Ártículos Más Recientes

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Conmemoración de san Pafnucio, obispo en Egipto, que fue uno de aquellos confesores que, en tiempo del emperador Galerio Maximino, habiéndoles sacado el ojo derecho y desjarretado la pantorrilla izquierda, fueron condenados a las minas, y después, asistiendo al Concilio de Nicea, luchó denodadamente por la fe católica contra el arrianismo (s. IV).

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En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia (hoy Borgoña, en Francia), tránsito de san Adelfio, abad del monasterio de Remiremont, el cual lloró profusamente por una disensión de menor importancia (c. 670).

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En la isla de Bardsey, en el litoral de Cambria septentrional (País de Gales), san Daniel (Deiniol Wyn), obispo y abad de Bangor (c. 584).

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Mártires

Martirologio Romano: En Nagasaki, de Japón, beatos Sebastián Kimura, de la Compañía de Jesús, Francisco Morales, de la Orden de Predicadores, presbíteros, y cincuenta compañeros mártires, entre sacerdotes, religiosos, matrimonios, jóvenes, catequistas, viudas y niños, todos los cuales murieron por Cristo, martirizados con crueles tormentos en una colina ante ingente multitud (1622).

Fecha de beatificación: El 7 de mayo del año 1867, el papa Pío IX beatificó a 205 mártires en Japón, hoy recordamos al grupo que recibió la palma del martirio el 10 de septiembre de 1622.

Los cincuenta compañeros que completan este grupo son:

Beato Angel Ferrer Orsucci, presbítero dominico,
Beato Alfonso de Mena, presbítero dominico,
Beato José de San Jacinto de Salvanés, presbítero dominico,
Beato Jacinto Orfanell, presbítero dominico,
Beatos Domingo del Rosario y Alejo, religiosos dominico;
Beato Ricardo de Santa Ana, presbítero de la Orden de Hermanos Menores,
Beato Pedro de Avila, presbítero de la Orden de Hermanos Menores,
Beato Vicente de San José, religioso de la Orden de Hermanos Menores;
Beato Carlos Spínola, presbítero jesuita,
Beato Gonzalo Fusai, religioso jesuita,
Antonio Kiuni, religioso jesuita,
Beato Tomás del Rosario, religioso jesuita,
Beato Tomás Akahoshi, religioso jesuita,
Beato Pedro Sampo, religioso jesuita,
Beato Miguel Shumpo, religioso jesuita,
Beato Luis Kawara, religioso jesuita,
Beato Juan Chugoku, religioso jesuita;
Beato León de Satsuma,
Beato Lucía de Freitas;
Beatos Antonio Sanga, catequista, y Magdalena, cónyuges;
Beatos Antonio Coreano, catequista, y María, cónyuges, con sus hijos Juan y Pedro;
Beatos Pablo Nagaishi y Tecla, cónyuges, con su hijo Pedro;
Beatos Pablo Tanaka y María, cónyuges;
Beatos Domingo Yamada y Clara, cónyuges;
Beatos Isabel Fernández, viuda del beato Domingo Jorge, con su hijo Ignacio;
Beata María, viuda del beato Andrés Tokuan;
Beata Inés, viuda del beato Cosme Takeya;
Beat María, viuda del beato Juan Shoun;
Beata Dominica Ogata,
Beata María Tanaura,
Beatas Apolonia y Catalina, viudas;
Beato Domingo Nakano, hijo del beato Matías Nakano;
Beato Bartolomé Kawano Shichiemon;
Beatos Damián Yamichi Tanda y su hijo Miguel;
Beato Tomás Shichiro,
Beato Rufo Ishimoto;
Beatos Clemente (Bosio) Vom y su hijo Antonio.

Breve Biografía


SEBASTIÁN KIMURA

El beato Sebastián Kimura era descendiente de uno de los primeros convertidos y bautizados en Hirado por san Francesco Javier y pariente de otros dos mártires japoneses, Leonardo y Antonio, quienes también llegarían a ser beatificados.

Kimura nació en Firando en el 1565 en una familia convertida al catolicismo, al ser bautizado recibió el nombre de Sebastián. A partir de los 11 años, se dedicó al servicio de la iglesia de los Jesuitas en la ciudad de Firando, luego fue enviado a Bungo al Seminario Jesuita; cuando contaba ya con 19 años solicitó y consiguió ser admitido en la orden de San Ignacio. Siendo seminarista fue catequista en Meaco y en el distrito del Scimo, luego se trasladó al colegio de Macao en China para estudiar teología.

En el septiembre de 1601, volvió a Japón, y fue ordenado sacerdote en Nagasaki, el primero en ser ordenado en Japón, y pronto se conoció que estaba dotado de una sobresaliente elocuencia.

Cuando arreció la segunda feroz persecución contra los cristianos, el Padre Kimura demostró ser muy hábil para el camuflaje y el disfraz y así evitar ser detectado por los espías, entre sus variados personajes constan los de: soldado, comerciante, campesino, verdulero y médico. De este modo logró penetrar hasta en los lugares más peligrosos de las cárceles para confortar a los futuros mártires.

Al conocerse que estaba siendo investigado, el Padre Provincial de los jesuitas, le exhorta a alejarse lo más pronto posible de Nagasaki, pero fue demasiado tarde, el 30 de junio de 1621, traicionado por una esclava coreana, el padre Kimura fue detenido mientras era huésped en casa del católico Antonio de Corea, con él también fueron aprendidos sus catequistas y encerrados en la prisión de Suzuta, dónde ya estaba como prisionero por cuatro años, padre Carlo Spinola (1564 -1622) y cuatro novicios.

Las condiciones de vida de los prisioneros eran terribles, la cárcel se encontraba sobre una cumbre montañosa, helada y expuesta a todos los vientos, les fue dada una sola manta para todos, como alimento tan sólo un poco de arroz y dos sardinas, apenas lo justo para mantenerlos con vida pero sin saciar el hambre. Las condiciones higiénicas también eran miserables, no podían lavar ni un paño y tampoco contaban con un poco de sol.

El período pasado en esta terrible cárcel, lo vivieron apoyados en la oración, penitencia y en fervorosas charlas espirituales.

Por fin el 9 de septiembre de 1622 llegó el orden de trasladar los prisioneros a Nagasaki al grupo de prisioneros integrado por el padre Kimura, el padre Spinola y otros 22 católicos entre novicios y fieles, quienes ya habían sido condenados a muertas por el gobernador Gourocu. Este grupo fue unido a otros procedentes de cárceles locales y transportados en barcos hasta Nagaic y de allí sobre mulos hasta la cima de las colinas que dominan Nagasaki, dónde ya estaban listos los palos y la leña para quemarlos vivos.

FRANCISCO MORALES

FRANCISCO MORALESNació en Madrid en 1567; ingresó en los dominicos del convento de San Pablo de Valladolid. Estudió en el colegio de San Gregorio de la misma ciudad y cuando ya era sacerdote, enseñó Filosofía.

En 1598 llegó a Manila donde trabajñ durante algunos años como profesor de Teología y predicador de los españoles. Al fundarse la misión dominica de Japón, fue nombrado superior de los religiosos que le acompañaron: los padres beatos Alfonso de Mena, Tomás Hernández, Tomás de Zumárraga y el hermano cooperador fray beato Juan de la Badía. Llegaron a Japón en 1602. Durante 20 trabajó en la misión japonesa de Satzuma donde trabajó muchísimo. En Nagasaki llegó a formar un núcleo activo integrado por varias cofradías y fomentó la ayuda a los misioneros y cristianos encarcelados.

Arrestado en 1619, fue conducido a la pequeña isla de Ikinoshima y luego a la cárcel de Suzuta, en Ômura, desde donde envió cartas y mensajes con el fin de suscitar ayudas. El 10 de Septiembre, murió quemado vivo a fuego lento en la colina de Nishizaka o Nagasaki, junto a algunos compañeros.

ANGEL FERRER ORSUCI

ANGEL FERRER ORSUCIEra natural de Lucca (Italia) y nació en 1575. Era de una familia noble. Ingresó en los dominicos en Lucca, estudió Filosofía y Teología en el convento de La Quercia en Viterbo y recibió la ordenación sacerdotal en 1597. Realizó estudios especiales en Roma y se trasladó a Valencia para terminar sus estudios. Marchó como misionero a Filipinas en 1602 y allí ejerció el ministerio en Cagayán, Nueva Segovia, Bataán y Pangasinán.

En 1618 fue destinado al Japón, donde llegó en compañía del beato padre Juan Martínez Cid de Santo Domingo para suplir el vacío de la muerte del beato padre Alfonso Navarrete. Su actividad no duró más que unos meses. Para evitar el arresto se disfrazó de caballero español y luego buscó refugio en la casa de un cristiano, beato Cosme Taquea, donde se dedicó a estudiar el japonés. Pero fue pronto descubierto y encarcelado en Suzuta, compartiendo prisión con su paisano jesuita beato Carlos Spinola. Durante cuatro años sufrió en la terrible prisión de Ômura fue quemado vivo en Nagasaki.

ALFONSO DE MENA

ALFONSO DE MENANació en Logroño (1578) como su primo hermano beato Alonso Navarrete. Se hizo dominico en el convento de San Esteban de Salamanca en 1594, después de terminar los cursos de Filosofía se fue a las misiones orientales. En 1598 se encontraba en Manila dispuesto a realizar los estudios de Teología. Ordenado sacerdote, atendió pastoralmente a la colonia china de Binondo durante algún tiempo y, en 1602, fue destinado con el beato padre Francisco Morales y otros compañeros a la proyectada misión del Japón. Como hablaba chino, tuvo el privilegio de saludar al shogun Tokugawa Ieyasu y obtener permiso del señor feudal de Satsuma para construir una iglesia en Kyodomari, ampliar su radio de acción y crear comunidades en distintas poblaciones del señorío de Hizen.

No obstante las desavenencias entre los distintos señores feudales cristianos provocó la persecución por parte del shogun. Aunque pudo realizar su labor en la clandestinidad, fue delatado por un espía y sacado de la casa de un cristiano, fue conducido con el padre Morales a la isla de Ikunoshima y luego a la cárcel de Suzuta. Enfermo de gravedad y “soportando paciente y alegremente los dolores”, casi ciego, fue llevado a la hoguera de Nagasaki, donde a fuego lento expiró.

JOSÉ DE SAN JACINTO

JOSÉ DE SAN JACINTONació en Villarejo de Salvanés (Madrid) en 1580. Ingresó en el convento dominico de Santo Domingo de Ocaña (Toledo). Terminó sus estudios y ordenado sacerdote en el convento de San Pedro Mártir de Toledo y se marchó como misionero a Oriente. En 1605 se embarcó para Filipinas, vía Méjico, pero una enfermedad le obligó a permacer en este país durante dos años. Llegó a Manila en 1607, y fue destinado a Japón.

Los tiempos eran difíciles e inició su apostolado en Kyodomari, luego fue enviado a Kyoto, entonces, capital de Japón, donde logró fundar residencia e iglesia, así como en la ciudad de Osaka. Incansable en sus correrias apostólicas superó numerosas dificultades; visió al shogun Tokugawa Dietada. Era vicario provincial de las misiones dominicas en Japón, y hablaba perfectamente  la lengua. Por culpa de cristianos poco ejemplares fue detenido y expulsado a Nagasaki, donde cayó enfermo, pero con ánimo de ayudar a los cristianos de Ômura. Aunque apresado y recluido en la cárcel de Suzuta, siguió exhortando y animando a los cristianos, y murió quemado a fuego lento en Nagasaki.

JACINTO ORFONELL

JACINTO ORFONELLNació en La Jana (Castellón) en 1578, y le bautizaron con el nombre de Pedro. Se tituló en Artes en la universidad de Valencia y estudió Teología en Alcalá de Henares y Lérida. Entró en el convento de Santa Catalina de los dominicos de Barcelona, al morir su padre, donde cambió su nombre por el de Jacinto al profesar; continuó sus estudios de Teología en Tortosa y Valladolid. Enfermó gravemente y al curarse de forma milagrosa, como acción de gracias, se ofreció para las misiones en el Extremo Oriente, y, tras su ordenación sacerdotal, zarpó para Filipinas con destino a la misión de Japón en 1607; el viaje le repercutió en su salud y tuvo que esperar en Méjico casi dos años.

En 1609, embarcó hacia Manila y fue enviado a Satsuma en el Japón. En Kyodomari realizó una eficaz labor misionera, logrando administrar el bautismo al samuray León Saisho Shichizayemon, luego protomártir de Kogoshima. A pesar de la persecución, desde 1613 (el shogun había ordenado la expulsión de los misioneros y condenando a pena de muerte a quienes desobedeciesen), recorrió como misionero itinerante varias provincias como Saga, Nagasaki, Arima, Kumamoto y Oita, vestido de japonés. Estaba en Oita cuando fue detenido y expulsado del Japón.

Embarcó en Nagasaki, pero unos cristianos lo cogieron en altamar y lo devolvieron a tierra. Desde entonces realizó su labor en la clandestinidad. En estas condiciones volvió a recorrer las zonas evangelizadas y, sirviéndose de las asociaciones cristianas y de la Cofradía del Rosario, continuando con eficacia hasta 1621 su gira misionera. En medio de su actividad, pudo desde 1619 ir redactando lo que después sería su valiosa “Historia Eclesiástica de la Cristiandad de Japón”.

Fue detenido en Nagasaki, en casa del beato Matías Mayazemón, junto a toda la familia de Matías, incluídos sus hijos de corta edad y el catequista nativo beato Domingo Tamba; fueron conducidos a la cárcel de Ômura. Allí permaneció durante un año en condiciones infrahumanas hasta el día en que fue quemado vivo junto con 28 cristianos más. Fue el último en morir mientra rezaba: “Jesús, María”. Sus restos fueron calcinados y esparcidos por la bahía de Nagasaki.

RICARDO DE SANTA ANA

RICARDO DE SANTA ANANació en Ham-sur-Heure (Bélgica) el año 1585. Siendo muy niño, en las afueras de su pueblo lo atacó un lobo, y salvó la vida gracias a la intercesión de Santa Ana, Madre de la Virgen María, a la que había invocado la madre del niño. Pronto se trasladó a Bruselas para aprender el oficio de sastre. A los diecinueve años de edad, a raíz de la crisis que le provocó la trágica muerte de un compañero suyo, entró en la Orden Franciscana en el convento recoleto de Nivelles, provincia del Brabante valón. Cumplido el año de noviciado, profesó la Regla de San Francisco como religioso laico el 13 de abril de 1605, cambiándose el nombre de Lamberto por el de Ricardo.

Estando en Roma, adonde lo habían enviado los superiores para hacer algunas gestiones, conoció en el convento de Aracoeli a Fr. Juan Pobre de Zamora, y, al oír el relato de los frailes que habían sido martirizados en Japón, se entusiasmó y pidió licencia para unirse también él al grupo de frailes destinados a las misiones de Oriente. Acompañó a Fr. Juan en su regreso a España, donde se afilió a la Provincia descalza de San José como el medio más a propósito para pasar a las Filipinas. En 1607 salió de España y, después de una larga permanencia en México, llegó a Manila en 1609 ó 1611. Poco después, el P. Provincial, viendo el talento de Fr. Ricardo y sabiendo que ya había hecho algunos estudios, le mandó que completara la carrera eclesiástica. No sabemos con seguridad si la ordenación sacerdotal la recibió en Filipinas o en México.

Ya sacerdote, hizo su primera entrada en Japón el año 1613. Pero en diciembre del mismo año, el ex-shogun Ieyasu dio un decreto por el que desterraba del imperio a todos los misioneros, decreto que empezó a ponerse en práctica en febrero de 1614. La mayor parte de los religiosos y algunos cristianos japoneses significados embarcaron unos para Macao y otros para Manila, y entre éstos últimos iba Fr. Ricardo. En la capital filipina, habida cuenta de sus virtudes y de sus condiciones personales, lo nombraron sacristán del convento de San Francisco y luego confesor y maestro de novicios.

En 1617 volvió a Japón para atender y confortar desde la clandestinidad a los cristianos. Sufrió lo indecible por la estricta y cruel persecución de que eran objeto los misioneros, que tenían que buscar refugio en montes, bosques, cavernas, hornos o espacios angostos de las casas donde nadie pudiera encontrarlos, sabiendo que quienes los acogían se exponían a su vez a perder sus bienes y hasta la propia vida. Además, tenían que cuidarse mucho de los cristianos renegados. Y precisamente, uno de éstos, a los que prestaba particular atención con el fin de reintegrarlos en la Iglesia, lo denunció a las autoridades, las cuales lo encontraron, gravemente enfermo, en casa de la beata Lucía Freitas el día 4 de noviembre de 1621 y lo llevaron a la cárcel de Nagasaki, donde coincidió con Fr. Pedro de Ávila y Fr. Vicente de San José entre otros. Al mes siguiente los trasladaron a la no menos nauseabunda cárcel de Omura, donde se encontraron con muchos compañeros de su Religión, entre ellos el beato Apolinar Franco, y de otras Órdenes. En medio de las penalidades de todo género que tenían que soportar, los frailes se ayudaban y confortaban unos a otros y trataban de llevar una vida lo más semejante posible a la de cualquiera de sus conventos.

El 27 de agosto de 1622 entró en la cárcel uno de los gobernadores de Omura para cerciorarse del número y nombre de los presos, después de lo cual mandó redoblar los centinelas; era un mal presagio para las víctimas. Y el 9 de septiembre siguiente fueron a la misma cárcel varios jueces para intentar una vez más que los prisioneros abjuraran de su fe; pero no hicieron mella en los misioneros ni los halagos ni la suerte que habían corrido días antes los beatos Luis Flores y Pedro de Zúñiga, por lo que, viéndoles cada vea más firmes en su fidelidad a Cristo, determinaron ya quiénes habían de ser sacrificados en Nagasaki y quiénes en Omura. Cuando les notificaron la sentencia que los condenaba a morir en el reino en que habían sido detenidos, los misioneros redoblaron la ayuda mutua y las alabanzas y acción de gracias al Señor, aunque tristes porque los iban a separar a la hora del sacrificio. Mientras llegaba la hora suprema, se exhortaban y se confesaban unos a otros.

PEDRO DE ÁVILA

Nació en la Palomera de Ávila, cerca de Ávila (España), el año 1592, y de joven vistió el hábito franciscano en la Provincia descalza de San José. Ordenado de sacerdote, se dedicó a la predicación, la dirección espiritual y las obras de caridad. En una expedición misionera, organizada por el beato Luis Sotelo, marchó a Filipinas en 1617 y a Japón en 1619. El 17 de diciembre de 1620 fue detenido, y sufrió crueles tormentos en diversas cárceles, sin más consuelo que la compañía de otros hermanos, hasta su martirio.

CARLOS SPINOLA

CARLOS SPINOLACarlos Spinola, hijo de Octavio, conde de Tessarolo, nació en 1564, no se sabe bien si en Génova o en Praga, en donde su padre estaba al servicio de Rodolfo II de Asburgo. Pasó su juventud con su tío Felipe obispo de Nola, impregnándose en los estudios clásicos y en la práctica del arte caballeresca.

A los 20 años, enterado del martirio del jesuita Rodolfo Acquaviva en la India, entró en una crisis de identidad, que lo llevó a entrar en la Compañía de Jesús (21 de diciembre de 1584). Hizo el noviciado en Nápoles, en Lecce, bajo la guía de San Bernardino Realino, teniendo de compañero de estudio a San Luis Gonzaga. Terminados los estudios de filosofía y teología fue ordenado sacerdote en Milán, en 1594.

Dos años después, en 1596, pese a la contrariedad de su familia, solicitó ir a ejercer su ministerio en la Misión de Japón, partió el 10 de abril, durante el viaje, una tempestad lo llevó a las costas del Brasil y después fue tomado prisionero por los ingleses que lo llevaron a Inglaterra.

Una vez en libertad, volvió a Lisboa, y partió hacia el Japón con un compañero, Angelo de Angelis. Llegó a Nagasaki nel 1602 después de un viaje durante el que fue atormentado por una grave enfermedad que lo golpeó después de tocar los puertos de Goa y Macao. Durante once años, llevó a cabo un intenso apostolado en las regiones de Arie y Meaco, constituyendo una eficaz escuela de catecismo y convirtiendo cerca de cincuenta mil japoneses.

Fue nombrado procurador del la provincia jesuítica y en 1611, vicario del padre Provincial Valentino Carvalho. Al estallar la persecución contra los cristianos de 1614, tuvo que vivir en la clandestinidad bajo un nombre falso, sin acatar la orden de expulsión y cambiando continuamente de domicilio para no ser descubierto. Ejercía su ministerio sacerdotal durante la noche, en las casas de los cristianos, , confesando, enseñando y celebrando Misa; finalmente fue sorprendido el 14 de diciembre de 1618, junto con el catequista Giovanni Kingocu y otro cristiano, Ambrosio Fernandez, en la casa de Domingo Jorge, que morirá mártir un año después, mientras su mujer Isabel y su hijo Ignasio, fueron arrestados y llevados prisionerso junto con el padre Carlo Spinola y los otros.

Después de cuatro larguísimos años en prisión, en condiciones infrahumanas, durante los cuales, a pesar de las varias enfermedades que lo aquejaban, el padre Spinola fue el continuo sostén de sus compañeros de prisión.

A principios de septiembre de 1622, por orden del gobernador Gonrocu, fue conducido a Nagasaki, junto con otros 23 compañeros de prisión; a algunos se los decapitó, y a otros, entre los cuales se hallaba Carlos Spinola fueron quemado a fuego lento. A causa de su debilidad, fue uno de los primeros en morir.

VICENTE (RAMÍREZ) DE SAN JOSÉ

Nació en Ayamonte, provincia de Huelva en España, el año 1597. Emigró pronto a México, y a los 18 años de edad vistió el hábito franciscano, como hermano lego, en el convento de Santa Bárbara de la Puebla de los Ángeles, perteneciente a la Provincia de San Diego de México, y profesó el día 18 de octubre de 1616. En 1618 pasó a las islas Filipinas, y al año siguiente a Japón, donde fue detenido y luego compartió con el beato Pedro y otros frailes cárceles, y el martirio el 10 de septiembre de 1622. Era un religioso humilde, ordenado, trabajador y muy agradable a todos.

LEÓN DE SATSUMA

Japonés de nacimiento, era natural de un pueblo del reino de Saziuma. Pertenecía a la Tercera Orden Franciscana y era clérigo minorista. Fue siempre dóxico o catequista y colaborador del beato Ricardo de Santa Ana, al que prestó una gran ayuda. Era hombre sensato y capaz, sin dobleces y muy sufrido, y que a todos edificaba con su comportamiento. Cuando prendieron al beato Ricardo y a la beata Lucía Freitas, no estaba él en la casa, porque había ido a catequizar en la fe a algunos que querían ser cristianos. Al enterarse de lo sucedido, grande fue el disgusto de León, que fue a los alguaciles y les dijo: pues habéis prendido a mi maestro y padre, prendedme a mí también, que soy su compañero y dóxico, que si él tiene culpa, también yo la tengo, pues la misma fe y ley profeso, y también predico yo como él. Habiendo repetido esto y otras cosas parecidas, fue detenido por los alguaciles y puesto en prisión con el beato Ricardo, lo que ellos, con gran consuelo de ambos, celebraron cantando el Te Deum laudamus. Muy enfermo estaba el P. Ricardo, pero no le faltaban fuerzas para ejercitarse en las divinas alabanzas, ni paciencia para llevar en tan cruel prisión una gran enfermedad sin regalo alguno ni medicinas, antes hambre y toda clase de privaciones.

LUCÍA DE FREITAS

LUCÍA DE FREITASLucía de Freitas o Fletes nació en Nagasaki en 1542 de familia noble, y contrajo matrimonio con el rico comerciante portugués Felipe de Fletes. De ella dice el P. Diego de San Francisco, misionero de Japón en aquel tiempo: El Señor la había dotado de muchas virtudes y devoción, y particularmente lucieron en ella la hospitalidad y el deseo del martirio. Profesó en la Tercera Orden de San Francisco. Su casa fue siempre una hospedería de todos los religiosos y ministros del Evangelio, que iban allí a esconderse de las persecuciones, a pedir de comer y otras cosas necesarias para el sustento y vestido, y a curarse de sus enfermedades, como si fuera la madre de los sacerdotes, y así la llamábamos todos, madre. Era como para alabar a Dios ver la alegría y caridad con que acudía en ayuda de los perseguidos sacerdotes del Altísimo, lo que no molestaba a su marido que era un gran cristiano. Era una mujer muy varonil, espiritual y fervorosa. Cuando supo que un débil cristiano había abjurado de su fe en presencia del Teniente del Gonrrocu, fue a la casa de éste y, en presencia del mismo y de mucha gente, llena de espíritu y de celo de Dios, reprochó con vehemencia al renegado lo que había hecho, y lo invitó cordialmente a arrepentirse y volver a Dios. El Teniente del Gobernador y sus acompañantes, oyendo las razones de Lucía, se turbaron, y ardiendo de ira al ver la osadía tan varonil de una mujer, le dijeron: ¿Cómo te has atrevido a hablar tales cosas con tan poco respeto del Teniente y de los que con él estamos?, ¿no temes el castigo que te podemos dar por tan grande atrevimiento? Pero ella respondió sin turbación alguna: Sólo temo al Dios del cielo..., a vosotros no os temo ni temo vuestros tormentos, que bien sé que, tarde o temprano, he de morir a vuestras manos por la confesión de la fe, y eso es lo que busco y deseo. El Teniente no quiso mandar que la detuvieran, sólo dijo que la dejasen como a loca, y la echaron de allí.

Cuando el 4 de noviembre de 1621 detuvieron al P. Ricardo en casa de Lucía, ésta quedó confinada en su casa como cárcel, le pusieron guardas y le confiscaron sus bienes. No tardaron en encerrarla en la cárcel de Nagasaki. El 10 de septiembre de 1622, cuando ya estaban en el lugar del martirio los presos procedentes de la cárcel de Omura, llegó allí el grupo de los encarcelados en Nagasaki, capitaneados por la beata Lucía de Freitas, que vestía el hábito de la Tercera Orden Franciscana y traía en sus manos un crucifijo. Iba predicando y animando por el camino a todos los demás, particularmente a las mujeres, con tanto espíritu y fervor como pudiera hacerlo un predicador. Los ministros de justicia y los verdugos, no pudiendo sufrir la actitud de Lucía, le quitaron el crucifijo de las manos y le arrancaron el hábito de la Orden de San Francisco, pero ella continuó exhortando a todos, alabando a Dios y entonando el Magníficat, por lo que le dieron bofetadas, golpes y malas tratos hasta llegar al brasero en que iba a ser quemada. Así, en el grupo que llegó de Omura fue Pedro de Ávila el predicador, y en el grupo procedente de Nagasaki lo fue lucía de Freitas, y en semejante ministerio permanecieron durante el martirio dando muestras de gran entereza humana y de firmeza en la fe.</span></span>

INÉS TAKEYA

Era esposa del beato Cosme Taquea, y madre del joven Francisco Takeya, también mártir. Cofrade del Santo Rosario. En 1619, fue detenida junto a su marido cuando en su casa fueron descubiertos los religiosos Ángel Ferrer Orsucci y Antonio de Santo Domingo, que recibía clase de japonés en la casa.

Conducidos a la terrible cárcel de Ômura; aquí se quedó viuda cuando martirizaron a su marido, pero ella permaneció firme en la fe a pesar de que podía obtener su salvación y la de su hijo. Murió decapitada en Nagasaki.

EL MARTIRIO

Este martirio llamado el “Martirio grande”, fue porque las autoridades japonesas quisieron dar un escarmiento a los misioneros como a los catequistas que les ayudaban en la evangelización y al mismo tiempo atemorizar a los cristianos para que dejase de hospedar, ocultar y proveer de víveres a los misioneros proscritos. Se organizó una ejecución de 52 cristianos, religiosos y seglares, en la colina de Nagasaki.

El suplicio de la hoguera lo recibieron 22 de ellos, mientras que los otros 30 fueron decapitados, era el 10 de septiembre de 1622. El padre Kimura y el padre Carlo Spinola estuvan entre aquellos quemados en la hoguera; para hacer más largo el tormento la leña fue arreglada formando un amplio círculo.

A la bárbara ejecución, que duró tres horas, asistió una inmensa muchedumbre esparcida sobre los cerros y sobre barcos en el mar; el padre Sebastián Kimura, primer sacerdote del Japón, fue el último del grupo en morir, después de habar permanecido inmóvil por tres horas, atado con los brazos en cruz, sin que el fuego lo haya alcanzado.

BIBLIOGRAFÍA: www.santiebeati.it
www.franciscanos.org
hagiopedia.blogspot.com
Vidas de los santos - Alban Butler

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Emperatriz

Martirologio Romano:En Constantinopla, santa Pulqueria, defensora y promotora de la ortodoxia de la fe (453).

Breve Biografía


Como un indicio del papel importantísimo que desempeñaron en los asuntos religiosos y eclesiásticos los emperadores romano-bizantinos y de la influencia de las mujeres en la corte imperial (una influencia no siempre benéfica), recordemos que los Padres del famoso Concilio de Calcedonia, que hizo época, aclamaron a la emperatriz Pulquería, como "guardiana de la fe, pacificadora, pía, creyente y una segunda Santa Elena." Estos títulos no eran simples galanterías de los obispos orientales, sino signo de que éstos sabían por experiencia la importancia de conservar la buena voluntad del soberano imperial y de su corte.

Pulqueria era la nieta de Teodosio el Grande y la hija del emperador Arcadio, el que murió en el año 408. La princesa nació en el año 399. Tuvo tres hermanas: Flacilla, que era la mayor, murió muy joven; Arcadia y Marina eran menores que Pulqueria. El emperador dejó un hijo, Teodosio II, que era tímido, bueno y devoto, incapaz para manejar los asuntos públicos y sin la energía suficiente para la posición que ocupaba. A Teodosio le interesaba más escribir o pintar que el arte de gobernar, y sus allegados le daban el sobrenombre de "calígrafo." En el año de 414, Pulqueria, que sólo tenía la edad de quince años, en nombre de su joven hermano, fue declarada augusta, participante con Teodosio en el gobierno del imperio y encargada también del cuidado y educación del príncipe.

Bajo el gobierno de Pulqueria, la corte mejoró mucho de lo que había sido en tiempos de su madre, quien despertó la justa cólera de San Juan Crisóstomo. Al convertirse en augusta, Pulqueria hizo un voto de perpetua virginidad e indujo a sus hermanas a hacer lo propio. Probablemente, los motivos de aquella decisión no fueron religiosos, ni en parte, ni completamente. Era una mujer de negocios que veía las cosas tal como eran y no quería que el hombre se casara con ella o con alguna de sus hermanas llegara a meterse en los asuntos de la administración política o hiciera el intento de arrebatar el trono a su hermana. Pero tampoco se puede decir que el voto estuviese desprovisto de cierto sentido religioso, puesto que la soberana había citado a Dios como testigo y no era de las que toman el nombre de Dios en vano, y Pulqueria mantuvo su juramento, aun después de haberse casado, de hecho. De todas maneras, resulta exagerado representar a la corte de aquel tiempo como una especie de monasterio: el espectáculo de las jóvenes princesas dedicadas la mayor parte del tiempo a hilar, bordar y a los ejercicios de devoción en la iglesia no tenía nada de extraordinario y, si Pulqueria impedía a los hombres el acceso a sus departamentos y a los de sus hermanas, era por una medida de elemental prudencia, en vista de que las lenguas de la corte andaban muy sueltas, y los oficiales bizantinos no se distinguían por su buena conducta.

Tenemos la impresión de que era una familia muy unida y muy trabajadora, cuya primordial preocupación era el cuidado y la educación de Teodosio. Por desgracia, como sucede a menudo con las gentes muy inteligentes y capaces, Pulqueria estaba segura de bastarse a sí misma y (tal vez sin intención al principio) aprovechó la ventaja de la falta de interés de su hermano por los asuntos públicos para educarlo como un virtuoso caballerito y un joven estudioso, pero no un gobernante. Como se ha escrito irónicamente: "Su incapacidad para la administración era tan marcada, que apenas si se le puede acusar de haber aumentado los infortunios de su reino por sus propios actos." Si de los infortunios podía culparse a Teodosio, las buenas fortunas podrían achacarse a la prudencia y el buen gobierno de Pulqueria. El carácter resuelto de ésta y la tímida indiferencia de su hermano, se ponen de manifiesto en un suceso que ocurrió cuando Pulqueria, para poner a prueba a Teodosio, le presentó un decreto para la sentencia de muerte contra sí misma. El joven lo firmó precipitadamente, sin haberlo leído.

Cuando Teodosio llegó a la edad de contraer matrimonio, Pulqueria volvió a tomar en consideración las complicaciones políticas y, debemos admitirlo, también la salvaguardia de sus propios intereses y su ascendencia que, en las circunstancias, eran para el bien y el progreso del estado; eligió para él a Atenaís, la más bella, muy acaudalada y muy encumbrada hija de un filósofo de Atenas que aún era pagano. [La versión de que Atenaís fue enviada a Constantinopla para buscar fortuna, ilustra de manera interesante un aspecto de las costumbres en la sociedad greco-romana de la época. Estaría fuera de lugar relatar aquí esa historia, por eso recomendamos ver el resumen que hace Finlay en "Greece under the Romans", cap. II, sección XI].

Teodosio aceptó de buen grado a la joven, y ella no tuvo ningún reparo en hacerse cristiana, de modo que, en el año 421, se casaron. Dos años más tarde, Teodosio declaró augusta a su esposa Atenaís o Eudoquia, como se le había puesto en el bautismo. Era inevitable que la augusta Eudoquia, tarde o temprano, intentase menguar los poderes de su cuñada, la augusta Pulqueria. A su debido tiempo, la ambiciosa hija del filósofo ejerció todas sus artes femeniles sobre su débil y pusilánime esposo, hasta que consiguió que desterrara a Pulqueria en Hebdomon. El exilio duró algunos años. Podemos creer sin reparos, como dice Alban Butler, que Santa Pulqueria "consideró el castigo de su exilio como un favor del cielo y consagró todo su tiempo a Dios en la plegaria y al prójimo en las buenas obras. Nunca se quejó por la ingratitud de su hermano, ni por las inicuas intrigas de la emperatriz que todo se lo debía, ni por las injusticias de sus ministros".

Sin duda, que habría estado contenía "con olvidarse del mundo y con que el mundo se olvidara de ella", pero no podía pasar por alto que tenía muchas y muy graves responsabilidades en aquella gran parte del mundo cuya capital era Constantinopla. Durante algún tiempo las cosas marcharon bastante bien, hasta que más o menos por el año de 441, se produjo la caída de Eudoquia. Se la había acusado, tal vez injustamente, de haber sido infiel al emperador con un apuesto aunque gotoso oficial llamado Paulino, [Ver a Finlay en la obra "Greece under the Romans", para la fabulosa historia de la manzana de Frigia], y fue desterrada a Jerusalén, oculta bajo el disfraz de un peregrino. Ya nunca regresó.

En la corte hubo una reorganización general de las oficinas de gobierno y lodos los puestos cambiaron de mano; a Pulqueria se le llamó del exilio, pero no para darle su antiguo cargo de supremo gobierno, ya que la jefatura estaba ocupada ahora por Crisafio, un antiguo partidario y admirador de Eudoquia. Bajo la administración de aquel hombre, el imperio de oriente fue de mal en peor durante diez años.

Por las presiones de Crisafio y sin ninguna consideración por la firmeza de las ideas teológicas, ya que anteriormente había favorecido a Nestorio, el emperador Teodosio brindó su apoyo incondicional a Eutiques y a la herejía monofisita. En el año de 449, el Papa San León Magno apeló a Santa Pulquería y al emperador para que rechazaran y combatieran el monofisismo; como respuesta, Teodosio aprobó las actas del "infame Sínodo" de Efeso y expulsó a San Flaviano de la sede de Constantinopla. Pulquería se mantenía firme en la ortodoxia, pero su influencia sobre su hermano se había debilitado. El Papa escribió de nuevo; Hilario, el archidiácono de Roma, escribió también; dejaron oír sus protestas y sus consejos Valentiniano III, el emperador de occidente, su esposa Eudosia, la hija de Teodosio y Gala Plácida, su madre... y, de repente, en medio de aquella lluvia de apelaciones, murió el emperador Teodosio, como consecuencia de los golpes que recibió al caer del caballo durante una partida de caza.

Santa Pulqueria, que por entonces tenía cincuenta y un años, instaló en el trono imperial a un general veterano de humilde origen, siete años mayor que ella. Llevaba el nombre de Marciano; era natural de Tracia y viudo. Pulqueria juzgó prudente y muy ventajoso para el estado y para la estabilidad del trono, contraer matrimonio con Marciano y así se lo propuso, con la única condición de que ella quedase en libertad para mantener su voto de virginidad. El general veterano aceptó y ambos gobernaron juntos como dos buenos amigos siempre de acuerdo en sus puntos de vista y sus sentimientos, encaminados al progreso de la religión y el aumento del bienestar público.

Los emperadores dieron una calurosa bienvenida a los delegados que envió el Papa León a Constantinopla, y su celo en favor de la fe católica les valió las más cálidas felicitaciones y encomios por parte de aquel Pontífice y del Concilio de Calcedonia que, convocado en 451 bajo el patrocinio de los emperadores, condenó a la herejía monofisita. Pulqueria y Marciano hicieron todo lo que estaba a su alcance para que los decretos de aquella asamblea quedaran establecidos en todo el imperio de oriente, pero fracasaron lamentablemente en Egipto y en Siria.

La propia emperatriz Santa Pulqueria escribió a un monje y a una abadesa de un convento de monjas de Palestina, con el propósito de convencerlos de que el Concilio de Calcedonia no había propiciado, como se afirmaba, una reavivación del nestorianismo, sino que condenó aquel error juntamente con las opuestas ideas herejes de Eutiques. Por dos veces con anterioridad, en 414 y 443, Pulqueria había perdonado el pago de impuestos atrasados que abarcaban un período de sesenta años, y tanto ella como su esposo procuraron contentar a su pueblo con bajos impuestos y los menores gastos de guerra que fueran posibles. El admirable espíritu con que desempeñaron sus deberes de gobernantes, se traduce en el lema de Marciano: "Nuestra obligación de soberanos es cuidar de la raza humana." Por desgracia, la magnífica sociedad no duró más de tres años, porque en el mes de julio del 453 murió Santa Pulquería.

Aquella gran emperatriz construyó muchas iglesias, tres de ellas en honor de la Madre de Dios: la de Blakhernae, la de Khalkopratia y la de Hodegetria, que figuraron entre las más famosas iglesias marianas de la cristiandad. En la última de las iglesias mencionadas la emperatriz instaló la famosísima pintura de la Virgen María que había sido traída de Jerusalén y que se atribuye al Evangelista San Lucas.

Pulqueria y Teodosio fueron los primeros emperadores de Constantinopla con inclinaciones griegas más que latinas; ella propicio el establecimiento de la universidad donde se enseñaba la lengua griega y había cursos sobre literatura y filosofía de Grecia; fue ella quien redactó las reglas y principios sobre las obligaciones y necesidades de los gobernantes, reunidos en el llamado Código de Teodosio. Si tomamos en consideración los actos y virtudes de la emperatriz, admitiremos que los elogios de San Próculo en su panegírico del Papa San León y de los padres del Concilio de Calcedonia, no eran meros cumplidos, sino alabanzas que ella merecía. El Martirologio Romano menciona a Santa Pulqueria en la fecha de hoy; su nombre fue inscrito por el cardenal Baronio; su fiesta se celebra entre los griegos, aunque en una época su culto se extendió por el occidente y su fiesta se observaba, por ejemplo, en todo Portugal y en el reino de Nápoles.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!</span></span>

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11:21 p.m.

Mártir

Martirologio Romano:En Alejandría de Egipto, san Nemesio, mártir, que, acusado falsamente de ladrón, fue llevado a juicio y absuelto por el juez, pero después, en la persecución desencadenada bajo el emperador Decio, fue acusado de nuevo ante el juez Emiliano de profesar la religión cristiana, motivo por el cual le atormentaron con reiterados suplicios y, después, fue quemado junto a unos ladrones, a semejanza del Salvador, que sufrió la cruz entre ellos. ( 251)

Observación: En el antiguo santoral se lo recordaba el 19 de diciembre

Breve Biografía


La historia de Nemesio —se adapte o no en todos sus extremos a la bella y adornada narración que conocemos— es la de un hombre fiel y cabal que era uno más del pueblo. Un cristiano anónimo. Quiero decir, sin oficio conocido ni de condición social acreditada. Por los años de madurez que se le atribuyen podría ser casado —condición común a sus años—, aunque bien pudiera ser que no hubiera formado familia. Ni siquiera eso sabemos.

Fue durante la persecución de Decio, por los años 250. Lo refiere San Dionisio, obispo de Alejandría que habla de un tal Nemesio o Nemesion, egipcio de origen, de costumbres y de idioma. Era un vecino más en su pueblo, no de muchos años aunque entrado en la madurez, un hombre hecho.

Se le estimaba entre los que más del pueblo por la conducta justa y sus costumbres sanas; en fin, apreciado por su bondad y conducta ética intachable, como cabe y debe esperarse en un discípulo de Cristo verdadero. Fue el hombre que todo joven quiere ser cuando crezca y que todo viejo lamenta no haber sido.

Pero había envidiosos. Siempre hubo gente así, están en todas partes y estamentos. Se sienten humillados por la honradez y nobleza ajena que lleva también a la envidia de la estima de que gozan los que son honrados y buenos. Lo acusaron de cooperar con canallas que fueron perseguidos, presos y condenados a la pena de muerte. Pronto el juez pudo declarar absuelto a Nemesio y probar que fue calumnia el intento.

Como el orgullo es perverso, repiten ante el magistrado la acusación; esta vez cambiando los términos: "Tristes estamos —le dicen— por haber perdonado a un reo como Nemesio". Te ha engañado; es hábil, conoce todo tipo de engaños... ¿no sabes que es cristiano?

Para el juez es el peor de los delitos. La ley de Decio es implacable. Confirmado por serena confesión del reo es remitido a Sabino, gobernador de Egipcio y residente en Alejandría. Se comprueba en nuevo juicio la identidad cristiana de Nemesio que se muestra firme en su decisión de no renegar de su Dios. No le conmueven promesas ni castigos. Termina quemado en la hoguera en compañía de algunos ladrones y asesinos de su tiempo.

La bella historia termina narrando el añadido contento de Nemesio por morir entre malhechores como lo hizo el Maestro.

Lo noble y recto de los cristianos fue verdad auténtica y generosa ayer como lo es hoy; en algunos, la bondad es eminente hasta la muerte. Lastimosamente las tristes y lastimosas bajezas de los hombres tampoco han cambiado mucho desde entonces.

¿Cómo puede mi amigo estar tan ciego? Sí, él afirma que la humanidad ha cambiado a mejor con el tiempo, piensa que el hombre está abocado al "progreso" sin remedio. Con la historia de hoy en las manos, a mí me parece que no ha mejorado mucho el hombre por dentro. Hoy también los veo tan engreídos, envidiosos, retorcidos y soberbios que los noto muy capaces de repetir la historia y de volver a liquidar a cualquier Nemesio.</span></span>

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6:18 p.m.

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En Tolentino, del Piceno, en Italia, san Nicolás, presbítero, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que, fraile de rigurosa penitencia y oración asidua, severo consigo y comprensivo con los demás, se autoimponía muchas veces la penitencia de los otros.

11:30 p.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va

Presbítero y Fundador
de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora del Monte Calvario

Martirologio Romano:En la ciudad de Gramat, en la región de Cahors, en Francia, beato Pedro Bonhomme, presbítero, que se distinguió por las misiones populares y la evangelización de los campesinos, fundando la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora del Monte Calvario, para cuidar a jóvenes, enfermos y necesitados.

Fecha de beatificación: Fue beatificado el 23 de marzo de 2003 por S.S. Juan Pablo II.

En 1803, nace Pedro Bonhomme en Gramat, en el hogar de un artesano, armero. El Causse del Quercy todavía está marcado por la devastación del período revolucionario: lo que queda del clero ha envejecido, el Seminario Mayor aún no ha abierto sus puertas y las necesidades apostólicas son inmensas en este departamento que cuenta entonces con unos 250.000 habitantes.

Muy pronto, el joven Pedro Bonhomme, apasionado por Jesucristo y motivado por la inmensa misión a realizar para «salvar almas», toma la decisión: será sacerdote.

Entra al Seminario Mayor con el diploma de Bachiller que obtuvo en el Colegio Real de Cahors, para ser ordenado sacerdote en 1827.

A partir de ese momento, él dio pruebas de un dinamismo extraordinario:

– En Gramat abre un Colegio para varones y al año siguiente otro en Prayssac;

– Presta una ayuda eficaz a los sacerdotes ancianos de dos parroquias de Gramat y crea el grupo de las «Hijas de María», movimiento de espiritualidad para las jóvenes.

Ahí está su primera obra. Está tan persuadido de la necesidad de la instrucción y de la formación humana y espiritual para las jóvenes, cuando nada hay en esos lugares.

– Pronto es nombrado Párroco de Gramat, descubre la miseria de los pobres, ancianos y enfermos y la precariedad de los medios para ayudarlos. Invita a las jóvenes a ponerse a su servicio para las visitas, los cuidados, los socorros materiales y espirituales..., y muy pronto, de acuerdo con la Sociedad de Beneficencia del pueblo, decide construir un Hogar.

– De este proyecto nace la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora del Calvario.

En esta época, es habitual que se pida una comunidad religiosa para poner en funcionamiento un Hogar.

El Padre Bonhomme no encontrándola y viendo el fervor y la entrega de las jóvenes del grupo de las Hijas de María, las invita y las forma para que sean estas religiosas. Con esta propuesta, él sale al encuentro de su deseo de consagrarse a Dios.

Cuatro gramatenses: Hortensia y Adela Pradel, Cora y Matilde Rousset son el primer eslabón de una cadena no interrumpida hasta hoy.

En Rocamadour, destacado lugar de peregrinación mariana en el Quercy, ellas hacen un retiro de discernimiento de ocho días, que concluye con su primer compromiso. Después de algunos meses de estadía en Cahors, para su formación, en diversas congregaciones, ellas regresan a Gramat para vivir en comunidad y ponerse al servicio de los pobres y los niños.

En 1833 pronuncian sus primeros votos y 30 años más tarde, a la muerte del Padre Fundador, son más de doscientas y las comunidades se han multiplicado en el Lot y más allá, al servicio de:

— los niños y jóvenes (catequesis, instrucción y formación...)

— las parroquias

— los pobres y enfermos (cuidados a domicilio, obras sociales...)

— los marginados de la época (sordomudos, enfermos mentales...)

Y durante este tiempo, el Padre Bonhomme, por su parte, despliega una actividad desbordante al servicio de las parroquias. Predica numerosas misiones en el Lot y en el Tarn y Garonne: unas sesenta en diez años. Estas misiones duran de una a tres semanas y tienen un éxito notable si se juzga por la frecuentación de los fieles, el número de confesiones y de conversiones.

Allí comienza la fama de gran orador popular que, a partir de un contenido muy clásico: las grandes verdades (muerte, juicio, pecado, infierno, cielo y también los diez mandamientos) sabe conmover, hacer llorar pero sobre todo convertir y conducir al compromiso cristiano a numerosos paisanos de buena voluntad y jóvenes para su Congregación. El predicaba en patois, con fuerza y siempre. Se revela un extraordinario ministro de la Reconciliación.

Misionero del Quercy,es a los pies de Nuestra Señor de Rocamadour donde busca fuerzas e inspiración. Por su intercesión obtiene su curación cuando quedó completamente afónico durante un retiro que predica, en la Parroquia de Gramat.

Allí también, el Padre Caillau, Sacerdote de las Misiones de Francia y restaurador de las peregrinaciones, le pide que inaugure, en 1835: las Semanas Mariales de Setiembre.

Antes de emprender este trabajo misionero, el Padre Bonhomme toma el tiempo necesario para la reflexión. Con grandes deseos de ser fiel al Señor, hace en 1836, un retiro en la Trapa de Mortagne. El mismo se siente atraído por la vida religiosa y más particularmente por la Orden de los Carmelitas. Quería llevar con él dos compañeros para hacer el noviciado, con la posibilidad de regresar a Gramat con una Comunidad Carmelita... Pero, el Obispo de Cahors, Monseñor d´Haupoul se opone a este proyecto.

El Padre Bonhomme obediente, se somete y colabora leal y activamente con el grupo de misioneros diocesanos,establecidos en Rocamadour y al cual, el nuevo Obispo, Mons. Bardou, ha dado otro superior: el Padre Jouffreau.

Después de diez años consagrados a la renovación y evangelización de las campañas, en 1848, durante la Misión de Puy le Eveque, un pueblo del Lot, pierde definitivamente la voz y debe renunciar a la predicación.

El misionero diocesano no está más pero queda el Fundador y durante los últimos años de su vida, continuará trabajando por su Congregación y por ella contribuirá aún a extender Reino de Dios pues, atento a los signos del Espíritu, tiene un sentido agudo de los llamados y de las necesidades de su tiempo.

La Congregación cuenta entonces con 61 religiosas en distintas comunidades implantadas en las parroquias rurales para la educación de los niños y el cuidado de los enfermos.

En 1844, había enviado una comunidad para prestar un servicio en el Hospital Psiquiátrico del Departamento, en Leyme, y sostuvo a las Hermanas, en esta tarea tan difícil, con sus numerosas visitas. El toma conciencia de la suerte de los enfermos mentales que la medicina no llegaba a tratarlos como hoy. Y cuando, en París, encuentra al Dr. Falret, médico en la Salpetrière, que le pide Hermanas para atender un asilo de día para «los alienados convalecientes e indigentes», decide concretar esta fundación. Las Hermanas llegan a Grenelle (París) el 1 de julio de 1856.

Por su enfermedad de laringe, privado de voz, el Padre Bonhomme experimenta todos los días las dificultades de comunicación con su entorno. Durante las misiones descubre en los pueblos del campo inválidos, sordo-mudos, privados de comunicación, de educación y con frecuencia excluidos. Su enfermedad lo hace más sensible al discapacitado. Desea hacer alguna cosa por ellos quiere ante todo, hacerles oír, para que sean accesibles a la Palabra, para hacerles conocer el amor de Dios.

En octubre de 1854 abre la primera escuela para sordos en Marynhac-Lentour (Lot) y en 1856 envía Hermanas a París, calle de Postes, para fundar un asilo para sordomudos, a pedido del Padre Lambert, Capellán del Instituto Imperial de Sordos.

Durante este último período de su vida, el Padre Bonhomme trabaja en la redacción de la Regla del Instituto que ha puesto bajo la protección de Nuestra Señora del Calvario, dándole a Maria al pie de la Cruz por Madre y Modelo.

Hace preceder el texto de las Constituciones por un comentario de las Bienaventuranzas. El mismo ha fundado su vida sobre el Evangelio y escribe: «Mi modelo será Jesucristo y uno se complace en parecerse a quien ama».

Este apasionado por Jesucristo sufre la prueba de la persecuciónen su ciudad natal donde no le evitan ni críticas, ni calumnias, ni burlas durante los primeros años de su ministerio. Este sufrimiento lo marca profundamente. El que es muy sensible, delicado en la amistad y compasivo en las penas. Está en comunión con la Pasión de Cristo que celebra con el Vía Crucis. En el curso de sus misiones, lo hizo erigir por decenas en las Iglesias parroquiales.

Su confianza filial a María,lo conduce frecuentemente como peregrino, sobre la ruta de Rocamadour, el rosario en mano. «Mi apoyo, mi todo junto a Dios, eres Tú Santa Virgen María... Pongo mi salvación entre tus manos...», tal es su oración y sin dudas la del último encuentro en ese Santuario Mariano, donde tres días antes de su muerte, fue a pie!

La tarde del 9 de Setiembre de 1861, es para él la hora del encuentro con Aquél a quien dio toda su vida!... Bienaventurado Padre Bonhomme, testigo de Jesucristo!

Si usted tiene información relevante para la canonización del beato Pedro, contácte a:
33 Ave. Louis Mazet
46500 Gramat, FRANCIA

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11:30 p.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va

Religiosa

Martirologio Romano: En Münster, en Alemania, beata María Eutimia (Emma) Üffing, virgen, de la Congregación de las Hermanas de la Compasión, que pasó su vida sirviendo a los enfermos, mostrando su eximia piedad, su benignidad y su olvido de sí misma (1855).

Fecha de beatificación: Fue beatificada el 7 de Octubre de 2001 por el Papa Juan Pablo II.

Sor María Eutimia (en el mundo: Emma Üffing) nació el 8 de abril de 1914 en Halverde, Alemania. Ella era la hija de Augusto Üffing y María Schnitt, y creció junto a 10 hermanos y hermanas en el ambiente de una pequeña ciudad. Su gran y religiosa familia y la vida de la parroquia caracterizaron su niñez y juventud. Contando con apenas 18 meses de edad fue atacada por una forma de raquitismo que terminó afectando su salud para el resto de su vida, provocando también una disminución en la velocidad de su desarrollo físico. A pesar de esto, ella nunca se quejó dedicándose a ayudar en la granja, no se indignaba cuando era víctima de alguna injusticia y, siempre que podía, evitaba a sus hermanos y hermanas cualquier trabajo desagradable.

El 27 de abril de 1924 Emma hizo su Primera Comunión y el 3 de septiembre de 1924 recibió el Sacramento de Confirmación. A la edad de 14 años, Emma expresó su deseo de hacerse religiosa. El 1 de noviembre de 1931, ella comenzó su formación como aprendiz de economía doméstica en el cercano hospital de santa Ana en Hopsten, misma que completó en mayo de 1933. Fue aquí donde conoció a las Hermanas de la Compasión de Münster, la Madre Superiora de la casa, Sor Eutimia Linnenkämper, valoraba la constante y siempre disponible actitud de servicio que caracterizaba a Emma. Regreso a casa para atender a su padre enfermo, quien falleció en 1932. En 1934, con el consentimiento de su madre, Emma envió una carta a la la Casa Matriz en Münster solicitando ser admitida en la Congregación de las Hermanas de la Compasión. Después de un titubeo inicial de las Superioras de la Orden, motivado por la delicada constitución física de Emma, las Superioras aceptaron su solicitud. El 23 de julio, Emma Üffing entró en la Congregación de las Hermanas de la Compasión en Münster como una de las 47 postulantes. Ella tomó el nombre de "Eutimia", en memoria de la Madre Superiora en Hopsten, Eutimia Linnenkämper.

Durante su formación, ella se preparó intensa y concienzudamente para realizar su gran deseo de estar al servicio de Dios y de la humanidad, esta etapa fue completada el 11 de octubre de 1936 cuando ella hizo sus votos simples. En una carta a su madre ella feliz escribió, " encontré al amado de mi alma; quiero sostenerlo y nunca dejarle ir " (cf. Cantar de los Cantares 3,4).

En octubre de 1936 Sor María Eutimia fue asignada al Hospital de san Vicente en Dinslaken. El 3 de septiembre de 1939, después de aprobar con distinción sus exámenes, ella recibió su diploma como enfermera profesional. Un año más tarde, el 15 de septiembre de 1940, Sor María Eutimia hizo su profesión final.

Durante el período de la guerra la pobreza agravó el trabajo de asistencia a los enfermos. En 1943, Sor María Eutimia fue asignada a cuidar a los prisioneros de guerra y trabajadores extranjeros enfermos, sobre todo aquellos de nacionalidad británica, francesa, rusa, polaca y ucraniana que tenía enfermedades infecciosas. Ella se dedicó a ellos con infatigable atención y cordialidad. El sacerdote francés, fray Emilio Esche, que vivió durante varios años como prisionero de guerra en el hospital en Dinslaken, brinda un extraordinario testimonio: Cuando atendía a un enfermo (Sor María Eutimia) estaba llena de una caridad y bondad que brotaban de su corazón, nada era demasiado para ella. Ella sabía que los prisioneros enfermos no tenían tan sólo que enfrentarse tan sólo a los sufrimientos físicos, a través de su ardiente compasión y cercanía ella les brindaba un sentimiento de estar seguros y en casa. Ella rezó con el enfermo y se aseguraba de que ellos pudieran recibir los Sagrados Sacramentos Santos.... "La vida de Sor Eutimia era un cántico de esperanza en medio de la guerra", expreso fray Emilio Esche.

Después de la guerra, Sor María Eutimia, quien antes había trabajado con tal dedicación ayudando al enfermo, fue asignada al cuarto de lavandería en Dinslaken y, tres años más tarde, a la gran lavandería de la Casa de Matriz y de la Clínica San Rafael en Münster. Aunque ella hubiera preferido seguir ayudando al enfermo, ella se adaptó a esta nueva tarea sin dificultad. "Todo es para Dios Todopoderoso", era su respuesta.

Incluso aunque tuviera una enorme y demandante cantidad de trabajo, ella siempre era una monjita simpática y disponible, quien tenía siempre una risa amistosa y una palabra amable, siempre presta para ayudar a quien se lo pidiera. Ella vivió su vida diaria de un modo extraordinario. Todo su tiempo libre, que por lo general era muy poco, ella lo pasó rezando ante el tabernáculo. Muchos que la conocían, le pedían que interceda por ellos en sus oraciones. Una forma seria de cáncer llevó a Sor María Eutimia a una muerte prematura, luego de largas semanas de enfermedad. Murió durante la mañana del 9 de septiembre de 1955.

Reproducido con autorización de Vatican.va

responsable de la traducción: Xavier Villalta


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11:30 p.m.

Por: . | Fuente: CPALSJ.org

Religioso Jesuita

Martirologio Romano:En Bilbao, ciudad del País Vasco, en España, beato Francisco Gárate Aranguren, religioso de la Compañía de Jesús, que se santificó practicando la humildad en el ejercicio de portero durante cuarenta y dos años (1929).

Fecha de beatificación: Su causa se introdujo en 1950 y fue beatificado por Juan Pablo II el 6 de octubre de 1985.

Francisco Gárate Aranguren nació el 3 de septiembre de 1857 en Azpeitia (Guipúzcoa), España, en un caserío muy cercano, a sólo 105 metros, de la Casa torre de Loyola. Fue el segundo de una familia de siete hermanos. De los 4 varones, tres fueron jesuitas.

A la edad de 14 años dejó su casa para emplearse en trabajos domésticos en el recién abierto Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, en Orduña, Vizcaya. En 1874 hizo discernimiento vocacional con los jesuitas y decidió ingresar en la Compañía de Jesús. Él y otros dos muchachos hicieron el viaje a pie hasta Poyanne, en el sur de Francia, donde estaba el Noviciado de los jesuitas españoles después de la Revolución de 1868. El país vasco era entonces escenario de la Tercera Guerra carlista.

El final de su noviciado coincidió con la pacificación de España y el retorno paulatino de los jesuitas españoles. Su primer trabajo fue el de Enfermero en el Colegio de la Guardia (Pontevedra) en la costa atlántica y muy cercano a la frontera portuguesa. Allí estuvo 10 años y los estudiantes recordaron siempre su paciencia, entrega y caridad para todos y en especial para los enfermos.

En 1888 fue destinado a Bilbao, a la portería de la Universidad de Deusto, donde va a permanecer 41 años, hasta su muerte.

Su trabajo era el de recepcionista, pues estuvo encargado de recibir a las personas que llegaban a la Universidad, como de todo lo relacionado con el edificio, aún en construcción, y de la planta telefónica instalada en 1916. Además ayudaba al sacristán y a cuidar el jardín v patios.

Durante todo ese largo período, hasta 1929, pasaron por Deusto muchos jesuitas y personajes notables, pero el más recordado, siempre, por los universitarios fue el Hermano Francisco. Él los saludaba cariñosamente todas las mañanas al legar a clases, los animaba, daba consejos y confortaba cuando parecía haber malos momentos. Incluso, ayudó a muchos a copiar apuntes de clases. A los pobres, que venían conocedores de su bondad, ayudó con alimentos y también con alguna ropa. Los estudiantes lo llamaban cariñosamente “Hermano Finuras”, por sus finos modales y delicadeza de alma.

La larga permanencia del Hermano Gárate en Deusto, para él, no fue algo que considerara extraordinario, ni mucho menos heroico. Él pensaba que cumplía con lo que el Señor le estaba pidiendo a través de la Compañía, Supo convertir esos años, de servicio y oración, como su patrono San Alonso Rodríguez, en un camino de santidad.

Se enfermó el 8 de septiembre de 1929 y murió al día siguiente, sin dar molestias a nadie.

Su fama de santidad siempre había sido grande, aún en vida; pero creció extraordinariamente después de su muerte.

Sus restos descansan en la “Capilla del Hermano Gárate” en la Universidad de Deusto.

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6:36 p.m.

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San Pedro Claver, presbítero de la Compañía de Jesús, que en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más de cuarenta años consumió su vida con admirable abnegación y eximia caridad para con los esclavos negros, bautizando con su propia mano a casi trescientos mil de ellos.

6:36 p.m.

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En el monasterio de Clonmacnoise, a orillas del río Shannon, en Hibernia, san Ciarano (o bien Querano o Kiriano), presbítero y abad, fundador de dicho cenobio (s. VI).

6:36 p.m.

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En Roma, en el cementerio «ad Duas Lauros», de la vía Labicana, san Gorgonio, mártir (post 203). Torturado y estrangulado durante las persecuciones de Diocleciano.

11:30 p.m.

Por: . | Fuente: patria-nazarena.blogspot.com

Religioso y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de España, Beatos Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, además de Sebastián Lorens Telarroja, laico, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Era hijo de Juan y de Mercedes, nació en Vic el 1 de mayo de 1888 y fue bautizado el día siguiente en la parroquia catedral donde se le impusieron los nombres de Segismundo Ramón y Pedro. Tenía cuatro hermanos. Su padre falleció el 16 de marzo de 1896. Luego su madre mercedes solicito el ingreso de Segismundo en el colegio de huérfanos pobres de Sant Julià. Y teniendo una certificación del párroco de la catedral de Vic fue aceptado e ingreso al colegio el 16 de julio de 1898. Luego murió su madre el 7 de febrero de 1899.

Luego de cinco años de permanecer en el colegio y sintiéndose movido por el ejemplo de los superiores y profesores sintió la llamada de Dios a ser religioso y solicito el ser admitido al colegio nazareno de Blanes, hacia donde se dirigió el 7 de diciembre de 1903 como aspirante coadjutor. Allí completo su formación humanística, y religiosa, vistió el hábito religioso del instituto e inicio el año de noviciado el 3 de mayo de 1908. Hizo su primera profesión religiosa el 3 de mayo de 1909.

El hermano Segismundo era alto, imponente, fuerte y de muy buena índole, era muy disciplinado y paciente, de carácter alegre y optimista. Y aunque tenía cáncer en el cuello siempre permanecía con el mismo comportamiento. Era un buen religioso. Seguía con fidelidad los actos de comunidad y en la oración constante encontraba las fuerzas para superar el mal que le aquejaba. Tuvo siempre a su cuidado una clase de párvulos, era un maestro ideal para los pequeños. Las familias querían que sus hijos fueran a la clase del hermano Sagalés.

En 1936 el hacia parte de la comunidad del colegio Jesús, María y José de Sant Andreu, y como todos los de la comunidad tuvo que ponerse a salvo de la persecución. En esa situación en la familia donde estaba refugiado también se les dio a guardar los restos mortales del Padre Manyanet, y ante la preocupación de que los restos cayeran en poder de los perseguidores, el hermano Sagalés, con mucha responsabilidad, procedió entonces con la ayuda de la familia a la incineración de los restos del siervo de Dios.

Después de la incineración de los restos, para no poner en riesgo las familias ni las cenizas del padre Manyanet, salió de esta familia, y acompañado por una de las señoras de la familia se fue hacia Vic, pero después de un registro que les hicieron sin piedad, se dieron cuenta de que algunos espías los estaban siguiendo, pero de todas formas tomaron el tren y siguieron su camino.

Una vez estando en Vic el hermano Sagalés se quedó en casa de unos sobrinos y después de unos días paso a la casa de una sobrina. Allí fue detenido el 8 de septiembre de 1936, junto con el señor Marcos Terradellas, organista de la iglesia de la soledad de igualada, fueron así conducidos hacia la carretera de Vic ha Manresa, y allí los asesinaron en el lugar llamado Matavacas ese mismo día. Contaba 48 años de edad, 27 de profesión religiosa.

Integran el grupo:
(Nombre, Lugar y fecha del martirio)


01.- Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Sacerdote- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
02.- Sebastián Llorens Telarroja, Apóstol Laico- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
03.- Narciso Sitjà Basté, Sacerdote- Barcelona el 9 VIII 1936;
04.- Juan Cuscó Oliver, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
05.- Pedro Sadurní Raventós, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
06.- Fermín Martorell Víes, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
07.- Francisco Llach Candell, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
08.- Eduardo Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
09.- Ramón Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
10.- Juan Franquesa Costa, Sacerdote- Cerveza, Lleida, 2 IX 1936;
11.- Segismundo Sagalés Vilà, Religioso Coadjutor- Múnter, Barcelona, 8 IX 1936;
12.- José Vila Barri, Sacerdote- Gurb de la Plana, Barcelona, 21 IX 1936;
13.- Pedro Verdaguer Saurina, Sacerdote- Barcelona, 15 X 1936;
14.- Roberto Montserrat Beliart, Sacerdote- Barcelona, 13 XI 1936;
15.- Antonio Mascaró Colomina, Religioso Escolar- Barcelona, 27 I 1937;
16.- Pedro Ruiz Ortega, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
17.- Pedro Roca Toscas, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
18.- Ramón Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
19.- Jaime Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
20.- Ramón Oromí Sullà, Sacerdote- Barcelona, 26 IV 1937.

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Obispo

Martirologio Romano:En Valencia, de España, santo Tomás de Villanueva, obispo, que, siendo religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, aceptó por obediencia el episcopado, sobresaliendo, entre otras virtudes pastorales, por un encendido amor hacia los pobres hasta entregarles todos los bienes, incluida la propia cama (1555).
Tomás García Martínez, más conocido como Santo Tomás de Villanueva (* Fuenllana, Ciudad Real, 1488 - † Valencia, 9 de septiembre de 1555), predicador, escritor ascético y religioso agustino español.

Nació en Fuenllana,se educó y creció en Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real, donde sus padres poseían una rica hacienda, pese a lo cual muchas veces el muchacho andaba desnudo porque había dado sus vestidos a los pobres. Queda en pie parte de la casa original, con un escudo en la esquina, al lado de un oratorio de la familia.

Aunque hizo estudios de Artes y Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, ingresó en la Orden de los Agustinos de Salamanca (1516) y en 1518 fue ordenado sacerdote; en la orden ocupó los cargos de prior conventual, visitador géneral y prior provincial de Andalucía y Castilla. También fue profesor de la universidad y consejero y confesor de Carlos I de España.

Gozó de fama por su gran austeridad personal (llegó a vender el jergón donde dormía para dar el dinero a los pobres) y por su ejercicio continuo e infatigable de la caridad, especialmente con los huérfanos, con las doncellas pobres y sin dote y con los enfermos. Poseía, sin embargo, una concepción inteligente de la piedad, de forma que aunque era muy limosnero procuraba solucionar definitiva y estructuralmente la pobreza mediante la redención activa de la misma, dando trabajo a los pobres, y así hacía fructificar sus limosnas: «La limosna no sólo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuere posible.», escribió.

En 1533 envió como Provincial a los primeros padres agustinos que llegaron a México. Empezó a tener éxtasis místicos en misa o cuando rezaba los salmos.

Carlos I le había ofrecido el cargo de arzobispo de Granada pero él nunca lo había aceptado; se cuenta que llegó a arzobispo de Valencia el 10 de octubre de 1544 por error de un escribano, pero siguió negándose hasta que se lo ordenó su superior en la orden. Allí, ayudado por su obispo auxiliar Juan Segriá, puso orden en una diócesis que hacía un siglo que no tenía gobierno pastoral directo. Organizó un colegio especial para los moriscos conversos y organizó en especial un plan eficaz de asistencia y auxilio social y de caridad.

Compuso bellos sermones, entre los que destaca Sermón del amor de Dios, una de las grandes manifestaciones de la oratoria sagrada del XVI. Tuvo, en efecto, una gran fama de predicador, en un estilo sobrio y sencillo. Carlos I, al oírle predicar, exclamó: «Este Monseñor conmueve hasta las piedras», y provocaba sonoras conversiones. Algunos de sus sermones arremeten contra la crueldad de la fiesta de los toros. Tuvo asimismo una gran devoción por la Virgen María, cuyo corazón comparó a la zarza ardiente, que nunca se consumía. Es autor de varios Opúsculos, dentro de los que se incluye el Soliloquio entre Dios y el alma, en torno a la comunión.

En 1547 ordenó sacerdote al futuro San Luis Beltrán [1]. Falleció por una angina de pecho en 1555 a los sesenta y seis años. Fue canonizado por el papa Alejandro VII el 1 de noviembre de 1658.

Francisco de Quevedo escribió una biografía suya. Sus obras completas fueron editadas en Manila en 1881, Opera omnia, seis vols.

Es el Santo Patrón de la prestigiosa Universidad de Villanova, Pennsylvania, Estados Unidos de América establecida por los Agustinos en 1842, y de la Universidad de Santo Tomas de Villanueva en La Habana, Cuba. Esta fue cerrada por el gobierno Cubano en 1961, tras la expulsion de los Agustinos, considerados enemigos de la Revolucion por sus quejas frequentes contra el gobierno. Los Agustinos exiliados establecerion University of St. Thomas en Miami Gardens, Florida en 1961.

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11:30 p.m.

Por: . | Fuente: Franciscanos.net

Religiosa Clarisa

Martirologio Romano:En Pesaro, del Piceno, en Italia, beata Serafina Sforza, que después de sufrir muchas adversidades en la vida conyugal, pasó humildemente, ya viuda, los restantes años de su vida bajo la Regla de santa Clara (1478).

Fecha de beatificación: Benedicto XIV aprobó su culto el 17 de julio de 1754.


Viuda y religiosa de la Segunda Orden (1434‑1478).

Serafina Sforza pertenece a la ilustre familia de los condes de Montefeltro. Nació en Urbino hacia 1434, última hija de Guido Antonio y Catalina Colonna, sobrina del Papa Martín V. En 1438 murió su madre y cinco años más tarde también su padre. Permaneció por un tiempo en Urbino, primero bajo la tutela de su hermano Odantonio, y después de la trágica muerte de éste, bajo la de su hermanastro Federico.

En marzo de 1446 abandonó su ciudad natal y por un año vivió en Roma, al lado de su tío el cardenal Próspero Colonna, quien organizó el matrimonio de su muy joven sobrina con un cuarentón, Alejandro Sforza, señor de Pésaro, con quien Serafina casó el 9 de enero de 1448.

Al quedar muy pronto sola por la partida de su esposo llamado por sus compromisos militares a la guerra de Lombardía, Serafina debió sufrir enormes dificultades a causa de desconfianzas y calumnias propaladas contra ella. Alejandro Sforza en un cierto momento quiso desembarazarse de ella intentando varias veces envenenarla; una noche inclusive trató de estrangularla. De nada valió la defensa que sus parientes hicieron de ella, fue obligada por su marido y su cuñado el Duque de Milán, a ingresar en el convento del Corpus Christi de las clarisas, en Pésaro, donde, obtenida la necesaria dispensa del Papa Calixto III, hizo su profesión religiosa a fines de agosto de 1457, tomando el nombre de Sor Serafina.

En el monasterio del Corpus Christi pasó veintiún años, durante los cuales fue de edificación para sus cohermanas en la práctica de las virtudes cristianas, en la caridad para con Dios y el prójimo, en la humildad, en la asistencia a las enfermas y en la rígida pobreza. En 1475, por voto unánime, fue elegida abadesa. En los últimos años de su vida tuvo la inmensa alegría de ver la conversión de su marido. Este, arrepentido de sus descarríos y de cuanto la había hecho sufrir, le pidió humildemente perdón de todo, reconociendo sus errores. En los varios encuentros con ella en el monasterio, echó las bases de una nueva vida verdaderamente cristiana, en la oración, en la íntima unión con Dios, en el cumplimiento de sus deberes. Serafina sobrevivió a su marido cinco años. El 8 de septiembre de 1478 murió ella en su monasterio de Pésaro a la edad de 44 años. Fue llorada por sus clarisas y por toda la ciudad, que la tuvieron y veneraron como santa.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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11:21 p.m.

Laica

Mujer piadosa que enjugó el rostro de Jesús camino del calvario.

Etimología:Verónica = Aquella que es la verdadera imagen o Aquella que es la imagen verdadera, viene de de la palabra latina "vero" y de la palabra griega "eikom".

Nota: es necesario indicar que, pese a la popularidad de este santa, su nombre no se encuentra en el Martirologio Romano actual y tampoco estuvo en el anterior.

Breve Semblanza


Santa Verónica es recordada por su gesto compasivo hacia Jesús en Su camino al Calvario. Unos le agredían, otros permanecían indiferentes ante tanta crueldad. Ella se le acercó y le enjugó el rostro con su velo. Aquel divino rostro, cruelmente golpeado, ensangrentado y sudoroso suscitó en el corazón de Santa Verónica la misericordia. La fuente de Misericordia recibe de ella en aquel momento un amor que casi todos le negaron.

Aunque poco sabemos de la vida de Verónica y su acto de amor no aparece en las Sagradas Escrituras, la tradición lo ha recogido como un acto ejemplar que recordamos en la sexta estación del Via Crucis. Dante lo evoca en el canto XXXI del Paraíso.

Santa Verónica es mujer de gran valentía, ya que su acto de amor le podría haber causado una peligrosa reacción por parte de los romanos o de las turbas. Es mujer de gran compasión, ya que venció todo miedo y decidió amar en medio de una multitud movida por odio o la indiferencia.

Santa Verónica, ruega por nosotros. Que sepamos consolar a Cristo en el Via Crucis de hoy.

Todavía se conserva el "velo" de la Verónica.


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6:36 p.m.

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Fiesta de la Natividad de la bienaventurada Virgen María, de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado.

Hermanos Franciscanos

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