Ártículos Más Recientes

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Memoria de la Presentación de santa María Virgen. Al día siguiente de la dedicación de la basílica de Santa María la Nueva, construida junto al muro del antiguo templo de Jerusalén, se celebra la dedicación que de sí misma hizo a Dios la futura Madre del Señor, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su Concepción Inmaculada.

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En Cesarea de Palestina, san Agapio, mártir, que martirizado con frecuencia, pero siempre dejado para mayores pruebas, en presencia del mismo emperador Maximino, durante los juegos del anfiteatro, fue entregado a un oso para que lo devorara y como aún quedó con vida, al día siguiente le ataron piedras a los pies y lo echaron al mar.

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Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Este joven, juntamente con Solutor y Octavio (Octaviano), se celebran hoy en la iglesia de Turín, Italia.

Eran soldados de la Legión Tebea. Combatían valientemente durante el imperio que mandaba por aquel tiempo Maximiano.

Eran valientes en la lucha y valientes en confesar su fe en Cristo el Señor.

El clima y el ambiente no les eran propicios. Ya habían visto con sus propios ojos morir a muchos cristianos.

No hay datos exactos de cómo murieron. Sin embargo, a personas de tanto brillo militar y de tanta fama entre los creyentes, fue fácil componerles un teatro o “Pasión” entre los años 432-450.

Ellos murieron como mártires en el siglo III, es decir cuando las persecuciones arreciaron como nunca.

La “Pasión” narraba que lograron escapar de la masacre de Agaunum.

Su fuga no pasó desapercibida. La policía militar los cogió en seguida. Los llevaron presos a Turín.
También se escaparon de la prisión. Empezaron a caminar por lugares inhóspitos. Y ya esta vez, fueron enviados a la muerte por su fe en Dios único y verdadero.

Los turineses le levantaron pronto un templo en su honor. Este templo se convertiría más tarde, por mandato del obispo Gezone, en un monasterio benedictino.

Cuando los franceses ordenaron la demolición del monasterio en 1536, los tres cuerpos fueron llevados a la Consolata y finalmente a la iglesia de los mártires, en la que están hoy en día.

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11:22 p.m.
Miembro de una noble familia sajona, nieto de Athelberto, conde de Sajonia.

Huérfano a temprana edad fue a vivir con su tío, el obispo de Utrecht. Siguió sus estudios en la escuela de la catedral de Hildesheim y luego en Mainz.

Luego de ser ordenado en Mainz fue designado como capellán imperial y tutor de quien llegaría a ser el emperador Otto III.

Obispo de Hildesheim desde el 993 hasta el 1020, alentó las artes, encargando pinturas y esculturas religiosas, reconstruyendo los edificios existentes y construyendo otros nuevos.

Mandó hacer ornamentos para los altares realizados a mano en oro y plata. Por todo esto es el patrono de las artes de la cosntrucción: arquitectura, orfebrería, pintura y escultura.

Su período se caracterizó por la paz, y alrededor del año 1020 se retiró a un convento Benedictino para pasar sus últimos días en oración.

En la iconografía se lo representa con su vestimenta de obispo haciendo un caliz o una cruz con un martillo de orfebre, y rodeado de herramientas.

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11:22 p.m.
Nació en el año 762 en Irenopoli, murió en Constantinopla en 862.

Abrazó la vida monástica y después la de anacoreta.

Más tarde, peregrinando, se detuvo bastante tiempo en Tesalónica, y finalmente se afincó en Constantinopla, donde, luchando fuertemente en defensa de las imágenes sagradas, entregó su alma al Señor (s. IX).

Sus reliquias son beneradas hoy en tierra romana.

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Comenzó a gobernar sobre los anglos del Este cuando sólo tenía quince años de edad, en el 855. Habiéndolo tomado prisionero los daneses, propusiéronle que abandonase su religión a lo que se negó resueltamente. En consecuencia, fue azotado y muerto a flechazos, el año 870.

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José Kalinowski


Se llamó José y nació en Vuna (Polonia) el 1.9.1835 de noble familia.

Pasó su juventud entregado a la piedad y al estudio, aunque después enfrió un poco en su vida de piedad.

En 1853 ingresó en la carrera militar y muy pronto escaló altos cargos en la misma, que desempeñó con gran competencia.

Se entregó a las obras de piedad y de caridad. Alejandro II de Rusia lo elogió grandemente. Se levantó para defender a su patria y, apresado, llevó una vida de mucha oración y penitencia.

Fue deportado a los campos de Siberia, donde pasó en trabajos forzados cuatro años. Iba madurando en la fe. Después fue confinado a otros campos más benignos.

Sus compañeros quedaban admirados de su virtud, caridad y paz. Le consultaban y acudían a él como a un santo. Fue el preceptor del duque Augusto y le acompañó a varias naciones de Europa.

A los 42 años dijo adiós al mundo y pidió al provincial de Austria ser carmelita teresiano (1877), cambiando su nombre por el de Rafael de San José. En Polonia se ordenó sacerdote el 15.1.1882.

Trabajó con todas las fuerzas de su alma para extender su Orcien en Polonia. Fue vice-maestro de novicios, prior y vicario provincial y fundó el convento de Wadowice en 1892, donde desarrolló un fecundo apostolado.

En esta ciudad nació en 1920 el papa Juan Pablo II y por el afecto que sentía a los carmelitas y la veneración de los restos de este venerable carmelita, intentó Karol Woyti la, por dos veces, ser religioso carmelita.

Murió santamente el 15.11.1907.

El papa Juan Pablo II lo beatificó en su misma patria el 22 de Junio de 1983. Fue canonizado por el mismo Papa el 17 de noviembre de 1991 en la Basílica Vaticana.

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11:22 p.m.
Matilde nació en Turingia. Ella provenía de la estirpe de los barones de Hackeborn, quienes poseían tierras en el norte de Turingia y en la zona de Harz y estaban emparentados con los Hohenstaufern.

A los siete años fue Matilde a la escuela del convento, entró más tarde en la Orden y se convirtió en directora de la escuela del convento.

Son conocidas sus grandes dotes musicales. Se convirtió en primera cantante en el coro litúrgico, sacristana, bibliotecaria, a ella le fueron confiados los valiosos escritos, copias y pinturas de libros.

Su principal obra se llama "Libro de la corriente de alabanza", en el cual Matilde de Hackeborn escribe: "Yo soy más fácil de alcanzar que cualquier otra cosa ni un hilo ni una astilla, nada es tan pequeño y tan inferior que uno pudiera atraerlo a sí con un simple acto de la voluntad. A Mí en cambio, puede el ser humano llevarme a sí con su simple voluntad".

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11:22 p.m.
Etimológicamente significa “usurpador”. Viene de la lengua hebrea.

Nació a finales del siglo XIII en Mantua, Italia.

Fraile dominico en Mantua, Doctor en Teología título que obtuvo en la universidad de París, sacerdote y amigo personal y hermano de la Orden de los Predicadores de Nicolás Boccasino, quien más tarde se convirtió en el Papa Benedicto XI y para quien Santiago realizó varias misiones.

Fue nombrado Obispo de Mantua en 1303, y ganó fama por su contino servico para con los más pobres, la reconstrucción de su catedral y de muchas iglesias.

Fue en estos tiempos en los que Dante escribió su más famosa novela. Había unas terribles luchas entre los Güelfos, que eran acérrimos enemigos del gran escritor.

Los de su ciudad lo llamaban “su padre”.
Estuvo en la coronación de Enrique VII en Milán y participó en el concilio de Vienne (Francia).

Sus 28 años de obispo se pueden definir como el obispo de la caridad.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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En Antioquía, de Siria, san Bárlaam, mártir, el cual, aunque rústico e ignorante, pero fortalecido por la sabiduría de Cristo, con una invicta constancia en la fe rechazó el fuego y el incienso que le ponían en las manos para que sacrificara a los ídolos, y, por la ferocidad del tirano, obtuvo la palma del martirio.

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Virgenes y Mártires

Martirologio Romano: En Madrid, en España, beatas María del Refugio (María Gabriela) Hinojosa y Naveros y cinco compañeras, vírgenes de la Orden de la Visitación de Santa María y mártires, que en la encarnizada persecución permanecieron encerradas en el monasterio, pero, apresadas traidoramente por los milicianos, fueron fusiladas, saliendo así al encuentro del Señor ( 1936).

Fecha de beatificación: 10 de mayo de 1998 por S.S. Juian Pablo II

Sus nombres son:
Teresa María (Laura) Cavestany y Anduaga,
Josefa María (María del Carmen) Barrera e Izaguirre,
María Inés (Agnes) Zudaire y Galdeano,
María Angela (Martina) Olaizola y Garagarza y
María Gracia (Josefa Joaquina) Lecuona y Aramburu, y

Breves Biografías


María del Refugio nació en Alhama de Granada en 1872. Huérfana desde niña, a los 19 años ingresó en la Visitación. En 1894 hizo su profesión y tomó el nombre de María Gabriela. Muy amante de la Orden, fue un modelo de monja salesa. Pasó por todos los empleos y en 1929 fue elegida superiora del convento de la Visitación de Madrid hasta 1936. Era de carácter jovial, y se esmeró en dar gusto a todas. Supo mantener unida a todas sus hermanas que permanecieron en Madrid, siempre con una infinita fe en la Providencia. Manifestó en repetidas ocasiones que perdonaba a los enemigos.

En 1936 al estallar la revolución, la Comunidad parte para Oronoz (Navarra), y Hermana Gabriela queda en Madrid, como superiora del grupo, para cuidar del Monasterio junto con otras Hnas. Las últimas palabras suyas que se conservan son: «Estamos rezando, dando gracias a Dios porque nos ha llegado la hora». Toda su vida fue de alabanza a Dios por todo lo que le había concedido.

Laura nació en Puerto Real, Cádiz en 1988. Intentó ser carmelita, pero al final se decidió por la Visitación de Madrid, donde ingresó en 1914. Hizo su profesión religiosa en 1916. Al tomar el hábito recibe el nombre de Teresa María, y feliz escribe: «No tengo más que un solo deseo, insaciable, inmenso. ¡el deseo, la sed de Dios! ¡Sólo Dios!». Tenía un fuerte carácter con el que tuvo que luchar toda su vida. Tenía una gran facilidad de palabra y alma de poeta. Era bondadosa, cariñosa con todos. En el convento fue la ecónoma y siempre estuvo al servicio de la comunidad.

María del Carmen nació en El Ferrol, La Coruña en 1881. Tenía una piedad profunda, en la que desataca su amor a la Eucaristía, devoción que desarrolló junto al beato D. Manuel González, como María de los Sagrarios. Ingresó en el monasterio de la Visitación de Madrid en 1918, y pronunció sus votos en 1919recibiendo el nombre de Josefa María. Era muy humilde y decía que no “tenía madera de mártir”. Se ofreció para fundar en un país de misión, pero esta fundación no se llevó a cabo. Era abnegada, cariñosa, pero firme. Durante muchos años fue la enfermera de la comunidad.

Le costó permanecer en Madrid, cuando la comunidad marchó a Navarra, aceptó la voluntad de Dios. En 1936 fue escogida por la superiora para permanecer en Madrid, entre el grupo de las siete Hermanas. Su familia deseaba llevarla a casa, pero ella rehúsa porque ha dicho con sus compañeras: «Hemos prometido a Jesús las siete unidas no separarnos. Si por derramar nuestra sangre se ha de salvar España, pedimos al Señor que sea cuanto antes». Al principio de su vida había dicho: «Yo no tengo madera de mártir».

Agnes nació en Echávarri, valle de Allín (Navarra) en 1900. A los 19 años ingresó en el monasterio de la Visitación de Madrid tomando el nombre de María Inés. Allí se mostró siempre activa, respetuosa y servicial. Acostumbraba a ir a Dios en todo y a sobreponerse cuando algo la contrariaba. Era muy cumplidora de su deber, era tímida, incluso miedosa.

La situación se complica en 1936 y la Comunidad vuelve a Oronoz, Hna. Maria Inés a pesar de su cobardía, pues tiene miedo, acepta quedarse entre el grupo y les dice a sus Hermanas que parten: «Pidan mucho por nosotras, puede ser que nos maten». Fue levantada violentamente de la cama donde estaba a causa de una fiebre muy alta y salió con valentía camino del martirio, junto a sus hermanas. 

Martina nació en Azpeitia, Guipuzcoa en 1893. En 1918 ingresó en el monasterio de la Visitación de Madrid, como hermana externa y tomó el nombre de María Ángela. Hizo su profesión perpetua en 1934. Era una mujer prudente, paciente, abnegada, caritativa, humilde, trabajadora, y siempre al servicio de sus hermanas. Se hizo querer por todas, y se reía ante sus equivocaciones al hablar el castellano, lengua que desconocía al ingresar en el convento. Tenía una gran devoción al Corazón de Jesús.

Como es una Hna. inteligente y humilde sus superioras la designan para permanecer en Madrid durante el exilio de la Comunidad, en este tiempo tiene el consuelo de ver a su sobrino Justo, que extrañado de ver la paz de su tía se empeña en llevarla a casa, lejos del peligro, pero ella le dice «Mi puesto esta aquí, después, que se cumpla la voluntad de Dios».

Josefa Joaquina nació en Oyarzun, Guipúzcoa, en 1897. Dicen de ella que era muy inteligente, con mucho sentido de la responsabilidad y un gran sentido del humor. Tenía mucha paciencia y se mortificaba para imitar a Jesús. Ingresó como hermana externa en el monasterio de la Visitación de Madrid en 1924, realizó su profesión perpetua en 1934 y tomó el nombre de María Engracia. Se multiplicaba para atender a todas las necesidades y para hacer felices a todas. Destacó por su amor a su vocación religiosa y su gran deseo de adelantamiento espiritual.

Animó con alegría servicial al pequeño grupo de su comunidad, anhelando con verdadera ilusión el martirio. Fueron beatificadas por SS. Juan Pablo II en Roma el 10 de mayo de 1998.

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Por: . | Fuente: Passiochristi.org

EL CONFECCIONADOR DE SOGAS FALLIDO

Martirologio Romano: En Ceccano, junto a Frosinone, en Italia, beato Grimoaldo de la Purificación (Fernando) Santamaría, religioso de la Congregación de Pasionistas, que cuando se preparaba con fervor y alegría al sacerdocio, consumido por la enfermedad murió santamente ( 1902).

Fecha de beatificación: 29 de enero de 1995 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía


No es posible no querer a Grimoaldo. Es imposible no ser capturados de su poderosa fascinación, de su transparencia angelical y de su juvenil franqueza. Al encontrarlo rápidamente se le tiene devoción.

La vida fluye como el agua. ¿Y después…?

Entre los pasionistas escoge el nombre de Grimoaldo (y con éste parará a la historia); pero en el bautismo, recibido el día después del nacimiento, lo llamaron Fernando. El papá Pedro Pablo Santamaría y la mamá Cecilia Ruscio, los dos cristianos fervientes, trabajan haciendo sogas en Pontecorvo (Frosinone).

A ellos llega cáñamo tosco que con manos expertas transforman en sogas de varias dimensiones para revenderlas después en mercados de los pueblos vecinos. En Pontecorvo Fernando, primogénito de 5 hijos, nace el 4 de mayo de 1883.

En 1890 inicia la escuela primaria, recibe la primera comunión a los 8 años. Es tan bueno, piensa el párroco, ¿por qué hacerlo esperar como a sus compañeros que solo se admiten sobre los 10/12 años? La Iglesia es su lugar preferido, frecuentado con asiduidad. Sirve al altar como monaguillo con diligencia y concentración. Si no puede ir, porque debe trabajar, no logra contener el llanto.

Pero cuando está en la Iglesia no es posible que se distraiga. De rodillas delante de la estatua de la Inmaculada parece también él una pequeña estatua: inmóvil con las manos juntas pase lo que pase. El viejo sacristán tiene lágrimas en los ojos y le encanta mirarlo.

Al párroco se le ensancha el corazón cuando piensa en el futuro de aquel joven. Es verdad que el papá Pedro Pablo lo quiere como hacedor de sogas, pero el párroco don Vicente Romano intuye que no podrá ser así: Fernando que está siempre en la Iglesia como si fuese atraído por un imán, que tiene una gran pasión por ayudar en la misa, que está siempre presente en el coro parroquial para cantar con su bella voz, no será nunca un hacedor de sogas; aquel niño tiene otra vocación.

Y don Vicente ve bien las cosas. Desde hace tiempo se ha dado cuenta que el muchacho se queda mucho tiempo en una silenciosa y absorta contemplación.

Por eso no se maravilla tanto cuando un día corren jadeantes a decirle que han visto a Fernando, hijo del hacedor de sogas arrebatado en éxtasis delante de la Virgen.

Es un muchacho reservado sí, pero no aislado. Dócil pero no sin iniciativa.

Bueno, pero quiere que también lo sean los demás. A la mamá le confía que reza por los muchachos malos “para que se hagan buenos”. Con frecuencia enseña catecismo a los compañeros.

Con la familia Santamaría vive también la anciana tía Checca, ciertamente devota de la Iglesia pero poco. El sobrino de vez en cuando le recuerda que “está bien trabajar y orar en casa, pero se necesita ir a la Iglesia y escuchar misa”. Y después la penitencia. Fernando tiene un deseo sorprendente: ora con semillas de maíz o con pequeñas piedras bajo las rodillas, escoge la comida menos sabrosa, con frecuencia ayuna del todo, busca mortificaciones dignas de un ermitaño.

Repite continuamente que él ha nacido para hacer penitencia. En la familia saben que a veces pasa parte de la noche en vela haciendo oración. Dirá un testigo: “Deseaba seguir a Jesús en sus sufrimientos”. La vida austera de los Pasionistas del cercano santuario de la Virgen de las Gracias, que frecuenta siempre, parece hecha propiamente para él. Y lo dice abiertamente. Pero el papá lo empuja hacia el oficio de las sogas.

Fernando es el primogénito y debe continuar el trabajo que hoy es de su padre y que ayer ha sido de su abuelo. Trata de quitarlo, con severos castigos, de aquello que, según él, es un capricho de adolescente.

¿Los castigos rigurosos no sirven? Probemos con otros sistemas, se dice su papá Pedro Pablo: le compraré un caballo y una carreta, lo mandaré por ferias y mercados a vender sogas, hará dinero y la idea del convento se le quitará de la cabeza. La propuesta es atrayente, pero cuando Fernando la oye, mira el río que está a dos pasos y lo señala al papá diciendo: “la vida fluye como el agua… y nuestros días se van veloces… ¿y después?.

Cierto. ¿y después? Reflexiona Pedro Pablo. Mirándose dentro, se da cuenta que alguna convicción acerca del futuro del hijo se le está tambaleando. Pero no es capaz de rendirse definitivamente. ¿Qué no ha hecho y que debe hacer todavía para llevar adelante su proyecto? Aquel bendito hijo apura y termina bien el trabajo de ayudante de hacedor de sogas para dedicar más tiempo a la oración. Las mañana para no despertar a los familiares desciende descalzo hasta la salida de la casa y después corre velozmente para escuchar misa. Ni siquiera en las frías y perezosas mañanas de invierno cuando el frío encadena a todos en la casa, Fernando falta a la cita con el Señor.

Una noche el muchacho regresando a casa de la Iglesia, encuentra la puerta de casa ya cerrada, y es obligado a dormir en una casa vecina. Reflexionando en tanta severidad Pedro Pablo siente un nudo en la garganta y tiene ganas de llorar. También él comienza a entender aquello que la mamá Cecilia ha intuido desde hace tiempo. Ella se sorprende siempre más seguido considerando a su Fernando ya sacerdote y misionero. Le parece soñar y por la emoción tiembla de estupor.

El muchacho tiene 16 años: sabe lo que quiere. Ha incluso anticipado el estudio del latín, gramática y retórica porque está decidido más que nunca a seguir su camino. Ha sido su maestro don Antonio Roscia que de joven había intentado la vida conventual; por enfermedad fue obligado a regresar a su familia, pero conservó la admiración y la simpatía por los Pasionistas. Fernando también ha estudiado de noche a la luz de las velas; y con un curso rápido de pocos meses ha recuperado casi tres años de estudio. Supera las infaltables ironías de sus compañeros que no pueden entender su extraña decisión.

El papá termina por ceder pues en el fondo es bueno como un pedazo de pan aunque haya sido más severo de lo permitido. El mismo lo acompañará hasta la estación de Aquino para darle su ultima bendición y su ultimo beso.

Fernando se vuelve más alegre y expresivo, la alegría ya incontenible se le ve en el rostro. Dirá uno de sus mejores amigos: “Encontrándolo y viéndolo todo transformado, le pregunté que tenía y me dijo que quería hacerse pasionista”. Parte “con rostro alegre”, advierten los escépticos en turno: “me voy y no regresaré más”. Deja detrás de si el ejemplo de un muchacho silencioso, modesto e irreprensible.

Como San Gabriel

El 15 de febrero de 1899 Gernando llega a Paliano (Frosinone) para iniciar el año de noviciado, el 5 de marzo de 1899 viste el hábito y toma un nuevo nombre: Grimoaldo por la devoción hacia el santo protector de Pontecorvo. La vida de novicio que es toda soledad, oración y mortificación le parece cortada a su medida: una alegría tan cierta e intensa no la había experimentado nunca antes. Los co hermanos más ancianos como los compañeros notan en él un empeño constante por la perfección. Un compañero suyo dice que “nunca noté en él defecto alguno” y que “hacía todo en grado heroico porque deseaba ser santo”.

Emitida la profesión religiosa es trasferido a Ceccano, siempre en la provincia de Frosinone. Aquí retoma los estudios de las materias clásicas; seguirá después el estudio de la filosofía y de la teología para prepararse al sacerdocio. Con tenacidad se inclina sobre los libros deseoso de aprender siempre más para ser un digno sacerdote. En el estudio sus compañeros están más adelantados y tienen una preparación de base más completa y esmerada. Mientras la suya en Pontecorvo ha sido, desafortunadamente rápida y llena de lagunas. Pero Grimoaldo no pierde el ánimo. Acepta con gratitud la ayuda que le ofrece algún compañero en el campo escolástico. Es loable su empeño tanto que “los profesores lo ponen como ejemplo”. Él vive “siempre jovial aún en las humillaciones, en la contrariedad y en las dificultades del estudio”. Los estudiantes tienen poquísimo contacto con el mundo exterior y viven en prácticas desconocidas a la gente. Sin embargo la fama de Grimoaldo sobrepasa el recinto de la casa religiosa: las personas que viven en torno al convento han notado su bondad y se encomiendan confiados a su oración. Y, dicen, lo hace con resultados positivos. Las oraciones de Grimoaldo obtienen las gracias solicitadas.

El joven es un “coloso de salud”, robusto, bien proporcionado, alto 1.75 m. Ninguno puede sospechar lo que está por suceder. El 31 de octubre de 1902 durante un paseo de la tarde en los contornos del convento, Grimoaldo advierte improvisos y lacerantes dolores en la cabeza con vértigos y molestias visuales. Regresa al convento y se mete en la cama. El día siguiente, fiesta de todos los santos, participa en la celebración de la misa y recibe devotamente la eucaristía. Pero continuando el mal regresa a la cama y es llamado el médico. El diagnóstico es cruel y sin esperanza: meningitis aguda a la que se sumarán otras complicaciones. En los días de la enfermedad deja ver más todavía su deseo de santidad y su amor a Dios. Y la habitación del enfermo se vuelve una escuela de virtudes.

Grimoaldo en efecto “brilla en aquella paciencia de la cual ha dado siempre pruebas admirables y continuamente repite que acepta la enfermedad como voluntad de Dios, recomienda a los compañeros que lo ayuden con la oración para no perder la paciencia y el ánimo para abrazar la cruz. Con una alegría que le brilla en el rostro” se declara “contentísimo de hacer la voluntad de Dios”. “En los últimos instantes de su vida su rostro se vuelve espléndido como el sol y sus ojos están fijos en un punto de la habitación. Se apaga al caer el sol “calmado, sereno y tranquilo, como niño que dulcemente reposa entre los brazos de su madre”

Es el 19 de noviembre de 1902. Grimoaldo tiene solo 18 años, 6 meses y 14 días. Los religiosos se animan “en la persuasión de que se pierde un co-hermano y se adquiere un santo”.

Los padres no están presentes en su muerte: Grimoaldo se les aparecerá confortándoles. Vivirán serenos; contentos de haber tenido un hijo así. A él se dirigirán con la oración en sus necesidades.

El joven estudiante “aquel que era tan bueno”, es sepultado en el cementerio local. Pero no se quedará allí siempre. En octubre de 1962 es exhumado y los restos mortales son colocados en la Iglesia del convento de Ceccano. Después de 60 años en la bolsa de su hábito, reducido a jirones, encuentran un pedacito de tela junto con una nota escrita: “hábito del venerable Gabriel de la Dolorosa”; una reliquia que el joven había portado devotamente consigo. Grimoaldo durante su vida miró con particular afecto a Gabriel, se nutrió con su ejemplo.

Para quien pretende medir todo con el metro del perfeccionismo, de la apariencia o de lo ruidoso, Grimoaldo no ha hecho nada particularmente digno de admiración. Pero para quien mira las cosas con la óptica de la fe Grimoaldo ha cultivado lo esencial: vehemente anhelo de santidad, sed ardiente de Dios. Empeñado con todo su ser en las cosas de cada día celebra el don de la vida y la gracia de la vocación sobre el altar de la laboriosidad. Suave y sereno, admira por el amor al recogimiento, el gusto por la oración y también por la contemplación además de la penitencia, el amor a Jesús crucificado, la filial devoción a María inmaculada. Maravilla todo esto por la simplicidad de los pequeños y la constancia de los fuertes. Parece poco. Por el contrario es todo. Muchas y crecientes las gracias atribuidas a su intercesión. Los enfermos de tumores parecen ser sus predilectos. En Estados Unidos, donde viven algunos de sus parientes, Grimoaldo es amado y venerado y hace sentir siempre su celeste protección. Fue declarado venerable el 14 de mayo de 1991 y beato el 29 de enero de 1995.

Grimoaldo: el nombre no es de los más comunes. Y quizá ni siquiera de los más bellos. Pero ahora es familiar y querido. Es el nombre de un joven fuerte y generoso propuesto como modelo. Es el hacedor de sogas fallido que quería ser santo y que ya ha ligado a sí innumerables corazones.</span></span>

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En Tours, de Neustria, tránsito de san Odón, abad de Cluny, que instauró la observancia monástica según la Regla de san Benito y la disciplina de san Benito de Aniano.

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Dedicación de las basílicas de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. La primera de ellas fue edificada por el emperador Constantino sobre el sepulcro de san Pedro en la colina del Vaticano, y al deteriorarse por el paso de los años fue reconstruida con mayor amplitud y de nuevo consagrada en este mismo día de su aniversario. La otra, edificada por los emperadores Teodosio y Valentiniano en la vía Ostiense, después de quedar aniquilada por un lamentable incendio fue reedificada en su totalidad y dedicada el diez de diciembre. Con su común conmemoración se quiere significar, de algún modo, la fraternidad de los apóstoles y la unidad en Iglesia (1626; 1854).

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