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Por: . | Fuente: www.anamogas.net



Religiosa Mártir


Martirologio Romano: En Madrid, España, Beata Maria Asumpta (en el siglo: Juliana González Trujillano) y 2 compañeras, españolas; religiosas profesas de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor; asesinadas por odio a la fe. ( 1936)

Fecha de Beatificación: 13 de octubre de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.



La Hermana Asumpta nació el 19 de junio de 1881 en El Barco (Ávila) siendo bautizada el 30 del mismo mes y año. Era hija legítima de Anacleto González y María del Rosario Trujillano, ambos residentes de El Barco de Ávila. Fue confirmada en la misma parroquia de El Barco el 18 de junio de 1885.

La Congregación de "Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor", fundada por la Beata María Ana Mogas y Fontcuberta, se instaló en el año 1900 en El Barco de Ávila, regentando un colegio para la educación de la niñez y juventud, y atendiendo, con prefe-rencia, a los más necesitados, según el estilo y carisma de su Fundadora. Juliana, sin duda, tuvo conocimiento y trato con las religiosas que allí fueron a ejercer su apostolado, y los contactos que a nivel humano y espiritual mantuvo con ellas, le ayudaron en su decisión vocacional.


Inició el noviciado en la Casa General del Instituto, calle Santa Engracia 140, en Madrid, el 18 de febrero de 1903. En esa ceremonia era costumbre en el Instituto cambiar el nombre de bautismo por el de religión, con el que sería nombrada y conocida en adelante. Juliana recibe el nombre de Hna. Asumpta. Realizó su profesión temporal en 1905 en la Casa Madre y pronunció sus votos perpetuos en 1910 en la Casa que el Instituto tiene en La Coruña.


Junto con la Hna. Asunción, la Hna. Asumpta fue a fundar el Colegio de Arenas de San Pedro y allí permaneció tres años como profesora de labores. Destinada a la Casa General, desempeñó el oficio de sacristana.


Quienes la conocieron personalmente coinciden en resaltar su exactitud en el deber, su capacidad de sacrificio por un gran ideal, sus valores espirituales, acentuando su intimidad con Cristo. Fidelísima a la Congregación y a las consignas recibidas de sus Superiores, se refugia en una casa de la calle Barquillo junto con la entonces Superiora General, Madre María de las Victorias Lage. De allí, en un intento por salvar los depósitos de las dotes y el escaso capital de la Congregación, sale por encargo de dicha Madre para llevar estos valores a una Embajada, es detenida por los milicianos y encerrada en la checa de Fomento.


Testigo de sus días de prisión es la entonces Superiora Provincial de las Escolapias, también encarcelada; de ella son estas palabras: "Tanto me ha maravillado la manera de conducirse Sor Asumpta, su espíritu de fortaleza ante el sacrificio y ese amor tan entrañable a la Congregación lleno de respeto para los Superiores e Instituto, que en mis ratos de conversación con mis religiosas se lo describo". Edificante en su cautiverio, no piensa en la suerte que correrá su persona, sufre porque la Congregación se ha quedado despojada de lo poco que tenía, mas luego la luz se hace en su alma y encuentra algo de más valor que ofrecer: su propia vida. La religiosa Escolapia, antes citada, se admira de la entereza con que nuestra Hermana espera la sentencia de muerte.


Su detención ocurre sobre el 28 de octubre de 1936, su martirio, quizá, no mucho tiempo después; no sabemos dónde ni cómo... tampoco el lugar de su tumba... sólo sabemos que su vida y gloriosa muerte han dejado una estela que habla de fidelidad a un ideal, a un AMOR.


Este grupo de mártires está integrado por:




1. MARÍA DEL CONSUELO REMUIÑÁN CARRACEDO (ISABEL)

religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor

nacimiento: 17 Junio 1876 en Seavía, La Coruña (España)

martirio: 06 Agosto 1936 en Madrid (España)

2. DOROTEA LLAMAZARES FERNÁNDEZ (GERTRUDIS)

religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor

nacimiento: 06 Febrero 1870 en Cerezales del Condado, León (España)

martirio: 13 Agosto en Hortaleza, Madrid (España)


3. JULIANA GONZÁLEZ TRUJILLANO (MARÍA ASUMPTA)

religiosa profesa, Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor

nacimiento: 19 Junio 1881 en Barco de Ávila, Ávila (España)

martirio: 28 Octubre 1936 en Madrid (España)



12:40 p.m.
Es el más joven del grupo de mártires dominicos en China.

Nació en Écija, Sevilla, el 2 de octubre de 1713, y en esta ciudad se hizo religioso en 1730, en el Convento de San Pablo.


Impulsado por un ferviente espíritu misionero en 1735 ya estaba en Filipinas y recibe el sacerdocio en Manila. Llegó a China en 1738. Pocos años después, en 1746, fue apresado y, después de grandes sufrimientos, muere ahorcado el 28 de octubre de 1748, siendo después quemado su cuerpo.


Era religioso de gran piedad y espíritu penitencial. Fue beatificado por León XIII el 14 de mayo de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de Octubre de 2000.


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12:40 p.m.
Nació en Hueneja (Granada) el 4 de diciembre 1695. A los 18 años tomó el hábito de la Orden de los Predicadores en el Convento de Santa Cruz la Real de Granada.

En 1725 llega a Filipinas y en 1738 a China, donde fue misionero durante más de 20 años.


Ya en la prisión, le llega el nombramiento de obispo titular de Tipasa y coadjutor del Vicario Apostólico de Fukien, Pedro Sans, pero no pudo recibir la consagración episcopal.


Muere por asfixia, y luego su cadáver fue quemado, el 25 de octubre de 1748. Se conservaron algunas reliquias suyas. Tuvo gran austeridad, devoción al rosario y fervor misionero. Fue beatificado por León XIII el 14 de mayo de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.


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12:40 p.m.
Nació en Hinojosa (Teruel) en septiembre de 1691 y recibió el hábito dominicano en Valencia.

A los 21 años, todavía no era sacerdote, viaja para Manila, Filipinas, en 1712 y en 1715 entra en China, donde ejerció el apostolado durante 33 años.


Para evitar mayores vejaciones a los cristianos por parte de los perseguidores que lo buscaban, por consejo del obispo Pedro Sans, se entregó en sus manos en 1746.


Muere el 28 de octubre 1748, como los otros compañeros, asfixiado y después su cuerpo quemado.


Era de una extraordinaria piedad y de gran eficacia apostólica. Fue beatificado León XIII el 14 de mayo de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.


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12:40 p.m.
Nacido en Granada el 21 de diciembre de 1694. Vistió el hábito dominicano en el Convento de Santa Cruz la Real de su ciudad.

Partió hacia Manila, Filipinas, en 1725, donde pasó 3 años. En 1728 llegó a China donde predicó el Evangelio durante 20 años.


En 1741 es vicario provincial de la misión. Apresado en 1746 muere ahorcado el 28 de octubre de 1748, siendo después su cadáver quemado.


Se distinguió especialmente por su eficacia apostólica. Fue beatificado por León XIII el 14 de mayo de 1893 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.


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Párroco de San Nicolás en Valencia.

Estudió en el Seminario de Valencia. Ordenado en 1882, fue coadjutor de Quart de Poblet y después estuvo en varias parroquias de la capital. Destacó por sus atenciones a los pobres y enfermos. Amigo de don José Bau, formó con él una escuela de espirituali­dad para el clero. Martirizado a los 79 años.


Es uno de los mártires de la Guerra Civil española. Para ver más sobre los 233 mártires en España haz "click" AQUI



10:33 a.m.

Obispo


Martirologio Romano: En Vic, Cataluña, España, san Bernardo Calbó, obispo, quien, siendo juez, renunció a su cargo para profesar como monje cisterciense. Fue abad del monasterio de Santes Creus y, más tarde, resultó elegido para la sede de Vic, promoviendo siempre la verdadera doctrina. ( 1243)


Era español, hijo de uno de los caballeros que rescató Tarragona de manos de los infieles, y se estableció en esa región en la época de la Reconquista; por tanto, Bernardo Calbó pertenecía a una familia de relevancia social. Nació en 1180 y fue el tercero de cinco hijos, tres hermanos y una hermana. Creció en la masía de Calbó, y cuando llegó la hora de orientar su futuro profesional se decantó por las leyes. Posiblemente estudió esta carrera en la universidad de Bolonia, como hizo san Raimundo de Peñafort, contemporáneo suyo, aunque los datos de esta etapa de su vida no han podido ser contrastados con rigor por parte de los hagiógrafos. En 1209 se le sitúa en Tarragona, asistiendo jurídica y administrativamente al arzobispado. Su quehacer en esa época pudo no estar guiado por el juicio de Dios y sí por el de esa clase de hombres que no tienen consideraciones a la hora de proceder. Hasta que una grave enfermedad en le dio un toque de alerta definitivo alrededor de sus 30 años.

Vislumbrando la voluntad de Dios, y fallecido ya su padre, con la salud recobrada en 1215 se unió a la comunidad cisterciense de Santes Creus, Tarragona. Dio este paso en contra del parecer de los suyos, que es el signo compartido por quienes sintiéndose llamados por Dios se deciden a seguirle afrontando el veto que en sus propios hogares pueden querer imponerles. Ha sido frecuente en todas las épocas de la historia que los más cercanos se dispongan a dar su beneplácito a los hijos si la vía del matrimonio es la elegida, pero no han sido siempre tan generosos cuando éstos piensan establecer su compromiso con Dios. Toda la apertura, la comprensión y aceptación –a veces de lo objetivamente dañino–, que tantos jóvenes reciben hoy día de sus progenitores, se torna en intransigencia en no pocas ocasiones cuando se trata de dar alas a la vocación religiosa.


En su propio tiempo, Bernando, haciendo caso omiso del juicio negativo que su decisión había suscitado en sus parientes, al integrarse en el monasterio legó sus pertenencias a su madre y al resto de su familia en un testamento redactado ese mismo año 1215 que revocaba otro anterior. Extrayendo el néctar de la regla cisterciense, fiel al Evangelio, hizo de la caridad el hilo conductor de su entrega, única vía para alcanzar la unión con las Personas Divinas. Era bien conocido por los tarraconenses por tratarse de uno de los canónigos de la catedral, elegido también su vicario. Durante doce años de austeridad, oración y penitencia, aquilató su donación en el convento. Fueron sus edificantes virtudes las que se tuvieron en cuenta en el momento en que se planteó la sucesión del abad Ramón cuando éste falleció. Nadie dudó de que Bernardo sería el idóneo para proseguir manteniendo el espíritu observante del monasterio. Y en torno a 1225 asumió esta responsabilidad.


Su labor apostólica no se limitó a la formación de los monjes, sino que fue director espiritual de las religiosas cistercienses de Valldonzella. Esta comunidad se había establecido en Santa Creu d’Olorde en las cercanías de Vallvidrera y quedaron sujetas (fueron donadas) por iniciativa del obispo de Barcelona, Berenguer de Palou, quien las puso bajo la tutela de la orden del Císter, dependiente del monasterio de Santes Creus. El abad Bernardo fue cofundador de esta comunidad que bajo su amparo vivió una época de gran florecimiento apostólico. También contribuyó a mantener vivo el espíritu reformador de la abadía cisterciense de Ager, Lérida.


En esta época de reconquista, dos figuras señeras de la historia mallorquina, Ramón y Guillermo de Montcada, muy estimados por el rey Jaime I el Conquistador, se disponían a partir a Mallorca para rescatarla. Antes se despidieron del abad Bernardo y se sintieron confortados con su consejo y aliento. Ambos murieron en la batalla de Porto Pi, y a Bernardo le tocó dar cristiana sepultura a sus restos en el monasterio de Santes Creus. En 1230 integró el grupo de electores, entre otros san Raimundo de Peñafort, que, unidos al arzobispo de Tarragona, designaron al obispo de la reconquistada Mallorca. Entretanto, los rasgos de su piedad y caridad se prodigaban dentro y fuera de la comunidad. Manifestaba una predilección por los enfermos.


Cuando el prelado Guillermo de Tavertet dejó vacante la sede de Vic, Bernardo fue elegido para sucederle dada su trayectoria espiritual y apostólica. A su esmerada formación teológica se unía la prudencia, discreción y exquisitez en el trato. Asumir este oficio supuso para él una contrariedad. Su vocación se hallaba en el silencio del claustro. Pero convencido de que el nombramiento obedecía a la voluntad divina, lo acogió e implantó el espíritu monástico en la sede episcopal. Convivió junto a una comunidad de cuatro monjes que le acompañaron hasta su muerte secundándole en todas las tareas de su ministerio que, naturalmente, tenían el signo de la auténtica consagración. Bernardo fue un insigne Pastor que veló por la liturgia y por la formación de los sacerdotes. Fue enérgico y exigente con su forma de vida. Se distinguió también por la modestia, la generosidad, la bondad, y la caridad. En el ejercicio de su misión llevó consigo la reconciliación y la paz.


El papa Gregorio IX, conocedor de sus virtudes y valía pastoral, pensó en él para luchar contra los valdenses designándole inquisidor en 1232. El santo monje luchó contra los albigenses, y se implicó en la guerra de Valencia firmando la capitulación en 1238. Por su valor fue recompensado por el rey Jaime I. En 1239 y en 1243 participó en sendos concilios provinciales. El 26 de octubre de este último año entregó su alma a Dios, con fama de santidad. Antes de cumplirse seis meses de su muerte, su vida comenzó a ser examinada por una comisión de canónigos. En 1338 se abrió el proceso de su canonización. Clemente XI en un breve apostólico fijó la fecha de su celebración dentro del císter el 26 de septiembre de 1710.



10:33 a.m.



Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.


Comunión de los santos


La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.


Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.


Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.


Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.

Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:


¿Como alcanzar la santidad?


- Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.

- Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.

- Acercándonos a los sacramentos.


Un poco de historia


La primera noticia que se tiene del culto a los mártires es una carta que la comunidad de Esmirna escribió a la Iglesia de Filomelio, comunicándole la muerte de su santo obispo Policarpo, en el año156. Esta carta habla sobre Policarpo y de los mártires en general. Del contenido de este documento, se puede deducir que la comunidad cristiana veneraba a sus mártires, que celebraban su memoria el día del martirio con una celebración de la Eucaristía. Se reunían en el lugar donde estaban sus tumbas, haciendo patente la relación que existe entre el sacrificio de Cristo y el de los mártires


La veneración a los santos llevó a los cristianos a erigir sobre las tumbas de los mártires, grandes basílicas como la de San Pedro en la colina del Vaticano, la de San Pablo, la de San Lorenzo, la de San Sebastián, todos ellos en Roma.


Las historias de los mártires se escribieron en unos libros llamados Martirologios que sirvieron de base para redactar el Martirologio Romano, en el que se concentró toda la información de los santos oficialmente canonizados por la Iglesia.


Cuando cesaron las persecuciones, se unió a la memoria de los mártires el culto de otros cristianos que habían dado testimonio de Cristo con un amor admirable sin llegar al martirio, es decir, los santos confesores. En el año 258, San Cipriano, habla del asunto, narrando la historia de los santos que no habían alcanzado el martirio corporal, pero sí confesaron su fe ante los perseguidores y cumplieron condenas de cárcel por Cristo.


Más adelante, aumentaron el santoral con los mártires de corazón. Estas personas llevaban una vida virtuosa que daba testimonio de su amor a Cristo. Entre estos, están san Antonio (356) en Egipto y san Hilarión (371) en Palestina. Tiempo después, se incluyó en la santidad a las mujeres consagradas a Cristo.


Antes del siglo X, el obispo local era quien determinaba la autenticidad del santo y su culto público. Luego se hizo necesaria la intervención de los Sumos Pontífices, quienes fueron estableciendo una serie de reglas precisas para poder llevar a cabo un proceso de canonización, con el propósito de evitar errores y exageraciones.


El Concilio Vaticano II reestructuró el calendario del santoral:


Se disminuyeron las fiestas de devoción pues se sometieron a revisión crítica las noticias hagiográficas (se eliminaron algunos santos no porque no fueran santos sino por la carencia de datos históricos seguros); se seleccionaron los santos de mayor importancia (no por su grado de santidad, sino por el modelo de santidad que representan: sacerdotes, casados, obispos, profesionistas, etc.); se recuperó la fecha adecuada de las fiestas (esta es el día de su nacimiento al Cielo, es decir, al morir); se dio al calendario un carácter más universal (santos de todos los continentes y no sólo de algunos).


Categorías de culto católico


Los católicos distinguimos tres categorías de culto:

- Latría o Adoración: Latría viene del griego latreia, que quiere decir servicio a un amo, al señor soberano. El culto de adoración es el culto interno y externo que se rinde sólo a Dios.


- Dulía o Veneración: Dulía viene del griego doulos que quiere decir servidor, servidumbre. La veneración se tributa a los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados, por razón de la gracia eminente que han recibido de Dios. Este es el culto que se tributa a los santos. Nos encomendamos a ellos porque creemos en la comunión y en la intercesión de los santos, pero jamás los adoramos como a Dios. Tratamos sus imágenes con respeto, al igual que lo haríamos con la fotografía de un ser querido. No veneramos a la imagen, sino a lo que representa.


- Hiperdulía o Veneración especial: Este culto lo reservamos para la Virgen María por ser superior respecto a los santos. Con esto, reconocemos su dignidad como Madre de Dios e intercesora nuestra. Manifestamos esta veneración con la oración e imitando sus virtudes, pero no con la adoración.


Todos llamados a ser santos



Catholic.net ha organizado, juntamente con diversos conventos y casas de religiosos y religiosas, una novena de oraciones por todos los Fieles Difuntos, con adoraciones, oraciones, el rezo del rosario, y una intención especial en la Santa Misa el día 2 de noviembre celebrada por sacerdotes amigos de Catholic.net que se han sumado a nuestra primer Novena de los Fieles Difuntos.


Únase a nuestras oraciones, y envíenos los nombres de los difuntos a quienes usted desea que encomendemos. Tendremos un recuerdo especial para ellos durante los nueve días previos a la fiesta de los Fieles Difuntos el día 2 de noviembre. Si desea enviarnos los nombres y sus intenciones es muy sencillo, rellenando el formulario en nuestro sitio Novenas Catholic.net (click aquí) Nosotros enviaremos estos nombres e intenciones a los diversos conventos y casas de religiosos y religiosas, y sacerdotes diocesanos que se han sumado a esta Novena de los Fieles Difuntos.



10:33 a.m.



Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.


Comunión de los santos


La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.


Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.


Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.


Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.

Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:


¿Como alcanzar la santidad?


- Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.

- Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.

- Acercándonos a los sacramentos.


Un poco de historia


La primera noticia que se tiene del culto a los mártires es una carta que la comunidad de Esmirna escribió a la Iglesia de Filomelio, comunicándole la muerte de su santo obispo Policarpo, en el año156. Esta carta habla sobre Policarpo y de los mártires en general. Del contenido de este documento, se puede deducir que la comunidad cristiana veneraba a sus mártires, que celebraban su memoria el día del martirio con una celebración de la Eucaristía. Se reunían en el lugar donde estaban sus tumbas, haciendo patente la relación que existe entre el sacrificio de Cristo y el de los mártires


La veneración a los santos llevó a los cristianos a erigir sobre las tumbas de los mártires, grandes basílicas como la de San Pedro en la colina del Vaticano, la de San Pablo, la de San Lorenzo, la de San Sebastián, todos ellos en Roma.


Las historias de los mártires se escribieron en unos libros llamados Martirologios que sirvieron de base para redactar el Martirologio Romano, en el que se concentró toda la información de los santos oficialmente canonizados por la Iglesia.


Cuando cesaron las persecuciones, se unió a la memoria de los mártires el culto de otros cristianos que habían dado testimonio de Cristo con un amor admirable sin llegar al martirio, es decir, los santos confesores. En el año 258, San Cipriano, habla del asunto, narrando la historia de los santos que no habían alcanzado el martirio corporal, pero sí confesaron su fe ante los perseguidores y cumplieron condenas de cárcel por Cristo.


Más adelante, aumentaron el santoral con los mártires de corazón. Estas personas llevaban una vida virtuosa que daba testimonio de su amor a Cristo. Entre estos, están san Antonio (356) en Egipto y san Hilarión (371) en Palestina. Tiempo después, se incluyó en la santidad a las mujeres consagradas a Cristo.


Antes del siglo X, el obispo local era quien determinaba la autenticidad del santo y su culto público. Luego se hizo necesaria la intervención de los Sumos Pontífices, quienes fueron estableciendo una serie de reglas precisas para poder llevar a cabo un proceso de canonización, con el propósito de evitar errores y exageraciones.


El Concilio Vaticano II reestructuró el calendario del santoral:


Se disminuyeron las fiestas de devoción pues se sometieron a revisión crítica las noticias hagiográficas (se eliminaron algunos santos no porque no fueran santos sino por la carencia de datos históricos seguros); se seleccionaron los santos de mayor importancia (no por su grado de santidad, sino por el modelo de santidad que representan: sacerdotes, casados, obispos, profesionistas, etc.); se recuperó la fecha adecuada de las fiestas (esta es el día de su nacimiento al Cielo, es decir, al morir); se dio al calendario un carácter más universal (santos de todos los continentes y no sólo de algunos).


Categorías de culto católico


Los católicos distinguimos tres categorías de culto:

- Latría o Adoración: Latría viene del griego latreia, que quiere decir servicio a un amo, al señor soberano. El culto de adoración es el culto interno y externo que se rinde sólo a Dios.


- Dulía o Veneración: Dulía viene del griego doulos que quiere decir servidor, servidumbre. La veneración se tributa a los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados, por razón de la gracia eminente que han recibido de Dios. Este es el culto que se tributa a los santos. Nos encomendamos a ellos porque creemos en la comunión y en la intercesión de los santos, pero jamás los adoramos como a Dios. Tratamos sus imágenes con respeto, al igual que lo haríamos con la fotografía de un ser querido. No veneramos a la imagen, sino a lo que representa.


- Hiperdulía o Veneración especial: Este culto lo reservamos para la Virgen María por ser superior respecto a los santos. Con esto, reconocemos su dignidad como Madre de Dios e intercesora nuestra. Manifestamos esta veneración con la oración e imitando sus virtudes, pero no con la adoración.


Todos llamados a ser santos



Catholic.net ha organizado, juntamente con diversos conventos y casas de religiosos y religiosas, una novena de oraciones por todos los Fieles Difuntos, con adoraciones, oraciones, el rezo del rosario, y una intención especial en la Santa Misa el día 2 de noviembre celebrada por sacerdotes amigos de Catholic.net que se han sumado a nuestra primer Novena de los Fieles Difuntos.


Únase a nuestras oraciones, y envíenos los nombres de los difuntos a quienes usted desea que encomendemos. Tendremos un recuerdo especial para ellos durante los nueve días previos a la fiesta de los Fieles Difuntos el día 2 de noviembre. Si desea enviarnos los nombres y sus intenciones es muy sencillo, rellenando el formulario en nuestro sitio Novenas Catholic.net (click aquí) Nosotros enviaremos estos nombres e intenciones a los diversos conventos y casas de religiosos y religiosas, y sacerdotes diocesanos que se han sumado a esta Novena de los Fieles Difuntos.



10:33 a.m.
A raíz de la controversia entre el Papa y el rey Enrique VIII en el siglo 16, las cuestiones de fe se enredaron con cuestiones políticas en las Islas Británicas, con frecuencia se resolvieron mediante la tortura y el asesinato de los fieles católicos.

En 1970, el Vaticano seleccionó 40 mártires, hombres y mujeres, laicos y religiosos, para representar un grupo de aproximadamente 300 casos conocidos que dieron su vida, entre 1535 y 1679, por su fe y fidelidad a la Iglesia. Este grupo fue canonizado por el Papa Paolo VI el día 25 de Octubre de ese año.


Cada uno de ellos tienen su propio día del memorial, pero son recordados como un grupo, el 25 de octubre.


A continuación la lista de los 40 mártires:

Cartujos

Augustine Webster

John Houghton

Robert Lawrence


Brigidino

Richard Reynolds


Agustino

John Stone


Jesuitas

Alexander Briant

Edmund Arrowsmith

Edmund Campion

David Lewis

Henry Morse

Henry Walpole

Nicholás Owen

Philip Evans

Robert Southwell

Thomas Garnet


Benedictinos

Alban Roe

Ambrose Barlow

John Roberts


John Jones


Franciscanos

John Wall


Clero Secular

Cuthbert Mayne

Edmund Gennings

Eustace White, 1591

John Almond

John Boste

John Kemble

John Lloyd

John Payne

John Plessington

John Southworth

Luke Kirby

Polydore Plasden, 1591

Ralph Sherwin


Laicos

John Rigby

Philip Howard

Richard Gwyn

Swithun Wells, maestro, 1591

Ana Line

Margaret Clitherow

Margaret Ward



10:33 a.m.
Al principio del siglo VI, Canna, paso desde Bretaña a Galia, junto con su marido san Saturnino (después en Galia se lo llamó "Sadwrn"), con su hijo, san Crallo, y el tío, san Cadfan.

La razón para este traslado se deba quizás a las guerras o por los intensos intercambios que se estaban desarrollando entre Inglaterra y el continente.


Muerto San Saturnino, Canna tuvo un segundo matrimonio con un nomble del noble, ellos tubieron como hijos a san Tegfan y san Elian (Hilario), a quien apodaban "el visitante los lugares santos, peregrino".


Cada uno de estos santos ha dejado su nombre unido a varias localidades, sobre todo s. Elian que disfruta un culto particularmente vívido en la isla de Mona.



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Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01



Obispo


Martirologio Romano: En Lucera, en la Apulia, beato Agustín Kazotic, obispo, de la orden de Predicadores, que en un principio estuvo al frente de la Iglesia de Zagreb y, posteriormente, por la hostilidad del rey de Dalmacia, asumió la sede de Lucera, donde desarrolló una gran obra de ayuda en favor de los pobres y los necesitados (1323).


Agustín Kazotic nació en Trogir, ciudad de la Dalmacia, en 1260. Tomó el hábito de los frailes predicadores antes de cumplir los veinte años. Estudió en la Universidad de París. El beato predicó con gran fruto a sus compatriotas y fundó en su patria varios conventos de su orden, a los que dio por lema las palabras de San Agustín: "Desde que estoy al servicio de Dios no he conocido hombres más buenos que los monjes que viven santamente, pero tampoco he conocido hombres más malos que los monjes que no viven como debieran".

Fue enviado a Hungría, donde conoció al cardenal Nicolás Boccasini, legado pontificio, quien sería más tarde Papa con el nombre de Benedicto XI. En 1303, el cardenal Boccasini consagró al Beato Agustín obispo de Zagreb, en Croacia.


El clero y toda la diócesis de Zagreb necesitaban urgentemente una reforma. El beato reunió varios sínodos disciplinares, cuyos cánones puso en ejecución en frecuentes visitas pastorales y fomentó las ciencias sagradas y el estudio de la Biblia mediante la fundación de un convento de la Orden de Santo Domingo. Además, asistió al Concilio ecuménico de Vienne (1311-12). A su retorno, sufrió la persecución del gobernador de Dalmacia, Miladino, contra cuya tiranía y exacciones había protestado.


Tras de regir durante 14 años la diócesis de Zagreb, el beato fue trasladado a la sede de Lucera, en la provincia de Benevento. Ahí trabajó por desarraigar la corrupción moral y religiosa que los sarracenos habían dejado tras de sí.


El beato poseía el don de curar a los enfermos. Su muerte ocurrió el 3 de agosto de 1323. Su culto fue oficialmente confirmado en 1702.



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Por: Lamberto de Echeverría, Bernardino Llorca y José Luis Repetto Betes | Fuente: AÑO CRISTIANO Edición 2004



Obispo


Martirologio Romano: En Cagliari, en la isla de Cerdeña (Italia), san Lucífero, obispo, el cual, valiente defensor de la fe nicena, sufrió muchas persecuciones por parte del emperador Constancio y fue enviado al exilio. Vuelto finalmente a su sede, murió como confesor de Cristo. ( 370)

Etimológicamente: Lucífero = "aquel que porta la luz", viene de la lengua latina.



Lucífero, obispo de Cagliari, pasa a la historia por su intervención en la controversia arriana como firme defensor de la ortodoxia nicena y de su gran paladín San Atanasia de Alejandría, y pasa al Martirologio por su santidad de vida, no empañada por su recurso final al aislamiento y la radicalidad.

Se dice de él que era de carácter violento y persona no muy culta. Su lengua es la del pueblo, cuyas expresiones emplea de continuo. Pero era hombre de fe firme y de ideas claras, especialmente estaba muy seguro de qué había querido decir Nicea respecto a la divinidad de Cristo y no podía admitir que se tuviera por católico quien no comulgara con la definición del Concilio. Él no admitía que dicha definición pudiera ser revisada o aguada por interpretaciones complacientes con el gusto arriano.


Tras el sínodo de Arlés del año 353, el papa Liberio le encomienda se entreviste con el emperador Constancia a fin de que se convoque un nuevo concilio. Convocado éste en Milán en 355 y habiendo en él suscrito la mayoría de los obispos una fórmula ambigua de fe, él fue uno de los pocos que se opusieron a esta debilidad, y por ello fue desterrado por el emperador a Oriente. Aquí estuvo hasta el año 362, donde tendría una intervención sonada cuando en Antioquía se permitió consagrar obispo a Paulina, el jefe del grupo eustaciano, que más tarde y contra la opinión de Lucífero se unió a los seguidores del obispo Melecio.


Por este tiempo, es decir, entre 355 y 361, se dirige al emperador Constancio con una serie de escritos, que conservamos, y que no han faltado patrólogos que los califiquen de verdaderas invectivas. Sus títulos ya indican la mente de Lucífero: Que no hay que convenir con los herejes; Sobre los reyes apóstatas; A favor de San Atanasio; Sobre no perdonar a los que delinquen contra Dios; Hay que morir por el Hijo de Dios.


Esta continua toma de postura tan vehemente le alejó de sus propios amigos. Y lo más característico suyo fue que cuando el sínodo de Alejandría del año 362 aceptó en la Iglesia a Melecio de Antioquía y a los Obispos arrianos arrepentidos, Lucífero rompe con San Atanasio y con todo el resto de la Iglesia que aceptó las conclusiones de aquel sínodo, negándose a tal irenismo [1] y sosteniendo que quienes habían negado la divinidad del Hijo de Dios no podían, ni siquiera arrepentidos, ser pastores en la Iglesia. Lucífero no se vio solo. Tuvo seguidores, algunos de los cuales tomaron la pluma y expusieron su fe y sus reclamaciones. De entre ellos nombremos al diácono romano Hilario, que sostenía la necesidad de rebautizar a los arrianos conversos, el presbítero Faustino, que defendió a su grupo de ser sabeliano [2] y expuso su fe en la Trinidad, el también presbítero Marcelino, que escribió Junto con Faustino una apelación a los emperadores, y nuestro San Gregorio de Elvira, hombre santo y notable escritor.


El grupo de Lucífero no cuajó como secta acatólica porque, muerto ya Lucífero el año 370, se dirigieron Faustino y Marcelino a los emperadores el año 383 y la situación del partido quedó legalizada, fundiéndose poco a poco con el resto de la Iglesia. Su radicalismo nunca pareció obstáculo a su buena memoria y a su santidad de Vida.


AÑO CRISTIANO Edición 2004

Autores: Lamberto de Echeverría (†), Bernardino Llorca (†) y José Luis Repetto Betes

Editorial: Biblioteca de Autores Católicos (BAC)

Tomo V Mayo ISBN 84-7914-709-1


NOTAS

[1] Irenismo: actitud pacificadora adoptada entre los cristianos de confesiones diferentes para estudiar los problemas que los separan.


[2] Sabeliano, sabelianismo o modalismo: herejía antitrinitaria rígidamente monoteísta, que sostiene que los términos Padre, Hijo y Espíritu Santo, eran solamente designaciones diferentes del único Dios y niega la coexistencia de tres personas divinas en un único Dios.



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Por: . | Fuente: ACIprensa.com



Fundador de la Comunidad Siervos de los Enfermos


Martirologio Romano: San Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en el Abruzo, y en su juventud siguió la carrera militar, dejándose arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos incurables hospitalizados, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Congregación de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos. (1614)

Etimológicamente: Camilo = Aquel que es el mensajero de Dios, es de origen hebreo.



Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa época adquirió el vicio del juego . Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria.

Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.


Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital.


Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.


San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.


Fue canonizado en 1746 por S.S. Benedicto XIV.



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Por: . | Fuente: Oremosjuntos.com


Etimológicamente: Leonor = Eleonor = Eleonor = Aquella que es audaz, es de origen gálico.

Nacida en el año 1222, muerta en Amesbury, el veinticinco de junio del año mil doscientos noventa y uno.


Esta joven vino al mundo en Francia. Sus padres eran Berengario IV, conde de Provenza y de Beatriz de Saboya.


La madre era una ferviente cristiana y muy dada a las letras.


En 1236 contrajo matrimonio en Canterbury con el rey Enrique III de Inglaterra. Con ella se marcharon muchos familiares y conocidos en busca de una mayor fortuna.


Muchos llegaron a ocupar puestos importantes en la administración pública. Sin embargo, el favoritismo de Eleonora suscitó en seguida las envidias y una impopularidad grande contra la reina.


La cosa se hizo tan tensa que tuvieron que encerrarla en la torre de Londres. La mala suerte no sólo caía sobre sus espaldas, sino que su marido fue hecho prisionero durante la de Lewes. El soplo de Dios atravesó su alma. Por eso se fue a una abadía benedictina y se hizo religiosa en el 1276.


Murió santamente en 1291. Es fácil comprender que la devoción hacia ella haya nacido de modo particular dentro de la orden religiosa de la que ella formó parte, y luego su fama de santidad creció a pasos agicantados.


Su fama de santidad es enorme, aunque nunca haya sido canonizada oficialmente. Muchos, sin embargo, le han tributado culto hasta nuestros días.



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