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11:38 p.m.

Por: Pedro Gómez, C.M. | Fuente: Somos.Vicencianos.org

Religiosa y Mártir

Martirologio Romano: En la Comunidad Valenciana, España, Beatas Josefa Martínez Pérez y 11 religiosas profesas de la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes junto a Dolores Broseta Bonet, laica, fueron asesinadas por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Nació en Sangüesa (Navarra), el 6 de febrero de 1864. Sus padres Francisco y Javiera, agricultores y muy buenos cristianos, la llevaron al Colegio de la Inmaculada, regido por las Hijas de la Caridad. Se distinguió por su inteligencia, obediencia y laboriosidad. En el Colegio formó parte de la Asociación de Hijas de María y en ella experimentó la llamada de Dios.

En casa manifestó obediencia, respeto, responsabilidad en el trabajo, y amor a Dios y a los pobres. Su conducta era ejemplar para sus hermanos. Su padre no acababa de acceder al deseo de su hija de ser Hija de la Caridad, pero un día tuvo la desgracia de caerse de un árbol y herirse gravemente y, poco antes de morir, le encargó a su esposa que diera el consentimiento a su hija.

Trayectoria de su vocación

Ingresó en la Compañía el 18 de marzo de 1881, después de cumplidos los 17 años; y realizó la prueba en el Hospital la Princesa de Madrid. Su primer destino fue el Hospicio de Cuenca, durante 19 años. Estuvo con los niños, y siempre demostró cariño y dedicación para todos los acogidos.

En julio de 1900 fue destinada como superiora al Colegio-Asilo de Bétera (Valencia). La gente la admiraba por el amor y acogida con que atendía tanto a los niños como a los ancianos, pobres y enfermos.

En 1911 fue destinada, con el mismo cargo, al Hospital de Murcia, pero le pesaba mucho la responsabilidad de aquel Hospital grande y complicado. Además, estaba mal de la vista y a los pocos meses le mandaron regresar a Bétera, donde continuo de Superiora. Fue recibida con grandes muestras de cariño por todos: el Ayuntamiento, la Junta de Yerbas (ahora de Montes), que era la que sostenía el Asilo, y el pueblo. Hasta la banda de música la acompañó desde la estación hasta el Asilo.

Sor Josefa fue una auténtica Hija de la Caridad, humilde, caritativa, amante los pobres. Repartía limosnas con gran discreción y, si veía llegar a los niños a la escuela necesitados de alguna prenda de vestir, enseguida lo remediaba. El P. Taboada, misionero paúl que la conoció y la trató, dijo de ella, que sus principales dotes se pueden resumir en tres palabras: Comprensión, ternura y prudencia. Trataba a los Hermanas con cariño y bondad maternal, y extremaba su delicadeza con las Hermanas mayores y enfermas. Sentía una especial estima por la vida comunitaria, hasta llegó a expresar su deseo: “Si nos toca morir, que sea todas juntas, todas en Comunidad”. (No tardaría mucho en cumplirse esta premonición).

El 21 julio de 1936, la casa fue asaltada y la Comunidad despedida. Ellas se resisten a abandonar a tanto niño necesitado y dicen: “¿Cómo es posible que nos hagan esto?”.

Al final, el comité se incautó del Asilo-Castillo y de todo lo que poseían las Hermanas y las despacharon. Se refugiaron en casa de una alumna, pero dos días después, el 21 de agosto, localizadas, las obligaron a dejar aquel refugio. Previamente, el alcalde había ordenado, con un bando público, que nadie saliera a la calle para dar cobijo a las Hermanas. Marchan a Valencia y, sin saber a dónde ir, pasan la noche en una cochera. De mañana, van a la pensión “El Gallo”, y la Sra. las coloca en el piso 2º. Paro había quien seguía la pista a las que iban a llevarles alguna cosa y pronto son apresadas, y las llevaron a la checa, ubicada en el Seminario de Moncada.

Sor Josefa, en los momentos cruciales de la prisión, se sentía responsable de todas y las animaba en todo. Mientras las iban nombrando para darles el paseo de la muerte, ella les decía:”Vamos a padecer por Dios. Estamos ahora en el Huerto de Getsemaní”. Y quiso que la fusilaran la última para así poder apoyar a las demás Hermanas y a Dolores Broseta, Hija de María, seglar, que murió con ellas. Sor Josefa murió perdonando a los enemigos y poniendo su vida en manos de Dios. Fueron fusiladas, por su condición de religiosas, el 9 de diciembre de 1936, en el Picadero de Paterna.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. JOSEFA MARTÍNEZ PÉREZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Agosto 1897 in Alberique, Valencia (España)
martirio: 15 Octubre 1936 in Llosa de Ranes, Valencia (España)

2. MICAELA HERNÁN MARTÍNEZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Mayo 1881 en Burgos (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

3. MARÍA LUISA BERMÚDEZ RUIZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 10 Octubre 1893 in Subugueira, Coruña (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

4. MARTINA VÁZQUEZ GORDO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 30 Enero 1865 en Cuéllar, Segovia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en Algar de Palancia, Castellón (España)

5. ROSARIO CIÉRCOLES GASCÓN, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Octubre 1873 en Zaragoza (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

6. JOAQUINA REY AGUIRRE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 23 Diciembre 1895 en Bilbao, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

7. VICTORIA ARREGUI GUINEA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 19 Diciembre 1894 en Begoña, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

8. JOSEFA LABORRA GOYENECHE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Febrero 1864 en Sangüesa, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

9. CARMEN RODRÍGUEZ BANAZAL, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Marzo 1876 en Cea, Orense (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

10. ESTEFANÍA IRISARRI IRIGARAY, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Diciembre 1878 en Peralta, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

11. MARÍA PILAR NALDA FRANCO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 24 Mayo 1871 en Algodonales, Cádiz (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

12. ISIDORA IZQUIERDO GARCÍA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 02 Enero 1885 en Páramo del Arroyo, Burgos (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

13. DOLORES BROSETA BONET, laica de la arquidiócesis de Valencia
nacimiento: 1892 en Bétera, Valencia (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

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Por: Pedro Gómez, C.M. | Fuente: Somos.Vicencianos.org

Religiosa y Mártir

Martirologio Romano: En la Comunidad Valenciana, España, Beatas Josefa Martínez Pérez y 11 religiosas profesas de la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes junto a Dolores Broseta Bonet, laica, fueron asesinadas por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Nació en Cea (Orense) el 26 de abril de 1877. Sus padres Francisco y Rosa, la educaron cristianamente y le proporcionaron una educación básica de cultura general en la escuela de la villa. A los 20 años ingresó en la Compañía de las Hijas de la Caridad, el 16 de agosto de 1897, después de realizar la prueba en el Hospital de mujeres incurables de Madrid. Su padre, que era Guardia Civil y buen cristiano, facilitó su entrada en la Compañía.

Ilusionada hace realidad su llamada

Una vez terminada su formación inicial, fue destinada al Colegio-Asilo de Bétera (Valencia) donde ejerció su ministerio como maestra de párvulos, también daba clase a muchachas mayores, les enseñaba a bordar y zurcir, tocaba el armonium y dirigía el coro en la capilla. Piadosa, observante y trabajadora, preparaba con esmero las clases y catequesis que daba. También ayudaba a algunas familias en sus casas. Cuando se enteraba de que la enfermedad postraba en cama a la madre de la casa, se hacía presente en ella y se ofrecía para ayudar. Lo primero que hacía era asear a los hijos pequeños y se los llevaba al Asilo.

En 1935 fue nombrada superiora de la Comunidad y al año siguiente, al estallar la revolución, sufrió el asedio y persecución en las mismas circunstancias que su compañera

Sor Carmen Rodriguez y demás Hermanas. Fue martirizada en la misma fecha y lugar. Murió a los 59 años, rezando y perdonando a los que la iban a matar.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. JOSEFA MARTÍNEZ PÉREZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Agosto 1897 in Alberique, Valencia (España)
martirio: 15 Octubre 1936 in Llosa de Ranes, Valencia (España)

2. MICAELA HERNÁN MARTÍNEZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Mayo 1881 en Burgos (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

3. MARÍA LUISA BERMÚDEZ RUIZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 10 Octubre 1893 in Subugueira, Coruña (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

4. MARTINA VÁZQUEZ GORDO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 30 Enero 1865 en Cuéllar, Segovia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en Algar de Palancia, Castellón (España)

5. ROSARIO CIÉRCOLES GASCÓN, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Octubre 1873 en Zaragoza (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

6. JOAQUINA REY AGUIRRE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 23 Diciembre 1895 en Bilbao, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

7. VICTORIA ARREGUI GUINEA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 19 Diciembre 1894 en Begoña, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

8. JOSEFA LABORRA GOYENECHE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Febrero 1864 en Sangüesa, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

9. CARMEN RODRÍGUEZ BANAZAL, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Marzo 1876 en Cea, Orense (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

10. ESTEFANÍA IRISARRI IRIGARAY, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Diciembre 1878 en Peralta, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

11. MARÍA PILAR NALDA FRANCO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 24 Mayo 1871 en Algodonales, Cádiz (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

12. ISIDORA IZQUIERDO GARCÍA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 02 Enero 1885 en Páramo del Arroyo, Burgos (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

13. DOLORES BROSETA BONET, laica de la arquidiócesis de Valencia
nacimiento: 1892 en Bétera, Valencia (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

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11:38 p.m.

Por: Pedro Gómez, C.M. | Fuente: somos.vicencianos.org

Religiosa y Mártir

Martirologio Romano: En la Comunidad Valenciana, España, Beatas Josefa Martínez Pérez y 11 religiosas profesas de la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes junto a Dolores Broseta Bonet, laica, fueron asesinadas por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Nació el 26 de diciembre de 1878 en Peralta, (Navarra), en el seno de una familia dedicada a la agricultura. Sus padres, Ildefonso y Juana, muy buenos cristianos, la educaron cristianamente. Para completar su educación, en su adolescencia, la enviaron a Palencia, con una tía suya, Hija de la Caridad. Allí completó sus estudios primarios en las Escuelas de La Milagrosa, anexas al Hospital.

En contacto con las Hermanas, ingresó en la Asociación de Hijas de María, muy pujante entonces en la capital palentina. Como miembro de la Asociación cultivó la vida de oración y el servicio a los pobres, guiada por sus educadoras. En este ambiente percibió la llamada de Dios para ser Hija de la Caridad. Realizó la prueba y Postulantado en el Hospital de San Bernabé de Palencia, acompañada por su tía.

Maestra de párvulos muy querida

Ingreso en la Compañía el 21 de noviembre de 1896. Pasado el tiempo de formación fue enviada a Bétera (Valencia). Éste fue su único destino en el que ejerció de maestra de párvulos durante 39 años.

Sor Estefanía era una hermana de gran abnegación, paciencia, bondad y un exquisito amor a los más pobres por los que tenía verdadera debilidad. En Comunidad, fue ejemplo de muchas virtudes, particularmente de las propias de las Hijas de la Caridad: humildad, sencillez y caridad. Su acogida era excepcional y siempre se manifestaba contenta y cordial, compasiva y disponible.

Durante la recogida de la naranja, las mamás le dejaban a sus pequeños, sabiendo que iban a estar muy bien atendidos. Su cara expresaba la santidad de su corazón, dicen algunos de los testigos que la conocieron y trataron. Cuidaba también del lavadero y hasta tenía el encargo del Ayuntamiento de dar cuerda al reloj del Castillo.

Valoró de nuevo el calor de la comunidad

Llegado el momento de la persecución, marcho a Concentaina (Alicante), con otra Hermana, a casa de unos primos, pero viendo que era un compromiso para aquella familia, regresó a Valencia a unirse con la Comunidad. A su llegada a la capital, se vio obligada a pasar la noche en un banco de la Alameda, donde los comunistas la cogieron y la llevaron a la comisaría. Aunque iba vestida de seglar, la delató el rosario grande del hábito que llevaban entonces las Hermanas. Lo llevaba colgado de la cintura debajo de la falda. Llevar un signo religioso en aquellos tiempos era un gran delito. Por eso fue detenida. Pero al llevarla a la Comisaría, la vieron tan buena persona, que una señora miliciana de las presentes la dijo: “Váyase y rece cuanto quiera”. Dolores Broseta le llevó con las otras Hermanas a la pensión donde estaban refugiadas. Al verla, sus compañeras la abrazaron y todas se echaron a llorar de emoción. Al preguntarle cual era el motivo de su regreso, contestó que quería ser mártir como Sta. Estefanía (su santa patrona), pues tenía el presentimiento de que la Comunidad de Bétera iba a ser una Comunidad mártir.

También sufrió el martirio el 9 de diciembre de 1936, a los 58 años, en las mismas circunstancias y lugar que sus compañeras de Comunidad.

Este grupo de mártires está integrado por:

1. JOSEFA MARTÍNEZ PÉREZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Agosto 1897 in Alberique, Valencia (España)
martirio: 15 Octubre 1936 in Llosa de Ranes, Valencia (España)

2. MICAELA HERNÁN MARTÍNEZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Mayo 1881 en Burgos (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

3. MARÍA LUISA BERMÚDEZ RUIZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 10 Octubre 1893 in Subugueira, Coruña (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

4. MARTINA VÁZQUEZ GORDO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 30 Enero 1865 en Cuéllar, Segovia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en Algar de Palancia, Castellón (España)

5. ROSARIO CIÉRCOLES GASCÓN, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Octubre 1873 en Zaragoza (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)

6. JOAQUINA REY AGUIRRE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 23 Diciembre 1895 en Bilbao, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

7. VICTORIA ARREGUI GUINEA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 19 Diciembre 1894 en Begoña, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)

8. JOSEFA LABORRA GOYENECHE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Febrero 1864 en Sangüesa, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

9. CARMEN RODRÍGUEZ BANAZAL, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Marzo 1876 en Cea, Orense (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

10. ESTEFANÍA IRISARRI IRIGARAY, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Diciembre 1878 en Peralta, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

11. MARÍA PILAR NALDA FRANCO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 24 Mayo 1871 en Algodonales, Cádiz (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

12. ISIDORA IZQUIERDO GARCÍA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 02 Enero 1885 en Páramo del Arroyo, Burgos (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

13. DOLORES BROSETA BONET, laica de la arquidiócesis de Valencia
nacimiento: 1892 en Bétera, Valencia (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)

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LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


SOLEMNIDAD





Solemnidad de la Concepción Inmaculada de la bienaventurada Virgen María, que, realmente llena de gracia y bendita entre las mujeres, en previsión del nacimiento y de la muerte salvífica del Hijo de Dios, desde el mismo primer instante de su Concepción fue preservada de toda culpa original, por singular privilegio de Dios. En este mismo día fue definida, por el papa Pío IX, como verdad dogmática recibida por antigua tradición (1854).

Todo lo que se refiere a la Santísima Virgen María es un maravilloso misterio. Como la primera y más importante de las prerrogativas suyas es su condición de ser Madre de Dios, todo lo que deriva de ello-el caso de ser Inmaculada, por ejemplo- es una consecuencia de su especialísima, impar e irrepetible situación en medio de los hombres.

De hecho, en un tiempo concreto, justo en 1854, el papa Pío IX, de modo solemne y con todo el peso de su autoridad suprema recibida de Jesucristo, afirmó que pertenecía a la fe de la Iglesia Católica que María fue concebida sin pecado original. Lo hizo mediante la bula definitoria Ineffabilis Deus donde se declaraba esa verdad como dogma de fe.

Poco a poco fue descubriéndolo en el andar del tiempo y atendiendo a los progresos de la investigación teológica, al mejor conocimiento de las ciencias escriturísticas, a lo que era realidad viva en el espíritu y vida de los católicos y después de consultado el sentir del episcopado universal.

No es en ningún momento un gesto debido al capricho de los hombres ni a presiones ambientales o conveniencias económicas, políticas o sociales por las que suelen regirse las conductas de los hombres. No; es más bien la fase terminal y vinculante de un largo y complejo proceso en que se va desarrollando desde lo más explicito y directo hasta lo implícito o escondido y siempre al soplo del Espíritu Santo que asiste a la Iglesia por la promesa de Cristo. Por tanto, la definición dogmática no es la creación de una verdad nueva hasta entonces inexistente, sino la confirmación por parte de la autoridad competente de que el dato corresponde al conjunto de la Revelación sobrenatural. Por eso, al ser irreformable ya en adelante, asegura de manera inequívoca las conciencias de los fieles que al profesarla no se equivocan en su asentimiento, sino que están conforme a la verdad.

El libro del Génesis, la Anunciación de Gabriel trasmitida en el tercer evangelio, Belén donde nace el único y universal Redentor, El Calvario que es Redención doliente y el sepulcro vacío como triunfante se hacen unidad para la Inmaculada Concepción.

Los Santos Padres y los teólogos profundizaron en el significado de las palabras pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya reveladas y en los hechos; relacionaron las promesas primeras sobre un futuro Salvador, descendencia de la mujer, que vencería en plenitud al Maligno con aquellas palabras lucanas llena de gracia salidas del ángel Gabriel. Compararon a la Eva, madre primera de humanidad pecadora y necesitada de redención, con María, madre del redentor y de humanidad nueva y redimida. Pensaron en la redención universal y no podían entender que alguien -María- no la necesitara por no tener pecado. Con los datos revelados en la mano se estrujaron sus cabezas para entender la verdad universal del pecado original transmitido a todo humano por generación. Jugaron con las palabras Eva -genesíaca-, y Ave -neotestamentaria-, ambas del único texto sagrado, viendo en el juego maternidad analógica por lo común y lo dispar. Vinieron otros y otros más hablando de la dignidad de María imposible de superar; el mismo pueblo fiel enamorado profesaba la conveniencia en Ella de inmunidad, pero aún quedaban flecos sin atar. Salió algún teólogo geniudo diciendo ¡imposible! y otro sutil, que hilaba muy fino, afirmó que mejor es prevenir que curar la enfermedad para afirmar que la redención sí era universal y María la mejor redimida.

Solucionadas las aparentes contradicciones de los datos revelados que ataban todos los cabos sueltos y comprendido cuanto se puede entender en la proximidad del misterio, sólo quedaba dar la razón de modo solemne a la firme convicción de fieles y pastores en el pueblo de Dios que intuía, bajo el sereno soplo del Espíritu, que por un singular privilegio la omnipotencia, sabiduría y bondad infinitas de Dios habría aplicado, sin saber cómo, los inagotables méritos del Hijo Redentor a su Santísima Madre, haciéndola tan inocente desde el primer instante de su concepción, como lo fue después y para siempre, por haberla amado más que a ninguna otra criatura y ser ello lo más digno por ser la más bella de todo lo que creó. Así lo hizo, aquel 8 de diciembre, el papa Pío IX cuando clarificó para siempre el significado completo de llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.

Mientras los teólogos estudiaban y discutían todos los pormenores, los artistas les tomaron la delantera, sobre todo los españoles Murillo, Ribera, Zurbarán, Valdés Leal y otros; también no españoles como Rubens o Tiepolo. Ponían en sus impresionantes lienzos a la Inmaculada con túnica blanca y manto azul, coronada de doce estrellas, que pisaba con total potestad y triunfo la media luna y la humillada serpiente.

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Eremita

Martirologio Romano:Conmemoración de san Patapio, solitario, el cual, oriundo de la Tebaida, vivió en Constantinopla, en Blaquernas, y fue sepultado en el monasterio de los egipcios (s. V/VI).

Nació en Tebas, Egipto, de joven dejó a sus piadosos padres, su herencia y a sus conocidos para vivir en el desierto egipcio, devoto de la oración incesante. Después de muchos años, a pesar de su deseo por la soledad, muchísimos peregrinos le pedían sus oraciones y consejo. Para librarse de las atenciones de los hombres, hizo una cosa sorprendente: abandonó el desierto y se mudó a Constantinopla, se instalando en Blachernae, donde, por el alboroto de la ciudad, podía pasar inadvertido.

Cuando creció en la obediencia a los mandamientos de Cristo, la gracia de obrar milagros creció en él, y otra vez se hizo muy conocido. Una vez un hombre ciego se lanzó ante Patapios en la calle, y el santo lo curó en un instante invocando el nombre de Cristo. Una vez sanó a un hombre lisiado por la hidropesía, ungiéndolo con el aceite de un candil.

Después de haber sido una bendición para la iglesia por años con sus oraciones y milagros, San Patapios se durmió en paz, y fue enterrado en la iglesia del Monasterio de los Egipcios cerca de Constantinopla. En 1904 sus reliquias preciadas e incorruptas fueron descubiertas en una construcción de un monasterio pequeño cerca de Corintio. Desde ese momento el monasterio ha estado dedicado a San Patapios, y muchos milagros son obrados allí.

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"La Violeta de Nobol"

Martirologio Romano: En Lima, ciudad de Perú, beata Narcisa de Jesús Martillo Morán, virgen, que, privada de padres y desprovista de sustento, después de muchos trabajos fue recibida en la hospedería de un cenobio, donde se dio a la oración continua y a la áspera penitencia.

Fecha de beatificación: 25 de octubre de 1992 por S..S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI

Etimología: Narcisa = aquella que produce sopor, en referencia a la flor del mismo nombre; es de origen griego

Breve Biografía


Nació el 29 de Octubre 1832, en Nobol, arquidiócesis de Guayaquil (Ecuador) el día de San Narciso.

Sus padres eran agricultores y buenos cristianos. La fecha de su bautismo es desconocida.

Contaba con 7 años cuando recibió el sacramneto de la Confirmación de manos de Mons. Francisco Javier de Garaicoa, primer Obispo de Guayaquil, el 16 de Septiembre de 1839, dentro de las fiestas patronales del Señor de los Milagros de Daule.

A los 15 años aprendió el oficio de costurera que ejerció a domicilio y en las familias vecinas. Desde muy joven recibió como don del Espíritu Santo, un gran amor a la Oración: dejaba a menudo los juegos y los amigos para retirarse a su habitación o junto a un árbol de guayabo en la hacienda familiar, para orar.

Pasó su vida en familia, dedicada a las tareas domésticas y a la costura, creando una admósfera de caridad, alegría y paz entre sus cuatro hermanos y sus cuatro hermanas.

Siendo niña perdió a su madre. Así, ella tuvo que encargarse de la crianza y educación de sus hermanos menores. En esos años conoció la vida de Santa Marianita de Jesús, quien apenas había sido beatificada poco tiempo antes, y a quien imitará con su vida, hasta tal punto que uno de sus directores espirituales escribió “basta leer la vida de Santa Marianita para conocer las virtudes de Narcisa”.

De esa época de su vida se recuerda su caridad, su alegría, su gran amor por la oración y la gran importancia que le daba a la dirección espiritual.

Cuando tenía 18 años muere su padre, y ella emigra a Guayaquil. Allí trabaja como costurera y comienza a dirigirse con Luis Tola, quien después será obispo de Portoviejo.

En la catedral de Guayaquil, y antes en la parroquia de Daule, dedicó mucho tiempo al apostolado, especialmente a los niños, a quienes les enseñaba catecismo. También trabajó con jóvenes abandonadas y refugiadas en la “Casa de las Recogidas” y visitaba a los enfermos y moribundos. Después se trasladó algún tiempo a Cuenca para atender a Monseñor Amadeo Millán, quien era su director espiritual, y que había contraído tuberculosis.

En 1867, cuando fallece monseñor Millán, regresa a Guayaquil, a la “Casa de las Recogidas”, donde, junto con la Beata Mercedes de Jesús Molina, enseña costura a las niñas huérfanas.

Algunos de sus directores han destacado el amor que ella tenía a Jesús en la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Cuando vivía en Guayaquil perteneció a la Asociación Piadosa de Hijas de María, cuyo programa consistía en la práctica de las virtudes cristianas a imitación de María y en las obras de apostolado y de caridad.

En 1868 se trasladó a Lima (Perú) para continuar la dirección espiritual con el sacerdote franciscano Pedro Gual, quien poco después partió para Roma. Por esto tuvo que comenzar a dirigirse con el p. Manuel Medina, de quienes son la mayoría de los escritos que nos han llegado sobre ella. Este sacerdote, previendo un posible proceso de beatificación, los hizo corroborar con la firma de un Notario Público.

En Lima vivió en el Convento del Patrocinio como huésped o como pensionista, nunca como religiosa, ganándose el sustento con las labores de su propia mano.

En Septiembre de 1869 se inicia su última enfermedad. En los últimos momentos de su vida los dolores de su enfermedad se hicieron muy intensos, pero ellas los soportó heroicamente, abandonándose a la voluntad de Dios, y ofreciéndose como víctima por la conversión de los pecadores. Falleció el 8 de Diciembre después de haber comulgado.

Fue beatificada por San Juan Pablo II el 25 de Octubre de 1992 y canonizada el 12 de Octubree de 2008 por el Papa Benedicto XVI.

Sus milagrosas intercesiones

Para su beatificación

Juan Pesántez Peñaranda es un hombre solitario. Nunca se casó y tampoco conoce sus orígenes familiares porque a los nueve meses fue regalado a una pareja en Gualaceo, la que a los 10 años abandonó para ir a trabajar en las bananeras de Pasaje, en El Oro.

Allá fue donde se golpeó la frente con un tallo de plátano, lo que le originó varios tumores, que luego se comprobaron eran cancerosos. Pero en 1967, tras repetidas intervenciones quirúrgicas que no le ayudaron a superar el mal que padecía, recibió “la sanación de Narcisita”, dice, mientras limpia los pasillos del colegio La Inmaculada, de Guayaquil, donde trabaja por más de tres décadas.

Tenía algo más de 20 años y muchos le decían que pida un milagro.

Pero él no creía. “Solo tenía fe en un Dios lejano”, dice, y cuenta que un día, mientras estaba en el hospital Luis Vernaza, se le acercó un policía quien le sugirió que le escriba a “Narcisita, que era milagrosa, pero le dije que no creía en eso y me quedé dormido”.

Sin embargo, mientras descansaba tuvo un sueño. Ahí habló con ella y le dijo: ‘Narcisita, si es de curarme, ¡cúrame!, sino ¡llévame!’. “Y me respondió ‘te vas a curar. Anda ponle una velita a la Virgen’. Cuando me desperté conté a todos que me iba a sanar, pero la mayoría pensaban que la enfermedad me había vuelto loco”

Para sorpresa de todos, la curación fue real, una comisión médica del Vaticano revisó el caso de Pesántez y en 1991 lo calificó como “un milagro de curación de Narcisa de Jesús”.

Cuenta que tras la sanación, su fe en Dios creció. Llegó a ser de la corriente carismática, actualmente no participa ya de ese grupo pero su fe no a claudicado, va regularmente a misa y visita con frecuencia la iglesia San José, en Guayaquil, donde estaban los restos de Narcisa cuando él superó el cáncer.

Para su canonización

Edermina Victoria Arellano Plúas, que para el 2008 tenía 20 años, y estaba por terminar sus estudios de colegio, Luego desea trabajar como secretaria.

Ella vive en Nobol, donde aprendió el oficio de corte y confección, pero no se imagina vivir dedicada a la costura como lo hiciera Santa Narcisa de Jesús Martillo, a quien, dice, debe la vida.

La joven que, según la Iglesia, recibió un milagro de la sierva, tras la reconstrucción de sus genitales externos, se considera una devota de la Beata, aunque no intenta seguir sus pasos.

Edermina se imagina en una oficina contestando llamadas y manejando el computador, y no descarta casarse y tener hijos.

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11:38 p.m.

Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04

XXVII Papa

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Eutiquiano, papa (283).

San Eutiquiano nació en Luni, en Etruria, en 275 y murió en 283. Se sabe muy poco de él. Su pontificado fue bajo el imperio de Probo. Durante su pontificado la Iglesia fue objeto de muchas persecuciones y los mártires fueron muchísimos.

Hombre sencillo y misericordioso, se dio a la tarea de dar cristiana sepultura a multitud de cristianos que murieron martirizados por no negar su fe, recorriendo diversos sitios; en un mismo día dio sepultura a más de 300. Dispuso que que sus cuerpos fueran envueltos no en una simple sábana blanca, como era costumbre, sino cubiertos con una dalmática roja, rica túnica reservada al emperador. En la liturgia actual la llevan los diáconos en las funciones solemnes.

Instituyó la bendición de la recolección de los campos.

Murió mártir en Roma, víctima de la persecución pagana. Fue enterrado en las catacumbas de San Calixto, siendo el último Papa allí sepultado.

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5:04 p.m.
SAN SOFRONIO 

OBISPO DE CHIPRE





Sofronio = prudente. Viene de la lengua griega.


Este nombre te parece raro. Y lo es, pero si recuerdas la historia, sabrás que fue uno de los siete sabios de Grecia en la antigüedad.

El fue un estudioso escritor que nació en Siracusa y vivió en el siglo VI antes de Cristo.

En el calendario cristiano aparecen dos santos con este nombre. Uno de ellos celebra su fiesta en marzo, Sofronio el “sofista”, es decir, el sabio por el conocimiento que tenía de la filosofía griega.

Nació en Damasco. Se pasó veinte años con un ermitaño para aprender el arte de ser santo.

El mismo patriarca de Alejandría le pidió que fuera a su lado para que le ayudase a luchar contra los herejes orientales, sobre todo contra los Monotelitas.

Pasado algún tiempo, se convirtió en el patriarca de Jerusalén. Sintió pena al ver la ciudad de los cristianos en manos de los musulmanes. Era el año 638.

Su celo pastoral le llevó a ayudar, consolar y a desvivirse por los fieles cristianos.

Creía que algún día podría ser mártir, aunque no tuvo ocasión, a pesar de su difícil trabajo.

El Sofronio del 8 de diciembre vivió también en un ambiente griego. Fue obispo de Chipre y sucesor de san Damián..


El martirologio romano le dedica estas palabras:"El fue, en un mundo admirable, el protector de los pobres, los huérfanos y de las viudas. Alivió a los pobres y a los oprimidos".

11:38 p.m.

Obispo y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Ambrosio, obispo de Milán, y doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor el día cuatro de abril, fecha que en aquel año coincidía con la vigilia pascual, pero que se le venera en el día de hoy, en el cual, siendo aún catecúmeno, fue escogido para gobernar aquella célebre sede, mientras desempeñaba el oficio de Prefecto de la ciudad. Verdadero pastor y doctor de los fieles, ejerció preferentemente la caridad para con todos, defendió valerosamente la libertad de la Iglesia y la recta doctrina de la fe en contra de los arrianos, y catequizó el pueblo con los comentarios y la composición de himnos. († 397).

Breve Biografía


El joven prefecto de Liguria y de Emilia, Ambrosio, nació en Tréveris hacia el año 340 de una familia romana. Todavía era catecúmeno, cuando por aclamación del pueblo fue elegido a la sede episcopal de Milán, el 7 de diciembre del 374. En cuestión de religión cristiana tenía que aprender casi todo, y se dedicó sobre todo al estudio de la Biblia con tanto empeño que pronto la aprendió a fondo. Pero Ambrosio no era un intelectual puro; era sobre todo un óptimo administrador de su comunidad cristiana. Fue un verdadero padre espiritual de los jovencitos emperadores Graciano y Valentiniano II y del temible Teodosio I, a quien no dudó en reprochar duramente, exigiéndole una penitencia pública como expiación por haber hecho asesinar al pueblo de Tesalónica para acabar con una revuelta. Ambrosio es el símbolo de la Iglesia que renace después de los duros años del ocultamiento y de las persecuciones. Por medio de él la Iglesia de Roma trató sin nada de servilismos con el poder político.


Sus cualidades personales fueron las que le atrajeron la devota atención de todos. La actividad cotidiana de Ambrosio estaba dedicada a la dirección de su propia comunidad, y cumplía sus compromisos pastorales predicando a su pueblo más de una homilía semanal. San Agustín, quien fue un asiduo oyente de los sermones de San Ambrosio, nos cuenta en sus Confesiones que el prestigio de la elocuencia del obispo de Milán era muy grande y muy eficaz el tono de este apóstol de la amistad.

Sus libros publicados que han llegado hasta nosotros son las rápidas transcripciones y reutilizaciones de sus discursos, poco o nada revisados. Sus famosos Comentarios exegéticos, antes de ser reunidos en volúmenes, habían sido predicados a la comunidad cristiana de Milán. En ellos se nota el tono familiar del pastor que se dirige con amable sencillez a sus fieles. En ellos se siente palpitar el corazón de un gran obispo, que logra suscitar conmovedora emoción en sus oyentes con argumentos llenos de emotividad y de interés. Como buen pastor le gusta enseñar cantos litúrgicos a su pueblo. Por eso compuso un buen número de himnos, algunos son todavía familiares en la liturgia ambrosiana. Fue él quien introdujo en occidente el canto alternado de los salmos.

Entre sus escritos que no tienen relación directa con su predicación, recordamos el De officiis ministrorum, porque, recalcando el conocido texto ciceroniano y acogiendo todos sus elementos, demuestra que el cristianismo puede asimilar sin peligro de alterar el significado de la buena noticia esos valores morales naturales que el mundo pagano y romano en particular supo expresar. Ambrosio murió en Milán el 4 de abril del 397.

¿Quieres saber más? Consulta EWTN


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11:38 p.m.

Por: . | Fuente: Cpalsj.org

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: Santos mártires Juan de Brébeuf e Isaac Jogues, presbíteros, y compañeros de la Compañía de Jesús, en el día en que san Juan de la Lande, religioso, fue asesinado por los paganos en el lugar llamado Ossernenon, entonces en territorio del Canadá (hoy Auriesville, estado de Nueva York), el mismo lugar donde algunos años antes había conseguido la corona del martirio san Renato Goupil. Son venerados conjuntamente sus santos compañeros Gabriel Lalemant, Antonio Daniel, Carlos Garnier y Natal Chabanel, que en la región canadiense, en días distintos, después de fatigar en la misión del pueblo de los hurones para anunciar el evangelio de Cristo a aquellos pueblos, terminaron muriendo mártires ( 1649)
Este santo es muy querido en la Compañía de Jesús. Desde muy joven se entregó con gran generosidad al llamado de Dios. Siempre fue un hombre feliz. En su vida no parece haber una sombra de tristeza. La consolación espiritual lo acompaña en todas las etapas.

Nacimiento y patria

Carlos Garnier nace el 25 de mayo de 1606, en la ciudad de París. Sus padres tienen grandes medios económicos. Son católicos fervorosos y se preocupan por la buena formación de los hijos. La prudencia del padre y la devoción de la madre fueron su mejor escuela.

De esa familia, tan religiosa, salieron cuatro hombres consagrados: Carlos para la Compañía, Enrique para los Carmelitas, José para los Capuchinos y Antonio para el clero diocesano.

En el Colegio de los jesuitas

Cuando llega la edad de empezar los estudios secundarios, Carlos es matriculado en el Colegio de Clermont de la Compañía de Jesús, el más importante de Francia. Es bien acogido. Se siente a gusto y pronto se distingue en todo. Tiene facilidad para los estudios, y con agrado ingresa a la Congregación Mariana de los alumnos mayores (hoy, Comunidades de Vida cristiana, CVX).

Su padre es generoso con el dinero. Carlos recibe siempre una buena cantidad para sus gastos personales. Pero el muchacho gasta solamente lo indispensable. El resto, todos los meses, va a parar a la alcancía que los jesuitas han destinado para la ayuda de los presos de la cárcel.

Un día pasea por el Puente Nuevo. En los escaparates hay algunos libros inconvenientes. Los compra todos y los destruye. Cuando le preguntan, dice con natural simpatía: "Alguno podría comprarlos y al leerlos podría, tal vez, ofender a Dios".

El ingreso a la Compañía

Sin dudar, como algo muy natural, decide a los 18 años ingresar a la Compañía de Jesús.

Su padre siente tristeza cuando el buen hijo decide partir. Sufre en silencio. Se sobrepone y, con entereza, lo acompaña hasta el Noviciado, el 5 de septiembre de 1624.

Las palabras del señor Garnier al Superior le muestran a Carlos el temple de su padre: "Estoy tranquilo. Si yo no quisiera a la Compañía no daría a mi hijo. Desde que nació jamás ha desobedecido, jamás ha dado la menor molestia".

En el Noviciado, Carlos se entrega como él sabe hacerlo, como es su costumbre. No parece sentir la menor molestia. La vida religiosa le es agradable. Con suavidad, se acomoda a todo hasta en los pequeños detalles.

Sus compañeros de noviciado pasan a ser, ahora, sus mejores amigos. A algunos los conoce desde el Colegio. Pedro Chastellain es su compañero de ingreso, desde el primer día. La amistad va a continuar en las misiones del Canadá. Francisco José Le Mercier será también su compañero en la misión. En una carta a su hermano Enrique, el carmelita, le escribe: "Cuando ruegues por mí, ruega también por Pedro, mi mejor amigo".

La formación tradicional

Carlos con alegría y paz, sin sobresaltos, continúa la formación que dan los jesuitas a los ingresados para el sacerdocio.

Los votos de pobreza, castidad y obediencia los hace el 6 de septiembre de 1626, en la casa del Noviciado. Para él es un día de plena felicidad.

De inmediato, es destinado al Colegio de Clermont para hacer los estudios de filosofía. ¿Qué pasa? Todo parece resultarle fácil. Ni siquiera se imagina que puedan venir dificultades.

En octubre de 1629, está en el Colegio de Eu, en la Normandía francesa. Es la experiencia del magisterio. Debe enseñar literatura. Las dificultades tampoco se presentan en esta etapa. Tiene cualidades y mucho ánimo. Con gusto se entrega a sus alumnos. Él siente que el Señor le allana los caminos.

El primer contacto con Juan de Brébeuf

En el Colegio de Eu se encuentra con un gigante. Es el P. Juan de Brébeuf, el fundador de la misión de los hurones, quien ha debido volver a Francia al ser expulsado por los ingleses después de la caída de Quebec.

Las conversaciones con Brébeuf son interminables. Con él sigue las peripecias por el gran río San Lorenzo. Parece ir por los bosques y las nieves sin fin. Conoce las costumbres, las supersticiones y las guerras de las tribus. Comparte con Juan el anhelo de convertir a esos pueblos tan abandonados. El deseo por la misión empieza a anidar en el corazón de Carlos.

La ordenación sacerdotal

Los estudios de teología los hace también en el Colegio de Clermont. El caminar en la Compañía lo hace dichoso. Ahí madura su vocación a las misiones del Canadá. La preparación al sacerdocio y a la misión, para él, corren paralelas.

La ordenación sacerdotal la recibe en París, al terminar su tercer año de teología. Es una gracia que Carlos recibe con honda gratitud. Considera como un regalo de Dios el poder asistir al año siguiente, en ese mismo altar, a la ordenación del P. Isaac Jogues, otro de sus amigos que quiere ser misionero como él.

Carlos Garnier es destinado al Canadá al terminar la teología. Él lo ha pedido con insistencia. Los Superiores lo conocen bien. Saben que la misión es dura, pero él tiene el corazón firme y una virtud muy bien probada. Le ponen, eso sí, una condición: hablar con su padre y obtener su aprobación y bendición.

La Misión del Canadá

Al señor Garnier le resulta muy difícil bendecir, por esta separación, al hijo tan querido. Ha sido muy dura la separación cuando se hizo jesuita, pero esta segunda es extremadamente dolorosa.

Carlos respeta, siente el cariño del padre. Pero ante Dios insiste con mucha fuerza. Un año dura el combate. Al fin obtiene lo que quiere.

El 8 de abril de 1636 sale la flota desde el puerto de Dieppe. Él va feliz. Su amigo, el P. Isaac Jogues, viaja en la misma nave. Juntos comienzan la conquista del nuevo mundo.

La travesía resulta fácil, sin tormentas. Con Isaac tiene el consuelo de decir la misa casi diariamente. Fueron dos meses. Una carta a su padre encierra sus sentimientos:

"El viaje podría haber sido duro, pero el capitán lo hizo fácil. En estos dos meses, solamente, doce días no pudimos celebrar Misa. Nuestra capilla era la cabina del capitán. Una parte de la tripulación asistía a la primera misa, la otra a la segunda. A la elevación se disparaban los mosquetes. En los domingos truena la artillería. El capitán y muchos otros comulgan. Enseñamos catecismo y leímos a todos las vidas de los santos".

Su corazón va lleno de alegría. El agradecimiento a Dios es grande. No sólo porque él va en viaje a la misión, sino también porque sabe que en otra de las ocho naves de la flota va también su amigo el P. Pedro Chastellain.

A la Misión de los hurones

El 1 de julio de 1636, recibe el encargo de dirigirse a Trois Rivières. Desde allí deberá salir hacia los hurones. Su compañero de misión es el P. Pedro Chastellain, su gran amigo. Ambos tienen la misma edad, 29 años. Juntos han ingresado a la Compañía de Jesús y juntos van a la misión que tanto han deseado. Carlos se siente como un preferido de Dios.

El viaje resulta también sin mayores tropiezos. Los hurones se muestran buenos y los tratan con cariño. Pedro y Carlos parecen encantados. Cada uno va en canoa distinta. A Carlos los hurones lo empiezan a llamar Uracha.

Escribe Carlos, el 8 de agosto: "Dios sea bendito. Ayer llegamos a Nipissirinien, sanos y salvos. El Señor se portó bien conmigo. No he remado en demasía. No he cargado sino mi propio equipaje. Solamente, por dos o tres días, debí cargar el equipaje de un hurón enfermo. A la isla llegamos en la vigilia de San Ignacio. Compramos grano. No encontramos enemigos, ni peligros".

El 13 de agosto, llega a Ihonatiria. El P. Chastellain está ahí desde el día anterior. El Superior es su amigo el P. Juan de Brébeuf, el más cariñoso de los padres. En la capilla de troncos agradece al Señor. Después, en la cabaña de paja comparte con los amigos. Todos cantan, y comen la pobre comida de los indios hurones.

Las terribles epidemias

La alegría no puede ser eterna. Unos días después de la llegada del P. Isaac Jogues, la peste irrumpe en la misión. Los jesuitas también caen. Carlos interrumpe los Ejercicios espirituales, que ha comenzado, y se entrega al cuidado de sus hermanos. Acompaña al gigante Brébeuf, pero pronto también lo derriba la fiebre. Fue duro el recibimiento de la misión tanto tiempo apetecida.

Los primeros apostolados

Una vez restablecido, el P. Juan de Brébeuf lo destina a hacer los primeros recorridos por las aldeas huronas. El 4 de diciembre, Carlos está en Ossossané, el 14 en Anenatea, para ayudar a una muchacha moribunda. Este viaje lo hace con su amigo el P. Francisco José Le Mercier.

Asiste a la fiesta que dan los hurones por su niña enferma, después a la danza de la muerte. Con los hurones canta y danza golpeando las ramas. Contempla con pena cómo colocan cenizas ardientes en las manos de la enferma. Terminada la fiesta, Carlos bautiza a la niña.

Un tiempo después, es destinado a iniciar la misión de Ossossané. Su trabajo es visitar, enseñar catecismo y practicar la amistad. No le parece difícil. Con agrado nota que el idioma de los hurones empieza pronto a perder sus secretos. Cada día lo habla con más soltura.

A Uracha los hurones no le tienen miedo. Lo dejan entrar a sus cabañas y bendecir a los niños. Uracha es incansable, cariñoso y un buen amigo.

Cuando los hurones abandonan a sus parientes moribundos, incapaces de soportar ellos mismos el hedor de la peste y el terrible temor a la muerte, ahí está Uracha. Con caridad, Carlos logra acercarse. Los lava, los acaricia, los alimenta y a los que van a partir los bautiza. Después llora con sus amigos los hurones.

En una carta a su padre, de 1637, manifiesta su temple:

"Estamos en las manos de Dios. El cuida de nosotros. Por supuesto, tenemos dificultades, pero somos felices. Te cuento, en Ossossané tenemos una fortaleza mejor que la Bastilla. Aquí, no hay cañones españoles que puedan asustar como en París. Estamos en paz. Nuestra defensa es de madera, palos de diez y doce pies. Tenemos una torre en un ángulo de la empalizada y estamos construyendo otras dos para asegurar los caminos de acceso.

¿Te acuerdas de mi fastidio por los estudios de medicina? Ahora ésta es una de mis principales ocupaciones. Preparo cataplasmas y suministro polvos. No te preocupes por mi salud. Nunca me he sentido mejor. Si tus amigos en Francia vivieran como yo, sé que estarían libres de muchas enfermedades.

Respecto al idioma, hago progresos. Anoto todas las palabras que escucho. Es cierto, no tengo mucho tiempo para escribir porque dedico casi todo el tiempo, desde la mañana hasta la noche, a predicar, a visitar a los enfermos, a recibir a los hurones en mi tienda".

Sobre los gustos artísticos de los pieles rojas escribe en una carta a su hermano Enrique, el carmelita:

"Necesito una pintura de Jesucristo, pero que no tenga barba. Si no es posible, que tenga muy poca, como si tuviera dieciocho años. La figura sobre la cruz debe ser muy clara, sin nadie al lado, para no distraer la atención. Sobre la cabeza de la Virgen María, haz poner una corona y un cetro en las manos, que el Niño esté en las rodillas. Esto ayuda a la imaginación de los hurones. No debes poner ninguna aureola, cámbiala por un sombrero. Los rayos pueden prestarse a equívocos, las cabezas deben estar siempre cubiertas.

Mándame un cuadro sobre la resurrección del último día, pero haz que las almas de los bienaventurados aparezcan extraordinariamente felices. Cuando representes el Juicio final, preocúpate de no confundir. Los muertos resucitados deben estar fuera de sus tumbas y, si se puede, iluminados. Las caras no deben pintarse de perfil, sino de frente y con los ojos muy grandes. Los cuerpos no deben estar completamente vestidos, por lo menos una parte debe estar desnuda. Los cabellos no deben ser rizados. Ninguna cabeza puede ser calva. Nadie debe usar barba. Nuestro Señor y Nuestra Señora deben ser muy blancos. Sus vestidos deben tener colores vivos: rosado, azul, escarlata; nunca verde ni café. Los santos que descienden del cielo deben ser blancos, como la nieve, con ornamentos relucientes, con una cara llena de risa y felicidad. Los condenados deben estar pintados de color negro y asados al fuego. Pon algunas llamas encima y dentro de la cabeza. Los ojos deben ser como brasas. La boca que esté abierta y de ella debe salir fuego, también de la nariz y de las orejas. Toda la cara debe aparecer atormentada, llena de arrugas. Las manos, los pies y los costados deben tener cadenas de fierro. Pon un terrible dragón, que se retuerza alrededor de las víctimas, y les muerda las orejas. Recuerda que las escamas de la bestia deben ser horribles, jamás de color azul. A cada lado de un condenado, pon dos demonios que lo torturen con arpones de fierro y un tercero que lo tire de los cabellos".

La Misión entre los petuns

Después de establecer la Residencia central de Santa María para la misión de los hurones, el nuevo Superior, el P. Pablo Raguenau, destinó a los Padres Isaac Jogues y Carlos Garnier a la región habitada por los petuns o tribu del Tabaco. Ambos deben iniciar allí un nuevo campo de evangelización.

El territorio de la nueva misión dista, hacia el occidente, a unas doce a quince leguas de la región de los hurones. El nombre de la tribu se debe a las grandes plantaciones de tabaco.

Los dos misioneros parten en noviembre de 1639. Para Carlos es un desafío que lo llena de alegría. El camino es duro en el invierno, tanto que ningún hurón acepta acompañarlos.

Se pierden en el bosque, los senderos han sido borrados por la nieve. Con hambre llegan a la primera aldea. Ellos la bautizan con el nombre de los Apóstoles Pedro y Pablo.

El recibimiento es muy duro. Nadie se atreve a darles hospitalidad. Las mujeres huyen espantadas a esconderse en las tiendas. Los muchachos siguen a sus madres dando gritos. Todos piensan que los carapálidas traen enfermedad y hambre. ¿Qué otra cosa pueden pensar al verlos arrodillados? Sin duda están preparando los maleficios.

Cada dos días deben seguir a otra aldea. Nadie desea tenerlos más tiempo. Isaac y Carlos no desmayan. Como les permiten vivir, ellos pueden continuar recorriendo los pueblos. No se quejan. Sólo están agradecidos.

Fueron tres meses muy duros. Al fin, regresan a Santa María con la cara llena de risa. No han logrado casi nada, pero están contentos porque piensan en el futuro.

El misionero insistente

Ocho meses después, Carlos Garnier regresa a la tribu de los hombres del tabaco. Esta vez, él es el Superior. Su compañero es el P. Pijart. Sabe que será mal recibido, pero tiene la decisión de quedarse entre ellos.

Al llegar a la aldea de los Apóstoles Pedro y Pablo, convoca a los jefes. Les habla con dulzura, distribuye regalos y solicita quedarse. Es escuchado sin interrupción. Cuando termina, uno de los sachems le responde:

"No queremos tus regalos. Deja pronto nuestro país si no quieres sufrir las consecuencias".

Pero Carlos, a pesar de la amenaza, decide quedarse.

Son otros meses de trabajo difícil y peligroso. Carlos sabe lo que busca y no desmaya. En dos ocasiones está a punto de morir, pero Dios parece liberarlo. "Nosotros te arrancaremos de la tierra, raíz venenosa".

La profesión solemne

En 1642, Carlos queda encargado de la misión de San José, en la aldea hurona de Teanaustayé. Esta es la época de la cosecha para Carlos Garnier. Domina el idioma, quiere profundamente a los hurones, sabe su oficio. A los pocos meses recoge a manos llenas.

"En un mes o dos han progresado en el conocimiento y en el amor de Dios, más de lo que yo hubiera esperado con un trabajo de uno o dos años".

La alegría de Carlos se interrumpe con la noticia terrible de la prisión de sus amigos Isaac Jogues y René Goupil en manos de los iroqueses. El martirio de René lo llora junto a sus hermanos. La oración, entonces, la dirige por la preservación de Isaac.

El día 30 de agosto de 1643, en la capilla de la misión de Santa María, Carlos hace su profesión solemne de cuatro votos en manos del Superior del Canadá, el P. Jerónimo Lalement. Carlos agradece a Dios la incorporación definitiva a esa Compañía de Jesús que tanto ama.

El sufrimiento de un gran amigo

En el mes de agosto de 1644, Carlos Garnier recibe las más increíbles noticias de sus hermanos jesuitas. Isaac Jogues, su entrañable amigo, ha regresado al Canadá. Sano y salvo. Ha sido torturado por los iroqueses. Ha podido huir gracias a la ayuda de los holandeses. Estuvo en Francia y ha regresado. ¡Cómo quisiera volar a su lado para abrazarlo! Con muchas lágrimas de consuelo, agradece a Dios por la vida del amigo. Pero la obediencia y los trabajos lo obligan a permanecer en Teanaustayé.

Los detalles de la odisea de Isaac los va sabiendo, uno tras otro. Ya conocía el hecho de la prisión, en manos iroquesas, el triste día del 30 de junio de 1642. Por la narración entregada por Isaac, ahora se impone del terrible viaje al interior del país de los mohaws. Una a una le cuentan las torturas. También los detalles del martirio de San René Goupil. En su interior, Carlos envidia al joven cirujano.

Isaac Jogues no ha querido decir mucho sobre su tiempo de esclavitud entre los iroqueses. Algo más ha contado sobre los holandeses del fuerte de Rensselaerswyck y de New Amsterdam. Han sido palabras agradecidas hacia esos amigos hugonotes. Ha narrado la huida, el viaje en velero, la llegada a Francia.

Carlos cree merecida la acogida triunfal en la corte francesa. Se alegra con la dispensa del Papa y goza con su regreso. Y ahora, admira el temple de su amigo que ha decidido partir nuevamente al país de los iroqueses.

De nuevo en la tribu de los petuns

En octubre de 1646, la misión de Teanaustayé es encargada al P. Antonio Daniel. Carlos Garnier y el P. Leonardo Garreau deben partir a la siempre deseada misión en la tribu del Tabaco. Esta vez, Carlos ha sido llamado por los sachems. Eso lo llena de alegría. La aldea Etharita del Clan de los Lobos y la aldea Ekarenniondi del Clan de los Ciervos solicitan que Uracha sea quien los lleve a la verdadera fe.

En ese terreno, que bien puede ser considerado virgen, Carlos siente que ha encontrado el campo y la perla tanto tiempo pesquisados. Es duro, pero también el consuelo es grande. Muy pronto establece firmemente dos misiones: la de San Juan y la de San Matías.

Lleva dos meses en su nuevo puesto. Una carta le trae pronto las noticias del martirio de sus amigos Isaac Jogues y Juan de La Lande en el país de los iroqueses. Carlos y Leonardo lloran, pero se consuelan en la fe. Saben que ambos son ahora sus mejores intercesores.

Una carta escrita al P. General, d el 25 de abril de 1647, dice casi todo de su trabajo entre los petuns:

"El buen P. Garreau y yo estamos casi siempre separados, porque él vive en una aldea distante de la mía, unos diez o doce días de camino. Él viene a mí y yo a él de tanto en tanto. Y después de permanecer unos días juntos él regresa al poblado donde yo estaba y yo al de él. Así vivimos".

La guerra de los iroqueses

Pero la cruz del aislamiento no es la más pesada. Las incursiones de los iroqueses son su mayor preocupación. Carlos sabe que la guerra hace estragos entre los hurones. No se hace ilusiones. Un día la violencia llegará también a sus dos misiones de la tribu del Tabaco.

En julio de 1648, con pena conoce la destrucción de su querida misión de Teanaustayé y la muerte violenta del P. Antonio Daniel, su sucesor entre los hurones. El Superior, en su carta, les pide discernir. Carlos y Leonardo deciden quedarse con sus pueblos.

Poco después, el Superior, al conocer la decisión, determina enviarles compañeros. El P. Natal Chabanel será el compañero de Carlos en San Juan, y el P. Adrián Grélon acompañará a Leonardo, en San Matías.

En el mes de marzo de 1649, la amenaza de los iroqueses parece acercarse cada vez más. Hasta el país de los petuns, con la rapidez del rayo, ha llegado la noticia del martirio de los PP. Juan de Brébeuf y Gabriel Lalement. Después del incendio, nada queda de las aldeas huronas.

La muerte de la Misión hurona

Ese día del 16 de marzo de 1649, en Santa María de los hurones, el P. Pablo Raguenau observa la espiral de humo que se eleva por encima de los bosques. Parece venir desde la vecina misión de San Luis.

Poco después, llegan las mujeres llorando y los niños hurones espantados. Con aullidos anuncian el ataque de los iroqueses. Los PP. Juan de Brébeuf y Gabriel Lalement habían decidido quedarse con los hurones.

La sangre del P. Raguenau se hiela en las venas. Sin duda, a estas horas ambos pueden estar en poder de los iroqueses. De inmediato, el P. Raguenau organiza la defensa de Santa María. Si llegan los iroqueses, todos pueden perecer.

Al día siguiente, llegan trescientos hurones de la nación del Oso. Ellos anuncian la llegada de otros doscientos de sus guerreros. Sigilosamente salen los hurones hacia San Luis y San Ignacio. Primeramente son vencidos; después, con los socorros, viene la victoria.

El 19 de marzo llegan a Santa María los hurones que, con el desastre iroqués, se han liberado. El sachem Esteban Annaotaha cuenta a los horrorizados jesuitas los detalles del martirio de Juan de Brébeuf y de Gabriel Lalement. Todos lloran.

Al amanecer del día veinte, los jesuitas con algunos guerreros viajan a San Luis y a San Ignacio. Sólo encuentran ruinas, silencio y muerte. Sollozando, recogen el cuerpo ennegrecido de Juan y el cadáver del atormentado Gabriel. Con veneración los llevan a Santa María.

En una semana, los hurones abandonan quince aldeas. Algunos buscan refugio en la nación de los neutrales. Otros se dirigen al norte, hacia los algonquines. Centenares parten hacia la tierra de los petuns. La nación hurona parece morir.

Los jesuitas deciden, entonces, acompañarlos. Determinan abandonar la Misión de Santa María y reconstruirla en otro sitio. Con doce hurones mayores celebran consejo, y deciden trasladarse a la isla Ahoendoe.

De inmediato, el P. Raguenau organiza los trabajos. Con sus hurones, construye una barcaza de 16 metros de longitud y una balsa de troncos de 25 metros. Empaquetan y enfardan todo: ropa, maíz, provisiones, semillas y pescado ahumado. Con especial cuidado envuelven los vasos sagrados, ornamentos, imágenes y los libros. Las reliquias de los mártires las ponen en una caja, con fuertes cerraduras.

El 14 de junio de 1649, después de asegurarse de que no hay iroqueses en la cercanía, se embarcan todos, aun los animales. Los hurones los siguen en sus canoas. Santa María es destruida a fuego.

Desembarcan en Ahoendoe, y febrilmente comienzan a levantar las construcciones. Los hurones, hambrientos, llegan de todas partes. Los problemas de alimentación son extremadamente duros y ésta es la primera preocupación del Superior.

La guerra en el país de los petuns

En noviembre, algunos hurones, que regresan de la tierra de los petuns, comunican la aterradora noticia de que los iroqueses han levantado también el hacha de guerra contra la tribu del Tabaco.

El P. Pablo Raguenau queda aterrado, pues ahora cuatro de sus misioneros viven en los poblados de los petuns. En Etarita, están los PP. Carlos Garnier y Natal Chabanel y, a 15 kilómetros más lejos, los PP. Adrián Grélon y Leonardo Garreau.

De inmediato, el P. Raguenau escribe a Carlos Garnier, ordenándole a él y a los otros tres dirigirse a la nueva Santa María de Ahoendoe, cuanto antes, a menos que alguna poderosa razón lo impida.

Otro discernimiento heroico

En Etarita, a principios de diciembre, los PP. Carlos Garnier y Natal Chabanel reciben la orden del P. Raguenau. Silenciosamente y con tristeza se miran ambos. Cada uno da sus razones. Sí, el peligro de los iroqueses existe. Pero ése no puede ser un motivo para abandonar a los cristianos. Conversan, discuten, rezan y disciernen, como tal vez jamás lo han hecho en sus vidas.

Al fin, Carlos Garnier, el superior de los dos, toma la decisión. Partirá el P. Natal Chabanel y él se quedará con los petuns. En carta al P. Pablo Raguenau, explica:

"No tengo temor alguno por mi vida. Lo que más sentiría sería abandonar a mis cristianos. Ellos me necesitan en su hambre, miseria y en el terror de la guerra. Dejaría de utilizar la oportunidad que Dios me da, de morir por Él. Pero en todo momento estoy dispuesto a dejarlo todo y a morir en la obediencia".

Bajo el doble mandato de la obediencia, el P. Natal Chabanel sale de Etarita el 5 de diciembre de 1649.

El ansiado martirio

El martes 7 de diciembre, a las tres de la tarde, mientras Carlos hace su acostumbrada visita apostólica, oye el grito aterrorizado de sus cristianos: ¡Los iroqueses! ¡Los iroqueses!.

De inmediato corre. Ve a los iroqueses, con sus pinturas de guerra, entrando al poblado y derribando todo. Corre a la Capilla. Grita a los petuns para que huyan sin tardanza. Bendice a los cristianos.

"¡Uracha, sálvate! ¡Huye con nosotros! Él hace un gesto, negándose. De pronto, siente en su pecho la herida de una bala de mosquete. Después, otra bala le perfora el estómago. Pierde entonces el conocimiento.

Al recobrarlo, se encuentra totalmente desnudo, con la sangre manando de las heridas. Musita el acto de contrición. A poca distancia ve a un petun que se retuerce en agonía.

Carlos entonces se levanta, penosamente, y se desploma. Haciendo un esfuerzo, intenta taponar la sangre y se arrastra hacia el moribundo. Entonces, un iroqués se precipita sobre él, le corta el cuero cabelludo y le clava el hacha en la cabeza.

La glorificación

Los restos de Carlos fueron recogidos por los PP. Adrián Grélon y Leonardo Garreau, dos días después.

Sentados en tierra permanecieron todo el día, como estatuas de bronce, la cabeza inclinada y los ojos fijos en el suelo. No debían llorar, porque eso era indigno de un valiente. Lo enterraron en lo que había sido su Capilla.

San Carlos Garnier fue canonizado el 26 de junio de 1930, conjuntamente con Juan de Brébeuf, Isaac Jogues, René Goupil, Juan de La Lande, Antonio Daniel, Gabriel Lalement y Natal Chabanel.

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11:38 p.m.
Santa Fara nació en la ciudad de Pipimisicum (hoy Poincy, cerca de Meaux). Sus padres eran el conde Cagnerico y Leodegonda. Tuvo dos hermanos santos: Cagnoaldo, monje en Luxeuil, y Farone, Obispode Meaux.

De pequeña fue bendecida y dedicada a Dios por San Colombano quien, exiliado de Luxeuil, había recibido la hospitalidad de los padres de la santa.

Ya adulta, su padre, indiferente a la promesa hecha al santo, resolvió casarla. La joven acudió en busca de ayuda a Eustasio, sucesor de Colombano en la dirección del monasterio de Luxeuil, quien recomendó a Cagnerico que dejara a su hija libre para consagrarse a Dios.

El padre prometió hacerlo, pero no mantuvo su promesa. La Santa entonces, viendo que nuevamente se empezaba a hablar de casamiento, abandonó la casa paterna y se refugió en la de una fiel amiga, cerca de la iglesia de San Pedro. Descubierta, le ruegan que vuelva a la casa paterna, amenazándola de muerte si no lo hace. Informado Eustasio de lo que estaba ocurriendo, interviene, y reprimiendo severamente a Cagnerico, impone el velo a la joven.

Más tarde, Fara recibió en herencia de su padre un terreno en donde fundó el monasterio de Evoriacum (Faremoutiers), del que fue abadesa durante cuarenta años. El convento pronto se convirtió en centro de ferviente vida espiritual: primero adoptaron la regla de San Colombano, y luego la benedictina.

Santa Fara murió alrededor de el año 675. Es invocada especialmente contra los males de los ojos.

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5:04 p.m.
SAN AMBROSIO

OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA




ARZOBISPO DE MILÁN


San Ambrosio, (Tréveris, c. 340 - Milán, 397) fue un destacado arzobispo de Milán, y un importante teólogo y orador. Es uno de los Padres de la Iglesia y uno de los 33 doctores de la Iglesia Católica.

Hijo de un prefecto romano (Simmaco) de las Galias, Ambrosio estudió letras y jurisprudencia en Roma y fue después secretario del prefecto de la ciudad, Petronio Probo. A los 31 años de edad era ya él, a su vez, prefecto de las provincias de Emilia y Liguria, con residencia en Milán. A inicios de su carrera política fue elegido obispo de la diócesis milanesa, que rigió hasta su muerte, acaecida en el año 397.

La leyenda cuenta que un día, cuando aún no sabía hablar, estando en el jardín de la residencia de su padre en Tréveris, acudió un enjambre de abejas a revolotear por su rostro, y que varias de ellas se deslizaron, sin picarle, en el interior de su boca. Al verlo, exclamó el prefecto: "Este niño va a ser algo grande". Con algo más de edad, el niño veía que todos besaban cuando del obispo cuando éste visitaba su casa y él presentaba también la suya a los criados y a su hermana, para que se la besaran, diciendo: "¿No sabéis que también yo voy a ser obispo?". Y cuando Petronio Probo le despedía al partir para tomar posesión de su cargo de prefecto en Milán —nombramiento para el cual le había propuesto al emperador—, le dijo: "Ve, hijo mío, y pórtate, no como juez, sino como obispo".

A los dos años de su prefectura en Milán, cuando apenas había empezado a desarrollar su programa de gobierno, falleció el obispo y se planteó el problema de la elección de sucesor, la cual, según la costumbre establecida, debían hacer el clero y el pueblo. Hubo disputas y un día, mientras el clero deliberaba en la parte superior de la basílica catedral, y el pueblo aguardaba abajo la decisión con una actitud que fácilmente podían degenerar en motín, el gobernador creyó deber suyo presentarse en medio de los fieles para hablarles y tranquilizarles.

Apenas había terminado su exhortación, cuando se oyó una voz infantil, que decía: "Ambrosio, obispo". "¡Ambrosio, obispo!", empezó a gritar la muchedumbre. Y el clero se unió a la aclamación general. El único que protestaba era el elegido y podía alegar una razón magnífica. El Concilio de Nicea, en 325, había prohibido que los no bautizados fuesen escogidos para el episcopado, y Ambrosio no estaba bautizado todavía.

Los electores no cedieron. Se consultó al Papa, quien aprobó la elección, suspendiendo la disposición de Nicea. Pero cuando los obispos designados fueron en busca de Ambrosio, con el propósito de disponerlo y consagrarlo, no lo encontraron en la ciudad; se había evadido al campo y sólo por la traición de un amigo pudieron dar con su paradero.

Recibió el bautismo, la ordenación y la consagración en 374 y seguidamente tomó posesión de su Sede.

El nuevo prelado demostró muy pronto que estaba a la altura de su dignidad. Su vida, ya siempre sobria, se hizo ahora austera y penitente. Distribuyó a los pobres todo su dinero y se trazó un programa pastoral vastísimo, al cual se adaptó con gran actividad durante todo su pontificado. Uno de los rasgos más característicos de su actuación fue siempre la caridad para con los pobres, enfermos, moribundos, cautivos, viudas y huérfanos. Fundó hospitales y albergues.

Más guerrero que intelectual fue el primer cristiano en conseguir que se reconociera el poder de la iglesia por encima de la del estado. Y desterró definitivamente en sucesivas confrontaciones a los paganos de la vida política romana.

En el orden espiritual, lo primero que hizo fue perfeccionar su cultura teológica y bíblica, bajo la guía personal o los escritos de maestros como San Basilio, San Cirilo de Alejandría, San Gregorio Nacianceno, y otros eclesiásticos de su tiempo, vivientes o ya difuntos, aparte del famoso sacerdote Simpliciano, que le aleccionaba directamente y que había de ser su sucesor como Prelado de Milán.

Desde su juventud había sido Ambrosio hombre de relaciones escogidas. Con San Basilio tuvo una especial comunicación y amistad. Desde su juventud había sido Ambrosio hombre de relaciones escogidas. Ya en sus tiempos de Roma frecuentó seguramente con San Jerónimo, con San Paulino de Nola, con Santa Paula y sus hijas.

Como escritor, su obra más voluminosa es el comentario al evangelio de San Lucas; otras obras son tratados sobre los sacramentos y sobre la virginidad. Dejó también escritos contra los arrianos. Finalmente, compuso para el rezo una serie de himnos solemnes, que se utilizan todavía en la liturgia actual.

La situación de Ambrosio en Milán, su conocimiento de los asuntos políticos y su autoridad de jurista, hacían de él un consejero técnico para los emperadores en materia religiosa, en la cual éstos necesariamente debían intervenir, pues desde que Constantino se había hecho protector de la Iglesia, -y, con tal pretexto, una especie de obispo externo a la Jerarquía- no podían desinteresarse de los conflictos que incesantemente se provocaban entre cristianos y paganos, entre ortodoxos y arrianos.

Fallecido Valentiniano I en 375, quedaba heredero del Imperio su hijo Graciano, de veinte años de edad. El otro hijo era un niño de cuatro, que fue educado en Sirmio por su madre Justina. Ambrosio fue para ambos más que un consejero político, un tutor, un confidente, un padre. Graciano se formó a su lado, y favoreció la caída del paganismo como religión del Estado.

Al principio el reparto de poder entre cristianos y paganos estaba más o menos en equilibrio con Graciano, emperador romano y cristiano católico. A la muerte de Graciano (383), víctima de una sedición cantonal en las Galias capitaneada por un usurpador llamado Máximo, Ambrosio, a súplicas de Justina, se encaminó a Tréveris para parlamentar con él y calmar sus iras. Así ganaba tiempo en favor del pequeño Valentiniano II cuyo trono se veía amenazado. Gracias a la habilidad del Prelado obtuvo una especie de tregua que podría resultar muy provechosa.

Al regresar de la embajada suponía que la emperatriz le estaría agradecida. Pero ella verdadera simpatía por los arrianos, y pidió al obispo una basílica de la ciudad para ellos. La actitud de Ambrosio y su creciente popularidad la hicieron desistir. Él se había encerrado con el pueblo católico en la basílica, y contestó a los emisarios de Justina: "Mis bienes son de la patria, pero lo que es de Dios no tengo derecho a entregarlo".

El pueblo se apiñó en torno a Ambrosio y le defendió. Y Justina tuvo que doblegarse. No mucho tiempo más tarde la emperatriz falleció, pero la lucha entre paganos, herejes y católicos se acentuó definitivamente.

La llamada guerra de las estatuas enfrentaba desde Constantino a las diversas religiones con representación en el senado. En el 384, el partido pagano aprovechó la debilidad de Valentiniano II para devolver la Estatua de la Victoria al senado, lo que provocó la ira de Ambrosio.

Finalmente Ambrosio hizo declarar a Valentino II que los emperadores tenían que estar a las órdenes de Dios al igual que los ciudadanos tenían que estar a las órdenes del emperador como soldados.

A partir de aquí, Ambrosio consigue hacer efectiva una demanda por la que la Iglesia ostenta un poder superior no solo al Estado Romano sino a todos los estados. Estas ideas de la Iglesia como institución universal e internacional por una parte y de control sobre los estados por otra permitiría a la iglesia sobrevivir a la caída del Imperio.

Durante el reinado de Teodosio, éste habría ordenado a un obispo local que sufragara los daños de la destrucción de una sinagoga a manos de los cristianos. El emperador estaba dispuesto a acabar con esas prácticas intimidatorias.

Ambrosio se opuso de nuevo, y consiguió del emperador que declarara libre a la iglesia de tener que responder por tales cuestiones. Algo que resulto muy pernicioso ya que dio vía libre para la persecución cristiana de miles de paganos.

En el 393 el emperador Teodosio I prohibió los Juegos Olímpicos por influencia de San Ambrosio, al considerarlos paganos.

Convirtió y bautizó a san Agustín. Creó nuevas formas litúrgicas y promovió el culto a las reliquias en Occidente.

Hermanos Franciscanos

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