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Jacinta Mariscotti, Santa
Jacinta Mariscotti, Santa

Terciaria Franciscana


Martirologio Romano: En la ciudad de Viterbo, en el Lacio (hoy Italia), santa Jacinta Mariscotti, virgen, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, la cual, después de perder quince años entregada a vanos deleites, abrazó con ardor la conversión y promovió confraternidades para consolar a los ancianos, fomentando el culto a la Eucaristía (1640).

Etimología; Jacinta = Aquella que es bella como la flor del jacinto, es de origen griego,


Fecha de canonización: 24 de mayo de 1807 por el Papa Pío VII.



Puede ser un ejemplo para las niñas-bien. Bueno, es un ejemplo para todos, pero dado que su vida pasó por unas situaciones peculiares de quienes proceden de buena cuna, tienen bienes materiales abundantes y hasta pueden predecir un futuro lleno de posibilidades que mucha gente llama ´idealesª..., pues por eso escribí lo que escribí. Sobre todo, cuando esas previsiones de futuro probables se convierten en sólo futuribles por las disposiciones de la Divina Providencia. Y si no, conozcamos algo de su vida.

Nació cerca de Viterbo, en Vignatello, en el año 1585 del matrimonio formado por Marcantonio Mariscotti y Octavia Orsini, condesa de Vignatallo. Top en la sociedad del tiempo. De sus hermanos hay algo que decir también. Ginebra, que se llamó luego Inocencia, vivió y murió santamente como Terciaria Franciscana de San Bernardino. Hortensia, joven virtuosa que casó con el marqués de Podio Catino, Paolo Capizucchi. Sforza se casó con Vittoria Ruspoli y heredó el título de la familia de los Mariscotti. Galeazo trabajó y murió en la Curia romana.


Se llamó Clarix como nombre bautismal. Sus padres quisieron darle la mejor educación y pensaron que el camino óptimo era ponerla junto a sor Inocencia, su hermana, para que creciera al calor de los buenos ejemplos y virtudes del monasterio. Su intención fue más buena que acertada. Todo lo de fuera le ilusiona, le atrae, le embelesa y encanta más que el aire religioso de dentro. Abandona el monasterio y como conoce su hermosura y la prosapia de su familia, se hace vanidosa, presumida y coqueta. Más, cuando su hermana encontró su buen partido y, enamorada, contrajo matrimonio; ahora se vuelve tan ligera, mundana y extraviada que está a las puertas de su definitiva ruina espiritual.


El único camino viable es entrar de la peor gana en el monasterio; y, más por despecho que por vocación, toma el hábito de Terciaria franciscana con el nombre de Jacinta. Tiene veinte años.


Por diez años, que son bastantes, lleva en el convento una vida mundana. Su celda parece un bazar por los lujosos adornos; la piedad en ella es tibieza; la mortificación prescrita, un tedio; hasta recibe las amonestaciones con desprecio.


Pero con treinta años llega la hora de Dios y surge potente la casta noble y cristiana que lleva dentro. Una enfermedad grave la espabila del sueño. Una confesión general es el comienzo. Se suceden los actos de petición de perdón, de arrepentimiento, está horrorizada por el mal ejemplo... suenan las disciplinas en público, da besos en los pies de sus hermanas, obediencia rendida, aceptación de los sufrimientos. La conversa aparece en público alguna vez como animal, con la soga al cuello. Aunque claramente se tiene por la mujer más pecadora la nombran vicesuperiora y maestra de novicias pero ha de vencer su repugnancia a intentar educar a otras que son mejores. Ahora tiene su contento en la oración, es devota del Arcángel san Miguel, ama sin cansancio la contemplación de la Pasión de Jesucristo, la Misa le da lágrimas, las imágenes de la Virgen son su refugio. Le causan pena las almas que pasan por el extravío del pecado y por su recuperación para Dios funda dos cofradías: La Compagnia dei Sacconi para la atención material de los enfermos y ayudarlos a bien morir y La Congregación de los Oblatos de María para avivar la piedad, hacer obras de caridad y fomentar el apostolado de los seglares. Aquí ya quiso recompensar Dios a su sierva enamorada con dones extraordinarios como el de profecía, milagros, penetra los corazones, es instrumento de conversión y el éxtasis es frecuente en ella ... Así hasta que murió el año 1640, cuando tenía cincuenta y cinco.



Martirologio Romano: En el monasterio de san Benito de Maredsous, en Bélgica, beato Columba (José) Marmión, que, nacido en Irlanda y ordenado sacerdote, llegó a ser abad de aquel monasterio benedictino, donde se distinguió como padre del cenobio, guía de almas en el camino de la santidad y por su riqueza en doctrina espiritual y elocuencia (1923).

Etimología: Columba = Aquel que es símbolo de reconciliación, viene del latín


Fecha de beatificación: 3 de septiembre de 2000 por el Papa Juan Pablo II.



Nació en Dublim (Irlanda), el 1 de abril de 1858, de padre irlandés y la madre francesa. Tres de sus hermanas se consagraron a Dios en una Congregación religiosa llamada "Hermanas de la Misericordia".

Ingresó en el Seminario Diocesano de Dublim a los 16 años, y terminó sus estudios de teología en el colegio "de Propaganda Fide", en Roma; fue ordenado sacerdote sacerdote el 16 de junio de 1881.


Soñaba ser monje misionero en Australia, pero se dejó cautivar por la atmósfera litúrgica de la nueva Abadía de Maredsous, que se había fundado en Bélgica en 1872, donde fue a visitar a un compañero de estudios antes de volver a Irlanda. Quiso entrar en ese mosteiro, pero su Obispo le pidió que esperara un tiempo.


En su ministerio sacerdotal, de 1881 a 1886, conservó el celo pastoral de misionero desempeñando varias funciones: vicario en Dundrum, maestro en el Seminario Mayor de Clonliffe, capellán de un convento de monjas redentoristas y en una cárcel femenina. Pero su gran deseo era hacerse monje benedictino, recibiendo la autorización en 1896 para ingresar a la Abadía de Maredsous en la diócesis de Namur (Bélgica). Su noviciado entre monjes más jóvenes era difícil, porque debía cambiar sus costumbres, cultura e idioma; sin embargo, hizo un esfuerzo en la adopción de la disciplina monacal y así poder emitir los votos solemnes el 10 de febrero de 1891. A partir de ese momento, vivió intensamente el espíritu monástico benedictino e influyó espiritualmente en sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos guiándolos a una existencia realmente Cristiana a través de sus escritos ("Cristo, vida del alma", "Cristo en sus misterios" y "Cristo, ideal del monje"), de los retiros y de la direción espiritual. Ejerció cargos importantes, como el Director espiritual, Maestro y Prior de la Abadía de Mont-César, en Lovaina, y 3° Abad de Maredsous.


Cuando murió, al 30 de enero de 1923, víctima de una epidemia de la influenza, muchos de sus contemporáneos lo consideraron un santo y maestro de vida espiritual.


Reproducido con autorización de Vatican.va



San Matías, obispo

En Jerusalén, san Matías, obispo, que, después de soportar muchas contradicciones por Cristo, descansó en paz (s. II).

San Barsimeo, obispo

En Edessa, de Osroene (hoy Turquía), san Barsimeo, obispo, que en tiempo del emperador Decio fue azotado por su fe en Cristo, pero terminada la persecución y liberado de la cárcel, dedicó el resto de su vida a gobernar con total entrega la Iglesia que tenía encomendada (s. III).


San Armentario, obispos

En la ciudad de Pavía, en la Lombardía (hoy Italia), san Armentario, obispo, que colocó solemnemente en la basílica de San Pedro in Cælo Aureo el cuerpo de san Agustín, trasladado por el rey Liutprando (d. 731).


San Teófilo, el Joven, mártir

Pasión de san Teófilo, apellidado el Joven, mártir, que, siendo prefecto de la armada cristiana, fue apresado en Chipre y conducido a la presencia de Harun ar-Rashid, califa supremo de los sarracenos, y dado que ni las amenazas ni las promesas pudieron hacerle apostatar de Cristo, fue herido de muerte con la espada (792).


Beato Francisco Taylor, mártir

En Dublín, ciudad de Irlanda, tránsito del beato Francisco Taylor, mártir, el cual, siendo padre de familia, pasó siete años en la cárcel por razón de su fe católica, y después de soportar tribulaciones y ancianidad, terminó su martirio bajo el reinado de Jacobo I (1584).


San Pablo Ho Hyob, mártir

En la ciudad de Seúl, en Corea, san Pablo Ho Hyob, mártir, que, siendo soldado, fue encarcelado por confesarse cristiano y, sometido a tormento, sus fuerzas cedieron y pareció que se retractaba, pero, arrepentido, él mismo se presentó ante el juez confirmando su fe en Cristo, por lo cual, encarcelado de nuevo, después de largo tiempo falleció a consecuencia de los golpes recibidos (1840).


Santo Tomás Khuong, presbítero y mártir

En Tonquín (hoy Vietnam del Norte), santo Tomás Khuong, presbítero y mártir, que en la persecución bajo el emperador Tu Duc confesó con gran fuerza de ánimo que era cristiano y, encarcelado, de rodillas ante la cruz fue decapitado con un hacha (1860).


Beato Segismundo Pisarski, presbítero y mártir

En la ciudad de Gdeszyn, en Polonia, beato Segismundo Pisarski, presbítero y mártir, que durante la guerra, por no renunciar a su fe ante los perseguidores, fue fusilado junto a su parroquia (1943).



Martirologio Romano: Cerca de Antioquía de Siria (hoy en Turquía), san Afraates, anacoreta, que, nacido y formado entre los persas, siguiendo las huellas de los magos se convirtió al Señor en Belén y se retiró a Edessa, viviendo en una pequeña casa fuera de las murallas. Más tarde, con su predicación y sus escritos defendió la fe católica contra los arrianos (c. 378).

Etimológicamente: Afraates = Aquel que vino de Africa, es de origen latino.



El más antiguo de los Padres de la Iglesia de Siria, es San Afraates, llamado "el Sabio persa" por los escritores sirios posteriores. Muy poco es lo que conocemos sobre su vida, De sus escritos podemos concluir que nació en el paganismo y que, al convertirse, abrazó la vida religiosa o de asceta. Poco tiempo después aparece ya cual figura prócer dentro de la Iglesia de Siria. Afraates cambió su nombre por el de Santiago. Ignoramos si esto aconteció al bautizarse, o si más bien tuvo lugar al ser consagrado obispo, conforme a una costumbre oriental, y no precisamente al iniciarse en las órdenes sagradas. El nombre de Santiago explicaría satisfactoriamente el que tanto Genadio como el traductor de las obras de Afraates al armenio le confundiesen con Santiago de Nísibe.

Sobre la duración de su vida y la fecha de su muerte no tenemos dato alguno preciso. Sin embargo, ateniéndonos a la ciencia de que él hace alarde, a su experiencia, al conocimiento de la Sagrada Escritura, es verosímil admitir que era de edad avanzada cuando, en 340, iniciaba en Persia el rey Sapor la persecución contra los cristianos. Por otra parte, Bar-Hebraeus nos presenta al escritor sirio como contemporáneo del obispo de Seleucia-Ctesifón, Papas. Ahora bien Papas, promotor de tantos disturbios en la Iglesia de mesopotámica, moría, según la cronología de Bar-Hebraeus, en 335. Estos datos concuerdan con los que el mismo Afraates nos ha transmitido en sus obras. Apoyados en tales pormenores nos permitimos proponer dos fechas que encierran la vida del escritor sirio: 280?-350?


Afraates es autor únicamente de 23 tratados o demostraciones, llamados erróneamente por algunos escritores homilías. Cada uno de estos tratados empieza por una letra del alfabeto siríaco, siguiendo el orden mismo del alfabeto. Las compuso en Persia bajo el reinado de Sapor. La fuerza y viveza de su estilo nos urge a pensar, cual lugar de redacción, en aquellas provincias iranianas fronterizas con el Imperio romano. Esta obra, dada a conocer por W. Cureton en 1855, tiene el gran mérito de ser el escrito más antiguo que poseemos íntegramente en siríaco.


Abarca diversos temas de carácter teológico, ascético y disciplinar. Varios tratados son de controversia. Polemiza con los judíos, que poseían en Persia y Mesopotámica grandes y célebres escuelas desde el tiempo de la cautividad. Afraates finge como interlocutor un "doctor judío" cuyos argumentos va refutando con brillantez.


De las 23 demostraciones nueve las escribió contra la estirpe israelita, tocando en ellas aquellos temas que más caracterizan la religiosidad del pueblo escogido: circuncisión, pascua, el sábado, alimentos legales, vocación de los gentiles, Cristo hijo de Dios, virginidad, persecución y restauración de la nación judía.


Otras diez son de carácter ascético-moral y expone temas tan sugestivos como el de la fe, caridad, ayuno, ascetas, penitentes, humildad, etc. Dos son circunstanciales, exhortando en una de ellas al clero y pueblo de Seleucia y Ctesifón, y en la otra sermonea sobre las guerras. Otras dos, por fin, son de sabor dogmático, discutiendo con los herejes en torno a la resurrección, la muerte y los últimos acontecimientos del fin del mundo. Compuso las diez primeras demostraciones en 336-337; las doce siguientes en 343-344 y la última en agosto del 345.


Realmente la obra de Afraates es una síntesis de toda la doctrina cristiana. Desde el punto de vista de la teología la labor del escritor sirio es pobre, sobre todo si se la compara con la de sus contemporáneos griegos y latinos. Sin embargo, tiene a su favor la gran valía de ser el testimonio más antiguo de la fe de su país. Es indiscutible también que sobre las materias por él tratadas su autoridad es considerable, porque vivía alejado del mundo romano y de las controversias doctrinales que surgieron a consecuencia del concilio de Nicea.


Apartado de la contienda, San Afraates, cumpliendo la misión del buen pastor, se esfuerza por vivir su fe y por hacerla vivir en todos los que le rodean. Sus comentarios a la Escritura son sencillos, pero eficaces y penetrantes. La obra de Afraates no está exenta de errores doctrinales, pero no es mancha ninguna; sus puntos de vista fueron luego compartidos por San Efrén y otros escritores de la época. Pese a estos insignificantes desaciertos dogmáticos Afraates es un gran defensor de la ortodoxia y el conocimiento de sus escritos presta al teólogo una buena ayuda.


Habla con bastante seguridad acerca de Dios, Santísima Trinidad, Jesucristo, sacramentos y alma. A la Santísima Virgen dedica pocas líneas, como, en general, todos los escritores sirios, pero nos ofrece un precioso testimonio cuando confiesa su perpetua virginidad y maternidad divina. María, nos dice San Afraates, agradó más a Dios que todos los justos. Otro gran pilar sobre el que se levanta la grandeza de María es su humildad. Los ángeles, mensajeros de Dios, le sirven, le presentan las oraciones de los hombres, guardan a los individuos y a los pueblos y conducen a la humanidad al juicio. Afraates es un defensor vigoroso de la divinidad de Jesús y de su filiación divina; sostiene también, con no menor pujanza, la divinidad del Espíritu Santo. Aunque con terminología imprecisa su doctrina es abiertamente conforme a los cánones de Nicea. Espléndido es asimismo el testimonio sobre el primado de San Pedro. Santiago y San Juan, nos dice, son las columnas de la Iglesia, pero San Pedro es el fundamento.


Un segundo aspecto que no puede olvidarse en la obra de San Afraates es el interés que ofrece al filólogo y al historiador. En los escritos del primero de los Padres sirios el filólogo tiene en sus manos la obra más antigua de la literatura siríaca; le ha de interesar necesariamente la gramática y el léxico como punto de partida de la tradición manuscrita de este país; otras obras, la Biblia por ejemplo, no son más que traducciones y no obras originales.


El historiador profano advertirá en la obra de nuestro Santo las controversias con los gnósticos y judíos, y no pocas alusiones a los acontecimientos de la época. El historiador eclesiástico encontrará en San Afraates los orígenes del monacato oriental, vestigios de la jerarquía y organización de la comunidad cristiana de esta época, clericato, sacramentos, fiestas y culto.


Otra faceta del Santo, la más descuidada por los escritores, es el considerarle como un gran maestro de vida espiritual. Sus demostraciones sobre la fe, caridad, penitencia, ayuno, oración, humildad. etc., rezuman sencillez y unción y despiden fuego. Tiene un sentido tan maravilloso de la mesura y de la bondad que recuerda la dulzura de San Francisco de Sales. Y la doctrina espiritual de San Afraates se hace todavía más importante porque tiene un carácter exclusivamente cristiano; nuestro Santo no ha sido influido por ninguna filosofía, un acontecimiento raro entre griegos y sirios.


San Afraates es modelo y un ejemplar bien alto del sacerdote consagrado a su ministerio. Vivió intensamente la vida de santidad, enseñó la fe, la predicó y polemizó por defenderla. Se entregó sin reserva a evangelizar a su País. Hecho todo para todos, con justicia la Iglesia le incluye entre sus santos Y con orgullo su patria le venera entre sus héroes.



Se desconoce todo lo que se refiere a su nacimiento. El martirologio romano la llama Radegundis y es una de las gloriosas vírgenes que ha dado España.

Aparece como la última religiosa del monasterio de san Pablo, en Burgos, que perteneció a la Orden Premostratense. La extrema pobreza llevó a la extinción a este monasterio que quedó anexionado al de san Miguel de Treviño.


Llevada por sus deseos irresistibles de visitar los Santos Lugares de Roma, donde murieron tantos mártires y donde reside el Vicario de Cristo, marcha a la Ciudad Eterna. Tiene en su contra la poca salud que disfruta y los pocos medios de que dispone para tan largo, peligroso y costoso viaje; pero el fervor puede más que los miedos.


Saciada y llena de agradecimiento al Señor, animada por los besos puestos en las calles que pisaron los mártires, venerados los monumentos, regresa con numerosas reliquias. Ahora sólo quiere soledad y retiro.


Junto al monasterio de San Miguel habita en una pobre y mísera habitación que tiene un ventanuco por donde puede presenciar los santos oficios de la iglesia. No cambiaría aquel sitio por el mejor palacio. Sólo piensa en ser agradable a su Divino Esposo. Vive como los antiguos anacoretas del desierto y la gente del pueblo comenta con asombro sus penitencias, ayuno y oración.


Muere el 29 de enero del año 1152, cuando reina en Castilla Alfonso VI y es papa Eugenio III.


Es sepultada en la iglesia de San Miguel de Treviño donde sus reliquias son veneradas a través de los siglos.



Martirologio Romano: En la ciudad de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), san Sulpicio Severo, obispo, de familia de senadores de las Galias, de quien san Gregorio de Tours ensalza su sabiduría, su ministerio pastoral y su empeño en restaurar la disciplina (591).

Etimología: Sulvicio = caritativo. Viene de la lengua latina.


Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.



Sulpicio sufrió una gran transformación para mejor a lo largo de su vida. Llegada la edad normal, contrajo matrimonio con una joven de su ciudad, Agen (Lot- et –Garona), Francia hacia el año 553.

Las cosas no le iban mal pero no se sentía completamente en la felicidad en la que tanto soñaba y para la cual le llamaba Dios.


Era un buen abogado. Ganaba su buen dinero ya en aquel lejano tiempo. Pero no dejaba de pensar en el camino para escalar la perfección que sentía muy adentro.


Por eso, cuando menos se lo esperaba, habló con su mujer acerca de sus planes.


Todo el mundo, al enterarse, lo tomaron por loco. Sin embargo, su suegra – menos mal – fue la única que lo entendió muy bien.


No solamente aprobó su decisión, sino que incluso le hizo ofertas de tierras al lado de la bellísima ciudad medieval de Carcasona.


Le convenía mucho para su nueva vida y vocación.


Sulpicio se pasó en ese lugar todo el resto de su larga vida, rezando, haciendo penitencia y escribiendo muchos libros, basados en los estudios que iba haciendo de san Paulino de Nola, san Jerónimo y otros personajes célebres de tiempos anteriores.


De sus muchas obras tan sólo se conserva la biografía que escribió de su maestro y buen amigo san Martín.


Es el único documento que existe acerca del que llevó a Francia a la conversión.


Desde entonces, todos los que se dedicaban a escribir hagiografías lo imitaron de tal forma que parecían suyas.


San Gregorio de Tours, quien nos da el dato de su nombramiento a la sede de Tours (584) en vez de otros candidatos simoníacos, habla de San Sulpicio con gran respeto y nos dice que convocó un concilio provincial en Auvernia. El santo tomó también parte en el Concilio de Maçon, en 585.


No se sabe exactamente la edad que tenía cuando murió. Lo más probable, según sus hagiógrafos, es que debería rondar los 50 o los 80.


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com






















Otros Santos y Beatos
Otros Santos y Beatos

Santos Sarbelio, presbítero, y Bebaia, mártires

En la ciudad de Edessa, en Osroene (hoy Turquía), santos mártires Sarbelio, presbítero, y Bebaia, su hermana, que, bautizados por el santo obispo Barsimeo, por Cristo padecieron el martirio (c. 250).

Santos Papías y Mauro, mártires

En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santos mártires Papías y Mauro, soldados (c. s. III).


San Constancio, obispo

En la ciudad de Perusa, en la Umbría (hoy Italia), san Constancio, obispo (c. s. III).


Santos Juventino y Maximino, mártires

En Antioquía de Siria (hoy en Turquía), santos Juventino y Maximino, mártires, que fueron coronados con el martirio en tiempo del emperador Juliano el Apóstata (363).


San Valerio, obispo

En Tréveris, ciudad de la Galia Bélgica (hoy Luxemburgo), san Valerio, segundo obispo que gobernó esta sede (s. III ex.).






Bronislao Markiewicz nació el 13 de julio de 1842 en Pruchnik, Polonia, en la actual archidiócesis de Przemyśl de la Iglesia latina, sexto de once hijos de Juan Markiewicz, burgomaestre de la ciudad, y Marianna Gryziecka. Recibío en su familia una sólida formación religiosa. Más tarde, durante sus estudios clásicos en Przemyśl, experimentó una cierta vacilación en la fe debido, en gran parte, al ambiente fuertemente antirreligioso que reinaba en la escuela. Logró, sin embargo, superarla pronto recobrando serenidad y paz interior.

El joven Bronislao, conseguido el diploma de licenciatura y sintiéndose llamado por Dios al sacerdocio, en 1863, entró en el Seminario Mayor de Przemyśl. Al acabar los estudios, fue ordenado sacerdote el 15 de septiembre de 1867. Después de seis años de trabajo pastoral, en calidad de vicario, en la parroquia de Harta y en la Catedral de Przemyśl, con el deseo de prepararse aún más para trabajar con la juventud, estudió durante dos años pedagogía, filosofía e historia en la Universidad de Leópolis y de Cracovia. En 1875 fue nombrado párroco en Gac y en 1877 en Blazowa. En 1882 le fue confiada la enseñanza de teología pastoral en el Seminario Mayor de Przemyśl.


Sintiéndose llamado también a la vida religiosa, en el mes de noviembre de 1885, partió hacia Italia y entró en los Salesianos, donde tuvo la alegría de encontrar a San Juan Bosco, en cuyas manos hizo los votos religiosos el 25 de marzo de 1887.


Como salesiano desarrolló diversos encargos confiados por sus Superiores y trató de realizarlos con dedicación y celo. Debido a la austeridad de vida y a la diversidad del clima, en 1889 P. Bronislao enfermó gravemente de tisis, estando al borde de la muerte. Recuperado de la enfermedad, transcurrió la convalecencia, siempre en Italia, hasta que, el 23 de marzo de 1892, con el permiso de sus Superiores, regresó a Polonia donde asume el encargo de párroco de Miejsce Piastowe, en la diócesis de origen Przemyśl.


Además de la actividad parroquial ordinaria, Padre Bronislao Markiewicz se dedicó, en el espíritu de San Juan Bosco, a la formación de la juventud pobre y huérfana. Para ella abrió en Miejsce Piastowe un Instituto, en el que ofrecía a sus educandos tanto ayuda material como espiritual, preparándolos para la vida con la formación profesional en las escuelas abiertas en el mismo Instituto. En 1897 decide fundar, con tal objetivo, dos nuevas Congregaciones religiosas basadas en la espiritualidad de San Juan Bosco, adaptando sus reglas a lo específico del propio carisma. Recibido nuevamente entre el clero de la diócesis de Przemyśl Padre Markiewicz continuó la actividad de párroco y de director del Instituto (Sociedad) al que puso por nombre Templanza y trabajo (erigido en 1898), tratando de obtener su aprobación como Congregación religiosa, bajo la protección de San Miguel Arcángel, con una rama masculina y otra femenina. La aprobación fue concedida sólo algún año después de su muerte: en 1921 a la rama masculina y en 1928 a la femenina.


Padre Bronislao continuó, siempre con la aprobación y la bendición del Obispo, san José Sebastián Pelczar, su actividad de formador de los jóvenes y de muchachos huérfanos y abandonados, sirviéndose de la ayuda de colaboradores a cuya preparación y formación contribuyó él mismo constantemente. Ya en Miejsce Piastowe había ofrecido casa y formación a centenares de muchachos dándose a ellos enteramente. Deseoso de hacer aún más en su favor, en el mes de agosto de 1903, P. Markiewicz abrió una nueva casa en Pawlikowice, cerca de Cracovia, donde encontraron casa y posibilidades de formación espiritual y profesional más de 400 huérfanos.


La dedicación total a los muchachos, la abnegación heroica de sí mismo, el trabajo enorme por realizar, llegaron a consumir bien pronto las fuerzas de Padre Markiewicz minando su salud, ya muy comprometida por las molestias sufridas en Italia. Todo ello le condujo rápidamente al final de su peregrinación terrena, acaecida el 29 de enero de 1912.


Antes y después de su muerte, fue considerado un hombre fuera de lo común. Creciendo cada vez más la fama de santidad de padre Bronislao, los Superiores de los dos Institutos religiosos de San Miquel Arcángel, fundados por él, pidieron al Obispo de Przemyśl formalizar el proceso de beatificación de su Fundador que tuvo inicio en 1958. Acabado el iter de la Causa, el 2 de julio de 1994, en presencia del Santo Padre Juan Pablo II, fue promulgado el decreto de heroicidad de las virtudes de Padre Bronislao Markiewicz y diez años después, precisamente el 20 de diciembre de 2004, el decreto sobre el milagro obrado por Dios por intercesión de Padre Bronislao. Se abría así el camino para su beatificación.



Martirologio Romano: En la ciudad de Bialystok, en Polonia, beata Boleslava María Lament, virgen, que, en un período de cambios políticos, fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, para fomentar la unión de los cristianos, ayudar a los marginados y educar cristianamente a las jóvenes (1946).

Fecha de beatificación: 5 de junio de 1991 por el Papa Juan Pablo II en Bialystok, durante su viaje apostólico a Polonia.



Primera de los ocho hijos del matrimonio de Martino Lament y Lucia Cyganowska, Boleslava Lament, nació el 3 de julio de 1862 a Lowicz en Polonia.

Durante su niñez, vivió el dolor de ver morir a sus hermanitas Elena y Leocadia y al pequeño Martino, era un tiempo en que la mortalidad infantil diezmaba a los niños, haciendo que las familias numerosas perdieran a muchos de sus miembros; la pequeña Boleslava fue marcada irremediablemente por estas dolorosas experiencias.


Después de las escuelas elementales y el colegio, Boleslava fue a Varsovia a una escuela de artes y profesiones dónde consiguió el diploma de modista; de regreso a Lowicz abrió, junto a su hermana Stanislava, una casa de modas, todo esto mientras en su interior su vida era intensamente espiritual.


Es a 22 años, en el 1884, decididas de entrar a la” Congregación de la Familia de María", que se estaba organizando en Varsovia en la clandestinidad a causa de las persecuciones zaristas.


Fue una monja voluntariosa, que se distinguió por el don de la oración, del recogimiento, de la seriedad y de la fidelidad para cumplir sus deberes. Después del noviciado y la profesión de los votos simples, trabajó como maestra de costura y educadora en muchas Casas de la Congregación abiertas en el territorio del imperio ruso.


Más después de nueve años, antes de pronunciar los votos solemnes, tuvo una profunda crisis que la hizo sentir insegura de su vocación en aquella congregación, por ello la dejó, volviendo a su casa en Lowicz con el intento, en cuanto fuera posible, de entrar en un convento de clausura; por el consejo de su confesor, optó por las obras de asistencia a los sin techo, actividad que también continuó en Varsovia, cuando la familia os se trasladó allá; para ayudar con los gastos familiares abrió, con su hermana María, un casa de moda.


Bien pronto le fue confiada la dirección de un dormitorio para los sin techo, donde también se preocupó en poner orden en la vida ética y religiosa de sus socorridos.


Los preparaba para recibir los Sacramentos, visitaba a los enfermos en sus pobres casas o en los refugios, cuidaba a los niños; en el 1894 la enésima epidemia de cólera se le llevó a su padre, poniendo sobre sus hombros otras responsabilidades familiares; llevó consigo a su madre y a su hermano Stefano, quien asistía al colegio en Varsovia y que deseaba ser sacerdote.


Ingresó a la Tercera Orden Franciscana, donde conoció beato Onorato Kozminski (1829 -1916), fraile capuchino, fundador de diversas congregaciones religiosas que trabajaban en la clandestinidad a causa de los acontecimientos políticos que afectó a Polonia en aquellos tiempos.


En el año 1900 una vez más la muerte golpeó a su familia, allí, al pie del ataúd de su hermano Stefano, Boleslava Lament prometió volver a la vida de religiosa: dos años después el padre Onorato le presentó a una señora llegada de Bielorrusia, quien buscaba religiosas para dirigir la Tercera Orden y un centro educativo en Mogilev ciudad al pie del río Dniéper.


Boleslava advirtió que sería necesario crear relaciones y contactos para estimular a los ortodoxos a reunirse con la Iglesia Católica, mientras debería ayudar a la población católica a mantenerse fiel a su Iglesia, sin dejar a un lado las dificultades que tendría que sortear bajo el régimen zarista, siendo consciente de todo esto aceptó, y en 1903 partió a Mogilev en Bielorrusia, una ciudad de cerca de 40.000 habitantes.


Al principio habitó cerca de Leocadia Gorczynska, quien dirigía un taller de costura, para enseñar allí esa profesión a las chicas de las familias pobres; luego Boleslava Lament alquiló una casa de madera para convertirla en su casa de modas.


Admirada por la laboriosidad de Boleslava, Leocadia Gorczynska decidió ir a vivir con ella; luego se unió a ellas Lucia Czechowska; en este punto Boleslava empezó a pensar en fundar una Congregación, rigurosamente religiosa, entregada al apostolado entre los ortodoxos.


Con la ayuda del Padre Félix Wiecinski, quien contribuyó directamente con la fundación, en octubre de 1905 las tres mujeres empezaron la nueva congregación, inicialmente llamada “Sociedad de la Sagrada Familia” pero casi enseguida cambió su nombre al de “Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia”. Boleslava fue su primera superiora.


En el otoño de 1907, Boleslava con las seis monjas que entonces tenía la comunidad, se trasladó a San Petersburgo, dónde desarrolló una vasta actividad educativa, dedicada sobre todo a los jóvenes, y ya en el 1913 pudo extender su actividad a Finlandia, abriendo un colegio para chicas en Wyborg.


En Petersburgo desarrolló una intensa actividad catequística, educativa y asistencial en los barrios más pobres, se esforzó de crear las condiciones por un ecumenismo auténtico y social, profundizando una recíproca comprensión y generosidad entre las alumnas y familias, que eran de diferentes nacionalidades y religiones.


En este contexto del ecumenismo, pensó en la Congregación una rema separada de monjas en rito oriental.


La vida de su Institución no fue fácil, tuvo que superar las dificultades introducidas por la política religiosa zarista, luego aquéllas brotadas de la Primera Guerra Mundial y de las persecuciones del Insurreccionista Movimiento Bolchevique, que se apoderó del poder en Rusia, con la "Revolución de Octubre" de 1917; en 1921 fue obligada a dejar Rusia y volver a Polonia, pero siempre tuvo la intensión de retomar las actividades en Petersburgo, cuando las circunstancias lo permitieran.


Todo esto produjo enormes pérdidas materiales, aun en Polonia encontró una situación preocupante; la Congregación vivía pobremente pero la madre Boleslava Lament, con su gran fe, se encomendó totalmente a la voluntad de Dios y paulatinamente se fueron superando aquel conjunto de circunstancias sociales y políticas.


Por algunos meses, dirigió el trabajo de las monjas en Wolynia, en 1922 fundó una nueva Casa en la Pomerania en la Polonia oriental, dónde la población era pobre y la mayor parte de religión ortodoxa.


A partir de 1924, empezó a abrir otras Casas en el archidiócesis de Vilna y en la diócesis de Pinsk, para 1935 ya existían 33 Casas esparcidas por toda Polonia y una en Roma.


En 1925, la madre Boleslava fue a Roma para conseguir la aprobación pontificia de la "Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia", pero la práctica se estancó por falta de claridad sobre las tareas de las monjas, divididas en dos ramas, apostolado-enseñanza y dirección doméstica de las Casas.


En el 1935, la madre Boleslava Maria Lament, decide renunciar al cargo de Superiora General por graves motivos de salud y en un acuerdo con la nueva Superiora se retiró a Bialystok, dónde incluso siendo anciana y gravemente enferma, se dedicó a abrir escuelas, guarderías, un hospicio para las mujeres solas y un comedor para los desempleados.


La Segunda Guerra Mundial llevó nuevas dificultades a la anciana madre Boleslava, incluyendo la amenaza nazi; fue obligada a cambiar la forma de actuar, adaptándose a las necesidades de la época. En 1941 fue atacada por la parálisis y se dedicó a una vida más ascética, transmitiendo preciosos consejos a sus hermanas de hábito.


Murió santamente en Bialystok el 29 de enero de 1946, a los 84 años; su cadáver fue llevado en el convento de Ratow y enterrado en la cripta bajo la Iglesia de San Antonio.


La Congregación de las Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, está difundida ampliamente en Polonia, Rusia, Zambia, Libia, E.E.U.U. e Italia.


Reproducido con autorización de Santiebeati.it



Perteneció a la antigua familia milanesa de los Settala y al final del siglo XII fue párroco de Cuassoche que en aquel entonces comprendía las actuales parroquias de Cuasso al Piano, Cuasso al Monte, Brusimpiano Porto Ceresio y Besano, en la diócesis de Milán cerca de la rama sur-occidental del lago de Lugano.

Supremamente llamado a la vida eremítica dejó la vida pastoral y se apartó a las alturas del San Giorgio, solitaria montaña encajada entre los brazos meridionales del Ceresio.


Atraídos por la fama de su santidad, acudieron implorando consejo e intercesión las poblaciones de las regiones circundantes. En 1207 acudieron los habitantes de Olgiate Comasco qué, afligidos por mortal contagio, consultaron al beato que hacer para obtener su salvación y consuelo. El santo ermitaño los exhortó a ir en romería a la tumba de san Gerardo, que había muerto hacía poco en Monza, (6 de junio de 1207). Devotamente terminada la piadosa romería, la enfermedad súbitamente desapareció, y el pueblo de Olgiate por decisión unánime construyeron en la localidad una bonita iglesia en honor de san Gerardo, misma que se convirtió en destino de peregrinaciones; en 1938 la iglesia fue restaurada y re decorada y además el pueblo de Olgiate hizo voto perpetuo de acudir comunitariamente cada año al sepulcro de san Gerardo para recordar el antiguo prodigio.


La historiografía manfrediana, basada sobre antiguas tradiciones y respetables documentos, es rica en prodigios atribuidos a la intercesión del santo ermitaño.


Se sabe, por inequívocos testimonios, que el beato murió el 27 de enero de 1217.


El cuerpo del San fue enterrado en la capilla de Riva San Vitale, a los pies del monte San Giorgio. En 1387, por orden del obispo de cómo, Beltramo da Brossano, los restos del beato fueron colocados en un arca de mármol puesta en el área del altar para que los fieles cristianos le puedan brindar una adecuada devoción y reverencia.


En el 1633, el cuerpo fue trasladado a una urna preciosa, misma que fue instalada bajo la mesa del altar mayor, donde es venerado actualmente, lugar al que muchas parroquias de la región acuden en anual romería.


La fiesta litúrgica se celebra el 27 de enero, que en Riva es considerado día festivo; la festividad se revive el domingo siguiente, con la ingente participación de forasteros y la apropiada ornamentación de las calles, ya que la devoción al beato es todavía intensa en la región. La víspera de la fiesta todavía se acostumbra distribuir entre todas las familias el pan bendecido.



Martirologio Romano: En la villa de Gilet, en la provincia de Valencia, en España, san Enrique de Ossó y Cervelló, presbítero, que fundó la Sociedad de Santa Teresa, para la formación de las jóvenes, y más adelante, obligado a dejar dicha institución, pasó el resto de sus años en el convento de los Hermanos Menores (1896).

Fecha de canonización: 16 de junio de 1993 por el Papa Juan Pablo II.



En Vinebre, población aldeana de Tarragona (España), nació Enrique el 16 de octubre de 1840.

Tras la muerte de su madre en el año 1854 se fue al seminario para hacerse sacerdote cumpliendo así un último deseo que ella le había manifestado. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de septiembre de 1867.


Enseñó en el seminario de Tortosa hasta que en el año 1868 la revolución dispersó a los seminaristas. El padre Enrique se refugió en su natal Vinebre. Al año siguiente, en medio de grandes dificultades, reanudó las clases en el palacio episcopal y en algunas casas particulares para un centenar de seminaristas que vivían como externos y con cuya ayuda reorganizó la catequesis en la ciudad, combatiendo el ambiente liberal y anticatólico de la revolución.


En el año 1872 inició la publicación de la revista teresiana que se difundió por Francia, Bélgica, Portugal y América; en vida del padre Ossó se publicaron 280 números en los que ininterrumpidamente colaboró con artículos y notas. El 15 de octubre de 1873 fundó la congregación teresiana que era una agrupación de jóvenes en el seno de cada parroquia con el objeto de renovar el ambiente de indiferencia religiosa que se había extendido entre la población.


Apoyado por Teresa Blanch, el 23 de junio de 1876 fundó en Tarragona la Companía de Santa Teresa de Jesús con ocho cofundadoras. Las religiosas teresianas, dedicadas a la educación, tuvieron una rápida y asombrosa difusión: habiendo fundado su primer colegio en Villalonga en el año 1878, para el año 1881 tenían ya nueve donde recibían educación católica más de mil niñas con el reconocimiento y aplauso de las autoridades civiles y educativas. También la archicofradía teresiana fundada por él tuvo gran crecimiento: de 100,000 en el 1882 a 140,000 asociadas en solo un año.


Mientras estuvo en Roma, de abril a agosto de 1894, escribió un libro de devoción que pronto salió a la imprenta: Siete Moradas en el Corazón de Jesús. A fines diciembre de 1895 empezó ejercicios espirituales en un convento franciscano. Hacia la media noche del 27 de enero le sobrevino un derrame cerebral. Aún tuvo fuerzas para salir de la habitación y pedir ayuda. Los franciscanos lo encontraron agonizante y poco después murió. En la tarde del día siguiente fue sepultado en el cementerio del monasterio, acompañado únicamente de los franciscanos y del párroco de Gilet.


Fue beatificado el 14 de octubre de 1979 y canonizado el 16 de junio de 1993 por el papa Juan Pablo II.



Martirologio Romano: Santa Ángela Merici, virgen, que vistió primero el hábito de la Tercera Orden de San Francisco y reunió a varias jóvenes para instruirlas en obras de caridad. Más tarde, instituyó una orden de mujeres, llamada de Santa Úrsula, con la finalidad de vivir una vida de perfección en el mundo y enseñar los caminos del Señor a las adolescentes. Murió en la ciudad de Brescia, en la Lombardía (hoy Italia) (1540).

Etimología: Ángela = Mensajera de Dios, es de origen griego


Fecha de canonización: 24 de mayo de 1807 por el Papa Pío VII.



Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas.

Se crió en una familia campesina muy creyente, donde cada noche leían la vida de un Santo, y esto la enfervorizaba mucho y la entusiasmaba por la religión.


Quedó huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud en la Providencia Divina que a nadie abandona.


Su infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente pero esto la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.


Se hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de primaria, llega a ser Consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo, que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada ocasión.


Viendo que las niñas no tenían quién las educara y las librara de peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Ursula, la santa mártir del siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas "Las once mil vírgenes", que murieron por defender su religión y su castidad).


Lo que más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.


Angela era de baja estatura pero tenía todas las cualidades de líder y de guía para influir en los demás. Y además tenía mucha simpatía y agradabilidad en su trato.


En Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se vino a vivir en casa de Angela



y con ellas fundó la Comunidad. En una visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: "Estas son tus religiosas educadoras".

La gente consideraba a Santa Ursula como una gran líder o guía de mujeres. Por eso Angela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.


La Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después murió su fundadora, Santa Angela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada en 1807.


Un hombre le preguntó un día en plena calle: ¿Qué consejo me recomienda para comportarme debidamente? Y ella le respondió: "Compórtese cada día como deseara haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse y de darle cuenta a Dios".


Sus últimas palabras fueron: "Dios mío, yo te amo".


Que estas sean también las palabras que nosotros digamos no sólo al tiempo de morir, sino muchísimas veces durante toda nuestra vida.



El Beato Matulaitis nació en Lugine, Lituania, el 13 de abril de 1871, quedó huérfano a pronta edad, al morir su padre en 1874 y su madre en 1881. Durante la infancia, desarrolló tuberculosis en el hueso de su pierna, de lo que sufrió el resto de su vida.

Alcanzó su doctorado en teología en la Universidad de Friburgo, en Suiza. Enseñó Latín y derecho canónico en el seminario de Kielce. Era el jefe del departamento de sociología y el vicerrector de la Academia Espiritual de San Petesburgo, donde enseñaba teología dogmática. Era un notable profesor, clérigo, director espiritual y confesor, pero resigno a su cargo en la academia para trabajar por la revitalización mariana.


Recibió la orden sacerdotal el 20 de noviembre de 1898 y entonces profesó como religioso en la Congregación Mariana en 1909. El 14 de julio de 1911 fue elegido superior general de la Congregación de Padres Marianos. Reformó los Marianos de la Inmaculada Concepción, cambiando sus constituciones, su hábito y su forma de vida.


Malutaitis fundó las Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María en Lituania el 15 de octubre de 1918 y fue ordenado obispo de Vilnius el 8 de diciembre del mismo año. Matulaitis fundó la Congregación de Sirvientas de Jesús en la Eucaristía en 1924 en Belarus. También estableció casas religiosas Marianistas en Bielany, Polonia, Marijampolé, Lituania, Friburgo, Suiza y Chicago. En 1926, Matulaitis viajó a los Estados Unidos por segunda vez, donde participó en un congreso eucarístico.


Jurgis Matulaitis luchó vigorosamente para defender los derechos de la Iglesia y la libertad del pueblo. Renunció a su sede el 14 de julio de 1925. El 1 de septiembre de 1925, el Papa Pío XI le nominó arzobispo y visitador apostólico en Lituania. El Vaticano despachó a Matulaitis a Vilnius para completar el concordato con el gobierno lituano y así restaurar las relaciones diplomáticas, cosa que consiguió Matulaitis poco antes de morir de apendicitis el 27 de enero de 1927.



A principios del sexto siglo en Córcega (en aquellos tiempos provincia romana), el gobernador romano Dioclitiano la gran persecución de los Cristianos.

Una joven Cristiana que no renegó su fe


Una joven Cristiana, Devota, fue arrestada, encarcelda y torturada. Murió sin renegar su fe. Depués de su muerte, el gobernador de la provincia ordenó quemar su cuerpo pero un grupo de cristianos se apoderó de él y lo colocaron sobre una barca que salía para Africa donde, pensaban, recibiría cristiana sepultura.


Y la barca varó en el vallejo “des Gaumates”


Ya a primeras horas de la travesía, una tormenta estalló. Fue entoces cuando de la boca de Devota salió una paloma que guió la barca sin encombre hasta Mónaco donde varó en el vallejo “des Gaumates” (ubicación de la actual iglesia de Santa Devota). Era el sexto día antes de las calendas de febrero, lo que corresponde aproximadamente a la fecha del 27 de enero.


Las reliquias robadas


Un oratorio señaló el lugar de la tumba. Los fieles, habitantes de Mónaco o navegantes de paso, numerosos fueron aquellos que vinieron a recogerse y los primeros milagros tuvieron lugar. No obstante una noche, un individuo robó las reliquias de la Santa con intención de negociar sus beneficios. El sacrílegio se evitó, pués un grupo de pescadores persiguió al ladrón y éste fue detenido inmediatamente. La barca del ladrón fue quemada en playa, en sacrificio expiatorio.


UN GRAN FERVOR

El alma protectora de la identidad monegasca


El culto de Santa Devota queda siempre ferviente en el Principado. Su culto vinculado a Mónaco y a sus príncipes, es patente oficialmente en cada iglesia del Principado y en las monedas. Es el alma protectora de la identidad monegasca, cuyas reliquias han sido imploradas en momentos de alegría. Cabe destacar que le primer libro escrito en monegasco por el poeta monegasco Louis Notari se llama “A legenda de Santa Devota” (La leyenda de Santa Devota).



Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).

Etimología: Timoteo = Aquel que siente amor o adoración a Dios, es de origen griego.


Tito = Aquel que es protegido y honrado, es de origen latino.



San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.

Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.


Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.


Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea por la abuela Loida y por la madre Eunice. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica.


Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.


A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.


El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.


Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.



Martirologio Romano: Cerca de la ciudad de Munich, en Alemania, beato Miguel Kozal, obispo auxiliar de Wloclawek, en Polonia, y mártir, que bajo el régimen nazi, por defender la fe y la libertad de la Iglesia, pasó con gran paciencia tres años en el campo de concentración de Dachau, hasta consumar su martirio (1943).

Etimología: Miguel = Dios es justo, es de origen hebreo


Fecha de beatificación: 14 de junio de 1987 por el Papa Juan Pablo II.



El Beato Miguel Kozal es uno de los muchos hijos de Polonia, que testimoniaron con su fe fuerte, su identidad de católicos, muriendo por millares en los tristemente celebres campamentos alemanes de concentración y de exterminio. El Papa Juan Pablo II lo beatificó en Varsovia el 14 de junio de 1987, durante una de sus primeras peregrinaciones a su patria: Polonia.

Michael Kozal nació el 25 de septiembre de 1893 en un pequeño pueblo llamado Nowy Folwark, de la parroquia de Krotoszyn, en la arquidiócesis de Poznan en Polonia. Sus padres fueron John Kozal y Marianna Placzek.


Creció y fue educado en una familia numerosa que era pobre pero muy religiosa. Fue un alumno ejemplar en la escuela elemental, demostrando una afición innata para todo aquello que era sagrado. El 27 de abril de 1905 entró al gimnasio Krotoszyn al que asistió por nueve años, siendo siempre el primero de la clase.


En este período conoció la organización católica clandestina denominada “Asociación Tomás Zen”, misma que se oponía a la política de “alemanización” de la educación en las escuelas y de la que en los últimos años de estudió llegó a ser su presidente.


Después de su graduación en 1914, Michael Kozal ingresó al seminario Leonium de Poznan, sus estudios fueron afectado por el estallido de la Primera Guerra Mundial, por lo que los terminó en Gniezno, siendo entonces ordenado como presbítero el 23 de febrero de 1918 en ceremonia realizada en la catedral.


En los años siguientes él tuvo varias asignaciones pastorales en algunos pueblos, cuyos nombres son muy difíciles de pronunciar y leer para nosotros, siendo muy reconocido por el celo y dedicación con que efectuaba su labor, todo mientras completaba sus estudios teológicos con excelentes resultados.


El Cardenal Edmundo Dalbor arzobispo de Gniezno, el 29 de septiembre de 1922 lo nombró prefecto de la escuela católica femenina de humanidades de Bydgoszcz, y en 1927 nombró el director espiritual del Seminario Mayor de Gniezno.


Su obra sacerdotal y su guía espiritual, tuvo tanto éxito que el 25 de septiembre de 1929 fue nombrado rector del seminario, a pesar del hecho que entre todos los maestros él era el único que no tenía un título académico.


Habían transcurrido casi diez años, marcados por una dirección prudente y ejemplar a los estudiantes, cuando el 12 de junio de 1939 el Papa Pío XII lo nombró obispo auxiliar de Wloclawek con el título de obispo titular de Lappa, fue consagrado en la Catedral de la ciudad el 13 de agosto de 1939.


Unos días después, el 1 de septiembre, las tropas nazis invadieron Polonia y estalló la Segunda Guerra Mundial, que tantos horrores y devastación trajo al mundo entero. El Obispo Kozal se volvió un punto de referencia y de esperanza para las asustadas personas de Wloclawek, y pese a la insistente invitación de las autoridades a que se marcharse, él decidió permanecer junto a los feligreses y administrar la diócesis, dado que el 6 de septiembre Monseñor Radonski, obispo titular, abandonara la ciudad.


Su servicio pastoral duró apenas 22 meses; los alemanes entraron en la ciudad el 14 de septiembre, e inmediatamente iniciaron un sistemático desmantelamiento de la actividad eclesial, las publicaciones católicas fueron suprimidas, se confiscaron edificios que pertenecían a iglesias e instituciones religiosas, y se arrestó al clero arrestó.


Enfrentando al terror liberado por los nazis, el obispo Kozal presentó a las autoridades invasoras una vigorosa protesta por el abuso contra la Iglesia, misma que cayó en oídos sordos. Esto trajo como consecuencia una orden para presentarse ante la Gestapo. En esta reunión le indicaron, entre otras cosas, que sus homilías debían ser en alemán, y dado que él no estuvo de acuerdo se ordenó de arresto.


De hecho, el 7 de noviembre de 1939, fue arrestado junto a otros sacerdotes, y llevado a la cárcel de la ciudad donde fue torturado y aislado. El 16 de enero de 1940, junto a otros sacerdotes y seminaristas del instituto Salesiano, fue transferido a Lad bajo arresto domiciliario, donde él podrá secretamente contactar con la diócesis y podrá reorganizar el seminario.


Desde su ventana, él podía ver pasar a multitud de deportistas, pero no se hacía ilusiones sobre su destino, incluso decidió ofrecerle su vida a Dios para la salvación de la Iglesia y de su querida Polonia.


Otros clérigos eran deportados a varios campos de concentración, pero Monseñor Miguel Kozal, junto con siete sacerdotes y un diácono, permanecía todavía en Lad, hasta que, pese a los esfuerzos de la Santa Sede por salvarlos, el 3 de abril de 1941, fueron llevados al campo de concentración de Inowroclaw, donde el obispo reportó lesiones a sus piernas y toda la oreja izquierda, por la tortura infligida por los nazis.


El 25 de abril de 1941, ellos fueron transferidos al famoso campo de Dacha en la que el obispo Kozal recibió el número 24544; allí las torturas eran una constante periódica, especialmente para los sacerdotes católicos, además hubo una epidemia de tifo que cayo sobre gran parte de los deportados.


Mons. Kozal fue golpeado por la enfermedad en forma severa, 25 de enero de 1943, junto con un primo de su padre Ceslao Kozal, fue transferido a una cabaña llamada “Revier”, al día siguiente fue visitado por un grupo de doctores, su líder le aplicó una inyección en el brazo derecho y a los pocos minutos Mons. Kozal expiró. El testimonio de su pariente sería crucial, ya que este alcanzó a oír que alguien del grupo de médicos decía: “Así será más fácil el camino a la eternidad”. Se desconoce el veneno que le fue inyectado, su cuerpo fue incinerado en el crematorio de Dacha el 30 de enero de 1943.


En la catedral de Wloclawek fue colocada en 1954 una lápida monumental que conmemora el martirio de Obispo Miguel Kozal y otros 220 sacerdotes de la diócesis que se murieron en Dachau. El día de la celebración litúrgica del Beato Miguel Kozal es el 26 de enero.


Si usted tiene alguna información relevante para la cononización del Beato Miguel, contacte a:

Kuria Diecezjalna

ul. Gdanska 2, 87-800

Wloclawek, POLAND



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