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Fecha de canonización: Fue canonizado en el año 491.



Antonio nació en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.


De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en el libro de vidas de santos La leyenda dorada que compiló el dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de fuste.


Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.


Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.


Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.


Reliquias y orden monástica


Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema como era conocido.


Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.


La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.


El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.



Martirologio Romano: En la ciudad de Tocolatlán, en México, san Jenaro Sánchez Delgadillo, presbítero, mártir durante la persecución mexicana (1927).

Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II.



Nació el 19 de septiembre de 1886 en Agualele, población cercana a Zapopan, Jalisco. Sus padres fueron Cristóbal Sánchez y Julia Delgadillo, de condición humilde y cristianos observantes, que en el pueblo gozaban de estima por ser personas muy buenas.

Jenaro llegó a Tamazulita en el año de 1923, acompañado de sus padres. En este lugar ejerció su ministerio hasta su martirio, en enero de 1927.


Ante la persecución desatada por el gobierno de Calles, especialmente contra los sacerdotes, el Padre Jenaro sintió en su corazón la imposibilidad de desempeñar convenientemente su ministerio, y lloró cuando se dio orden de cerrar los templos.


Desde antes de llegar a Tamazulita había sentido ya el primer impacto de la persecución cuando fue encarcelado por leer en el templo parroquial de Zacoalco, Jalisco, la carta pastoral de su obispo, Monseñor Francisco Orozco y Jiménez.


La carta era una protesta del prelado por los artículos persecutorios que contra la Iglesia y sus ministros contenía la Constitución de 1917.


Al suspenderse el culto público el P. Jenaro tuvo que ejercer su ministerio sacerdotal a escondidas. En varias ocasiones comentó con algunos de ellos: "En esta persecución van a morir muchos sacerdotes y tal vez yo sea uno de los primeros". Y así fue.


El 17 de enero de 1927 el P. Jenaro andaba en el campo con un grupo de vecinos. Al regresar al rancho, el Padre y sus acompañantes se dieron cuenta que unos soldados los andaban buscando. Al llegar al rancho el sacerdote fue apresado y llevado a Tecolotlán.


El jefe de los soldados, mandó soltar a todos menos al sacerdote, a quien le pusieron una reata al cuello. El P. Jenaro dijo: "Bueno, paisanos, me van a colgar; yo los perdono y que mi Padre Dios también los perdone, y siempre ¡Qué viva Cristo Rey!".


Luego los soldados jalaron de la reata con violencia de manera que la cabeza del Padre Jenaro pegó contra la rama del mezquite donde habían colgado la soga. Así duró el cuerpo hasta la madrugada y antes de que amaneciera volvieron los soldados, le dieron un balazo en el hombro izquierdo, lo bajaron y ya estando en el suelo el cadáver, un soldado le dio un bayonetazo que casi lo traspasó.


Cerca de las once de la mañana dieron aviso a la madre del sacerdote y doña Julia llegó y abrazó el cadáver de su hijo y, colocándolo sobre sus rodillas, lloró amargamente.


La noticia de la muerte movió a los habitantes de los alrededores a trasladarse en masa a Tecolotlán. Al ver tal cantidad de gente las autoridades temieron una reacción violenta de la muchedumbre, por lo que ordenaron la inmediata sepultura del P. Jenaro.


Su recuerdo y testimonio quedó grabado en la memoria de la Iglesia de México y los fieles no dejaron de invocar su intercesión.


El Papa Juan Pablo II lo canonizó junto a otros 24 mártires méxicanos en el Jubileo del año 2000, el 21 de mayo.



Martirologio Romano: En Fréjus, ciudad de la Provenza, en Francia, santa Roselina, priora de Celle-Roubaud, de la Orden de la Cartuja, que se distinguió por su abnegación y por su austeridad en la comida, el sueño y el ayuno (1329).

Fecha de canonización: Su culto fue confirmado por el Papa Pío IX en 1851.



Virgen y monja de la Orden de la Cartuja que debido a sus magníficas virtudes fue nombrada priora del convento de Celle-Roubaud, en Fréjus, ciudad de la Provenza, en Francia, distinguiéndose además durante toda su vida por su abnegación y por su austeridad en la comida, el sueño y el ayuno.

Nació en Château d´Arcs en Provenza (Francia) el 27 de enero del año 1263, dentro de la nobilísima familia provenzal de los Villeneuve. Sus padres, el barón Arnaldo des Arcs y de Trans, y su madre Sibilla de Sabran, le procuraron una educación cristiana.


Si bien la santidad puede ser evidente en las personas a cualquier edad, pues la Providencia es quien dispone, en Roselina fue verdaderamente precoz. Los biógrafos, amantes de lo maravilloso, relatan que Roselina no sólo comparte el nombre con Santa Rosa de Viterbo, sino también un prodigio... floral. Narran que, mientras llevaba a escondidas pan para dar a los pobres, fue sorprendida por su padre quien le preguntó qué cosa escondía; ella respondió que eran flores, y cuando abrió su delantal, efectivamente, apareció un ramo de rosas. Un prodigio similar es narrado también en la vida de la santa de Viterbo.


Muy joven Roselina -a sus 15 años de edad-, despreciando los bienes del mundo se consagró a Dios en la Orden de la Cartuja, en Bertaud, en la diócesis de Gap, Francia. Pocos años después, debido a su especial dedicación, fortaleza y piedad, fue electa priora de la cartuja de Celle-Roubad, en el Fréjus, también en territorio francés. Su hermano Hélion de Villeneuve fue un gran benefactor de este monasterio, donde a sus expensas hizo construir una iglesia consagrada por el obispo de Digne, Elzeario.


Roselina, tras una vida de intensa oración y disciplina en la que el Señor le concedió el don de varias visiones y experiencias místicas, murió el 17 de enero de 1329. Fue sepultada en el cementerio común de dicho monasterio, pero como fuera tanta la fama de su santidad cinco años más tarde su cuerpo fue transferido a la iglesia que hiciera construir su hermano.


Sobre su sepulcro se verificaron numerosos milagros. Posteriormente sus reliquias fueron trasladadas en varias ocasiones, reposando actualmente en una capilla a ella dedicada en Celle-Roubad. Sus ojos, particularmente brillantes, se conservan en un relicario, y es debido a este prodigio que se la invoca contra las enfermedades de los ojos. Asimismo, en una última traslación efectuada en 1904 para evitar que su cuerpo sufriera mayor descomposición debido a las larvas presentes ya en el viejo relicario, los médicos que participaron pudieron ver las venas, músculos, tendones, intestinos, el pericardio y casi todo el cerebro intactos. Algunas de estas reliquias fueron entregadas a la Gran Cartuja para ser distribuidas, conservadas y veneradas entre los monasterios de la Orden.






















Sulpicio el Pío, Santo
Sulpicio el Pío, Santo

Obispo


Martirologio Romano: En Bourges, ciudad de Aquitania, san Sulpicio, llamado el Pío, obispo, que habiendo pasado del palacio real al episcopado, su mayor preocupación fue el cuidado de los pobres (647).


San Sulpicio II, llamado «el Pío», fue obispo de Bourges, en la Francia centro-septentrional. Su vida, escrita poco después de su muerte, narra una versión bastante clásica de su juventud, es decir, el pasaje de una vida agitada a la renuncia a sus bienes y la completa donación a los pobres, seguida de una conducta muy austera: rígidos ayunos, oración nocturna, recitación cotidiana del salterio entero.

No nos ha llegado la fecha de su elección como obispo, situada habitualmente antes del 627, porque en ese año participó del Concilio de Clichy, y consagró a san Desiderio como obispo de Cahors. Los dos mantenían una regular correspondencia epistolar. Fue un pastor amadísimo por su pueblo, al que defendía de la tiranía de Lullo, ministro del rey Dagoberto. Los reyes merovingios eran en este período veladores de la Iglesia, pero Sulpicio, organizando un ayuno de tres días, intentó convencer al nuevo soberano, Clodoveo II, de tratar a su pueblo con mayor suavidad.


Poco tiempo antes de morir, ya extenuado por la fatiga, pidió al rey ser sustituido en el ministerio episcopal, para poder dedicarse más intensamente al cuidado de los pobres. Murió en el 647, y en sus funerales se vieron espectaculares manifestaciones de luto, tanto que el clero tuvo que apurar la celebración de las exequias. A su memoria se dedicó el célebre seminario parisino de Saint-Sulpice (en el que, entre otros, estudiara San Juan Bautista de La Salle.


responsable de la traducción: Xavier Villalta







Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Priscila, en la vía Salaria Nueva, sepultura de san Marcelo I, papa, que, como recuerda el papa san Dámaso, fue un verdadero pastor, por lo que sufrió mucho, siendo expulsado de su patria y muriendo en el destierro por haber sido denunciado falsamente ante el tirano por algunos que despreciaban la penitencia que les había impuesto (309).

Etimología: Marcelo = relativo al dios Marte, es de origen latino.


El papa san Marcelo I (308-309), fue elegido después de cuatro años de la muerte del papa san Marcelino debido a la persecución del emperador Diocleciano (303 al 305).


Le tocó hacerle frente a la crisis dejada entre los cristianos por dicha persecución y que por miedo al martirio habían apostatado de su fe o simplemente abandonado las prácticas religiosas, pero ahora querían regresar a la Iglesia. Decretó que aquellos que deseaban volver a la Iglesia tenían que hacer penitencia por haber renegado de la fe durante la persecución.


Los que estaban en contra de esta decisión consiguieron que el emperador Majencio lo desterrara.


Según el "Libro Pontifical", el Papa Marcelo se hospedó en la casa de una laica muy piadosa de nombre Marcela, y desde ahí, siguió dirigiendo a los cristianos. Al enterarse el Emperador, obligó al Pontífice a relalizar trabajos forzosos en las caballerías y pesebres imperiales que fueron trasladados a esa zona.


Murió en el exilio el 16 de enero de 309. Su cuerpo fue devuelto a Roma y sepultado en el cementerio de Priscila.


Durante su pontificado se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la persecución. Dividió Roma en veinticinco sectores con un presbítero o párroco al frente de cada uno de ellos. Su carácter enérgico, aunque moderado, llevo a que ordenase que ningún concilio se pudiese celebrar sin su autorización explícita.



Martirologio Romano: En Arlés, ciudad de la Provenza, en la Galia (hoy Francia), san Honorato, obispo, que estableció el célebre monasterio en la isla de Lérins y después aceptó regir la sede de Arlés (429).

De familia galorromana y pagana, él y su hermano Venancio se convirtieron al cristianismo. Peregrinó a Grecia, donde entró en contacto con los monjes de aquellas tierras y conoció su modo de vida.


Sobre el año 410 regresó a la Galia. Deseaba residir como ermitaño en algún lugar apartado y se instaló en la isla Lerina, también llamada isla San Honorato, una de las islas Lérins, frente a Cannes. La isla era un lugar desierto e inhóspito donde abundaban las serpientes. Según la tradición, Honorato cayó de rodillas y se puso a rezar; muriendo todas las serpientes y dando orden al mar para que arrastrara sus cadáveres limpiando la isla.


Al cabo de un tiempo se le unieron otros compañeros y fundó el monasterio de Lérins, regido por la regla de san Pacomio. La comunidad creció y dio varios santos, teólogos y obispos como Hilario de Arlés, Vicente de Lerins, Cesáreo de Arlés, y se convirtió en un importante foco cultural.


A pesar de su mala salud era muy activo. Murió poco después de ser elegido arzobispo de Arlés.



Martirologio Romano: En Kandy, ciudad de la isla de Ceilán (hoy Sri Lanka), en el Océano Índico, beato José Vaz, presbítero, de la Congregación del Oratorio, que se entregó con inusitado fervor a predicar el evangelio de salvación a los católicos diseminados por aquellas tierras, confirmando en la fe a los que permanecían escondidos (1711).

Nació el 21 de abril de 1651, en India, fue el tercero de los seis hijos del matrimonio cristiano formado por Cristopher Vaz y María de Miranda,


Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el colegio de Sancoale, donde los estudios se realizaban en dos idiomas: el nativo y el portugués, además aprendió latín. Posteriormente estudió humanidades en la Jesuit Goa University especializándose en filosofía y teología en la San Thomas Aquinas Academy. Recibió la ordenación en 1676.


Abrió una escuela de latín en Sancoale para los posibles seminaristas. Muy devoto de Nuestra Señora, en 1677 se consagró como "esclavo de María", sellándolo con un documento conocido como su "Carta de Esclavitud".


Fue en esta época que él se enteró de las penurias de los católicos en Ceylon; quienes sufrían persecución de los protestantes holandeses, al punto que por 50 años no habían tenido sacerdote en su comunidad. Pidió permiso para trabajar en Ceylon, pero le solicitaron fuera a Kanara. Aceptó, pero sus pensamientos y corazón estaban en Ceylon.


Como Vicario en Kanara, predicó, oyó confesiones, visitaba enfermos, ayudó a los pobres, rescató a cristianos esclavizados y trabajó para solucionar disputas jurídicas que interferían con la celebración de los sacramentos.


Mientras, una pequeña congregación sacerdotal se había formado en Goa teniendo la Iglesia de la Santísima Cruz de los Milagros como sede. El P. José se unió a esta congregación y fue elegido como su superior. El dio un estatus canónico a este oratorio introduciendo ejercicios religiosos, actividades de caridad y preparando a sus miembros para las misiones.


En 1686 dejó su cargo y se encaminó a Ceylon, disfrazado como un obrero itinerante, llegando al puerto de Tuticorin en la Pascua de 1687, y luego a la fortaleza holandesa de Jaffna en el norte de Ceylon.


Padeció disentería aguda, agravada por las condiciones terribles del viaje, apenas se recuperó empezó su misión contactando a los católicos y escondiéndose de los holandeses. Fue alojado por un valeroso católico, y atendía en la noche a su oculta feligresía. Se mantuvo siempre un paso delante de las autoridades, y en 1689 se fue a Sillalai, un poblado católico, y empezó a atender a las gentes en pueblos circundantes.


En 1690 el P. José viajó a Puttalam en el Reino de Kandy, donde 1,000 católicos no habían tenido un sacerdote por medio siglo. Decidió hacer el centro de su apostolado en Kandy, y en 1692 se mudó para allá y pidió permiso al Rey para trasladarse libremente en ese territorio. En lugar de ello, él fue aprendido por imputaciones Calvinistas de ser un espía de Portugués, y se lo encarceló con otros dos católicos. Allí él aprendió Sinhala, el idioma local, y apenas los guardias de la prisión redujeron su vigilancia, construyó una choza-iglesia y posteriormente una iglesia que dedicó a Nuestra Señora, empezando así su misión, convirtiendo a otros prisioneros.


En 1696 el Reino de Kandy estaba sufriendo una seria sequía, y el rey pidió a los monjes budistas que oraran a sus dioses para que lloviera; nada ocurrió. Entonces el Rey se volvió hacia José quien erigió un altar y una cruz en el medio de un área cuadrada, y oró; una lluvia abundante empezó a caer, mientras José y la zona del altar permanecían secas. El rey le concedió licencia a José para predicar a lo largo del reino.


Haciendo uso de su reencontrada libertad, hizo una labor misionera visitando la zona holandesa y a los católicos en Colombo. Tres misioneros del Oratorio de Goa llegaron a 1697 para ayudarlo y con la¿ noticia de que Don Pedro Pacheco, Obispo de Cochin, lo había nombrado Vicario General en Ceylon. Él estaba organizando la estructura básica de la misión cuando la viruela asoló Kandy. Su trabajo con los enfermos convenció al rey de concederle todas las facilidades para que el P. José realizara sus labores.


Joseph llevó su misión a los principales centros poblados de la isla, regresando a Kandy en 1699 con el Padre José de Carvalho que había sido expulsado por instigación de monjes budistas. Completó la construcción de su nueva iglesia, y entró al servicio del rey, traduciendo libros portugueses al sinhala. Desde esa óptica, intensificó su ministerio, y convirtió algunos notables Cingaleses que dio lugar a calumnias contra él y a la persecución de los convertidos.


Nuevos misioneros llegaron en 1705, lo que le permitió organizar las misiones en ocho distritos cada uno a cargo de un sacerdote.


Trabajó en la creación de una biblioteca católica comparable a la de los budistas, y en cimentar los derechos de católicos con el Gobierno protestante holandés.


El Rey Vimaldharna Surya II, protector del Padre José, murió en 1707, Narendrasimha, su sucesor, fue un respaldo aun mayor. Nuevos misioneros llegaron a 1708.


En 1710, a pesar de sus problemas de salud, José hizo otro viaje apostólico. A su retorno, él cayó enfermo de su carruaje, y llegó a Kandy en condición seria. Aunque se recuperó de una serie de infecciones y fiebres durante el año siguiente, su edad, el trabajo, y las enfermedades lo habían debilitado. Inició nueve días de ejercicios espirituales prescritos por la Regla de su orden, pero antes del séptimo día, fue llamado a la casa de Dios, era el 16 de enero de 1711.


Su Santidad Juan Pablo II lo beatificó el 21 de enero de 1995 durante su visita apostólica a Sri Lanka. La causa había sido iniciada en 1737.


Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato José Vaz por favor comuníquese con:

Sanctuary of Blessed Joseph Vaz

413 Blessed Joseph Vaz Road

Sancoale P.O.

Cortalim

Goa, India-403 710

phone/0834-550263



Martirologio Romano: En Brescia, ciudad de Italia, beato José Antonio Tovini, que, siendo maestro, se ocupó en erigir numerosas escuelas cristianas y en promover la construcción de obras públicas, y en toda su actividad dejó testimonio de su oración y de sus virtudes (1897).

José (Giuseppe) Tovini nació el 14 de marzo de 1841 en Cividate Camuno, provincia italiana de Brescia. Recibió una educación especialmente austera. Sus estudios estuvieron a punto de interrumpirse, pero la intervención del sacerdote Giambattista Malaguzzi, tío materno, le consiguió un puesto gratuito en el colegio para jóvenes pobres, fundado en Verona por don Nicola Mazza. Pasó luego al seminario diocesano, donde fue muy apreciado por compañeros y profesores. La muerte de su padre, en 1859, y la difícil situación económica de la familia -era el mayor de seis hermanos- le hizo abandonar la idea de hacerse misionero, tras grandes luchas interiores. En 1860 se inscribió en la facultad de jurisprudencia de Padua: se ayudaba haciendo prácticas en el despacho de un abogado y dando clases particulares. En vísperas de doctorarse brillantemente en la universidad de Pavía, murió su madre. Al terminar sus estudios trabajó en el despacho de un abogado y en el de un notario de Lovere. Al mismo tiempo ejerció el cargo de vicerrector y profesor de un colegio municipal, tarea que desempeñó durante dos años: era el único que rezaba al comenzar y terminar las clases, y comulgaba cada domingo.


En 1867 se trasladó a Brescia. Allí fue declarado idóneo para el ejercicio de la abogacía y trabajó desde 1868 con el abogado Corbolani, con cuya hija Emilia se casó siete años más tarde, el 6 de enero de 1875, decidiendo definitivamente su vocación. Tuvieron diez hijos, de los cuales uno fue jesuita y dos religiosas. Fue padre solícito y afable, educador atento, que inculcó en sus hijos los principios de la moral católica.


De 1871 a 1874 fue alcalde de Cividate, promoviendo numerosas iniciativas.


En 1877 ingresó en el movimiento católico bresciano y participó en la fundación del diario «Il Cittadino di Brescia», de cuya dirección administrativa y organizativa se ocupó. En ese mismo año participó en la formación del comité diocesano de la Obra de los congresos, del que fue nombrado presidente (recorrió toda la provincia para organizar los comités parroquiales); luego, fue sucesivamente presidente del Comité regional lombardo, miembro del consejo directivo, presidente de la tercera sección de educación e instrucción, miembro del Consejo superior y vicepresidente de la Obra. Ingresó en la Tercera Orden Franciscana en 1881. Progresó en el ejercicio de las virtudes, en particular en las características de la espiritualidad franciscana: la ascesis, la sencillez, la pobreza, la oración y el diálogo respetuoso. Se empeñó mucho en la política: fue elegido repetidamente consejero municipal en Brescia. Favoreció iniciativas e instituciones inspiradas, organizadas, fundadas u orientadas por él, a través de programas presentados en congresos católicos italianos, en Brescia y en Lombardía, así como en el ámbito nacional. Sostuvo y apoyó otras muchas iniciativas de carácter social, como las Cajas de Ahorro municipales; propuso la fundación de la Unión diocesana de las sociedades agrícolas y de las Cajas municipales; fundó en Brescia el Banco de San Pablo y en Milán el Banco Ambrosiano. Pero donde multiplicó sus esfuerzos fue en el sector educativo y escolar. Defendió con ahínco la enseñanza religiosa en las escuelas para tutelar la fe y moral de los jóvenes, y la libertad de enseñanza; sostuvo la escuela libre, como instrumento eficaz para formar a la juventud en las tareas de responsabilidad civil y social. Promovió la erección de círculos universitarios católicos y colaboró en la fundación de la «Unión León XIII» de estudiantes de Brescia, de la que nació la FUCI (Federación de estudiantes católicos italianos). Fundó la revista pedagógica y didáctica «Escuela Italiana moderna», de difusión nacional; el semanario «La voz del pueblo»; el «Boletín de los terciarios franciscanos», etc.; propuso recaudar fondos para una universidad católica.


Trató siempre de que la Iglesia tuviera una presencia cada vez más decisiva en el mundo del trabajo, lo que le llevó a hacer una propaganda intensa y constante para la fundación de las asociaciones obreras católicas. En su última relación pública, habló del apostolado de la oración, dirigiendo una apasionada invitación a la comunión eucarística.


Admira su gran obra, a pesar de su poca salud.


Falleció el 16 de enero de 1897.


Lo beatificó Juan Pablo II en Brescia el 20 de septiembre de 1998.



Martirologio Romano: En Valencia, ciudad de España, beata Juana María Condesa Lluch, virgen, la cual, con solícita caridad y espíritu de sacrificio para con los pobres, niños y jóvenes obreras, se entregó completamente a atenderlos y, para su tutela, fundó la Congregación de Siervas de la Inmaculada Concepción Protectoras de las Obreras (1916).

Juana María Condesa Lluch nació en Valencia (España) el día 30 de marzo de 1862, en el seno de una familia cristiana de buena posición socio-económica. Fue bautizada el 31 de marzo de 1862 en la Iglesia de San Esteban, lugar donde habían sido bautizados San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán. Recibió una esmerada formación humana y cristiana, que contrastaba con la mentalidad racionalista e ilustrada que se abría paso en la sociedad valenciana del momento y que dio lugar a una oleada de descristianización. En la etapa de la adolescencia y juventud va reforzando su vida como cristiana, nutriéndose de las devociones religiosas propias del momento histórico que vive, especialmente la devoción a Jesús Sacramentado, a la Inmaculada Concepción, a San José y a Santa Teresa, lo que a su vez la lleva de forma progresiva a una mayor sensibilidad y compromiso con los mas necesitados.


Muy pronto descubre el don del amor de Dios que se estaba derramando abundantemente en su corazón (cf. Rm 5, 5) y hace propia la tarea de acoger ese don en su vida a fin de ser «Santuario de Dios, morada del Espíritu» (cf. 1 Co 3, 16). Su intensa vida de oración, su constante relación con Dios, fueron la fuerza que hizo posible que en ella maduraran los frutos propios de quien vive según el Espíritu: la alegría, la humildad, la constancia, el dominio de sí, la paz, la bondad, la entrega, la laboriosidad, la solidaridad... la fe, la esperanza y el amor. Por ello, quienes la conocieron nos la presentan como una mujer que «Logró vivir lo ordinario de forma extraordinaria».


Tenía apenas 18 años, cuando descubrió que la voluntad de Dios sobre su vida era entregarlo todo y entregarse del todo a la causa del Reino a través de la evangelización y el servicio a la mujer obrera, interesándose por las condiciones de vida y laborales de estas jóvenes, realidad sufriente que contemplaba desde la tartana que la conducía desde Valencia a la playa de Nazaret, donde la familia tenía una casa de descanso y expansión.


En 1884, tras varios años de dificultades y obstáculos especialmente por parte del entonces Arzobispo de Valencia, el Cardenal Antolín Monescillo, al considerar que era demasiado joven para llevar a cabo la propuesta que le hacía de fundar una Congregación Religiosa, logra de éste el permiso necesario para abrir una casa que diera acogida, formación y dignidad a las obreras que, dado el creciente proceso de industrialización del siglo XIX, se desplazaban de los pueblos a la ciudad para trabajar en las fábricas, donde eran consideradas meros instrumentos de trabajo; «Grande es tu fe y tu constancia. Ve y abre un asilo a esas obreras por las que con tanta solicitud te interesas y tanto cariño siente tu corazón».


Unos meses después, en esta misma casa se inauguraba una Escuela para hijas de obreras y otras jóvenes se unían a su proyecto compartiendo los mismos ideales. Desde este momento comenzaba a tomar forma en su vida lo que experimentaba como voluntad de Dios: «Yo y todo lo mío para las obreras», no se trataba de una frase hecha, era el espacio que posibilitaba la llamada de Dios y la respuesta de una persona, Juana María Condesa Lluch.


Convencida de que su obra era fruto del Espíritu y con el deseo de que fuese una realidad eclesial, continúa insistiendo a fin de poder organizarse como Congregación Religiosa, pues seguir a Cristo, dando la vida por Él en el servicio a las obreras le pedía exclusividad, de ahí su opción por vivir en castidad, en obediencia y en pobreza de forma radical. Acrisolada en la prueba, pero manteniendo un espíritu sereno, firme y confiado: «Señor, manténme firme junto a tu Cruz», haciendo de la fe su luz, de la esperanza su fuerza y del amor su alma, consigue la Aprobación Diocesana del Instituto en 1892, el cual crecía en miembros y se iba extendiendo por distintas zonas industriales. En 1895 emite la Profesión Temporal junto con las primeras hermanas y en 1911 la Profesión Perpetua,


Durante todos estos años, su vida a ejemplo de la Virgen Inmaculada, fue una entrega incondicional a la voluntad de Dios, haciendo suyas las palabras de María ante el anuncio del Ángel: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mi, según tu palabra» (Le 1, 38), palabras que se convirtieron en clave de espiritualidad y en estilo de vida, hasta el punto de definirse como «esclava de la Esclava del Señor» y de dar nombre y significatividad a la Congregación fundada por ella.


El 16 de enero de 1916, la Madre Juana María Condesa Lluch pasaba a contemplar el rostro de Dios por toda la eternidad, alcanzando su anhelo de santidad, manifestado tantas veces a las hermanas con estas palabras: «Ser santas en el cielo, sin levantar polvo en la tierra». Expresión que denota que su vida transcurrió según el Espíritu de Cristo Jesús, conjugando la más sublime de las experiencias, la intimidad con Dios, con el empeño de que la joven obrera alcanzara también la más sublime de las vocaciones, ser imagen y semejanza del Creador, y que pone de manifiesto su ser de «Mujer bíblica, llena de coraje en las elecciones y evangélica en las obras», tal como fue definida por uno de los Teólogos Consultores al estudiar sus virtudes.


El Instituto nutrido de la firme voluntad de su Fundadora, alcanzaba el 14 de abril de 1937 la aprobación temporal pontificia de S.S. Pío XI y el 27 de enero de 1947 la aprobación definitiva de S.S. Pío XII. La apertura diocesana del Proceso de Canonización de la Madre Juana María tuvo lugar en Valencia en 1953. Fueron declaradas sus virtudes heroicas en 1997 y el dia 5 de julio de 2002, ante S.S. Juan Pablo II, fue promulgado el Decreto de aprobación de un milagro atribuido a su intercesión, siendo beatificada el 23 de Marzo de 2003 por el mismo Papa.


Reproducido con autorización de Vatican.va



San Melas, obispo y confesor

En la ciudad de Rinocorurua, en Egipto, san Melas, obispo, que por su adhesión a la fe ortodoxa sufrió el destierro en tiempo del emperador arriano Valente, tras lo cual descansó en paz (c. 390).

San Leobato, abad

En la región de Tours, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), conmemoración de san Leobato, abad, a quien su maestro, san Urso, designó como superior del monasterio recién fundado de Sénevière, el cual gobernó santamente hasta su vejez (s. V).


San Triverio, presbítero y eremita

En el lugar de Dombes, en el territorio lugdunense de la Galia (hoy Francia), san Triverio, presbítero y después eremita (c. 550).


SAN DANACTOSan Danacto o Danax, mártir

En la ciudad de Aulona, en Iliria (hoy Albania), san Danacto o Danax, mártir (s. inc.)


SAN JACOBOSan Jacobo, obispo

En Tarantasia, ciudad de la Galia Vienense (hoy Francia), san Jacobo, obispo, discípulo de san Honorato de Lérins (s. V).


SAN FURSEOSan Furseo, abad

En Mazerolles, junto al río Alteia, en la Galia (hoy Francia), san Furseo, abad primero en Irlanda, después en Inglaterra y, finalmente, en la Galia, donde fundó el monasterio de Lagny (c. 650).


SANTA JUANASanta Juana, monja

En la ciudad de Bagno, de la Romagna (hoy Italia), santa Juana, que, admitida en la Orden camaldulense, se distinguió por su obediencia y humildad (1105).











Raquel, Santa
Raquel, Santa

Etimológicamente significa “ oveja”. Viene de la lengua hebrea.


Era una de las hijas más bellas de Labán.


Justamente fue en el tiempo en que trabajaba Jacob para este señor, cuando se enamoró de ella.


Gracias al amor que sentía por ella, aguantó siete años de duro trabajo en casa de Labán.


Pero Labán le dijo que si quería casarse con Raquel, tenía que estar siete años más y, además, unirse primero con Lía.


Durante muchos años, Raquel no pudo tener hijos. Pero como confiaba plenamente en la Providencia divina, Dios le dio a José.


Cuando Jacob partió para su casa, Raquel robó secretamente los amuletos paternos.


Pasados unos más, Raquel dio a luz a su segundo hijo Benjamín.


Al leer la Biblia, en el libro del Génesis 29 y 30, llegamos a conocer a esta mujer.


Esta última “1...tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos o si no, me muero. 2.


Y Jacob se enojó contra Raquel y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? 3. Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella. 4. Y así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella. 4. Y concibió Bilha, y dio un hijo a Jacob. 6. Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.


En otras palabras, Raquel tomó como suyo el hijo que su sirvienta tuvo con Jacob. “Dar a luz sobre las rodillas” puede entenderse como la adopción de este recién nacido, aunque no es ésta la única interpretación posible.


Para nuestro propósito, Dan es el primer hijo de la segunda esposa de Jacob.


La elegía de David ha quedado grabada en la tradición judía y se sigue enseñando como siempre:"En realidad, el primer hijo que Raquel misma dio a luz fue José".


Un autor del primer siglo dijo estas palabras:" El amor interesado fenece, cuando el interés ya no existe. Mas el amor desinteresado perdura hasta la eternidad. El amor de Amnon por Tamar (II Samuel, 13) es el prototipo del amor interesado, mientras que el amor de David y Jonatán lo es del mismo amor desinteresado".


Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com



Martirlogio Romano: En la aldea de Steyl, en los Países Bajos, San Arnoldo Janssen, presbítero, que, para difundir la fe en las misiones, fundó la Sociedad del Verbo Divino (1909).

Etimología: Arnoldo = Protector desde las alturas, es de origen germánico.


Fecha de canonización: Fue canonizado por Juan Pablo II el 5 de octubre de 2003.



Arnoldo Janssen nació el 5 de noviembre de 1837 en Goch, una pequeña ciudad de la Baja Renania (Alemania). Segundo entre diez hermanos, aprendió de sus padres la dedicación al trabajo y una profunda religiosidad.

El 15 de agosto de 1861 fue ordenado sacerdote para la diócesis de Münster y fue asignado a enseñar ciencias naturales y matemáticas en la escuela secundaria de Bocholt, donde adquirió fama de maestro estricto pero justo. Por su profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue nombrado director diocesano del Apostolado de la Oración. Desde este apostolado, Arnoldo buscó abrirse también a cristianos de otras denominaciones.


Poco a poco creció su conciencia de las necesidades espirituales de la gente aún más allá de los límites de su propia diócesis, hasta convertirse en preocupación por la misión universal de la Iglesia. Decidió dedicar su vida a despertar en la iglesia alemana la conciencia de su responsabilidad misionera. Con este objetivo en mente, en 1873 renunció a su cargo docente y fundó «El pequeño mensajero del Corazón de Jesús». En esta revista mensual ofrecía noticias misionales y animaba a los católicos de lengua alemana a hacer más por las misiones.


Eran tiempos difíciles para la iglesia en Alemania. Bismark había desatado el «Kulturkampf» («batalla por la cultura»), que implicaba una serie de leyes anti-católicas, la expulsión de sacerdotes y religiosos y aún el encarcelamiento de varios obispos.


En esa situación caótica, Arnoldo Janssen sugirió que tal vez algunos de los sacerdotes expulsados podrían ser enviados a las misiones o ayudar en la preparación de misioneros. Poco a poco, y animado por el vicario apostólico de Hong Kong, Arnoldo fue descubriendo que era a él a quien Dios llamaba para esta difícil tarea. Muchos opinaban que no era el hombre indicado, o que los tiempos no estaban maduros. «El Señor desafía nuestra fe a realizar algo nuevo, precisamente cuando tantas cosas se están derrumbando en la Iglesia», fue la respuesta de Arnoldo.


Con el apoyo de varios obispos, Arnoldo inauguró la casa misional en Steyl (Holanda) y dio comienzo a la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino. Ya el dos de marzo de 1879 partieron los dos primeros misioneros hacia China. Uno de ellos era José Freinademetz.


Consciente de la importancia de las publicaciones para atraer vocaciones y fondos, Arnoldo estableció la propia imprenta sólo cuatro meses después de inaugurada la casa. Miles de laicos generosos dedicaron tiempo y esfuerzos a la animación misional en los países de habla alemana distribuyendo las revistas de Steyl. De esta manera, la nueva congregación se desarrolló ya desde su inicio como comunidad de sacerdotes y hermanos.


Los voluntarios que ayudaron en la casa misional no sólo fueron hombres. Prácticamente desde el comienzo, un grupo de mujeres se puso al servicio de la comunidad. Su deseo era servir a la misión como religiosas. Este deseo, los años de fiel servicio, y la conciencia de la importancia de las mujeres en las misiones, llevaron a Arnoldo a fundar la congregación de las «Siervas del Espíritu Santo» el 8 de diciembre de 1889. Las primeras Hermanas partieron hacia Argentina en 1895.


En 1896, el P. Arnoldo eligió a algunas de las Hermanas para formar una rama de clausura, las «Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua». Su servicio a la misión sería la de rezar día y noche por la Iglesia y especialmente por las otras dos congregaciones misioneras, manteniendo un servicio ininterrumpido de adoración al Santísimo Sacramento.


Arnoldo murió el 15 de enero de 1909. Su vida fue una permanente búsqueda de la voluntad de Dios, de confianza en la providencia divina y de duro trabajo. Testimonio de la bendición divina sobre su obra es el ulterior desarrollo de la misma: más de 6.000 misioneros del Verbo Divino trabajan hoy en 63 países. Las misioneras Siervas del Espíritu Santo son más de 3.800 hermanas y más de 400 las Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua.



Martirologio Romano: En Berlín, en Alemania, beato Nicolás Gross, padre de familia y mártir, que, dedicado a las cuestiones sociales, se enfrentó con un régimen contrario a la dignidad humana y a la religión y, por no querer actuar en contra de los preceptos de Dios, fue encarcelado y ahorcado, obteniendo así la participación en la victoria de Cristo (1945).

Etimología: Nicolás = Aquel que es vencedor del pueblo o de la multitud, es de origen griego.


Fecha de beatificación: 7 de octubre de 2001 por el Papa Juan Pablo II.



Nikolaus Gross, incansable periodista cristiano que batalló contra el nacional-socialismo de la Alemania nazi, fue elevado a los altares el 7 de octubre del año 2001 por el Papa Juan Pablo II, en una solemne ceremonia en la plaza de San Pedro.

Gross, nacido en Niederwenigern, cerca de Essen en 1898, tuvo una vida que combinó el trabajo duro de las minas y el trabajo intelectual del periodismo, herramienta ésta última que utilizaría para convertirse en un opositor no violento del régimen de Adolf Hitler.


Así, cuando contaba con 19 años y ya dentro del trabajo minero, ingresó al sindicato cristiano. Un año después entró al partido cristiano del Zentrum, convirtiéndose a los 22 en secretario de los jóvenes mineros.


Por ese tiempo Gross siente inquietud por el periodismo, lo que lo impulsa a colaborar en el diario del Movimiento Católico de los Trabajadores (KAB), el Westdeutschen Arbeiterzeitung. Rápidamente comienza a destacar por su talento, hasta convertirse dos años después en el director del diario.


Afincado en Colonia, Gross percibe el peligro que para Alemania significaba que el nazismo tomara el poder; por ello no duda, respaldado en su fe, en informar a sus lectores sobre las verdaderas consecuencias que un régimen de este tipo traería sobre el país.


En una de las tantas ocasiones afirmaría, "nosotros trabajadores católicos rechazamos con fuerza y con claridad el Nacionalsocialismo, no sólo por motivos políticos o económicos, sino decididamente también por nuestra postura religiosa y cultural".

Al tomar Hitler el poder en Alemania, la comunidad cristiana empieza a ser perseguida.


Sin embargo, esto no fue impedimento para que Gross continuara su labor, complementada con el apoyo mutuo que se prestó con las más influyentes e importantes inteligencias católicas contrarias al nazismo. Entre ellas destacó el sacerdote jesuita Alfred Delp y el laico Emil Letterhaus. Ambos también serían ejecutados.


Poco a poco el diario se fue convirtiendo en un obstáculo para el gobierno, siendo declarado enemigo del Estado y clausurado en 1938. Nikolaus Gross no se dejó amilanar y continuó con su tarea de anunciar a Cristo sacando ediciones clandestinas.


Esta constante oposición al nacional-socialismo, hizo que fuera encarcelado y condenado (el 15 de enero de 1945) a morir en la horca, la ejecución se realizó apenas ocho días después el 23 de enero. Para tener una referencia en la línea de tiempo podemos resaltar el hecho de que su ejecución se llevó a cabo tres semanas después del fracaso del atentado contra Adolf Hitler. Su cuerpo fue quemado y sus cenizas esparcidas por el campo.


Este hombre, que se inició como obrero, sindicalista y posteriormente periodista, tuvo muy en claro el compromiso que como católico debía asumir en la defensa de la verdad, la justicia, la paz y la solidaridad; incluso, entregando su propia vida.


Además, fue testimonio de padre y esposo, muestra de ello es la carta que desde la cárcel de Berlín-Plötzensee, enviara a su esposa e hijos dos días antes de su ejecución. En ella mostró una completa serenidad ante la muerte y una fe inquebrantable en Cristo.


Su beatificación


El domingo 7 de octubre del año 2001, en la plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II presidió la ceremonia que elevó a los altares a Nikolaus Gross, periodista que se opuso con la fe y la razón al régimen Nazi de Hitler.


Fue beatificado junto a otras seis personas. Aquel día el Papa dijo: "Con inteligencia comprendía que la ideología nacional-socialista era incompatible con la fe cristiana. Con valentía, tomó la pluma para escribir a favor de la dignidad humana y por esta convicción fue llevado al patíbulo, pero esto le abrió el cielo".



Martirologio Romano: En la ciudad de Fu’an, en la provincia de Fujian, en China, san Francisco Fernández de Capillas, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual anunció el nombre de Cristo primero en las Islas Filipinas y después en Fujian, donde, bajo la persecución de los tártaros, fue encarcelado por largo tiempo y finalmente degollado (1648).

Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa Juan Pablo II.



Nace el 15 de agosto de 1607 en Baquerín de Campos, (Palencia-España). El menor de cinco hermanos estudió, desde niño,en Palencia donde conoció a los dominicos y descubrió un primer germen de vocación. Fue en el convento de San Pablo de Valladolid donde ingresa en la Orden y profesa al tiempo que hace los estudios institucionales.

Por estos años, el ardor misionero se proyecta hacia el Nuevo Mundo y hacia los países del Extremo Oriente. Todavía siendo diácono, en 1631, con otros treinta jóvenes dominicos, embarca rumbo a México, primera etapa del viaje. Casi un año tardarán en llegar a Manila con la recia experiencia de una travesía llena de padecimientos. En la capital filipina, Fray Francisco recibe la ordenación sacerdotal a los 25 años de edad.


En Manila ejerce su vocación sacerdotal y misionera durante nueve largos años, en ansiosa espera de ser enviado a China. Otra escala en Formosa hasta que los cristianos chinos les faciliten la entrada en Fujián el año 1642. La persecución más o menos declarada a los cristianos es el ambiente en el que desarrolla su acción evangelizadora.


Fiebres cuartanas y privaciones de todo orden debilitan extraordinariamente su salud. Pero nada le detiene en su misión. La integridad de su vida, la bondad de su corazón y la entrega a su vocación hacen que los cristianos hablen de él como del “santo Capillas”. Arrestado cuando regresaba a su refugio después de atender a los enfermos, es juzgado y condenado por defender su fe y su amor a Jesucristo. Dos meses de tormentos en la cárcel desembocan en su degollación el 5 de enero de 1648.


Beatificado por san Pío Xel año 1909 y canonizado por Juan Pablo II el 2000, juntamente con 120 mártires de China. La reliquia de su cabeza se conserva en el convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid.


Perfil espiritual.


Una carta sencilla del santo a uno de sus hermanos revela, mejor que cualquier descripción, su fisonomía espiritual. Aparece su fe como elemento envolvente de toda su vida. De ella deriva la visión providencialista: “...es Dios nuestro Señor el que aquí me ha traído...” Esta convicción se ha ido consolidando con oración y reflexión,contemplándose a sí mismo ante el Dios que le ha elegido para colaborar en la extensión del reino. Todo ello le otorga una fortaleza inamovible para estar allí donde el Señor le ha enviado; de tal manera que “no bastan trazas humanas para sacarme de aquí hasta que se llegue la hora en que tiene determinado nuestro Señor Jesucristo sacarme.”


La firmeza de su fe se trasfunde a su entereza humana, a su manera de afrontar templadamente las hostilidades y provocaciones: “...viéndome todos padecer con igualdad de ánimo...”


La Voluntad de Dios es la norma de su vida. Esta actitud filial imitada de Jesús de Nazaretse manifiesta auténtica ante la adversidad , la persecución, la cárcel y la misma muerte. Su condición humana, no obstante, le hace sentirla flaqueza natural como un riesgo que él quiere superar en la ayuda de Dios: “Hace que rueguen por mí todos para que me dé Dios nuestro Señor valor, si acaso se ofrece el volver a padecer por él mayores tormentos de los padecidos y glorificarlo por la muerte, que para todo estoy dispuesto en la voluntad de nuestro Señor.”


El amor al prójimo, reverso del amora Dios, le salta a cualquier hora y momento: “... yo reparto con ellos (los encarcelados) de lo que me dan y les sirvo en lo que me mandan y me tengo por muy dichoso en eso.”


El martirio esdon de Dios que Francisco viene tejiendo día a día desde su primeriza vocación y que él mismo curte en la persecución, en las privaciones y en las enfermedades. Su preocupación por la salvación de las almas ha marcado sus pasos y señalado los caminos que él pisará a fondo por más que sean pedregosos y escarpados.


Testigo de Jesucristo y de su evangelio en palabras, acciones y vida entregada.



Hermanos Franciscanos

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