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SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE

SACERDOTE Y MÁRTIR





"No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos"
(Jn 15, 13).

Memoria de san Maximiliano María (Raimundo) Kolbe, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que fue fundador de la Milicia de María Inmaculada. Deportado a diversos lugares de cautiverio, finalmente, en el campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, se ofreció a los verdugos para salvar a otro cautivo, considerando su ofrecimiento como un holocausto de caridad y un ejemplo de fidelidad para con Dios y los hombres (1941).


Maximiliano María Kolbe nació en Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola, que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial.

A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria. Fue en el seminario donde adoptó el nombre de Maximiliano. Finaliza sus estudios en Roma y en 1918 es ordenado sacerdote.

Devoto de la Inmaculada Concepción, pensaba que la Iglesia debía ser militante en su colaboración con la Gracia divina para el avance de la fe católica. Movido por esta devoción y convicción, funda en 1917 un movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada" cuyos miembros se consagrarían a la bienaventurada Virgen María y tendrían el objetivo de luchar mediante todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. En palabras del propio San Maximiliano, el movimiento tendría: "una visión global de la vida católica bajo una nueva forma, que consiste en la unión con la Inmaculada."

Verdadero apóstol moderno, inicia la publicación de la revista mensual "Caballero de la Inmaculada", orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen María en la tarea de convertir almas para Cristo. Con una tirada de 500 ejemplares en 1922, en 1939 alcanzaría cerca del millón de ejemplares.

En 1929 funda la primera "Ciudad de la Inmaculada" en el convento franciscano de Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que con el paso del tiempo se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen y, en palabras de San Maximiliano, dedicada a "conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones."

En 1931, después de que el Papa solicitara misioneros, se ofrece como voluntario y viaja a Japón en donde funda una nueva ciudad de la Inmaculada ("Mugenzai No Sono") y publica la revista "Caballero de la Inmaculada" en japonés ("Seibo No Kishi").

En 1936 regresa a Polonia como director espiritual de Niepokalanów, y tres años más tarde, en plena Guerra Mundial, es apresado junto con otros frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Es liberado poco tiempo después, precisamente el día consagrado a la Inmaculada Concepción. Es hecho prisionero nuevamente en febrero de 1941 y enviado a la prisión de Pawiak, para ser después transferido al campo de concentración de Auschwitz, en donde a pesar de las terribles condiciones de vida prosiguió su ministerio.

En Auschwitz, el régimen nazi buscaba despojar a los prisioneros de toda huella de personalidad tratándolos de manera inhumana e inpersonal, como un simple número: a San Maximiliano le asignaron el 16670. A pesar de todo, durante su estancia en el campo nunca le abandonaron su generosidad y su preocupación por los demás, así como su deseo de mantener la dignidad de sus compañeros. 

La noche del 3 de agosto de 1941, un prisionero de la misma sección a la que estaba asignado San Maximiliano escapa; en represalia, el comandante del campo ordena escoger a diez prisioneros al hazar para ser ejecutados. Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos.

San Maximiliano, que no se encontraba entre los diez prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo acepta el cambio, y San Maximiliano es condenado a morir de hambre junto con los otros nueve prisioneros. Diez días después de su condena y al encontrarlo todavía vivo, los nazis le administran una inyección letal el 14 de agosto de 1941.

Es así como San Maximiliano María Kolbe, en medio de la más terrible adversidad, dio testimonio y ejemplo de dignidad. En 1973 Pablo VI lo beatifica y en 1982 Juan Pablo II lo canoniza como Mártir de la Caridad. Juan Pablo II comenta la influencia que tuvo San Maximiliano en su vocación sacerdotal: "Surge aquí otra singular e importante dimensión de mi vocación. Los años de la ocupación alemana en Occidente y de la soviética en Oriente supusieron un enorme número de detenciones y deportaciones de sacerdotes polacos hacia los campos de concentración. Sólo en Dachau fueron internados casi tres mil. Hubo otros campos, como por ejemplo el de Auschwitz, donde ofreció la vida por Cristo el primer sacerdote canonizado después de la guerra, San Maximiliano María Kolbe, el franciscano de Niepokalanów." (Don y Misterio).

San Maximiliano nos legó su concepción de la Iglesia militante y en febril actividad para la construcción del Reino de Dios. Actualmente siguen vivas obras inspiradas por él, tales como: los institutos religiosos de los frailes franciscanos de la Inmaculada, las hermanas franciscanas de la Inmaculada, así como otros movimientos consagrados a la Inmaculada Concepción. Pero sobretodo, San Maximiliano nos legó un maravilloso ejemplo de amor por Dios y por los demás.

Con motivo de los veinte años de la canonización del padre Maximiliano Kolbe (10 de octubre de 1982), los Frailes Menores Conventuales de Polonia abrieron el archivo de Niepokalanow (Ciudad de la Inmaculada, a 50 kilómetros de Varsovia), construido por el mismo mártir de Auschwitz. Entre los manuscritos del santo, destaca la última carta que escribió y que acaba con besos a su madre. Una carta que refleja una ternura que no aparecía en otros escritos, y que hace pensar que el sacrificio con el que ofreció la vida voluntariamente en sustitución de un condenado a muerte fue algo que maduró a lo largo de su vida. Este es el texto del escrito: «Querida madre, hacia finales de mayo llegué junto con un convoy ferroviario al campo de concentración de Auschwitz. En cuanto a mí, todo va bien, querida madre. Puedes estar tranquila por mí y por mi salud, porque el buen Dios está en todas partes y piensa con gran amor en todos y en todo. Será mejor que no me escribas antes de que yo te mande otra carta porque no sé cuánto tiempo estaré aquí. Con cordiales saludos y besos, Raimundo Kolbe».

Juan Pablo II, un año después de su elección, en Auschwitz, dijo: «Maximiliano Kobe hizo como Jesús, no sufrió la muerte sino que donó la vida». La expresión remite a unas palabras escritas por el padre Kolbe unas semanas antes de que los nazis invadieran Polonia (1 de septiembre de 1939): «Sufrir, trabajar y morir como caballeros, no con una muerte normal sino, por ejemplo, con una bala en la cabeza, sellando nuestro amor a la Inmaculada, derramando como auténtico caballero la propia sangre hasta la última gota, para apresurar la conquista del mundo entero para Ella. No conozco nada más sublime». 

Los radioaficionados lo consideran su santo patrón, ya que San Maximiliano durante 30 años estuvo activo con el indicativo SP3RN.

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Por: . | Fuente: www.anamogas.net

Religiosa Mártir

Martirologio Romano: En Madrid, España, Beata Maria Asumpta (en el siglo: Juliana González Trujillano) y 2 compañeras, españolas; religiosas profesas de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor; asesinadas por odio a la fe. († 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

La Hna Gertrudis nació el 6 de febrero de 1870 en Cerezales del Condado (León). Sus padres eran Agustín Llamazares y Francisca Fernández. Fue bautizada el 9 de febrero de 1870 en la iglesia parroquial de San Juan Bautista, de Cerezales del Condado, recibiendo el nombre de Dorotea; recibió el sacramento de la confirmación en Vegas del Condado el 26 de mayo de 1890.

El 10 de febrero de 1896 vistió el hábito en la Congregación de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor. En 1896 emitió sus únicos votos como religiosa donada.

Reservada y fidelísima, se le encomendó la gestión de asuntos delicados, confianza que jamás traicionará.

Al comienzo de la guerra se refugia con un grupo de Hermanas en un piso de la calle del Almirante; la presencia de tantas religiosas provoca protestas del vecindario y la Hna. Gertrudis busca otro refugio. Los milicianos van en busca de una Hermana de la portera y allí es detenida nuestra mártir junto con un sacerdote, llevándolos a ambos en un coche hacia un lugar desconocido. La página 146 del libro publicado por el Gobierno bajo el título "La dominación roja en España" dice así:

"Hna. Gertrudis Llamazares, religiosa de la Comunidad de Terciarias Franciscanas de la Divina Pastora, del convento de la calle de Santa Engracia, número 132, (hoy 136) fue apresada en la portería número 7 de la calle Diego de León, donde estaba escondida, siendo conducida por los milicianos en unión de una señora y un sacerdote, ambos desconocidos, en un automóvil, hasta un pinar de la carretera de Hortaleza, en cuyo lugar, después de ser bárbaramente maltratados, fueron atados los tres al vehículo que, emprendiendo la marcha, los arrastró hasta el pueblo de Hortaleza, al que llegaron ya muertos y completamente destrozados, siendo pisoteados y profanados los cadáveres por el vecindario rojo"
y en el folio 84, vuelto, número 13 del archivo del cementerio de Hortaleza consta: "A las 17 horas del día 14 de agosto de 1936, siendo Juez D. Miguel Morales Cano, apareció en el km. 7 y 8 de la carretera de dicha Villa, y a la derecha, un cadáver de unos 65 años de edad, calva en la parte superior de la cabeza, pelo rubio, toquilla negra, saya y refajo, pañuelo negro a la cabeza, zapatos y medias negros. Llevaba una faltriquera de rayas blancas y negras y dos monederos que contenían: un rosario y dos cédulas a nombre de Dorotea Llamazares Fernández, natural de Cerezales, (León), nacida el 6 de febrero del año 1870, habitante en Santa Engracia, 110, colegio, expedida en Madrid el 21-111935. El otro monedero contenía diferentes monedas, importando 42 pts. con 85 céntimos. En una cartera rota, vacía, había un cuaderno con apuntes religiosos, varios papeles con apuntes de compras, otra cédula a nombre de Flora Gago Curieses, de Castrillo de Campo (Palencia), nacida el 16 de agosto, estudiante, habitante en Baltasar Bachero, 3; además un recibo que decía: Tengo en mi poder 135 pts. de la Hna. Gertrudis Llamazares (Juan B. Pardo, 27-3-1936), un rosario, dos cristos, un reloj, una cadena de bolsillo, varias medallas, dos navajas, un alfiletero, un dedal, un tubo con alfileres, un lápiz, una piedra y una goma de borrar. Falleció, probablemente, el 13 de agosto sobre las 13 horas, teniendo destrozo de la región cerebral".

Investigaciones posteriores llevan a la conclusión de que sus restos mortales reposan con otros muchos en una fosa común en el cementerio de las monjas de la Sagrada Familia de Hortaleza.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. MARÍA DEL CONSUELO REMUIÑÁN CARRACEDO (ISABEL)
religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor
nacimiento: 17 Junio 1876 en Seavía, La Coruña (España)
martirio: 06 Agosto 1936 en Madrid (España)

2. DOROTEA LLAMAZARES FERNÁNDEZ (GERTRUDIS)
religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor
nacimiento: 06 Febrero 1870 en Cerezales del Condado, León (España)
martirio: 13 Agosto 1936 en Hortaleza, Madrid (España)

3. JULIANA GONZÁLEZ TRUJILLANO (MARÍA ASUMPTA)
religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor
nacimiento: 19 Junio 1881 en Barco de Ávila, Ávila (España)
martirio: 28 Octubre 1936 en Madrid (España)

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Religioso

Martirologio Romano: En Roma, san Juan Berchmans, religioso de la Compañía de Jesús, que, amadísimo por todos por su sincera piedad, caridad auténtica y alegría constante, murió alegre después de una breve enfermedad (1621).

Fecha de beatificación: 28 de mayo de 1865 durante el pontificado de Pío IX
Fecha de canonización:
15 de enero de 1888 durante el pontificado de León XIII

Observación: En la Compañía de Jesús se lo celebra el 26 de noviembre.

Breve Biografía


San Juan Berchmans nació en Diest, pequeña villa de Flandes, Bélgica, el 1599. Nació el 13 de marzo y murió otro 13, el de agosto. No importa. La superstición no tenía cabida en su vida. Todos los días son regalo de Dios.

Su padre Juan, curtidor de pieles, y su madre Isabel, eran buenos cristianos. Tuvieron cinco hijos, de los que tres se consagraron al Señor. Murió pronto la madre, y al final el padre se ordenó sacerdote.

Nuestro santo fue el ángel del hogar, fiel ayudante de su madre. Inició sus estudios en el Seminario de Malinas, luego entró en el Noviciado de los jesuitas de la misma ciudad. Más tarde pasó a Roma. En el Seminario y en el Noviciado se distinguió por su candor, estudio y piedad.

Su devoción a la Virgen era proverbial. Sentía hacia ella un cariño tierno, profundo, confiado y filial. «Si amo a María, decía, tengo segura mi salvación, perseveraré en la vocación, alcanzaré cuanto quisiere, en una palabra, seré todopoderoso». A ella dedicó su Coronita de las doce estrellas.

Pululaban por entonces los errores de Bayo, catedrático de Escritura en Lovaina, quien afirmaba que María había sido concebida en pecado. Los teólogos Belarmino y Francisco de Toledo intervienen para esclarecer la verdad. Es curioso notar que el gran teólogo español Juan de Lugo atribuye el movimiento a favor de la Inmaculada a las oraciones de Berchmans.

El mismo Lugo insiste en que el decreto de 24 de mayo de 1622 se ha conseguido por la influencia sobrenatural de Juan Berchmans. En él se confirman las constituciones de Sixto VI, Alejandro VI, San Pío V y Pablo V. Se manda severamente que nadie, ni de palabra ni por escrito, se atreva a afirmar que la Santísima Virgen María fue concebida en pecado, y se solemniza la fiesta de la Inmaculada.

En el último año de su vida Juan se había comprometido, firmando con su propia sangre, a «afirmar y defender dondequiera que se encontrase el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María».

Los santos han practicado en grado heroico todas las virtudes. Pero suelen distinguirse en alguna de ellas. ¿Cuál es la virtud característica de Berchmans?: Él deseaba practicarlas todas por igual. Su obsesión, su locura de santo, era la fidelidad en observar perfectamente sus obligaciones, sin excusas ni escapismos. «La virtud más eminente, es hacer sencillamente, lo que tenemos que hacer», decía Pemán en El Divino Impaciente.

Aparentemente no había hecho nada, nada llamativo. Pero vivió «apasionado por la gloria de Dios». «Quiere trabajar sin perder la más pequeña parte de su tiempo». Aprovecha las cruces de la vida diaria: «Mi mayor penitencia, la vida común». «Quiero ser santo sin espera alguna».

Hacía cada cosa en su momento, y sobrenaturalizando la intención. Cuando hay que orar, decía, ora con todo amor. Cuando hay que estudiar, estudia con toda ilusión. Cuando hay que practicar deporte, practícalo con todo entusiasmo. Y siempre con más amor, en cada instante del programa diario, bajo la dulce mirada maternal de la Virgen María. Estudiaba con la mirada puesta en el futuro apostolado, en las almas que se le encomendarían.

Mi mayor consuelo, decía al morir joven, es no haber quebrantado nunca, en mi vida religiosa, regla alguna ni orden de mis superiores, a sabiendas, y advertidamente, y el no haber cometido nunca un pecado venial. Alto y recio mensaje.

Es patrono de los que se preparan para el sacerdocio.

Murió el 13 de agosto de 1621. Sus últimas palabras fueron: Jesús, María.


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Por: . | Fuente: Vatican.va

Presbíteros y Mártires

Martirologio Romano: En la diócesis de Urgell, España, beatos Josep Tàpies y seis compañeros, presbíteros y mártires (1936).

Los siete sacerdotes de la diócesis de Urgell asesinados a causa de su fe católica, durante la persecución que tuvo lugar en Cataluña y en España durante los años 1936 a 1939, fueron encarcelados en la ciudad de La Pobla de Segur (en Lleida, Cataluña) y fusilados en la puerta del cementerio del vecino pueblo de Salàs de Pallars el día 13 de agosto de 1936.

Sus nombres inscritos por Dios en el Libro de la Vida son: Rdo. Josep Tàpies i Sirvant, nacido en 1869 en Ponts, que era beneficiado organista de La Pobla de Segur. Rdo. Pascual Araguàs i Guàrdia, nacido en 1899 en Pont de Claverol, y que era párroco de Noals (provincia de Huesca). Rdo. Silvestre Arnau i Pasqüet, nacido en Gòsol en 1911, el más joven de todos, y que era vicario parroquial de La Pobla de Segur. Rdo. Josep Boher i Foix, nacido en 1887 en Sant Salvador de Toló, y párroco de La Pobleta de Bellveí. Rdo. Francesc Castells i Brenuy, nacido en 1886 en La Pobla de Segur, párroco de Tiurana y ecónomo del Poal. Rdo. Pere Martret i Moles, nacido en 1901 en La Seu d’Urgell, que era ecónomo de la Pobla de Segur. Y Rdo. Josep-Joan Perot i Juanmartí, nacido en 1877 en Boulogne (Toulouse - Francia) que entonces era el párroco de Sant Joan de Vinyafrescal.

Son un grupo de sacerdotes diocesanos, pastores de parroquia, que dieron su vida por Cristo y por amor a los hermanos, regalando el perdón a sus verdugos, viviendo aquellos momentos tan trágicos con sentimientos de unión con la Pasión del Señor y de amor a la Madre celestial, la Virgen de Ribera, tan querida en La Pobla de Segur, a la que saludaron desde el camión que les conducía al martirio diciéndole con amor: «Adiós, Virgen de Ribera, ¡venimos al cielo! ».

Sufrieron un duro interrogatorio en La Pobla, se negaron a disimular que eran sacerdotes, o a profanar su sotana, celebraron la Santa Misa y defendieron hasta que pudieron el templo parroquial para que no fuera profanado el Santísimo Sacramento, se encaminaron a ser fusilados con ánimo firme y llenos de piedad. Fueron sacrificados por el mero hecho de ser sacerdotes, sin que pudieran acusarles de ninguna otra causa. Al llegar al lugar de la ejecución, uno se descalzó para subir hasta las tapias del cementerio, imitando a Jesús, que subió descalzo al Calvario. Otro regaló a sus verdugos todo el dinero que llevaba porque a él ya no le haría falta. Y todos murieron ayudándose a ser fieles, perdonando a sus verdugos y gritando: « “¡Viva Cristo Rey! ».

Fueron beatificados el 29 de octubre de 2005.

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SAN PONCIANO PAPA Y SAN HIPÓLITO PRESBÍTERO.

MÁRTIRES












Santos mártires Ponciano, Papa, e Hipólito, presbítero, que fueron deportados juntos a Cerdeña, y con igual condena, adornados, al parecer, con la misma corona, fueron trasladados finalmente a Roma, Hipólito, al cementerio de la vía Tiburtina, y el papa Ponciano, al cementerio de Calisto (c. 236). 

Al llegar Ponciano a la Cátedra de Pedro, en el año 230, encontró a la Iglesia dividida por un cisma, cuyo autor era el sacerdote Hipólito, un maestro afamado por su conocimiento de la Escritura y por la profundidad de su pensamiento. Hipólito no se había avenido a aceptar la elección del diácono Calixto como papa (217) y, a partir de ese momento, se había erigido en jefe de una comunidad disidente, estimando que él representaba a la tradición, en tanto que Calixto y sus sucesores cedían peligrosamente al último capricho. 

El año 235 estalló la persecución de Maximiano. Constatando que los cristianos de Roma se apoyaban en los dos obispos, el emperador mandó que arrestasen a ambos, y les condenó a trabajos forzados. 

Para que la Iglesia no se viera privada de cabeza en circunstancias tan difíciles, Ponciano renunció a su cargo e Hipólito hizo otro tanto. 

Deportados a Cerdeña, se unieron en una misma confesión de fe, y no tardaron en encontrar la muerte. Después de la persecución, el papa Fabián (236-250), pudo llevar a Roma los cuerpos de ambos mártires. El 13 de agosto es precisamente el aniversario de esta traslación. 

Pronto se echó en olvido que Hipólito había sido el autor del cisma. Sólo se tuvo presente al mártir y doctor, hasta tal punto que un dibujo del siglo IV asocia sus nombres a los de Pedro y Pablo, Sixto y Lorenzo.

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Por: . | Fuente: Religiòn en Libertad

Obispo auxiliar de Tarragona

Martirologio Romano: En Tarragona, España, Beatos Manuel Borrás Ferré Obispo Auxiliar de Tarragona, Agapito Modesto religioso lasallista y 145 compañeros, asesinados por odio a la fe. ( 1936-39)

Fecha de beatificación: 13 de octubrer de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía


Nació en la Canonja (Tarragona) el 9 de septiembre de 1880. A los veintitrés años recibió el presbiterado y poco tiempo después fue notario de la curia eclesiástica y del tribunal metropolitano de Tarragona. Desde 1905 fue subdirector diocesano del Apostolado de la Oración y en 1910 se le nombró confesor del Seminario Pontificio, y cuatro años más tarde, al posesionarse de la diócesis de Solsona el doctor Vidal y Barraquer, nombra a Borrás secretario de cámara y gobierno y poco después vicario general.

El 2 de julio de 1934, el cardenal Francisco Vidal y Barraquer le confería la consagración episcopal a su gran colaborador, primero en la sede de Solsona y luego en la tarraconense, y la Santa Sede le asignó la diócesis titular de Bísica. Hombre muy piadoso dejaba por doquier un halo de espiritualidad. Puso en marcha en Tarragona la Adoración Nocturna y la obra de Ejercicios Parroquiales y la Acción Católica tuvieron gran apoyo en el obispo auxiliar de Tarragona.

Los días 19 y 20 de julio de 1936 los jefes y oficiales de la escasa guarnición, que se hallaban comprometidos con el alzamiento, esperaron a ver como se desarrollaban los acontecimientos en Barcelona. Tras el fracaso del general Goded en la Ciudad Condal, el teniente coronel de Infantería Ángel Martínez-Peñalver Ferrer, procuró mantener el orden y abortar cualquier intento de levantamiento, con lo cual la ciudad, dominada por el Frente Popular, recobró aparentemente la tranquilidad, que duró poco, pues días después, siguió una ola de crímenes, incendios, profanaciones de iglesias y asesinatos de sacerdotes, militares no adictos y civiles de derecha.

A las once de la noche del día 21, entraron en el palacio unos agentes del comisario de la Generalidad con orden de conducir al cardenal y al obispo al punto que ellos eligieran, con tal que no fuese en Tarragona capital. El cardenal aceptó decidiendo como destino el monasterio de Poblet. A los dos prelados se les acondicionó en la residencia del presidente del Patronato de Poblet.

El 23 por la tardeun coche con matrícula de Barcelona paró a la puerta del Patronato. Sus ocupantes reclamaron al cardenal Vidal y Barraquer. Con su secretario Juan Villadich partió el coche de los patrulleros. El vecino de Poblet, Guitert, telefoneó al Gobierno de la Generalidad para prevenirles del desaguisado cometido con su eminencia. Barcelona tomó medidas urgentes confiando al diputado Soler y Pla, con un policía a su servicio, la recuperación del cardenal y del obispo auxiliar. Antes de llegar a Montblanch, el coche de los patrulleros se cruzó con el del diputado.

Cumpliendo con la consigna del Gobierno catalán, salvaron al cardenal y a su acompañante, aunque aún tuvieron que luchar con los comités de Vimbodí y Montblanch, ya que no querían dejarse arrebatar esa importante presa. Monseñor Borrás, desde su despedida del cardenal sufrió una odisea. Se acordó en el Patronato de Poblet buscarle un escondrijo más seguro, habilitándole en un molino de la Casa Girona. El que hasta entonces había sido valedor del prelado, el señor Todá, llamó el día 24 de madrugada al jefe del comité de Espluga para informarle de la presencia del obispo en su casa. El coche de milicianos llegó a los pocos minutos, trasladando al obispo desde Poblet a Montblanch, recluyéndolo en una celda de la cárcel de este último pueblo.

Curiosamente el día 24 de julio la cárcel de Montblanch abrió una celda por la mañana para el cardenal y para Villadrich y otra por la tarde para el obispo auxiliar. Pero a la madrugada siguiente los emisarios de la Generalidad sacaron a Vidal y Barraquer, pidiendo éste que le permitiesen llevar consigo a su gran colaborador monseñor Borrás, pero no lo consintieron. El cardenal, una vez en Barcelona marchó a Italia merced a una intervención de la Santa Sede. Intentaron varias veces llevarse a Tarragona al obispo Borrás para deshacerse de él.

Al final, el 12 de agosto de 1936 bajo el pretexto de tener que declarar ante un tribunal de Tarragona, hicieron subir al obispo auxiliar en la caja de un camión, partiendo en dirección a Valls. Tras avanzar tres kilómetros y medio se detuvieron antes del Coll de Lilla. Le obligaron bajar a tierra y un par de descargas de fusil acabó con su vida. Recogieron entre todos un montón de leña seca, colocaron sobre él el cadáver boca abajo y le prendieron fuego.

S.S. Benedicto XVI firmó el 28 de junio de 2012 el decreto con el cual se reconoce el martirio de los Siervos de Dios Manuel Borrás Ferré Obispo Auxiliar de Tarragona, Agapito Modesto religioso lasallista y 145 compañeros.
 

Integran este grupo de mártires:

1.- Manuel Borrás Ferré, Obispo Auxiliar de Tarragona

66 sacerdotes diocesanos y 2 seminaristas

2.- Magín Albaigés Escoda, sacerdote diocesano;
3.- Ramón Artiga Aragonés, sacerdote diocesano;
4.- Josep Badía Minguella, sacerdote diocesano;
5.- Joaquim Balcells Bosch, sacerdote diocesano;
6.- Pablo Bertrán Mercadé, sacerdote diocesano;
7.- Jocund Bonet Mercadé, sacerdote diocesano;
8.- Josep Bru Boronat, sacerdote diocesano;
9.- Josep María Bru Ralduà, sacerdote diocesano;
10.- Tomás Capdevila Miquel, sacerdote diocesano;
11.- Joan Ceró Cedó, sacerdote diocesano;
12.- Magín Civit Roca, sacerdote diocesano;
13.- Josep Civit Timoneda, sacerdote diocesano;
14.- Josep Colom Alsina, sacerdote diocesano;
15.- Francisco Company Torrelles, sacerdote diocesano;
16.- Lluìs Domingo Mariné, sacerdote diocesano;
17.- Jerónimo Fábregas Camí, sacerdote diocesano;
18.- Isidre Fàbregas Gils, sacerdote diocesano;
19.- Pere Farrés Valls, sacerdote diocesano;
20.- Joan Farriol Sabaté, sacerdote diocesano;
21.- Narcís Feliu Costa, sacerdote diocesano;

22.- Pau Figuerola Rovira, sacerdote diocesano;
23.- Josep Garriga Ferrer, sacerdote diocesano;
24.- Josep Gassol Montseny, seminarista;
25.- Joan Gibert Galofré, sacerdote diocesano;
26.- Pau Gili Pedrós, sacerdote diocesano;
27.- Enric Gispert Domènech, sacerdote diocesano;
28.- Josep Gomis Martorell, sacerdote diocesano;
29.- Agapito Gorgues Manresa, sacerdote diocesano;
30.- Miguel Grau Antolí, sacerdote diocesano;
31.- Agustí Ibarra Anguela, sacerdote diocesano;
32.- Lluís Janer Riba, sacerdote diocesano;
33.- Dalmau Llebaria Torné, sacerdote diocesano;
34.- Josep Mañé March; sacerdote diocesano;
35.- Ramon Martí Amenós, sacerdote diocesano;
36.- Rafael Martí Fugueras, sacerdote diocesano;
37.- Josep Masquef Ferré, sacerdote diocesano;
38.- Francesc Mercader Randé, sacerdote diocesano;
39.- Josep Mestre Escoda, sacerdote diocesano;
40.- Aleix Miquel Rossell, sacerdote diocesano;
41.- Joan Montpeó Masip, seminarista;

42.- Antoni Nogués Martí, sacerdote diocesano;
43.- Josep M. Panadés Tarré, sacerdote diocesano;
44.- Josep Padrell Navarro, sacerdote diocesano;
45.- Antoni Pedro Minguella, sacerdote diocesano;
46.- Eladi Peres Bori, sacerdote diocesano;
47.- Andreu Prats Barrufet, sacerdote diocesano;
48.- Antoni Prenafeta Soler, sacerdote diocesano;
49.- Joan Roca Vilardell, sacerdote diocesano;
50.- Pere Rofes Llauradó, sacerdote diocesano;
51.- Joan Rofes Sancho, sacerdote diocesano;
52.- Pau Roselló Borgueres, sacerdote diocesano;
53.- Josep Roselló Sans, sacerdote diocesano;
54.- Miquel Rué Gené, sacerdote diocesano;
55.- Miquel Saludes Ciuret, sacerdote diocesano;
56.- Pio Salvans Corominas, sacerdote diocesano;
57.- Josep M. Sancho Toda, sacerdote diocesano;
58.- Jaume Sanromà Solé, sacerdote diocesano;
59.- Estanislau Sans Hortoneda, sacerdote diocesano;
60.- Lluís Sans Viñas, sacerdote diocesano;
61.- Sebastià Tarragó Cabré, sacerdote diocesano;

62.- Jaume Tarragó Iglesias, sacerdote diocesano;
63.- Joan Tomàs Gibert, sacerdote diocesano;
64.- Isidre Torres Balsells, sacerdote diocesano;
65.- Joan Vernet Masip, sacerdote diocesano;
66.- Francesc Vidal Sanuy, sacerdote diocesano,
67.- Miquel Vilatimó Costa, sacerdote diocesano;
68.- Pau Virgili Monfà, sacerdote diocesano;
69.- Francesc Vives Antich, sacerdote diocesano;

2 sacerdotes y 5 religiosos claretianos

70.- Jaume Mir Vime, sacerdote claretiano;
71.- Frederíc Vila Bartolì, sacerdote claretiano;
72.- Antoni Capdevilla Balsells, religioso claretiano;
73.- Sebastián Balcells Tonijuan, religioso claretiano;
74.- Antoni Vilamassana Carulla, religioso claretiano;
75.- Pau Castellá Barberá, religioso claretiano;
76.- Andreu Felíu Bartomeu, religioso claretiano;

3 sacerdotes y 4 religiosos carmelitas descalzos

77.- Vicente Gallen Ibañez (Vicente de la Cruz), sacerdote carmelita descalzo;
78.- Felipe Arce Fernández (Elipio de Santa Rosa), sacerdote carmelita descalzo;
79.- Pedro De Eriz Eguiluz (Pedro de San Elías), sacerdote carmelita descalzo;
80.- Joan Fort Rius (Àngel de San José), religioso carmelita descalzo;
81.- Carles Barrufet Tost (Carles de Jesús María), religioso carmelita descalzo;
82.- José Alberich Lluch (José Cecilio de Jesús María), religioso carmelita descalzo;
83.- Damián Rodríguez Pablo (Damián de la Santísima Trinidad), religioso carmelita descalzo;

12 sacerdotes, 3 clérigos y 5 religiosos benedictinos

84.- Àngel Maria Rodamilans Canals, sacerdote benedictino;
85.- Joan Costa Canal (Odiló Maria), sacerdote benedictino;
86.- Josep Maria Fontseré Masdeú, sacerdote benedictino;
87.- Cipriano González Millán (Domingo), sacerdote benedictino;
88.- Joan Roca Bosch, sacerdote benedictino;
89.- Agustí Busquets Creixell (Ambrosio Maria), sacerdote benedictino;
90.- Càndid Feliu Soler (Placido Maria), sacerdote benedictino;
91.- León Alesanco Maestro (Luis Gonzaga), sacerdote benedictino;
92.- Luis Palacios Lozano, sacerdote benedictino;
93.- Josep Albareda Ramoneda (Fulgencio), sacerdote benedictino;
94.- Joan Grau Bullich (Robert), sacerdote benedictino;
95.- Pere Vallmitjana Abarca, sacerdote benedictino;
96.- Pere Vilar Espona (Narcíso Maria), clérigo benedictino;
97.- Lluis Casanovas Vila (Hildebrand Maria), clérigo benedictino;
98.- Francesc Maria De Paula Sánchez Solé, clérigo benedictino;
99.- Aleix Civil Castellví (Ildefonso), religioso benedictino;
100.- Josep Maria Jordá y Jordá, religioso benedictino;
101.- José Erausquin Aramburu (Eugenio María), religioso benedictino;
102.- Ignasi Guilà Ximenes (Emiliano María), religioso benedictino;
103.-Jaume Vendrell Olivella (Bernat), religioso benedictino;

39 religiosos lasallistas

104.- Modesto Pamplona Falguera (Agapito Modesto), religioso del Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle (FSC);
105.- Alejandro Arraya Caballero (Alejandro Antonio), religioso de FSC La Salle;
106.- Bernabé Núñez Alonso (Alfeo Bernabé), religioso de FSC La Salle;
107.- Joan Baptista Urgell Coma (Benet Joan), religioso de FSC La Salle;
108.- Jaume Jardí Vernet (Fulbert Jaume), religioso de FSC La Salle;
109.- Pedro José Cano Cebrían (Arístides Marcos), religioso de FSC La Salle;
110.- Gabriel Albiol Plou (Justí Gabriel), religioso de FSC La Salle;
111.- Ildefonso Alberto Flos (Luis Alberto), religioso de FSC La Salle;
112.- Miguel Alberto Flos (Exuperio), religioso de FSC La Salle;
113.- Clemente Vea Balaguer (Clemente Adolfo), religioso de FSC La Salle;
114.- Patricio Gellida Llorach (Rafaél José), religioso de FSC La Salle;
115.- Fermín Gellida Cornelles (Alejandro Juan), religioso de FSC La Salle;
116.- Pascual Escuin Ferrer (Marciano Pascual), religioso de FSC La Salle;
117.- Andrés Pradas Lahoz (Andrés Sergio), religioso de FSC La Salle;
118.- Francesc Casademunt Ribas (Benild Josep), religioso de FSC La Salle;
119.- Pere Sisterna Torrent (Elm Miquel), religioso de FSC La Salle;
120.- Josep Maria Tolaguera Oliva (Faust Lluís), religioso de FSC La Salle;
121.- Josep Camprubí Corrubí (Jacint Jordi), religioso de FSC La Salle;
122.- Cesáreo España Ortiz (Eladio Vicente), religioso de FSC La Salle;
123.- Modest Godo Buscato (Anselmo Fèlix), religioso de FSC La Salle;

124.- Javier Pradas Vidal (Elías Paulino), religioso de FSC La Salle;
125.- Nicolás Rueda Barriocanal (Daniel Antonino), religioso de FSC La Salle;
126.- Manuel Mateo Calvo (Claudio José), religioso de FSC La Salle;
127.- Maximiano Fierro Pérez (Ángel Amado), religioso de FSC La Salle;
128.- Pio Ruiz De La Torre (Buenaventura Pio), religioso de FSC La Salle;
129.- Joaquim Pallerola Feu (Leonci Joaquim), religioso de FSC La Salle;
130.- Francesc Trullen Gilisbarts (Hugo Bernabé), religioso de FSC La Salle;
131.- Herman José Fernández Sáenz (Clemente Faustino), religioso de FSC La Salle;
132.- Lucas Martín Puente (Anastasio Lucas), religioso de FSC La Salle;
133.- Sebastián Obeso Alario (Honorio Sebastián), religioso de FSC La Salle;
134.- Juan Pérez Rodrigo (Nicolás Adriano), religioso de FSC La Salle;
135.- Antonio Gil Monforte (Antonio Gil), religioso de FSC La Salle:
136.- Francisco Vicente Edo (Félix Adriano), religioso de FSC La Salle;
137.- Arsenio Merino Miguel (Augusto María), religioso de FSC La Salle;
138.- Mariano Navarro Blasco (Jenaro), religioso de FSC La Salle;
139.- Josep Boschdemont Mitjavila (Gilberto De Jesús), religioso de FSC La Salle;
140.- Joan Font Taulat (Arnau Ciril), religioso de FSC La Salle;
141.- Alberto Linares De La Pinta (Alberto Joaquín), religioso de FSC La Salle;
142.- Francesc Salla Saltó (Pere Magí), religioso de FSC La Salle;

4 terciarios carmelitas de la enseñanza

143.- Julio Alameda Camarero, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);
144.- Lluís Domingo Oliva, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);
145.- Isidre Tarsá Giribets, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);
146.- Bonaventura Toldrà Rodon, Religioso Terciario Carmelita de la Enseñanza (comunidad ahora inexistente);

1 religioso capuchino

147.- Enric Salvà Menescal (Carmelo de Colomers), Religioso Capuchino.

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Por: . | Fuente: camineo.info

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Monzón, Huesca (España), Beatos José Nadal y Guiu y José Jordán y Blecua, sacerdotes diocesanos, asesinados por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco

El humilde Beato, mosén José Jordán Blecua, nació en Azlor, provincia de Huesca y diócesis de Lérida, el 27 de mayo de 1906, hijo de Domingo Jordán Latorre y Crescencia Blecua Subias, fue el penúltimo de doce hermanos. (Mosén: Título que reciben los clérigos en tierras del antiguo reino de Aragón)

Sintiendo desde muy niño la vocación sacerdotal, ingresó a los doce años en el Seminario de Barbastro, trasladándose al de Lérida al comienzo de la Filosofía "donde fue muy apreciado por su buen comportamiento y fervorosa actitud. Su ideal es el sacerdocio". Recibió las Órdenes Menores y poco después el diaconado, "otro paso gigante para acercarse al altar".

Su primera Misa la celebró en Azlor, su pueblo de nacimiento, que se vistió de fiesta y de sus mejores galas para esta celebración. Estaban junto a Mosén Jordán, su padre Domingo, siete hermanos, cuatro hermanos políticos además de muchos familiares y amigos, pero faltaban dos hermanas religiosas Hijas de la Caridad. Como privilegio obtenido en su visita a Roma pudo impartir la Bendición Papal en aquel día de gloria "con una unción extraordinaria.

Su vida fue siempre ejemplar, tanto de niño como de mayor, desbordándose sus ansias de perfección al verse hecho sacerdote; obediente a sus superiores, deferente con sus iguales, de carácter sencillo, dulce y angelical para con todos.

El obispo lo destinó a Monzón como vicario a las órdenes del párroco Mosén Mariano Ferrer, y pasó a residir como huésped en casa de la señora Dolores (Lola), coincidiendo con Mosén Nadal que también había sido destinado, como vicario organista a la parroquia de Santa María del Romeral. Fueron llamados por los vecinos de Monzón "Los Curetas".

Durante su corta vida sacerdotal de cuatro años en la Parroquia de Monzón, dio grandes ejemplos de abnegación y de gran caridad con los pobres. En su alma sentía vivos y crecientes deseos de morir por Cristo, cumpliéndose éstos el día 12 de agosto del año 1936, perdonando generosamente a sus verdugos, a imitación de nuestro Divino Salvador.

Al estallar la guerra civil y las noticias que llegaban de otras regiones y de la propia Diócesis, las personas a ellos allegadas dejaron testimonios que "con las manos tocaban ya la palma del martirio en aquellos momentos tan difíciles".

"Ninguno de los dos puso resistencia cuando fueron a buscarles a la casa de la señora Lola donde estaban hospedados. Los llevan a la cárcel. Poco tiempo están en ella. Su sentencia está decretada. Son sacerdotes".

La señora Lola, ignoraba su paradero pues se lo habían ocultado para que no padeciera pues los llevaba en su corazón. Fue la señora Marieta, la lechera, a quien le pregunto cuando le llevó la leche acostumbrada. "Están en la cárcel".

El día 12 de agosto de 1936, al sacarles de su encierro, solicitaron compartir unos minutos a solas, "quizá para recibir entre sí el sacramento de la reconciliación". Cuentan que el carcelero se emocionó al ver tanta entereza y valentía.

El fusilamiento tuvo lugar en una finca a las afueras de Monzón, a escasa distancia del cementerio, en la partida de "Sierra de Sierra Mediana". Mosén Jordan "cayó a los primeros disparos; y Mosén Nadal se mantenía en pie después de recibir varios disparos. No le hacían blanco, hasta que se sacó el Crucifijo que llevaba y dejándolo en el suelo dijo "Ahora ya me podréis matar". Esta vez sí que las balas dieron en el blanco.

Fue testigo, la señora Juaneta "La Avisadora" de la familia Lamarca.

“Estoy muy contento de padecer este martirio por la causa de Cristo ... sentiría mucho no poder morir por El”. Mosén Jordán daba gracias a su "buen padre porque le ha dejado llegar al sacerdocio", y siente "gozo inmenso de poder dar la vida por Cristo". (De su última carta, despidiéndose de su padre)

El levantamiento de los restos se realizó varios años después, trasladándolos al Cementerio de Azlor (ya de la Diócesis de Huesca). El 27 de septiembre de 1994 fueron trasladados a la Iglesia de la parroquial de Santa María del Romeral de Monzón donde actualmente reposan.
Su proceso de beatificación y canonización se ha realizado junto al del venerable Josep Nadal Guiu, de Bell-lloc de’Urgell, pues ambos eran en aquel momento sacerdotes destinados a la parroquia de Monzón.

S.S. Benedicto XVI firmó el 10 de diciembre de 2010 el decreto con el cual se reconoce el martirio de los Siervos de Dios José Nadal y Guiu, español y José Jordán y Blecua, lo cual permitirá su próxima beatificación.

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Obispo y Mártir

Martirologio Romano:En España, Manuel Basulto Jiménez, obispo de Jaén (España), y de cinco compañeros sacerdotes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Manuel Basulto Jiménez nació en Aduanero, Ávila (España), el 17 de mayo de 1869, su padre era molinero.

Realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Ávila y recibió la ordenación sacerdotal el 15 de marzo de 1892. Luego estudiaría derecho en la Universidad de Valladolid.

Fue canónigo magistral de León y lectoral de Madrid. En 1909 fue elegido obispo de Lugo, y consagrado el 16 de enero de 1910 por el nuncio Antonio Cardenal Vico en la iglesia de los paúles de Madrid. En 1919 Benedicto XV lo nombró obispo de Jaén, diócesis de la que tomó posesión por poderes el 14 de junio de 1920, celebrando su primera misa el 29 de junio. En su escudo rezaba el lema: "Quien a Dios tiene, nada le falta".

En los días primeros de la guerra civil, ante las revueltas y persecuciones a la Iglesia, al Obispo le ofrecen la posibilidad de huir. El propio gobernador civil intervino para aconsejar y facilitar su marcha a Ávila, donde podría salvar su vida. Estas gestiones las hizo el gobernador civil en reiteradas ocasiones a través de sacerdotes o él mismo por teléfono, pero don Manuel rechazó tales gestiones de forma tajante pues prefería quedar al lado de sus feligreses, corriendo sus mismos riesgos.

Pocos días después, el 2 de agosto de 1936, una masa de milicianos asaltaron las dependencias del Obispado. Invadieron el Obispado con hachas y palos, preguntando: "¿Dónde está el Obispo? Porque le vamos a dar un tiro". Estas circunstancias las preveía ya el Obispo en los meses anteriores. Uno de los testigos, ordenado sacerdote por Basulto el 6 de junio de 1936, recuerda la homilía que en tal ocasión les predicaba dedicada especialmente a los seis sacerdotes que ordenó: "Os envío como ovejas en medio de lobos".

Los milicianos entraron en el Obispado buscando armas que lógicamente no encontraron, pero sí encontraron algunos títulos del tesoro, que correspondían a la Delegación de Fundaciones y Capellanías que había en el Obispado para atender las necesidades de clero y conventos. El Obispo fue obligado a trasladarse a vivir a las oficinas de la planta baja. Se formó una comisión del Frente Popular, presidida por el alcalde, José Campos Perabá, para detener al Obispo. Cuando fue a ser trasladado el Obispo a la Catedral, que hacía de cárcel, pidió subir a la Capilla para consumir el Santísimo Sacramento, el jefe de los milicianos se negó y comenzó a blasfemar. A las 11 de la noche, el Obispo fue llevado a la Catedral, acompañado del Vicario general, Félix Pérez Portela. Al día siguiente la radio difundía la mentira que el Obispo de Jaén había sido sorprendido cuando intentaba huir con nueve millones de pesetas.

Don Manuel estaba encerrado con su familia en la primera habitación de la Catedral, entrando a la derecha; le acompañaban su hermana y cuñado y el Vicario general, D. Félix. En aquellos días de prisión, estuvo atento a los problemas de gobierno, encomendando a uno de los sacerdotes allí detenidos (D. Juan Montijano, que luego narrará todo lo ocurrido) que transmitiera a D. Juan Aragón su nombramiento como gobernador eclesiástico, por lo que pudiera pasar.

El Director general de prisiones, Pedro Villar, ordena que se haga un traslado de presos desde la Catedral de Jaén hasta Alcalá de Henares. En la Catedral los presos estaban hacinados en un número que superaba toda posibilidad de pervivencia. Se organizan dos traslados en dos noches sucesivas: el 11 y 12 de agosto de 1936. El total de presos que se sacan de la Catedral fue de 325 en la primera noche y 300 en la segunda. La narración del sacerdote D. Juan Montijano desciende a detalles de estos dos viajes. Los prisioneros trasladados en la primera noche también sufrieron vejaciones en el camino y once de ellos, dos de los cuales eran sacerdotes, fueron asesinados en el trayecto.

El día 12 de agosto de 1936 se forma una segunda expedición. En ella va incluido el Obispo, el Vicario general, la hermana del Obispo y el esposo de ésta. Las escenas de aquel trayecto en tren las cuentan los supervivientes y lo horrible de aquella matanza se recoge en un expediente del Archivo Nacional de España: A1 llegar a Vallecas, cerca de Madrid, el tren fue dejado a merced de las turbas. Los pormenores de la muerte del Siervo de Dios nos son conocidos por los testimonios de los supervivientes o de los mismos participantes en la matanza. Unos y otros dicen que colocados en grupos de veinticinco sobre un repecho de un paraje, muy cercano al cerro de Santa Catalina, iban dando cuenta de ellos tres ametralladoras apostadas frente por frente a muy pocos metros.

Su muerte ha sido valorada por los Teólogos vaticanos como un verdadero martirio porque la actuación de quienes intervinieron fue claramente "in odium fidei". El Obispo fue detenido publicándose calumnias contra él: Que se iba a escapar con nueve millones; se le impidió ir a la capilla para consumir el Santísimo Sacramento, dándole como respuesta las voces de unas blasfemias; pasó por la nave de la Catedral bendiciendo camino del martirio y también en esos momentos recibe las burlas de los milicianos; en el camino del tren pidieron la cabeza del Obispo en Alcázar de San Juan y Vallecas y en otras estaciones del trayecto. Por otro lado, los testigos refieren la serenidad de Don Manuel en tales momentos y la aceptación cuando le dan la noticia de que va a ser trasladado a aquel tren que le llevaría a la muerte: "Todo sea por Dios" dijo serenamente.

El 28 de marzo de 2013 S.S. Francisco firmó el decreto reconociemdo el martirio de este grupo de mártires lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. MANUEL ARANDA ESPEJO, seminarista de la diócesis de Jaén
nacimiento: 22 Marzo 1916 en Monte Lope Alvarez, Jaén (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Monte Lope Alvarez, Jaén (España)

2. MANUEL BASULTO JIMÉNEZ, Obispo de Jaén
nacimiento: 17 Mayo 1860 en Adanero, Ávila (España)
martirio: 12 Agosto 1936 en Vallecas, Madrid (España)

3. FÉLIX PÉREZ PORTELA, sacerdote de la diócesis de Jaén
nacimiento: 21 Febrero 1895 en Adanero, Ávila (España)
martirio: 12 Agosto 1936 en Vallecas, Madrid (España)

4. FRANCISCO LÓPEZ NAVARRETE, sacerdote de la diócesis de Jaén
nacimiento: 02 Marzo 1892 en Villanueva del Arzobispo, Jaén (España)
martirio: 28 Agosto 1936 en Villanueva del Arzobispo, Jaén (España)

5. JOSÉ MARÍA POYATOS RUIZ, joven laico de la diócesis de Jaén
nacimiento: 20 Octubre 1914 en Vilches, Jaén (España)
martirio: 03 Octubre 1936 en Úbeda, Jaén (España)

6. FRANCISCO SOLÍS PEDRAJAS, sacerdote de la diócesis de Jaén
nacimiento: 09 Julio 1877 en Marmolejo, Jaén (España)
martirio: 03 Abril 1937 en Mancha Real, Jaén (España)

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SANTA JUANA FRANCISCA DE CHANTAL

RELIGIOSA




Co-Fundadora de la Orden de la Visitación de Santa María.

Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal, religiosa, que siendo primero madre de familia, tuvo como fruto de su cristiano matrimonio seis hijos, a los que educó piadosamente, y muerto su esposo, bajo la dirección de san Francisco de Sales abrazó con decisión el camino de la perfección y realizó obras de caridad, en especial para con los pobres y enfermos. Dio comienzo a la Orden de la Visitación de santa María, que dirigió también prudentemente, y su muerte tuvo lugar en Moulins, junto al Aller, cerca de Nevers, en Francia, el día trece de diciembre (1641).

Santa Juana Francisca Fremiot nació en Dijon, Francia, el 23 de enero, de 1572, nueve años después de finalizado el Concilio de Trento. De esta manera, estaba destinada a ser uno de los grandes santos que el Señor levantó para defender y renovar a la Iglesia después del caos causado por la división de los protestantes. Santa Juana fue contemporánea de S. Carlos Borromeo de Italia, de Sta. Teresa de Ávila y S. Juan de la Cruz de España, de S. Juan Eudes y de sus compatriotas, el Cardenal de Berulle, el Padre Olier y sus dos renombrados directores espirituales, San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl. En el mundo secular, fue contemporánea de Catalina de Medici, del Rey Luis XIII, Richelieu, Mary Stuart, la Reina Isabel y Shakespeare. Murió en Moulins el 13 de diciembre, de 1641.

Su madre murió cuando tenía tan solo dieciocho meses de vida. Su padre, hombre distinguido, de recia personalidad y una gran fe, se convirtió así en la mayor influencia de su niñez. A los veintiún años se casó con el Barón Christophe de Rabutin-Chantal, de quien tuvo seis hijos. Dos de ellos murieron en la temprana niñez. Un varón y tres niñas sobrevivieron. Tras siete años de matrimonio ideal, su esposo murió en un accidente de cacería. Ella educó a sus hijos cristianamente. 

En el otoño de 1602, el suegro de Juana la forzó a vivir en su castillo de Monthelon, amenazándola con desheredar a sus hijos si se rehusaba. Ella pasó unos siete años bajo su errática y dominante custodia, aguantando malos tratos y humillaciones. En 1604, en una visita a su padre, conoció a San Francisco de Sales. Con esto comenzó un nuevo capítulo en su vida.

Bajo la brillante dirección espiritual de San Francisco de Sales, nuestra Santa creció en sabiduría espiritual y auténtica santidad. Trabajando juntos, fundaron la Orden de la Visitación de Annecy en 1610. Su plan al principio fue el de establecer un instituto religioso muy práctico algo similar al de las Hijas de la Caridad, de S. V. de Paúl. No obstante, bajo el consejo enérgico e incluso imperativo del Cardenal de Marquemont de Lyons, los santos se vieron obligados a renunciar al cuidado de los enfermos, de los pobres y de los presos y otros apostolados para establecer una vida de claustro riguroso. El título oficial de la Orden fue la Visitación de Santa María.

Sabemos que cuando la Santa, bajo la guía espiritual de S. Francisco de Sales, tomó la decisión de dedicarse por completo a Dios y a la vida religiosa, repartió sus joyas valiosas y sus pertenencias entre sus allegados y seres queridos con abandono amoroso. De allí en adelante, estos preciosos regalos se conocieron como "las Joyas de nuestra Santa." Gracias a Dios que ella dejó para la posteridad joyas aún más preciosas de sabiduría espiritual y edificación religiosa. 

A diferencia de Sta. Teresa de Ávila y de otros santos, Juana no escribió sus exhortaciones, conferencias e instrucciones, sino que fueron anotadas y entregadas a la posteridad gracias a muchas monjas fieles y admiradoras de su Orden. 

Uno de los factores providenciales en la vida de Sta. Juana fue el hecho de que su vida espiritual fuera dirigida por dos de los más grandes santos todas las épocas, S. Francisco de Sales y S. Vicente de Paúl. Todos los escritos de la Santa revelan la inspiración del Espíritu Santo y de estos grandiosos hombres. Ellos, a su vez, deben haberla guiado a los escritos de otros grandes santos, ya que vemos que ella les indicaba a sus Maestras de Novicias que se aseguraran de que los escritos de Sta. Teresa de Ávila se leyeran y estudiaran en los Noviciados de la Orden. 

Santa Juana fue una auténtica contemplativa. Al igual que Sta. Brígida de Suecia y otros místicos, era una persona muy activa, llena de múltiples proyectos para la gloria de Dios y la santificación de las almas. Estableció no menos de ochenta y seis casas de la Orden. Se estima que escribió no menos de once mil cartas, que son verdaderas gemas de profunda espiritualidad. Más de dos mil de éstas se conservan todavía. La fundación de tantas casas en tan pocos años, la forzó a viajar mucho, cuando los viajes eran un verdadero trabajo.

Sta. Juana le escribió muchas cartas a S. Francisco de Sales, en búsqueda de guía espiritual. Desafortunadamente, después de la muerte de S. Francisco la mayoría de las cartas le fueron devueltas a Sta. Juana por uno de los miembros de la familia de Sales. Como era de esperarse, ella las destruyó, a causa de su naturaleza personal sagrada. De este modo, el mundo quedó privado de lo que pudo haber sido una de las mejores colecciones de escritos espirituales de esta naturaleza.



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Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En Madrid, España, beato Teófilo Fernández de Legaria Goñi y cuatro compañeros, sacerdotes profesos de la Congregación de los Sagrados Corazones, asesinados por odio a la fe ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Mártir en El Escorial el 11 de agosto de 1936. Natural de Torralba del Río (Navarra), nació el 5 de julio de 1898. Profesó el 1 de septiembre de 1916. Ordenado sacerdote el 22 de septiembre de 1923, en Santander. Por sus excelentes cualidades fue enviado a estudiar en Roma, donde alcanzó el grado de doctor en Sagrada Teología, en la Pontificia Universidad Gregoriana, en julio de 1925. A los 28 años era vice-rector del Colegio en Madrid. Dos años después era ya el Superior del mismo, alternando sus múltiples ocupaciones con la dirección espiritual de las Asociaciones de Licenciados y Doctores y la de San Cosme y San Damián. Al mismo tiempo lograba la Licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca.

Se distinguió de modo especial en la defensa de los derechos de la Iglesia Católica en los difíciles años de la República española, promoviendo la Hermandad de San Isidoro de Sevilla. En agosto de 1935 fue nombrado Superior y Director del Escolasticado de la Congregación en El Escorial. Durante su breve Superiorato dejó un recuerdo imborrable entre sus alumnos. Su paso por el escolasticado fue una gracia especial. Su actividad fue increíble; su celo, extraordinario, inculcando en los alumnos una veneración y amor grandes hacia el sacerdocio.

Al producirse en julio el Alzamiento nacional estaba en El Escorial con profesores y jóvenes estudiantes. Convirtió la Casa en hospital de sangre, quedándose él como director del hospital y los profesores y jóvenes como enfermeros. Ante el peligro que corrían, a los pocos días se llevaron a Madrid, en camiones, a los profesores y estudiantes.

El se quedó cuidando la casa con cuatro Hermanos laicos, ya de edad. A los tres días llegó un miliciano con heridos, y reconoció al P. Teófilo, por haber recibido de él muchos favores en Madrid, siendo Superior del Colegio. Lo denunció y exigió que desapareciese de la Casa. Aquella misma noche vinieron con dos coches y mientras cenaba él con médicos y enfermeros se lo llevaron, pistola en mano. Sin juicio alguno, fue conducido a las afueras de El Escorial, a tres kms., y en el lugar llamado "La Piedra del Mochuelo", después de haberle dejado rezar y escribir unas líneas a su madre, lo fusilaron por la espalda mientras iba a ponerse en el paredón. Su cuerpo, con el de otros tres sacerdotes de El Escorial, que asesinaron minutos después, apareció al día siguiente, en dicho lugar. Fue inhumado en el Cementerio de San Lorenzo de El Escorial. Tenía 38 años de edad.

El 3 de julio de 2009 S.S. Benedicto XVI firmó el decreto reconociemdo el martirio de este grupo de mártires lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. ELADIO LÓPEZ RAMOS (LEONCIO), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 16 Noviembre 1904 en Laroco, Orense (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Madrid (España)

2. TEÓFILO FERNÁNDEZ DE LEGARIA GOÑI (BENJAMÍN), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 05 Julio 1898 en Torralba de Río, Navarra (España)
martirio: 11 Agosto 1936 en El Escorial, Madrid (España)

3. MARIO ROS EZCURRA (LUIS), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 30 Abril 1910 en Lezáun, Navarra (España)
martirio: 15 Agosto 1936 en Madrid (España)

4. GONZALO BARRÓN NANCLARES (FORTUNATO), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 20 Octubre 1899 en Ollauri, Logroño (España)
martirio: 02 Septiembre 1936 en Madrid (España)

5. ISIDRO IÑIGUEZ DE CIRIANO ABECHUCO (JUAN), sacerdote profeso, Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María
nacimiento: 08 Marzo 1901 en Legarda, Álava (España)
martirio: 02 Octubre 1936 en Madrid (España)

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11:49 p.m.

Por: . | Fuente: LaVerdadCatólica.org

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En los confines del Tibet, beato Mauricio Tornay, presbítero y mártir. Era canónigo regular de la Congregación de los santos Nicolás y Bernardo de Monte Giove (Gran San Bernardo). Anunció con empeño el Evangelio en China y en el Tibet, y recibió la muerte a manos de los enemigos del nombre cristiano (1949).
Es el séptimo de ocho hermanos. Nace en Rosiere (comuna de Orsieres, cantón de Valais), Suiza. Sus padres le forman en la fe católica. Estudia en la escuela del lugar; al regresar, ayuda a sus padres en el establo y la huerta. Después de su primera comunión, el niño se torna más atento. Está internado por seis años en el colegio de la abadía de San Mauricio, donde destaca por ser fervoroso; después de sus estudios secundarios, ingresa al noviciado de los canónigos Regulares de San Bernardo, donde expresa: "Cumplir con mi vocación de abandonar el mundo y dedicarme por completo al servicio de las almas para conducirlas a Dios, y salvarme yo mismo" (1931). Su voluntad de ser misionero es férrea; por lo mismo, al escribir a su hermana, le dice: "Hay tantos paganos que nos llaman... Nuestra salud, nuestra carne, es para ellos... Cuanto más vivo más convencido estoy de que el sacrificio y la entrega de uno mismo tienen sentido y son lo único que dan sentido a estos días... ". Su actividad se interrumpe cuando en 1934 es sometido a una intervención quirúrgica, momento en el cual sus dolores los ofrece a Dios y señala: "Las penas bien soportadas de un día tienen más mérito que si hubieras rezado todo el día... Nuestras pequeñas penas poseen un valor infinito si las unimos a Cristo". Hace sus votos solemnes en 1935 y es enviado a misionar en Weishi, Yun-nan (suroeste de China), en la frontera con el Tíbet, actual territorio de China. Ahí continúa estudios y aprende el idioma chino. Vive entregado a la oración, la Misa y la reflexión. Recibe la ordenación sacerdotal en 1938, ejerce su ministerio y está a cargo del seminario. Un año después estalla la guerra: China es invadida por Japón y las fronteras tibetanas son dominadas por la tropa.

El padre Mauricio necesita pedir limosnas para alimentar a los seminaristas. Antes de terminar el conflicto bélico (1945), es nombrado párroco de Yerkalo (al suroeste del Tíbet), donde el lama Gun-Akhio es soberano en todos los aspectos y odia a los misioneros; por lo que, en enero de 1946, es conducido al exilio en Pamé, Yunnan, China, donde se dedica a hacer oración, visitar a los lugareños y cuidar enfermos. En julio de 1949, disfrazado con hábito tibetano y afeitado, se dirigió a Lhasa, capital del Tíbet, para obtener del Dalai-Lama la libertad religiosa para los cristianos de Yerkalo; aun siendo reconocido continuó. Cuando llega a Tothong, varios guardias disparan sobre él, por lo que cae muerto. Su sacrificio no es inútil, ya que en la actualidad la fe católica predomina en Yerkalo. Así se hizo realidad uno de sus pensamientos de adolescente: "El día de la muerte es el más feliz de nuestra vida. Ante todo, hay que alegrarse, pues significa la llegada a la verdadera patria".

Beatificado por Juan Pablo II el 16 de mayo de 1993.

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Mártir

Martirologio Romano: En la aldea Agullent, en el territorio de Valencia, en España, beato Rafael Alonso Gutiérrez, mártir, que era padre de familia y, en el furor de la persecución contra la fe, derramó su sangre por Cristo. Con él se conmemora también al bienaventurado mártir Carlos Díaz Gandía, que este mismo día y en la misma localidad recibió la vida eterna por la defensa de la fe (1936).
El Rafael Alonso Gutiérrez nació el 14 junio de 1890 en la ciudad de Onteniente. El 24 septiembre de 1916, a la edad de veinticuatro años, contrajo matrimonio canónico con Adelaida Ruiz Cañada. Formaron un hogar cristiano bendecido por Dios con 6 retoños de los cuales dos murieron pequeños; las cuatro hijas se llaman Isabel, Adelaida, Dolores y Elena. Vivió auténticamente su vocación laical, tratando de impregnar de espíritu evangélico la realidad temporal en la cual la Providencia divina lo llevó a ejercer su trabajo cotidiano al servicio y en la construcción de la sociedad civil valenciana como Administrador de Correos en Albaida y posteriormente en Onteniente.

Hombre profundamente religioso, movido por del Espíritu Santo se dedicó al apostolado organizado siendo miembro de varias asociaciones laicales como la Adoración nocturna, Asociación del Sagrado Corazón de Jesús, Terciario Franciscano, Escuela de Cristo y Asesor de los Jóvenes de Acción Católica. Fue secretario de la Legión Católica. Fue presidente de los Hombres de Acción Católica y de la Junta parroquial, colaboró en estrecha relación con el arcipreste de Onteniente en la catequesis parroquial. Por la intensa actividad apostólica que realizaba era considerado por los enemigos de la Iglesia como el principal católico de la ciudad y por eso lo arrestaron y asesinaron.

Quienes le conocieron afirman que Rafael Alonso Gutiérrez era de temperamento serio, fuerte y vivo. De carácter bondadoso mostraba alegría y entereza cuando las circunstancias lo aconsejaban. Los testigos interrogados en el proceso, acerca de las virtudes practicadas por el Beato, describen una personalidad moral rica en la cual brillan las virtudes infusas en el bautismo dentro de las cuales se subrayan especialmente los aspectos específicos de la espiritualidad laical. Lo describen como un fiel laico auténtico, coherente que cumplió con exactitud sus deberes profesionales, formó un hogar cristiano, educó en la fe a sus hijos y se comprometió activamente en el apostolado.

En los días previos a la revolución Rafael Alonso Gutiérrez era consciente de la situación que estaba por afrontar: la persecución religiosa y el probable martirio. Uno de los testigos, depone: "Su estado de ánimo en los días previos a la Revolución fue de un luchador entusiasta en disposición para afrontar el martirio, lo que presentía desde el primer momento, como repetidamente se lo oí de sus propios labios. El Beato se dedicó con otros católicos a custodiar las iglesias en los meses que precedieron a la Revolución".Y continúa diciendo: "Durante la dictadura ocupó el cargo de Secretario de la Legión Católica, y después en la Acción Católica desempeñó el mismo cargo. También fue Presidente de la Junta Parroquial, Consejero del Sr. Arcipreste, catequista infatigable, colaborador asiduo en una revista llamada ‘Paz cristiana’. Como hombre culto intervino en muchos círculos de estudios y conferencias de propaganda cristiana. Por todo lo cual sufrió muchas denuncias y molestias hasta ser detenido algunas veces. Era considerado por los enemigos de la Iglesia como un católico muy destacado".

Otro colega del Beato, afirma: "En los días que precedieron a la Revolución y siguieron, se mostró con igualdad de ánimo y optimista. Dentro de la consiguiente preocupación conservó siempre su alegría de espíritu. Hizo vida normal hasta el momento de su detención".

La esposa del Beato, declara: "Mi marido junto con Carlos Díaz y alguno más, ofrecieron en la Vigilia de la Adoración nocturna del 24 de Julio, su vida por la salvación de España". Continúa diciendo la Sra. Adelaida Ruiz Cañada, esposa del Beato: "El se sentía perseguido y no se escondió haciendo vida natural". En el mismo modo manifiesta su hija Adelaida: "Ante la inminencia de la revolución estaba apenado, no acobardado. Nunca asintió a nuestras insistencias a que se ocultara, diciendo que sucedería lo que Dios quisiera, continuando su vida normal hasta el último momento".

El 4 de agosto de 1936 fue detenido por unos milicianos en su casa. La esposa del Beato, afirma: "En los primeros días de agosto... hacia las 11 de la noche y estando oyendo por la radio cómo comentaban sarcásticamente el incendio y saqueo de la parroquia de los Santos Juanes de Valencia, llamaron a la puerta y mi marido dijo: ‘Ya vienen por mí’. Salí a abrir la puerta y los milicianos dijeron que venían por el Beato para que hiciera unas declaraciones, y él, sin ninguna protesta, marchóse, y yo desde el balcón le vi alejarse siendo conducido a la profanada iglesia de San Francisco y aunque algunos vecinos le ofrecieron colchón los rojos lo impidieron". En el mismo modo su hija Adelaida, dice: "Fue detenido el 4 de agosto de 1936 después de cenar y rezar el rosario en familia, estando yo presente. Vinieron unos milicianos armados llamando con violencia a la puerta. No permitió que abriéramos nosotros, sino que salió él. Le detuvieron y le dijeron que los acompañara, a lo cual accedió de buena voluntad. Se despidió de nosotros, diciendo a mi madre que probablemente él no volvería, que nos educaba en el temor de Dios y el amor a la Patria y que no confiara en nadie más que en Dios y en sus fuerzas, que por mucho que le insistieran, que no nos llevara al Colegio de huérfanas, porque estaba regido por masones, que si podía nos diera un medio de vida independiente, y que lo demás, Dios lo haría. Nos abrazó a todos y se marchó".

Además de los supervivientes ya señalados, fue compañero de detención el cura Arcipreste de Onteniente, Don Juan Belda, también mártir. La vida en prisión estuvo caracterizada por malos tratados y vejaciones morales que los Beato supieron llevar con entereza cristiana.

Un compañero de Rafael Alonso, el Sr. Eduardo Latonda Puig, testifica: "En la cárcel nos obligaban a la limpieza de las letrinas, suelos e incluso a subir a los hornacinas de los retablos vacíos para que hiciésemos de imágenes de santos y después al bajar o mientras estábamos en el altar en posturas incómodas non golpeaban con cables de acero". Y la esposa del Beato, afirma: "Todos los días mi hija y un sirviente le llevaban la comida a la cárcel. [Mi marido se interesaba] por todos nosotros. Sé por compañeros de prisión que barrían las capillas".

Tortura y simulacro de fusilamiento

El 6 de agosto unos milicianos trasladaron a Rafael Alonso y Carlos Díaz, junto con Eduardo Latonda, a la cercana población de Ayelo de Malferit, con el pretexto de hacerles declarar. Allí fueron sometidos a varias torturas y les dieron una gran paliza. Después los retornaron a Onteniente. Así lo testimonia el mismo Sr. Eduardo Latonda Puig: "Sobre las 7 de la tarde del 6 de agosto de 1936 el Comité de Salud Pública determinó y nos sacaron: al Beato, a Carlos Díaz y a mí y nos condujeron en un autobús de línea de la ‘Concepción’ a Ayelo de Malferit, custodiados y vigilados por milicianos y nos bajaron a la puerta del palacio de los Marqueses de Malferit donde estaba todo el pueblo congregado. El pueblo nos recibió en medio de escarnios e insultos. Después de un breve intercambio entre los milicianos nos condujeron a la prisión municipal, donde al cabo de unas horas nos dieron un botijo de agua y dos sillas y más tarde el cartero de la población nos trajo una cena suculenta en atención a Rafael Alonso Gutiérrez. El Beato tomó tan solo un poco de pan y algunos sorbos, y nos aconsejó que cenáramos pronto para rezar el santo rosario y otras devociones. Al finalizar uno de los rosarios el Beato con lágrimas en los ojos nos dijo: "A vosotros dos no sé si os matarán, a mí sí; no pido más que cuiden de mis hijas y que no les falte nada". Alrededor de las tres y media los milicianos rojos se presentaron en la prisión y preguntaron por el más joven de los tres, que era yo mismo. Me sacaron de la cárcel y en medio de la expectación del pueblo, brazos en alto me condujeron al Cementerio distante aproximadamente un kilómetro y me introdujeron en el oratorio del Cementerio donde me preguntaron por el arsenal de armas. Dije la verdad, que no existía nada de esto y al salir de la capilla me dieron unos golpes con palas de raíz de olivo y me devolvieron a la población encarcelándome en el oratorio privado de los Sres. Colomer convertido en cárcel después de haber sido profanado. Desde allí, a través de la ventana, alrededor de las cuatro vi pasar a Carlos Díaz brazos en alto apuntado por los cañones de los fusiles y a quien oí regresar después para volverlo a la prisión de la que sacaron en aquel momento al Beato Rafael Alonso que abatido, brazos en alto, fue conducido del mismo modo que los anteriores y que regresó al cabo de mucho tiempo, totalmente abatido, gimiendo de dolor por las heridas recibidas, dejándole encerrado en la casa de un cura ocupada por los rojos. A las ocho de la mañana recibí la visita de mi padre que venía acompañado del secretario comarcal de la F.A.I. quien habló con el Comité Rojo de Malferit, y logró que nos trasladasen a Onteniente y así lo hicieron aquella misma tarde con otro autobús de ‘Montas y Morales’. Durante el trayecto nos contó Rafael Alonso Gutiérrez que cuando le llevaron al Cementerio le quitaron la chaqueta, se puso las manos en la cabeza y allí perdió el sentido a fuerza de golpes y efectivamente durante el regreso no se pudo poner la chaqueta. Llegamos a Onteniente en el preciso momento que trasladaban a los presos de la iglesia de San Francisco a la de San Carlos. El Beato [Rafael Alonso] no pudo cargar con su equipaje que tenía, debido al estado lastimoso en que se encontraba. El Beato, tendido de bruces sobre una colchoneta no quiso que nadie le viese la espalda hasta que llegó el médico D. Rafael Rovira, ya fallecido, quien le descubrió las espaldas y pude ver que estaba desollado desde los hombros hasta las nalgas, con heridas de puntapiés en las piernas. El médico le curó las heridas. Hasta que le sacaron para matarle no pudo dormir, rezando continuamente, comía muy poco lo que le llevaba su familia".

Y agrega: "Los de Ayelo al devolvernos a Onteniente dijeron: ‘Arreglaos con ésos pues son más duros que la piedra’. Los de Ayelo se ensañaron de una manera especial con el Beato Rafael Alonso y durante toda su permanencia en la cárcel fue sometido a una vigilancia y disciplina rigurosa teniéndole separado de los demás".

Rafael Alonso Gutiérrez vivió estas torturas con ánimo cristiano y cuando sus compañeros de prisión le preguntaron quienes lo habían apaleado él supo perdonarlos, así lo afirma el testigo Sr. Juan Micó Penadés: "Al interrogarle para que nos dijese quienes le habían apaleado manifestó ‘que no interesaba, que eso quedaba en las manos de Dios y no les guardaba rencor’".

La esposa del Beato, confirma estos hechos diciendo: "Al cabo de unos cinco días y pasando yo por la puerta de S. Francisco vi que se lo llevaron en un coche a mi marido que se hizo el distraído por no afligirme, junto con Carlos Díaz y Eduardo Latonda. Luego me enteré de que fueron llevados a Ayelo de Malferit donde fueron torturados en el Cementerio de dicha población, y se ensañaron especialmente con mi marido, como pude comprobar al enterrarle. Vi que tenía un trozo de algodón en sus espaldas que le pusieron sus compañeros para que pudiese soportar el vestido. De Ayelo regresaron a Onteniente, siendo llevados a S. Carlos otra iglesia convertida en prisión". Y un compañero de prisión depone: "El mismo nos contó que le hicieron simulacros de asesinato enterrándole vivo dejándole solo la cabeza fuera e intimándole a que renegara de su fe y disparando tiros al aire. Todo esto lo manifestó con una calma y tranquilidad admirable que traslucía su gozo interior"".

Mientras estaban en la cárcel, convencidos que le habrían de asesinar, mantuvieron la entereza cristiana que era típica en ellos: pasaban los días enteros en oración, con una total confianza en la voluntad de Dios.

Un compañero de prisión del Beato, afirma: "A las pocas horas de su ingreso en la cárcel llegue yo también detenido y le encontré con la disposición integra y la entereza cristiana típica en él". Otro amigo declara: "Fue detenido y encerrado en la profanada iglesia de S. Francisco. A continuación detuvieron a unos cuarenta. Mostró una entereza de ánimo extraordinaria, exhortándonos a ponernos en manos de la divina providencia". Y un testigo de oficio, corrobora los hechos diciendo: "Fue detenido el día 4 de agosto de 1936 y llevado a la iglesia de San Francisco y allí encontré al Beato, que estaba muy triste y llevaba una vida muy recogida y de mucha oración".Y agrega: "Hasta que lo sacaron para matarle no pudo dormir, rezando continuamente, comía muy poco lo que le llevaba la familia". Y continúa diciendo: "Al finalizar uno de los rosarios el Beato con lágrimas en los ojos nos dijo: ‘A vosotros dos no sé si os matarán, a mí sí; no pido más que cuiden de mis hijas y que nos les falte nada’". Y su esposa dice: "El día 10 de agosto, hacia el mediodía, le llevé la comida y me hizo determinados encargos sobre la educación y porvenir de los hijos. Me dijo que todo le dolía, que no podía dormir, pero que aquello no tenia importancia, y me despidió diciéndome que tuviese confianza en Dios que nada me faltaría".

Ejecución

La noche del 11 de agosto de 1936 sacaron de la prisión a Rafael Alonso Gutiérrez, a Carlos Díaz Gandía y a otro compañero, el doctor José María García Marcos. A los tres los asesinaron con disparos de arma de fuego en el término municipal de Agullent, población cercana a Onteniente. La Sra. Adelaida Alonso Ruiz, hija del Beato, depone: "Fue llevado por la carretera Albaida hasta el término de Agullent juntamente con Carlos Díaz y José García Marcos. Los tres murieron perdonando a los enemigos y dando vivas a Cristo Rey. Los compañeros murieron en el acto y mi padre quedó agonizante". Y agrega: "Los milicianos contaron posteriormente el valor y la entereza de los tres hasta el último momento, pues les habían ofrecido, si renegaban, volverlos a Onteniente, y ellos prefirieron seguir el camino".

Un compañero de prisión y testigo de oficio, afirma: "El comentario de los rojos fue que el Beato había muerto diciendo: ‘¡Viva Cristo Rey!’". Y quien aporta un detalle elocuente que explica el que Rafael Alonso superviviese al tiroteo es su amigo y compañero, el Sr. Eduardo Latonda Puig quien, al atestiguar sobre el Beato Carlos Díaz Gandía agrega: "El Beato salió para el martirio la noche del 11 de agosto de 1936. Con él también iba Rafael Alonso. Ambos fueron conducidos a la carretera de Albaida cerca de Agullent. El Beato en el momento de disparar se adelantó a los milicianos cubriendo con su cuerpo el de Rafael Alonso. Esto lo sé por lo que dijeron los mismos milicianos". Otro compañero de prisión afirma: "Hubo reunión de dirigentes en lugar de juicio, en que decidieron el orden en que habían de asesinar a los primeros, y antes que a ninguno a Carlos Díaz. Dormíamos en la misma capilla, habilitada como celda, y en la madrugada del día 11 de Agosto subieron los milicianos y enfocándole con la lamparilla eléctrica le obligaron a levantarse a puntapiés, sacándole junto con D. Rafael Alonso y José M. García. Les subieron en un taxi y les llevaron por la carretera de Agullent". Y agrega: "Al llegar al entrador de dicho pueblo, en la curva en donde se inicia una bajada en dirección a Albaida, les hicieron bajar y casi a bocajarro les dispararon varios tiros de escopeta y pistola y según manifestaron los propios asesinos al volver a la cárcel, Carlos Díaz sacó una estampa de la Virgen y se la puso en la frente, llevando la estampa a la herida. Serían las dos a lo más de la madrugada".

Muere perdonando a sus asesinos

Pero Rafael Alonso no murió en el acto, sino que quedó malherido en el vientre. A las pocas horas recobró el conocimiento y pidió socorro por señas a alguien que pasó por allí. La persona que vio las señas del herido acudió presurosa a dar cuenta de ello al Comité de Onteniente, y de allí salió una comisión con intención de acabar con él; pero entretanto llegaron gentes de Agullent, que recogieron al herido y lo trasladaron al convento de las Religiosas Capuchinas, donde le prodigaron algunos auxilios. Fue atendido por un sacerdote que pudieron encontrar. Poco pudo hablar por el estado tan grave en que se encontraba y murió alrededor de las tres de la tarde, perdonando a los que le habían herido, bendiciendo a Dios. No quiso delatar los nombres de los asesinos y exhortó a todos sus familiares a perdonar a sus verdugos con verdadera caridad cristiana. Falleció en la calle del Maestro Tormo, 5, de Agullent, a las 12 horas.

El Sr. Luis Amorós Ferri, alcalde que era de Agullent cuando fue asesinado el Beato, declara: "En los primeros días del mes de agosto de 1936 siendo yo alcalde de Agullent vino a mi casa hacia las 4 de la mañana un guardia rural y me dijo que en la carretera de Albaida Onteniente, cerca del cruce de Agullent, había tres hombres muertos. Inmediatamente me dirigí a dicho lugar acompañado del secretario del Ayuntamiento; vi a unos 100 metros y en un campo separado de la carretera un cadáver 100 ms. más lejos a dos, uno de los cuales era el Beato que estaba malherido y el otro era el cadáver de Carlos Gandía. El Beato pedía auxilio, haciendo señales con la mano. Llegamos junto a él y nos dijo que quería confesarse, y le contesté que haríamos lo posible para que lo pudiera hacer. De regreso al pueblo me dirigí en busca de uno de los sacerdotes que estaban escondidos y le indiqué lo que pasaba, y que hacía falta confesor. Me encaminé a Onteniente en busca del médico y volví con D. Rafael Rovira quien dijo que no tenía solución pues tenía el vientre acribillado a balazos. Encontré al Beato con un pañuelo puesto en el vientre. Al preguntarle si alguien le había curado me dijo que él mismo había sacado aquel algodón de la espalda que tenía lastimada y al decirle si sufría mucho, me contestó: menos que cuando fue llevado a Ayelo de Malferit. Le preguntaron si conocía a los asesinos, pero aunque seguramente los conocía, no quiso revelar ningún nombre, limitándose a decir que eran de Onteniente y forasteros. El siervo llegó a Agullent al Convento de los Capuchinos evacuado por los religiosos, llevado en una especie de camilla. Hacia las 7 de la mañana. Allí llamó la atención su gran entereza y serenidad de ánimo. Poco después vinieron sus familiares, hijos y esposa. Hacia las tres de la tarde de ese mismo día falleció y fue conducido al cementerio de esta localidad".

Y el Sr. Joaquín Soler Francés, ayudante del médico que asistió el Beato durante los últimos momentos de su vida, afirma: "Serían las 11 de la mañana del 11 agosto del 1936 cuando a requerimiento del médico Dr. José Delgado de Molina, le acompañé a asistir al malherido Beato Rafael Alonso Gutiérrez que se encontraba en el Convento de las Capuchinas quien yacía en el suelo sobre una manta. Yo como practicante procedí a prestarle mi asistencia en la cura de los numerosas heridas que prestaba en la región abdominal. Le di una inyección calmante ordenada por el médico pues suponíamos que sufría mucho, a pesar de que el Beato tenía una serenidad que me dejó maravillado. No pronunció ninguna palabra de protesta, ni queja alguna sobre la situación en que se encontraba. Puedo recordar estas palabras textuales que contestó a unas palabras de consuelo que los presentes le dirigíamos: ‘Que no nos preocupáramos, que sabía que iba a morir dentro de breves momentos; pero que moría muy a gusto con tal de que su sangre fuera para bien de su Patria’. En estas circunstancias el Presidente del Comité nos avisó de que llegaba un camión de Onteniente con milicianos y nos aconsejó que nos ocultáramos para evitar algún percance. Por lo dicho nos marchamos y poco después fallecía él. De lo que me enteré por ser noticia pública".

La hija del Beato, Adelaida, depone: "No tardó en llegar mi hermana informada por un amigo de Albaida. Al encontrar a mi padre en esta gravedad extrema pidió que le dejasen entrar a verle, cosa que consiguió con gran dificultad, y a condición de que no llorase para no alarmar a la gente. Mi padre se alegró y le dijo que no se afligiese y le pidió que acudiésemos los demás de casa. Cuando nosotros llegamos, ya había fallecido. El día 11 de Agosto a las 3 de la tarde. Le vimos y ayudamos a colocarle en el ataúd".

Los restos del Beato fueron enterrados en el Cementerio Municipal de Agullent, en donde reposan en un nicho particular. Su hija Adelaida, depone: "Ya he dicho que le vimos los familiares en el cementerio de Agullent. Unas mujeres piadosas de Onteniente trajeron los tres ataúdes. Fueron enterrados y están todavía en el cementerio de Agullent".

El 11 de marzo de 2001, el Papa Juan Pablo II lo beatífico junto a otros 232 mártires de la persecución a la fe.

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