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Por: Carmen Elena Villa (Zenit.org) || Bernhard Groten (luebeckermaertyrer) | Fuente: Zenit.org || LuebeckerMaertyrer.de



Sacerdotes y Márires


Martirologio Romano: En Hamburgo, Alemania, beato Johannes Prassek, y dos compañeros, todos sacerdotes diocesanos, que por enfrentarse a un régimen contrario a la dignidad humana y a la religión, fueron encarcelados y luego asesinados por odio a la fe. ( 1943)


Fecha de beatificación: 25 de junio de 2011, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI



En Lübeck, ciudad costera del Mar Báltico alemán, cuatro religiosos formaron en 1941 el único grupo ecuménico de resistencia al Tercer Reich que se ha conocido, se trata de tres sacerdotes católicos y de un pastor protestante, juzgados por el “Tribunal del Pueblo” (Volksgerichtshof) fueron condenados a muerte y ejecutados el 10 de Noviembre de 1943 en la guillotina.

Johannes Prassek, Eduard Müller, Hermann Lange y Karl Friedrich Stellbrink (pastor de la Iglesia Evangélica Luterana del Estado de Lübeck, misma que posteriormente fue integrada a la Iglesia Luterana del Norte de Elba), por caminos individuales y diferentes, llegaron a colisionar con el régimen nazi. Sin embargo, los cuatro, algo tenían en común: No se dejaron amedrentar ni por sus superiores eclesiásticos, ni por los poderosos del régimen. Sólo se dejaron llevar por la fe y sus consciencias. Compartían la misma admiración por el Obispo de Münster, Clemens August Graf von Galen. Con extraordinaria valentía informaron a los feligreses de sus parroquias del contenido de los sermones y cartas pastorales del obispo, denunciando la ideología y los programas de eutanasia del régimen nazi. También sugirieron a sus feligreses de confianza, la escucha de emisoras enemigas “Feindsender”.


Los cuatro religiosos se sentían muy unidos. El mutuo aprecio y estímulo fue muy importante, ante todo para el pastor Stellbrink, que se había quedado totalmente aislado dentro de su Iglesia Evangélica Regional, simpatizante del nazismo. Sin este lazo de amistad que superó todas las diferencias confesionales, seguramente este grupo de resistencia no hubiera podido mantenerse unido hasta el final.


El primero que cayó en las redes de la Gestapo fue el Pastor Stellbrink. En la noche anterior al Domingo de Ramos de 1942, Lübeck sufrió un bombardeo devastador por la Royal-Air-Force. Gran parte de la ciudad quedó destruida por las llamas. A los pocos días fue detenido "para su protección" (Schutzhaft) por la Gestapo.


Pocos días después de este arresto, fueron también detenidos los tres sacerdotes. Y con ellos, 18 laicos, la mayoría católicos.


Después de un año de detención preventiva, en unas condiciones de salud ruinosas, fueron juzgados por el Segundo Senado del “Tribunal del Pueblo” que dictó la sentencia de muerte "debido a la desmoralización del ejército en conexión con el amedrentamiento de parte del enemigo considerado traición al país y el delito de escuchar radios del enemigo".


Johannes Prassek: prisionero por decir la verdad


El día que fue ordenado sacerdote, se definió como "la persona más feliz". El padre Prassek nació hace 100 años en Hamburgo. Estudió en la universidad de los Jesuitas St. Georgen en Frankfurt. En 1935 entró al seminario mayor de Osnabrück y dos años más tarde recibió el sacramento del orden.


Su primera misión fue la de vicario de Wittenburg en Meclenburgo y en 1939 pasó a ser vicario de la comunidad de Herz-Jesu en Lübeck y luego fue nombrado capellán.


Pronto se ganó el cariño de sus fieles: "Prassek atraía hacia él a las personas difíciles y extrañas, desfavorecidas y oprimidas", dice el postulador de la causa (Ab. Andrea Ambrosi). "Su pastoral lo comprometía hasta el límite de su capacidad física y psíquica", comenta.


Rápidamente fue conocido por su fama de predicador: "Sus impresionantes homilías dominicales no sólo atraían a numerosos fieles, sino también a los espías de la Gestapo", reconoce el postulador.


Algunos amigos le hablaban sobre las críticas que hacía, le advertían que quizás podrían ser demasiado imprudentes contra la ideología nacional socialista pero Prassek no se dejó influenciar, pensaba que debía decir la verdad.


El padre Prassek, además de sus críticas se dedicó a estudiar polaco para ayudar a los que estaban forzados a ir a Lübeck.


En 1941 conoció un joven pastor protestante con quien tuvo gran afinidad y quien le mostró su anhelo de conocer la fe católica. Sin embargo este hombre resultó siendo un espía de la Gestapo y la información que consiguió fue clave para que el padre Johhanes fuese arrestado el 18 de mayo de 1942.


Así, fue llevado al edificio de Burgkloster (hoy museo que lleva el mismo nombre). Esperó más de un año para ser procesado en condiciones infrahumanas de hambre y frío, que lo afectaron gravemente, pues tenía una enfermedad estomacal. Durante ese tiempo escribió numerosas cartas.


A pesar del duro período de prisión y de la perspectiva de la propia ejecución, Prassek no perdió su conciencia de fe, su cordialidad volcada a consolar a los compañeros de prisión.


El día de su ejecución le permitieron escribir una carta de despedida a sus familiares, la cual fue destruida después por las duras palabras contra el régimen nacional – socialista. "La guillotina puso fin a la agonía soportada con valentía y fe", dice el postulador.


Hermann Lange, gran intelectual y mártir


El abogado Ambrosí lo define como un "sacerdote muy erudito e intelectual no sólo en cuestiones teológicas".


Nació en 1912 en Frisia oriental. Formó parte de una asociación católica juvenil denominada Nueva Alemania.


Era un fiel seguidor del escritor Romano Guardini, cuya obra lo influenció notablemente. Estudió en 1931 en la facultad de teología en la universidad de Münster. Luego entró al seminario mayor de Osnabrück.


Se ordenó sacerdote en 1938. En Junio 1939 comenzó su labor pastoral en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Lübeck, donde sus homilías preparadas en modo absolutamente preciso. Era un sacerdote decidido, gentil y de sentimientos nobles -desde el punto de vista humano- era perfectamente íntegro.


Sobresalía por su gran sensibilidad, humanidad y preparación teológica. Era un gran opositor del nacional – socialismo.


En ese entonces tuvo un diálogo con un joven soldado que servía a este régimen. Lange le dijo claramente que un cristiano no podía estar con los alemanes en la guerra.


Difundía sin miedo sus escritos en contra del Régimen y en 1942, cuando Lübek sufrió los primeros bombardeos, sin importar el riesgo que corría su vida se preocupó de que sus feligreses estuvieran a salvo.


Fue arrestado el 16 de junio de 1942 por la Gestapo. "El segundo senado del tribunal popular lo condenó a muerte junto con otros sacerdotes por disgregación del potencial militar, por apoyo al enemigo con traición a la patria y por delitos radiofónicos", explica Ambrosi, pues en un programa de radio difundían las ideas contra el régimen.


El postulador destacó así la "compostura admirable" que tuvo el padre Lange en prisión. Compartió la celda con el pastor Stellbrink, a quien, según varios testigos trató "como a un hermano".


Sus cartas testimonian una admirable sumisión a lo que Dios permitiera y una profundidad religiosa: "Cuando recibáis esta carta ya no estaré más en el mundo de los vivos", escribió a sus padres el día de su condena.


"Hoy será el gran retorno al Reino del Padre, y luego veré a todos aquellos que estuvieron cerca a mí en la tierra", expresó.


Sobre esta carta, el escritor alemán Thomas Mann (1875 - 1955), premio nobel de literatura en 1929, dijo que se trata "del testimonio más bello por el don de la fe cristiano – católica".


Eduard Müller y la santidad en las cosas sencillas


De este grupo de mártires, él fue quien tuvo una juventud más difícil. Nació en agosto de 1911 en el seno de una familia humilde. Estudió en la escuela católica de Neumünster. Era el menor de siete hijos y su padre abandonó su familia. Fue monaguillo y después carpintero. Desde pequeño mostró su deseo de ser sacerdote.


Gracias al apoyo de unos bienhechores de la parroquia pudo concluir sus estudios secundarios y luego estudió teología católica en Münster.


En 1940 fue ordenado sacerdote en Osnabrück. Trabajó en la parroquia del Sagrado Corazón de Lübeck.


"Su modo de ser calmado, gentil y no autoritario fue muy estimado por los testigos de aquella época", dice el abogado Ambrosi.


Particularmente célebre fue su capacidad de identificación con la vida de los trabajadores, artesanos, de hecho no era difícil para él identificarse porque provenía de este ambiente al cual estuvo siempre unido.


De los mártires en Lubek era el menos político. Aún así fue arrestado en julio de 1942.


Después de ser condenado a muerte escribió: "Tengo la esperanza de que no seré nunca defraudado, más bien, con toda franqueza como siempre, también ahora Cristo será glorificado con mi amor, tanto en la vida como en la muerte".


Estos tres beatos, junto al pastor Stellbrink, fueron asesinados con un intervalo de sólo tres minutos. Supieron derramar su sangre dando sus vidas como sacrificio supremo del amor de Cristo.



3:06 a.m.

Abad

Mayo 5


El siglo VII es, sin ninguna clase de duda, el siglo de oro, en la comunidad cristiana de Mérida. Consecuentemente la vida monástica fue floreciente: cuna de futuros prelados y cantera de santos. En tiempos del rey Leovigildo, vino de las regiones del África a la provincia de Lusitania un abad por nombre Nancto. Fray Justo Pérez de Urgel amplía noticias sobre este personaje y su monasterio. Por el libro de "Las Vidas de los Santos Padres de Mérida" sabemos de su vida monástica: por una parte, su aislamiento del mundo, en especial de las mujeres, como revela el encuentro a través del diácono Redempto en la Basílica eulaliense con la piadosa y noble viuda, llamada Eusebia, tras mucho rogarle; por otra, su retirada a un lugar desértico con unos pocos hermanos. Empezó a brillar por su fama de santidad debido a sus muchas virtudes. El calendario español de Sainz de Baranda lo incluye entre los santos.



3:06 a.m.

Ermitaño


Martirologio Romano: En la aldea de Foro, en el Piamonte (Italia), san Baudelino, ermitaño (s. VIII).

Nacido en la nobleza, donó toda su fortuna a los pobres y vivió como un ermitaño en una cabaña en las orillas del río Tanaro.


Dios le otorgó los dones la profecía y la clarividencia; animales salvajes se acostumbraron a ir a su choza para oirle hablar de Dios.


Una leyenda, cuenta que por el año 1174 un campesino luego de pedirle ayuda al protector de la ciudad, alimentó a una vaca con el último grano que quedaba y luego la llevó fuera de las murallas hasta encontrar al ejecito enemigo. Las fuerzas imperiales lo capturaron y la vaca fue sacrificada para cocinarla. Cuando los imperiales encontraron el estómago de la vaca lleno de grano, preguntaron a Gagliaudo el motivo de alimentar al animal con tan codiciado alimento. respondió que se había visto forzado a hacerlo, ya que había tanto cereal acumulado, que no había más sitio donde guardarlo en la ciudad. El Emperador, temiendo que el asedio se prolongara demasiado, lo dio por terminado, y la ciudad se salvó.


Muchas historias giran en torno a él, algunas de ellas indican que fue nombrado Obispo.


Murió por causas naturales hacia el año 740



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Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com



Obispo


Martirologio Romano: En Canterbury, en Inglaterra, san Justo, obispo, enviado a esta isla por el papa san Gregorio I Magno juntamente con otros monjes, para ayudar a san Agustín en la evangelización de Inglaterra, aceptando más tarde el episcopado de esta sede (627).

Etimología: Justo = Aquel que es justo, honrado, integro y probo, es de origien latino


San Justo formaba parte del grupo de misioneros que el Papa San Gregorio Magno envió el año 601 a ayudar a San Agustín en Inglaterra.


Dados sus méritos, tres años después San Agustín lo consagró primer obispo de Rochester.


El rey Etelberto construyó allí una iglesia dedicada a San Andrés, porque los misioneros romanos venían de la iglesia de San Andrés de la Colina Coeli.


Cuando San Lorenzo sucedió a San Agustín en la sede de Canterbury, San Justo escribió junto con él y con San Melitón de Londres una carta a los obispos y abades irlandeses, invitándolos a adoptar ciertas costumbres romanas.


Dichos santos escribieron otra semejante a los británicos cristianos. A propósito de esta última, dice irónicamente Beda: "Todavía puede verse lo que en realidad consiguieron con eso".


En el año 616. después de la muerte del rey Etelberto, se desató una reacción de los paganos en Kent y entre los sajones del este.


Viendo eso, San Lorenzo, San Justo y San Melitón, decidieron retirarse algún tiempo, pues no podían hacer ningún bien en tanto que durase la oposición de los príncipes paganos.


San Justo y San Melitón partieron a la Galia. Un año más tarde, San Justo volvió a Inglaterra, ya que San Lorenzo, movido por una aparición de San Pedro, había conseguido convertir al rey Edbaldo de Kent.


San Justo fue elegido arzobispo de Canterbury el año 624.


El Papa Bonifacio V le envió el palio, junto con una carta en la que le delegaba el derecho patriarcal de consagrar obispos para Inglaterra. En dicha carta, el Pontífice deja ver la estima que profesaba a Sam Justo, pues habla de la "perfección a que ha llegado vuestra obra", de la promesa de Dios de estar con quienes le sirven fielmente ("su misericordia se ha complacido en manifestar particularmente en vuestro ministerio el cumplimiento de esa promesa") y de la "gran paciencia" de San Justo.


La carta concluye de esta manera: "Así pues, hermano mío, debéis esforzaros por conservar con perfecta lealtad lo que la Santa Sede os ha confiado, en prenda de lo cual os enviamos este símbolo de autoridad (es decir, el palio) para que lo llevéis sobre los hombros... Que Dios os guarde, queridísimo hermano".


San Justo murió poco después. Antes de morir, consagró a San Paulino y le mandó acompañar a Etelburga de Kent cuando ésta partió al norte a contraer matrimonio con el rey Edwino de Nortumbría, que era pagano. Como lo hace notar Beda, esa alianza fue la ocasión para que el país abrazara la fe". La diócesis de Southwark celebra la fiesta de San Justo.



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Por: . | Fuente: E W T N



Presbítero


Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, san Andrés Avelino, presbítero de la Congregación de Clérigos Regulares, que brilló por su santidad y celo en procurar la salvación del prójimo, hizo el arduo voto de avanzar cada día en las virtudes y, cargado de méritos, con muerte santa descansó al pie del altar (1608).

Etimología: Andrés = Aquel que es un Hombre viril, es de origen griego


San Andrés Avelino nació en Nápoles (Italia) en 1521.


Entró a la comunidad de Padres Teatinos y allí dio tales muestras de sabiduría, que fue nombrado maestro de novicios y superior.


San Carlos Borromeo, que era Arzobispo de Milán, quedó tan admirado de las cualidades de ciencia y de santidad de San Andrés que pidió a los superiores de esa comunidad que se lo enviaran a Milán, y lo obtuvo, consiguiendo con ello un gran progreso para su ciudad, porque las predicaciones de Avelino convertían muchos pecadores.


Había un convento muy relajado y San Carlos envió al Padre Andrés a tratar de reformarlo. Lo amenazaron de muerte si se atrevía a entrar allá, pero fue valiente y acabó con todos los abusos.


En la ciudad de Piacenza su predicación produjo un cambio tan grande en las costumbres, que los cantineros y dueños de casas de juegos se quejaron ante el gobernador porque se les había acabado la clientela. El gobernador llamó al santo para que le diera explicaciones y este le habló tan hermosamente acerca de lo importante que es evitar el pecado y salvar el alma, que desde ese día la esposa del gobernante lo escogió como director espiritual.


En su ciudad de Nápoles su predicación convertía miles de pecadores, y él acompañaba sus palabras con admirables milagros y sanaciones.


San Andrés Avelino murió a la edad de 80 años en noviembre de 1608, y murió en el preciso momento en el que empezaba la santa misa. Al hacer la señal de la cruz para comenzar la celebración, cayó muerto de un ataque de apoplejía.


Acudieron grandes multitudes a visitarlo en su ataúd, y durante 72 horas su cadáver echó sangre cada vez que le hicieron alguna pequeña cortada. Esa sangre la recogieron en frascos, y cuatro años después empezó a hervir, en el aniversario e su muerte.



3:06 a.m.

Por: Mario Sgarbossa y Luigi Giovannini | Fuente: Un santo para cada d? Ediciones San Pablo



XLV Papa


Martirologio Romano: Memoria de san León I, papa, doctor de la Iglesia, que, nacido en Etruria, primero fue diácono diligente en la Urbe y después, elevado a la cátedra de Pedro, mereció con todo derecho ser llamado “Magno”, tanto por apacentar a su grey con una exquisita y prudente predicación como por mantener la doctrina ortodoxa sobre la encarnación de Dios, valientemente afirmada por los legados delConcilio Ecuménico de Calcedonia, hasta que descansó en el Señor en Roma, donde en este día tuvo lugar su sepultura en San Pedro del Vaticano (461).


Etimología: León = Aquel hombre audaz, imperioso y valiente, es de origen latino


El Papa León, que nació en Toscana a fines del siglo IV, es recordado en los textos de historia por el prestigio moral y político que demostró ante la amenaza de los Hunos de Atila (a los que logró detener sobre el puente Mincio) y de los Vándalos de Genserico (cuya ferocidad mitigó en el saqueo de Roma del 455). Elevado al solio pontificio en el 440, en sus 21 años de pontificado (murió el 10 de noviembre del 461) llevó a cabo la unidad de toda la Iglesia alrededor de la sede petrina, impidiendo usurpaciones de jurisdicción, arrancando de raíz los abusos de poder, frenando las ambiciones del patriarcado constantinopolitano y del vicariato de Arles.


Desafortunadamente, no existen muchas noticias biográficas de él. Al Papa León no le gustaba hablar mucho de sí en sus escritos. Tenía una idea elevadísima de su función: sabía que encarnaba la dignidad, el poder y la solicitud de Pedro, jefe de los apóstoles. Pero su posición de autoridad y la fama de rigidez y hieratismo no le impedían comunicar el calor humano y el entusiasmo de un hombre de Dios, que se notan por los 96 Sermones y por las 173 cartas que han llegado hasta nosotros. Sobre todo las homilías nos muestran al Papa, uno de los más grandes de la historia de la Iglesia, paternalmente dedicado al bien espiritual de sus hijos, a los que les habla en lenguaje sencillo, traduciendo su pensamiento en fórmulas sobrias y eficaces para la práctica de la vida cristiana.


Sus cartas, por el estilo culto, demuestran su rica personalidad. De espíritu comprensivo y previsor, se destacó también por su impulso doctrinal, participando activamente en la elaboración dogmática del grave problema teológico tratado en el concilio ecuménico de Calcedonia, pedido por el emperador de Oriente para condenar la herejía del monofisismo.


Su famosa Epistola dogmatica ad Flavianum, leída por los delegados romanos que presidían la asamblea, presentó el sentido y también las fórmulas de la definición conciliar, creando así una efectiva unidad y solidaridad con la sede de Roma. León fue el primer Papa que recibió de la posteridad el epíteto de “magno”, grande, no sólo por las cualidades literarias y la firmeza con la que mantuvo en vida al decadente imperio de Occidente, sino por la solidez doctrinal que demuestra en sus cartas, en sus sermones y en las oraciones litúrgicas de la época en donde se ven evidentes su sobriedad y precisión características.


Murió el año 461.


Si quieres más información consulta San León Magno de Jesús Martí Ballester



4:05 a.m.
Es tradición, que la primitiva Imagen la trajo consigo el Apóstol Santiago cuando vino de Jerusalén a España a predicar el Evangelio, instaurándose entonces la devoción a tan bella Imagen en la Villa que, más tarde, llegaría a ser Capital de España.

Al conquistar los musulmanes Madrid, hacia los años 714, la Imagen de Nuestra Señora fue escondida por los cristianos en un hueco practicado en las murallas de la Villa, para evitar profanaciones y cumpliendo así el decreto del Arzobispo de Toledo, D. Raimundo. En prueba de devoción, ocultaron, junto con la Virgen, dos velas encendidas, tapiando después el hueco con una gruesa pared de cal y canto.


Alfonso VI conoce la existencia de una Imagen de la Santísima Virgen, escondida por los cristianos siglos atrás, el Monarca hizo -al parecer- voto de buscarla incansablemente para restituirla al culto de los fieles, si Dios le concedía la victoria sobre los Sarracenos, y lograba tomar la Ciudad. Pero, una vez liberada ésta y no obstante sus pesquisas, no lograba localizar el sitio donde la Imagen estaba oculta. Por ello, y en su deseo de que la Virgen Santa María fuese venerada hasta tanto se lograse hallarla, mandó pintar una Imagen, inspirándose en los rasgos que la tradición atribuía a aquélla y, no se sabe si por el deseo del artista o por gusto del propio Rey casado en aquel momento con Doña Constanza, hija de Enrique I de Francia-, pintaron en su mano una flor de lis.


La Imagen fue pintada sobre los muros de la antigua Mezquita musulmana. Tras las ceremonias de purificación y dedicación del Templo, quedó expuesta al culto en el cuadro hoy conocido por Nuestra Señora de la Flor de Lis.


Una vez conquistado Toledo, en mayo de 1085, Alfonso VI volvió a insistir en la búsqueda de la Imagen oculta por los cristianos, celebrándose un piadoso novenario o rogativa por el éxito de las pesquisas que finalizó con una devota procesión presidida por e Monarca y los Prelados; y al pasar la comitiva frente a la alhóndiga o Almudith, establecida por los moros; se desplomaron unas piedras, dejando al descubierto la Imagen llamada desde entonces de la Almudena- que, es tradición, conservaba encendidas dos candelas, con que fue escondida al ser ocultada 369 años antes. Era el día 9 de noviembre de 1085.


Llevada a la Iglesia de Santa María, fue colocada solemnemente en el Altar mayor, donde permaneció hasta el día 25 de octubre de 1868 en que, por demolición del Templo, fue instalada en el Convento de las Religiosas Bernardas del Santísimo Sacramento, en cuya Iglesia estuvo expuesta al culto hasta el 29 de mayo de 1911, fecha en la que se trasladó con la mayor solemnidad a la Cripta de la Nueva Catedral que construía en honor de su Advocación junto al lugar de la muralla donde fue hallada la Imagen por AlfonsoVI, existiendo hoy en el hueco donde la Virgen estuvo oculta, una Imagen de piedra que conmemora el hecho.


Hace pocos años, al hacer una excavación para construir un edificio, se encontraron los restos de la antigua muralla árabe, del entonces llamado Magerit, a pocos metros del lugar donde hoy está la Imagen que recuerda la aparición y, por su carácter histórico, el Ayuntamiento de Madrid tuvo el singular acierto de declarar aquel terreno como "lugar no edificable" para que pueda quedar siempre al descubierto los restos de la citada muralla.


Durante los años 1936-39, periodo en que tuvo lugar la guerra civil española, Nuestra Señora de la Almudena permaneció intacta en la Cripta. De nuevo fue llevada la Imagen a la Iglesia de Las Religiosas Bernardas de la calle del Sacramento (Actualmente Iglesia Arzobispal Castrense) y finalmente, trasladada el 2 de febrero de 1954 a la Santa Iglesia Catedral de San Isidro -en la calle Toledo-.


Obtenidas de Roma las necesarias bulas y como culminación de su patronazgo sobre la Villa de Madrid, Santa María la Real de la Almudena fue coronada Canónicamente en 1948, por mano del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de Madrid-Alcalá y patriarca de las Indias Dr. D. Leopoldo Eloy Garay, siendo madrina la Sra. Carmen Polo de Franco. A la brillante ceremonia asistieron entre innumerables personalidades, el jefe Estado, Francisco Franco y su Excelencia Reverendísima el Nuncio de Su Santidad; fervientes devotos de Santa María la Real de 1a Almudena fueron, entre otros, San Ildefonso de Toledo, San Isidro Labrador, y su esposa, Santa María de la Cabeza, obteniéndose por medio de esta venerada Advocación innumerables favores, que acrecentaron de día en día la confianza de los fieles en esta bellísima Imagen de Nuestra Señora, entre los que se contaron los Monarcas de España, la nobleza y, muy especialmente, el pueblo madrileño.



4:05 a.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va



Fundadora de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazónes


Nació en Antequera, diócesis de Málaga (España), el 30 de junio de 1834. Sus padres, Salvador González García y Juana Ramos Prieto, buenos cristianos y de elevada posición social, la llevaron a bautizar al día siguiente de su nacimiento a la parroquia de Santa María la Mayor de la ciudad.

Carmencita, la sexta de los nueve hijos que llegaron a adultos, destacó pronto por su simpatía, inteligencia, bondad de corazón, sensibilidad y entrega a las necesidades ajenas, piedad, amor a la Eucaristía y a la santísima Virgen. Fue una niña y joven encantadora, que se distinguió por hacer felices a cuantos la rodeaban; supo poner paz y hacer el bien ante las necesidades ajenas.


Llegó a la juventud con una personalidad tan definida, que suscitaba la admiración de todos los que la conocían. Así entró por los caminos difíciles que la Providencia le fue marcando. Con un profundo deseo de seguir la voluntad de Dios en su vida, la buscó en la oración, la reflexión y la dirección espiritual.


Tuvo que afrontar serias dificultades a la hora de las grandes opciones de la vida: primero, la oposición de sus padres ante un posible matrimonio contrario a las garantías que don Salvador deseaba para su hija; más tarde, ante el propósito de ingresar en las Carmelitas Descalzas, disgusto, contrariedad y nueva oposición de los suyos. Carmen se mantuvo firme, poniendo su fe y su confianza en Dios. Don Salvador veía que Carmen tenía algo especial, que no era como todas; por ello repetía frecuentemente: "Mi hija es una santa".


Al fin, a impulsos del amor que fuertemente latía en su corazón, pero no a ciegas sino convencida de que Dios lo quería y la llamaba a una misión, Carmen, a los 22 años, salta todos los obstáculos y contrae matrimonio con Joaquín Muñoz del Caño, once años mayor que ella, cuya conducta tanto preocupaba, y con razón, a don Salvador.


Aquel matrimonio fue la piedra de toque para descubrir el temple espiritual, la fortaleza y la capacidad de amor de Carmen. Comulgaba diariamente; de la Eucaristía sacaba fuerza, entereza, caridad y sabiduría para penetrar, con la profundidad con que lo hacía, el sentido de la vida espiritual.


Cuidó la vida de matrimonio; siguió visitando y socorriendo a los necesitados y enfermos, en sus casas o en el hospital, y llevándoles, junto con el don material, consuelo y luz para el alma, comprensión para sus sufrimientos y alimento para soportar una vida dura llevada en la escasez de lo imprescindible. Socorros que prestaba personalmente y asociada a la Conferencia de san Vicente de Paúl, a la que perteneció.


Don Joaquín, el esposo, con sus rarezas, sus celos y sus intemperancias, hizo sufrir mucho a Carmen. Ella jamás dejó escapar una crítica, una queja o un comentario de reproche en contra de su marido, ni siquiera cuando entregó sus propios bienes para salvarlo de una penosa situación. Las personas más cercanas a la casa compadecían el sufrimiento de Carmen, pero sobre todo admiraban su virtud.


Después de veinte años de paciente espera, de amor, de oración y de penitencia, vio cumplida su esperanza y compensados sus sacrificios con la conversión de su esposo. Más tarde se le oiría repetir: "Todos mis sufrimientos los doy por bien empleados con tal que se salve un alma".


Cuatro años de "vida nueva" confirmaron la autenticidad de la conversión y preparación de don Joaquín para su salida de este mundo. Con su muerte, terminó la misión de esposa de doña Carmen, pero, hecha para cosas grandes, tenía que iluminar otra faceta de la vida. Ya viuda, sedienta de "Absoluto", se entregó más plenamente a Dios. Animada por el espíritu franciscano, profundizaba cada vez más el sentido de fraternidad universal, de pobreza y de amor a la humanidad de Cristo. La Tercera Orden franciscana seglar, a la que pertenecía, admirada por su virtud, piedad y dedicación a los necesitados, la eligió maestra de novicias.


No tuvo hijos; pero ello no le impidió tener un corazón de madre siempre disponible para los que la necesitaban. Una y otra vez se preguntaba: ¿Puedo hacer algo por ellos? Con realismo, empezó por donde le era posible. Hizo un ensayo de colegio en su casa y prosiguió sus visitas a los pobres y enfermos.


Incansable, tuvo valor para decir otra vez al Señor, como en sus años jóvenes: ¿Qué quieres que haga? Consultó, reflexionó, oró. Ayudada por su director espiritual, el capuchino fray Bernabé de Astorga, el 8 de mayo de 1884 fundó el instituto religioso de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones.


Atrás quedaba como estela luminosa la ejemplaridad de su vida seglar como joven, esposa y viuda. Con un gran peso de madurez y de virtud probada, afrontó como fundadora los inicios de una obra en la Iglesia. La madre Carmen fue siempre un modelo de religiosa.


La Congregación, dentro de la familia franciscana, tiene unas notas peculiares y una espiritualidad propia, basada en el misterio del amor del Corazón de Cristo y en la fidelidad al Corazón de María. De estas fuentes sacaba la madre Carmen inspiración para acercarse a quienes la necesitaban, y para impulsar y orientar la fuerza apostólica de la Congregación hacia la educación de la infancia y la juventud, el cuidado y la asistencia de los enfermos, ancianos y necesitados, con un estilo que recuerda el de san Francisco de Asís: "Sin apagar el espíritu".


La madre Carmen vio aumentar la Congregación en número de hermanas y de casas, que se extendían por la geografía española en Andalucía, Castilla y Cataluña. Como obra de Dios, tenía que ser probada y lo fue en la persona de su fundadora. Dificultades, humillaciones e incomprensiones, tanto más dolorosas cuanto de procedencia más cercana, recayeron sobre la madre Carmen sin arredrarla. Quien la conoció a fondo, pudo decir: "Esta mujer tiene más fe que Abraham".


Cada golpe de la tribulación la fue introduciendo en el misterio de Cristo muerto y resucitado por la salvación del mundo. Por eso, decía a las hermanas: "La vida del Calvario es la más segura y provechosa para el alma". Con esta actitud serena de abandono en las manos de Dios se ocupaba de los asuntos de la Congregación. Llegó a abrir hasta once casas; su interés por todas y cada una de las hermanas fue constante.


Si toda su vida estuvo orientada a Dios, en la recta final aceleró el paso; hablaba mucho del cielo. Así, desprendida de todo, mirando la imagen de la Virgen del Socorro, murió en el convento de Nuestra Señora de la Victoria, en Antequera, primera casa de la Congregación, el 9 de noviembre de 1899.


Superó con una altura espiritual extraordinaria todas las situaciones que la vida puede presentar a una mujer: niña y joven piadosa, alegre y caritativa; esposa entregada a Dios y fiel a su marido, sin escatimar esfuerzos en los largos años de su difícil matrimonio; viuda magnánima y de profunda espiritualidad; y religiosa ejemplar consagrada al Señor.


Todas las etapas de su vida parecen tener un denominador común: profunda raíz en el amor de Dios, y firme voluntad de crear comunión en cuantos la rodeaban. Su congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones traduce la fraternidad franciscana en sencilla y abnegada vida de familia, confiada siempre en la providencia del Padre y atenta al Espíritu que la mantiene en verdadera unión.


Fue beatificada el 6 de mayo del 2007, el Delegado de S.S. Benedicto XVI para esta celebración fue el cardenal J. Saraiva Martins.


Texto reproducido con autorización de Vatican.va



4:05 a.m.

Por: Rudolf Arbesmann, o.s.a. | Fuente: Osanet.org


El beato Gracia vino a la luz en Mula (Muo), Montenegro, una pequeña aldea en la pintoresca bahía de Cáttaro, en las costas dálmatas, a muy poca distancia de la capital, hoy Kotor, el centro más importante del golfo y de la diócesis. En el año 1423 Cáttaro se sometió espontáneamente al gobierno de Venecia, si bien manteniendo con orgullo una relativa independencia, ya que se reservaba el derecho de hacer sus propias leyes y elegir sus magistrados. Como consecuencia de esta vinculación con la Serenísima, pronto se convirtió en un puerto vivaz y rico, poblado de numerosos comerciantes, marineros y pescadores. Inició así el período de esplendor que aún en la actualidad se manifiesta en su arquitectura de claro sabor veneciano.

Gracia era un hombre de mar y como tal permaneció hasta la edad de treinta años. En uno de sus viajes entró en una iglesia de Venecia, donde le conmovió tanto el sermón pronunciado por el agustino Simón da Camerino, que decidió entrar en su misma Orden. Fue aceptado como hermano no clérigo en el convento de Monte Ortone, cercano a la ciudad de Padua. Este convento era la cuna de una de las nuevas congregaciones de la Orden formadas en Italia, distinguiéndose junto a las demás por su particular celo en el campo disciplinar. En 1433 fue aceptado por el Prior general Gerardo de Rímini, que de momento lo incorporó a la provincia de las Marcas de Treviso, con la condición de no recibir más que hermanos firmemente decididos a mantener con fidelidad los ideales propios de la reforma.


El hermano Gracia, que trabajaba en el jardín, no tardó en ganarse la estima y el reconocimiento de la comunidad entera. Al incorporarse dos conventos más al movimiento de Monte Ortone, éste quedó oficialmente eregido en Congregación. Entre 1472 y 1474 es Simón de Camerino quien aparece como Vicario en los registros generales. Unos años más tarde Gracia fue trasladado a San Cristobal de Venecia, y en esta ciudad murió el 8 de noviembre de 1508.


Fuera de las pocos datos hasta aquí referidos y del culto que se le siguió tributando tanto en la Orden como en su tierra de origen, no conocemos otras noticias de Gracia. Las biografías en lengua italiana del Lazzerini (1643) y la latina de Eliseo de Jesús y María (1677) carecen de fundamentos bien documentados. No obstante, los reiterados relatos acerca de su austeridad de vida y de la fuerza prodigiosa de su intercesión resultan testimonios válidos de una auténtica fama de santidad.


La continuidad de su culto fue reconocida por León XIII en 1889. Desde 1810 los restos mortales del beato Gracia descansan en la iglesia de Mula.



4:05 a.m.

Por: O. C. Moreno | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04


Dice el Martirologio Romano: "En Nápoles de Campania, San Agripino, obispo, célebre por sus milagros.

En el siglo IX, el autor de la Gesta episcoporum neapolitanorum nos da la sucesión de los obispos de Nápoles, haciendo breves elogios de cada uno en términos vagos.


El de Agripino, sexto de la lista, más cálido que el de los otros, nos revela la popularidad del santo: "Agripino, obispo, patriota, defensor de la ciudad, no cesa de rogar a Dios por nosotros, sus servidores.


Acrecentó el rebaño de los que creen en el Señor y los reunió en el seno de la Santa Madre Iglesia. Por eso mereció oír las palabras: Bien está siervo bueno, puesto que has sido fiel en las cosas pequeñas, te constituiré sobre las grandes; entra en el gozo de tu Señor.


Sus restos fueron transportados finalmente a la Estefanía, en donde reposan con honor".


Agripino vivió a fines del siglo III. No se puede precisar nada, ni dar el más mínimo detalle sobre su actividad. La traslación a la que hace mención el autor de la Gesta, la efectuó el obispo Juan, que gobernó la sede durante años.


Sus reliquias, que estaban en un oratorio de las catacumbas de San Genaro, fueron llevadas a la Estefanía, iglesia construida al fin del siglo V. En 1744, el cardenal José Spinelli, deseando identíficar las reliquias de su catedral, encontró una urna de mármol con esta inscripción: "Reliquias dudosas que se piensa sean del cuerpo de San (divus) Agripino".


Durante los siglos IX y X, muchos autores consignaron el relato de los milagros obtenidos por la intercesión de San Agripino, quien en la actualidad es ca si tan famoso como San Genaro.



4:05 a.m.

Virgen reclusa de la Tercera Orden (1244‑1307). Pío VI concedió en su honor oficio y misa el 17 de septiembre de 1798.



La parte más antigua de la ciudad de Signa, en lo alto del cerro, de aspecto medieval, se llama comúnmente “la Beata”. Recuerda y honra así a diario a la Beata de Signa por antonomasia, la Beata Juana. Nació en Signa en 1244, hija de padres humildes, y como Santa Juana de Arco y Santa Bernardita de Lourdes, en su juventud fue pastora sencillísima, de vida y alma sin mancha. A veces reunía junto a sí a otros pastores y les hablaba de las cosas del cielo y del amor a las virtudes.

Hacia los treinta años pudo realizar su ideal de vida religiosa haciéndose reclusa voluntaria a ejemplo de la Beata Veridiana, reclusa de Castel Fiorentino. Después de haber recibido de los Hermanos Menores en Carmignano el hábito de la Tercera Orden Franciscana, se hizo encerrar entre paredes en una celdita junto al río Arno. Allí permaneció en penitencia durante cuatro decenios. Desde aquel estrecho refugio derramó dones de misericordia sobre cuantos recurrían a ella: sanó enfermos, consoló afligidos, convirtió pecadores, iluminó a dudosos, ayudó a los necesitados. Su fama perdura hasta nuestros días debido también a los milagros póstumos y a las gracias recibidas.


Las leyendas pintorescas sobre Juana se refieren a su juventud como pastora. Una, por ejemplo, dice que durante las tempestades y los aguaceros, ella reunía su rebaño junto un gran árbol, que prodigiosamente era librado de la lluvia, del granizo y de los rayos. Por eso, cuando se acercaba la tempestad, los otros pastores corrían a donde ella con sus animales. Juana aprovechaba aquellas ocasiones para enseñar a sus compañeros con palabras sencillas y eficaces el modo de salvar su alma y de merecer el Paraíso.


Otras veces cuando el río Arno crecido impedía el paso de una a otra orilla, a Juana se le vio extender sobre las aguas amenazadoras su rojizo manto y sobre él atravesar el río, como si fuera una barca segura.


Juana vivió como reclusa una vida más angelical que humana. De la caridad de los fieles recibía lo necesario para la vida. Se ejercitó en la más rigurosa austeridad en la ferviente oración, en la asidua contemplación, en estáticos coloquios con su amado. El Señor glorificó la santidad de su sierva fiel con numerosos prodigios realizados especialmente en favor de enfermos, para los cuales obtenía de Dios la curación del cuerpo y del alma. Murió en su celda, a los 63 años, el 9 de noviembre de 1307. Se dice que en el momento de su muerte las campanas de las iglesias sonaron a fiesta para solemnizar el ingreso de Juana a la gloria del cielo.



4:05 a.m.

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net



Mártir

Noviembre 9


Etimológicamente significa “habitante de los montes”. Viene de la lengua griega.


Hay cristianos y hombre y mujeres de buena voluntad que hacen don de sí mismos y dan testimonio de el ser humano no está abocado a la desesperación.


Dejando aparte la etimología de los dioses griegos, hoy nos encontramos con un joven que, desde la más remota antigüedad cristiana es venerado como un mártir.


En el concilio de Nicea se tienen noticias de un monje que participó en él y que provenía del monasterio de san Orestes, en Capadocia.


Se sabe que Diocleciano dispersó a los cristianos que había allá por entonces.


Si había un monasterio levantado en su honor, se impone la razón de que existió.


En la Edad Media se le compuso una obra de teatro o “pasión”, en la que se narra la vida, obra y milagros de este mártir por confesar su fe en Cristo.


Dicen que era médico. Uno de los consejos que le daba a sus enfermos era que se apartaran de la idolatría. Les ayudaba tanto en lo físico como en lo espiritual.


Y como solía suceder, alguien lo denunció a las autoridades de que era cristiano.


El, sin dudar lo más mínimo, dijo la pura y simple verdad. Pero amenazó al pueblo y a las autoridades de que iba a ocurrir algo importante.


Cuando nadie lo esperaba, dio un fuerte soplido y las estatuas de los dioses se cayeron al suelo como hojas que leva el viento.


Sus reliquias siguen el monasterio que lleva su nombre en Capadocia.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!




12:40 a.m.

Sacerdote y Mártir


Martirologio Romano: En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, Beato Manuel de la Sagrada Familia (en el siglo Manuel Sanz Dominguez), monje y reformador de la Orden de San Jerónimo, asesinado por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.



Nació en Sotodosos (Guadalajara, España) el 31 de diciembre de 1887. En su juventud trabajó como ferroviario, pasando después al Banco Rural, donde alcanzó el puesto de Director.

Las Jerónimas subsistían a duras penas y se recuperaban con el tiempo, pero la restauración tenía que llegar. Desde que los monjes tuvieron que abandonar sus monasterios, generación tras generación de monjas jerónimas no cesaban de elevar al cielo sus súplicas con el deseo de que los monasterios de varones volvieran a ser poblados por austeros y santos monjes. Sin embargo, empiezan a impacientarse porque ven que se aproxima lo que pudiera ser el año fatídico en los anales de la Orden (1935), ella desaparecería al cumplirse los cien años necesarios para la prescripción canónica.


En el locutorio del monasterio de la Concepción Jerónima de Madrid algunas monjas manifiestan su preocupación a don Manuel Sanz Domínguez, fervoroso caballero y amigo de la comunidad, con quien tienen mucha confianza. La conversación de esas benditas monjas deja huella en el interior de don Manuel -más tarde fray Manuel de la Sagrada Familia- quien, a los pocos días, movido por el Espíritu de Dios, vuelve al locutorio santamente decidido a consagrarse por entero a la restauración de la que, desde ese momento, fue para él su querida Orden Jerónima. Acude a Roma en donde obtiene la bula oportuna y el aliento del Santo Padre, S.S. Pío XI, que le dice: No sólo aplaudo y bendigo la idea, sino que es mi deseo verla pronto realizada.


El 11 de agosto de 1925 un grupo de jóvenes se establece en el antiguo y ruinoso monasterio de Santa María del Parral (Segovia), y en él se va implantando la observancia jerónima. Pero la República de 1931, la guerra civil de 1936-1939 y dificultades internas obstaculizan la marcha. Fray Manuel, quien había sido ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1928, es detenido en Madrid y sus familiares recogen sus últimas palabras: No sufran por mí, pues si vivo veré restaurada la Orden de San Jerónimo, objeto de mis anhelos, y si muero seré mártir de Cristo, que es mucho más de lo que yo pudiera haber soñado. Y, efectivamente, murió asesinado en Paracuellos del Jarama (Madrid), en la noche del 7 al 8 de noviembre de 1936.


Su sangre derramada por Cristo trajo para la recién restaurada Orden de San Jerónimo las bendiciones del Cielo.


S.S. Benedicto XVI firmó el 20 de diciembre de 2012 el decreto con el cual se reconoce el martirio del Siervo de Dios Fray de la Sagrada Familia.


Fuentes de la información: www3.planalfa.es/msmparral/

divinavocacion.blogspot.com



12:40 a.m.

Sacerdote y Mártir


Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, Alemania, Beato Georg Häfner, quien fuera víctima del odio a la fe ( 1942)

Fecha de beatificación: 15 de mayo de 2011 durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.



Murió el 20 de agosto de 1942 en el campo de concentración de Dachau; fue torturado, puesto en solitario, condenado al hambre, el Padre Georg Hafner (1900-1942) es uno de los mártires del Siglo XX.

Georg Hafner nació el 19 de Octubre 1900 en Würzburg. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, después de haber prestado el servicio militar como ayudante por un año, ingresó a estudiar teología y a formar parte de la asociación católica estudiantil “Unitas”. Luego se adhirió a la tercera orden del monte Carmelo.


El 13 de abril de 1924 fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Bamberg James von Hauck. Durante los cuatro primeros años como sacerdote (1924-1928) fue capellán en Motten, Goldbach, Mürsbach y Altglashütten. El 12 de Noviembre de 1934 se lo designó párroco en Oberschwarzach (Baviera) al pie de las colinas de Steigerwald.


El Padre Hafner vive modestamente, centrado en la oración y el sacrificio. Ante la pretendida obligatoriedad del saludo nazi, dada su condición de sacerdote, él se opone a realizar tal saludo y entra en conflicto con el régimen nacional socialista. Su escuela es cerrada, pero Hafner continuó enseñando usando para ello la torre superior de la iglesia. El 28 de agosto de 1941 esta alternativa también es prohibida. La situación del sacerdote es cada día más arriesgada, sus iniciativas molestan al régimen nazi.


El 31 de octubre de 1941 Hafner fue detenido. La Policía Secreta del Estado lo acusaba de haber incitado a la población contra los abusos cometidos por esa oficina causando un debilitamiento en el “frente interno”. El Vicario General Franz Miltenberger inmediatamente pidió la libertad del detenido, pero apenas seis semanas después ya estaba llegando a Dachau.


Cuando el Padre Hafner llegó a Dachau, dos guardias le cayeron encima y lo golpearon en la cara, hasta hacerlo sangrar. Así lo relató el P. August Eisenmann: “Fue golpeado varias veces con los puños y con puntapiés, de modo que quedó ensangrentado y cayó al suelo. Al día siguiente todo se repetía una vez más”, Hafner nunca se quejó. Los sobrevivientes de Dachau lo evocan como un hombre sensible y profundamente religioso, Franz Geiger lo recuerda como alguien muy tranquilo, un sacerdote muy piadoso y humilde que nunca renegó de su cruz, "Nadie ha escuchado una mal comentario sobre él. Rezaba mucho. Era respetado por todos los sacerdotes de la prisión y se convirtió en un modelo a seguir".


En el campamento Hafner se sentía constantemente atacado por el hambre durante el invierno de 1941-42. Todo lo soportó hasta que a las 7:20 de la mañana del 20 de agosto de 1942, víctima del maltrato, la desnutrición, los flemones y otras múltiples enfermedades posiblemente causadas por la calidad del agua, en la más absoluta soledad entregó su alma al creador quien para los nazis era tan solo el prisionero 28876.


Apenas seis meses antes había escrito: "la comodidad, la fuerza y todo lo que necesitamos lo encontramos en la oración y en la devoción a Dios… No queremos ni condenar un ser humano, ni sembrar el rencor contra quien quiera que sea. Más bien queremos ser buenos con todos".


Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Georg Hafner escriba a:

Dr Andrea Ambrosi

Bistum Würzburg

Domerschulstraße 2

97070 Würzburg, GERMANY



12:40 a.m.
Sacerdote, doctor sutil y mariano (1265‑1308). Juan Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993.

Juan Escoto nació en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos Menores hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Completó los estudios entre 1291 y 1296 en París.


Luego enseñó en Cambridge, Oxford y París, como bachiller, comentaba las “Sentencias” de Pedro Lombardo.


Tuvo que abandonar la universidad, por no haber querido firmar una apelación al Concilio contra Bonifacio VIII, promovida por Felipe el Hermoso, rey de Francia.


Regresó allí el año siguiente para obtener el doctorado, con una carta de presentación del Ministro general de la Orden, Padre Gonzalo Hispánico, que había sido su maestro, en la cual lo recomendaba como plenamente docto “sea por la larga experiencia, sea por la fama que se había extendido por todas partes, de su vida laudable, de su ciencia excelente y del ingenio sutilísimo” del candidato.


A fines de 1307 Juan Duns Escoto estaba en Colonia, donde enseñó. Quizás no hay doctor medieval más sobresaliente que este franciscano escocés, que estudió en Oxford, enseñó en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la apelación antipapal y murió en Colonia, a la edad en que los otros filósofos comienzan a producir, como si la llama del pensamiento le hubiese quemado la juventud.


El título de “Doctor Sutil” que le dieron, dice toda su sublimidad. Sus teorías sobre la Virgen y sobre la encarnación obtienen después de siglos la confirmación en el dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo.


Elabora el misticismo pensante de San Buenaventura. Escoto es un metafísico y un teólogo.


Empleó su agudeza de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San Francisco: Jesucristo y la Virgen Santísima. La posteridad también lo ha llamado “Doctor del Verbo Encarnado” y “Doctor Mariano”.


Tuvo numerosos discípulos y muy pronto llegó a ser y siguió siendo el jefe de la escuela franciscana, que se inició con el Beato Alejandro de Hales, se desarrolló con San Buenaventura, doctor Seráfico de la Iglesia, y llegó a su culminación en el Beato Juan Duns Escoto.


Su doctrina está en perfecta armonía con su espiritualidad.


Después de Jesús, la Virgen Santísima ocupó el primer puesto en su vida. Duns Escoto es el teólogo por excelencia de la Inmaculada Concepción.


El estudio de los privilegios de María ocupó un puesto importantísimo en su vida. En una disputa pública, permaneció silencioso hasta que unos 200 teólogos expusieron y probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de pecado original a la Madre de su Hijo.


Por último, después de todos, se levantó Juan Duns Escoto, tomó la palabra, y refutó uno por uno todos los argumentos aducidos contra el privilegio mariano; y demostró con la Sagrada Escritura, con los escritos de los Santos Padres y con agudísima dialéctica, que un tal privilegio era conforme con la fe y que por lo mismo se debía atribuir a la gran Madre de Dios. Fue el triunfo más clamoroso en la célebre Sorbona, sintetizado en el célebre axioma: “Potuit, decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)”.


En Colonia, donde enseñaba, murió el 8 de noviembre de 1308.



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