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SAN SIXTO II


PAPA Y MÁRTIR



Martirologio Romano: Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires. El papa san Sixto, mientras celebraba los divinos misterios y enseñaba a los fieles los mandatos del Señor, al irrumpir los soldados para aplicar el edicto del emperador Valeriano fue detenido e, inmediatamente, decapitado el día seis de agosto. Con él sufrieron el martirio cuatro diáconos, que fueron enterrados con el papa en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, y en ese mismo día, también sus diáconos santos Agapito y Felicísimo murieron en el cementerio de Pretextato, en donde fueron sepultados (258).

Etimología: Sixto = aquel que es listo y pulido, viene del griego

San Sixto nació en Atenas. Siendo diácono de la Iglesia romana, sucedió al Papa San Esteban en la silla de San Pedro por los años 257, durante la persecución de Valeriano. 

San Sixto es titulado por San Cipriano: prelado pacífico y excelente. Y efectivamente un poco de paz sí se apresuró a llevar, apenas fue elegido, a las iglesias de Roma y de Cartago en cruenta lucha por la cuestión del bautismo a los herejes. (ver San Esteban I).

Tuvo una reconciliación con S. Cipriano, pero no hubo tiempo para profundizar un diálogo, pues debió enfrentar una nueva emergencia: Valeriano desató una segunda persecución contra los cristianos. Éstos fueron invitados a abjurar, so pena de la expropiación de los bienes y la decapitación.

A fines del mes de agosto del 258, San Cipriano, que sería decapitado el 14 de septiembre, escribía a uno de sus colegas: «Valeriano, en un escrito al Senado, ha dado la orden de que los obispos, sacerdotes y diáconos sean ejecutados inmediatamente. Sabed que Sixto ha sido muerto en un cementerio el 6 de agosto, y con él cuatro diáconos». La noticia era exacta. El 6 de agosto, el Papa Sixto II había sido apresado en en el cementerio de Calixto y decapitado junto con los diáconos Genaro, Magno, Vicente y Esteban. Otros dos, Felicísimo y Agapito habían corrido la misma suerte en el cementerio próximo al Pretextato. 

Nos hallamos ante la página más gloriosa de la historia de la Iglesia romana durante las persecuciones. Cipriano podía apoyarse en este testimonio para invitar a los cristianos de África «a la lucha espiritual: de tal suerte -dice - que cada uno de nosotros no piense tanto en la muerte cuanto en la inmortalidad y que, consagrados a Dios con todas las energías de su fe y de su entusiasmo, sientan antes la alegría que el miedo a la hora de una confesión, en la que saben que los soldados de Dios no reciben la muerte, sino antes bien, la corona» (Carta 80). 

En la pared derecha de la Cripta de los Papas se conservan, juntados, dos fragmentos originales de un primer poema de San Dámaso, dedicado al Papa Sixto II para celebrar su glorioso martirio.

"Cuando la espada (persecución)
las pías entrañas de la Madre (Iglesia)
traspasaba, aquí el obispo sepultado (Sixto II) 
la doctrina (las divinas Escrituras) enseñaba.
Llegan de improviso soldados y arrestan
allí al sentado en cátedra (la cátedra episcopal),
mientras los fieles ofrecen sus cuellos a la guardia enviada (es decir, intentan salvar al Papa a costa de su vida).

Apenas el anciano (obispo)supo que uno quiso arrebatarle la palma (del martirio),él mismo fue el primero en ofrecerse y dar su cabeza a la espada, para que así a ninguno pudiera herir una tan impaciente rabia (pagana). Cristo que distribuye los premios de la vida, reconoció el mérito del pastor, defendiendo El mismo el resto de su grey".

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Obispo y Mártir

Martirologio Romano: En Lérida, España, Beato Salvio Huix Miralpeix, Obispo de Lérida, asesinado por odio a la fe ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco

Salvio Huix Miralpeix nació el 22 de diciembre de 1877 en Santa Margarita de Vellors (Gerona). En su casa se respira un profundo espíritu religioso, el padre en unos Ejercicios Espirituales dejó escrito en uno de sus propósitos: “Dar la vida, si es necesario, por el Papa”.

A los 12 años entró en el Seminario de Vic. Buenas notas en los estudios, puntual cumplimiento de sus deberes. Pasarán los años y recibirá la ordenación sacerdotal en 1903. Tras sus primeros años en diferentes parroquias, decide ingresar en la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri.

Veinte años permanece en la Casa que los Oratorianos tienen en Vic, entregado a las obras apostólicas de la Congregación. Sobre todo como confesor de jóvenes y hombres. Otra de las facetas de su ministerio sacerdotal era la visita a los enfermos, entre los que practicaba la caridad de forma abnegada y sin relumbrón. Y ese mismo amor a los pobres fue indudablemente el que le facilitó las maravillosas conversiones que consiguió, algunas verdaderamente impresionantes. Profesor de Ascética y Mística en el Seminario, pronto la mayoría de sus discípulos lo escogieron como confesor o director espiritual.

Obispo de Ibiza

A los diez años de estar en el Oratorio fue nombrado director de las Congregaciones Marianas de Vic. Organizó magistralmente las secciones de Beneficencia y de Propaganda, llevó a término la magna Asamblea de Congregaciones Marianas de Cataluña, en 1921, y organizó los actos de la coronación canónica de la Virgen de la Gleva, Patrona de la «Plana de Vic», en 1923. No es extraño que el cardenal Tedeschini, a la sazón Nuncio en España, se fijara en aquel sacerdote.

Cuando en 1927 fue nombrado obispo de Ibiza, pudo desplegar sus dotes de apostolado. Entonces dio la medida de lo que sentía su corazón de apóstol, preocupándose del Seminario, de los sacerdotes -en especial de los ancianos y enfermos-, de la Acción Católica, de las escuelas religiosas y la educación de la niñez y la juventud, formación de padres de familia, Ejercicios Espirituales; y de propagar más si cabe sus grandes devociones: al Sagrado Corazón de Jesús, al Santísimo Sacramento, a la Madre de Dios en su advocación ibicenca de Nuestra Señora de las Nieves.

Obispo de Lérida

Nombrado obispo de Lérida en enero de 1935, se encontró con una diócesis distinta, mucho más grande y con otros numerosos problemas. Pero a todos hizo frente con ánimo esforzado: sus ansias apostólicas en favor de la juventud; de los niños en edad escolar; sus desvelos hacia los sacerdotes ancianos; hacia los pobres transeúntes sin hogar, para los que tenía en construcción un comedor para socorrerlos. Comenzó sus desplazamientos hacia los más apartados pueblos pirenaicos en visita pastoral. Impulsó los certámenes catequísticos y favoreció la labor de la célebre Academia Mariana de Lérida.

El Martirio

Poco antes del 18 de Julio de 1936 organizó unas Jornadas Eucarísticas de oración y penitencia, como si presintiera los trágicos días que se avecinaban. Cuando empezó la sangrienta persecución religiosa de 1936, se refugió en un primer momento en un piso cerca del palacio episcopal y más tarde en casa de un hortelano en las afueras. Pero comprendiendo el peligro que para sus protectores representaba su presencia allí, y acaso no pudiendo sufrir más estar a resguardo mientras tantos y tantos de sus diocesanos daban continuamente su sangre, en un arranque verdaderamente valeroso se presentó a un control de gente armada, entre la que vio a algunos guardias civiles, identificándose como el obispo de Lérida y acogiéndose a su protección. Pasada la primera gran sorpresa de aquellos hombres armados y después de algunas agrias discusiones entre ellos, los guardias pudieron conseguir recluirlo en la cárcel, que en aquellos tiempos de venganzas y crímenes expeditivos, era a veces garantía de alguna seguridad, por lo manos momentánea.

Su estancia en la prisión fue un rayo de luz y optimismo sobrenatural para los pobres que allí permanecían temiendo lo peor. Con ocasión de haber ingresado un sacerdote que pudo burlar la vigilancia y pasar un copón con formas consagradas, pudieron comulgar el día de Santiago, Patrón de España, y celebrar debidamente la festividad.

Los dos Comités antifascistas de la ciudad se disputaban tan valiosa presa, y esperaban jugar buenas bazas con su posesión. Así, cuando de las autoridades de Barcelona vino telefónicamente una orden de traslado de algunos presos significativos para ser juzgados en la ciudad condal, hallaron la manera de burlar la buena intención de algunos componentes del Gobierno de la Generalidad, escudándose en la falta de una orden escrita. Se organizó la marcha de veinte presos seglares y el obispo. Salieron de Lérida en plena noche por el puente sobre el Segre, enfilaron la carretera de Barcelona y cuando pasaban por delante del cementerio a las tres y media de la madrugada, fueron detenidos por unos milicianos que les dieron el alto y les exigieron la orden por escrito. Este ardid era empleado para conseguir lo que tanto deseaban: poder derramar la sangre de nuevas víctimas.

Monseñor Huix no perdió la serenidad ni en aquellos trágicos momentos: campechanamente comentó con los suyos, con una frase popular catalana que designa el próximo fin de un viaje: “Ja som a Sants!”, queriendo significar que, efectivamente, allí acabaría el suyo antes de emprender el vuelo a la Gloria. Allí fueron inmolados los veintiuno. A punto de sorprenderles el alba del 5 de agosto de 1936, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona de Ibiza, el señor Obispo fue el último en morir, bendiciendo a los que la precedieron en el sacrificio.

S.S. Benedicto XVI firmó el 27 de junio de 2011 el decreto con el cual se reconoce el martirio de este Siervo de Dios, lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.

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Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de la diócesis de Lleida (Lérida), España, Beatos Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen de las Mercedes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-37)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Se hacía querer. Era tan bueno, tan humilde, tan simple, tan dócil, tan piadoso, tan observante… ¿cómo no lo iban a querer todos?

Nació en Oliete, cerquita de El Olivar, de Antonio y Petra, el 28 de diciembre de 1903, siendo bautizado al día siguiente.

Tuvo la infancia dura, huérfano de madre desde los diez años y de padre desde los diecinueve. Con talante valeroso sufrió esas pérdidas y las afrontó. Desde niño se hizo cargo del rebaño, con tal dedicación y tanta alegría que nunca hizo fiesta, y nunca aceptó relevo en su trabajo. Se pasaba toda la semana en el campo, hasta la noche del sábado, viniendo entonces para estar el domingo al rosario de la aurora y a la misa; tornándose al ejido, su delicia. De no ser por las obligaciones religiosas -decía- no habría ido al pueblo tantas veces. Se confesaba y comulgaba frecuentemente.

Las fiestas del pueblo, por los mozos tan suspiradas, lo mismo. Las horas que estaba en casa –contará su hermana Josefina- se mostraba sobre todo obediente, humilde, sin molestarse jamás, y piadoso; las fiestas le servían de aburrimiento, pues, jamás tuvo interés por asistir a espectáculos, ni se miró a ninguna chica. Y un amigo de siempre asegura que en ningún momento se acercó a bares, ni menos a bailes y espectáculos, mostrándose en todo piadoso y ejemplar, su rostro sólo dirigido al cielo y a la tierra. Su primo Bartolomé aseverará: No le gustaba hacer daño a nadie ni meterse donde no le tocaba, no se le veía acción mala, de ningún género. Su tía testificó que era muy bueno, sólo se preocupaba de su trabajo, de cumplir sus deberes cristianos, distinguiéndose por su mansedumbre.

Al morir su progenitor, quedó cabeza de familia, asumiendo el cometido con responsabilidad, en organizar las labores del campo y las incumbencias del hogar, educando a sus hermanos con su ejemplo de cristiano cabal.

El pequeño de la familia, Pedro, dijo que le gustaría ser fraile de El Olivar, José quiso llevarlo personalmente y se quedaron los dos, porque José resultó prendado de aquella soledad y de sus moradores. El menor duró poco en el claustro, el mayor permaneció hasta la muerte. También vino al convento otro hermano, Antonio, pero de criado por un año; y afirmaría: en el convento mi José era muy exacto en el cumplimiento de sus obligaciones y muy respetuoso con los superiores; como pastor, jamás tuvo una denuncia; un día se le metió el rebaño en una viña, acudió el dueño furioso y vio con sorpresa que los animales no le habían hecho ningún daño, por milagro de san Antonio.

Lo hallamos postulante hermano el 26 de agosto de 1924. Vistió el hábito el 8 de septiembre de 1925, a las 20 horas, de manos del padre Francisco Gargallo, ante el padre Pablo Planes; fuera escrutado el 22 de agosto. Emitiría sus votos simples antes de la misa mayor el 24 de septiembre de 1926 (previa comprobación comunitaria el 25 y el 26 de agosto), en presencia de los padres Gargallo, Mariano Pina y Jaime Monzón, y los solemnes el 25 de septiembre de 1929 ante los padres Gargallo y Monzón; habiendo precedido la votación secreta del capítulo conventual los días 21 y el 22 de agosto. ¿Cómo no, si era modélico y había asimilado a la perfección aquella vida? Nunca le caía mal lo que se le ordenara, dócil como un niño bueno; era delicadísimo en cuanto a la castidad y exquisito en el trato con las mujeres; daba gozo verle rezar, embelesado ante el sagrario y en el recoleto camarín de la Virgen de El Olivar; apenas sonaba la campana del Ángelus, se arrodillaba donde estuviera, e invitaba a los circunstantes a rezar con él. El padre Jaime Monzón, formador entonces en El Olivar, lo define obediente, sacrificado y laborioso.

Casi toda su vida religiosa permaneció en Olivar; lo suyo eran las labores del agro, a las órdenes de fray Antonio Lahoz. Ambos tenían el huerto hecho un vergel. Si alguna vez venía a verle la familia, les enseñaba sus cultivos, pero bien se guardaban de tocar una fruta, que veían tentadora, pues les encarecía que era de la comunidad y él no podía disponer ni de un grano de uva; menudo disgusto le dieron una vez al decirle que habían comido nueces de las que estaban cosechando. Sin embargo una vez que fue al pueblo regaló su merienda. Aunque muy comedido en palabras, a los suyos manifestaba con ponderaciones su felicidad de vivir en el retirado Convento del Oli­var: Para mi herma­no el Olivar era la gloria, y viviendo en él se consideraba la perso­na más feliz del mundo». Entre la familia y entre sus paisanos, aunque no se prodigaba por Oliete, era tenido por santo. Su sobrina María afirmó que se pasaba de virtuoso. Otro sobrino, José, asevera que era muy delicado de conciencia, muy mortificado, grandemente humilde, en una palabra completamente santo.

Allí los días 7 y 13 de marzo de 1926 alegó defecto de audición para librarse del servicio militar. Solían ponerse esas excusas los mozos al ser llamados a filas, por si valían, y a él le valieron. Porque algo había; el 29 de septiembre de 1931 el padre Francisco Gargallo comunicaba al padre provincial que fray José Trallero tenía un tumor en la rodilla, le supuraba un oído y sufría de dolores de cabeza, debiendo ir a Barcelona para operarse tan pronto hubiera espacio en la casa, pues en Zaragoza sería más caro por no tener residencia propia.

El 6 de noviembre de 1932 el Provincial anunciaba al padre Gargallo que enviaba a fray Trallero temporalmente a Palma de Mallorca, pero compruebo que finalmente remitiría a fray Jaime Codina; no obstante debió salir fray Trallero por algún tiempo de El Olivar, porque el 26 de septiembre de 1933 decía el Provincial al Superior que no se lo podía enviar. Sí consta que el 9 de mayo de 1934 estaba en San Ramón, de cocinero. El 16 de octubre de 1935 se hallaba en Banicalap, de médicos en Valencia, el inmediato día 21 el padre Provincial comunicaba a El Olivar no iba peor, pero el 9 de noviembre de 1935 avisaba de que fray Trallero tendría que operarse.

En efecto, sufría de los oídos; causándole muy agudísimos do­lores en toda la cabeza. Pero también aquí demostró su temple, pues llevó los padecimientos con paciencia admirable y sublime espíritu de mortificación. Finalmente fue operado en el hospital Clínico de Barcelona, en abril de 1936, y por este mo­tivo antes y después de la operación tuvo que ir muchas veces a visi­tarse.

Y una vez más manifestó que era un ser especial. Por tener que estar en el hospital Clínico muy temprano y en ayunas, el hermano cocinero le ponía el desayuno en un paquetito para que se lo tomara después de la visita. Mas, a pesar de estar muy débil, casi nunca se lo comía, porque lo daba al primer pobre que veía. Si le reñían por quedarse sin des­ayuno, estando débil por la convalecencia, respondía: No saben el contento que siento al desprenderme del desayuno y de los céntimos del tranvía. Aquel desventurado quizá no pueda comer en todo el día y a mí, gracias a Dios, no me faltará nada a mediodía. Estando en Barcelona algunos familiares se empeñaron en llevarlo a un espectáculo teatral, pero, fiel a sus principios, se negó en redondo.

Por el mes de mayo de 1936, restablecido, partía de Barcelona hacia su querido Olivar. Fue de por ahora la confidencia que relata su hermana Josefina: estuvo en casa y fue la última vez que lo vi, y diciéndole -adiós, hasta que nos veamos, y me respondió adiós, hasta la eternidad; le insistí que no fuera pesimista, y él me dijo que muy pronto estallaría una guerra o revolución y que serían matados muchos sacerdotes y religiosos, y yo seré uno de ellos; díjele que viniese a casa en Oliete, si pasaba algo, contestó que él no abandonaría el convento; diciendo textualmente: todo mi deseo sería morir mártir; ¡qué gloria! ¡Qué suerte!

Y su deseo se cumplió, no obstante que pudo salvar su vida, pues regresando de llevar algunos estudiantes a Muniesa, un campesino le advirtió del peligro de volver al convento y que se fuese con su hermano, pero le respondió que el deber, el deber, por encima de todo.

Martirio de
Fray José Trallero Lou y de Fray Jaime Codina Casellas

El 4 de agosto, hacia las cuatro de la tarde, por insinuación del padre Comendador, saliendo del corral donde estaban escondidos, como ya vimos, fueron los dos Hermanos a ojear si había paso para Oliete. Manuel Aced les advirtió que era muy peligroso, pero manifestaron que por obediencia cumplirían la disposición del superior. Anduvieron un par de horas, cuando fueron sorprendidos por un grupo de milicianos que, desde Olite, iban hacia El Olivar. Maniatados, los trajeron al Convento, llegando puesto el sol. Ya lo habían ocupado elementos del comité de Estercuel, que, luego de cerrar las puertas monacales, se disponían a regresar a su pueblo; mas a unos trescientos metros se toparon con los milicianos aprehensores que instaron a los estercuelinos a volverse. Llegados a la plaza comenzaron a torturar e injuriar soezmente a los Hermanos.

Juan Manuel Boltaña asevera cómo bajó con el comité de Estercuel a posesionarse del convento, y vio cómo algunos milicianos maltrataban a los Frailes y los amenazaban con la pistola en el pecho para que manifestasen dónde estaban los otros; dijeron que no lo sabían y callaban ante los insultos. En estas intimidaciones descubrieron a fray Trallero unas medallas al cuello, y le conminaron: Quítate eso, que ya ha pasado de moda. Pero él se negó resueltamente. Querían obligarles a gritar viva la revolución, viva el comunismo, viva Rusia, pero replicaban: ¡viva Cristo rey!, ¡viva la religión católica!

Fray José y fray Jaime fueron compelidos a presenciar la profanación del templo, la violación del cementerio monástico y del panteón, la quema de imágenes y ornamentos, las parodias más satánicas. Tomándose un respiro, quisieron los sicarios comer y beber cuanto los religiosos habían venido ahorrando, así que, siempre vigilados por dos milicianos, tuvieron que preparar la cena las dos víctimas; que, desconfiando los facinerosos, fueron obligados a probar los alimentos. Les infligieron muchos insultos en todo momento, como el de tenderlos en medio del refectorio, mientras banqueteaban, entre cuatro candeleros encendidos, simulando un velatorio. Hartos y bien bebidos, los sicarios encerraron a los Hermanos en una celda, y siguieron su orgía macabra.

Al amanecer el día 5 fueron sacados los Frailes del convento; unos tiraron para Estercuel, otros para Oliete, que al separarse dijeron: estos dos no tendrán que andar mucho. Un miliciano, mostrando un rosario, preguntó de quién era, manifestando fray Trallero que era suyo, el rufián le espetó: Toma, póntelo, pues con él morirás.

Los llevaron como dos kilómetros, según manifestaciones posteriores de los milicianos, pudieron de huir pues conocían bien el terreno, pero caminaron como mansos corderos. Al llegar a la bajada del barranco del Agua, se pararon, volvieron a preguntar a las víctimas por los otros frailes, a denostarles, a pretender arrancarles una blasfemia, vivas a Rusia y a la revolución; mas a todo contestaban: viva Cristo Rey

Uno de los asesinos comentó después: Los dos legos que hemos matado, los hemos matado porque eran estúpidos, porque no querían renegar de la fe y no querían blasfemar de Dios como nosotros les exigíamos y ellos respondieron con un ¡viva Cristo rey! y esto repetidas veces. No hay Dios, pero si hubiese estos son dos santos. Otro contaría: Acabo de matar a dos frailes. Les exigí que gritasen algún viva, y ellos respondieron inflexibles ¡viva Cristo rey!, me enfurecieron tanto que disparando con la pistola los maté. Otro comentaría: Yo los quería salvar, porque eran trabajadores, pero se han empeñado en morir por su religión y tanto oír viva Cristo rey. No he tenido más remedio que matarlos.

Eran las seis de la mañana cuando cayeron acribillados. Los sicarios aplicaron unos haces de mies, y les prendieron fuego, mas no ardieron sino las ropas y se chamuscaron los cadáveres.

Pablo Juan Sanz memorara cómo aquella mañana iba a acarrear con sus caballerías, vio fuego, se acercó y reconoció los cadáveres, no obstante estar chamuscados; luego supo cómo fray Trallero dijo al fray Codina: prontísimo iremos a la gloria. Aquella misma tarde los primos de fray Trallero, Agustín y José Lázaro, removieron las cenizas, constataron cómo las cabezas estaban abiertas por los disparos y una vaciada con los sesos esparcidos por el suelo; recogieron un crucifijo y dos medallas.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. MARIANO ALCALÁ PÉREZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 11 Mayo 1867 en Andorra, Teruel (España)
martirio: 15 Septiembre 1936 en Andorra, Teruel (España)

2. TOMÁS CARBONELL MIQUEL, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 20 Diciembre 1888 en Jijona, Alicante (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

3. FRANCISCO GARGALLO GASCÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Febrero 1872 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

4. MANUEL SANCHO AGUILAR, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero 1874 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

5. MARIANO PINA TURÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 13 Atril 1867 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

6. PEDRO ESTEBAN HERNÁNDEZ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 27 Julo 1869 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

7. ANTONIO LAHOZ GAN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 22 Octubre 1858 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

8. JOSÉ TRALLERO LOU, religioso mercedario profeso
nacimiento: 28 Diciembre 1903 en Oliete, Teruel (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

9. JAIME CODINA CASELLAS, religioso mercedario profeso
nacimiento: 03 Mayo 1901 en Aguilar de Segarra, Barcelona (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

10. JOSEP REÑÉ PRENAFETA, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 15 June 1903 en Lleida (España)
martirio: 16 Agosto 1936 en Barcelona (España)

11. ANTONIO GONZÁLEZ PENÍN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Marzo 1864 en San Salvador de Rabal, Celanova, Orense (España)
martirio: 10 Agosto 1936 en Barcelona (España)

12. TOMÁS CAMPO MARÍN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Enero 1879 en Mahamud, Burgos (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

13. FRANCESC LLAGOSTERA BONET, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 30 Agosto 1883 en Valls, Tarragona (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

14. SERAPIO SANZ IRANZO, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Octubre 1879 en Muniesa, Teruel (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

15. ENRIC MORANTE CHIC, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Septiembre 1896 en Lleida (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

16. JESÚS EDUARD MASSANET FLAQUER, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero1899 en Capdepera, Islas Baleares (España)
martirio: 25 Julo 1936 en Lleida (España)

17. AMANCIO MARÍN MÍNGUEZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 26 Marzo 1908 en Celada del Camino, Burgos (España)
martirio: 26 Julo 1936 en Binéfar, Huesca (España)

18. LORENZO MORENO NICOLÁS, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Marzo 1899 en Lorca, Murcia (España)
martirio: 03 Noviembre 1936 en Lorca, Murcia (España)

19. FRANCESC MITJÁ i MITJÁ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 26 June 1864 en Arbucias, Girona (España)
martirio: Enero 1936 en Ivorra, Lleida (España)

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Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de la diócesis de Lleida (Lérida), España, Beatos Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen de las Mercedes, asesinados por odio a la fe. ( 1936-37)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Trece son las que conservamos, las tengo aquí delante. Son reliquias, reliquias de un mártir, venerandas. ¡Y tan hermosas! Su familia las guardó y las legó a la Orden como gran tesoro. Lo son. Escribe mal, en castellano o en catalán; su letra es casi indescifrable, comete todas las faltas ortográficas posibles… Pero son admirables, por ingenuas, por piadosas, por sinceras. Se manifiesta pobre e ignorante, se propone ir a la escuela para aprender a escribir mejor, repite que es de corto entendimiento, se declara un pobrecico. Así se veía él, así era, como nos dicen los que le conocieron. Humilde, fervoroso, mortificado, pobre, se daba con toda el alma, absolutamente por Dios y por el prójimo, diría el padre Bienvenido Lahoz

Nació, de José y Magdalena, el 3 de mayo de 1901 en Aguilar de Segarra, siendo bautizado el 5 de ese mayo, confirmado el 10 de octubre del mismo año.

Piadoso de por sí, bien orientado en el seno de la familia, desde niño deseó ser mercedario. La correspondencia manifiesta la gran influencia que tuvo sobre él su tío sacerdote Valentín Codina. Veo lo mucho que desea mi bien espiritual, le escribía el 19 de septiembre de 1932.

Simuló ir a trabajar cerca de Barcelona para entrar en contacto con los Mercedarios. A los dieciséis años, con el consentimiento familiar, ingresó en el convento de Lérida, a donde fue llevado por su padre. Cayó enfermo, y –lo confesaba a su primo Estanislao Codina- su meditación eran sufrimientos de Cristo y su anhelo padecer para ganarse el cielo. Enviado a San Ramón el 20 de junio de 1921 para mejorarse, retornó a la Ciudad del Segre el 29 de agosto de 1921. Mas regresaría a San Ramón a fin de vestir el hábito mercedario el 30 de noviembre de 1921, a las 20’15 horas, de manos del padre Ramón Martín y ante el padre Pablo Planes.

Llamado a filas, estuvo cumpliendo el servicio militar desde el 15 de enero de 1922. Gran riesgo aquel, mas fray Codina tenía las cosas claras; la mili aún consolidó más su vocación, estando de vuelta al convento a primeros de enero de 1926. Su tío Valentín escribió al respecto: cuando estuvo mi sobrino en el servicio militar, no se relajó en nada. Se veía inclinado a la piedad. No me sorprendió que se hiciera religioso porque no le había visto nunca desmandado; creo que tenía una buena vocación. Y Estanislao cuenta cómo, cumpliendo la mili en Barcelona, saliendo ambos a pasear no sabía hablar de otra cosa que de las vidas de los santos y sus ansias de volver al convento.

De que no entró en crisis su vocación es fehaciente cómo inmediatamente que fue licenciado, a primeros de enero de 1926, regresó al convento; el 21 del mismo enero llegaba desde Barcelona a El Olivar para hacer el noviciado, que interrumpiera el servicio militar; hizo retiro; fue escrutado el 22 y el 23 por los padres Francisco Gargallo, Mariano Pina, Manuel Sancho, Pablo Planes y Jaime Monzón; y el 30, a las 20’15, le vistió de nuevo el padre Francisco Gargallo ante el padre Manuel Sancho. En diciembre de este año 1926 felicitaba a mosén Valentín, deseando que viviendo y muriendo santamente tengamos la dicha de gozar un dichoso cielo así sea; proveyendo a la salud del familiar Luís; rogando que si por aquí encuentra que tenga vocación por el estado religioso le agradeceré que tenga la bondad de avisar, ahora también en San Ramón han abierto postulantado; comunicándole cómo sin darse cuenta pronto va a hacer un año que llegué a este convento, y si no hay ninguna novedad y mis superiores no encuentran inconvenientes y Dios acepta mis deseos celebraré con libre y plena libertad mis primeros votos religiosos simples el 31 de enero.

Así fue pues el 31 de enero de 1927 en El Olivar, ante los padres Tomás Tajadura, Mariano Pina y Jaime Monzón. Le habían escrutado los precedentes días 21 y 22. El 7 de agosto de ese año escribía a su bondadoso y amado tío Valentín: Recibí su muy atenta grata carta por lo cual agradezco vuestro gran amor para con mí y me confundo al observar la poca atención y amor para con vos pienso atentamente como podré corresponder por lo mucho que habéis hecho por mi por toda la familia y los sobrinos, siendo muy poca cosa para corresponder y agradecer rezará por él al Corazón de Jesús. Le envía una fotografía de la Virgen y exclama: en verdad digo dichosa y bendita la hora en que llegué a este paraíso celestial en la tierra.

El 23 de diciembre de ese 1927 felicitaba a su tío mosén Valentín y, una vez más le mostraba con exquisita humildad su agradecimiento: cada día veo que mis deudas hacia usted son más grandes cuando recuerdo cuando era pequeño qué poco apreciaba sus buenos consejos, que Dios me perdone la falta de respeto.

En 1928 pasó algunos días en casa por haberse enfermado gravemente su madre, pues no se apartó un momento de ella, compartiendo rezos y pláticas espirituales. Eran tiempos de riesgo, y Estanislao le advirtió que lo podrían matar; del cuerpo –respondió- hagan lo que quieran, mas el alma es sólo de Dios.

En enero de 1929 escribía a su padre desde esta soledad santa y casa de Dios de Mercedes: por vuestra carta de octubre veo vuestra salud y vuestra prosperidad de los bienes materiales… amado padre ya tenéis unos cuantos años y fácilmente el corazón se aficiona en las cosas materiales y el hombre se olvida fácilmente de lo más importante que es reflexionar atender y seguir el camino que conduce la verdad… Así espero amado padre mío que en camino de verdadera y santa penitencia que espiraremos en los dulces brazos de Jesús María y José y después tengamos la dicha de abrazarnos en el cielo… Ya que tengo estado y han llegado los reyes espero que algo me ban a traer aun que es verdad que nada jamás me tiene que faltar porque en la propia casa de Dios estoy Dios provera de todo antes que yo lo pida y me de cuenta que me haga falta... si en vida le queréis dar lo que le dejareis por testamento y me lo queréis ahora lo que sea vuestra voluntad… mucho os lo agradeceré y la orden también y la Virgen nuestra Madre, si acaso os determinéis de mandármelo lo mandareis en esta casa de Dios de Olivar casa de mis encantos y delicias mis hermanos podrán poseer riquezas pero aunque poseyeran todo el mundo entero yo no canviaría por mi única felicidad de servir a Dios en mi amada orden. Adjuntaba una carta para sus hermanos: Espero con la ayuda del cielo expresaros mis únicas resoluciones con toda claridad… para que no murmuréis ni censuréis mis decisiones porque Dios nos pedirá cuenta de todas las cosas… sigue hablando de cómo el hombre se entrega a sus apetitos, no se sacia… hermanos míos instruíos bien sobre este punto de la penitencia ya que es una necesidad indispensable para entrar en el reino de Dios. Os pido, hermanos muy amados, que me dejéis en santa paz y tranquilidad. No escribirá más –dice- hasta que haya aprendido a escribir y para ello va a ir a la escuela.

El 19 de marzo de 1930 en el convento de San Ramón profe­saba solemnemente, adoptando el nombre fray Pedro Armengol. Se conservan cuatro cartas suyas a su tío sacerdote Valentín Codina expedidas en San Ramón.

El 11 de abril de 1930 se excusaba porque no le había avisado de su profesión solemne, perdone que no es mi intención ofender o hacer sufrir a nadie, de buena gana me iría a rincón de una montaña solamente por no hacer sufrir a otros, qué importa que yo sufra mientras haga que no sufra nadie… parece que no sepa portarme de otra manera que ingratamente. Enfadó a sus superiores porque ni a su padre se lo quería anunciar, pues doy poca importancia a la profesión, qué me aprovechará a la hora de la muerte la profesión si mi vida ha sido diferente de lo que he prometido solemnemente, cuántos hombres hay que van por los cuatro mundos de Dios como abandonados y perdidos y ellos también un día profesaron… profesado en cumplimiento de la voluntad de Dios, ahora hace falta que cumpla lo que he prometido.

El 24 de diciembre de 1931 deseaba al tío feliz la Navidad y manifestaba los mismos complejos de inferioridad: Usted se conformó con que no le escribiera, pero lo he preguntado y me ha dicho que estaba mal hecho… Veo que con mucha razón Usted también le habrá parecido mal al pasar tanto tiempo sin que yo le escribiera, bien veo que son tantas las cosas que he hecho mal por no pedir consejo porque me ha parecido a mi y nada más. Espero que dará por olvidado mi mal comportamiento con Usted.

El 19 de septiembre de 1932 animaba a su tío a ir al Santuario de ejercicios, con las esperanzas de poderle obsequiar, añadiendo, desde su acostumbrada humildad, creo muy bien que me dispensará de no haberle obsequiado de la manera que habría deseado el año pasado.

Un 11 de febrero (de 1933) le contaba cómo acababa de llegar para ver su muy estimado padre enfermo; había tenido otro ataque muy fuerte, pero se había recuperado, así que el día 23 se regresará a San Ramón.

De por ahora es una misiva a su muy querida tía María Casellas, de la que también tenía recibidos muchos favores y justo es que se los agradezca, pues la tiene dentro de su corazón, aunque no le escriba, como tampoco le escribe a su padrina la tía Acheta y a su cuñada Francisca Giral, porque no sabe, cuando escribe es por dar satisfacción a mosén Valentín. A todos deseo todo el bien material y espiritual y después que nos podamos ver todos en el cielo… Estaré contentísimo –agrega- si cuando están ante el sagrario se acuerdan de mí.

El 15 de noviembre de 1932 llegó a Palma. Desde allí escribía el 23 de abril de 1933 a su amado tío mosén Valentín, excusándose de no haberle contestado antes por estar muy ocupado y cómo me cuesta tanto escribir. Palma es un país muy bonito los extranjeros les gusta mucho. Usted venga podrá mejor formarse una idea yo no le puedo explicar nada porque salgo muy poco me causan tan poca ilusión las cosas que a donde estoy mejor es en casa. A ver cómo terminaran las cosas de la política parece como si lo peor todavía no hubiere venido. Por este país también se esta con mucho peligro según se ve la parte moral a decaído por todas partes y por eso no encuentro nada extraño que los desordenes aumenten.

Vino, en efecto, a Mallorca para verle el tío Valentín, parece que en 1933, constatando cómo saqué la impresión de que era muy obediente y que sus superiores estaban contentos con él. Creo que vivía feliz su estado religioso. El sobrino le escribió el 27 de diciembre de 1933 deseándole buenas navidades; anunciándole la muerte del padre Eleuterio Menchaca; comentando que escribía a su padre, a su hermana, a su tía monja, a la madrina; lamentando que los tiempos no son favorables para que las cosas se arreglen para una entera paz y tranquilidad, que Dios tenga misericordia y sea propicio a estos tiempos en que las pasiones y los vicios se han mostrado tan descaradamente.

Se halla cuando la visita provincial del 10 al 12 de julio de 1933, y cuando el informe provincial de 1934. Este año el 2 de noviembre con los padres Mariano Pina, Lorenzo –los tres mártires- visitaron la tumba del padre Eleuterio Menchaca y el 21 de ese mismo noviembre con el padre Pina hicieron día de asueto en Génova, escalando el monte. El 22 de diciembre de 1934 respondía a la felicitación de su tío Valentín, se hacía eco del momento político y comentaba: Por estas islas algunos van a tener unas fiestas muy tristes han suspendido dos bancos los pagos y con el temor de que alguno más hará lo mismo, cierre de alguna fabrica y comercio. Seguía en Palma cuando la visita provincial del 19 al 23 de enero de 1935. El 26 de febrero Codina cogió un gripazo. El 4 de mayo de 1935 salió para San Ramón.

El 12 de septiembre de 1935 el padre provincial disponía que fray José Gascón fuera para San Ramón y de allí pasara a El Olivar fray Jaime Codina, que viajó el inmediato día 16. El 19 de septiembre el padre Gargallo decía al provincial que había llegado fray Jaime Codina y tomado el mando de la cocina, lo que será una buena ayuda para la economía de la casa y además me parece que las comidas serán más aceptables.

Ahora fray Codina aún había progresado más en bondad; en servicialidad para propios y extraños; en laboriosidad, pues no sólo llevaba la cocina para una comunidad de más de setenta personas, sino que aún tenía tiempo para hacer arreglos en la casa y de echar una mano en el campo; en humildad, ya que a veces hasta se ponía ridículo, para que lo menospreciaran; en austeridad, tanto que, aunque cocinero, nunca comía nada fuera de las horas; en austeridad, tanta que no le importaba comer los restos de la comida; en devoción a su Madre de la Merced y al Sacramento, cuyo cultivo ardorosamente propagaba. Y sobre todo eso, jamás se molestaba o se quejaba.

Martirio de Fray José Trallero Lou y de Fray Jaime Codina Casellas

El 4 de agosto, hacia las cuatro de la tarde, por insinuación del padre Comendador, saliendo del corral donde estaban escondidos, como ya vimos, fueron los dos Hermanos a ojear si había paso para Oliete. Manuel Aced les advirtió que era muy peligroso, pero manifestaron que por obediencia cumplirían la disposición del superior. Anduvieron un par de horas, cuando fueron sorprendidos por un grupo de milicianos que, desde Olite, iban hacia El Olivar. Maniatados, los trajeron al Convento, llegando puesto el sol. Ya lo habían ocupado elementos del comité de Estercuel, que, luego de cerrar las puertas monacales, se disponían a regresar a su pueblo; mas a unos trescientos metros se toparon con los milicianos aprehensores que instaron a los estercuelinos a volverse. Llegados a la plaza comenzaron a torturar e injuriar soezmente a los Hermanos.

Juan Manuel Boltaña asevera cómo bajó con el comité de Estercuel a posesionarse del convento, y vio cómo algunos milicianos maltrataban a los Frailes y los amenazaban con la pistola en el pecho para que manifestasen dónde estaban los otros; dijeron que no lo sabían y callaban ante los insultos. En estas intimidaciones descubrieron a fray Trallero unas medallas al cuello, y le conminaron: Quítate eso, que ya ha pasado de moda. Pero él se negó resueltamente. Querían obligarles a gritar viva la revolución, viva el comunismo, viva Rusia, pero replicaban: ¡viva Cristo rey!, ¡viva la religión católica!

Fray José y fray Jaime fueron compelidos a presenciar la profanación del templo, la violación del cementerio monástico y del panteón, la quema de imágenes y ornamentos, las parodias más satánicas. Tomándose un respiro, quisieron los sicarios comer y beber cuanto los religiosos habían venido ahorrando, así que, siempre vigilados por dos milicianos, tuvieron que preparar la cena las dos víctimas; que, desconfiando los facinerosos, fueron obligados a probar los alimentos. Les infligieron muchos insultos en todo momento, como el de tenderlos en medio del refectorio, mientras banqueteaban, entre cuatro candeleros encendidos, simulando un velatorio. Hartos y bien bebidos, los sicarios encerraron a los Hermanos en una celda, y siguieron su orgía macabra.

Al amanecer el día 5 fueron sacados los Frailes del convento; unos tiraron para Estercuel, otros para Oliete, que al separarse dijeron: estos dos no tendrán que andar mucho. Un miliciano, mostrando un rosario, preguntó de quién era, manifestando fray Trallero que era suyo, el rufián le espetó: Toma, póntelo, pues con él morirás.

Los llevaron como dos kilómetros, según manifestaciones posteriores de los milicianos, pudieron de huir pues conocían bien el terreno, pero caminaron como mansos corderos. Al llegar a la bajada del barranco del Agua, se pararon, volvieron a preguntar a las víctimas por los otros frailes, a denostarles, a pretender arrancarles una blasfemia, vivas a Rusia y a la revolución; mas a todo contestaban: viva Cristo Rey

Uno de los asesinos comentó después: Los dos legos que hemos matado, los hemos matado porque eran estúpidos, porque no querían renegar de la fe y no querían blasfemar de Dios como nosotros les exigíamos y ellos respondieron con un ¡viva Cristo rey! y esto repetidas veces. No hay Dios, pero si hubiese estos son dos santos. Otro contaría: Acabo de matar a dos frailes. Les exigí que gritasen algún viva, y ellos respondieron inflexibles ¡viva Cristo rey!, me enfurecieron tanto que disparando con la pistola los maté. Otro comentaría: Yo los quería salvar, porque eran trabajadores, pero se han empeñado en morir por su religión y tanto oír viva Cristo rey. No he tenido más remedio que matarlos.

Eran las seis de la mañana cuando cayeron acribillados. Los sicarios aplicaron unos haces de mies, y les prendieron fuego, mas no ardieron sino las ropas y se chamuscaron los cadáveres.

Pablo Juan Sanz memorara cómo aquella mañana iba a acarrear con sus caballerías, vio fuego, se acercó y reconoció los cadáveres, no obstante estar chamuscados; luego supo cómo fray Trallero dijo al fray Codina: prontísimo iremos a la gloria. Aquella misma tarde los primos de fray Trallero, Agustín y José Lázaro, removieron las cenizas, constataron cómo las cabezas estaban abiertas por los disparos y una vaciada con los sesos esparcidos por el suelo; recogieron un crucifijo y dos medallas.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. MARIANO ALCALÁ PÉREZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 11 Mayo 1867 en Andorra, Teruel (España)
martirio: 15 Septiembre 1936 en Andorra, Teruel (España)

2. TOMÁS CARBONELL MIQUEL, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 20 Diciembre 1888 en Jijona, Alicante (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

3. FRANCISCO GARGALLO GASCÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Febrero 1872 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

4. MANUEL SANCHO AGUILAR, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero 1874 en Castellote, Teruel (España)
martirio: 07 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

5. MARIANO PINA TURÓN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 13 Atril 1867 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 08 Agosto 1936 en Muniesa, Teruel (España)

6. PEDRO ESTEBAN HERNÁNDEZ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 27 Julo 1869 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

7. ANTONIO LAHOZ GAN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 22 Octubre 1858 en Híjar, Teruel (España)
martirio: 01 Septiembre 1936 en "Mas de los Sidricos", Híjar, Teruel (España)

8. JOSÉ TRALLERO LOU, religioso mercedario profeso
nacimiento: 28 Diciembre 1903 en Oliete, Teruel (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

9. JAIME CODINA CASELLAS, religioso mercedario profeso
nacimiento: 03 Mayo 1901 en Aguilar de Segarra, Barcelona (España)
martirio: 05 Agosto 1936 en "Barranco del Agua", Estercurel, Teruel (España)

10. JOSEP REÑÉ PRENAFETA, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 15 June 1903 en Lleida (España)
martirio: 16 Agosto 1936 en Barcelona (España)

11. ANTONIO GONZÁLEZ PENÍN, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Marzo 1864 en San Salvador de Rabal, Celanova, Orense (España)
martirio: 10 Agosto 1936 en Barcelona (España)

12. TOMÁS CAMPO MARÍN, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Enero 1879 en Mahamud, Burgos (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

13. FRANCESC LLAGOSTERA BONET, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 30 Agosto 1883 en Valls, Tarragona (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

14. SERAPIO SANZ IRANZO, religioso mercedario profeso
nacimiento: 01 Octubre 1879 en Muniesa, Teruel (España)
martirio: 20 Agosto 1936 en Lleida (España)

15. ENRIC MORANTE CHIC, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 23 Septiembre 1896 en Lleida (España)
martirio: 25 Julio 1936 en Lleida (España)

16. JESÚS EDUARD MASSANET FLAQUER, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 16 Enero1899 en Capdepera, Islas Baleares (España)
martirio: 25 Julo 1936 en Lleida (España)

17. AMANCIO MARÍN MÍNGUEZ, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 26 Marzo 1908 en Celada del Camino, Burgos (España)
martirio: 26 Julo 1936 en Binéfar, Huesca (España)

18. LORENZO MORENO NICOLÁS, sacerdote mercedario profeso
nacimiento: 24 Marzo 1899 en Lorca, Murcia (España)
martirio: 03 Noviembre 1936 en Lorca, Murcia (España)

19. FRANCESC MITJÁ i MITJÁ, religioso mercedario profeso
nacimiento: 26 June 1864 en Arbucias, Girona (España)
martirio: Enero 1937 en Ivorra, Lleida (España)

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5:10 p.m.

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR




Dedicación de la basílica de Santa María, en Roma, construida en el monte Esquilino, que el papa Sixto III ofreció al pueblo de Dios como recuerdo del Concilio de Efeso, en el que la Virgen María fue saludada como Madre de Dios (c. 434).

Una vez que el Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó la maternidad divina de María, el Papa Sixto III erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios. Recibe también el nombre de Santa María de las Nieves porque el sitio donde había de construirse quedó señalado de modo milagroso con una fuerte nevada en pleno verano.

Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de los templos más visitados de Roma y de toda la cristiandad.

NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES




Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano


En el siglo IV d.C. vivía en Roma una piadosa pareja. Él se llamaba Juan Patricio mientras que el nombre de su esposa se desconoce. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años habían rezado por un hijo y heredero. En esta situación pasaron muchos años sin ningún resultado. Por fin decidieron nombrar como heredera a la Santísima Virgen y le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia. 

Nuestra Señora les agradeció sobremanera y la noche del 4 de agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor.

Grandes devotos de la Santísima Virgen

El Papa Liberio buscaba una imagen de la Santísima Virgen que fuera digna de esta espléndida Basílica de Sta. María la Mayor. El mismo donó la famosísima Madonna, Nuestra Señora y el Niño, la cual, según una tradición había sido pintada por San Lucas sobre una gruesa tabla de cedro de casi cinco pies de alta y tres y un cuarto de ancha, y llevada a Roma por Santa Helena. Esta obra es venerada en el oratorio pontificio.

A lo largo de los años, el pueblo de Roma ha sido muy devoto de la Madonna. Cada vez que Roma se encontraba en peligro de calamidades o de pestilencia, corría en bandadas al santuario de Nuestra Señora para pedirle auxilio. La imagen era llevada en procesión solemne, con gran devoción. La Virgen Santísima les demostró ser una poderosa protectora con grandes milagros.

Durante el pontificado de San Gregorio el Grande, una peste terrible arrasó con la ciudad de Roma. El Pontífice ordenó que se hiciera una procesión penitencial desde Santa María la Magiore, en la cual el mismo llevaba una estatua de la Virgen. Durante la procesión 80 personas murieron, pero el pontífice continuaba sus oraciones. Cuando llegaron al puente que cruza el río Tiber, oyeron cantos de ángeles en el cielo. De pronto sobre el castillo (que hoy se llama "de San Angelo"), se apareció el arcángel San Miguel. En su mano derecha llevaba una espada que metió en su vaina. En ese mismo momento ceso la peste.

En la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o Auxilio del Pueblo Romano. El Señor también ha obrado milagros --por medio de la Stma. Virgen-- a través de numerosas réplicas, particularmente sobre una que pertenecía a los Padres Jesuitas.

Los Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora para así poder morir a sus pies.

Instauración de la fiesta de María, Reina

El 1º de noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título.

No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto. 

La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y, finalmente, San Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII. 



11:49 p.m.

Postulante y Mártir

Martirologio Romano: En Valencia, España, Beatos Ricardo Gil Barcelón (sacerdote) y Antonio Arrué Peiró (postulante), miembros de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, asesinados por odio a la fe ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Incluso la familia de Don Orione hizo su contribución con sangre durante la masacre inhumana de los obispos, sacerdotes, religiosos y monjas, asesinados por odio a la Iglesia Católica en España, durante la sangrienta guerra civil de 1936-39. Las víctimas orionistas son el padre Ricardo Gil Barcelón y el postulante Antonio Arrué Peiró.

Antonio Arrué Peiró, nació el 4 de abril 1908 en Calatayud, Zaragoza (España) siendo sus Antonio Arrué y Aqueda Peiró Caballer, personas de modestas condiciones económicas pero buenos cristianos, entre sus parientes hubo un obispo dominico en Filipinas quien murió en 1896.

Asistió a la escuela durante unos años de Calatayud y de su padre aprendió el arte del tallar la madera. El 22 de agosto de 1926 quedó huérfano de padre y después de un tiempo murieron también su madre y una hermana, todas estas muertes y la falta de apoyo y abandono de la familia provocó en él un período de depresión.

A los 23 años, en 1931, conoció al sacerdote Ricardo Gil Barcelón, quien lo acogió en su casa en Valencia, por gratitud Antonio colaboraba allí como guardián de aquella vivienda, también ayudaba en la misa en la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados y con las ayudas a los pobres.

Era un joven serio y piadoso, trabajador, de pocas palabras. El Padre Ricardo reconoció su vocación y vio en él cualidades convenientes para que se uniese a la “Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia", informó de aquello Don Orione en cartas, y consideró a Antonio como postulante por lo que comenzó a darle clases de latín.

Antonio Arrué perseveró durante cinco años en la vida de piedad y dedicación a los demás, haciendo todo lo posible para ayudar a las legiones de pobres que acudían con confianza a ellos.

El 3 de agosto de 1936 regresaba a casa cuando se dio cuenta de que el Padre Ricardo había sido detenido por militantes y anarquistas, y rechazando la invitación de los vecinos que querían ocultarlo y ayudarlo a escapar, se unió al religiososque le había ayudado tanto.

El 4 de agosto cuando asesinaron al sacerdote, el se arrojó a su lado para sostenerle, los anarquistas le rompieron el cráneo con la culata de un rifle, asociándolos en el martirio.

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11:49 p.m.

Por: . | Fuente: Franciscanos.org

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beato Enrique Krzysztofik, presbítero y mártir. Deportado durante la guerra desde Polonia a una cárcel extranjera por su fe cristiana, acabó entre suplicios su martirio (1942).
Sacerdote capuchino, profeso desde 1927. Era guardián y director de estudios del convento de Lublin; religioso de extraordinario celo, fe y entrega a la causa de Dios. Arrestado el 25 de enero de 1940, lo deportaron al campo de Dachau, donde fue sostén espiritual de los que sufrían y de los moribundos. En su última carta a los seminaristas les escribía: «Estoy pavorosamente flaco... Peso 35 kilos. Me duelen todos los huesos. Estoy tirado en la cama como en la cruz con Cristo. Pero estoy contento de estar y sufrir con él. Ruego y ofrezco a Dios estos mis sufrimientos por vosotros». Murió el 4 de agosto de 1942.

El 13 de junio de 1999, el papa Juan Pablo II beatificó, en Varsovia, a un grupo de 108 mártires de la última Guerra Mundial en Polonia, entre ellos está nuestro beato Enrique.

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Monje y Mártir

Martirologio Romano:En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Horn, mártir. Fue monje en la Cartuja de esta ciudad, sin apartarse nunca del cumplimiento de la Regla. Debilitado por una larga permanencia en la cárcel durante el reinado de Enrique VII y sometido finalmente al suplicio en el patíbulo de Tyburn, emigró a la derecha de Cristo (1540).
El calendario cartujano celebra hoy al último de los mártires de la Cartuja londinense. Ya vimos en la reseña del martirio de San Juan Houghton y sus compañeros, el 4 de mayo, las circunstancias pormenorizadas del martirio de aquellos monjes a los que el lugarteniente de Enrique VIII, Tomás Cromwell, no sólo se negó a oírles su defensa sino que les infligió un terrible martirio.

Nuestro Beato Guillermo forma parte del grupo último que fue apresado por negarse a reconocer como cabeza de la Iglesia en Inglaterra al sensual Rey Enrique. Todos los datos de las detenciones y provocaciones de los súbditos de Cromwell a aquella Comunidad los sabemos de primera mano por el monje Dom Mauricio Chauncy, miembro de la Cartuja de Londres, que pudo huir al continente y le escribió lo sucedido al Reverendo Padre General. A él seguimos transcribiendo lo que nos dice del Hermano Guillermo.

El Padre Chauncy nos dice que después de dos años de vejaciones, desde la muerte de los primeros mártires, y viendo que todo el mundo se sometía al edicto regio, algunos de la Comunidad «no sin gran lesión de su conciencia y, llorando, se sometieron a la voluntad del Rey.

Los demás no quisieron tener en más la Casa de piedra que a sí mismos y anteponiendo a todo la salvación de su alma, dieron con gusto cuanto tenían, y se negaron a conseguir su libertad mediante una simulación, antes bien, resistieron al rey con firmeza para alcanzar así una resurrección más feliz y tener en el cielo una casa no hecha por mano de hombres.

Este último grupo consta de diez cartujos, seis Hermanos y cuatro Padres. Todos fueron encarcelados el 20 de mayo de 1537 en cárcel asquerosísima, en la ciudad de Newgate, en donde murieron al poco tiempo, excepto uno, por la inmundicia y el hedor de la cárcel. Al oír esto, el predicho representante regio se impacientó mucho y juró que los habría atormentado más cruelmente si no hubiesen muerto.

El Hermano converso sobreviviente, Guillermo Horn, permaneció tres años en la cárcel con buena salud. Sacado finalmente el 4 de noviembre de 1541 y sometido a los mismos tormentos de mutilaciones y desgarramientos de su cuerpo que su Padre Prior, padeció y murió con él. Así, el hijo siguió a su Padre, siendo entre todos el más cruelmente atormentado, y murió al cabo por amor a Jesucristo y por la fe de su Esposa la Iglesia católica, negándose a prestar en falso un juramento».

En la Orden siempre se guardó con gran veneración la memoria de estos hermanos mártires, mas cuando Inglaterra comenzó a cambiar la legislación respecto a los católicos en el S. XIX, el Papa León XIII proclamó, el 6 de diciembre de 1887, beatos a los dieciocho cartujos ingleses junto con otros dieciséis mártires de la Reforma de Enrique VIII.

Oración
Padre todopoderoso, que concediste al Beato
Guillermo fortaleza para morir por la
libertad de la fe; te rogamos que su intercesión
nos ayude a soportar por tu amor la adversidad
y a caminar con valentía hacia Tí,
fuente de toda vida.
Por Nuestro Señor Jesucristo
Amén

"Santos y Beatos de la cartuja", pág. 64, autor Juan Mayo Escudero, Edit. Analecta Cartusiana, ISBN 3-901995-24-2, año 2000 REPRODUCIDO CON AUTORIZACIÓN DEL AUTOR

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SAN JUAN MARÍA VIANNEY

PRESBÍTERO




El Santo Cura de Ars

PALABRA DE DIOS DIARIA

Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con una intensa predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la Eucaristía, brilló de tal modo, que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (1859). 

Uno de los santos más populares en los últimos tiempos ha sido San Juan Vianney, llamado el santo Cura de Ars. En él se ha cumplido lo que dijo San Pablo: "Dios ha escogido lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir a los grandes". 

Era un campesino de mente rústica, nacido en Dardilly, Francia, el 8 de mayo de 1786. Durante su infancia estalló la Revolución Francesa que persiguió ferozmente a la religión católica. Así que él y su familia, para poder asistir a misa tenían que hacerlo en celebraciones hechas a escondidas, donde los agentes del gobierno no se dieran cuenta, porque había pena de muerte para los que se atrevieran a practicar en público su religión. La primera comunión la hizo Juan María a los 13 años, en una celebración nocturna, a escondidas, en un pajar, a donde los campesinos llegaban con bultos de pasto, simulando que iban a alimentar sus ganados, pero el objeto de su viaje era asistir a la Santa Misa que celebraba un sacerdote, con grave peligro de muerte, si los sorprendían las autoridades.

Juan María deseaba ser sacerdote, pero a su padre no le interesaba perder este buen obrero que le cuidaba sus ovejas y le trabajaba en el campo. Además no era fácil conseguir seminarios en esos tiempos tan difíciles. Y como estaban en guerra, Napoleón mandó reclutar todos los muchachos mayores de 17 años y llevarlos al ejército. Y uno de los reclutados fue nuestro biografiado. Se lo llevaron para el cuartel, pero por el camino, por entrar a una iglesia a rezar, se perdió del grupo. Volvió a presentarse, pero en el viaje se enfermó y lo llevaron una noche al hospital y cuando al día siguiente se repuso ya los demás se habían ido. Las autoridades le ordenaron que se fuera por su cuenta a alcanzar a los otros, pero se encontró con un hombre que le dijo. "Sígame, que yo lo llevaré a donde debe ir". Lo siguió y después de mucho caminar se dio cuenta de que el otro era un desertor que huía del ejército, y que se encontraban totalmente lejos del batallón.

Y al llegar a un pueblo, Juan María se fue a donde el alcalde a contarle su caso. La ley ordenaba pena de muerte a quien desertara del ejército. Pero el alcalde que era muy bondadoso escondió al joven en su casa, y lo puso a dormir en un pajar, y así estuvo trabajando escondido por bastante tiempo, cambiándose de nombre, y escondiéndose muy hondo entre el pasto seco, cada vez que pasaban por allí grupos del ejército. Al fin en 1810, cuando Juan llevaba 14 meses de desertor el emperador Napoleón dio un decreto perdonando la culpa a todos los que se habían fugado del ejército, y Vianney pudo volver otra vez a su hogar. 

Trató de ir a estudiar al seminario pero su intelecto era romo y duro, y no lograba aprender nada. Los profesores exclamaban: "Es muy buena persona, pero no sirve para estudiante No se le queda nada". Y lo echaron.

Se fue en peregrinación de muchos días hasta la tumba de San Francisco Regis, viajando de limosna, para pedirle a ese santo su ayuda para poder estudiar. Con la peregrinación no logró volverse más inteligente, pero adquirió valor para no dejarse desanimar por las dificultades.

El Padre Balley había fundado por su cuenta un pequeño seminario y allí recibió a Vianney. Al principio el sacerdote se desanimaba al ver que a este pobre muchacho no se le quedaba nada de lo que él le enseñaba Pero su conducta era tan excelente, y su criterio y su buena voluntad tan admirables que el buen Padre Balley dispuso hacer lo posible y lo imposible por hacerlo llegar al sacerdocio.

Después de prepararlo por tres años, dándole clases todos los días, el Padre Balley lo presentó a exámenes en el seminario. Fracaso total. No fue capaz de responder a las preguntas que esos profesores tan sabios le iban haciendo. Resultado: negativa total a que fuera ordenado de sacerdote.

Su gran benefactor, el Padre Balley, lo siguió instruyendo y lo llevó a donde sacerdotes santos y les pidió que examinaran si este joven estaba preparado para ser un buen sacerdote. Ellos se dieron cuenta de que tenía buen criterio, que sabía resolver problemas de conciencia, y que era seguro en sus apreciaciones en lo moral, y varios de ellos se fueron a recomendarlo al Sr. Obispo. El prelado al oír todas estas cosas les preguntó: ¿El joven Vianney es de buena conducta? - Ellos le respondieron: "Es excelente persona. Es un modelo de comportamiento. Es el seminarista menos sabio, pero el más santo" "Pues si así es - añadió el prelado - que sea ordenado de sacerdote, pues aunque le falte ciencia, con tal de que tenga santidad, Dios suplirá lo demás".

Y así el 12 de agosto de 1815, fue ordenado sacerdote, este joven que parecía tener menos inteligencia de la necesaria para este oficio, y que luego llegó a ser el más famoso párroco de su siglo (4 días después de su ordenación, nació San Juan Bosco). Los primeros tres años los pasó como vicepárroco del Padre Balley, su gran amigo y admirador.

Unos curitas muy sabios habían dicho por burla: "El Sr. Obispo lo ordenó de sacerdote, pero ahora se va a encartar con él, porque ¿a dónde lo va a enviar, que haga un buen papel?".

Y el 9 de febrero de 1818 fue enviado a la parroquia más pobre e infeliz. Se llamaba Ars. Tenía 370 habitantes. A misa los domingos no asistían sino un hombre y algunas mujeres. Su antecesor dejó escrito: "Las gentes de esta parroquia en lo único en que se diferencian de los ancianos, es en que ... están bautizadas". El pueblucho estaba lleno de cantinas y de bailaderos. Allí estará Juan Vianney de párroco durante 41 años, hasta su muerte, y lo transformará todo.

El nuevo Cura Párroco de Ars se propuso un método triple para cambiar a las gentes de su desarrapada parroquia. Rezar mucho. Sacrificarse lo más posible, y hablar fuerte y duro. ¿Qué en Ars casi nadie iba a la Misa? Pues él reemplazaba esa falta de asistencia, dedicando horas y más horas a la oración ante el Santísimo Sacramento en el altar. ¿Qué el pueblo estaba lleno de cantinas y bailaderos? Pues el párroco se dedicó a las más impresionantes penitencias para convertirlos. Durante años solamente se alimentará cada día con unas pocas papas cocinadas. Los lunes cocina una docena y media de papas, que le duran hasta el jueves. Y en ese día hará otro cocinado igual con lo cual se alimentará hasta el domingo. Es verdad que por las noches las cantinas y los bailaderos están repletos de gentes de su parroquia, pero también es verdad que él pasa muchas horas de cada noche rezando por ellos. ¿Y sus sermones? Ah, ahí si que enfoca toda la artillería de sus palabras contra los vicios de sus feligreses, y va demoliendo sin compasión todas las trampas con las que el diablo quiere perderlos.

Cuando el Padre Vianney empieza a volverse famoso muchas gentes se dedican a criticarlo. El Sr. Obispo envía un visitador a que oiga sus sermones, y le diga que cualidades y defectos tiene este predicador. El enviado vuelve trayendo noticias malas y buenas.

El prelado le pregunta: "¿Tienen algún defecto los sermones del Padre Vianney? - Sí, Monseñor: Tiene tres defectos. Primero, son muy largos. Segundo, son muy duros y fuertes. Tercero, siempre habla de los mismos temas: los pecados, los vicios, la muerte, el juicio, el infierno y el cielo". - ¿Y tienen también alguna cualidad estos sermones? - pregunta Monseñor-. "Si, tienen una cualidad, y es que los oyentes se conmueven, se convierten y empiezan una vida más santa de la que llevaban antes".

El Obispo satisfecho y sonriente exclamó: "Por esa última cualidad se le pueden perdonar al Párroco de Ars los otros tres defectos".

Los primeros años de su sacerdocio, duraba tres o más horas leyendo y estudiando, para preparar su sermón del domingo. Luego escribía. Durante otras tres o más horas paseaba por el campo recitándole su sermón a los árboles y al ganado, para tratar de aprenderlo. Después se arrodillaba por horas y horas ante el Santísimo Sacramento en el altar, encomendando al Señor lo que iba decir al pueblo. Y sucedió muchas veces que al empezar a predicar se le olvidaba todo lo que había preparado, pero lo que le decía al pueblo causaba impresionantes conversiones. Es que se había preparado bien antes de predicar.

Pocos santos han tenido que entablar luchas tan tremendas contra el demonio como San Juan Vianney. El diablo no podía ocultar su canalla rabia al ver cuantas almas le quitaba este curita tan sencillo. Y lo atacaba sin compasión. Lo derribaba de la cama. Y hasta trató de prenderle fuego a su habitación . Lo despertaba con ruidos espantosos. Una vez le gritó: "Faldinegro odiado. Agradézcale a esa que llaman Virgen María, y si no ya me lo habría llevado al abismo".

Un día en una misión en un pueblo, varios sacerdotes jóvenes dijeron que eso de las apariciones del demonio eran puros cuentos del Padre Vianey. El párroco los invitó a que fueran a dormir en el dormitorio donde iba a pasar la noche el famoso padrecito. Y cuando empezaron los tremendos ruidos y los espantos diabólicos, salieron todos huyendo en pijama hacia el patio y no se atrevieron a volver a entrar al dormitorio ni a volver a burlarse del santo cura. Pero él lo tomaba con toda calma y con humor y decía: "Con el patas hemos tenido ya tantos encuentros que ahora parecemos dos compinches". Pero no dejaba de quitarle almas y más almas al maldito Satanás.

Cuando concedieron el permiso para que lo ordenaran sacerdote, escribieron: "Que sea sacerdote, pero que no lo pongan a confesar, porque no tiene ciencia para ese oficio". Pues bien: ese fue su oficio durante toda la vida, y lo hizo mejor que los que sí tenían mucha ciencia e inteligencia. Porque en esto lo que vale son las iluminaciones del Espíritu Santo, y no nuestra vana ciencia que nos infla y nos llena de tonto orgullo.

Tenía que pasar 12 horas diarias en el confesionario durante el invierno y 16 durante el verano. Para confesarse con él había que apartar turno con tres días de anticipación. Y en el confesionario conseguía conversiones impresionantes.

Desde 1830 hasta 1845 llegaron 300 personas cada día a Ars, de distintas regiones de Francia a confesarse con el humilde sacerdote Vianney. El último año de su vida los peregrinos que llegaron a Ars fueron 100 mil. Junto a la casa cural había varios hoteles donde se hospedaban los que iban a confesarse. 

A las 12 de la noche se levantaba el santo sacerdote. Luego hacía sonar la campana de la torre, abría la iglesia y empezaba a confesar. A esa hora ya la fila de penitentes era de más de una cuadra de larga. Confesaba hombres hasta las seis de la mañana. Poco después de las seis empezaba a rezar los salmos de su devocionario y a prepararse a la Santa Misa. A las siete celebraba el santo oficio. En los últimos años el Obispo logró que a las ocho de la mañana se tomara una taza de leche.

De ocho a once confesaba mujeres. A las 11 daba una clase de catecismo para todas las personas que estuvieran ahí en el templo. Eran palabras muy sencillas que le hacían inmenso bien a los oyentes.

A las doce iba a tomarse un ligerísimo almuerzo. Se bañaba, se afeitaba, y se iba a visitar un instituto para jóvenes pobres que él costeaba con las limosnas que la gente había traído. Por la calle la gente lo rodeaba con gran veneración y le hacían consultas.

De una y media hasta las seis seguía confesando. Sus consejos en la confesión eran muy breves. Pero a muchos les leía los pecados en su pensamiento y les decía los pecados que se les habían quedado sin decir. Era fuerte en combatir la borrachera y otros vicios.

En el confesionario sufría mareos y a ratos le parecía que se iba a congelar de frío en el invierno y en verano sudaba copiosamente. Pero seguía confesando como si nada estuviera sufriendo. Decía: "El confesionario es el ataúd donde me han sepultado estando todavía vivo". Pero ahí era donde conseguía sus grandes triunfos en favor de las almas.

Por la noche leía un rato, y a las ocho se acostaba, para de nuevo levantarse a las doce de la noche y seguir confesando. 

Cuando llegó a Ars solamente iba un hombre a misa. Cuando murió solamente había un hombre en Ars que no iba a misa. Se cerraron muchas cantinas y bailaderos. 

En Ars todos se sentían santamente orgullosos de tener un párroco tan santo. Cuando él llegó a esa parroquia la gente trabajaba en domingo y cosechaba poco. Logró poco a poco que nadie trabajara en los campos los domingos y las cosechas se volvieron mucho mejores.

Siempre se creía un miserable pecador. Jamás hablaba de sus obras o éxitos obtenidos. A un hombre que lo insultó en la calle le escribió una carta humildísima pidiéndole perdón por todo, como si el hubiera sido quién hubiera ofendido al otro. El obispo le envió un distintivo elegante de canónigo y nunca se lo quiso poner. El gobierno nacional le concedió una condecoración y él no se la quiso colocar. Decía con humor: "Es el colmo: el gobierno condecorando a un cobarde que desertó del ejército". Y Dios premió su humildad con admirables milagros.

El 4 de agosto de 1859 pasó a recibir su premio en la eternidad.

Fue beatificado el 8 de enero de 1905 por el Papa San Pío X, y canonizado por S.S. Pío XI el 31 de mayo de 1925.

Hermanos Franciscanos

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