Martirologio Romano: En Campo Bisenzio, de la Toscana, en Italia, beata Teresa María de la Cruz Menetti, virgen, fundadora de la Congregación de Carmelitas de Santa Teresa († 1910).
Etimológicamente: Teresa = Aquella que es experta en la caza, es de origen griego.
Breve Biografía
Teresa Adelaida Cesina Manetti nació de humilde familia en San Martino a Campo Bisenzio (Florencia-Italia), el 2 de Marzo de 1846.
Familiarmente le llamaban todos "Bettina". Quedó huérfana de padre muy pronto y conoció lo dura que era la vida. A pesar de ello, ayudaba a los pobres privándose hasta de lo más necesario.
En 1872, junto con otras compañeras, se retiró a una casita de campo y allí "oraban, trabajaban y reunían a algunas lóvenes para educarlas con buenas lecturas y enseñarles la doc frina cristiana".
El 16 de Julio de 1876 fueron admitidas a la tercera Orden del Carmen Teresiano y cambió su nombre por el de Teresa María de la Cruz.
El 1877 recibió las primeras huérfanas, cuyo número fue creciendo día a día. Aquellas niñas abandonadas "eran su mejor tesoro".
El 12 de julio de 1888 las 27 primeras religiosas vistieron el hábito de la Orden de Carmen Descalzo, a la que se habían agregado el 12 de junio de 1885.
El 27 de febrero de 1904 el papa Pío X aprobaba el Instituto con el nombre de "Terciarias carmelitas de Santa Teresa".
Madre Teresa Maria vio con gran alegría extenderse el Instituto hasta Siria y el Monte Carmelo de Palestina.
Gozó siempre de muy poca salud y también su espíritu fue duramente probado, por ello le cuadraba muy bien su sobrenombre "de la cruz". Recorrió valientemente su "calvario", y con frecuencia, decía: "Tritúrame, Señor, exprímeme hasta al última gota".
Su caridad no tenía Iímites.Se entregaba a todos y en todo, olvidándose siempre de sí misma.EI obispo Andrés Casullo. que la conocía bien a fondo,atirmaba de ella: "Se desvivía por hacer el bien".
Después de pasar por noches oscurísimas de su alma, preparada por la gracia, le llegó la muerte en su mismo pueblo natal el 3 de abril de 1910, mientras repetía una vez mas. "Oh Jesús mío, sí quiero padecer más..." Y murmuraba extática: "¡Está abierto!... ya voy".
Sus escritos, sencillos y profundos a la vez, fueron aprobados el 27 de noviembre 1937.
El papa Juan Pablo II la beatificaba el 19 de octubre de 1986.
Etimológicamente: Adalberto=Aquel que brilla por la nobleza de su espíritu, es de origen germánico.
El joven Adalberto salió de la estancia transformado. La sacudida que aquel espectáculo causó en su sensibilidad eslava fue tal, que desde entonces las palabras del moribundo parecían resonar constantemente en sus oídos. La vida se le presentó con los más negros colores, y en sus ojos claros empezó a dibujarse una trágica inquietud. Inmediatamente dejó su túnica de seda, se vistió de un saco grosero, se echó ceniza en la cabeza y empezó a caminar de iglesia en iglesia, postrándose ante las reliquias de los santos, y de hospital en hospital, visitando a los enfermos. En esta forma lo encontraron cuando lo sentaron en la silla episcopal de Praga. Sólo esto le faltaba para hacer de su vida un tormento insoportable. La idea del juicio de Dios le atenazaba el alma. "Es fácil-decía-llevar una mitra de seda y un báculo de oro; lo grave es tener que dar cuenta de un obispado al terrible Juez de vivos y muertos."
Vivía triste y como dominado por una impresión de terror. Diríase que pendía sobre su cabeza el filo de una espada. Y efectivamente, algo más aterrador que una espada de fuego le abrumaba sin cesar: era la duda pavorosa de si llegaría a salvarse. El enigma sombrío le estremecía, le atormentaba y consumía sus carnes. Cuentan que jamás se le vio reír. A los que le preguntaban por qué teniendo un obispado tan rico, que le hacía uno de los más poderosos príncipes del Imperio, no reservaba algunas rentas para los lícitos placeres, contestaba él con una lógica inquietante: "¿No os parece una locura hacer piruetas al borde de un abismo?" No deja de causarnos extrañeza, después de haber sido predicada la suavidad del Evangelio, esta atmósfera de terror en que vive uno de sus más puntuales seguidores; pero Dios tiene muchas vías para llevar al Cielo a sus escogidos, y en el siglo X, tan disoluto y gangrenado por el crimen, convenía la aparición de esta figura ejemplar. Entonces alcanzó toda su realidad aquella palabra de Cristo: "El mundo se alegrará y vosotros os contristaréis."
Pero el mundo, que perdona fácilmente su virtud a algunos santos, porque la juzga más suave, más humana, más condescendiente, guarda un odio irreconciliable para aquellos que directamente, con sus palabras o con su conducta, se oponen a sus alegrías insensatas. Y Adalberto era, en su vida y en sus palabras, lo que era en su rostro. Sus súbditos yacían en la barbarie, sin más que el nombre de cristianos, y él tenía un temple incapaz de ceder. Predicaba, reprendía, excomulgaba, y la gente no veía más que la dureza de su palabra; no veía que todas las rentas de sus tierras se las llevaban los mendigos y los enfermos. Su rigidez de acero se estrelló contra el salvajismo del pueblo. Tres veces dejó su episcopado por juzgar inútil su labor, y otras tantas lo volvió a tomar por consejo de los Sumos Pontífices. En uno de estos intervalos vistió la cogulla benedictina en el monasterio de San Bonifacio, de Roma. Disfrazado con la máscara de la humildad y de la sencillez, nadie adivinó en el nuevo monje la luz de Bohemia. Vivió desconocido durante cinco años, como el último de los monjes, sirviendo, cuando le tocaba, a la mesa conventual, y sufriendo las sanciones regulares y las advertencias de los hermanos, porque, como no estaba acostumbrado a aquellos menesteres, rompía con frecuencia las copas y los platos.
Cuando, por última vez, se dirigía a su diócesis, los de Praga le enviaron una embajada diciéndole irónicamente: "Nosotros somos pecadores, gente de iniquidad, pueblo de dura cerviz; tú, un santo, un amigo de Dios, un verdadero israelita que no podrá sufrir la compañía de los malvados." Adalberto comprendió, se dio cuenta de que serían inútiles todos sus esfuerzos, y se encaminó a predicar el Evangelio en Prusia. A la severidad de su palabra añadió Dios el atractivo de la gracia. Ya antes, su predicación había convertido a muchos paganos en Polonia, y el rey de Hungría, San Esteban, había recibido de su boca la enseñanza de la fe. En Prusia, su apostolado tuvo una fecundidad asombrosa. Todos los habitantes de Dantzig recibieron el bautismo de sus manos. Para atraerlos más fácilmente se vistió como las gentes de aquella tierra, adoptó su manera de vivir y aprendió su lengua. "Haciéndonos semejantes a ellos-decía-, cohabitando en sus mismas casas, asistiendo a sus banquetes, ganando el sustento con nuestras manos y dejando crecer, como ellos, nuestra barba y nuestra cabellera, los ganaremos mejor para Cristo."
Los infieles se alarmaron y le persiguieron de pueblo en pueblo. Sitiado en una casa por una tribu de salvajes, les decía desde la puerta: "Yo soy el monje Adalberto, vuestro apóstol. Por vosotros he venido aquí, para que dejéis esos ídolos mudos y conozcáis a vuestro Creador, y creyendo en Él tengáis la verdadera vida." Nadie se atrevió a tocarle entonces; pero algo más tarde un sacerdote de los ídolos le atravesó con una lanza mientras rezaba el breviario. Adalberto pudo sostenerse un instante de rodillas para orar por sus asesinos. Al caer exánime, una sonrisa de felicidad se posaba por primera vez en sus labios. Su alma, inundada de gloria, volaba hacia Dios, descifrado ya el capital enigma que tantas veces le ensombreciera. Habíase cumplido la promesa del Salvador: "Vuestra tristeza se convertirá en gozo, y vuestro gozo nadie os lo podrá arrebatar."
Por: . | Fuente: Franciscanos.net
Martirologio Romano: En Perusa, en la Umbría, beato Egidio de Asís, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que, siendo compañero de san Francisco, mostró una fe intrépida y una gran simplicidad en sus peregrinaciones († 1262).
Etimológicamente: Egidio = Hijo de Egeo, es de origen griego.
Breve Biografía
Entre los primeros compañeros de San Francisco está el Beato Egido ( o Gil) de Asís, el cual respaldó su petición de hacerse Hermano Menor cediendo inmediatamente su propio manto cuando al convento de los hermanos llegó un pobre a pedir alguna cosa.
Sencillo, humilde, iletrado, sabía sin embargo impulsar a todos al amor de Dios y expresar dichos llenos de seráfica doctrina. La mayor parte de su vida se caracterizó por peregrinaciones: a Santiago de Compostela, al Monte Gargano (Santuario de San Miguel Arcángel), a Tierra Santa y más tarde al Africa. Ocupaba el tiempo de permanencia y sus esperas forzosas y se ganaba la caridad de las gentes con sus trabajos manuales. Hacía de todo: cargaba agua, recogía nueces o leña, nunca ocioso, siempre en silencio con Dios, con quien hablaba en la oración y en la contemplación, única fuente de su sabiduría cristiana. Así vino a ser el ejemplar de la vida franciscana primitiva, cuyo claustro es el mundo, su ocupación cualquier trabajo honesto y humilde, y su delicia estar con Dios en las noches silenciosas.
El día de San Jorge, el 23 de abril de 1209, Gil después de escuchar la Misa en Asís, bajó a la Porciúncula con la intención de dirigirse a San Francisco. Lo encontró saliendo de un bosquecillo y se le echó a los pies. «¿Qué quieres?», le preguntó Francisco. «Quiero quedarme contigo», respondió Gil. Y se quedó. Francisco lo declaró de inmediato «caballero de la mesa redonda» y en su compañía partió para la Marca de Ancona. A lo largo del camino fray Gil alababa a Dios y lleno de gratitud se postraba en tierra y besaba la hierba, las flores y las piedras. Cuando san Francisco predicaba él permanecía estático y decía a los demás: «Escúchenlo, porque habla maravillosamente». Fuera del tiempo necesario para la oración y la lectura del breviario, Gil trabajaba continuamente y como pago sólo recibía lo estrictamente necesario para la vida. Son célebres sus dichos llenos de sabiduría religiosa y de espíritu práctico. Una vez amonestó a un predicador parlanchín, gritándole detrás: «Bao, bao, bao, hablo mucho, poco hago». Con frecuencia su sabiduría era bondadosamente irónica, como cuando un hermano dijo que había soñado en el infierno y no había visto allí ningún hermano menor, le respondió: «Seguramente no bajaste hasta el fondo!». Ante uno que hablaba mucho sin pensar, dijo: «Pienso que uno debería tener el cuello largo como la grulla; así la palabra tendría que pasar por muchos nudos antes de subir a la boca!».
Entre 1215 y 1219 estuvo como ermitaño en las afueras de Asís. Entre 1219 y 1220 estuvo como misionero en Túnez, del 23 de junio de 1225 al 31 de enero de 1226, vivió en Rieti, en casa del cardenal Niccoló, deseoso de gozar de sus conversaciones espirituales.
Fray Gil era un contemplativo, un místico, que entraba en éxtasis con sólo oír mencionar el paraíso. San Francisco y San Buenaventura tuvieron para con él una gran admiración. Más tarde, muerto ya San Francisco, su vida transcurrió en los eremitorios de la Umbría, sobre todo en el de Monterípido, donde murió muy anciano el 23 de abril de 1262. Cercano a la muerte, cuando las autoridades de Perusa enviaron gente armada a custodiarlo, les envió recado para asegurarles que nunca las campanas de Perusa resonarían por su canonización ni por milagro alguno suyo.
Llamado Beato por la voz del pueblo, la Iglesia le confirmó este título por medio de Pío VI el 4 de julio de 1777.
Martirologio Romano: En Constantinopla, nacimiento para el cielo de san Agapito I, papa, que trabajó enérgicamente para que los obispos fuesen elegidos libremente por el clero de la ciudad y se respetase la dignidad de la Iglesia. Enviado a Constantinopla por Teodorico, rey de los ostrogodos, ante el emperador Justiniano confesó la fe ortodoxa, ordenó a Menas como obispo de aquella ciudad y descansó en paz (536).
Etimológicamente: Agapito = Aquel que es amable, es de origen griego.
Breve Biografía
Papa del 535 al 536.
Su fecha de nacimiento es incierta; murió el 22 de abril del 536.
Fue hijo de Gordianus, un sacerdote Romano que había sido liquidado durante los disturbios en los días del Papa Symmachus.
Su primer acto oficial fue quemar en presencia de la asamblea del clero, el anatema que Bonifacio II había pronunciado en contra de Dioscurus, su último rival, ordenando fuera preservado en los archivos Romanos.
El confirmó el decreto del concilio sostenido en Cartago, después de la liberación de África, de la yunta de Vándalo, según los convertidos del Arrianismo, fueron declarados inelegibles a las Santas Ordenes y aquellos ya ordenados, fueron admitidos meramente para dar la comunión.
Aceptó una apelación de Contumeliosus, Obispo de Riez, a quien un concilio en Marsella había condenado por inmoralidad, ordenando a San Caesarius de Aries otorgar al acusado un nuevo juicio ante los delegados papales. Mientras tanto, Belisarius, después de la sencilla conquista de Sicilia, se preparaba para una invasión de Italia.
El rey Gótico, Theodehad, como último recurso, mendigó al viejo pontífice proceder a Constantinopla y traer su influencia para lidiar con el Emperador Justiniano.
Para pagar los costos de la embajada, Agapito se vio obligado a prometer las naves sagradas de la Iglesia de Roma.
Se embarcó en pleno invierno con cinco obispos y un séquito imponente. En febrero del 536, apareció en la capital del Este y fue recibido con todos los honores que convienen a la cabeza de la Iglesia Católica.
Como él había previsto sin duda, el objeto aparente de su visita fue condenado al fracaso. Justiniano no podría ser desviado de su resolución para restablecer los derechos del Imperio en Italia. Pero desde el punto de vista eclesiástico, la visita del Papa a Constantinopla marcó un triunfo escasamente menos memorable que las campañas de Belisario.
El entonces ocupante de la Sede Bizantino era un cierto Anthimus, quien sin la autoridad de los cánones había dejado su sede episcopal en Trebizond, para unir el cripto-Monophysites que, en unión con la Emperatriz Teodora, intrigaban para socavar la autoridad del Concilio de Calcedonia.
Contra las protestas del ortodoxo, la Emperatriz finalmente sentó a Anthimus en la silla patriarcal.
No bien hubo llegado el Papa, la mayoría prominente del clero mostró cargos en contra del nuevo patriarca, como un intruso y un herético. Agapito le ordenó hacer una profesión escrita de la fe y volver a su sede abandonada; sobre su negativa, rechazó tener cualquier relación con él.
Esto enfadó al Emperador, que había sido engañado por su esposa en cuanto a la ortodoxia de su favorito, llegando al punto de amenazar al Papa con el destierro. Agapito contestó con el espíritu: "Con anhelo ansioso vengo a mirar hacia el Emperador Cristiano Justiniano. En su lugar encuentro a un Dioclesiano, cuyas amenazas, sin embargo, no me aterrorizan." Este atrevido idioma hizo que Justiniano tomara una pausa; siendo convencido finalmente de que Anthimus era poco sólido en la fe, no hizo ninguna objeción al Papa en ejercitar la plenitud de sus poderes a deponer y suspender al intruso, y, por primera vez en la historia de la Iglesia, consagrar personalmente a su sucesor legalmente elegido, Mennas.
Este memorable ejercicio de la prerrogativa papal no se olvidó pronto por los Orientales, que, junto con los Latinos, lo veneran como un santo.
Para purificarlo de cualquier sospecha de ayudar a la herejía, Justiniano entregó al Papa una confesión escrita de la fe, que el último aceptó con la juiciosa cláusula, "aunque no pudiera admitir en un laico el derecho de enseñar la religión, observaron con placer que el afán del Emperador estaba en perfecto acuerdo con las decisiones de los Padres".
Poco después Agapito cayó enfermo y murió, después de un glorioso reinado de diez meses. Sus restos fueron introducidos en un ataúd y dirigidos a Roma, siendo depositados en San Pedro.
Etimológicamente: Cayo = Aquel que es señor, es de origen latino.
Sobrino del emperador romano Diocleciano, este parentesco le permitió trasladarse a Roma bajo la protección imperial, donde la tradición dice que residió en una casa lindante con la de su hermano San Gabino y la hija de este, la virgen romana Santa Susana.
Aprovechando que su pontificado se desarrolló en un período libre de persecuciones, Cayo dedicó sus esfuerzos a delimitar las instituciones de la Iglesia y así apoyó el desarrollo de las escuelas de Alejandría y Antioquia. Asimismo estableció que nadie podía ser nombrado obispo sin antes haber pasado por los grados de ostiario, lector, acólito, exorcista, subdiácono, diácono y sacerdote.
Murió poco antes de desatarse la última y más terrible persecución que habría de abatirse contra los cristianos. Aunque San Cayo no murió como mártir, posiblemente dado su parentesco con el emperador, si parece ser que sufrió grandes hostilidades por parte de los oficiales romanos.
Falleció el 22 de abril del año 296.
Por: P. Felipe Santos |
Etimológicamente: Oportuna = Aquella que nos conduce al puerto, es de origen latino
Su hermano era el santo Crodegan, obispo de Sées.
Cuando ella llegó a su juventud, pensó que lo fundamental para vivir de acuerdo con su proyecto de vida, lo mejor -repetía- era consagrarse a Dios.
Se lo comunicó a su hermano porque quería que fuera él quien le impusiera el velo de vírgenes.
Ya en el convento brilló por su bondad y fervor.
Las hermanas religiosas la eligieron pronto su abadesa o superiora.
A los pocos meses hizo dos milagros que dejaron a todos alucinados. Uno fue con un campesino que había robado el burro del convento. No quería soltarlo porque decía que lo había comprado y pagado.
Oportuna se puso a rezar. Al día siguiente, el ladrón vio su prado recubierto de un tapiz blanco, es decir, infértil para mucho tiempo.
Esto le hizo recapacitar. Entonces devolvió el burro, y además les regaló el prado. Desde entonces se llama el Prado sucio.
El mismo año, una bandada de pájaros invadió el país y se comieron todos los cereales y frutales. Oportuna les hizo ver que iban a caer prisioneros. Al verlos, les reprochó su mala conducta y los dejó irse. Pero en lugar de salir, volaron a su alrededor durante un tiempo y cantando su arrepentimiento. Todos los destrozos que habían causado, se repusieron en seguida.
Murió triste ante la muerte trágica de su hermano, asesinado por un primo que quería sucederle como obispo. Ella murió trece días después.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
Etimológicamente: Apolonio = Aquel que brilla, es de origen griego.
El presentó -escribe Eusebio de Cesarea- una elocuentísima defensa de la propia fe, pero igualmente fue condenado a muerte.
El procónsul Perenio, en atención a la nobleza y fama de Apolonio deseaba sinceramente salvarlo, pero se vio obligado a pronunciar la condena por el decreto del emperador Cómodo (alrededor del año 185).
Reproducimos aquí algunos pasajes del proceso, en que el mártir afirma su amor por la vida, recuerda las normas morales de los cristianos recibidas del Señor Jesús, y proclama la esperanza en una vida futura.
Apolonio: Los decretos de los hombres no pueden suprimir el decreto de Dios; más creyentes ustedes maten, y más se multiplicará su número por obra de Dios. Nosotros no encontramos duro el morir por el verdadero Dios, porque por medio de él somos lo que somos; por no morir de una mala muerte, lo soportamos todo con constancia; ya vivos, ya muertos, somos del Señor.
Perenio: ¡Con estas ideas, Apolonio, tú sientes gusto en morir!
Apolonio: Yo experimento gusto en la vida, pero es por amor a la vida que no temo en absoluto la muerte; indudablemente, no hay cosa más preciosa que la vida, pero que la vida eterna, que es inmortalidad del alma que ha vivido bien en esta vida terrena. El Logos (= Palabra) de Dios, nuestro Salvador Jesucristo "nos enseñó a frenar la ira, a moderar el deseo, a mortificar la concupiscencia, a superar los dolores, a estar abiertos y sociables, a incrementar la amistad, a destruir la vanagloria, a no tratar de vengarnos contra aquellos que nos hacen mal, a despreciar la muerte por la ley de Dios, a no devolver ofensa por ofensa, sino a soportarla, a creer en la ley que él nos ha dado, a honrar al soberano, a venerar solamente a Dios inmortal, a creer en el alma inmortal, en el juicio que vendrá después de la muerte, a esperar en el premio de los sacrificios hechos por virtud, que el Señor concederá a quienes hayan vivido santamente.
Cuando el juez pronunció la sentencia de muerte, Apolonio dijo: "Doy gracias a mi Dios, procónsul Perenio, juntamente con todos aquellos que reconocen como Dios al omnipotente y unigénito Hijo suyo Jesucristo y al Espíritu santo, también por esta sentencia tuya que para mí es fuente de salvación".
Apolonio murió decapitado en Roma el domingo 21 de abril. Eusebio comenta así la muerte de Apolonio: "El mártir, muy amado por Dios, fue un santísimo luchador de Cristo, que fue al encuentro del martirio con alma pura y corazón fervoroso. Siguiendo su fúlgido ejemplo, vivifiquemos nuestra alma con la fe".
Sabemos también por el mismo Eusebio que el acusador de Apolonio - como también más tarde el del futuro papa Calixto- fue condenado a tener las piernas quebradas. En efecto, según una disposición imperial, que Tertuliano (Ad Scap. IV, 3) atribuye a Marco Aurelio, los acusadores de los cristianos debían ser condenados a muerte. Las Actas del martirio de Apolonio, descubiertos en el siglo pasado, existen hoy en versión original armenia y griega y en varias traducciones modernas (de las "Actas de los antiguos mártires", incorporadas en Eusebio,"Historia Eclesiástica", V, 21).
Reproducido con autorización de Catacombe.Roma.it
Por: . | Fuente: Santiebeati.it
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordioso, es de origen hebreo.
Nació alrededor del año 1327, llevó una vida simple, dividiendo su tiempo entre el trabajo en el campo y la oración. No se casó, no tuvo a hijos, pero fue querido por todo. Tuvo un carisma ciertamente no ordinario. Se hizo terciario franciscano queriendo así seguir las enseñanzas y el ideal de vida del santo de Asís. Murió entre el 1370 y el 1372, dejándoles a sus conciudadanos un extraordinario ejemplo de santidad vivida en la modestia de la vida cotidiana. El Señor, por intercesión del piadoso campesino de Cagli, contestó a los ruegos de sus devotos, concediendo gracias y milagros. Estos tuvieron lugar enseguida de su muerte y su memoria fue transmitida a través de inscripciones en la lápida sepulcral. En particular, su celeste ayuda se hizo sentir durante una terrible peste. La parte frontal del urna marmórea, elaborada por el maestro Antonio de Cagli, está ahora próxima al altar donde son custodiadas sus reliquias. Un notario de Imola, en 1374, registró oficialmente algunos milagros. En un antiguo documento de 1441 ya era llamado beato.
Juan es enterrado en la iglesia de San Francisco, la más antigua de la orden franciscana en la región de Marcas, provincia de Piceno. En el 1642 fue puesto en un urna de madera. A las reliquias se le han realizado dos reconocimientos, en 1764 y en 1849. En la Curia de Cagli, hoy unida con la de Fano, se conserva la documentación del proceso de beatificación que vio su culminación 9 de diciembre de 1980 en el pontificado de Juan Pablo II considerando la veneración que le ha sido tributada ininterrumpidamente por siglos. La fiesta de lo beato, hoy familiarmente llamado beato Juanino, fue fijada para el 21 de abril.
Reproducido con autorización de Santiebeati.it
Por: . | Fuente: Arquidiocesisgdl.org.mx
Etimológicamente: Román = Aquel que pertenece a Roma, es de origen latino.
Prudente y ponderado en su ministerio, fue nombrado Vicario Episcopal foráneo para las parroquias de Nochistlán, Apulco y Tlachichila.
Quienes lo conocieron, lo recuerdan fervoroso; rezaba el oficio divino con particular recogimiento; todas las mañanas, antes de celebrar la Eucaristía, se recogía en oración mental. Atendía con prontitud y de buena manera a los enfermos y moribundos, predicaba con el ejemplo y con la palabra. Evitaba la ostentación; vivía pobre y ayudaba a los pobres. Su vida y su conducta fueron intachables y la obediencia a sus superiores constante. Edificó en su parroquia un templo a Señor San José y algunas capillas en los ranchos; fundó la asociación Hijas de María y la cofradía Adoración Nocturna del Santísimo Sacramento.
En agosto de 1926, viéndose como todos los sacerdotes de su época, en la disyuntiva de abandonar su parroquia o permanecer en ella aún con la persecución religiosa, el anciano párroco de Nochistlán se decidió por la segunda, ejerciendo su ministerio en domicilios particulares y no pasó un año cuando tuvo que abandonar su domicilio, siendo desde entonces su vida, un constante andar de la «Ceca a la Meca».
La víspera de su captura, el 18 de abril de 1927, comía en la ranchería Veladores; una de las comensales, María Guadalupe Barrón, exclamó: ¡Ojalá no vayan a dar con nosotros! Sin titubeos, el párroco dijo: ¡Qué dicha sería ser mártir!, ¡dar mi sangre por la parroquia!.
Un nutrido contingente del ejército federal, a las órdenes del Coronel Jesús Jaime Quiñones, ocupaban la cabecera municipal, Nochistlán, cuando un vecino de Veladores, Tiburcio Angulo, pidió una entrevista con el jefe de los soldados para denunciar la presencia del párroco en aquel lugar.
El coronel dispuso de inmediato una tropa con 300 militares para capturar al indefenso clérigo. Después de la media noche del 19 de abril; sitiada la modesta vivienda donde se ocultaba, el señor cura fue arrancado del lecho, y sin más, descalzo y en ropa interior, a sus casi setenta años, maniatado, fue forzado a recorrer al paso de las cabalgaduras la distancia que separaba Veladores de Yahualica.
Al llegar a río Ancho, uno de los soldados, compadecido, le cedió su cabalgadura, gesto que le valió injurias y abucheos de sus compañeros. El Padre Adame estuvo preso, sin comer ni beber, sesenta horas. Durante el día era atado a una columna de los portales de la plaza, con un soldado de guardia y durante la noche era recluido en el cuartel; conforme pasaban las horas, su salud se deterioraba.
A petición del párroco, Francisco González, Jesús Aguirre, y Francisco González Gallo, gestionaron su libertad ante el coronel Quiñones, quien, luego de escucharlos, les dijo: Tengo órdenes de fusilar a todos los sacerdotes, pero si me dan seis mil pesos en oro, a éste le perdono la vida.
Con el dinero en sus manos, el coronel quiso fusilar a quienes aportaron la cantidad, pero intervinieron Felipe y Gregorio González Gallo, para garantizar que el pueblo no sufriera represalias. El azoro y el terror impuesto por los militares y la inutilidad de las gestiones cancelaron las esperanzas de obtener la libertad del párroco.
La noche del 21 de abril un piquete de soldados condujo al reo del cuartel al cementerio municipal. Muchas personas siguieron al grupo llorando y exigiendo la libertad del eclesiástico. Junto a una fosa recién excavada, el sacerdote rechazó que le vendaran los ojos, sólo pidió que no le dispararan en el rostro; sin embargo antes de fusilarlo uno de los soldados, Antonio Carrillo Torres, se negó repetidas veces a obedecer la orden de preparen armas, por lo que se le despojó de su uniforme militar y fue colocado junto al señor cura. Se dio la orden ¡apunten!, enseguida la voz ¡fuego!; el impacto de las balas derrumbó al Padre Adame y, acto continuo, a Antonio Carrillo. Quince minutos después, cuatro vecinos colocaron el cadáver del mártir en un mal ataúd, y lo sepultaron en la fosa inmediata al lugar de la ejecución, donde yacía el soldado Carrillo.
Años después, fueron exhumados los restos del sacerdote y trasladados a Nochistlán, Zacatecas, donde se veneran. El párroco de Yahualica, Don Ignacio Íñiguez, testigo de la exhumación, consignó que el corazón de la víctima se petrificó, y su Rosario estaba incrustado en él.
Fueron muchos los fieles que sufrieron el martirio por defender su fe, de entre ellos presentamos ahora a veinticinco que fueron proclamados santos de la Iglesia por Juan Pablo II.
Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:
Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galvan Bermudez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote
Para ver las biografías de los Mártires Mexicanos del siglo XX
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Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Martirologio Romano: En Roma, san Aniceto, papa, que recibió fraternalmente como huésped insigne a san Policarpo, para tratar juntos acerca de la fecha de la Pascua († c. 166).
Etimológicamente: Aniceto = Aquel hombre de gran fuerza, es de origen griego.
Breve Biografía
Las noticias que tenemos sobre su vida son pocas. Es el décimo sucesor de San Pedro; fue Papa entre San Pío I y San Sotero; rigió a la Iglesia por el tiempo que duran once años- desde el 155 al 166- y era originario de Emesa, en Siria.
Las circunstancias en las que trabajó vienen dadas por la situación social, política, económica y cultural de la época. En el siglo II se utilizaba el griego como lengua cultual; los Papas suelen ser provenientes de familias humildes del pueblo; ser elegido para ese servicio era elección para el martirio (hasta el siglo IV todos los Papas dieron su vida por la fe).
El cuidado o servicio a los hermanos tenía que ser intenso, sacrificado, valiente, generoso y muy exigente pero lleno de bondad. Los discípulos de Jesús que aumentaban cada día llevaban aún una existencia precaria aún en los períodos de paz. Incluso con los Antoninos, la muerte para el cristiano podía estar detrás de cualquier acusación o acontecimiento; hasta el estoico Marco Aurelio pensó que la paciencia de los mártires cristianos era fanatismo.
Había que esforzarse en llevar a los paganos el misterio, porque el Reino era también para darlo a ellos. Fué preciso contrarrestar a los pensantes paganos listos que, con sarcasmo, ironía y calumnia, ridiculizaban el espíritu y vida de los cristianos. Por eso la fe se hizo, además, apología.
A los cuidados hacia fuera hay que añadir la atención primaria de la grey con los problemas que surgen desde dentro. Ya pululaban por doquier versiones cristianas de fe que no coincidían con el genuino modelo y era preciso mantener a cualquier precio la pureza de la fe recibida. Esa era la situación del complejo sistema que luego se llamó gnosticismo -se tienen por cristianos y enseñan el secreto conocimiento de lo divino, reciben influencias platónicas y de religiones dualistas persas, forman grupos cerrados, niegan la muerte expiatoria de Jesús y rechazan la resurrección del cuerpo terrenal-.
Marción era gnóstico, vivió en Roma y en tiempo del Papa Aniceto; decía que había dos principios: el bueno era Dios y el espíritu maléfico creó el mundo, la materia y el cuerpo; se hizo rico con negocios navieros; hacía estrago entre los cristianos sembrando confusión y negando el valor del cuerpo con su rigorismo extremo.
En estos cuidados discurrió la vida de Aniceto.
Hubo un asunto peculiar que merece comentario. Policarpo viene a Roma para tratar con el Papa un tema serio. Él fue en su tiempo discípulo directo de San Juan, el apóstol joven, y ahora es el obispo de Esmirna. Con sus ochenta y cinco años quiere dejar acordada la fecha de la principal fiesta cristiana. Los de Oriente siguen la tradición joánica, mientras que los de Occidente siguen la tradición de Pedro. No llegaron a ponerse de acuerdo. Es una cuestión -la de la Pascua- que tardará en resolverse hasta el concilio de Nicea. Pero se despiden en comunión sin romper la unidad ni quebrantar la caridad ¡Todo un ejemplo!
No hay datos explícitos y concluyentes sobre el lugar y modo de su tránsito. El Liber Pontificalis -aunque empleando una expresión extraña por lo inusual- lo coloca entre los mártires; luego, la tradición constante de los martirologios habla de martirio y señala la fecha del 17 de abril, aunque no es unánime. En lo referente al lugar de su enterramiento, se señala en cementerio de san Calixto, donde con frecuencia se enterró a los Papas.
La reliquia de su cabeza fue entregada al arzobispo de Munich, Minucio, en el año 1590, y se venera en la iglesia que rigen los jesuitas en la ciudad. Los restos reposan en el sarcófago que soporta el altar Mayor -el que consagró el cardenal Merry del Val en 1910- de la capilla del Pontificio Colegio Español de Roma; fueron traslados al que entonces era palacio renacentista de los duques de Altemps, en el año 1604. Por eso, en la bóveda está pintada, entre guirnaldas barrocas y múltiples amorcillos, la apoteosis de San Aniceto, con capa desplegada y ascendiendo al cielo.
Por: . | Fuente: paxtv.org || Hijas de Santa María de la Providencia
Martirologio Romano: En Pianello Lario, en Italia, beata Clara (Dina) Bosatta, virgen, que, con la ayuda del beato Luis Guanella, fundó la Pequeña Casa de la Divina Providencia († 1887).
Etimológicamente: Clara = Aquella que esta limpia de culpa. Es de origen latino.
Breve Biografía
Pianello Lario es un pequeño pueblo a orillas del lago de Como, al norte de Italia. Rosa y Alejandro están felices porque ha nacido su hija Dina, una más para aumentar la ya numerosa familia. Son muy buenas personas y también buenos cristianos. La llevan enseguida a bautizar.
Cuando Dina tiene tres años, Alejandro muere. ¡Rosa está desolada con tanta familia! ¿Qué hará para sacarlos adelante? Le dice a Marcelina, una de sus hijas mayores, que se encargue ella misma de Dina. Marcelina entonces decide llevarla a un colegio de monjas Ursulinas cercano a Pianello. Allí estudiará y trabajará al mismo tiempo.
Las monjas la aceptan muy bien. Pronto descubren su gran corazón, su espíritu de sacrificio, su deseo de agradar a Jesús en todo.
Quiere ser religiosa y pide la entrada, pero es rechazada. Sufre mucho por esto y vuelve a Pianello. Su hermana Marcelina la acoge con los brazos abiertos y la consuela. El Párroco de Pianello, don Carlos Coppini, ha reunido a un grupo de chicas, entre las que está Marcelina, con el fin de colaborar con él en las obras de la Parroquia: la catequesis, visitar a los enfermos, etc. Marcelina, que es la responsable, propone a Clara integrarse en el grupo.
Finalmente después de algunas dudas, se decide. Lo único que tiene claro es que quiere consagrar su vida al Señor y vivir el Evangelio. Hace la profesión religiosa y se entrega totalmente a Dios.
Tras la muerte de Don Carlos Coppini parece como si todo se acabase. Pero llega a Pianello Don Guanella que soñaba desde hace mucho con fundar una Congregación y se encuentra con unas jóvenes deseosas de servir a Dios y de ayudar a los pobres. Marcelina, se va a visitar al nuevo cura del que había oído de todo y se queda maravillada de su sencillez y su pobreza. “ Este debe ser un santo, dice a las demás compañeras, desde ahora será nuestra guía”.
Dina, se llama ahora Sor Clara. Sabe que puede confiar en Don Guanella y le abre su corazón. Don Guanella se da cuenta que está tratando con alguien muy especial. La ayuda a recorrer el camino de la santidad.
La ve a la cabecera de los enfermos sin contar el tiempo, cuidándoles con inmensa ternura. La ve hablando con Dios largo tiempo. Viviendo sencillamente con muchos sacrificios. Tiene una gran devoción a Jesús Crucificado. Le duele todo lo que ha tenido que sufrir por nosotros. Quiere consolarle de alguna manera.
El corazón grande de Jesús, le atrae y le anima a tener también ella un corazón abierto y disponible para los demás. Intenta amar con todas sus fuerzas. Sabe que el Amor es el más grande de los mandamientos, la esencia del Evangelio.
Don Guanella viendo su madurez y su santidad la manda a fundar una casa a la ciudad de Como. Allí llegará tras una larga noche en barca rezando e invocando la Providencia de Dios.
Pero después de unos meses enferma gravemente y la mandan a Pianello. Durará poco tiempo más, murió el 20 de abril de 1887.
Ofrece su vida por la Congregación que está naciendo.
Juan Pablo II, la beatificó el 21 de abril de 1991 poniéndola de modelo para toda la familia guaneliana y para la Iglesia.
Por: . | Fuente: Franciscanos.org
Martirologio Romano: En el lugar de Hartheim, cerca de Linz, en Austria, mientras era conducido al campo de concentración de Dachau, beato Anastasio Pankiewicz, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que hasta la muerte dio testimonio de su fe contra un régimen que oprimía la dignidad cristiana († 1942).
Etimológicamente: Anastasio = Aquel que resucita, es de origen griego.
Breve Biografía
Durante la II Guerra Mundial, en Polonia fueron numerosas las víctimas de la encarnizada persecución nazi contra la Iglesia. También otros muchísimos ciudadanos fueron perseguidos y asesinados en aquellas terribles circunstancias. Pero los 108 beatificados por el Papa fueron todos ellos asesinados por odio a la fe cristiana en diversas circunstancias o lugares, o murieron como consecuencia de los sufrimientos infligidos por el mismo motivo en las cárceles y campos de concentración. La mayoría de los sacerdotes murieron por no dejar de ejercer su ministerio, a pesar de las amenazas; muchos de estos mártires perdieron la vida por defender a judíos; las religiosas, por su parte, en su servicio amoroso y silencioso, aceptaron con espíritu de fe los sufrimientos y la muerte. Todos fueron en sentido estricto testigos de la fe de Cristo.
Beato Anastasio Pankiewicz (1882-1942). Sacerdote profeso, que había ingresado en la Orden a los diecisiete años de edad. Heroico pastor de almas, organizó el centro pastoral y escolar del Barrio Doly en Lodz, y fue fundador de las Hermanas Antonianas de Cristo Rey. Arrestado el 10 de octubre de 1941 y deportado al campo de Dachau, permaneció allí hasta su muerte; asignado al «reparto de inválidos», murió en la cámara de gas el 20 de mayo de 1942. Consciente de la inminencia de su muerte, se confesó y luego dijo a un amigo: «Estoy tranquilo y listo para morir».
Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click" AQUI
Por: . | Fuente: patria-nazarena.blogspot.com
Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.
El padre Ramón se dedicó desde muy joven a la docencia, sobresaliendo especialmente en la enseñanza de las matemáticas, de cuya asignatura llegó a ser consumado maestro. Además de su amplia y fructífera labor pedagógica, presidió durante varios períodos la comisión de enseñanza del Instituto y, en 1926, participó en la peregrinación a Roma del Magisterio Nacional, juntamente con el padre Manuel Cazador.
El padre Ramón Llach fue también un hombre de gobierno, tanto en la dirección de las varias comunidades y centros como participando en el gobierno general de la Congregación. Fue escritor y asiduo colaborador de La Sagrada Familia y de la Intención Mensual. Escribía tanto en prosa como en verso, en catalán y en castellano. En general, sus trabajos versaban sobre temas religiosos y más concretamente sobre la Sagrada Familia y la Congregación.
Como los demás hermanos Llach, el padre Ramón era muy inteligente y con clara inclinación hacia las ciencias. Era una persona de fe bien formada, con hondas raíces religiosas y cristianas. Atento y fervoroso en sus oraciones y en la misa diaria. Estaba siempre de buen talante, con ingenio, buen humor y alegría en las conversaciones familiares, dando una nota alegre en la vida de comunidad. Tenía mucho acierto en el trato con las personas, dejando siempre muy buen nombre en las ciudades donde trabajó y gran número de amistades. Era muy serio en el trato con los alumnos a quienes impartía una enseñanza sólida y al mismo tiempo atrayente. Se le consideraba un excelente maestro.
La revolución de 1936 le sorprendió en el seminario de Les Corts, pues era el ecónomo general y profesor del escolasticado. Estuvo en Girona hasta primeros de 1937, cuando, según parecía, la situación en la ciudad condal se había apaciguado un poco. Regresó, pues, a Barcelona, ejerciendo la enseñanza en la Academia Guiu en compañía de otros religiosos en espera de tiempos mejores para incorporarse a las comunidades.
El 17 de abril de 1937, a primeras horas de la tarde, él y su hermano Jaime fueron detenidos, trasladados a la central de las patrullas y después al control de la calle Muntaner- París, hasta ser conducidos a la prisión del convento de San Elías. Salieron dos días después para ser asesinados en el cementerio de Montcada. Contaba con 62 años de edad y 43 de vida religiosa. Sus restos mortales no fueron identificados y su desaparición fue inscrita en el Juzgado de Barcelona.
Por: . | Fuente: patria-nazarena.blogspot.com // preguntasantoral.esJaime Llach Candell
Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.
Fue vicario y ecónomo del colegio San Ramón de Vilafranca del Penedés. También examinador general. Hombre de gran cultura eclesiástica y civil, destacando en ciencias y en matemáticas. Incautado el colegio de Vilafranca en mayo de 1936, trabajó en el colegio de Sant Julià de Vilatorta hasta que estalló la guerra. Bajó a Barcelona para acompañar a su hermano el beato Ramón en los varios refugios y trabajos de Barcelona y Gerona.
Después de pagar una fuerte cantidad para garantizar sus vidas, fue detenido el día 17 de abril de 1937 en la plaza Sepúlveda de Barcelona, junto con su hermano y la dueña del piso, trasladados a la central de las patrullas y después al control de la calle Muntaner- París, hasta ser conducidos a la prisión del convento de San Elías. Salieron dos días después para ser asesinados en el cementerio de Montcada. Contaba con 59 años de edad. Sus restos mortales no fueron identificados y su desaparición fue inscrita en el Juzgado de Barcelona.
Por: . | Fuente: santiebeati.it
También se lo conoce como: Beato Bernardo de Sithiu
Todos estos documentos y testimonios hacen deducir que Bernardo de Maguellone, raíz de haber cometido a un homicidio, fue condenado a cumplir una romería de expiación. Después de haber andado a lo largo y a lo ancho de Europa por mucho tiempo, eventualmente se estableció cerca de la abadía de Sithiu, donde por cuatro años vivió en la miseria y privaciones, muriendo el 19 de abril de 1182. La fama de santidad que se ganó en vida después de la muerte fue confirmada por muchos milagros verificados en su tumba.
Reproducido con autorización de Santiebeati.it
responsable de la traducción: Xavier Villalta