Ártículos Más Recientes

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Nació en Montperreaux diócesis de Besancom (Francia) en 1799.

Estudió en el Seminario Mayor de Besancom, era miembro de la Sociedad de Misioneros en el Exterior de París, en 1822 fue enviado como misionero a Vietnam. Cuando el gobierno comenzó su ofensiva contra los cristianos, Isidoro convirtió al cristianismo a las autoridades de Bongson.


Fue estrangulado hasta morir en Hue (1833) y enterrado en Phukam, luego sus religuias fueron trasladadas a París.


San Isidoro Gagelin es uno de los 117 mártires de Vietnam, en Octubre 17 se recuerda su festividad particular.


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Nacido en Lucca, Italia, en 1572. Impresionado por la muerte ejemplar de su madre, él se sentía llamado entrar en la Congregación de la Virgen Bendita, fundado en Lucca por San Juan Leonardi. Antes de entrar en el noviciado había estudiado con los franciscanos en Lucca. Se ordenó en la Basílica de Lateran y se realizó su ministerio sacerdotal predicando, oyendo confesiones y en el cuidado pastoral de juventud para quienes fundó la Congregación de Nuestra Señora el Nieve en Lucca.

Después de la muerte de San Juan Leonardi en 1609, sus hijos ofrecieron su ayuda pastoral a las Escuelas Pías. Con el fin de asegurar su continuidad, San José de Calasanz los unió con la Congregación en Lucca. Pablo V aprobó esta unión en 1614.


Fr Casani fue nombrado rector de San Pantaleon, oficina principal de las Escuelas Pías. Pero los padres en Lucca muy pronto comprendieron que ellos no pudieran aceptar el ministerio de las escuelas definitivamente sin traicionar su propio carisma fundador. Pablo V separó las dos instituciones en 1617. Fr Casani decidió permanecer en las Escuelas Pías como parte del grupo de Calasanz y jugó un papel eficaz en la transformación gradual del instituto de una congregación secular simple sin votos a un orden con votos solemnes.


San José de Calasanz continuó, durante 30 años, dándole cada vez más responsabilidades a Fr Casani y lo designa como el primer rector de la casa matriz de San Pantaleon, primer auxiliar general, primer maestro de novicios y primer Provincial de Genoba y Nápoles, comisionado general para las fundaciones en Europa Central y el primer candidato para suceder al fundador como Vicario General. Fr Casani era un hombre pío y predicador dotado que incansablemente emprendía misiones que promueven la observancia regular en Roma y donde sea.


Su amor de pobreza religiosa era una razón para su unión espiritual con San José de Calasanz y era consistente con la dedicación preferencial hacia sus escuelas para los niños pobres. Para mantener esta pobreza rigurosa, los dos estaban en contra de aceptar generosidad excesiva de los bienhechores. Ellos también compartieron los dolores del nuevo instituto, las alegrías y frustraciones de ser incapaces de satisfacer tantas demandas para fundaciones. Sin embargo, Fr Casani no estubo libre de lios. Fue tomado prisionero, despojado de su oficina como ayudante genrral y la orden fue reducida a una congregación simple sin votos. Durante todas estas humillaciones, Fr Casani defendió al fundador y su trabajo con resignación heroica. Él pidió en vano la intercesión favourable de amigos y del poderoso. Murió 17 el 1647 de octubre, asistido por San José de Calasanz que escribió muchas cartas comunicando su muerte pía y comenzando su causa para la beatificación. Pero Calasanz murió apenas 10 meses después y la orden dió preferencia por su causa a la de otros.


En 1738, en Szeged, Hungría, donde los Piaristas han tenido una escuela desde 1720, una mujer moribunda en un hospital se recuperó de una enfermedad incurable después de besar una imagen de Fr Casani que le habia sido dada por un sacerdote Piarista. Esto llevó a un proceso canónico regular que se repasó recientemente. El milagro se ha reconocido y ha sido aprobado por la Congregación para las Causas de Santos.


traducido por Xavier Villalta



12:09 a.m.

Por: P. Angel Amo | Fuente: Catholic.net



Recipiente de las revelaciones

del Sagrado Corazón de Jesús




En la festividad de San Juan evangelista de 1673, sor Margarita María, que tenia 25 años, estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento. En ese momento tuvo el privilegio particular de la primera de las manifestaciones visibles de Jesús que se repetirían durante dos años más, todos los primeros viernes de mes. En 1675, durante la octava del Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el corazón abierto, y señalando con la mano su corazón, exclamó: “He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud.”

Margarita María Alacoque, escogida por Jesús para ser la mensajera del Sagrado Corazón, hacía un año que vestía el hábito de las monjas de la Visitación en Paray?le?Monial. Había nacido el 22 de agosto de 1647 en Verosvres, en Borgoña. Su padre, juez y notario, había muerto cuando Margarita era todavía muy joven.


A los nueve años hizo su primera comunión y a los 22 recibió la Confirmación, a la que se preparó con una confesión general: empleó quince días escribiendo en un cuaderno la larga lista de sus faltas para leérselas luego al confesor. En esa ocasión añadió al nombre de Margarita el de María. Después, habiendo vencido las últimas resistencias de la madre, que hubiera preferido verla casada, pudo entrar al convento de la Orden de la Visitación, fundado 60 años antes por San Francisco de Sales, ofreciéndose desde el día de su entrada como “víctima al Corazón de Jesús.”


Las extraordinarias visiones con que fue favorecida le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos hasta cuando, por disposición divina, fue puesta bajo la dirección espiritual del jesuita Santo Claudio de la Colombière. En el último periodo de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo se convirtieron en fervorosos propagandistas. Murió a los 43 años de edad, el 17 de octubre de 1690.


Si quieres saber más de la vida de Margarita María de Alacoque consulta corazones.org


Esté día también se festeja a Santa Eduviges,San Rodolfoy San Galo



12:09 a.m.
Hacia el año 1174 nació en Baviera la niña Eduviges, hija del conde Bertoldo de Andechs. Sus padres la confiaron a las religiosas del monasterio de Kintzingen, en Franconia. Gertrudis, hermana de Eduviges, fue madre Santa Isabel de Hungría.

A los doce años de edad, Eduviges contrajo matrimonio con el duque Enrique de Silesia, quien sólo tenía dieciocho años. Dios los bendijo con siete hijos. El esposo de Eduviges heredó el ducado a la muerte de su padre, en 1202. Inmediatamente, a instancia de su esposa, fundó el gran monasterio de religiosas cistercienses de Trebnitz, a cinco kilómetros de Breslau. Se cuenta que todos los malhechores de Silesia fueron ordenados a trabajar en la construcción del monasterio, que fue el primer convento de religiosas en Silesia. El duque y su mujer fundaron además otros muchos monasterios, con lo cual no sólo propagaron en sus territorios la vida religiosa, sino también la cultura germánica. Entre los monasterios fundados por los duques, los había de cistercienses, de canónigos de San Agustín, de dominicos y de franciscanos. Enrique fundó el Hospital de la Santa Cruz en Breslau, y Santa Eduviges, un hospital para leprosas en Neumarkt donde solía asistir personalmente a las enfermas.


Después del nacimiento de su último hijo, en 1209, Eduviges y su marido de mutuo acuerdo hicieron voto de continencia perpetua. Según se cuenta, en su restantes treinta años de vida, Enrique no volvió a llevar oro, plata o púrpura.


Los hijos de Enrique y Eduviges les hicieron sufrir mucho. En 1212, el duque repartió sus posesiones entre Enrique y Conrado, sus hijos varones, pero ninguno de los dos quedó contento con su parte. A pesar de que Santa Eduviges hizo cuanto pudo por reconciliarlos, los dos hermanos y sus partidarios trabaron batalla, y Enrique derrotó a su hermano Conrado. Esa pena ayudó a Santa Eduviges a deplorar la vanidad de las cosas del mundo y a despegarse más y más de ellas. De los siete hijos solo Gertrudis sobrevivió a sus padres y fue abadesa de Trebnitz.


A partir de 1209, la santa fijó su principal residencia en el monasterio de Trebnitz, a donde solía retirarse con frecuencia. Durante sus retiros, dormía en la sala común con las otras religiosas y observaba exactamente la distribución. No usaba más que una túnica y un manto, lo mismo en invierno que en verano y llevaba, sobre sus carnes una camisa de pelo con mangas de seda para que nadie lo sospechase. Como acostumbraba caminar hasta la Iglesia con los pies desnudos sobre la nieve los tenía destrozados, pero llevaba siempre en la mano un par de zapatos para ponérselos si encontraba a alguien por le camino. Un abad le regaló en cierta ocasión un par de zapatos nuevos y le arrancó la promesa de que los usaría. Algún tiempo después, el abad volvió a ver a la santa descalza y le preguntó donde estaban los zapatos. Eduviges los sacó de entre los pliegues de su manto, diciendo: “Siempre los llevo aquí”


En 1227, los duques Enrique de Silesia y Ladislao de Sadomir se reunieron para organizar la defensa contra el ataque del “svatopluk” de Pomerania. Pero el svatopluk se enteró y cayó sobre ellos, precisamente durante la reunión y Enrique, que estaba en el baño, apenas logró escapar con vida. Santa Eduviges acudió lo más pronto posible a cuidar a su marido, pero éste había partido ya con Conrado de Masovia para defender los territorios de Ladislao, quien había perecido a manos del svatopluk. La victoria favoreció a Enrique, el cual se estableció en Cracovia. Pero al poco tiempo fue nuevamente atacado por sorpresa en Mass, y Conrado de Plock le tomó prisionero. La fiel Eduviges intervino y consiguió que ambos duques llegasen a un acuerdo, mediante el matrimonio de las dos nietas de Enrique con los dos hijos de Conrado. Así se evitó el encuentro entre ellos con gran regocijo de Santa Eduviges, quien siempre hacía cuanto estaba de su mano para evitar el derramamiento de sangre.


En 1238, murió el marido de Santa Eduviges y fue sucedido por su hijo Enrique, apodado el “Bueno”. Cuando la noticia de la muerte del duque llegó al monasterio de Trebnitz, las religiosas lloraron mucho; Eduviges fue la única que permaneció serena y reconfortó a las demás: ¿Por qué os quejáis de la voluntad de Dios? Nuestras vidas están en sus manos, y todo lo que Él hace está bien hecho, lo mismo si se trata de nuestra propia muerte que de la muerte de los seres amados”. La santa tomó entonces el hábito religioso de Trebnitz, pero no hizo los votos para poder seguir administrando sus bienes en favor de los pobres. En cierta ocasión, Santa Eduviges encontró a una pobre mujer que no sabía el Padrenuestro y comenzó a enseñárselo; como la infeliz aldeana no consiguiese aprenderlo, la santa la llevó a dormir a su propio cuarto para aprovechar todos los momentos libres y repetirle la oración hasta que la mujer consiguió aprenderla de memoria y entender lo que decía.


En 1240, los tártaros invadieron Ucrania y Polonia. El duque Enrique II les presentó la batalla cerca de Wahlstadt. Se dice que los tártaros emplearon entonces gases venenosos: “un humo espeso y nauseabundo brotaba en forma de serpiente de unos tubos de cobre y embrutecía a los soldados polacos.” Enrique pereció en la batalla. Santa Eduviges tuvo una revelación sobre la muerte de su hijo tres días antes de que llegase la noticia y dijo a su amiga Dermudis: “He perdido a mi hijo; se me ha escapado de las manos como un pajarito y jamás volveré a verle.” Cuando el mensajero trajo la triste noticia, Santa Eduviges consoló a su propia hija Gertrudis y a Ana, la esposa de Enrique.


Dios premió la fe de su sierva con el don de milagros. Una religiosa ciega recobró la vista cuando la santa trazó sobre ella la señal de la cruz. El biógrafo de Eduviges relata varias otras curaciones milagrosas obradas por ella y menciona diversas profecías de la santa, entre las que se contaba la de su propia muerte. Durante su última enfermedad, aunque todos la creían fuera de peligro, santa Eduviges pidió la extremaunción. Murió en octubre de 1243 y fue sepultada en Trebnitz. Su canonización se llevó a cabo en 1267. En 1706, la fiesta de Santa Eduviges fue incluida en el calendario universal de la Iglesia de occidente.



12:09 a.m.

Presbítero y Monje


Martirologio Romano: En Arbon, hoy en Suiza, san Galo, presbítero y monje, que aún adolescente fue recibido por san Columbano en el monasterio de Bangor, en Irlanda, para dedicarse después a propagar el Evangelio en estas regiones y enseñar a los hermanos la disciplina monástica. Descansó en el Señor ya casi centenario. ( 645)

Etimológicamente Galo = originario de la Galia. Viene de la lengua latina.



El más famoso de los discípulos e imitadores de san Columbano fue san Galo. Era originario de Irlanda y se educó en el gran monasterio de Bangor, bajo la dirección de los santos abades Comgalo y Columbano. En dicho monasterio florecían los estudios, sobre todo los sagrados, y san Galo llegó a ser muy versado en gramática, poética y Sagrada Escritura.

Según ciertos relatos, allí recibió la ordenación sacerdotal. Cuando san Columbano partió de Irlanda, san Galo fue uno de los doce que le siguieron a Francia, donde fundaron el monasterio de Annegray y, dos años después, el de Luxeuil.


San Galo pasó allí veinte años, pero lo único que sabemos sobre él, durante ese período, es que un día su superior le envió a pescar en un río, y el santo fue a otro, donde no consiguió atrapar un solo pez. Al ver su cesto vacío, su superior le reprendió y entonces San Galo se dirigió al río que su superior le había indicado e hizo una pesca abundantísima.


El año 610, san Columbano fue desterrado del monasterio, y san Galo partió con él; como no consiguiesen ir a Irlanda, predicaron el Evangelio en las cercanías de Tuggen y del lago de Zurich. El pueblo no los recibió bien, por lo cual, según dice el biógrafo de san Galo, abandonaron «a aquella multitud ingrata y desagradable para no desperdiciar en almas estériles los esfuerzos que podían fructificar en almas mejor dispuestas».


Un sacerdote llamado Wilimar les ofreció refugio en Arbón, cerca del lago de Constanza. Los siervos de Dios se construyeron un par de celdas en las proximidades de Bregenz, donde convirtieron a muchos idólatras; al terminar uno de sus sermones, san Galo arrojó al río las estatuas de los ídolos. Su atrevimiento convirtió a unos y enfureció a otros. Los dos santos permanecieron allí dos años y plantaron un huerto. Por su parte, san Galo, que era indudablemente un pescador muy hábil, ocupaba sus ratos libres en tejer redes y pescar en el lago. Pero el pueblo siguió obstinado en su idolatría y persiguió a los dos monjes.


Hacia el año 612, Teodorico, el gran enemigo de san Columbano, se convirtió en el amo de Austrasia y éste decidió huir a Dalia; san Galo no quería separarse de él, pero la enfermedad le impidió seguirle. Según una leyenda, san Columbano, quien no creía que su amigo estuviese realmente muy enfermo, le impuso en castigo no volver a celebrar la misa mientras él viviese, y san Galo obedeció esa orden injusta.


Después de la partida de san Columbano y sus hermanos, san Galo cargó con sus redes y se fue a vivir con Wilimaro en Arbón, donde pronto recuperó la salud. Entonces, el diácono Hiltibodo le ayudó a elegir, a orillas del río Steinach, un sitio en el que la pesca era abundante, y allí se estableció el santo. Pronto se le reunieron algunos discípulos, a quienes san Galo impuso la regla de san Columbano. La fama de san Galo continuó creciendo hasta su muerte, ocurrida en 627 ó 645 en Arbón, a donde había ido a predicar.


Los biógrafos del santo narran otros detalles de su vida. Algunos son de autenticidad dudosa y otros ciertamente falsos. Una semana después de haberse establecido a orillas del Steinach con el diácono Hiltibodo, san Galo tuvo que ir a exorcizar, muy contra su voluntad, a la hija del duque Gunzo, de la que dos obispos habían intentado en vano arrojar los demonios. San Galo tuvo éxito, y el demonio escapó de la boca de la joven en forma de pájaro negro. El rey Sigeberto, de quien la joven Fridiburga era la prometida, ofreció a san Galo una sede para mostrarle su gratitud; pero el santo se negó a aceptarla y persuadió a Fridiburga de que ingresase en un convento de Metz, en vez de casarse con el monarca. A pesar de ello, Sigeberto no guardó rencor a san Galo; más tarde, los monjes de la abadía de San Galo afirmaron erróneamente que Sigeberto había regalado al santo las tierras de la abadía y la había sustraído a la jurisdicción del obispo de Constanza.


La sede de Constanza fue ofrecida de nuevo a san Galo, quien volvió a rechazarla, pero nombró obispo al diácono Juan, discípulo suyo, y predicó el día de su consagración. San Galo tuvo una revelación sobre la muerte de san Columbano en Bobbio; los discípulos de éste, siguiendo las instrucciones de su maestro, enviaron a san Galo su báculo abacial en prueba de que le había perdonado por no haberle acompañado a Italia.


Cuando murió san Eustacio, a quien san Columbano había nombrado abad de Luxeuil, los monjes eligieron a san Galo; pero la abadía era ya entonces muy rica, y el humilde siervo de Dios apreciaba demasiado la pobreza y la vida penitente para dejarse arrancar de ella, de suerte que siguió ejerciendo su labor apostólica donde estaba. Sólo salía de su celda para ir a instruir y predicar a los habitantes de las regiones más agrestes y abandonadas. Cuando estaba en su ermita, solía pasar días y noches enteras en contemplación.


Walafrido Strabo, además de la biografía propiamente dicha, escribió un volumen sobre los milagros obrados en el sepulcro de san Galo. Dicho autor hace notar que su biografiado «poseía un gran sentido práctico» y que fue uno de los principales misioneros en Suiza.


La fiesta de san Galo se celebra en Irlanda y en Suiza. Su fama ha sido superada por la del monasterio que fundó a orillas del Steinach, en el sitio que ocupa actualmente el pueblecito de Saint-Gall, en el cantón suizo del mismo nombre. Otmaro organizó dicho monasterio un el siglo VIII. Sus monjes rindieron en la Edad Media incalculables servicios a la ciencia, la literatura, la música y otras artes, y la biblioteca y el «scriptorium» del monasterio se contaban entre los más famosos de la Europa occidental. El monasterio fue secularizado después de la Revolución Francesa; felizmente se conserva todavía una buena parte de la biblioteca junto a la iglesia abacial, que fue reconstruida y es hoy la catedral de la diócesis de Saint-Gall.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


VIDAS DE LOS SANTOS Edición 1965

Autor: Alban Butler (†)

Traductor: Wilfredo Guinea, S.J.

Editorial: COLLIER´S INTERNATIONAL - JOHN W. CLUTE, S. A.



12:09 a.m.
Gerardo quiere decir: "Valiente para la defensa" (Del alemán: Ger: defensa, ard: valiente)

Uno de los santos más populares de Italia meridional.


Pío IX calificó a San Gerardo de "perfecto modelo de los hermanos legos", y León XIII dijo que había sido "uno de los jóvenes más angelicales que Dios haya dado a los hombres por modelo". En sus veintinueve años de vida, el santo llegó a ser el más famoso taumaturgo del siglo XVIII.


Nació en Muro, a setenta kilómetros de Nápoles. Su madre, después de la muerte de Gerardo, dio este testimonio: "Mi hijo sólo era feliz cuando se hallaba arrodillado en la iglesia, ante el Santísimo Sacramento. Con frecuencia entraba a orar y olvidaba hasta la hora de comer. En casa oraba todo el tiempo. Verdaderamente, había nacido para el cielo".


Cuando Gerardo tenía diez años, su confesor le dió permiso de comulgar cada tercer día; como era una época en la que la influencia del jansenismo todavía se dejaba sentir, ello demuestra que el confesor de Gerardo le consideraba como un niño excepcionalmente dotado para la piedad. A la muerte de su padre, Gerardo debió abandonar la escuela y entró a trabajar como aprendiz de sastre en el taller de Martín Pannuto, hombre muy bueno, que le comprendía y apreciaba. En cambio, uno de los empleados era un hombre muy brusco que solía maltratar a Gerardo y más se enfurecía por la paciencia con que soportaba sus majaderías.


Una vez aprendido su oficio a la perfección, Gerardo pidió ser admitido en el convento de los capuchinos de Muro, donde su tío era fraile; pero fue rechazado a causa de su juventud y de su condición delicada. Entonces entró a trabajar como criado en la casa del obispo de Lacedogna.


Humanamente hablando, fue una mala elección, ya que el prelado era un hombre de carácter irascible, que trató al joven con gran rudeza. A pesar de ello, Gerardo le sirvió fielmente y sin una queja, hasta que murió el obispo en 1745.


Entonces, Gerardo volvió a Muro y abrió una sastrería por su cuenta. Vivía con su madre y sus tres hermanas. Solía dar a su madre una tercera parte de lo que ganaba; el otro tercio lo repartía entre los pobres y el resto lo empleaba en pagar misas por las almas del purgatorio. Pasaba muchas horas de la noche orando en la catedral y se disciplinaba severamente.


Cuando tenía ventitrés años, los padres de la congregación del Santísimo Redentor, recientemente fundada, predicaron una misión en Muro. El joven les rogó que le admitiesen como hermano lego, pero su aspecto enfermizo no le ayudaba, y su madre y sus hermanas no tenían ningún deseo de verle partir. Sin embargo,Gerardo insistió y, finalmente, el P. Cafaro le envió a la casa de Deliceto, donde él era superior, con un mensaje que decía: "Os envío a este hermanito inútil". Pero, cuando el P. Cafaro volvió a su casa, cayó inmediatamente en la cuenta de su error y le concedió el hábito. Los hermanos de Gerardo, al verle trabajar con gran ardor, puntualidad y humildad en la sacristía y en el huerto, solían decir: "O es un loco o es un santo". El fundador de la congregación, San Alfonso de Ligorio, comprendió que era un santo y le acortó el periodo de noviciado. El hermano Gerardo hizo la profesión en 1752. A los votos acostumbrados añadió el de hacer siempre lo que fuese, a su juicio, más agradable a Dios. El P. Tannoia, autor de las biografías de San Alfonso y de San Gerardo, que había sido curado por la intercesión de este último cuenta que un día, cuando el santo era novicio, le vio orando ante el tabernáculo; súbitamente Gerardo gritó: "Señor, dejame que me vaya, te ruego, pues tengo mucho que hacer". Sin duda a ésta una de las anécdotas más conmovedoras de toda la hagiología.


Durante los tres años que vivió después de hacer la profesión, el santo trabajó como sastre y enfermero de la comunidad; solía también pedir limosna de puerta en puerta, y los padres gustaban de llevarle consigo a sus misiones y retiros, porque poseía el don de leer en las almas. Se cuentan más de veinte ejemplos de casos en los que el santo convirtió a los pecadores, poniéndoles de manifiesto su oculta maldad. Los fenómenos sobrenaturales abundaban en la vida del hermanito. Se cuenta que en una ocasión fue arrebatado en el aire y recorrió así más de medio kilómetro; se menciona también el fenómeno de "bilocación" y se dice que poseía los dones de profecía, de ciencia infusa y de dominio sobre los animales. La única voz que conseguía arrancarle de sus éxtasis era la de la obediencia. Hallándose en Nápoles, presenció el asesinato del arcipreste de Muro en el preciso momento en que tenía lugar a setenta kilómetros de distancia. Por otra parte, en más de una ocasión leyó el pensamiento de personas ausentes.


Tan profundamente supo leer el pensamiento del secretario del arzobispo de Conza, que éste cambió de vida y se reconcilió con su esposa, de suerte que toda Roma habló del milagro. Pero los hechos más extraordinarios en la vida de San Gerardo están relacionados con la bilocación. Se cuenta que asistió a un enfermo en una cabaña de Caposele y que, al mismo tiempo, estuvo charlando con un amigo en el monasterio de la misma población. Una vez, su superior fue a buscarle en su celda y no le encontró ahí. Entonces se dirigió a la capilla, donde le halló en oración: "¿Dónde estabais hace un instante?", le preguntó. "En mi celda", replicó el hermanito. "Imposible, pues yo mismo fui dos veces a buscaros". Entonces Gerardo se vio obligado a confesar que, como estaba en retiro, había pedido a Dios que le hiciese invisible para que le dejasen orar en paz. El superior le dijo: "Bien, por esta vez os perdono, pero no volváis a pedir eso a Dios".


Sin embargo, Gerardo no fue canonizado por sus milagros, ya que éstos eran simplemente un efecto de su santidad, y Dios podía haber dispuesto que el santo no hiciese milagro alguno sin que ello modificase en un ápice la bondad, caridad y devoción que alabaron en el joven Pío IX y León XIII. Uno de los resultados más sorprendente de su fama de santidad fue el de que sus superiores le permitieron encargarse de la dirección de varias comunidades de religiosas, lo que no acostumbran hacer los hermanos legos. San Gerardo hablaba en particular con cada religiosa y solía darles conferencias a través de la reja del recibidor. Además, aconsejaba por carta a varios sacerdotes, religiosos y superiores. Se conservan todavía algunas de sus cartas. No hay en ellas nada de extraordinario: en una expone simplemente el deber de todo cristiano de servir a Dios según su propia vocación; en otras, incita a la bondad a una superiora, exhorta a la vigilancia a una novicia, tranquiliza a un párroco y predica a todos la conformidad con la voluntad divina. En 1753, los estudiantes de teología de Deliceto hicieron una peregrinación al santuario de San Miguel, en Monte Gárgano. Aunque no tenía más que unas cuantas monedas para cubrir los gastos del viaje, se sentían seguros, porque el hermano Gerardo iba con ellos. Y, en efecto, el santo se las arregló para que no les faltase nada en los nueve días que duró la peregrinación, que fue una verdadera sucesión de milagros. Exactamente un año más tarde, San Gerardo sufrió una de las pruebas más terribles de su vida. Una joven de vida licenciosa, llamda Neria Caggiano, a quien el santo había ayudado, le acusó de haberla solicitado. San Alfonso mandó llamar inmediatamente al hermano a Nocera. Pensando que su voto de perfección le obligaba a no defenderse, Gerardo guardó silencio; con eso no hizo sino meter en aprietos a su superior, quien no podía creerle culpable. San Alfonso le prohibió durante algunas semanas recibir comunión y hablar con los extraños. San Gerardo respondió tranquilamente: "Dios, que está en el cielo, no dejará de defenderme". Al cabo de unas cuantas semanas, Neria y su cómplice confesaron que habían calumniado al hermanito. San Alfonso preguntó a su súbdito por qué no se había defendido y éste replicó: "Padre, ¿acaso no tenemos una regla que nos prohibe disculparnos?" (Naturalmente la regla no estaba hecha para aplicarse a esos casos). Poco después, el santo acompañó al P. Mangotta a Nápoles, donde el pueblo asedió, día y noche, la casa de los redentoristas para ver al famoso taumaturgo. Finalmente, al cabo de cuatro meses, los superiores se vieron obligados a enviar al hermano Gerardo a la casa de Caposele, donde fue nombrado portero.


Era ese un oficio que agradaba especialmente al joven. El P. Tannoia escribió: "En esa época, nuestra casa estuvo asediada por los mendigos. El hermano Gerardo veía por ellos como lo hubiese hecho una madre. Tenía el arte de contentar a todos, y la necedad y malicia de algunos de los pedigueños jamás le hicieron perder la paciencia. "Durante el crudo invierno de aquel año, doscientoas personas, entre hombres, mujeres y niños, acudieron diariamente a la casa de los redentoristas, y el santo portero les proveyó de comida, ropa y combustible, sin que nadie supiese de dónde los sacaba.


Según el libro de Sálesman, mientras ejercía como portero, un día el padre ecónomo lo regañó porque había repartido entre los mendigos todo lo que los religiosos tenían para comer en la despensa. Pero al llegar el padre ecónomo a la despensa la encontró otra vez llena.


En la primavera del año siguiente fue nuevamente a Nápoles. A su paso por Calitri, de donde el P. Mangotta era originario, el pueblo le atribuyó varios milagros. Cuando volvió a Caposele, los superiores le encargaron de la supervisión de los edificios que se estaban construyendo. Cierto viernes, cuando no había en la casa un sólo céntimo para pagar a los trabajadores, las oraciónes del santo hermanito movieron a un bienhechor inesperado a regalar lo suficiente para salir del apuro. San Gerardo pasó el verano pidiendo limosna para la construcción. Pero el calor del sur de Italia acabó con su salud y, en los meses de julio y agosto, el santo se debilitó rápidamente. Tuvo que pasar una semana en cama en Ovieto, donde curó a otro hermano lego que había ido a asistirle y había caído enfermo. Llegó a Caposele casi a rastras. En septiembre, pudo abandonar el lecho unos cuentos días, pero volvió a caer. Sus últimas semanas fueron una mezcla de sufrimientos físicos y éxtasis, cuando sus dones de profecía y ciencia infusa alcanzaron un grado extraordinario. Murió en la fecha y hora que había predicho, poco antes de la media noche del 15 de octubre de 1755. Fue canonizado en 1904.


A comienzos de 1800, casi cincuenta años después de su muerte, un médico de Grassano declaraba: "Desde hace muchos años no ejerzo la profesión de médico. La ejerce por mí Fray Gerardo": este médico tomaba tan en serio el patrocinio de Gerardo, proclamado beato sólo en 1893, quien en vez de recetar medicinas prefería dejar a sus pacientes una medalla del buen religioso. Y el biógrafo Tannoia, en la Vida escrita hacia 1806, declaraba: "Fray Gerardo es protector especial de las parturientas y en Foggia no hay ninguna mujer que vaya a dar a luz que no tenga la imagen del Santo y no invoque su patrocinio". Singular "revancha del Santo" por los sufrimientos que le causaron las calumnias de una mujer, una ex-monja, a quien le creyeron fácilmente los superiores de Gerardo.


En realidad san Gerardo, que en el lecho de su muerte pudo confesar que no sabía lo que era una tentación impura, tenía de la mujer un concepto muy elevado: veía, efectivamente, en toda mujer una imagen de María, "alabanza perenne de la Santísima Trinidad". Eran los impulsos místicos de un alma sencilla, pero llena de ardor espiritual. Exclamaba con frecuencia: "Mi querido Dios; mi Espíritu Santo", pues sentía en su intimidad la bondad y el amor infinito de Dios.


BIBLIOGRAFÍA

Butler, Vida de los Santos, Vol IV

Sálesman, P. Eliécer; Vidas de Santos - # 4

Sgarbossa, Mario y Luigi Giovannini; Un Santo Para Cada Día


Consulta también San Gerardo Mayela



12:09 a.m.
Nació en Alemania en 1875, mártir en Polonia 1941, uno de los 108 mártires en Polonia durante la segunda guerra mundial.

Sacerdote profeso, capuchino desde los 18 años y presbítero desde 1900.


Apóstol de la misericordia en Varsovia, donde vivió desde 1918, se hizo famoso como limosnero y protector de los pobres, y fue llamado el «san Francisco de Varsovia»; ya en vida gozaba de fama de santidad.


Fue arrestado en la noche entre el 26 y el 27 de julio de 1941, junto con otros 22 religiosos. No se valió de su ascendencia alemana para salvarse de la muerte.


El 4 de septiembre, junto con otros religiosos, fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz, donde murió en la cámara de gas el 16 de octubre de 1941.


Se esforzó por vivir su sufrimiento en la oración y la imitación del divino Maestro. En los interrogatorios declaró: «Soy sacerdote y donde quiera que haya hombres, allí trabajo, sean ellos hebreos o polacos, y más si sufren y son pobres». A menudo repetía a sus hermanos prisioneros las que fueron sus últimas palabras: «Debemos beber hasta el fondo este cáliz».


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12:09 a.m.
Es uno de los 108 mártires de Polonia durante la segunda guerra mundial

Oriundo de Pomerania (1910), estudió filosofía y teología en O³tarzew y fue ordenado sacerdote en 1936.


Trabajó como capellán de las escuelas de O³tarzew y alrededores y fue asesor espiritual del movimiento eucarístico y de los candidatos para ingresar a la Sociedad.


En los primeros días de la segunda guerra mundial, en setiembre de 1939, lo nombraron capellán militar y de la población civil. Durante la ocupación nazi fue administrador del seminario.


El 16 mayo de 1941 lo arrestó la Gestapo y lo llevaron al campo de concentración de Auschwitz. Agotado por los trabajos forzados y el hambre y castigado a muerte por un guardia del campo, entregó su alma el 16 de octubre de 1941.


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Por: P. Angel Amo | Fuente: Catholic.net



Virgen Carmelita

Doctora de la Iglesia


Martirologio Romano: Memoria de santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, que nacida en Ávila, ciudad de España, y agregada a la Orden de los Carmelitas, llegó a ser madre y maestra de una observancia más estrecha, y en su corazón concibió un plan de crecimiento espiritual bajo la forma de una ascensión por grados del alma hacia Dios, pero a causa de la reforma de su Orden hubo de sufrir dificultades, que superó con ánimo esforzado, y compuso libros en los que muestra una sólida doctrina y el fruto de su experiencia (1582).

Etimología: Teresa = Aquella que es experta en la caza, viene del griego


Nacida en Ávila el año 1515, Teresa de Cepeda y Ahumada emprendió a los cuarenta años la tarea de reformar la orden carmelitana según su regla primitiva, guiada por Dios por medio de coloquios místicos, y con la ayuda de San Juan de la Cruz (quien a su vez reformó la rama masculina de su Orden, separando a los Carmelitas descalzos de los calzados). Se trató de una misión casi inverosímil para una mujer de salud delicada como la suya: desde el monasterio de San José, fuera de las murallas de Avila, primer convento del Carmelo reformado por ella, partió, con la carga de los tesoros de su Castillo interior, en todas las direcciones de España y llevó a cabo numerosas fundaciones, suscitando también muchos resentimientos, hasta el punto que temporáneamente se le quitó el permiso de trazar otras reformas y de fundar nuevas cases.


Maestra de místicos y directora de conciencias, tuvo contactos epistolares hasta con el rey Felipe II de España y con los personajes más ilustres de su tiempo; pero como mujer práctica se ocupaba de las cosas mínimas del monasterio y nunca descuidaba la parte económica, porque, como ella misma decía: “Teresa, sin la gracia de Dios, es una pobre mujer; con la gracia de Dios, una fuerza; con la gracia de Dios y mucho dinero, una potencia”. Por petición del confesor, Teresa escribió la historia de su vida, un libro de confesiones entre los más sinceros e impresionantes. En la introducción hace esta observación: “Yo hubiera querido que, así como me han ordenado escribir mi modo de oración y las gracias que me ha concedido el Señor, me hubieran permitido también narrar detalladamente y con claridad mis grandes pecados. Es la historia de un alma que lucha apasionadamente por subir, sin lograrlo, al principio”. Por esto, desde el punto de vista humano, Teresa es una figura cercana, que se presenta como criatura de carne y hueso, todo lo contrario de la representación idealista y angélica de Bernini.


Desde la niñez había manifestado un temperamento exuberante (a los siete años se escapó de casa para buscar el martirio en Africa), y una contrastante tendencia a la vida mística y a la actividad práctica, organizativa. Dos veces se enfermó gravemente. Durante la enfermedad comenzó a vivir algunas experiencias místicas que transformaron profundamente su vida interior, dándole la percepción de la presencia de Dios y la experiencia de fenómenos místicos que ella describió más tarde en sus libros: “El camino de la perfección”, “Pensamientos sobre el amor de Dios” y “El castillo interior”.


Murió en Alba de Tormes en la noche del 14 de octubre de 1582, y en 1622 fue proclamada santa. El 27 de septiembre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia.Si quieres ahondar más en la vida de Santa Teresa de Ávila consulta:




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Por: . | Fuente: Agustinos-es.org



Presbítero


Martirologio Romano: En Torresvedras, en Portugal, beato Gonzalo de Lagos, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que se distinguió por su dedicación a enseñar los preceptos cristianos a los niños y a los incultos (1422).

Etimología: Gonzalo = Aquel que esta dispuesto para luchar, nombre de origen latino medieval


Nació en Lagos (Algarve), al sur de Portugal hacia el 1360. Hijo de pescadores, y pescador él mismo, hasta el día en que visitando una iglesia agustiniana en Lisboa, sintió la llamada a la vida religiosa. En el 1380, vistió el hábito agustiniano. Se distinguió bien pronto por el amor al estudio. Gran teólogo, aunque, por espíritu de humildad, a pesar de su indudable capacidad, llegado el momento rehusó el título de maestro en teología.


Ordenado sacerdote, fue muy apreciado tanto como predicador como por su trabajo pastoral y labor con las almas. Buen orador, le encantaba dedicarse a enseñar la religión a los más humildes, y sobre todo gustaba enseñar el catecismo a los niños, a los obreros y a las personas ignorantes.


Prior de los más importantes conventos de la Provincia Portuguesa, como el de Lisboa y el de Santarem, no buscaba más que servir con amor a los hermanos en los trabajos más humildes, lo mismo hacía de portero, de enfermero que de cocinero. Mostró siempre un gran celo religioso. Fue ejemplar su espíritu de piedad, unido a un profundo sentido ascético. Excelente calígrafo, miniaturista, escribió varios libros corales y compositor de cánticos sagrados.


En 1412, fue elegido Prior del convento de Torres Vedras, no muy lejos de Lisboa, donde permanece hasta el final de su vida. Allí continuó su incansable actividad en el campo religioso, social y pedagógico, aliviando el sufrimiento de los pobres, que sentían por él un gran afecto filial.


Murió el 15 de octubre de 1422 y fue sepultado en la iglesia conventual de Torres Vedras, llamada de Nuestra Señora de Gracia.


Ya venerado como santo en vida, su culto se divulgó nada más morir. Su recuerdo se mantiene todavía hoy muy vivo entre sus paisanos, -que le conocen como S. Gonzalo-, lo invocan como protector de la gente del mar y patrono de la juventud.


Doy fe de ello. A primeros del mes de junio de 2000, un grupo de agustinos que concluíamos el período de “Formación Permanente”, visitábamos su ciudad natal. En su iglesia parroquial, en una hornacina, al fondo a la izquierda del templo, estaba su imagen. Al acercarme a observarla y rezar, una señora me abordó; se alegró de conocer a un agustino y me comentó que era “su santo”, y que un grupo de señoras “se turnaban” para cuidar de la iglesia y mantenerla abierta...


Sus reliquias se conservan en la iglesia ex-agustiniana de Nuestra Señora de Gracia. El Papa Pío V confirmó su culto en 1778.



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Virgen Eremita


Etimología: Aurelia = Aquella que brilla como el oro, viene del latín

Fue una princesa de la familia de Hugo Capet, quien por escapar del matrimonio huyó a Alsacia y vivió como eremita. Solamente el Obispo Wolfgang de Ratisbon sabía que ella estaba viva.


Documentos reales del siglo X validan su existencia de una iglesia dedicada a Aurelia y de una cripta en dicho templo muy venerada por la población por guardar sus reliquias, durante la Edad Media solían pedir su ayuda en casos de fiebre. Luego de la reforma protestante la iglesia mencionada pasó a manos de los luteranos, quienes en 1524 profanaron la tumba de la santa y se deshicieron de las reliquias, pero sin conseguir eliminar el culto que mantiene vivo hasta hoy.



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Virgen y Mártir


Martirologio Romano: En Nagasaki, de Japón, santa Magdalena, virgen y mártir, que, en tiempo del emperador Yemitsu, fue fuerte de ánimo tanto en mantener la fe como en soportar el suplicio de la horca durante trece días (1634).

Hija de nobles y fervientes cristianos, nació en 1611 en las proximidades de la ciudad japonesa de Nagasaki. Refieren fuentes antiguas que era una mujer hermosa y de delicada constitución. Por su fe católica, sus padres y hermanos habían sido condenados a muerte y martirizados cuando ella todavía era muy joven.


En 1624, conoció a dos agustinos recoletos, los padres Francisco de Jesús y Vicente de san Antonio, llegados al Japón unos meses antes. Atraída por la profunda espiritualidad de ambos misioneros, se consagró a Dios como “terciaria” agustina recoleta. Desde aquel momento, su vestido de gala fue el hábito de terciaria, y su mayor solicitud la oración, la lectura de libros religiosos y el apostolado.


Los tiempos eran difíciles. La persecución que arreciaba contra los cristianos era cada día más sistemática y cruel. Magdalena enseñaba el catecismo a los niños y pedía limosna a los comerciantes portugueses a favor de los pobres. En 1629, se refugió con los padres Franciso y Vicente y varios centenares de cristianos en las montañas de Nagasaki. En noviembre de aquel mismo año, fueron capturados los dos misioneros, y ella permaneció escondida, soportando con serena alegría sufrimientos y estrecheces. Infundía valor para mantenerse firmes en la fe, animaba a cuantos por temor o debilidad habían renegado de Cristo, visitaba a los enfermos, bautizaba a los recién nacidos y para todos tenía una palabra de aliento.


En vista de los frecuentes apostasías de cristianos aterrorizados por las torturas a que eran sometidos y deseosa de unirse para siempre a Cristo, Magdalena decidió desafiar a los tiranos. Vestida con su hábito de terciaria, en septiembre de 1634, se presentó ante los jueces. Llevaba consigo un pequeño fardo llenos de libros religiosos para rezar y leer en la cárcel. Ni las promesas de un matrimonio ventajoso ni las torturas consiguieron doblegar su voluntad. A primeros de octubre, fue sometida al tormento de la “forca” o “fossa”. Suspendida por los pies, con la cabeza y el pecho introducidos en una cavidad cubierta con tablas para hacer aún más difícil la respiración, la valiente joven invocaba durante el martirio los nombres de Jesús y de María, y cantaba himnos al Señor. Resistió trece días en este tormento, hasta que una noche una fuerte lluvia inundó la fosa y la mártir se ahogó. Los verdugos quemaron su cuerpo y esparcieron las cenizas en el mar para que los cristianos no conservaran reliquias suyas.


Beatificada en 1981, fue canonizada por Juan Pablo II el 18 de octubre de 1987 junto a otros 15 mártires en Japón.



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Mártir


Etimología: Aquella que posee sabiduría. Viene de la lengua griega

Antigua mártir muy venerada en Morgongiori. Según una antigua tradición, Sofía, nació en Cagliari a fines del siglo III dentro de una antigua familia noble. A sus 15 años testimonia fervorosamente y con gran coraje su fe en Cristo. Procesada por ser cristiana muere mártir en las persecución de Diocleciano junto a sus compañeras Cecilia y Gina.


Sus reliquias están, desde 1526, en una cripta de la Catedral de Cagliari, como muestra del gran testimonio de fe en Sardinia.


En Morgongiori se celebra una gran festividad el 15 de octubre, y para el 16 se realiza una peregrinación, llevando la imagen de la Santa, y que tiene como destino la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena, el trayecto dura unas tres horas y media.


La imagen de la Santa, recorre de mano en mano toda la peregrinación como hermana y compañera en la fe, luego, antes del ingresar a su destino, es adornada con ropa de fiesta y objetos preciosos.


La peregrinación concluye en la iglesia Parroquial, donde la imagen de la virgen y mártir, portada por el párroco es colocada en un sitio especial para luego efectuarse la Celebración Eucarístíca con la participación de los alegres peregrinos.


traducido por Xavier Villalta




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Por: . | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01



Abadesa


Martirologio Romano: En Kitzingen, de Germania, santa Tecla, abadesa, que, enviada desde Inglaterra para ayudar a san Bonifacio, presidió primero el monasterio de Ochsenfurt y después el de Kitzingen (c. 790).

Etimología: Tecla = Aquella que es la gloria de Dios, viene de la lengua griega.


Santa Tecla, de quien el Martirologio Romano hace mención en la fecha de hoy, fue una de las religiosas enviadas por Santa Tetta a Alemania para ayudar a San Bonifacio en su empresa de evangelización. Probablemente, Santa Tecla hizo el viaje junto con su pariente, Santa Lioba; en todo caso, es cosa cierta que fue súbdita suya en la abadía de Bischofsheim, hasta que San Bonifacio la nombró abadesa de Ochsenfurt.


Cuando murió Santa Hadeloga, fundadora y primera abadesa del convento de Kitzingen-auf-Main, Santa Tecla fue elegida para sucederle, sin dejar por ello de gobernar la abadía de Ochsenful. La santa desempeñó ese cargo muchos años, con gran fervor y espíritu religioso.


Su nombre no figura en la lista de las abadesas de Kitzingen, pero probablemente se alude a ella con el apelativo de Heilga, es decir, "la santa". Santa Tecla dio gran ejemplo de humildad y caridad, no sólo a sus súbditas, sino a todos los habitantes de la región.


Las reliquias de la santa y de sus predecesoras, que se hallaban en la abadía de Kitzingen, fueron vergonzosamente profanadas y destruidas durante la Guerra de los Campesinos, en el siglo XVI.



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