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Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En Montecerignone, de la Romagna, beato Domingo Spadafora, presbítero de la Orden de Predicadores, que trabajó diligentemente en el ministerio de la predicación (1521).

Observación: En el antiguo santoral se lo recordaba el 3 de Octubre

Domingo Spadafora, nació en Randazzo en 1450, de la nobilísima y antiquísima familia Spadafora, oriunda de Costantinopoli, llamada así porque tenía el privilegio de llevar la espada desenvainada en presencia del Emperador. Domingo, despreciando cualquier humana grandeza, decidido honrar y servir al Señor de los Señores entró en la Orden Dominica, en el floreciente Convento de Santa Zita en Palermo, fundado por Pedro Jeremías.

Enviado a Padua para completar sus estudios, si admirables fueron sus progresos en la ciencia, más admirables fueron los adquiridos en la sólida virtud. Conseguido el doctorado, y de regreso en su patria, su santidad y saber no pudieron permanecer escondidos y fue nombrado ayudante del Maestro General.

En una capillita de Monte Cerignone, en el estado de Urbino, había una milagrosa imagen de la Santísima Virgen por la que los habitantes tenían gran veneración; deseando edificar allí una iglesia con religiosos que se dedicasen a la cura espiritual de la población circundante, pensaron en los dominicos.

Se dirigieron al Maestro General para conseguir que se iniciara una obra tan ventajosa para las almas y para la gloria de la Virgen, a la cual la Orden profesa especial devoción. El proyecto se aprobó, y Domingo fue elegido para dirigir la nueva fundación. En 1491 surgieron así la iglesia y el Convento del cual Domingo fue guía hasta su muerte. Para edificación de toda la población, en la ferviente comunidad florecieron las leyes y el espíritu de la Orden.

En todo Montefeltro se lo consideraba a Domingo un santo, y como tal fue venerado después de su muerte, sobrevenida el 21 de diciembre de 1521. Fue sepultado en la iglesia conventual, y en 1545 se encontró su cuerpo incorrupto. Desde 1677 es venerado en la iglesia de Santa Maria in Reclauso en Monte Cerignone.

El Papa Benedicto XV confirmó su culto el 12 de enero de 1912. El 3 de octubre se conmemora el aniversario de la traslación de sus reliquias llevada a cabo en 1677.

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11:24 p.m.

Por: Pilar Civera | Fuente: Memorias de mi abuela. Ed. Congregación de Colegios de la Pureza de María Q21

Fundadora de la Congregación Pureza de María

(Pollensa, 6 de agosto de 1837 - 21 de diciembre de 1922).

Alberta nació un 6 de agosto, hace unos 170 años, en un atractivo pueblecito mallorquín llamado Pollensa. Sus padres se llamaban Alberto y Apolonia. Desde muy temprana edad sus padres se preocuparon de darle una formación sólida, y a ella le gustaba la idea pues sentía una viva inclinación por saber el por qué de las cosas, la naturaleza atraía poderosamente su atención, disfrutaba subiendo una montaña y contemplando una puesta de sol en el silencio de un tarde de verano, le impresionaba muchísimo la inmensidad del mar, su alma se dilataba observando una noche de luna llena o un eclipse, y no le importaba interrumpir su sueño para ver una lluvia de estrellas o el paso de un cometa.

Aseguraba haber nacido en el marco de un hogar disciplinado, este factor fue determinante para forjar su carácter; era alegre, abierta, generosa, segura de sí misma serena y recta, muy recta, de ninguna manera pactaba con la mentira ni con la hipocresía, y decía que los asuntos relevantes, se resolvían con mucha oración y prudencia, y que debían de analizarse detenida y seriamente.

Por razones de trabajo de su padre que era militar, vivió un tiempo en Barcelona, cuando regresó de esta ciudad la familia se estableció en Palma, la capital de Mallorca, entonces recibió unas clases particulares para optar al título de maestra, se las impartió un joven que más tarde

sería parte del plan de Dios en su vida, Francisco Civera; ella era apenas una adolescente que como todas las demás, despertaba a la vida y notaba que su corazón empezaba a latir aceleradamente.

A ella le encantaba ir a Valdemar, un pueblecito muy lindo a unos pocos kilómetros de Palma, a ella le gustaba descansar allí, en el patio de la casa, había un asiento en el que permanecía largo rato cosiendo, rezando o contemplando una flor

Después de algunas clases con el apuesto profesor, descubrió que él, Francisco, era estupendo; no sólo lo admiraba por sus conocimientos sobre las Matemáticas y las ciencias, sino por su nobleza y caballerosidad, algo estaba pasando dentro de ella , se sorprendía pensando en él a cualquier hora , se fijaba en los colores de su camisa, de su corbata, pero además, intuía que también dentro de él había un afecto serio y delicado hacia ella que no se reducía a la simple cortesía de un profesor con su alumna, por aventajada que esta fuese; cuando pasaron unos días no dudó e n contarlo a su madre, que por supuesto, ya había advertido que algo estaba pasando en el corazón de su querida Alberta, recordaba cómo que la abrazó y sonrió , y que este gesto le infundió confianza y seguridad.

Un día decidió hacerle un regalo a Francisco, y se lo comunicó a su madre, ella compartió su ilusión y le compró un pluma para obsequiarle, Francisco, impresionado por aquel detalle, respondió con unos versos que comienza así:

Gracias mil el alma mía Te rinde, Alberta, en verdad, Por tu fina cortesía, Por la pluma que me envía Tu dulce y tierna amistad…

El amor entre los dos se iba consolidando, Francisco cada vez se sentía más atraído por su madurez , inteligencia y la belleza de su alma limpia, el noviazgo se formalizó y contando con la probación de las dos familias, el 7 de abril de 1860, el Señor bendijo su matrimonio en la Iglesia de San Nicolás de Palma, fue un día maravillosos, los recuerdos le venían a borbotones; al recordar este día, que ella calificaba como inolvidable, a sus ojos se asomaban dos tímidas lágrimas , como si decirlo, le restara encanto.

El hogar supo pronto de la alegría indecible de la llegada del primer hijo que lo bautizaron con el nombre de Bernardo, todo era luminoso, ni una nube se interponía en su incipiente felicidad, pero después de una año,, la vida del niño se apagó. Alberta y su esposo se abrazaron fuerte y desde lo profundo de sus corazones doloridos preguntaron ¿ Por qué Dios mío?, ¿Por qué?, pero sólo el silencio encontraban por respuesta.

Al cabo de un año, la alegría regresó de nuevo a sus corazones con el nacimiento de Catalina, pero dos años más tarde una epidemia de cólera se la llevó también al cielo.

A Alberta le costaba mucho recordar esas cosas, las decía despacio, se notaba que el dolor la había marcado, hacía breves pausas, como para descansar y tomar fuerzas.

Después, nacieron otros dos niños Bernardo y Alberto. Francisco y ella tenían mucho miedo de que la muerte se los arrebatara, estaban muy unidos, su amor había crecido muchísimo y todas las noches, después de cenar y acostar a los niños, ante la imagen de la Virgen que tenían sobre la cómoda de su habitación, rezaban, y su oración se mezclaba con el llanto y el dolor.

Bernardo también murió a los pocos años de nacer, sólo les quedó Alberto con una salud muy precaria que exigía muchos cuidados y atenciones.

Francisco y ella no entendían nada de todo lo que sucedía, en la oración encontraban la paz y la fuerza para seguir. Albertito iba creciendo y alegraba sus vidas, hacían proyectos…

Se entregó de lleno al colegio que con Francisco había fundado y en el desplegó todo su bagaje pedagógico, todo les iba bien.

Un día Francisco se sintió mal, lo vio el médico y comprobó que padecía de unas fiebres muy altas que no pudo controlarle, ningún esfuerzo por aliviarle tuvo éxito, Francisco también se iba, era el 17 de junio de 1869, esta muerte la sumió en una tristeza muy honda, experimentó una soledad muy grande y sólo en la oración encontraba sosiego; en nueve años había perdido tres hijos y el esposo, ¡había pasado rápido el tiempo!, parecía ayer que se habían conocido… ¿Quién entiende los designios de Dios?. Sin Francisco todo parecía carecer de sentido, pero ella buscaba… su fe la invitaba a rastrear en su interior y en el recuerdo de los acontecimientos alguna luz que le permitiera descubrir su nuevo camino; cuidaba de Alberto, atendía a sus padres que se iban haciendo mayores, Saturnino, su hermano, era de gran ayuda y apoyo, con él conversaba largos ratos de todo lo sucedido, tratando de vislumbrar el querer de Dios para ella.

A su mente acudió le idea hacerse monja salesiana, de las que tenían un convento en Palma, iría a hablar, tal vez ese era su lugar. Llegó el día de la cita, se levantó haciendo lo de un día normal y pensando en lo que debía explicar, y mientras estaba en su habitación arreglando cosas, le anunciaron que el Señor Alcalde y el Vicario de la diócesis, Dn. Tomás Rullán la esperaban en el salón para hacerle una propuesta de parte del Señor Obispo, Dn. Manuel Salvá. Ella se sorprendió enormemente de aquella vivita, le pedían hacerse cargo del Real Colegio de la Pureza, aquella invitación era claramente la voz de Dios, no tenía ninguna duda.

Al irse los distinguidos visitantes, lo comunicó a su familia. Humanamente hablando, la oferta no era absolutamente halagadora, pues se trataba de un colegio en ruinas en todos los aspectos, por lo tanto, requería de un temple gigante para volverlo a la normalidad.

Más que una invitación, aquello era un reto a su fe y a su confianza en Dios. Canceló su visita a las Salesas y por las noches después de dormir a Albertito, se retiró a su habitación a orar, en el silencio y a solas con Dios, aceptó, dijo Sí, iría al Colegio de la Pureza, tenía la certeza, de que allí, le esperaba Dios. Su familia la apoyó, Alberto pasaría al cuidado de su tío Saturnino.

El 23 de abril de 1870 fue la fecha elegida para ingresara a aquel viejo caserón llamado Can Clapers. La situación del centro tanto en su personal como en su mobiliario era lamentable, pero una fuerza interior la impulsaba a no dejarse vencer por el pesimismo y el cansancio, y así, en septiembre de ese mismo año, se inició el nuevo curso escolar, a los pies del Sagrario y de la Virgen de la Pureza, depositaba todas las noches sus preocupaciones, sus ilusiones, sus planes.

El Colegio crecía, los patios y pasillos rebosaban de rostros infantiles juguetones y alegres, impartía clases de gramática., historia, labores… en pocos años el Colegio se había recuperado, fue entonces cuando las autoridades de Palma le ofrecieron la rectoría de la primera Normal de Maestras que deseaba establecer en la capital, ella aceptó; el nombramiento oficial se hizo el 2 de mayo de 1872 y así , en el Colegio de la Pureza, con Alberta Jiménez al frente, el 13 de mayo del mismo año comenzó a funcionar la primer Escuela de Magisterio en la Isla.

Para esta época de su vida, tuvo que estudiar muchísimo, la prensa de Palma hacía eco de todo cuanto en Can Clapers sucedía.

Una vez que lograron la primera promoción de maestras, algunas de ellas pidieron quedarse para ejercer su profesión bajo la dirección de Alberta, a ella esto le satisfizo grandemente, las acogió con el mismo cariño que suele hacerlo las madres.

Al llegar a este punto de su vida, ella se encontraba feliz de hacer lo que hacía, sentía que ese era su camino, pero decía ella, que aún le faltaba algo, que muchas veces en su trato íntimo con el Señor experimentaba un deseo grande de entregarse definitivamente a ÉL.

Cuando se presentó la ocasión, no dudó en comunicarlo a las personas que con ella formaban el grupo de maestras, todas acogieron la idea con inmensa alegría, ya que era un anhelo deseado por todas, oportunamente se lo hicieron saber a Don Tomás, le pareció una idea excelente y comenzaron a redactar unas bases y unos estatutos, casi no podía creer lo que estaba pasando, pues con ese trabajo se estaba iniciando lo que sería la Congregación de Religiosas de la Pureza de María.

La autorización del Señor Obispo no se hizo esperar y el 19 de septiembre de 1874 quedó constituida la Primera Comunidad, los nombres de las Hermanas eran: Alberta Gimenez, María Aloy, Catalina Fornés, Magdalena Frau, Dolores Guardiola, y Catalina Togores.

Después de establecerse la Primera Comunidad, el trabajo pedagógico se intensificó, pues ella decía que la educación es una obra que siempre debe estar renovándose, le gustaba vivir informada, buscaba siempre nuevas forma de enseñar, la gente decía que era una pedagoga de vanguardia.

El 2 de agosto de 1892 se aprobaron las Constituciones, la obra iba viento en popa. En 1897 un nuevo visitador de la Congregación hace su estreno, se llamaba Don Enrique Reig, era secretario del Obispo y simpatizante de la Enseñanza, fue un gran apoyo para Alberta, siempre mostró interés por todo lo de La Pureza, y la animó a fundar Colegios fuera de Mallorca, pues ya entonces había en las ciudades de Manacor y de Inca. Valencia, fue la primogénita en la Península.

Don Enrique trabajaba con ahínco para la Congregación, el 10 de mayo de 1901, envió un telegrama desde Roma, en el que se informaba que La Pureza había tenido la probación del Papa León XIII para funcionar como Congregación de Derecho Pontificio.

Por estas fechas, Alberto, era un joven y vivía en Zaragoza, se relacionaba con frecuencia con Alberta, y la mantenía informada de sus planes, a su vez, ella le escribía con asiduidad y le hacía sentir el amor que como madre guardaba para él, en varias ocasiones se lo manifestaba a través de poesías sencillas y llenas de ternura. Un día ella recibió una carta en la que le participaba su noviazgo y su decisión de contraer matrimonio con una joven llamada Joaquina Llonch, en el corazón de Alberta se hicieron presente muchos recuerdos ya lejanos pero que parecía que habían sucedido ayer. Leyó la carta más de una vez y se retiró a la capilla, aquella noticia necesitaba ser compartida con Dios.

Pocos años después, Alberto enfermó, y Alberta tuvo que acudir de manera inmediata a su lado, acompañada por H. Ferrá, al llegar, pudo comprobar que realmente su salud estaba muy deteriorada, los médicos y toda la familia le prodigaban cuidados y atenciones.

Después de una leve mejoría, sufrió una recaída muy fuerte que no pudo superar. Murió la noche del 18 de junio de 1908; Alberta, naturalmente lloró, pero estaba serena.

El 22 de julio de 1912, una orden ministerial le arrebató la rectoría de la Normal, fue un sufrimiento grande para ella, pues le había dedicado mucho tiempo, esfuerzo y cariño, la gente de Palma que la conocía, no daba crédito a lo que leían en los diarios, ella estaba tranquila, muchas ex alumnas y padres de familia llegaron a darle su apoyo y le hicieron ver la injusticia que se estaba cometiendo, y ella los calmaba diciéndoles : "Dios permite las cosas para nuestro bien, no se mueve una hoja del árbol sin su voluntad, yo había pedido varias veces que me quitasen el cargo, y ahora Dios, por otros caminos, me ha concedido lo que tantas veces pedí".

En agosto llegaron Hermanas de las otras casas ya que se celebraba el capítulo general, ella puso su renuncia como Superiora General de la Congregación, argumentaba su falta de salud y lo avanzado de su edad. La renuncia fue aceptada, Alberta estaba muy enferma, pero esto no le impedía ayudar en los menesteres de la casa, siempre estaba ocupada, rezaba muchos rosarios y pasaba largas horas en la capilla…

Entraba el año 1920, por todos los rincones del Colegio se comentaba que en mayo serían las bodas de oro, se preparó una fiesta por todo lo alto, acudieron todas las antiguas alumnas, el día esperado era el 1º de mayo, se despertó con una diana, luego Misa solemne, almuerzo, tarde literaria, música, fuegos artificiales, fiesta mucha fiesta, llegaron flores y regalos de amigos, de padres de familia, de autoridades de Palma, todos reconocían su labor y en un acto oficial se le concedió la Gran Cruz de Alfonso XII, ella se dejó festejar con la serena alegría de siempre, lógicamente se emocionó pues no esperaba tanto, en todo momento se mostró atenta, fina y muy agradecida con la sencillez que la caracterizaba.

Su vida se fue gastando entre las paredes del viejo caserón que desde que ella llegó le dio sabor a hogar, se le vio muy contenta con las fundaciones del Puerto de la Cruz y de Santa Cruz en las Islas Canarias, sin embargo, sus movimientos eran cada vez más lentos y veía con mucha dificultad , todas las Religiosas, ex alumnas y alumnas que la visitaban estaban conscientes de que el final estaba cerca, llegaban Sacerdotes a animarla, a orar con ella, a darle el Sacramento de los Enfermos, algunos días los pasaba mejor que otros, la sentaban en un sillón que tenía en su habitación, decía que así estaba más cómoda , y en la madrugada del 21 de diciembre de 1922, dormida en el sillón, sin ruido, sin palabras, entregó su alma a Dios ,

Toda Palma la lloró , todos querían acercarse a ella para darle el último adiós ; su nieta repasaba en silencio todos los momentos felices que había compartido con ella, recordaba sus consejos, sus gestos bondadosos, todo se le agolpaba en la mente y en el corazón, sentía que algo de ella se iba con su abuela Alberta y calaba hondo en su alma, aquella frase que tantas veces la escuchó pronunciar:

"Nací para el Cielo y a Él todas mis aspiraciones"

El 22 de marzo de 1986 fue declarada Venerable por el Papa Juan Pablo II.

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11:24 p.m.
Nació en Weitersburg, cerca de Koblenz, Alemania.

Siendo aun niño murieron sus padres, y tuvo la necesidad de trabajar como deshollinador.

En su juventud, estableció con esfuerzo un taller pero nuna olvidó destinar parte de sus ganancias para los más necesitados.

Dios lo inspiró y en su afán de caridad y servicio, con varios jóvenes que compartían sus ideas, organizó la Cofradía de San Luis, siempre procurando ayudar a los más desposeidos.

Poco después tomó los hábitos e hizo votos de castidad y pobreza.

Se distinguió por su ferviente devoción a la santísima Virgen, en su advocación de María Auxiliadora, a quien solicitaba protección.

Su amor a Dios en el servicio al prójimo lo llevó a fundar en su país, en 1849, la congregación de los Hermanos de la Misericordia de María Auxiliadora.

Su congregación creció, aun con penurias, enfermedades que soportó con paciencia, y calumnias y envidias que toleró con valor hasta su muerte, acaecida en la sede de su fundación.

Su obra se ha extendido en Europa, Malasia y Brasil con el apostolado a beneficio de los indigentes y los enfermos, para quienes se han fundado hospitales, clínicas de rehabilitación, hospicios, asilos y otros establecimientos como éstos.

Beatificado por Juan Pablo II en 1985.

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San Pedro Canisio, presbítero de la Compañía de Jesús y , el cual, enviado a Alemania, se dedicó con ahinco a defender la fe católica y a confirmarla con la predicación y los escritos, entre los que sobresale el Catecismo, encontrando el reposo de sus trabajos en Friburgo, población de Suiza.

11:24 p.m.
Nacido en Lomsa, Polonia, el 1 de Noviembre de 1885

Presbítero qeu por su fe fue encarcelado en el extranjero y llevado al campo de concentración de Sachsenhuse, soportados los tormentos, pasó a la gloria celeste el 20 de Diciembre de 1940.

Beatificado por Juan Pablo II el 13 de junio de 1999 junto a otros 107 mártires polacos.

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click"; AQUI

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11:24 p.m.
Ursicino era un monje irlandés compañero de San Columba.

Ellos estaban a cargo de las Galias en el año 610.

Ursicino se quedó en las montañas de Jura en busca de los lugares para vivir como ermitaño.

Se dice que Ursicino lanzó un palo desde la cima de las montañas para que el ciele le indicase el lugar justo donde construir su ermita.

El palo de Ursicno acabó, de hecho, cerca de una cueva en el valle del río Doubs.

Aquí construyó una capilla dedicada al San Pedro y un monasterio que asumieron la regla de Colombano.

Ursicino murió alrededor de 620.

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11:24 p.m.

XV Papa


En el año 199, cuando murió el papa San Víctor I, el clero romano oró pidiendo consejo a Dios para nombrar al nuevo Pontífice. La señal esperada se produjo bajo la forma de una paloma que se posó unos instantes sobre la cabeza de nuestro santo e inmediatamente desapareció. Se vio en ella una imagen del Espíritu Santo, y Ceferino subió a la silla de San Pedro de inmediato.

Al iniciar su pontificado nombró a Calixto, quien luego sería su sucesor, como archidiácono de Roma, cargo equivalente al actual de Secretario de Estado, y que supuso convertirlo en su principal consejero, lo que dada la escasa formación teológica de Ceferino lo hizo depender totalmente de aquel.

Por otra parte, Ceferino estableció que los jóvenes cumplidos los 14 años hiciesen la comunión por Pascua, y que los cálices no fueran de madera introduciendo además el uso de la patena. Asimismo excomulgó a Tertuliano.

Fue por aquellas mismas fechas cuando el emperador Severo, que hasta entonces se había mostrado, si no favorable, sí al menos neutral con los cristianos, publicó su primer edicto de persecución contra éstos. Ceferino supo afrontar la noticia con gran presencia de ánimo.

A pesar de su alta dignidad, pasaba gran parte de su tiempo visitando los refugios de cristianos, animándoles con sus palabras y proporcionándoles recursos para sobrevivir. En ocasiones iba a verlos a la cárcel, y no pocas veces estuvo presente durante las torturas, intentando dar apoyo y esperanza con su presencia.

Al cabo de nueve años, las persecuciones cesaron con la muerte de Severo. Pero los problemas a los que debía enfrentarse nuestro Santo no habían terminado. Los herejes aprovecharon aquel momento de relativa tranquilidad para difundir sus doctrinas erróneas por doquier.

Durante su pontificado, inciado bajo el gobierno del emperador Septimio Severo, se reanudaron las persecuciones contra los cristianos, persecuciones que se suavizaron a la muerte de este y durante el mandato de su sucesor Caracalla pero que se reactivaron al ascender, en 217, al trono del imperio Macrino y que hace afirmar a ciertas fuentes que Ceferino murió en ese mismos año tras sufrir martirio aunque, al no existir pruebas documentales de tal afirmación, lo más probable es que falleciera de muerte natural.

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En el monasterio de Silos, de la región de Castilla, en España, san Domingo, abad, el cual, siendo ermitaño, restauró después este monasterio relajado, introdujo la disciplina y favoreció día y noche la alabanza divina.

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XXXIX Papa

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio Ponciano, en la vía Portuense, sepultura de san Anastasio I, papa, varón de gran pobreza y de apostólica solicitud, que se opuso firmemente a las doctrinas heréticas († 401)

Breve Biografía


Fue de nación romano; su padre se llamó Máximo. Fue elegido Sumo Pontífice imperando Graciano, y sucedió en la silla apostólica a San Siricio en diciembre del 398. Tuvo el sumo pontificado tres años, diez meses y veinticinco días.

Constituyó que los sacerdotes no estuviesen sentados, sino en pie e inclinados, cuando se leyese o cantase el Evagelio en la Iglesia, y que ningún peregrino, mayormente si era transmarino, fuese admitido en la clerecía si no traía fe de quién era, sellada y firmada de cinco obispos. Esto mandó por los Maniqueos, que entonces eran muy estimados en Africa, y para corromper a los católicos enviaban muchos de los suyos a diversas partes donde pudiesen sembrar sus herejías. Constituyó también que los débiles o mancos, o cualesquiera otros que careciesen de algún miembro, no fuesen clérigos.

Consagró la Iglesia llamada Crescentina en la región segunda, en la via Mamertina. Celebró dos veces órdenes por el mes de diciembre, y ordenó en ellas a 8 presbíteros, 5 diáconos y 10 obispos; y habiendo servido al Señor fielmente (porque no fue digno el mundo de gozarlo mucho tiempo, como dice San Jerónimo, su contemporáneo, pues fue hecho Pontífice por su gran santidad y pobreza apostólica a los 70 años y más de su edad, y también porque en su tiempo no viese rendida a la siempre triunfante Roma, señora del mundo), pasó de esta presente vida a tomar posesión eterna a los 27 de bril del año 401, imperando Graciano, según algunos Arcadio y Honorio.

San Anastasio combatió la herejía donatista en el Africa septentrional y condenó los errores de Orígenes.

Su santo cuerpo fue sepultado en el Cementerio de San Pedro junto al Oso Pleato y estuvo por su muerte vacante la silla aspostólica 21 días.
 

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11:22 p.m.

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

19 de diciembre

Etimológicamente significa “represor”. Viene de la lengua griega.

Felipe dice a Jesús: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dice: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.

Darío fue un mártir de los primeros siglos.
Hoy predomina en el calendario del Santoral, el gran rey de los Persas.

Su sombra aparece incluso en la Biblia y se proyecta en la antigua Grecia.

Junto a este personaje hay una santa de nombre Daría, una de las más célebres de la historia de la Iglesia..

NO fue mujer de Crisante. Era egipcia, de a Alejandría, y su marido era de Atenas.

Los dos eran cristianos en su matrimonio vivido en la continencia más absoluta.

Los dos murieron en Roma bajo el imperio e Numeriano.

Crisante sufrió el asalto a su castidad por parte de cinco chicas que querían hacerle caer en el pecado sexual.

Al contrario de este matrimonio, la vida de san Darío, festejado hoy, es muy sencilla.
Su nombre aparece juntamente con un grupo de mártires.

No hay datos seguros de su martirio.
Probablemente fue en la ciudad de Nicea, en Bitinia

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

“La oportunidad se presenta tarde y se marcha pronto” (Siro).


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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11:22 p.m.

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Cathoic.net

CC Papa

Etimológicamente significa “habitante de la ciudad”. Viene del latín.

Estamos en el año 1370. Es la triste época de los Papas de Avignon simultaneando con los de Roma.

Se les conoce como los desterrados de Avignon, ciudad amurallada y preciosa por su antigüedad y casco histórico.

No le tocaron tiempos fáciles. Este Papa pertenece a los de Avignon. Fue el mejor de los siete que hubo.

Era francés. Estudió y, al acabar, abrazó la vida religiosa con los benedictinos.

Fue una persona digna para la diplomacia, tan importante en aquellos días. Al morir el Papa, lo hicieron en seguida obispo, cardenal y Papa.

¿Qué hizo de especial?

Intentó reformar las costumbres. Le sentaban mal los lujos, invitó a todos los que trabajaban con él a llevar una vida austera. La cultura fue otra de sus grandes preocupaciones.

Se hizo ayudar de los franciscanos y dominicos para que el Evangelio llegase a las tierras de Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania y a Mongolia.

Pero lo que más sobresale en él es que dejó Avignon y se fue al sitio de donde ningún antipapa debería haber salido.

Esto ocurrió en el año 1366, con la oposición del rey francés y de algunos eclesiásticos de renombre.

Todo el mundo cristiano se sintió feliz de su retorno. Y en Roma hubo recibimientos y homenajes como no se puede uno imaginar después de más de 50 años con dos Papas al mismo tiempo.

Necesitaba emplearse a fondo en la ciudad eterna.

Estaba muy abandonada. Fue él quien comenzó la reconstrucción de los monumentos religiosos.

Su estancia o residencia la puso en el Vaticano.

Ante el esplendor que tomaba la ciudad, comenzó el turismo de gente sencilla e ilustre. Santa Brígida le disuadió para que n volviera a Avignon Murió tal día como hoy del 1370.

¡Felicidades a los Urbanos!

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7:12 p.m.

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Madre de todos los hombres, a pesar de traer el pecado al mundo junto con Adán, esta misma fue la "feliz culpa que nos mereció tan grande y buen redentor".

7:12 p.m.

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En Roma, en el cementerio Ponciano, de la vía Portuense, sepultura de san Anastasio I, papa, varón de gran pobreza y de apostólica solicitud, que se opuso firmemente a las doctrinas heréticas.

11:21 p.m.

Formadora de la juventud

Martirologio Romano: En Borgari, cerca de Turín, en Italia, beata Nemesia (Julia) Valle, virgen del Instituto de las Hermanas de la Caridad, que se dedicó de modo extraordinario a la formación y dirección de los jóvenes según el Evangelio, corriendo por el camino de los mandamientos del Señor por amor al prójimo (1916).

Breve Biografía

Julia, es el nombre que sus padres, Anselmo Valle y María Cristina Dalbar, eligen para ella. Nació en Aosta el 26 de junio de 1847, en el mismo día es bautizada en la antigua iglesia de San Orso.

Los primeros años de su vida transcurren en la serenidad de una familia que se alegra por el nacimiento de un nuevo hijo, Vicente, y donde el trabajo de la mamá que administra un negocio de modista y del papá que desempeña una intensa actividad comercial, aseguran un cierto bienestar. Su mamá muere cuando Julia tiene, tan sólo, cuatro años. Los dos huérfanos son confiados al cuidado de los parientes paternos, primero en Aosta, después a sus parientes maternos en Donnas. Aquí encuentran un ambiente sereno, la escuela, el catecismo y la preparación a los sacramentos se hace en casa, bajo la guía de un sacerdote, amigo de la familia.

Cuando Julia tiene once años, para completar su instrucción, es enviada a Francia, a Besançon, a un pensionado perteneciente a las Hermanas de la Caridad. La separación de la familia es un nuevo dolor para ella, una nueva experiencia de soledad que la orienta hacia una profunda amistad con “el Señor que tiene a su lado a su mamá”.

En Besançon aprende bien la lengua francesa, enriquece su cultura, llega a ser habilidosa en los trabajos femeninos, madura una delicada bondad que la hace amable y atenta hacia los otros.

Después de cinco años, Julia regresa a su tierra, pero no encuentra más su casa en Donnas. Su padre, se ha vuelto a casar, y se ha transferido a Pont Saint Martín. Encuentra una situación familiar tensa, donde la convivencia no es fácil. Su hermano Vicente no soporta: se va de la casa y no se sabrá nada más de él … Julia se queda y en su soledad nace el deseo de buscar aquello que la familia no le puede dar, a comprender aquellos que viven la misma experiencia de dolor, a encontrar gestos que expresen amistad, comprensión, bondad para todos.

En este periodo, en Pont Saint Martín se habían establecido las Hermanas de la Caridad. Julia encuentra allí su maestra de Besançon; las hijas de santa Juana Antida Thouret, la ayudan, la animan. Observa el estilo de vida donado a Dios y a los otros y decide ser una de ellas. Cuando su padre le presenta la propuesta de un buen matrimonio, Julia no vacila: ha decidido que su vida será toda donada a Dios: desea solamente ser Hermana de la Caridad.

El 8 de septiembre de 1866 su padre la acompaña a Vercelli, en el Monasterio de Santa Margarita donde las Hermanas de la Caridad tienen su noviciado.

Comienza una vida nueva en la paz, en la alegría, mas allá de las lagrimas por una separación no fácil. Se trata de entrar en una relación más profunda con Dios, de conocerse a sí misma y la misión de la comunidad, para ser disponible a andar donde Dios la llame. Julia entra con alegría en este camino de noviciado. Cada día descubre aquello que debe perder o conquistar: “Jesús despójame de mi misma y, revísteme de Vos. Jesús por ti vivo, por ti muero…” es la oración que la acompaña y la acompañará a lo largo de su vida.

Al fin del noviciado, con el habito religioso recibe un nombre nuevo: Hermana Nemesia. Es el nombre de una mártir de los primeros siglos. Está contenta y del nombre hace su programa de vida: testimoniar su amor a Jesús hasta las últimas consecuencias, a cualquier precio, para siempre.

Es enviada a Tortona, al Instituto de san Vicente. Encuentra una escuela primaria, cursos de cultura, un pensionado, un orfanato. Enseña en la escuela primaria y en los cursos superiores la lengua francesa. Es el terreno adapto para sembrar bondad. La Hermana Nemesia está presente donde hay un trabajo humilde para desarrollar, un sufrimiento para aliviar, donde un disgusto impide relaciones serenas, donde la fatiga, el dolor, la pobreza limitan la vida.

Muy pronto una voz se difunde dentro del instituto y en la ciudad: “¡Oh, qué corazón el de la Hermana Nemesia!”

Cada uno está convencido de tener un lugar particular en su corazón, que parece no tener limite: hermanas, huérfanos, alumnos, familias, pobres, sacerdotes del vecino seminario, soldados de la gran casa de Tortona recurren a ella, la buscan como si fuera la única hermana presente en la casa.

Cuando a los cuarenta años es nombrada superiora de la comunidad, la Hna.. Nemesia queda desconcertada, mas un pensamiento le da coraje: ser superiora significa “servir”, por consiguiente podrá darse sin medida y, humildemente, enfrenta la subida. Las líneas de su programa son trazadas:

“Enfrentar el paso, sin volver atrás, fijando una única meta: ¡Sólo Dios! “A Él la gloria, a los otros la alegría, a mí el precio a pagar, sufrir mas jamás hacer sufrir. Seré severa conmigo misma y toda caridad con las hermanas: el amor que se dona es la única cosa que permanece.”

Su caridad no tiene limites. En Tortona la llaman “nuestro ángel”

La mañana del 10 de mayo de 1903, las huérfanas y las pupilas encuentran un mensaje de la Hna.. Nemesia para ellas: “Me voy contenta, las confío a la Virgen…Las seguiré en cada momento del día.” Parte a las 4 de la mañana, después de 36 años… En Borgaro, pequeño pueblito cerca de Turín, existe un grupo de jóvenes que espera ser acompañado por un nuevo camino, hacia la donación total a Dios en el servicio a los pobres… Son las novicias de la nueva provincia de las Hermanas de la Caridad… El método de formación usado por la Hna.. Nemesia es siempre el mismo: el de la bondad, de la comprensión que educa a la renuncia más por amor, de la paciencia que sabe esperar y encontrar el camino justo que conviene a cada una.

Sus novicias la recuerdan: “Nos conocía a cada una, comprendía nuestras necesidades, nos trataba según nuestra manera de ser, nos pedía aquello que conseguía hacernos amar…”

La superiora provincial que tenía un carácter “en perfecta antítesis con el suyo” disentía de este método. Ella aplicaba un método rígido, fuerte, inmediato. Esta forma de ver generaba relevantes contrastes que desembocaban en reproches y humillaciones. La Hna.. Nemesia acogía todo en silencio, sonriendo continuaba su camino, sin apuro, sin dejar sus responsabilidades: “De estación en estación, recorremos nuestro camino en el desierto…y si el desierto es sordo Aquel que te ha creado siempre escucha…”

A lo largo de su camino la Hna. Nemesia se acerca al final. Han pasado trece años de su llegada a Borgaro. Cerca de quinientas hermanas aprendieron con ella a caminar los senderos de Dios. Ha donado todo: ahora el Señor le pide también de “dejar” a otras “su noviciado”.

La oración que ha hecho suya desde el inicio: “Jesús despójame de mi misma, revísteme de Vos” la acompaña a lo largo de toda la vida. Ahora puede decir “no soy más para ninguno”. El despojo es total. Es la última ofrenda de una vida donada totalmente por amor.

El 18 diciembre de 1916 la Hna. Nemesia muere.

Fue beatificada por Juan Pablo II el 25 de abril de 2004.

Reproducido con autorización de Vatican.va

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11:21 p.m.

Profeta del Antigugo Testamento

Martirologio Romano: Conmemoración de san Malaquías, profeta, que después del destierro de Babilonia anunció el gran día del Señor y su venida al templo, y la oblación pura que siempre y en todo lugar se le ofrecería.

Breve Biografía


Oriundo de Sofa, en Palestina, vivió en el siglo V antes de Cristo.

Perteneció a la tribu de Zabulón y fue el último de los doce profetas menores.

Desarrolló su actividad entre los años 450 y 455 antes de Cristo, después del destierro de Babilonia, anunció el gran día del Señor y su venida en el templo, y la oblación pura que siempre y en todo lugar se le ofrecería.

Los Padres de la Iglesia ven en las profesías de Malaquías el preanuncio del sacrificio de la misa y la llegada del precursor de Jesús: “He aquí que yo envío a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí”.

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