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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de la diócesis de Lleida (Lérida), España, Beatos Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen de las Mercedes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-37)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

El padre Francisco Gargallo fue un todoterreno.

Quien lo conociera de cerca, lo definió como un prodigio, que es mucho decir. Pero sí lo era, pues cuantos lo trataron, fueron contestes en ponderarlo hombre humilde, afectuoso; buen religioso, muy fiel a su deber, ejemplar en toda virtud; excelente superior, paciente con los subordinados, afable.

Pues este dechado nació en Castellote, Teruel, el 24 de febrero de 1872, de Manuel y Juana. El 10 de noviembre de 1889, a las ocho de la tarde, lo revestía con la blanca librea el padre Pedro José Ferrada, ante el padre Florencio Nualart; el padre Ferrada también recibió sus votos el 14 de noviembre de 1890, ante los padres Ramón Prat y Domingo Aymeric. Siguió en El Olivar, pero, por cabal y prometedor, enseguida, ya en 1892, fue enviado a Roma. Cursaría filosofía (1892-1893, 1893-1894) y teología (1894-l895, l895-l896, l896-1897, 1897-1898) en la Universidad gregoriana; sin pasar, desgraciadamente, por ningún examen oficial, me figuro que por hacer ahorros económicos. En San Adrián emitió los votos solemnes el 11 de febrero de 1894, ante el general padre Pedro Armengol Valenzuela, y en la Ciudad eterna lo consagró presbítero monseñor Francesco Casseta el 14 de junio de 1896.

Fue de inmediato iniciado en los altos ministerios de la Orden. Mucho se confiaba en él, cuando tales distinciones se le hacían. Desde 1902 a 1912 fue fungiendo de postulador, procurador, secretario general (con el general padre Mariano Alcalá desde 1911). En mayo de 1903 presentó ante la congregación de Ritos el proceso de culto inmemorial de la venerable Natalia de Tolosa. En 1908 obtuvo un breve papal privilegiando la devoción de los Siete sábados en honor de nuestra Madre. El 16 de mayo de 1909 divulgó el Breve con las facultades de impartir la bendición papal en la Merced. El 17 de enero de 1910 gestionó la erección canónica de la casa de Fraga. En julio de 1912 dio a luz el primer número del Boletín de la Orden.

Además se había convertido en el gran liturgista de la Merced, que confeccionó desde 1900 a 1927 el Directorium de las celebraciones de la santa Misa y del Oficio divino en la Merced. Fruto de su laboriosidad e investigación, en 1923 publicó el delicioso Compendio de sagradas ceremonias y prácticas domésticas para el uso de los Religiosos y Religiosas de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, verdadero memorial de los cultos, los ancestrales usos y las venerables tradiciones de la Familia mercedaria.

Pero, porque aquí se le necesitaba, su Provincia lo reclamó. El 21 de junio de 1913 llegó a El Olivar, haciéndose de inmediato cargo de los novicios, si bien el título de maestro no se le confirió hasta el 1 de febrero de 1914. En el capítulo de 1915 abogó por la supresión de la casa de Borges Blanques, pues no tenía erección canónica; el 12 de agosto la misma asamblea lo designó prior de Barcelona, porque venía el séptimo centenario de la fundación de la Orden. Y, a tal efecto, el 11 de abril de 1917 recibía instrucciones de la Curia general de trabajar con la casa Subirana para el Anuario eclesiástico de 1918; realizando magníficos aportes con los padres Manuel Sancho y Faustino Gazulla, responsabilizándose personalmente del apartado de celebraciones religiosas. El centenario dejó muy prestigiada a la Orden en Barcelona.

Estuvo en el capítulo de Lérida desde el 12 al 21 de enero 1920, y, porque mostró su apoyo a la continuidad del colegio de Lérida, fue constituido su rector. Tomando posesión el 12 de febrero, se dio a trabajar, con mejoría inmediata y frutos palpables. A una con un valiosísimo equipo comunitario, publicitó el colegio, instaló teléfono, compró a plazos una máquina de escribir, renovó y amplió aulas, pintó todo el inmueble, principió catecismo las tardes de los domingos, fundó la academia María Corredentora con finalidad científico-literaria-musical-teatral, creó la revista El colegial mercedario. Se dio todo porque pensaba que quitar el colegio sería la ruina de esta Casa y un grave detrimento moral de la misma y de la Provincia. No obstante que los medios eran escasos y el personal insuficiente.

Duró hasta el capítulo de Barcelona, del 13 de enero de 1923; cuando salió diputado al capítulo general y superior de El Olivar, siendo renovado en el capítulo de San Ramón, el 3 de agosto de 1926. El 30 de enero de 1923, a la 16:30, entraba en El Olivar, y entraba con todas. Cuidaba las ceremonias del altar, estaba pendiente de las olivas y de los cerdos; modernizaba los aperos con lo último para sembrar, aventar, segar; adquiría una olla express, agasajaba a los sacerdotes de la contornada y estaba pronto para ayudarles en las tareas pastorales, sobre todo, dando solemnidad a sus fiestas patronales. Del campo o el aprisco, con la mayor naturalidad, se iba a dar clase a los formandos, o al coro para entonar vísperas. Promovía la plantación de cebollinos y tomateras, manzanos y nogales, hasta probó con el cultivo del tabaco. Así hasta el 26 de noviembre de 1926.

Se presentó la perspectiva de abrir una misión en Puerto Rico, y la Provincia confió en él. Quién si no sería capaz de roturar un campo tan nuevo y arriesgado. Estuvo unas semanas entre Lérida y Barcelona, hasta que el 28 de febrero de 1927 salió para Puerto Rico con los padres Bienvenido Lahoz y Enrique Morante, tres pioneros capacitados e ilusionados, pues la fundación se conceptuaba reencuentro con el espíritu mercedario más genuino y solución de las miserias económicas de la Provincia. Pero no resultó. Fue ésta la etapa más negra en la vida del padre Francisco; no obstante que la acción pastoral fue increíble y ubérrima. Pero el apoyo económico que se esperaba no cuajó, que las fincas no resultaron ser lo que parecían y un ciclón arrasó por entero las plantaciones. El padre Gargallo luchó con denuedo, por lo económico y más en lo misional, mas, gravemente enfermo, tuvo que volverse; pudieron con su generosidad los climas recios del trópico y una inoportuna intervención quirúrgica. El 17 de abril de 1929 estaba de vuelta en Barcelona. No se alteró, obrando, dice el padre Bienvenido Lahoz, como religioso serio, de pocas palabras, trabajador, observante, muy severo consigo mismo, pero como superior, comprensible y amable, amaba la soledad.

Y recala en El Olivar nuevamente, a mediados de 1929, para comendador, siendo reiteradamente nominado el 3 de agosto de 1932 y el 7 de agosto de 1935. Son tiempos muy difíciles; de inseguridad, de persecución, de pobreza. Comparte las preocupaciones del padre Provincial y lucha por todos los medios para sacar adelante a su numerosa comunidad, mimando los huertos, mejorando las cuadras y los corrales; pone conejos, gallinas, vacas, cerdos, palomas. Siempre en vilo por su comunidad, noche y día pendiente de los riesgos del agro, los hielos, los pedriscos, las sequías; tenía de una mano a su provincial el padre Carbonell y a la Madre divina de El Olivar. Ciento ochenta cartas a los superiores mayores hablan de éstas sus preocupaciones y de sus asombrosos valores morales.

Cada día más sencillo y humilde, se mostraba muy paternal en el ejercicio de su autoridad, realizaba los servicios más humildes de la casa con la mayor naturalidad; incluso remendando con sus propias manos las zapatillas de los muchachos y, lo recuerda el padre Jaime Monzón, paseando por las montañas de El Olivar, en los días muy fríos nos cubría con su escapulario. Mi padre, Vicente Millán, que aquellos años llevaba un economato en Estercuel, elogia su delicada conciencia en no defraudar ni un céntimo. A todo esto, momentos hubo que impartía diariamente cuatro horas de clase… a más de los trabajos de superior, los afanes de las fincas...

Años más tarde aquellos novicios y postulantes se emocionarán en el recuerdo del hombre ejemplar, virtuoso, santo con todas las dimensiones, rebosante de caridad, observante, humilde, laborioso; que se distinguía por la prudencia, tratando a todos con mucha benevolencia; por la humildad, sin ostentarse nunca como superior; por la bondad, tratando a los inferiores con mucha amabilidad; por la responsabilidad, afrontado las adversidades de los tiempos. Puntualiza el padre Mateo Conde que nunca se eximía de la observancia regular, no obstante ser superior; sino que, al contrario, era siempre el primero en todo, en llegar al rezo o en correr a la era cuando se cernía la tormenta. Sobresalió en él la simplicidad, pues, no obstante ser superior, se humillaba para acomodarse a los estudiantes; acertaba imponer la observancia con simplicidad, suavidad y energía a la par. Y no menos en la mortificación, hasta comer los restos que dejaban otros.

A lo que añade fray Vicente Alarcón: era en grado supremo bueno, recogido, mortificado, ejemplar, agradecido, caritativo con los pobres y los peregrinos que llegaban a El Olivar, nunca se lamentaba de nada, amaba entrañablemente la vida religiosa y el retiro, no era amigo de salidas ni viajes sin necesidad, no le agradaba pernoctar fuera, con los religiosos más que superior era padre, todo corazón, sin rehuir sacrificios por la comunidad, modelo de religiosos y de superiores, devotísimo de nuestra Madre de la Merced, a veces se quedaba muy tarde de vigilia en la iglesia, pero al día siguiente era el primero en la oración. Últimamente lo percibí muy preocupado por la comunidad; sobre todo los últimos días antes de la revolución fueron muy dolorosos y se mostró más fervoroso que nunca.

Gozaba de El Olivar, porque tenía mucho de eremita, por eso no le gustaba viajar. Pero era feliz yendo a la chopera con su gente y los curas aledaños para compartir una caracolada o celebrar cualquier evento con unos pichones del palomar conventual.

Todo ese buen hacer lo rubricó con una muerte valerosa, a tenor de su vida interior.

Martirio de los Padres Francisco Gargallo Gascón y Manuel Sancho Aguilar

Eran muy ingenuos nuestros frailes de El Olivar. Estaba toda España envuelta en llamas desde el 18 de julio, y nuestros Mercedarios seguían tan tranquilos. El 25 de julio todos, padres y estudiantes, celebraron fiesta solemnísima de Santiago en Crivillén. El 1 de agosto, por la mañana, el padre Sancho se fue a Crivillén con los postulantes, Trini de Núñez los acogió en su casa; el Padre apenas comía, seguía dando los ejercicios espirituales a los que tomarían el hábito; rezaba en su cuarto. Regresaron al convento al atardecer del día 3 muy confortados y dispuestos al martirio.

En el Convento algunos religiosos venían haciendo guardia por la noche en los alrededores del Cenobio. El médico de Estercuel, Ramón Buñuel, les aconsejó evacuar el convento, por respuesta, el padre Sancho le dio un abrazo diciéndole con gran serenidad: Adiós, hijo mío, hasta el cielo, que en este mundo no volveremos a encontrarnos. El 1 de agosto se rezó el rosario y se cantó la sabatina. El 2 aún se llevó vida de comunidad, pero cundió la alarma porque llegó el padre Conde, paúl de la comunidad de Alcorisa, huido de los rojos. A las 22 horas salía la primera expe­dición, camino de Oliete, con la consigna de hallarse todos en Zaragoza.

El día 3, al rayar el alba, con igual meta, partió la segunda cuadrilla. Para la tercera remesa quedaron padre Francisco Gargallo, padre Manuel Sancho, fray Pedro Esteban, fray Antonio Lahoz, fray José Trallero, fray Jaime Codina, el novicio fray Vicente Alarcón y cuatro postulantes, permanecieron esperando la vuelta de los criados y de las caballerías para que les transportaran el equipaje hasta Muniesa, como lo hicieran con la segunda expedición. Oyeron misa fervorosísimamente, dedicaron el día a esconder objetos de culto en el osario, seguían aguardando. Puesto el sol, el padre Gargallo reunió a todos en la templo e hizo una sentida reflexión, invitando a sumir el reservado y hablando del posible martirio. Cobraron valor y se dispusieron a salir con lágrimas en los ojos y dejando el corazón junto a la Virgen. Constantino Vidal, el pastor, fue testigo de aquel quebranto. Aún aguantaron los cuatro hermanos a la espera de los criados, mientras que los dos padres, el novicio fray Vicente Alarcón y los postulantes, todavía se demoraron a dos kilómetro del Convento esperando a los criados, que llegaron sobre la una de la madrugada participando cómo los rojos estaban ya en Oliete, por lo que no se podía salir hacia allí. Llegó el pastor Constantino advirtiendo que también en Estercuel se habían impuesto los rojos y planeaban bajar al Convento. Había que salirse de los caminos y, guiados por el pastor, fueron a guarecerse en una corraliza, a la entrada de la Codoñera.

El día 4, al amanecer, arribaron los cuatro hermanos trayendo en la caballería maletas y comida. Pasaron el día ocultos entre los pinos rezando el rosario, leyendo y oyendo al padre Sancho. Sobre las cuatro de la tarde salieron fray José Tra­llero y fray Jaime Codina, de acuerdo con el padre Comendador, para explorar el camino de Oliete. Ha­bían de volver a la noche o a la mañana siguiente, mas pasó la noche, avanzaba el día y los Hermanos no llegaban. El padre Sancho y fray Alarcón salieron a otear el horizonte, habiendo ojeado por espacio de unas dos horas, decidieron regresar al grupo cuando vieron, en la bajada del barranco del Agua, algo de humo. Acercándose a unos veinticinco metros percibieron dos cadáveres ardiendo. Fray Vicente no se aproximó, pero el padre Sancho se llegó, los identificó por las medallas y un crucifijo de fray Trallero y por el diente metálico de fray Codina.

Vueltos a la cueva, comunicando el suceso únicamente al padre Gargallo, determinaron irse de allí, internándose en el pinar. Porque no se les podía ocultar, el padre Sancho manifestó a todos lo hallado, los confesó a todos y se prepararon para el martirio. Se dirigieron a los Mases de Crivillén, en casa de María Sancho cenaron algo caliente. Arribaron también los hermanos fray Pedro Esteban y fray Antonio Lahoz. Porque corría el rumor de que iban a llegar los rojos, se regresaron al pinar, el padre Gargallo dio a besar su crucifijo a los de la casa, que les dieron pan y chocolate y los jóvenes Francisco Gracia Gil y Juan Gracia Bielsa los guiaron hasta cerca de la Codoñera.

El 6 por la mañana aparecieron en la masía del guarda de la Codoñera. Dejando a los muchachos en un barranco, se acercaron los padres encontrando a Servandos Miedes, Florentina Muñoz y su familia, que se aprestaron a darles una buena comida entre los pinos. José Rubio, hijo político y guarda, se fue a inspeccionar las inmediaciones de Alcaine; regresaba al mediodía enterado de que los rojos no habían entrado en Alcaine; los orientó para pasar por encima del pan­tano de Oliete, sin tocar Muniesa, y aún los acompañó hasta cerca de Alcaine; el padre Gargallo le entregó varios documentos y cien pesetas, las que él rehusó categóricamente.

Siguiendo las indicaciones, cruzaron el río Martín, entre Alcaine y el pantano de Oliete, pasando por el Hocino al caer de la tarde. Aquí preguntaron a Tesifonte Chopo por el camino de Muniesa, y no le hicieron caso cuando los quiso disuadir de ir allá. Los vio Arturo Ibáñez, médico de Alcaine, bebiendo con un vasito en una pequeña fuente, bien vestidos los padres y en mangas de camisa con un jersey de lana bajo el brazo los muchachos, los notó muy cansados y sudorosos, principalmente a los Padres, pero serenos e impávidos; no se presentaron, mas intuyó quiénes eran; tampoco consiguió retraerlos de seguir a Muniesa. Continuaron por la empinada senda que conduce a Muniesa, y no habrían andado cuatro kilómetros, cuando se tropezaron con una masía en la partida llamada La Dehesa y a ella se dirigen pidiendo agua; los dueños, Mariano Tomeo y su mu­jer, les ofrecieron agua, vino, cena, lo que quisieran; agradecidos al ofrecimiento, sólo aceptaron el agua; cenando un pan para todos y chocolate, con ración doble para los jóvenes; Mariano les advirtió del riesgo de entrar a Muniesa y les insistió que se quedaran con ellos; dándoles las gracias, los religiosos se pusieron en camino deseosos de llegar aquella misma noche a Muniesa. La senda era tortuosa, y en las inmediaciones del Río Seco se perdieron. Decidieron pasar la noche en el bosque.

El día 7 por la mañana reemprendieron la marcha, siempre convencidos de que en Muniesa no estaban los rojos, llegarían al pueblo, celebrarían misa, comulgarían el primer viernes. Recorrieron seis kilómetros… a las ocho de la mañana estaban en el Plano de Alacón. Sonó el ¡Alto! y les cayeron encima los guardias rojos, que los registraron a fondo sin hallarles ni un cortaplumas. El padre Gargallo estaba feliz creyendo hallarse entre amigos y el padre Sancho ofreció sus servicios sacerdotales, manifestándose padres del convento de El Olivar. La respuesta fueron denuestos, blasfemias, palabras soeces. El padre Gargallo, cuenta el postulante Jesús Turmo, con una entereza y una serenidad extraordinarias, dijo a los canallas: de nosotros dos haced lo que queráis, pero de los chicos respondo como si fuese su padre, ellos nada tienen que ver con la Orden, pues las conversaciones de aquellas fieras hacía presumir que nos iban a matar a todos; los padres abrazaron a los niños para interceder; el capitán Ferrer prometió salvarlos. Los otros encerraron en la parte trasera de un autobús próximo que ostentaba el rótulo Tarragona-Reus, y empezaron los interrogatorios entre tales expresiones que parecían demonios sueltos, jamás pasó por nuestra mente que se pudiera blasfemar de aquella forma. Aprovechando una pausa los padres se confesaron mutuamente, y luego alguno de los postulantes, y el padre Gargallo exhortó a todos al martirio e impartió la bendición apostólica; los padres no cesaban de dar gracias a Dios por el inminente martirio. Sobre el mediodía un jefe de milicias llegó preguntando ¿Dónde están esos pájaros que decís haber cazado? y llamó a los cuatro más pequeños, uno fray Vicente Alarcón, que no se movieron hasta que los padres les dijeron que obedecieran, abrazaron a cada uno diciendo: Adiós, hijos, hasta el cielo; se iban diciendo adiós con las manos, mientras los Padres los bendecían, siendo llevados al comité de Oliete. Quedaban en el autobús los padres, el donado José María Blasco, el postulante José María Romero, que nos trasmitió el relato. Un jefecillo, entre horrendas blasfemias, les dijo que pronto los iban a fusilar. Los milicianos que pasaban en camiones también se sumaban a los insultos y daban ideas de cómo llevar a cabo la ejecución, incluso hubo intentos de linchamiento. Algo que sobrecogía el ánimo más esforzado, no me explico cómo no morimos de espanto, era el tener que soportar todo aquello, afirmará luego José María Romero. Eran tan insufribles las andanadas blasfemas que los religiosos pedían al Señor que los mataran cuanto antes. Fuera de los momentos de oír blasfemar, los cuatro permanecían serenos. Uno de los milicianos les ofreció comida y agua, pero ninguno aceptó nada. Les permitieron escribir a los familiares; el padre Gargallo lo hizo a su sobrino el padre Manuel Gargallo, el padre Sancho a la madre del padre Ángel Millán, pero ambas cartas fueron rotas poco después.

A eso de las cuatro de la tarde llegaron varios coches con milicianos, que se disputaban el formar el piquete de ejecución. El jefe señaló quiénes lo formarían, y los hizo avanzar hacia un montón de cadáveres de fusilados antes. El padre Gargallo, con una serenidad y unción extraordinaria, nos dio otra vez la ben­dición apostólica. Creo que no veré jamás acto litúrgico más her­moso y emocionante, exhortando a mantenerse serenos pues Dios con su Santísima Ma­dre les estaba esperando con los brazos abiertos, y comenzamos fuerte el tedeum, recuerda José María, hasta quedar ante el pelotón, los dos padres y yo en medio. A medio tedeum los milicianos ordenaron a José María retirarse, como no debí oírlo, los padres me dieron un empujón, sacándome del alcance de los fusiles. Oí cómo los padres perdonaban a sus carniceros. Sonó la descarga, les tiraron primero a las piernas para atormentarlos más. Gritaron: ¡viva Cristo rey!

Este grupo de mártires está integrado por:

1. MARIANO ALCALÁ PÉREZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 11 Mayo 1867 en Andorra, Teruel (España)
martirio: 15 Septiembre 1936 en Andorra, Teruel (España)

2. TOMÁS CARBONELL MIQUEL, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 20 Diciembre 1888 en Jijona, Alicante (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

3. FRANCISCO GARGALLO GASCÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Febrero 1872 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

4. MANUEL SANCHO AGUILAR, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero 1874 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

5. MARIANO PINA TURÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 13 Atril 1867 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

6. PEDRO ESTEBAN HERNÁNDEZ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 27 Julo 1869 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

7. ANTONIO LAHOZ GAN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 22 Octubre 1858 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

8. JOSÉ TRALLERO LOU, religioso mercedario profeso
nacimiento: 28 Diciembre 1903 en Oliete, Teruel (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

9. JAIME CODINA CASELLAS, religioso mercedario profeso
nacimiento: 03 Mayo 1901 en Aguilar de Segarra, Barcelona (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

10. JOSEP REÑÉ PRENAFETA, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 15 June 1903 en Lleida (España)
martirio: 16 Agosto 1936 en Barcelona (España)

11. ANTONIO GONZÁLEZ PENÍN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Marzo 1864 en San Salvador de Rabal, Celanova, Orense (España)
martirio: 10 Agosto 1936 en Barcelona (España)

12. TOMÁS CAMPO MARÍN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Enero 1879 en Mahamud, Burgos (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

13. FRANCESC LLAGOSTERA BONET, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 30 Agosto 1883 en Valls, Tarragona (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

14. SERAPIO SANZ IRANZO, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Octubre 1879 en Muniesa, Teruel (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

15. ENRIC MORANTE CHIC, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Septiembre 1896 en Lleida (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

16. JESÚS EDUARD MASSANET FLAQUER, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero1899 en Capdepera, Islas Baleares (España)
martirio: 25 Julo 1936 en Lleida (España)

17. AMANCIO MARÍN MÍNGUEZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 26 Marzo 1908 en Celada del Camino, Burgos (España)
martirio: 26 Julo 1936 en Binéfar, Huesca (España)

18. LORENZO MORENO NICOLÁS, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Marzo 1899 en Lorca, Murcia (España)
martirio: 03 Noviembre 1936 en Lorca, Murcia (España)

19. FRANCESC MITJÁ i MITJÁ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 26 June 1864 en Arbucias, Girona (España)
martirio: Enero 1937 en Ivorra, Lleida (España)

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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de la diócesis de Lleida (Lérida), España, Beatos Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen de las Mercedes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-37)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

¡El padre Sancho! ¡El padre Sancho! ¡Oh el padre Sancho...!

Qué gran admiración, cuánta veneración dejó su paso por el mundo. Nimbado por el martirio, aún aprecié yo el embeleso entre el pueblo, en mi propia familia, de sus discípulos: Tan sabio, tan bueno, ¡tan humilde!

Hontanar de agudeza, de laboriosidad, de saber..., se le daban la música, la literatura, la historia, las lenguas, la filosofía, la teología. Mas, místico antes que nada, todo lo sublimaba, lo sobrenaturalizaba, lo divinizaba. Cual el incienso que calladamente se ofrece, fragancia de los hombres, deleite para Dios.

Es que padre el Manuel Sancho Aguilar fue..., ni más ni menos, un fraile cabal, el religioso en estado puro; una de esas personas con que Dios sorprende al mundo, regalándonoslo para mirarnos en él; por fervoroso, por animador, por bueno; desde la sencillez, la naturalidad, la transparencia. Y no tuvo cargos, ni pasó de ayudante o consejero, ni lucró más títulos que de bachiller (1904) y maestro (1906).

Nació en Castellote, Teruel, el 12 de enero de 1874, siendo sus padres Manuel y Agustina. A los trece años ya estaba en el convento de El Olivar; tan seguro que -eran aquellos tiempos de miseria- sugiriéndole sus formadores que se fuese una temporada a la casa paterna para matar el hambre y reponer su endeblez, el alevín de fraile se negó. Así que en su convento de El Olivar vistió el hábito el 27 de diciembre de 1887 de manos del padre Pedro José Ferrada ante el padre Luís Caputo, con trece años y once meses, si bien no comenzaría el noviciado hasta cumplir los quince. Mas aquel curso ya realizó con brillantez el primer año de humanidades. El 19 de enero de 1889 inició el noviciado, para coronarlo con la profesión el 23 de septiembre de 1890 ante los padres Ferrada, Florencio Nualart y Guillermo Bravo; desde el 28 de noviembre de 1889 al 18 de junio de 1890 lo habían tenido en Lérida, pensando los superiores que ésta sería mejor casa que El Olivar para noviciado. El año académico 1890-1891 seguía sus materias de latín, aritmética, gramática... con toda su promoción, pero además él cursaba música. En 1892 se las vio ya con la filosofía, y lo mismo, excepcional. Siguiendo el proceso formativo, siempre en El Olivar, principió la teología y, el 29 de septiembre de 1893, emitió los votos solemnes, ante el padre Luís Prat. Era brillante, agudo, trabajador. Tenía clara su vocación. En ello tuvo que ver mucho el padre Pedro José Ferrada, venido desde Chile para reforzar la comunidad olivareña entre 1887 y 1893; el padre Sancho recordará toda la vida sus pláticas diarias, conferencias, que a veces impartía, enfermo, desde la cama, tan típicas, tan llenas de sabiduría ascética, infundían en las mentes y más en los corazones entusiastas de aquella su grey querida, amor a la virtud y ansias de perfección. Cuenta el padre Juan Parra que un día el padre Ferrada dijo al novicio: -Fray Sancho, debe ser fray Santo, contestando el novicio: -Prometo hacer todo lo que pueda para conseguirlo con la gracia de Dios.

Ciertamente no se lo encontró todo hecho, tuvo que responderse a muchas inquietudes vitales y a sus interpelaciones internas, tanto más angustiosas cuanto más perspicaz es el sujeto. Que fuera de carne y hueso; muy bueno, pero con pecadillos que confesar, lo sugiere la anécdota, recibida de testigos, de que, en ocasiones, con algún compinche sustrajeron los huevos del gallinero conventual para freírselos en el desván; si bien es verdad, que, en caso de hambre, y se pasaba en El Olivar, todo es común. Plausible es el lance, de poeta humillado por la simpleza de un orondo curial romano que, dándoselas de lírico, le ordenaba ante toda la comunidad en la sala deprofundis: fray Sancho complete el cuarteto: Por el río abajo / baja un sapo cojo; – pues súbase a la cocina / para que no le atropelle; – pues hoy su reverencia / comerá de rodillas en el refectorio.

El 14 de septiembre de 1894 fue enviado con su hornada a Lérida, para terminar los estudios teológicos; ser ordenado presbítero el 18 de septiembre de 1897, por el obispo José Meseguer en el palacio episcopal; ponerse a trabajar. En la ciudad del Segre pasó dieciséis años, ofreciendo en el colegio clases y más clases de todo tipo de materias, formando filosófica y teológicamente a los frailes jóvenes, escribiendo de lo divino y lo humano en prosa y en verso, componiendo zarzuelas jocosas y misas solemnes a cuatro voces. Organizaba una velada con los alumnos, y estrenaba una opereta, obsequiaba un poema o musicaba un texto bíblico. Más aún le quedaba tiempo para atender el confesionario y orientar a buen número de almas por los senderos de la santidad. A parte de satisfacer a las responsabilidades que le daba su Orden, como consejero provincial reiteradamente instituido el 16 de julio de 1903, el 22 de julio de 1907, agosto de 1909, 7 de octubre de 1911, 10 de agosto de 1915, el 12 de enero de 1919. Concurría a certámenes literarios, y así en 1905 lucró premio con su novela costumbrista aragonesa Pascualico o El trobero de las Bochas. En octubre de 1906 la Academia mariana de Lérida le otorgó un ramo de flores de plata, que envió a la Virgen de El Olivar, luciéndolo en sus manos desde el 8 de septiembre de 1907. Ganó una Virgen de El Pilar de plata en un certamen de la Liga católica de Lérida... No obstante tantos reconocimientos, se mantuvo en su humildad y simplicidad, en su ser y en su decir, nunca hablaba de sí mismo. Juan Cebrián, su alumno, puntualiza que con estar lleno de toda virtud, ser más de cuanto le pueda encomiar, como genio, como gran escritor, como sabio, su humildad era extraordinaria hasta ponerse a jugar y competir con nosotros.

Entre los estudiantes que en Lérida formó tuvo al padre Bienvenido Lahoz, desde 1905 a 1909 que entre los atributos de humilde, violentamente contrario a murmuraciones, penitente, ansioso por las misiones, dice: Era de una capacidad y talento extraordinarios. No dando la centésima parte de lo que hubiera dado en otro ambiente más cultivado. Tenía una intuición y un talento extraordinario para todo. Se mostraba muy respetuoso hacia la santa Sede. Se dedicó al estudio de la ascética, de la mística y de las virtudes sólidas. Fue uno de los promotores de las Mercedarias misioneras de Bérriz para abrirse a las misiones. De sus clases salíamos enfervorizados, como un horno que prendía nuestras almas. Viendo la dirección que tomaban las cosas en España, decía con gran piedad y lágrimas, que solamente se podía arreglar con la sangre de los mártires.

La hermana Busquets nos hace la radiografía sutil del padre Sancho en ésta su estancia leridana: Tenía el carácter de un niño, muy espiritual, lleno de unción; metía la religión y lo sobrenatural a mi condición de niña, cuando lo era, y a mi ser de mayor, cuando llegué a serlo; poseía una simplicidad admirable y una enorme caridad, así como un corazón magnífico; sus virtudes más relevantes eran la humildad, la simplicidad, la caridad paterna; mostraba una devoción muy grande a la Virgen.

El 22 de agosto de 1909 pasó a Barcelona, para otros dieciséis años. El derroche fue el mismo, el afán aún mayor. Montó en la iglesia del Buen Suceso una gran escolanía, con la que solemnizaba el culto y promocionaba a niños humildes; dirigía con gracia y tocaba el órgano con fruición. Daba ejercicios espirituales y pláticas de devoción encendida. Alentaba fervores y discernía conciencias en el confesionario y las clausuras. Seguía escribiendo, concurría a justas literarias, creaba misas y motetes para las fiestas. El 4 de octubre de 1909 el Gobierno provincial solicitó del general de la Orden que le confiriere los grados en razón de ser muy notorios no solamente en toda esta Provincia sino en toda la Orden y aún fuera de ella, los conocimientos científicos y méritos literarios, pues había obtenido calificaciones benemeritísimas en toda su carrera, había enseñado filosofía y teología por diez años en Lérida, era maestro elemental y bachiller con premio extraordinario, conquistó varios torneos literarios, tenía impresos muchos libros y cientos de artículos. El inmediato día 12 el superior supremo de la Orden lo cualificó doctor en teología y derecho canónico así como maestro en teología. Para el VII Centenario de la fundación de la Orden, 1918, laboró con ilusión y eficacia, sobre todo en la Revista Mercedaria que editaba la basílica, y compuso la misa Vidi captivitatem. En 1921 publicó sus deliciosos Ejercicios espirituales para niños. Si hallaba ocasión, se pasaba unos días en El Olivar; así del 29 de julio, cuando llegó calado hasta los huesos y chapeando en el río, hasta el 28 de agosto de 1919. O del 11 al 15 de septiembre de 1924, venido con el padre provincial para la visita canónica.

De estos años en Barcelona declara la mercedaria misionera María de la Paz Vilaclara, su dirigida en el mundo y en la vida religiosa: Era hombre de gran oración, predicaba con mucha unción y ideas muy sublimes, hablaba frecuentemente de la santísima Trinidad, tenía particular conocimiento sobre el Espíritu santo, se veía enormemente mortificado, parco de palabras, sumamente humilde, nada impertinente, muy simple, sincero como un niño, seducido por la doctrina de la infancia espiritual, enérgico en la dirección espiritual, sus cartas eran puro grano sin contar noticias; en una de sus últimas cartas, hablando de las ansias del martirio, decía: Quizás a ti y a mí, el Señor nos reserva el martirio del cuerpo o del corazón, tal vez ambos. Otra hija espiritual, Enriqueta Farré, nos cuenta singularidades del hombre que veía muy dotado de celo por las almas, caridad, paciencia con los pecadores: mi marido era muy frío religiosamente, gracias a su paciencia, oración, interés y conversación, se convirtió plenamente, trocándose en apóstol para con sus amigos. Fiel observante de la pobreza, nunca quería hablar de dinero, y el que recibía para el tranvía, si podía andar a pie, lo daba a los gitanillos. Muy meticuloso de conciencia, delicadísimo en el trato con la mujer, daba ejercicios a las obreras de mi casa con gran celo y pedía que hubiese otro señor que no fuese obrero.

De su palestra barcelonesa pasó el padre Sancho a El Puig de Santa María, siendo breve la permanencia, pues arribado en los últimos meses de 1924, se desplazó algún tiempo a Zaragoza, 11 de julio de 1925 recalaba en el Olivar, para estar cerca del cielo, para acrisolarse desde el hacer diario, para ensimismarse en Dios. Cavaba el huerto, se ensangrentaba las manos cortando zarzas, se lavaba los hábitos que apuraba al máximo, se codeaba en el tajo con la hoz y la azada entre los criados. El padre Juan Parra, su discípulo y testigo, habla de estos años del padre Sancho, resaltando su humildad, su obediencia, su caridad –no tolerando a los murmuradores-, su mortificación; siendo vecino de su celda oía cómo se disciplinaba despiadadamente muchas noches; paseando por el huerto noté cómo masticaba hiervas amargas; pasaba largas horas arrodillado ante el Santísimo; era tan delicado acerca de la pobreza, que lo vi pedir permiso al superior para regalar una estampita; como si fuera el último de los novicios, iniciaba las mortificaciones en el refectorio y las repetía (comer de rodillas, besar los pies a los religiosos…); se sublimaba hablando del martirio que ansiaba, diciendo: hijitos míos, sabed que el mayor favor que nos puede hacer Dios es morir mártires. Se lamentaba de no haber dado mayor contenido espiritual, no sólo recreativo, a sus obras teatrales. El sacerdote Tomás Tena, cura de Crivillén, ponderará: Muy espiritual, en sus conversaciones se mostraba muy fervoroso, pareciendo como si llevase dentro un fuego especial. Y mosén Pantaleón Benedí, que lo trató muy íntimamente, siendo párroco de Gargallo, nos dice que en la contornada era llamado el padre Santo, en vez del padre Sancho pues irradiaba humildad y brillaba por la práctica de todas las virtudes teologales. Fray Vicente Alarcón nos trasfiere algo singular del padre Sancho, que los blasfemos le tenían gran estima, pues cuando los oía se les acercaba y les hacía ver porqué no debían soltar tales palabrotas. El médico Ramón Buñuel nos confía cómo su suegro, don Tomás, tuvo que curar al padre Sancho de lesiones producidas por instrumentos de penitencia. El padre Manuel Gargallo testifica, siendo su vecino de celda por un año, que se azotaba todas las noches por espacio de un miserere recitado lentamente y que buscaba las posiciones más incómodas, para mortificarse. El padre Bienvenido Lahoz nos desvela una tribulación que pasó cinco o seis años antes de su muerte, fue censurado por la santa Sede; lo que fue un gran estímulo para profundizar en una vida de mortificación y de piedad en sumo grado; sus compañeros de religión dijeron que de noche oían terribles golpes de disciplina que daba a su cuerpo. Por cartas del padre Carbonell de los años 1932 y 1933 nos consta que estuvo impedido de confesar y que la comunidad reclamó que se le devolviesen las licencias. Porqué fuera la suspensión no lo sabemos, tal vez por una tonta acusación.

No tuvo ningún cargo, pero era el oráculo de los sacerdotes de toda la contornada, de la numerosa comunidad, sobre todo de los estudiantes que recibieron una impronta profunda y valiosísima, desde su humildad, su profundo saber, su ternura, su castidad que no toleraba groserías. El 26 de julio de 1925 se fue con los postulantes a pescar al río, prometiendo traer pescado fresco para la cena de todos, mas las presas sólo dieron un minúsculo barbo por cabeza. Otro día pasaba con sus muchachos por el barranco de El Colorcho y, apercibiéndose de cómo se les iban los ojos a un presquero generoso, les dijo: vamos que son de mi tío; dio una sacudida al árbol, y quedó espantado comprobando cómo caían todos los melocotones al suelo y pasaban a los gaznates de los chicos.

Se prestaba para ayudar a los curas, confesaba, propagaba su ardentísima devoción al sagrado Corazón y a la Virgen. Aceptaba cuantos sermones o cuaresmas le pedían; aunque no era un predicador, sino el pedagogo sencillo que hablaba con una familiaridad exquisita, como aún se recordaba en mi infancia. Daba muchas clases, enseñaba música y literatura.

Durante toda su vida, supo aprovechar el tiempo como don divino. Cuando las obligaciones pastorales o comunitarias le dejaban un resquicio, se volcaba en la pluma o con el piano. ¡Cómo se carcajeaba redactando Las elecciones! ¡Qué ingenio volcaba en sus leyendas! ¡Cuántas horas de adoración silenciosa ante el altar o en el coro patentizan sus Cartas eucarísticas! ¡Qué candor destilan su Catecismo y sus Ejercicios espirituales para niños! ¡Qué humor el de sus zarzuelas! ¡Qué ansias misioneras las de su Segador! Ha alcanzado el cenit. En una noche de insomnio por mal de muelas compone su zarzuela El Duende. Una cuaresma regala a los estercuelinos un Miserere sublime, que enseñó personalmente. Escribe para muchas revistas sobre misiones, su gran pasión y obsesión ¡cómo anhelaba ser misionero!, sobre la cuestión social ¡cuántas noches de reflexión y consultas!, sobre la Virgen ¡qué ternura de hijo! Mantiene una correspondencia excelsamente mística y literariamente magistral. Es famoso. Su música, sus múltiples y variadísimas publicaciones le granjean admiración. Se le rumorea académico de la lengua.

Creo que el padre Manuel Sancho ha sido el escritor más facundo y variado de todos los mercedarios: Sus imponderables escritos catequéticos; sus más de cuarenta obras escénicas, jocosas o verdaderos autos sacramentales; sus estupendos cuentos y novelas costumbristas; sus ciento trece composiciones poéticas a san Ramón, a la Navidad, a la Virgen…; sus producciones eucarísticas, como las ciento veinte Cartas espirituales, las doscientas treinta y ocho Postales místicas; sus innumerables artículos misionales; sus varias vidas de santos, historias de conventos o advocaciones marianas, novenas; sus múltiples ensayos sobre temas sociales, como las setenta y una composiciones Lluvia menuda de La Hormiga de Oro; sus incontables misivas de dirección espiritual, de las que conservamos setenta y siete.

De esa correspondencia, la más rica, variada y prolongada la mantuvo el padre Sancho con las dos hermanas gemelas Margarita y Leonor Maturana, que comenzara en Barcelona y se intensificó en El Olivar, siendo guía espiritual de Leonor y de sus experiencias místicas; y orientador de Margarita en su audacia de hacer de un convento de clausura el instituto misionero; solía ir a Bérriz, donde asesoraba espiritual y literariamente a la comunidad, impartía charlas espirituales y lecciones literarias, con aceptado magisterio místico y literario. Margarita empezó pidiendo al padre Sancho que le corrigiera algunos escritos, pronto se apercibió de haber hecho un descubrimiento providencial, un literato de los buenos, y finalmente encontrar el gran maestro espiritual: ¿Te imaginas –escribirá a Leonor- que se parece a san Juan de la Cruz?. En el físico, pequeño; un poco raro; en lo moral…no se puede decir más. En cuanto lo vi, se me representó completamente. Nuestro epistolario espiritual me dejó edificadísima. Es muy contemplativo de santa Teresa y de san Juan de la Cruz, y por consiguiente mortificado. La dirección espiritual se plasmó en una carta mensual, y me va muy bien, testificaría ella apuntillando: tiene un don particular para humillar.

Pero sigue sencillo, modesto, tanto que lo rechazan cuando se presenta en un despacho público de Teruel para hacerse el pasaporte. Un día sube del huerto sudoroso, con el hábito harapiento, cargando un haz de coles, y se encuentra a un periodista que pregunta por el famoso padre Sancho, pues soy yo, le dice llanamente. Mi madre, Clementa Rubio, observa que con frecuencia por humildad llevaba los calcetines rotos y sucios. Y mi padre, Vicente Millán, no duda en decir que era el más santo de la Orden de los que conoció.

La madre María Inés de Cué, mercedaria de Bérriz, trató al padre Sancho en esas frecuentes visitas a la madre Margarita María, y llega a decir que es la persona más santa que ha conocido; teniendo una especie de conciencia de fruición sobrenatural de Dios, una caridad transparente no vulgar sino extraordinaria, discreción de espíritu, don de elevar las almas, humildad rarísima no adquirida por el ejercicio ascético sino desde el conocimiento de la propia miseria que proviene de la luz de Dios; en sus coloquios con la madre Maturana parecía oírse a san Juan de la Cruz, hablando de la belleza de Dios, de la grandeza de la acción sobre las almas se trasfiguraba; tenía modales, sabía felicitar y condolerse; era muy natural, normal, pero tan desinteresado de las cosas necesarias personales que parecía un padre del desierto. El martirio fue un premio a su vida.

La orden de la Merced soñaba con abrirse a Europa, fundando en Bélgica; para allí fue enviado el padre Sancho, estándose por aquellas tierras desde el 30 de agosto de 1927 al 7 de febrero de 1928. Cuando se cernían ya nubarrones anticlericales, fue comisionado para buscar en Francia una casa donde poner a salvo a los jóvenes formandos; lástima que ese plan se abortó.

El año 1928 se conmemoró el Cincuentenario de la Restauración de la Orden mercedaria en España a partir de El Olivar. Correspondía la celebración al 10 de agosto, pero se retrajo al 24 de septiembre. Fue un acontecimiento de toda la comarca volcada en El Olivar. El padre Sancho lo vivió con ilusión preparando una gran misa interpretada por un coro de veinte religiosos, curas y seglares. El monumento de esta conmemoración fue La Oliva de Paz, primoroso libro de ciento quince páginas, muy bien impreso y con abundantes fotografías, trabajado sobre todo por el padre Sancho.

Llevaba una vida gozosa, pero apretada, austera, muy mortificada, y su salud se resintió en septiembre de 1933; el médico le impuso descanso mental y material. Estuvo en peligro un anhelado viaje a Roma, pero lo pudo realizar, regresando en enero de 1934 de la Ciudad eterna. Cada día ardía más en amor de Cristo, y contagiaba. Le devoraba el ansia misionera, y alentaba vanguardias. Suspiraba por el martirio, y lo adivinaba comprobando cómo se desarrollaban los acontecimientos en el país. Por desagracia sus anhelos se cumplieron. Manuel López, corista hasta la guerra, cinco años en El Olivar, dice del padre Sancho: Todo lo que diga me parece poco, era muy valioso pero era tal su humildad que se consideraba una pequeñez; estando con él teníamos la sensación de estar con un santo, modelo de todas las virtudes. Vicente Marco, postulante en 1936, afirma que al padre Sancho día a día se le veía el sacrificio y la austeridad con gran fervor en todas sus cosas, los postulantes lo creíamos un santo.

Alcanzó su gran anhelo, pues dice el padre Pablo Mateo, que cada día en su misa pedía la gracia del martirio y la misma súplica le dirigía con frecuencia a la Virgen.

Martirio de los Padres
Francisco Gargallo Gascón y Manuel Sancho Aguilar

Eran muy ingenuos nuestros frailes de El Olivar. Estaba toda España envuelta en llamas desde el 18 de julio, y nuestros Mercedarios seguían tan tranquilos. El 25 de julio todos, padres y estudiantes, celebraron fiesta solemnísima de Santiago en Crivillén. El 1 de agosto, por la mañana, el padre Sancho se fue a Crivillén con los postulantes, Trini de Núñez los acogió en su casa; el Padre apenas comía, seguía dando los ejercicios espirituales a los que tomarían el hábito; rezaba en su cuarto. Regresaron al convento al atardecer del día 3 muy confortados y dispuestos al martirio.

En el Convento algunos religiosos venían haciendo guardia por la noche en los alrededores del Cenobio. El médico de Estercuel, Ramón Buñuel, les aconsejó evacuar el convento, por respuesta, el padre Sancho le dio un abrazo diciéndole con gran serenidad: Adiós, hijo mío, hasta el cielo, que en este mundo no volveremos a encontrarnos. El 1 de agosto se rezó el rosario y se cantó la sabatina. El 2 aún se llevó vida de comunidad, pero cundió la alarma porque llegó el padre Conde, paúl de la comunidad de Alcorisa, huido de los rojos. A las 22 horas salía la primera expe­dición, camino de Oliete, con la consigna de hallarse todos en Zaragoza.

El día 3, al rayar el alba, con igual meta, partió la segunda cuadrilla. Para la tercera remesa quedaron padre Francisco Gargallo, padre Manuel Sancho, fray Pedro Esteban, fray Antonio Lahoz, fray José Trallero, fray Jaime Codina, el novicio fray Vicente Alarcón y cuatro postulantes, permanecieron esperando la vuelta de los criados y de las caballerías para que les transportaran el equipaje hasta Muniesa, como lo hicieran con la segunda expedición. Oyeron misa fervorosísimamente, dedicaron el día a esconder objetos de culto en el osario, seguían aguardando. Puesto el sol, el padre Gargallo reunió a todos en la templo e hizo una sentida reflexión, invitando a sumir el reservado y hablando del posible martirio. Cobraron valor y se dispusieron a salir con lágrimas en los ojos y dejando el corazón junto a la Virgen. Constantino Vidal, el pastor, fue testigo de aquel quebranto. Aún aguantaron los cuatro hermanos a la espera de los criados, mientras que los dos padres, el novicio fray Vicente Alarcón y los postulantes, todavía se demoraron a dos kilómetro del Convento esperando a los criados, que llegaron sobre la una de la madrugada participando cómo los rojos estaban ya en Oliete, por lo que no se podía salir hacia allí. Llegó el pastor Constantino advirtiendo que también en Estercuel se habían impuesto los rojos y planeaban bajar al Convento. Había que salirse de los caminos y, guiados por el pastor, fueron a guarecerse en una corraliza, a la entrada de la Codoñera.

El día 4, al amanecer, arribaron los cuatro hermanos trayendo en la caballería maletas y comida. Pasaron el día ocultos entre los pinos rezando el rosario, leyendo y oyendo al padre Sancho. Sobre las cuatro de la tarde salieron fray José Tra­llero y fray Jaime Codina, de acuerdo con el padre Comendador, para explorar el camino de Oliete. Ha­bían de volver a la noche o a la mañana siguiente, mas pasó la noche, avanzaba el día y los Hermanos no llegaban. El padre Sancho y fray Alarcón salieron a otear el horizonte, habiendo ojeado por espacio de unas dos horas, decidieron regresar al grupo cuando vieron, en la bajada del barranco del Agua, algo de humo. Acercándose a unos veinticinco metros percibieron dos cadáveres ardiendo. Fray Vicente no se aproximó, pero el padre Sancho se llegó, los identificó por las medallas y un crucifijo de fray Trallero y por el diente metálico de fray Codina.

Vueltos a la cueva, comunicando el suceso únicamente al padre Gargallo, determinaron irse de allí, internándose en el pinar. Porque no se les podía ocultar, el padre Sancho manifestó a todos lo hallado, los confesó a todos y se prepararon para el martirio. Se dirigieron a los Mases de Crivillén, en casa de María Sancho cenaron algo caliente. Arribaron también los hermanos fray Pedro Esteban y fray Antonio Lahoz. Porque corría el rumor de que iban a llegar los rojos, se regresaron al pinar, el padre Gargallo dio a besar su crucifijo a los de la casa, que les dieron pan y chocolate y los jóvenes Francisco Gracia Gil y Juan Gracia Bielsa los guiaron hasta cerca de la Codoñera.

El 6 por la mañana aparecieron en la masía del guarda de la Codoñera. Dejando a los muchachos en un barranco, se acercaron los padres encontrando a Servandos Miedes, Florentina Muñoz y su familia, que se aprestaron a darles una buena comida entre los pinos. José Rubio, hijo político y guarda, se fue a inspeccionar las inmediaciones de Alcaine; regresaba al mediodía enterado de que los rojos no habían entrado en Alcaine; los orientó para pasar por encima del pan­tano de Oliete, sin tocar Muniesa, y aún los acompañó hasta cerca de Alcaine; el padre Gargallo le entregó varios documentos y cien pesetas, las que él rehusó categóricamente.

Siguiendo las indicaciones, cruzaron el río Martín, entre Alcaine y el pantano de Oliete, pasando por el Hocino al caer de la tarde. Aquí preguntaron a Tesifonte Chopo por el camino de Muniesa, y no le hicieron caso cuando los quiso disuadir de ir allá. Los vio Arturo Ibáñez, médico de Alcaine, bebiendo con un vasito en una pequeña fuente, bien vestidos los padres y en mangas de camisa con un jersey de lana bajo el brazo los muchachos, los notó muy cansados y sudorosos, principalmente a los Padres, pero serenos e impávidos; no se presentaron, mas intuyó quiénes eran; tampoco consiguió retraerlos de seguir a Muniesa. Continuaron por la empinada senda que conduce a Muniesa, y no habrían andado cuatro kilómetros, cuando se tropezaron con una masía en la partida llamada La Dehesa y a ella se dirigen pidiendo agua; los dueños, Mariano Tomeo y su mu­jer, les ofrecieron agua, vino, cena, lo que quisieran; agradecidos al ofrecimiento, sólo aceptaron el agua; cenando un pan para todos y chocolate, con ración doble para los jóvenes; Mariano les advirtió del riesgo de entrar a Muniesa y les insistió que se quedaran con ellos; dándoles las gracias, los religiosos se pusieron en camino deseosos de llegar aquella misma noche a Muniesa. La senda era tortuosa, y en las inmediaciones del Río Seco se perdieron. Decidieron pasar la noche en el bosque.

El día 7 por la mañana reemprendieron la marcha, siempre convencidos de que en Muniesa no estaban los rojos, llegarían al pueblo, celebrarían misa, comulgarían el primer viernes. Recorrieron seis kilómetros… a las ocho de la mañana estaban en el Plano de Alacón. Sonó el ¡Alto! y les cayeron encima los guardias rojos, que los registraron a fondo sin hallarles ni un cortaplumas. El padre Gargallo estaba feliz creyendo hallarse entre amigos y el padre Sancho ofreció sus servicios sacerdotales, manifestándose padres del convento de El Olivar. La respuesta fueron denuestos, blasfemias, palabras soeces. El padre Gargallo, cuenta el postulante Jesús Turmo, con una entereza y una serenidad extraordinarias, dijo a los canallas: de nosotros dos haced lo que queráis, pero de los chicos respondo como si fuese su padre, ellos nada tienen que ver con la Orden, pues las conversaciones de aquellas fieras hacía presumir que nos iban a matar a todos; los padres abrazaron a los niños para interceder; el capitán Ferrer prometió salvarlos. Los otros encerraron en la parte trasera de un autobús próximo que ostentaba el rótulo Tarragona-Reus, y empezaron los interrogatorios entre tales expresiones que parecían demonios sueltos, jamás pasó por nuestra mente que se pudiera blasfemar de aquella forma. Aprovechando una pausa los padres se confesaron mutuamente, y luego alguno de los postulantes, y el padre Gargallo exhortó a todos al martirio e impartió la bendición apostólica; los padres no cesaban de dar gracias a Dios por el inminente martirio. Sobre el mediodía un jefe de milicias llegó preguntando ¿Dónde están esos pájaros que decís haber cazado? y llamó a los cuatro más pequeños, uno fray Vicente Alarcón, que no se movieron hasta que los padres les dijeron que obedecieran, abrazaron a cada uno diciendo: Adiós, hijos, hasta el cielo; se iban diciendo adiós con las manos, mientras los Padres los bendecían, siendo llevados al comité de Oliete. Quedaban en el autobús los padres, el donado José María Blasco, el postulante José María Romero, que nos trasmitió el relato. Un jefecillo, entre horrendas blasfemias, les dijo que pronto los iban a fusilar. Los milicianos que pasaban en camiones también se sumaban a los insultos y daban ideas de cómo llevar a cabo la ejecución, incluso hubo intentos de linchamiento. Algo que sobrecogía el ánimo más esforzado, no me explico cómo no morimos de espanto, era el tener que soportar todo aquello, afirmará luego José María Romero. Eran tan insufribles las andanadas blasfemas que los religiosos pedían al Señor que los mataran cuanto antes. Fuera de los momentos de oír blasfemar, los cuatro permanecían serenos. Uno de los milicianos les ofreció comida y agua, pero ninguno aceptó nada. Les permitieron escribir a los familiares; el padre Gargallo lo hizo a su sobrino el padre Manuel Gargallo, el padre Sancho a la madre del padre Ángel Millán, pero ambas cartas fueron rotas poco después.

A eso de las cuatro de la tarde llegaron varios coches con milicianos, que se disputaban el formar el piquete de ejecución. El jefe señaló quiénes lo formarían, y los hizo avanzar hacia un montón de cadáveres de fusilados antes. El padre Gargallo, con una serenidad y unción extraordinaria, nos dio otra vez la ben­dición apostólica. Creo que no veré jamás acto litúrgico más her­moso y emocionante, exhortando a mantenerse serenos pues Dios con su Santísima Ma­dre les estaba esperando con los brazos abiertos, y comenzamos fuerte el tedeum, recuerda José María, hasta quedar ante el pelotón, los dos padres y yo en medio. A medio tedeum los milicianos ordenaron a José María retirarse, como no debí oírlo, los padres me dieron un empujón, sacándome del alcance de los fusiles. Oí cómo los padres perdonaban a sus carniceros. Sonó la descarga, les tiraron primero a las piernas para atormentarlos más. Gritaron: ¡viva Cristo rey!

Este grupo de mártires está integrado por:

1. MARIANO ALCALÁ PÉREZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 11 Mayo 1867 en Andorra, Teruel (España)
martirio: 15 Septiembre 1936 en Andorra, Teruel (España)

2. TOMÁS CARBONELL MIQUEL, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 20 Diciembre 1888 en Jijona, Alicante (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

3. FRANCISCO GARGALLO GASCÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Febrero 1872 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

4. MANUEL SANCHO AGUILAR, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero 1874 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

5. MARIANO PINA TURÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 13 Atril 1867 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

6. PEDRO ESTEBAN HERNÁNDEZ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 27 Julo 1869 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

7. ANTONIO LAHOZ GAN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 22 Octubre 1858 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

8. JOSÉ TRALLERO LOU, religioso mercedario profeso
nacimiento: 28 Diciembre 1903 en Oliete, Teruel (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

9. JAIME CODINA CASELLAS, religioso mercedario profeso
nacimiento: 03 Mayo 1901 en Aguilar de Segarra, Barcelona (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

10. JOSEP REÑÉ PRENAFETA, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 15 June 1903 en Lleida (España)
martirio: 16 Agosto 1936 en Barcelona (España)

11. ANTONIO GONZÁLEZ PENÍN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Marzo 1864 en San Salvador de Rabal, Celanova, Orense (España)
martirio: 10 Agosto 1936 en Barcelona (España)

12. TOMÁS CAMPO MARÍN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Enero 1879 en Mahamud, Burgos (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

13. FRANCESC LLAGOSTERA BONET, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 30 Agosto 1883 en Valls, Tarragona (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

14. SERAPIO SANZ IRANZO, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Octubre 1879 en Muniesa, Teruel (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

15. ENRIC MORANTE CHIC, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Septiembre 1896 en Lleida (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

16. JESÚS EDUARD MASSANET FLAQUER, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero1899 en Capdepera, Islas Baleares (España)
martirio: 25 Julo 1936 en Lleida (España)

17. AMANCIO MARÍN MÍNGUEZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 26 Marzo 1908 en Celada del Camino, Burgos (España)
martirio: 26 Julo 1936 en Binéfar, Huesca (España)

18. LORENZO MORENO NICOLÁS, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Marzo 1899 en Lorca, Murcia (España)
martirio: 03 Noviembre 1936 en Lorca, Murcia (España)

19. FRANCESC MITJÁ i MITJÁ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 26 June 1864 en Arbucias, Girona (España)
martirio: Enero 1937 en Ivorra, Lleida (España)

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11:22 p.m.

Por: . | Fuente: martireshospitalarios.tk

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En varias ciudades de España, Beatos Mauricio (en el siglo: Alejandro Iñiguez de Heredia Alzola), y 23 compañeros, todos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, asesinados por odio a la Fe. ( 1936-37)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

La Orden Hopitalaria de San Juan de Dios ha dado a España 95 mártires, 71 de ellos beatificados por el Papa Juan Pablo II, a los que se suman este grupo de 24 religiosos, cuyo martirio fue aprobado por el Papa Francisco el 5 de julio de 2013.

Todos ellos tuvieron la oportunidad de abandonar los hospitales donde servían, y así salvar la vida, pero decidieron quedarse con los enfermos y niños a los que atendían. "Me quedo junto a los enfermos, pase lo que pase, y quiero correr la misma suerte que el resto de los Hermanos", se sabe que dijeron varios de ellos. También hay testimonios de perdón a los enemigos: "Vosotros me mataréis, pero yo rogaré por vosotros", dijo el Hermano Gumersindo a los milicianos que, poco antes, le habían detenido mientras servía la cena a los enfermos.

Su vida

Nace en La Habana, Cuba, el año 1891 e ingresa en la Orden en Ciempozuelos en el mes de febrero de 1913. Forma parte de las comunidades de Ciempozuelos y San Rafael, de Madrid; destinado a Colombia (1920), es nombrado superior de Bogotá (1928-1931), vicesuperior de Barcelona (1931) y pasa a Valencia (1934), donde se encarga de la farmacia y ropería. Decía: «Pelean Dios y Lucifer, y no han de salir con la suya». La noche del 7 de agosto, junto con el superior, es levantado de la cama y ejecutado, muriendo cerca del hospital mientras gritaba ¡Viva Cristo Rey! Tenía 45 años. No se conservan sus restos.

ORACIÓN
Acudimos a ti, Jesús,
que eres el divino Samaritano y el mártir del Gólgota,
recordando a los Mártires Hospitalarios de San Juan Dios.
Tú prometiste confesar delante de tu Padre celestial
a quién te confesara ante los hombres.
Los Beatos Hno. Mauricio Íñiguez de Heredia
y 23 Hermanos compañeros mártires
testimoniaron, con su vida hospitalaria y con su muerte por la fe,
la autenticidad del amor a ti en el servicio de los pobres y enfermos.
Con la humildad y confianza, apoyados en tu palabra fiel
unida a los méritos de su sacrificio,
te pedimos, por la intercesión de éstos tus bienaventurados mártires,
nos concedas la gracia que ahora imploramos
para gloria tuya y nuestra salvación. Así sea.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Comunicar las gracias recibidas a: Postulación General OH
Via della Nocetta, 263. 00164 ROMA-Italia

Este grupo de mártires está integrado por:



1. BENITO IÑIGUEZ DE HEREDIA ALZOLA (GAUDENCIO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 16 Abril 1882 en Dallo, Ávila (España)
martirio: 01 Agosto 1936 en Valdemoro, Madrid (España)

2. RAMON ROSELL LABORIA (LEONCIO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 13 Diciembre 1891 en Barcelona (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Valencia (España)

3. ARMANDO ÓSCAR VALDÉS (JAIME)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 15 Enero 1891 en Havana (Cuba)
martirio: 07 Agosto 1936 en Valencia (España)

4. SILVESTRE PEREZ LAGUNA
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 30 Diciembre 1873 en Villar del Camino, Soria (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

5. PEDRO PASTOR GARCÍA (SEGUNDO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 29 Abril 1885 en Mezquetillas, Soria (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

6. ANTONIO DEL CHARCO HORQUES (BALTASAR)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 12 Noviembre 1887 en Granada (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

7. MANUEL SANZ y SANZ (GUMERSINDO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 01 Enero 1878 en Almadrones, Guadalajara (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

8. EUSEBIO BALLESTEROS RODRÍGUEZ (HONORIO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 29 Abril 1895 en Ocaña, Toledo (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

9. JUAN ANTONIO GARCÍA MORENO (RAIMUNDO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 11 Abril 1896 en Lucena, Córdoba (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

10. ISIDRO VALENTÍN PEÑA OJEA (ESTANISLAO DE JESÚS)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 04 Abril 1907 en Talavera de la Reina, Toledo (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

11. FLORENTINO ALONSO ANTONIO (SALUSTIANO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 14 Marzo 1876 en Torno, Cáceres (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Málaga (España)

12. ALEJANDRO IÑIGUEZ DE HEREDIA ALZOLA (MAURICIO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 08 Febrero 1877 en Dallo, Ávila (España)
martirio: 28 Agosto 1936 en Barcelona (España)

13. SERVILIANO SOLÁ JIMÉNEZ (LUIS BELTRÁN)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 20 Abril 1899 en Artariain, Navarra (España)
martirio: 28 Agosto 1936 en Barcelona (España)

14. TOMÁS BARRIOS PÉREZ (CRISTOBAL)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 25 Diciembre 1864 en Palencia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

15. JOSÉ ALOY DOMÉNECH (LEANDRO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 16 Noviembre 1872 en Bétera, Valencia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

16. DIONISIO IBÁÑEZ LÓPEZ (CRUZ)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 03 Enero 1886 en Sabíñan, Zaragoza (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

17. JUAN DE FRANCISCO PÍO (LEOPOLDO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 03 Agosto 1877 en Caravaca, Murcia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

18. FRANCISCO MARTÍNEZ GRANERO (FELICIANO)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 23 Enero 1863 en Taberno, Almería (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

19. JUAN JOSÉ ORAYEN AIZCORBE
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 11 Marzo 1899 en Osacar, Navarra (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

20. JOSÉ MIGUEL PEÑARROYA DOLZ
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 03 Noviembre 1908 en Forcall, Castellón (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

21. PUBLIO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 24 Mayo 1908 en Otero de las Dueñas, León (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

22. AVELINO MARTÍNEZ DE ARENZANA CANDELA
oblato, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 10 Enero 1899 en Barcelona (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en La Malvarrosa, Valencia (España)

23. PRIMO ANDRÉS LANAS (TRINIDAD)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 07 Febrero 1877 en Maeztu, Alava (España)
martirio: 05 Febrero 1937 en Madrid (España)

24. JUAN RAMÓN MORÍN RAMOS (MATÍAS)
religioso profeso, Hospitalarios de San Juan de Dios
nacimiento: 06 Marzo 1913 en Salvatierra de Tormes, Salamanca (España)
martirio: September 1937 en Guadarrama, Madrid (España)

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Religiosa Mártir

Martirologio Romano: En Madrid, España, Beata Maria Asumpta (en el siglo: Juliana González Trujillano) y 2 compañeras, españolas; religiosas profesas de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor; asesinadas por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


La Hna Isabel Remuiñán nació el 17 de junio de 1876 en Seavia de Coristanco, localidad de Amboade (La Coruña). Era hija legítima de Francisco Remiñán y Pilar Carracedo. Fue bautizada el 18 de junio de 1876 recibiendo el nombre de María del Consuelo. Pertenecía a una familia de labradores de posición desahogada, católicos practicantes. Varios familiares y parientes próximos siguieron la vocación a la vida religiosa.

"Persona de carácter, de constancia, de energía y decidida, sabe dejar la casa paterna e ir a Santiago a estudiar y prepararse para religiosa" (carta de su pariente Don Antonio Carracedo Viña, párroco de Sofán).

María del Consuelo recibió la confirmación como era preceptivo para iniciar la vida religiosa, y el 19 de noviembre de 1905 vistió el hábito en el noviciado de la Casa Generalicia cambiando su nombre por Hna. Isabel. Emitió su profesión temporal el 12 de diciembre de 1907 y la perpetua el 15 de diciembre de 1912 también en la Casa Generalicia.

El Señor la probó en sus últimos años con una enfermedad, por lo que fue preciso que pasara a la enfermería de la Comunidad, y fue entonces el momento en que se vio más patente su humildad y su espíritu de sacrificio. Se sabía que se hallaba enferma, pero no por lo que se quejara (nunca se la oyó lamentarse), sino por lo que en ella se veía. En marzo de 1936 ingresó en el Hospital de la V.O.T., ocupando la cama 2 en la sala Mártires, con el diagnóstico de Lupus tuberculoso en la cara.

Ante los disturbios políticos y revolucionarios que conmueven Madrid, se cree podrá permanecer como una enferma más en el hospital de la V.OT., pero de allí tiene que salir con las otras religiosas refugiándose en un piso que los Superiores habían dispuesto en la calle Arenal. Permanece allí algún tiempo, pero los registros se suceden y creyendo estar mejor defendida en el hospital se encamina hacia él; las turbas la reconocen, se adueñan de ella; según unos muere apedreada, aunque hay quien afirma que su cuerpo fue brutalmente destrozado atado parte a un camión y parte a otro.

Su cadáver apareció días después de su martirio en el kilómetro 5 de la carretera de Perales del Río.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. MARÍA DEL CONSUELO REMUIÑÁN CARRACEDO (ISABEL)
religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor
nacimiento: 17 Junio 1876 en Seavía, La Coruña (España)
martirio: 06 Agosto 1936 en Madrid (España)

2. DOROTEA LLAMAZARES FERNÁNDEZ (GERTRUDIS)
religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor
nacimiento: 06 Febrero 1870 en Cerezales del Condado, León (España)
martirio: 13 Agosto 1936 en Hortaleza, Madrid (España)

3. JULIANA GONZÁLEZ TRUJILLANO (MARÍA ASUMPTA)
religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor
nacimiento: 19 Junio 1881 en Barco de Ávila, Ávila (España)
martirio: 28 Octubre 1936 en Madrid (España)

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Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Papa y Mártir

Martirologio Romano: Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires. El papa san Sixto, mientras celebraba los divinos misterios y enseñaba a los fieles los mandatos del Señor, al irrumpir los soldados para aplicar el edicto del emperador Valeriano fue detenido e, inmediatamente, decapitado el día seis de agosto. Con él sufrieron el martirio cuatro diáconos, que fueron enterrados con el papa en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, y en ese mismo día, también sus diáconos santos Agapito y Felicísimo murieron en el cementerio de Pretextato, en donde fueron sepultados (258).

Etimología: Sixto = aquel que es listo y pulido, viene del griego

Breve Semblanza


San Sixto nació en Atenas. Siendo diácono de la Iglesia romana, sucedió al Papa San Esteban en la silla de San Pedro por los años 257, durante la persecución de Valeriano.

San Sixto es titulado por San Cipriano: prelado pacífico y excelente. Y efectivamente un poco de paz sí se apresuró a llevar, apenas fue elegido, a las iglesias de Roma y de Cartago en cruenta lucha por la cuestión del bautismo a los herejes. (ver San Esteban I).

Tuvo una reconciliación con S. Cipriano, pero no hubo tiempo para profundizar un diálogo, pues debió enfrentar una nueva emergencia: Valeriano desató una segunda persecución contra los cristianos. Éstos fueron invitados a abjurar, so pena de la expropiación de los bienes y la decapitación.

A fines del mes de agosto del 258, San Cipriano, que sería decapitado el 14 de septiembre, escribía a uno de sus colegas: «Valeriano, en un escrito al Senado, ha dado la orden de que los obispos, sacerdotes y diáconos sean ejecutados inmediatamente. Sabed que Sixto ha sido muerto en un cementerio el 6 de agosto, y con él cuatro diáconos». La noticia era exacta. El 6 de agosto, el Papa Sixto II había sido apresado en en el cementerio de Calixto y decapitado junto con los diáconos Genaro, Magno, Vicente y Esteban. Otros dos, Felicísimo y Agapito habían corrido la misma suerte en el cementerio próximo al Pretextato.

Nos hallamos ante la página más gloriosa de la historia de la Iglesia romana durante las persecuciones. Cipriano podía apoyarse en este testimonio para invitar a los cristianos de África «a la lucha espiritual: de tal suerte -dice - que cada uno de nosotros no piense tanto en la muerte cuanto en la inmortalidad y que, consagrados a Dios con todas las energías de su fe y de su entusiasmo, sientan antes la alegría que el miedo a la hora de una confesión, en la que saben que los soldados de Dios no reciben la muerte, sino antes bien, la corona» (Carta 80).

En la pared derecha de la Cripta de los Papas se conservan, juntados, dos fragmentos originales de un primer poema de San Dámaso, dedicado al Papa Sixto II para celebrar su glorioso martirio.

"Cuando la espada (persecución)
las pías entrañas de la Madre (Iglesia)
traspasaba, aquí el obispo sepultado (Sixto II)
la doctrina (las divinas Escrituras) enseñaba.
Llegan de improviso soldados y arrestan
allí al sentado en cátedra (la cátedra episcopal),
mientras los fieles ofrecen sus cuellos a la guardia enviada
(es decir, intentan salvar al Papa a costa de su vida).
Apenas el anciano (obispo)
supo que uno quiso arrebatarle la palma (del martirio),
él mismo fue el primero en ofrecerse y dar su cabeza a la espada,
para que así a ninguno pudiera herir una tan impaciente rabia (pagana).
Cristo que distribuye los premios de la vida,
reconoció el mérito del pastor, defendiendo El mismo el resto de su grey".

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Por: . | Fuente: Santiebeati.it

Mártir

Martirologio Romano: Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beato Tadeo Dulny, mártir. Al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, fue llevado al campo de concentración de Dachau por su fe en Cristo y, víctima de crueles tormentos, emigró a la gloria celestial (1942).

Etimológicamente: Tadeo = Aquel que alaba, es de origen arameo.

Breve Biografía


El seminario, luego el campo de concentración, y allí dentro la muerte. Así se resume la vida de Tadeo Dulny. Nacido en una numerosa familia (seis hijos y dos hijas) en la Polonia sudoriental. Sus primeros maestros en la fe son sus padres, Jan y Antonina, quienes le dieron el sí cuando manifiesta su deseo de ingresar en el seminario de Wloclawek, después de haber terminado con mucho esfuerzo su educación en Ostrowiec. También en el seminario debe esforzarse mucho para llevar el ritmo de estudios, pero no se queja ni se rinde, cualidad que no deja de ser causa de admiración entre sus compañeros.

El 1 de septiembre de 1939 empieza la segunda guerra mundial: Polonia es invadida primero por la Alemania nazi y luego por la Rusia comunista. Sin embargo a finales de septiembre, Tadeo se presenta puntual al seminario, para el nuevo año escolar. Pero el 7 de octubre llega la policía nazi y se lleva todo, profesores y clérigos. Primera etapa, la prisión local en Wloclawek, por tres meses. Luego un traslado a la ciudad de Lad, los ponen en las instalaciones de un colegio salesiano, con algunas libertades de movimiento al interior; se trata entonces de retomar los cursos del seminario y Tadeo lleva a término el programa del quinto año de estudios. Todo se derrumba en el verano de 1940. El 26 de agosto, maestros y seminaristas son llevados al campo de concentración de Sachsenhausen, cercano a Berlín. Por fin, el 15 de diciembre, Tadeo y otros son llevados a Dachau, en la alta Baviera. Aquí está el primer campo de concentración nazi, creado en 1933 y los primeros deportados fueron ciudadanos alemanes anti nazis. Vinieron luego, en número creciente, los judíos capturados primero en Alemania y luego en los Países invadidos por las tropas alemanas.

En el 1940 son llevados allí más de ochocientos sacerdotes y religiosos polacos. Con ellos está Tadeo, que no es sacerdote todavía; así lo recuerda un compañero de deportación: «No era como los otros, en esas circunstancias su personalidad maduró y resaltó poco a poco que era un hombre increíblemente generoso, que moría a si mismo». El objetivo de este nuevo «curso de estudios» era la muerte. Para los torturadores, los deportados no son hombres con un nombre, tan sólo son números, y él es el número 22662. No es más un futuro sacerdote, porque allí nadie tiene un futuro. Sólo existía un presente atroz, y luego la muerte.

Aquí el clérigo Tadeo progresa: se olvida de su persona, hace de si un instrumento de alivio para los demás. El objetivo de su vida, y muerte, en Dachau es evitar a otros la fatiga, los golpes, las torturas; es procurar comida a quien está muriendo de hambre. Hace uso de toda su voluntad para sobrevivir ayunando, para dar su ración a otros. Un testigo cuenta: «Elevarse por encima de la necesidad de comida, allí donde el hambre torcía los tripas, era una empresa extraordinaria». Otro dice: «Tadeo, un chico besado del sol. En las situaciones más oscuras, él logró recoger un rayo de la misericordia divina para dárselo a los demás». Un compañero de reclusión relata así su fin: «Murió de hambre. Asado en el crematorio». Tenía 28 años.

En el año 1999, durante una de sus visitas a Polonia, el papa Juan Pablo II lo proclamó beato, como mártir, junto a otras 107 víctimas del odio a la fe entre 1930-1945.
 

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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Postulante y Mártir

Martirologio Romano: En Valencia, España, Beatos Ricardo Gil Barcelón (sacerdote) y Antonio Arrué Peiró (postulante), miembros de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, asesinados por odio a la fe ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Incluso la familia de Don Orione hizo su contribución con sangre durante la masacre inhumana de los obispos, sacerdotes, religiosos y monjas, asesinados por odio a la Iglesia Católica en España, durante la sangrienta guerra civil de 1936-39. Las víctimas orionistas son el padre Ricardo Gil Barcelón y el postulante Antonio Arrué Peiró.

Antonio Arrué Peiró, nació el 4 de abril 1908 en Calatayud, Zaragoza (España) siendo sus Antonio Arrué y Aqueda Peiró Caballer, personas de modestas condiciones económicas pero buenos cristianos, entre sus parientes hubo un obispo dominico en Filipinas quien murió en 1896.

Asistió a la escuela durante unos años de Calatayud y de su padre aprendió el arte del tallar la madera. El 22 de agosto de 1926 quedó huérfano de padre y después de un tiempo murieron también su madre y una hermana, todas estas muertes y la falta de apoyo y abandono de la familia provocó en él un período de depresión.

A los 23 años, en 1931, conoció al sacerdote Ricardo Gil Barcelón, quien lo acogió en su casa en Valencia, por gratitud Antonio colaboraba allí como guardián de aquella vivienda, también ayudaba en la misa en la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados y con las ayudas a los pobres.

Era un joven serio y piadoso, trabajador, de pocas palabras. El Padre Ricardo reconoció su vocación y vio en él cualidades convenientes para que se uniese a la “Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia", informó de aquello Don Orione en cartas, y consideró a Antonio como postulante por lo que comenzó a darle clases de latín.

Antonio Arrué perseveró durante cinco años en la vida de piedad y dedicación a los demás, haciendo todo lo posible para ayudar a las legiones de pobres que acudían con confianza a ellos.

El 3 de agosto de 1936 regresaba a casa cuando se dio cuenta de que el Padre Ricardo había sido detenido por militantes y anarquistas, y rechazando la invitación de los vecinos que querían ocultarlo y ayudarlo a escapar, se unió al religiososque le había ayudado tanto.

El 4 de agosto cuando asesinaron al sacerdote, el se arrojó a su lado para sostenerle, los anarquistas le rompieron el cráneo con la culata de un rifle, asociándolos en el martirio.

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Por: . | Fuente: Franciscanos.org

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beato Enrique Krzysztofik, presbítero y mártir. Deportado durante la guerra desde Polonia a una cárcel extranjera por su fe cristiana, acabó entre suplicios su martirio (1942).
Sacerdote capuchino, profeso desde 1927. Era guardián y director de estudios del convento de Lublin; religioso de extraordinario celo, fe y entrega a la causa de Dios. Arrestado el 25 de enero de 1940, lo deportaron al campo de Dachau, donde fue sostén espiritual de los que sufrían y de los moribundos. En su última carta a los seminaristas les escribía: «Estoy pavorosamente flaco... Peso 35 kilos. Me duelen todos los huesos. Estoy tirado en la cama como en la cruz con Cristo. Pero estoy contento de estar y sufrir con él. Ruego y ofrezco a Dios estos mis sufrimientos por vosotros». Murió el 4 de agosto de 1942.

El 13 de junio de 1999, el papa Juan Pablo II beatificó, en Varsovia, a un grupo de 108 mártires de la última Guerra Mundial en Polonia, entre ellos está nuestro beato Enrique.

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Monje y Mártir

Martirologio Romano:En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Horn, mártir. Fue monje en la Cartuja de esta ciudad, sin apartarse nunca del cumplimiento de la Regla. Debilitado por una larga permanencia en la cárcel durante el reinado de Enrique VII y sometido finalmente al suplicio en el patíbulo de Tyburn, emigró a la derecha de Cristo (1540).
El calendario cartujano celebra hoy al último de los mártires de la Cartuja londinense. Ya vimos en la reseña del martirio de San Juan Houghton y sus compañeros, el 4 de mayo, las circunstancias pormenorizadas del martirio de aquellos monjes a los que el lugarteniente de Enrique VIII, Tomás Cromwell, no sólo se negó a oírles su defensa sino que les infligió un terrible martirio.

Nuestro Beato Guillermo forma parte del grupo último que fue apresado por negarse a reconocer como cabeza de la Iglesia en Inglaterra al sensual Rey Enrique. Todos los datos de las detenciones y provocaciones de los súbditos de Cromwell a aquella Comunidad los sabemos de primera mano por el monje Dom Mauricio Chauncy, miembro de la Cartuja de Londres, que pudo huir al continente y le escribió lo sucedido al Reverendo Padre General. A él seguimos transcribiendo lo que nos dice del Hermano Guillermo.

El Padre Chauncy nos dice que después de dos años de vejaciones, desde la muerte de los primeros mártires, y viendo que todo el mundo se sometía al edicto regio, algunos de la Comunidad «no sin gran lesión de su conciencia y, llorando, se sometieron a la voluntad del Rey.

Los demás no quisieron tener en más la Casa de piedra que a sí mismos y anteponiendo a todo la salvación de su alma, dieron con gusto cuanto tenían, y se negaron a conseguir su libertad mediante una simulación, antes bien, resistieron al rey con firmeza para alcanzar así una resurrección más feliz y tener en el cielo una casa no hecha por mano de hombres.

Este último grupo consta de diez cartujos, seis Hermanos y cuatro Padres. Todos fueron encarcelados el 20 de mayo de 1537 en cárcel asquerosísima, en la ciudad de Newgate, en donde murieron al poco tiempo, excepto uno, por la inmundicia y el hedor de la cárcel. Al oír esto, el predicho representante regio se impacientó mucho y juró que los habría atormentado más cruelmente si no hubiesen muerto.

El Hermano converso sobreviviente, Guillermo Horn, permaneció tres años en la cárcel con buena salud. Sacado finalmente el 4 de noviembre de 1541 y sometido a los mismos tormentos de mutilaciones y desgarramientos de su cuerpo que su Padre Prior, padeció y murió con él. Así, el hijo siguió a su Padre, siendo entre todos el más cruelmente atormentado, y murió al cabo por amor a Jesucristo y por la fe de su Esposa la Iglesia católica, negándose a prestar en falso un juramento».

En la Orden siempre se guardó con gran veneración la memoria de estos hermanos mártires, mas cuando Inglaterra comenzó a cambiar la legislación respecto a los católicos en el S. XIX, el Papa León XIII proclamó, el 6 de diciembre de 1887, beatos a los dieciocho cartujos ingleses junto con otros dieciséis mártires de la Reforma de Enrique VIII.

Oración
Padre todopoderoso, que concediste al Beato
Guillermo fortaleza para morir por la
libertad de la fe; te rogamos que su intercesión
nos ayude a soportar por tu amor la adversidad
y a caminar con valentía hacia Tí,
fuente de toda vida.
Por Nuestro Señor Jesucristo
Amén

"Santos y Beatos de la cartuja", pág. 64, autor Juan Mayo Escudero, Edit. Analecta Cartusiana, ISBN 3-901995-24-2, año 2000 REPRODUCIDO CON AUTORIZACIÓN DEL AUTOR

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11:29 p.m.

Por: . | Fuente: HispaniaMartyr.org

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Barcelona, España, Beato José Guardiet y Pujol, sacerdote diocesano; asesinado por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

El Doctor Josep Guardiet i Pujol nació el día de la fiesta de san Luis Gonzaga de 1879 en Manlleu, industriosa villa de la plana de Vic en la que su padre era farmacéutico. Cursó estudios eclesiásticos en el seminario de Vic, siendo ordenado en 1902. Se doctoró en Teología en la Universidad Pontificia de Tarragona.

Cómo era el Doctor Guardiet

El celo por la gloria de Dios y la salvación de las almas de sus parroquianos le devoraba como a Elías. Su actividad parroquial era incansable; decía: “procuremos tener siempre más trabajo que el que podamos hacer”.

Cuando regía la parroquia del Espíritu Santo en Tarrasa, en una excursión con los jóvenes, pasando por Rubí, exclamó proféticamente: “¡Rubí, Rubí, quien pudiera vivir en tu pueblo y dar por ti su sangre!” Los jóvenes le replicaron: -“¿Sabe que es un pueblo muy malo?”. Él respondió: “Nadie es del todo bueno; yo siento este deseo apostólico”. En 1917 era nombrado párroco de San Pedro de Rubí, y veinte años después iba a cumplirse este su deseo.

Predicador y catequista incansable. Enérgico y emprendedor a la vez que bondadoso y afable, rebosante de creatividad pastoral, austero y servicial, sacrificado y caritativo hasta el extremo.

Le llamaban el párroco de la sonrisa por su proverbial amabilidad, su sentido del humor. Firme pero siempre dispuesto a concitar voluntades, hizo que su parroquia se convirtiera en modelo, y el Doctor Guardiet en el rector por antonomasia del obispado. Su rectoría era la casa de todos. No tenía horas de despacho porque era un continuo entrar y salir de gente, y dejaba el plato de comida sobre la mesa para atender de inmediato al visitante. Decía: “La comida puede esperar, pero el feligrés no debe”.

La catequesis de los niños para su primera comunión era su más grata actividad. Decía: “Un niño que recibe la comunión es más feliz que San José teniéndolo en brazos, porque es mejor comerse una manzana que tenerla en las manos.”

Organizador de mutiudinarias peregrinaciones a Lourdes y otros santuarios marianos, secundó la iniciativa del Obispo D. Manuel Irurita, como uno de los más entusiastas organizadores de la Primera Diada Catequista Interdiocesana en Montserrat el 25 de junio de 1933.

La persecución religiosa en su fase legal

Llegada la República, el Ayuntamiento de Rubí prohibió el toque de campanas. Hombre de iniciativas y soluciones, para suplir los toques el Dr. Guardiet ideó y puso en práctica la iluminación de los ventanales del campanario a base de distintos colores, según la festividad o acto que se quería anunciar. Si se celebraba bautizo, la luz era blanca; si boda, luz rosada; si exequias de párvulos, luz azul; si la defunción era de un adulto, luz violeta; para anunciar fiestas solemnes, luz roja, y para fiestas sencillas luz verde. Muchos de sus parroquianos llegaron a conocer el significado de las luces indicadoras mejor que el vetado tañido de las campanas. Su iniciativa tuvo resonancia internacional, y una revista católica inglesa dirigida por el famoso Gilbert K. Chesterton, con su peculiar humor británico, hizo un elogioso comentario de la ingeniosa novedad.

Intransigente con las ideas y amable con los equivocados, decía: “Hemos de ser implacables con el error, aunque condescendientes y respetuosos con las personas que lo sostienen.”

Mantuvo digna postura ante las autoridades de la villa por su radicalismo en la cuestión de los entierros religiosos, que ponían obstáculos a las declaraciones de los difuntos, firmadas en vida de querer ser enterrados católicamente, so pretexto de defectos de forma, obligando a retirarse a los sacerdotes del cortejo fúnebre.

La Alcaldía prohibió la tradicional procesión mariana de final del mes de mayo. El Dr. Guardiet publicó la siguiente nota:

“La Alcaldía notifica a la Parroquia que con el fin de mantener el orden público no tiene por conveniente se celebre la procesión anunciada para esta tarde. La Parroquia ha de procurar secundar siempre el mantenimiento del orden público y ha de ayudar al Ayuntamiento en su tarea por conseguirlo. Por ello la Parroquia no sólo obedece la voluntad de la Alcaldía, sino que se adelanta, y suprime también la Procesión del Corpus de este año .

Si el temor de perturbación del orden público viniese de parte de los fieles de la Parroquia, ésta sabría impedirlo y garantizar su mantenimiento, pero no cree la Parroquia que se le pueda culpar del peligro de perturbación, siendo la entidad que más manifestaciones de carácter público ha organizado en la villa y fuera de ella, y nunca éstas han perturbado el orden, y así seguirá pasando.

En la tarde de hoy celebraremos con solemnidad la conclusión del mes de María y la bella fiesta de la Primera Comunión dentro de la iglesia.

En la tarde del día del Corpus, también dentro del templo celebraremos fiesta solemnísima, y desde la mañana estará expuesto Nuestro Señor, a quien harán vela voluntaria todos los adoradores que tiene en Rubí. Jesús se quedará este año dentro de la iglesia, por el temor de que saliendo perturbe el orden público, Él que es la pacificación de los espíritus y de los pueblos.”

En Julio de 1936 comienza la fase sangrienta de la persecución religiosa

Ramón Ratés, hombre de ideas opuestas a las del Dr. Guardiet, escribe en su libro “Memories d’un cafeter”: “Comenzada la guerra civil y tras algunos asesinatos… supe que se proponían matar al Dr. Guardiet, y por primera y única vez, de prisa y corriendo, me fui a la rectoría para ofrecerle refugio en mi casa, el lugar más seguro, porque nadie sospecharía que estuviese escondido en casa Ratés. El hombre, conmovido, me abrazó y me dio las gracias, pero rehusó el ofrecimiento.”

El Doctor Parellada, médico de Rubí, la mañana del día 19 de julio fue a buscar al Dr. Guardiet al Casal Popular donde presidía una reunión de la Juventud Católica Femenina, para decirle que a las tres cerraban la frontera, que se marchaba y que si no se iba con él ya no tendría tiempo de marchar. El Dr. Guardiet le dio las gracias y declinó la invitación “Mi sitio está junto a mis feligreses”, le dijo.

El lunes día 20 de julio abrió la iglesia y dio la Comunión cada cuarto de hora, como hacía siempre. Pero al llegar la noche gente amenazadora se apostaba en torno de la Parroquia. El Vicario Mn. Josép Tintó, testigo de los hechos, y que pudo salir con vida, relata lo sucedido:

Un tiro a media noche fue la señal de ataque convenido. Momentos después llamaba estrepitosamente a la puerta de la casa rectoral un numeroso grupo de gente armada exigiendo las llaves del templo y la presencia del "Señor Guardiet".

Se presentó conmigo en la plaza; le obligaron a abrir la Iglesia y encender las luces. La mayoría de los asaltantes se mostraban cohibidos ante la serenidad y autoridad moral del Dr. Guardiet, pero, instigados por el que capitaneaba el grupo, irrumpieron atropelladamente en el templo.

El Dr. Guardiet se dirigió al jefe de los asaltantes y le pidió autorización para retirar el Santísimo Sacramento a su casa. El jefe se la dio.

Una vez en la rectoría miraba por una ventana preguntándose esperanzado si se limitarían sólo al saqueo, pero el ruido de apilar los bancos, las explosiones de las botellas de líquido inflamable y los primeros fogonazos de las llamas que consumían en pocos instantes la obra de muchos siglos, desvanecieron su esperanza.

El Dr. Guardiet pasó ante Jesús Sacramentado en amistoso coloquio las cuatro horas que faltaban hasta el amanecer, disponiéndose para el martirio que sabía próximo. Al apuntar el nuevo día, en una de sus reacciones características que reflejan su personalidad, bajó a la plaza completamente solo con un cubo de agua con la vaga esperanza de salvar lo poco que restaba por destruir. Volvió por otro cubo una y otra vez hasta que uno de los revolucionarios que quedaba por allí, amistosamente le convenció de que en interés de todos volviera a la rectoría. Acató, pues tras los sufrimientos de aquella noche ya poco le importaban la detención, la cárcel y la muerte.

Detención, prisión y muerte

El martes 21 le detenían, y entre un griterío amenazador le llevan a la cárcel de Rubí. Allí pasó 15 días rezando y dando consuelo religioso a los demás detenidos.

El tres de agosto, a las tres de la madrugada, unos milicianos forasteros le sacan de la cárcel y con otros dos vecinos de Rubí le llevan a la carretera de San Cugat al Tibidabo, la sangrienta Arrabassada, y le asesinan en lugar conocido por el Pi Bessó (el pino gemelo).

En su recuerdo se erigió en 1939 un monolito de piedra, que en los últimos años ha sido profanado repetidas veces, pero que otras tantas, los celosos “Amigos del Doctor Guardiet” de Rubí, lo han restaurado y lo mantienen siempre ornado con flores.

Sus venerables despojos fueron inhumados en el Cementerio del Sudoeste de Barcelona, y en 1945 trasladados a su querida Parroquia de San Pedro de Rubí, junto al altar de la Virgen de Montserrat de la que fue gran devoto.

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