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Por: Carmen Elena Villa. | Fuente: Zenit.org

Mártires de Drina

Martirologio Romano: En Gorazde, en el cantón de Podrinje Bosnio, hoy Bosnia y Herzegovina, beatas Marija Jula (en el siglo Kata Ivanisevic) y cuatro compañeras, vírgenes de la Congregación de la Divina Caridad y mártires, muertas por la fe, en la fidelidad a sus votos religiosos.( 1941)

Este grupo de mártires está integrado por: beatas Marija Bernadeta (Terezija Banja,) Marija Krizina (Jožefa Bojanc), Marija Antonija (Jožefa Fabjan) y Maria Berchmana (Karoline Anna Leidenix)

Fecha de beatificación: 24 de septiembre de 2011, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Conocidas como las mártires de Drina, estas cinco religiosas pertenecientes a la orden de la Divina Caridad, fueron asesinadas por las milicias nacionalistas de Serbia durante la Segunda Guerra Mundial.


Ellas son Jula Ivaniševi, croata, que era la superiora de la comunidad ubicada en Pale; Krizina Bojanc y Antonija Fabjan, provenientes de Eslovenia, la austríaca Berchmana Leidenix, la mayor del grupo con 76 años, y Bernadeta Banja, húngara, la más joven, con 29 años.

Vivían en una población llamada Pale, ubicada al suroeste de Sarajevo que hoy cuenta con 30.000 habitantes. Allí tenían una comunidad, llamada la Casa de María en la que se dedicaban al cuidado de los enfermos y a alimentar a los niños huérfanos de la Casa del Niño, un orfanato que pertenecía al Estado. También daban socorro y medicina a todos los pobres y mendigos que venían de la montaña de Romanija.

En 1941, después de la rendición de Yugoslavia ante los nazis, el ejército de los chetniks, bajo la idea de la creación de un gran estado serbio, quería expulsar a todos los grupos minoritarios de su territorio, incluyendo los religiosos.

Muchos aconsejaron a estas hermanas huir a un lugar seguro. Pero ellas rechazaron la propuesta: "No les hemos hecho nada malo a esta gente", decían las hermanas. "Sólo hemos hecho el bien sin tener en cuenta su credo, nacionalidad. Debemos permanecer aquí con ellos, y apoyarlos en este momento difícil", insistieron.

En la nevada mañana del 11 de diciembre de 1941 un grupo de chetniks (guerrilleros serbios) rodearon la Casa de María, atacando el convento donde vivían. Antonija recibió un disparo. Además de ella estaban presentes en ese momento Berchmana, Bernadeta y Krizina junto con el sacerdote católico Franc Ksaver Meško. El convento fue saqueado y quemado.

La hermana Jula, por su parte, se encontraba fuera haciendo algunas compras. Al regresar se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, y a pesar del peligro que corría, decidió entrar para acompañar a sus hermanas. Los oficiales del ejército se sorprendieron al verla pues pensaron que escaparía.

Ellos, amenazándolas con revolver, las obligaron a dejar la casa sin ponerse ningún abrigo, pese al intenso frío que hacía afuera. Caminaron durante cuatro días y cuatro noches a Gorade a través de las montañas de Romanija. Todas excepto la hermana Berchmana, quien por su edad fue separada del grupo.

Llegaron el 15 de diciembre y los soldados intenaron obligarlas a renunciar a sus votos pero ellas se negaron a hacerlo. Ellos les dieron un tiempo para reconsiderar su decisión. Luego regresaron borrachos, quisieron abusar de ellas, les rasgaron sus ropas y comenzaron a golpearlas. Las hermanas se desataron de los brazos de los agresores diciendo “Jesús, sálvanos” y saltaron por las ventanas. Los chetniks corrieron frente a los cuarteles y vieron que estaban todavía vivas pero muy lastimadas. Comenzaron a acuchillarlas una a una hasta que murieron. Sus cuerpos fueron arrojados al río Drina.

Por su parte, la hermana Berchmana permaneció en Sjetlina cerca de diez días y luego le concedieron la libertad. Se fue en un carro a Gorade junto con otros aldeanos, supuestamente a ver a sus hermanas, pues no sabía que habían muerto; pero al ver que tenía un rosario en el cuello, la asesinaron el 23 de diciembre de 1941.

"Este año, la alegría del nacimiento de Cristo se mezcla con la ansiedad por las noticias sobre nuestras hermanas desaparecidas", escribía la superiora general de las hermanas de la Divina Caridad, Lujza Reif, antes de conocerse la noticia del asesinato de las religiosas.

El 13 de febrero de 1942 llegó un informe militar del puesto de mando de Vojna Krajina, que confirmó el asesinato.

"Las hermanas quedaron afectadas por un profundo dolor por sus mejores hermanas", dice la página oficial de su beatificación. "Pero al mismo tiempo, ellas dieron ejemplo de perseverancia y fidelidad. Por su muerte, la Iglesia católica se enriquece con cinco vírgenes mártires, y la Congregación de las hijas de la Divina Caridad se enriquece por cinco intercesoras en el cielo".

La noticia de la muerte de las cinco hermanas se difundió rápidamente en Sarajevo -pese a ser tiempo de guerra- la gente las recordaba y las invocaba como intercesoras a estas "mártires de Drina", como las llamaron.

Entre los católicos se dijo rápidamente que eran mártires de la fe, mártires de la propia vocación y de los votos religiosos.

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11:25 p.m.
Virginia Centurione, viuda de Bracelli, nació el 2 de abril de 1587 en Génova (Italia). Fue hija de Jorge Centurione, dux de la República en el bienio 1621-1622, y de Lelia Spínola, ambos descendientes de familias de antigua nobleza. Bautizada dos días más tarde, recibió la primera formación religiosa y literaria de su madre y de un preceptor doméstico.

Aunque ya desde su adolescencia manifestó inclinación a la vida del claustro, tuvo que aceptar la decisión de su padre, que quiso que se casara, el 10 de diciembre de 1602, con Gaspar Grimaldi Bracelli, un joven rico, heredero de una ilustre familia, pero inclinado a una vida desordenada y al vicio del juego. De esa unión nacieron dos niñas: Lelia e Isabel.

La vida conyugal de Virginia duró poco tiempo. Gaspar Bracelli, no obstante el matrimonio y la paternidad, no abandonó su estilo de vida disipada, hasta el punto de poner en peligro su propia existencia. Virginia, con silenciosa paciencia, oración y amable atención, procuró convencer a su marido a emprender una conducta más morigerada. Desafortunadamente, Gaspar se enfermò, pero falleció cristianamente el 13 de junio de 1607 en Alessandria, asistido por su esposa, que se había trasladado allí para curarle.

Al quedarse viuda con sólo 20 años, Virginia hizo voto de castidad perpetua, rechazando las ocasiones de contraer segundas nupcias, tal como se lo propuso su padre, y vivió retirada en casa de su suegra, aplicándose a la educación y a la administración de los bienes de sus hijas y dedicándose a la oración y a la beneficencia.

En 1610 sintió más claramente la vocación especial a «servir a Dios en sus pobres».Aunque estaba severamente controlada por su padre, y sin descuidar nunca el cuidado de su familia, comenzó a trabajar en favor de los necesitados. Los atendía directamente, distribuyendo en limosnas la mitad de sus propias rentas, o por medio de las instituciones benéficas de aquel tiempo.

Una vez que colocó de forma conveniente a sus hijas en el matrimonio, Virginia se dedicó por completo al cuidado de los muchachos abandonados, de los ancianos y de los enfermos, y a la promoción de los marginados.

La guerra entre la República de Génova y el Duque de Saboya, apoyado por Francia, sembrando el desempleo y el hambre, indujo a Virginia, en el invierno de 1624-1625, a acoger en casa, primero a unas quince jóvenes abandonadas, y luego, al aumentar el número de los prófugos en la ciudad, a todos los pobres que pudo, especialmente mujeres, proveyendo en todo a sus necesidades.

Tras el fallecimiento de su suegra, en el mes de agosto de 1625, no sólo comenzó a acoger a las jóvenes que llegaban espontáneamente, sino que ella misma andaba por la ciudad, sobre todo por los barrios de peor fama, en busca de las más necesitadas y que se hallaban en peligro de corrupción.

Para salir al paso de la creciente miseria, dio origen a las Cien Señoras de la Misericordia protectoras de los Pobres de Jesucristo, una asociación que, en unión con la organización local de las «Ocho Señoras de la Misericordia», tenía la tarea específica de verificar directamente, a través de las visitas a domicilio, las necesidades de los pobres, especialmente si se trataba de pobres de solemnidad.

Al intensificar la iniciativa de la acogida de las jóvenes, sobre todo durante el tiempo de la peste y de la carestía de 1629-1630, Virginia se vio obligada a tomar en arriendo el convento vacío de Montecalvario, a donde se trasladó el 14 de abril de 1631 con sus acogidas, a las que puso bajo la protección de Nuestra Señora del Refugio. Tres años después la Obra contaba ya con tres casas en las que residían casi 300 acogidas.Por esto Virginia consideró oportuno pedir el reconocimiento oficial al Senado de la República, que lo concedió el 13 de diciembre de 1635.

Las acogidas de Nuestra Señora del Refugio se convirtieron para la Santa en sus “hijas” por excelencia, con las que compartía la comida y los vestidos, y a las instruía con el catecismo y las adiestraba en el trabajo para que se ganasen el propio sustento.

Proponiéndose dar a la Obra una sede propia, después de haber renunciado a la adquisición del Montecalvario debido a su precio demasiado elevado, compró dos casitas contiguas en la colina de Carignano, que, con la construcción de una nueva ala y de la iglesia dedicada a Nuestra Señora del Refugio, se convirtió en la casa-madre de la Obra.

El espíritu que animaba a la Institución fundada por Virginia Bracelli estaba ampliamente presente en la Regla redactada en los años 1644-1650. En ella se estable que todas las casas constituyen la única Obra de Nuestra Señora del Refugio, bajo la dirección y administración de los Protectores (laicos noble designados por el Senado de la República); se reafirma la división entre las «hijas» con hábito e «hijas» sin hábito; pero todas deben vivir - aunque no tengan votos - como las monjas más observantes, en obediencia y pobreza, trabajando y orando; además, deben estar dispuestas a ir a prestar servicio en los hospitales públicos, como si estuvieran obligadas por medio de un voto.

Con el tiempo la Obra se desarrollará en dos Congregaciones religiosas: las Hermanas de Nuestra Señora del Refugio de Monte Calvario y las Hijas de Nuestra Señora en el Monte Calvario.

Después del nombramiento de los Protectores (el 3 de julio de 1641), que eran considerados los verdaderos superiores de la Obra, Virginia Bracelli no quiso inmiscuirse más en el gobierno de la casa: ella estaba sometida a su querer y seguía sus disposiciones, incluso en la aceptación de cualquier joven necesitada. Virginia vivía como la última de sus «hijas», dedicada al servicio de la casa: salía mañana y tarde a mendigar para conseguir el sustento para toda la casa. Se interesaba por todas como una madre, especialmente por las enfermas, prestándolas los servicios más humildes.

Ya en los años anteriores había comenzado una acción social sanadora, destinada a curar las raíces del mal y a prevenir las recaídas: a los enfermos y los inválidos se les había de internar en centros apropiados para ellos; los hombres útiles debían ser iniciados en el trabajo; las mujeres debían ejercitarse en los telares y en hacer labores de corte y confección; y los niños tenían la obligación de ir a la escuela.

Al crecer las actividades y redoblarse los esfuerzos, Virginia vio disminuir a su alrededor el número de colaboradoras, sobre todo las mujeres burguesas y aristocráticas, que temían comprometer su reputación al tratar con gente corrompida y siguiendo a una guía que, aunque fuera noble y santa, aprecia un tanto temeraria en sus empresas.

Abandonada por las Auxiliares, desautorizada de hecho por los Protectores en el gobierno de su Obra, y ocupando el último lugar entre las hermanas en la casa de Carignano, mientras que su salud física se debilitaba rápidamente, Virginia parecía que encontraba nueva fuerza en la soledad moral.

El 25 de marzo de 1637 consiguió que la República tomara a la Virgen María como protectora. Suplicó con insistencia ante el Arzobispo de la ciudad la institución de las Cuarenta Horas, que comenzaron en Génova hacia finales de 1642, y la predicación de las misiones populares (1643). Se interpuso para allanar las frecuentes y sanguinarias rivalidades que, por motivos fútiles, surgían entre las familias nobles y los caballeros. En 1647 obtuvo la reconciliación entre la Curia arzobispal y el Gobierno de la República, en lucha entre sí por puras cuestiones de prestigio.Sin perder nunca de vista a los más abandonados, estaba siempre disponible, independientemente del rango social, para cualquier persona que acudiese a ella para pedir ayuda.

Enriquecida por el Señor con éxtasis, visiones, locuciones interiores y otros dones místicos especiales, entregó su espíritu al Señor el 15 de diciembre de 1651, a la edad de 64 años.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II la proclamó Beata, con ocasión de su viaje apostólico a Génova, el 22 de septiembre de 1985, el mismo Pontífice la canonizó en la Basílica Vaticana el 18 de Mayo de 2003.

Reproducido con autorización de Vatican.va

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11:25 p.m.

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Abad

Martirologio Romano: En la región de Orleans, en la Galia Lugdunense, san Maximino, presbítero, considerado como primer abad de Micy. ( 520)

Etimológicamente: Maximino = "el más grande". Viene de la lengua latina

Maximino era sumamente conocido en Verdun por su vida y la e de su tío, el sacerdote Hospocio.Este tuvo que hacer de diplomático ante el rey Clodoveo a causa de una sublevación que el pueblo llevó a cabo contra el monarca.Desde luego, gracias a su humildad y a su insistencia, el buen sacerdote logró que el rey perdonara a su pueblo.

Pero a cambio, el rey le pidió que se fuera con él a la corte de Orleáns acompañado de su sobrino. Y se fueron. Sin embargo, la corte no era el mejor sitio para que é pudiese ejercitar su apostolado de sacerdote.  Cansados de esta clase de vida, le rogaron al rey que les permitiese salir del palacio.  Le pidió también un lugar en el que pudiera edificar un monasterio. El soberano, que lo quería mucho, consintió.

Y efectivamente, se construyó el monasterio. Y cuentan que eran tan observantes los monjes que pronto se convirtió en un semillero de vocaciones y de monjes santos. Además de sus plegarias y trabajo en la huerta, se dedicaban a socorrer a los pobres y les ayudaban en varias calamidades que se vinieron sobre aquella región.

Maximino, ya de sacerdote, hizo grandes obras para su pueblo antes de morir en el año 520.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

“En mar tranquila todos son buenos pilotos” (Siro).

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6:57 p.m.

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Nace en Burdeos (Francia) en el siglo VIII, en tiempos en que la invasión musulmana de la península traspasa los Pirineos y llega hasta Poitiers. El joven Urbicio y su madre son apresados en una de estas correrías militares. La madre muere en el cautiverio mientras Urbicio es convertido en esclavo. Sirve a sus amos con honradez y humildad, esperando la pronta libertad, pidiendo la intercesión de los niños santos de Alcalá, los santos [Justo] y [Pastor]. Su libertad, cuando llega, la atribuye a la intercesión de estos santos de los que se siente deudor. Programa y realiza un viaje de agradecimiento a Alcalá y, viendo allí los peligros de profanación a que están expuestas las reliquias, las roba y lleva consigo a Burdeos. La última fase de su vida la pasa en Huesca, retirado en oración, pobreza y penitencia. Muere en el año 802.

6:57 p.m.

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En Brescia, de la Lombardía, santa María Crucificada de Rosa, virgen, que gastó sus riquezas y se entregó ella misma por la salud de las almas y de los cuerpos del prójimo, y fundó el Instituto de las Esclavas de la Caridad.

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El santo obispo y confesor de Cristo san Espiridión nació en la isla de Chipre, en la segunda mitad del siglo III, y fue hijo de padres cristianos.

Pasó los prime ros años de su vida en el monte, hecho pastor del ganado de su padre, con lo cual se crió en grande simplicidad e inocencia de costumbres, ocupado en admirar las maravillas y perfecciones del Creador en sus criaturas.

Llegó a extenderse por toda ]a isla la fama del santo pastor Espiridión; de tal suerte que fue uno de aquellos confesores a quienes Maximino, gran perseguidor de los cristianos, mandó sacar el ojo derecho, cortar el nervio y desjarretar la pierna izquierda, y lo condenó a trabajar en las minas.

Holgóse el santo confesor de haber sido hallado digno de padecer por el nombre de Jesús; y permaneció en su destierro y pesadísimo trabajo durante algunos años, hasta que con la muerte del perseguidor cesó el destierro y pudo volver a Chipre y gozar de la paz que dio a la santa Iglesia el gran Constantino.

Ejercitóse de nuevo en su oficio de pastor, esparciendo más puros rayos de santidad y edificación después de su confesión; hasta que habiendo fallecido el obispo de Tremitunte, en la isla de Chipre, el pueblo y el clero a una voz aclamaron por su sucesor a Espiridión.

Resistióse el humilde pastor, pero inútilmente, alegando su incapacidad, y después de recibidas las sagradas órdenes, fue consagrado obispo.

Convocóle el concilio de Nicea, en el que fue condenado Arrio, siendo Espiridión uno de los prelados que allí, en número de trescientos diez y ocho, se reunieron.

No faltaron algunos filósofos gentiles deseosos de ver aquella sagrada junta, y aquel como teatro de sabiduría y majestad; y entre ellos había uno de sutil ingenio y gran disputador, a quien los padres más doctos e ilustra dos jamás pudieron convencer.

Pidió Espiridión licencia para disputar con él; y le propuso con pocas y sencillas palabras la suma de lo que la fe cristiana cree y predica de la Trinidad y de la redención del hombre por Cristo; y después le dijo: «Filósofo, esto es lo que los cristianos creemos: tú ¿qué crees?» Quedó asombra do el gentil, y, como fuera de sí, respondió: «Yo creo lo que tú erees, y lo tengo por verdad», añadiendo, que cuando se le quiso convencer con razones, con razones había él respondido; mas cuando la virtud de Dios le había hablado por boca de su siervo, no pudo resistir: y se hizo cristiano.

También asistió al concilio sardicense y defendió contra los mismos arrianos la fe católica. Finalmente, habiendo corrido la carrera de su peregrinación, ilustre por sus virtudes y por la gloria de sus milagros, dio su bien aventurado espíritu al Señor, que para tanta gloria suya lo había creado.

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11:22 p.m.

FundadodoraHermanas de los Pobres
de San Francisco de Asís


María Francisca Schevrier nació en Aquisgrán el 3 de enero de 1819, hija de Juan Enrique y Luisa Migeon.

Era ahijada del emperador Francisco II. Después de la muerte de su madre, acaecida en 1832, tomó la costumbre de socorrer a los pobres en sus necesidades y de enseñarles el catecismo.

En un ambiente a menudo indiferente, a veces hostil, porque la burguesía ciudadana ostentaba una actitud volteriana, María Francisca no ahorraba fatiga alguna, no se dejaba vencer por ningún temor y encontró ayuda para su empresa en un sacerdote de su parroquia.

Después de haber hecho un retiro en Lieja, el 3 de octubre de 1846, con cinco compañeras formó en Aquisgrán un grupo que poco después tuvo la ocasión de prestar un gran servicio durante una epidemia de cólera y de viruela que asoló la ciudad.

Para dar una forma canónica a la naciente institución, escribió una regla en la que ponía a su pequeño grupo bajo la protección de San Francisco de Asís, poniendo de relieve la caridad, la pobreza y las obras de misericordia para con los pobres. De ahí viene el nombre del instituto de Hermanas de los Pobres de San Francisco de Asís.

Con sus compañeras entró en la vida religiosa el 12 de octubre de 1850. Pero su regla solamente fue aprobada por San Pío X en 1908. La nueva congregación se difundió rápidamente: ya en 1858 había sido fundada una casa provincial en Hartwel en Estados Unidos de América.

En vísperas de la aprobación pontificia, el Instituto contaba ya con 61 casas, de las cuales 16 en América y 1500 religiosas. Actualmente se cuentan 12 casas en Alemania y en Estados Unidos, hay algunas religiosas que se han dedicado a la obra de la recuperación de la juventud descarriada y otras que durante la guerra de 1864, 1866 y 1870 se dedicaron a la asistencia sanitaria de los militares en los hospitales.

A pesar de esta dinámica actividad, María Francisca sabía encontrar tiempo para dedicar a la oración, a la meditación, a la visita diaria, al Santísimo Sacramento, al cultivo de una tierna y filial devoción hacia la Madre de Dios.

Era suave para con todos y severa consigo misma; practicaba mortificaciones y penitencias, tenía un gran respeto hacia los sacerdotes en los cuales veía la misma persona de Cristo. Soportó con cristiana resignación la última enfermedad que afinó más su alma y la hizo digna de la gloria.

Murió el 14 de diciembre de 1876 en Aquisgrán. Tenía casi 58 años.

La ciudad acudió a su funeral y la lloró porque en ella perdió a la madre amadísima de todos, especialmente de los pobres, de los desgraciados y de los pequeños.

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11:22 p.m.
Buenaventura nació en Pistoya hacia el año de 1250.

Impulsado por las palabras y el ejemplo de san Felipe Benicio a vivir una vida más santa, ingresó en la Orden de los Siervos y fue ordenado sacerdote.

Como prior de varios conventos, manifestó excelentes dotes de saiduría y de humanidad.

Durante el priorato en Montepulciano recibió la profesión de santa Inés, nativa de aquella ciudad, y la asistió en la fundación de su monasterio.

Buenaventura murió en Orvieto hacia el año 1315. Pío VII confirmó su culto en 1822.

Su cuerpo se venera en Pistoya, en nuestra iglesia de la Anunciación.

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6:09 p.m.

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Nació en 1542 en la provincia de Ávila (España). Tras la muerte de su padre, la familia debe emigrar a Medina del Campo. Entra en el Colegio de la Doctrina, siendo acólito de las Agustinas de la Magdalena, donde le conoció don Alonso Álvarez de Toledo quien lo colocó en el hospital de la Concepción y le costea los estudios para sacerdote. Los jesuitas fundan en 1551 su colegio y allí estudió Humanidades. En 1567 lo ordenaron sacerdote. Entonces tiene lugar el encuentro fortuito con la madre Teresa en las casas de Blas Medina. nicia su vida de carmelita descalzo en Duruelo y ahora cambia de nombre, adoptando el de Juan de la Cruz. Pasa año y medio de austeridad, alegría, oración y silencio en casa pobre entre las encinas. Luego, la expansión es inevitable; reclaman su presencia en Mancera, Pastrana y el colegio de estudios de Alcalá; ha comenzado la siembra del espíritu carmelitano. La monja Teresa quiere y busca confesores doctos para sus monjas; ahora dispone de confesores descalzos que entienden -porque lo viven- el mismo espíritu. Por cinco años es Juan el confesor del convento de la Encarnación de Ávila. La confianza que la reformadora tiene en el reformador -aunque posiblemente no llegó a conocer toda la hondura de su alma- se verá de manifiesto en las expresiones que emplea para referirse a él; le llamará "senequita" para referirse a su ciencia, "santico de fray Juan" al hablar de su santidad, previendo que "sus huesecicos harán milagros". Morirá en 1591.

6:09 p.m.

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En Ascalón, en Palestina, santos Ares, Promo y Elías, mártires, los cuales, al querer marchar de Egipto a Cilicia para visitar y ayudar a los confesores de Cristo en la persecución desencadenada por el emperador Maximino, fueron apresados en Cesarea, les destrozaron los ojos y los pies, y fueron llevados a Ascalón por mandato del prefecto Firmiliano, donde Ares fue quemado vivo y los otros degollados, consumando así su martirio.

11:24 p.m.
Juan Marinoni, llamado en el siglo Francisco, nació en Venecia en 1490, de una familia oriunda de Bérgamo.

Ordenado sacerdote, fue nombrado en 1515 Sacristán de la Catedral de S. Marcos, y pocos años después, Canónigo de aquella Basílica.

Cuando, huyendo del Saco de Roma (1527), los teatinos establecieron en Venecia la segunda casa de la Orden, Marinoni renunció a su canonjía para ingresar en la nueva milicia clerical.

Cambiando su nombre por el de Juan, recibió la sotana teatina de manos del mismo fundador, el 9 nov. 1529.

Plegándose a los deseos de Clemente VII, los teatinos decidieron aceptar, en agosto de 1545, la fundación de una casa en Nápoles, y comisionaron para llevarla a término a Cayetano y Marinoni.

En trienios sucesivos se turnaron ambos en el gobierno de la Comunidad napolitana, para compartir después la gloria del mismo sepulcro.

Características de Marinoni fueron su acendrada devoción a la Pasión de Cristo y su dedicación constante a la dirección espiritual de las almas.

Fundó con San Cayetano de Thiene los "Montes de Piedad" para liberar de la miseria a los pobres y marginados, institución que dió origen al actual Banco de Nápoles.

En su escuela se formaron Andrés Avelino, Pablo Burali y Jaime Tormo, a los que transmitió con fidelidad la herencia espiritual del fundador, S. Cayetano. M. el 13 dic. 1562, en la misma Casa de S. Pablo de la que había sido cinco veces prepósito.

En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales.

Declarado beato en 1762 por decreto de Clemente XIII, su fiesta se celebra el 13 de diciembre.

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11:24 p.m.
En Neustria septentrional, san Judoco, presbítero y eremita, quien, siendo hijo de Jutael, rey de Armórica, y hermano de san Judicael, para no ser obligado a suceder a su padre abandonó la patria y se dedicó a la vida eremítica en Runiacum que luego cambió su nombre a Saint-Josse-sur-Mer.

Murió hacia el año 668 en Saint-Josse-sur-Mer de causas naturales, su cuerpo se ha mantenido incorupto.

Se lo representa como un hombre con un peregrino con un cayado en una de sus manos y una corona a sus pies.

Suele pedirsele ayuda contra la fiebre, contra los incendios, contra los naufragios, es patrono de los hombres de mar.

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11:24 p.m.
En la época de Childerico II, había en Alsacia un señor feudal franco, llamado Adalrico, casado con Bereswinda. A fines del siglo VII, tuvieron una hijita ciega, que nació en Obernheim, en los Vosgos. Adalrico, que tomó esa desgracia como una ofensa personal y una injuria al honor de su familia, en la que nunca había sucedido nada semejante, se dejó arrastrar por una cólera que no entendía razones.

En vano trató su esposa de explicarle que era la voluntad de Dios, quien sin duda quería manifestar su poder en la niña. Adalrico no le prestó oídos, e insistió en que había que matar a la cieguita. Finalmente, Bereswinda consiguió disuadirle de ese crimen, pero para ello tuvo que prometerle que enviaría a su hija a otra parte sin decir a qué familia pertenecía.

Bereswinda Cumplió la primera parte de su promesa, pero no la segunda, ya que confió la niña al cuidado de una campesina que había estado antiguamente a su servicio y le dijo que era su hija. Como los vecinos de la campesina empezasen a hacerle preguntas embarazosas, Bereswinda la envió con toda su familia a Baumeles Dames, cerca de Besancon, donde había un convento en el que la niña podría educarse más tarde. Ahí vivió ésta hasta los doce años, sin haber sido bautizada, aunque no sabemos porque razón.

Por entonces, San Erhardo, obispo de Raisbona, tuvo una visión en la que se le ordenó que fuese al convento de Baume, donde encontraría a una joven ciega de nacimiento; debía bautizarla y darle el nombre de Otilia, y con ello recobraría la vista. San Erhardo fue a consultar a San Hidulfo en Moyenmoutier y, juntos, se dirigieron a Baume, donde encontraron a la joven y la bautizaron con el nombre de Otilia. Despúes de ungirle la cabeza, San Erhardo le pasó el crisma por los ojos y, al punto, recobró la vista.

Otilia se quedó a servir a Dios en el convento. Pero el milagro del que había sido objeto y los progresos que empezó a hacer en sus estudios, provocaron la envidia de algunas de las religiosas y éstas empezaron a hacerle la vida difícil. Santa Otilia escribió entonces a su hermano Hugo, del que había oído hablar y le pidió que la ayudara como se lo dictase el corazón. Entre tanto, San Erhardo, había comunicado a Adalrico la noticia de la curación de su hija. Pero aquel padre desnaturalizado se encolerizó más que nunca y prohibió a Hugo que fuese a ayudarla y que revelase su identidad.

Hugo desobedeció y mandó traer a su hermana. Un día en que Hugo y Adalrico estaban en una colina de los alrededores, Otilia se presentó en una carreta, seguida por la muchedumbre. Cuando Adalrico se enteró de quien era y supo porque había ido, descargó su pesado bastón sobre la cabeza de Hugo y lo mató de un golpe. Pero los remordimientos le cambiaron el corazón, de suerte que empezó a amar a su hija tanto cuanto la había odiado antes. Otilia se estableció en Obernheim, con algunas compañeras que se dedicaron como ella a los actos de piedad y a las obras de caridad entre los pobres.

Al cabo de un tiempo, Adalrico determinó casar a su hija con un duque alemán. Otilia emprendió la fuga. Cuando los enviados de su padre estaban ya a punto de capturarla, se abrió una grieta en la roca, en Schossberg, cerca de Friburgo en Brisgovia y ahí se escondió la santa. Para conseguir que volviese, Adalrico le prometió regalarle el castillo de Hohenburg. Otilia lo transformó en monasterio y fue la primera abadesa. Como las montañas eran muy escarpadas y hacían difícil el acceso a los peregrinos, Santa Otilia fundó otro convento, llamado Niedermunster, en un sitio más bajo, y edificó una posada junto a él.

Se cuenta que la santa, poco después de la muerte de su padre, vio que sus oraciones y penitencias le habían sacado del purgatorio. San Juan Bautista se apareció a Otilia y le indicó el sitio y las dimensiones de una capilla que debía construirse en su honor. Se cuentan muchas otras visiones de la santa y se le atribuyen numerosos milagros. Después de gobernar el convento durante muchos años, Santa Otilia murió el 13 de Diciembre, alrededor del año 720.

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Mártir del siglo IV, a quien arrancaron los ojos durante su martirio. Es patrona de los pobres, los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades de Siracusa y Venecia.

11:27 p.m.

Presbítero Agustino

Martirologio Romano: En Dorat, en el territorio de Limoges, Francia, san Israel, presbítero y canónigo regular, que fue de gran ayuda al obispo en la predicación de la Palabra de Dios. ( 1014)

A este bienaventurado agustino le veneran como santo los canónigos regulares de Letrán y los fieles de la diócesis de Limoges, pero es muy poco lo que se ha registrado sobre él. Sólo contamos con algunas generalidades vagas o edificantes, como ésta: «Fue un buen ejemplo para todos, concurría asiduamente, a los divinos oficios, se preocupaba por atender a las necesidades de los enfermos y dedicaba toda su atención al celebrar los sagrados misterios de acuerdo con los ritos de la Iglesia ...».

En la ciudad de Dorat, en el Limousin, Israel era miembro de los canónigos regulares; allí fue promovido a chantre y ascendió luego a familiar de Aldoín, obispo de Limoges, a quien acompañó a la corte de Francia. A pedido de los canónigos, el papa Silvestre II lo envió como preboste al monasterio de San Juniano, en la alta Vienne, donde hizo progresar a la comunidad tanto temporal como espiritualmente, puesto que acabó con las divisiones y partidismos, reformó la observancia y reconstruyó la iglesia. Después, Israel regresó a Dorat y se dedicó a la formación de san Walterio, el que fuera abad de L´Estrep. En Dorat el canónigo Israel volvió a ejercer las funciones de chantre y allí murió, el 31 de diciembre de 1014. Su tumba llegó a ser famosa por los milagros que se obraban en ella.

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11:27 p.m.
San Finiano de Clonard fue el más distinguido de los santos de Irlanda en el período inmediatamente posterior al de San Patricio.

Los relatos de su vida están llenos de contradicciones y anacronismos. Tres siglos después de su muerte, se creía que había pasado largo tiempo en Gales, siendo ya monje.

Se cuenta que estuvo algún tiempo en el monasterio de San Cadoc de Nantcarfan, y que acabó milagrosamente con las plagas que echaban a perder las cosechas de la isla en el estuario de Severn, llamada actualmente Flatholm.

Entre otros muchos milagros que se le atribuyen, se dice que salvó a sus huéspedes de los piratas sajones, haciendo que un terremoto se tragase el campamento de los invasores. San Finiano tenía la intención de hacer una peregrinación a Roma con San Cadoc, pero un ángel le disuadió de ello y le ordenó que volviese a Irlanda.

Aunque es imposible probarlo en detalle, parece que San Finiano estuvo bajo la influencia de San Cadoc, San Gildas y otros monjes ingleses, por la importancia que le atribuía a los estudios y el énfasis que ponía en la superioridad de la vida monástica.

A su regreso a Irlanda, el santo fundó varias iglesias en Leinster y las escuelas y monasterios de Aghowle y Mugna. En este último monasterio se tramó contra él una conspiración, en efecto, Cormac, el hijo del reyezuelo del lugar, indujo a su hermano mayor, Crimtan a que persiguiera al santo, con la esperanza de que así pereciese en la empresa. El siniestro plan de Cormac tuvo éxito hasta cierto punto, ya que Crimtan trató de expulsar a San Finiano por la fuerza y, al hacerlo, se rompió la pierna.

El monasterio más importante de San Finiano estaba situado en Clonard de Meath. Poco después de la llegada del santo a ese sitio, fue a visitarle un pagano de cierta edad llamado Fraechman, que era un mago muy famoso. San Finiano le preguntó si su arte procedía de Dios o de alguien más. Fraechman replicó: "A vos toca averiguarlo". Finiano repuso: "Muy bien. Decidme entonces dónde se halla el sitio de mi resurrección". "No en la tierra, sino en el cielo", fue la respuesta. El santo le dijo: "Tratad otra vez de adivinarlo" .Fracchan volvió a dar la misma respuesta. "Tratad otra vez", le dijo Finiano levantándose de su asiento. Entonces el mago, comprendiendo que San Finiano se estaba burlando de él, le respondió: "El sitio de tu resurrección es el sitio en el que estabas sentado".

La réplica del mago resultó cierta, ya que la sede de Finiano era Clonard, donde tuvo el santo muchos discípulos, y sus enseñanzas produjeron una verdadera resurrección de la religión y el saber. Según se dice, llegó a tener 3,000 discípulos, por lo que se le llamó "el maestro de los santos de Irlanda", o simplemente "El Maestro" y se dijo de él que irradiaba bondad y sabiduría para iluminar al mundo, lo mismo que el sol desde lo alto del cielo".

Varios santos muy posteriores debieron su santidad a las enseñanzas de San Finiano. Fue famoso por su conocimiento de la Sagrada Escritura y su celebridad de exegeta se perpetuó durante muchos siglos en Clonard. Pero la escuela bíblica sufrió mucho durante las invasiones de los daneses y de los normandos; finalmente, a principios del siglo XIII, el monasterio de Clonard dejó de ser el centro religioso de la diócesis de Meath y se transformó en monasterio de agustinos, en cuyas manos estuvo hasta el siglo XVI. Tanto en sus viajes misioneros como durante su estancia en Clonard, San Finiano, que murió durante la epidemia de fiebre amarilla, a mediados del siglo VI, ofreció su vida por sus compatriotas, la fiesta de San Finiano de Clonard se celebra en toda Irlanda. Aunque suele venerársele como obispo, es dudoso que lo haya sido.

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