Ártículos Más Recientes

11:43 p.m.

Santa Adela, como Santa Irmina, era hija de Dagoberto II.

Se hizo monja a la muerte de su marido Alberico. Muy probablemente esta Adela sea la viuda Adula que, entre los años 691 y 692, vivía en Nivelles con su pequeño hijo, el futuro padre de San Gregorio de Utrecht.

Adela fundó un monasterio en Palatiolum, la actual ciudad de Pfalzel, cerca de Tréveris; fue la primera abadesa del mismo y lo gobernó con prudencia y santidad durante muchos años.

Parece ser que Adela se encontraba entre los discípulos de San Bonifacio, y una de las cartas que figuran en la correspondencia de este santo, firmada por la abadesa Aelfleda Whitby y dirigida a una abadesa Adola, pertenecía indudablemente a Santa Adela.

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11:43 p.m.
BEATO BARTOLOMÉ MARÍA DAL MONTE nació en Bolonia 3 de noviembre de 1726 hijo de Horacio Dal Monte y Anna María Bassani. A la edad de seis años y medio recibió la Confirmación de manos del Cardenal Prospero Lambertini, Arzobispo de Bolonia, quien luego fue el Papa Benedicto XIV. Aun cuando la fecha de su Primera Comunión es desconocida, las intenciones religiosas del muchacho han sido conservadas, ya que dio una dimensión de Eucarística a su vida entera.

Fue un muchacho de inteligencia viva y temperamento alegre, recibió una educación completa en humanidades en el Colegio Jesuita Santa Lucia. Pero su vocación sacerdotal encontró la oposición amarga de su padre que deseaba que su hijo fuera banquero. Su inclinación misionera fue animada por una reunión con San Leonardo de Puerto Mauricio quien confirmó la opción sacerdotal del joven. Recibió la Ordenación Sacerdotal el 20 de Diciembre de 1749.

El nuevo sacerdote fue obligado a posponer sus compromisos pastorales durante dos años, ya que el Vicario General le había pedido que completara sus estudios. Él los terminó brillantemente ganando un doctorado en teología. Después de pasarse sus primeros años aprendiendo el arte de predicar en la escuela de los más famosos predicadores de aquel tiempo, Fray Bartolomé María empezó un extraordinario ministerio de misiones populares.

Su actividad no se limitó a las parroquias de Bolonia: a pesar de salud delicada, él celosamente invirtió todos los 26 años de su vida generosa sacerdotal predicando en por lo menos 62 Diócesis, en centenares de misiones populares, retiros Cuaresmales y ejercicios espirituales para el clero, religiosas y el pueblo laico , realizando milagrosas conversiones y provocando muchas reconciliaciones grupos antagónicos. Cuando las consecuencias dañinas de ciertas ideas influenciadas por el Jansenismo se estaban extendiendo, las "misiones" se volvieron talleres intensivos de instrucción religiosa con evangelización sistemática para todos los creyente.

Llegó a ser conocido como "el misionero de la discreción". Su vida se medeló en el ministerio del propio Cristo: intransigente en la proclamación de la verdad pero dando la bienvenida y misericordia a los pecadores. Como un sacerdote entregado totalmente a Dios se dedicó a la salvación de almas, él era una imagen viviente de Aquel que es "rico en misericordia" (Ef. 4:2), y era muy devoto a María, Madre de Misericordia.

Agotado por su incesantes labores apostólicas, durante su última misión, dos meses antes de su muerte, exclamó proféticamente: "Voy a morir en Bolonia en Nochebuena". El 24 de Diciembre de 1778 serenamente entregó su espíritu dejando esta vida para celebrar la Navidad en el cielo. Todo el Bolonia lo lamentó profundamente. Desde 1808 sus restos mortales han descansado en la capilla de Nuestra Señora de Paz en la Basílica de San Petronio en Bolonia.

Fue beatificado en Bolonia por Su Santidad Juan Pablo II el 27 de Septiembre de 1997.

traducido por Xavier Villalta

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11:43 p.m.

Por: Cristina Huete García // Alban Butler | Fuente: hagiopedia.blogspot.com // Vida de los Santos

Fundadora

Martirologio Romano: En Comonte, cerca de Bérgamo, en Italia, santa Paula Elisabet (Constanza) Cerioli, la cual, después de la muerte prematura de sus hijos, y habiendo enviudado, fundó el Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia, para cuidar de la educación de niños analfabetos y huérfanos sin recursos, y conducirlos con materno gozo hacia Dios († 1865).

Fecha de beatificación: 19 de marzo de 1950 por el Papa Pío XII
Fecha de canonización: 16 de mayo de 2004 por el Papa Juan Pablo II

Breve Biografía


Costanza Onorata Cerioli nació en Soncino (Cremona), en el seno de la noble y rica familia Cerioli. Fue educada por las Hermanas de la Visitación, de Alzano. Aunque se sentía inclinada hacia la vida religiosa, aceptó la decisión de sus padres y se casó en 1835 con Gaetano Buzecchi-Tassis, que tenía 58 años y ella 19. Se fue a vivir a Comonte y aquí tuvo cuatro hijos; pero tres de estos murieron siendo niños. Esto fue para Constanza un duro golpe y llevó con paciencia la prueba y pudo comprobar que la distancia de edad con su marido era excesiva como las diferentes sensibilidades religiosas.

Su marido estaba espiritualmente alejado. Pero ella siempre fue dulce y amable con él hasta su muerte en 1854, que la dejó heredera de una gran fortuna. Dedicó todo su cariño al hijo que le había quedado, Carlo. En esta relación puso en juego toda la original riqueza de su método educativo, que le servirá más adelante como instrumento valioso para su apostolado. Pero su hijo murió a los 16 años. Entonces entró en una crisis existencial, en la que sólo la sostuvo la fuerza de la fe y la ayuda espiritual de dos obispos de Bérgamo.

Su mininsterio se debió a una frase casual del cura de la parroquia de Constanza. Desde el momento en que la escuchó, la rica viuda se llevó a vivir a su casa de Comonte, en Seriate, población de la Lombardía, a dos niños sin padres y formuló la determinación de dedicar su persona, sus medios y energías, al bienestar de los huérfanos y las huérfanas, hijos de campesinos especialmente, los que debían ser educados y adiestrados para la existencia y el trabajo en los campos.


Su primera ayudante, a la que consideró siempre como su mano derecha, era Luisa Corti. Sus consejeros y amigos fieles fueron el canónigo Valsecchi y el obispo de Bérgamo, Mons. Speranza. Por el otro lado estaban los que la consideraban "loca", como se lo dijo el obispo, a lo que ella repuso: "Es verdad que lo estoy; tengo la locura de la cruz". No pasó mucho tiempo sin que se le ofrecieran nuevas manos para ayudar en la obra y, en 1857, Constanza Cerioli hizo sus votos religiosos y tomó el nombre de Paula Isabel; a los pocos meses, el Instituto de la Sagrada Familia fue aprobado. Aumentó y prosperó con tanta rapidez que, en cinco años, se realizó la segunda parte del proyecto de la hermana Paula: una rama de hermanos de la misma congregación para que se hiciesen cargo de los huérfanos, que se estableció en Villa Campagna, cerca de Soncino, bajo la dirección de Juan Capponi, un alto empleado del hospital de Leffe.

Escribió personalmente las Constituciones de ambos Institutos que fueron aprobadas por el obispo de Bérgamo. Murió a los 47 años de una enfermedad cardiaca.

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SAN GREGORIO DE SPOLETO

SACERDOTE MÁRTIR




PALABRA DE DIOS DIARIA

Presbítero que murió mártir en la persecución de Diocleciano a comienzos del siglo IV.

En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.

En la península itálica, en la Umbria, concretamente en Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por su nobleza y altura de miras.

Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado de "ser rebelde a los dioses". Afirma que sólo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho así terminó su vida en el año 303.

Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro... hay que saber contra qué o contra quien. Porque —a la postre y para ser justos en el juicio— todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el "status".

No siempre "ser como los demás" es signo de "estar en la verdad".

A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física, política o militar. ¡A que no!

(Fuente: archimadrid.es)

11:43 p.m.
El 3 de noviembre de 1534 el parlamento inglés declaraba que el rey era la cabeza suprema de la iglesia en Inglaterra. Resultaba así oficializado, ejecutado y obligatorio para todos los súbditos de la corona el cisma entre la iglesia anglicana y la católica.

A los religiosos no les quedaba otra alternativa que la de elegir una de estas tres posibilidades: jurar fidelidad al rey y abandonar la vida religiosa, refugiarse en el extranjero o afrontar la cárcel con gran probabilidad también de muerte. El Padre John Stone, del convento agustiniano de Canterbury, tomó la decisión más coherente con su fe cuando el 14 de diciembre de 1538 un agente regio se presentó a la puerta del convento con la orden de cerrar la casa religiosa y hacer firmar a los miembros de la comunidad el prescrito juramento de fidelidad. Muchos se sometieron por temor. El P. John, no.

Encarcelado inmediatamente, compareció ante el primer ministro Thomas Cromwell. Se intentó persuadirlo para que diera su asentimiento a la nueva normativa, pero nada ni nadie consiguió convencerlo. Es más, durante los doce meses de prisión que siguieron a su captura, por su espontánea voluntad quiso añadir ulteriores penitencias a los ya numerosos sufrimientos que le eran infligidos para así tener la fuerza de permanecer fiel a Cristo en el momento del testimonio supremo. La sentencia con la que se cerró el proceso era apremiante: el “papista” fue condenado a sufrir la pena capital.

El 27 de diciembre de 1539 una procesión lenta y lúgubre se movió por las calles de Canterbury. El Padre John, atado sobre un enrejado movido por un caballo, fue conducido a través de la ciudad hasta una colina fuera de las murallas, y allí fue ahorcado. A continuación, siguiendo la inhumana costumbre del tiempo, fue despedazado y sus restos cocidos en una caldera.

En el libro contable del camarlengo de Canterbury aparece la lista de los gastos a cargo de la caja común efectuados para pagar la madera utilizada en la construcción del patíbulo y la adquisición de la cuerda: «Pagado por media tonelada de madera para una horca en la cual ajusticiar al fraile Stone: 2s 6d.».

Beatificado por León XIII en 1886, Pablo VI el 25 de octubre de 1970 lo canonizaba junto con otros treinta y nueve mártires ingleses, sacerdotes, religiosos y laicos, hombres y mujeres, todos ellos sacrificados por la defensa de la verdad y de la unidad de la Iglesia.

Para ver más sobre los 40 mártires en Inglaterra y Gales haz "click" AQUI

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11:43 p.m.

Presbítero

Martirologio Romano: En São Paulo, Brasil, san Antonio de Santa Ana Galvao de França, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que se dedicó con gran fruto al ministerio de la predicación y de la penitencia, y fundó el Retiro de la Luz (Recolhimento da Luz), en donde dirigió con gran discreción espiritual una comunidad de Hermanas. ( 1822)

Fecha de canonización: 11 de mayo de 2007, por S.S. Benedicto XVI

Nació en 1739 en Guaratinguetá (Estado de São Paulo), ciudad que en aquel tiempo pertenecía a la diócesis de Río de Janeiro. Con la fundación de la diócesis de São Paulo, en 1745, Galvão vivió prácticamente sólo en esta diócesis, desde 1762 hasta 1822.

Su familia era profundamente cristiana. Su padre, Antonio Galvão de França, pertenecía a la tercera Orden Franciscana y del Carmen, y era conocido por su gran generosidad; su madre, Izabel Leite de Barros, murió con fama de mujer caritativa.

Antonio vivió, con sus diez hermanos, en una casa cómoda y lujosa, pues sus padres gozaban de prestigio social e influencia política. A la edad de 13 años, su padre lo envió a estudiar al seminario de los padres jesuitas, en Belém, donde ya se encontraba su hermano José. Permaneció allí de 1752 a 1756, haciendo notables progresos en el estudio y en la práctica de la vida cristiana. Quería entrar en la Compañía de Jesús, pero su padre, preocupado por el clima antijesuita impulsado por el gobierno del marqués de Pombal, lo convenció a irse con los padres franciscanos, que tenían un convento en Taubaté, no muy lejos de Guaratinguetá.

El 15 de abril de 1760, a los 21 años, entró en el noviciado del convento de San Buenaventura, en la aldea de Macacu, en Río de Janeiro. Durante su formación se distinguió por su piedad y su celo, y era un dechado de virtudes, hasta tal punto que en el libro de los religiosos brasileños se leen palabras muy elogiosas sobre él. El 16 de abril de 1761 emitió la profesión solemne y, con un juramento que entonces pronunciaban los franciscanos, también se comprometió a defender el título de "Inmaculada" de la Virgen.

El 11 de julio de 1762, apenas un año después de su profesión religiosa, sus superiores lo admitieron a la ordenación sacerdotal, pues reconocieron que eran suficientes los estudios teológicos que había hecho anteriormente. Fue un signo evidente de la confianza que depositaban en el joven clérigo, al que destinaron al convento de São Paulo, donde perfeccionó sus estudios filosóficos y teológicos. Terminados los estudios en 1768, fue nombrado predicador, confesor y portero del convento. Este ultimo oficio le permitió entrar en contacto con la gente y hacer un intenso apostolado. Continuamente escuchaba y aconsejaba. Era un confesor muy estimado.

Entre 1769 y 1770, por una circunstancia providencial, fue nombrado confesor de un "Recolhimento" (casa de retiro donde se reunían muchachas piadosas y temerosas de Dios para vivir como religiosas) en São Paulo. Allí encontró a sor Helena Maria del Espíritu Santo, religiosa que tenía visiones en las que Jesús le pedía que fundara un nuevo "Recolhimento". Fray Antonio, con la ayuda de personas sabias, estudió sus mensajes y llegó a la conclusión de que eran de origen sobrenatural. El 2 de febrero de 1774 se procedió a la fundación de la nueva casa, que se llamó "Recolhimento" de Nuestra Señora de la Concepción de la Divina Providencia. El 23 de febrero de 1775 murió repentinamente sor Helena Maria, y fray Antonio debió asumir la responsabilidad de guiar a las "recogidas". A pesar de las presiones políticas que tuvo que afrontar inmediatamente después de su fundación, la comunidad salió adelante y aumentó. Fray Antonio redactó un Estatuto para ellas una especie de guía de vida interior y de disciplina religiosa, en el que plasmó sus características como futura institución eclesiástica. Años más tarde, precisamente en 1929, el "Recolhimento" se incorporó a la Orden de la Inmaculada Concepción.

En 1781 el santo franciscano fue nombrado maestro en el noviciado de Macacu, en Río de Janeiro, pero el obispo de São Paulo, que no quería privarse de un religioso tan virtuoso y amado por su gente, no le permitió marcharse. En 1798 fue nombrado guardián del convento de San Francisco, en São Paulo, y reelegido en 1801. Prodigándose incansablemente por su pueblo con verdadero espíritu evangélico, fray Antonio desempeñó numerosas actividades al servicio de su Orden y de la Iglesia, entre las que figuran la de definidor de la provincia de la Inmaculada Concepción, visitador general y presidente del capítulo. Falleció el 23 de diciembre de 1822. Sus restos mortales descansan en la iglesia del "Recolhimento da Luz".

El Papa Juan Pablo II lo beatificó el domingo 25 de octubre de 1998, en la plaza de San Pedro. Fue canonizado por Benedicto XVI en São Paulo, Brasil, el 11 de mayo de 2007, siendo el primer santo nacido en tierras brasileñas.

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11:43 p.m.

Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net

Pablo Meléndez Gonzalo, padre de familia numerosa, abogado y periodista, había nacido en Valencia (España) el 7 de noviembre de 1876. A los 14 años perdió a su padre. Desde ese momento, dedicó el tiempo disponible que le dejaba la escuela para ayudar a su madre y a otros 6 hermanos menores que él.

Dios le concedió una vida espiritual intensa, profunda, sincera. A los 15 años ingresó en las congregaciones marianas, y pronto pudo participar en los grupos de Adoración nocturna. Además, su amor a Dios le llevaba a amar a los demás, especialmente a los enfermos (con frecuencia iba a visitarlos). Todo lo hacía con la fuerza que le daba su continuo contacto con Jesús: iba a misa y recibía la comunión diariamente.

Estudió derecho en la Universidad de Valencia y obtuvo excelentes notas. Pero ello no le apartó de sus convicciones: sus compañeros y profesores notaron en seguida la fe profunda y el compromiso que Pablo tenía con la Iglesia. Por esa fe y esa convicción participó activamente en la Juventud Católica, de la que llegó a ser presidente para la zona de Valencia.

Terminados los estudios, empezó a trabajar como abogado. También fue un buen periodista. Con el tiempo, llegó a ser director del periódico “Las Provincias”.

El 25 de enero de 1904 se casó con Dolores Boscá. Dios bendijo a los esposos con 10 hijos: Pablo, Antonio, Alberto, Rafael, Carlos, María Teresa, María de los Desamparados, María Luisa, Josefa y María Dolores.

También participó en política, como miembro de la Liga católica, y ocupó algunos cargos públicos en su ciudad. Por eso, era conocido su compromiso por defender la moralidad pública y la libertad religiosa de la Iglesia. En la España de aquellos años este compromiso público podía ser muy peligroso, más en una Valencia en la que se notaba una especial hostilidad de algunos contra todo lo que “oliese a incienso” (como se decía despectivamente de la gente de la Iglesia).

Los hechos se precipitan a partir de 1931. La tensión política es muy alta en los años iniciales de la II República española. En 1934 se produce un primer intento, fracasado, de revolución izquierdista. Pero el ambiente sigue sumamente tenso, una tensión que culmina en julio de 1936 con el inicio de la guerra civil española.

Pablo Meléndez se encuentra, ese mes de julio, en un pueblo de la provincia, Paterna. La zona queda bajo gobierno de las autoridades republicanas y de los comités comunistas y revolucionarios, que no dudarán en poner en marcha una persecución sistemática contra muchos católicos.

Pablo sufre un primer registro como sospechoso, pero no es arrestado. Se traslada a la ciudad de Valencia. No le resulta posible buscar un escondite, pues tiene que proveer de atención médica a uno de sus hijos, Carlos, que está gravemente enfermo. Algunos le ofrecen ayuda para escapar, pues saben que su vida corre peligro, pero Pablo se niega: antes está el cuidado de su hijo.

Pasados algunos meses, el peligro se hace realidad. El 25 de octubre, hacia las 6 de la tarde, llegan a arrestarle. Se lo llevan con uno de sus hijos, Alberto. Uno de los que le detiene pregunta: “¿es usted católico?” Pablo Meléndez contesta con seguridad: “soy católico, apostólico y romano”.

La orden de arresto viene del Gobierno civil de Valencia, a petición del Consejo provincial de Vigilancia popular antifascista, y con un motivo sumamente concreto: Pablo Meléndez era conocido como persona comprometida con su fe católica.

Pasa a la cárcel, y allí parece sentirse algo seguro, aunque todo puede cambiar en un instante. Un compañero de prisión le pregunta si cree que saldrán vivos. Pablo le responde: “si la Providencia nos destina para mártires nos fusilarán, y si no, quedaremos libres”. Otro de los compañeros de prisión le escucha decir lo siguiente: “estamos aquí pues Dios lo ha permitido, en sus manos estamos. He ordenado a mi familia que no haga gestiones para conseguir mi libertad. Sólo pido al Señor me dé su amor y gracia, y esto me basta”. Esa última frase le gusta mucho. La repite cuando le informan que su hijo Carlos acaba de fallecer.

Se acerca la navidad de 1936. Para todo cristiano, una fiesta grande. Pablo Meléndez no sabe, quizá, que va a celebrar esa fiesta en el cielo, acompañado por sus hijo Alberto y Carlos.

El día 24 de diciembre, en la madrugada, sacan de la cárcel a Pablo y a Alberto, y los fusilan con rapidez. A la familia les dicen que los han puesto en libertad. Una de las hijas, sin embargo, sospecha lo que acaba de ocurrir. Va al cementerio, y encuentra los cadáveres de su padre y de su hermano, acribillados por las balas.

“Estamos aquí porque Dios lo ha permitido”. La vida y la muerte pertenecen a Dios, aunque a veces los hombres sienten que son ellos quienes deciden y escriben la historia. La historia terrena de Pablo Meléndez y de su hijo terminó así, en vísperas de la Navidad.

No resulta fácil comprender por qué Dios permitió su muerte, por qué privó a una familia numerosa de aquel padre que tanto amaba a los suyos. Desde la fe sabemos, sin embargo, que Pablo no dejó a los suyos: Dios lo acogió en su seno. Desde el cielo, supo seguir cerca de la familia, cerca también de todos los que seguimos en camino hacia la Casa del Padre.

La Iglesia ha sabido reconocer su fidelidad al amor y nos lo presenta como ejemplo para nuestra vida diaria. Fue declarado beato por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.

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5:07 p.m.

SAN JUAN DE KETY

SACERDOTE






Juan Wacienga (San Juan de Kety, Kanty, Cancio o Kenty), presbítero y filósofo polaco, el cual, siendo sacerdote, se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo, y después emigró a los gozos celestiales en Cracovia, ciudad de Polonia.

Juan Wacienga nació en Kety, cerca de Cracovia, en 1390. En 1413, se inscribió en la universidad de esta última ciudad, fundada poco antes, pero ya famosa. Allí discurría su vida entera. Después de ser estudiante, pasó a actuar como profesor de letras decano de la facultad de filosofía (1432) y, más tarde, profesor de teología (1443). Entre tanto, fue párroco de Olkus, parroquia próxima a Cracovia, que dependía del capítulo colegial de San Florián, al que se había asociado Juan. Como profesor, resplandeció por su saber, pero más aún por su amor hacia los pobres y por su espíritu de penitencia. Eran tiempos difíciles, por la guerra hussita que asolaba Polonia. Juan supo compadecerse en todo momento de la miseria y defender la fe respetando al contrario. Consciente del valor redentor que poseen las peregrinaciones, hizo mendigando el camino hasta Jerusalén para venerar el sepulcro de Cristo, y acudió por cuatro veces a Roma a las tumbas de Pedro y Pablo. Murió a los sesenta y tres años, la víspera de Navidad de 1473.

11:43 p.m.

Mártires

Martirologigo Romano: Conmemoración de los santos Queremón, obispo de Nilópolis, y otros muchos mártires en Egipto, que durante la persecución bajo el emperador Decio, parte de ellos, dándose a la fuga, erraron por lugares solitarios y sucumbieron, algunos, ante las fieras, otros, consumidos por el hambre, el frío y la enfermedad, y el resto, finalmente, exterminados por los bárbaros y los ladrones, y así todos, con muerte distinta, fueron coronados con la gloria del martirio († c. 250).

Breve Semblanza


San Dionisio de Alejandría, en su carta a Fabiano de Antioquía, hablando de los cristianos egipcios que padecieron en la persecución de Decio, cuenta que muchos fueron arrojados al desierto, donde murieron de hambre, de sed, de insolación, o perecieron atacados por las fieras o por hombres no menos feroces.

Otros muchos cristianos fueron vendidos como esclavos; cuando escribía San Dionisio, muy pocos habían sido rescatados.

El santo menciona en particular al anciano obispo de Nilópolis, Queremón, quien había ido a refugiarse a las montañas de Arabia con otro compañero y a quien nadie había vuelto a ver.

Los cristianos los buscaron, pero no lograron encontrar ni siquiera los cadáveres.

El Martirologio Romano conmemora a estos dos mártires el día de hoy.

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11:43 p.m.

Obispo

Breve Biografía


En la cripta de San Saturnino de Toulouse, se compendió taxativamente en estos términos, debajo de unas reliquias:

"San Honorato, segundo Obispo de Toulouse. Había nacido en la provincia de España llamada Tarraconensis. Fue convertido y bautizado en Pamplona por San Saturnino, al cual se vinculó de una manera especial".

"Después del martirio del apóstol de Toulouse, fue llamado a sucederle. Él confirió la unción episcopal a San Fermín, primer Obispo de Amiens, y que era como él uno de los más ilustres convertidos de Pamplona".

No sólo Toulouse, en la cripta de su catedral venera destacadamente el sepulcro de San Honorato. También la catedral de Amiens conserva su figura en piedra, formando el cortejo de San Fermín.


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11:43 p.m.

Por: P. Felipe Santos | Fuente: Cathoic.net

Monja Clarisa

Etimológicamente significa “franca, libre”. Viene de la lengua alemana.

Moisés dice: “Abre la mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es humillado y pobre en tu tierra”.

Fue una monja clarisa del siglo XIII.

Cuando se visita Así, la cuna de san Francisco y de santa Clara, hay un convento, el de san Damián, que muestra un portento de la fundadora de las clarisas.

La santa que hoy veneramos, tuvo parte activa en este portento.

Santa Clara cayó enferma con la invasión sarracena. Fue a socorrerla Francisco de Colledimezzo, mientras mantenía elevado el pan eucarístico enfrente de sus opresores.

Francisca fue una seguidora fiel de santa Clara. De su alma y de su trato aprendió y mamo el carisma mejor que nadie.

El testimonio atrae mucho más que los escritos y las palabras.

Su contacto personal hizo que floreciera en esta joven el amor por la contemplación y la vida de oración tal y como lo vivía santa Clara.

Eran como palomas que seguían con su vuelo a la fundadora adondequiera que fuera.
Era un grupo de mujeres llenas de amistad, no sólo sentimental, sino perfumada con el amor sobrenatural a Jesucristo y a todo el santo Evangelio.

Francisca fue la confidente del corazón de santa Clara. Ella nunca se ausentó de Asís hasta la muerte de santa Clara.

Su cuerpo se encuentra en la cripta de la iglesia de san Damián.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

“Muchos reciben consejos; sólo los sabios les sacan provecho” (Siro).

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5:07 p.m.

SANTA FRANCISCA JAVIERA CABRINI

FUNDADORA





PALABRA DE DIOS DIARIA

En Chicago, del estado de Illinois, en los Estados Unidos de Norteamérica, santa Francisca Javiera Cabrini, virgen, que fundó el Instituto de Misioneras del Sacratísimo Corazón de Jesús, y con eximia caridad se dedicó al cuidado de los emigrantes.

Nació en la Lombardía italiana, en Sant´Angelo Logidiano el 15 de Julio de 1850, de Agustín y Stela; la penúltima de once hermanos. Es una familia corriente de campesinos cristianos. La niña se confirma con ocho años y hace la primera comunión a los nueve.

Cursa sus estudios y el primer trabajo como maestra es en el pueblo que se llama Vidardo. Allí desempeña además una importante labor apostólica y social.

Luego la vemos como superiora en el Hospicio de la Providencia en Codoño. Pero fue una aventura que duró poco y acabó mal porque el obispo tuvo que disolver aquella fundación: eran pocas y mal avenidas. Con este motivo, el obispo que conocía sus posibilidades, su inclinación a las misiones y la rectitud de su vida le recomienda que haga una fundación misionera.

Han nacido las Misioneras del Sagrado Corazón. En 1907 obtiene la aprobación Pontificia y comienzan siete profesas.

En poco tiempo se multiplican sobremanera; cuando muere Francisca Javiera a los sesenta y siete años ha fundado personalmente sesenta y siete casas entre Europa (Italia, Francia, Inglaterra, España), EE. UU. (Nueva York, Nueva Orleáns, Los Ángeles, Chicago, Filadelfia), y América Central (Costa Rica, Panamá, Nicaragua...).

Ella siempre alimentó en su alma impulsiva, generosa y valiente la posibilidad de llevar y extender el Evangelio en las tierras de Oriente Lejano, concretamente en China. Quizá por eso de niña se divertía haciendo barquitos de papel y al ponerlos en el río para que los llevara adelante la corriente les decía ¡A China! No pudo hacerlo. Fue el propio papa León XIII quien le sugirió un cambio de ciento ochenta grados encaminándola a la atención misionera en América centrándose en los emigrantes italianos que pasaban dificultades de todo tipo a principios de siglo. Esos emigrantes salieron ganando: hospitales, orfanatos, colegios, asilos... les llegaron con Francisca Javiera y las Misioneras. Y sobre todo, instrucción, formación religiosa, el cariño testimonial de la caridad. Bueno, en realidad no fueron sólo los emigrantes italianos... la iglesia entera se enriqueció.

Murió el 22 de diciembre del año 1917 y la canonizó el papa Pío XII en 1943.

11:35 p.m.

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En Montecerignone, de la Romagna, beato Domingo Spadafora, presbítero de la Orden de Predicadores, que trabajó diligentemente en el ministerio de la predicación (1521).

Observación: En el antiguo santoral se lo recordaba el 3 de Octubre

Domingo Spadafora, nació en Randazzo en 1450, de la nobilísima y antiquísima familia Spadafora, oriunda de Costantinopoli, llamada así porque tenía el privilegio de llevar la espada desenvainada en presencia del Emperador. Domingo, despreciando cualquier humana grandeza, decidido honrar y servir al Señor de los Señores entró en la Orden Dominica, en el floreciente Convento de Santa Zita en Palermo, fundado por Pedro Jeremías.

Enviado a Padua para completar sus estudios, si admirables fueron sus progresos en la ciencia, más admirables fueron los adquiridos en la sólida virtud. Conseguido el doctorado, y de regreso en su patria, su santidad y saber no pudieron permanecer escondidos y fue nombrado ayudante del Maestro General.

En una capillita de Monte Cerignone, en el estado de Urbino, había una milagrosa imagen de la Santísima Virgen por la que los habitantes tenían gran veneración; deseando edificar allí una iglesia con religiosos que se dedicasen a la cura espiritual de la población circundante, pensaron en los dominicos.

Se dirigieron al Maestro General para conseguir que se iniciara una obra tan ventajosa para las almas y para la gloria de la Virgen, a la cual la Orden profesa especial devoción. El proyecto se aprobó, y Domingo fue elegido para dirigir la nueva fundación. En 1491 surgieron así la iglesia y el Convento del cual Domingo fue guía hasta su muerte. Para edificación de toda la población, en la ferviente comunidad florecieron las leyes y el espíritu de la Orden.

En todo Montefeltro se lo consideraba a Domingo un santo, y como tal fue venerado después de su muerte, sobrevenida el 21 de diciembre de 1521. Fue sepultado en la iglesia conventual, y en 1545 se encontró su cuerpo incorrupto. Desde 1677 es venerado en la iglesia de Santa Maria in Reclauso en Monte Cerignone.

El Papa Benedicto XV confirmó su culto el 12 de enero de 1912. El 3 de octubre se conmemora el aniversario de la traslación de sus reliquias llevada a cabo en 1677.

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Por: Pilar Civera | Fuente: Memorias de mi abuela. Ed. Congregación de Colegios de la Pureza de María Q21

Fundadora de la Congregación Pureza de María

(Pollensa, 6 de agosto de 1837 - 21 de diciembre de 1922).

Alberta nació un 6 de agosto, hace unos 170 años, en un atractivo pueblecito mallorquín llamado Pollensa. Sus padres se llamaban Alberto y Apolonia. Desde muy temprana edad sus padres se preocuparon de darle una formación sólida, y a ella le gustaba la idea pues sentía una viva inclinación por saber el por qué de las cosas, la naturaleza atraía poderosamente su atención, disfrutaba subiendo una montaña y contemplando una puesta de sol en el silencio de un tarde de verano, le impresionaba muchísimo la inmensidad del mar, su alma se dilataba observando una noche de luna llena o un eclipse, y no le importaba interrumpir su sueño para ver una lluvia de estrellas o el paso de un cometa.

Aseguraba haber nacido en el marco de un hogar disciplinado, este factor fue determinante para forjar su carácter; era alegre, abierta, generosa, segura de sí misma serena y recta, muy recta, de ninguna manera pactaba con la mentira ni con la hipocresía, y decía que los asuntos relevantes, se resolvían con mucha oración y prudencia, y que debían de analizarse detenida y seriamente.

Por razones de trabajo de su padre que era militar, vivió un tiempo en Barcelona, cuando regresó de esta ciudad la familia se estableció en Palma, la capital de Mallorca, entonces recibió unas clases particulares para optar al título de maestra, se las impartió un joven que más tarde

sería parte del plan de Dios en su vida, Francisco Civera; ella era apenas una adolescente que como todas las demás, despertaba a la vida y notaba que su corazón empezaba a latir aceleradamente.

A ella le encantaba ir a Valdemar, un pueblecito muy lindo a unos pocos kilómetros de Palma, a ella le gustaba descansar allí, en el patio de la casa, había un asiento en el que permanecía largo rato cosiendo, rezando o contemplando una flor

Después de algunas clases con el apuesto profesor, descubrió que él, Francisco, era estupendo; no sólo lo admiraba por sus conocimientos sobre las Matemáticas y las ciencias, sino por su nobleza y caballerosidad, algo estaba pasando dentro de ella , se sorprendía pensando en él a cualquier hora , se fijaba en los colores de su camisa, de su corbata, pero además, intuía que también dentro de él había un afecto serio y delicado hacia ella que no se reducía a la simple cortesía de un profesor con su alumna, por aventajada que esta fuese; cuando pasaron unos días no dudó e n contarlo a su madre, que por supuesto, ya había advertido que algo estaba pasando en el corazón de su querida Alberta, recordaba cómo que la abrazó y sonrió , y que este gesto le infundió confianza y seguridad.

Un día decidió hacerle un regalo a Francisco, y se lo comunicó a su madre, ella compartió su ilusión y le compró un pluma para obsequiarle, Francisco, impresionado por aquel detalle, respondió con unos versos que comienza así:

Gracias mil el alma mía Te rinde, Alberta, en verdad, Por tu fina cortesía, Por la pluma que me envía Tu dulce y tierna amistad…

El amor entre los dos se iba consolidando, Francisco cada vez se sentía más atraído por su madurez , inteligencia y la belleza de su alma limpia, el noviazgo se formalizó y contando con la probación de las dos familias, el 7 de abril de 1860, el Señor bendijo su matrimonio en la Iglesia de San Nicolás de Palma, fue un día maravillosos, los recuerdos le venían a borbotones; al recordar este día, que ella calificaba como inolvidable, a sus ojos se asomaban dos tímidas lágrimas , como si decirlo, le restara encanto.

El hogar supo pronto de la alegría indecible de la llegada del primer hijo que lo bautizaron con el nombre de Bernardo, todo era luminoso, ni una nube se interponía en su incipiente felicidad, pero después de una año,, la vida del niño se apagó. Alberta y su esposo se abrazaron fuerte y desde lo profundo de sus corazones doloridos preguntaron ¿ Por qué Dios mío?, ¿Por qué?, pero sólo el silencio encontraban por respuesta.

Al cabo de un año, la alegría regresó de nuevo a sus corazones con el nacimiento de Catalina, pero dos años más tarde una epidemia de cólera se la llevó también al cielo.

A Alberta le costaba mucho recordar esas cosas, las decía despacio, se notaba que el dolor la había marcado, hacía breves pausas, como para descansar y tomar fuerzas.

Después, nacieron otros dos niños Bernardo y Alberto. Francisco y ella tenían mucho miedo de que la muerte se los arrebatara, estaban muy unidos, su amor había crecido muchísimo y todas las noches, después de cenar y acostar a los niños, ante la imagen de la Virgen que tenían sobre la cómoda de su habitación, rezaban, y su oración se mezclaba con el llanto y el dolor.

Bernardo también murió a los pocos años de nacer, sólo les quedó Alberto con una salud muy precaria que exigía muchos cuidados y atenciones.

Francisco y ella no entendían nada de todo lo que sucedía, en la oración encontraban la paz y la fuerza para seguir. Albertito iba creciendo y alegraba sus vidas, hacían proyectos…

Se entregó de lleno al colegio que con Francisco había fundado y en el desplegó todo su bagaje pedagógico, todo les iba bien.

Un día Francisco se sintió mal, lo vio el médico y comprobó que padecía de unas fiebres muy altas que no pudo controlarle, ningún esfuerzo por aliviarle tuvo éxito, Francisco también se iba, era el 17 de junio de 1869, esta muerte la sumió en una tristeza muy honda, experimentó una soledad muy grande y sólo en la oración encontraba sosiego; en nueve años había perdido tres hijos y el esposo, ¡había pasado rápido el tiempo!, parecía ayer que se habían conocido… ¿Quién entiende los designios de Dios?. Sin Francisco todo parecía carecer de sentido, pero ella buscaba… su fe la invitaba a rastrear en su interior y en el recuerdo de los acontecimientos alguna luz que le permitiera descubrir su nuevo camino; cuidaba de Alberto, atendía a sus padres que se iban haciendo mayores, Saturnino, su hermano, era de gran ayuda y apoyo, con él conversaba largos ratos de todo lo sucedido, tratando de vislumbrar el querer de Dios para ella.

A su mente acudió le idea hacerse monja salesiana, de las que tenían un convento en Palma, iría a hablar, tal vez ese era su lugar. Llegó el día de la cita, se levantó haciendo lo de un día normal y pensando en lo que debía explicar, y mientras estaba en su habitación arreglando cosas, le anunciaron que el Señor Alcalde y el Vicario de la diócesis, Dn. Tomás Rullán la esperaban en el salón para hacerle una propuesta de parte del Señor Obispo, Dn. Manuel Salvá. Ella se sorprendió enormemente de aquella vivita, le pedían hacerse cargo del Real Colegio de la Pureza, aquella invitación era claramente la voz de Dios, no tenía ninguna duda.

Al irse los distinguidos visitantes, lo comunicó a su familia. Humanamente hablando, la oferta no era absolutamente halagadora, pues se trataba de un colegio en ruinas en todos los aspectos, por lo tanto, requería de un temple gigante para volverlo a la normalidad.

Más que una invitación, aquello era un reto a su fe y a su confianza en Dios. Canceló su visita a las Salesas y por las noches después de dormir a Albertito, se retiró a su habitación a orar, en el silencio y a solas con Dios, aceptó, dijo Sí, iría al Colegio de la Pureza, tenía la certeza, de que allí, le esperaba Dios. Su familia la apoyó, Alberto pasaría al cuidado de su tío Saturnino.

El 23 de abril de 1870 fue la fecha elegida para ingresara a aquel viejo caserón llamado Can Clapers. La situación del centro tanto en su personal como en su mobiliario era lamentable, pero una fuerza interior la impulsaba a no dejarse vencer por el pesimismo y el cansancio, y así, en septiembre de ese mismo año, se inició el nuevo curso escolar, a los pies del Sagrario y de la Virgen de la Pureza, depositaba todas las noches sus preocupaciones, sus ilusiones, sus planes.

El Colegio crecía, los patios y pasillos rebosaban de rostros infantiles juguetones y alegres, impartía clases de gramática., historia, labores… en pocos años el Colegio se había recuperado, fue entonces cuando las autoridades de Palma le ofrecieron la rectoría de la primera Normal de Maestras que deseaba establecer en la capital, ella aceptó; el nombramiento oficial se hizo el 2 de mayo de 1872 y así , en el Colegio de la Pureza, con Alberta Jiménez al frente, el 13 de mayo del mismo año comenzó a funcionar la primer Escuela de Magisterio en la Isla.

Para esta época de su vida, tuvo que estudiar muchísimo, la prensa de Palma hacía eco de todo cuanto en Can Clapers sucedía.

Una vez que lograron la primera promoción de maestras, algunas de ellas pidieron quedarse para ejercer su profesión bajo la dirección de Alberta, a ella esto le satisfizo grandemente, las acogió con el mismo cariño que suele hacerlo las madres.

Al llegar a este punto de su vida, ella se encontraba feliz de hacer lo que hacía, sentía que ese era su camino, pero decía ella, que aún le faltaba algo, que muchas veces en su trato íntimo con el Señor experimentaba un deseo grande de entregarse definitivamente a ÉL.

Cuando se presentó la ocasión, no dudó en comunicarlo a las personas que con ella formaban el grupo de maestras, todas acogieron la idea con inmensa alegría, ya que era un anhelo deseado por todas, oportunamente se lo hicieron saber a Don Tomás, le pareció una idea excelente y comenzaron a redactar unas bases y unos estatutos, casi no podía creer lo que estaba pasando, pues con ese trabajo se estaba iniciando lo que sería la Congregación de Religiosas de la Pureza de María.

La autorización del Señor Obispo no se hizo esperar y el 19 de septiembre de 1874 quedó constituida la Primera Comunidad, los nombres de las Hermanas eran: Alberta Gimenez, María Aloy, Catalina Fornés, Magdalena Frau, Dolores Guardiola, y Catalina Togores.

Después de establecerse la Primera Comunidad, el trabajo pedagógico se intensificó, pues ella decía que la educación es una obra que siempre debe estar renovándose, le gustaba vivir informada, buscaba siempre nuevas forma de enseñar, la gente decía que era una pedagoga de vanguardia.

El 2 de agosto de 1892 se aprobaron las Constituciones, la obra iba viento en popa. En 1897 un nuevo visitador de la Congregación hace su estreno, se llamaba Don Enrique Reig, era secretario del Obispo y simpatizante de la Enseñanza, fue un gran apoyo para Alberta, siempre mostró interés por todo lo de La Pureza, y la animó a fundar Colegios fuera de Mallorca, pues ya entonces había en las ciudades de Manacor y de Inca. Valencia, fue la primogénita en la Península.

Don Enrique trabajaba con ahínco para la Congregación, el 10 de mayo de 1901, envió un telegrama desde Roma, en el que se informaba que La Pureza había tenido la probación del Papa León XIII para funcionar como Congregación de Derecho Pontificio.

Por estas fechas, Alberto, era un joven y vivía en Zaragoza, se relacionaba con frecuencia con Alberta, y la mantenía informada de sus planes, a su vez, ella le escribía con asiduidad y le hacía sentir el amor que como madre guardaba para él, en varias ocasiones se lo manifestaba a través de poesías sencillas y llenas de ternura. Un día ella recibió una carta en la que le participaba su noviazgo y su decisión de contraer matrimonio con una joven llamada Joaquina Llonch, en el corazón de Alberta se hicieron presente muchos recuerdos ya lejanos pero que parecía que habían sucedido ayer. Leyó la carta más de una vez y se retiró a la capilla, aquella noticia necesitaba ser compartida con Dios.

Pocos años después, Alberto enfermó, y Alberta tuvo que acudir de manera inmediata a su lado, acompañada por H. Ferrá, al llegar, pudo comprobar que realmente su salud estaba muy deteriorada, los médicos y toda la familia le prodigaban cuidados y atenciones.

Después de una leve mejoría, sufrió una recaída muy fuerte que no pudo superar. Murió la noche del 18 de junio de 1908; Alberta, naturalmente lloró, pero estaba serena.

El 22 de julio de 1912, una orden ministerial le arrebató la rectoría de la Normal, fue un sufrimiento grande para ella, pues le había dedicado mucho tiempo, esfuerzo y cariño, la gente de Palma que la conocía, no daba crédito a lo que leían en los diarios, ella estaba tranquila, muchas ex alumnas y padres de familia llegaron a darle su apoyo y le hicieron ver la injusticia que se estaba cometiendo, y ella los calmaba diciéndoles : "Dios permite las cosas para nuestro bien, no se mueve una hoja del árbol sin su voluntad, yo había pedido varias veces que me quitasen el cargo, y ahora Dios, por otros caminos, me ha concedido lo que tantas veces pedí".

En agosto llegaron Hermanas de las otras casas ya que se celebraba el capítulo general, ella puso su renuncia como Superiora General de la Congregación, argumentaba su falta de salud y lo avanzado de su edad. La renuncia fue aceptada, Alberta estaba muy enferma, pero esto no le impedía ayudar en los menesteres de la casa, siempre estaba ocupada, rezaba muchos rosarios y pasaba largas horas en la capilla…

Entraba el año 1920, por todos los rincones del Colegio se comentaba que en mayo serían las bodas de oro, se preparó una fiesta por todo lo alto, acudieron todas las antiguas alumnas, el día esperado era el 1º de mayo, se despertó con una diana, luego Misa solemne, almuerzo, tarde literaria, música, fuegos artificiales, fiesta mucha fiesta, llegaron flores y regalos de amigos, de padres de familia, de autoridades de Palma, todos reconocían su labor y en un acto oficial se le concedió la Gran Cruz de Alfonso XII, ella se dejó festejar con la serena alegría de siempre, lógicamente se emocionó pues no esperaba tanto, en todo momento se mostró atenta, fina y muy agradecida con la sencillez que la caracterizaba.

Su vida se fue gastando entre las paredes del viejo caserón que desde que ella llegó le dio sabor a hogar, se le vio muy contenta con las fundaciones del Puerto de la Cruz y de Santa Cruz en las Islas Canarias, sin embargo, sus movimientos eran cada vez más lentos y veía con mucha dificultad , todas las Religiosas, ex alumnas y alumnas que la visitaban estaban conscientes de que el final estaba cerca, llegaban Sacerdotes a animarla, a orar con ella, a darle el Sacramento de los Enfermos, algunos días los pasaba mejor que otros, la sentaban en un sillón que tenía en su habitación, decía que así estaba más cómoda , y en la madrugada del 21 de diciembre de 1922, dormida en el sillón, sin ruido, sin palabras, entregó su alma a Dios ,

Toda Palma la lloró , todos querían acercarse a ella para darle el último adiós ; su nieta repasaba en silencio todos los momentos felices que había compartido con ella, recordaba sus consejos, sus gestos bondadosos, todo se le agolpaba en la mente y en el corazón, sentía que algo de ella se iba con su abuela Alberta y calaba hondo en su alma, aquella frase que tantas veces la escuchó pronunciar:

"Nací para el Cielo y a Él todas mis aspiraciones"

El 22 de marzo de 1986 fue declarada Venerable por el Papa Juan Pablo II.

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Nació en Weitersburg, cerca de Koblenz, Alemania.

Siendo aun niño murieron sus padres, y tuvo la necesidad de trabajar como deshollinador.

En su juventud, estableció con esfuerzo un taller pero nuna olvidó destinar parte de sus ganancias para los más necesitados.

Dios lo inspiró y en su afán de caridad y servicio, con varios jóvenes que compartían sus ideas, organizó la Cofradía de San Luis, siempre procurando ayudar a los más desposeidos.

Poco después tomó los hábitos e hizo votos de castidad y pobreza.

Se distinguió por su ferviente devoción a la santísima Virgen, en su advocación de María Auxiliadora, a quien solicitaba protección.

Su amor a Dios en el servicio al prójimo lo llevó a fundar en su país, en 1849, la congregación de los Hermanos de la Misericordia de María Auxiliadora.

Su congregación creció, aun con penurias, enfermedades que soportó con paciencia, y calumnias y envidias que toleró con valor hasta su muerte, acaecida en la sede de su fundación.

Su obra se ha extendido en Europa, Malasia y Brasil con el apostolado a beneficio de los indigentes y los enfermos, para quienes se han fundado hospitales, clínicas de rehabilitación, hospicios, asilos y otros establecimientos como éstos.

Beatificado por Juan Pablo II en 1985.

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SAN PEDRO CANISIO

DOCTOR DE LA IGLESIA




PALABRA DE DIOS DIARIA

San Pedro Kanijs nació en Nimega, Holanda, en 1521, y puede ser definido como un hierrro colocado entre el yunque y el martillo, es decir, blanco de la irritación que su clara predicación suscitaba en los ambientes protestantes, y de la malevolencia que la envidia le procuraba entre los mismos compañeros de religión. Hijo del alcalde de Nimega, Pedro Kanijs, latinamente Canicius, tuvo la posibilidad de frecuentar óptimas escuelas: derecho canónico en Lovaina y derecho civil en Colonia.

En esta ciudad le gustaba pasar el tiempo libre en el monasterio de los cartujos. Nadie sospechaba que el joven abogado, al que el padre le había garantizado apoyo en su profesión, llevara debajo del vestido un cilicio. La lectura del breve opúsculo de los Ejercicios Espirituales, que hacía poco había escrito San Ignacio, determinó el cambio decisivo de su vida: terminada la piadosa práctica en Maguncia bajo la dirección del Padre Faber, entró en la compañia de Jesús y fue el octavo jesuita en profesar los votos solemnes. En la joven congregación pudo cultivar sus estudios preferidos y su amor por la erudición; a él se debe la publicación de las obras de San Cirilo de Alejandria, San León Magno, San Jerónimo y Osio de Córdoba.

Vivió en pleno clima de reforma y contrarreforma. Tomó parte activa en el concilio de Trento, como teológo del cardenal Truchsess y consejero del Papa. Se distinguió por la profundidad de su cultura teológica, por su celo y actividad, pero también por el espíritu conciliador. San Ignacio lo llamó a Italia, luego lo envió a Sicilia a fundar el primero de los famosos colegios, después a Bolonia a enseñar teología, para volverlo a enviar a Alemania, en donde durante treinta años, como superior provincial, empleó sus mejores energías en una época tan difícil marcada por la ruptura de la iglesia protestante. Se lo llamó con razón segundo apóstol de Alemania (el primero fue San Bonifacio).

Como escritor no sólo se dedicó a las obras de erudición, sino también y sobre todo a las catequéticas, adaptando la enseñanza a las capacidades de pequeños y de grandes. San Pío V le ofreció el cardenalato, pero Pedro Canisio le pidió al Papa que lo dejara en su humilde servicio a la comunidad, empleando el tiempo en la oración y en la penitencia. Murió en Friburgo (Suiza) el 21 de diciembre de 1597. En 1925 fue canonizado y declarado doctor de la Iglesia.

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Nacido en Lomsa, Polonia, el 1 de Noviembre de 1885

Presbítero qeu por su fe fue encarcelado en el extranjero y llevado al campo de concentración de Sachsenhuse, soportados los tormentos, pasó a la gloria celeste el 20 de Diciembre de 1940.

Beatificado por Juan Pablo II el 13 de junio de 1999 junto a otros 107 mártires polacos.

Para ver más sobre los 108 mártires Polacos durante la segunda guerra mundial haz "click"; AQUI

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Ursicino era un monje irlandés compañero de San Columba.

Ellos estaban a cargo de las Galias en el año 610.

Ursicino se quedó en las montañas de Jura en busca de los lugares para vivir como ermitaño.

Se dice que Ursicino lanzó un palo desde la cima de las montañas para que el ciele le indicase el lugar justo donde construir su ermita.

El palo de Ursicno acabó, de hecho, cerca de una cueva en el valle del río Doubs.

Aquí construyó una capilla dedicada al San Pedro y un monasterio que asumieron la regla de Colombano.

Ursicino murió alrededor de 620.

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XV Papa


En el año 199, cuando murió el papa San Víctor I, el clero romano oró pidiendo consejo a Dios para nombrar al nuevo Pontífice. La señal esperada se produjo bajo la forma de una paloma que se posó unos instantes sobre la cabeza de nuestro santo e inmediatamente desapareció. Se vio en ella una imagen del Espíritu Santo, y Ceferino subió a la silla de San Pedro de inmediato.

Al iniciar su pontificado nombró a Calixto, quien luego sería su sucesor, como archidiácono de Roma, cargo equivalente al actual de Secretario de Estado, y que supuso convertirlo en su principal consejero, lo que dada la escasa formación teológica de Ceferino lo hizo depender totalmente de aquel.

Por otra parte, Ceferino estableció que los jóvenes cumplidos los 14 años hiciesen la comunión por Pascua, y que los cálices no fueran de madera introduciendo además el uso de la patena. Asimismo excomulgó a Tertuliano.

Fue por aquellas mismas fechas cuando el emperador Severo, que hasta entonces se había mostrado, si no favorable, sí al menos neutral con los cristianos, publicó su primer edicto de persecución contra éstos. Ceferino supo afrontar la noticia con gran presencia de ánimo.

A pesar de su alta dignidad, pasaba gran parte de su tiempo visitando los refugios de cristianos, animándoles con sus palabras y proporcionándoles recursos para sobrevivir. En ocasiones iba a verlos a la cárcel, y no pocas veces estuvo presente durante las torturas, intentando dar apoyo y esperanza con su presencia.

Al cabo de nueve años, las persecuciones cesaron con la muerte de Severo. Pero los problemas a los que debía enfrentarse nuestro Santo no habían terminado. Los herejes aprovecharon aquel momento de relativa tranquilidad para difundir sus doctrinas erróneas por doquier.

Durante su pontificado, inciado bajo el gobierno del emperador Septimio Severo, se reanudaron las persecuciones contra los cristianos, persecuciones que se suavizaron a la muerte de este y durante el mandato de su sucesor Caracalla pero que se reactivaron al ascender, en 217, al trono del imperio Macrino y que hace afirmar a ciertas fuentes que Ceferino murió en ese mismos año tras sufrir martirio aunque, al no existir pruebas documentales de tal afirmación, lo más probable es que falleciera de muerte natural.

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5:27 p.m.

SANTO DOMINGO DE SILOS

ABAD ERMITAÑO




PALABRA DE DIOS DIARIA

Su vida la escribió con devoción precisa un monje contemporáneo llamado Grimaldo, que además fue religioso de su casa. Lo que se describe en latín decadente de última hora fue luego puesto en el balbuciente romance de lengua castellana por Gonzalo de Berceo ya en el siglo XIII.

Nace alboreando el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera, en el reino de Navarra; no se sabe si de cuna noble o del pueblo llano, ni si rico o pobre. Sí se le conoce pastoreando cuando niño y dado a compartir comida y leche de oveja con los viandantes. Es apacible de carácter y muestra cierta inclinación al estudio; quizá por eso sus padres le orientan hacia la clerecía que es, en su tiempo, un modo de conseguir honores y riquezas, casi tanto como las armas, aunque él piensa más en su santificación y en la gloria de Dios que en los triunfos humanos.

El obispo lo ordena sacerdote. Pero Domingo Manso llega a sentirse indigno y nota pavor porque es duro y muy difícil vivir en solitario tan sublime ministerio. Después de año y medio se retira. Ya no hay eremitas; la quintaesencia se busca en los monasterios. Entra en el antiguo y observante cenobio de San Millán de la Cogolla, tomando el hábito negro de San Benito. Recibe y da ejemplo.

Encargado del priorato de Santa María, lo rehace.

Los monjes de San Millán vuelven los ojos a él y le piden sea su prior. Pasa de "pastorcillo" a "pastor". Y mientras cumple este encargo, el rey don García de Navarra, duro de carácter y tenaz, conocido como "el de Nájera", le pide los tesoros del cenobio; pero da con un compatriota que también lleva en la sangre lo que dan la tierra y la época en cuanto se refiere a tozudez y firmeza. Pone cara al rey y defiende lo que es patrimonio de su casa y de su iglesia. Esta actitud le valió el destierro voluntario a las tierras de Castilla donde reina el hermano de don García.

El bondadoso rey Fernando, le encomienda poner en pie el monasterio —por entonces en ruinas— de San Sebastián de Silos que fundó o restauró Fernán González en el 909 y que sobrevive casi deshabitado. Fue una obra gigantesca que en España ayuda a la configuración de la gran Castilla en cuanto llega a convertirse en un foco civilizador en el lugar por donde poco antes andaban los sarracenos. Llegan más y más gentes al calor del monasterio. Entre el ruido de los martillos de canteros, las sierras de carpinteros, los cinceles de los escultores, los cencerros de las vacas y las esquilas de las mulas, también suenan las campanas que llaman a Vísperas, a Misa y a los rezos. Con ello, se escucha la alabanza de los monjes que va aprendiendo el pueblo. Las tierras son bien labradas y hay horno de pan dispuesto. Ovejas y bueyes pastan por los amplios campos llanos. Se va haciendo arte al terminar las obras con esmero. Y el estudio de los monjes requiere libros que se guardan como tesoro sin precio.

Murió el santo abad —"Abad de santa vida, de bondad acabado", según escribe su cantor— que supo vivir de oración y penitencia el 20 de diciembre del año 1073 dejándole al monasterio de Silos su nombre como título.

Hermanos Franciscanos

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