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Es tradición, que la primitiva Imagen la trajo consigo el Apóstol Santiago cuando vino de Jerusalén a España a predicar el Evangelio, instaurándose entonces la devoción a tan bella Imagen en la Villa que, más tarde, llegaría a ser Capital de España.

Al conquistar los musulmanes Madrid, hacia los años 714, la Imagen de Nuestra Señora fue escondida por los cristianos en un hueco practicado en las murallas de la Villa, para evitar profanaciones y cumpliendo así el decreto del Arzobispo de Toledo, D. Raimundo. En prueba de devoción, ocultaron, junto con la Virgen, dos velas encendidas, tapiando después el hueco con una gruesa pared de cal y canto.


Alfonso VI conoce la existencia de una Imagen de la Santísima Virgen, escondida por los cristianos siglos atrás, el Monarca hizo -al parecer- voto de buscarla incansablemente para restituirla al culto de los fieles, si Dios le concedía la victoria sobre los Sarracenos, y lograba tomar la Ciudad. Pero, una vez liberada ésta y no obstante sus pesquisas, no lograba localizar el sitio donde la Imagen estaba oculta. Por ello, y en su deseo de que la Virgen Santa María fuese venerada hasta tanto se lograse hallarla, mandó pintar una Imagen, inspirándose en los rasgos que la tradición atribuía a aquélla y, no se sabe si por el deseo del artista o por gusto del propio Rey casado en aquel momento con Doña Constanza, hija de Enrique I de Francia-, pintaron en su mano una flor de lis.


La Imagen fue pintada sobre los muros de la antigua Mezquita musulmana. Tras las ceremonias de purificación y dedicación del Templo, quedó expuesta al culto en el cuadro hoy conocido por Nuestra Señora de la Flor de Lis.


Una vez conquistado Toledo, en mayo de 1085, Alfonso VI volvió a insistir en la búsqueda de la Imagen oculta por los cristianos, celebrándose un piadoso novenario o rogativa por el éxito de las pesquisas que finalizó con una devota procesión presidida por e Monarca y los Prelados; y al pasar la comitiva frente a la alhóndiga o Almudith, establecida por los moros; se desplomaron unas piedras, dejando al descubierto la Imagen llamada desde entonces de la Almudena- que, es tradición, conservaba encendidas dos candelas, con que fue escondida al ser ocultada 369 años antes. Era el día 9 de noviembre de 1085.


Llevada a la Iglesia de Santa María, fue colocada solemnemente en el Altar mayor, donde permaneció hasta el día 25 de octubre de 1868 en que, por demolición del Templo, fue instalada en el Convento de las Religiosas Bernardas del Santísimo Sacramento, en cuya Iglesia estuvo expuesta al culto hasta el 29 de mayo de 1911, fecha en la que se trasladó con la mayor solemnidad a la Cripta de la Nueva Catedral que construía en honor de su Advocación junto al lugar de la muralla donde fue hallada la Imagen por AlfonsoVI, existiendo hoy en el hueco donde la Virgen estuvo oculta, una Imagen de piedra que conmemora el hecho.


Hace pocos años, al hacer una excavación para construir un edificio, se encontraron los restos de la antigua muralla árabe, del entonces llamado Magerit, a pocos metros del lugar donde hoy está la Imagen que recuerda la aparición y, por su carácter histórico, el Ayuntamiento de Madrid tuvo el singular acierto de declarar aquel terreno como "lugar no edificable" para que pueda quedar siempre al descubierto los restos de la citada muralla.


Durante los años 1936-39, periodo en que tuvo lugar la guerra civil española, Nuestra Señora de la Almudena permaneció intacta en la Cripta. De nuevo fue llevada la Imagen a la Iglesia de Las Religiosas Bernardas de la calle del Sacramento (Actualmente Iglesia Arzobispal Castrense) y finalmente, trasladada el 2 de febrero de 1954 a la Santa Iglesia Catedral de San Isidro -en la calle Toledo-.


Obtenidas de Roma las necesarias bulas y como culminación de su patronazgo sobre la Villa de Madrid, Santa María la Real de la Almudena fue coronada Canónicamente en 1948, por mano del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de Madrid-Alcalá y patriarca de las Indias Dr. D. Leopoldo Eloy Garay, siendo madrina la Sra. Carmen Polo de Franco. A la brillante ceremonia asistieron entre innumerables personalidades, el jefe Estado, Francisco Franco y su Excelencia Reverendísima el Nuncio de Su Santidad; fervientes devotos de Santa María la Real de 1a Almudena fueron, entre otros, San Ildefonso de Toledo, San Isidro Labrador, y su esposa, Santa María de la Cabeza, obteniéndose por medio de esta venerada Advocación innumerables favores, que acrecentaron de día en día la confianza de los fieles en esta bellísima Imagen de Nuestra Señora, entre los que se contaron los Monarcas de España, la nobleza y, muy especialmente, el pueblo madrileño.











Orestes de Capadocia, Santo
Orestes de Capadocia, Santo

Mártir

Noviembre 9




Etimológicamente significa “habitante de los montes”. Viene de la lengua griega.


Hay cristianos y hombre y mujeres de buena voluntad que hacen don de sí mismos y dan testimonio de el ser humano no está abocado a la desesperación.


Dejando aparte la etimología de los dioses griegos, hoy nos encontramos con un joven que, desde la más remota antigüedad cristiana es venerado como un mártir.


En el concilio de Nicea se tienen noticias de un monje que participó en él y que provenía del monasterio de san Orestes, en Capadocia.


Se sabe que Diocleciano dispersó a los cristianos que había allá por entonces.


Si había un monasterio levantado en su honor, se impone la razón de que existió.


En la Edad Media se le compuso una obra de teatro o “pasión”, en la que se narra la vida, obra y milagros de este mártir por confesar su fe en Cristo.


Dicen que era médico. Uno de los consejos que le daba a sus enfermos era que se apartaran de la idolatría. Les ayudaba tanto en lo físico como en lo espiritual.


Y como solía suceder, alguien lo denunció a las autoridades de que era cristiano.


El, sin dudar lo más mínimo, dijo la pura y simple verdad. Pero amenazó al pueblo y a las autoridades de que iba a ocurrir algo importante.


Cuando nadie lo esperaba, dio un fuerte soplido y las estatuas de los dioses se cayeron al suelo como hojas que leva el viento.


Sus reliquias siguen el monasterio que lleva su nombre en Capadocia.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!





Noviembre 9




Etimológicamente significan “osito y muy feliz”. Vienen de la lengua alemana.


Dice el Salmo: “ Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque cambie la tierra”.


Dios, en cada tiempo y lugar, se vale delos hombres para que éstos, en su nombre, hagan prodigios en el mundo entero.


Según san Gregorio de Tours, tan dado a escribir la biografía de los santos, fue enviado especialmente a Francia por el Papa con la misión expresa de evangelizar la iglesia de Bourges de Aquitania


Trabajó duramente día y noche para dar a conocer la Palabra de Dios y el conocimiento del Evangelio.


Su cuerpo está enterrado en un campo que, en el año 560, fue a visitar el gran obispo de París, san Germán.


Monaldo fue un santo franciscano que ha pasado a la historia de la Iglesia por sus muchas obras que, desgraciadamente, se han perdido.


De ellas quedan solamente un “Suma” de derecho civil y canónico que se llamó la “Monaldina”.


Murió en el convento de Istria, ciudad del antiguo estado de Venecia, el 9 de noviembre de 1305.


Su cuerpo está enterrado en la iglesia de Nuestra Señora delos Angeles de la ciudad de los innumerables canales.


Dios fue para los dos el refugio y la fortaleza para hacer obras de evangelización.


¡Felicidades a quien lleve estos nombres!



Nació en Antequera, diócesis de Málaga (España), el 30 de junio de 1834. Sus padres, Salvador González García y Juana Ramos Prieto, buenos cristianos y de elevada posición social, la llevaron a bautizar al día siguiente de su nacimiento a la parroquia de Santa María la Mayor de la ciudad.

Carmencita, la sexta de los nueve hijos que llegaron a adultos, destacó pronto por su simpatía, inteligencia, bondad de corazón, sensibilidad y entrega a las necesidades ajenas, piedad, amor a la Eucaristía y a la santísima Virgen. Fue una niña y joven encantadora, que se distinguió por hacer felices a cuantos la rodeaban; supo poner paz y hacer el bien ante las necesidades ajenas.


Llegó a la juventud con una personalidad tan definida, que suscitaba la admiración de todos los que la conocían. Así entró por los caminos difíciles que la Providencia le fue marcando. Con un profundo deseo de seguir la voluntad de Dios en su vida, la buscó en la oración, la reflexión y la dirección espiritual.


Tuvo que afrontar serias dificultades a la hora de las grandes opciones de la vida: primero, la oposición de sus padres ante un posible matrimonio contrario a las garantías que don Salvador deseaba para su hija; más tarde, ante el propósito de ingresar en las Carmelitas Descalzas, disgusto, contrariedad y nueva oposición de los suyos. Carmen se mantuvo firme, poniendo su fe y su confianza en Dios. Don Salvador veía que Carmen tenía algo especial, que no era como todas; por ello repetía frecuentemente: "Mi hija es una santa".


Al fin, a impulsos del amor que fuertemente latía en su corazón, pero no a ciegas sino convencida de que Dios lo quería y la llamaba a una misión, Carmen, a los 22 años, salta todos los obstáculos y contrae matrimonio con Joaquín Muñoz del Caño, once años mayor que ella, cuya conducta tanto preocupaba, y con razón, a don Salvador.


Aquel matrimonio fue la piedra de toque para descubrir el temple espiritual, la fortaleza y la capacidad de amor de Carmen. Comulgaba diariamente; de la Eucaristía sacaba fuerza, entereza, caridad y sabiduría para penetrar, con la profundidad con que lo hacía, el sentido de la vida espiritual.


Cuidó la vida de matrimonio; siguió visitando y socorriendo a los necesitados y enfermos, en sus casas o en el hospital, y llevándoles, junto con el don material, consuelo y luz para el alma, comprensión para sus sufrimientos y alimento para soportar una vida dura llevada en la escasez de lo imprescindible. Socorros que prestaba personalmente y asociada a la Conferencia de san Vicente de Paúl, a la que perteneció.


Don Joaquín, el esposo, con sus rarezas, sus celos y sus intemperancias, hizo sufrir mucho a Carmen. Ella jamás dejó escapar una crítica, una queja o un comentario de reproche en contra de su marido, ni siquiera cuando entregó sus propios bienes para salvarlo de una penosa situación. Las personas más cercanas a la casa compadecían el sufrimiento de Carmen, pero sobre todo admiraban su virtud.


Después de veinte años de paciente espera, de amor, de oración y de penitencia, vio cumplida su esperanza y compensados sus sacrificios con la conversión de su esposo. Más tarde se le oiría repetir: "Todos mis sufrimientos los doy por bien empleados con tal que se salve un alma".


Cuatro años de "vida nueva" confirmaron la autenticidad de la conversión y preparación de don Joaquín para su salida de este mundo. Con su muerte, terminó la misión de esposa de doña Carmen, pero, hecha para cosas grandes, tenía que iluminar otra faceta de la vida. Ya viuda, sedienta de "Absoluto", se entregó más plenamente a Dios. Animada por el espíritu franciscano, profundizaba cada vez más el sentido de fraternidad universal, de pobreza y de amor a la humanidad de Cristo. La Tercera Orden franciscana seglar, a la que pertenecía, admirada por su virtud, piedad y dedicación a los necesitados, la eligió maestra de novicias.


No tuvo hijos; pero ello no le impidió tener un corazón de madre siempre disponible para los que la necesitaban. Una y otra vez se preguntaba: ¿Puedo hacer algo por ellos? Con realismo, empezó por donde le era posible. Hizo un ensayo de colegio en su casa y prosiguió sus visitas a los pobres y enfermos.


Incansable, tuvo valor para decir otra vez al Señor, como en sus años jóvenes: ¿Qué quieres que haga? Consultó, reflexionó, oró. Ayudada por su director espiritual, el capuchino fray Bernabé de Astorga, el 8 de mayo de 1884 fundó el instituto religioso de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones.


Atrás quedaba como estela luminosa la ejemplaridad de su vida seglar como joven, esposa y viuda. Con un gran peso de madurez y de virtud probada, afrontó como fundadora los inicios de una obra en la Iglesia. La madre Carmen fue siempre un modelo de religiosa.


La Congregación, dentro de la familia franciscana, tiene unas notas peculiares y una espiritualidad propia, basada en el misterio del amor del Corazón de Cristo y en la fidelidad al Corazón de María. De estas fuentes sacaba la madre Carmen inspiración para acercarse a quienes la necesitaban, y para impulsar y orientar la fuerza apostólica de la Congregación hacia la educación de la infancia y la juventud, el cuidado y la asistencia de los enfermos, ancianos y necesitados, con un estilo que recuerda el de san Francisco de Asís: "Sin apagar el espíritu".


La madre Carmen vio aumentar la Congregación en número de hermanas y de casas, que se extendían por la geografía española en Andalucía, Castilla y Cataluña. Como obra de Dios, tenía que ser probada y lo fue en la persona de su fundadora. Dificultades, humillaciones e incomprensiones, tanto más dolorosas cuanto de procedencia más cercana, recayeron sobre la madre Carmen sin arredrarla. Quien la conoció a fondo, pudo decir: "Esta mujer tiene más fe que Abraham".


Cada golpe de la tribulación la fue introduciendo en el misterio de Cristo muerto y resucitado por la salvación del mundo. Por eso, decía a las hermanas: "La vida del Calvario es la más segura y provechosa para el alma". Con esta actitud serena de abandono en las manos de Dios se ocupaba de los asuntos de la Congregación. Llegó a abrir hasta once casas; su interés por todas y cada una de las hermanas fue constante.


Si toda su vida estuvo orientada a Dios, en la recta final aceleró el paso; hablaba mucho del cielo. Así, desprendida de todo, mirando la imagen de la Virgen del Socorro, murió en el convento de Nuestra Señora de la Victoria, en Antequera, primera casa de la Congregación, el 9 de noviembre de 1899.


Superó con una altura espiritual extraordinaria todas las situaciones que la vida puede presentar a una mujer: niña y joven piadosa, alegre y caritativa; esposa entregada a Dios y fiel a su marido, sin escatimar esfuerzos en los largos años de su difícil matrimonio; viuda magnánima y de profunda espiritualidad; y religiosa ejemplar consagrada al Señor.


Todas las etapas de su vida parecen tener un denominador común: profunda raíz en el amor de Dios, y firme voluntad de crear comunión en cuantos la rodeaban. Su congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones traduce la fraternidad franciscana en sencilla y abnegada vida de familia, confiada siempre en la providencia del Padre y atenta al Espíritu que la mantiene en verdadera unión.


Fue beatificada el 6 de mayo del 2007, el Delegado de S.S. Benedicto XVI para esta celebración fue el cardenal J. Saraiva Martins.


Texto reproducido con autorización de Vatican.va



Recordamos a cuatro hermanos mártires: Severo, Severino, Carpóforo y Victorino, que vivieron en la última parte del siglo III y a comienzos del IV.

Servían como militares al emperador Diocleciano, pues gozaban de gran reputación como soldados, y tenían puesto honoríficos en la corte. Además, eran cristianos y no ocultaban su condición de tales; asistían a las reuniones y a los oficios divinos, generalmente realizados en las catacumbas, socorrían a los pobres y visitaban a los presbíteros.


En el año 304, Diocleciano decreto que todos los súbditos del Imperio sacrificasen públicamente a los dioses. Se desató de este modo, con mayor furor, la persecución contra los seguidores de Cristo, y prontamente los cuatro santos fueron apresados. Como se negaron a prestar juramento a los dioses, fueron llevados delante del ídolo de Esculapio y amenazados de muerte si no le rendían culto.

Los cuatro gritaban: "¡Es un falso Dios!".

Fueron azotados cruelmente, pero ellos continuaron gritando: "¡Nuestro Dios es Jesucristo!"


Se los sometió a toda clase de tormentos. Y así, entregaron su vida. Diocleciano ordenó que sus cuerpos fuesen arrojados a la plaza, para que sirvieran de alimento a los perros.

Afirma la tradición que transcurridos cinco días, ningún perro se les acercó, poniendo de manifiesto que los hombres eran más crueles que las bestias. Los cristianos, en secreto les dieron sepultura en una arenal.

Sus restos están ahora en la iglesia que lleva el nombre de los Santos Coronados, en Roma.

Los santos mártires Claudio, Nicóstrato, Sinforiano, Castor y Simplicio, cuyo recuerdo celebra la Iglesia también hoy, padecieron en la misma persecución y fueron sepultados en el mismo cementerio.


Éstos cinco eran escultores de profesión y se negaron a esculpir una estatua del dios Esculapio, para no dar lugar a idolatría. Diocleciano mandó que fuesen azotados, sus cuerpos se colocaron en cajones y arrojados al río.

No es seguro que este hecho haya ocurrido en Roma o que en realidad ocurrió en Panonia (actual Hungría).

No obstante sus restos descansan también en la iglesia de los Santos Coronados, en Roma.


Espíritus sublimes,

¡oh mártires gloriosos!,

felices moradores

de la inmortal Sión,

rogad por los que luchan

en las batallas recias,

que alcancen la victoria

y eterno galardón.


¡Oh mártires gloriosos

de rojas vestiduras,

que brillan con eternos

fulgores ante Dios!

Con vuestro riego crezca

de Cristo la semilla,

y el campo de las mieses

se cubra ya en sazón. Amén.


Himno de la Liturgia de las Horas



Martirologio Romano: En Dijon, en Francia, beata Isabel de la Santísima Trinidad Catez, virgen, de la Orden de las Carmelitas Descalzas, que desde niña anheló buscar en lo profundo de su corazón el conocimiento y la contemplación de la Trinidad, y afligida por muchos sufrimientos, todavía joven continuó caminando, como siempre había soñado, «hacia el amor, hacia la luz y hacia la vida». ( 1906)

Etimológicamente: Isabel = "juramento de Dios". Viene de la lengua hebrea.



Una mañana del 18 de Julio de 1880 nace en un campo militar de Avor, cerca de Bourges (Francia). Su familia está inquieta porque los médicos han dicho que el bebé no podrá salvar su vida. María Rolland, su mamá, espera su primera hija. Todos rezan y se ofrecen misas por la nueva criatura. En contra de todos los pronósticos la niña llega a este mundo “muy hermosa y vivaracha”. Cuatro días después, el 22 de julio, es bautizada con el nombre de Isabel Josefina.

La señora Catez se ha dado cuenta del talento musical de su hija. La inscribe en el Conservatorio a los siete años. Isabel pasa muchas horas en el piano. No va a la escuela porque las instituciones del estado son demasiado laicas, en cambio recibirá la formación más elemental en casa.


El 19 de abril de 1891 es la Primera Comunión. Sus cartas nos revelan la experiencia de ser amada y darse. “Este gran día nos hemos dado por completo el uno al otro” (C 178). Gozo, alegría, saciedad, plenitud, belleza, música interior…son las realidades que siente en su corazón.


También los santos tienen vacaciones. Estamos en el verano de 1894, las Catez marchan a Carlipa, allí visitan a sus tías. Isabel siempre recodará el espectáculo cósmico de los Pirineos:”¿Te acuerdas de nuestros paseos por la sierra durante la noche, a la luz de la luna, mientras escuchábamos las alegres campanadas? ¡Oh, tía, qué bello estaba el valle a la luz de las estrellas, esa inmensidad, ese infinito, todo me hablaba de Dios” (C 139).


Así era Isabel humana y divina, centrada en el interior y viviendo las alegrías de la vida. Con frecuencia participaba en veladas y bailes que organizaban las familias militares. En estos lugares la joven Isabel quiere ser como el sol que irradia su luz.


El 2 de agosto de 1901 entra en el Carmelo. Una vida dedicada por entero a la oración. Una comunidad de hermanas que viven el ideal de santa Teresa. Una sencillez en el uso de las cosas y en el trato con las personas. Un ideal apostólico que amplía sus horizontes al mundo entero. El Epistolario refleja de una forma maravillosa sus primeras impresiones. “No encuentro palabras para expresar mi dicha”, “aquí ya no hay nada, sólo Él…Se le encuentra en todas partes, lo mismo en la colada que en la oración” (C 91).


El 11 de enero de 1903, domingo y fiesta de la Epifanía, ante la comunidad carmelitana de Dijon, Isabel pronuncia sus votos religiosos. Se siente invadida por Dios, por su abundante gracia, un derroche.


Sus experiencias religiosas son alimentadas por sus lecturas. El Nuevo Testamento tiene un lugar privilegiado en su mundo espiritual, muy especialmente las cartas de san Pablo, a quien llamará “padre de su alma”. Las páginas de san Juan de la Cruz han ejercido una influencia considerable en el camino de la unión con Dios.


El año 1904 es muy significativo. El 21 de noviembre Isabel lo pasa ante el Santísimo. Por la noche redacta una oración, que es expresión de su entrega al Dios Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dice así:


“¡Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayudadme a olvidarme enteramente para establecerme en Vos, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de vos, ¡mi Inmutable!, sino que cada minuto me haga penetrar más en profundidad de vuestro misterio. Pacificad mi alma, haced de ella vuestro cielo, vuestra morada amada y el lugar de vuestro reposo. Que no os deje allí jamás solo, sino que esté allí toda entera, completamente despierta en mi fe, en adoración total, completamente entregada a vuestra acción creadora”.


Ella ha descubierto su vocación en la Iglesia: ser para Dios “una alabanza de gloria” (Ef 1,6). Hasta tal punto que esta mística francesa lo toma como un nombre simbólico, laudem gloriae, “alabanza de gloria”.


Los días 7 y 8 de noviembre está en silencio. Las últimas palabras que le oyeron sus hermanas de comunidad fueron: “Voy a la Luz, al Amor, a la Vida”. En el amanecer del 9 de noviembre de 1906, deja de respirar, la ciudad de Dijon está tranquila. Las que estaban allí presentes se dan cuenta que Isabel ha emprendido el viaje a la Trinidad que tanto amó en la tierra y como un profeta nos llama a cada uno a disfrutar de su Presencia en lo cotidiano de la vida.


Fue beatificada el 25 de noviembre de 1984.




Si tiene información relevante para la canonización de la Beata Isabel, escriba a:

Carmel de Dijon

Flavignerot

21160 Marsannay-la-Côte, FRANCIA.


¡Felicidades a las que llevan este nombre!











Godofredo de Amiens, Santo
Godofredo de Amiens, Santo

Monje

Noviembre 8






Etimológicamente significa “paz de Dios”. Viene de la lengua alemana.


En junio de 2002 se habla mucho de la Convención Europea como una forma de llegar a su propia identidad, teniendo en cuenta las raíces de su pasado...Hay que tener confianza en los valores de la solidaridad, la subsidiaridad y la transparencia...La libertad religiosa debe ser reconocida a nivel de la Comunidad Europea.


Vino al mundo en el año 1066 en Soissons y murió aquí mismo en 1115.


De joven vio que su vocación se inclinaba por ser monje. A los 30 vivía muy feliz como un sencillo religioso en la abadía de Mont-Martin.


En pocos años supo darle prosperidad a la abadía y a todos los alrededores.


Cuando el arzobispo se enteró de quién era este monje, le ofreció que se hiciera cargo de la abadía de san Remigio, la más importante de su diócesis.


Godofredo le contestó diciéndole que no quería. De hacerlo, sería como un hombre que deja a su mujer para irse con otra más guapa.


No obstante, se pensó el tema de la obediencia y, al final, aceptó no ser abad sino obispo de Amiens.


Proveniente de una vida monacal, forjada en la austeridad, empezó por reformar al clero que estaba sumido en la simonía y no administraba los sacramentos. Una gran degradación moral y religiosa.


Y no solamente quiso reformar al clero, sino que también se puso duro con los señores que acampaban por sus fueros.


Estos últimos se unieron para hacerle la vida imposible. Se encontró de pronto sin amigos.


Por eso, una noche salió huyendo a la Cartuja para esconderse y vivir en paz.


Lo encontraron y le obligaron a volver a la diócesis. Pero estaba ya extenuado de fuerzas y murió poco después en la abadía de San Crispín de Soissons.



El Papa Adeodato I, o Deusdedit, fue pontífice en un momento en que se empezaba a sentir cada vez más claro y fuerte el sentimiento de intolerancia y de independencia hacia el poder bizantino.

Hubo levantamientos en Rávena, en Nápoles y en la misma Roma. Los territorios gobernados por los Lombardos. por lo contrario, gozaban de cierta tranquilidad.


Pocas son las noticias históricas: hijo del subdiácono romano Esteban, fue durante cuarenta años sacerdote en Roma antes de suceder en la cátedra pontificia al Papa Bonifacio IV el 19 de octubre del 615.


Murió en noviembre del 618, amado y llorado por los romanos, que pudieron apreciar el buen corazón durante las grandes calamidades que atormentaron a Roma durante los tres años de su pontificado: el terremoto, que dio el golpe de gracia a los marmóreos edificios del Foro, ya desbastados por las continuas invasiones de los bárbaros, y una terrible epidemia llamada elefancía.


Fue el primer Papa que estableció con testamento donaciones para distribuir al pueblo con ocasión de los funerales del sumo pontífice. En Roma el Papa no sólo era el obispo y el pastor espiritual, sino también el guía civil, el juez, el supremo magistrado, el que garantizaba el orden. A la muerte de todo pontífice los romanos se sentían sin protección, expuestos a las invasiones de los bárbaros nórdicos o a las venganzas del imperio de Oriente. La teoría medieval de los "dos soles", el Papa y el emperador, que deberían gobernar unidos al mundo cristiano, no era aceptada en Constantinopla.


El Papa Adeodato se demostró un hábil mediador y paciente interlocutor con el otro "sol" que en realidad de verdad fue muy poco solícito con Italia, excepción hecha de la vez que envió al exarca Eleuterio a dominar la revolución de Ravena y de Nápoles. Fue la única ocasión en que el Papa Adeodato, ocupado en aliviar la suerte de los habitantes de Roma por las calamidades ya referidas, tuvo un contacto, aunque indirecto, con el emperador.


Tuvo fama de ser un taumaturgo: curaba las formas más graves de peste con sólo apoyar sus labios sobre las llagas inmundas de los enfermos. Baronio pone en el Martirologio Romano un episodio que confirma la fama de santidad que rodeaba al venerable pontífice "dado por Dios" (como dice la etimología del nombre) como guía de los cristianos en una época tan atormentada: durante una de sus visitas a los enfermos, los más abandonados, esto es lo más atacados por la terrible enfermedad de la lepra, habría curado a uno de estos infelices después de haberlo abrazado y besado cariñosamente.


El Liber pontificalis, recordando dos hechos de su pontificado, afirma que Adeodato amó mucho a su clero, al que defendió respecto del clero monástico o regular, privilegiado desde cuando Gregorio Magno les había confiado a los monjes importantes cargos en el apostolado misionero y en la misma organización eclesial. El segundo hecho se refiere a la facultad de celebrar una segunda misa el mismo día (binación).


De él se conoce el sello de plomo con el que solía marcar los documentos oficiales: el Buen Pastor entre las ovejas y los símbolos cristológicos de alfa y omega. Fue el primero que lo usó. Su forma es redonda, grande como una moneda y en latín se llama bulla, de la que deriva bula. Dejó un regalo de plata a cada clérigo presente en sus funerales.



Sacerdote, doctor sutil y mariano (1265‑1308). Juan Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993.

Juan Escoto nació en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos Menores hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Completó los estudios entre 1291 y 1296 en París.


Luego enseñó en Cambridge, Oxford y París, como bachiller, comentaba las “Sentencias” de Pedro Lombardo.


Tuvo que abandonar la universidad, por no haber querido firmar una apelación al Concilio contra Bonifacio VIII, promovida por Felipe el Hermoso, rey de Francia.


Regresó allí el año siguiente para obtener el doctorado, con una carta de presentación del Ministro general de la Orden, Padre Gonzalo Hispánico, que había sido su maestro, en la cual lo recomendaba como plenamente docto “sea por la larga experiencia, sea por la fama que se había extendido por todas partes, de su vida laudable, de su ciencia excelente y del ingenio sutilísimo” del candidato.


A fines de 1307 Juan Duns Escoto estaba en Colonia, donde enseñó. Quizás no hay doctor medieval más sobresaliente que este franciscano escocés, que estudió en Oxford, enseñó en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la apelación antipapal y murió en Colonia, a la edad en que los otros filósofos comienzan a producir, como si la llama del pensamiento le hubiese quemado la juventud.


El título de “Doctor Sutil” que le dieron, dice toda su sublimidad. Sus teorías sobre la Virgen y sobre la encarnación obtienen después de siglos la confirmación en el dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo.


Elabora el misticismo pensante de San Buenaventura. Escoto es un metafísico y un teólogo.


Empleó su agudeza de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San Francisco: Jesucristo y la Virgen Santísima. La posteridad también lo ha llamado “Doctor del Verbo Encarnado” y “Doctor Mariano”.


Tuvo numerosos discípulos y muy pronto llegó a ser y siguió siendo el jefe de la escuela franciscana, que se inició con el Beato Alejandro de Hales, se desarrolló con San Buenaventura, doctor Seráfico de la Iglesia, y llegó a su culminación en el Beato Juan Duns Escoto.


Su doctrina está en perfecta armonía con su espiritualidad.


Después de Jesús, la Virgen Santísima ocupó el primer puesto en su vida. Duns Escoto es el teólogo por excelencia de la Inmaculada Concepción.


El estudio de los privilegios de María ocupó un puesto importantísimo en su vida. En una disputa pública, permaneció silencioso hasta que unos 200 teólogos expusieron y probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de pecado original a la Madre de su Hijo.


Por último, después de todos, se levantó Juan Duns Escoto, tomó la palabra, y refutó uno por uno todos los argumentos aducidos contra el privilegio mariano; y demostró con la Sagrada Escritura, con los escritos de los Santos Padres y con agudísima dialéctica, que un tal privilegio era conforme con la fe y que por lo mismo se debía atribuir a la gran Madre de Dios. Fue el triunfo más clamoroso en la célebre Sorbona, sintetizado en el célebre axioma: “Potuit, decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)”.


En Colonia, donde enseñaba, murió el 8 de noviembre de 1308.



(1706‑ 1745), Virgen de la Segunda Orden. Beatificada por Juan Pablo II el de 10 de octubre de 1993.

Isabel María nació en Venecia, hija de Pedro Satellico y Lucía Mander, el 31 de diciembre de 1706, se educó al lado de sus padres y un tío sacerdote. De salud débil pero especialmente dotada para la música y el canto, y gran disposición para la oración.


Recibida entre las Clarisas de Ostra Vetere como educanda prestó servicio como directora del canto y organista. A los 19 años de edad fue recibida al noviciado y tomó el nombre de María Crucificada, por su devoción a la Santísima Virgen y a la Pasión de Cristo.


A la sublime contemplación unía gran austeridad y penitencia, con las cuales se hacía más plenamente partícipe de la Pasión del Señor. Su ideal fue la perfecta conformación a Cristo Crucificado, unida a la caridad para con el prójimo, y una filial devoción a la Santísima Virgen. Elegida abadesa, se distinguió por su solicitud para con las hermanas y con los pobres.


Murió el 8 de noviembre de 1745.



Etimológicamente significa “fuerte en el combate”. Viene de la lengua alemana.

El joven Ernesto, muerto en el año 1147, vivió de lleno en la época de la primera cruzada (1099).


Fue ella la que permitió abrir nuevos caminos para los Lugares santos a todos los peregrinos.


Y además, permitió la fundación de cuatro pequeños estados cristianos en tierras del Islám: Jerusalén, Antioquía, Edesa y Trípoli.


Sin embargo, desde 1144, la caída de Edesa mostró que los musulmanes podían volver a coger lo que los franceses les habían arrebatado anteriormente, incluida Jerusalén.


Esto dio lugar a la segunda cruzada (1147-1149).


Se sabe por la historia que fue un desatino.


De los 200.000 hombres y mujeres que partieron para el Oriente, volvieron sólo algunos miles.


Ernesto de Steisslingen fue uno de ellos. En su juventud entró de monje en la abadía de Zwiefalten, que da al bello lago de Constanza.


Lo eligieron abad durante cinco años para dirigir humana y espiritualmente a los sesenta y dos monjes que la habitaban.


Al término de su mandato, se marchó de nuevo a la cruzada con el ejército alemán, comandado por el emperador Conrado III.


Cuando se despidió de sus hermanos religiosos, les dijo: "Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de Cristo".


Sus predicciones se cumplieron. Y desde entonces no se supo nunca cómo y dónde murió.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


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Fundador

Noviembre 7




Etimológicamente significa “floreciente”. Viene de la lengua latina.


Dice Isaías: “ Buscad al Señor, él se dejará encontrar pues es grande su perdón”.


Como estás viendo por el Santoral, hay santos de todas las condiciones sociales. La santidad es un deber de todo creyente.


Florencio pertenecía a una de las familias más ilustres de Irlanda.


Había oído hablar de Jesús. Y sin pensárselo dos veces, emprendió camino hacia Francia.


La razón no era otra que sabía que existían buenos maestros en la fe del Resucitado.


Se preparó a fondo para recibir el bautismo y hacerse cristiano. Se dio perfecta cuenta deque Dios lo llamaba a que comenzara el sendero de la santidad.


Ya establecido en Francia, construyó una ermita en Alsacia muy cerca del río Hazle, en los Vosgos.

Allí se pasaba el día haciendo oración de contemplación antele bello paisaje que le brindaba la naturaleza.


Poco a poco la gente se fue enterando de que allí había un ermitaño con fama de santidad.


El mismo rey Dagoberto iba a menudo a esta región. Se enteró de los prodigios que hacía el solitario irlandés.


Tras haber hablado con él, le nombró obispo de Strasburgo. Era un privilegio que tenían entonces algunos reyes cristianos.


No quería aceptar, pero al fin cedió por los intensos ruegos del monarca.


Y dice su biografía que lo hizo tan bien que se convirtió en el padre y guía de todos sus feligreses.


Fundó el monasterio de Haselach y la colegiata de santo Tomás, que fueron dos centros de verdadera espiritualidad. Murió en el año 693.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!



Cuando los godos tomaron la ciudad de Perugia, después de siete años de sitio, el rey Totila condenó al obispo Herculano a una muerte terrible, ya que los verdugos debían arrancarle tiras de piel desde la cabeza hasta los pies antes de decapitarle.

El encargado de ejecutar la tortura fue suficientemente humano para cortarle la cabeza antes de haberle arrancado toda la piel. Era el año 547 de nuestra era.


El cuerpo del mártir fue arrojado en las afueras de la ciudad. Los cristianos se apresuraron a sepultar el cadáver junto con la cabeza.


San Gregorio el Grande afirma que, cuando lo desenterraron para trasladarlo a la iglesia de San Pedro, cuarenta días después, la cabeza estaba unida al tronco como si nunca hubiese sido cortada.


Sobre el santo que nos ocupa, se tiene el dato cierto de que un joven que buscó refugio en Perugia, cuando todos tomaron Tifernum (Cita di Castello), recibió allí la ordenación sacerdotal de manos de San Herculano. Posteriormente, aquel sacerdote fue el obispo de Tifernum y fue canonizado como San Florindo, a quien se conmemora el 13 de este mes.


Los habitantes de Perugia veneran también a otro San Herculano obispo de dicha ciudad. Según se dice, era un sirio que había ido a Roma, de donde fue enviado a evangelizar Perugia. Ahí murió martirizado. Probablemente los dos Herculanos se identifican.











Severo, Santo
Severo, Santo

Noviembre 6

Mártir


Quizá fue por estas tierras donde se cumplió el deseo de San Pablo puesto por escrito de venir a evangelizar España. El caso es que desde los primeros tiempos cristianos se cuenta con una hermosa comunidad de fieles de Jesucristo en la romana provincia tarraconense. Es un colectivo abundante y bien cuidado que ya cuenta con mártires, desde la persecución de Valeriano, como San Fructuoso.


A San Severo se le sitúa concretamente, en Barcelona.


No tenemos datos sobre su nacimiento e infancia. También se desconocen testimonios históricos de su acción pastoral, de su muerte y de su sepultura. Algún historiador ha llegado a negar, por estos motivos, incluso la existencia de San Severo.


Se conocen las actas de su martirio redactadas en tiempo posterior y con añadiduras e interpolaciones, habituales en este tipo de relatos de mediados del siglo VI. Es frecuente encontrar mezclas de elementos que bien pueden ser adecuados a la veracidad de los hechos con otros elementos apócrifos provenientes del cariño, respeto y simpatía con que los creyentes adornan con imágenes que, provenientes de la fantasía —por una parte convincentes y por otra parte ejemplarizantes—, acercan al momento presente la personalidad del modelo del que se habla. Se incluyen en este tipo de relato aderezos que pretenden resaltar la Providencia de Dios complacido en la actitud decidida hasta la muerte del mártir o del santo.


Al relator nos atenemos.


La época del acontecimiento está situada durante la persecución de Diocleciano, soliviantado por el césar Galerio, que se propone, para depurar el ejército, eliminar del imperio el nombre cristiano. El presidente Daciano, que centra su atención en quienes hacen cabeza para escarmiento del pueblo, ha tomado muy a pecho la orden de exterminio.


San Severo es obispo de Barcelona por el año 300. Se le conoce como un pastor entregado ejemplar y completamente a su rebaño que ha sabido distinguirse por su celo y fidelidad a la fe. Sabe que las órdenes de Daciano son tajantes en lo que atañe a poner por obra los edictos del emperador. Piensa en un primer momento esconderse para seguir ayudando a los fieles desde la clandestinidad y pasa al Castro Octaviano, al otro lado de la montaña. En su marcha se encuentra con Emeterio, que siembra sus tierras y a quien reconoce como cristiano. El obispo le anima a perseverar en la fe aún en la persecución presente, encargándole de decir la verdad a sus perseguidores, en el caso de que se presenten.


Al separarse —cándida narración—, Dios interviene haciendo que las habas del campo recién sembrado crezcan y se pongan en flor. Al acercarse los soldados pidiendo información a Emeterio, él les dirá: "ha pasado por aquí" y, cuando le pregunten por el tiempo contestará enfáticamente: "cuando sembraba estas habas". El buen cristiano no ha querido ofender a Dios con la mentira, ha obedecido a su obispo, y, al mismo tiempo, ha puesto los recursos humanos para salvar la vida del fugitivo. Pero nada de esto impide que los soldados, furiosos, se sientan burlados, lo apresen y lleven ante el tribunal del presidente.


El obispo Severo, acompañado de otros sacerdotes, ha tomado la decisión de presentarse voluntariamente a los romanos.


Donde hoy es San Cugat, son decapitados los sacerdotes acompañantes del obispo y Emeterio; se espera la claudicación de Severo obispo a la vista de tanta atrocidad. Ante su pertinaz resistencia en la tortura y en los azotes con látigos emplomados, un verdugo coloca un clavo en su cabeza y otro sayón la atraviesa de un mazazo.


Bien hacen los barceloneses en honrar hoy la memoria de este obispo santo en la conocidísima y barroca Iglesia de San Severo, cercana a la catedral. Antes que ellos, ya le tuvo devoción el rey Fernando el Católico y, antes aún, el rey Martín de Aragón fue curado de gangrena en una pierna próxima a la amputación.



Etimológicamente significa “madre de la tierra”. Viene de la lengua eslava y griega.

En tu mesa, el espíritu de fiesta trasluce de sencillez. El compartir hace de tu hogar un lugar de paz, un lugar de bondad.


San Demetrio vivió en el siglo X. Su veneración es muy grande en la isla de Chipre, en la que fue obispo.

Su nombre es de claro origen pagano. Demetria es la “madre tierra” de los griegos.


Pero este nombre se bautizó con la sangre de muchos mártires, esparcidos por aquí y por allá en los calendarios.


Chipre era la patria mítica de Venere. Los padres del futuro santo, buenos cristianos, aunque preocupados por su felicidad humana, hicieron que se casara a los 15 años con una dulce chica que murió al poco tiempo de su matrimonio.


Demetrio, que era todavía muy joven, se retiró a un monasterio. Con el paso de los años, comprendió que era muy importante para él la penitencia y su entrega a la vida eremítica.


Tenía 40 años. Se había formado en torno a su persona una fama inmensa de que era un buen curandero de cuerpos y de almas.


El obispo lo nombró su coadjutor y para ello, naturalmente, tuvo que ordenarlo de sacerdote.


A la muerte del obispo, Demetrio volvió al monasterio, en el que lo eligieron abad. Estuvo poco tiempo, porque en seguida fue consagrado obispo de Chipre.


No quería esta dignidad. Se escondió por un tiempo, hasta que un buen amigo suyo le hizo recapacitar. Fue un gran obispo ceñoso y entregado a los pobres. Murió en el año 915.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!


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498 mártires que dieron la vida por Cristo durante la persecución religiosa de los años treinta del siglo XX en España fueron beatificados el 28 de Octubre por Su Santidad Benedicto XVI.

Ellos derramaron su sangre por la fe durante la persecución religiosa en España, en los años mil novecientos treinta y cuatro, treinta y seis y treinta y siete. Entre ellos hay obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, mujeres y hombres; tres de ellos tenían dieciséis años y el mayor setenta y ocho.


Este grupo tan numeroso de beatos manifestaron hasta el martirio su amor a Jesucristo, su fidelidad a la Iglesia Católica y su intercesión ante Dios por todo el mundo. Antes de morir perdonaron a quienes les perseguían –es más, rezaron por ellos–, como consta en los procesos de beatificación instruidos en las archidiócesis de Barcelona, Burgos, Madrid, Mérida-Badajoz, Oviedo, Sevilla y Toledo; y en la diócesis de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Gerona, Jaén, Málaga y Santander.


LISTADO POR ORDEN ALFABÉTICO


Abilio Sáiz López, O.P.

Adelfa Soro Bo, O.P.

Adolfo Jaime (Antonio Serra Hortal), F.S.C.

Adolfo Mariano (Mariano Anel Andreu), F.S.C.

Agapio (José Luis Carrera Comas), F.S.C.

Agapito León (Remigio Olalla Aldea), F.S.C.

Agrícola Rodríguez G. de los Huertos Sac. Dioc.

Agustín Renedo Martino, O.S.A.

Alberto (Nestor Vivar Valdivielso), F.M.S.

Alfonso del Sagrado Corazón de María, O.C.D.

Alfredo Fanjul Acebal, O.P.

Alonso Sánchez Hernández-Raner, O.F.M.

Álvaro Santos Cejudo, Laico

Amado Cubeñas Diego-Madrazo, O.P.

Anastasio Díez García, O.S.A.

Anastasio Garzón González, S.D.B.

Anastasio González Rodríguez, O.F.M.

Anastasio María Dorca Coromina, O.Carm.

Andrés Corsino M. Solé Rovira, O.Carm.

Andrés Gómez Sáez, S.D.B.

Andrés Jiménez Galera, S.D.B.

Andrés Majadas Málaga, O.F.M.

Ángel Andrés (Lucio Izquierdo López), F.M.S.

Ángel Hernández-Ranera de Diego, O.F.M.

Ángel María Prat Hostench, O.Carm.

Ángel María Presta Batlle, O.Carm.

Ángel Pérez Santos, O.S.A.

Ángeles (Mercedes Tuní Ustech), A.A.S.C.

Anselmo (Aniceto Falgueras Casellas), F.M.S.

Antero Mateo García, Laico

Antolín (Antonio Roig Alibau), F.M.S.

Antolín Astorga Díaz, O.S.A.

Antonio Cid Rodríguez, S.D.B.

Antonio Enrique Canut Isús, S.D.B.

Antonio Fernández Camacho, S.D.B.

Antonio María Arriaga Anduiza, O.S.A.

Antonio María de Jesús, O.C.D.

Antonio Mohedano Larriva, S.D.B.

Antonio Pancorbo López, S.D.B.

Antonio Rodrigo Anton, O.F.M.

Antonio Rodríguez Blanco, Sac. Dioc.

Antonio Sáez de Ibarra López, O.F.M.

Antonio Torrero Luque, S.D.B.

Antonio Varona Ortega, O.P.

Apolonia Lizarraga del Santísimo Sacramento, C.C.V.

Arnoldo Julián (Jesús Juan Otero), F.S.C.

Arturo García de la Fuente, O.S.A.

Avelino Rodríguez Alonso, O.S.A.


Balbino Villarroel Villarroel, O.S.A.

Bartolomé Blanco Márquez, Laico

Bartolomé Rodríguez Soria, Sac. Dioc.

Baudillo (Pedro Ciordia Hernández), F.M.S.

Belarmina de Jesús (Belarmina Pérez Martínez), A.A.S.C.

Benedicto José (José Bardalet Compte), F.S.C.

Benigno Prieto del Pozo, O.F.M.

Benito Alcalde González, O.S.A.

Benito Clemente (Félix España Ortiz), F.S.C.

Benito Garnelo Álvarez, O.S.A.

Benito Rodríguez González, O.S.A.

Benito Velasco Velasco, O.S.A.

Bernabé (Casimiro Riba Pi), F.M.S.

Bernardino Álvarez Melcón, O.S.A.

Bernardino Calle Franco, O.S.A.

Bernardino Irurzun Otermín, O.P.

Bernardo (Plácido Fábrega Juliá), F.M.S.

Blasa de María (Juana Pérez de Labeaga García), A.A.S.C.

Borja de Jesús (Mª Zenona Aranzábal Barrutia), A.A.S.C.

Buenaventura García Paredes, O.P.


Cándido Alberto (José Ruiz de la Torre), F.S.C.

Carlos Jorge (Dalmacio Bellota Pérez), F.S.C.

Carlos Rafael (Carlos Brengaret, Pujol), F.M.S.

Carmelo Juan Pérez Rodríguez, S.D.B.

Casta de Jesús (Teresa Vives y Missé), A.A.S.C.

Catalina Caldés Socias, O.F.M.

Cayetano José (Ramón Palos Gascón), F.S.C.

Cecilia (Concepción Iglesias del Campo), A.A.S.C.

Celestino Antonio (Ismael Barrio Marquilla), F.S.C.

Celestino José Alonso Villar, O.P.

Cipriano Alguacil Torredenaida, O.P.

Cipriano Polo García, O.S.A.

Cirilo Pedro (Cecilio Manrique Arnáiz), F.S.C.

Claudio Julián García San Roma, O.S.A.

Clemente de los Sagrados Corazones (Clemente López Yagüe), O.C.D.

Conrado Rodríguez Gutiérrez, O.S.A.

Constancio de S. José (José Mata Luis), O.C.D.

Constantino Malumbres Francés, O.S.A.

Crisóstomo (José Llorach Bretó), F.S.C.

Cristóbal Iturriaga-Echevarría, O.P.

Cruz Laplana y Laguna, Obispo


Dámaso Arconada Merino, O.S.A.

Dámaso Luis (Antolín Martínez Martínez), F.S.C.

Daniel de la Sagrada Pasión (Daniel Mora Nine), O.C.D.

Daniela de San Bernabé, C.M.

Diego Hompanera París, O.S.A.

Dionisio Luis (Mateo Molinos Coloma), F.S.C.

Dionisio Martín (José Cesari Mercadal), F.M.S.

Dionisio Terceño Vicente, O.S.A.

Dionisio Ullívarri Barajuán, S.D.B.

Domingo Alonso de Frutos, O.F.M.

Domingo Sánchez Lázaro, Sac. Dioc.


Edmundo Ángel (Pedro Masó Llagostera), F.S.C.

Eduardo del Niño Jesús, O.C.D.

Eduardo González Santo Domingo, O.P.

Eduardo María Serrano Buj, O.Carm.

Eleuterio Marne Mansilla, O.P.

Elías María Garre Egea, O.Carm.

Eliseo de Jesús Crucificado (Esteban Cuevas Casquero), O.C.D.

Eliseo M. Fontdecava Quiroga, O.Carm.

Eliseo María Maneus Besalduch, O.Carm.

Eliseo Miguel Largo, O.P.

Eliseo Vicente (Vicente Alberich Lluch), F.S.C.

Emerío José (José Plana Rebugent), F.S.C.

Emilio Arce Díez, S.D.B.

Emilio Camino Noval, O.S.A.

Enrique Canal Gómez, O.P.

Enrique Izquierdo Palacios, O.P.

Enrique Sáiz Aparicio, S.D.B.

Enrique Serra Chorro, O.S.A.

Enrique Vidaurreta Palma, Sac. Dioc.

Epifanio Gómez Álvaro, O.S.A.

Epifanio, (Fernando Suñer Estrach) F.M.S.

Esiquio José (Baldomero Margenat Puigmitjá), F.S.C.

Esperanza de la Cruz, C.M.

Estanislao García Obeso, O.P.

Estanislao Víctor (Augusto Cordero Fernández), F.S.C.

Esteban Cobo Sanz, S.D.B.

Esteban García García, S.D.B.

Esteban García Suárez, O.S.A.

Esteban Vázquez Alonso, S.D.B.

Eufrasio del Niño Jesús (Barredo Fernández), O.C.D.

Eufrosino María Raga Nadal, O.Carm.

Eugenio Andrés Amo, O.P.

Eugenio Cernuda Febrero, O.S.A.

Eusebio Andrés (Eusebio Roldán Vielba), F.S.C.

Eusebio del Niño Jesús (Ovidio Fernández Arenillas), O.C.D.

Eustaquio (Luis Villanueva Montoya), F.S.C.


Federico Cobo Sanz, S.D.B.

Federico Herrera Bermejo, O.F.M.

Felipa (Felipa Gutiérrez Garay), A.A.S.C.

Felipe Barba Chamorro, O.S.A.

Felipe José (Fermín Latienda Azpilicueta) , F.M.S.

Felipe José (Pedro Juan Álvarez Pérez), F.S.C.

Félix Alonso Muñiz, O.P.

Félix de la Virgen del Carmen (Luis Gómez de Pablo), O.C.D.

Félix Echevarría Gorostiaga, O.F.M.

Félix Gómez-Pinto Piñero, O.F.M.

Félix González Bustos, Sac. Dioc.

Félix González Tejedor, S.D.B.

Félix José (José Trilla Lastra), F.S.C.

Félix León (Felíx Ayúcar Eraso), F.M.S.

Félix Maroto Moreno, O.F.M.

Félix Paco Escartín, S.D.B.

Fernando Español, Sac. Dioc.

Fernando M. Llovera Puigsech, O.Carm.

Florencio Alonso Ruiz, O.S.A.

Florencio Arnaiz Cejudo, S.M.

Florencio Miguel (Ruperto García Arce), F.S.C.

Florencio Rodríguez Guemes, S.D.B.

Fortunato Andrés (Fortunto Ruíz Peña), F.M.S.

Fortunato Arias Sánchez, Sac. Dioc.

Fortunato Merino Vegas, O.S.A.

Francésc Mayol Oliver, M.SS.CC.

Francisca de la Encarnación (María Francisca Espejo y Martos), O.SS.T.

Francisco Alfredo (Francisco Mallo Sánchez), F.S.C.

Francisco Carlés González, O.F.M.

Francisco Edreira Mosquera, S.D.B.

Francisco Fernández Escosura, O.P.

Francisco Fuente Puebla, O.S.A.

Francisco José Martín López de Arroyave, S.D.B.

Francisco López-Gasco Fernández- Largo, Sac. Dioc.

Francisco Magín (Antonio Tost Llavería), F.S.C.

Francisco Maqueda López, Subdiácono

Francisco Marcos del Río, O.S.A.

Francisco Míguez Fernández, S.D.B.

Froilán Lanero Villadangos, O.S.A.

Frumencio (Julio García Galarza), F.M.S.


Gabino Olaso Zabala, O.S.A.

Gabriel de la Anunciación, O.C.D.

Gabriel Eduardo (Segismundo Hidalgo Martínez), F.M.S.

Gabriela de San Juan de la Cruz, C.M.

Gaudencio (Juan Tubau Perello), F.M.S.

Gerardo Gil Leal, O.S.A.

Gerardo Pascual Mata, O.S.A.

Germán Caballero Atienza, O.P.

Germán Martín Martín, S.D.B.

Gil Felipe (Felipe Ruíz Peña), F.M.S.

Gregorio Díez Pérez, O.P.


Heliodoro Merino Merino, O.S.A.

Heliodoro Ramos García, S.D.B.

Herlinda (Aúrea González Fernández), A.A.S.C.

Hermenegildo Lorenzo (Modesto Sáez Manzanares), F.S.C.

Hermilo de San Eliseo (Pedro Ramón Rodríguez Calle), O.C.D.

Hermógenes (Antonio Badía Andalé), F.M.S.

Higinio de Mata Díez, S.D.B.

Higinio Roldán Iriberri, O.P.

Hilarión Eugenio (Eugenio Cuesta Padierna), F.S.C.

Honesto María (Francisco Pujol Espinalt), F.S.C.

Honorato Alfredo (Agustín Pedro Calvo), F.S.C.

Honorio Hernández Martín, S.D.B.

Hugo Julián (Julián Delgado Díez), F.S.C.


Ildefonso Luis (José Llorach Bretó), F.S.C.

Indalecio María (Marcos Morón Casas), F.S.C.

Inocencio García Díez, O.P.

Isabelino Carmona Fernández, O.P.

Isaías María (Victoriano Martínez Martín), F.M.S.

Isidro Mediavilla Campo, O.S.A.

Isidro Ordoñez Díez, O.P.

Ismael (Nicolás Ran Goñi), F.M.S.


Jacinto García Riesco, O.P.

Jacinto Martínez Ayuela, O.S.A.

Jacob Samuel (José Enrique Chamayou Oulés), F.S.C.

Jaime Bertino (Antonio Jaume Secases), F.S.C.

Jaime de Santa Teresa, O.C.D.

Jaime Ramón (Jaime Morella Bruguera), F.M.S.

Jesús Largo Manrique, O.S.A.

Jesús Villaverde Andrés, O.P.

Joaquín de la Madrid Arespacochaga, Sac. Dioc.

Joaquín de San José, O.C.D.

Joaquín García Ferrero, O.S.A.

Joaquín Ochoa Salazar, S.M.

Jorge de San José, O.C.D.

Josafat Roque (Urbano Corral González), F.S.C.

José Agustín del Santísimo Sacramento (Tomás Mateos Sánchez), O.C.D.

José Agustín Fariña Castro, O.S.A.

José Álvarez Rodríguez, O.F.M.

José Antonio Pérez García, O.S.A.

José Aurelio Calleja del Hierro, O.S.A.

José Benito (José Mas Pujobrás), F.S.C.

José Blanco Delgado, S.D.B.

José Carmelo (Gregorio Faci Molins), F.M.S.

José Casas Ros, Seminarista

José Dalmau Regas, O.S.A.

José de Jesús María (José Vicente Hormaechea y Apoitia), O.SS.T.

José de Vega Pedraza, O.F.M.

José Delgado Pérez, O.P.

José Federico (Nicolás Pereda Revuelta), F.M.S.

José Gafo Muñiz, O.P.

José Gando Uña, O.S.A.

José Gutiérrez Arranz, O.S.A.

José Joaquín Esnaola Urteaga, O.S.A.

José Limón Limón, S.D.B.

José López Piteira, O.S.A.

José López Tascón, O.P.

José Luis Palacio Muñiz, O.P.

José María Azurmendi Mugarza, O.F.M.

José María Cánovas Martínez, Sac. Dioc.

José María Celaya Badiola, S.D.B.

José María de la Dolorosa (Vicente Álamo Jiménez), O.C.D.

José María Escoto Ruiz, O.Carm.

José María García Tabar, O.P.

José María Laguía Puerto, O.P.

José María López Carrillo, O.P.

José María Palacio Montes, O.P.

José Mariano de los Ángeles, O.C.D.

José Menéndez García, O.P.

José Noriega González, O.S.A.

José Peque Iglesias, O.S.A.

José Polo Benito, Sac. Dioc.

José Prieto Fuentes, O.P.

José Santonja Pinsach, O.P.

José Villanova Tormo, S.D.B.

Josefa de Jesús (Josefa Boix Riera), A.A.S.C.

Josefina Sauleda Paulis, O.P.

Juan Baldajos Pérez, O.S.A.

Juan Codera Marqués, S.D.B.

Juan Crespo Calleja, O.P.

Juan Crisóstomo (Juan Pelfort Planell), F.M.S.

Juan de Jesús María (Juan Otazua y Madariaga), O.SS.T.

Juan de la Virgen del Castellar (Juan Francisco Joya y Corralero), O.SS.T.

Juan de Mata (Jesús, Mechon Franco), F.M.S.

Juan de Mata Díez, Laico

Juan Duarte Martín, Diacono

Juan Herrero Arroyo, O.P.

Juan José de Jesús Crucificado, O.C.D.

Juan Larragueta Garay, S.D.B.

Juan Luis Hernández Medina, S.D.B.

Juan María Puigmitjá Rubió, O.Carm.

Juan Mendibelzúa Ocerin, O.P.

Juan Monedero Fernández, O.S.A.

Juan Pérez Rodríguez, O.S.A.

Juan Sánchez Sánchez, O.S.A.

Julián Navío Colado, O.F.M.

Julián Zarco Cuevas, O.S.A.

Julio Alfonso (Valeriano Ruíz Peral), F.S.C.

Julio Marcos Rodríguez, O.S.A.

Julio María Fincias, O.S.A.

Julio Melgar Salgado, Sac. Dioc.

Justino Alarcón Vera, Sac. Dioc.

Justo Arévalo y Mora, Sac. Dioc.

Justo Juanes Santos, S.D.B.


Ladislao Luis (Isidro Muñoz Antolín), F.S.C.

Lamberto Carlos (Jaime Mases Boncompte), F.S.C.

Laureano Carlos (Pedro Sitjes Puig), F.M.S.

Laurentino (Mariano Alonso Fuente), F.M.S.

León Justino (Francisco del Valle Villar), F.S.C.

Leonardo José (José María Aragonés Mateu), F.S.C.

Leoncio Arce Urrutia, O.P.

Leoncio Lope García, O.S.A.

Leónides (Jerónimo Messegue Ribera), F.M.S.

Leónides Francisco (Colóm González), F.S.C.

Leopoldo José (Florentino Redondo Insausti), F.M.S.

Liberio González Nombela, Sac. Dioc.

Licarión (Ángel Roba Osorno), F.M.S.

Lino Fernando (Victor Gutierrez Gómez), F.M.S.

Lorenzo Arribas Palacio, O.S.A.

Lorenzo Gabriel (José Figuera Rey), F.S.C.

Lorenzo Santiago (Emilio Martínez de la Pera y Álava), F.S.C.

Lucas de San José, O.C.D.

Luciano Pablo (Germán García García), F.S.C.

Luciano Ramos Villafruela, O.S.A.

Lucila María de Jesús (Lucía González García), A.A.S.C.

Lucinio Ruiz Valtierra, O.S.A.

Ludovico María Ayet Canós, O.Carm.

Luis Abia Melendro, O.S.A.

Luis Blanco Álvarez, O.S.A.

Luis de Jesús (Joseph-Louis Marcou Pecalvel) , F.S.C.

Luis de San Miguel de los Santos (Luis de Erdoiza y Zamalloa), O.SS.T.

Luis Echevarría Gorostiaga, O.F.M.

Luis Furones Furones (Arenas), O.P.

Luis Gutiérrez Calvo, O.S.A.

Luis María de la Merced, O.C.D.

Luis Martínez Alvarellos, S.D.B.

Luis Suárez Valdés, O.S.A.

Luisa de la Eucaristía (Luisa Pérez Andriá), A.A.S.C.


Mª Dolores de Jesús Crucificdo (Mª Dolores Monzón Rosales), A.A.S.C.

Mª Dolores de la Santísima Trinidad (Mª Dolores Hernández Santorcuato), A.A.S.C.

Macario Sánchez López, O.S.A.

Magdalena (Magdalena Pérez), A.A.S.C.

Magdalena Fradera Ferragutcasas, C.M.F.

Mamerto Carchano Carchano, Sac. Dioc.

Manuel Álvarez Álvarez, O.P.

Manuel Álvarez Rego de Seves, O.S.A.

Manuel Borrajo Míguez, S.D.B.

Manuel Fernández Ferro, S.D.B.

Manuel Formigo Giráldez, O.S.A.

Manuel Gómez Contioso, S.D.B.

Manuel Gutiérrez Ceballos, O.P.

Manuel Martín Pérez, S.D.B.

Manuel Moreno Martínez, O.P.

Manuel Santiago Santiago, O.P.

Manuela del Sagrado Corazón (Manuela Arriola Uranga), A.A.S.C.

Marcelino Ovejero Gómez, O.F.M.

Marcelo de Santa Ana, O.C.D.

Marcos Guerrero Prieto, O.S.A.

Marcos Pérez Andrés, O.S.A.

María de la Presentación (María García Ferreiro), A.A.S.C.

María del Camen Zaragoza Zaragoza, O.P.

María del Carmen Fradera Ferragutcasas, C.M.F.

María Patrocinio de San José, O.Carm.

María Refugio de San Ángelo, C.M.

María Rosa Adrover Martí, O.P.

María Rosa Fradera Ferragutcasas, C.M.F.

Mariano de San José (Santiago Altolaguirre Altolaguirre), O.SS.T.

Mariano León (Santos López Martínez), F.S.C.

Mariano Revilla Rico, O.S.A.

Martín Lozano Tello, O.F.M.

Martiniano (Isidro Serrano Fabón), F.M.S.

Mateo Garolera Masferrer, S.D.B.

Matías Espeso Cuevas, O.S.A.

Máxima de San José (Emilia Echeverría Fernández), A.A.S.C.

Maximino Fernández Marínas, O.P.

Máximo Valle García, O.S.A.

Melchor del Espíritu Santo (Melchor Rodríguez Villastrigo), O.SS.T.

Melchor del Niño Jesús (Melchor Martín Monge) O.C.D.

Melchor Martínez Antuña, O.S.A.

Miguel Beato Sánchez, Sac. Dioc.

Miguel Cerezal Calvo, O.S.A.

Miguel de Jesús (Jaime Puigferrer Mora), F.S.C.

Miguel Díaz Sánchez, Sac. Dioc.

Miguel Ireneo (Leocadio Rodríguez Nieto) , F.M.S.

Miguel Iturraran Laucirica, O.S.A.

Miguel Lasaga Carazo, S.D.B.

Miguel Léibar Garay, S.M.

Miguel María Solér Sala, O.Carm.

Miguel Menéndez García, O.P.

Miguel Molina de la Torre, S.D.B.

Miguel Peiró Victori, Laico

Miguel Rodríguez González, O.P.

Miguel Sanrromán Fernández, O.S.A.

Miguel Zarragúa Iturriaga, O.F.M.

Miquel Pons Ramis, M.SS.CC.

Miquela Rullan Ribot, O.F.M.


Narciso Estenaga Echevarría, Obispo

Nazario del Sagrado Corazón (Nazario del Valle González), O.C.D.

Nemesio Díez Fernández, O.S.A.

Nemesio García Rubio, O.S.A.

Nicasio Romo Rubio, O.P.

Nicolás de la Torre Merino, S.D.B.

Nicolás de Mier Francisco, O.S.A.


Olegario Ángel (Eudaldo Rodas Mas), F.S.C.

Onofre (Salvio Tolosa Alsina), F.S.C.

Otilia Alonso González, O.P.

Ovidio Beltrán (Esteban Anuncibay Letona), F.S.C.


Pablo Caballero López, S.D.B.

Pablo García Sánchez, S.D.B.

Pascual de Castro Herrera, S.D.B.

Pau Noguera Trias, M.SS.CC.

Pedro Alonso Fernández, O.S.A.

Pedro Artolozaga Mellique, S.D.B.

Pedro Buitrago Morales, Sac. Dioc.

Pedro Carbajal Pereda, O.S.A.

Pedro de la Varga Delgado, O.S.A.

Pedro Ferrer Marín, O.Carm.

Pedro Ibañez Alonso, O.P.

Pedro José de los Sagrados Corazones (Pedro Jiménez Vallejo), O.C.D.

Pedro Luis Luis, O.P.

Pedro Martínez Ramos, O.S.A.

Pedro Simón Ferrero, O.S.A.

Pedro Tomás de la Virgen del Pilar, O.C.D.

Pedro Tomás María Prat Coldecarrera, O.Carm.

Pedro Vega Ponce, O.P.

Perfecto Carrascosa Santos, O.F.M.

Perfecto de la Virgen del Carmen (Perfecto Domínguez Monge) O.C.D.

Pío Conde Conde, S.D.B.

Plácido del Niño Jesús (José Luis Collado Oliver), O.C.D.

Porfirio (Leoncio Pérez Gómez), F.M.S.

Prima de Jesús ( Mª Prima Ipiña Malzárraga), A.A.S.C.

Primitivo Sandín Miñambres, O.S.A.

Prisciliano (José Mir Pons), F.M.S.

Prudencia Canyelles Ginesta, Laica

Prudencio de la Cruz (Prudencio Gueréquiz y Guezuraga), O.SS.T.

Purificación de María (Purificación Martínez Vera), A.A.S.C.


Rafale Rodríguez Mesa, S.D.B.

Raimundo Eloy (Narciso Serra Rovira), F.S.C.

Ramiro Alonso López, O.S.A.

Ramón Alberto (Feliciano Ayúcar Eraso), F.M.S.

Ramón de la Virgen del Carmen (José Grijalvo Medel), O.C.D.

Ramón Eirín Mayo, S.D.B.

Ramón Tejado Librado, O.F.M.

Ramona Fossas Románs, O.P.

Ramona Perramón Vila, O.P.

Reginalda Reginalda Picas Planas, O.P.

Reginaldo Hernández Ramírez, O.P.

Ribogerto A. de Anta y de Barrio, Sac. Dioc.

Ricardo Marcos Reguero, O.S.A.

Ricardo Pla Espí, Sac. Dioc.

Román Martín Mata, O.S.A.

Romualdo de Santa Catalina, O.C.D.

Rosa Jutglar Gallart, O.P.

Rosaura de María (Rosa López Brochier), A.A.S.C.

Ruperta (Concepción Vázquez Áreas), A.A.S.C.


Sabino Ayastuy Errasti, S.M.

Sabino Hernández Laso, S.D.B.

Sabino Rodrigo Fierro, O.S.A.

Salvador Fernández Pérez, S.D.B.

Samuel Pajares García, O.S.A.

Santiago (Serafín Zugaldía Lacruz), F.M.S.

Santiago de Jesús (Santiago Arriaga y Arrien), O.SS.T.

Santiago Franco Mayo, O.P.

Santiago María (Santiago Sáiz Martínez), F.M.S.

Santiago Mate Calzada, O.F.M.

Santos (Santos Escudero Miguel), F.M.S.

Saturnino Ortega Montealegre, Sac. Dioc.

Saturnino Río Rojo, O.F.M.

Segundo de Santa Teresa (Segundo García y Cabezas), O.SS.T.

Senén García González, O.S.A.

Severino Montes Fernández, O.S.A.

Silvio (Victoriano Gómez Gutierrez), F.M.S.

Simò Reynes Solivellas, M.SS.CC.

Simón Miguel Rodríguez, O.F.M.

Sinforosa de la Sagrada Familia (Sinforosa Díaz Fernández), A.A.S.C.

Sulpicia del Buen Pastor (Dionisia Rodríguez de Anta), A.A.S.C.


Teodosio Rafael (Diodoro López Hernando), F.S.C.

Teódulo (Lucio Zudarie Aramendia), F.M.S.

Teódulo González Fernández, S.D.B.

Teófilo Montes Calvo, O.P.

Teresa Cejudo Redondo, Laica

Teresa Prats Martí, O.P.

Tirso de Jesús María (Gregorio Sánchez Sancho), O.C.D.

Tomás Alonso Sanjuán, S.D.B.

Tomás Gil de la Cal, S.D.B.

Tomás Sánchez López, O.S.A.


Ubaldo Revilla Rodríguez, O.S.A.


Valentín Díez Serna, O.F.M.

Valentín Gil Arribas, S.D.B.

Valeriano Luis (Nicolás Alberich Lluch), F.S.C.

Vicente Álvarez Cienfuegos, O.P.

Vicente Justino (Vicente Fernández Castrillo), F.S.C.

Vicente Majadas Málaga, O.F.M.

Vicente Peña Ruiz, O.P.

Vicente Rodríguez Fernández, O.P.

Vicente Toledano Valenciano, Sac. Dioc.

Víctor Chumillas Fernández, O.F.M.

Víctor Conrado (José Ambrós Dejuán), F.M.S.

Víctor Cuesta Villalba, O.S.A.

Víctor Gaitero González, O.S.A.

Víctor García Ceballos, O.P.

Victoriano Fernández Reinoso, S.D.B.

Victoriano Ibáñez Alonso, O.P.

Victorino José (José Blanch Roca), F.M.S.

Victorio (Martín Anglés Oliveras), F.S.C.

Vidal Luis Gómara, O.P.

Vidal Ruiz Vallejo, O.S.A.

Virgilio Edreira Mosquera, S.D.B.

Virgilio, (Trifón Lacunza Unzu) , F.M.S.

Vito José (José Miguel Elola Arruti), F.M.S.

Vivencio (Juan Núñez Casado), F.M.S.

Vulfrano (Ramón Mill Arán), F.M.S.


SIGLAS ORDEN RELIGIOSA

A.A.S.C Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y Caridad

C.C.V. Carmelitas de la Caridad - Vedruna

C.M. Carmelitas Misioneras

C.M.F. Misioneras del Corazón de María

F.H.M. Franciscanas Hijas de la Misericordia

F.M.S. Hermanos Maristas de la Enseñanza

F.S.C. Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle

M.SS.CC. Misioneros de los Sagrados Corazones

O.C.D. Carmelitas Descalzos

O.Carm. Carmelitas. Orden del Carmen

O.F.M. Orden Franciscana - Franciscanos

O.P. Orden de Predicadores - Dominicos

O.S.A. Orden de San Agustín - Agustinos

O.SS.T. Orden de la Santísima Trinidad - Trinitarios

S.D.B. Sociedad Salesianos de Don Bosco - Salesianos

S.M. Compañía de María - Marianistas



Hermanos Franciscanos

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