Ártículos Más Recientes

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Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, a quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan.

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Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01

Obispo y Mártir

Martirologio Romano: En Panonia (hoy Hungría), san Gerardo Sagredo, obispo de la sede de Morisena (hoy Csanad) y mártir, que fue preceptor de san Emerico, príncipe adolescente hijo del rey san Esteban, y en una sedición de húngaros paganos murió apedreado cerca del río Danubio (1046).

Etimología: Gerardo = Audaz con la lanza, viene del germano

San Gerardo, algunas veces llamado Sagredo, fue el apóstol de un vasto distrito de Hungría.

Era originario de Venecia, donde nació a principios del siglo once. Desde muy joven, se consagró al servicio de Dios en el monasterio benedictino de San Giorgio Maggiore en Venecia, pero al cabo de algún tiempo, abandonó el convento para hacer una peregrinación a Jerusalén.

Al pasar por Hungría, conoció al rey San Esteban, a quien impresionaron tanto las cualidades de Gerardo, que lo retuvo para que fuese el tutor de su hijo, el Beato Emeric. Al tiempo que ejercía sus funciones de educador, el santo predicó la palabra de Dios con mucho éxito. Cuando San Esteban fundó la sede episcopal de Csanad, nombró a Gerardo como su primer obispo. La gran mayoría de los habitantes del lugar eran paganos, y los pocos que llevaban el nombre de cristianos, eran ignorantes, salvajes y brutales, pero San Gerardo trabajó entre ellos con tan buenos frutos que, en poco tiempo, el cristianismo progresó considerablemente. Siempre que le era posible, unía Gerardo la perfección en su desempeño de la tarea episcopal con el recogimiento de la vida contemplativa que le fortalecía para continuar con sus funciones. Además, Gerardo fue investigador y escritor; entre sus obras figura una inconclusa disertación sobre el Himno de los Tres Jóvenes (Daniel III) y otros escritos que se perdieron con el correr del tiempo.

El rey Esteban secundó el celo del buen obispo en tanto que vivió, pero a su muerte, ocurrida en 1038, el reino quedó en la anarquía a causa de las disputas por la sucesión al trono y, al mismo tiempo, estalló una rebelión contra el cristianismo.

Las cosas iban de mal en peor, hasta el extremo de que, virtualmente, se declaró una abierta persecución contra los cristianos. Por entonces, Gerardo, que celebraba la misa en la iglesita de una aldea junto al Danubio, llamada Giod, tuvo la premonición de que aquel mismo día habría de recibir la corona del martirio. Terminada la visita a la aldea, el obispo y su comitiva partieron hacia la ciudad de Buda.

Ya se disponían a cruzar el río, cuando fueron detenidos por una partida de soldados al mando de un oficial, idólatra recalcitrante y acérrimo enemigo hasta de la memoria del rey Esteban. Sin mediar palabra, los soldados comenzaron a lanzar piedras contra San Gerardo y sus gentes, que se hallaban dentro de la barca, amarrada a un pilote. Algunos de ellos se metieron al agua, volcaron la embarcación y sacaron a rastras al santo obispo. Asido a los brazos de sus captores, se incorporó hasta ponerse de rodillas y oró en voz alta con las palabras de San Esteban, el Protomártir: "¡Señor, no les toméis en cuenta esta culpa!" Apenas había pronunciado estas palabras cuando le atravesaron el pecho con una lanza.

Los soldados arrastraron el cuerpo hasta el borde de un acantilado que lleva el nombre de Blocksberg y arrojaron el cadáver al Danubio. Era el 24 de septiembre de 1046. La muerte heroica de San Gerardo produjo un profundo efecto entre el pueblo que, desde el primer momento, comenzó a venerarlo como mártir. Sus reliquias fueron colocadas en un santuario, en 1083, al mismo tiempo que las de San Esteban y las de su hijo, el Beato Emeric. En 1333, la República de Venecia obtuvo del rey de Hungría la concesión de trasladar la mayor parte de las reliquias de San Gerardo a la iglesia de Nuestra Señora, en la isla de Murano, vecina a Venecia donde hasta hoy se venera al santo como al protomártir de aquel lugar donde vino al mundo.

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Por: . | Fuente: www.telefonica.net

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En Girona, de Cataluña, en España, beato Dalmacio Moner, presbítero de la Orden de Predicadores, conocido por su amor a la soledad y al silencio (1341).

San Dalmacio Moner (san Dalmau Moner para los catalanes) nace el año 1289 en Santa Coloma de Farners, a unos 20 kms. de la ciudad de Girona. Sus padres eran de condición económica acomodada, como consta por su comparecencia en diversos juicios sobre conflictos de bienes, relatados en documentos de la época.

Cursó estudios elementales con los padres benedictinos, En Gerona, donde radicó en su adolescencia y juventud, aprendió las artes liberales; en esa época conoció a los padres dominicos, a quienes admiró por sus conocimientos.

Estudió lógica en Montpellier, profesó en 1314 en la Orden de los Predicadores, concluyó filosofía en Valencia y se doctoró en teología.

Fue docente en Castelló, Tarragona y Cervera. Se distinguió por la extrema obediencia a la Regla Dominica, su entrega a la oración, estudio y predicación; promovió vocaciones entre los jóvenes, además de ser consejero de prelados, reyes y catedráticos.
Contribuyó en la organización de nuevos conventos y formó centros de espiritualidad y apostolado. En vida, los frailes y el pueblo lo reconocían como santo; le llamaban "el fraile que habla con el ángel", debido a su piedad y silencio; además, se le atestiguaron levitaciones y favores considerados milagrosos.

Fray Dalmacio practicó la austeridad también en el alimento, vestido y aposento. Durante su vida religiosa, no sólo fue solícito en el cumplimiento de los ayunos y abstinencias, prescritos por las Constituciones dominicanas, sino que renunció del todo a comer carne (salvo en caso de enfermedad) y procuraba alimentarse de verduras endurecidas -a veces de raíces- y de legumbres, cocidas y preferentemente frías. Cuando había de compartir la misma comida que los otros religiosos en el refectorio, evitaba los platos sabrosos o les echaba agua para quitarles el sabor. En cuanto a la vestimenta, usaba hábitos viejos y apedazados, aunque procuraba ir limpio.

Cuando le regalaban un hábito o una capa, pedía a otro religioso que la usase primero él hasta envejecerla por el uso. Su celda era pequeña y angosta, una de las destinadas a los novicios o jóvenes estudiantes. Oraba hasta altas horas de la noche y, cuando le vencía el sueño, se acostaba sobre un saco de sarmientos, a modo de colchón, y reposaba su cabeza sobre un saco rellenado de paja sin cortar, a modo de almohada.
En los cuatro últimos años de su vida vivió una vida de extrema austeridad. Empeñado en dedicar los últimos años de su vida a la contemplación y a la mortificación de su cuerpo, obtuvo del P. Maestro General de los dominicos en 1336 un permiso especial para ir a vivir y morir en la Cueva de Santa Magdalena, conocida aún hoy día como La Sainte Baume, situada cerca de Marsella y custodiada por los frailes dominicos franceses. Vivió allí unos meses, pero tuvo que volver a Girona por asuntos urgentes.
Entonces fue cuando empezó el cuatrienio más severo de su vida en Girona. Volvió a conseguir del P. Maestro General un permiso especial para vivir como anacoreta en una cueva angosta y húmeda excavada en una de las laderas de la amplia huerta del Convento de Santo Domingo. Allí pasó los cuatro últimos años de su vida dedicado a la oración, contemplación y penitencia, con la única obligación comunitaria de acudir al convento a las horas de las comidas y de los rezos en el coro.

El P. Diago resume su muerte con estas palabras: “Recibidos los Santos Sacramentos de la Iglesia, estando presentes los frailes más importantes de la Provincia que habían acudido a aquel convento para celebrar el capítulo y, rogando por él, murió dichosamente de edad de cincuenta años en aquella áspera cueva a 24 de septiembre del año de 1341.

Su culto fue confirmado por Inocencio XIII de 13 de agosto de 1721.

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Patrona de Barcelona
y de República Dominicana

En castellano se le ha llamado en plural, Virgen de las Mercedes, que no corresponde con el sentido originario de la advocación.

El significado del título "Merced" es ante todo "misericordia". La Virgen es misericordiosa y también lo deben ser sus hijos. Esto significa que recurrimos a ella ante todo con el deseo de asemejarnos a Jesús misericordioso.

MARÍA Y PEDRO NOLASCO

Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos a África. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenéis vuestra fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenad en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" (Mt 6,20).

Año 1203. El laico, Pedro Nolasco inicia en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman cofradías-para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota y Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.

LE RESPONDE LA VIRGEN

Nolasco pide a Dios ayuda y, como signo de la misericordia divina, le responde la Virgen que funde una congregación liberadora. La noche del 1 al 2 de agosto de 1218, la Virgen se les apareció a Pedro Nolasco, a Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a cada uno su deseo de fundar una congregación para redimir cautivos. La Virgen María movió el corazón de Pedro Nolasco para formalizar el trabajo que el y sus compañeros estaban ya haciendo. La Virgen llama a Pedro Nolasco y le revela su deseo de ser liberadora a través de una orden dedicada a la liberación de los cautivos de los musulmanes, expuestos a perder la fe. Nolasco le dice a María:

-¿Quién eres tú, que a mí, un indigno siervo, pides que realice obra tan difícil, de tan gran caridad, que es grata Dios y meritoria para mi?:

-“Yo soy María, la que le dio la carne al Hijo de Dios, tomándola de mi sangre purísima, para reconciliación del género humano. Soy la que recibió la profecía de Simeón, cuando ofrecí a mi Hijo en el templo:”Mira que éste ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel; ha sido puesto como signo de contradicción: y a ti misma una espada vendrá a atravesarte por el alma”:

-¡Oh Virgen María, madre de gracia, madre de misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas?:

-“No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde esta congregaciónn en honor mío; será una familia cuyos hermanos, a imitación de mi hijo Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel y serán signo de contradicción para muchos."

LA INSTITUCION NUEVA

Pedro Nolasco, funda la congregación, apoyado por el Rey Jaime I de Aragón, el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort. Su espiritualidad se fundamenta en Jesús, el liberador de la humanidad y en la Virgen, la Madre liberadora e ideal de la persona libre. Los mercedarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora. Por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora. En el capítulo general de 1272, los frailes toman el nombre de La Orden de Santa María de la Merced, de la redención de los cautivos, mercedarios. El Padre Antonio Quexal, siendo general de la Merced en 1406, dice: "María es fundamento y cabeza de nuestra orden".

EN LA CATEDRAL DE BARCELONA

El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la congregación mercedaria.

LA VIRGEN DE LA MERCED, LA FUNDADORA

El título mariano de la Merced tiene su origen en Barcelona, España, cuando muchos eran cautivos de los moros y en su desesperación y abandono estaban en peligro de perder la fe . La Virgen de La Merced, manifesta su misericordia por para atenderlos y liberarlos. La talla de la imagen de la Merced venerada en la basílica de la Merced de Barcelona es del siglo XIV, de estilo sedente, como las románicas. He subido piadosamente a su camarín y he comprobado su aspecto imponente por su talla extraordinaria e impresionante. El año 1696, el papa Inocencio XII extendió la fiesta de la Virgen de la Merced a toda la Iglesia el 24 de septiembre.

ACTUALIDAD DEL CARISMA

El carisma mercedario de liberar a los cautivos sigue siendo tan necesario como siempre. María ofreció todo su ser para que viva el Hijo de Dios encarnado. En el cántico del Magníficat (Lc 1, 46), María expresa la liberación de Dios. El Papa Juan Pablo II dijo que "María es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad". La Virgen continúa velando por sus hijos cautivos de Satanás (LG 62) y nos pide nuestra cooperación. Nosotros debemos dar nuestra vida para que su Hijo viva en nosotros y así pueda liberar a nuestros hermanos. Ella nos enseñará como hacerlo.

DIOS PADRE DE MISERICORDIA, MARÍA MADRE DE MISERICORDIA.

Dios es Padre de Misericordia, María es Madre de Misericordia. Ella refleja la misericordia de Dios, sufriéndolo todo por sus hijos. Los cristianos debemos también reflejar la misericordia de Dios sufriéndolo todo por amor. "Mirad la hondura o cavidad del lago de donde habéis sido tomados, las entrañas de la Madre de Dios" - Las obras de misericordia que la Virgen pidió incluyen la visita, el acompañamiento y la ayuda a los que salen de la cárcel.

UNA CONGREEGACION LAICAL

Así fue en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. en Barcelona. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Salían cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, África, lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.

CUARTO VOTO

Además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto: dedicar su vida a liberar esclavos. Se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, cuando el dinero no alcanzara a pagar su redención. Así lo hizo San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios. El Papa Gregorio IX aprobó la comunidad y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General. El rey Jaime decía que la conquista de Valencia, se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada triunfo que obtenía lo atribuía a sus oraciones.

DESCANSA YA, SIERVO BUENO Y FIEL

Pedro Nolasco, a los 77 años, pronunció el Salmo 76: "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados". y se durmió en el regazo de la Virgen. Su intercesión logró muchos milagros y fue canonizado en 1628.

En el año 1696, el papa Inocencio XII extendió la fiesta de la Virgen de la Merced a toda la Iglesia, y fijó su fecha el 24 de septiembre.
 

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En Nagasaki, ciudad del Japón, pasión de san Antonio González, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, enviado a la nación nipona con otros cinco compañeros, fue encarcelado poco después y martirizado con el tormento del agua, hasta que, enfebrecido, precedió en la muerte a los demás, imperando Tokugawa Yemitsu.

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Por: . | Fuente: hagiopedia.blogspot.com // ACIprensa

Mártires Valencianas

Martirologio Romano: En el pueblo de Benicalap, en Valencia, España, beatas mártires Sofía Ximénez Ximénez, madre de familia, María de la Purificación de San José Ximénez y María Josefa del Río Messa, vírgenes del Instituto de las Hermanas Carmelitas de la Caridad, que atravesando la dura prueba del martirio alcanzaron la gloria que no conoce fin. ( 1936)
Sofía Ximénez Ximénez

Sofía nació en Valencia, en el seno de una familia militar. Al morir su madre siendo ella muy pequeña, su padre se volvió a casar otra vez, pero su madrastra no quería que las hijas del primer matrimonio de su marido vivieran con ella y por ello tuvo que irse a vivir con una tía suya. El tutor que cuidaba su patrimonio cometió fraude y ella y sus hermanas vieron sus bienes muy mermados. En 1905, se casó con Carlos del Río, viudo de la madrina de Sofía, que tenía tres hijos pequeños, Sofía los cuidó con gran cariño y ella tuvo cuatro hijos. Vivió con su marido en Barcelona, León y Segovia y finalmente en Toledo, donde en 1927 murió su esposo. En Toledo colaboró con la parroquia y fue presidenta de la Asociación de la Virgen Milagrosa.

Como no le quedaba más que un hijo de cinco años, Luis, discapacitado por parálisis infantil, volvió a Valencia. En Valencia cuidó de la madre de la primera esposa de su marido hasta que falleció, y llevó la misma vida de piedad. Pertenecía a la Acción Católica.

Al iniciarse la guerra civil, acogió en su casa a las religiosas expulsadas de sus conventos e intentar sacar de la cárcel y de las checas a diferentes personas, a quienes ayudó en todo lo que pudo. Una criada que tenía en casa, la denunció como católica y fue arrestada con su hijo enfermo y por ello fue martirizada junto con su hermana María de la Purificación Ximénez, carmelita de la Caridad, y otra religiosa de esta Congregación: María Josefa del Río, en Paterna, que era su hijastra. Fue fusilada junto a su hijo en el Picadero de Paterna. Mientras se acercaban al martirio fueron rezando y dando gracias a Dios por concederles la gracia de dar la vida por su amor.

María de la Purificación de San José Ximénez

Nació en Valencia el 3 de febrero de 1871.

Ingresó en el noviciado de Vic. Después de la profesión pasó por varias casas de la provincia hasta que el 11 de septiembre de 1900 la encontramos entre las 5 HH. fundadoras del Colegio-Asilo de La Unión (Murcia) donde permaneció hasta el año 1906 en que es destinada a Vic para encargarse de las novicias. EL año 1911 pasa a Gandía como superiora y en 1917 a Tarragona hasta el año 1936 año en que las HH. tuvieron que abandonar el colegio y refugiarse en casas de familiares y conocidos. Así lo hizo ella refugiándose en Valencia en casa de su hermana Sofía y de allí la sacaron junto con su hermana y su sobrina la Hna. Mª Josefa del Río también carmelita. y Luis su sobrino. El día 23 de septiembre aparecieron sus cuerpos en el cruce de Campanar - Benicalap

Se hacía toda para todas sin distinciones de ninguna clase.

María Josefa del Río Messa

Nació en Tarragona el 30 de abril de 1895. A los 6 años queda huérfana de madre y su padre se casó con Sofía Ximénez Ximénez, hermana de Sor Purificación de San José y vincu­lada a ella no solo por los lazos de la sangre sino por haber compartido la entrega de la vida. Siguiendo los traslados de su padre, se educó en los colegios de las carmelitas de Barcelona y León.

Ingresó en el noviciado de Vic el 23 de mayo de 1917 a los 22 años . Después de la pro­fesión es destinada a Tarrasa y a los pocos meses a Barcelona al colegio de Gracia hasta 1936, fecha en que las HH. tuvieron que abandonar la casa y refugiarse donde encontraban cobijo. Ella marchó a casa de su segunda madre Sofía, y allí salió hacia el martirio junto con todos los de la casa. Era el 23 de septiembre de 1936

En su vida hay una intuición constante: el martirio. La experiencia de su amor a Dios estaba hecha de fidelidad, entrega y confianza total en Dios - Padre.

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Diácono y Mártir

Martirologio Romano: En Misena de Campania, en Italia, san Sosso (antes Sosio), diácono y mártir, quien, al decir del papa san Símaco, deseando proteger de la muerte a su obispo, consiguió también él el martirio con igual precio y gloria (c. 305).

San Sosso nace en Misena en el 205 D.C., según lo contado en el martirologio del Venerable Beda.

Fue uno de los más ardientes líderes de los grupos de los primeros cristianos. Juan Diacono lo define como "el hombre en quien florecían todos los carismas de la Gracia", para demostrar la reputación de santidad de la que gozaba en vida cabe indicar que prelados de muchos lugares hacían el viaje a Misena para conversar con el Seráfico Diácono.

De acuerdo a uno de los relatos, el celebre San Jenaro, durante una de sus visitas en el año 304, en la celebración de la Misa del tercer domingo de Pascua, vio aparecer en la cabeza de Sosso, mientras este leía el Evangelio, una llama similar a aquellas que cayeron sobre las cabezas de los apóstoles en Pentecostés. Luego San Jenaro revelaría esa visión profetizando que Sosso sería mártir.

San Sosso fue decapitado el 19 de septiembre de 305.

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11:29 p.m.

Por: . | Fuente: Vatican.va

Fundadora de la Congregación de
Hermanas de la Providencia

Martirologio Romano:En Montreal, en la provincia de Quebec, en Canadá, beata María Emilia Tavernier, religiosa, que, al perder el marido y los hijos, se entregó a cuidar a los necesitados, fundando la Congregación de las Hermanas de la Providencia, en favor de los huérfanos, ancianos y débiles mentales (1851).

Etimología: Emilia = amable, viene del griego

Émilie Tavernier nació en Montreal, Canadá, el 19 de febrero de 1800, de padres humildes pero virtuosos y trabajadores. Ella es la última de quince hijos nacidos del matrimonio Tavernier-Maurice; sus padres fallecieron cuando ella era una niña, pero dejaron a sus hijos una educación cristiana marcada por la presencia de la Providencia en sus vidas.

A la edad de 4 años, Emilia fue confiada a una tía paterna, que reconoció en la niña una sensible inclinación para con los pobres y desdichados.

A los 18 años, parte para ayudar desinteresadamente a su hermano que ha quedado viudo. Lo único que solicita es tener siempre una mesa para servir comida a los mendigos que se presentan; mesa que ella nombra con cariño: «La Mesa del Rey».

En 1823, contrae enlace con Jean-Baptiste Gamelin, un profesional en el cultivo de manzanas. En él, ella encuentra a un amigo de los pobres que comparte sus mismas aspiraciones. De esta unión nacen tres hijos, pero muy pronto la tristeza invade este hogar con el fallecimiento de los hijos a quienes ella se había dedicado con amor y abnegación. También fallece su esposo, con quien ha vivido años felices y de fidelidad en el compromiso matrimonial.

Emilia, en medio de todas estas pruebas no se repliega sobre sus sufrimientos, sino que encuentra en la Virgen de los Dolores al modelo que orientará toda su vida.

Su oración y su contemplación de la Virgen al pie de la cruz abren su corazón a una caridad compasiva por todas las personas que sufren. ¡Desde hoy en adelante, ellas serán su esposo y sus hijos!

Un pobre deficiente mental y su anciana madre son los primeros de una larga lista de pobres, que se benefician, no solamente con los recursos que le dejara su esposo, sino además con su tiempo, su dedicación, su bienestar, sus diversiones y hasta su salud. Su propia casa llega a ser la casa de todos ellos y multiplica los refugios para albergarlos. Personas ancianas, huérfanos, presos, inmigrantes, desempleados, sordomudos, jóvenes o parejas con dificultades, impedidos físicos y enfermos mentales, todos conocen bien su casa, a la que dan espontáneamente el nombre de «Casa de la Providencia», porque ella misma es una «verdadera providencia».

Emilia es bien recibida tanto en los hogares como en la cárcel, entre los enfermos y entre los que están bien, porque lleva consuelo y asistencia. Ella es verdaderamente el Evangelio en acción: «Lo que haces al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo haces».

Familiares y amigas se reúnen alrededor de ella para ayudarle; mientras que otros no logran entender semejante dedicación y al ver que se abre otro refugio comentan: «Madame Gamelin no tenía suficientes locas ¡Tuvo que buscarse otras!».

Durante quince años multiplicará sus gestos heroicos de dedicación, bajo la mirada de reconocimiento y aprobación del obispo Jean-Jacques Lartigue, en un principio y luego de Mons. Ignace Bourget, el segundo obispo de Montréal, quien piensa que una vida tan preciosa para sus feligreses no puede desaparecer sin que alguien tome el relevo.

En una estadía en París, en 1841, Mons. Bourget solicita el envío de Hijas de San Vicente de Paul para la atención de la obra de la Señora Gamelin, con el fin de establecer las bases para una comunidad religiosa. Al recibir una respuesta afirmativa, hace construir una casa nueva para acogerlas en Montreal. Pero a última hora, las religiosas cambian de parecer. La Providencia tiene otros planes.

¡La obra de Madame Gamelin sobrevive a todo esto!

El obispo Bourget busca candidatas en su propia diócesis; ellas serán confiadas a Madame Gamelin quien las formará para la obra de caridad compasiva que ella realiza con tanta dedicación, y para la misión Providencia que proclama con actos que hablan aún más fuerte que las palabras.

Las Hermanas de la Providencia nacen, a partir de la Casa de la Providencia, en la Iglesia de Montreal. Emilia Tavernier-Gamelin se unirá a las primeras religiosas, primero como novicia y luego como su madre y su fundadora. La primera profesión religiosa se celebra el 29 de marzo de 1844.

Las necesidades de los pobres, de los enfermos, de los inmigrantes, etc. no dejan de aumentar en esta ciudad, en esta sociedad en vías de desarrollo.

La Comunidad naciente conoce horas sombrías, cuando las hermanas disminuyen en número, debido a las epidemias mortales. Cuando el obispo Bourget duda de la buena voluntad de la superiora, influenciado por una religiosa muy negativa, la fundadora se mantiene de pie junto a la cruz, siguiendo el ejemplo de la Virgen de Dolores, su modelo a partir de las tristes horas de sus duelos. El mismo obispo Bourget reconocerá su grandeza de alma y su generosidad que llega al heroísmo.

La nueva comunidad crece para responder a las necesidades del momento: las Hermanas de la Providencia se multiplican, son 50 en 1851, cuando hace solamente ocho años que ha nacido la comunidad y la fundadora misma fallece, siendo una víctima más de la epidemia de cólera. Sus hijas recibieron el último testamento de labios de su madre: humildad, simplicidad, caridad, sobretodo caridad.

A partir de estos humildes comienzos, son 6147 las jóvenes que se han comprometido para seguir el ejemplo de Emilia Tavernier Gamelin. Hoy las encontramos en Canadá, Estados Unidos, Chile, Argentina, Haití, Camerún, Egipto, Filipinas y Salvador.

El 23 de diciembre de 1993, el Papa Juan Pablo II promulgó las virtudes heroicas de Emilia Tavernier Gamelin.

Después, al reconocer oficialmente, el 18 de septiembre de 2000, un milagro atribuido a su intercesión, el Soberano Pontífice proclama su beatificación para el 7 de octubre de 2001 y la propone al pueblo de Dios como modelo de santidad, por su vida dedicada totalmente al servicio de sus hermanos y hermanas más desprovistos de la sociedad. Se ha establecido el 23 de septiembre como fecha de su fiesta litúrgica, día del aniversario de su fallecimiento en 1851.

Reproducido con autorización de Vatican.va

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11:24 p.m.

Por: . | Fuente: Franciscanos.org

Presbítero Capuchino

Martirologio Romano: En Turín, en la región del Piamonte, san Ignacio de Sandone (Lorenzo Mauricio) Belvisotti, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, asiduo en atender a penitentes y en ayudar a enfermos (1770).

Fecha de canonización: Fue canonizado por el papa Juan Pablo II el 19 de mayo del 2002.

Breve Biografía

Ingresó en la Orden capuchina a la edad de 30 años, siendo ya sacerdote, para vivir la alegría de la obediencia. Destacó por su celo y asiduidad en la administración del sacramento de la penitencia y en la dirección de las almas, y por su sabiduría y prudencia en la formación de los novicios. Lo beatificó Pablo VI en 1966, y lo canonizó Juan Pablo II en el 2002.

Nació el 5 de junio del año 1686 en la localidad de Santhià (Sandone), Santa Ágata, provincia de Vercelli (Italia). Ese mismo día fue bautizado con los nombres de Lorenzo Mauricio. Era el cuarto de los seis hijos del matrimonio formado por Pier Paolo Belvisotti y María Elisabetta Balocco.

Al morir su padre, cuando él tenía siete años, su madre lo encomendó a un piadoso sacerdote, pariente suyo, que se encargó de su formación intelectual y espiritual. Luego ingresó como seminarista en la colegiata de su pueblo. Hizo sus estudios superiores en la ciudad de Vercelli, y fue ordenado sacerdote en el otoño de 1710.

Al inicio, aceptó la propuesta de ser capellán instructor de una familia noble de Vercelli, los Avogadro, sin descuidar sus deberes estrictamente religiosos: colaboraba en las misiones populares organizadas por los jesuitas, entre los cuales escogió a su director espiritual, el P. Cacciamala.

En 1713 rehusó el cargo de canónigo rector de la colegiata de Santhià. En 1715 aceptó desempeñar el ministerio pastoral en una parroquia, pero un debate jurisdiccional sobre el nombramiento resultó providencial para su futuro, pues lo impulsó a dejar la sotana clerical para vestir el sayo capuchino.

El 24 de mayo de 1716, al ingresar en el convento noviciado de la Orden de Frailes Menores Capuchinos de Chieri (Turín), Lorenzo Belvisotti tomó el nombre de fray Ignacio de Santhià.

Después del noviciado y de la profesión religiosa solemne, fue prefecto de sacristía, director de acólitos y confesor, trabajando apostólicamente con un celo extraordinario.

En 1731 el capítulo provincial le encomendó la formación de los candidatos a la vida capuchina como maestro de novicios en el convento de Mondoví (Cuneo). Con gran acierto supo sostener a los novicios en las pruebas más arduas.

En agosto de 1744 fue enviado como capellán de las tropas del rey de Cerdeña, Carlos Emanuel III, durante la guerra contra las armadas franco-españolas (1744-1747). Con gran caridad asistía a los militares heridos o contagiados en los hospitales militares de Asti, Alessandria y Vinovo.

Restablecida la paz, fue destinado al convento del Monte de los Capuchinos, en Turín, donde residirá veinticinco años, hasta su muerte.

Dividía su actividad entre el convento y la ciudad. Cada domingo explicaba la doctrina cristiana y la regla franciscana a los hermanos legos y cada año dirigía los ejercicios espirituales a su comunidad. En la iglesia era el confesor más solicitado. También realizaba un apostolado fecundo bendiciendo en sus casas a las personas que ya no podían acudir a él hasta el convento.

Los milagros se iban multiplicando y el pueblo lo bautizó como «el Santo del Monte». A su convento acudían innumerables personas, sencillas e ilustres, atraídas por su fama de santidad, entre ellas muchos miembros de la casa real de Saboya. El cardenal arzobispo le pedía con frecuencia que le diera a conocer los casos de personas más necesitadas, para prestarles ayuda.

Murió el 22 de septiembre de 1770, a los 84 años, en la enfermería del convento, donde se hallaba desde hacía un año.

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Por: . | Fuente: Lasalle.org

Los cinco beatos a los cuales dedicamos estas páginas, eran miembros del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Su única preocupación era seguir a Jesús en la vocación a la cual los había llamado: santificarse educando a los niños y jóvenes, enseñándoles a vivir cristianamente.

Cuando inició la persecución religiosa en España, trabajaban tranquilamente en las instituciones educativas de la Provincia Lasaliana de Barcelona. Viajaron a Valencia para cumplir una obligación propia de su trabajo educativo y el Señor les llamó para que dieran un testimonio extremo. Sus verdugos no los conocían. Al enterarse que eran religiosos, consideraron esto causa suficiente para detenerles y ajusticiarles.

Los Mártires son signo de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, que continúa siendo perseguida y condenada a muerte en sus miembros, pero estos mantienen su vista fija en el alba gloriosa de la resurrección.

Esta es la lección que nos dan los Mártires, tanto los de ayer como los actuales. Debemos estar dispuestos a imitar su generosidad.

Los Hermanos Florencio Martín, Bertrán Francisco, Ambrosio León, Elías Julián, Honorato Andrés, y el P. Leonardo O. Buera, capellán del Colegio de la Bonanova, entregaron sus vidas por ser fieles a su condición de ministros y embajadores de Jesucristo.

Aun sabiendo que la afirmación de su condición de religiosos los conduciría a la muerte, no dudaron en confesar su fe en Jesús y su pertenencia al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Estos cinco Hermanos, ahora nuevos Beatos, no tenían otra ocupación que seguir a Jesús en la vocación a la cual Él los había llamado: Buscar la salvación de los niños y jóvenes, es decir, educar cristianamente, integralmente, a los niños y jóvenes, para el logro de su plena realización, como seres humanos, como cristianos.

Con su beatificación, sus nombres pasan a aumentar la constelación de santos y beatos del Mundo Lasaliano. Comenzando por San Juan Bautista de La Salle, nuestro Fundador y posteriormente por el Hno. Salomón Leclerq, primer Hermano mártir, durante la Revolución Francesa, garantizan que la fidelidad al Señor en el camino de la educación integral de los niños, niñas, jóvenes y señoritas constituye un camino de Evangelio.

Joven, maestro, maestra, colaborador lasaliano, padre de familia: este mensaje te invita también a ti a entregar tu vida por el Reino, desde el estado de vida que hayas escogido, en la actividad profesional que desempeñes. La causa del Reino hace que nuestra vida adquiera la dimensión religiosa que es fuente de alegría y fortaleza permanente, aún ante las pruebas más duras de la vida.

Junto a los nuevos beatos lasalianos hacemos y guardamos memoria de otros muchos mártires a quienes arrancaron violentamente sus vidas por la única razón de ser anunciadores de Jesucristo. Recordamos a nuestros mártires de Francia, México, Filipinas, Polonia, Vietnam, Guatemala, Colombia y España. También veneramos la memoria de tantos Hermanos y Colaboradores lasalianos que entregaron su vida gota a gota, día a día, trazo a trazo como una tiza en la pizarra, en el anonimato de la fidelidad cotidiana.

Y resuena en los oídos y en el corazón, la voz familiar de nuestro Fundador que nos dice: "todo el reconocimiento que deben esperar por haber instruído a los niños, particularmente los pobres, son injuruias, ultrajes, persecuciones y la misma muerte. Es la recompensa de los santos y de los hombres apostólicos, como lo fue Jesucristo, nuestro Señor" (Medit.155.3).

Beatificados el 11 de marzo de 2001.

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Por: . | Fuente: www.boletinsalesiano.info

Mártires

El domingo 11 de marzo de 2001 fue la beatificación de los mártires salesianos muertos en la diócesis de Valencia, en 1936, durante los primeros meses de la guerra civil española. La solemne ceremonia fue presidida por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, en Roma.

El grupo de beatos mártires salesianos de Valencia está compuesto por 32 miembros de la Familia Salesiana: 29 salesianos, de los cuales 16 sacerdotes, 7 coadjutores y 6 clérigos; 2 Hijas de María Auxiliadora y 1 laico Cooperador Salesiano. Encabeza el elenco el P. José Calasanz Marqués, asesinado en Valencia el 27 de julio de 1936, cuando era el Inspector Provincial de la entonces denominada Inspectoría Tarraconense, hoy dividida en las inspectorías de Valencia y Barcelona.

Todavía es difícil un juicio sereno sobre los graves sucesos sangrientos ocurridos en España durante la guerra civil de 1936-1939. El número de las víctimas superó el millón, y entre ellas hubo personas de todas las clases y de todas las creencias. Pero los historiadores serios han reconocido ya que en el fondo de esta terrible mortandad, en los territorios de la llamada “zona roja” (dominados por anarquistas y social comunistas) hubo una verdadera persecución contra los cristianos, y una auténtica mortandad de sacerdotes, religiosas, religiosos y cristianos comprometidos. Laicos cristianos fueron asesinados a decenas de miles sólo por ser cristianos. Y con ellos fueron asesinados 283 religiosas, 2,365 religiosos (sacerdotes y hermanos), 4,148 sacerdotes diocesanos, 12 obispos.

Las ejecuciones se efectuaron en ciudades y pueblos alejados del frente donde se combatía, muchas veces sin ningún proceso o con procesos falsos, la mayoría de las veces clandestinamente. Andrés Nin, jefe del Partido Obrero de Unificación Marxista, había declarado públicamente en un teatro de Barcelona: “En España había muchos problemas que los republicanos burgueses no tuvieron interés en resolver, como el problema de la Iglesia. Nosotros lo hemos resuelto yendo a la raíz. Hemos eliminado curas, iglesias, culto”.

Dentro de esta tremenda tragedia que convulsionó la nación y la Iglesia española, se desarrolló también la pequeña pero dolorosísima tragedia de los hijos e hijas de Don Bosco. En una nación y en una Iglesia mártir, 97 salesianos mártires. La Familia Salesiana, en 1936, era floreciente en España. Se articulaba en tres “inspectorías” de salesianos y en una “inspectoría” de la Hijas de María Auxiliadora. En ellas el Señor acogió como mártires a 39 salesianos sacerdotes, 26 salesianos coadjutores, 22 salesianos clérigos, cinco salesianos cooperadores, tres aspirantes salesianos, dos Hijas de María Auxiliadora. En esta ocasión queremos rememorar con afecto y dolor a los 32 mártires de Valencia.

Los mártires de Valencia

Amanecer del 27 de julio de 1936.La casa salesiana de Valencia, después de haber sido atacada con ráfagas de proyectiles durante la noche, es invadida por los milicianos. Se están haciendo los ejercicios espirituales, presididos por el inspector Padre José Calasanz, uno de los primeros salesianos de España, que en 1886 conoció a don Bosco en Sarriá. Un salesiano sobreviviente declaró bajo juramento: “Los milicianos al irrumpir armados nos encontraron a todos los salesianos colocados a lo largo de la escalinata central. Nos apuntaron con los fusiles. Algún instante después llegó uno que riñó a sus compañeros. “¿Por qué no han disparado’ ¿No estábamos de acuerdo en que cada uno matase a uno?”...El Padre Calasanz nos dio la absolución”. El Padre Calasanz y tres hermanos fueron obligados a subir al camión. “Nos llevaban hacia Valencia. Durante el trayecto yo notaba que un miliciano apuntaba continuamente su fusil contra el P. Calasanz, del que sabía que era sacerdote. En cierto momento se disparó un tiro. El Padre Calasanz dijo “¡Dios mío!”, y cayó sin muestras de vida en un mar de sangre”.

Don Antonio Martín, director de la casa salesiana de Valencia, fue encarcelado por los milicianos. “A las cuatro de la mañana abrieron nuestra celda y llamaron al “camarada” Antonio Martín. Él respondió. “Servidor”... Levantó los ojos, juntó las manos y pronunció estas palabras: “Vamos, Señor, al sacrificio”. También fueron llamados los hermanos Recadero de los Ríos, P. José Jiménez, P. Julián Rodríguez, el coadjutor Agustín García, encerrados en la misma prisión. Conducidos fuera de la ciudad, alineados junto a un cerco, fueron asesinados”.

El P. Sergio Cid “viajaba en un tranvía en Barcelona. Algunos milicianos, fijándose bien, tuvieron la sospecha de que era un cura. Agarrándolo por un brazo, le sacaron la mano del bolsillo: entre los dedos tenía el rosario. Lo arrojaron del tranvía en marcha. Murió destrozado contra un farol”. (Testimonio jurado).

También “en Barcelona, las FMA reunidas en el colegio de Santa Dorotea pudieron embarcarse y llegar a Italia –cuenta el P. Juan Canals. Mientras tanto, sor Amparo Carbonell y sor Carmen Moreno no quisieron partir, para poder asistir a una hermana operada recientemente. Las tres fueron arrestadas. Después del interrogatorio, la hermana enferma fue dejada en libertad, las dos enfermeras fueron fusiladas.

Texto reproducido con autorización de: Boletín Salesiano DON BOSCO EN CENTROAMÉRICA
Edición Nº130 (Marzo-Abril 2001)

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6:28 p.m.

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En Agauno (hoy Saint Maurice d´Agaune), en la región de Valais, en el país de los helvecios, santos mártires Mauricio, Exuperio, Cándido, que siendo soldados, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea y el veterano Víctor, ilustrando así a la Iglesia con su gloriosa pasión (c. 302).

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Por: . | Fuente: patria-nazarena.blogspot.com

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En diversos lugares de España, Beatos Jaime Puig Mirosa y 18 compañeros de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, además de Sebastián Lorens Telarroja, laico, asesinados por odio a la fe. ( 1936-1937)

Fecha de beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.

Hijo de Juan y de Iluminada, nació el día 14 de abril de 1910 en Camprodón (Girona). Era el mayor de tres hijos y el único varón. Quedando huérfano de padre y en una difícil situación económica, le fue concedido el ingreso en el Colegio de Huérfanos de Sant Julià de Vilatorta a los 11 años por petición de su abuela. Allí completó la enseñanza primaria y fue cultivando una vocación religiosa y sacerdotal que unos años más tarde, con su ingreso al colegio Nazareno de Blanes el 25 de julio de 1925, asumiría en nuestro Instituto de Hijos de la Sagrada Familia. Vistió el hábito el 25 de septiembre de 1927 en el colegio Sagrada Familia de Les Corts, a manos del P. Luis Tallada, Superior General, e inició el año de noviciado junto con Pedro Ruiz, Francisco Saborit, Ramón Jordà y Bernardo Serra, entre otros. El día 26 de septiembre de 1928 hizo su primera profesión, frecuentando en los años siguientes sus estudios eclesiásticos en el escolasticado de Les Corts y siendo su prefecto el P. Ramón Oromí, Maestro suyo también durante el noviciado.

Profesó perpetuamente el 20 de septiembre de 1935. En Barcelona recibió la tonsura y las primeras órdenes y fue promovido sucesivamente el diaconado, que tuvo fecha el 17 de diciembre de 1935. El 7 de marzo de 1936 fue ordenado sacerdote, en Girona, junto con los padres Mariano Ruiz, Roberto Montserrat y José Pairó. Cantó su primera misa en la capilla del colegio de Loreto de Les Corts. Como minorista, había hecho las prácticas de enseñanza en los colegios de Huérfanos de Sant Julià y Santa María de Blanes. En los pocos años de su ministerio sacerdotal, manifestó una gran estima y gravedad en su porte, en el modo de hablar y, sobre todo, en la celebración de la eucaristía.

La revolución de 1936 le sorprendió haciendo las veces de superior y prefecto de escolares de 12 filósofos en la residencia de Mas Loreto, Mosqueroles, con el teólogo Pedro Ruiz como viceprefecto y el coadjutor Domingo García. Por el párroco del lugar y la radio se enteraron de lo que sucedía en varios puntos de la península. El día jueves, 22 de julio, por la mañana, tras el aviso de la llegada de un grupo de comunistas en el pueblo para saquear las casas y quemar la parroquia y la residencia, la mayoría se dispersó por el bosque, permaneciendo escondidos en casas amigas durante dos semanas. El padre Vila tuvo que proveer, en aquellas graves circunstancias y sin poder comunicarse con el P. Samá, Superior General por aquel entonces, a la seguridad y alojamiento de todos. Fue el último en abandonar la residencia cuando ya se habían dispersado los otros, estando dispuesto a ofrecerse el primero con tal de poner a salvo a los demás. El único pase que logró conseguir lo cedió al hermano Juan Sierra para que pudiera llegar hasta Barcelona y ampararse en el consulado norteamericano.

En la madrugada del 2 de agosto, el padre Vila, con los hermanos Casimiro Roca y Pedro Ruiz, emprendió viaje, a pie, hacia Vic. Allí se hospedaron en casa de su hermana Isabel, mientras les obtuvo nuevos pases y pasaje hasta Manresa, quedando el padre Vila en su casa hasta el día 20 de septiembre, en que fue detenido. Desde primeros de aquel mes, había acudido también a refugiarse allí el padre Buenaventura Belart, escolapio, pariente suyo, que también fue detenido aquel mismo día. Días más tarde, luego de haber sido informada del desenlace, su hermana misma precisó que ambos sacerdotes habían sido asesinados en la noche del 21 al 22 del mismo mes de septiembre. El padre Vila contaba con 26 años de edad y 8 de profesión religiosa. En 1942, en el Juzgado de Barcelona, se inscribió su desaparición.

Integran el grupo:
(Nombre, Lugar y fecha del martirio)


01.- Jaime (Jaume) Puig Mirosa, Sacerdote- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
02.- Sebastián Llorens Telarroja, Apóstol Laico- Blanes (Girona) el día 30 VII 1936;
03.- Narciso Sitjà Basté, Sacerdote- Barcelona el 9 VIII 1936;
04.- Juan Cuscó Oliver, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
05.- Pedro Sadurní Raventós, Sacerdote- Lérida el 21 VIII 1936;
06.- Fermín Martorell Víes, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
07.- Francisco Llach Candell, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
08.- Eduardo Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
09.- Ramón Cabanach Majem, Sacerdote- Vila-rodona, Tarragona, 25 VIII 1936;
10.- Juan Franquesa Costa, Sacerdote- Cerveza, Lleida, 2 IX 1936;
11.- Segismundo Sagalés Vilà, Religioso Coadjutor- Múnter, Barcelona, 8 IX 1936;
12.- José Vila Barri, Sacerdote- Gurb de la Plana, Barcelona, 21 IX 1936;
13.- Pedro Verdaguer Saurina, Sacerdote- Barcelona, 15 X 1936;
14.- Roberto Montserrat Beliart, Sacerdote- Barcelona, 13 XI 1936;
15.- Antonio Mascaró Colomina, Religioso Escolar- Barcelona, 27 I 1937;
16.- Pedro Ruiz Ortega, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
17.- Pedro Roca Toscas, Religioso Escolar- Barcelona, 4 IV 1937;
18.- Ramón Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
19.- Jaime Llach Candell, Sacerdote- Barcelona, 19 IV 1937;
20.- Ramón Oromí Sullà, Sacerdote- Barcelona, 26 IV 1937.

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Por: P. Felipe Santos |

Virgen

Martirologio Romano: En Troyes, a orillas del Sena, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), santa Maura, virgen, dedicada a obras de piedad y caridad (c. 850).

Etimología: Maura = oscura. Viene de la lengua latina.

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

Estamos hoy ante la historia de una virgen del siglo IX.

Era hija de un noble llamado Mariano y de la rica Sedulia, y hermana de Eutropioo, el eminente prelado de Troyes.

Fue aquí en donde ella vivió. Su padre llevaba una vida disipada. Gracias a las advertencias de su hija, cambió de vida y se convirtió en un padre honrado y virtuoso.

Su hermano, que era sacerdote, había renunciado ya a su herencia. De esta manera, Maura disponía de una dote increíble.

Prefirió entregarse al Señor antes que un hombre.

Decía tener cuatro novios: san Pedro, san Pablo, san Gervasio y san Protasio.

Les rezaba a menudo. Mantenía y sostenía las iglesias a ellos dedicadas.

Socorría a los monjes y monjas en la diversas misiones que llevaban a cabo.

Iba los martes y los viernes descalza y de rodillas a sus iglesias. Y esos días tomaba solamente agua.

Prudencio, obispo y biógrafo de Maura, afirma que era muy querida porque hacía muchas curaciones de la vista.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

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Hermanos Franciscanos

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