San Expedito
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Comandante de una legión romana martirizado en la persecución de Diocleciano[unable to retrieve full-text content]
Comandante de una legión romana martirizado en la persecución de Diocleciano[unable to retrieve full-text content]
En Roma, en la basílica de San Pedro, san León IX, papa, que primero fue obispo de Tulle durante veinticinco años, defendiendo enérgicamente a su grey, y una vez elegido para la sede romana, reunió varios sínodos para la reforma de la vida del clero y la extirpación de la simonía.[unable to retrieve full-text content]
En la playa junto a Greenwich, en Inglaterra, pasión de san Elfego, arzobispo de Canterbury y mártir, el cual, mientras los daneses pasaban a sangre y fuego el país, se presentó ante ellos con la intención salvar a su grey y, al no poder ser rescatado por dinero, el sábado después de Pascua fue golpeado con huesos de oveja y finalmente degollado.[unable to retrieve full-text content]
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo.[unable to retrieve full-text content]
En Constantinopla, santa Antusa, virgen, que, siendo hija del emperador Constantino Coprónimo, se dedicó a ayudar a los pobres, a redimir a siervos, a reparar iglesias y a edificar monasterios, recibiendo el hábito monástico de manos del obispo san Tarasio.[unable to retrieve full-text content]
En la isla Egina, santa Atanasia, viuda, que vivió como solitaria y fue también hegúmena, ilustre por sus virtudes y observancia monástica.[unable to retrieve full-text content]
Duodécimo sucesor de San Pedro, defendió a la Iglesia de las heregías[unable to retrieve full-text content]
En Melitene, en Armenia, san Acacio, obispo, que intervino en el Concilio de Efeso contra Nestorio para defender la fe católica, y después fue depuesto injustamente de su sede (c. 435).[unable to retrieve full-text content]
En la isla de Eigg, en las Hébridas interiores, frente a Escocia, san Donnan, abad, junto con cincuenta y dos monjes, que durante las celebraciones pascuales fueron degollados o quemados por unos piratas.[unable to retrieve full-text content]
En Zaragoza ciudad, santa Engracia, virgen y mártir, que sufrió duros suplicios, quedándole las llagas como testimonio de su martirio (s. IV).[unable to retrieve full-text content]
En Roma, san Benito José Labre, el cual, deseoso desde su adolescencia de una áspera vida penitente, realizó peregrinaciones a célebres santuarios, vistiendo harapos y contentándose con limosnas, dando ejemplo de piedad y penitencia, y regresado a Roma, se entregó a una vida de oración y de pobreza extrema.[unable to retrieve full-text content]
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Es uno de los santos medievales más populares, cuya figura se agrandó por el juego de la fábula y cuyos milagros verdaderos o menos contribuyeron a meterlo en las entrañas del pueblo.[unable to retrieve full-text content]
En Roma, en la basílica de San Pedro, conmemoración de san Abundio, que, como narra el papa san Gregorio I Magno, fue humilde y fiel mayordomo de esta iglesia.[unable to retrieve full-text content]
En Mira, de Licia, san Crescente, que consumó el martirio por medio del fuego.[unable to retrieve full-text content]
Patrona de los enfermos crónicos que quieren aprovechar su larga enfermedad para pagar sus pecados, convertir pecadores y conseguir un gran premio en el cielo. El decreto de Roma al declararla santa dice de ella que fue "un prodigio de sufrimiento humano y de paciencia heroica".[unable to retrieve full-text content]
En Elphin, en Irlanda, san Asaco, obispo, considerado como discípulo de san Patricio y primer obispo de esta Iglesia (s. V).[unable to retrieve full-text content]
En Aviñón, en Francia, san Benito, que, siendo adolescente, ejercía de pastor, hasta que se trasladó a esta ciudad y se dedicó, con la ayuda del preboste, a construir un puente sobre el Ródano, muy útil para los ciudadanos.[unable to retrieve full-text content]
En Tarragona, en Hispania, san Hermenegildo, mártir, que siendo hijo de Leovigildo, rey arriano de los visigodos, fue convertido a la fe católica por [san Leandro], obispo de Sevilla, y recluido en la cárcel por disposición de su padre al haberse negado a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, el día de la fiesta de Pascua fue degollado por mandato de su propio padre.[unable to retrieve full-text content]
En Menevia, de Cambria, en Gales, san Carádoco, presbítero y ermitaño, que siendo tañedor de arpa en el palacio real, al constatar que allí se quería más a los perros que a los hombres, decidió servir a Dios bajo la dirección del abad Teliavo.