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Fundadora de las Religiosas de María Inmaculada
(Cascante [Navarra] 22.III.1847 – Madrid 26.XII.1890)

Santa, fundadora de las Religiosas de María Inmaculada (Servicio Doméstico).

Desde pequeña recibió una esmerada educación humana y cristiana. Su padre, José María López, miembro del Colegio de Abogados de Pamplona, fue su primer maestro. A partir de 1857, con el fin de completar su educación reside en Madrid, con sus tíos maternos D. Manuel María y doña María Eulalia Vicuña. Estos habían iniciado en Madrid una obra apostólica y benéfico asistencial para la acogida y educación de jóvenes sirvientas.
Vicenta María continúa sus estudios en la misma casa de sus tíos a la que asisten profesores particulares. Su tía María Eulalia le elabora una distribución del tiempo, dedicado principalmente al estudio y a las prácticas religiosas. Solía también acompañar a su tía en las visitas al “Asilo de sirvientas”. Estas visitas abren sus ojos a una realidad nueva para ella y son como la semilla de la que brotará su vocación.
Su colaboración e inclinación a trabajar en la obra iniciada por sus tíos van siendo cada vez mayores. A los 17 años, resuelta a dedicar su vida a aquel apostolado y convencida de la necesidad de fundar una congregación religiosa que garantice su continuidad, comunica la idea a su director espiritual el P. Víctorio Medrano SJ. El jesuita aprueba la idea con la consigna de dejar en suspenso la resolución para el porvenir.

En el mes de marzo de 1868 hace Ejercicios Espirituales en el Primer Monasterio de la Visitación y sale confirmada en su decisión de fundar. En el mes de mayo escribe a sus padres, para informarles de que ya no la retiene en Madrid su educación, sino el seguir la vocación. Sus padres se oponen al proyecto y la obligan a ir a Cascante, donde permanece siete meses.
Regresó a Madrid en febrero de 1869 y se dedicó por completo al desarrollo de la obra a favor de las sirvientas y a la elaboración de las Constituciones y reglas de la nueva congregación. La situación social y política retrasó el momento de la fundación pero Vicenta María con su tía María Eulalia y un pequeño grupo de señoras empezaron a hacer vida de comunidad a partir del 22 de febrero de 1871 en un piso de la plaza de San Miguel, número 8, en el que convivían con las jóvenes sirvientas acogidas.

En julio de 1875, el P. Isidro Hidalgo y Soba SJ se hizo cargo de la dirección espiritual de Vicenta María y sus compañeras. En marzo de 1876, el siervo de Dios, Dr. Ciriaco María Sancha y Hervás fue nombrado Obispo Auxiliar de la Diócesis de Toledo con residencia en Madrid e intendente general de las Órdenes religiosas.
La presencia en Madrid del Sr. Obispo Sancha y del P. Hidalgo fue providencial para el impulso definitivo de aquella obra y la fundación del nuevo Instituto.
El 11 de junio de 1876, Solemnidad de la Santísima Trinidad, D. Ciriaco María Sancha impuso el hábito religioso a Vicenta María López y Vicuña y a otras dos compañeras suyas: nacía la Congregación de Hermanas del Servicio Doméstico (el nombre actual de la Congregación, después de varios cambios es “Religiosas de María Inmaculada”). La joven fundadora vivió en aquella jornada la felicidad de ver nacer la nueva Congregación y el sufrimiento que le proporcionaba la negativa de sus padres. Un mes más tarde, el 16 de julio, fueron admitidas otras seis jóvenes.

Santa Vicenta María, respondiendo a la llamada del entonces canónigo del Pilar y más tarde cardenal, D. Antonio María Cascajares, fundó en Zaragoza (7.XII.1876) el segundo colegio para sirvientas. Antes de que se cumpliera un año de la fundación, la Madre Fundadora, abre la tercera casa en Jerez de la Frontera (2.VI.1877).
Las dificultades se van sucediendo, las nuevas vocaciones van llegando lentamente, los medios económicos escasean, Santa Vicenta María se ve afectada por la tuberculosis desde marzo de 1879, pero íntimamente persuadida de que la obra es de Dios y en Él hemos de poner nuestra confianza, no ahorró esfuerzos ni sacrificios en sus tareas de formación de las religiosas y expansión de la Congregación.

A la muerte de su madre, doña María Nicolasa Vicuña (24.XI.1883), traslada a su padre a la cada de Madrid donde vivirá hasta su muerte (5.VIII.1888).
La cuarta casa la abre en Sevilla (14.III.1885) a instancias del jesuita, P. Celestino Suárez en el convento de San Benito cedido por el Sr. Arzobispo, D. Ceferino González y García Tuñón. Tres años más tarde (1.III.1888) inaugura otra casa en Barcelona, gracias al celo y desprendimiento económico de la sierva de Dios doña Dorotea de Chopitea y Villota. La última de las fundaciones, realizada en Burgos (7.XII.1889) la siguió en todos sus detalles desde Barcelona, donde la retuvieron los trámites para la compra de un terreno para edificar la casa.
Postrada en cama por el estado de debilidad a que la había reducido su enfermedad, pronunció la formula de su profesión perpetua el 31 de julio de 1890, a las cinco y media de la mañana. Dos horas más tarde participó en la capilla de la primera celebración de este tipo que se tenía en la Congregación para recibir la profesión de nueve compañeras suyas.
En sus apuntes de Ejercicios de 1868, había escrito “si vivimos bien, la muerte será el principio de la vida”. La última etapa de su vida es de un dolor intenso y continuado, pero también de una serenidad y alegría que encuentran todo su sentido en el sometimiento a la voluntad de Dios: “¿Lo queréis Vos, Dios mío? Pues yo también lo quiero” y “Lo que Vos queráis, Señor, lo que Vos queráis, no quiero anteponer mi querer al vuestro” fueron expresiones que repitió a menudo. Eran las dos menos cuarto de la tarde del día 26 de diciembre de 1890 cuando, después de haber bendecido por primera vez a sus Religiosas, tomó en sus manos el Crucifijo y una estampa de la Virgen y, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, entregó su espíritu al Creador.
Introducida la causa para su beatificación y canonización (19.II.1915), fue proclamada beata por el Papa Pío XII el 19.II.1950 y canonizada por el Papa Pablo VI el 25.V.1975. Su fiesta litúrgica se celebra el día 25 de mayo.

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XLI Papa


San Zósimo Papa y confesor, en Roma igualmente. Era griego, originario de Misuraca. Fue electo Papa el 18 de marzo del año 417. Tenía un temperamento fuerte.

Nombró a su protegido, Patrocio de Arlés, metropolita de las provincias de Vienne y de Narbona, poniendo así bajo su control todo el clero de la Galia. Si se hubiera tomado la molestia de informarse, se habría enterado de que nadie, en esa región de Europa, quería a aquel ambicioso. De modo que, de un golpe, se granjeó el rechazo de los galos.

En Africa, apelando a decretos de los que nadie había oído hablar, exigió la rehabilitación de Apiario, un sacerdote condenado con toda justicia, de fondo y de forma. Y en cuanto a Pelagio y a Celestio, cuyos evidentes errores ni merecían ser denunciados, estuvieron a punto de convencerle de su estricta ortodoxia.

San Agustín se estremeció: ¿llegaría a cometer el papa otro error garrafal? Zósimo, no obstante, terminó condenando a Pelagio y a Celestio en su famosa Epístola tractoria.

La providencia, felizmente, puso término a «aquel reinado torpe en el que se toleró la intromisión del Estado en los asuntos internos de la Iglesia romana, anegando por un tiempo todo lo que el trabajo silencioso y prudente de sus predecesores había logrado en favor de la independencia de la Iglesia».

Murió siendo modelo de Pontífices el año 418. Extendió el uso del cirio pascual a todas las Iglesias. Defendió con más energía que prudencia el principio de los derechos de la Santa Sede.

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Por: . | Fuente: PrelaturaAyaviri.org

Mártires de Songkhon

Martirologio Romano: En el pueblo de Song-Khon, en Tailandia, beatas mártires Inés Phila y Lucía Khambang, vírgenes de la Congregación de Hermanas Amantes de la Cruz, y también Ágata Phutta, Cecilia Butsi, Bibiana Khampai y María Phon, todas las cuales, al no querer negar la fe cristiana, fueron fusiladas en el cementerio del pueblo. ( 1940)

Fecha de beatificación: 22 de octubre de 1989, por S.S. Juan Pablo II

Breve Semblanza


El cristianismo fue introducido en Tailandia en 1881 y en 1940 los fieles católicos ya eran setecientos. En los cuatro años siguientes los misioneros franceses se vieron obligados a abandonar el país que se encontraba en las garras de la guerra entre Tailandia y la Indochina francesa a continuación. Como es habitual en tales circunstancias, se consideró prioridad la unidad nacional y como peligroso un pluralismo religioso.

El pueblo de Songkhon, situado en las orillas del gran río Mekong zona fronteriza con Laos, fue escenario, en 1940, del glorioso martirio de siete cristianos nativos: Felipe Siphong Onphitak, Inés Phila, Lucía Khambang, Agueda Phutta, Cecilia Butsi, Bibiana Khamphai y María Phon.

Felipe Siphong Onphitak, padre de familia, líder de la comunidad cristiana de Songkhon en ausencia de los sacerdotes, durante el desencadenamiento de la persecución contra los cristianos fue atraído con engaños cerca del río Tum Nok y asesinado el 16 de de diciembre de 1940 por un grupo de gendarmes, él es el primer nativo tailandés que derramó su sangre por testimonio de su fe en Cristo.

El propósito de esta semblanza es ocuparse de manera particular de las seis mujeres que corrieron la misma suerte diez días más tarde, hecho conmemorado hoy por el Martirologio Romano, que cita a los santos y beatos en sus respectivos aniversarios de sus nacimientos al cielo. Aquí ofrecemos una breve información sobre cada una de ellas:
 

INÉS PHILA religiosa
Ban Nahi (Tailandia), 1909 - Songkhon (Tailandia) 26 de diciembre de 1940
Inés Phila (en el siglo Margarita) nació en 1909 en la aldea pagana de Ban Nahi, hija de Joaquín Thit Son y Ana Chum. La familia emigró hacia el cristiano pueblo de Viengkhuk, donde la beata recibió el bautismo en 1924. Su madrina fue la tía de la famosa Sor Lucía de Fátima. El 7 de diciembre, entró a la Congregación Hermanas Amantes de la Cruz en Siengvang (Laos). Dos años después el 26 de noviembre comenzó el postulantado y el 10 de noviembre 1927 con el nombre de Inés entró en el noviciado, que culminó con la profesión el 16 de noviembre de 1928. En 1932 fue enviada como maestra a la escuela de Songkhon donde fue asesinada el 26 de diciembre de 1940

LUCÍA KHAMBANG religiosa
Viengkhuk (Tailandia) 22 de enero de 1917 - Songkhon (Tailandia) 26 dicembre1940
Lucía Khambang nació en la aldea cristiana de Viengkhuk el 22 de enero de 1917, hija de Santiago Dam y María Mag Li. Fue bautizada el 10 de marzo siguiente y el 4 de junio de 1925, a la edad de ocho años, recibió el sacramento de la Confirmación y su Primera Comunión. El 3 de septiembre de 1931,entró en la Congregación de Hermanas Amantes de la Cruz. Postulante durante tres años, comenzó su noviciado el 18 de octubre de 1935, etapa que duró dos años. Realizó su profesión en Siengvang (Laos) el 15 de octubre de 1937. A principios de 1940 fue enviada como profesora a Songkhon, donde fue asesinada el 26 de diciembre de 1940,  tenía sólo veintitrés años de edad.

ÁGATA PHUTTA, joven laica
Bi Ban Keng Pho (Tailandia), 1881 - Songkhon (Tailandia) 26 de diciembre de 1940
Ágata Phutta nació en el pueblo de Bi Ban Keng Pho en 1881, su familia era pagana. Hija única, se convirtió al cristianismo cuando tenía treinta años de edad y fue bautizada y confirmada el 3 de marzo 1918 en Siengvang. Soltera, decidió ayudar en las obras misioneras por lo que colaboró en las cocinas de las misiones de Songkhon, Mong Seng, Pkasè y finalmente regresó Songkhon, donde vivía cuando fue asesinada el 26 de diciembre de 1940, tenía cincuenta y nueve años de edad.

CECILIA BUTSI, joven laica
Songkhon (Tailandia), 16 de Diciembre 1924 - Songkhon (Tailandia) 26 de diciembre de 1940
Cecilia Cecilia, hija de Amado Sinuen y Ágata Thep, nació el 16 de diciembre de 1924 en y fue bautizado después de sólo dos días. Colaboraba en la cocina de la misión, su temperamento era alegre y valiente. El día antes de su martirio, durante la reunión frente a la iglesia del pueblo ella se declaró cristiana, a pesar de las amenazas de muerte realizadas por los policías. Por ello fue asesinada el 26 de diciembre de 1940, apenas tenía dieciséis años de edad.

BIBIANA KHAMPAI, joven laica
Songkhon (Tailandia) 4 noviembre 1925 - Songkhon (Tailandia) 26 de diciembre de 1940
Bibiana Khamphai nació el 4 de noviembre de 1925 en Songkhon, hija de Benito Lon y Mónica Di. Fue bautizada y confirmada menos de dos meses después, el 28 de diciembre. Adolescente de conducta intachable, buena cristiano, asidua a los sacramentos, frecuentaba la misión Songkhon, también asesinada el 26 de diciembre de 1940, acaba de cumplir quince años de edad.

MARÍA PHON, joven laica
Songkhon (Tailandia) el 6 de enero, 1925 - Songkhon (Tailandia) 26 de diciembre de 1940
María Phon nació en Songkhon el 6 de enero 1926, sus padres fueron Juan Bautista Tàn y Catalina Pha. Fue bautizada y confirmada a solo seis días de su nacimiento. Vivía con una tía llamada María, y frecuentaba la misión local. Particularmente asidua a la Eucaristía y a los demás sacramentos, también fue asesinada el 26 de diciembre de 1940, no había cumplido aún los quince años de edad.

Ahora vamos a ver todos los eventos que llevaron a estas mujeres cristianas de Tailandia a derramar su sangre por Cristo.

A la noche siguiente el asesinato de la catequista Felipe Siphong Onphitak la noticia corrió por Songkhon, causando una gran tristeza. Los soldados, con la esperanza de la conversión inmediata de los fieles, que no evalúan la presencia de dos religiosas: Inés Phila y Lucía Khambang, quienes entendían que muy pronto llegaría también su momento para dar el supremo testimonio de su fe.

El jefe de los gendarmes era un hombre de nombre Lu, quien intentó por todos los medios de convencer a las monjas a abandonar su religión, pero falló.  La víspera de Navidad convocó a todo  el pueblo frente a la iglesia para comunicarles que tenía la orden de destruir la religión cristiana, incluso si para ello tenían que matar a los fieles. Esa misma noche las religiosas escribieron una carta a Lu declarándose dispuestas a morir antes que negar a Cristo. Lu luego regresó por la tarde del día siguiente a la Navidad, y les preguntó: "Muy bien, renuncian a su Dios, ¿sí o no?". Ellas replicaron: "No, nunca lo haremos" Lu luego las invitó a ir hacia el río, pero las hermanas Lucía e Inés, entendiendo su intención, prefirieron ser fusiladas en el cementerio. Allí, de rodillas contra el tronco de un árbol, fueron ejecutadas junto con las jóvenes Cecilia, Bibiana y María.

Fueron enterradas en Songkhon. En 1959 los restos de Felipe Siphong Onphitak fueron reunidos con los de estas mártires y en torno a ellos se ha construido un santuario.

La beatificación de estos siete mártires de Tailandia, fue celebrada en Roma por el Papa Juan Pablo II el 22 de octubre de 1989, tras que el 1 de septiembre del año anterior tuvo lugar el reconocimiento de sus heroicos martirios.

El martirologio oficial de la Iglesia Católica los conmemora por separado, el 16 de diciembre al Beato Felipe Siphong Onphitak, mientras que al 26 de diciembre recuerda a las Beata Inés Phila y Lucía Khambang, vírgenes de las Hermanas Amantes de la Cruz, y sus compañeras Ágata Phutta, Cecilia Butsi, Bibiana Khampay y María Phon, respetando así la coincidencia con sus respectivos aniversarios del martirio.

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Virgen y Fundadora de las
Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción de Ivrea

Martirologio Romano: En Rivarolo Canavese, en la provincia de Turín (Italia), beata Antonia María Verna, virgen que sintiendo en su corazón el llamado del Señor dedicó su vida a ofrecer gratuitamente instrucción y caridad y para ello fundó la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción de Ivrea ( 1838)

Fecha de beatificación: 2 de octubre de 2011, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Antonia María Verna nace el 12 de junio de 1773 en Pasquaro, pequeña localidad de la fértil y delicada llanura Canavese (en el Piamonte italiano), tierra regada por el río Orco a pocos kilómetros de Rivarolo (Turín). Sus padres son Guillermo Verna y Doménica María Vacheri, unos pobres campesinos, ella es su segunda hija y la bautizan el mismo día de su nacimiento.

Una única habitación sirve como hogar para todos los miembros de la familia, fuertemente unida y anclada a la fe y sus principios. Mamá Doménica es su primera catequista. Ya de niña asistía a la iglesia parroquial, sigue con atención las homilías y participa en las clases de catecismo y luego, una vez que regresa a su casa, enseña lo aprendido a los niños que se reúnen en torno a ella. Aprende a amar al Niño Jesús, a la Virgen Inmaculada (a la que se consagrará y que tendrá gran influencia en la fundación de su Instituto) y a San José, a quien elegirá como su especial patrono. Tres devociones que la acompañarán durante todo su caminar.

A los 15 años esta deseosa de comprender lo que Dios quiere para ella. Los padres quieren encontrarle un buen marido, pero Antonia María tiene una idea completamente diferente. Esta divergencia de las opciones le produce mucho sufrimiento. En esos tiempos de "combate espiritual" encontrará la fuerza y el coraje en la oración y después de un largo estudio con su confesor toma la decisión de consagrarse a Dios con el voto de virginidad perpetua. No sabemos exactamente dónde y cuándo hizo el voto, tal vez en la Iglesia de su país de origen, o en una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Providencia.

A causa de la insistencia reiterada para el matrimonio (de hecho no faltaban los pretendientes), Antonia María se ve obligada a dejar Pasquaro por un cierto período de tiempo. Mientras tanto las conmociones causadas por las coincidentes ideologías a la Revolución francesa del 1789 debilitan, también en Italia, el sentido religioso, reduciendo el sentido ético de la sociedad. La lava revolucionaria va invadiendo y cubriendo de naturismo y racionalismo todos los campos para proclamar con violencia los "derechos humanos", derechos que no tienen ya nada que ver con la dimensión sobrenatural, dimensión que es expulsada con agresión y odio.

El protestantismo, la Ilustración, la filosofía laicista, la masonería penetran en la urdimbre y la trama de la civilización europea. Antonia María, inteligente y con visión de futuro, se da cuenta de que ha llegado el momento de afrontar el mal, a pesar de tener tan sólo 17-18 años de edad. Su primer biógrafo, Don Francesco Vallosio, escribió: «Ella intuye la causa del mal de su tiempo: "la falta de instrucción y de una educación cristiana básica". Y así surgió en ella el pensamiento generoso de oponerse a aquel dañino río, para detener el vicio desenfrenado, disipar las tinieblas de la ignorancia, formar a los jóvenes en la virtud y llevarlos a Dios».

Después del voto de virginidad, emitido a los 15 años de edad, decide retornar humildemente a las bancas de la escuela, recorriendo a pie 8 kilómetros diariamente con tal de poner en práctica lo que tiene en su mente y que siente le ha sido dictado por el Señor. La oración y la penitencia son las armas de su impetuosa llamada: así comienza el apostolado en Pasvuaro, con simplicidad pero gran eficacia, cuidando maternalmente de los niños y los mayores. Vallosio escribe: "Con amor de madre reprocha, orar y evita que aquellos desaconsejadamente rechacen las prácticas cristianas: toda celo y paciencia para instruir a los ignorantes, reconfortar a los débiles, consolar a los afligidos, y con dulzura inefable comparte el pan del intelecto con los niños, instruyéndolos en los principios básicos de la religión".

Ahora siente que los confines de Pasquaro son demasiado estrechos para su misión y se trasladó, entre 1796 y 1800, a Rivarolo Canavese. Estos son tiempos duros y difíciles: primero los vientos de la Revolución Francesa llegaron al Piamonte, luego llegaron las campañas militares de Napoleón, la gente es cada vez más pobres, los inadaptados son cada vez más frecuentes y la delincuencia se expande como una mancha de aceite.

La nueva casa de Antonia María está constituida por una sola habitación que sirve de "templo, aula y claustro", en este local imparte una instrucción que incluye la enseñanza del catecismo y la alfabetización. Sin embargo todavía es no sacia su caridad, por tanto decide también asistir los enfermos a domicilio. Todavía esta sola, pero las tareas son muchas y no logra atenderlas todas, por ello, entre 1800 y 1802 se unen a varias compañeras (no se conocen los datos precisos), y la primera comunidad es constituida. Así surgen las Hermanas de la Caridad de la inmaculada Concepción. Para la erección canónica de la Congregación Madre Verna tuvo que atravesar muchos obstáculos. El 7 de marzo de 1828 obtuvo la Patente Real de aprobación del Instituto, ese mismo año el 10 de junio y con el apoyo del Obispo de Ivrea las fundadoras de la Congregación pudieron tomar el hábito y realizar su profesión religiosa. El 27 de noviembre 1835 recibió la aprobación eclesiástica definitiva.

Madre Verna murió el día de Navidad de 1838, dejando a sus hijas rebosante de actividad, capaz de ofrecer gratuitamente ("gratis" como la fundadora solía decir), sin reservas, y por amor de Dios, "el acceso completo a la labor de la salvación a imagen de María Inmaculada", como se indica en la Regla de la Congregación.

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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Por: . | Fuente: mariologia.org

Está bastante extendida esta advocación, en más de sesenta lugares de España, se representa en cuadros e imágenes, existen entre ellos pequeñas variantes en detalles. Salta a la vista que esta advocación se relaciona con el nacimiento de Jesús, aunque no es la única, pues, también lo están, por ejemplo, la Virgen de la Expectación, la Virgen de la Leche, etc...

En España está extendida esta advocación de manera especial por el Sur de la península, puede justificarse en el hecho que la tradición atribuye a Osorio, obispo de Córdoba, en la primera mitad del s.lV, quien trajo al regreso del Concilio de Nicea, una imagen mariana que recordaba el nacimiento de Jesús en Belén. Así se estableció en Córdoba esta devoción.

Más tarde en el s.XlV se encontró en la misma ciudad una pintura de Nuestra Señora de Belén, que llegaría a ocupar, pasados los años, el lugar de honor de la capilla del eremitario, como Patrona de las Ermitas de Córdoba.

Muchas de las imágenes de la "Virgen de Belén" se propagaron gracias a la influencia franciscana, pues, el Misterio de la Navidad se ha celebrado especialmente desde que los Franciscanos difundieron su culto .Muchas de ellas reciben culto en alguno de los conventos de alguna rama femenina de la Orden de S. Francisco, así lo podemos comprobar en nuestra diócesis, pues, hay una imagen de la Virgen de Belén en el convento de las MM. Concepcionistas de Clausura de Ponferrada.

En Espala la "Virgen de Belén" fue elegida desde el año 1688 como Patrona de la real Congregación de Arquitectura. Posteriormente hacia 1950 se escogió como Patrona del Ministerio de la Vivienda.

Al contemplar el misterio de Belén, vemos las grandes necesidades por las que pasó la Sagrada Familia aquella noche tan esperada y al mismo tiempo tan desapercibida para la mayoría de la gente, pero no por eso carente de unas grandes lecciones de humildad; podemos decir con unos versos de una canción popular brasileña:
"Enséñanos a ser pequeños y pobres,
a no tener ambiciones de nada,
a vivir para los demás,
a ser mensajeros de gozo y esperanza".

Aprendidas las silenciosas y elocuentes lecciones que brotan de la contemplación de Belén, tenemos que agradecer a María lo que nos dio aquella noche; seguimos con la citada canción:
"Gracias por habernos dado a Jesús en esta noche,
por habernos dado el pan que nos falta,
por tu silencio que recibe y medita
y hace brotar en nosotros la Palabra".

Alguien ha sugerido que la "Virgen de Belén" puede ser invocada como protectora de las campañas antiabortistas, que pretenden proteger y favorecer el nacimiento de tantas criaturas que vienen por el camino de la vida y que causas injustificables y denigrantes, tapaderas de conciencias egoistas y materialistas no les dejan arribar a puerto.
El calendario mariano celebra la fiesta de la "Virgen de Belén" el mismo día de la Natividad de Nuestro Señor.

Oración a la Virgen de Belén
Madre Santa de Belén,
hija de Dios Padre,
ayúdanos a ser buenos cristianos
creciendo como testigos fuertes de la fe.
Madre de Jesús
a quien tienes en tus brazos,
ayúdanos a llevarlo a todos los hermanos,
especialmente a los pobres, enfermos y sufrientes,
siendo heraldos de la esperanza.
Virgen de la Casa del Pan,
Esposa del Espíritu Santo,
consíguenos el don de la caridad
para ser constructores de la caridad
para ser constructores de la unidad
en la justicia, el trabajo y la paz.
Madre de Belén,
bendicie nuestras vidas,
llévanos al Cielo.
Amén.

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Por: . | Fuente: Santopedia.com

Cofundadora de la Congregación de las
Hemanas del Divino Salvador

Martirologio Romano: En Roma, beata María de los Apóstoles (María Teresa) von Wüllenweber, virgen, alemana de origen, que, inflamada por el ardor misionero, fundó el Instituto de las Hermanas del Divino Salvador, en Tívoli, del Lacio (1907)

Fiestá Litúrgica: 5 de Septiembre (en Italia y Alemania)

Teresa Wüllenweber nació en el castillo de Myllendonk, Alemanía, el 19 de Febrero de 1833, siendo sus padres el Barón Thedoro Wüllenweber y la Baronesa Elizabeth Lefort.

Cronología

1848 – 1850
2 años en el Internado de la Benedictinas en Lieja (Bélgica)

1850 – 1857
7 años en Myllendonk (Alemania) Misiones parroquiales

1857 – 1863
6 años en la Congregación del Sagrado Corazón; votos temporales

1863 – 1868
En Myllendonk 3 semanas en convento de la Visitación

1868 – 1871
Con las Hermanas de la Adoración Perpetua; noviciado

1871 – 1876
Myllendonk; voto misionero privado; arrienda Neuwerk

1876 – 1882
Instituto Santa Bárbara dirigido por ella; compra Neuwerk

1882
Bajo la dirección del P. Jordán; sigue en Neuwerk

Tras largos años de búsqueda, descubre que en Alemania se necesitan nuevas fundaciones para enfrentar el Kulturkampf; lucha contra la religión.

Alquila un convento en Neuwerk y comienza una fundación de “hermanas Misioneras Alemanas”

Cuando oigo hablar sobre las misiones
Experimento en mi interior una verdadera urgencia
Un amor y un anhelo que
De otro modo son desconocidos para mi…


La gente del pueblo pensaba que el convento debía convertirse en hospital.

Teresa pensaba que debía servir para todo uso bueno De hecho lo primero que recibió fueron niñas huérfanas y niños pobres. El párroco escribió unos estatutos para que todo funcionara. Teresa insistía en normas conventuales.

Las jóvenes que llegaban lo tomaban como algo de paso. El alcalde quería que fuera un hospital. Empresarios querían que fuera para sus empleadas en dificultad. O sea que todo el mundo metía la cuchara en el asunto.

Desde Suiza, las Hijas del Divino Amor, hicieron un contrato de colaboración, pero hubo de romperse

También estuvo en negociaciones con el Verbo Divino (Arnold Janssen), misioneros, pero tampoco llegó a cuajar.

Hemos despachado hasta aquí en pocas líneas los 50 primeros años de vida de Teresa, aunque ella veía que “el hecho de que sus esfuerzos fueran compensados con un modesto resultado, era una prueba difícil y humillante, que aceptaba como la voluntad de Dios”.

El 12 de abril de 1882 leyó una nota en una revista con el siguiente contenido: “Sociedad Apostólica Instructiva (SAI): fundada en Roma por Juan Bautista Jordán con dos sacerdotes: Bernhard Lüthen y Friedrich von Leonhardi. El propósito: extender, proclamar y fortalecer la fe católica en todas partes del mundo en el espíritu de los Apóstoles. Los miembros se dividen en tres grupos:

  1. Sacerdotes y laicos: aquellos que lo dejan todo, según el ejemplo de los apóstoles y se dedican exclusivamente al propósito de la Sociedad.
  2. Hombres instruidos que, sin dejar su ocupación, contribuyen a los esfuerzos científicos o literarios de la Sociedad;
  3. Todos los que se esfuerzan por cumplir sus deberes en el espíritu de la Sociedad”.

Jordán visitó a Teresa el 4 de julio: “Me dio la impresión de ser un humilde, verdadero, celoso apóstol (se quedó tres días) mi primer y único deseo es pertenecer a esta Sociedad siempre más estrechamente hasta mi muerte. Amado Dios, ¡gracias a ti por siempre!”

A los pocos días escribió la siguiente poesía con la melodía latina de “O Sanctissima”:

Oh santa, venerable única Sociedad!
Apostólica, celosa por las almas, noble Sociedad!
Crece firmemente, multiplícate,
difúndete por todas partes!
abarca y renueva el universo!
Atrae hacia ti pastores de almas, atrae maestros, educadores,
mujeres consagradas -Oh, condúcelos y guíalos a todos ellos!
Recristianiza la patria; evangeliza a los infieles;
protege a los niños huérfanos -
Oh, enséñales e instrúyelos a todos ellos!
Motiva a los padres a la fidelidad,
a las madres, a la santa formación de los hijos,
a los administradores públicos a la honradez -
llámales a la santidad a todos ellos!
Imparte la verdadera sabiduría a los doctos;
dale profundidad a las artes;
consagra y transforma el mundo del trabajo.
Oh, hazlo... hazlo!
Ilumina a tus propios líderes,
enciéndeles el corazón y el alma
de modo que, realmente, no busquen sino sólo a Jesús!
Oh santa, venerable, única Sociedad!
Apostólica, celosa por las almas, noble Sociedad!

5 sep de 1882:
“Por la presente prometo, con pleno conocimiento de lo que estoy haciendo, obedecer al P. J. B. Jordán, Fundador de la Sociedad Apostólica Instructiva, en todo lo que es conforme a la ley y vivir en espíritu de pobreza, como también de acuerdo a la santa castidad. A través de este compromiso mío me propongo comprometerme con el P. Juan Bautista Jordán provisionalmente por un año a ser contado a partir de la fecha de hoy.”

Fundación Santa Bárbara en Neuwerk. Radicalidad de Teresa:

“El día 6… ante notario, di mi convento y las tres casas a la Primera Orden, a los tres Fundadores”.

Y trabaja distribuyendo la revista “Missionär” = El misionero, otras publicaciones, así como la Liga Angélica con niños y vendiendo “piedras de construcción”, para recaudar fondos.

En mayo del 83 Jordán visita Neuwerk, anima a las Hermanas, y Teresa escribe “Hice votos perpetuos”.

En Neuwerk sigue trabajando durante unos años hasta que Jordán la llama para ir a Tívoli, cerca de Roma para comenzar con la actual rama femenina de las Salvatorianas. Se desprende fácilmente de la casona de Neuwerk y sale con ánimo para Roma el 21 de noviembre de 1888.

A excepción de María, ninguna de las Hermanas había estado lejos de su pueblo natal. Les costó adaptarse y casi cada día había alguna que estaba enferma.

“La congregación de las Hermanas será grande, si está cimentada en la cruz, no desistan, el Señor ayuda”, les escribió Jordán.

Llegadas a Roma con varias candidatas de Munich que se incorporaron en el trayecto, se prepararon con unos retiros para recibir el hábito el 8 de Diciembre, quedando fundadas las salvatorianas. Teresa von Wüllenweber, cambió su nombre por María de los Apóstoles. En total eran 5 Hermanas. Jordán les invitó a ser santas.

El 25 de marzo del 89, con dispensa especial, pudo hacer la madre María sus votos perpetuos, por su preparación y porque estaba destinada a ser madre superiora.

Escribe en su diario:

“Debo estar muy agradecida, porque mi vida está completa con el fin de vivir enteramente una nueva vida hasta la muerte para darme totalmente a la Sociedad, venga lo que sea. Hacer todo de acuerdo al espíritu del Fundador”


Durante los primeros meses no tuvieron grandes dificultades económicas, pues el padre de María vendió los muebles de Neuwerk y otras pertenencias y pudo seguir ayudando a su hija.

En estos primeros momentos el P. Lüthen era el confesor ordinario de las Hermanas, dándoles a la vez conferencias sobre la santa regla y clases de italiano. Los padres Otto y Thomas también ayudaron mucho.

A finales de 1890 podían salir algunas Hermanas como misioneras para Assam, en la India, a fin de acompañar a los padres que ya llevaban allá unos meses.

María estaba contenta por ello, dado su espíritu misionero.

El tiempo en Tívoli era dedicado especialmente a la formación y al apostolado con los niños y los pobres.

Bastantes Hermanas estuvieron enfermas y algunas murieron. La casa se llenó con más de 50 candidatas. Era hora de pensar en ir a fundar a Roma (lo cual estaba prohibido por el momento).

En 1893 son enviadas 3 Hermanas muy jóvenes a Ecuador.

La experiencia les dicta que deben prepararse mejor como maestras, y se funda una institución para ello.

Entra el tifus, terrible enfermedad, en la casa y mueren varias Hermanas jóvenes. Varias tienen que salir de Tívoli para no contagiarse y es el momento de ir a Roma, aunque no son aceptadas de forma definitiva en la ciudad.

Se comenta de ella, que en el trato con las jóvenes fue siempre amable, y que la trataban como una compañera más que como una superiora.

Aunque el guión de superioras de entonces exigía ser duras, y exigir con frecuencia humillaciones, que probaran a las candidatas, sin embargo supo disculparse cuando a alguna por esos motivos se le salían las lágrimas.

“La superiora debe ser como un saco cargado sobre un asno, que no le importe si la suben o bajan, así debe ser una superiora. Si le dan el cargo o se lo quitan, debe ser lo mismo para ella”.

En 1894 se pueden establecer de forma definitiva en Roma.

Además de las propias tareas de formación, se dedican a dar catequesis en una parroquia cercana y a atender a menesterosos en un centro cercano.

El 30 de mayo del 95 son enviadas las 3 primeras Hermanas a Estados Unidos. Fueron creciendo tanto que era difícil encontrar trabajo para todas en Roma.

Testamento de la Madre María:

“Espero confiadamente
que mis buenas hermanas orarán mucho por mi
y continuarán trabajando con santo celo
por la propia santificación, deseosas de hacer al prójimo el verdadero bien
adheridas al espíritu del Fundador
de la Sociedad del Divino Salvador”. (antes de 1903)

Por ese entonces ya eran más de 150 religiosas, y habían sido reconocidas oficialmente en Roma, y M. de los Apóstoles escribe:

“Las cosas ahora han cambiado, querida. Algunas veces llegan veinte cartas en un día y necesitan respuesta. Puesto que nuestra Congregación ha crecido, también debe crecer nuestro espíritu de sacrificio y un verdadero amor interior debe unirnos estrechamente, de modo que ni la desconfianza ni el resentimiento se arraiguen entre nosotras”.

En diciembre de 1905, a pesar de su edad y sus achaques fue reelegida como Superiora General por unanimidad, queriendo mostrar así el amor hacia ella y la unidad congregacional.

El 25 de diciembre de 1907, fiesta de Navidad, muere rodeada de Hermanas y de Salvatorianos en gran paz.

Como resumen de la vida de María de los Apostoles podemos decir que:

Buscó siempre la voluntad de Dios, No se desanimó en tiempos de oscuridad y de cruz. Amó mucho a la Iglesia y a la gente sencilla. Fue una intrépida misionera junto con Jordán,

No pudo salir a países lejanos a misionar, pero envió a jóvenes religiosas a hacerlo, y comprendió que la misión está cerca de casa y lejos de la misma.

Su carácter fue sencillo y afable, su conversación amigable y espontánea, su forma de vida –aún siendo baronesa- sencilla, pobre y abnegada. Su entrega: radical, constante y perseverante.

Fue beatificada el 13 de octubre de 1968 y su fiesta lítúrgica se celebra el 5 de Septiembre

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Santa Adela, como Santa Irmina, era hija de Dagoberto II.

Se hizo monja a la muerte de su marido Alberico. Muy probablemente esta Adela sea la viuda Adula que, entre los años 691 y 692, vivía en Nivelles con su pequeño hijo, el futuro padre de San Gregorio de Utrecht.

Adela fundó un monasterio en Palatiolum, la actual ciudad de Pfalzel, cerca de Tréveris; fue la primera abadesa del mismo y lo gobernó con prudencia y santidad durante muchos años.

Parece ser que Adela se encontraba entre los discípulos de San Bonifacio, y una de las cartas que figuran en la correspondencia de este santo, firmada por la abadesa Aelfleda Whitby y dirigida a una abadesa Adola, pertenecía indudablemente a Santa Adela.

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BEATO BARTOLOMÉ MARÍA DAL MONTE nació en Bolonia 3 de noviembre de 1726 hijo de Horacio Dal Monte y Anna María Bassani. A la edad de seis años y medio recibió la Confirmación de manos del Cardenal Prospero Lambertini, Arzobispo de Bolonia, quien luego fue el Papa Benedicto XIV. Aun cuando la fecha de su Primera Comunión es desconocida, las intenciones religiosas del muchacho han sido conservadas, ya que dio una dimensión de Eucarística a su vida entera.

Fue un muchacho de inteligencia viva y temperamento alegre, recibió una educación completa en humanidades en el Colegio Jesuita Santa Lucia. Pero su vocación sacerdotal encontró la oposición amarga de su padre que deseaba que su hijo fuera banquero. Su inclinación misionera fue animada por una reunión con San Leonardo de Puerto Mauricio quien confirmó la opción sacerdotal del joven. Recibió la Ordenación Sacerdotal el 20 de Diciembre de 1749.

El nuevo sacerdote fue obligado a posponer sus compromisos pastorales durante dos años, ya que el Vicario General le había pedido que completara sus estudios. Él los terminó brillantemente ganando un doctorado en teología. Después de pasarse sus primeros años aprendiendo el arte de predicar en la escuela de los más famosos predicadores de aquel tiempo, Fray Bartolomé María empezó un extraordinario ministerio de misiones populares.

Su actividad no se limitó a las parroquias de Bolonia: a pesar de salud delicada, él celosamente invirtió todos los 26 años de su vida generosa sacerdotal predicando en por lo menos 62 Diócesis, en centenares de misiones populares, retiros Cuaresmales y ejercicios espirituales para el clero, religiosas y el pueblo laico , realizando milagrosas conversiones y provocando muchas reconciliaciones grupos antagónicos. Cuando las consecuencias dañinas de ciertas ideas influenciadas por el Jansenismo se estaban extendiendo, las "misiones" se volvieron talleres intensivos de instrucción religiosa con evangelización sistemática para todos los creyente.

Llegó a ser conocido como "el misionero de la discreción". Su vida se medeló en el ministerio del propio Cristo: intransigente en la proclamación de la verdad pero dando la bienvenida y misericordia a los pecadores. Como un sacerdote entregado totalmente a Dios se dedicó a la salvación de almas, él era una imagen viviente de Aquel que es "rico en misericordia" (Ef. 4:2), y era muy devoto a María, Madre de Misericordia.

Agotado por su incesantes labores apostólicas, durante su última misión, dos meses antes de su muerte, exclamó proféticamente: "Voy a morir en Bolonia en Nochebuena". El 24 de Diciembre de 1778 serenamente entregó su espíritu dejando esta vida para celebrar la Navidad en el cielo. Todo el Bolonia lo lamentó profundamente. Desde 1808 sus restos mortales han descansado en la capilla de Nuestra Señora de Paz en la Basílica de San Petronio en Bolonia.

Fue beatificado en Bolonia por Su Santidad Juan Pablo II el 27 de Septiembre de 1997.

traducido por Xavier Villalta

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Por: Cristina Huete García // Alban Butler | Fuente: hagiopedia.blogspot.com // Vida de los Santos

Fundadora

Martirologio Romano: En Comonte, cerca de Bérgamo, en Italia, santa Paula Elisabet (Constanza) Cerioli, la cual, después de la muerte prematura de sus hijos, y habiendo enviudado, fundó el Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia, para cuidar de la educación de niños analfabetos y huérfanos sin recursos, y conducirlos con materno gozo hacia Dios († 1865).

Fecha de beatificación: 19 de marzo de 1950 por el Papa Pío XII
Fecha de canonización: 16 de mayo de 2004 por el Papa Juan Pablo II

Breve Biografía


Costanza Onorata Cerioli nació en Soncino (Cremona), en el seno de la noble y rica familia Cerioli. Fue educada por las Hermanas de la Visitación, de Alzano. Aunque se sentía inclinada hacia la vida religiosa, aceptó la decisión de sus padres y se casó en 1835 con Gaetano Buzecchi-Tassis, que tenía 58 años y ella 19. Se fue a vivir a Comonte y aquí tuvo cuatro hijos; pero tres de estos murieron siendo niños. Esto fue para Constanza un duro golpe y llevó con paciencia la prueba y pudo comprobar que la distancia de edad con su marido era excesiva como las diferentes sensibilidades religiosas.

Su marido estaba espiritualmente alejado. Pero ella siempre fue dulce y amable con él hasta su muerte en 1854, que la dejó heredera de una gran fortuna. Dedicó todo su cariño al hijo que le había quedado, Carlo. En esta relación puso en juego toda la original riqueza de su método educativo, que le servirá más adelante como instrumento valioso para su apostolado. Pero su hijo murió a los 16 años. Entonces entró en una crisis existencial, en la que sólo la sostuvo la fuerza de la fe y la ayuda espiritual de dos obispos de Bérgamo.

Su mininsterio se debió a una frase casual del cura de la parroquia de Constanza. Desde el momento en que la escuchó, la rica viuda se llevó a vivir a su casa de Comonte, en Seriate, población de la Lombardía, a dos niños sin padres y formuló la determinación de dedicar su persona, sus medios y energías, al bienestar de los huérfanos y las huérfanas, hijos de campesinos especialmente, los que debían ser educados y adiestrados para la existencia y el trabajo en los campos.


Su primera ayudante, a la que consideró siempre como su mano derecha, era Luisa Corti. Sus consejeros y amigos fieles fueron el canónigo Valsecchi y el obispo de Bérgamo, Mons. Speranza. Por el otro lado estaban los que la consideraban "loca", como se lo dijo el obispo, a lo que ella repuso: "Es verdad que lo estoy; tengo la locura de la cruz". No pasó mucho tiempo sin que se le ofrecieran nuevas manos para ayudar en la obra y, en 1857, Constanza Cerioli hizo sus votos religiosos y tomó el nombre de Paula Isabel; a los pocos meses, el Instituto de la Sagrada Familia fue aprobado. Aumentó y prosperó con tanta rapidez que, en cinco años, se realizó la segunda parte del proyecto de la hermana Paula: una rama de hermanos de la misma congregación para que se hiciesen cargo de los huérfanos, que se estableció en Villa Campagna, cerca de Soncino, bajo la dirección de Juan Capponi, un alto empleado del hospital de Leffe.

Escribió personalmente las Constituciones de ambos Institutos que fueron aprobadas por el obispo de Bérgamo. Murió a los 47 años de una enfermedad cardiaca.

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El 3 de noviembre de 1534 el parlamento inglés declaraba que el rey era la cabeza suprema de la iglesia en Inglaterra. Resultaba así oficializado, ejecutado y obligatorio para todos los súbditos de la corona el cisma entre la iglesia anglicana y la católica.

A los religiosos no les quedaba otra alternativa que la de elegir una de estas tres posibilidades: jurar fidelidad al rey y abandonar la vida religiosa, refugiarse en el extranjero o afrontar la cárcel con gran probabilidad también de muerte. El Padre John Stone, del convento agustiniano de Canterbury, tomó la decisión más coherente con su fe cuando el 14 de diciembre de 1538 un agente regio se presentó a la puerta del convento con la orden de cerrar la casa religiosa y hacer firmar a los miembros de la comunidad el prescrito juramento de fidelidad. Muchos se sometieron por temor. El P. John, no.

Encarcelado inmediatamente, compareció ante el primer ministro Thomas Cromwell. Se intentó persuadirlo para que diera su asentimiento a la nueva normativa, pero nada ni nadie consiguió convencerlo. Es más, durante los doce meses de prisión que siguieron a su captura, por su espontánea voluntad quiso añadir ulteriores penitencias a los ya numerosos sufrimientos que le eran infligidos para así tener la fuerza de permanecer fiel a Cristo en el momento del testimonio supremo. La sentencia con la que se cerró el proceso era apremiante: el “papista” fue condenado a sufrir la pena capital.

El 27 de diciembre de 1539 una procesión lenta y lúgubre se movió por las calles de Canterbury. El Padre John, atado sobre un enrejado movido por un caballo, fue conducido a través de la ciudad hasta una colina fuera de las murallas, y allí fue ahorcado. A continuación, siguiendo la inhumana costumbre del tiempo, fue despedazado y sus restos cocidos en una caldera.

En el libro contable del camarlengo de Canterbury aparece la lista de los gastos a cargo de la caja común efectuados para pagar la madera utilizada en la construcción del patíbulo y la adquisición de la cuerda: «Pagado por media tonelada de madera para una horca en la cual ajusticiar al fraile Stone: 2s 6d.».

Beatificado por León XIII en 1886, Pablo VI el 25 de octubre de 1970 lo canonizaba junto con otros treinta y nueve mártires ingleses, sacerdotes, religiosos y laicos, hombres y mujeres, todos ellos sacrificados por la defensa de la verdad y de la unidad de la Iglesia.

Para ver más sobre los 40 mártires en Inglaterra y Gales haz "click" AQUI

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Presbítero

Martirologio Romano: En São Paulo, Brasil, san Antonio de Santa Ana Galvao de França, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que se dedicó con gran fruto al ministerio de la predicación y de la penitencia, y fundó el Retiro de la Luz (Recolhimento da Luz), en donde dirigió con gran discreción espiritual una comunidad de Hermanas. ( 1822)

Fecha de canonización: 11 de mayo de 2007, por S.S. Benedicto XVI

Nació en 1739 en Guaratinguetá (Estado de São Paulo), ciudad que en aquel tiempo pertenecía a la diócesis de Río de Janeiro. Con la fundación de la diócesis de São Paulo, en 1745, Galvão vivió prácticamente sólo en esta diócesis, desde 1762 hasta 1822.

Su familia era profundamente cristiana. Su padre, Antonio Galvão de França, pertenecía a la tercera Orden Franciscana y del Carmen, y era conocido por su gran generosidad; su madre, Izabel Leite de Barros, murió con fama de mujer caritativa.

Antonio vivió, con sus diez hermanos, en una casa cómoda y lujosa, pues sus padres gozaban de prestigio social e influencia política. A la edad de 13 años, su padre lo envió a estudiar al seminario de los padres jesuitas, en Belém, donde ya se encontraba su hermano José. Permaneció allí de 1752 a 1756, haciendo notables progresos en el estudio y en la práctica de la vida cristiana. Quería entrar en la Compañía de Jesús, pero su padre, preocupado por el clima antijesuita impulsado por el gobierno del marqués de Pombal, lo convenció a irse con los padres franciscanos, que tenían un convento en Taubaté, no muy lejos de Guaratinguetá.

El 15 de abril de 1760, a los 21 años, entró en el noviciado del convento de San Buenaventura, en la aldea de Macacu, en Río de Janeiro. Durante su formación se distinguió por su piedad y su celo, y era un dechado de virtudes, hasta tal punto que en el libro de los religiosos brasileños se leen palabras muy elogiosas sobre él. El 16 de abril de 1761 emitió la profesión solemne y, con un juramento que entonces pronunciaban los franciscanos, también se comprometió a defender el título de "Inmaculada" de la Virgen.

El 11 de julio de 1762, apenas un año después de su profesión religiosa, sus superiores lo admitieron a la ordenación sacerdotal, pues reconocieron que eran suficientes los estudios teológicos que había hecho anteriormente. Fue un signo evidente de la confianza que depositaban en el joven clérigo, al que destinaron al convento de São Paulo, donde perfeccionó sus estudios filosóficos y teológicos. Terminados los estudios en 1768, fue nombrado predicador, confesor y portero del convento. Este ultimo oficio le permitió entrar en contacto con la gente y hacer un intenso apostolado. Continuamente escuchaba y aconsejaba. Era un confesor muy estimado.

Entre 1769 y 1770, por una circunstancia providencial, fue nombrado confesor de un "Recolhimento" (casa de retiro donde se reunían muchachas piadosas y temerosas de Dios para vivir como religiosas) en São Paulo. Allí encontró a sor Helena Maria del Espíritu Santo, religiosa que tenía visiones en las que Jesús le pedía que fundara un nuevo "Recolhimento". Fray Antonio, con la ayuda de personas sabias, estudió sus mensajes y llegó a la conclusión de que eran de origen sobrenatural. El 2 de febrero de 1774 se procedió a la fundación de la nueva casa, que se llamó "Recolhimento" de Nuestra Señora de la Concepción de la Divina Providencia. El 23 de febrero de 1775 murió repentinamente sor Helena Maria, y fray Antonio debió asumir la responsabilidad de guiar a las "recogidas". A pesar de las presiones políticas que tuvo que afrontar inmediatamente después de su fundación, la comunidad salió adelante y aumentó. Fray Antonio redactó un Estatuto para ellas una especie de guía de vida interior y de disciplina religiosa, en el que plasmó sus características como futura institución eclesiástica. Años más tarde, precisamente en 1929, el "Recolhimento" se incorporó a la Orden de la Inmaculada Concepción.

En 1781 el santo franciscano fue nombrado maestro en el noviciado de Macacu, en Río de Janeiro, pero el obispo de São Paulo, que no quería privarse de un religioso tan virtuoso y amado por su gente, no le permitió marcharse. En 1798 fue nombrado guardián del convento de San Francisco, en São Paulo, y reelegido en 1801. Prodigándose incansablemente por su pueblo con verdadero espíritu evangélico, fray Antonio desempeñó numerosas actividades al servicio de su Orden y de la Iglesia, entre las que figuran la de definidor de la provincia de la Inmaculada Concepción, visitador general y presidente del capítulo. Falleció el 23 de diciembre de 1822. Sus restos mortales descansan en la iglesia del "Recolhimento da Luz".

El Papa Juan Pablo II lo beatificó el domingo 25 de octubre de 1998, en la plaza de San Pedro. Fue canonizado por Benedicto XVI en São Paulo, Brasil, el 11 de mayo de 2007, siendo el primer santo nacido en tierras brasileñas.

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Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net

Pablo Meléndez Gonzalo, padre de familia numerosa, abogado y periodista, había nacido en Valencia (España) el 7 de noviembre de 1876. A los 14 años perdió a su padre. Desde ese momento, dedicó el tiempo disponible que le dejaba la escuela para ayudar a su madre y a otros 6 hermanos menores que él.

Dios le concedió una vida espiritual intensa, profunda, sincera. A los 15 años ingresó en las congregaciones marianas, y pronto pudo participar en los grupos de Adoración nocturna. Además, su amor a Dios le llevaba a amar a los demás, especialmente a los enfermos (con frecuencia iba a visitarlos). Todo lo hacía con la fuerza que le daba su continuo contacto con Jesús: iba a misa y recibía la comunión diariamente.

Estudió derecho en la Universidad de Valencia y obtuvo excelentes notas. Pero ello no le apartó de sus convicciones: sus compañeros y profesores notaron en seguida la fe profunda y el compromiso que Pablo tenía con la Iglesia. Por esa fe y esa convicción participó activamente en la Juventud Católica, de la que llegó a ser presidente para la zona de Valencia.

Terminados los estudios, empezó a trabajar como abogado. También fue un buen periodista. Con el tiempo, llegó a ser director del periódico “Las Provincias”.

El 25 de enero de 1904 se casó con Dolores Boscá. Dios bendijo a los esposos con 10 hijos: Pablo, Antonio, Alberto, Rafael, Carlos, María Teresa, María de los Desamparados, María Luisa, Josefa y María Dolores.

También participó en política, como miembro de la Liga católica, y ocupó algunos cargos públicos en su ciudad. Por eso, era conocido su compromiso por defender la moralidad pública y la libertad religiosa de la Iglesia. En la España de aquellos años este compromiso público podía ser muy peligroso, más en una Valencia en la que se notaba una especial hostilidad de algunos contra todo lo que “oliese a incienso” (como se decía despectivamente de la gente de la Iglesia).

Los hechos se precipitan a partir de 1931. La tensión política es muy alta en los años iniciales de la II República española. En 1934 se produce un primer intento, fracasado, de revolución izquierdista. Pero el ambiente sigue sumamente tenso, una tensión que culmina en julio de 1936 con el inicio de la guerra civil española.

Pablo Meléndez se encuentra, ese mes de julio, en un pueblo de la provincia, Paterna. La zona queda bajo gobierno de las autoridades republicanas y de los comités comunistas y revolucionarios, que no dudarán en poner en marcha una persecución sistemática contra muchos católicos.

Pablo sufre un primer registro como sospechoso, pero no es arrestado. Se traslada a la ciudad de Valencia. No le resulta posible buscar un escondite, pues tiene que proveer de atención médica a uno de sus hijos, Carlos, que está gravemente enfermo. Algunos le ofrecen ayuda para escapar, pues saben que su vida corre peligro, pero Pablo se niega: antes está el cuidado de su hijo.

Pasados algunos meses, el peligro se hace realidad. El 25 de octubre, hacia las 6 de la tarde, llegan a arrestarle. Se lo llevan con uno de sus hijos, Alberto. Uno de los que le detiene pregunta: “¿es usted católico?” Pablo Meléndez contesta con seguridad: “soy católico, apostólico y romano”.

La orden de arresto viene del Gobierno civil de Valencia, a petición del Consejo provincial de Vigilancia popular antifascista, y con un motivo sumamente concreto: Pablo Meléndez era conocido como persona comprometida con su fe católica.

Pasa a la cárcel, y allí parece sentirse algo seguro, aunque todo puede cambiar en un instante. Un compañero de prisión le pregunta si cree que saldrán vivos. Pablo le responde: “si la Providencia nos destina para mártires nos fusilarán, y si no, quedaremos libres”. Otro de los compañeros de prisión le escucha decir lo siguiente: “estamos aquí pues Dios lo ha permitido, en sus manos estamos. He ordenado a mi familia que no haga gestiones para conseguir mi libertad. Sólo pido al Señor me dé su amor y gracia, y esto me basta”. Esa última frase le gusta mucho. La repite cuando le informan que su hijo Carlos acaba de fallecer.

Se acerca la navidad de 1936. Para todo cristiano, una fiesta grande. Pablo Meléndez no sabe, quizá, que va a celebrar esa fiesta en el cielo, acompañado por sus hijo Alberto y Carlos.

El día 24 de diciembre, en la madrugada, sacan de la cárcel a Pablo y a Alberto, y los fusilan con rapidez. A la familia les dicen que los han puesto en libertad. Una de las hijas, sin embargo, sospecha lo que acaba de ocurrir. Va al cementerio, y encuentra los cadáveres de su padre y de su hermano, acribillados por las balas.

“Estamos aquí porque Dios lo ha permitido”. La vida y la muerte pertenecen a Dios, aunque a veces los hombres sienten que son ellos quienes deciden y escriben la historia. La historia terrena de Pablo Meléndez y de su hijo terminó así, en vísperas de la Navidad.

No resulta fácil comprender por qué Dios permitió su muerte, por qué privó a una familia numerosa de aquel padre que tanto amaba a los suyos. Desde la fe sabemos, sin embargo, que Pablo no dejó a los suyos: Dios lo acogió en su seno. Desde el cielo, supo seguir cerca de la familia, cerca también de todos los que seguimos en camino hacia la Casa del Padre.

La Iglesia ha sabido reconocer su fidelidad al amor y nos lo presenta como ejemplo para nuestra vida diaria. Fue declarado beato por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.

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Mártires

Martirologigo Romano: Conmemoración de los santos Queremón, obispo de Nilópolis, y otros muchos mártires en Egipto, que durante la persecución bajo el emperador Decio, parte de ellos, dándose a la fuga, erraron por lugares solitarios y sucumbieron, algunos, ante las fieras, otros, consumidos por el hambre, el frío y la enfermedad, y el resto, finalmente, exterminados por los bárbaros y los ladrones, y así todos, con muerte distinta, fueron coronados con la gloria del martirio († c. 250).

Breve Semblanza


San Dionisio de Alejandría, en su carta a Fabiano de Antioquía, hablando de los cristianos egipcios que padecieron en la persecución de Decio, cuenta que muchos fueron arrojados al desierto, donde murieron de hambre, de sed, de insolación, o perecieron atacados por las fieras o por hombres no menos feroces.

Otros muchos cristianos fueron vendidos como esclavos; cuando escribía San Dionisio, muy pocos habían sido rescatados.

El santo menciona en particular al anciano obispo de Nilópolis, Queremón, quien había ido a refugiarse a las montañas de Arabia con otro compañero y a quien nadie había vuelto a ver.

Los cristianos los buscaron, pero no lograron encontrar ni siquiera los cadáveres.

El Martirologio Romano conmemora a estos dos mártires el día de hoy.

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Obispo

Breve Biografía


En la cripta de San Saturnino de Toulouse, se compendió taxativamente en estos términos, debajo de unas reliquias:

"San Honorato, segundo Obispo de Toulouse. Había nacido en la provincia de España llamada Tarraconensis. Fue convertido y bautizado en Pamplona por San Saturnino, al cual se vinculó de una manera especial".

"Después del martirio del apóstol de Toulouse, fue llamado a sucederle. Él confirió la unción episcopal a San Fermín, primer Obispo de Amiens, y que era como él uno de los más ilustres convertidos de Pamplona".

No sólo Toulouse, en la cripta de su catedral venera destacadamente el sepulcro de San Honorato. También la catedral de Amiens conserva su figura en piedra, formando el cortejo de San Fermín.


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Por: P. Felipe Santos | Fuente: Cathoic.net

Monja Clarisa

Etimológicamente significa “franca, libre”. Viene de la lengua alemana.

Moisés dice: “Abre la mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es humillado y pobre en tu tierra”.

Fue una monja clarisa del siglo XIII.

Cuando se visita Así, la cuna de san Francisco y de santa Clara, hay un convento, el de san Damián, que muestra un portento de la fundadora de las clarisas.

La santa que hoy veneramos, tuvo parte activa en este portento.

Santa Clara cayó enferma con la invasión sarracena. Fue a socorrerla Francisco de Colledimezzo, mientras mantenía elevado el pan eucarístico enfrente de sus opresores.

Francisca fue una seguidora fiel de santa Clara. De su alma y de su trato aprendió y mamo el carisma mejor que nadie.

El testimonio atrae mucho más que los escritos y las palabras.

Su contacto personal hizo que floreciera en esta joven el amor por la contemplación y la vida de oración tal y como lo vivía santa Clara.

Eran como palomas que seguían con su vuelo a la fundadora adondequiera que fuera.
Era un grupo de mujeres llenas de amistad, no sólo sentimental, sino perfumada con el amor sobrenatural a Jesucristo y a todo el santo Evangelio.

Francisca fue la confidente del corazón de santa Clara. Ella nunca se ausentó de Asís hasta la muerte de santa Clara.

Su cuerpo se encuentra en la cripta de la iglesia de san Damián.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

“Muchos reciben consejos; sólo los sabios les sacan provecho” (Siro).

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Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En Montecerignone, de la Romagna, beato Domingo Spadafora, presbítero de la Orden de Predicadores, que trabajó diligentemente en el ministerio de la predicación (1521).

Observación: En el antiguo santoral se lo recordaba el 3 de Octubre

Domingo Spadafora, nació en Randazzo en 1450, de la nobilísima y antiquísima familia Spadafora, oriunda de Costantinopoli, llamada así porque tenía el privilegio de llevar la espada desenvainada en presencia del Emperador. Domingo, despreciando cualquier humana grandeza, decidido honrar y servir al Señor de los Señores entró en la Orden Dominica, en el floreciente Convento de Santa Zita en Palermo, fundado por Pedro Jeremías.

Enviado a Padua para completar sus estudios, si admirables fueron sus progresos en la ciencia, más admirables fueron los adquiridos en la sólida virtud. Conseguido el doctorado, y de regreso en su patria, su santidad y saber no pudieron permanecer escondidos y fue nombrado ayudante del Maestro General.

En una capillita de Monte Cerignone, en el estado de Urbino, había una milagrosa imagen de la Santísima Virgen por la que los habitantes tenían gran veneración; deseando edificar allí una iglesia con religiosos que se dedicasen a la cura espiritual de la población circundante, pensaron en los dominicos.

Se dirigieron al Maestro General para conseguir que se iniciara una obra tan ventajosa para las almas y para la gloria de la Virgen, a la cual la Orden profesa especial devoción. El proyecto se aprobó, y Domingo fue elegido para dirigir la nueva fundación. En 1491 surgieron así la iglesia y el Convento del cual Domingo fue guía hasta su muerte. Para edificación de toda la población, en la ferviente comunidad florecieron las leyes y el espíritu de la Orden.

En todo Montefeltro se lo consideraba a Domingo un santo, y como tal fue venerado después de su muerte, sobrevenida el 21 de diciembre de 1521. Fue sepultado en la iglesia conventual, y en 1545 se encontró su cuerpo incorrupto. Desde 1677 es venerado en la iglesia de Santa Maria in Reclauso en Monte Cerignone.

El Papa Benedicto XV confirmó su culto el 12 de enero de 1912. El 3 de octubre se conmemora el aniversario de la traslación de sus reliquias llevada a cabo en 1677.

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Por: Pilar Civera | Fuente: Memorias de mi abuela. Ed. Congregación de Colegios de la Pureza de María Q21

Fundadora de la Congregación Pureza de María

(Pollensa, 6 de agosto de 1837 - 21 de diciembre de 1922).

Alberta nació un 6 de agosto, hace unos 170 años, en un atractivo pueblecito mallorquín llamado Pollensa. Sus padres se llamaban Alberto y Apolonia. Desde muy temprana edad sus padres se preocuparon de darle una formación sólida, y a ella le gustaba la idea pues sentía una viva inclinación por saber el por qué de las cosas, la naturaleza atraía poderosamente su atención, disfrutaba subiendo una montaña y contemplando una puesta de sol en el silencio de un tarde de verano, le impresionaba muchísimo la inmensidad del mar, su alma se dilataba observando una noche de luna llena o un eclipse, y no le importaba interrumpir su sueño para ver una lluvia de estrellas o el paso de un cometa.

Aseguraba haber nacido en el marco de un hogar disciplinado, este factor fue determinante para forjar su carácter; era alegre, abierta, generosa, segura de sí misma serena y recta, muy recta, de ninguna manera pactaba con la mentira ni con la hipocresía, y decía que los asuntos relevantes, se resolvían con mucha oración y prudencia, y que debían de analizarse detenida y seriamente.

Por razones de trabajo de su padre que era militar, vivió un tiempo en Barcelona, cuando regresó de esta ciudad la familia se estableció en Palma, la capital de Mallorca, entonces recibió unas clases particulares para optar al título de maestra, se las impartió un joven que más tarde

sería parte del plan de Dios en su vida, Francisco Civera; ella era apenas una adolescente que como todas las demás, despertaba a la vida y notaba que su corazón empezaba a latir aceleradamente.

A ella le encantaba ir a Valdemar, un pueblecito muy lindo a unos pocos kilómetros de Palma, a ella le gustaba descansar allí, en el patio de la casa, había un asiento en el que permanecía largo rato cosiendo, rezando o contemplando una flor

Después de algunas clases con el apuesto profesor, descubrió que él, Francisco, era estupendo; no sólo lo admiraba por sus conocimientos sobre las Matemáticas y las ciencias, sino por su nobleza y caballerosidad, algo estaba pasando dentro de ella , se sorprendía pensando en él a cualquier hora , se fijaba en los colores de su camisa, de su corbata, pero además, intuía que también dentro de él había un afecto serio y delicado hacia ella que no se reducía a la simple cortesía de un profesor con su alumna, por aventajada que esta fuese; cuando pasaron unos días no dudó e n contarlo a su madre, que por supuesto, ya había advertido que algo estaba pasando en el corazón de su querida Alberta, recordaba cómo que la abrazó y sonrió , y que este gesto le infundió confianza y seguridad.

Un día decidió hacerle un regalo a Francisco, y se lo comunicó a su madre, ella compartió su ilusión y le compró un pluma para obsequiarle, Francisco, impresionado por aquel detalle, respondió con unos versos que comienza así:

Gracias mil el alma mía Te rinde, Alberta, en verdad, Por tu fina cortesía, Por la pluma que me envía Tu dulce y tierna amistad…

El amor entre los dos se iba consolidando, Francisco cada vez se sentía más atraído por su madurez , inteligencia y la belleza de su alma limpia, el noviazgo se formalizó y contando con la probación de las dos familias, el 7 de abril de 1860, el Señor bendijo su matrimonio en la Iglesia de San Nicolás de Palma, fue un día maravillosos, los recuerdos le venían a borbotones; al recordar este día, que ella calificaba como inolvidable, a sus ojos se asomaban dos tímidas lágrimas , como si decirlo, le restara encanto.

El hogar supo pronto de la alegría indecible de la llegada del primer hijo que lo bautizaron con el nombre de Bernardo, todo era luminoso, ni una nube se interponía en su incipiente felicidad, pero después de una año,, la vida del niño se apagó. Alberta y su esposo se abrazaron fuerte y desde lo profundo de sus corazones doloridos preguntaron ¿ Por qué Dios mío?, ¿Por qué?, pero sólo el silencio encontraban por respuesta.

Al cabo de un año, la alegría regresó de nuevo a sus corazones con el nacimiento de Catalina, pero dos años más tarde una epidemia de cólera se la llevó también al cielo.

A Alberta le costaba mucho recordar esas cosas, las decía despacio, se notaba que el dolor la había marcado, hacía breves pausas, como para descansar y tomar fuerzas.

Después, nacieron otros dos niños Bernardo y Alberto. Francisco y ella tenían mucho miedo de que la muerte se los arrebatara, estaban muy unidos, su amor había crecido muchísimo y todas las noches, después de cenar y acostar a los niños, ante la imagen de la Virgen que tenían sobre la cómoda de su habitación, rezaban, y su oración se mezclaba con el llanto y el dolor.

Bernardo también murió a los pocos años de nacer, sólo les quedó Alberto con una salud muy precaria que exigía muchos cuidados y atenciones.

Francisco y ella no entendían nada de todo lo que sucedía, en la oración encontraban la paz y la fuerza para seguir. Albertito iba creciendo y alegraba sus vidas, hacían proyectos…

Se entregó de lleno al colegio que con Francisco había fundado y en el desplegó todo su bagaje pedagógico, todo les iba bien.

Un día Francisco se sintió mal, lo vio el médico y comprobó que padecía de unas fiebres muy altas que no pudo controlarle, ningún esfuerzo por aliviarle tuvo éxito, Francisco también se iba, era el 17 de junio de 1869, esta muerte la sumió en una tristeza muy honda, experimentó una soledad muy grande y sólo en la oración encontraba sosiego; en nueve años había perdido tres hijos y el esposo, ¡había pasado rápido el tiempo!, parecía ayer que se habían conocido… ¿Quién entiende los designios de Dios?. Sin Francisco todo parecía carecer de sentido, pero ella buscaba… su fe la invitaba a rastrear en su interior y en el recuerdo de los acontecimientos alguna luz que le permitiera descubrir su nuevo camino; cuidaba de Alberto, atendía a sus padres que se iban haciendo mayores, Saturnino, su hermano, era de gran ayuda y apoyo, con él conversaba largos ratos de todo lo sucedido, tratando de vislumbrar el querer de Dios para ella.

A su mente acudió le idea hacerse monja salesiana, de las que tenían un convento en Palma, iría a hablar, tal vez ese era su lugar. Llegó el día de la cita, se levantó haciendo lo de un día normal y pensando en lo que debía explicar, y mientras estaba en su habitación arreglando cosas, le anunciaron que el Señor Alcalde y el Vicario de la diócesis, Dn. Tomás Rullán la esperaban en el salón para hacerle una propuesta de parte del Señor Obispo, Dn. Manuel Salvá. Ella se sorprendió enormemente de aquella vivita, le pedían hacerse cargo del Real Colegio de la Pureza, aquella invitación era claramente la voz de Dios, no tenía ninguna duda.

Al irse los distinguidos visitantes, lo comunicó a su familia. Humanamente hablando, la oferta no era absolutamente halagadora, pues se trataba de un colegio en ruinas en todos los aspectos, por lo tanto, requería de un temple gigante para volverlo a la normalidad.

Más que una invitación, aquello era un reto a su fe y a su confianza en Dios. Canceló su visita a las Salesas y por las noches después de dormir a Albertito, se retiró a su habitación a orar, en el silencio y a solas con Dios, aceptó, dijo Sí, iría al Colegio de la Pureza, tenía la certeza, de que allí, le esperaba Dios. Su familia la apoyó, Alberto pasaría al cuidado de su tío Saturnino.

El 23 de abril de 1870 fue la fecha elegida para ingresara a aquel viejo caserón llamado Can Clapers. La situación del centro tanto en su personal como en su mobiliario era lamentable, pero una fuerza interior la impulsaba a no dejarse vencer por el pesimismo y el cansancio, y así, en septiembre de ese mismo año, se inició el nuevo curso escolar, a los pies del Sagrario y de la Virgen de la Pureza, depositaba todas las noches sus preocupaciones, sus ilusiones, sus planes.

El Colegio crecía, los patios y pasillos rebosaban de rostros infantiles juguetones y alegres, impartía clases de gramática., historia, labores… en pocos años el Colegio se había recuperado, fue entonces cuando las autoridades de Palma le ofrecieron la rectoría de la primera Normal de Maestras que deseaba establecer en la capital, ella aceptó; el nombramiento oficial se hizo el 2 de mayo de 1872 y así , en el Colegio de la Pureza, con Alberta Jiménez al frente, el 13 de mayo del mismo año comenzó a funcionar la primer Escuela de Magisterio en la Isla.

Para esta época de su vida, tuvo que estudiar muchísimo, la prensa de Palma hacía eco de todo cuanto en Can Clapers sucedía.

Una vez que lograron la primera promoción de maestras, algunas de ellas pidieron quedarse para ejercer su profesión bajo la dirección de Alberta, a ella esto le satisfizo grandemente, las acogió con el mismo cariño que suele hacerlo las madres.

Al llegar a este punto de su vida, ella se encontraba feliz de hacer lo que hacía, sentía que ese era su camino, pero decía ella, que aún le faltaba algo, que muchas veces en su trato íntimo con el Señor experimentaba un deseo grande de entregarse definitivamente a ÉL.

Cuando se presentó la ocasión, no dudó en comunicarlo a las personas que con ella formaban el grupo de maestras, todas acogieron la idea con inmensa alegría, ya que era un anhelo deseado por todas, oportunamente se lo hicieron saber a Don Tomás, le pareció una idea excelente y comenzaron a redactar unas bases y unos estatutos, casi no podía creer lo que estaba pasando, pues con ese trabajo se estaba iniciando lo que sería la Congregación de Religiosas de la Pureza de María.

La autorización del Señor Obispo no se hizo esperar y el 19 de septiembre de 1874 quedó constituida la Primera Comunidad, los nombres de las Hermanas eran: Alberta Gimenez, María Aloy, Catalina Fornés, Magdalena Frau, Dolores Guardiola, y Catalina Togores.

Después de establecerse la Primera Comunidad, el trabajo pedagógico se intensificó, pues ella decía que la educación es una obra que siempre debe estar renovándose, le gustaba vivir informada, buscaba siempre nuevas forma de enseñar, la gente decía que era una pedagoga de vanguardia.

El 2 de agosto de 1892 se aprobaron las Constituciones, la obra iba viento en popa. En 1897 un nuevo visitador de la Congregación hace su estreno, se llamaba Don Enrique Reig, era secretario del Obispo y simpatizante de la Enseñanza, fue un gran apoyo para Alberta, siempre mostró interés por todo lo de La Pureza, y la animó a fundar Colegios fuera de Mallorca, pues ya entonces había en las ciudades de Manacor y de Inca. Valencia, fue la primogénita en la Península.

Don Enrique trabajaba con ahínco para la Congregación, el 10 de mayo de 1901, envió un telegrama desde Roma, en el que se informaba que La Pureza había tenido la probación del Papa León XIII para funcionar como Congregación de Derecho Pontificio.

Por estas fechas, Alberto, era un joven y vivía en Zaragoza, se relacionaba con frecuencia con Alberta, y la mantenía informada de sus planes, a su vez, ella le escribía con asiduidad y le hacía sentir el amor que como madre guardaba para él, en varias ocasiones se lo manifestaba a través de poesías sencillas y llenas de ternura. Un día ella recibió una carta en la que le participaba su noviazgo y su decisión de contraer matrimonio con una joven llamada Joaquina Llonch, en el corazón de Alberta se hicieron presente muchos recuerdos ya lejanos pero que parecía que habían sucedido ayer. Leyó la carta más de una vez y se retiró a la capilla, aquella noticia necesitaba ser compartida con Dios.

Pocos años después, Alberto enfermó, y Alberta tuvo que acudir de manera inmediata a su lado, acompañada por H. Ferrá, al llegar, pudo comprobar que realmente su salud estaba muy deteriorada, los médicos y toda la familia le prodigaban cuidados y atenciones.

Después de una leve mejoría, sufrió una recaída muy fuerte que no pudo superar. Murió la noche del 18 de junio de 1908; Alberta, naturalmente lloró, pero estaba serena.

El 22 de julio de 1912, una orden ministerial le arrebató la rectoría de la Normal, fue un sufrimiento grande para ella, pues le había dedicado mucho tiempo, esfuerzo y cariño, la gente de Palma que la conocía, no daba crédito a lo que leían en los diarios, ella estaba tranquila, muchas ex alumnas y padres de familia llegaron a darle su apoyo y le hicieron ver la injusticia que se estaba cometiendo, y ella los calmaba diciéndoles : "Dios permite las cosas para nuestro bien, no se mueve una hoja del árbol sin su voluntad, yo había pedido varias veces que me quitasen el cargo, y ahora Dios, por otros caminos, me ha concedido lo que tantas veces pedí".

En agosto llegaron Hermanas de las otras casas ya que se celebraba el capítulo general, ella puso su renuncia como Superiora General de la Congregación, argumentaba su falta de salud y lo avanzado de su edad. La renuncia fue aceptada, Alberta estaba muy enferma, pero esto no le impedía ayudar en los menesteres de la casa, siempre estaba ocupada, rezaba muchos rosarios y pasaba largas horas en la capilla…

Entraba el año 1920, por todos los rincones del Colegio se comentaba que en mayo serían las bodas de oro, se preparó una fiesta por todo lo alto, acudieron todas las antiguas alumnas, el día esperado era el 1º de mayo, se despertó con una diana, luego Misa solemne, almuerzo, tarde literaria, música, fuegos artificiales, fiesta mucha fiesta, llegaron flores y regalos de amigos, de padres de familia, de autoridades de Palma, todos reconocían su labor y en un acto oficial se le concedió la Gran Cruz de Alfonso XII, ella se dejó festejar con la serena alegría de siempre, lógicamente se emocionó pues no esperaba tanto, en todo momento se mostró atenta, fina y muy agradecida con la sencillez que la caracterizaba.

Su vida se fue gastando entre las paredes del viejo caserón que desde que ella llegó le dio sabor a hogar, se le vio muy contenta con las fundaciones del Puerto de la Cruz y de Santa Cruz en las Islas Canarias, sin embargo, sus movimientos eran cada vez más lentos y veía con mucha dificultad , todas las Religiosas, ex alumnas y alumnas que la visitaban estaban conscientes de que el final estaba cerca, llegaban Sacerdotes a animarla, a orar con ella, a darle el Sacramento de los Enfermos, algunos días los pasaba mejor que otros, la sentaban en un sillón que tenía en su habitación, decía que así estaba más cómoda , y en la madrugada del 21 de diciembre de 1922, dormida en el sillón, sin ruido, sin palabras, entregó su alma a Dios ,

Toda Palma la lloró , todos querían acercarse a ella para darle el último adiós ; su nieta repasaba en silencio todos los momentos felices que había compartido con ella, recordaba sus consejos, sus gestos bondadosos, todo se le agolpaba en la mente y en el corazón, sentía que algo de ella se iba con su abuela Alberta y calaba hondo en su alma, aquella frase que tantas veces la escuchó pronunciar:

"Nací para el Cielo y a Él todas mis aspiraciones"

El 22 de marzo de 1986 fue declarada Venerable por el Papa Juan Pablo II.

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Nació en Weitersburg, cerca de Koblenz, Alemania.

Siendo aun niño murieron sus padres, y tuvo la necesidad de trabajar como deshollinador.

En su juventud, estableció con esfuerzo un taller pero nuna olvidó destinar parte de sus ganancias para los más necesitados.

Dios lo inspiró y en su afán de caridad y servicio, con varios jóvenes que compartían sus ideas, organizó la Cofradía de San Luis, siempre procurando ayudar a los más desposeidos.

Poco después tomó los hábitos e hizo votos de castidad y pobreza.

Se distinguió por su ferviente devoción a la santísima Virgen, en su advocación de María Auxiliadora, a quien solicitaba protección.

Su amor a Dios en el servicio al prójimo lo llevó a fundar en su país, en 1849, la congregación de los Hermanos de la Misericordia de María Auxiliadora.

Su congregación creció, aun con penurias, enfermedades que soportó con paciencia, y calumnias y envidias que toleró con valor hasta su muerte, acaecida en la sede de su fundación.

Su obra se ha extendido en Europa, Malasia y Brasil con el apostolado a beneficio de los indigentes y los enfermos, para quienes se han fundado hospitales, clínicas de rehabilitación, hospicios, asilos y otros establecimientos como éstos.

Beatificado por Juan Pablo II en 1985.

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Nacido en Lomsa, Polonia, el 1 de Noviembre de 1885

Presbítero qeu por su fe fue encarcelado en el extranjero y llevado al campo de concentración de Sachsenhuse, soportados los tormentos, pasó a la gloria celeste el 20 de Diciembre de 1940.

Beatificado por Juan Pablo II el 13 de junio de 1999 junto a otros 107 mártires polacos.

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click"; AQUI

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