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Funddora de la Congregación
de Hermanas de la Caridad de Santa Ana

Martirologio Romano: En Zaragoza, en España, beata María Ráfols, virgen, que cerca del hospital de esta ciudad fundó la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana y la dirigió con fortaleza de ánimo por entre muchas dificultades. ( 1853)

Esta «heroína de la caridad», nació en Vilafranca del Penedès, Barcelona, España, el 5 de noviembre de 1781. Sus padres eran sencillos pagesos, campesinos que no tenían muchos recursos. Pero al fallecer su padre cuando ella tenía 9 años, su madre contrajo nuevas nupcias. Con una situación económica más holgada pudieron costear sus estudios en la Enseñanza, un prestigioso colegio de Barcelona; tuvieron en cuenta sus excelentes cualidades porque era inteligente, trabajadora y responsable. Entonces se implicó como voluntaria en el hospital de la Santa Creu, dirigido por las Hermanas Hospitalarias de San Juan de Dios. Su capellán, el P. Juan Bonal Cortada y ella se conocieron a raíz de una epidemia de peste. María supo de primera mano cómo se desvivía él por los afectados, especialmente los pobres. El virtuoso sacerdote precisaba personas expertas en el cuidado de los enfermos para el hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, y seleccionó un grupo compuesto por doce hombres y doce mujeres, entre los que se hallaba María. Tenía 23 años, pero una madurez y cualidades tales que fue designada responsable de todos y luego superiora de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana, nacida en el mencionado hospital zaragozano ese mismo año de 1804 en el que se produjo su traslado a la ciudad.

Al llegar a Zaragoza tras un recorrido efectuado en carro y plagado de incomodidades, ella se hincó de rodillas ante la Virgen del Pilar pidiendo su amparo; eso da idea del espíritu que le guiaba. Pronto constató que los medios disponibles en el hospital de Gracia dejaban mucho que desear en todos los aspectos. Además, los trabajadores del centro acogieron de mal grado a los recién llegados y les dispensaron un trato hostil. Desde el principio se percató de la serie de circunstancias que había que solventar. El descontento del personal por su mala retribución, las carencias y la descuidada atención a los enfermos requerían actuar con premura y delicadeza. Pero las presiones hicieron que pasado un tiempo los varones abandonaran el hospital. En cambio las mujeres, con María al frente, prosiguieron su incansable labor. La beata pasó por alto los infundados reparos de la Junta del hospital, la Sitiada, que consideraban que actuaba al margen de su dictamen, y poco más tarde logró la conciliación con su sabiduría, prudencia y caridad. Pero siempre tuvo como péndulo sobre su cabeza la oposición de la Junta que le hizo sufrir y probó su virtud. Sus acciones no caían en saco roto y el obispo de Huesca le propuso crear en la ciudad un centro hospitalario similar al zaragozano. Por lo demás, fue una pionera para la época; abrió brechas para la mujer insospechadas anteriormente especializándose en flebotomía, práctica quirúrgica de la sangría de uso habitual en la medicina de entonces, que validó con el examen oportuno.

Pocos años después de llegar a Zaragoza se desencadenó la guerra, y cuando las tropas napoleónicas sitiaron Zaragoza en 1808, el hospital quedó derruido por las bombas. En esos instantes ella fue una heroica abanderada que expuso su vida auxiliando a los heridos, enfermos y dementes a los que buscaba por las calles, sin excluir a los integrantes del bando enemigo. En medio del fragor de la batalla salió a mendigar pidiendo dinero y comida para los miles de acogidos que había en el hospital. Ante la precariedad, con frecuencia se privaba de su propio sustento. En un intervalo de cuatro meses tuvo que trasladar a los enfermos en tres ocasiones, hasta que se instaló el hospital de convalecientes. En el transcurso de la encarnizada lucha sin cuartel dio nuevas pruebas de una fe admirable demandando ayuda para los enfermos, aunque para ello tuvo que cruzar las filas enemigas acompañada de un par de religiosas. Las mujeres avanzaron por el campo de combate en medio del hostigamiento de los soldados que proferían insultos contra ellas, pero lograron que el general francés Lannes las escuchara, las protegiera, y abriera las puertas de par en par. María le había dejado desarmado con su trato delicado y respetuoso, y el militar se conmovió con ese gesto inaudito. No solo obtuvo los recursos esenciales para la atención de los enfermos, sino que contribuyó a que se salvaran muchas vidas, se concedieran indultos y otras gracias. Esta imagen, de gran fuerza plástica, continúa siendo impactante porque hay que tener en cuenta el momento histórico, la situación y el lugar en el que se produjo tal acto de valentía.

Al terminar la guerra, la nueva Junta rectora del hospital no tuvo en cuenta estos antecedentes heroicos, sino que oprimió a las religiosas. Apartaron al P. Bonal, y el prelado Mons. Suárez de Santander, afín a los franceses, puso a María en la tesitura de dimitir trasladándose a Orcajo, Daroca. La Sitiada demandó la presencia de las hermanas en Zaragoza en 1813 para que se hicieran cargo de la casa de beneficencia. Finalmente en 1824 al ser aprobadas las Constituciones por la diócesis, una vez se solventaron los equívocos que llevaron a su recusación, se restituyó a la beata como superiora. Durante once años se ocupó de los huérfanos y abandonados que se hallaban en la Inclusa que dependía del hospital. Pero en 1834 fue imputada por alta traición. Creyendo que conspiraba contra la reina implicada con los carlistas fue recluida dos meses en una cárcel donde confinaban a personas acusadas por la Inquisición. Después, y pese comprobarse que era un malévolo infundio, fue desterrada al exilio. Ya enferma pidió ser trasladada a la casa de Huesca y allí aún vivió seis años de entrega, en silencio –nadie le oyó proferir ninguna queja–, y confianza en Dios. Con el cambio de gobierno regresó al hospital de Gracia y se ocupó de los niños de la Inclusa. Murió el 30 de agosto de 1853. Juan Pablo II la beatificó el 16 de octubre de 1994. En 1908 tanto el P. Bonal, con causa de beatificación abierta, como ella fueron proclamados «Héroes de los Sitios de Zaragoza».

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Por: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant | Fuente: http://www.caminando-con-jesus.org/

Patrona de Perú, América y las Filipinas
30 de agosto

Etimológicamente significa” rosa, jardín florido”. Viene de la lengua latina.

La primera mujer declarada santa de todo el continente americano

El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones". Lo cual es mucho decir.

Isabel Flores de Oliva, hija de Gaspar de Flores y María de Oliva, que por su belleza recibió popularmente el nombre de "Rosa" al que ella añadió "de Santa María" En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó a llamarla con el nombre de Rosa. Y el Sr. Arzobispo al darle la confirmación le puso definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el mundo.

En los años en que nació Santa Rosa de Lima, la sociedad de su época, propia de un periodo colonial, esta orientada en varios aspectos por el ideal de tener más. Hay allí familias pudientes, otras de pequeños propietarios y la gran mayoría de campesinos, negros y mulatos, que son tratados como esclavos. La familia de Rosa es de pequeños propietarios. Los padres de Rosa se esfuerzan en darle una seria educación humana además de proporcionarle una sólida formación en la fe.

Lima tiene una comunidad pionera en la evangelización: el convento de Santo Domingo. Allí los seglares pueden participar en la liturgia, reunirse a meditar la Palabra de Dios y colaborar temporalmente en los puestos misionales o "doctrinas".

Desde pequeñita Rosa tuvo una gran inclinación a la oración y a la meditación. Un día rezando ante una imagen de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: "Rosa conságrame a mí todo tu amor". Y en adelante se propuso no vivir sino para amar a Jesucristo. Y al oír a su hermano decir que si muchos hombres se enamoraban perdidamente era por la atracción de una larga cabellera ó de una piel muy hermosa, se cortó el cabello y se propuso llevar el rostro cubierto con un velo, para no ser motivo de tentaciones para nadie. Quería dedicarse únicamente a amar a Jesucristo.

Rosa en su interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa contemplativa y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del convento, esto sucedió así:

Se había propuesto irse de monja agustina. Pero el día en que fue a arrodillarse ante la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía irse de monja ó no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea". Tan pronto pronunció estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo levantar del suelo fácilmente.

A sus 20 años encuentra el camino: ser pobre por la fraternidad universal ingresando en la Orden de Predicadores, en su movimiento seglar, había sucedido que ella vino a saber que la más famosa terciaria dominica es Santa Catalina de Siena (29 de abril) y se propuso estudiar su vida e imitarla en todo. Y lo logró de manera admirable. Se fabricó una túnica blanca y el manto negro y el velo también negro para la cabeza, y así empezó a asistir a las reuniones religiosas del templo.

Su padre fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza. Entonces Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a cultivar un huerto en el solar de la casa y durante varias horas de la noche a hacer costuras, para ayudar a los gastos del hogar. Como dominica seglar da clases a los niños, incluyendo aprendizaje de instrumentos musicales (guitarra, arpa, cítara). En aquel hogar la vida es sencilla, pero lo necesario nunca falta.

Participa en la Eucaristía en el Convento de Santo Domingo. Al fondo de su casa, en la huerta de sus padres, construye una cabaña, una ermita, con el fin de asimilar más el Evangelio en la oración; allí entra en comunión con Dios, con los hombres y con la naturaleza. Sólo Dios la va retribuyendo y ella se va forjando como mujer de "contemplación en lo secreto". A esto une una serie de mortificaciones. Explica en sus escritos que la mortificación es necesaria para ser saciados por el Espíritu de Dios, para vivir orientados por el Espíritu Santo, para renovar la faz de la tierra a partir de uno mismo. Frente a sus prójimos es una mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, persona las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores, socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión.

Es difícil encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores penitencias, lo primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor propio, su deseo de aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: "quien se humilla será enaltecido".-

Una segunda penitencia de Rosa de lima fue la de los alimentos. Su ayuno era casi continuo. Y su abstinencia de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario para no desfallecer de debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba bebidas refrescantes de ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y seguir aguantando su sed, por amor a Dios.

Dormía sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al crucifijo y le pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel que todo esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un lecho más cómodo.

Los últimos años vivía continuamente en un ambiente de oración mística, con la mente casi ya más en el cielo que en la tierra. Su oración y sus sacrificios y penitencias conseguían numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor en muchos religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción general de que esta muchacha era una verdadera santa.-

Rosa de Lima, pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, desde 1614 a 1617. Don Gonzalo era un empleado rico del gobierno y su esposa, María de Uzategui, tenía un gran aprecio por Rosa. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".

Desde 1614 ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, demuestra su gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: "Es que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo". Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre junto al amadísimo Salvador a los 31 años.

Y a esta muchacha de condición económica pobre y sin muchos estudios, le hicieron un funeral poco común en la ciudad de Lima. La primera cuadra llevaron su ataúd los monseñores de la catedral, como lo hacían cuando moría un arzobispo. La segunda cuadra lo llevaron los senadores (u oidores), como lo hacían cuando moría un virrey. Y la tercera cuadra lo llevaron los religiosos de las Comunidades, para demostrarle su gran veneración. El entierro hubo que postponerlo porque inmensas multitudes querían visitar su cadáver, y filas interminables de fieles pasaban con devota veneración frente a él. Después la sepultaron en una de las paredes del templo

Su cuerpo se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima. Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671. Desde ese año Toda América Meridional y Filipinas la veneran como patrona.

Así es, como es celebrada como la primera flor de santidad de América, insigne por la fragancia de su penitencia y oración. Dotada de brillantes cualidades y dotes de ingenio que tuvo ya desde niña se consagra al Señor con voto de virginidad. Sintió profunda veneración por Santa Catalina de Siena , con quien se advierte una sorprendente afinidad, así fue como por ello decidió en 1606, inscribirse en la Orden Seglar Dominicana para darse más plenamente a la perfección evangélica.

Esta amante de la soledad dedicó gran parte del tiempo a la contemplación deseando también introducir a otros en los arcanos de la "oración secreta", divulgando para ello libros espirituales. Anima a los sacerdotes para que atraigan a todos al amor a la oración.

Recluida frecuentemente en la pequeña ermita que se hizo en el huerto de sus padres, abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación de los pecadores y de los "indios". Por ellos desea dar su vida y se entrega a duras penitencias, para ganarlos a Cristo. Durante quince años soportará gran aridez espiritual como crisol purificador. También destaca por sus obras de misericordia con los necesitados y oprimidos.

Rosa arde en amor a Jesús en la Eucaristía y en honda piedad para con su Madre, cuyo rosario propaga con infatigable celo, estimando que todo cristiano "debe predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón".

Los milagros empezaron a sucederse en favor de los que invocaban la intercesión de Rosa, y el sumo pontífice la declaró santa y la proclamó Patrona de América Latina, Rosa de Lima, es la más bella rosa que ha producido nuestro continente.

Santa Rosa de Lima

Himno

Cuando, Señor, en quieta lotananza

Se encienden los fulgores de este día,

No dejes avivar nuestra esperanza,

Atiende al corazón que en ti confía.

Van a pasar por manos laboriosas

Los granos de un rosario de ilusiones,

Acógelas, Señor, que son hermosas,

Amor y don de nuestros corazones.

Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa,

Vivir para el Señor, para el Amado,

Fue el ansia de tu amor, gracia divina,

Llevada de su fuerza y de su mano.

No olvides los que vamos de camino

Siguiendo en el desierto tus pisadas,

Aboga ante el Señor favor divino,

Seguir como seguiste sus llamadas.

Proclamen nuestros labios la grandeza

Del Padre qu en el Hijo nos dio gozo,

Y, siendo nuestra herencia la pobreza,

Nos colma de su amor el Fuego Santo. Amén

ORACIÓN A SANTA ROSA DE LIMA

Santa Rosa, "Rosa y Reina del Perú", encendida en el amor a Dios y a la fe, te apartaste del mundo y te entregaste a Cristo en medio de admirables penitencias.

Quisiste ser apóstol y llevar a todos los hombres hacia Jesús. Para ello renunciaste a tu hermosura y a tus atractivos humanos, mortificando tu cuerpo... Alcánzanos el camino de la verdadera vida para que lleguemos a gozar un día de los bienes eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN

Oh esclarecida Virgen, Rosa celestial, que con el buen olor de vuestras virtudes habéis llenado de fragancia a toda la Iglesia de Dios y merecido en la gloria una corona inmarcesible; a vuestra protección acudimos para que nos alcances de vuestro celestial Esposo un corazón desprendido de las vanidades del mundo y lleno de amor divino.

¡Oh flor la más hermosa y delicada que ha producido la tierra americana!, portento de la gracia y modelo de las almas que desean seguir de cerca las huellas del Divino Maestro, obtened para nosotros las bendiciones del Señor. Proteged a la Iglesia, sostened a las almas buenas y apartad del pueblo cristiano las tinieblas de los errores para que brille siempre majestuosa la luz de la Fe y para que Jesús, vida nuestra, reine en las inteligencias de todos los hombres y nos admita algún día en su eterna y dichosa mansión. Amén.

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Monje Maronita

Martirologio Romano: En Kfifane, Beato Esteban, en el siglo Yousef (José) Nehmé, religioso profeso libanés de la orden libanesa de los maronitas. ( 1938)

Martirologio Romano: 27 de junio de 2010, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Yousef (José), hijo de Esteban Nehmé y Cristina Badwi, nacido en Marzo de 1889, en Lehfed, un poblado del Municipio Biblos, al Nor-centro del Líbano, era el menor de 4 hermanos en una familia humilde, su único medio de vida es el cultivo de la tierra.

En 1905, con apenas 16 años de vida se dirige al convento de la Orden Libanesa Maronita en Kfifan, a un día de camino de Lehfed para ingresar a la vida monástica, con el nombre de Estefan, en honor al patrón de su pueblo y su padre.

En agosto de 1907 ofrendó sus promesas monásticas para iniciar una vida llena de humildad, sencillez y servicio al prójimo, de un monasterio a otro en las montañas de mi país.

Pasaron los tiempos y Estefan llego a ser Jefe de Trecho en el monasterio, cultivando, cosechando y manteniendo la tierra.

El 30 de agosto de 1938, a los 49 años de edad se marchó el Hermano Nehmé a la casa del Padre, 12 años después abren el ataúd y encuentran el cuerpo puro e intacto y desde entonces las multitudes visitan al Hermano Monje para obtener muchas bendiciones y milagros con su intercesión.

El sábado 27 de marzo de 2010, S.S. Benedicto XVI firmó el decreto referente a un milagro atribuido a la intercesión del Beato Esteban Nehmé.

12:08 a.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va

Presbítero

Martirologio Romano: En Belo Horizonte, Brasil, beato Eustaquio (Huberto) van Lieshout, sacerdote profeso de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María ( 1943).

Breve Biografía

Nació en Aarle-Rixtel (Países Bajos), en la diócesis de Hertogenbosch, el 3 de noviembre de 1890. Fue bautizado el mismo día, con el nombre de Humberto.

Era el octavo de once hermanos de una familia muy católica, en la que cada día se rezaba el Ángelus y el rosario. Se asistía a la celebración de la Eucaristía no sólo los domingos sino también muchas veces entre semana. En casa había un ambiente de serenidad y trabajo, así como de mucha solidaridad entre los hermanos. De niño, Humberto, asistió a la escuela de las Hermanas de la Caridad de Schijndel y después a la del maestro católico Harmelinck.

De carácter jovial y sociable, era muy apreciado tanto en casa como fuera. Pronto sintió la llamada al sacerdocio, por lo cual quiso hacer estudios secundarios, contra el parecer de su maestro, que no lo consideraba dotado para ello. Su padre lo quería para las labores del campo. Humberto logró, finalmente, que su padre le permitiera estudiar. Fue a Gemert para asistir a la escuela secundaria y allí permaneció dos años. Habiendo leído la biografía del padre Damián de Veuster, decidió entrar en la congregación de los Sagrados Corazones. Ingresó en 1905 en la escuela apostólica que esa congregación tenía en Grave y allí continuó los estudios de secundaria. A pesar de las dificultades que encontraba en los estudios, especialmente en las lenguas, se esforzó mucho y los profesores lo animaron, dada su voluntad y su disposición para la vida religiosa misionera.

Terminados los estudios secundarios, el 23 de septiembre de 1913, fue admitido al noviciado, que en aquel tiempo se encontraba en Tremeloo (Bélgica). Tomó el nombre de Eustaquio, con el que se le conoce desde entonces. Ante la invasión alemana de Bélgica en aquel año, tuvo que regresar a su casa. Esta situación duró poco tiempo y pudo continuar el noviciado en los Países Bajos, haciendo su profesión temporal el 27 de enero de 1915 en Grave (Países Bajos) y la profesión perpetua el 18 de marzo de 1918 en Ginneken (Países Bajos). En 1916 concluyó los cursos de filosofía y durante los años 1916-1919 hizo los estudios teológicos en Ginneken. Sus profesores, admitiendo que no estaba muy dotado para las cuestiones metafísicas, sin embargo consideraban que iba adquiriendo una buena visión teológica y un buen criterio en las cuestiones de práctica pastoral. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1919.

Ejerció el ministerio en su patria durante cinco años. El primer año lo pasó en Vierlingsbeek como asistente del maestro de novicios. Los superiores, motivados sobre todo por su piedad y estricta observancia de la Regla, lo dedicaron al ámbito de la formación. Luego pasó dos años en Maasluis en el servicio pastoral a los obreros del cristal que eran valones de lengua francesa y se habían refugiado en los Países Bajos. Con ellos demostró un gran celo apostólico, que fue reconocido por el Estado belga, el cual lo condecoró por sus servicios a esa minoría.

Por último, durante dos años ejerció el ministerio en Roelofarendsveen como vicario del párroco, p. Ignacio Herscheid. Aquí su actividad fue muy intensa con las organizaciones parroquiales, así como en el confesionario y en la asistencia a los enfermos. En el mes de diciembre de 1924 fue enviado a España para aprender español, ya que en principio pensaban destinarlo a una misión en Uruguay; sin embargo, después fue enviado a Brasil. El padre Eustaquio deseaba ser misionero y ese deseo se vio cumplido cuando se erigió la provincia de los Países Bajos y el nuevo provincial, p. Norbert Poelman buscó una misión en América Latina para la provincia naciente.

El p. Eustaquio llegó a Río de Janeiro el 12 de mayo de 1925. Trabajó como misionero durante dieciocho años en Brasil, diez en Agua Suja, seis en Poá y los dos últimos años de su vida, breves estancias en varias casas de la Congregación: Río de Janeiro, Fazenda de San José de Río Claro, Patrocinio, Ibiá y, por último, en Belo Horizonte como párroco de Santo Domingo, donde murió el 30 de agosto de 1943.

El 23 de abril de 1925 partieron de Amsterdam el p. Norbert Poelman, provincial, con los tres primeros misioneros para Brasil: Gilles van de Boogaard, Eustaquio van Lieshout y Mathias van Roy. Llegaron el 12 de mayo y tuvieron que esperar hasta el 15 de julio para tomar posesión de la parroquia de Agua Suja, que actualmente se denomina Romaría, en la diócesis de Uberaba, en la región conocida como "Triángulo Minero". La parroquia tenía el santuario diocesano de Nuestra Señora de la Abadía. En principio el p. Eustaquio colaboró como vicario, asumiendo la atención pastoral de la parroquia de Nova Ponte y sus capillas.

Posteriormente, a partir del 2 de marzo de 1926, fue nombrado párroco de Agua Suja. Era una parroquia donde la gente se dedicaba fundamentalmente a la búsqueda del oro en las orillas del río Bagagem. Dada la incertidumbre de los resultados de aquellos trabajos, la situación económica y social era difícil. El p. Eustaquio se dedicó plenamente a sus feligreses y trató de atenderlos tanto física como espiritualmente. Su empeño por mejorar las condiciones humanas y religiosas de aquella población dio buenos frutos. Especial dedicación prestó siempre a los pobres y a los enfermos, produciéndose ya entonces algunas curaciones por su medio.

El 15 de febrero de 1935 tomó posesión de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes de Poá, en la región metropolitana de São Paulo. Recibió también el encargo del cuidado pastoral del barrio de San Miguel Paulista, actualmente sede de la diócesis. Si la parroquia de Romaría era difícil no lo era menos la de Poá. A su llegada carecía de templo parroquial, con problemas con las sectas espiritistas y bastante indiferencia entre la gente. El p. Eustaquio se dedicó de nuevo con gran celo a visitar a las familias, los enfermos, los pobres, los niños, así como a la organización parroquial. A partir de 1937 su apostolado asumió una connotación particular: el don de curación por intercesión de san José. Especialmente orientó esta actividad a fortalecer la fe del pueblo y a liberarla de la tendencia a la superstición. Es entonces cuando su fama comenzó a extenderse por el país y de todos lados comenzaron a llegar personas que querían verle y obtener por su medio el favor de la curación. La afluencia de la gente era cada vez mayor, llegando a pasar por Poá unas diez mil personas al día. Dadas las limitaciones de aquella parroquia para admitir tanta gente, la autoridad civil comenzó a intervenir y posteriormente los superiores se vieron obligados a trasladar al p. Eustaquio. Una vez recibida la orden de sus superiores, actuó prontamente y salió de Poá el 13 de mayo de 1941.

Los dos últimos años de su vida constituyeron una verdadera peregrinación. En todos los sitios a donde llegaba, incluso tratando de esconderse de la gente, había personas que lo buscaban para pedirle ayuda, consuelo y curación. En Río de Janeiro permaneció unos quince días y también allí hubo grandes concentraciones de personas que lo buscaban. De nuevo fue trasladado, esta vez tratando de ocultar su destino. De hecho permaneció con otro nombre, p. José, en la Fazenda de Río Claro y allí se dedicó a la oración, a la lectura y también a atender a los ochocientos colonos de la factoría. Algunos obispos y sacerdotes, a pesar del carácter incógnito de este tiempo, le solicitaron bendiciones y oraciones para los enfermos, cosa que realizó con el permiso de sus superiores.

Del 13 de octubre de 1941 al 14 de febrero de 1942, fue enviado a Patrocinio. Allí pudo ejercer de nuevo el apostolado en forma pública con algunas condiciones. En cualquier caso también allí por su medio hubo numerosas conversiones. Después fue trasladado a Ibiá, en Minas Gerais, como párroco una vez más, ya que parecía que la situación se había estabilizado. Después de tres meses en los que pudo ejercer serenamente su actividad parroquial, los superiores creyeron conveniente trasladarlo como párroco a Belo Horizonte, a la parroquia dedicada a los Sagrados Corazones. Allí permaneció desde el 7 de abril de 1942 hasta su muerte.

Además de todas las actividades parroquiales ordinarias, cada día recibía a unas cuarenta personas en el confesionario, que llegaban a él provistas de un billete, como habían dispuesto los superiores para evitar concentraciones. Especialmente se ocupaba de las confesiones de los enfermos. Ante las peticiones de otras parroquias, acudía con presteza y escuchaba muchas confesiones. Ciertamente todos lo consideraban un verdadero misionero y un santo.

El 20 de agosto, atendiendo a un enfermo de tifus exantemático, él mismo contrajo la enfermedad. En principio se le diagnosticó una pulmonía, pero después se constató que se trataba de esa grave enfermedad, que por entonces era incurable. Consciente de la proximidad de su muerte y habiendo pronosticado él mismo que se produciría en pocos días, se preparó a ella con la oración y la recepción de los sacramentos. Los testigos afirman la gran fortaleza con la que afrontó aquella situación hasta el final. Sus últimas palabras, dirigidas al p. Gil, fueron: "Padre Gil, ¡Deo gratias!"; diciendo esto, expiró.

Beaticado el 15 de junio de 2006.

Reproducido con autorización de Vatican.va

 

12:08 a.m.

Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Bilbao, España, beato Vicente Gabanes Badenas, presbítero de los Terciarios Capuchinos de la Bienaventurada Virgen de los Dolores y mártir, que, durante la persecución contra la fe, mereció entrar en el banquete de la gloria.

Nacido en Torrent (Valencia) el 25 de febrero de 1908; se hizo Terciario Capuchino el 15 de septiembre de 1923. Ordenado sacerdote el 12 de marzo de 1932. Estudia en la Universidad de Valencia y en el Instituto de Estudios Penales. Ejerce su ministerio en las Escuelas de Reforma de Madrid y Amurrio (Álava), alternando estudio, prácticas del gabinete de Psicología y dirección espiritual de la Fraternidad. Detenido el 27 de agosto de 1936 por los milicianos, lo trasladan a Orduña, Vizcaya, intentan hacerlo apostatar, y ante la negativa se vuelven hacia Amurrio, lo hacen bajar del vehículo y lo abalean dejándolo por muerto en el prado de San Bartolomé de Orduña. Malherido, logra llegar a casa de un amigo, y es trasladado al hospital de Orduña, y de ahí al de Basurto, donde fallece el domingo 30 de septiembre, confesado y habiendo perdonado a sus asesinos. Se distinguió por su carácter apacible, dulce y amable. Fiel al deber, entregado al apostolado de la reforma de la juventud extraviada, con competencia y celo apostólico.

Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 junto a 232 mártires durante la guerra civil en España.

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Obispo de Guadix-Baza

Martirologio Romano: En Almería, España, pasión de los beatos mártires Fiego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Manuel Medina Olmos, Obispo de Guadix-Baza, quienes encarcelados por odio a la fe cristiana, soportaron insultos e injurias, hasta una noche en la que fueron fusilados.

Fecha de beatificación: Beatificados el 10 de octubre de 1993 por S.S. Juan Pabo II.

Lista del grupo de mártires: Hermano Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez), Hermano Amalio (Justo Zariquiegui Mendoza), Hermano Valerio Bernardo (Marciano Herrero Martínez), Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz), Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra), Hermano Aurelio María (Bienvenido Villalón Acebrón), Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González), todos ellos hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.
La lista es completada por Mons. Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Mons. Manuel Medina Olmos, obispo de Gaudix.

Nacido en el seno de una humilde familia, quedó pronto huérfano de madre. Realizó estudios de bachillerato entre 1877 y 1882, obteniendo el premio extraordinario de bachiller, sección de Letras, en el Instituto de Almería. Cursó estudios de Derecho y de Filosofía y Letras en la Universidad de Granada y de Teología en el Seminario Central de Granada. Fue ordenado sacerdote en agosto de 1891, ejeciendo sucesivamente de párroco en el Sagrario de Guadix y de canónigo del Sacromonte de Granada. Colaboró con el padre Manjón en las escuelas del Ave María, siendo a partir de 1895 subdirector de esta institución.

Desde 1896 fue profesor de Metafísica en la Facultad Civil del Colegio del Sacromonte, en la que se licenció en Derecho el 3 de abril de 1898. Fue nombrado rector de este colegio en 1901. Obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras el 26 de septiembre del mismo año en la Universidad de Granada.

Durante estos años escribe y publica un ensayo sobre el que fuera fundador del la Abadía del Sacromonte, el arzobispo Pedro Vaca Castro y Quiñones, un libro de teatro infantil, la comedias La mejor lima social, las zarzuelas El dia de Inocentes, a la que puso música el maestro Alonso, Los peligros del mentir y La primera gracia, así como un tratado sobre la obra jurídica del Padre Suarez, publicado en 1917.

El 14 de diciembre de 1925 fue preconizado obispo auxiliar de Granada, archidiócesis que estaba entonces a cargo del cardenal Casanova. Tres años más tarde es nombrado obispo de Guadix, tomando posesión el 30 de noviembre de 1928.

Realizó entre los años 1929 y 1932 una completa visita pastoral a la diócesis a su cargo. De entre sus cartas pastorales, el propio obispo destacó las dos de 1931 tituladas «La nueva Costitución Española» (29-6-1931) y «El capital y el trabajo» (17-9-1931). Entre 1934 y 1935 fue administrador apostólico de la diócesis de Almería.

Tras un registro del palacio arzobispal, el 27 de julio de 1936 fue apresado por un grupo encabezdo por el alcalde de Guadix, y trasladado posteriormente, junto a otros tres sacerdotes, a Almería, permaneciendo preso en la casa del vicario general, en el barco prisión Astoy Mendi y en el acorazado Jaime I, hasta que en la madrugada del 30 de agosto de 1936, fue trasladado en camión hasta el barranco de los Chismes en término de Vícar, donde lo fusilaron junto a otros dieciséis sacerdotes y seglares.

Iniciado en 1954 su proceso de beatificación, fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993, estableciéndose el 30 de agosto como fiesta conmemorativa.

Es copatrón de Lanteira, su aldea natal, donde se saca en procesión su imagen cada 30 de agosto durante las fiestas que se celebran en su honor.

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Fundadora de la
Congregación de las Hermanitas de los Pobres

Martirologio Romano: En Renes, en Francia, beata María de la Cruz (Juana) Jugan, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, para pedir limosna por Dios para los pobres, y expulsada injustamente de la dirección del Instituto, pasó el resto de su vida en la oración y en la humildad. ( 1879)

Fecha de canonización: 11 de octubre de 2009, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Juana Jugan nace en Cancale (Bretaña - Francia) el 25 de octubre de 1792, y es bautizada aquel mismo día. Es la quinta de una familia de siete hermanos. Su padre, marino como la mayoría de los habitantes de Cancale, desaparece en el mar el año en que Juana cumple su cuarto cumpleaños. La pequeña Juana aprende enseguida de su madre a realizar las tareas domésticas, a cuidar de los animales y, sobre todo, a rezar. Al igual que otras muchas iglesias, la de Cancale había sido cerrada por la Revolución. Ya no hay catecismo organizado, pero muchos niños reciben instrucción en secreto por parte de personas piadosas. En 1803, Juana recibe la primera Comunión. A partir de aquel día se vuelve especialmente obediente y dulce, dispuesta para el trabajo y asidua a la oración.

«No encontrarás mejor partido»

A finales de 1816 tiene lugar en Cancale una gran «Misión»: unos veinte sacerdotes se reparten los sermones, el catecismo, el Rosario, las confesiones, las visitas a domicilio, etc. Son días de gracias y de fervor por toda la parroquia. En medio de la oración, Juana siente brotar en su corazón un enorme deseo de consagrarse al servicio de los pobres por amor de Dios, sin esperar recompensa humana alguna. Al final de la Misión, rechaza definitivamente una petición de matrimonio. Su madre le pregunta: «¿Por qué lo has rechazado? No encontrarás mejor partido. – El Señor me reserva para una obra que aún no se ha fundado», responde Juana.

Al año siguiente, Juana abandona Cancale y a su familia para servir a Cristo en medio de los pobres y vivir como pobre entre ellos, entrando como enfermera en el hospital Rosais de Saint-Servan. Pero, al cabo de varios años de servicio, cae gravemente enferma. Una persona caritativa, la señorita Lecoq, la acoge en su casa. Durante doce años, llevarán las dos una vida en común, condicionada por la oración, la Misa diaria, la visita a los pobres y la catequesis a los niños. Tras la muerte de la señorita Lecoq, Juana conoce a Francisca Aubert, que comparte el mismo ideal de vida. Alquilan una vivienda y se consagran al cuidado de los pobres. Muy pronto se les agrega una joven de diecisiete años: Virginia Trénadiel.

Una tarde, Juana regresa, con aspecto preocupado, de su jornada de trabajo. Francisca vigila la sopa mientras hila en la rueca. Juana le dice: «Acabo de visitar a una persona digna de lástima... ¡Imagínate una anciana ciega, medio paralítica, completamente sola en un cuchitril y en estos primeros fríos del invierno!... Francisca, ¿qué te parece si la traemos a casa? Para los gastos, trabajaré más. – Como quieras, Juana». La ciega se llama Ana Chauvin. Al día siguiente, Juana la recoge y la acuesta en su propia cama. La inválida siente preocupación: «¿Cómo harán para alimentarme? ¿Dónde se acostará usted si me da su cama? – No se preocupe», responde Juana. Unos días más tarde, una vieja soltera, Isabel Quéru, tiritando de frío, llama tímidamente a la puerta. Había servido sin sueldo, durante muchos años, a unos dueños arruinados. A la muerte de éstos, se había quedado sin protección y sin recursos. «Isabel, le dice Juana, es el Señor quien le envía. Quédese con nosotras».

Una amiga de Virginia, María Jamet, no tarda en relacionarse con Juana y la gente de su casa. El 15 de octubre de 1840, las tres amigas fundan una pequeña asociación de caridad dirigida por el párroco Augusto Le Pailleur, vicario de Saint-Servan. Francisca Aubert acepta ayudarlas en lo que respecta a las curas y a los remiendos, pero se considera demasiado mayor para comprometerse más a fondo. En contrapartida, una joven obrera de veintisiete años, muy enferma, Magdalena Bourges, que había sido acogida y curada por Juana, se incorpora a aquel pequeño grupo. De ese modo, en torno a las dos mujeres mayores, acaba de nacer una pequeña célula, embrión de una gran congregación que se llamará de las «Hermanitas de los pobres».

«Con mi cesto...»

Muy pronto, otros ancianos indigentes solicitan ser hospedados, y las hermanas se trasladan a otros locales más amplios. Pero la generosidad de los amigos y los ingresos de las hermanas, de cuyo trabajo vive la casa, ya no son suficientes. Las ancianas que tenían costumbre de mendigar le dicen a Juana: «¡Reemplácenos, mendigue por nosotras!». Un religioso de San Juan de Dios mueve a la fundadora a que siga ese consejo y le entrega su primer cesto de la colecta. La orgullosa naturaleza bretona de Juana se rebela ante esa necesidad, pero al final se decide. Más tarde les dirá a las novicias: «Os mandarán a la colecta, hijas mías, y os costará mucho. También yo la hice, con mi cesto; me costaba mucho, pero lo hacía por el Señor y por los pobres». He aquí el origen de la colecta, principal fuente de ingresos de las Hermanitas de los pobres.

En sus rondas, Juana pide dinero, pero también dádivas en especie, como verduras, sábanas usadas, lana, un caldero, etc. Pero no siempre es bien recibida. Un día, llama a la puerta de un anciano rico y avaro; consigue persuadirlo y recibe una buena ofrenda. Al día siguiente, la limosnera se presenta de nuevo en su casa, pero esta vez él se enfada. «Señor, responde ella, mis pobres tenían hambre ayer, también hoy tienen hambre y mañana seguirán teniendo hambre...». Ya más tranquilo, el bienhechor entrega una limosna y promete seguir haciéndolo. En otra ocasión, un viejo soltero, enfadado, le pega una bofetada. Ella le dice con humildad: «Gracias; eso es para mí. ¡Pero ahora déme algo para mis pobres, por favor!». Tanta mansedumbre abre el monedero del solterón. De ese modo, con la sonrisa, consigue invitar a los ricos a la reflexión, al descubrimiento de las necesidades de los pobres, y la colecta se convierte en una verdadera evangelización, en una llamada a la conversión del corazón.

Juana Jugan siente aversión por la ociosidad. «La Virgen era pobre, le gusta repetir. Hacía como los pobres: no perdía el tiempo, pues los pobres nunca deben estar desopucados». Tras haber conseguido unas ruecas, hiladoras y devanaderas, las entrega a sus internas menos impedidas, quienes, orgullosas de aportar con su trabajo algún dinero a la bolsa comunitaria, se toman mayor interés en la vida del asilo.

Poco a poco, Juana y sus amigas se organizan. Llevan una vestimenta semejante, un nombre de religión –el de Juana es «sor María de la Cruz»– y pronuncian votos privados, de obediencia y de castidad. Algo más tarde añaden los de pobreza y hospitalidad. Por este último se consagran a la acogida de los ancianos pobres. A finales de 1843, las hermanas tienen a su cargo unas cuarenta personas, hombres y mujeres. El 8 de diciembre, proceden a elegir a su superiora, cuyo cargo vuelve a recaer por unanimidad en Juana. Pero el día 23, el párroco Le Pailleur impone su autoridad y anula esa elección, designando como superiora a María Jamet, que tiene sólo 23 años (Juana tiene 51). El sacerdote teme, en efecto, no poder dirigir la congregación a su antojo con Juana, cuya experiencia y celebridad le molestan. Juana mira el crucifijo de la pared, después una estatuilla de la Virgen, y se arrodilla ante su sustituta, prometiéndole obediencia. En adelante su misión consistirá en hacer la colecta.

Un alma menos templada habría retrocedido ante la perspectiva de perder el gobierno de una casa organizada a su manera, para convertirse en una mendiga. «A mi entender –declaró un religioso franciscano originario de Cancale–, por parte de mi venerable compatriota, el hecho de ser desposeída de su puesto de superiora y de convertirse en una simple mendiga fue un gran acto de virtud, porque las mujeres de Cancale son más bien independientes, incluso autoritarias, y antes prefieren mandar que obedecer». A partir del 24 de diciembre, a pesar del riguroso ayuno de aquella vigilia de Navidad, Juana vuelve a sus rondas de colecta. «¡Cuántas pruebas y méritos –exclamó un orador– supone esa colecta llena de angustias, realizada siempre para cubrir las necesidades de ese día o del siguiente! ¡Había que salir a pesar del tiempo, sufrir el calor, el frío o la lluvia, abordar a todo tipo de gente, recorrer largos trayectos y llevar pesados fardos!». Pero el alma de Juana está «verdaderamente imbuída del misterio de Cristo Redentor, en especial en su Pasión y Cruz» (Juan Pablo II, 3 de octubre de 1982).

¿Madre o hija?

Unida a Cristo, Juana acepta de corazón las humillaciones, llegando incluso a amarlas y a buscarlas. Quizás, una de las que más le cuesta sobrellevar es, a causa de su orgullo nativo, la que procede de la manera en que la superiora le prodiga sus advertencias. En una carta del 26 de enero de 1846, María Jamet, veintisiete años más joven que Juana, le escribe: «Querida hija... ¡Qué bueno es Dios, que permite que una pobre como tú sea tan bien acogida!... Sin embargo, hija mía, procura no ser importuna, y si llegas a molestar, aunque sea poco, no abuses de la bondad de esa excelente persona... Te recomiendo que tengas cuidado de no concebir ningún sentimiento de amor propio. Debes convencerte de que, si actúan contigo de ese modo, no es a causa de ti, sino que es Dios quien lo permite para bien de sus pobres. En cuanto a ti, considérate como lo que eres en realidad, es decir, pobre, débil, miserable e incapaz de todo bien... Tu madre, María Jamet». Juana recibe esos consejos con dulzura y humildad.

El desarrollo de la obra obliga a extender las colectas más lejos. Juana es enviada a Rennes, donde, desde los primeros días se fija en los mendigos, sobre todo en los más viejos, que necesitan auxilio con urgencia. Sin duda alguna, hay que fundar una casa en esa ciudad. Con la ayuda de San José, el 25 de marzo de 1846 adquieren una casa. Juana vuelve a sus colectas por las ciudades del oeste de Francia. Se inauguran casas en Dinan, Tours, París, Besançon, Nantes, Angers, etc. Varias veces, porque ha sabido conquistar la confianza de todos, Juana consigue salvar del desastre a la obra, cuya dirección le ha sido usurpada. Ella acude, obtiene los fondos que faltan, anima a unos y a otros y se eclipsa para ayudar en otros lugares. Parece como si no tuviera dónde reposar la cabeza, pero ella se apoya por completo en la Providencia.

«¡San José, queremos mantequilla!»

Es deseo de Juana Jugan que las personas mayores se sientan realmente como en su casa en los lugares de acogida. Un día, en la fundación de Angers, se da cuenta de que los ancianos comen el pan sin nada. «¡Estamos en el país de la mantequilla!, exclama. ¿Por qué no le pedís a San José?». Enciende una lamparilla ante la estatua del padre putativo de Jesús, manda que traigan todos los recipientes de mantequilla vacíos y coloca un cartel: «San José, mándanos mantequilla para los ancianos». Los visitantes se extrañan o se divierten ante semejante candor, pero bajo esa aparente ingenuidad se esconde una profunda fe. Unos días más tarde, un donante anónimo envía un lote muy importante de mantequilla, con el que se llenan todos los recipientes. También es deseo de Juana procurar alegría a sus pobres, por lo que se dirige al coronel de la guarnición de Angers y le pide que, por la tarde de un día festivo, envíe a algunos músicos del regimiento para alegrar a sus ancianos. «Hermana, le voy a enviar toda la banda para complacerla y para regocijo de todos sus ancianos». Y la banda militar de Angers acude a contribuir a la alegría de la fiesta.

En mayo de 1852, el arzobispo de Rennes, donde se encuentra la casa madre de las hermanas, aprueba oficialmente los estatutos de la obra, dándole el nombre de Familia de las Hermanitas de los pobres. Las hermanas, al socorrer a las personas mayores abandonadas, ponen de relieve el insustituible valor de la vida humana en la vejez. Su testimonio adquiere una importancia muy especial en nuestra época, en que los progresos de la técnica y de la medicina suponen una prolongación de la esperanza media de vida.

La estima hacia los ancianos se basa en la ley natural expresada en el mandamiento de Dios Honra a tu padre y a tu madre (Dt 5, 16). «Honrar a las personas mayores implica un triple deber para con ellos: acogerlos, asistirlos y dar valor a sus cualidades» (Juan Pablo II, Carta a las personas mayores, 11-12). Las personas mayores necesitan asistencia con motivo de la disminución de sus fuerzas y de eventuales dolencias, pero, en contrapartida, pueden aportar mucho a la sociedad. Las vicisitudes que han debido soportar durante su vida les han dotado de una experiencia y de una madurez que les mueven a contemplar los acontecimientos de este mundo con mayor sensatez. Siguiendo sus enseñanzas, las generaciones más jóvenes pueden tomar lecciones de historia que deberían ayudarles a no repetir los errores del pasado. Nuestra sociedad, dominada por las prisas y la agitación, olvida los principales interrogantes que conciernen a la vocación, a la dignidad y al destino del hombre. En ese contexto, los valores afectivos, morales y religiosos que han podido vivir las personas mayores representan una fuente indispensable para el equilibrio de la sociedad, de las familias y de las personas. Frente al individualismo, nos recuerdan que nadie puede vivir solo, y que es necesaria la solidaridad entre las generaciones, de manera que cada una pueda enriquecerse con los dones de las demás.

Misioneras en la tercera edad

Las personas mayores cumplen igualmente una misión evangelizadora; en muchas familias los niños pequeños reciben de sus abuelos los primeros rudimentos de la fe. Los ancianos, incluso los más enfermos o quienes se ven privados de la movilidad, pueden cumplir también, para el bien de la Iglesia y del mundo, el servicio de la oración. A través de ésta participan tanto de los dolores como de las alegrías de los demás, rompiendo el círculo del aislamiento y de la impotencia. Tomando fuerzas de la oración, son capaces de infundir ánimos, mediante el testimonio de un sufrimiento asumido en el abandono a Dios y la paciencia.

Las personas mayores encuentran ocasión de completar, en sus carnes y en su corazón, lo que le falta a la Pasión de Cristo (cf. Col 1, 24), ofreciendo la prueba de la enfermedad y del sufrimiento –que es su destino común– a la intención de la Iglesia y del mundo. Pero, para poder realizar dicha misión, necesitan sentirse amadas y respetadas, pues no resulta fácil aceptar el sufrimiento con humildad. Por eso, las personas que padecen grandes sufrimientos son tentadas en ocasiones por la exasperación y la desesperanza. Entonces, las personas allegadas pueden sentirse inclinadas, debido a una compasión mal entendida, a considerar razonable la provocación directa de la muerte (la eutanasia). Pero, «a pesar de las intenciones y de las circunstancias, la eutanasia sigue siendo un acto intrínsecamente malo, una violación de la ley de Dios y una ofensa a la dignidad de la persona humana» (Juan Pablo II, Carta a las personas mayores, 9; cf. encíclica Evangelium vitae, 65). Solamente Dios determina el principio y el fin de la vida humana, según su designio de Creador, y llama a cada persona a ser su hijo mediante la participación en su propia vida divina. Esa dignidad incomparable procede de Cristo, quien, en la Encarnación, «se unió en cierto modo a todo hombre» (Vaticano II, Gaudium et Spes, 22); por lo tanto debe ser respetada. Es la razón principal de la consagración de las Hermanitas de los pobres a los ancianos, en quienes Juana Jugan les enseñó a ver a Jesucristo.

«Se la cedo de buen grado»

Después de haber servido a Cristo con sus colectas, la beata acabará sus días en el silencio. En efecto, durante el transcurso del año 1852, el párroco Le Pailleur le ordena que se retire a la casa madre. En adelante ya no mantendrá relaciones regulares con los bienhechores, ni funciones destacadas en la congregación. Aún vivirá veintisiete años, oculta a los ojos de los hombres, ocupada en humildes tareas domésticas y sin ninguna reivindicación. Con gran lucidez sobre esa situación, su corazón sigue siendo lo suficientemente libre como para decirle de broma al padre Le Pailleur: «Me ha robado usted mi obra; pero se la cedo de buen grado». En la primavera de 1856, la casa madre de las Hermanitas se traslada a una extensa propiedad que han comprado a treinta y cinco kilómetros de Rennes: la Tour Saint-Joseph, donde Juana prodiga consejos espirituales a las novicias. En las horas difíciles les dice: «Cuando os encontréis al límite de vuestra paciencia y de vuestras fuerzas, cuando os sintáis solas e impotentes, id al encuentro de Jesús; Él os espera en la capilla. Decidle esto: «Sabes muy bien lo que ocurre, Jesús mío, sólo tú lo sabes todo. Ven en mi ayuda». Luego os marcháis, y no os preocupéis por cómo tengáis que actuar; basta con que se lo hayáis dicho al Señor; él tiene buena memoria».

Insiste a las novicias para que no multipliquen demasiado las oraciones: «Cansaréis a los ancianos, se aburrirán y se irán a fumar... incluso durante el Rosario». Con las jóvenes comparte sus experiencias: «Hay que estar siempre de buen humor; a nuestros ancianitos no les gustan las caras tristes... No hay que tener miedo a cocinar, ni tampoco a curarlos cuando están enfermos. Hay que ser como una madre para quienes saben darnos las gracias y también para quienes no saben reconocer todo lo que hacéis por ellos. Repetíos a vosotras mismas: «¡Por ti lo hago, Jesús mío!»». Y además: «Antes de actuar hay que rezar y reflexionar. Es lo que he hecho durante toda la vida: sopesaba todas mis palabras».

En los últimos años de su vida, Juana habla con frecuencia, aunque con serenidad, de su muerte. Pero, antes de partir, tendrá una última alegría. El 1 de marzo de 1879, León XIII aprueba definitivamente las constituciones de las Hermanitas de los pobres. En aquel momento, la congregación cuenta aproximadamente con 2.400 hermanas y 177 casas de acogida. El 29 de agosto siguiente, Juana se extingue dulcemente después de decir: «¡Oh, María, madre mía, ven conmigo. Sabes que te amo y que tengo ganas de verte!». Una vida de tanta humildad tenía que producir muchos frutos. En el umbral del tercer milenio, 3.460 Hermanitas dan vida a 221 casas, repartidas por los 5 continentes. Por una maravillosa consideración de la Providencia, siguen viviendo principalmente de las dádivas que reciben.

Con motivo de la beatificación de Juana Jugan (Octubre 3 / 1982), el Papa Juan Pablo II decía: «La Iglesia entera y la propia sociedad no pueden sino admirar y aplaudir el maravilloso crecimiento de la pequeña semilla depositada en tierra bretona por esta humilde joven de Cancale, tan pobre de bienes pero tan rica de fe... Et exaltavit humiles (Ensalza a los humildes). Esta frase tan conocida del Magnificat colma mi espíritu y mi corazón de gozo y de emoción... La atenta lectura de las biografías dedicadas a Juana Jugan y a su epopeya de caridad evangélica, me inducen a decir que Dios no podía dejar de glorificar a tan humilde servidora... Al recomendar a menudo a las Hermanitas con frases como «¡Sed pequeñas, muy pequeñas! ¡Conservad ese espíritu de humildad y de sencillez! Si llegáramos a creernos que somos algo, la congregación dejaría de bendecir a Dios y nos desmoronaríamos», Juana estaba revelando en realidad su propia experiencia espiritual... En nuestro tiempo, el orgullo, la búsqueda de la eficacia, la tentación de los medios de poder, están ganando actualidad en el mundo, y también a veces, por desgracia, en la Iglesia. Son un obstáculo para el advenimiento del reino de Dios. Por eso la fisonomía espiritual de Juana Jugan es capaz de atraer a los discípulos de Cristo y de llenar sus corazones de esperanza y de alegría evangélica, tomadas de Dios y del olvido de sí mismo».

Fue canonizada el 11 de octubre de 2009.

Reproducido con autorización expresa de Abadía San José de Clairval

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Por: . | Fuente: Vatican.va

Religiosa

Martirologio Romano: En el convento carmelita de Ollur, India, Santa Eufrasia Eluvathingal del Sagrado Corazón, religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas de la Madre del Carmelo ( 1952)

Fecha de canonización: 23 de noviembre de 2014 por el Papa Francisco.

Nació el 17 de octubre de 1877 en la aldea de Kattoor (India), en la parroquia de Edathuruthy, que formaba parte del entonces vicariato de Trichur (posteriormente pasó a ser diócesis y fue dividida) y que actualmente pertenece a la diócesis de Irinjalakuda. Era hija de Antony y Kunjethy de Eluvathingal Cherpukaran. Fue bautizada con el nombre de Rose.

Desde pequeña, por influencia de su madre, mujer muy piadosa, comenzó a ejercitarse en las virtudes. A la edad de nueve años consagró a Dios su virginidad.

Contra la voluntad de su padre, a la edad de doce años ingresó en el internado de las religiosas de la Congregación de la Madre del Carmen de Koonammavu.

Después de la reorganización de los vicariatos apostólicos, realizada en el año 1896, el 9 de mayo de 1897 las religiosas y las aspirantes del vicariato de Trichur se trasladaron de Koonammavu a Ambazhakkad.

Al día siguiente, Rose recibió el velo y se convirtió en postulante con el nombre de Eufrasia del Sagrado Corazón de Jesús. El 10 de enero de 1898 tomó el hábito en la Congregación de la Madre del Carmen, el primer instituto femenino surgido en la Iglesia siro-malabar: fue fundada el 13 de febrero de 1866 en Koonammavu, en el Estado de Kerala, por San Kuriakose Elías Chavara y el padre Leopoldo Beccaro, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, entonces delegado carmelita en Kerala, como tercera orden de los Carmelitas Descalzos. Desde el año 1967 es de derecho pontificio.

El 24 de mayo de 1900, con ocasión de la fundación del convento de Santa María en Ollur -distante 5 kilómetros de la ciudad de Trichur-, sor Eufrasia emitió los votos perpetuos. En ese convento vivió durante 48 años.

En 1904 fue nombrada maestra de novicias. Siguió desempeñando este cargo hasta que fue nombrada superiora, en el año 1913.

Por su profundo espíritu de oración la gente la llamaba "madre orante". Alcanzó una unión muy profunda con el Señor, especialmente en la sagrada Eucaristía. Sus hermanas carmelitas la llamaban "sagrario móvil". Pasaba muchas horas ante el sagrario en la capilla del convento, olvidada de sí misma y de todo lo que la rodeaba.

En una carta a su director espiritual expresa la sed que sentía de adorar, amar y consolar a Cristo en la Eucaristía: "Dado que aquí la mayor riqueza, la santa misa, no se celebra a menudo, experimento un gran dolor interior y siento un gran deseo de suplir esa ausencia. Tengo una gran hambre y una gran sed de hacer algo al respecto" (3 de julio de 1902).

Fue una gran apóstol de la Eucaristía. Se esforzaba por hacer que todos amaran, adoraran y consolaran a Jesús en el santísimo Sacramento.

También tenía una devoción especial a Cristo crucificado. Besaba con frecuencia el crucifijo y hablaba interiormente con él, apretándolo contra su pecho. El sufrimiento, la pasión y el dolor de Cristo provocaban un gran dolor en su corazón.

Asimismo, profesaba una filial devoción a la Virgen María, a la que sentía como su verdadera madre. Era especialmente devota del santo rosario. Solía rezar los quince misterios, meditando en la vida de nuestro Señor y de su Madre María.

Llevó una vida muy sencilla y austera, realizando numerosos actos de penitencia y mortificación. Comía una sola vez al día, evitando la carne, el pescado, los huevos y la leche.

Conjugaba perfectamente en su vida la acción y la contemplación. Su amor a Dios se manifestaba en la compasión y el amor a las personas que se dirigían a ella para que las ayudara en sus dificultades económicas o problemas familiares, o para pedirle oraciones a fin de curar de una enfermedad, obtener un empleo o superar un examen. Sabían que ella intercedería ante la Madre de Dios y que sus plegarias siempre eran escuchadas. Era un modelo ejemplar de caridad. La madre Eufrasia, que había ofrecido su vida como sacrificio de amor a Dios, murió el 29 de agosto de 1952.

Fue beatificada el 3 de diciembre de 2006 en la iglesia de San Antonio Forane, en Ollur, archidiócesis de Trichur, por el cardenal Varkey Vithayathil, arzobispo mayor de Ernakulam-Angamaly de los siro-malabares.
 

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Por: . | Fuente: Santiebeati.it

Religiosa

Martirologio Romano: En Poznan, ciudad de Polonia, beata Sancja (Joanina) Szymkowiak, virgen, de la Congregación de la Hijas de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores, que, en medio de las dificultades de la guerra, se ocupó con gran entrega de los detenidos en las cárceles (1942).

Sor Sancja Szymkowiak, nació el 10 de julio de 1910 en Możdżanów (Ostrów Wielkopolski, Polonia). Fue la última de los hijos que tuvieron Agostino y Maria Duchalska, luego de haber procreado a cuatro varones, de los que uno se hiso sacerdote. El día del bautismo recibió el nombre de Giannina. De su familia, acomodada e intensamente creyente, recibe una sólida educación. Desde la primera juventud se distinguió por la excepcional bondad y la auténtica devoción, fascinando con su serenidad y sencillez. Después de la escuela superior estudió en la Facultad de Lenguas y Literatura Extranjeras en la universidad de Poznan, empeñándose intensamente tanto en el crecimiento intelectual como en el espiritual. Toma parte activa en la Asociación Mariana, desarrollando un apostolado discreto y eficaz y transmitiéndoles a los jóvenes la alegría de vivir. Encuentra tiempo para prestarle atención a todo, de modo particularmente sensible en ayudar a los más débiles y abatidos, se dedica con fervor a las obras de caridad en el barrio más pobre de la ciudad. La eucaristía fue el centro y el manantial de su gran celo apostólico.

Desde joven se sintió llamada a la vida religiosa. En el verano de 1934 partió para Francia y, durante una romería a Lourdes, decide hacerse monja encomendándose a la Virgen Inmaculada. En junio del 1936, superadas muchas dificultades, ingresó al convento de las Hijas de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores, mejor conocidas como las Monjas Seráficas, de Poznan, asumiendo el nombre de María Sancja. Desde el principio se distinguió por el gran celo en la observancia de las Reglas del Instituto y en el ejercicio de los servicios más humildes. Su vida, que no tuvo aparentemente nada excepcional, escondió una profunda unión con Dios, en la completa disponibilidad de atender su voluntad en todo, también en los asuntos más modestos.

Durante la ocupación alemana Sor Sancja, no aprovechó el permiso de poder volver a su familia, dado los peligros y los incomodidades de la guerra, se quedó en el convento junto a otras monjas, y fueron sometidas por los militares a duros trabajos. Dócil a la voluntad de Dios, infundía alrededor suyo un aire de paz y esperanza, encarnando, para los afligidos y sufrientes, un efectivo apoyo y un eficaz consuelo. Los prisioneros franceses e ingleses, a los que prestó su personal ayuda en calidad de traductora, la llamaron “ángel de bondad” y “santa Sancja“.

Las enormes fatigas y las difíciles condiciones del convento de Poznan pusieron a dura prueba sus fuerzas y fue víctima de una grave forma de tuberculosis a la laringe. Abandonándose en los brazos cariñosos de Dios Padre ofreció un fulgurante ejemplo de sereno aguante de los sufrimientos. Con gozo profesó los votos perpetuos el 6 de julio de 1942, profundamente unida al Esposo Celestial, en la fervorosa espera de su venida en el momento de la muerte, que ocurrió el 29 agosto del mismo año, cuando tenía solamente treinta y dos años.

Reproducido con autorización de Santiebeati.it

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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Mártir

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Sabina, cuya iglesia titular construida en el monte Aventino lleva su venerable nombre (122-132).

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

Sabina nació probablemente en Roma en una familia de patricios, en una época en que apenas se organizaba el primer cristianismo.

Existen referencias de que Santa Sabina fue una pagana noble, casada con el senador romano Valentino.

Santa Sabina tenía una esclava de nombre Serafina. En el trato cotidiano, la ama se interesó por las creencias religiosas de su sirvienta y le pidió que le explicara mejor.

De este modo, Santa Serafina, la sierva, llevó a la conversión a su patrona, Santa Sabina, revelándole un mundo completamente nuevo y distinto del de su condición de noble romana.

Santa Sabina se bautizó. Solía acudir clandestinamente a los servicios religiosos que los cristianos celebraban en las catacumbas de Roma, donde conoció y convivió con gente muy diferente de la que encontraba entre los de su condición social, aunque todos eran iguales en sus convicciones y ante los ojos de Dios.

Un mal día, Santa Serafina fue capturada por las autoridades romanas que perseguían a los cristianos, siendo conducida a su muerte a través del martirio.

Al poco tiempo, a pesar de ser una dama de alcurnia, Santa Sabina fue arrestada igualmente. Dado que se trataba de una ciudadana de Roma, se le concedió la venia de que su martirio fuera morir decapitada, y no de manera lenta como solía ser en otros casos.

Durante el pontificado del papa San Celestino I (422-432) se mandó construir en el Aventino, en Roma, la Basílica de Santa Sabina. El culto de esta santa se propagó a lo largo de la Edad Media.

A Santa Sabina se le considera santa patrona de Roma, pero también de las amas de casa y de los niños con dificultades para caminar.

SANTA SABINA nos enseña que en la fe no existen diferencias de clases y que siempre el que conoce un poco más debe compartir ese conocimiento con los demás.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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Mártir

Martirologio Romano: Memoria del martirio de san Juan Bautista, al que Herodes Antipas retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte y a quien, en el día de su cumpleaños, mandó decapitar a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad (s. I).

El evangelio de San Marcos nos narra de la siguiente manera la muerte del gran precursor, San Juan Bautista: "Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, y lo había llevado encadenado a la prisión, por causa de Herodías, esposa de su hermano Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan le decía a Herodes: "No le está permitido irse a vivir con la mujer de su hermano". Herodías le tenía un gran odio por esto a Juan Bautista y quería hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan y lo consideraba un hombre santo, y lo protegía y al oírlo hablar se quedaba pensativo y temeroso, y lo escuchaba con gusto".
"Pero llegó el día oportuno, cuando Herodes en su cumpleaños dio un gran banquete a todos los principales de la ciudad. Entró a la fiesta la hija de Herodías y bailó, el baile le gustó mucho a Herodes, y le prometió con juramento: "Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino".

La muchacha fue donde su madre y le preguntó: "¿Qué debo pedir?". Ella le dijo: "Pida la cabeza de Juan Bautista". Ella entró corriendo a donde estaba el rey y le dijo: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista".

El rey se llenó de tristeza, pero para no contrariar a la muchacha y porque se imaginaba que debía cumplir ese vano juramento, mandó a uno de su guardia a que fuera a la cárcel y le trajera la cabeza de Juan. El otro fue a la prisión, le cortó la cabeza y la trajo en una bandeja y se la dio a la muchacha y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse los discípulos de Juan vinieron y le dieron sepultura (S. Marcos 6,17).

Herodes Antipas había cometido un pecado que escandalizaba a los judíos porque esta muy prohibido por la Santa Biblia y por la ley moral. Se había ido a vivir con la esposa de su hermano. Juan Bautista lo denunció públicamente. Se necesitaba mucho valor para hacer una denuncia como esta porque esos reyes de oriente eran muy déspotas y mandaban matar sin más ni más a quien se atrevía a echarles en cara sus errores.

Herodes al principio se contentó solamente con poner preso a Juan, porque sentía un gran respeto por él. Pero la adúltera Herodías estaba alerta para mandar matar en la primera ocasión que se le presentara, al que le decía a su concubino que era pecado esa vida que estaban llevando.

Cuando pidieron la cabeza de Juan Bautista el rey sintió enorme tristeza porque estimaba mucho a Juan y estaba convencido de que era un santo y cada vez que le oía hablar de Dios y del alma se sentía profundamente conmovido. Pero por no quedar mal con sus compinches que le habían oído su tonto juramento (que en verdad no le podía obligar, porque al que jura hacer algo malo, nunca le obliga a cumplir eso que ha jurado) y por no disgustar a esa malvada, mandó matar al santo precursor.

Este es un caso típico de cómo un pecado lleva a cometer otro pecado. Herodes y Herodías empezaron siendo adúlteros y terminaron siendo asesinos. El pecado del adulterio los llevó al crimen, al asesinato de un santo.

Juan murió mártir de su deber, porque él había leído la recomendación que el profeta Isaías hace a los predicadores: "Cuidado: no vayan a ser perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar". El Bautista vio que llegaban los enemigos del alma a robarse la salvación de Herodes y de su concubina y habló fuertemente. Ese era su deber. Y tuvo la enorme dicha de morir por proclamar que es necesario cumplir las leyes de Dios y de la moral. Fue un verdadero mártir.

Una antigua tradición cuenta que Herodías años más tarde estaba caminando sobre un río congelado y el hielo se abrió y ella se consumió hasta el cuello y el hielo se cerró y la mató. Puede haber sido así o no. Pero lo que sí es histórico es que Herodes Antipas fue desterrado después a un país lejano, con su concubina. Y que el padre de su primera esposa (a la cual él había alejado para quedarse con Herodías) invadió con sus Nabateos el territorio de Antipas y le hizo enormes daños. Es que no hay pecado que se quede sin su respectivo castigo.

 

 

11:26 p.m.

Por: . | Fuente: www.persecucionreligiosa.es

Mártires Trinitarios

Martirologio Romano: En Alcázar de San Juan, España, Beatos Hermenegildo de la Asunción (en el siglo Hermenegildo Iza y Aregita) y cinco compañeros de la Orden de la Santísima Trinidad, asesinados por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Hermenegildo de la Asunción (Hermenegildo Iza y Aregita), nacido el 13 de abril de 1879 en Mendata-Albiz, Viscaya, España.

Buenaventura de Santa Catalina (Buenaventura Gabika-Etxebarria Gerrikabeitia), nacido el 14 de agosto de 1887 en Ajanguiz, Vizcaya, España, sacerdote:

Francisco de San Lorenzo (Francisco Euba Gorroño), nacido el 25 de agosto de 1889 en Amorebieta, Vizcaya, España, sacerdote:

Antonio de Jesús y María (Juan Antonio Salútregui Iribarren), nacido el 5 de febrero de 1902 en Guernika y Leno, Vizcaya, España, sacerdote:

Plácido de Jesús (Plácido Camino Fernández), nacido el 6 de mayo de 1890 en Laguna de Negrillos, León, España, sacerdote:

Esteban de San José (Esteban Barrenechea Arriaga), nacido el 26 de diciembfe de 1880 en Alcázar de San Juan, Ciudad Real, España, religioso.

Arrestados el 20 de agosto de 1936 fueron atados y llevaron al Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, En el Ayuntamiento estaban también detenidos los franciscanos, las concepcionistas franciscanas y un novicio dominico. La multitud que había en la plaza gritaba: Dejad que los matemos nosotros si no tenéis agallas. ¡Muerte a los curas! El alcalde les dijo desde el balcón: Esperad, esperad, que lo que se os ha prometido se realizará.

Hacia las dos de la tarde llevaron a los franciscanos, a los trinitarios y al novicio dominico a una ermita a las afueras de la población. En todo el día 21 no recibieron nada para comer. Lo angosto del lugar, que no tenía ventanas, y el calor del verano suponía una gran molestia, pero nadie se quejó. Al principio rezaban en común, pero se lo prohibieron. A las personas que les llevaban comida les decían los carceleros: Sí, traedles cosas, que ya les quedan pocos días.

Hacia las doce de la noche del día 26, sacaron de la ermita a los trece religiosos en dos grupos. Ellos salieron sin resistirse ni protestar. Ninguno trató de huir. Entre las 12 de la noche del 26 de agosto y la una de la madrugada del 27 de agosto de 1936 los fusilaron.

S.S. Benedicto XVI firmó el 28 de junio de 2012 el decreto con el cual se reconoce el martirio del Siervo de Dios Hermenegildo de la Asunción y cinco compañeros de la Orden de la Santísima Trinidad, lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.

11:26 p.m.

Por: . | Fuente: Somos.Vicencianos.org

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En distintos lugares de España, Beatos Fortunato Velasco Tobar y 13 compañeros, de la Congregación de la Misión;asesinados por odio a la fe ( 1934-1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Miembro de la Pro­vincia de Madrid, nació el 30 de Julio de 1895 en Santa María de los Llanos, Cuenca (España) y murió el 27 de Agosto de 1936 en Soto del Barco.“Un vecino de Soto del Barco (fallecido en 1952), emparentado con uno de los dirigentes locales marxistas, llamó un día a la Casa Rectoral, pidiendo clemencia para el P. Granado y protestando del trato que le daban. Al llegar a la casa oyó los quejidos del Padre y las risotadas de milicianos y milicianas que le atormentaban. Le golpea­ron y le pincharon al tiempo de insultarle. Le iban cortando la carne a trozos mientras ese vecino oyó allí mismo a los milicianos que pro­ferían este sarcasmo contra el Siervo de Dios: Mira qué carnes más blancas tiene”. Le privaron de su integridad viril…

Los tres últimos días de su prisión y tormentos estuvo encerrado en el servicio, sin comer, ni beber, ni disponer de espacio suficiente para sentarse. El Padre pidió angustiosamente a sus verdugos que al menos le dieran un poco de agua, favor que le negaron.

A estos tormentos postreros se juntó otro, de índole espiritual. Sabía el Siervo de Dios que en el pueblo había un sacerdote, y pedía como única gracia que se lo trajeran, para confesarse con él a lo que se negaron rotundamente los marxistas.

El 27 de Agosto de 1936, ya de noche, los comunistas sacaron al Siervo de Dios, más muerto que vivo, de la Casa Rectoral y lo con­dujeron a la orilla del río Nalón, que pasa junto a Soto del Barco. Allí mismo le acuchillaron por la espalda hasta que expiró, arrojando al río su cuerpo, que jamás apareció.

Mártires de la familia Vicenciana en el siglo XX
La Guerra Civiel Española 1936-1939

Autor: José María Román, C.M.

Este grupo de mártires está integrado por:


1. TOMÁS PALLARÉS IBÁÑEZ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 06 Marzo1890 en Iglesuela del Cid, Teruel (España)
martirio: 13 Octubre 1934 en Oviedo, Asturias (España)

2. SALUSTIANO GONZÁLEZ CRESPO
hermano de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 01 Mayo 1871 en Tapia de la Ribera, León (España)
martirio: 13 Octubre 1934 en Oviedo, Asturias (España)

3. LUIS AGUIRRE BILBAO
hermano de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 13 Septiembre 1914 en Murguía, Vizcaya (España)
martirio: 30 Julio 1936 en Alcorisa, Teruel (España)

4. LEONCIO PÉREZ NEBREDA
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 18 Marzo1895 en Villarmentero, Burgos (España)
martirio: 02 Agosto 1936 en Las Planas de Oliete, Teruel (España)

5. ANDRÉS AVELINO GUTIÉRREZ MORAL
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 11 Noviembre 1886 en Salazar de Amaya, Burgos (España)
martirio: 03 Agosto 1936 en Gijón, Asturias (España)

6. ANTONIO CARMANIÚ MERCADER
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 17 Agosto 1860 en Rialp, Lérida (España)
martirio: 17 Agosto 1936 en Llavorsi, Lérida (España)

7. FORTUNATO VELASCO TOBAR
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 31 Mayo 1906 en Tardajos, Burgos (España)
martirio: 24 Agosto 1936 en Alcorisa, Teruel (España)

8. RICARDO ATANES CASTRO
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 05 Agosto 1875 en Cualedro, Orense (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Gijón, Asturias (España)

9. PELAYO JOSÉ GRANADO PRIETO
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 30 Julio 1895 en Santa María de los Llanos, Cuenca (España)
martirio: 27 Agosto 1936 en Gijón, Asturias (España)

10. AMADO GARCÍA SÁNCHEZ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 29 Abril 1903 en Moscardón, Teruel (España)
martirio: 24 Octubre 1936 en Gijón, Asturias (España)

11. IRENEO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 10 Febrero 1879 en Los Balbases, Burgos (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

12. GREGORIO CERMEÑO BARCELÓ
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 09 Mayo 1874 en Sitios, Zaragoza (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

13. VICENTE VILUMBRALES FUENTE
sacerdote de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 05 Abril 1909 en Reinoso de Bureba, Burgos (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

14. NARCISO PASCUAL y PASCUAL
hermano de la Congregación de la Misión (Vicenciano)
nacimiento: 11 Agosto 1917 en Sarreaus de Tioira, Orense (España)
martirio: 06 Diciembre 1936 en Guadalajara (España)

11:26 p.m.

Por: . | Fuente: www.bisbatlleida.org

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En España, Beatos Crisanto, Aquilino, Cipriano, José y 63 compañeros del Instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas (Pequeños Hermanos de María), además de dos laicos. ( 1936-39)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Casimiro nace en Torrelaguna, provincia de Madrid en el lugar llamado Miralrío, el 4 de marzo de 1897. Fue el penúltimo de los seis hijos del matrimonio de D. Dámaso y Dª. Martina. El padre era empleado del canal de Isabel II y como tal custodiaba la parte que le correspondía.

Dejemos al propio Casimiro que nos relate el ambiente familiar, del pueblo, despedida del lugar qe le vio nacer, sus recuerdos así como su vocación:

"No lejos de la hermosa ciudad de Madrid, y al pie de las montañas de la sierra de Guadarrama, en ambiente de soledad y silencio, se levanta graciosa la villa en que yo nací en el año 1897. Esta población, célebre por ser patria del Cardenal Jiménez de Cisneros, cuenta con artísticos edificios y famosas fábricas de harinas. Hay buenos paseos y, sobre todo, buen clima, por lo que es muy concurrida de veraneantes.

En las proximidades de la villa, en una montañuela, se divisa una casita solitaria "Miralrío": es el nido en que yo vine al mundo. Allí pasé los años de mi infancia, tranquilo y apartado del humano bullicio. Allí aprendí, de labios de mi madre, a santificar la vida con el ejercicio de la oración.

¡Que dulce hogar! En él crecí cual florerilla débil abrigada del viento. En él me entretenía en adornar un altarcito de la Santísima Virgen; aquel altar donde tantas veces me postraba con mi madre a rezar el rosario y a practicar el mes de María. ¡Cuántas veces habré cantado allí a la Reina del Cielo el Ave, Maris Stella!.

Acudí al colegio que los Hermanos Maristas dirigían en Torrelaguna, donde recibí una educación esmerada. Me acuerdo, sobre todo, de mi primera comunión. ¡Dichoso día 9 de mayo de 1907!... Mi madre, llena de contento, después de prepararme interior y exteriormente, al llegar el momento de dirigirme al altar imprimió en mi frente un beso...
Hermoso recuerdo que no olvidaré jamás. Mi madre lloraba de alegría y yo también...

Continué yendo al colegio, y tanto me gustó la Congregación que lo dirigía, que pretendí ser miembro de ella y llevar el nombre de la Virgen Santísima, de quien con tanta frecuencia nos hablaban los Hermanos. Pero, ¡Oh desconsuelo!: mi padre me lo impide. Mas en eso conocí que era verdadera vocación, ya que el demonio me ponía tan fuerte obstáculo. Esto me dio más valor, y me dije en mis adentros: Dios es todopoderoso...

Recurro a la Santísima Virgen de la Soledad, patrona de mi pueblo. A ella acudo una y otra vez. Y así, pidiendo, suplicando, llorando, prometiendo, se vieron cumplidos, por fin, mis deseos. ¡Qué dicha!: ¡iba a entrar en el Instituto de los Hermanos Maristas!.

Y llegó un día en que, tomé el autobús con dirección a mi suspirado destino. Me había despedido de mis queridos padres, de mi hermana Tomasa y de todos los parientes. ¡Cuántas emociones!.

Pronto desaparecen de mi vista aquellos campos alegres, aquella casita en que se meció mi cuna... Sólo me queda un recuerdo: el del beso último de la madre que me dio el ser...

Ya se divisan los palacios de Madrid. Adiós, también, a vosotros. Dentro de unas horas saludaré a la Virgen del Pilar. Y llegan Zaragoza, Lérida y Balaguer, célebre por la milagrosa y antiquísima imagen de su Santo Cristo...

Por fin estamos ante los venerables muros de la casa de formación Las Avellanas de los Hermanos Maristas. Lo primero, nos fuimos a postrar a los pies de la Santísima Virgen; mas ¡que tristeza!: me acuerdo de la otra madre que dejé allá lejos; de la que, arrodillada también, me decía: "Hijo mío: prostérnate ante esa Virgen; rézale, que Ella será tu refugio, tu estrella orientadora, tu verdadera Madre... ".

Este último pensamiento me deja consolado. Si parece que la Virgen me miraba... Mi corazón latía de gozo al contemplar una Madre tan cariñosa. Yo mismo me decía: "He acertado: hube de separarme de mi madre de la tierra, pero para servir a esta otra Madre, María Santísima, la Reina del Cielo".

El Siervo de Dios fiel a Dios y a sus seminaristas

Uno de sus seminaristas narra así las vicisitudes de los seminaristas, el cuidado que de nosotros tenía el H. Crisanto y los difíciles momentos que vivió el Siervo de Dios, tras la expulsión de los moradores de la casa noviciado de Las Avellanas en julio de 1936

Poco a poco, hasta los Comités de los pueblos donde fuimos distribuidos los seminaristas, y dejaron de vernos con malos ojos. Los veinticinco seminaristas, distribuidos por las familias de Tartareu, llevábamos una vida bastante tranquila.

Los dos hermanos responsables, Crisanto González y Moisés Félix, se reunían con frecuencia con nosotros a las horas en que ya no era posible continuar las labores propias del verano.

Pronto llegaron grupos de milicianos que reúnen al pueblo y obligan a quemar los objetos religiosos. Los hermanos profesores duermen en el bosque o escondidos en masías aisladas.

El H. Crisanto nos animaba, rezaba con nosotros, nos alentaba a confiar en Dios y en María y a superar la prueba. A todos nos entregó una estampa con una dedicatoria, según las disposiciones de quien la recibía. «¡Animo!, nos dijo cierto día al despedirse, yo no os abandonaré mientras quede uno solo de vosotros, aunque me cueste la vida".

Martirio del Siervo de Dios, H. Crisanto

Y continua el relato: "El día 27 de agosto de 1936, se presentan en Tartareu diez o doce milicianos y ordenan se traiga al H. Crisanto ante el Comité, éstos después de varias preguntas, le dijeron:

»- Bueno, bueno; véngase usted con nosotros.

En el acto lo condujeron a la camioneta ya preparada. En ella montaron los milicianos y cuatro del Comité de Tartareu. Algunos salimos a la calle, y vimos al H. Crisanto, tranquilo entre aquellos verdugos. Se despidió de quienes pudo hacerlo, con toda serenidad y como quien emprende un ordinario viaje.

En la camioneta, supimos que el H. Crisanto, dijo a los milicianos: «No me importa que me matéis, con tal que respetéis a mi compañero y a mis queridos niños.»

¡Providencia de Dios! "Los seminaristas se salvaron todos, y al hermano lo eligieron los mismos milicianos para que pasara la frontera con ellos".

En casa del conductor y dueño de la camioneta -al servicio ésta del Comité- me hallaba yo hospedado. Cuando volvió a casa por la tarde, nos dijo: «Vuestro director está ya muerto. Al subir una cuestecita, pasado el Mas del Pastor, no pudo continuar el vehículo. Entonces bajamos e hicieron descender también al H. Crisanto. A éste le ordenaron que avanzase hacia un barranco próximo. Viendo él la criminal intención, les suplica.

»-iPor amor de Dios, no me matéis!; dejadme al cuidado de mis niños.

»-¡Dio unos pasos! Fuerzan a los cuatro del Comié del pueblo a disparar.

»-No nos atrevemos a matar a uno del pueblo- contestaron.

Al instante sonó una descarga. El H. Crisanto cayó a tierra. Luego, lo despojaron de cuanto llevaba y lo abandonaron".

Elías Lafuente, uno de los jovencitos que estaban al cuidado trabajaba en aquellos momentos en la era del Maset del Romano, cercana al lugar del suceso. Al oír las detonaciones, él y los de casa se acercaron al camino y, al poco rato, vieron que volvía una camioneta con gente.

«Me acerqué al cadáver -dice Elías- y reconocí a nuestro amado director, bañado en sangre. Había recibido un balazo en la cara y dos en el pecho. Su rostro miraba al cielo. Tenía los brazos algo separados del tronco, y entre los dedos índices y mayor de la mano derecha apretaba un palito que formaba con ellos el signo de la cruz. Contemplé el tremendo cuadro un instante, recé un padrenuestro por la querida víctima y me alejé sin demora, por miedo de que hubiese en las cercanías algún espía »

Al marcharse los milicianos, encontraron en el camino a unos hombres de las masías vecinas y les mandaron enterrar el cadáver que habían abandonado. Atemorizados, se apresuraron a cumplir la orden recibida. Cavaron junto al cuerpo del mártir una fosa a unos quinientos metros del Mas del Pastor, a la orilla izquierda del camino de Los Masos, que empalma en Vilamajor con la carretera que sube del convento a Tremp. Pertenece al término de Fontdepou.

Hoy sus restos mortales reposan en la capilla de los mártires del Monestir de Santa María de Bellpuig de Las Avellanas (Lleida)

Integran este grupo de mártires:


1. Crisanto (Casimiro González García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

2. Aquilino (Baldomero Baró Riera),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

3. Cipriano José (Julián Iglesias Bañuelos),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

4. Fabián (Juan Pastor Marco),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

5. Ligorio Pedro (Hilario de Santiago Paredes),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

6. Félix Lorenzo (Lorenzo Gutiérrez Rojo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

7. Abdón (Luis Iglesias Bañuelos),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

8. Anacleto Luis (Emiliano Busto Pérez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

9. Bruno José (Ángel Ayape Remón),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

10. Eduardo María (Francisco Alonso Fontaneda),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

11. Evencio (Florencio Pérez Moral),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

12. Félix Amancio (Amancio Noriega Núñez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

13. Javier Benito (Jerónimo Alonso Fernández),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

14. Jean Marie (Félix Célestin Gombert Olympe),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

15. Jorge Luis (Lorenzo Lizasoáin Lizaso),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

16. Julio Fermín (Julio Múzquiz Erdozáin),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

17. Luis Damián (José Sobraqués Glory),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

18. Benedicto José (Luis Galerón Parte),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

19. Berardo José (José Pampliega Santiago),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

20. José Ceferino (Elías Garet Ventejo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


21. José de Arimatea (Restituto Santiago Allende),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

22. José Teófilo (José Mulet Velilla),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

23. Severino (Severino Ruiz Hidalgo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

24. Aureliano (Pedro Ortigosa Oraá),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

25. Justo Pastor (Máximo Aranda Modrego),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

26. Alipio José (Maximiano Dronda Leoz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

27. Guzmán (Perfecto Becerril Merino),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

28. Fernando María (Celedonio Martínez Infantes),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

29. Teógenes (Pedro Valls Piernau),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

30. Luciano (Mauro Álvarez Renedo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

31. Pedro Jerónimo (José Félix Serret Anglés),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

32. Roque (Abilio Villarreal Abaza),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

33. Benigno José (José Valencia Janices),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

34. Adrián (Manuel Llop Plana),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

35. Euquerio (Euquerio Llanillo García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

36. Gaspar (Pablo Martínez Esteban),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

37. Camerino (Braulio Álvarez Palacín),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

38. Luis Alfonso (Luis Moreno Aliende),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

39. León Argimiro (Argimiro García Sandoval),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

40. Luis Daniel (Juan Viñuela Flecha),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


41. Ángel Hipólito (Aniceto Pablos Carvajal),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

42. Julián Marcelino (Marcelino Rebollar Campo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

43. Domingo Ciriaco (Dionisio Domínguez Martínez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

44. Jorge Camilo (Vidal García García),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

45. Feliciano (Severino Ruiz Báscones),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

46. Felipe Neri (Fermín Zabaleta Armendáriz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

47. Herminio Pascual (Saturnino Jaunsarás Zabaleta),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

48. Victorico María (Eugenio Artola Sorolla),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

49. Jerónimo (Trifón Tobar Calzada),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

50. Marino (Pedro Alonso Ortega),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

51. Julián José (Nemesio Cabria Andrés),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

52. Pedro (Jaime Cortasa Monclús),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

53. Narciso (Baldomero Arribas Arnaiz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

54. Columbanus Paul (Henri Oza Motinot),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

55. Néstor Eugenio (Tesifonte Ortega Villamudrio),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

56. Egberto (Leonardo Arce Ruiz),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

57. Teófilo Martín (Martín Erro Ripa),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

58. Benedicto Andrés (Enrique Andrés Monfort),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

59. Valente José (Jesús Delgado de la Fuente),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

60. Eloy José (Eloy Rodríguez Gutiérrez),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas


61. Millán (Esteban Llover Torrent),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

62. Luis Fermín (Luis Huerta Lara),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

63. Emiliano José (Marcos Leyún Goñi),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

64. Timoteo José (Julián Lisbona Royo),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

65. Andrés José (Francisco Donázar Goñi),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

66. Pablo Daniel (Daniel Altabella Gracia),
religioso profeso de los Hermanos Maristas de las Escuelas

67. Ramón Emiliano Hortelano Gómez, Laico

68. Julián Aguilar Martín, Laico

Hermanos Franciscanos

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