Por: Xavier Villalta A. | Fuente: Catholic.net
Martirologio Romano: En Padua, de la región de Venecia, san Prosdócimo, a quien se tiene por el primer obispo de esta Iglesia.
Breve Biografía
Según una piadosa tradición, san Prosdócimo, primer obispo de Padua, fue enviado por el apóstol san Pedro a anunciar la buena nueva en tierras euganeas.
Santo patrón de la ciudad de Euganean, y también, según la opinión de muchos estudiosos, probable evangelizador de la Venecia occidental entera.
Santa Justina, Virgen y Mártir, fue convertida y bautizada por San Prosdocimo, siendo este un claro ejemplo de la labor apostólica del santo Obispo de Padua</span></span>
Vivió, con olor de santidad, durante el siglo XII.
Alrededor de su figura de monja y abadesa se divulgaron narraciones populares que, atestiguan el valor de su intercesión y caridad fraternal, aumentando su culto particularmente en la iglesia de Santa Cristina en Bolonia.
Desde aquí el 7 de Noviembre de 1753, el Cardenal Palleoti trasladó las religuias a la Iglesia de San Andrés de Ozzano donde había otro monasterio del mismo nombre.
Pio VI en 1779 confirmó la devoción y fijó su festividad para el 7 de Noviembre.
Por: O. C. Moreno | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04
El encargado de ejecutar la tortura fue suficientemente humano para cortarle la cabeza antes de haberle arrancado toda la piel. Era el año 547 de nuestra era.
El cuerpo del mártir fue arrojado en las afueras de la ciudad. Los cristianos se apresuraron a sepultar el cadáver junto con la cabeza.
San Gregorio el Grande afirma que, cuando lo desenterraron para trasladarlo a la iglesia de San Pedro, cuarenta días después, la cabeza estaba unida al tronco como si nunca hubiese sido cortada.
Sobre el santo que nos ocupa, se tiene el dato cierto de que un joven que buscó refugio en Perugia, cuando todos tomaron Tifernum (Cita di Castello), recibió allí la ordenación sacerdotal de manos de San Herculano. Posteriormente, aquel sacerdote fue el obispo de Tifernum y fue canonizado como San Florindo, a quien se conmemora el 13 de este mes.
Los habitantes de Perugia veneran también a otro San Herculano obispo de dicha ciudad. Según se dice, era un sirio que había ido a Roma, de donde fue enviado a evangelizar Perugia. Ahí murió martirizado. Probablemente los dos Herculanos se identifican.
Por: P. Felipe Santos |
En tu mesa, el espíritu de fiesta trasluce de sencillez. El compartir hace de tu hogar un lugar de paz, un lugar de bondad.
San Demetrio vivió en el siglo X. Su veneración es muy grande en la isla de Chipre, en la que fue obispo.
Su nombre es de claro origen pagano. Demetria es la “madre tierra” de los griegos.
Pero este nombre se bautizó con la sangre de muchos mártires, esparcidos por aquí y por allá en los calendarios.
Chipre era la patria mítica de Venere. Los padres del futuro santo, buenos cristianos, aunque preocupados por su felicidad humana, hicieron que se casara a los 15 años con una dulce chica que murió al poco tiempo de su matrimonio.
Demetrio, que era todavía muy joven, se retiró a un monasterio. Con el paso de los años, comprendió que era muy importante para él la penitencia y su entrega a la vida eremítica.
Tenía 40 años. Se había formado en torno a su persona una fama inmensa de que era un buen curandero de cuerpos y de almas.
El obispo lo nombró su coadjutor y para ello, naturalmente, tuvo que ordenarlo de sacerdote.
A la muerte del obispo, Demetrio volvió al monasterio, en el que lo eligieron abad. Estuvo poco tiempo, porque en seguida fue consagrado obispo de Chipre.
No quería esta dignidad. Se escondió por un tiempo, hasta que un buen amigo suyo le hizo recapacitar. Fue un gran obispo ceñoso y entregado a los pobres. Murió en el año 915.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com
Nació en Stommeln cerca de Colonia, en 1242; murió el 6 de Noviembre de 1312. Stommeln, llamada en el siglo XIV Stumbeln, está situada a unos catorce kilómetros al noreste de Colonia y a unos diez kilómetros al este del Rin.
El padre de Cristina era un acomodado campesino llamado Heinrich Bruso; el nombre de su madre era Hilla. Cuando tenía 5 años, Cristina tuvo visiones de Cristo niño con quien se desposó místicamente a sus diez años. Cuando cumplió los once aprendió a leer el salterio, pero no podía escribir. Cuando tenía doce años sus padres quisieron darla en matrimonio, pero ella se fue al convento de los Beguinos en Colonia, donde llevó una vida de severa penitencia, pasó mucho tiempo en oración, y en ocasiones caía en convulsiones.
A los quince años recibió los estigmas en sus manos y pies y la marca de la Corona de Espinas en su cabeza. Sufrió muchos asaltos del demonio, tuvo muchas pruebas a su fe y fue tentada al suicidio. Los Beguinos la consideraron loca y la trataron con desprecio, así que regresó a casa. En 1267 el cura parroquial, Johannes, recibió a Cristina en su casa, donde conoció a Pedro de Dacia, un Dominico de Gotland quien estuvo en Colonia como alumno de San Alberto el Grande. Un lazo místico de devoción, cuyo objeto era Dios, se formó entre los dos. Pedro visitó a Cristina en 1270 en su camino de Paris a Gotland, y nuevamente en 1279; En su relato menciona hasta quince visitas. El hermano de Cristina siguió a Pedro a Gotland y entró a la Orden Dominica. Pedro llegó a ser lector y en 1283 fue prior en Gotland, donde murió en 1288. Ese mismo año los tormentos que Cristina sufría por el demonio cesaron, y vivió una vida pacífica, usando siempre la vestimenta de los Beguinos, hasta su muerte. Su cuerpo fue enterrado primero en el patio de la iglesia en Stommeln y luego en la iglesia misma; en 1342 sus restos fueron llevados a Niedeggen en Eifel; dos siglos más tarde, el 22 de Junio de año 1569, fueron trasladados a Jülich, donde un monumento a ella aún existe. En Jülich se pueden ver también las notas hechas por Pedro de Dacia y la colección de sus cartas que los Bollandistas han publicado bajo la fecha del 22 de Junio (IV, 271-430).
Es difícil decidir cuanta verdad literal existe en las visiones y apariciones, de Cristina, del Purgatorio. Pero aún Renan no dudó de la pureza de su vida (Hist. litt. de la France, XXVII, 1-26)
La devoción fué confirmada en 1908.</span></span></span>
Tras la muerte de Constantino el Grande, sus hijos Constancio II, Constantino II y Constante reinaron sobre el Imperio de Roma dividiéndolo. Recibiendo Constantino II Britania, Galia e Hispania; Constante reinó sobre Italia, África y las provincias ilíricas, quedando Constantinopla y todo Oriente para Constancio.
El emperador Constancio II (317-361), simpatizaba con los arrianos. Éste no estaba en Constantinopla para la elección del Arzobispo, que tuvo lugar sin su consentimiento. A su regreso, el emperador convocó a un concilio que ilegalmente depuso a San Pablo, y lo desterró de la capital. En lugar del santo eligieron a Eusebio de Nicomedia, un hereje impío. El Arzobispo Pablo se retiró a Roma dónde otros obispos también fueron desterrados por Eusebio.
Eusebio no gobernó la Iglesia de Constantinopla por mucho tiempo. Cuando murió, San Pablo fue restituido a Constantinopla, y fue recibido por su grey con amor. Pero Constancio II desterró al santo otra vez, y lo envió nuevamente a Roma. El Emperador Occidental Constante escribió una carta a su hermano y la envió a Constantinopla junto con el santo arzobispo desterrado, y san Pablo retomó el trono del episcopal.
Pero pronto el piadoso Emperador Constante, defensor de la fe, fue asesinado. Y San Pablo fue desterrado otra vez, y enviado en el destierro a Armenia, a la ciudad de Cucusus dónde sufrió la muerte de un mártir.
Cuando el Arzobispo estaba celebrando la Divina Liturgia , unos arrianos lo atacaron y lo estrangularon con sus propios ornamentos. Esto ocurrió en el año 350.
(1) Arrio: sacerdote de Alejandría que consideraba que Jesús de Nazaret no era Dios sino tan sólo un ser humano. Lo cual al ir contra uno de los dogmas de la Iglesia es una herejía.
(2) arrianos: Seguidores de la herejía de Arrio.