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SANTA LUCÍA FILIPPINI 

FUNDADORA



Fundadora del Instituto
de Maestras Pías

PALABRA DE DIOS DIARIA

En el Montefiascone, en la Toscana, santa Lucía Filippini, fundadora del Instituto de Maestras Pías, para promover la enseñanza cristiana de jóvenes y mujeres, especialmente las carentes de recursos (1732). 

Etimológicamente: Lucía = Aquella que lleva la luz, es de origen latino.

Fecha de canonización: 22 de junio de 1930 por el Papa Pío XI.

El Instituto de "Maestre Pie" no es tan conocido fuera de Italia como merece serlo. Pero en una época en la que todavía no se pensaba en la educación obligatoria, obró maravillas tanto en el mejoramiento religioso como en el social de las mujeres de su país. 

Aunque Santa Lucía no fue la verdadera fundadora de esta notable organización, fue quizás la más celosa, la de mayor influencia y la más santa entre todas sus primeras propulsoras. 

Nacida un 13 de Enero de 1672, en Tarquinia, en Toscana, distante aproximadamente nueve kilómetros de Roma, quedó huérfana a temprana edad. Siendo aún joven, la seriedad de sus intenciones, su gran piedad y sus notables cualidades llegaron a oídos del obispo de la diócesis, cardenal Marcantonio Barbarigo, quien la persuadió a ir a Montefiascone para trabajar en un instituto educacional para el entrenamiento de maestros, que él había fundado y puesto bajo la dirección de religiosas. 

Lucía se dedicó en cuerpo y alma al trabajo, donde tuvo contacto con la Beata Venerini, a quien por ser la más eficaz y dedicada organizadora de un instituto similar en Viterbo, el cardenal había llamado a Montefiascone para que con tribuyera con su experiencia al bien de su fundación. 

Ningún alumno pudo haber mostrado más aptitudes que Santa Lucía. Su modestia, su caridad y su profunda convicción del valor de las cosas espirituales, aunados a su decisión y su práctico sentido común, se ganaron todos los corazones. 

La obra prosperó asombrosamente. Nuevas escuelas para niños y centros educacionales se multiplicaron en todas direcciones y, en 1707, por deseo expreso del Papa Clemente XI, ella fue a Roma a fundar allí la primera escuela de "Maestre Pie" en la calle de Chiavi d´Oro. 

Lucía pudo permanecer en la ciudad tan sólo un poco más de seis meses, ya que sus obligaciones la llamaban a otras partes, pero los niños acudían en multitudes que excedían, con mucho, el cupo destinado para ellos; a Lucía antes de partir, se le llegó a conocer en casi todo el distrito, como la Maestra Santa. 

Como Rosa Venerini, tenía el don de la palabra fácil y convincente. Sin embargo, su fortaleza no igualaba el esfuerzo con que se dedicaba al trabajo. Enfermó gravemente en 1726 y, a pesar de la atención médica que se le dio en Roma, nunca pudo recuperar del todo su salud. 

Murió con la más santa de las muertes, el 25 de marzo de 1732, día que ella misma había predicho.

10:32 p.m.

Funddora de las Hermanas de Los Ángeles

Martirologio Romano: En Faicchio, Italia, Beata María Serafina del Sagrado Corazón de Jesús (en el siglo Clotilde Micheli), fundadora del Instituto de las Hermanas de los Ángeles. ( 1911)

Fecha de beatificación: 28 de mayo de 2011, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI.

Breve Biografía

Clotilde Micheli nació en Imer (Trento) el 11 de septiembre de 1849, de padres profundamente cristianos, como era costumbre entonces a los tres años, recibió el sacramento de la Confirmación de manos del Príncipe-Obispo de Trento. Monseñor Tschiderer, a los 10 años recibió su Primera Comunión.

A partir de su juventud la vida de Clotilde Michele parece una novela del siglo XIX, en realidad la Voluntad de Dios forjó este alma predestinada, haciéndola vagar de un sitio al otro, a la búsqueda de como cumplir la revelación que le hizo la Virgen el 2 de agosto de 1867, mientras rezaba, como era su costumbre, en la iglesia de Imer, ella tenía casi 18 años.

La Virgen le manifestó la Voluntad de Dios de que fuera fundado un nuevo Instituto religioso, con el específico objetivo de adorar la Santísima Trinidad, con especial devoción a la Virgen y a los Ángeles, como modelos de oración y servicio.

Siguiendo el consejo de Constanza Plaza, una mujer sabia y prudente de Imer, Clotilde fue a Venecia buscando el asesoramiento espiritual de Monseñor Domenico Agostini, futuro patriarca de la ciudad lagunar, quien le aconsejó iniciar la obra pedida por Dios, invitándola a desarrollar la Regla.

Pero ella presa del miedo al fracaso, rompió lo escrito y regresó a Imer. En 1867 se mudó a Padua, donde vivió por nueve años hasta el 1876, bajo la guía espiritual de Monseñor Angelo Piacentini, profesor del Seminario local, tratando de entender mejor el llamado recibido. A la muerte del Piacentini en el 1876, Clotilde Michele se fue a Castellavazzo (Belluno) donde el Arcipreste Gerolamo Barpi, conocidas las intenciones de la joven, puso a su disposición un antiguo convento para la nueva fundación.

En 1878 Clotilde hizo uso de un subterfugio, un matrimonio arreglado, teniendo éxito, huyó a Alemania a Epfendorf en Wurttemberg, donde sus padres se habían mudado hace poco por motivos laborales.

Permaneció en Alemania durante siete años, desde 1878 a 1885 trabajando como enfermera en el Hospital de las Hermanas Isabelinas y se destaca por su caridad y delicadeza con los enfermos. Después de la muerte de su madre en 1882 y de su padre en 1885, decidió abandonar Alemania y regresó a Imer su tierra natal.

Dos años más tarde, esta mujer inquieta de 38 años, junto con su prima Judith, realiza una peregrinación a pie a Roma, haciendo paradas en diversos santuarios marianos, con espíritu de penitencia y devoción, siempre dispuesta a comprobar nuevamente la voluntad de Dios sobre la Fundación planeada.

En agosto llegaron a Roma y son hospedadas por las Hermanas de la Caridad Hijas de la Inmaculada (Inmaculadinas), instituto fundado por María Fabiano; la fundadora al conocer más profundamente a Clotilde, la convenció de tomar el habito del naciente instituto, prometiéndole dejarla libre si se viera realizado sus planes juveniles.

Clotilde tomó el nombre de sor Annunziata y permaneció entre las Inmaculadinas hasta principios de 1891, eventualmente ocupó el cargo de Superiora entre 1888 y 1891 en el convento de Sgurgola de Anagni.

En 1891 por invitación del Padre Francisco Fusco de Trani, franciscano conventual, viaja hacia el sur de Italia hacia Alife (Caserta), allí el padre planeaba ofrecer a Clotilde la creación de una fundación ideada por el Obispo Scotti, pero ella consideró que la propuesta del obispo no concordaba con el plan de Dios para ella.

Gracias al apoyo de una familia se muda a Caserta, y posteriormente a la vecina Casolia en compañía de dos jóvenes que se habían unido a ella. Después de varios meses, el obispo de Caserta Monseñor De Rossi, autorizó la imposición del hábito religioso al primer grupo de cinco hermanas el 28 de junio de 1891, acto en el que estuvo presente el Padre Fusco, la nueva institución tomó el nombre de Hermanas de los Ángeles, Adoradoras de la Santísima Trinidad.

La fundadora Clotilde Michel tenía 42 años y tomó el nombre de sor María Serafina del Sagrado Corazón. Un año después un primer grupo de hermanas fue enviado a administar un orfanato en Santa Maria Capua Vetere (Caserta), lugar que se convirtió en la primera casa del Instituto; a esta siguieron otras obras, todas destinadas a ayudar a los niños y jóvenes abandonados.

Pero para la madre de Serafina comenzó, a partir de finales de 1895, un período de sufrimiento físico, que después de una cirugía muy delicada, solicitada por el mismo obispo de Caserta, la debilitó dramáticamente. Mientras tanto, después de muchas vicisitudes se abrió en junio de 1899 la Casa de Faicchio (Benevento), que más tarde se convertiría en el Instituto de Formación de la Congregación. La Madre María Serafína se empeñó en llevar a cabo otras obras a un ritmo tan intenso que debilitó aún más, tanto así que se vio obligada a permanecer definitivamente en Faicchio.

Como casi todos los fundadores de congregaciones religiosas, tuvo que soportar mucho sufrimiento por incomprensiones, incluso dentro de su mismo Instituto, hasta que el 24 de marzo de 1911, consumida por el sufrimiento físico murió en la Casa de Faicchio, donde está enterrada.

Por la santidad de su vida, que aumentó después de su muerte, sus Hermanas de los Ángeles iniciaron la causa de su beatificación, con el permiso de la Santa Sede, el 9 de julio de 1990. Desde aquel lejano 1867 cuando con intervención de la Virgen recibió el llamado, su carisma la acompaño durante toda su vida y se extiende aún hoy en su Congregación como un don del Espíritu Santo: “Como los Ángeles adoraréis la Trinidad y estaréis sobre la tierra ellos están en los cielos”.

responsable de la traducción: Xavier Villalta

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10:32 p.m.

Por: . | Fuente: Santiebeati.it

Presbítero y Monje

Martirologio Romano: En Fabriano, del Piceno, en Italia, beato Juan del Báculo, presbítero y monje, compañero de san Silvestre, abad ( 1290).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.

Fecha de beatificación: 29 de agosto de 1772 por el Papa Clemente XIV.

Breve Biografía

En el pequeño ayuntamiento de Paterno, a las faldas del Montefano en el comuna de Fabriano (AN), vivió a los principios del 1200, una familia de acomodados campesinos, los Bottegoni. La familia estaba compuesta por el padre Bonello y del madre Supercla y por los hijos Giunta, Nicolás, Bienvenido, Buonora y Juan.

Juan nació probablemente 24 de marzo a comienzo de los años 1200, desde joven demostró una profunda atracción por las cosas de Dios y una gran pasión por el estudio, estas dotes hicieron intuir a los padres una clara vocación y decidieron, de común acuerdo, de mandarlo a Bolonia para seguir los estudios literarios. Una repentina enfermedad en una de sus piernas no le permitirá a Juan permanecer en Bolonia y por lo tanto poder continuar los estudios ya emprendidos. La enfermedad se agravará al punto de entorpecer su desplazamientos y obligado a valerse de un bastón, del que tomará el apodo de Juan del Báculo.

No habiendo podido continuar los estudios, pero habiendo conseguido un cierto grado de cultura, Juan decidió trasladarse a Fabriano y de abrir una escuela que le asegurará un alguna autonomía económica. Alrededor del año 1230, Juan, no se sabe bien por cual motivo, decide seguir la vida eremítica de Silvestre de Osimo, cuya fama de santidad empezó a difundirse en la zona. El estilo de vida del grupo de Montefano era austero y pobre, el objetivo fue de reducir a lo mínimo las necesidades materiales para dedicarse completamente a las cosas de Dios. La regla, que los seguidores de San Silvestre asumieron, fue la de los monasterios benedictinos. La pequeña comunidad de ermitaños tomó el nombre de orden de San Benito de Montefano, cuando en 1248 fue reconocida por Inocencio IV.

Juan, por deseo de San Silvestre, fue presentado al obispo para la ordenación sacerdotal. La vida monástica de Juan llevaba el escudo de la oración, de la penitencia y del recogimiento y todo con el objetivo de seguir los peldaños de la virtud. Por sesenta años Juan llevó un estilo de vida aparentemente sin historia. A la edad de noventa años, la enfermedad a la pierna que lo golpeó en juventud se agudizó y el 24 de marzo de 1290, recibidos los sacramentos, Juan durmió en Dios. Desconcertante fue la discrepancia entre la vida retirada que llevó Juan por tanto tiempo y el impacto inmediato de su muerte sobre la gente. Apenas hubo exhalado su última respiración se inició una romería interminable para visitar su cadáver.

Después de la muerte, muchos fueron los prodigios que se lograron por intercesión del Beato, señal evidente de su santidad. El obispo de Camerino (MC), Rambotto, nombró una comisión para recoger y analizar los testimonios para verificar la autenticidad de los milagros. El Beato Juan fue enterrado en la iglesia de San Benito de Fabriano. Fue proclamado santo por voluntad del pueblo, sin ningún procedimiento canónico. Recién en el 1772, bajo el pontificado de Clemente XIV, llegó a su conclusión el proceso de beatificación regular, pero por diversos motivos no se llegó a la última etapa, aquella de la canonización. En el calendario propio de la congregación silvestriana el beato es recordado el 24 de marzo.

Reproducido con autorización de Santiebeati.it

traducido por Xavier Villalta

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10:32 p.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va

Fundadora de la Congregación
de Hermanas Pastorcitas de la Divina Providencia

Martirologio Romano: En el lugar de Pniewite, junto a Gdansk, en Polonia, beata María Karlowska, virgen, que instituyó la Congregación de Hermanas del Divino Pastor de la Divina Providencia, cuya finalidad era que recuperasen la dignidad de hijas de Dios las jóvenes y mujeres pobres caídas en la corrupción de costumbres (1935).

Etimológicamente: María = eminencia, excelsa. Es de origen hebreo.

Fecha de beatificación: 6 de Junio de 1997 por el Papa Juan Pablo II.

Nació el 4 de Septiembre de 1865 en Karlawo, Polonia.

Desempeñó una actividad de auténtica samaritana entre las mujeres que sufrían una gran miseria material y moral.

Su santo celo atrajo en seguida a un grupo de discípulas de Cristo, con quienes fundó la Congregación de las religiosas Pastorcitas de la Divina Providencia.

Estableció para ella y para sus religiosas la siguiente finalidad: «Debemos anunciar el Corazón de Jesús, es decir, vivir de él y en él y para él, de modo que lleguemos a ser semejantes a él y que él sea más visible en nuestra vida que nosotras mismas».

Su entrega al Sagrado Corazón del Salvador dio como fruto un gran amor a los hombres. Sentía una insaciable hambre de amor. Según la beata María Karłowska, un amor de este tipo nunca dirá basta, nunca se detendrá en el camino. Era precisamente esto lo que le sucedía, porque estaba impulsada por la corriente del amor del divino Paráclito. Gracias a ese amor, devolvió a muchas almas la luz de Cristo y les ayudó a recuperar la dignidad perdida.

Murió el 24 de Marzo de 1935 en Pniewita, Polonia.

Fue beatificada por Su Santidad Juan Pablo II el 6 de Junio de 1997 en misa solemne efectuada en Zakapane, Polonia.

Reproducido con autorización de Vatican.va

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5:05 p.m.

SANTA CATALINA DE SUECIA

VIRGEN



En Vástena, en Suecia, santa Catalina, virgen, hija de santa Brígida, que casada contra su voluntad, con consentimiento de su cónyuge conservó la virginidad y, al enviudar, se entregó a la vida piadosa. Peregrina en Roma y en Tierra Santa, trasladó los restos de su madre a Suecia y los depositó en el monasterio de Vástena, donde ella misma tomó el hábito monástico (1381). 

Etimológicamente: Catalina = Aquella que es pura y casta, es de origen griego.

Fecha de canonización: Culto confirmado por el Papa Inocencio VIII el año 1784.A Catalina de Suecia o de Vadstena nació alrededor del año 1331 del matrimonio formado por el príncipe Ulf Gudmarsson y Brigitta Birgesdotter; fue la cuarta de ocho hermanos. La educaron, como era frecuente en la época, al calor del monasterio; en este caso lo hicieron las monjas de Riseberga. 

Contrajo matrimonio con el buen conde Egar Lyderson van Kyren con quien acordó vivir su matrimonio en castidad; ambos influyeron muy positivamente en los ambientes nobles plagados de costumbres frívolas y profanas.

Brígida, su madre, ha tenido la revelación de fundar la Orden del Santísimo Salvador que tenga como fin alabar al Señor y a la Santísima Virgen según la liturgia de la Iglesia, reparar por las ofensas que recibe de los hombres, propagar la oración contemplativa -preferentemente de la Pasión- para la salvación de las almas.

Madre e hija se encuentran juntas en Roma. Cuando Catalina tiene planes de regresar a su casa junto al esposo, Brígida comunica a su hija otra revelación sobrenatural de Dios: ha muerto su yerno. Esto va a determinar el rumbo de la vida de Catalina desde entonces. Ante el lógico dolor y la depresión anímica que sufre, es sacada de la situación por la Virgen. Es en estas circunstancias cuando muestra ante su madre la firme disposición interna a pasar toda suerte de penalidades y sufrimientos por Jesucristo. Las dos juntas y emprenden una época de oración intensa, de mortificación y pobreza extrema; sus cuerpos no conocen sino el suelo duro para dormir; visitan iglesias y hacen caridad. La joven viuda rechaza proposiciones matrimoniales que surgen frecuentes, llegando algunas hasta la impertinencia y el acoso. Peregrinan a los santuarios famosos y organizan una visita a Tierra Santa para empaparse de amor a Dios en los lugares donde padeció y murió el Redentor.

En el año 1373 han regresado, muere en Roma Brígida y Catalina da sepultura provisional en la Ciudad Eterna al cadáver de su madre en la iglesia de san Lorenzo. El traslado del cuerpo en cortejo fúnebre hasta Suecia es una continua actividad misionera por donde pasa. Catalina habla de la misericordia de Dios que espera siempre la conversión de los pecadores; va contando las revelaciones y predicciones que Dios hizo a su santa madre.

Söderkoping es el lugar patrio que recibe la procesión en 1374 como si fuera un acto triunfal. Se relatan conversiones y milagros que se suceden hasta depositar los restos en el monasterio de Vadstena, donde entra y se queda Catalina, practicando la regla que vivió durante veinticinco años con su madre.

Un segundo viaje a Roma durará cinco años; tendrá como meta la puesta en marcha del proceso de canonización de la futura santa Brígida y la aprobación de la Orden del Santísimo Salvador. A su regreso a Vadstena, muere el 24 de marzo de 1381.

Aparte de las revelaciones que tuvo y de las predicciones sobrenaturales que hizo la santa, se cuenta de ella la finura de alma que le llevó a la confesión diaria durante veinticinco años -no por ser escrupulosa- y que consiguió la confesión arrepentida de impenitentes a punto de morir. También se habla de luces que rodean el cuerpo inerte después de su muerte, de una estrella que pudo verse por un tiempo señalando el lugar del reposo y de luminosidades que refulgían junto al sarcófago. No es extraño que la leyenda haya querido dejar su huella intentando hacer que los sentidos descubran la magnanimidad de su alma que sólo es perceptible por lo externo. Por eso dijeron que nunca mamó la leche de la nodriza mundana mientras buscaba el pecho de su madre santa y de otras mujeres honestas. Igualmente contaron que libró a Roma de inundación entrando sus pies en el Tiber y hablaron de la liberación de una posesa.

10:37 p.m.

Por: . | Fuente: OremosJuntos.com

Monje Ermitaño
Santo Tradicional, no incluido en el actual Martirologio Romano


Martirologio Romano (1956): En Campania, Italia, San Benito, monje, que, encerrado por los Godos en un horno encendido, al día siguiente fue hallado ileso. ( c.550)

La poca información que tenemos acerca de él proviene de San Gregorio el Grande, en sus "Diálogos" ha perpetuado la memoria de un ermitaño o monje solitario, llamado Benito, que residió en una región de la Campania y fue bárbaramente encerrado en un horno por los godos, cuando bajo el mando de Totila, (+ 552), devastaban éstos Italia.

Cuyos soldados intentaron sin éxito antes de que se queme en su celda, luego en un horno de fuego. Por un milagro, fue preservado de la muerte y salió del horno sin daño, al día siguiente.

Vivió en tiempo de San Benito de Nursia, a quien personalmente conoció. Parece que el santo murió naturalmente en 543 o 550 y es probable que quizás se le identifique con un San Benito, cuyas reliquias se veneran en LavelIo, diócesis de Venosa, a quien también se conmemora en este día.

Los Diálogos de San Gregorio el Grande (vol. III c. 18) son aquí nuestra única autoridad.

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10:37 p.m.

Obispo y
Prelado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz
y del Opus Dei

Martirologio Romano: En Roma, Italia, beato Álvaro del Portillo y Diez de Sollano, español, obispo y prelado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei. ( 1994)

Fecha de beatificación: 27 de septiembre de 2014, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Nota: El Martirologio Romano lo recuerda el 23 de marzo. Su fiesta litúrgica fue fijada para ser celebrada cada 12 de mayo.

Breve Biografía


Hijo de Clementina Diez de Sollano (mexicana) y de Ramón del Portillo y Pardo (español), Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914. Era el tercero de ocho hermanos.

Después de cursar el bachillerato en el Colegio El Pilar (Madrid), ingresó en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en la que terminó sus estudios en 1941. Posteriormente trabajó en diversas entidades oficiales con competencia en materia hidrográfica. A la vez, estudió Filosofía y Letras (Sección de Historia) y se doctoró en 1944 con la tesis Descubrimientos y exploraciones en las costas de California.

En 1935 se incorporó al Opus Dei, institución de la Iglesia Católica que había sido fundada siete años antes por san Josemaría Escrivá de Balaguer. Recibió directamente del fundador la formación y el espíritu propios de aquel nuevo camino en la Iglesia. Desarrolló una amplia labor de evangelización entre sus compañeros de estudio y trabajo, y desde 1939 realizó numerosos viajes apostólicos por diferentes ciudades de España.

El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote por el obispo de Madrid, Mons. Leopoldo Eijo y Garay, junto con José María Hernández Garnica y José Luis Múzquiz: son los tres primeros sacerdotes del Opus Dei, después del fundador.

En 1946 se trasladó a Roma, pocos meses antes de que fijara allí su residencia san Josemaría, con el que convivió también en los años siguientes. Se trata de un periodo crucial para el Opus Dei, que recibe entonces las primeras aprobaciones jurídicas de la Santa Sede. Para Mons. del Portillo empieza también una época decisiva en la que, entre otras cosas, realizará —con su actividad intelectual junto a san Josemaría y con su trabajo en la Santa Sede— una honda reflexión sobre el papel y la responsabilidad de los fieles laicos en la misión de la Iglesia, a través del trabajo profesional y las relaciones sociales y familiares. “En un hospital —escribirá años más tarde, para ejemplificar esta realidad— la Iglesia no está solo presente por el capellán: también actúa a través de los fieles que, como médicos o enfermeros, procuran prestar un buen servicio profesional y una delicada atención humana a los pacientes; en un barrio, el templo será siempre un punto de referencia indispensable: pero el único modo de llegar a los que no lo frecuentan será a través de otras familias”.

Entre 1947 y 1950 empujó la expansión apostólica del Opus Dei en Roma, Milán, Nápoles, Palermo y otras ciudades italianas. Promovió actividades de formación cristiana y atendió sacerdotalmente a numerosas personas. De la huella que su labor ha dejado en Italia hablan hoy las numerosas calles y plazas que se le han dedicado en distintos núcleos urbanos del país.

El 29 de junio de 1948, el fundador del Opus Dei erigió en Roma el Collegio Romano della Santa Croce, centro internacional de formación del que Álvaro del Portillo fue primer rector y en el que enseñó teología moral (1948-1953). En ese mismo año (1948) obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás.

Durante sus años en Roma, los diversos Papas que se suceden (desde Pío XII hasta Juan Pablo II) le llamaron a desempeñar numerosos encargos, como miembro o consultor de 13 organismos de la Santa Sede.

Participó activamente en el Concilio Vaticano II. Juan XXIII le nombró consultor de la Sagrada Congregación del Concilio (1959-66). En las etapas previas al Vaticano II, fue presidente de la Comisión para el Laicado. Ya en el curso del Concilio (1962-65) fue secretario de la Comisión sobre la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano. Terminado este evento eclesial, Pablo VI le nombró consultor de la Comisión postconciliar sobre los Obispos y el Régimen de las Diócesis (1966). Fue también, durante muchos años, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La vida de Álvaro del Portillo está estrechamente unida a la del fundador. Permaneció siempre a su lado hasta el mismo momento de su muerte, el 26 de junio de 1975, colaborando con san Josemaría en las tareas de evangelización y de gobierno pastoral. Con él viajó a numerosos países para disponer y orientar los diversos apostolados del Opus Dei. “Al advertir su presencia amable y discreta al lado de la dinámica figura de Mons. Escrivá, me venía al pensamiento la modestia de san José”, escribirá a su muerte un agustino irlandés, el Padre John O´Connor.

El 15 de septiembre de 1975, en el congreso general convocado tras el fallecimiento del fundador, don Álvaro del Portillo fue elegido para sucederle al frente del Opus Dei. El 28 de noviembre de 1982, cuando el beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal, le designó Prelado de la nueva prelatura. Ocho años después, el 7 de diciembre de 1990, le nombró obispo y, el 6 de enero de 1991, le confirió la ordenación episcopal en la basílica de San Pedro.

A lo largo de los años en que estuvo al frente del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo promovió el comienzo de la actividad de la prelatura en 20 nuevos países. En sus viajes pastorales, que le llevaron a los cinco continentes, habló a miles de personas de amor a la Iglesia y al Papa, y predicó con persuasiva simpatía el mensaje cristiano de san Josemaría acerca de la santidad en la vida ordinaria.

Como Prelado del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo estimuló la puesta en marcha de numerosas iniciativas sociales y educativas. El Centre Hospitalier Monkole (Kinshasa, Congo), el Center for Industrial Technology and Enterprise (CITE, en Cebú, Filipinas) y la Niger Foundation (Enugu, Nigeria) son ejemplos de instituciones de desarrollo social llevadas a cabo por fieles del Opus Dei, junto a otras personas, bajo el impulso directo de monseñor del Portillo.

Asimismo, la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (desde 1985) y el seminario internacional Sedes Sapientiae (desde 1990), ambos en Roma, así como el Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa (Pamplona, España), han formado para las diócesis a miles de candidatos al sacerdocio enviados por obispos de todo el mundo. Son una muestra de la preocupación de monseñor del Portillo por el papel del sacerdote en el mundo actual, tema al que dedicó buena parte de sus energías, como se puso de manifiesto en los años del Concilio Vaticano II. “El sacerdocio no es una carrera —escribió en 1986— sino una entrega generosa, plena, sin cálculos ni limitaciones, para ser sembradores de paz y de alegría en el mundo, y para abrir las puertas del Cielo a quienes se beneficien de ese servicio y ministerio”.

Mons. Álvaro del Portillo falleció en Roma en la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. La víspera, el 22 de marzo, había celebrado su última misa en la iglesia del Cenáculo de Jerusalén.

Álvaro del Portillo es autor de publicaciones sobre materias teológicas, canónicas y pastorales: Fieles y laicos en la Iglesia (1969), Escritos sobre el sacerdocio (1970) y numerosos textos dispersos, gran parte de ellos recogidos póstumamente en el volumen Rendere amabile la Verità. Raccolta di scritti di Mons. Álvaro del Portillo, publicado en 1995 por la Libreria Editrice Vaticana. En 1992 se publicó el volumen Intervista sul Fondatore dell´Opus Dei, fruto de sus conversaciones con el periodista italiano Cesare Cavalleri, sobre la figura de san Josemaría Escrivá, que ha sido traducido a varias lenguas.

Tras su muerte en 1994, miles de personas han testimoniado por escrito su recuerdo de monseñor Álvaro del Portillo: su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad, su audacia sobrenatural, la paz interior que su palabra les comunicaba.

El milagro de la beatificación

La Santa Sede reconoció como milagrosa la recuperación del niño José Ignacio Ureta Wilson tras un paro cardíaco de más de media hora, acaecido el 2 de agosto de 2003.

José Ignacio nació el 10 de julio de 2003 en Santiago de Chile con un cuadro clínico grave, en el que destacaban un onfalocele –una hernia a nivel umbilical que contenía el hígado y otras vísceras abdominales– y una “tetralogía de Fallot” (una combinación de cuatro defectos cardíacos que comporta la mezcla de sangre oxigenada con la que no lleva oxígeno).

Dos días después del nacimiento, fue operado del onfalocele. Durante la intervención quirúrgica tuvo un primer paro cardíaco por hipotermia. Entre el 19 y el 25 de julio tuvo tres crisis anoxémicas (falta de oxígeno en la sangre): una el 19, por retracción o atelectasia del pulmón izquierdo; y dos el 25, por un problema idéntico en parte del pulmón derecho. Estos eventos tuvieron consecuencias graves en la región cerebral: una ecografía del 28 de julio muestra lesiones hipóxico-isquémicas (es decir, falta de oxigenación por circulación sanguínea insuficiente) en el cerebro. Al cabo de poco, el cuadro empeoró: en la noche del 29 al 30 de julio, José Ignacio tuvo una crisis epiléptica.

Los médicos decidieron entonces realizar una intervención cardio-quirúrgica paliativa que consistía en aplicarle el llamado “shunt de Blalock-Taussig”. Esta operación tuvo lugar el mismo 30 de julio.

El 2 de agosto, alrededor de la una de la tarde, se presentó una insuficiencia cardíaca aguda, manifestada por un ritmo cardíaco muy lento e hipotensión. A las dos se repitió una crisis similar y se diagnosticó un taponamiento cardíaco masivo: se había producido una acumulación de sangre alrededor del corazón que dificultaba los latidos. A pesar del tratamiento que se le aplicó, la situación continuó deteriorándose gradualmente, y alrededor de las 15:30 se produjo un paro cardíaco que duró entre 30 y 45 minutos.

Enseguida los médicos comenzaron las maniobras de reanimación: masaje cardíaco, punciones evacuadoras de la sangre acumulada en el pericardio y repetidas transfusiones de sangre. Las punciones no dieron ningún resultado, pues el derrame se reproducía continuamente, lo que daba lugar a un empeoramiento de la situación. La hemorragia superó los 140 mililitros, cantidad que se estima superior al volumen total de sangre de José Ignacio.

Después de 30-45 minutos de esfuerzos inútiles, los médicos —como se hace habitualmente— redujeron el ritmo de las maniobras de ventilación manual y de masaje cardíaco, pues pensaban que el bebé estaba muerto. En ese momento, sin ningún tratamiento adicional y de modo totalmente inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, hasta alcanzar en seguida un ritmo de 130 pulsaciones por minuto.

Después de un paro cardíaco tan prolongado, el cerebro del paciente –ya afectado por graves daños vasculares en los primeros días de vida– habría tenido que experimentar un nuevo daño, mucho más serio que el descubierto por la ecografía del 28 de julio. Sin embargo, esto no ocurrió.

Las condiciones de José Ignacio fueron mejorando en los días siguientes y, el 3 de septiembre de 2003, fue dado de alta. Actualmente, diez años después, hace vida completamente normal.

Los padres de José Ignacio habían rezado por su hijo a través de la intercesión del Venerable Siervo de Dios Álvaro del Portillo ya desde el embarazo, que presentó numerosas dificultades. Por algún tiempo, la madre llevó sobre el vientre una estampa de don Álvaro. Después puso también una estampa sobre la cuna del niño y pidió a sus amigas que encomendaran la salud de José Ignacio a Mons. del Portillo.

El 2 de agosto, durante el prolongado paro cardíaco, los padres pidieron con gran fe la curación de su hijo, recitando la estampa de don Álvaro sin cesar. Al referirse a aquellos momentos, la madre de José Ignacio ha afirmado: “Supongo que mientras lo reanimaban y yo rezaba, eso fue coincidente con el tiempo de la mejoría. Yo diría que hubo un paralelo. (…) Yo nunca dejé de pensar que podía ser un milagro”.

El 5 de julio de 2013 el Papa Francisco firmó el decreto en el cual se reconoce un milagro obtenido por su intercesión.
 

ORACIÓN
Dios Padre misericordioso,
que concediste a tu siervo Álvaro, Obispo,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio a la Iglesia
y fidelísimo hijo y sucesor de San Josemaría, Fundador del Opus Dei:
haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana,
convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte
y de servir al Reino de Jesucristo;
dígnate glorificar a tu siervo Álvaro,
y concédeme por su intercesión el favor que te pido... (pídase).
Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

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10:37 p.m.

Por: . | Fuente: pasion.mforos.com

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En la localidad de Naas, cerca de Dublín, en Irlanda, beato Pedro Higgins, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que por guardar fidelidad a la Iglesia Romana, en tiempo del rey Carlos I fue ahorcado sin juicio.

Fecha de beatificación: 27 de septiembre de 1992 por el Papa Juan Pablo II.

Nació en Dublín (Irlanda) hacia el año 1601, y en 1622 decide su vocación religiosa, entrando en la Orden de Predicadores. Enviado a España, completa allí sus estudios. Se ordena sacerdote en 1627. Regresa a Irlanda en 1630 y es nombrado prior del convento de Naas.

En 1641, durante la rebelión contra los ingleses, se prodigó para hospedar a los sin techo y para frenar la ola de violencias, salvando a muchas personas, incluso protestantes, de los tumultos. Al año siguiente es arrestado y llevado a Dublín, donde se le ofrece la libertad y la vida si se pasa al anglicanismo.

Al negarse fue condenado a muerte en la horca, la sentencia se lleva a efecto en un parque situado en el centro de Dublín llamado St. Stephen´s Grenn el 23 de marzo de 1642. A la hora de morir recordó que él era inocente, que había auxiliado a muchos protestantes y que su muerte se debía solamente a su fe católica. Y en prueba de ello exhibió una carta en la que el gobernador le ofrecía la vida si renunciaba a su fe.

Si usted tiene información relevante para la canonización del Beato Pedro, escriba a:
Irish Bishops‘ Conference
Saint Patrick’s College
Maynooth, County Kildare, IRLANDA

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5:03 p.m.

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

OBISPO



Santo Toribio de Mogrovejo, obispo de Lima, que siendo laico, de origen español y licenciado en leyes, fue elegido para esta sede y se dirigió a América donde, inflamado en celo apostólico, visitó a pie varias veces la extensa diócesis, proveyó a la grey a él encomendada, fustigó en sínodos los abusos y los escándalos en el clero, defendió con valentía la Iglesia, catequizó y convirtió a los pueblos nativos, hasta que finalmente en Saña, del Perú, descansó en el Señor (1606). 


Etimológicamente: Toribio = Aquella persona dinámica y ruidosa, es de origen griego.

Fecha de canonización: 10 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII.

En 1594, durante su tercera “visita” diocesana, escribiéndole al rey de España Felipe II, san Toribio Alfonso de Mogrovejo hacía un pequeño balance de su vida: 15.000 kilómetros recorridos y 60.000 confirmaciones administradas (Toribio no podía saber que entre ellos había tres santos: Rosa de Lima, Francisco Solano y Martín de Porres). La situación de América Latina sería muy distinta de la actual si sus sucesores y todos los cristianos hubieran tenido el mismo impulso y la misma coherencia de quien fue llamado “apóstol del Perú y nuevo Ambrosio” y a quien Benedicto XIV comparó con San Carlos Borromeo.

Toribio nació en España hacia el año 1538 de una noble familia; estudió en Valladolid, Salamanca y Santiago de Compostela, en donde obtuvo la licencia en derecho. Fue nombrado inquisidor en Granada. Gracias a la relación que cultivaba con Felipe II fue nombrado por Gregorio XIII, arzobispo de Lima, con jurisdicción sobre las diócesis de Cuzco, Cartagena, Popayán, Asunción, Caracas, Bogotá, Santiago, Concepción, Córdoba, Trujillo y Arequipa: de norte a sur eran más de 5.000 kilómetros, y el territorio tenia más de 6 millones de kilómetros cuadrados. Después de haber sido consagrado obispo en agosto de 1580, partió inmediatamente para América, a donde llegó en la primavera de 1581.

Durante 25 años vivió exclusivamente al servicio del pueblo de Dios. Decía: “¡El tiempo es nuestro único bien y tendremos que dar estricta cuenta de él!”. Fue un verdadero organizador de la Iglesia en América, cuya actividad abarcó también diez sínodos diocesanos y tres provinciales. 

También fundó el primer seminario de América; intervino con energía contra los derechos particulares de los religiosos, a quienes estimuló para que aceptaran las parroquias más incómodas y pobres; casi duplicó el número de las “Doctrinas” o parroquias, que pasaron de 150 a más de 250.

Al final de su vida, Toribio recibió el viático en una capillita india, el 23 de marzo de 1606, un Jueves santo, y ahí expiró.

10:37 p.m.

Por: . | Fuente: www.ocarm.org || Zenit.org

Mártires Carmelitas

Martirologio Romano: En la provincia de Córdoba, Andalucía, España, Beato Carmelo María (Críspulo Moyano Linares) y 9 compañeros de la Orden Carmelita, asesinados por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 27 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Breve Biografía

La persecución contra la Iglesia había comenzado hacía varios años, luego de la proclamación de España en el régimen republicano en 1931. Sin embargo, el odio contra la Iglesia se desencadenó de manera más fuerte a raíz del 18 de julio de 1936, con el comienzo de la guerra civil. Hubo numerosos incendios a conventos, destrucciones de imágenes sagradas, calumnias contra religiosos y persecuciones.

En Córdoba (Andalucía) la persecución fue breve pero muy sanguinaria. Allí se encontraban los carmelitas, que vivían en los conventos de Motoro e Hinojosa del Duque. Su trabajo era netamente pastoral y no tenían nada que ver con asuntos políticos. No obstante, los republicanos los consideraban un obstáculo para los planes futuros.

Los cuatro mártires de Montoro (Córdoba)

Había existido en esta antiquísima ciudad cordobesa un convento de carmelitas descalzos dedicado a S. Juan de la Cruz; fue suprimido por la ley de la exclaustración general de 1836. Con fecha del 24 de marzo de 1934 fundan nuestros padres un Colegio en el centro mismo de la población a la vez que se hacían cargo de las parroquias de S. Bartolomé y la del Carmen, iglesia del extinguido convento descalzo. En julio de 1936 formaban la comunidad el P. José Mateos Carballido, prior; el P. Eliseo Durán Cintas; fray Jaime Carretero, diácono; fray Romeo Perea, corista, y los Hermanos fray Franco Jiménez y fray Ramón Pérez Sousa. Tanto fray Romeo como fray Franco supieron sortear el peligro y huyeron a tiempo.

El joven prior no ocultó la grave situación en la que se encontraban. "Señores, estamos por presentarnos delante del Tribunal de Dios, ¡preparémonos!". Así habló a sus hermanos de comunidad y dejó a cada cual que optara por cuanto considerara más prudente. Los tres clérigos y el Hno. Fray Ramón permanecieron en sus puestos; estos cuatro religiosos permanecieron toda aquella noche del 19 al 20 en oración ante el Santísimo Sacramento. Lo mismo hicieron la noche siguiente. En la madrugada del día 21 la chusma entró en el convento encontrando a los cuatro carmelitas en la capilla de rodillas y con los brazos en cruz .

Fueron conducidos los cuatro hasta la cárcel que estaba situada en El Charco, parte del antiguo convento carmelita. El espectáculo humano era aterrador: allí se concentraban un total de 60 detenidos cuyo único delito era el de ser cristianos. ¡Vamos a matarlos a todos!, fue la consigna. Al abrir las puertas de la cárcel los detenidos formaban un compacto grupo, como buscando la mutua protección; en primera fila estaban nuestros carmelitas una vez más de rodillas y con los brazos en cruz, cuadro patético comparable a los Fusilamientos de Goya. Los primeros en caer fueron los frailes, bañados en su propia sangre.

Masacre en Hinojosa del Duque (Córdoba)

Era la de Hinojosa del Duque (Córdoba) Casa Provincial de la Bética y Seminario Menor donde habitualmente residían más de veinte religiosos, amén de unos cincuenta marianitos. Afortunadamente todos estaban de vacaciones. El 18 de julio supuso un paseo triunfal para la benemérita, pero la represalia no se dejó esperar ocho días más tarde. A las primeras horas del día 27 llegaron nada menos que “cuarenta hombres en camiones blindados, con sus cargas de milicianos y material de guerra” que iban a sembrar de terror y espanto en el pacífico y religioso pueblo hinojoseño. A varios sacerdotes y detenidos los condujeron a Pueblo Nuevo donde se hallaba el alto mando; entre éstos iba el joven granadino P. José González Delgado, Maestro de seminaristas. Fue el protomártir de aquellos carmelitas andaluces.

El P. Luis Mª Llop, bajo el seudónimo de Azael, es quien publica el escalofriante relato del martirio y el diálogo previo al asesinato tal como un testigo presencial se lo escribe. Fue sacado como espectáculo público a la plaza de Pueblo Nuevo para hacerle el llamado Comité Revolucionario un juicio; al negarse a dar vivas al Comunismo y gritar en cambio un "¡Viva Cristo Rey!", fue inmediatamente fusilado."¡Muy bien, querido hermano! ¡Así se vive y así se muere!", escribió el P. Benítez.

El día 14 de agosto fue el señalado para el asalto definitivo al convento de Hinojosa; era portero del convento el Hno. Fray Antonio Martín Povea; al sonar la campanilla abrió la puerta y entró la chusma que, sin fijarse en quien les abría, salió a la caza de fray José Ruiz por allí pasaba a quien hirieron gravemente. Luego volvieron por fray Antonio Martín a quien, maniatado por la espalda, le hicieron recorrer todo el convento en busca del "dinero y de las armas que los frailes tenían escondidos". Ya en el claustro alto, junto a la puerta del coro, hallaron a fray Pedro Velasco y allí mismo los acribillaron.

Consumado el doble crimen, prendieron fuego a la iglesia del Carmen. Fray José Ruiz, malherido, fue llevado a la prisión junto con fray Eliseo Camargo. En la madrugada del 18 de agosto seleccionaron a 18 católicos y los condujeron a «La Cruz de la Media Legua» donde los asesinaron. Fray José fue el último en morir, habiendo de presenciar el patético espectáculo.

Finalmente nos encontramos con la muerte del P. Carmelo Moyano Linares. Había nacido en la ciudad cordobesa de Villaralto el 10 de junio de 1891 y profesó en la Orden del Carmen el 15 de agosto de 1908. Se doctoró en Roma y allí fue ordenado de sacerdote el 6 de junio de 1914. De frágil contextura física, era todo un talento al que se unía la bondad natural y la piedad, dotes que nos recuerdan mucho al beato Tito Brandsma.

El 16 de agosto de 1936 fue hecho prisionero y aquí empezó todo un itinerario de ignominias y sufrimientos, sometiéndole a un inhumano trato. Todo acabó el 23 de septiembre. De madrugada y maniatado, fue conducido junto a una veintena más de prisioneros a un lugar llamado «La Dehesa»; entre el ruido macabro de los disparos a quema ropa allí se mezclaron los vivas entusiastas a Cristo Rey.

S.S. Benedicto XVI firmó el 1 de julio de 2010 el decreto con el cual se reconoce el martirio de este grupo de mártires, lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 27 de octubre de 2013.
 

Este grupo de mártires está integrado por:


1. JOSÉ MARÍA MATEOS CARBALLIDO, sacerdote profeso, Carmelita
nacimiento: 19 Marzo 1902 en Encinasola, Huelva (España)
martirio: 22 Julio 1936 en Montoro, Córdoba (España)

2. JUAN DURÁN CINTAS (ELISEO MARÍA), sacerdote profeso, Carmelita
nacimiento: 25 Noviembre 1906 en Hornachuelos, Córdoba (España)
martirio: 22 Julio 1936 en Montoro, Córdoba (España)

3. RAMÓN MARÍA PÉREZ SOUSA, religioso profeso, Carmelita
nacimiento: 01 Agosto 1903 en Feás de Guinzo de Limia, Orense (España)
martirio: 22 Julio 1936 en Montoro, Córdoba (España)

4. JAIME MARÍA CARRETERO ROJAS, clérigo profeso, Carmelita
nacimiento: 27 Abril 1911 en Villaviciosa, Córdoba (España)
martirio: 22 Julio 1936 en Montoro, Córdoba (España)

5. JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ DELGADO, sacerdote profeso, Carmelita
nacimiento: 26 Febrero 1908 en Gabia Grande, Granada (España)
martirio: 27 Julio 1936 en Pueblo Nuevo, Córdoba (España)

6. PEDRO VELASCO NARBONA, postulante, Carmelita
nacimiento: 12 Octubre 1892 en Minas de Río Tinto, Huelva (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Hinojosa del Duque, Córdoba (España)

7. ANTONIO MARÍA MARTÍN POVEA, religioso profeso, Carmelita
nacimiento: 27 Noviembre 1887 en El Saucejo, Sevilla (España)
martirio: 14 Agosto 1936 en Hinojosa del Duque, Córdoba (España)

8. ELISEO MARÍA CAMARGO MONTES, religioso profeso, Carmelita
nacimiento: 04 June 1887 en Osuna, Sevilla (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Belalcázar, Córdoba (España)

9. JOSÉ MARÍA RUIZ CARDEÑOSA, religioso profeso, Carmelita
nacimiento: 26 Julio 1902 en Osuna, Sevilla (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Belalcázar, Córdoba (España)

10. CRISPULO MOYANO LINARES (CARMELO MARÍA), sacerdote profeso, Carmelita
nacimiento: 10 Junio 1891 en Villaralto, Córdoba (España)
martirio: 23 Septiembre 1936 en Hinojosa del Duque, Córdoba (España)


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10:37 p.m.

Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Ancira, en Galacia, san Basilio, presbítero y mártir, que, al ser designado emperador Constancio, resistió enérgicamente a los arrianos, y bajo el emperador Juliano rogó a Dios para que ningún cristiano se apartase de la fe, por lo cual, apresado y entregado al prefecto de la provincia, hubo de padecer mucho hasta consumar su martirio (362).
A mediados del siglo IV, cuando arrianos y semi-arrianos propagaban sus herejías, Basilio era un sacerdote de Ancira, un hombre santo que había sido formado en la verdadera doctrina de la Iglesia católica, por el obispo san Marcelo. Después de que éste fue desterrado por el emperador Constancio, y un semi-arriano, llamado también Basilio, ocupaba la sede, impuesto por el emperador, el sacerdote Basilio no cesó de exhortar a su pueblo para que permaneciera fiel a la fe católica.

En 360, los arrianos radicales obtuvieron el dominio y no solamente depusieron al obispo semi-arriano, sino que ordenaron la degradación de san Basilio, al que prohibieron asistir a las asambleas religiosas. Sin embargo, desobedeciendo sus órdenes y apoyado por sus fieles, el santo ganó para su causa a muchos que habían sido engañados y defendió audazmente la fe, ante el mismo Constancio.

Cuando Juliano el Apóstota llegó al trono, la persecución abierta cesó temporalmente, pues el emperador confiaba en emplear métodos más sutiles para combatir a los cristianos y minar su fe. En algunos casos, sin embargo, se impacientó y permitió, aunque no exigió, el castigo de conocidos dirigentes cristianos. Basilio, quien continuaba sus esfuerzos contra la política imperial en Ancira, fue arrestado y acusado de sedición, de destrucción de aliares, de incitación al pueblo contra los dioses y de hablar irreverentemente contra el emperador y su religión.

Basilio hizo una valiente confesión y, tras de haber sido colgado por las muñecas, con pesas en los pies, se ordenó que desgarrasen sus carnes con garfios y fue arrojado en prisión y finalmente muerto. Este presbítero mártir no debe confundirse con su oponente, el más conocido obispo de Ancira.

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Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Obispo

Martirologio Romano: En Narbona, al sur de la Galia (Francia), en la vía Domitia, fuera de la ciudad, sepultura de san Pablo (Paul-Serge), obispo y mártir (s. III).
Sabemos por San Gregorio de Tours, que San Pablo de Narbona fue enviado de Roma, con otros muchos misioneros, para implantar la fe en la Galia. Dos de los miembros de la expedición, san Saturnino de Toulouse y san Dionisio de París, recibieron la corona del martirio, pero san Pablo de Narbona, san Trófimo de Arles, san Marcial de Limoges y san Gaciano de Tours, después de haber pasado muchos peligros y de fundar iglesias en todos aquellos lugares de la Galia ligados ahora con sus nombres, murieron finalmente en paz. Prudencio dice que el nombre de Pablo dio lustre a la ciudad de Narbona.

No hay que prestar atención a la leyenda que ha identificado a san Pablo de Narbona con aquel Sergio Paulo que fue precónsul en Chipre, cuando el Apóstol san Pablo resistió al mago Elimas (Hech 13,7).

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SANTA LEA DE ROMA

ABADESA




De "la santísima Lea", como la llama san Jerónimo, sólo sabemos lo que él mismo nos dice en una especie de elogio fúnebre que incluyó en una de sus cartas. Era una matrona romana que al enviudar - quizá joven aún - renunció al mundo para ingresar en una comunidad religiosa de la que llegó a ser superiora, llevando siempre una vida ejemplarísima.

Estas son las palabras insustituibles de san Jerónimo:

«De un modo tan completo se convirtió a Dios, que mereció ser cabeza de su monasterio y madre de vírgenes; después de llevar blandas vestiduras, mortificó su cuerpo vistiendo sacos; pasaba las noches en oración y enseñaba a sus compañeras más con el ejemplo que con sus palabras».

«Fue tan grande su humildad y sumisión, que la que había sido señora de tantos criados parecía ahora criada de todos; aunque tanto más era sierva de Cristo cuanto menos era tenida por señora de hombres. Su vestido era pobre y sin ningún esmero, comía cualquier cosa, llevaba los cabellos sin peinar, pero todo eso de tal manera que huía en todo la ostentación».

No sabemos más de esta dama penitente, cuyo recuerdo sólo pervive en las frases que hemos citado de san Jerónimo. La Roma en la que fue una rica señora de alcurnia no tardaría en desaparecer asolada por los bárbaros, y Lea, «cuya vida era tenida por todos como un desatino», llega hasta nosotros con su áspero perfume de santidad que desafía al tiempo.

10:37 p.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va

Fundadora

Martirologio Romano: En Ronco Scrivia, de la Liguria, santa Benita Cambiagio Frassinello, que, de acuerdo con su marido, espontáneamente renunció a la vida conyugal y fundó el Instituto de Hermanas Benedictinas de la Providencia, para la instrucción cristiana de jóvenes pobres y abandonadas ( 1858).

Fecha de canonización: 19 de mayo de 2002 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía


En Benita Cambiagio Frassinello, la Iglesia nos muestra un ejemplo de Santa que fue esposa, madre, religiosa y fundadora.

Ella se dejó conducir por el Espíritu Santo a través de la experiencia matrimonial, de educadora y de consagrada, hasta llegar a fundar un Instituto que, caso único en la hagiografía cristiana, guió con la colaboración generosa y discreta de su marido.

Benita Cambiagio Frassinello nació en Langasco (Génova), el 2 de octubre de 1791. Hija de José y Francisca Ghiglione, y fue bautizada dos días después. Durante su adolescencia su familia se traslada a Pavía.

Juventud

Recibe de sus padres una profunda educación cristiana que radica en ella los principios de la fe y plasma su carácter volitivo y perseverante.

Hacia los 20 años vive una fuerte experiencia interior que acrecienta en ella el amor a la oración y a la penitencia y, en modo especial, el deseo de abandonarlo todo para consagrarse enteramente a Dios.

No obstante, se casa el día 7 de febrero de 1816 con Juan Bautista Frassinello, un joven ligur que había inmigrado con su familia a Vigevano.

Esposa – hermana ejemplar

El camino de Benita en búsqueda de la voluntad de Dios es bastante arduo y difícil; se ve empujada por un impulso interior hacia la vida de virginidad, cultivado desde su adolescencia. Vive dos años casada, después de los cuales tiene la alegría de realizar, en ese estado, el aspecto profundo y sublime de la virginidad espiritual. De común acuerdo con su marido, que atraído por la santidad de Benita abraza este ideal, vive a su lado como hermana. Juntos se ocupan, con gran dedicación, de la hermana María, gravemente enferma de cáncer intestinal, alojada en su casa.

Benita y Juan experimentan una maternidad y una paternidad espirituales sobrenaturales, en la fidelidad al amor esponsal sublimado.

En 1825, cuando muere María, Juan Bautista entra en la comunidad de los Somascos y Benita en las Ursulinas de Capriolo. Amor esponsal exclusivamente consagrado a Dios

En 1826 por motivos de salud Benita vuelve a Pavía. Curada prodigiosamente por San Jerónimo Emiliani, se ocupa de las chicas con la aprobación del obispo, mons. Luigi Tosi.

Como necesita ayuda, que su padre le rechaza, el Obispo llama de nuevo a Juan Bautista, el cual deja el noviciado y regresa al lado de su mujer, renovando juntos el voto de castidad perfecta delante del Obispo.

Los dos se dedican generosamente a la acogida y educación humano-cristiana de las chicas pobres y abandonadas.

Educadora

La obra de Benita se inserta en la vida social de Pavía en un período en el que la institución de la escuela era acogida como auténtica portadora de bienestar.

Es la primera mujer de la ciudad y de la provincia que ve esta necesidad y el gobierno austriaco le otorga el título de “Promotora de la Pública Instrucción”.

Ayudada desde el primer momento por algunas jóvenes voluntarias, a las cuales da un reglamento aprobado por la Autoridad Eclesiástica, une a la enseñanza escolar la formación catequística y la formación al trabajo. De ambientes se sirve para transformar a las chiras en “modelos de vida cristiana” y asegurar de esta manera la verdadera formación de las familias.

Contemplativa en la acción

Su constante entrega nace y crece del fervor eucarístico y de la contemplación del Crucifijo, porque ella está convencida que sólo Dios es su verdadero apoyo y protección.

En su vida no faltan experiencias místicas que se repiten, particularmente, en las fiestas litúrgicas sin distraerla de sus obligaciones cotidianas.

Por amor a las niñas está dispuesta a los mayores sacrificios: de su persona, de sus bienes y hasta de la fama, mostrando así la incomparable grandeza de la “pedagogía del Evangelio”.

Capacidad de desprendimiento

La singularidad de la obra y el programa educativo de Benita son duramente criticadas por la oposición de personas poderosas, que se ven molestadas en sus viles intereses, y también por la incomprensión de algunas personas del clero.

En julio de 1838 Benita cede su institución al obispo Tosi y, junto con el marido y cinco fieles compañeras, abandona Pavía y se dirige hacia Liguria.

Fundadora

En Ronco Scrivia abre una escuela para las chicas del pueblo y funda la Congregación de las “Hermanas Benedictinas de la Providencia”, para las que escribe las Reglas‑Constituciones. En ellas queda plasmado el desarrollo del carisma de Pavía, ampliando a todas las chicas y jóvenes la educación, la instrucción y la formación cristianas, con su inconfundible espíritu de ilimitado abandono y confianza en la divina Providencia, de amor a Dios, a través de la pobreza y la caridad.

Desarrollo de la obra

El Instituto de las Hnas. Benedictinas de la Providencia se desarrolla rápidamente. En 1847 también llega a Voghera. Esta sede, cuarenta años después de la muerte de Madre Benita, por obra del obispo diocesano se convierte en Instituto independiente. En tales circunstancias las hermanas toman el nombre de “Benedictinas de la Divina Providencia” en memoria de Benita, su fundadora.

En 1851 Benita vuelve a Pavía, en una zona distinta a la primera fundación, y en 1857 abre una escuela en un pueblo de Valpolcevera, San Quirico.

Entra en el paraíso

El 21 de marzo de 1858 Benita muere santamente en Ronco Scrivia, en el día y hora predichos por ella. Entorno a su féretro se reúne una gran multitud de gente como última manifestación de estima y de dolor hacia la que considera como una “Santa”.

Benita se puede proponer como modelo de vida:

– a las personas consagradas: conformarse a Cristo en el abandono a la amorosa divina Providencia;

– a los esposos: total comunión para una profunda maternidad y paternidad;

– a los jóvenes: Cristo fuente de alegría e ideal de vida;

– a los educadores: prevenir, comprender, abrir horizontes;

– a las familias que atraviesan momentos dificiles: aceptar las incomodidades, cuando se está obligado a abandonar la propia tierra y a acoger en su casa a los familiares probados por la enfermedad y ayudarles a morir serenamente.

Reproducido con autorización de Vatican.va

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Por: . | Fuente: Vatican.va

Nació en Tepatitlán, Jalisco, el 11 de agosto de 1888.

Hijo de campesinos, desde su niñez hasta su juventud cuidó de su madre, viuda, en la modesta aldea de Paredones; sin embargo, nunca abandonó el deseo de superarse en ciencia y en virtud. Desde su juventud fue promotor incansable de la doctrina social de la Iglesia.

Junto con su entrañable amigo Anacleto González, en las filas de la Asociación católica de la juventud mexicana, de Guadalajara, encontró escuela y cátedra para su formación religiosa y moral, y para sus ansias apostólicas.

Sorteando mil dificultades, ingresó a la Escuela libre de Derecho, perseverando en sus estudios hasta concluir la carrera de derecho. Hombre intrépido, de convicciones, nada le arredraba en sus propósitos cuando estos eran justos, lícitos y debidos. Por defender los derechos de los necesitados, cincuenta y nueve veces fue encarcelado, y muchas veces golpeado.

En 1922 contrajo matrimonio con María Guadalupe Sánchez Barragán. De su matrimonio le nacieron tres hijas.

En 1927, durante la persecución religiosa contra la Iglesia, Miguel se unió a la Liga defensora de la libertad religiosa, empleando todos los medios pacíficos permitidos para resistir los ataques del Estado a la libertad de credo.

Para defender la libertad y la justicia, aceptó el nombramiento de gobernador de Jalisco, conferido por los católicos de la resistencia. Perseguido por las fuerzas federales, fue acribillado por el ejército federal, cerca de Atotonilco el Alto, Jalisco, el 21 de marzo del año 1928.

Para ver más sobre sus compañeros mártires haz "click" AQUI

Reproducido por autorización de Vatican.va

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Ermitaño

Martirologio Romano: En la región montañosa comúnmente llamada Ranft, junto a Sachseln, en Suiza, san Nicolás de Flüe, que, por inspiración divina, deseoso de otro género de vida, dejó a su esposa y a sus diez hijos, y se retiró al monte para abrazar la vida de anacoreta, en la cual llegó a ser célebre por su dura penitencia y desprecio del mundo. Solamente una vez salió de su celda, y fue para apaciguar con una breve exhortación a quienes estaban a punto de enfrentarse en una guerra civil († 1487).

Fecha de Beatificación: 8 de marzo de 1669 por el Papa Clemente IX
Fecha de Canonización: 15 de mayo de 1947 por el Papa Pío XII.

Breve Biografía


San Nicolás de Flüe, más conocido como Hermano Klaus, es santo muy popular en Suiza. Pío XII lo proclamó Patrono de esa nación, en donde se celebra su fiesta el 25 de septiembre. Nació en 1417 en Flüe, cerca de Sachseln. Aunque se sentía llamado a la vida eremítica (a los 16 años tuvo la “visión de la torre”), tuvo que aceptar algunos cargos civiles (fue corregidor de Sachseln, consejero, juez y diputado) y militares.

En 1445 se casó con Dorotea Wyss: tuvieron cinco hijos y cinco hijas: uno de ellos llegó a ser párroco de Sachseln, y un nieto, Conrado Scheuber, murió en olor de santidad.

Por insistencia de Matías de Bolsheim y Aimo Amgrund entró en contacto con los Gottesfreunde (amigos de Dios), un movimiento religioso alsaciano. Pero la esposa se opuso siempre a sus planes de soledad. Sólo después de haber cumplido los 50 años, en junio de 1567, pudo partir para Alsacia. Pero el Señor lo quería en un lugar mucho más cercano a las regiones habitadas hasta entonces. Por otra parte, él se avergonzaba de esta especie de “fracaso” y se retiró primero a Klisterli-Alpa en Melchtal.

Su vida santa y su riguroso ayuno (existen testigos históricos de que durante un período de 19 años y medio él se alimentó sólo con la Eucaristía) atrajeron la curiosidad de los vecinos. Entonces resolvió retirarse a Ranft, un lugar desierto cerca de Flüe. Sólo salía para ir a Misa y cuando la patria tenía necesidad de él: en 1473 ante la amenaza austríaca, y en 1481 y 1482 cuando hubo un gran peligro de guerra civil: los buenos resultados de estas intervenciones le ganaron el título de “Padre de la Patria”. Su oración más frecuente era: “Señor mío y Dios mío, aleja de mí todo lo que me aleje de ti. Señor mío y Dios mío, concédeme todo lo que me acerque a ti. Señor mío y Dios mío, líbrame de mí mismo y concédeme poseerte sólo a ti”.

Sus vecinos, edificados por su testimonio de oración y de penitencia (lo espiaron durante todo un mes), le construyeron un yermo y una pequeña capilla, consagrada en 1469. San Nicolás de Flüe murió a los 70 años, el día 21 de marzo de 1487.

En 1501, Enrique Wolflin hizo escribir su biografía basada en “hechos confirmados con juramento por testigos oculares y auriculares”.

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SAN NICOLÁS DE FLÜE

ANACORETA


Suiza en los siglos XIV y XV está empapada de corrientes espirituales que son propicias para la ascesis y para las visiones. Y no solamente se dan entre los clérigos o en los claustros de los monasterios; han trascendido también al laicado y en cualquier esquina o iglesia puede uno toparse con gente que transmita experiencias sobrenaturales habidas en la intimidad de la oración.

Nicolás de Flue es un santo suizo y de esta época. Soporta sobre su figura, no legendaria sino bien probada por la historia, la dignidad nacional tanto por parte de los protestantes como de los católicos, dada la curiosa complejidad que desde siglos lleva consigo el pueblo suizo, aunque ciertamente unos y otros lo tienen como personaje emblemático por distintos motivos; los que se llaman reformadores lo miran desde la cara política y los católicos añaden el matiz espiritual.

Nació en el 1417, justo el año en que termina el Cisma de Occidente con la elección de Martín V como Papa por el concilio de Constanza. En familia de católicos campesinos, se ocupa de los trabajos del campo, pero es asiduo a la oración y practica el ayuno como cosa habitual cuatro días por semana. Se casa cuando tiene treinta años con Dorotea Wyss. La unidad familiar dura veinte años, tienen 10 hijos, uno de ellos llega a frecuentar la universidad y el mayor consigue ser presidente de la Confederación. Siendo Nicolás un hombre de paz, tuvo que intervenir en tres guerra, en la de liberación de Nüremberg, en la vieja de Zurich y en la de Turgovia contra Segismundo.

En el año 1467 da comienzo la parte de su vida que, aunque llena de contradicciones, es la forja de su santidad y de su fecundidad política. Veámosla. Tiene cincuenta años y con el permiso de su esposa y de sus hijos se retira a vivir como eremita en la garganta de Ranft. Vive entregado a la meditación preferentemente de la Pasión del Señor que contempla siguiendo los distintos episodios, como hicieron Juan Ruysbroeck y Enrique Suso. Obtiene un alto y profundo conocimiento de la Santísima Trinidad. Hace notable penitencia y practica riguroso ayuno. La celda que le han construido los paisanos solo dispone de una ventana para ver los oficios del sacerdote y otra para contemplar la naturaleza de Unterwald. El obispo de Constanza va a bendecir el lugar que se convierte en centro de peregrinación. El contenido será el culto a la Eucaristía y el motivo el hecho milagroso del ayuno absoluto y prolongado de Nicolás. No prueba bocado en veinte años; sólo ingiere la Eucaristía y una vez come porque lo manda su obispo para probar su obediencia, humildad y el carácter sobrenatural del ayuno. Aquí tiene visiones sobrenaturales y de aquí arranca su energía y acierto para enfocar los asuntos políticos que darán a Suiza estabilidad y forma de gobierno peculiar.

El místico pacificador y salvador de la patria suiza fue juez y consejero en su cantón; también Diputado en la Dieta federal en 1462 y rechazó la jefatura del Estado. En 1473 propicia y consigue se firme el tratado de paz perpetua con Austria. En la Dieta de Stans del 1478 evita la guerra civil, consiguiendo el milagro de la reconciliación. Su obra política no fue sólo coyuntural, sino que hizo técnicamente posible la realidad de la patria común suiza.

Se cierra su vida con una enfermedad cargada de dolor y de sufrimiento que lleva con paciencia tan grande como su pobreza. Después de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, muere el 21 de marzo de 1487.

Desde el siglo XVI tanto los protestantes como los católicos requieren su patronazgo; unos por sus recomendaciones de mantenerse dentro de las fronteras, por los razonamientos que les ayudan a lo mezclarse en políticas extranjeras y por la cuasi prohibición de mostrar interés por la política europea; los otros, por ser un gran político que saca su genio de la condición de santo y fiel.

Sea como sea, Nicolás supo articular, unir y compaginar de un modo asombrosamente original lo que a la mayoría de los mortales nos parece un imposible contradictorio: Cuidó con esmero las cosas de la tierra y amó intensamente las del cielo; fue un hombre con una actividad incansablemente eficaz, sin dejar de ser contemplativo; es a la vez casado y eremita; resulta al mismo tiempo el primer político y el más grande santo; tiene la extraña sabiduría que valora lo poco nuestro y la inmensidad de lo divino.

Los católicos comenzaron en el 1591 el proceso de canonización que no llega a promulgarse -un dato contradictorio más- hasta el 1947 por el papa Pío XII, el mismo día de la Ascensión. Han pasado más de 350 años y es que la santidad, antes de ser oficialmente reconocida, está supeditada a las contingencias históricas.

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