamente en un convento, ser humilde como el santo hermanito de Cantalicio y caritativo y fervoroso corno el buen fray Serafín, eso sí que le gustaría, y lo hará con el favor de Dios y de la Virgen. Para eso no se necesita saber teología ni matemáticas; basta un corazón puro y muchos deseos de amar a Dios...

* * *

Y una mañana de febrero, fría y nevada, el joven Peroni llegó al noviciado de Corinaldo para hacerse capuchino. El hábito pobrecito que le dieron le pareció de seda; las sandalias ásperas y durísimas se ajustaban perfectamente a sus pies; y su nuevo nombre, fray Bernardo de Offida, será muy hermoso si consigue adornarlo con la humildad y con todas las virtudes propias de su estado.

¿Para qué quería él muchos libros en la celda? Ya tenía más que suficientes: el crucifijo le hablaba elocuentemente de obediencia, de amor y de pobreza; las estampas de la Inmaculada le enseñaban castidad; los religiosos le daban ejemplo de vida abnegada; y en los claustros había unos cuadros viejos y apolillados con las figuras de San Francisco de Asís y de otros santos franciscanos. Además, el padre Maestro, en sus pláticas a los novicios, contaba cosas muy bellas del Beato Félix y ejemplos encantadores de fray Serafín. Con todo ese caudal de conocimientos, fray Bernardo tendrá pasto abundante para su alma, y podrá santificarse si no se deja dominar por la pereza o por la cobardía.

Y empezó a trabajar con tal ahínco y con tales deseos de perfección, que por espacio de sesenta y ocho años no se detuvo un momento en el camino comenzado. Él no quería una santidad a medias, aquí caigo y allí me levanto; no podía vivir en una cómoda tibieza, porque, como dicen, «el agua estancada fácilmente se corrompe»; quería la impetuosidad arrolladora de los torrentes que no se detienen ante ningún obstáculo hasta que se sumergen en el mar.

La vida de fray Bernardo es, en efecto, como un río caudaloso, de curso largo y rectilíneo, de influencia bienhechora por dondequiera que pasa, alegre, fecundo, lleno de gracia y de majestad.

Ya en el noviciado, en ese año que es fundamental y decisivo en la vida religiosa, fray Bernardo dio pruebas patentes de lo que había de ser en su vida futura. Rígido asceta y místico admirable, la aspereza de la vida capuchina se adaptaba de manera especial a su naturaleza y a sus ambiciones espirituales. Fray Bernardo hallaba una delicia extraordinaria en la penosa costumbre capuchina de interrumpir el sueño a medianoche para rezar los maitines: costumbre inventada por el amor, que siempre está en vela. A las doce en punto, cuando el mundo profano duerme, cuando el pensamiento de los hombres está alejado de Dios, las almas delicadas deben sentir un placer misterioso al oír que un coro de voces viriles y solemnes entona aquellas palabras de súplica: «Señor, ábreme los labios, y mi boca proclamará tu alabanza». Fray Bernardo no espera a que la bulliciosa matraca recorra los claustros despertando a los frailes; mucho antes de las doce, ya está él en un rincón de la iglesia, esperando el concierto de bendiciones que resonará potente en todos los ámbitos del templo. Y durante todo el oficio, lo mismo en invierno que en verano, se le ve inmóvil, a veces tiritando de frío, siempre ardiendo de amor; y allí continúa largas horas, como saboreando las últimas palabras de la oración nocturna.

* * *

Después de la profesión, el alma de fray Bernardo no hizo otra cosa que cumplir al pie de la letra el programa del noviciado. Vivió en los conventos de Camerino, Áscoli, Fermo, Offida y otros; conoció y practicó todos los oficios de su estado; y siempre sus pensamientos eran rectos, sin doblez, anhelando la santidad como la conquista de un tesoro, alegre en los trabajos, riguroso en las penitencias, afable en las conversaciones, efusivo en la oración y caritativo hasta el heroísmo con grandes y pequeños.

Era devoto de los trabajos más humildes y de menos brillo, en los cuales podía ejercitar sus deseos de ser despreciado y de pasar inadvertido por el mundo. Luego veremos que no consiguió lo que quería, sino precisamente todo lo contrario.

No se parece a San Serafín de Montegranario que tan poca maña se daba para los quehaceres y oficios; fray Bernardo es diestro de manos y vivo de inteligencia, tiene el huerto como un jardín, la cocina como un salón, la portería como un altar y en la enfermería parece que le ayudaran los mismos ángeles. Pero todo eso dentro de un culto estricto a la santa pobreza capuchina.

Para los enfermos tiene manos y corazón de madre: nadie prepara las medicinas como él; nadie le aventaja en curar heridas y calmar dolores; los caldos y sopas que él hace se comen como si fueran hechos en el cielo; pero mejor que todo eso es su presencia junto al lecho de los pacientes, su rostro simpático, sus palabras optimistas, la agilidad de sus movimientos, y el verle siempre solícito, sin descansar un minuto de día ni de noche, para que los enfermos vivan alegres en medio de sus dolores.

Con el permiso del superior, fray Bernardo guarda unas botellas de excelente vino para los enfermos, vino «para casos reservados», como él dice; y con ese licor consigue reanimar a los más débiles; y a uno de sus confesores, que se burlaba maliciosamente de aquel «vino reservado», fray Bernardo le da un traguito y le devuelve instantáneamente la salud perdida.

En la enfermería es el propagandista de la devoción al nuevo Beato fray Félix de Cantalicio, aplica a las llagas y a los padecimientos más rebeldes el aceite de la lámpara de su altar, con excelente resultado, y no se cansa de encomendar al Beato Félix la salud de todos los religiosos. Esas aplicaciones de aceite producen con frecuencia la curación milagrosa y súbita; pero el humildísimo fray Bernardo lo atribuye todo a la intercesión de fray Félix, que es un admirable curandero cuando se le pide la salud con mucha fe y devota confianza.

Un día se presentó a fray Bernardo una buena mujer trayendo en brazos a un hijito moribundo. Postrándose de rodillas ante el humilde fraile, le rogaba que tuviese compasión de su angustia y que salvara al enfermito. Aún estaba hablando la madre, cuando el niño, dando un débil quejido, murió. La mujer, enloquecida por el dolor, agarró a fray Bernardo por el hábito y le aseguró que no le soltaría hasta que devolviera la vida al pequeño. Fray Bernardo pugnaba por desasirse, mas la mujer no aflojaba; en tan grave aprieto, el capuchino dirigió sus ojos a un cuadro del Beato Félix y le dijo: «Mi querido fray Félix: éste es el momento en que debes asistirme». Después, tomando la manecita del cadáver y bendiciéndolo, se lo devolvió vivo y sano a la importuna mujer.

Cuando los enfermos eran sacerdotes, las manos de fray Bernardo parecían más suaves, corno si tocaran un cáliz sagrado y precioso; les hacía una inclinación reverente antes de aplicarles los medicamentos y, si era posible, trabajaba de rodillas.

Para los pobres fray Bernardo es un protector, un hermano y un padre: les da abundantes limosnas, separando de su propia comida la porción más apetitosa; pide de puerta en puerta no sólo para los religiosos, sino también para las familias desvalidas; multiplica milagrosamente el pan y otros alimentos, y con ellos socorre a una multitud de mendigos que se agolpan a las puertas del convento. A unos albañiles que trabajan en una casa cercana, les ve sudorosos bajo un sol de justicia y les manda un cántaro de agua fresca para que puedan trabajar sin molestias; pero en el trayecto el agua se convierte en vino generoso que alegra y conforta a los sedientos operarios.

A fray Bernardo se le parte el corazón de pena por no poder remediar todas las necesidades, y ha decidido pedir al padre Guardián un rincón del huerto para cultivar legumbres y plantas medicinales en beneficio exclusivo de los pobres. Al principio todo va bien: el jardincillo de fray Bernardo es el granero milagroso de la caridad. Pero, a los pocos días, el hermano hortelano se llena de envidia por el éxito del santo, y consigue del superior el permiso para terminar con aquel abuso: pasa el arado en todas las direcciones y arranca todas las plantas, dejando el terreno de fray Bernardo sin una brinza y sin una flor. Nuestro santo mira aquellos destrozos sin perder la paciencia; sube a la celda del padre Guardián y vuelve a pedirle su bendición para cultivar el pedacito de huerto. Obtenida la licencia, baja sonriente al jardín, planta de nuevo las hierbas medicinales y las legumbres que estaban amontonadas y secas; y antes de una hora, el huertecito de los pobres se ve frondoso y lleno de vida, como si nada hubiera sucedido. El hermano hortelano, testigo del prodigio, no volverá a molestar a fray Bernardo, y aun le ayudará muy contento siempre que el santo se lo pida.

* * *

Fray Bernardo fue adquiriendo, muy a su pesar, una fama extraordinaria de taumaturgo y de profeta. Sólo él podía decir con certidumbre dónde se encontraría un animal extraviado, cuándo sanaría o moriría un enfermo, cuándo se arrepentiría un pecador; sólo él podía dar consejos a los recalcitrantes, resolver las dudas de los doctos, hacer que prosperase un negocio difícil.

El señor obispo de la diócesis viene con frecuencia hasta la celda del lego capuchino y se sienta en las tablas desnudas de la cama, porque fray Bernardo no tiene una mala silla que ofrecerle. Allí el sabio prelado habla con el lego, que le escucha de rodillas; se discuten los asuntos de la curia y se toman resoluciones disciplinarias para el buen gobierno del clero, se proponen altas cuestiones de teología dogmática y moral; y fray Bernardo, siempre inspirado por Dios, dice tales cosas y con tan prodigiosa sabiduría, que el señor obispo no puede prescindir de sus luces y de sus consejos.

Fray Bernardo vive absorto, embebido en Dios. Se le conoce en el rostro, que pálido y amarillo de ordinario, al sonar la campana para la oración se le enciende y hermosea con una luz de felicidad; se ve su fervor en aquellas jaculatorias que dice en voz alta, en la portería, en los claustros, en las calles de la ciudad y en las casas de sus amigos, jaculatorias que se le escapan y saltan sin poderlo remediar, como chispas de una hoguera, y que hacen un bien indecible a todos los que las oyen. Unas veces son actos de amor a Dios o saludos a la Virgen María, otras veces son suspiros amargos en presencia de un pecador, o anhelos de mayor perfección, o reproches de humildad contra sí mismo.

Por donde quiera que pasa, va esparciendo «el buen olor de Cristo», perfume que tiene una eficacia de apostolado. Cuando está de portero, nadie se marcha sin un consejo o sin una palabra consoladora; a los pobres, antes de darles la limosna, les hace rezar ante una imagen de María y prometerle portarse como buenos cristianos; a los niños, primero les enseña el catecismo, y después les da frutas, golosinas y medallas.

Todo el mundo le quiere y le reverencia; no puede salir a la calle sin que el pueblo corra tras él, aclamándole y pidiéndole su bendición. Éste es el gran martirio de fray Bernardo, y los superiores, accediendo a sus deseos, le prohíben salir del convento para que la gente le deje en paz. Júzganse dichosos los que pueden conseguir de él una oración o un recuerdo; y se cuenta que hasta de Alemania y Francia le han llegado cartas de personajes importantes pidiéndole el auxilio de su intercesión.

Los pecadores no resisten mucho tiempo a las dulces reconvenciones del siervo de Dios; generalmente basta una palabra dicha con esa fuerza de persuasión que le es propia, para que los más duros de corazón se postren a sus pies y le prometan corregirse.

Con mucha razón dice el obispo que fray Bernardo, con su ejemplo y con sus palabras humildes, hace más provecho en las almas que todos los misioneros de la diócesis.

* * *

La figura clásica del Beato Bernardo es la de su vejez venerable, al acercarse a los noventa años. De alta y corpulenta estatura, se mueve pausadamente, pero sin tropiezos ni fatigas; tiene una hermosa cabeza calva coronada de cabellos blanquísimos; blanca también y majestuosa la barba, como la del Moisés de Miguel Ángel, que describió un excelso poeta: «...y la barba larguísima, ondulante, / desciende semejante / a las cascadas que formó el diluvio».

Sus manos son fuertes, grandes y duras, y están esculpidas prolijamente con relieves de nervios y venas; los pies le desbordan de las sandalias, y se ven agrietados por los surcos profundos que hicieron el frío y el mucho caminar; la piel del rostro es un pergamino amarillento, curtido por los años; los ojillos hundidos, vivaces, como dos estrellitas; la sonrisa perenne en los labios descoloridos.

Es un anciano que no infunde temor, sino cariño y simpatía; juega con los gatos de la cocina y con los niños que vienen a visitarle; tiene siempre y para todos una palabra edificante y oportuna; es una reliquia preciosa que los religiosos quisieran conservar por tiempo indefinido.

Es un encanto verle cuando está en oración, o cuando ayuda a las misas, o cuando comulga; y es una pena indecible oírle cuando se azota con las disciplinas, ver los cilicios monstruosos que le llenan el cuerpo de llagas, y saber que todos los días ayuna con exagerado rigor, como si tuviera mucha prisa por dejar este mundo y subir al cielo. Y en efecto, los frailes le han visto muchas veces en la iglesia elevado en los aires, con los ojos luminosos y fijos en la altura, como escapándose de la tierra en un salto prodigioso de su amor anhelante. Ya nadie se puede hacer ilusiones; fray Bernardo se morirá el día menos pensado; es el fruto maduro que se desprenderá del árbol sin esfuerzo.

Un golpe repentino y gravísimo vino a aumentar los temores de todos: el santo anciano cayó en cama, abatido por la parálisis. Aun pudo levantarse algunos días y bajar a la iglesia; y fue maravilla ver al perfecto religioso, sin querer eximirse de ninguna obligación de la vida común, obedeciendo prontamente como en sus días de novicio.

Rápidamente corrió por la ciudad de Offida la triste noticia de la enfermedad de fray Bernardo; y comenzó a desfilar por el convento la interminable procesión de todos sus amigos que querían verle por última vez. Los obispos, los magistrados, los nobles y ricos caballeros, se confundían con la gente del pueblo; y el anciano moribundo, con todas sus facultades en plena lucidez, daba a uno un consejo, a otros una palabra de agradecimiento o un saludo amistoso.

El santo Viático le sorprendió en uno de sus largos éxtasis de amor. Al volver en sí, llamó al padre Guardián y le dijo: «Padre, por amor de Dios, déme su santa bendición para ir al cielo». Los religiosos que rodeaban el lecho rompieron en sollozos, y el superior contestó con suprema emoción: «Fray Bernardo, no te daré la licencia que pides, si antes no nos bendices a todos los presentes». El anciano se incorporó levemente y trazó la señal de la cruz con el crucifijo que tenía en sus manos. Después él mismo recibió la bendición del padre Guardián, murmuró una palabra de gratitud y expiró plácidamente.

Era el día 22 de agosto de 1694, octava de la Asunción de María a los cielos. Tenía casi noventa años de edad y había pasado sesenta y ocho en la Orden Capuchina. El cadáver fue custodiado por hombres armados durante tres días y tres noches, para evitar que los ciudadanos de Áscoli, entusiastas admiradores del siervo de Dios, robaran los sagrados despojos. Su sepulcro, en la iglesia de los capuchinos de Offida, ha sido hasta el día de hoy un lugar de peregrinaciones continuas y de milagros incesantes.

Fue beatificado por el papa Pío VI el 25 de mayo de 1795.

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