Sacerdote profeso, capuchino desde los 18 años y presbítero desde 1900.
Apóstol de la misericordia en Varsovia, donde vivió desde 1918, se hizo famoso como limosnero y protector de los pobres, y fue llamado el «san Francisco de Varsovia»; ya en vida gozaba de fama de santidad.
Fue arrestado en la noche entre el 26 y el 27 de julio de 1941, junto con otros 22 religiosos. No se valió de su ascendencia alemana para salvarse de la muerte.
El 4 de septiembre, junto con otros religiosos, fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz, donde murió en la cámara de gas el 16 de octubre de 1941.
Se esforzó por vivir su sufrimiento en la oración y la imitación del divino Maestro. En los interrogatorios declaró: «Soy sacerdote y donde quiera que haya hombres, allí trabajo, sean ellos hebreos o polacos, y más si sufren y son pobres». A menudo repetía a sus hermanos prisioneros las que fueron sus últimas palabras: «Debemos beber hasta el fondo este cáliz».
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Oriundo de Pomerania (1910), estudió filosofía y teología en O³tarzew y fue ordenado sacerdote en 1936.
Trabajó como capellán de las escuelas de O³tarzew y alrededores y fue asesor espiritual del movimiento eucarístico y de los candidatos para ingresar a la Sociedad.
En los primeros días de la segunda guerra mundial, en setiembre de 1939, lo nombraron capellán militar y de la población civil. Durante la ocupación nazi fue administrador del seminario.
El 16 mayo de 1941 lo arrestó la Gestapo y lo llevaron al campo de concentración de Auschwitz. Agotado por los trabajos forzados y el hambre y castigado a muerte por un guardia del campo, entregó su alma el 16 de octubre de 1941.
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Martirologio Romano: En Ramapuram, Palai, India, beato Agustín Thevarparampil «Kunjachan», presbítero († 1973).
Breve Biografía
Agustín Thevarparampil fue un sacerdote humilde, que se entregó en favor de sus hermanos dalit marginados de la sociedad. Ejerció su ministerio en la parroquia durante 47 años. Aunque su verdadero nombre era Agustín, todos lo conocían como "Kunjachan" ("el padrecito"), porque era bajo de estatura.
Nació el 1 de abril de 1891 en Ramapuram, en la familia Thevarparampil. Era el menor de cinco hijos. Terminada la primaria, completó su formación sacerdotal en el seminario de Changacherry y en el de Puthenpally. El 17 de diciembre de 1921 recibió la ordenación sacerdotal de manos del obispo Mar Thomas Kurianacherry.
Desempeñó su ministerio un año como vicario parroquial en Ramapuram y luego, tres años, en Kadanad. Seguidamente, a causa de sus problemas de salud, volvió a su parroquia para recuperarse. Durante ese tiempo descubrió por casualidad un nuevo campo de actividad: en el retiro anual, realizado en la parroquia de Ramapuram, los predicadores reunieron cerca de cuarenta dalit -desheredados- en la iglesia y les predicaron las verdades de la fe. Al recibir esa enseñanza religiosa, se mostraron dispuestos a recibir el bautismo. "Kunjachan" decidió dedicarse al servicio de esas personas. Esa decisión lo convirtió en guía y liberador de miles de pobres de esa aldea.
Prosiguió su apostolado en favor de los dalit hasta su muerte. Como dijo san Arnold Jansen, fundador de la Sociedad del Verbo Divino, el acto primero y principal de amor al prójimo consiste en comunicarle la buena nueva de Jesucristo. "Kunjachan" se realizó en plenitud sirviendo con paciencia y compasión a los demás, especialmente a los marginados, viendo en ellos a Cristo.
Durante casi cuarenta años se dedicó al progreso de sus hermanos dalit. En ese tiempo las condiciones sociales de los dalit eran dramáticas, pues se les consideraba "intocables" y se les discriminaba por su casta y el color de su piel. Todos eran analfabetos. En consecuencia, eran supersticiosos y la sociedad los obligaba a realizar trabajos manuales propios de esclavos. Todos estos factores hacían muy difícil el ministerio de "Kunjachan".
No tenía un talento o capacidad excepcional. Era un sencillo párroco. No recibió ninguna honorificencia ni ningún reconocimiento por su incansable servicio orientado a la emancipación de los pobres. Su programa diario preveía visitas a los dalit en su domicilio y en sus lugares de trabajo. Su único ayudante era un catequista. Sin embargo, logró acercar a Dios a muchas personas.
No sólo tuvo que afrontar la oposición y duras críticas de los miembros de castas superiores, sino también de los cristianos tradicionales. Estos obstáculos no frenaron su celo misionero. Acercó a la Iglesia a más de cinco mil personas.
Creó un vínculo muy firme con todos aquellos a quienes ayudaba. Los llamaba "hijos míos" y ellos lo llamaban "nuestro sacerdote". Los conocía a todos y los llamaba por su nombre, desde los niños hasta los ancianos...
No sólo se esforzaba por la elevación espiritual de los dalit, sino también por su emancipación social, cultural, intelectual y artística. Resistió a la oposición con calma y mansedumbre. No se desalentó cuando el gobierno negó privilegios a los dalit convertidos al cristianismo. La gracia constante de Dios le daba fuerza y valentía. La fuente de su fuerza era la oración ante el santísimo Sacramento. También fue devoto de la santísima Virgen María. Obedecía a su párroco y a su obispo con gran humildad.
Murió el 16 de octubre de 1973. Beatificado el 30 de abril de 2006</span></span>
Por: Pedro Gómez, C.M. | Fuente: somos.vicencianos.org
Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco
Realizó la prueba en el Hospital Provincial de Valencia, dedicándose de lleno a los ancianos enfermos. Ingresó en el Seminario de las Hijas de la Caridad de la Provincia Española, en la calle Jesús, 3, de Madrid, el 30 de octubre de 1925. Consciente del paso que acaba de dar, le recuerda a su familia: “No podré escribir mucho, pues tiempo no tengo mucho, y sabiendo que estoy bien, basta. Aquí he venido a aprender y santificarme para después practicarlo y ser una buena Hija de la Caridad; cada cual en su estado debe cumplir como se debe”.
En 1926 recibe su primer y único destino, el Hospital Provincial de Valencia (comunidad integrada por 100 Hermanas). Le asignan la sección de niños abandonados de La Inclusa y un tiempo después el pabellón de mujeres infecciosas. Destacó desde su llegada por su fidelidad a las Reglas. Era piadosa y entregada al servicio con puntualidad y esmero. A las Hermanas de Comunidad las trataba con deferencia, humildad y sencillez, así como a los pobres, a los que siempre consideró como sus señores. Las Hermanas decían que la virtud de Sor Josefa no era hacer grandes cosas o cosas extraordinarias, sino hacer de un modo grande y extraordinario todos los actos del día. Era organizada y supo sacar tiempo en medio de tantas ocupaciones para estudiar y conseguir el título de enfermera, para, así, poder servir mejor a los pobres como respuesta a su vocación.
Pasados diez años de su llegada al Hospital, se presagian malos tiempos. Ella repetía muchas veces: “No hay que tener miedo. Hemos de ser valientes. Hermanas, preparémonos porque a alguna de nosotras nos tocará el martirio”. Las Hermanas seguían su trabajo día y noche, con toda clase de pobres y enfermos, pero ella presentía algo.
Al ser despedidas del Hospital, Sor Josefa le dijo a Sor Concepción Ayet: “Iré a Alberique, a casa de mis padres, y seré mártir como Juana de Arco”.
El 24 de julio de 1936, los marxistas se adueñan del Hospital y las Hijas de la Caridad tienen que marchar. Sor Josefa se une a una compañera de Sueca. Su vestimenta las delata y al bajar del tren las detienen; pasan el consabido registro y las dejan marchar. Avisaron a la familia y al día siguiente sus padres se las llevaron a Alberique.
En Alberique, en casa de sus padres, se organiza la vida como si estuviera en Comunidad; ayuda a su hermana, que espera el cuarto hijo, y enseña a los otros. Pasa el verano con relativa calma. En las primeras horas del día 24 de septiembre fusilan a su cuñado por su condición de ser católico, ya que practicaba la caridad con los necesitados, incluso con los que le mataron. Y había acogido en su casa a las Hermanas de Alberique, cuando las echaron de las Escuelas y Hospital. Sor Josefa se ofreció generosamente por él, cuando fueron a detenerlo, argumentando que tenía tres hijos pequeños y esta esperando el cuarto.
Cuando se enteró de que querían poner en una casa particular un pequeño “hospital de sangre”, se presentó como enfermera a los dirigentes del Comité comunista para ayudar, pero no la aceptaron.
Camino del martirio
El 14 de octubre, un grupo de milicianos llegó a su casa para detener a su hermana Natalia y a ella. Su hermana dejaba tres hijos pequeños en casa y estaba embarazada del cuarto. Para entonces, ya habían matado a su esposo. Sor Josefa, ya en la prisión, estuvo largas horas en oración y con los brazos en cruz, expresando en voz alta su deseo de que liberaran a su hermana y la sacrificaran a ella. A la una de la madrugada las sacaron de la cárcel con otras personas, las llevaron con las manos atadas a la espalda y metidos todos en un camión. Al subir al camión intercedió de nuevo ante los jefes de los milicianos para que dejaran salir a su hermana Natalia. Se compadecieron y la dejaron salir. Natalia recordará toda su vida que su hermana Josefa le dio un abrazo y le dijo: “Nos veremos en la eternidad”. El camión avanzó por los caminos de las afueras de Alberique hasta que se paró en el (Pont de los gossos) “Puente de los Perros”, del vecino municipio de Llosa de Ranes, y allí sacrificaron a todos. Antes de ser fusilados se mofaron de ellos y les insultaron y, finalmente, dispararon sobre ellos, dejando a Sor Josefa para la última. Ella tuvo que resistir mucho pues se cebaron con ella por ser Hija de la Caridad, virgen y consagrada al Señor. El terrible martirio terminó a las tres de la mañana del día 15 de octubre de 1936, en que fue fusilada.
A la mañana siguiente recogieron los cadáveres y entregaron a las familias algunos objetos personales que sirvieron para su identificación. De Sor Josefa entregaron un pañuelo que ponía “Sor 61”, unas medallas de la Virgen Milagrosa y el Rosario de cinco decenas”.
Terminada la guerra, al ser exhumados los restos, fueron reconocidos fácilmente por su hermana Natalia y trasladados a Alberique, donde recibió el homenaje que se tributó a los 42 mártires del pueblo, el día 16 de julio de 1939. Sus restos, reclamados por las Hijas de la Caridad, llegaron en ambulancia a la capilla de Ntra. Sra. de los Desamparados del Hospital Provincial de Valencia. Allí se ofició un solemne funeral y, al día siguiente, sus restos se depositaron en el panteón Nº 103 de las Hijas de la Caridad del Cementerio general de Valencia.
S.S. Benedicto XVI firmó el 27 de junio de 2011 el decreto con el cual se reconoce el martirio de las Siervas de Dios que integran este grupo.
2. MICAELA HERNÁN MARTÍNEZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Mayo 1881 en Burgos (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)
3. MARÍA LUISA BERMÚDEZ RUIZ, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 10 Octubre 1893 in Subugueira, Coruña (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)
4. MARTINA VÁZQUEZ GORDO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 30 Enero 1865 en Cuéllar, Segovia (España)
martirio: 04 Octubre 1936 en Algar de Palancia, Castellón (España)
5. ROSARIO CIÉRCOLES GASCÓN, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 05 Octubre 1873 en Zaragoza (España)
martirio: 18 Agosto 1936 en Almenara, Valencia (España)
6. JOAQUINA REY AGUIRRE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 23 Diciembre 1895 en Bilbao, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)
7. VICTORIA ARREGUI GUINEA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 19 Diciembre 1894 en Begoña, Vizcaya (España)
martirio: 29 Octubre 1936 en Gilet, Valencia (España)
8. JOSEFA LABORRA GOYENECHE, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 06 Febrero 1864 en Sangüesa, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)
9. CARMEN RODRÍGUEZ BANAZAL, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Marzo 1876 en Cea, Orense (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)
10. ESTEFANÍA IRISARRI IRIGARAY, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 26 Diciembre 1878 en Peralta, Navarra (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)
11. MARÍA PILAR NALDA FRANCO, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 24 Mayo 1871 en Algodonales, Cádiz (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)
12. ISIDORA IZQUIERDO GARCÍA, religiosa profesa, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul
nacimiento: 02 Enero 1885 en Páramo del Arroyo, Burgos (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)
13. DOLORES BROSETA BONET, laica de la arquidiócesis de Valencia
nacimiento: 1892 en Bétera, Valencia (España)
martirio: 09 Diciembre 1936 en Paterna, Valencia (España)
Por: . | Fuente: patria-nazarena.blogspot.com
Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.
Al completar las humanidades, Pedro pidió el ingreso al noviciado, vistiendo el hábito el día 23 de septiembre de 1923 en el colegio-noviciado Sagrada Familia de Les Corts, bajo la guía del padre Ramón Oromí, como maestro, haciendo la primera profesión al siguiente año. En el escolasticado de Les Corts, siendo el padre Fidel Fons prefecto de escolares, realizó todos sus estudios eclesiásticos, destacando también, según testimonio de algunos de sus hermanos, los frutos de sus admirables dotes artísticas y literarias.
Hizo las prácticas de enseñanza en el colegio Nazareno de Blanes, durante el curso 1927-28, como auxiliar del prefecto de aspirantes y en el curso siguiente en el colegio San Luis de Begues. Hizo su profesión perpetua el 17 de septiembre de 1931. Promovido en Barcelona a las sucesivas órdenes sagradas, fue ordenado sacerdote el 20 de febrero de 1932, juntamente con los padres Jaime Puig, Miguel Barrachina, Enrique Minobis y José Llauradó en la capilla del palacio episcopal.
De su personalidad destacan su bondad y cordialidad, su férrea voluntad y regio carácter, la austeridad de su vida y su continua exhortación a amar la castidad y la pureza, como virtudes fundamentales de los Hijos de la Sagrada Familia. Con la fuerza de su vida ejemplar, instaba de palabra a la perfección en la vida religiosa. Era afable, alegre, atento a los pequeños detalles y reglas de urbanidad. El amor que profesaba a la Iglesia y al Instituto lo mantenía despierto, sereno y decidido.
Habiendo casi terminado sus estudios de magisterio, fue destinado al colegio Jesús, María y José de Sant Andreu y luego al colegio de San Ramón de Vilafranca, como secretario, debiendo salir de allí con el resto de la comunidad, ya en mayo de 1936, cuando el Ayuntamiento incautó el colegio. Pasó provisionalmente al colegio San Luis de Begues, junto con otros sacerdotes y un grupo de 9 novicios, estando destinado para la delegación argentina y con los papeles en regla para embarcar el día 21 de julio de 1936.
El día 17 de julio bajó a Barcelona para ultimar los papeles y los preparativos para el viaje y, ya en Sant Andreu, se encontró con el ambiente revuelto. Regresó al colegio y, en vista de los acontecimientos que se sucedían, los padres se distribuyeron en diferentes casas de algunos amigos y conocidos. Como la familia en donde estaba tenía miedo de algún registro y todos los conocidos escabullían la responsabilidad, tras mucho pelear y arriesgarse, consiguió un pase de gobernación, controlado por el comité y pudo llegar a Vic y a Manlleu, en donde trabajaban sus hermanos, a finales del mismo mes de julio.
Después de muchas dificultades, idas y venidas, permaneció oculto en casa de los suyos. Por sus hermanos, supo que lo tenían señalado y vigilado. Entonces decidió cruzar el río Ter de noche y salir de allí en dirección a Barcelona. Según el testimonio del padre Juan Morató, probablemente el día 15 del mes de octubre de 1936, en un registro efectuado por la FAI en la pensión donde se camuflaba, fue aprehendido, declarando noblemente su condición de religioso y sacerdote, y cayendo bajo el plomo cobarde de sus asesinos en el cementerio de Moncada, luego de haber sido llevado a la cárcel del convento de San Elías. Contaba con 28 años de edad y 12 de profesión religiosa. Sus restos mortales no fueron identificados y se inscribió su desaparición en el Juzgado n° 8 de Barcelona.
Por: Carlos Martínez Herrer // Nieves San Martín // Lamberto de Echeverría (†), Bernardino Llorca (†) y José Luis Repetto Betes | Fuente: Zenit.org // Año Cristiano BAC 2005
Martirologio Romano: En Valencia, en España, beato Narciso Basté Basté, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, aceptando con fidelidad las palabras de Cristo, en tiempo de persecución contra la fe, por su muerte pasó a la vida de la gloria. († 1936)
Fecha de beatificación: 11 de marzo de 2001. por S.S. Juan Pablo II, es uno de los </span>233 mártires de Valencia
Breve Biografía
Este celoso sacerdote jesuita, muy comprometido con la causa de los pobres, había nacido en la provincia de Barcelona, en San Andrés de Palomar, el año 1866. Tenía 24 años cuando en 1890 ingresó en la Compañía de Jesús, realizando con gran fervor su noviciado y pronunciando los primeros votos religiosos al término del mismo. Continuó los estudios y en 1899 era ordenado sacerdote. Fue admitido a la profesión perpetua el año 1901. Desempeñó ejemplarmente su ministerio y estuvo destinado como director del Patronato de la Juventud Obrera, que hacía un enorme bien entre los muchachos trabajadores de la capital valenciana.
En esta institución, fue, como el fundador del Patronato, Gregorio Gea, un hombre plenamente entregado a la causa de la evangelización.
Se entregó de lleno, durante más de treinta años, al Patronato de la Juventud Obrera de Valencia: catequesis, apostolado con los jóvenes, culto litúrgico, confesiones, visitas asiduas a los enfermos, ayuda a los pobres y necesitados, fueron sus principales actividades apostólicas, pero fue también, como director del Patronato, un práctico de la acción social y educativa entre la juventud.
Las escuelas, las colonias de Serra, los equipos de fútbol, la banda de música, los huertos del Parque, el grupo excursionista, los belenes, el teatro, etc., son instituciones que merecen una aproximación historiográfica profunda e individualizada, por la influencia que han tenido, y aún tienen, en la vida de miles de valencianos.
En el plan de Basté, la congregación mariana fue el alma que insuflaba a las distintas secciones del Patronato, la joya de la corona.
Fueron coetáneos de Basté, en España, los sacerdotes pedagogos san Pedro Poveda, Andrés Manjón, Miguel Fenollera, los salesianos Guillermo Viñas y Rodolfo Fierro; los jesuitas Campoamor, Ruiz Amado, Félix Restrepo, Pablo Hernández y Ángel Ayala; el escolapio Tomás Viñas; el cardenal Ángel Herrera Oria, el marianista Domingo Lázaro, el agustino Teodoro Rodríguez, el terciario capuchino Luis Amigó y Ferrer, Manuel Siurot, etc, una época dorada de la pedagogía católica.
Narciso Basté Basté estuvo destinado en la residencia casa profesa de Valencia, desde octubre de 1901 hasta la disolución de la Compañía de Jesús, en enero de 1932, con el encargo de director de la Congregación Mariana de Nuestra Señora de los Ángeles y San Luis Gonzaga (la del Patronato de Valencia), que llegó a ser la más numerosa de la ciudad.
Su interés y entrega a la juventud obrera no le libraron del odio de los revolucionarios de 1936, que lo asesinaron en Valencia el 15 de octubre de 1936. El padre Basté no necesitaba el martirio para ser beatificado, porque ya en vida tenía fama de santo.</span></span></span>
Por: . | Fuente: P. Felipe Santos || TurismoMoquegua.com.pe || preguntasantoral.blogia.com
No son actos heroicos sino sencillos y modestos.
Era una mártir de Cesarea de Palestina bajo el imperio de Diocleciano. Aunque murió allá, su cuerpo se lo trajeron a Nápoles.
En la segunda mitad del siglo VIII, el obispo de Nápoles Esteban II puso su culto en el monasterio de san Gaudioso.
Un documento del año 986 recuerda que la iglesia de Fortunata fue destruida y volvió a reconstruirse junto al lago Patria.
Desde luego el culto que se le tributa en la zona es muy fervoroso y muy abundante.
Lo que importa, aparte de los hechos históricos o no, es que existe devoción a esta santa, no solamente en Nápoles sino también en Palermo.
Y una devoción no sigue, después de tantos siglos, por un fanatismo ciego e irracional.
La gente no es tonta. Puede que haya dudas acerca del modo cómo la trajeron desde Palestina hasta el puerto de Nápoles.
Lo cierto y lo seguro es que no se puede inventar una devoción a una santa o santo. Tiene que haber motivos profundamente religiosos para que el pueblo fiel y sencillo comience a venerar sus reliquias y que, mediante las oraciones de petición, se hayan obrado milagros en su nombre.
Es también la patrona de Baucina. Según algunos estudiosos, con ella llegaron también tres mártires: Carponio, Evaristo y Prisciano.
Reliquias de Santa Fortunata en Perú
Santa Fortunata, virgen y mártir, nació entre los años 281 a 287 de nuestra era; las continuas persecuciones que sufrieron los cristianos por el Emperador Diocesano, en la llamada "Era de los Mártires", le tocó a Fortunata, al igual que muchos por su fe en Cristo, ser degollada un 14 de Octubre, entre los años 298 a 304 cuando sólo contaba con 17 años de edad, y cuyos restos se veneran con mucha fe en el altar de la Catedral de Moquegua, al sur del Perú.
Trasladado su cadáver al Cementerio de Calepodio en Roma, sus restos fueron exhumados quince siglos más tarde con autorización papal, y don Jaime Severine Canónigo de la Iglesia San Marco de Roma, custodio de las sagradas reliquias, donó el cuerpo de Santa Fortunata al Padre Fray Tadeo Ocampo, Comisario del Colegio de Propaganda FIDE de Moquegua, que se encontraba de visita en Roma a principios de 1796. Con los restos de la Santa se le dio también a Ocampo, un vaso con su sangre reseca por los siglos y las letras en originales en latín o sea la credencial de la autenticidad de Santa Fortunata. Con los sagrados restos, 23 religiosos y cuatro legos para su colegio de Moquegua, partió Ocampo del puerto español de Cádiz el 18 de octubre de 1796 en la nave mercante “Nuestra Señora de la Soledad”.
Llega a la ciudad de Moquegua después de dos años, luego de una travesia bastantes dificultosa (Río de Janeiro, Sao Pablo, Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Salta, Arica, Ilo y Moquegua), la entrada a la ciudad la realizaron por el “Portillo” en donde se levanto un arco de flores, alfombrándose además la calle principal para el paso de la Santa que, conducía en hombros por la matronas de Moquegua, fue seguida de una lluvia de flores y del místico recogimiento por el clero, congregaciones religiosas y toda la feligresía que se congregó e la entrada de la ciudad. Los restos fueron recibidos por Lorenzo Vizcarra moqueguano que hizo como párroco de la ciudad y también a nombre del Obispo de la Diócesis de Arequipa. Mons. Chávez de la Rosa, fue trasladado luego a la Iglesia de San Francisco, en donde durante ocho días fue objeto de cultos especiales por parte del pueblo.
En una Urna, con pintura de Pan de Oro, se encuentra el sagrado cuerpo artísticamente retocado con una capa de yeso, en la cual muchos estudiosos han acreditado la autenticidad del cuerpo de la Santa.
Santa Fortunata es la virgen y mártir, único caso en el mundo, cuyo cuerpo presente ubicado en una urna se le venera con gran fe y devoción y es sacada en procesión desde 1798 cada 14 de octubre . (La fiesta en Moquegua se inicia en el mes de Octubre, entre los días 12 y 14).
Al existir dos cuerpos, sabemos que deben ser dos mártires distintas que no tan sólo tuvieron martirios similares sino tambien el mismo nombre. Sus historias se han mezclado con el pasar de los años, pero cada una cuenta con muchos devotos.
La controversia y una conclusión razonable
Uno de los primeros errores fue, en mi opinión, querer identificar el corposanto extraído de las catacumbas con esta santa mencionada en el Martirologio. El corposanto de Fortunata fue concedido, junto con un vaso de su sangre, a la ciudad italiana de Baucina (Palermo). La bula papal está disponible, es consultable y está firmada en Roma a 29 de enero de 1790. En 1840 fue recompuesto y recubierto con cera para su veneración. Desde entonces, ha recibido fiestas anuales donde la urna es sacada en procesión, junto con la lápida y la antigua arqueta, en un gran clamor popular. Ellos la identifican con la Santa Fortunata del Martirologio, pero al menos toda la documentación está en regla: hay bula papal, hay lápida, hay reliquias y hay un vaso con sangre. En principio, todo está correcto.
Sin embargo la controversia nace porque existe otra Santa Fortunata que se venera en Moquegua, Perú (en la imagen). Resulta que el padre franciscano Fray Tadeo Ocampo viajó a Roma y obtuvo un documento, firmado el 5 de enero de 1793, en el que se le otorgaba el cuerpo de la mártir, así como un vaso de vidrio con su sangre, para “exponerlos a la veneración de los fieles en cualquier iglesia, oratorio o capilla”.
El cuerpo llegó a Moquegua el 8 de octubre de 1796. Froilán Miranda Nieto hizo una descripción de lo que contiene desde entonces la urna que se conserva en la iglesia de Santo Domingo. Según él, se trata de “una mujer hermosa de cabellos áureos y serena frente, perfecto perfil y breve boca que, dibujando la apacible sonrisa de las almas tranquilas, deja ver dos hileras de dientes diminutos y blancos”. Esta descripción puede llevar a confusión y hacer creer al lector de que se trata uno de los cuerpos llamados “incorruptos”, mas no es así. Lo que Froilán Miranda está describiendo es la máscara de yeso y lujosos vestidos que cubren lo que hoy queda de esta Fortunata: un antiguo esqueleto articulado con alambres, recompuesto en 1840.
¿Qué ocurre aquí? Que hasta la fecha, algunas personas de Moquegua, siguen protestando que su Fortunata es la auténtica, y que los italianos tienen la falsa, ¿acaso no tendría sentido pensar que ambas son auténticas? ¿Por qué pegarse por la posesión de esta o cual Santa, si los santos no son un coche ni un chalet en los Andes? ¿Por qué una tiene que ser la “auténtica y milagrosa” y la otra “impostora”? Semejante despropósito me enerva por la falta de respeto y cariño entre cristianos que veneran a una mártir. Tratándose de una mártir de las catacumbas, no es que pueda haber dos, ¡es que puede haber doscientas Fortunatas! No sólo porque fue un nombre muy común para una mujer en la Antigüedad, sino porque, como muy bien han apuntado algunos estudiosos de los corposantos, a veces el nombre Fortunata en las lápidas no representa el nombre de la persona, sino un adjetivo: tú, "afortunada", que padeciste por Cristo.
Lo que sabemos por los documentos es que ni la una ni la otra corresponden a la Santa Mártir de Palestina. Espero que esto sirva para dejar ya fuera de toda duda que en las ciudades de Moquegua y Baucina se veneran santas distintas, aunque homónimas, y que nadie le ha robado la santa a nadie, ni unos tienen la “buena” ni otros tienen la “mala”. Y otra cosa sería que admitiesen que ni una ni otra tienen que ver con la Santa Fortunata palestina que viene reseñada en el Martirologio.
Etimología: Domingo = Aquel que es consagrado al Señor, viene del latín
Por san Pedro Damián que, después del óbito del santo monje, se ocupó de plasmar seguramente la parte que mejor conocía y que más le impactó de él, sabemos de su excelso sentido el honor y la dignidad que marcó toda su existencia al punto de consagrarse a extremas y severísimas disciplinas expiando una falta que no cometió. El hecho se produjo cuando tenía edad para ser ordenado sacerdote, y sus padres, que aspiraban a conseguirle un futuro prometedor en la Iglesia, parece que pusieron las bases nada menos que con un pecado de simonía para obtener del obispo su ordenación sacerdotal mediante el obsequio de una piel de cabra. Conmocionado por este hecho doloso, del que tuvo noticia después, Domingo no consintió celebrar la santa misa, ni ejercer la misión pastoral que le hubiera correspondido dada su condición sacerdotal adquirida entre los años 1015 y 1020. Las dudas sobre su ordenación efectuada sobre este presupuesto de barro pesaron como una losa sobre él; al menos lo hizo la sospecha que recaía sobre el sacramento, o así lo entendió. Y la única salida que vio fue purgar este pecado de los suyos con un grado altísimo penitencial en la vida monástica.
En la región de Umbría se hallaba entonces un notable eremita, Juan de Montefeltro que presidía una comunidad de camaldulenses de Luceoli formada por dieciocho monjes. Domingo fue a su encuentro y solicitó que lo acogieran. Obtenida esta petición, durante un tiempo convivió con ellos, sin vacilar ante el rigor que se había impuesto. Extremado en la austeridad y en las mortificaciones iba bastante más lejos que sus compañeros, a los que debía satisfacer la ya de por sí severa existencia que llevaban. Se revistió con una especie de armadura (lórica; de ahí el sobrenombre de «loricado») compuesta de hierro y puntas aceradas, de la que nunca se desprendió excepto para aplicarse las disciplinas (azotes). No es difícil imaginar lo que pudo suponer llevar tal cilicio durante un cuarto de siglo, como hizo él. La flagelación eran tan virulenta y continua que mudó hasta el color natural de su piel, de tanto quedar impregnada de sangre.
En torno a 1043 los dejó para unirse a los benedictinos del monasterio de Fonte Avellana, dependiente de la diócesis de Gubbio. San Pedro Damián, que estaba al frente del mismo en ese momento, pronto quedó conmovido por la vehemencia de su oración, austeridad y dureza de los castigos penales que se infligía. Y es que, además de vestir la coraza, encadenaba sus miembros, y de esa guisa continuaba orando con los brazos en cruz mientras recitaba el Salterio, con la única medida que le permitía su resistencia, que no era poca. Así engarzaba muchas veces las noches con el día. Sometido al ayuno, sólo se alimentaba con pan, agua y algunas hierbas, ya que si caía en sus manos otra clase de alimentos los distribuía entre los enfermos y los pobres; ni siquiera se permitía el mínimo descanso, y cuando lo hacía, vencido su aguante, por lo general dormía sobre las rodillas. Pareciéndole poco los excesos que realizaba, aún solicitaba a su confesor que le impusiera penitencia. Era frecuente verle absorto en la contemplación, y siempre respondía con concisión y rigor a las preguntas que le formulaban del tipo que fueran. Estaba agraciado con el don de lágrimas, que vertía movido por su intensa aflicción por sus pecados y los ajenos.
En 1049 Pedro Damián lo puso al frente de la ermita de la Santísima Trinidad, erigida por él en Monte San Vicino (actual Apiro, Macerata). Nunca presidió como prior el monasterio de santa María di Sitria, como alguien ha sostenido. Lo que sí sucedió es que regresó a Fonte Avellana por poco tiempo; breve fue también su permanencia en san Emiliano in Congiuntoli. Así que se puede afirmar que prácticamente pasó el resto de su vida en la Santísima Trinidad donde se hallaba el año 1059. Como era previsible, la cruda reparación que llevaba a cabo, incluidos los ayunos, le afectaron gravemente y murió el 14 de octubre de 1060, justamente cuando sus hermanos se disponían a cantar la prima, después de haber tenido la gracia de rezar junto ellos. A finales del año siguiente Pedro Damián redactó la mencionada biografía por sugerencia del pontífice Alejandro II. Entonces, la fama de santidad de Domingo, y el impacto de sus durísimas penitencias y mortificaciones, llevadas en el silencio oferente de una sencilla celda, habían atravesado los muros del convento.