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Monje Eremita

Martirologio Romano:En Roma, san Simón, monje, antes conde de Crespy, en Francia, que, renunciando a la patria, al matrimonio y a todo, eligió la vida monástica y después la eremítica en las montañas del Jura, y reclamado muchas veces como legado de paz para conciliación entre príncipes, murió finalmente en Roma, siendo sepultado en la Urbe, en la basílica de San Pedro (1082).

Breve Biografía


Simón, conde de Crespy, en la región de Valois, estaba emparentado con Matilde, la esposa de Guillermo el Conquistador, y se educó en la corte de ese rey. Gozaba de la confianza y los favores de Guillermo, quien le llevó consigo a las campañas contra Felipe I de Francia para arrojarlo de las tierras de Normandía. Se dice que al término de aquella guerra, el padre de Simón murió en la localidad de Montdidier y éste se propuso transportar el cadáver hasta las tierras de Crespy para sepultarlo; y sucedió que en el largo trayecto el cuerpo del conde entró en descomposición y su hijo, después de velarlo toda la noche en solitaria meditación sobre lo transitorio de esta vida, sepultó los restos en el campo y regresó a la corte decidido a hacerse monje. Asimismo se afirma que acabó por convencer a su prometida, la hija de Hildeberto, conde de Auvernia, para que ingresara a un convento y así, un buen día, los dos novios huyeron juntos de la corte, pero no para casarse, como lo pensaban todos los cortesanos, sino para entregarse a la vida del claustro. La joven quedó a buen resguardo con las monjas, pero cuando Simón se dirigía a otro monasterio para hacer lo propio, fue alcanzado por los enviados del rey, quienes le llevaron de nuevo a la corte. Ahí Guillermo el Conquistador le reveló al noble joven que deseaba casarlo con su propia hija Adela. Simón no se atrevió a rechazar directamente los ofrecimientos de su real benefactor, pero trató de demorar la boda y partió en viaje a Roma con el pretexto de averiguar en la Santa Sede si su proyectado matrimonio era legal en vista de que la hija del rey era su pariente. Pero ni siquiera llegó a la mitad del camino, porque a su arribo a la ciudad de Condal, en el Jura, se hospedó en la abadía de Saint-Claud, ahí tomó el hábito y no lo abandonó jamás.

Lo mismo que a muchos otros monjes pertenecientes a la nobleza, los superiores y los familiares de Simón insistieron para que emplease su influencia en arreglar discordias y restablecer los derechos. San Hugo de Cluny le envió ante el rey de Francia para que recuperase unas tierras que habían sido quitadas al monasterio y, asimismo, intervino activamente para obtener la reconciliación entre Guillermo el Conquistador y sus hijos. Cuando el Papa San Gregorio VII, en conflicto con el emperador, decidió concertar un acuerdo con Roberto Guiscard y sus normandos que ocupaban parte del territorio de Italia, mandó llamar a San Simón para que le ayudase en las negociaciones. Estas concluyeron felizmente en la ciudad de Aquino, en 1080 y, desde entonces, el Papa conservó a su lado a Simón. Este murió en Roma y recibió los últimos sacramentos de manos del propio San Gregorio.
¡Felicidades a quienes lleven este nombre!</span></span>

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Por: P. Angel Amo | Fuente: Catholic.net

Tercer Superior General de la Compañía de Jesús

Martirologio Romano: En Roma, san Francisco de Borja, presbítero, que, muerta su mujer, con quien había tenido ocho hijos, ingresó en la Compañía de Jesús y, pese a que abdicó de las dignidades del mundo y recusó las de la Iglesia, fue elegido prepósito general, siendo memorable por su austeridad de vida y oración (1572).

Etimología: Francisco = el abanderado, viene del germano

Breve Biografía


San Francisco Borja nació en Gandía (Valencia) el 28 de octubre de 1510, primógenito de Juan de Borja y entró muy joven al servicio de la corte de España, como paje de la hermana de Carlos V, Catalina. A los veinte años el emperador le dio el título de marqués. Se casó a los 19 años y tuvo ocho hijos. A los 29 años de edad, después de la muerte de la emperatriz, que le hizo comprender la caducidad de los bienes terrenos, resolvió “no servir nunca más a un señor que pudiese morir” y se dedicó a una vida más perfecta. Pero el mismo año fue elegido virrey de Cataluña (1539-43), cargo que desempeñó a la altura de las circunstancias, pero sin descuidar la intensa vida espiritual a la que se había dedicado secretamente.

En Barcelona se encontró con San Pedro de Alcántara y con el Beato Pedro Favre de la Compañía de Jesus. Este último encuentro fue decisivo para su vida futura. En 1546, después de la muerte de la esposa Eleonora, hizo la piadosa práctica de los ejercicios espirituales de san Ignacio y el 2 de junio del mismo año emitió los votos de castidad, de obediencia, y el de entrar a la Compañía de Jesús, donde efectivamente ingresó en 1548, y oficialmente en 1550, después de haberse encontrado en Roma a San Ignacio de Loyola y haber renunciado al ducado de Gandía. El 26 de mayo de 1551 celebraba su primera Misa.

Les cerró las puertas a los honores y a los títulos mundanos, pero se le abrieron las de las dignidades eclesiásticas. En efecto, casi inmediatamente Carlos V lo propuso como cardenal, pero Francisco renunció y para que la renuncia fuera inapelable hizo los votos simples de los profesos de la Compañía de Jesús, uno de los cuales prohíbe precisamente la aceptación de cualquier dignidad eclesiástica. A pesar de esto, no pudo evitar las tareas cada vez más importantes que se le confiaban en la Compañía de Jesús, siendo elegido prepósito general en 1566, cargo que ocupó hasta la muerte, acaecida en Roma el 30 de septiembre de 1572.

Fue un organizador infatigable (a él se le debe la fundación del primer colegio jesuita en Europa, en su sierra natal de Gandía, y de otros veinte en España), y siempre encontró tiempo para dedicarse a la redacción de tratados de vida espiritual. Se destacó por su gran devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Incluso dos días antes de morir, ya gravemente enfermo, quiso visitar el santuario mariano de Loreto. Fue beatificado en 1624 y canonizado en 1671, uno de los primeros grandes apóstoles de la Compañía de Jesús.

Si quieres ahondar más en la vida de Francisco de Borja, consulta San Francisco de Borja en Corazones.org</span></span>

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Sacerdote y Fundador

Martirologio Romano: En Lanzo, provincia de Turín, en Italia, beato Federico Albert, presbítero, que, siendo párroco, fundó la Congregación de Hermanas de San Vicente de Paúl de la Inmaculada Concepción, destinada a la redención de las gentes caídas en la miseria (1876).

Etimología: Federico = aquel que impone la paz, viene del celta.

Breve Biografía


Nace en Turín, Italia, el 16 de octubre de 1820. A los 15 años de edad se decide por la milicia, pero siente una voz interior y reflexiona sobre su vocación al sacerdocio e ingresa luego al Seminario.

Prosigue estudios en la Real Universidad de Turín, donde cursa teología. Recibe la ordenación sacerdotal en 1843.

Ejerce su ministerio como capellán de las Cortes, sin descuidar el apostolado de atender a las clases marginadas e inclusive a delincuentes. Su vida plena en virtudes y servicio al pueblo permiten que el monarca Víctor Manuel II (1820-1878) reconozca su magnífico servicio en el aspecto social.

Renuncia a su cargo en la citada capellanía para atender de tiempo completo a su feligresía y las personas necesitadas.

Contemporáneo de San Juan Bosco (31 de enero), intercambia con él sus ideas altruistas sobre instituciones de beneficencia. Su vasta misión comprende el establecimiento de orfanatorios, guarderías, casas de asistencia para jóvenes abandonadas, conservatorios, enseñanza de idiomas, normales para la formación de maestros, etcétera. Funda la congregación de Hermanas Vicentinas de María Inmaculada en 1869, conocidas como Hermanas Albertinas.

Por humildad declina al nombramiento episcopal.

Casi al final de su vida, en 1873 establece una colonia agrícola. Decorando su capilla sufre una caída que le ocasiona heridas y luego la muerte, en Lanzo Torinesse, el 30 de septiembre de 1876.

El 3 de septiembre de 1984 es beatificado por el Papa Juan Pablo II.</span></span>

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Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explanar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor.

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Fiesta de los santos arcángeles [San Miguel], San Gabriel y [San Rafael]. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

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Fiesta de los santos arcángeles Miguel, [San Gabriel] y [San Rafael]. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

6:45 p.m.

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Fiesta de los santos arcángeles [San Miguel], [San Gabriel] y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

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Santos Lorenzo de Manila Ruiz y quince compañeros mártires, tanto presbíteros como religiosos y seglares, sembradores de la fe cristiana en Filipinas, Formosa y otras islas japonesas, a causa de lo cual, por decreto del supremo jefe del Japón, Tokugawa Yemitsu, en dis tintos días consumaron en Nagasaki su martirio por amor a Cristo, pero celebrados en única conmemoración (1633-1637). Sus nombres son: santos Domingo Ibáñez de Erquicia, Jacobo Kyuhei Gorobioye Tomonaga, Antonio González, Miguel de Aozaraza, Guillermo Courtet, Vicente Shiwozuka, Lucas Alfonso Gorda, Jordán (Jacinto) Ansalone y Tomás Hioji Rokuzayemon Nishi, presbíteros de la Orden dominicana; Francisco Shoyemon, Miguel Kurobioye y Mateo Kohioye, religiosos de la misma Orden; Magdalena de Nagasaki, virgen de la Tercera Orden de San Agustín; Marina de Omura, virgen de la Tercera Orden dominicana; Lázaro de Kyoto, seglar.

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San Wenceslao o Venceslao, mártir, duque de Bohemia, que, educado por su abuela [santa Ludmila] en sabiduría divina y humana, fue severo consigo, pacífico en la administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga para ser vendidos. Después de sufrir muchas dificultades en gobernar a sus súbditos y formarles en la fe, traicionado por su hermano Boleslao fue asesinado por sicarios en la iglesia de Stara Boleslav, en Bohemia (929/935).

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Memoria de san Vicente Paúl, presbítero, que lleno de espíritu sacerdotal y entregado en París al servicio de los pobres, veía el rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac, fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad.

7:08 p.m.

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En Fara, cerca de Cingoli, en el Piceno, de Italia, san Bonfilio, que, siendo obispo de Foligno, estuvo diez años en Tierra Santa y, al regresar a Italia, se retiró al monasterio de Storaco, del que había sido abad, muriendo finalmente en soledad (c. 1115).

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Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).

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Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).

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Por: . | Fuente: misa_tridentina.t35.com

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de la Santísima Trinidad, en la región de Moscú, en Rusia, san Sergio de Radonezh, que, elegido como hegúmeno o abad, propagó la vida eremítica y cenobítica que él había practicado primero, y hombre de carácter afable, fue consejero de príncipes y consolador de fieles cristianos . (†1392)

Fecha de canonización: En el año 1449, siendo Papa Nicolás V.

San Sergio de Radonezh es uno de los santos más venerados en toda Rusia. Nació en el año de 1319 en la familia de los muy distinguidos nobles y piadosos Cirilo y María. Desde muy temprana edad Bartolomé, nombre con el que fue bautizado, deseaba consagrar toda su vida al servicio de Dios. Sin embargo, Cirilo y María por mucho tiempo desaprobaron que su hijo se entregara a la vida monástica. Sólo un poco antes del deceso de sus padres, san Sergio y su hermano mayor, Esteban, se retiraron a una colina perdida en la espesura del bosque. El futuro Santo Patrono de Rusia contaba entonces con apenas 23 años.

Con sus propias manos, los hermanos construyeron en este sitio una iglesia y un aposento, consagradas a la Santísima Trinidad. La vida en el retiro no fue nada fácil para Esteban, el hermano mayor de san Sergio y muy pronto se alejó de esos lugares. El Santo se quedó en completa soledad y con mayor celo se entregó al ayuno y a la oración. Muy pronto se cumplieron los más anhelados deseos del joven: Mitrofan, el padre superior de uno de los monasterios cercanos, le entregó los hábitos. San Sergio no pasaba ninguna hora del día en vano o en la ociosidad. Combinaba sabiamente la oración y el trabajo, el canto de los Salmos y la lectura de los libros sagrados, cada vez más iba en aumento su erudición y cada día de su vida se acercaba más y más a Cristo.

Cada paso en su vida monástica procuraba llevarlo a cabo tomando ejemplo de lo escrito por los devotos de los primeros siglos del cristianismo tales como: los Santos Antonio y Macario Magnos; san Juan Clímaco, el abad Doroteo y muchos otros más.. San Sergio también era muy devoto de los primeros prosélitos del monaquismo ruso: Antonio y Teodosio Pecherski y a sus innumerables seguidores. El Santo se esforzaba por lograr en su vida aquel ideal de santidad, que habían logrado todos ellos, marchando siempre hacia Dios por el camino riguroso de la concordancia con las enseñanzas de nuestro Salvador. Valerosamente, resistió toda tentación, con su mirada fija en el Cristo celestial y se entregaba con todas sus fuerzas en búsqueda de Dios, objetivo único en la vida de todo hombre.

Pese a que San Sergio no lo buscara, por todas las ciudades cercanas y lejanas se propagó el rumor de que en el bosque de Radonezh vivía un extraordinario hombre muy devoto. Muy pronto el Santo comenzó a rodearse de personas ansiosas por ser salvadas bajo su guía. San Sergio, por el deseo insistente de sus discípulos, se convierte en sacerdote y superior del monasterio fundado por él mismo.

En la biografía del Santo, compuesta por su discípulo, Epifanio el Sabio, hay muchas referencias a la humildad que adornaba a San Sergio, veamos uno de esos relatos: En una ocasión, en vida de san Sergio, llegó al convento un campesino que había escuchado acerca de las proezas y la gloria del padre superior. El hombre pidió a un hermano que le mostrara al padre Sergio. Los monjes le señalaron a un hombre de edad avanzada con vestiduras remendadas y muy sencillas que estaba arrimando unas tablas al lado de la barda del monasterio. El campesino incrédulo y exaltado, exclamó: “¡Se burlan de mí! Yo vine hasta aquí para ver a un ilustre padre, opulentamente vestido, rodeado de servidumbre y ustedes me enseñan a un campesino cualquiera, seguramente el más ínfimo del monasterio”. San Sergio al escuchar las quejas del visitante, abandono su tarea, amablemente lo saludó y lo invitó a pasar al comedor. Le dijo entonces: “No te aflijas hermano, –lo consoló el Santo– Dios es tan benevolente en su casa, que nadie sale de ella con angustia. Y muy pronto Él te mostrará a aquél al que buscas”. En el momento de su charla, al monasterio llegó un príncipe rodeado de un numeroso séquito. El príncipe se tiró a los pies del hombre de Dios, pidiendo su bendición. Entonces el campesino entendió de quien se trataba ese humilde hortelano. Después de la partida del príncipe, con lágrimas rogaba a san Sergio le perdonara por su osadía e ignorancia. “No te aflijas, hijo mío –le dijo el humilde padre–, solamente tú me has juzgado cabalmente, ya que más bien los equivocados son ellos”.

La dirección del monasterio no le atraía mucho a san Sergio, más bien le agobiaba. Cuando al convento llegó la discordia y ante el intento de sublevación de algunos monjes en contra de su superior, san Sergio abandonó el monasterio estableciéndose en la espesura del bosque a la orilla del río Kirzhach. Sólo después de 3 o 4 años ante la intervención del padre Alejo de Moscú, regresó san Sergio a su convento.

San Sergio falleció el 25 de septiembre de 1392. Antes de su muerte, dispuso a los hermanos, ante todo, preservar con rigurosidad la fidelidad a la ortodoxia de la fe. El Santo encomendó también preservar la vida en comunión, la pureza espiritual y corporal, alejarse de los malos deseos, la abstención en la comida y la bebida, tener la aplicación hacia la humildad y el peregrinaje.

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Presbítero Trinitario y Mártir

Martirologio Romano: En la sierra de las Alpujarras, cerca de la ciudad de Granada, beato Marcos Criado, presbítero de la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de cautivos, y mártir, víctima de los moriscos (1569).

Fue un valiente misionero declarado Beato por dejarse hasta su vida como misionero anunciando “la Palabra”, la de Cristo, la de la vida, sin mas medio ni arma que la palabra. Tan potente fue esta arma que suscitó la fe en unos y en otros el rechazo. Como respuesta encontró la violencia, y hostilidad hasta la muerte. Pero la violencia venció, y la Palabra con-venció. La fe y su testimonio siguen vivos.

Inicios y vocación Este trinitario nació en un lugar cercano, Andujar, y una fecha lejana, en 1522. Como es natural tenía una gran devoción a la Virgen de la Cabeza. De hecho pierde a su madre siendo niño y ante este dolor acude a su madre del cielo, a la Virgen de la Cabeza. A ella le hablaría de su soledad y de ella sentiría su abrazo de madre, que siempre está ahí, atenta a sus hijos. Marcos, aquel día se encomendó a la madre de Dios y madre nuestra y se consagró a ella.

Años más tarde, aún muy joven pide entrar en la comunidad de Trinitarios de su ciudad, quizá como respuesta a su consagración de niño. Tras un año de noviciado realizó su profesión religiosa como trinitario. Después realizó los estudios teológicos hasta que fue ordenado sacerdote.

El trinitario de la Palabra. La lectura del Evangelio y de los libros de teología le hacían escuchar la Palabra de Jesús que lo llamaba a seguirlo dejándolo todo en pobreza, obediencia y castidad. Aquellas palabras le hicieron encontrarse con la Palabra hecha carne en la realidad y el sufrimiento humano. También él quería anunciar la palabra de vida y esperanza. Marcos destacó por ser un gran predicador, de hecho pasó por diversas comunidades –Andujar, Ronda, Jaén y finalmente Úbeda- con el ministerio de predicador mayor. También en el confesionario su palabra trasmitía la acogida y el perdón de Dios Padre, destacando como confesor.

Misión. Marcos leía la Biblia y meditaba sobre la obediencia de Jesús a la voluntad del Padre. Se encontraba en la comunidad de Úbeda. Aquella tarde tenían capítulo, el Ministro Local lo había convocado de forma extraordinaria, le intrigaba pensar que nuevas tenía que comunicarles. Tras una oración comenzaron la reunión, en el orden del día sólo un punto. Los Obispos de Guadix y Almería pedían a los trinitarios tres o cuatro misioneros para afianzar la fe de los moriscos en la zona de las Alpujarras. La mayoría de los moriscos se habían bautizado para evitar ser expulsados y sólo habían recibido una superficial evangelización. Los obispos querían consolidar la fe de aquellos pueblos apartados y aislados por la abrupta Sierra Nevada. Junto a las palabras de los obispos el provincial añadió que esta empresa se equiparaba a la redención de cautivos, por la redención de almas. Al pedir voluntarios llenos de Espíritu se ofrecen el P. Pedro de San Martin y el P. Marcos Criado. Era el momento de encarnar la Palabra.

Como los apóstoles, de dos en dos, parten nuestros hermanos. Pedro iría a Almería, mientras que Marcos a Guadix. Repentinamente el P. Pedro enferma y tras varios días muere. Marcos se encuentra sólo en su misión, pero de nuevo siente como la Virgen de la Cabeza, le dice que está con él, y que le acompaña en su encomienda. Tras presidir el funeral se pone en camino, había sido nombrado vicario del párroco de la Peza (Granada).

Misionero en las Alpujarras. Desde la Peza va visitando los distintos pueblos de la Alpujarra. Sus dotes de predicador movilizaban a los cristianos y sus palabras en el confesionario trasmitían el amor de Dios. Lo mismo impartía catequesis a los niños en la calle que visitaba a enfermos. Su fama corrió por la sierra, las autoridades civiles y religiosas le facilitaban su trabajo y le pedían a los vecinos que lo acogiesen como a un apóstol. Sin embargo esta fama también le ganó detractores, en la Peza recibe una paliza para que deje su actividad. Un clima de hostilidad se levantaba contra los cristianos, Marcos recibe una nueva paliza en la sierra de Filabres, lo dan por muerto, pero sorprendentemente se recupera. Algunos pueblos cristianos son arrasados y profanados sus templos.

Palabra contra violencia. Nuestro misionero sufre en este contexto de conforntación por lo que decide hablar con Abencotha, líder de los moriscos. Le pide que respete y deje tranquilos a los cristianos y lo invita a cambiar de actitud en nombre de Jesús. Tan insultante le pareció a Abencotha el encuentro que a las palabras responde con violencia. Lo prenden con una soga y lo atan a un caballo arrastrándolo por abruptos caminos. Lo abandonaron como muerto.

De nuevo se recupera y continúa su misión, predicando, visitando a los cristianos acosados. Sus milagrosas recuperaciones, su fidelidad a su misión, y predicaciones producen conversiones, hasta de “renegados de la fe”; al mismo tiempo que la persecución se hace más hostil contra los cristianos. Son asesinados los primeros sacerdotes en Vera y Marcos estando en Cadiar se ve obligado a huir para evitar su muerte. Vuelve a la Peza.

Las autoridades civiles publican el “Edicto del Primero de Mayo” para reprimir a los moriscos. Este documento consigue el efecto contrario, los moriscos se quieren vengar de la opresión y obligaciones impuestas por el edicto atacando a la población cristiana. En la noche de Navidad de 1568 comienza el levantamiento de las Alpujarras. Aben Humeya capitanea una revuelta contra los critianos que irá recorriendo todos los pueblos de la zona, acabando con sacerdotes y cristianos. Año y medio más tarde llegan a la Peza atemorizando a la comunidad cristiana que se refugia en el castillo, junto a sus pastores. El párroco que increpó a los agresores encontró allí su muerte. El P. Marcos celebró sus funerales y desde aquel momento se instala en la Iglesia presintiendo su fin violento. El 22 de septiembre de 1569 tras celebrar la Eucaristía se dirigió a los fieles manifestando su deseo de dar la vida por Cristo.

¿Vence la violencia?. De repente un grupo de moriscos entra violentamente en el templo, les habla pero la respuesta es violencia sorda. Los fanáticos lo sacan a golpes y puntapiés y lo llevan hasta a las afueras del pueblo. Allí un grupo mayor le esperaba. Le torturaron para que renegara de Cristo, y de su boca ensangrentada emergió una clara palabra: - ¡Jamás! Entre golpes e insultos lo amarraron a una encina con los pies al aire, esperando contemplar su agonía y muerte. El día 23 aún estaba vivo y de repente comenzó a cantar salmos, palabras de confianza, de perdón, de alabanza, por lo que apedrearon hasta que ellos creían que estaba muerto. El 24 comprobaron que aún vivía, intentaba balbucear alguna palabra. Aquel día murió, o nació a la vida definitiva. Permaneció en el árbol hasta el 25 y para verificar su muerte un morisco cruel le abrió el pecho y le sacó el corazón.

Los testigos de aquel macabro espectáculo estaban conmovidos tras tres días de violencia y agonía, aceptada en fidelidad y amor ¿Quién le daba aquella fuerza? Al sacarle el corazón todos los presentes quedaron admirados y cayeron en tierra. En el corazón aparecía estar escrita una palabra: “Jesús”, el nombre que apasionó aquel corazón y que le hizo dar la vida por amor.

Triunfo de la Palabra. Habían terminado con su vida, pero la palabra triunfó, venció la fe. Todos fueron a anunciar el hecho prodigioso, los cristianos recogieron el cuerpo y el corazón de su mártir. Comenzaron a llamarlo el Santo Marcos. La sangre de los mártires fue semilla de auténticos cristianos y de generación en generación contaban como el Santo Marcos encarnó la Palabra de Dios en el Pueblo de la Peza y fue signo de su amor.

Debido al culto y veneración que recibió durante siglos en este pueblo y comarca se comienza el proceso de beatificación hasta que en 1899 el Papa León XIII lo elevó a los altares como mártir.

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Hermanos Franciscanos

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