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Mártires en Japón

Martirologio Romano: En el lugar llamado Edo, de Japón, beatos mártires Francisco Gálvez, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, Jerónimo de Angelis, presbítero, y Simón Yempo, religioso, estos dos últimos de la Compañía de Jesús, todos los cuales fueron quemados por odio a la fe († c. 1622/1623).

Breve Semblanza


Llegada del cristianismo a Japón

Los primeros cristianos japoneses recibieron el bautismo en 1548, en Goa, de manos del obispo Juan de Albuquerque. Ellos fueron los que guiaron los pasos de san Francisco Javier por el archipiélago nipón. Pero los jesuitas fueron pronto expulsados del país.

En 1593 desembarcaban en Japón los franciscanos descalzos Pedro Bautista Blázquez, Bartolomé Ruiz, Francisco de San Miguel y Gonzalo García, que no tardaron en recibir refuerzos desde Filipinas. En sólo tres años lograron bautizar a unos 20.000 neófitos, pero en 1596 estalló la persecución. Pedro Bautista y cinco compañeros suyos, tres jesuitas nativos y 17 cristianos seglares murieron crucificados en Nagasaki.

En tres años llegaron a bautizar a unos 20.000 neófitos. En 1596 estalló la persecución contra los cristianos, y el 5 de febrero del año siguiente morían crucificados en Nagasaki san Pedro Bautista , cinco compañeros suyos, tres jesuitas nativos y 17 cristianos seglares. Su martirio supuso nuevas conversiones y mayor expansión misionera, y fue en una de las nuevas oleadas de misioneros cuando llegó al país el beato Francisco Gálvez.


FRAY FRANCISCO GÁLVEZ DE URIEL

Este franciscano, sacerdote y misionero, nació de Francisco Gálvez y de Juana Iranzo, familia hidalga y bien situada de Utiel (Valencia), , unos días antes del 15 de agosto, fecha de su bautismo.

Se inició en las letras en la escuela de la parroquia, pero pasó enseguida al Colegio Seminario del Salvador, inaugurado el 6 de agosto de 1585, cuando Francisco estaba a punto de cumplir los siete años. En palabras del fundador, el sacerdote local Don Gonzalo Muñoz Iranzo, la finalidad del colegio era "que aquí los niños y niñas, desde chiquitos, aprendan la Doctrina cristiana, y los mayores y estudiantes aprendan los principios de Gramática y Latinidad, para que aquí salgan buenos ministros para la Iglesia y vayan a otras Universidades para aprender otras ciencias y facultades y a Religiones y Monasterios para mejor servir a Dios, que éste es el celo del Salvador del mundo, a quien se debe todo y a quien se le dé la honra y gloria por siempre jamás, amén".

Hacia los 14 años, ell joven Francisco saldrá de aquí bien preparado para empezar su formación universitaria en el Estudio General de Valencia. En su certificado de estudios del 10 de abril de 1598 consta que era ya subdiácono, que cursó Artes, Lógica y Filosofía, bajo el magisterio del catedrático José Roque Rocafull, doctor en Artes liberales, y, y que luego completó los cuatro años de Teología. Cumplidos todos los requisitos, recibió enseguida el diaconado, seguramente de manos del santo arzobispo de Valencia Juan de Ribera, quien lo destinó a una de las parroquias de la ciudad.

Muy fuerte debió de sentir la llamada a la vida religiosa, pues, sin esperar a la ordenación sacerdotal, solicitó ser admitido en el convento valenciano de San Juan de la Ribera, de los franciscanos descalzos o alcantarinos. Esta rama de la observancia, una de las de mayor austeridad, se caracterizaba por una vida de pobreza, austeridad, mortificación y compromiso evangelizador y con los pobres. Descalzos eran también, aparte de san Pedro de Alcántara, san Pascual Báilón y el beato Andrés Hibernón, contemporáneos suyos.

A Oriente por la ruta occidental

El beato Francisco Gálvez profesó la regla franciscana el 6 de mayo de 1600 y se ordenó sacerdote a finales del mismo año, o a comienzos de 1601. Poco después, el 28 de junio, a petición propia, partía como misionero hacia al Extremo Oriente desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda. Lo sabemos porque el 1 de marzo de 1601, el rey Felipe II, por real cédula que se conserva en el sevillano Archivo de Indias, autorizaba a fray Juan Pobre, procurador de la Provincia franciscana de Filipinas, viajar a dichas islas con 40 misioneros, a expensas reales.

El viaje se hacía entonces por la ruta occidental. Tras dos meses de travesía, la misión dirigida por Juan Pobre desembarcaba en San Juan de Ulúa, el puerto de Veracruz, en Méjico. De aquí se dirigieron a pie hasta la capital azteca. Ocho años permaneció el beato Francisco en tierras mejicanas, sin que podamos precisar dónde residió ni en qué se ocupó todo ese tiempo. Lo que si sabemos es que sólo en 1609 pudo embarcarse en Acapulco, donde la congregación tenía una hospedería para los frailes de paso, rumbo a Manila. Tanto el archipiélago filipino como el japonés formaban parte de la floreciente provincia franciscana de San Gregorio Magno, cuyo primer procurador había sido san Pedro Bautista, uno de los protomártires de Japón recientemente crucificados en Nagasaki. A raíz del martirio la Provincia había experimentado un fuerte crecimiento, pasando de 41 conventos, 125 religiosos y 60.892 cristianos a finales del siglo XVI, a 57 conventos y 114.000 cristianos en 1622.

El beato Francisco Gálvez fue destinado al convento filipino de Dilao, un barrio del extrarradio de Manila, donde había una colonia de japoneses cristianos. Trabajando pastoralmente con ellos fue como fray Francisco pudo aprender la lengua nipona. Hizo tantos progresos que sus superiores lo nombraron ministro de los japoneses de Balete, jurisdicción de Dilao.

Evangelizador en Japón

En 1612, bien preparado por el contacto diario con los nipones, el beato Francisco hizo su primer viaje a Japón. Durante dos años pudo desarrollar una breve pero intensa labor misionera: anuncio del Evangelio en japonés con soltura, traducción de libros religiosos (Vidas de Santos, un Catecismo, varios opúsculos devocionales) que facilitaron su tarea, y atención a los leprosos de Asakusa hasta contagiarse con la enfermedad.

El 27 de octubre de 1614, por decreto imperial, el beato Galvez y los demás misioneros tuvieron que abandonar el territorio y regresar a Manila, pues Japón no se abrió a los europeos hasta el siglo XIX, y las persecuciones contra los cristianos no terminaron hasta el año 1873. Pero fray Francisco se las ingenió para regresar, porque allá había dejado a un pequeño grupo de cristianos que él mismo bautizó, y necesitaban de su presencia, apoyo, consejos y consuelos. En 1616, con la armada del Gobernador de Filipinas, llegó hasta Singapur, desde donde pudo llegar a Malaca, colonia portuguesa donde los franciscanos, seis años antes, habían obtenido del rey de Camboya permiso para evangelizar en su territorio. Sólo encontró una galeota que viajaba a Japón, pero no admitía pasajeros, y menos misioneros, pues aún estaba reciente el decreto de expulsión. Entonces recurrió a una estratagema: se tiznó de negro y se contrató como galeón o remero, a cambio de una pequeña ración diaria de arroz. Pero todo lo soportó con paciencia, incluso el año y medio que tuvo que esperar en Macao, antes de tocar suelo japonés.

Cumplido su propósito, aún pudo moverse con cierta libertad, gracias a la tolerancia de las autoridades locales. Incluso ejerció de mediador diplomático, entregando al príncipe de Voxu, Masamuné, por encargo del beato Luis de Sotelo, martirizado poco después en Omura, unas cartas y presentes que traía de parte del rey de España y del Papa. Fray Francisco fue bien recibido y agasajado, con orden de atenderle en todo lo necesario, y con la asignación de un lugar tranquilo donde poder dedicarse sin molestias a la evangelización. Gracias a este especial privilegio del príncipe Masamuné, el Beato Gálvez pudo desarrollar una intensa y fructuosa actividad misionera en los territorios de Voxy y Mongami, multiplicando las conversiones.

Martirizado en Yedo (Tokio)

Aún no se habían agotado las anteriores órdenes de expulsión, cuando, en agosto de 1623, el Emperador nombró nuevo "shogum" o jefe de gobierno a Iemitsu. Y éste, al ver que no se cumplían con demasiado rigor, ordenó eliminar a los cristianos, prometiendo honores y dinero a quiénes los denunciaran. Enseguida alguien (un cristiano renegado, o un bonzo que se hizo pasar por tal) delató ante el gobernador a los cristianos y misioneros de Yedo, la actual Tokio, entre ellos al jesuita siciliano Jerónimo de los Ángeles. Fray Francisco Gálvez fue apresado en Kamakura, antes de poder huir con el japonés converso Hilario Mongazaimón, síndico de la orden franciscana. Con él apresaron también a fray Juan Cambo, que había sido portero en el antiguo convento de Nagasaki, a fray Padre Doxico, a Hilario y a su esposa Marina, con confiscación de todos sus bienes.

Los llevaron a Yedo, y fueron presentados ante el Consejo del Emperador. Acusado de engañar a los conversos japoneses arriesgando sus vidas, el beato Francisco respondió en voz alta y en elegante japonés: "Yo no he engañado a nadie, ni predico falsa doctrina, ni he sido causa de muerte; antes bien, por amor de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Salvador del mundo, y por amor de sus escogidos los cristianos, les he predicado la verdad y verdadera salvación, sin la cual nadie se puede salvar, ni vuestras mercedes se salvarán, si no creen lo que yo predico. No he sido causa de la muerte de los cristianos, sino vuestras Mercedes lo son, que se la dan injustamente".

No le dejaron seguir hablando. En prisión se encontró con fray Jerónimo de los Ángeles, apresado pocos días antes que él. Se alegraron de verse, se confesaron mutuamente, se prepararon para morir y animaron a los demás cristianos detenidos con ellos. Cuando llegó Iemitsu a Yedo, condenó a muerte a los 51 detenidos, ordenando que los pasearan por las calles de la Corte antes de ser quedamos vivos en la hoguera. En el cortejo iban tres grupos: el primero estaba encabezado por el P. Jerónimo de los Ángeles, a caballo, y el hermano laico Simón Yempo y 17 condenados más a pie. El segundo lo presidía fray Francisco Gálvez a caballo, con otros 16 condenados tras él. A la cabeza del tercer grupo iba Faramondo, caballero pariente y primo del Emperador, noble y rico, que se bautizó en Osaka en 1600 y había sido torturado en una anterior persecución.

El martirio se consumó el 4 de diciembre de 1623: dos jesuitas, el beato Francisco Gálvez y 47 "cordígeros" o franciscanos seglares, fueron quedamos vivos en una gran plaza de las afueras de Yedo, a la vista de muchos nobles y señores que habían sido invitados a los festejos de la investidura del shogun, y de un gran gentío, también cristianos, que acudieron de todas partes. Aunque pusieron guardia para los cristianos no retiraran sus restos y cenizas, pero éstos supieron esperar hasta la cuarta noche, cuando ya nadie vigilaba.

En poco tiempo, los cristianos de Japón quedaron sin sacerdotes y reducidos al silencio y la clandestinidad, hasta que fueron descubiertos de nuevo en 1865, año en que se volvió a permitir la entrada de misioneros católicos en el país.

JERÓNIMO DE ANGELIS

Jerónimo de Angelis había nacido en Enna (Sicilia) en 1567, y en su juventud se decidió por estudiar leyes con las miras puestas en ejercer de abogado. Pero accedió a hacer una tanda de ejercicios espirituales y en ellos descubre que su verdadera vocación es la vida religiosa, y opta por la Compañía de Jesús en la que ingresa en 1585. Se ofrece para las misiones y no estaba aún ordenado de sacerdote cuando es destinado al Japón. Parte para allí en compañía del Beato Carlos Spínola, pero su viaje duraría seis años por ser muy accidentado. Parten de Lisboa, llegan a Brasil y luego a Puerto Rico, donde unos piratas ingleses los obligan a ir a Londres y de aquí vuelven a Lisboa, de donde reemprenden el viaje, llegando por fin a Japón en 1602. Una vez ordenado sacerdote, trabaja en Suxini, funda la cristiandad de Sarunga y llega la orden de salida del Japón en 1614, pero él se queda secretamente en Nagasaki. Recorre varias regiones en las que no estaba establecida aún ninguna comunidad cristiana y logra crear varias. Visita el acantonamiento de Zugaru, donde estaban recluidos muchos confesores de la fe, condenados a una vida de fatigas y privados de los sacramentos. Evangeliza también en la isla de Yeso. En 1622 se le nombra superior de la misión de Yeddo, donde se establece. Se dice que había logrado convertir unas diez mil personas. Puso empeño en convertir personas escogidas e influyentes pensando que así el evangelio se expandiría con mayor fuerza. Su detención se debió a que oyó decir que León Takeya, su hospedador, sería puesto en libertad si el padre De Angelis se entregaba. Lo meditó y se entregó. En el interrogatorio se negó a decir quién lo hospedaba. Llevado a la cárcel encontró en ella cincuenta cristianos, entre ellos su compañero de martirio Simón Yempo, y también el P. Francisco Gálvez. A finales de noviembre fue condenado a muerte.

Nota: La imagen que grafica este artículo corresponde al beato Jerónimo de Angelis.

SIMÓN YEMPO

Simón Yempo había nacido en Notzu, en el reino de Findo (Japón) en 1580. Inclinado a la vida interior ingresó en su juventud en un monasterio budista. Pero su superior se hizo cristiano y él se interesó entonces por el cristianismo y se convirtió también. En 1598 entró en una escuela de catequistas que tenían los jesuitas y, obtenida esta condición, fue catequista a lo largo de veinticinco años con mucho celo, trabajando sin cansancio y viviendo con mucha austeridad. Fue admitido como hermano en la Compañía de Jesús. Acompañó mucho tiempo al P. Jerónimo de Angelis en sus correrías apostólicas. Encarcelado cuando él, trabajó en la cárcel por la conversión de otros presos, y fue condenado a muerte por su condición de cristiano y propagandista de la religión.


El 7 de julio de 1867, Pío XI los beatificaba con los otros 201 mártires ejecutados en Japón entre los años 1617 y 1632.

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Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día (c. 750).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.

Nota: Anteriormente se lo celebraba el 27 de marzo

Breve Biografía


Juan Damasceno (Yahia ibn Sargun ibn Mansur, nacido a mediados del siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749) es considerado el último representante de la patrología griega y el equivalente oriental de San Isidoro de Sevilla por sus obras monumentales como la Fuente del conocimiento. Su actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad de la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la filosofía y a la apologética. Hijo de un alto funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos del príncipe Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que corresponde en cierto modo al de ministro de Hacienda. En calidad de “Logothete”, fue representante civil de la comunidad cristiana ante las autoridades árabes.

A un cierto punto Juan renunció a la corte y a su alto cargo, probablemente por las tendencias anticristianas del califa. En compañía del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio de San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la basílica del Santo Sepulcro.

Era el período en el cual el emperador de Bizancio, León III Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir, desterraba todas las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto de idolatría. El anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió el culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes, pero pagó con la destitución su acto de valentía. Desde Jerusalén, bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz en favor del culto de las imágenes, la del entonces desconocido monje Juan Damasceno o de Damasco, que con sus Tres discursos en favor de las sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la atención del mundo cristiano. El emperador, no pudiendo atacar directamente al monje, recurrió vilmente a la calumnia, haciendo falsificar una carta de Juan, en la que éste habría tramado una conjuración para restituir el dominio de la ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.

En esta disputa teológica, hecha de sutiles distinciones, Juan pudo demostrar toda su preparación teológica, puesta al servicio no sólo del patriarca de Jerusalén, sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo concilio de Nicea, en reparación de las injurias recibidas por el defensor de la ortodoxia, proclamó no sólo su ciencia, sino también su santidad. León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.

La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en muchos sitios se mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de Marzo.

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11:20 p.m.

Abadesa

Martirologio Romano: En Cenómano (hoy Le Mans), de Neustria, santa Adrehildis o Ada, abadesa del monasterio de Santa María (c. 692).

Etimología: Ada = "Aquella que lleva adorno y es bella", es de origen hebreo

Fue monja, abadesa, y virgen consagrada.

Vivió en el siglo VII.

Ella era sobrina de San Engelbert quien fue asesinado por su propio primo.

Ella y su familia eran muy devotos.

Fue monja en Soissons, Francia, y posteriormente abadesa de San Julien de Prés, Le Mans, Francia.

Es la santa patrona de las mujeres religiosas y monjas en Francia.

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Nacido en Damasco en el año 675, renunció a la vida acomodada que le proporcionaba el cargo político de su padre en entró en el monasterio de Sabas. De allí pasará a Jerusalén a la iglesia del Santo Sepulcro. En ambos lugares destaca por su intensa actividad literaria, que podría compararse con San Isidoro de Sevilla en Occidente. Destacó en la querella iconoclasta, una de las veces que se intentó eliminar la iconografía cristiana, con una defensa del culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes que llegó a todo el orbe conocido. La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en muchos sitios se mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de Marzo.

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En Cenómano (hoy Le Mans), de Neustria, santa Adrehildis o Ada, abadesa del monasterio de Santa María, murió hacia el año 692.

11:23 p.m.
Predicador mercedario, el beato Luis Gallo fue enviado a Maruecos para evangelizar.

Capturado y condenado a muerte por enseñar la Palabra del Señor e indicar los errores en la fe de los musulmanes.

Por la defensa de la religión de Cristo sufrió muchas multas y encarcelamiento, flagelado y finalmente recibió gloriosamente el martirio de la flama muriendo quemado en el año 1258.

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11:23 p.m.

Obispo

Martirologio Romano: En Trento, de la región del Véneto, beato Juan Nepomuceno De Tschiderer, obispo, el cual administró aquella Iglesia con el ardor evangélico de la fe, pero con comprensión, y en tiempo de aflicción dio a su grey un admirable testimonio de amor (1860).

Hijo de Joseph Joachim y Caterina de Giovanelli. nació el 15 de Abril de 1777 en Bolzano, Diócesis de Trento, Italia

Realizó sus estudios de enseñanza secundaria en un colegio franciscanos.

En 1792 su familia se mudó a Innsbruck, Austria, donde estudió filosofía y teología en la universidad.

Fue ordenado sacerdote el 27 de julio de 1800.

Aunque no era un benedictino, Juan en un ejemplo viviente del lema de aquellos "oración y rabajo."

Fue párroco de varias parroquias de las montañas tirolesas. fue profesor en el seminario teológico de Trento, y decano de las escuelas en Sarentino y Merano.

Retornó a Trento en 1827 como miembro de la Catedral de San Vigilio, Fue Pro Vicario General de la diócesis. Obispo Auxiliar de Bressanone de Vorarlberg en 1832. Obispo en Innsbruck el 20 de mayo de 1832. Obispo de Innsbruck, el 3 de mayo de 1835.

Juan nunca dejó que sus tareas administrativas eclipsaran sus labores pastorales, y pasó gran parte de su tiempo en la predicación, la escritura, como catequista, la reactivación de las misiones, ayudando a los pobres y enfermos, la celebración de la Santa Misa, escuchando confesiones, y administrando los sacramentos de la Confirmación y de la Ordenación Sacerdotal, incluyendo a veces a candidatos de otras diócesis cuyos obispos no estaban disponibles.

Supervisó la construcción y restauración de más de 60 iglesias, mantuvo buenas relaciones con los sacerdotes, preocupandose por su formación permanente. Promueve la educación cristiana de los niños y niñas para la vida religiosa, con el apoyo seminaristas, aseguradose que las enseñanzas en el seminario fueran estrictamente apegadas a la doctrina. Ayudó en la fundación de un instituto de audición y lenguaje, y motivaba a todos a rezar el Rosario cada día.

Trabajó y proporcionó fondos para la atención de las víctimas de las epidemias de cólera de 1836 y 1855, y en la guerra de 1859.

Trabajó para superar aquellos obstáculos entre la Iglesia y el Estado que fueron creadas por la legislación de aquella época.

A finales de la vida tenía previsto una peregrinación a Roma para asistir a la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, pero la enfermedad se lo impidió.

El 31 de diciembre de 1854, ordenó como sacerdote a San Daniel Comboni.

Murió el 3 de Diciembre de 1860 en Trento.

Beatificado por Juan Pablo II el 29 de Abril de 1995.

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Por: P. Felipe Santos |

Obispo

Martirologio Romano: En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Birino, el cual, enviado a Gran Bretaña por el papa Honorio, tuvo su primera sede en Dorchester y difundió con empeño el anuncio de la salvación entre los sajones occidentales (650).

Etimología: Birino = “rojizo”. Viene de la lengua alemana.

Este joven inglés pasó a la gloria del Padre en el año 650. Cuenta el gran sabio de las islas, Beda el Venerable, que Birino fue el autor, con la ayuda de Dios, de la conversión de los Sajones al cristianismo.

Fu enviado por el mismo Papa Honorio I (625-38). Después de haber sido consagrado obispo por Asterio, se fue a Inglaterra.

Pero él quería ir a lugares en los que no hubiera entrado todavía nadie a predicar.

Comenzó por los Anglosajones de Occidente que eran totalmente paganos. Tan bien le fue con ellos que prefirió permanecer allí sin salir para otros sitios.

En el año 635 – llevaba tan sólo uno – el misionero intrépido por amor a Dios, pudo convertir al rey de la región. Asistió al bautismo el rey de Northumbria.

Beda, que ya lo conocía, dijo de él estas palabras sintéticas:"Santísimo y valiente".

Los dos reyes entregaron la ciudad de Dorchester a Birino para que pusiera allí la sede episcopal.

El apóstol aceptó con gusto. Y toda su vida allá la empleó en evangelizar y en construir iglesias.

Cuando murió, todos pidieron que fuera enterrado en su ciudad querida.

Después de muchos años, durante el episcopado de Edda (876-903), su cuerpo se trasladó a la iglesia de la ciudad de Venta (Winchester), que había sido consagrada en el 648. En 1035, los colocaron en un relicario, y más tarde volvieron de nuevo a su iglesia en donde están en la actualidad.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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6:10 p.m.

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Nació en 1506 en la localidad navarra de Javier (España). De familia pudiente, cursó sus estudios en la novedosa universidad de París. Allí coincidió con Íñigo de Loyola, quien minará el ánimo estudiantil de Javier para convencerle finalmente de la temporalidad de los bienes terrenales (“Javier, de qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma”) y de la ingente labor que quedaba para hacer llegar el menaje de Cristo a todos los pueblos. De arrolladora energía, trabaja en la fundación de la Compañía de Jesús (los Jesuitas) e inicia una incansable labor de evangelización. Su periplo le llevará por medio mundo, desde el cabo de Buena Esperanza hasta La India o El Japón, dejando profundas huellas en todas las ciudades que pisó. Deseoso de seguir difundiendo el mensaje de Jesús, muere a las puertas de China tal día como hoy en 1552. Es patrón de las misiones y de la Comunidad Foral de Navarra.

11:23 p.m.

Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Monje

No está incluido en el actual Martirologio Romano.
En los años bisiestos se celebra el día 29 en lugar del 28.

Breve Biografía

Los años bisiestos tienen el inconveniente de celebrar un tanto aislada en clara desventaja con respecto a los demás santos la fiesta de los que el santoral coloca en este día. Menos mal que desde la altura de la santidad esa situación peculiar, debida a las imperfecciones humanas que no encuentran otra forma para medir el tiempo, a mí se me antoja que puede ser una más de las oportunidades que en el Cielo deben tener los bienaventurados para bromear entre ellos aquello de la gloria accidental y para ejercer su función de intercesores al compadecerse mejor de las flaquezas tan comprobables de los hombres.

Es el caso de Dositeo. Cuenta una antiquísima biografía suya que pasó los años de su juventud alineado en las filas del ejército, peleón como el primero y entusiasta de las victorias como el que más. Era cristiano. Entre guerra y guerra tuvo la oportunidad de visitar los Santos Lugares; peregrino piadoso, fue rememorando los acontecimientos de la Salvación que allí se realizaron; su amor a Jesucristo fue creciendo entre las piedras que ahora podía tocar y besar; en Getsemaní se quedó profundamente impresionado ante la visión de un cuadro que representaba los tormentos del Infierno. Aquello fue la ocasión para que diera un vuelco su vida. Decidió abandonar sus bien estudiados planes de futuro y los cambió por hacerse monje en Gaza (Palestina); desde entonces, intentó poner en juego todas sus energías con el fin de lograr la más perfecta imitación de Jesucristo, bajo la dirección del abad san Doroteo.

Desprendimiento es la palabra-clave desde entonces.

Comprendió con claridad que cualquier persona, cosa y situación de la tierra podría servirle de enredo y estorbo para el anhelo del Cielo. Y con el paso del tiempo cuentan sus biógrafos, logró un desapego completo y perfecto de todas las cosas, manifestado incluso en el desprendimiento de los libros para los rezos y de las herramientas con las que trabajaba su huerto.

Debían tener razón, porque ¡tantas veces se oculta el apegamiento detrás de la razonable excusa de poseer las cosas consideradas imprescindibles para el ejercicio de la profesión, o de las que son un medio para vivir! De esta manera, se presenta al asceta san Dositeo como un inmenso mazo de amor a Dios, un hombre cuya voluntad está plena deseos, de ansias, de anhelos de vivir en exclusiva para el Señor, con la decisión de entrar en su eterna posesión sin la rémora o lastre que pueda suponer el más ínfimo cariño a las cosas terrenas.

Pensándolo bien, no es extraño que con esa desnudez heroica de afectos a lo que la mayoría de los mortales aprecian, Dositeo haya dado una prueba más al acertar a morirse en el día del año que sólo cada cuatro llega. Así, ni siquiera está apegado a su recuerdo.

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11:23 p.m.

Por: . | Fuente: Archidi?is de Madrid

XLVI Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la vía Tiburtina, sepultura de san Hilario, papa, que escribió cartas sobre la fe católica, con las que confirmó los concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia, enalteciendo el primado de la Sede Romana (468).

En los años bisisestos se celebra el día 29 en lugar del 28.


Hilarus, natural de Cerdeña.

Cuando sólo era diácono tuvo una intervención muy especial en el concilio de Éfeso actuando como legado del papa san León I el Magno, en el 449. No firma la deposición de san Flaviano, patriarca de Constantinopla. Tan mal se pusieron las cosas en aquél concilio – el del latrocinio– que llegó a temer las iras de los adversarios y huyó llevando la apelación de Flaviano al papa. (Este texto se descubrió en el 1882). Desde Roma escribe a la emperatriz Pulqueria dándole información precisa de lo ocurrido. También intervino en la cuestión controvertida entre griegos y latinos sobre la fijación de la fecha común para celebrar la fiesta de la Pascua.

Hilario sucedió al papa san León en la Sede de san Pedro a finales del 461. Y en los siete años que duró su pontificado gobernó la Iglesia dedicándose por entero y con firmeza a asentar principios teóricos y prácticos en materia de disciplina y jurisdicción. Era la puesta en marcha de ese funcionamiento interno que la Iglesia había de ir tejiendo en el tiempo buscando el bien de los pastores y de los fieles y para la mejor difusión del Evangelio. De modo especial hubo de intervenir en la corrección de abusos por parte de altos eclesiásticos en las Galias, como es el caso del obispo Hermes, usurpador de la sede narbonense, sin mediación del arzobispo Leoncio. También tomó decisiones en el caso de Mamerto, en Viena, que consagraba obispos sin conocimiento del metropolitano. Y para no ser menos, corrigió igualmente abusos cometidos en España, en la provincia Tarraconense, donde algún obispo abandonó a su grey y fijó arbitrariamente su residencia en lugar diferente, algún otro interfería en labores pastorales ajenas y además existían consagraciones ilegales de obispos. El deseo que el papa expresa en la carta dirigida a Leoncio es trabajar "en pro de la universal concordia de los sacerdotes del Señor, procuraré que nadie se atreva a buscar su propio interés, sino que todos se esfuercen en promover la causa de Cristo".

En estos asuntos solía usar una forma colegiada de gobernar inclinándose a promover encuentros de obispos, más o menos numerosos, que le asesoraran sobre las cuestiones difíciles, le ayudaran a mirar cada problema desde distintos ángulos y le proporcionaran elementos de juicio suficientes para poder tomar decisiones justas con el ministerio y con las personas.

En Roma fomentó el culto, edificó capillas en la basílica constantiniana de Letrán, construyó un monasterio dedicado a san Lorenzo y dejó testimonio de la devoción agradecida que profesó al Apóstol y evangelista san Juan a quien atribuyó siempre la gracia de haber sido librado de la ira de los hombres, cuando el Latrocinio de Éfeso.
Murió el último día de febrero del año 468.

San Hilario conocía bien al hombre; ese espíritu humano que es proclive a pactar con la soberbia, la comodidad, el afán de poder y el bien que reportan las riquezas; eso tan común de lo que no están exentos ni los jerarcas de ayer, ni los de hoy. Su fortaleza de entonces con disposiciones claras, supongo que ayudará a los que profetizan, santifican y mandan a estar bien vigilantes en su esfuerzo personal de fidelidad al Evangelio. De ese modo no hay peligro de que el servicio a la Iglesia que comporta el ministerio se pervierta convirtiéndose en instrumento de lucro personal.

Este día también se festeja a San Román

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Presbítero y Mártir

En los años bisiestos se celebra el día 29 en lugar del 28.

Martirologio Romano: En la ciudad de Xilinxian, en la provincia china de Guangxi, san Agusto Chapdelaine, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que, detenido por los soldados junto con muchos neófitos de esta región a los que había convertido, recibió trescientos azotes, fue encerrado en una reducido agujero y finalmente degollado. (1856)

Etimológicamente: Augusto = Aquel que es venerado y respetado, es de origen latino.

Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000, junto a otros 119 mártires en China, por el Papa Juan Pablo II.


Nació en La Rochelle (Manche) francesa en 1814. Se ordenó sacerdote en 1843. En 1851 ingresó en el Instituto de las Misiones Extranjeras de París y en 1852 embarcó para China.

Fundó una comunidad cristiana en Kuang-Si, que a su muerte contaba con varios centenares de cristianos.

Por sus cartas se sabe que esperaba como la cosa más natural del mundo su muerte al estilo de los mártires. En esos escritos aparece con una serenidad fuera de lo común, apoyada sólo en lo sobrenatural y con una perseverancia heroica.

Varias veces fue apresado y encarcelado y otras tantas puesto en libertad. Es más, mientras estaba prisionero, solía entrar en salir de la prisión, según el buen humor de los funcionarios locales, yendo y viniendo a atender a sus fieles con los sacramentos y la predicación.

Hasta que un día, uno de los jefes lo torturó con el refinamiento reservado a los criminales. Como al día siguiente aún respiraba, lo mandó decapitar y colgar su cabeza de las ramas de un árbol gigante.

Los niños, se peleaban entre ellos para tirarle piedras hasta conseguir caerla.

Y esto, sin más precisión, sucedió en los últimos días de febrero.

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No tenemos fechas de su vida, pero está documentada la dedicación a esta santa de una basílica en Roma en el pontificado del papa Simplicio (468-473). Pudo vivir quizá a finales del siglo III, con una entrega colmada y que dio su vida a Dios, muriendo en martirio, al igual que sus padres y su hermana. La tradición y la iconografía representan su martirio mediante la flagelación, estando atada a una columna.

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Por: . | Fuente: aboga.wordpress.com

Fundadora de la Congregación de las Hermanas
Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción

Martirologio Romano: En Lisboa, Portugal, beata María Clara del Niño Jesús, (en el siglo Libania do Carmo Galvao Meixa De Morua Telles e Albuquerque), virgen, fundadora de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción. ( 1899)

Fecha de beatificación: 21 de mayo de 2011 durante el pontificadc de S.S. Benedicto XVI.

Breve Biografía

La venerable sierva de Dios Libania do Carmo Galvao Meixa De Morua Telles e Albuquerque nació el 15 de junio de 1843 en el palacio de la Quinta del Bosque en Amadora, cerca de Lisboa. Sus padres, Nuno Tomás de Mascareñas y Galvao Mexía de Moura Telles y Albuquerque y María de la Purificación de Sá Carneiro Duarte Ferreira, profundamente cristianos, procedían de noble linaje. Libania era la tercera de siete hermanos; a los 14 años quedó huérfana y fue acogida en el Asilo Real de Ajuda, institución que atendían las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Cuando en 1862 estas hermanas francesas fueron expulsadas de Portugal, ella pasó a vivir con los marqueses de Valada, sus parientes.

En 1867 sintió la vocación a la vida religiosa y entró en el pensionado de San Patricio (Lisboa), casa de las Capuchinas de Nuestra Señora de la Concepción; pasados dos años, tomó el hábito y adoptó el nombre de María Clara del Niño Jesús. Como las leyes portuguesas impedían el ingreso en la vida religiosa, la sirva de Dios fue orientada por el director espiritual de la Fraternidad de las Capuchinas, padre Raimundo dos Anjos Beirao, al monasterio francés de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias y Maestras de Calais, donde hizo el noviciado y emitió los votos en 1871.

Ese mismo año, regresó al convento de San Patricio en Lisboa y, bajo la orientación del padre Beirao, comenzó allí la reforma espiritual de las Terciarias Capuchinas. De ese modo nace, el 3 de mayo de 1871, la Congregación de las Hermanas Hospitalarias de los Pobres por Amor de Dios, aprobada por Pío IX el 27 de marzo de 1876. En 1964 tomó el nombre actual de Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.

La Madre María Clara falleció santamente el 1 de diciembre de 1899, a los 56 años, en Lisboa. Sus restos mortales se custodian en la cripta de la capilla de la Curia General, en Linda-a-Pastora, Queijas (Lisboa).

A lo largo de su vida, abrió numerosas casas para acoger a los más pobres y necesitados, a los excluidos de la sociedad portuguesa en la mitad del siglo XIX. Fue la hermana de todos, abierta a las necesidades humanas más elementales; los ancianos, los enfermos, los niños huérfanos y abandonados, los pobres, los desterrados, los obreros, los estudiantes pobres, los mendigos de las calles, las familias necesitadas de luz y de abrigo. Para todos tenía la Madre María Clara una casa permanentemente abierta, donde eren acogidos con ternura de madre.

El Milagro

El milagro comprobado ocurrió en a diócesis Tui-Vigo (Provincia de Pontevedra, España) y fue la curación de Georgina Troncoso Monteagudo, baionesa de 84 años, que durante 34 años sufrió un pioderma gangrenoso.

La madre Clara fue proclamada “Venerable” en 2008 y el pasado diciembre el Vaticano ratificó que la sanación de Georgina en 2003 fue obra de la monja lusa. Durante esos cinco años la Congregación para las Causas de los Santos investigó los hechos y el tribunal médico diocesano que se desplazó hasta Galicia dio por probado que se trataba de un acontecimiento sobrenatural. “Yo lo tengo muy claro, fue un milagro, para mí no tiene otra explicación y para los médicos tampoco”, asegura Georgina junto a la hermana Rita, una de las tres monjas franciscanas que continúan desarrollando su labor en Baiona. La enfermedad que sufrió se remonta a finales de 1968, cuando trasladaba objetos junto a su hermana. Un golpe le provocó graves heridas y la gangrena comenzó a extenderse por todo el brazo provocándole dolores terribles. “Sufría mucho y tenía que acudir todos los días para tratarme”, señala. Médicos de Vigo y Madrid realizaron varios injertos pero constataron que no había cura.

Estampa entre los vendajes Georgina Troncoso había estudiado en el Colegio Virgen de la Roca, donde impartían enseñanzas las monjas de la orden. “Me dieron una estampa de la madre Clara y la colocaba entre los vendajes”, recuerda. La inesperada muerte del doctor vigués Ignacio de Castro en junio de 2002 supuso un golpe duro de superar y la mujer se encomendó más que nunca a la monja portuguesa. “Dejé de acudir todos los días al médico y tan sólo una vez a la semana me veía el de cabecera”, señala antes de explicar lo ocurrido año y medio después. “Me descubrí el brazo y estaba perfectamente, tenía buen color y había recuperado la movilidad”, indica. El médico tampoco encontró una explicación. El hecho no pasó desapercibido y varios medios de comunicación portugueses ya se han hecho eco del “milagro gallego” de la madre Clara.

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Es descrito como un apuesto joven protestante, que estudió en Oxford.

Convertido al catolicismo estudió en el colegio inglés en Reims, Francia, y fue ordenado sacerdote el 29 de marzo de 1578.

Regresó a Inglaterra en Agosto de 1579, como misionero en Somersetshire, detenido el 28 de abril de 1581 en Londres en la casa del Padre Robert Persons.

Fue torturado en las Torres de Londres, en parte para que indicara el paradero del Padre Robert. Durante su encarcelamiento escribió a los Jesuitas solicitando ser admitido, recibiendo respuesta positiva en las últimas semanas de su arresto.

Fue condenado a morir, junto con otros seis sacerdotes el 16 de Noviembre de 1581 en Wetminster, su crimen: ser sacerdotes católicos.

En prisión, Alejandró talló una pequeña cruz de madera, que luego usaba todo el tiempo, incluso durante el juicio donde le dijo al juez: "Usted podrá quitármela de mis manos, pero no de mi corazón".

Es uno de los cuarenta mártires de Inglaterra y Gales.

Para ver más sobre los 40 mártires en Inglaterra y Gales haz "click" AQUI

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